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LA RENTA
DE LA TIERRA
5 ensayos
Henri Lefebvre
José M. Caballero
Osear González
Werner Kamppeter
primera edición de la renta de la tierra , cinco ensayos
(colección problemas agrarios), marzo de 1983
© editorial tlaiualli
INDICE
PAGINA
PRESENTACION 7
CAPITULO I n
CAPITULO II 19
La Teoría Marxista-Leninista
de la Renta de la Tierra
Henri Lefebvre
PROBLEMAS AGRARIOS Y TEORIA DE LA RENTA
DE LA TIERRA 19
♦DE LA ECONOMIA POLITICA CLASICA A LA
CIENCIA MARXISTA 22
SITIO DE LA TEORIA DE LA RENTA DE LA
TIERRA EN EL CAPITAL 22
BREVE RESUMEN DE LA TEORIA 23
EL DESARROLLO LENINISTA DE LA TEORIA DE
I.A RENTA DE LA TIERRA 26
3
PAGINA
4CAPITULO III 49
. CAPITULO IV 113
4
PAGINA
C A P IT U L O V 129
PRESENTACION
7
de una sociedad? Este problema no tiene solución fácil, pues en
tanto dicho monopolio es ejercido principalmente por una clase
social precapitalista -la clase terrateniente, que subsiste bajo
el predominio del capital-, sus implicaciones rebasan de raíz el
ámbito de lo económico, para incidir en lo jurídico-político. In
cluso abordando el problema desde una perspectiva meramente
económica, se hace claro que dicho monopolio, al presentarse
en el contexto de una sociedad que se mueve bajo la L e y del
Valor, implica una débil composición orgánica de capital para
muy amplios sectores de la agricultura, lo cual condiciona
fuertemente el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Resul
ta así evidente que este problema tiene un carácter eminente
mente histórico, por lo que no puede encontrar solución exclu
sivamente técnica o económica. De ahí la gran importancia del
enfoque marxiste de la cuestión. De acuerdo con Kamppeter
-quien inicia su ensayo precisamente con el análisis de los obje
tivos y fundamentes que guiaron a Marx en su estudio del t e
ma-,^ para éste el ''principal inferes era el de explicar dentro de
la lógica del capital la renta aeílju dó'.', llegando a ía conclu-
sion de que, dentro del capitalismo, "la renta es ..plusvalía
transformada y "ápfopiadiT~por los terratenientes que no afecta
ru a los preciosura" a' la tasa medía de ganancia, ni a Ico sala
rios".
8
i Lm de las diversas formaciones sociales capitalistas. No es ne-
insistir en ello, para comprender que, particularmente
en América Latina, se trata de un problema fundamental, ínti—
iiiiinuiite relacionado con las perspectivas actuales del desarro
lla social y la evolución de la lucha de clases. De ahí que un
m iiiyo como el de Oscar González, cuyo propósito es el de
"i « velar la importancia y contenido del desarrollo agrícola en el
proceso de acumulación de capital en países como M éxico", nos
l'Ki|>orcione valiosas aportaciones para avanzar en la explicación
<i«- numerosos aspectos de nuestra realidad; si bien es preciso
m ll/ilar que, en tanto dicho ensayo ha sido tomado de un traba
jo más amplio en proceso de elaboración (del cual será tan sólo
un capítulo), al ser extraído de ese contexto, muchos de sus
m rialumientos y afirmaciones pueden parecer al lecto r como
fragmentarios y poco fundamentados.
LA EDITORIAL
9
10
CAPITULO I
INTRODUCCION
11
estructura agraria del Sur de Italia, ha habido necesidad de
recurrir a los sociólogos para estudiar la forma en que el obre
ro agrícola de las grandes aldeas puede convertirse en pequeño
agricultor detentador de una explotación individual. Otro ejem
plo: en Hlingría, en la llanura, los campesinos pasan el invierno,
tradicionalmente, en una ciudad agraria (Szeged, o cualquier o-
tra) para después, en la primavera, volver a ocupar sus explo
taciones extremadamente dispersas ("tanyas"). ¿Cómo terminar
con esa tradición, con ese seminomadismo, fijarlos al suelo y
reagrupar en aldeas modernizadas las "tanyas"?. No aludimos a -
qiá sino a estructuras próximas a nosotros. Si hablásemos de A -
sia (de la India, de China, etc.) esto sería todavía más compli
cado.
1Engels, Asrti-DOhring.
12
ilnd decreciente del suelo (los progresos técnicos de la agricul-
lUm moderna han confirmado esta refutación). Marx ha mostra
do que la noción de renta diferencial, introducida por Ricardo,
debía de diferenciar también, en cuanto que existen varias
nulas diferenciales: la renta A, proveniente de diferencias na
turales entre los suelos como la fertilidad desigual, las situa
ciones diversas en relación con los mercados y rías de comuni
cación; la renta B proveniente de diferencias de productividad
«le los capitales invertidos sucesivamente en el mismo suelo. De
acuerdo con Marx, finalmente, a las rentas diferenciales se
agrega la renta absoluta, obtenida por el propietario del suelo
Incluso en caso de que el suelo permanezca en barbecho (im
productivo); esta renta absoluta no tiene, por tanto, ninguna re
lación con el precio de los productos agrícolas, ni con la ga
nancia del agricultor capitalista que invierte su capital en el
•suelo.
