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Capítulo 4: Teoría del conocimiento

1- Algunas nociones sobre el conocimiento en general


Una captación puede ser una conceptualización y no solamente una percepción sensible, es decir,
a través de los sentidos. Por ejemplo, yo puedo percibir un triángulo de mi vista, pero también
puede concebirlo intelectualmente como una figura de tres lados. Una percepción de un kilógono
(una figura de mil lados) es algo difícil de percibir con los sentidos, pero puedo concebirla y,
eventualmente realizar una observación compleja y una medición de los mil lados de una figura.
Al mismo tiempo, captar a través de la percepción sensible un triángulo como figura de tres lados
supone reconocerlo, a partir del conocer previamente, conceptualmente, el significado del
triángulo. Al referirnos a “significado” estamos ya incluyendo a los signos y al lenguaje en general
como elemento con configura nuestra percepción de un objeto. Esto nos llevara a ver que no
existen los hechos puros, sino que los mismos siempre son percibidos de determinada manera, en
función de conocimientos previos, en el contexto de una teoría determinada o de un contexto
lingüístico determinado, es decir, en un sistema. Como expresa Norwood Russell Hanson: ““Los
hechos” surgen aquí como las posibilidades que tiene el mundo de ser descrito en un lenguaje
disponible; posibilidades que estarán en todas partes tan “cargadas de teoría” como las propias
descripciones han demostrado estarlo”.
2- El sujeto pasivo y el criterio de verdad
Si consideramos el conocimiento como una relación entre un sujeto y un objeto, cabe preguntarse
cuáles son las características de tal relación, cuál de los dos términos relacionados es que la
determina, como origina, etc. En ese sentido, si afirmamos que el objeto determina al sujeto, que
este último solo reproduce algunas características o propiedades del primero, estaremos haciendo
una afirmación realista. Es decir, consideramos al objeto como algo acabado o definido y que el
sujeto no forma parte de su construcción. Tal es el caso del realismo ingenuo que considera, desde
el punto de vista del sentido común, que las cosas son tales como las percibimos. El realismo
crítico, en cambio, considera que ciertas cualidades de las cosas actúan sobre nuestros órganos
perceptivos provocando que tengan tales o cuales propiedades por lo que puede haber errores de
percepción. Es decir, puede suceder que las cosas no sean exactamente como las percibimos. Pero
ambas formas de realismo conciben al sujeto como un elementos pasivo que solo percibe los
estímulos del exterior.
Podemos traer a contexto tres filósofos que explicaron el fenómeno del conocimiento: Renato
Descartes (1596-1650), David Hume (1711-1776) y John Locke (1632-1704). El primero de ellos
formo parte de la tradición filosófica racionalista conforme la cual el origen del conocimiento
cierto o verdadero, se hallaba exclusivamente en la razón pues cualquiera cualquier dato
preveniente de los sentidos podría resultar engañoso. Hume, en cambio es considerado un filósofo
empirista y sostenía que los conocimientos relativos a las cuestiones de hecho no podían provenir
si no de la experiencia. Es decir, apoyaba la tesis de que todos nuestros conocimientos se originan
en los datos de los sentidos que marcan nuestra mente originan idead que luego asociamos
formando diferentes combinaciones. El tercer filósofo propone la idea de que la mente es una
hoja en blanco sobre la que se imprimen los datos sensoriales dando lugar a las ideas con las que
pensamos. El sujeto era determinado por el objeto, es decir, el sujeto simplemente se
“acomodaba” a algo que advenía desde el exterior.
2.1- El sujeto característico: desde la duda a la evidencia racional del cogito
En el caso de Descarte, el objeto de conocimiento esta constituidos ente todo por ideas innatas, es
decir inherentes al sujeto, las cuales son puestas en la mente (o el alma) por Dios al momento del
nacimiento y solo pueden ser reconocidas a través de la razón. Distingue las cualidades de la cosa,
de la cosa misma. La cosa es como el soporte o el sustrato de las cualidades en tanto las une.
Descartes no llega a ver esa “idea” que tiene un contenido, funcional en realidad como una
categoría, una forma, con la que el sujeto ordena los datos sensibles, como si lo explicara Kant.
Tomemos, por ejemplo, este pedazo de cera que acaba de ser extraída de la colmena; no ha
perdido aun la dulzura de la miel que contenía, conserva todavía parte del perfume de las
flores de que fue hecho, su color, su figura, su tamaño, son manifiestos; es duro, es frio, puede
ser tocado y se lo golpea produce cierto sonido. En fin, se encuentra en él todo aquello que
puede hacer conocer distintamente un cuerpo.
Pero he aquí que, mientras hablo, lo acercan al fuego: los restos de sabor se disipan, el
perfume se desvanece, su color cambia, su figura se pierde, su tamaño aumenta, se vuelve
líquido, se calienta, apenas se lo puede tocar, y aunque se lo golpee no producirá ningún
sonido. ¿Subsiste la misma cera después de este cambio? Es preciso confesar que subsiste y
nadie puede negarlo. ¿Qué es lo que se conocía, pues, con tanta distinción de este pedazo de
cera? Por cierto, no puede ser nada de lo que he observado por medio de los sentidos, porque
todas las cosas percibidas por el gusto o el olfato o la vista, o el tacto, o el oído; han cambiado
y, sin embargo, subsiste la misma cera [...] No concebimos los cuerpos más que por la facultad
de entender que hay en nosotros, y no por la imaginación ni por los sentido y no los
Conocemos porque los vemos o tocamos, sino solamente porque los concebimos mediante el
pensamiento...
2.2- Conceptos de criterio, criterio de verdad y el criterio de verdad cartesiano
Paro lograr un conocimiento de tal tipo, Descartes propuso un criterio de verdad especifico. Un
criterio es una instancia que permite distinguir una cosa de otra. Los valores son criterios para
distinguir lo bueno de lo malo. Los principios de justicia permiten distinguir lo justo de lo injusto.
El derecho positivo (puesto por el Estado), mediante las leyes, establece criterios para distinguir lo
lícito de lo ilícito, en tanto las leyes establecen que algo está prohibido o es obligatorio. Lo que no
está prohibido o es obligatorio, está permitido. Un criterio de verdad es un tipo de criterio que
permite discernir en nuestra mente aquellas ideas verdaderas de aquellas falsas. En el caso de
Descartes, él propone tomar como criterio de verdad la evidencia racional, tomada del
conocimiento intuitivo propio de la matemática para distinguir las ideas verdaderas de las falsas:
una idea es evidente cuando es clara y distinta. Esta significa que esa idea se presenta de modo tal
a la mente que podamos negarla y que no podamos confundirla con otra cosa. Distinción significa
que algo se puede distinguir o analizar o separar de otra cosa, lo cual permitirá captarlo
claramente. En consecuencia el criterio de verdad cartesiano es la evidencia racional o “la claridad
y la distinción”. Tal es la primera regla del Discurso del Método, obra en la siente los principios o
reglas que debe seguir la mente para llegar a un conocimiento verdadero o indubitable:
Creí que tendría bastante con los cuatro siguientes (principios), supuesto que ya tomase una
firme y, constante resolución de no dejar ni una vez de observarlos.
El primero era de no recibir jamás ninguna cosa como verdadera que ya no la conociese como
tal: es decir, de evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención; y no comprender en
mis juicios nasa más de lo que se presentara a mi espíritu tan clara y tan distintamente que no
tuviese ninguna ocasión de ponerlo en duda.
Esto significa que un conocimiento solo puede ser considerado como tal si es verdadero y será
verdadero solo cuando se presente a la mente (no a los sentidos) y no sea confuso u oscuro; se
deben imponer a la mente con evidencia. Por eso, el método de Descartes tendrá varios pasos
principales de las cuales consistirá en analizar los objetos en tanto ideas compuestas, es decir,
desagregarlos en sus partes hasta llegar a ideas simples que se pueden captar con claridad, es
decir, hasta que resulten evidentes para la razón. Los pasos de la duda o duda metódica son un
ejemplo de esa aplicación que realiza Descartes en las Meditaciones Metafísicas, la cual reafirma
el criterio de verdad.
2.3- El empirismo de David Hume y la crítica a la noción de causalidad. Impresiones e ideas. El
criterio de verdad de Hume
Frente a la tradición racionalista surgió otra de igual importancia, la empirista, corriente
presentada pro David Hume siguiendo en muchos aspectos los pasos de John Locke. Consideraba
que todos nuestros conocimientos, incluso los más abstractos, provenían finalmente, de la
experiencia. Es decir, para Hume, no contamos con ningún conocimiento previo que la razón deba
descubrir sino que en la mente se imprimen los datos provenientes del mundo externo y son
introducidos a través de los sentidos.
En efecto, Hume afirma que todas las ideas que poseemos provienen, en primer lugar, de los
sentidos y luego de la combinación de esas ideas primarias. De ahí que establezca la distinción de
todas las percepciones de la mente en términos de impresiones e ideas:
Todas las percepciones del espíritu humano se reducen a dos clases distintas, que llamaré
impresiones e ideas. La diferencia entre ellas reside en el grado de fuerza y vivacidad con que
afectan al espíritu y penetran en nuestro pensamiento o conciencia. Podemos llamar
impresiones a aquellas percepciones que penetran con mayor fuerza y violencia [...] Con ideas
quiero significar las imágenes débiles de aquellas en el pensamiento y el razonamiento [...]
Creo que no será preciso emplear mucha palabra para explicar esta distinción. Cada uno
percibirá muchas palabras para explicar esta distinción. Cada uno percibirá fácilmente por sí
mismo la diferencia entre sentir y pensar.
Es decir, la impresión se distingue de la idea por su intensidad. Hume divide tanto a las
impresiones como a las ideas en simples y complejas:
Según esta división, hay percepciones simples y percepciones complejas. Las percepciones o
impresiones e ideas simples son las que no admiten distinciones o separación. En las
complejas, por el contrario, pueden distinguirse partes. Aunque un color, un sabor y un olor
peculiares son cualidades que se encuentran unidas en una manzana, es fácil percatarse de
que no son lo mismo, sino que se puede al menos distinguirlas unas a otras.
Decir que una idea es verdadera o, mejor, que la palabra con la determinamos a tal significado o
sentido, equivalente a sostenes que para esa idea tenemos la impresión correspondiente sobre la
que se apoya. Es decir, el criterio de verdad de Hume se apoya en la distinción entre impresiones
y las ideas. Para afirmar que la idea de sirena es verdadera, debo contar con la impresión
correspondiente. Si tengo la idea de sirena y no tengo la impresión vivida correspondiente no
puedo afirmar que mi idea es verdadera, aunque tampoco que es falsa; sencillamente no lo sé.
Hay ideas cuya verdad podré verificar en algún momento. Otras no.
La primera circunstancia que se llama la atención es la gran semejanza que presentan nuestras
impresiones e ideas en todo sentido, excepto en el grado de firmeza y vivacidad. Las segundas
parecen ser, en cierta forma, el reflejo de las primeras, de modo que todas las percepciones
del espíritu son dobles y aparecen tanto como impresiones como ideas... [Con respecto a las
percepciones simples] me atrevo a afirmar que la regla aquí se cumple sin excepciones y que
para toda idea simple hay una impresión simple que correspondiente [...] Todas nuestras ideas
simples en su primera aparición derivan de impresiones simples que se corresponden con ellas
y que ellas representan exactamente.
A esto, Hume agrega que las ideas simples dependen de las impresiones simples en cuanto al
orden temporal de las apariciones. Las impresiones siempre preceden a, y son causas de las
correspondientes ideas, pero no al revés.
2.3.1- La crítica a la idea de causa eficiente, a la base de la ciencia moderna
Para comprender las objeciones que Hume planteó a la relación causa-efecto, en primer lugar
debemos considerar la distinción entre lo que Hume denomina “relación de ideas” y “cuestiones
de hecho”. En el primer caso, se trata de los conocimientos propios de disciplinas como la
gomería, el álgebra o la aritmética. Tales conocimientos se denominan también “a priori”, es
decir, es decir, independientes de la experiencia. Esto significa que el conocimiento de este tipo se
expresa en proposiciones cuya verdad puede establecerse solo a través de las operaciones del
pensamiento, sin necesidad de recurrir a la experimentación.
Por otra parte, en las llamadas “cuestiones de hecho” el frado de certeza es diferente; se trata,
dice Hume, de conocimientos probables pues siempre es posible imaginar que sucede lo contrario
y esto no encierra ninguna contradicción lógica:
