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HISTORIA DE LA EDAD MEDIA

El gran dominio puede ser definido como la unidad básica de producción y la


estructura de dominación de las personas, predominante en la Alta Edad Media. Era un
sistema bipartito, en el cual se explotaba el suelo en dos partes, la primera de manera
directa por parte del dominus, llamada reserva o manso señorial, y la segunda de manera
indirecta, basada en el arrendamiento de tierras a tenentes, a cambio de renta en dinero,
especie o corvea (forma de pago en trabajo al señor por el usufructo de la tierra), llamada
manso o masserizio. Estos tenentes podían ser libres (ingenuiles), esclavos o libertos, y Comentado [HG1]: Este era el nombre del conjunto de los
mansos, no?
su condición los diferenciaba en su tasa a pagar. En palabras de Rouche, fue la respuesta
a un contexto de posesiones dispersas y un esclavismo en decadencia (1988: 455).

La organización de este sistema es muy variable, dependiendo esa variabilidad de


la región donde este aplicado. Se pueden diferenciar tres tipos de dominios: el primero
lleva el nombre de akker, o curtes pioneras, que eran parcelas, en zonas sin cultivar, cuyos
ingresos provenían de la producción silvopastoril (integrando árboles, forraje, recolección
y el pastoreo) que iban directamente al propietario. La segunda variante, el kutter, se
basaba en grandes masas de tierras arables, pertenecientes (por compra o intercambio) a
un mismo dueño, el cual creaba tenencias dispersas en las zonas boscosas y pantanosas.
La explotación directa se realizaba con mano esclava, y con la participación de los
tenentes, por la corvea que pagaban algunos días del año.
Por último, el tercer tipo es la villa, el cual era un sistema de explotación agrícola,
de al menos cien hectáreas, y que podía reunir hasta miles, donde la concentración de
tierras era combinada con la proximidad de las tenencias a la reserva, para facilitar el
pago de la corvea. La reserva, tambien llamada manso señorial en este caso, podía agrupar
prados, bosques, tierras arables, viñeros, además de edificios de explotación como
bodegas, cervecerías, molinos y graneros.

En torno a la rentabilidad del sistema domanial surgió un debate por parte de


Toubert frente a la tesis minimalista. Esta última, sostiene que la producción domanial
tiene una tasa de rentabilidad baja, con tendencia a la autarquía, causado principalmente
por el papel social de la aristocracia como una clase sobreconsumidora de bienes
exóticos/de prestigio.

Esta escuela sostiene, en primer lugar, que el sistema curtense se desarrolló en


contexto de estancamiento demográfico, además de una baja densidad poblacional, entre
los siglos VIII y X. Ambas ideas se sostienen, por un lado, por las modestas y
excepcionales campañas de colonización y desbroces acontecidos durante el Imperio
Carolingio, que habrían sido en su mayoría dentro de los dominios ya explotados, o con
intencionalidad política, como lo fue el caso de la colonización franca de áreas periféricas
de su Imperio. Y por el otro lado, por la existencia de mansos abandonados/desocupados,
mansi absi, además de documentos polípticos de origen domanial, como el de Saint-
Victor en Marsella, que marcarían consecuencias demográficas por invasiones, a partir
de mediados del siglo IX.

En el orden económico, a partir principalmente de los estudios de casos hechos


por Edouard Perroy en Saint-Germain y la abadía de Elnone, la escuela minimalista
sostiene que el beneficio del sistema domanial yacía principalmente, en las prestaciones
en mano de obra que les brindaba la corvea, permitiéndole al señor la explotación directa
de la reserva, lo que conocemos como conlaboratus, mientras que la renta supondría un
ingreso marginal. Todo excedente de producción no era para una economía de mercado,
ni para su reinversión si no, como había adelantado, iba dirigido para asegurar el nivel de
vida y la distinción social del dominus, entendido como un agente parasito.

A estos postulados, Toubert buscó hacerles los correctivos pertinentes, a partir de


investigaciones más recientes. En primer lugar, afirma que no se puede seguir sosteniendo
la idea de estancamiento demográfico, ya que los últimos estudios dan cuenta de un

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crecimiento a largo plazo, inclusive desde el siglo VII. Además de que, aunque se
reconoce la existencia de hambrunas y escasez, empieza a existir, como quedó registrado
en los capitulares de Carlomagno, la intención del poder público para remediar estos
problemas y sus efectos, a partir del s. IX. Y sobre esto, otro fenómeno importante es la
existencia de mansos sobrepoblados, que puede verse no solo en Francia sino tambien en
el norte de Italia y en Renania. Por lo tanto, los mansos vacíos se contrarrestan con la
existencia de otros sobrepoblados, no olvidándonos con que un inventario que registra un
dominio con mansos vacíos, es una «foto» estática de ese momento, que no determinan
si tal fenómeno seguirá de ese modo.

Tambien el proceso de poblamiento, desestimado por los minimalistas, da cuenta


de estos fenómenos demográficos por la amplitud de las roturaciones, tanto en zonas de
colonización creando curtes enteras, como en la Marca Hispánica, o en el interior de
territorios ya habitados donde se sacaba provecho a los espacios sin cultivas de la reserva.

En cuanto al orden económico, frente a las tesis minimalistas, Toubert sostiene


que por un lado, la principal fuente de beneficio no es la explotación directa de la reserva,
y que por el otro, si hay una búsqueda de mayor rentabilidad en el sistema domanial. En
varias regiones del Imperio, como Italia, el ingreso en dinero podía constituir buena parte
del beneficio del dominio. Estas fuentes de ingreso derivaban de la construcción y
mantenimiento de dispositivos técnicos, como el molino y las cervecerías, ligados a la
capacidad de inversión. Estas inversiones, afirma Toubert, acrecentaron la tasa de
rentabilidad del masserizio, lo que va de la mano con otro fenómeno que nombramos en
el punto anterior, una tendencia a parcelar espacios sin cultivar de las reservas
dominicales en favor de los mansos. Esta etapa de «maduración del sistema curtense», en
palabras del autor, siguió una lógica racional de favorecer el beneficio indirecto, junto
con un mayor control de la clase señorial sobre los campesinos.

Lo que quedaría por añadir, frente a las tesis minimalistas, es que el sistema
domanial tiene intercambios, y es dinámico. Como afirma Rouche, a pesar de poder tener
un ideal autárquico, el gran dominio no podía serlo, por lo imposible que era abastecerse
de importantes productos sin comprarlo en el exterior, como la sal y el hierro. Según este
mismo autor, esto obligó a la salida de la «agricultura de subsistencia» llevando a la
inversión en innovaciones técnicas para aumentar el rendimiento (1988: 452). Viéndose
aquí una relación entre las posturas de ambos autores tratados.

2
Bibliografía:
ROUCHE, Michel “La acumulación primitiva (siglos VI-IX)”, en Robert Fossier, La
Edad Media, Barcelona, Crítica, 1988, t. I, cap. 11, pp. 431 a 475.

TOUBERT, Pierre, "El régimen domanial y las estructuras productivas en la Alta Edad
Media", en Castillos, señores y campesinos en la Italia medieval, Barcelona, Crítica,
1990.

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