13
conoce ni su origen ni su repartición (lo que va a los propieta
rios y lo que va a las diversas categorías de explotadores).
14
\
dirige una empresa industrial y toma en renta tierras que per-
i mecen a un gran número de propietarios pequeños y medianos
que lian abandonado la agricultura . 3
LA APORTACION DE LENIN
4 Lenin, Obras Completas, 4a. Edición Rusa. T . IV, pp. 89-141; T. V, pp. 87-202; T.
X X II, pp.1-89, etc.
15
sólo a sacar la ganancia inedia del capital invertido, sino una
parte considerable y, en ocasiones, la totalidad de la renta, más
los sobre-beneficios permanentes obtenidos, por lo bajo de los
salarios de los obreros agrícolas, por e l bajo costo de produc
ción de empresas poderosamente mecanizadas, por la manipula
ción de los precios en e l mercado, las constricciones y tarifas
aduanales, las condiciones del crédito, etc.
LA Sm JACION EN FRANCIA
17
se encuentran en plena decadencia. Las estadísticas muestran
una baja del ingreso global de los departamentos considerados,
que llega al 7% en 20 años, para el Sureste. Las aldeas se des
pueblan, por razones múltiples (débil natalidad, partidas, emi
gración definitiva). En esta región que, de modo general, se está
empobreciendo, la riqueza se concentra en algunas ciudades en
las que viven los propietarios del suelo que ha sido dado en a-
parcería, o de las explotaciones modernizadas de mayor impor
tancia. Estas ciudades son, simultáneamente, mercados (Toulou-
se, Perpignan, Montpellier, etc.) y centros administrativos. Se
produce, por tanto, un proceso complejo y contradictorio, que
sólo la teoría de la renta de la tierra permite explicar.
CONCLUSIONES
18
\
CAPITULO II
La Teoría Marxista-Leninista
de la Renta de la Tierra
Henri Lefebvre
PROBLEMAS AGRARIOS Y TEORIA DE LA RENTA DE
l.A TIERRA
1o
cuentra un numereso proletariado agrícola. Este „ ,,«,necultives capitalistas) explotados por el nnparmnaíno. 3
alfiluímyp fnwriHtft^vauierit.- en tiumfcr-.;'. _¡ 1 n|,mÍa /iú:: I:), resuitaues analeges. es'tancaiientes, liesigualda
se modifica mfi|ttfítiv>WPfpi aumentando , , ¡,,' (¡1i erencisciones, crisis agraria permanente (a pesar del
calificados, necáracosde tragiayís, etc. ' (iM^ieso técnico), dentro delrn^ ’co ue la crisis gener !•
En seguida vertí amos el estancamiento, la subdivisión de la Ahora bien, este inmenso conjunto de hechos no puode es-
propiedad y la explotación en las otras regiones francesas, so iii-iiiTse ti conocerse, lá explicarse, sin
bre tocio en el oeste y en la mitad del sur. ' Uilu-xtu.JíUjfílTa. 4 íBy que turnarla cuno punto de partida.
I .•agruciaüámente estu teoría es oarticularmeyte, eompleia-M-di-
Las cifras y las gráficas nestrarían, así, que a pesar oel
[J. il. >-<¡pof*p »Y11n’tlastu'o se encuentra en la ultima parte de El
desarrollo de la técnica, de la introciuceión de las maquinas, de
i iipitaTlparte inconclusa), finalmente, parece abstracta, y en
la industrialización ue la gran ex plataeión capitalista, en su
• Itrio es abstrae tu, nano o. 11ag f)^stp»geinm^jeutíficft...otxieti-
conjunto el sector agrícola contiria retrasado en comparación
wiuiientft fundada. Tanto más que el paso no es nada fácil, pues
con el sector industrial. S'in embargo enconlraríamies, aún en
V|| tifa las. teoría, a les hecfaflS^darifiS. Sobre todo
1::-S regiones atrasadas, una cierta concentración oe la propie
dad, en beneficio de una peque!'fu burguesía rural (especialmen ■■"i nli ' { < “ ^ adftl„li°c .ihmBihnfi nisnifc- ^ cdai toneme”
ni 011c „.arx escribió su odra y analizó en,,,l,agl&tetrfi^les .lenc>-
te les "koolaks" que poseen les tractores y otras rnáquitnas y
las prestan por dinero o servicies). Las gráficas y cifras pon niones agraries.
drían así de mauif'iesto, a la vez, la superprociucción y el estan-
Por eso es que aún se oye decir, especialmente entre les
c uniente general, la desigualdad del desarrollo entre las diver
.oeialdamúcratas, que Marx descuidó o ignoró les problemas a-
sas regiones francesas, y las diferencias de clases y de capas
graries y que en consecuencia escapan al ^ ^ xisino. Esto permi
sociales. Estas son las características de la crisis permanente-
to ignorarles u, en el mejor de les cases, tratarles de una mane
de la agricultura, dentro del marco de la crisis general del ca
ra empírica y acientífica. Y esto pernite también con deiasia-
pitalismo.