Que el sol no saldrá mañana no es una proposición menos inteligible ni implica mayor
contradicción que la afirmación (el Sol) saldrá mañana. En vano, pues, intentaríamos
demostrar su falsedad. Si fuera demostrativamente falsa, implicaría una contradicción y jamás
podría ser concebida distintamente por la mente.
Esto significa que, cuando se trata de cuestiones de hacho, no podemos tener otro conocimiento
que el empírico pues se expresan en juicios que se verifican recurriendo a la experiencia, a los
hechos Por tal motivo se relaciona el conocimiento en este sentido con términos como
“contingente” o “a posteriori” pues son así pero pueden ser de otra manera y requieren, si o si, de
la verificación empírica.
A partir de la distinción entre “relaciones de ideas” y “cuestiones de hecho”, Hume establece que,
en cuanto a estas últimas, todas se basan en la relación casual. Es decir, la relación causa-efecto
no puede ser descubierta meramente por el pensamiento, por el análisis de los términos
involucrados, sino que debe mediar la experiencia. Además, la relación casual adquiere suma
importancia porque es la única que nos permite ir de eventos pasados o presentes (de lo ya
experimentado) a otros de los que no hemos tenido experiencia:
Todos nuestros razonamientos acerca de los hechos son de la misma naturaleza. Y en ellos se
supone constantemente que hay una conexión entre el hecho presente y el que se infiere de
él.
Para comprender el modo en que relacionamos los hechos del mundo, debemos estudiar en que
consiste la relación casual. Tal análisis comienza puntualizando que en una relación de este tipo
tenemos diferentes elementos: una cusa, un efecto, prioridad de la causa sobre el efecto, una
sucesión temporal entre ambos, una conjugación constante y, sobre todo, un nexo causal
necesario. Puede suceder, por ejemplo que la causa y el efecto se den simultáneamente, pero no
pueden faltar dos cosas: la conjugación constante, es decir, que en muchas oportunidades
observemos que la causa (A) es acompañada o seguida del efecto (B), y el nexo casual, esto es,
aquello que nos lleva a inferir que, dada la causa (A) siempre, necesariamente, se presenta el
efecto (B). Respecto de la conjugación constante, podemos dar cuenta de ella en la experiencia,
pero ¿qué sucede con el nexo causal?
Tenemos hasta ahora que la idea de causa es una idea compuesta por ideas más simples y puedo
verificar la idea de relación causal si tengo una impresión de cada uno de sus componentes. En la
idea de causa hay, pues, varias ideas simples: el objeto causa, el objeto efecto, la secuencia
temporal (Hume las plantea como una secesión, pero pueden ser simultaneas) y el nexo
necesario.
Imaginemos por caso, un juego de billar. Tenemos, sobre la mesa, la bola blanca y la negra.
Cuando golpeamos con el taco la bola blanca con el objeto de que mueva la negra, supongamos
que, dadas las condiciones adecuadas, el movimiento de la bola, al contacto con la negra,
provocará necesariamente el movimiento de esta última. En tal contexto, tenemos las
impresiones simples correspondientes a la bola blanca, a la bola negra, a la secuencia temporal,
movimiento de la primera bola y al movimiento de la segunda. Sim embargo, no tenemos la
impresión sensible para la idea de conexión necesaria y tampoco encerraría una contradicción
lógica esperar que suceda otra cosa, distinta de la esperada.
La conexión necesaria no es una propiedad de los objetos ni de la relación entre los objetos; que,
aunque la experiencia pasada nos hubiese mostrado mil casos en los que la bola blanca al chocar
con la negra, la mueva, en el futuro podría suceder algo distinto y esto no equivaldría a una
contradicción lógica.
Para Hume la conjugación constante de una causa y un efecto, es decir, haber experimentado en
muchas ocasiones que determinada causa es seguida de la aparición de determinado efecto,
genera en nuestra naturaleza la costumbre o el hábito de esperar que de un evento se siga otro
necesariamente. Esto significa que luego de haber observado una conjugación constante, cuando
nos encontramos frente a un caso similar a los del pasado, se pone en marcha el mecanismo de
inferir el efecto de la causa y esto se cristaliza en la costumbre o el hábito lo que nos lleva a
trasladar las experiencias pasados al futuro aun no experimentado.
Para Hume la noción de causalidad es importante porque la idea de relación causal está a la base,
fundamenta todos nuestros razonamientos acerca de las cuestiones de hecho, esto es, de la
totalidad de los razonamientos en materia de historia, geología, geografía, cosmología y demás
ciencias naturales. Sobre tal idea de causalidad formamos nuestra concepción de lo que se
encuentra en el mundo y de las leyes de la naturaleza conforme las cuales los fenómenos
suceden, de los procesos históricos por los cuales las cosas han llegado al estado actual y de lo
que es posible esperar en el futuro. Pero, además, la crítica humana a la relación causa-efecto
importuna en cuanto comienza un giro subjetivo que tendrá su forma desarrollada en la filosofía
de Emanuel Kant. En efecto, la conexión necesaria entre la causa y el efecto no se da en el mundo,
en los objetos y debemos buscarla en la manera en que los sujetos realizamos tales inferencias.
En cuanto los contenidos mentales primarios del sujeto (las impresiones) tienen su origen en el
mundo externo pues ingresan a la mente a través de los sentido, el sujeto aún mantiene cierta
actitud pasiva y esto no se revertiría hasta el llamado “giro copernicano” de Kant.
3- El giro copernicano de Kant: el sujeto activo que organiza los datos sensibles
Kant acepta la idea de Hume de que no podemos extraer de la experiencia la necesidad y la
universidad propias del conocimiento a priori, en especial en lo relativo a la relación causal, pero
no acepta que el principio de causalidad involucrado en nuestros juicios pueda ser extraído en su
totalidad de la experiencia. Para Kant, si digo que un acontecimiento debe tener una causa, estoy
expresando algo que es necesario, independientemente de la experiencia; no se trata de algo
mecánico, producto del hábito o la costumbre y la asociación de ideas. No es, en otras palabras,
una simple generalización empírica de casos particulares.
No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues ¿Cómo
podría ser despertada a actuar la facultad conocer sino mediante objetos que afectan a nuestros
sentidos [...]? Por consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la
experiencia y todo conocimiento comienza con ella. Pero aunque todo nuestro conocimiento
empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría
ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de la que recibimos
mediante las impresiones y de lo que nuestra propiedad facultad de conocer produce (motivada
por las impresiones) a partir de sí misma. [...] Consiguientemente, al menos una de las cuestiones
que se hallan más necesitadas de un detenido examen y que no pueden despacharse de un
plumazo es la de saber si existe semejante conocimiento independiente de la experiencia e,
incluso, de las impresiones de los sentidos. Tal conocimiento se llama priori, y se distingue del
empírico, que tiene fuentes posteriori, es decir, la experiencia.
Kant se pregunta si es posible saber algo acerca de los objetos antes de tener experiencia de ellos
(es decir, si podemos tener un conocimiento a priori, lo cual equivale, en este contexto, si los
objetos deben adecuarse al sujeto) y propone una solución...
Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin
embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vista a establecer a priori,
mediante conceptos, algo sobre dichos objetos –algo que ampliara nuestro conocimiento-
desembocaban en el fracaso. Intentemos, pues por una vez, si no adelantaremos más [...]
suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda
ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un
conocimiento que pretende establecer algo sobre estos antes de que nos sean dados.
Kant sugiere que la realidad empírica continuaría como siempre si mantenemos la hipótesis de
que los objetos, para ser conocidos, deben conformarse a la mente en lugar de lo contrario. Pero
no solamente la realidad empírica continuaría siendo la misma que, incluso, podríamos explicar
mejor como llegamos a conocer con seguridad los objetos de la experiencia al tener, en cierto
modo, conocimiento a priori de ellos. Y si podemos explicar el conocimiento a priori, la hipótesis
nueva será mejor respecto a la anterior.
Para Kant, cuando conocemos conformamos el objeto de conocimiento o experiencia, es decir, lo
constituimos a partir de una estructura a priori a través de la cual organizamos los datos sensibles
provenientes del mundo. De modo que la experiencia es el resultado de ordenar u organizar los
datos que nos vienen de los sentidos como tal estructura a priori, es decir, independiente de la
experiencia.
El sujeto es activo, es decir que la mente impone al material de la experiencia (o sensible) cierta
estructura cognitiva formada por la sensibilidad y el entendimiento. Es decir, los objetos no
pueden ser experimentados o conocidos si no es a través de esta estructura. No podemos conocer
como son los objetos en sí mismos independientemente de la estructura que la mente impone.
La diferencia entre conocer y pensar. Como habrán observado, usamos varias veces los términos
“conocimiento” y “experiencia” como sinónimos porque, para Kant, solamente son dos caras de
un mismo proceso. Podemos conocer con seguridad los objetos porque los constituimos al tener
experiencia de ellos o, mejor dicho, para poder tener experiencia de los objetos la mente debe
imponer su estructura a priori al material sensible proveniente del mundo. De allí que el
conocimiento se limite a aquello de lo que tenemos experiencia. Conocer significa conocer
empíricamente, es decir, tener experiencia: datos sensibles organizados conforme la estructura a
priori del sujeto. Pero sucede que hay cosas de las que no podemos tener datos sensibles y en ese
sentido, no podemos experimentar.
Volvamos a la cuestión de cómo se organiza la estructura a priori a través de la cual conformamos
los objetos de la experiencia. Tal estructura tiene dos bloques fundamentales con papeles
diferentes pero que se combinan y el resultado de esta combinación se refleja en los juicios
(enunciados o proposiciones) que utilizamos para referirnos a los objetos:
1. El primer bloque es el de las formas puras de la sensibilidad: el espacio y el tiempo.
Cuando el sujeto recibe los datos sensibles provenientes del mundo, el primer paso es la
organización espacio- temporal, es decir, para nosotros, todos los fenómenos deben
ubicarse en un espacio y un tiempo determinados. Además, el espacio y el tiempo
cumplen una importante función en la combinación con el segundo bloque...
2. Los Conceptos Puros del entendimiento. Estos conceptos puros del entendimiento son
los diferentes modos de enlazar nuestros juicios. Por ejemplo, tenemos a priori el
concepto lógico condicional (si... entonces). Podemos elaborar un juicio condicional: “Si
no estudian, ni aprenderán ni aprobaran la materia”. La relación lógica de condicional
significa que si se da un antecedente se debe seguir necesariamente un consecuente, este
concepto, al ser temporalizado, esto es, al ser mediados por el tiempo, da lugar a la
categoría de causa. El resultado de la temporalización o la especialización de los
conceptos del entendimiento son las categorías con las que conocemos, es decir, son
aplicadas, atribuidas, por el sujeto a los objetos.
Estas categorías son, según Kant, doce y se organizan en cuatro grupos: cantidad, calidad, relación
y modernidad.
Así, algo puede ser uno, alguno o todos si lo reconocemos y ordenamos por su cantidad. Puede
ser necesario (que no puede ser de otro modo) o contingente (que es así pero puede ser de otro
modo). Puede ser una cosa o una cualidad de la cosa, puede ser una relación causal. En ese caso,
la relación tiene la modernidad de ser necesaria.
Tengamos en cuenta que las categorías, en si mismas, son estructuras puramente formales, sin
contenido y no podrían “ponerse en funcionamiento” sin contar con el material proveniente de
los datos sensibles mediados por el espacio y el tiempo (en ese caso no habría experiencia, sino
solamente pensamiento). Pero a su vez, sin las categorías, los datos sensibles construirán una
confusión, no tendrían sentido para nosotros pues la experiencia es la organización de los datos
sensibles mediante las categorías. De ahí que, para Kant “los pensamientos (los conceptos) sin
intuiciones son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas.”
Solo en el caso de la experiencia podemos emitir juicios sobre la realidad, juicios en los que
afirmamos o negamos algo que pueda verificarse, es decir, juicios de los que se pueden predicar
verdad o falsedad, determinar si son verdaderos o falsos.
Criterios Juicios puros del Formas puras Categorías Ejemplos
entendimiento de la
sensibilidad
Cantidad Singularidad Espacio Unidad Esta A es B

