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LA DIVISIÓN DEL REINO

Durante los años previos a la época de los jueces, Dios le había advertido
primero a Moisés y luego a Josué que el pecado los conduciría a la
destrucción. No fue por causa de factores externos, sino porque se olvidaron
de Dios.

Las causas por las que el reino se dividió fueron las siguientes:

• La idolatría de Salomón: Dios le había advertido a Salomón dos veces


sobre el adorar dioses ajenos (1° Reyes 11: 9), pero no obedeció
(11:10). Por eso, Dios le dijo que le quitaría el reino, pero no durante
toda su vida y que le dejaría una tribu a su hijo Roboam (11: 13).
• La actitud de Roboam: el pueblo estuvo impaciente por causa de los
impuestos de Salomón, pero Roboam, en vez de aligerar los impuestos,
fue de mayor rigor en este sentido, ya que siguió el consejo de sus
amigos jóvenes y no el de los ancianos (1° Reyes 12: 14)
• Celos entre las tribus: principalmente fue el conflicto entre las tribus de
Judá y de Efraín en el norte, si se tiene en cuenta que Josué era
efrainita, Saúl era de Benjamín y David era de la tribu de Judá
GENERALIDADES DEL REINO DIVIDIDO
Algunos aspectos para resaltar de los dos
reinos son principalmente:

El reino del norte tenía por nombre Israel,


aunque a veces se le conocía como
Efraín, debido a que ésta era la tribu de
mayor influencia. Tenía diez tribus, y su
primer rey fue Jeroboam. Contaba con la
región del valle del Jordán y las fortalezas
militares más importantes del reino unido.
Su capital era Samaria. Allí quedaban las
escuelas de profetas de Betel, Gilgal y
Ramá. La adoración de ídolos se daba en
Dan y en Betel. Tuvo nueve dinastías de
reyes diferentes y diecinueve reyes, todos
malos ante los ojos de Dios. El reino
prevaleció unos 240 años, hasta que cayó
en el año 722 a.C. por Salmanasar y los
cautivos fueron llevados a Asiria.

El reino del sur tenía por nombre Judá, y


estaba conformado por las tribus de Judá
y Benjamín. Aunque el reino del norte
contara con más extensión y población,
tenía a Jerusalén, el centro político y
religioso de la nación, y la cual era la
capital del reino. La adoración se daba en el templo de Jerusalén. Tuvo sólo
una dinastía de reyes, todos descendientes de David. Unos fueron buenos y
otros malos, destacándose una reina entre diecinueve reyes más. El reino
prevaleció unos 395 años, hasta que cayó en el año 586 a. C. por
Nabucodonosor, y fueron llevados los cautivos a Babilonia.

Las relaciones entre los dos reinos fueron principalmente de hostilidad mutua,
cuando los reyes de Judá trataron de retomar el control de las diez tribus del
norte. Este tiempo duró unos sesenta años. Luego, Acab y Josafat hicieron una
alianza para combatir a los sirios. Cuando Jehú mató a toda la familia
sobreviviente de Acab (2° Reyes 10), se rompió la alianza entre los dos reinos
y las hostilidades volvieron hasta el 722 a.C, cuando cayó el reino del norte
cayó a manos de los asirios. Asiria, Egipto y los caldeos lucharon durante 130
años hasta el 586 a.C, cuando los babilonios conquistaron a Judá.

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