•m frecuencia acepto les proyectes, planes y porspectivas ca
li lalisias e imperialistas en lo que se refiere al sector agrario
Las gráficas nmtrarían, hasta en las regiones francesas re
•- les países coloiiales o s emicolori ales (subdesarrollades).
tardadas, un desarrollo del capitalismo y su penetración en una
estructura agraria de origen precapitalista, desarrollo que tu na .1 Ilisponemes aquí de dates incompletes y fragmentaries no sistematizades hasta aho
formas diversas a la concentración, a la que se considera con ra, proporcionadas por la FAO, que tiene su sede en Roma, por les trabajes del Con
d e iasiada frecuencia e ano criterio o síntana mico: producción greso Internacional de Milán, octubre de 1954, para el estudio de las zonas subdesa
de legumbres, de frutas, ae leche, ería de ganado, cultives es rrolladas, por diferentes irstituciones nacionales y organismes de investigaciones
científicas y estadísticas. En Italia es donde estes estudies se han desarrollado más
pecializados, etc. En nurnereses cases, importantes explotacio y donde se encuentra la mejor documentación; y ésto, desde luego, no tanto en les
nes capitalistas no necesitan rmás que una extensión liiituoa uc iietitutes oficiales como en les servicies de la Car italiana, de la Federterra y de la
terreno (por e j e iplo la producción de hortalizas). También su sección agraria del PCI.
cede que este aspecto de la producción capitalista se traduce 4¿Es por azar por lo que la sociedad francesa de econonúa rural se ha interesado
loealmente en una reducción de la superficie cultivada de las súbitamente por este problema? Ha puesto en circulación des estudies: Renta de la
explotaciones, acempañada de inversiones considerables sobre Tierra e Ingresos Agrícolas y El Problema de la Renta ae la Tierra. Estudies breves,
confusos, incompletes, que se acercan a Ricardo más que a Marx, pero que manifies
terrenes relativamente pequeños (por ejemplo, región del valle- tan que ya se dan cuenta de estes problemas. Y además, frustrados, pues en Francia,
bajo del Durance y Avignon). Pero encontrarles, al mismo tie m numéricamente, la renta de la tierra, tal como aparece en las estadísticas, no repre
po, la persistencia y la supervivencia tenaces de formas s e ni- senta más del 2% de les iegreses nacionales; lo cual contradice, aparentemente, la
teoría de Ricardo, sobre el aumento de la renta de la tierra. Veremes más tarde el
feudales (les ^Soieres en la parte sur de Francia). error de esta evaluación, que proviene de un error que se comete corrientemente so
bre la noción misma de la renta de la tierra. Para comprender la importancia de es
Supongamos ahora que pudiéramos hacer el mismo trabajo to, hay que piecisar las nociones y ponerlas en relación con la estructura agraria y
su devenir. El trabajo de Jacques Servant (CERES, abril 1953), titulado Tendencias
en una escala mundial y no sólo por lo que se refiere a les paí de la Agricultura Francesa, que contiene una información seria, es un esfuerzo nota
ses capitalistas, sino sobre todo para les paises suboesarroila- ble para la interpretación de los dates numéricas. Sin embargo, carece de armazón
des. Son estes países pred aninantariente agrícolas, cuya agri teórico y simplifica las problemas de la concentración, del desarrollo capitalista en
la agricultura, de la reducción de las superficies cultivadas con cereales, de la pro
cultura en general es atrasada (con excepción de les Sectores ductividad en la agricultura, etc.
2U Z1
DE LA ECONOMIA POLITICA CLASICA A LA
CIENCIA MARXISTA
22
ih t , con Smith, que los precios de estos productos se fijan más
uiiicnos arbitrariamente en el mercado.
5Los textos sobre la renta de la tierra son numerosos en las obras de Marx y
bngels; señalaremos los más importantes: Miseria de la Filosofía, Cap. II, parte IV;
¡ntroau ccim a la C ritica de la Econonía P olítica ; Antl-Dühring, 2a. parte, Cap. IX,
y sobre todo, el conjunto publicado con el título Historia de las Doctrinas Económi
cas.
concurrencia entre los arrendatarios tiende siempre a reducir
relaciones de pr^alcción y de propiedad, que son relaciones
fll parte y _a aumentar la del propietario. En efecto, la libre
sociales históricamente determinadas, correspondientes a un
c°ncurrencia (entre los capitales y los capitalistas) roduce la
grado determinado de fuerzas productivas.
paele dal arrendatario a la ganancia modia de su capital. Pe-
io, ¿.c001o puode pagar la renta, o ^ ás bien, las rentas al
b) Vna vez establecido esto, fücardo tuvo razón ni mostrar
l>r°pietario de la tierra? AquÍ es donde la teoría de Marx se
que el precio en el mercauo de los productos agrícolas está ue-
vuelve aun ^ás c ompleja.