Particularidad Y Pluralidad Algunos A son B

Universalidad Tiempo Totalidad Todos A son B

Cualidad Afirmativos Espacio Realidad A es B

Negativos Y Negación A no es B

Indefinidos Tiempo Limitación A es no B

Relación Categóricos Espacio Sustancia/accident A es B


e
Hipotéticos Y Sí A, entonces B
Causalidad
Disyuntivos Tiempo A es B, o C ... o n
Acción recíproca

Modalidad Problemáticos Espacio Posibilidad A puede ser B

Asertóricos Y Existencia A es de hecho B

Apodícticos Tiempo Necesidad A es


necesariamente
B
Por supuesto, si bien los hombres tenemos esta dotación de entendimiento, en la medida en que
la tematizamos y conocemos, podemos tener un conocimiento más claro, menos confuso de la
realidad. Por ejemplo, no confundiremos lo necesario con lo contingente. Hoy día diríamos que si
una relación social contingente (que puede ser de otra manera) –la desigualdad económica
desmesurada- es presentado como necesidad (que no puede ser de otra manera), se está
incurriendo en una afirmación ideológica. Ser autoconsciente de las categorías facilita
comprender afirmaciones de este tipo.
4.1- Del homo Faber al homo sapiens. El lenguaje como constituyente del sujeto de
conocimiento.
El sujeto construye el lenguaje y las categorías cognitivas a partir de su experiencia, de su trabajo,
la acción y la internación con otros sujetos en su actividad cultural y, así, al mismo tiempo, se
construye a sí mismo como sujeto
El hombre es un ser cultural porque modifica la naturaleza con su trabajo, cultiva su mundo. Ya
desde los antiguos griegos, existía una distinción entre la naturaleza y el mundo cultural,
convencional, constituido por diferentes normas: normas sociales (se usa hacer esto), normas
morales (tal acción es buena o mala), normas jurídicas (tal acción es lícita o ilícita porque el
gobierno de la ciudad prohíbe, obliga o permite tal cosa), normas técnicas (como se hace tal
cosa), normas del lenguaje (las que refleja la gramática).
Para Marx, el hombre es el ser viviente que trabajo y que con su trabajo construye su mundo
cultural y se construye a sí mismo como el sujeto que es al construir su mundo cultural. Ahora
bien, ese mundo cultural es un mundo simbólico. Como expresan autores como Maurice Merleau-
Ponty, las primeras actividades culturales son el trabajo y el lenguaje. (La forma en la que se arma
el lenguaje es toda la teoría de los signos)

