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José Gregorio Hernández

El médico de los Pobres

José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el seno de la familia


de Benigno Hernández y Josefa Cisneros, en la localidad de Isnotú, en el estado
Trujillo. Tuvo cinco hermanos. (María Isolina del Carmen, María Sofía, Cesar
Benigno, José Benjamín, Josefa Antonia)

Aunque quería ser abogado, su padre lo motivó a estudiar medicina. Se graduó


en Caracas a los 23 años “con las mejores notas y los mayores honores”. Luego fue
enviado por el gobierno venezolano a estudiar en Francia y Alemania, de donde llevó a
su país los mayores adelantos científicos y modernizó la medicina local. De hecho, a su
retorno, se convirtió en profesor universitario, “incluso de sus propios profesores”,
por ser el único que conocía el manejo de los nuevos instrumentos médicos.

Hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el latín; y


tenía conocimientos de hebreo, era filósofo, músico y tenía además profundos
conocimientos de teología.

Como médico, atendía a todos, con una caridad que la Arquidiócesis de Caracas
describe como “inagotable”: “A los que no podían pagar los recibía, atendía gratis y
hasta les daba dinero para que compraran la medicina. A todos los pacientes les
aconsejaba y les hablaba de Dios. Eso lo hizo muy cercano a los enfermos”.

Ofreció a Dios su vida a cambio de la paz y el fin de la guerra. Un día después de


la firma del tratado de paz en Versalles, el 29 de junio de 1919, aproximadamente a las
2:00 pm, el "Médico de los pobres" fue impactado por un auto marca
Hudson conducido por el caraqueño Fernando Bustamante Morales, mecánico y
vecino de la zona. El conductor, junto a un acompañante, lo trasladaron al Hospital
Vargas. Sin embargo, Hernández falleció después de llegar al centro asistencial.

El Vaticano declaró al venezolano, en 1972, "Siervo de Dios", primer título que


se otorga a una persona postulada a un proceso de canonización. Dadas sus virtudes
cristianas, el 16 de enero de 1986 el papa Juan Pablo II firmó el decreto mediante el
cual lo calificó como "venerable", segundo título en el camino hacia la santidad. El
sumo pontífice consideró que el doctor Hernández posee "Fe, Esperanza y Caridad
para con Dios y el prójimo", virtudes heroicas que lo hacen digno de veneración por la
feligresía.

En 1974, la institución científica creó un reconocimiento denominado "José


Gregorio Hernández", el cual le tiene como objetivo ofrecer a los médicos beneficiarios
cursos de postgrado en los campus de Oxford y Cambridge, ambos ubicados en el
Reino Unido. La beca se estuvo otorgando hasta 1995. En 2018 fue retomada por la
Academia, en alianza con el Pembroke College de la Universidad de Cambridge.

Fue declarado Venerable en 1986, por el entonces papa Juan Pablo II.

El primer milagro de José Gregorio

El 10 de marzo de 2017, Yaxuri Solórzano, entonces de 10 años, recibió un


disparo de escopeta con múltiples perdigones detrás de la oreja derecha. Viajaba en
moto con su padre y unos delincuentes pretendieron robarlos. El hecho ocurrió cerca
de donde vivían, en el estado Guárico, en los llanos venezolanos.

Desde el comienzo llamó la atención que, pese a que, según el parte médico,
había tenido una “marcada pérdida de masa encefálica, de sangre y huesos”, la niña
ingresara al primer centro de salud en el que estuvo –de varios que tuvo que visitar
para ser operada, por falta de neurocirujanos–con una escala de conciencia estable.

Mientras era sometida a una operación de cráneo, un día después del accidente,
su madre imploró a José Gregorio Hernández su intercesión ante Dios por la salud de
su hija. Ella dice que sintió una mano sobre su hombro y una voz que le decía: “¡Todo
saldrá bien!”.

Su recuperación fue satisfactoria. Transcurridos 20 días después de la


intervención, le dieron de alta. A juicio del neurocirujano que la operó, el milagro
comenzó a evidenciarse cuando a la semana de su egreso, la niña caminaba “sonriente
y sin preocupaciones”. Se esperaba que, de sobrevivir, quedara con discapacidad
motriz, lingüística, pérdida de memoria y visión. Nada de eso sucedió.

El 9 de enero de 2020 que el presunto milagro atribuido a la intercesión del


Venerable había superado la prueba médica vaticana. Unos meses después, el 27 de
abril, la consulta teológica en la Congregación para la Causa de los Santos ratificó lo
extraordinario del hecho y la recta invocación por parte de la madre de Yaxury
Solórzano. Finalmente, el 19 de junio, el papa Francisco hizo pública la decisión de
aprobar y decretar la elevación del venerable a beato de la Iglesia.

Monseñor Tulio Luis Ramírez Padilla, como vice postulador de la causa, lo que
la Iglesia debe hacer es seguir impulsando los “valores humanos y cristianos” que
caracterizan al médico de los pobres pero es necesario impulsar la correcta devoción
de nuestro beato.

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