terminado por el costo de procucción de las tierras peores en
cultivo, así c a no de las peor situadas, indispensables pare suo-
veiir la u miianda. La diferencia entre el precio de procucción La agricultura no es un sector o una esfera de la produc
de las tierras mejores y bien situadas y las nenes favora ción social separada del conjunto de la sociedad. No tiene le
bles, constituye una renta diferencial. Esta renta proviene uel yes distintas, separadas; no es un Estado dentro del Estado
hecho de que la productividad del trabajo (el rend úiiento cid (teoría reaccionaria). Los términos: salarios, valor, plusvalia,
trabajo viviente) es ¡¡ás grande en les terrenos mejores y e n les precio, ganancia; tienen el mismo sentido y la misma connotación
más bien situados, aunque la técnica sea igual. A la diferencia objetiva en el sector agrícola que en el sector industrial. La
de los terrenos se agrega la diferencia de les instrumentos y socieoad capitalista es un todo. Y taníñíiivag
les lidies de procucción. iu^ ,-hit.fliC..,to,.i iSfÍfiMJ.tl.ir« *'¥*»■', uji.niu»uü.Aiaari fc^son falsas, ,qp
ticamente.*1 _______ o, Lwexis-
En el análisis, la renta diferencial se divide en dos, cesa
que Ricardo no vio o no vio bien. La renta diferencial I pro objetivamente, que deben
viene de las diferencias de fertilidad de las tierras (siempre ser tetudas en cuenta por el es tudio científico/6En efecto, es
dentro del mismo estado determinado de las técrúcas agríco te monopolio, en manos de una clase (los propietarios de la tie
las) y tembién de su situación más o menos favorable en rela rra, históricamente de origen feudal), tiene consecuencias con
ción con les mercados. En efecto, los gastos de transporte siderables. D:sompeRa el papel de todo monopolio en una. rama
de la producción. imtude oue las canitaleg,,,^^, i,j
también deben ser tomados en cuenta. Pero por otra parte,
el capitalista invierte el capital en la tierra que renta. Ln 1 el sector a-
productividad de los capitales sucesivamente invertidos (de t a t a ^ f ffiiláálaslataguiaklac].de las tasas..de ganancia.
hecho la productividad del trabajo puesta en movimiento por Conserva al sector agrícola en una situación retardataria en
estos capitales) es desiguál y, por otru parte, no necesaria relación con el sector industrial, tanto más que la clase de los
mente decreciente, aunque limitada (por ejemplo, cuando el propietarios de la tierra, parasitaria por esencia, sustrae a las
propietario introduce en su tierra, ya en explotación, una inversiones productivas la mayor parte, si no es que la totalidad
técnica nueva). Estas diferencias constituyen la renta dife de sus ganancias. í lS .a b í r ^ lt a , para la agricultura, una-débil
rencial II (que abarca todo lo que proviene de las diferen comidoalciáii.jaiabkiií^^ (un retardo técnico, y por 1c
cias téc nicas). tanto, de una gran proporción de capital y de trabajo vivo).
ahí Limexceaenim .ptugiaufir,
e) A estas rentas diferenciales conviene agregar la renta la tierra — x~-~endü oara su c u e ñ la T u ^-
absoluta descuidada u olvidada por Ricardo. Es la suma que náncia modia. Así, los precios_^eTos*^^üctos*^gncoTas,^ort
se entrega al propietario por el s imple hecho de ocupar la fléTarmínaefás por su valor (es decir, por el trabajo social modio
tierra que le pertenece, aunque se trate ae una tierra muy necesario). Y sin embargo, p^fT Ui
pobre, que el locatario dejará sin cultivo o que dejará e mío iinylnoción agrícola, ^ t c o a b e l r e g i m e n v e n d i -
pastura natural para los animales. dos_jea Este es el
punto más difícil de la teoría: la acción de la ley del valor no
d) ¿A quién van a parar esas rentas cuyo conjunto cons lo ha destruido v sin.embargo esta limitada por" tas condiciones
tituye la renta fija? Esencialmente d propietario. La botúfi- «ñjecificasclern ionil^^
cación de l& tierra que resulta de las inversiones en la misma
(construcciones, drenajes, irrigaciones; etc.), cae en las mía ii Recordema; que el término "monopolio" no sigrúfica propiedad o dominio de uoo sola
nos del propietario fijo cuando se termina el contrato. Lu persona, sino de una clase o fracción de clase.
24 25
En este breve resumen hay que dejar de lado la extensión,
esbozada por Marx, de la teoría de las formas precapitalistas
de la renta del suelo (rentas fárdales y semifeudales, cano la
de los medieros), lo mismo que otras formas de ganancias agríco
las, por ejemplo, las del pequeño campesino propietario, cuya
situación difiere evidentemente de la del capitalista de la tie
rra. También hay que dejar a un lado las notables extensiones
de la teoría a la -renta de las aguas y de los bosques, a la de
la ganadería, a la del suelo construido y de las minas, y , fin a l
mente las consecuencias en lo que concierne a la ocupación del
suelo, considerada can o capitalización de la renta de la tierra.