El sujeto de conocimiento, el sujeto que piensa, percibe, concibe, siente, habla, es desde el
principio intersubjetivo. Construimos el mundo junto con los otros y el lenguaje se construye
permanentemente en la conversación. Así como nuestra acción con los otros es integración, el
lenguaje es intersubjetivo. Por eso, el sujeto de conocimiento es ya intersubjetivo. No puede
hablarse meramente de subjetividad u objetividad, sino que la objetividad es intersubjetividad. La
definición de algo se hacer a través de palabras y el significado de esas palabras, a su vez, requiere
ser definido por otras palabras hasta que lleguemos a un punto en el que no se pide ya una
definición. Se acepta un significado convencional, aunque esto no sea reflexivo, es decir, aunque
esos significados estén naturalizados en nuestra cosmovisión o ideología, en el sentido amplio de
la palabra ideología.
4.2- La concepción constructivista del conocimiento. Continuidad entre el conocimiento pre-
científico y el conocimiento científico.
Si para el empirismo el comienzo del proceso de conocimiento está en la percepción, para el
constructivismo epistemológico el punto de partida del conocimiento es la acción. Comienza con
las interacciones del ser humano, en tanto organismo, con el medio. Contra el apriorismo, se
muestra que la organización de los datos se construye también en la interacción con el medio. En
varios de los textos de Ronaldo Garcia donde se habla de la epistemología genética se expresa
que el sujeto “da forma”, “impone un orden” al mundo exterior: “El sujeto de conocimiento
estructura la “realidad”, es decir, sus objetivos de conocimiento, a medida que estructura,
primero, sus propias acciones, y luego sus conceptualizaciones”.
El propio sujeto de conocimiento se construye como tal por sí mismo, a través de la interacción
con su medio. Existen dos procesos funcionales fundamentales. El primero de ellos es el de
acomodación del sujeto a las características del objeto a través de esquemas de acción, es decir,
a partir de la repetición de acciones que permiten organizar los movimientos. El segundo proceso
es el de asimilación, esta vez, de los objetos a los esquemas de acción. Luego, estos procesos se
reesfructurarán en procesos de asimilación y acomodación en esquemas cognitivos.
El constructivismo “no hay dos teorías de conocimiento (pre-científico y científico) una teoría que
debe abarcar toda las etapas del desarrollo individual y social, incluyendo el conocimiento
científico.”
Esto no significa que se confunda la acción con el conocimiento y menos aún con el conocimiento
científico. Al respecto expresa Piaget: “Un acto de inteligencia senso-motriz no tiene más que a la
satisfacción práctica, es decir, al éxito de la acción y no al conocimiento como tal. No busca ni la
explicación, ni la clasificación, ni la comprobación por si misma; tampoco relaciona caudalmente,
ni clasifica o comprueba sino con miras a un objetivo subjetivo ajeno a la búsqueda de lo
verdadero. La inteligencia senso-motriz es una inteligencia vivida, y de ningún modo reflexiva.”
4.2.1- De la abstracción a la generalización. De las relaciones caudales a las explicaciones
causales.
La inteligencia seguirá construyéndose mediante diversos procesos de abstracción. Piaget
considerara una abstracción empírica, por la cual el sujeto separa algunas características del
objeto. Pero en esta corriente se tiene en cuenta otro tipo de abstracción, la abstracción reflexiva
que al considerar los objetos, agrega una propiedad que no está en los objetos mismos. Pero lo
más interesante es que estas abstracciones darán a dos formas de generalización fundamentales
en el conocimiento científico. La generalización individual, que consiste en extraer una propiedad
que está en algún objeto y adjuntarla a todos los objetos de este tipo. Pero también considerara
la generalización constructiva o completiva, basada en la abstracción reflexiva, y que consiste en
reorganizar los elementos del objeto bajo una nueva forma.
Abstracción empírica Generalización inductiva Inducción
Abstracción reflexiva Generalización constructiva Abducción
En la epistemología constructiva ya no se hablara de hacho, no de datos empíricos, dado que en
todo caso se tratara de “observables”. El observable no es un dato empírico puro, sino que
siempre aparecerá con algún “nivel de elaboración”. Los mismos datos siempre aparecen ya en un
contexto lingüístico o teórico que les da una significación diferente. En la historia de la ciencia
esos “niveles de elaboración” en los que aparecen los datos ya organizados de algún modo son
reconstruirles.
La diferencia entre la relación causal y la explicación causal. La relación causal está en el nivel de
las generalizaciones inducidas. Pero la explicación supone incorporar elementos hipotéticos que
permitirán dar cuenta de las relaciones causales, es decir, se trata de generalizaciones reflexivas o
completivas.
5- Breve aproximación al conocimiento científico
Se considera que el conocimiento científico debe ser:
● Descriptivo, explicativo y predictivo
● Metódico y sistemático
● Verificable o constatable
● Crítico y analítico
● Lógicamente contante
● Debe usar lenguaje preciso, que posibilite la comunicación
● Considerado provisorio y perfectible
● Objetivo
La ciencia, particularmente la ciencia que nació con la modernidad, procura observar, describir y
explicar los fenómenos. Describir supone poder determinar, clasificar y enunciar las características
más relevantes del fenómeno. Explicar un fenómeno es poder establecer de que ley general se
deriva para, a su vez, poder realizar predicciones sobre fenómenos futuros, retrodicciones (no
confundir con retroducciones) o explicaciones sobre hechos pasados, para poder a su vez
reproducir fenómenos de manera controlada. Para ello recurre a métodos y organiza el
conocimiento en leyes y teorías. Asimismo establece reglas clasificatorias que permiten organizar
diversos campos del conocimento.
Resulta de suma importancia que los conocimientos a los que accede un investigador puedan ser
formulados en un lenguaje preciso que evite la vaguedad y las ambigüedades, mediante
definiciones estipulativas que determina el significado de la terminología en un área de
investigación determinada. Asimismo se debe evitar incurrir en inconsistencias lógicas, es decir,
en contradicciones aun en aquellos conocimientos que no se organicen deductivamente.
Los pasos de un investigador deben poder ser reproducidas por otro, para que el conocimiento se
pueda corroborar y se considere validado. En cualquier caso, para que sea sometido a la crítica, la
cual para ser conducente, se debe realizar desde criterios compartidos. Esto dará a la objetividad
del conocimiento, la cual, como hemos visto, ya no dependen tanto del objeto como de las
condiciones en las que se pueden observar los fenómenos, las cuales deben poder compartirse
intersubjetivamente.
El conocimiento científico en algunos casos necesariamente deberá ser experimental para poder
observar el comportamiento y variaciones del objeto a través de la construcción de situaciones
experimentales. Pero en otros casos, en los cuales están involucradas vidas humanas o animales,
la experimentación requerirá recurrir a protocolos que orienten la investigación para no incurrir
en daños o perjuicios o en acciones éticamente censurables.
Power point
El conocimiento es una relación especifica entre un sujeto (llamado “sujeto cognosente”) y un
objeto (llamado “objeto del conocimiento”). ¿En qué consiste esta relación especifica?, también
desde una perspectiva bastante general, uno puede decir que es la aprehensión por parte del
sujeto, de ciertas características o propiedades del objeto; aprehender significa tomar, agarrar, es
decir, desde esta definición del conocimiento el sujeto toma del objeto ciertas características,
ciertas propiedades y hace de ellas una representación, se forma representación. Esta
representación puede darse a través de conceptos (estaríamos haciendo una conceptualización) o
a través de los sentidos (estaríamos haciendo una percepción)
Conocimiento como aprehensión de un objeto
En cualquier caso, cuando hablamos del conocimiento como la aprehensión de un objeto por
parte de un sujeto, estamos haciendo hincapié en que el sujeto reproduce las características de
ese objeto. En ese sentido, se trata de un sujeto cognoscente pasivo porque debe moldarse a las
características del objeto. Esta perspectiva, en general, recibe el nombre de realismo y pueden
hallarse varios grados o presentaciones de este, el más básico es el realismo ingenuo según el
cual las cosas son tal y como las percibimos, esta idea es fácilmente cuestionable y cuando se la
cuestiona da lugar a una forma de realismo crítico en el sentido de que entiende que los objetos
tienen ciertas propiedades y que son independientes, pero al mismo tiempo, una parte de eso
que percibimos depende de nuestra constitución física o incluso de nuestros intereses personales;
la percepción aparece siempre condicionada. Ambas formas de realismo adoptan la posición
según la cual ese sujeto de conocimiento es fundamentalmente pasivo, ¿Qué quiere decir eso?
Que recibe ciertos estímulos del exterior y se acomoda a ellos.