Por otra parte, Marx llega por medio del análisis a nociones
(categorías) nuy abstractas y sin enbargo muy objetivas: el va
lor del cambio, la rrercancía en general, etc. De ahí, pasa al
análisis de una sociedad abstracta y sin embargo objetivamente
26
iiimínela, reducida al proletariado y a la burguesía. Abriendo
*</nilino, estudiando la historia y la formación del capitalismo,
luna a la sociedad capitalista en toda su complejidad. Pero es
lilamente al final de su obra y precisamente con su teoría de
In renta fija, cuando comienza el análisis y la exposición de la
iiiK-ieüad concreta, con sus diversas clases y capas sociales.
Cito aun este último estudio (sin acabar) sigue siendo metodoló-
H.leámente abstracto. Marx toma can o hipótesis y como punto
ile purtida al capitalista arrendador, netamente distinto del
propietario de la tierra (de origen feudal), mostrando cómo una
producción capitalista se extendió ya a la agricultura. Bosqueja
mil amente la extensión de la teoría. Por otra parte, encontró
<n Inglaterra una realidad concreta que corresponde casi
i'xactamente a este esquema. Sabía perfectamente que en los
otros países la realidad era más canpleja; y cuando murió c o
menzaba a estudiar una irmensa documentación referente a Ru
sia. Agreguemos que no estudió la renta de la tierra, evidente
mente, más que en las condiciones del capitalismo y de la libre
concurrencia.
7 Principales textc6 de Lenin sobre la cuestión que nos ocupa: Obras Completas, 3a.
edición, Moscú, T. 11 (A propósito de las críticas de Bugalov contra Kautsky ); T. V,
sobre la ley de la fertilidad creciente, e tc...; T. V II; T. XI; T. XIV; cuatro articules
importantes, etc... Se encontrará aqui el resumen de las tesis leninistas sobre la ren
ta de la tierra, dispersas en diversos artículos.
27
te, después de haberlas encontrado en su camino, a las formas
más variadas y más diferentes de la propiedad del suelo; propie
dad colectiva de la c anunidad, del clan, de la tribu, gran pro
piedad feudal o sanifeudal, pequeña propiedad, etc... Las f o r
mas de esta subordinación deben estudiarse en cada caso, en
cada país, en cada situación concreta. Los fenómenos que se
desarrollan en los países coloniales o s emicoloniales reprodu
cen, pero de una manera mucho más precipitada, a los que ac au
parían a la formación del capitalismo y su penetración en la
agricultura.
8 No puedo hacer otra cosa que repetir mi informe al Congreso Internacional para el
estudio de las zonas subdesarrolladas, Milán, octubre 1954, en el que se encuentra
un estudio sobre este asunto en Túnez (el informe aparece en las actas del Congre
so). Sería necesario emprender las mismas investigaciones y ampliarlas en relación
con todos los países de Africa y de Asia.
9 ¿Lis necesario subrayar la profundidad de estas ideas de Lenin formuladas hace más
de cincuenta años y que se aplican admirablemente a lo que sucede en la parte nor
te de la Francia actual? (Ver más arriba, Part. I).
28
I,n tesis según la cual el monopolio elimina completamente la
••mieurrencia, es falsa. Tomemos una hipótesis extrema, como el
.|iir si los capitalistas ocuparan toda la tierra, esto no suprimi-
rln entre ellos una cierta concurrencia en el mercado y en las
inversiones de capitales. Una vez más debemos decir que no hay
que confundir la cuestión de la explotación con la de la pro
piedad. No es necesario decir que, si hay nonopolio, la concu
rrencia queda suprimida. Tampoco es necesario afirmar que si
hay libre concurrencia no debe sufrir ninguna restricción, ha
ciendo imposible todo monopolio. En ninguna parte ha existido
nunca una absoluta libertad de concurrencia; y tampoco puede
decirse que en donde hay monopolio, haya terminado todo para
lii concurrencia; el monopolio absoluto tampoco ha existido nun
ca. La concurrencia y el monopolio se determinan y se limitan
uutu uniente y hay que estudiar sus relaciones en cada situación
concreta.
29
Así pues, se analiza la relación exacta entre la libre concu
rrencia y el monopolio capitalista en el sector agraria Por
consiguiente, pi'pptiAn pr^^piod^d df»i, .smaln nn tiene.nar
dfl íjlP ypr.a«an.i« <tolllanta riifwwiñl,
e l régimen cam teiista. aunque la tierra pertenezca a la nación,
al Estado, a nadie, o al Padre Eterno (esta exclamación irónica
proviene del propio Lenin).
30
!« propiedad, la transferencia no se realiza jamás ca n p leta-
UütuáaElg» que varía según las circunstancias y las re-
litfloiKis de las fuerzas, de las rentas qyec¡a
« t.iii|»ie rm~mftnre del capitalista.
31
(198389
paga a sí mismo, después de haber vendido, si es que puede, sus
productos en el mercado. Su situación puede ser aun peor que
la de los asalariados. 10
33
lista. Su contenido no es ni e l que creían lc6 socialistas de iz
quierda ni el que suponían lc6 campesinos rusos en la época en
que escribía Lenin. ¿ T.a n»r»ínnalización de la tierra? Es el tér -
mino lógico de la revolución dainocraSca burguesa, reclamado
por los radicales, realizado parcialmente en algunos países y
conveniente especialmente para una joven sociedad burguesa,
que no ha desarrollado aún sus contradicciones internas.