Racionalismo: René Descartes


Así es como descartes aplica este criterio de verdad a distintas esferas del conocimiento a
distintos tipos de representaciones.
Descartes forma parte de lo que se conoce como la corriente filosófica racionalista ¿Por qué se
trata de racionalismo? Básicamente porque se atribuye la idea de lo que es conocimiento cierto,
lo que es conocimiento indubitable, es decir, lo que de verdad merece el título de conocimiento
se obtiene o se descubre exclusivamente a través de la razón; esto es sin ayuda de la experiencia.
¿Qué querían decir con esto? Querían decir que la razón por si sola sin apelar a los datos de la
experiencia podía descubrir cuál era la estructura ultima de la realidad, es decir, la razón por si
sola podía establecer cuáles son las características más básicas, más generales del mundo.
En el caso de Descartes, él pretendía en cierto modo trasladar algunos aspectos del conocimiento
matemático al ámbito de la filosofía, y tal vez así asimilo el conocimiento a la certeza, una certeza
del tipo matemático. Cuando piensa en certeza, piensa en dos formas o dos placentaciones; por
un lado como un conocimiento intuitivo, inmediato, como el conocimiento que se supone que
uno tiene de los axiomas matemáticos; y la otra forma de certeza es la que se da en el
conocimiento discursivo, en el conocimiento deductivo donde se arma una cadena de argumentos
que conservan la verdad de las premisas.
Además, Descartes buscaba establecer un fundamento firme sobre el cual construir todo el
edificio del conocimiento, especialmente del conocimiento científico. Y al mismo tiempo
consideraba que toda razón debía ser guiada por un método que le permitiera llegar a la verdad, y
asi en “el discurso del método” un libro del año 1636, Descartes describe una serie de pasos que
debe seguir la razón para llegar a buen puerto. El primero de esos pasos, es el que se conoce
como evidencia racional y que después se convirtió en el criterio de verdad cartesiano
¿Qué es un criterio de verdad? En general, un criterio es una instancia que permite distinguir una
cosa de otra, en este caso, un criterio de verdad permitirá separar lo verdadero de lo falso; y el
criterio de verdad presentado por Descartes dice los siguiente: “Tomara por verdadero solo
aquello que se presente a la razón de manera clara y distinta”. Fíjense que acá hay tres cosas
importantes que hay que tener en cuenta: la primera es que la verdad se presentara a la razón, no
a los sentidos; ¿Y qué quiere decir evidente? Quiere decir claro y distinto, claro a su vez significa
que tiene tal fuerza que se presenta de tal modo a la razón que no la puede negar, y que sea
distinta significa que no puede confundirse con nada más. Si se cumplen esas dos condiciones, es
decir que determinada verdad se presente se manera clara y distinta, entonces se cumple con ese
criterio de verdad y estamos frente a un conocimiento.
¿Qué hace Descartes luego con este criterio de verdad? Lo aplica a lo que se va a conocer también
como el método de la duda, sobre todo en un libro de 1641 llamado “Meditaciones metafísicas”,
allí Descartes intenta mostrar un camino a través del el cual se puede encontrar una verdad que
sea indubitable y a partir de la cual se pueda construir todo una serie de conocimientos ciertos.
A partir de esto, Descartes aplicara este criterio de verdad en diferentes ámbitos del
conocimiento, desde la tradición, desde aquello que aprendieron los maestros pasando por los
sentidos, por la distinción entre el sueño y la vigía, aplicándolo incluso al conocimiento racional, el
conocimiento de la matemática a través de la hipótesis del genio maligno. Y una vez que aplica
este criterio de verdad en las distintas instancias del conocimiento, Descartes llega a una verdad
indubitable, en tanto tiene virtud ese genio maligno para engañarme significa que estoy
pensando, y en el hecho de pensar se muestra que existo, y ahí llega a lo que se conoce como el
cogito cartesiano que es la conciencia de la propia existencia, esa es la primera verdad
indubitable a la que llega Descartes y sobre la cual después intentara deducir el conocimiento de
otras cosas como por ejemplo Dios o los objetos externos.
Este cogito cartesiano es la primera verdad cierta que descubre a través de la razón Descartes,
pero no es la única, él comenzara a revisar cuales son los contenidos mentales que tiene, cuáles
son las ideas que tiene dentro de su mente y vamos a ver ahí que tiene tres tipos de ideas: las
ideas innatas, las ideas adventicias y las ideas facticias; nos interesan a nosotros las ideas innatas
porque esas se van a constituir como el objeto de conocimiento.
Objetivos del conocimiento
Dijimos que Descartes llega al descubrimiento, siempre a través de la razón, de una verdad
inmutable: que él existe. Llega a la conciencia de su propia existencia, y no solo eso, la razón
también le permite responder a la pregunta “¿Que soy yo?” soy una cosa que piensa y en el
pensar se incluye el creer, imaginar, sentir, afirmar, negar, etc. La idea de sustancia, la idea de
lago que está en la base de todos los pensamientos que puedo tener, forma parte del grupo de las
ideas innatas. Habíamos dicho que cuando descartes pasa lista de las ideas que tiene dentro de su
mente, advierte que alguna de sus ideas parecen provenir de los objetos externos, esas son las
ideas adventicias. Otras ideas son producto de mi imaginación cuando combina unas ideas con
otras, por ejemplo, la idea de sirena, y esas son las ideas facticias.
Pero hay otro grupo de ideas, las innatas, que tiene ciertas características particulares; por
empezar son independientes de su experiencia y en ese sentido son a priori, y son innatas porque
se encuentran en la mente al momento de nacer (para Descartes estas ideas son puesta en la
mente por dios), entre esas ideas se encuentra, además de la idea de cosa/sustancia, la idea de
causa, de Dios, de los objetos matemáticos; y en el caso de la idea de cosa esta el ejemplo de la
cera. Es la razón, el entendimiento, el que puede descubrir que se trata de la misma cosa, aunque
tenga algunas modificaciones. Esto es así porque la razón es la única facultad capaz de descubrir
las ideas innatas. ¿Y por qué nos interesan a nosotros este tipo de ideas? Porque es donde más se
nota esta característica del sujeto cognoscente, el sujeto del conocimiento, como un sujeto pasivo
porque esas ideas innatas ya están hechos antes que el sujeto las descubra, en este caso siempre
a través de la razón.
Es pasivo el sujeto de conocimiento porque no participa en la formación, en la construcción de
ese objeto de conocimiento. Las ideas innatas que son las únicas acerca de las cuales puede haber
conocimiento en el sentido en que se cumple con el criterio de verdad no son formadas por el
sujeto de conocimiento.
Esta posición racionalista de Descartes, es adecuada para dar cuenta del conocimiento de los
entes ideales de la matemática, presenta serios problemas cuando se trata de la aplicación al
mundo empírico, porque en ese caso se requiere de la experiencia, no todo puede ser conocido
por la mera razón. De modo que el avance del conocimiento científico, sobre todo en disciplinas
como la física o la medicina, propicio que se desarrollara una corriente filosófica –que aunque ya
tienen sus antecedentes en la antigüedad, adquirió durante la modernidad mucha relevancia
como opuesta al racionalismo- llamada Empirismo,
Empirismo: David Hume
David Hume fue un filósofo escoses que vivió entre los años 1711 y 1776, en pleno siglo XVIII. Él
continúo el pensamiento filósofo de otro empirista llamado John Locke.
Locke había argumentado en contra del innatismo, es decir, en contra de la tesis de que la mente
al nacer contenía ciertas ideas que luego la razón podía descubrir. Para él, la mente era un papel
en blanco y cuando los cinco sentidos entraban en contacto con los objetos externos, producían
marcas en ese papel en blanco, y esas marcas resultaban ser luego las ideas.
Hume compartía con Locke la tesis de que no existían ideas innatas, es decir, previas a la
experiencia descubribles por la razón; para Hume todos nuestros conocimientos provienen de la
experiencia sensible, es decir, todos nuestros contenidos mentales, todas nuestras ideas (incluso
las más abstractas) provienen de la combinación y abstracción de las ideas que originalmente
ingresan o marcan la mente a través de los sentidos.
Dijimos, entonces, que para Hume los datos sensibles que provienen del mundo se imprimen,
dejan marcar en la mente. Hume denomina a esas marcas percepciones y las divide en dos
grupos: Las impresiones y las ideas. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos tipos de percepciones?
Hume plantea que se trata de una diferencia en términos de fuerza y vivacidad, es decir, las
impresiones marcan a la mente con más fuerza, con más intensidad que las ideas; pero no
solamente eso, las impresiones además son anteriores a las ideas y son causa de ella, las ideas son
copias débiles de las impresiones. Esta relación entre impresiones e ideas se conoce como el
principio de copia de Hume, y funciona como un criterio de verdad. ¿De qué forma funciona esto
como un criterio de verdad? Según Hume, para que una idea refiera efectivamente a algo en el
mundo, para que refleje algo en el mundo, debe ser copia de una impresión. Las ideas se dividen
en simples y complejas: las ideas simples son aquellas que no pueden separarse en otras ideas,
por ejemplo, la idea de rojo o la idea de dulce; y las ideas complejas se forman a partir de la
combinación de ideas simple, por ejemplo, la idea de manzana.
Para Hume, cada idea simple debe ser copia de una impresión, si esa idea carece de la impresión
correspondiente, entonces no refiere a ningún objeto real en el mundo. ¿Para que utiliza Hume
este principio, este criterio de verdad? Sobre todos Hume está interesado en criticar ciertas
nociones fundamentales de la filosofía: la noción de sustancia, la idea de alma y sobre todo la idea
de causalidad (esta idea es muy importante para el desarrollo del conocimiento científico, para la
explicación de los fenómenos del mundo).

Critica de Hume a la relación causa-efecto (causa eficiente)


Esa idea de causalidad, la idea entre la relación de una causa y un efecto, formaba parte de ese
grupo de las ideas innatas de las que hablaba Descartes, es decir, era una de esas ideas que
podían ser descubiertas por la razón con independencia de la experiencia. Y Hume quiere criticar
esa tesis, y lo hace usando ese criterio de verdad.
Para poder explicar de qué modo Hume utiliza este principio de copia para criticar la idea de
causalidad, primero debemos referirnos a una distinción importante que hace Hume entre dos
ámbitos del conocimiento. Todos nuestros conocimientos pueden dividirse en dos grupos: las
relaciones de ideas y las cuestiones de hecho. ¿Qué diferencia hay entre estos dos grupos?, en el
primer caso, en el grupo de las relaciones de ideas, tenemos todo el conocimiento relativo a las
disciplinas formales, por ejemplo, la lógica o la matemática; se trata de conocimientos a priori, es
decir, independientes de la experiencia, que no necesitan de la experiencia para ser validados; se
expresan además, en general, en proposiciones analíticas (que se expresen en proposiciones
analíticas significa que el predicado esta contenido dentro del sujeto), y este tipo de conocimiento
es necesario, es decir, que es así y que no puede ser de otra manera, que es universal, esto
significa que vale para todos los casos, y además es cierto en el sentido que habíamos visto en
Descartes, que no cabe ninguna duda al respecto de ese conocimiento.
Por otro lado, están las cuestiones de hecho que son las cuestiones relativas o los conocimiento
relativos a cuestiones empíricas, a hechos. Dentro de este ámbito del conocimiento se incluye las
disciplinas fácticas (fácticas significa que refieren a hechos del mundo), e influye la filosofía
natural y la filosofía práctica, es decir, las disciplinas que tienen que ver con el mundo natural y
con el mundo moral. Se trata de conocimientos a posteriori, es decir que dependen de la
experiencia, se expresan en proposiciones sintéticas, es decir donde el predicado no está dentro
de la definición del sujeto, se trata por lo tanto de un conocimiento contingente (contingente es
lo opuesto a necesario y significa que es así pero podría ser de manera distinta), es también un
conocimiento particular, si se aplica a casos concretos, y es probable, es decir, si hemos visto que
ese hecho se daba repetidas veces en el pasado hay más probabilidad de que se vuela a repetir en
un futuro.
Relaciones de ideas: Cuestiones de hechos:
● Disciplinas formales (lógica, matemática) ●Disciplinas fácticas (filosofía natural y practica)
● A priori (independiente de la existencia) ●A posteriori (dependiente de la experiencia)
● Expresado en proposiciones analíticas ●Expresado en proposiciones sintéticas
● Conocimiento necesario, universal y cierto ●Conocimiento contingente, particular y
probable

A partir de esta distinción, Hume comienza esa crítica de la idea de causalidad, para mostrar que
esa idea no se puede descubrir meramente a través de la razón.
Lo primero que establece Hume acerca de la relación causal es que, dado que la mente viene en
blanco, no se va a tratar de una idea innata que se pueda descubrir a través de la razón al estilo
cartesiano, y tampoco se puede descubrir por el análisis racional, es decir, para Hume la relación
causal forma parte del grupo del conocimiento de las cuestiones de hecho. Esto significa que se
puede descubrir solo en la experiencia, no podemos establecer en que consiste la relación entre
la causa y el efecto meramente analizando la definición de causa y la definición de efecto. Pero no
solamente eso, la relación causal par Hume forma parte de las cuestiones de hecho porque solo
podemos formarnos la idea de causalidad debido a que en el pasado hemos experimentado esa
relación; y además, Hume la incluye dentro de la experiencia en un sentido más fuerte, dice que
estructuramos nuestro mundo mental y natural a partir de la relación causa-efecto, y que esa
relación es la única que nos permite hacer afirmaciones sobre objetos y eventos todavía no
observados a partir de objetos y eventos presentes y pasados; es decir, hay un doble sentido en
que la relación causal es parte de la experiencia, por un lado forma parte de las cuestiones de
hecho y no se puede descubrir solo con el auxilio de la razón, y por otro lado estructura nuestra
experiencia, le da forma a nuestro mundo, y nos permite ir de lo observado a lo no observado.
Hume propone investigar cual es la fuente de esta idea, de que facultad proviene, si de los sentido
o de la razón; y lo primero que hace es establecer cuáles son los elementos que constituyen la
relación causal. Tenemos por un lado una causa y un efecto, tenemos entre ellos además una
sucesión temporal, es decir en general siempre aparece la causa y luego el efecto, aunque a veces
pueda parecer que se den de manera simultánea; pero hay dos elementos fundamentales en la
relación causal: en la primera es la conjunción distante ¿Qué quiere decir esto? Significa que
siempre que percibimos la causa, la percibimos junto con el efecto, aparecen siempre juntos;
constante significa que esto no pasa solo una vez, pasa siempre, siempre que vemos un evento de
tipo A viene simultáneamente un evento del tipo B una y otra vez. Para Hume la repetición de
esta causa y este efecto es de los elementos más importantes que tiene la relación causal, pero
hay otro elemento que es el que se conoce como nexo causal necesario o idea de conexión
necesaria, que es la idea de que si se da la causa si o si de manera necesaria se tiene que dar el
efecto y/o al revés, si o si hay una relación necesaria entre la causa y el efecto.
Ese nexo causal necesario es la que nos lleva a inferir, a partir de un evento de tipo A, un evento
de tipo B, y decir, si se dio un evento de tipo A, si o si se va a dar un evento de tipo B. Entonces,
dado que ese es el centro de la idea de conexión necesaria, Hume se pregunta: ¿De qué fuente
proviene?, las dos fuentes clásicas siempre han sido los sentidos y la razón. Es allí donde Hume
presenta el ejemplo de las bolas de villar. Para Hume esta idea de nexo causal necesario de que si
o si se va a dar ese efecto si se dio esa causa no proviene de la razón porque si viniera de la razón
entonces no podíamos imaginarnos un efecto diferente, entonces, si no viene de los sentidos y no
viene de la razón ¿de dónde viene la idea de conexión necesaria? Acá interviene la conjunción
constante porque Hume dice que esa conjunción constante lleva a la mente a formarse una
disposición o una tendencia a que cuando estas frente a un evento del tipo A se espera que
suceda o aparezca un evento de tipo B; en la mente se forma el hábito de que si se da A entonces
también se va a dar B. Pero este hábito, esta costumbre, es meramente psicológico, es empírico,
podría no haber sido así, no hay una verdadera conexión necesaria en el sentido de que es lógico
de que si se da A se va a dar B; por eso dice Hume que la fuente de esta idea de conexión
necesaria es en definitiva el hábito o la costumbre, que pone a la mente en la disposición de
esperar que frente a un evento de tipo A también siga un tipo B, y esperamos que si o si suceda
porque hemos experimentado esa función constante muchas veces en el pasado. De modo que el
fundamento de esta idea de conexión necesaria es meramente empírico.
Si bien la mente, para Hume, organiza ideas, combina ideas a través de la imaginación por
ejemplo; el sujeto de conocimiento sigue siendo un sujeto pasivo porque esas primeras marcas
que necesita la mente para después formar ideas más complejas, no son elaboradas por el sujeto,
sino que provienen del mundo exterior, son marcas que el mundo hace sobre la mente y, en ese
sentido, el sujeto de conocimiento recibe su objeto (para Hume los objetos serían las
percepciones) pasivamente; y en ese sentido, el sujeto cognoscente es también un sujeto pasivo.
Criticismos: Emmanuel Kant. Giro copernicano y sujeto activo
Emmanuel Kant fue un filósofo Alemán que vivió entre los años 1724 y 1804 y su teoría filosófica
en relación al conocimiento se suele denominar idealismo trascendental o criticismo. ¿Criticismo
por qué? Porque él plantea una crítica en el sentido de establecer cuáles son los límites de la
razón pura, es decir, que tanto puede conocer por si sola sin auxilio de la experiencia la razón.
Él venía de una escuela racionalista pero cuando accede a las críticas de Hume, se da cuenta de
que el argumento de Hume era digno de ser respondido. Y que además planteaba serias
dificultades para poder fundamentar el conocimiento científico; para Kant la ciencia siempre se
expresaba o se organizaba a partir de juicios sintéticos a priori. Los juicios sintéticos a priori son
juicios que por un lado suman información acerca del mundo, y por eso son sintéticos, pero por
otra parte dicen cosas del mundo, no son meramente definiciones, pero por otra parte son a
priori, es decir, son necesarios y son válidos universalmente.
Kant plante que la noción de causalidad no puede extraerse de la experiencia, no es solamente la
generalización empírica de casos particulares que repetidamente experimente en el pasado. Y por
otra parte, Kant también se da cuenta de que tanto Descartes como Hume estaban
comprometidos con una forma de realismo, es decir, que el objeto de conocimiento en el caso de
Descartes era las ideas innatas y en el caso de Hume son las percepciones, ya estaba conformado
y el sujeto tenía que acomodarse a ese objeto; y para Kant, este realismo puede llevar finalmente
una forma de ceptecismo, es decir, puede poner en duda que nuestra representaciones, nuestras
ideas, se refieran finalmente a algo que verdaderamente existe en el mundo. Entonces, Kant, se
da cuenta de que es necesario un cambio de perspectiva, conocido como la revolución
copernicana. De manera análoga, él propone que en lugar de pensar que es el sujeto quien debe
acomodarse al objeto, debería ser el objeto el que se acomode a las condiciones impuestas por el
sujeto, es decir, para que el objeto sea efectivamente un objeto de experiencia, un objeto de
conocimiento, debe someterse a las condiciones del sujeto; y en ese sentido el sujeto de
conocimiento para Kant es activo porque construye, da forma al objeto.
Para llevar adelante esto, Kant se pregunta si es posible conocer algo de los objetos de manera
priori, esto es antes de tener experiencia de ellos, por eso se trata de una crítica de la razón
¿Hasta dónde puede la razón decir algo de los objetos de conocimiento sin apelar a la
experiencia? Y esto significa al mismo tiempo, indagar acerca de cuáles son esas condiciones que
impone el sujeto a los objetos para poder ser conocidos, experimentados, es decir, para que
tengan sentido para nosotros.
Así es, según Kant, en el orden temporal ningún conocimiento es anterior a la experiencia, el
conocimiento comienza en la experiencia. Pero esto no significa que todo provenga de la
experiencia como decía Hume; para Kant, la parte fundamental del conocimiento proviene de la
razón, proviene del sujeto.
Sujeto trascendental
El sujeto protagonista de la crítica de la razón pura NO es ningún sujeto empírico, sino el sujeto
trascendental. Trascendental significa, en este contexto, que es condición de posibilidad, es decir,
es el sujeto que condiciona la aparición, la formación, del objeto de conocimiento, el que impone
condiciones. Es una estructura cognitiva que es formal, es decir es pura forma, no tiene ningún
contenido, no tiene ideas innatas; es una estructura lógica a priori, independiente de la
experiencia, es universal y es necesaria; y cada uno de nosotros, como sujetos empíricos que
somos, participamos, tenemos dentro de nuestra estructura, además de nuestra estructura
psicológica de nuestros estados mentales, tenemos esta estructura lógica la del sujeto
trascendental. Que está compuesta de dos bloques fundamentales: por un lado, las formas puras
de la sensibilidad (el espacio y el tiempo); y por otra parte los conceptos puros del
entendimiento que son las categorías.
Por un lado, esta estructura necesita para empezar a trabajar recibir el material sensible, necesita
datos de la experiencia, no se puede dar su propio material. Ese material sensible viene de
aquello que viene por fuera de la estructura, que es un caos en el sentido en que es desordenado,
que no puede tener orden porque lo va a poner después el sujeto.
¿Qué es lo que hace esta estructura del sujeto trascendental con ese material sensible que