Suprime la renta absoluta, pero deia subsistir la
<tef, presto jaia-ésia-iMLJ ia c g - íla iír ij^
(fe su rx nlotacióp-naQEft«nitiL-y-flflpi,tid.iRtfl. Adenás, la nacionali
zación, al suprimir un monopolio, el de la propiedad, y al dejar
subsistir otro monopolio, e l de la explotación, rompe las ligadu
ras del desarrollo de este último monopolio. Es decir, que reali
za las condiciones del desarrollo acelerado del capitalismo, de
su desarrollo "teóric anente puro" (jniy lejo6 de poder acompa
ñar, cano han pensado algunos, un alto desarrollo del capita
lismo y la separación operada por él entre I 06 trabajadores de
la tierra).
34
«m'lón que hubiera entregado a los koulaks, detentadores de
ii*> capitales y del material, las explotaciones socializadas) fue
i'iK'a, para Rusia, la medida económica progresivamente más ne-
i*.«m ia. No hay que olvidar, prosigue Lenin, las notables pala-
i .iii :i de Engels: "Lo que es falso en un sentido económico f o r
mal, puede ser verdadero en el sentido histórico universal". E n -
tí< ls formuló esta profunda tesis en relación con e l socialismo
uiópico y la idea de justicia: "Importa -agrega Lenin- recordar
in tesis profunda de Engels, cuando se quiere apreciar la uto
pía populista o trudovique... El democratismo populista, falso
"a un sentido económico, es una verdad en el sentido histórico;
inlso cano utopía socialista, este donocratismo es una verdad
<i" la lucha históricamente determinada de las masas campesi
nas". 12
Ifl junción y 1 » r e fn r m ^ fl^ iuáaT-madknas.M
xtue
•lebeñ tañarse en condiciones determinadas,
ema_cacmesmo: por el contrario, 1y,.,,pireeoto)l<.fln..
iujs claros^ desarraigándolo de DrolQnmcituae&a^M^suaeiaMffitBQies
q c^nuritenps. ¿Por qué? P ^ q u e suprimen la renta
absoluta, dejando subsistir la renta diferencial, y ajamt«jBSÍ
<■1 camino á r m iBSlism.0- .agrario,
U^TTcuiaks (que es, repe
limos, e j J U U C M o n ) . Así, se presenta inmediatamente
el problema de una limitación a este desarrollo, y de una
transformación; problema d ifícil...
35
briendo las más amplias perspectivas, el desarrollo de la pro
pia sociedad capitalista. En otros términos, Lenin, por un la
do, toma en cuenta, las ideas can o fuerzas, y por otro, in
vita a abandonar e l punto de vista de estas ideas abstractas,
para adoptar el del conocimiento objetivo del devenir, que es
el de la ciencia, y coi acide con los intereses del proletaria
do.
exisTátai - ¿Cómo
limitar esta libertad sin limitar el derecho de propiedad o
sir. abolirlo? (por otra parte, como ya lo hizo notar Marx. J a ,
i a e o )||t¡y f l C ampfi&in n - r.]nir4*h. ^ua.,..l,a naattgU itu i.a a -^ ^ g t.i.1; ,|^*¡..g g-
pitales para la compra de tierra ha sido e l p;p,hP
para el^S^arrollo**“seon~^fc7)"J3eTcarLiL.esiDado,„mp.diancx„y...pq-
quefti^ sickj los niedioa^u^kurnias
empleadas por eL-oapi
la pequeFia propiedad a su libre Denelragió p - ^
raT lí ni cuánto á l"c ré d ito , tan rec 1aff^ dQ,pGr^lasr^^m ptiSÍuos.
esÜa e s ^ e ^ S O T e ñ | p"TS '/¡fí ....,
que sea la forma que terne la institución de crédito.
36
i. ir«saüo6» Aunque se b en eficie con la negada de capitales y
' mi su c ¿ P etenciü’ Pro PÍedad privada de la tierra impide
•ú/t libre concurrencia, paraliza los movimientos de los capi-
nh-s impide nivelación de las ganancias y la formación
!í/íu’ gana[‘cia media.
37
ciencia le podría adjudicar, sino en los sentidos en que las
condiciones objetivas y aproximadamente conocidas determinan
sus proporciones. Poco importa, por lo demás, la forma
material de la superganancia en la agricultura. El propietario
de la tierra no consume más trigo o azúcar que los otros
hombres, no consume e l trigo o e l azúcar que se produce en
sus tierras. Lo importante es que la superganancia realizable
en mercancías y en dinero sea más considerable, en relación
con el capital, en la agricultura que en las otras ramas y
que este excedente no caiga en manos de la masa general. La
rpnt» «b spiu ta||no resulta _de J a . camposiciéuwflrgánic a,. ampia
J g S s ^ t ó í i ^ a n p c s i c i ó n orgánica permite s ^ -
mfcnte la recolección ■Drevk...de^la...jeata ^ a b s o l ^ la cual
proviene de la propiedad privada de la tierra; he ahí e l e le
mento de monopolio.