proviene de afuera de la estructura? Primero lo “acomoda” a través de las formas puras de la
sensibilidad, el espacio y el tiempo; la sensibilidad es la capacidad de recibir representaciones.
Kant nos dice que el espacio y el tiempo posibilitan que los objetos se nos hagan presentes, que
podamos percibirlos. En ese sentido, son a priori, son independientes de la experiencia, anteriores
no en el sentido necesariamente temporal, sino porque hacen posible la experiencia. Tiempo y
espacio, para Kant, no son sensaciones, no son cosas.
Estas formas puras de la sensibilidad del espacio y el tiempo ubican de manera espacio temporal
ese material sensible que proviene del “exterior”. Todavía eso no es un objeto para nosotros
aunque este ordenado espacio temporalmente porque todavía es una multiplicidad, son muchos
datos sensibles que tienen que ser unificados, que tienen que tener una unidad. Esa unidad se va
a dar con el segundo bloque (el que está a la derecha) que es el entendimiento.
El entendimiento es la capacidad de pensar, de unificar bajo un concepto lo que es la diversidad,
la multiplicidad de los datos sensibles, que venían ordenados en la forma pura de la sensibilidad.
Estos conceptos puros del entendimiento, o sea lo que conforma el entendimiento, son las
categorías; y esas categorías Kant las deduce de las formas del juicio, que había presentado a su
vez Aristóteles, y no son otras cosas que los diferentes modos que enlazamos nuestros juicios.
Las categorías son también a priori, también universales, es decir son necesarias y son válidas
para todos los objetos de la experiencia, y son unificadoras; las categorías son los conceptos más
generales con los cuales nos referimos al mundo. El número de categorías es 12, y están
agrupadas en 4 grupos: cantidad, cualidad, relación y modalidad.
Ese material sensible que tenemos sobre el cuadro es ordenado tanto espacial y temporalmente
por un lado, y unificado en categorías generales por la otra, y ese ordenamiento da lugar al
fenómeno. El fenómeno es el objeto de la experiencia, el objeto del conocimiento, y se opone al
noúmeno que, para Kant, es la “cosa en sí misma” y vendría a ser el mundo, los datos sensible
independientemente del modo en que procesamos esos datos. Ese noúmeno queda por fuera de
nuestra experiencia, no lo podemos conocer porque para Kant no conocer solamente se da
cuando hay experiencia, pero la experiencia involucra toda esta estructura y el material sensible,
de modo que al noúmeno lo podemos pensar, podemos pensar en el noúmeno que incluye por
ejemplo además de material sensible bruto, incluye la libertad, la idea de Dios, la idea de alma
inmortal, el mundo como una totalidad absoluta; lo podemos pensar siempre y cuando, dice Kant,
que respetemos los principios lógicos, es decir, no intentemos pensar contradicciones, pero no lo
podemos conocer y en ese sentido el pensar es mucho más amplio que el conocer.
El conocimiento científico se tiene que limitar solo a aquello de lo que podemos tener
experiencia. Y de manera más general podemos decir que tenemos conocimiento de los
fenómenos cuando se aplica esta estructura trascendental al material sensible,
Tabla de juicios y categorías
Las categorías son las formas en que enlazamos nuestras representaciones. Cuando yo digo por
ejemplo: “la silla es azul”, estoy uniendo dos representaciones, “silla” donde sería el objeto y
“azul” que es el predicado, Kant se pregunta ¿Cuál es la unidad, el vínculo a partir del cual
unimos/vinculamos ese sujeto con ese predicado? Es decir, ¿desde que punto de vista
formulamos el juicio de que la “silla es azul”? En este caso, cuando decimos que la silla es azul,
estamos diciendo que hay una relación entre una cosa (“la silla”) y un accidente (que “es azul”),
¿Por qué accidente? Porque podría haber sido blanca.
¿Qué es lo que nos interesa a nosotros de todo esto, en este momento? Dos cosas
fundamentales: la primera, que son las categorías que tenemos en la segunda columna del
cuadro, no pueden ponerse en funcionamiento hasta tanto no reciban las intuiciones, es decir, el
material sensible ordenado espacio temporalmente, y al mismo tiempo, esas intuiciones no
significarían nada para nosotros si no estuvieran ordenadas por esas categorías. De ahí que Kant
nos diga que los pensamientos, es decir los conceptos sin intuición son vacíos, y las intuiciones sin
conceptos son ciegas; la segunda cosa importante, es que las categorías junto con las formas
puras de la sensibilidad, es espacio y el tiempo, constituye las condiciones que el sujeto
transcendental impone al material sensible para que sea un objeto para nosotros, un fenómeno, y
en ese sentido, el sujeto de conocimiento es fundamentalmente activo a diferencia de lo que
sucedía con los filósofos anteriores, donde el sujeto tenía que acomodarse a las características del
objeto.
Segunda parte
Pequeño resumen: En la primer parte trabajamos con algunas cuestiones generales acerca del
fenómeno del conocimiento y vimos tres teorías filosóficas clásicas que buscaban explicar ese
fenómeno; el racionalismo, el empirismo y el criticismo. También vimos que cada una de esas
perspectivas consideraba el sujeto cognoscente o el sujeto de conocimiento de un modo distinto,
aunque en líneas generales podemos decir que tanto para Descartes como exponente del
racionalismo, como para Hume exponente del empirismo, ese sujeto era pasivo en tanto recibía el
objeto de conocimiento, las ideas innatas en el caso de Descartes y las impresiones en el caso de
Hume; Kant por su parte, cambia radicalmente el punto de vista y entiende que ese sujeto de
conocimiento es activo en tanto forma al fenómeno que sería el objeto de conocimiento.
<<Vimos también, que el sujeto de conocimiento con el que trabaja Kant es el sujeto
transcendental, una estructura lógica, formal, a priori, que construye el fenómeno aplicando al
material sensible las formas del espacio y tiempo y las categorías. En ese sentido, la teoría del
conocimiento de Kant es una filosofía de la conciencia, en tanto el ser de las cosas, de los objetos,
lo que los objetos sean depende de del sujeto. Ese sujeto trascendental no es un sujeto
empírico.>>
¿Cómo se da la constitución de ese sujeto empírico? Es decir, no lo vamos a considerar como algo
obvio, algo dado porque el sujeto que conoce pero también siente, imagina, toma decisiones, etc.
Es conformado o construido en la experiencia.
En este caso veremos dos perspectivas generales acerca de esto: por un lado el papel del lenguaje
en la constitución del sujeto y por otro la lectura de la epistemología genética acerca de cómo se
construye el sujeto en su relación con el mundo.
Construcción del sujeto
¿Qué queremos decir con constitución del sujeto? Para empezar, hablamos de constitución, es
decir, asumimos que el sujeto concreto es producido y es también transformable; el sujeto se va
conformando a través de diferentes procesos, no nace siendo el que es, siempre tiene
herramientas a partir de las cuales puede organizar y reorganizar sus ideas, representaciones o
conceptos tanto acerca de sí mismo como de los otros o del lugar que ocupa en el conjunto social
y en el mundo natural. ¿Qué significa esto? Que el sujeto nace con cierta estructura biológica
determinada pero no es solamente eso, porque no es suficiente esa estructura; a lo largo del
tiempo, el sujeto además va completándose en el sentido de que se vuelve capaz de pensar,
representar, simbolizar, comunicar, puede pasar de vista su biografía personal y social, puede
construir sentidos, darle sentido a sus experiencias y puede por ejemplo juzgarse a sí mismo,
puede observarse, es capaz de reflexionar sobre sí mismo; es decir, la subjetividad se expresa en
distintas maneras de vincularse consigo mismo y con los demás. En ese sentido, la subjetividad
también se entrelaza con otras subjetividades en una intersubjetividad. Esto significa que lo que
somos, nuestro sí mismo, es fundamentalmente algo vinculante, algo relacional que nos permite
interactuar porque es capaz de diferentes perspectivas frente a otros y frente a nosotros mismos.
Teniendo en cuanta todo esto, podemos decir que en la formación del sujeto intervienen el
lenguaje, la experiencia, el trabajo y la acción, y además, a partir de la interacción con los demás;
y a partir de esto, al mismo tiempo, se forma como sujeto va construyéndose junto con otros, va
construyendo además con otros un mundo cultural que es un mundo simbólico, mediado por el
lenguaje, por símbolos que representan cosas. Cuando en hombre nace lo hace tanto en un
mundo natural y físico como en un mundo cultural marcado o regido por normas, por
convenciones.
Lenguaje
Dada la importancia del lenguaje en la conformación del sujeto tanto a nivel individual como
social, veamos algunas características del lenguaje vinculadas con esta cuestión, Por empezar, se
trata un instrumento simbólico, es decir, es una herramienta con la que podemos pensar porque
no hay pensamiento sin leguaje, podemos comunicar a otros nuestras ideas, pero también gracias
al lenguaje podemos entendernos a nosotros mismo, además de darnos a entender porque nos
permite clasificar, conceptualizar, significar, y es simbólico porque encierra signos convencionales
aprendidos y compartidos y que significan cosas. En ese sentido, el lenguaje también es un código
que permite comunicar, nos permite hacer lecturas a interpretaciones de nuestros propios actos,
de nuestra propia vida, acerca del mundo que nos rodea de quienes somos, de quienes son los
demás, nos permite trasmitir nuestras ideas a los demás y que los otros a su vez nos trasmitan