El superproducto agrícola, como todo superproducto, es
realizado en el mercado (cambiado por productos industriales,
etc.) para convertirse efectivamente en plusvalía. Y es dentro
del conjunto de la sociadad donde el propietario de la tierra,
presenta una característica que le presta la sociedad, aunque
ésta lo niegue, en nombre del principio sagrado de la propie-
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Por otra parte, la renta absoluta no puede desaparecer,
ini< Miras subsista la propiedad privada de la tierra y e l dere
cho (jurídico) de la propiedad de la tierra como medio de
imithicción. Que e l propietario sea o no de origen feudal, que
•o distinga del explotador capitalista y entre en con flicto
culi M, o que se coluda y se confunda con él, contitúa,
míenirus es propietario, presentando a la sociedad una carac-
in ls iic a que l e debe pagar de acuerdo con sus propios prin
cipios (sus superestructuras jurídicas).
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La relación de las fuerzas tiene, pues, una importancia
considerable, y sobre el plan político es ca n o se va alcan
zando cada vez más la determinación económica. El peso, la
importancia política de los propietarios de la tierra, desem
peña pues un papel. La propiedad de la tierra, es decir, la
renta absoluta, ha recibido en Francia golpes muy duros; des
de la revolución d emocrático-burguesa, hasta las decisiones
tañadas después de la liberación en favor de los medieros y
arrendadores. Pero ha sucedido que después de cada derrota
los propietarios han logrado volver a levantarse y a retardar
más o menos las medidas progresistas que se han tañado con
tra ellos. Por lo tanto, el problema de la renta absoluta, en
Francia, exigiría un examen profundo que actualmente es di
fíc il de emprender.
40
ituiu o a la misma sociedad capitalista). De todas formas, la
i io| icoao privada de la tierra no cesa de funcionar. Los
i iii| ktarics de la tierra se reconstituyen perpetuamente, c o
mí prolongación o no de la clase feudal, que exigen una ren-
ui insoluta y parte de las rentas diferenciales. Sin embargo,
en otros casos, las fusiones operadas han dado por resultado
.¡ni' se confunda la renta absoluta con las rentas diferenciá
i s , las ganancias y Jas superganancias capitalistas, en la ca
li goría de una ganancia máxima.
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intereses del capital invertido, etc., la tasa de la ganancia
media. les ea y no pueoe dejar de desearla, la ganancia máxi
ma. Sin enbargo, la ganancia media no ha cejaoo de existir.
Objetivamente, se forma una media entre las ganancias capi
talistas; pero el capitalismo de monopolio no puede conten
tarse con esta tasa media (Stalin). La ganancia media se con
vierte en el límite inferior debajo del cual la producción ca
pitalista se hace imposible (Stalin).
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polio, precedió en cierto punto al capitalismo d e monopolio,
es decir, al capitalismo actual. Téngase en cuenta que esto
no debe hacer olvidar que, en la agricultura tradicional, las
trabas al desarrollo de las fuerzas productivas, provenían so
bre toco de las supervivencias feudales, es decir, de las re
laciones de producción y de propiedad anteriores al capita
lismo, en el interior del cual se desarrollaron las relaciones
de producción propiamente capitalistas. El monopolio (históri
camente precapitalista) de la propiedad de la tierra, repre
sentaba así una contradicción en el seno del capitalismo, en
el interior oe su propia base, es decir, no solamente entre
las superestructuras jurídicas y la base, sino también entre
las relaciones de producción y las fuerzas productivas.
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aspiraciones nacionales de la burguesía industrial en la; paí hIendo los hechos esencialmente c emplejos y contradictorios,
ses coloniales y sernicoloniales. Pero apartemos aquí estas debemos cuidarnos de establecer un criterio único y absoluto.
cuestiones que sobrepasan nuestro problema. Lo esencial a 1.1 concentración de la propiedad es un elemento importante
quí, para nosotros, es que el capitalismo de monopolio y la del estudio, pero está lejos de ser el elemento exclusivo.
ley de la ganancia inaxima no han suprimido la renta de la liemos visto hasta qué punto la concentración de la explota
tierra ni sus leyes. En cuanto a los conflictos, tienen lugar ción difiere de la concentración de la propiedad. Esta refle
en el interior del capitalismo monopolizador, que entre el ja el primer monopolio, la concentración de la explotación
capitalismo y las supervivencias de épocas históricas anterio refleja el movimiento del segundo monopolio. Además, la inver-
res (aunque por lo que se refiere a algunos países atrasados, :áón del capital, criterio objetivo principal del desarrollo del
habría que hacer reservas respocto a esta afirmación, de mo capitalismo en la agricultura, puede hacerse sin que haya ne
do que, con prudencia científica, debemos evitar convertirla cesariamente concentración de la propiedad y de la explota
en absoluta). ción.
La del hiircpiá0 **n l7pijn" ip y H,'rpp- Por lo que se refiere a la renta de la tierra, las cifras
oficiales son las siguientes 15:
precios agrícolas, no destruye establearía. Es cierto que en
los manentos de crisis aguda el capitalismo industrial trata
de arrojar todas las dificultades sobre el sector agrícola, ^
bre las masas trabajadoras (campesinos y otros) y del mismo Ganancia Ganancia Ganancia
golpe, en parte, sobre les restos de la clase de propietarios Ganancia de los de los de los
de la tierra. Pero, cano veremos nmás adelante, la,,.fijación Affc. agrícola propietarios asalariados explotadores
" gtáfl" lns precios agnffqjps- deifl sitio nára la renta
absolajfi, P-am las rentas, diíerenciales y para que se persiga 1950-51 1,200 120 175 905
la ganancia máxima por parte del capitalismo agrario, sobre 1951-52 1,370 155 205 1,010
todo por lo que hace a los capitalistas ligados a los mono^ ^
lios industriales y financieros. 1952-53 1,500 160 215 1,125
1953-54 1,545 150 225 1,170
El hecho de que las cuestiones económicas intervengan
cada vez más en el plan del Estado político y también en las
relaciones de fuerza entre los monopolios no invalida las le
yes de la econosúa capitalista monopolística. Por el contra Sabemos ya que estas cifras son aproximadas, fundadas
rio: el Estado interviene para protager el funcionamiento de sobre una evaluación anterior del valor "locativo" de las tie
estas leyes y cuando más, para limitar los estragos. Estado rras. Notamos además que, aun dentro de este evaluación, la
de clase, expresión de la burguesía y de los monopolios bajo renta de la tierra de los propietarios, escasa en canparación
la apariencia (nada insignificante y aun importante cano tal) con los iagresos nacionales globales, es fuerte, en relación
de la democracia, decide los conflictos en el interior del con los iagresos de la agriculfura. Hecho significativo: bajó
conjunto de la sociodad. Sirve a les monopolios nmás fuertes y mucho después de la liberación (en 1945-46 fue de 15 mil mi
cuando hay necesidad impone límite a sus pretensiones, cuan llones dentro de un ingreso agrícola de 395 mil millones; en
do éstas son exageradas y ponen en peligro al conjunto. 1946-47, 40 mil millones, dentro de un ingreso agrícola de
690 mil millones). Hespués se restableció y se fijó en cerca
Todos estos hechos y fenómenos, económicos y políticos,
del 10% de los iagresos agrícolas.
forman parte integrante de la crisis general del capitalismo,
de la cual la crisis permanente de la agriculfura es sólo un Pero estas cifras sólo nos dan una imagen insuficiente
aspecto, indisolublemente ligado al conjunto.
de la realidad. El valor locativo de las tierras, aun teniendo
c) En función de este análisis teórico podemos examinar
15 Tomado de Estudios y Situaci^tés, Oct, 1954, p. 909 y Die, 1954, p. 1,081.
ahora los datos numéricos. Observemos primeramente que,
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en cuenta la parte que va a los propietarios explotadores,
como parte de su ingreso, no es más que una fracción de la
renta de la tierra global. La evaluación no toma en cuenta
les rentas diferenciales que van a les explotadores capitalis
tas. No considera pues, más que la renta absoluta y la parte
de la renta diferencial que va al propietario nacional. Des
cuida lo que algunos economistas burgueses conocieron muy
bien bajo la denominación de "renta técnica".
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mucho entusiasmo, por ejanplo,
11 l a ausencia de ventajas recibidas
i ni el conjunto de la sociedad (y principalmente por los tra -
hujudores por e l aumento de la productividad y de la pro
ducción en la agricultura, etc...).
18 Lo que vio J. Servant en el estudio citado anteriormente. Pero no vio que el movi
miento del valor de las tierras no refleja más que de manera imperfecta les fenóme
nos. Fl J [-r pp pfifflffjnentn 1° n gq ^H t .,-1 1... t i ™ " - - I . t i -
!'»■.Cnn-asto iiraoviliz^fa jgfrflp iy ii. Este es un hecho nuevo y de gran importancia.
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las regiones atrasadas de la parte sur de Francia, aunque la
propiedad de la tierra haya conservado frecuentemente posi
ciones fuertes, la población es débil y por lo tanto también C A P I T U L O 111
lo es la concurrencia. Aunque abrumadora para el pequeño a
rrendador, la renta baja a des quintales por hectárea y a
veces menes. Asciende hasta cerca de la renta absoluta, que
se podría evaluar, óe manera provisional, ca io en 4,000 fran
cas por hectárea en Francia, de manera muy aproximada.
N o t a s S o b r e la R e n ta d e la T ie rra
Para profundizar este estudio sería necesario, repetimes,
emprender nuevas investigaciones científicas. Nes basta haber José M. C a b a lle ro
demestrado que la cofiguración actual de la agricultura trabajo es el resultado de ni experiencia en el dicta
francesa se explica por la tecría marxista-leninista de la ren
do durante tres semestres de un curso de Economía Agraria. U-
ta de la tierra y sol asiente por ella. Qle, por consecuencia,
mi parte importante de esos cursos fue dedicada a estudiar la
esta tecría, científica, objetiva, ha sido verificada, siendo
Teoría de la Renta de la Tierra en sus formulaciones ricardiana
claro, por les heches, que permite hasta la previsión.
y marxista.