información relativa al mundo y a sus propios estados mentales por ejemplo. Todas estas
interpretaciones, las nuestras y las ajenas, son mediadas trasmitidas siempre por el lenguaje, de
modo que ese lenguaje también muestra una evolución.
Al principio, los hombres indicaban los objetos con el dedo, luego fueron incorporando la
representación de su mundo a través de imágenes, de iconos, y al tener las manos ocupadas en
sus labores recurren a voces para significar objetos dando lugar a signos convencionales o
símbolos que serán las palabras finalmente. Estos símbolos podrán referirse no solo a cosas, sino
también a relaciones entre cosas, a acciones, a otras palabras incluso, porque el lenguaje tiene la
capacidad de referirse a sí mismo, dando lugar a que haya diferentes niveles de lenguaje.
Al mismo tiempo, construye nuestra subjetividad, nuestra identidad tanto individual como
colectiva porque en parte es heredado, nos viene dado por otros; y no solamente eso, no solo
recibimos las palabras con las que nos referimos a nuestros estados mentales, nuestros
sentimientos, nuestros pensamientos, sino que también recibimos a través del lenguaje
interpretaciones, formas de pensar y de hablar acerca del mundo y de cómo debe ser ese mundo.
Además el lenguaje es intersubjetivo, es decir, es compartido, no es privado, nacemos en un
mundo en el que ya hubo y hay otras personas que lo construyeron a partir de sus acciones; y en
ese sentido ya hay un lenguaje, pero permanentemente se va modificando en la conversación con
los otros, en el intercambio, en el dialogo. Nosotros también a su vez generamos nuevas
interpretaciones y cambiamos las que recibimos, todo el tiempo utilizamos palabras para
referirnos a las cosas pero también para afirmar, defender, criticar, rechazar. Entonces a través
del lenguaje le damos entidad a las cosas, hacemos visibles situaciones, personas; todo lo que nos
rodea esta mediado por el lenguaje, por palabras, por símbolos, y a partir de ellos interpretamos y
comprendemos a los demás, y los demás nos comprenden a nosotros; por ende se trata de un
proceso de quid pro quo y que todo el tiempo se está actualizando. Por eso decimos que los
sujetos se constituyen intersubjetivamente en el lenguaje, pero el lenguaje no es la única
herramienta a través de la cual se constituye el sujeto.
Concepción constructivista del conocimiento: Epistemología genética
La epistemología genética es un programa de investigación presentado por Jean Piaget, un
epistemólogo y biólogo suizo que vivió entre los años 1896 y 1980. Esta epistemología genética se
refiere fundamentalmente al modo en que se desarrollan nuevos conocimientos, y explica por un
lado como las personas desarrollan sus capacidades cognitivas desde la niñez y durante toda su
vida, y por otro lado, también vinculan la valides de conocimiento con el modo en que se
construye. Él llama a su perspectiva constructivismo porque es un proceso activo de auto-
construcción permanente a través de la relación con el entorno por medio de la acción.
Por su parte, el científico y epistemólogo argentino Ronaldo Garcia (1919-2012), fue coautor
importante con Piaget en muchos textos relacionados a la epistemología genética; y en el libro “El
conocimiento en construcción” reformula y se estigmatiza la epistemología de Piaget, en especial
en relación a los sistemas complejos.
Un aspecto interesante de la epistemología genética es que se propone como una superación
tanto del empirismo como del apriorismo. ¿El empirismo por qué? Porque para la epistemología
genética el comienzo del conocimiento no es la percepción, sino la acción, es decir que el
conocimiento comienza cuando el ser humano en tanto organismo interactúa con el medio; por
otra parte, también se considera una superación del apriorismos (para Kant el sujeto organiza el
material sensible a través de una estructura completamente formal y a priori, es decir
independiente de la experiencia), para la epistemología genética esa organización de los datos
también se construye la interacción con el medio, de modo que el sujeto de conocimiento, ese
sujeto cognoscente del que venimos hablando, le impone al mundo un orden en la medida en que
va estructurando sus acciones y conceptos, y al mismo tiempo se construye a él mismo en la
interacción con ese medio sobre el que actúa.
Proceso funcionales
Piaget se pregunta: “¿Cómo pasa de un sujeto entre un estado de menor conocimiento a un
estado de mayor conocimiento? Es decir, ¿Cómo se pasa de un nivel de conocimiento en el que
no se es capaz de resolver ciertos problemas a otro nivel en el que el mismo sujeto puede resolver
fácilmente aquello que antes no podía?” El modo en que sucede esto y en el que al mismo tiempo
el sujeto de conocimiento se constituye como tal a sí mismo es siempre a través de la interacción
con el medio. Y esto se da a través de dos procesos funcionales:
● El primero de ellos es el de la acomodación, el sujeto se acomoda al objeto a través de
esquemas de acción, ¿Qué son estos esquemas? En general un esquema es una sucesión de
acciones que tienen una organización y que pueden repetirse en situaciones similares, es
decir se trata de la repetición de acciones que organizan movimientos; en general un
esquema es una representación a una imagen simplificada de algo, representa a aquellos que
se puede repetir y generalizar en una acción. Al principio son actos reflejos, como la succión
en los bebes, pero luego se van complejizando y terminan por configurar un patrón de
conducta, por ejemplo: agarrar cosas o empujar un objeto, es decir, funcionan de una
manera análoga a los conceptos, no son lo mismo que conceptos pero funcionan de una
manera análoga.
La cuestión es que en los procesos de acomodación el sujeto se acomoda a las características
del objeto, y en ese sentido la mente se acomoda a la nueva información, es decir, incorpora
información de la experiencia. Y con esto se da una modificación en la estructura para poder
adaptarse.
● El segundo proceso funcional es el de la asimilación donde los objetos son incorporados a los
esquemas y acá la nueva información se amolda a los esquemas que ya existen. En el
desarrollo cognitivo va dando siempre un equilibrio interno entre la acomodación y la
asimilación, por ejemplo los objetos deben ser agarrarles pero al mismo tiempo el sujeto se
debe acomodar al objeto según sean grandes o pequeños. Por otra parte, a medida que pasa
el tiempo el sujeto puede hacer anticipaciones, por ejemplo el niño puede pasar de “empujo
esta pelota y se mueve” a “si empujo X cosa se moverá”, es decir puedo trasladar esa
situación a la pelota a otros objetos. Esto significa que hace una abstracción y aplica ese
esquema a otras situaciones similares. Y a medida que se van dando los distintos procesos de
abstracción se constituye la inteligencia, mediante la acción el sujeto va construyendo lo que
sabe del mundo y al mismo tiempo construye su lógica, sus conceptualizaciones; en ese
sentido, inclusive los bebes actúan de manera inteligente porque el conocimiento se va
construyendo en el intercambio con el objeto, con el medio. De modo que el hombre
siempre se configura como hombre en la praxis, en una relación mutuamente modificante
con el mundo, ¿Qué significa esto? Que el sujeto modifica al mundo y el mundo al sujeto.
La cuestión de cómo se constituye la inteligencia también marca otra de las características
interesantes de la epistemología genética. Cuando se trata en establecer una teoría del
conocimiento, no hay una teoría para el conocimiento pre-científico y otra para el científico, sino
que debe buscarse una teoría que abarque las etapas tanto del desarrollo individual como social.
Porque, además para Piaget, cada etapa del desarrollo de la psique humana se corresponde con
una etapa histórico evolutiva o cultural.
Pero aunque hay una continuidad entre el conocimiento pre-científico y el científico, no significa
que para Piaget y Garcia que sean idénticos, siempre hay diferencia en cuanto a la tipo de
inteligencia en cada etapa.
Continuidad del conocimiento pre-científico y científico
Para Piaget y Garcia existe una continuidad entre el conocimiento pre-científico y el científico
aunque no sean idénticos y que la inteligencia, que no es una contemplación, sino también una
herramienta con la que operarnos sobre el mundo, se va constituyendo a medida que se dan
diversos procesos de extracción. La extracción en ese sentido, se dan entados los niveles de
desarrollo, desde el nivel censo-motriz hasta el pensamiento científico. Una de esas formas de
abstracción es la abstracción empírica mediante la cual el sujeto separa las características del
objeto, es decir se abstrae algo directamente de los objetos. Pero la epistemología genética
considera también otro tipo de abstracción, que es la abstracción reflexiva en la que cuando el
sujeto considera la seria de objetos agrega una propiedad que no está en los objetos mismos,
construye una relación entre los objetos y además puede considerar sus propias acciones sobre
ellos; por ejemplo, si tengo una serie de objetos los enumero y llego a la conclusión que son 10,
ese 10 que es una relación entre ellas que estoy agregando.
Estas abstracciones luego dan formas a dos de generalización que adquieren, en el conocimiento
científico, un papel muy importante.
● Por un lado, la abstracción empírica da lugar a la generalización inductiva, en este tipo de
generalización se abstrae una característica o propiedad de algunos objetos y se traslada a
todos los objetos del mismo tipo. Y esta generalización dará lugar a su vez al tipo de
razonamiento inductivo.
● Pero cuando se trata de la abstracción reflexiva, a partir de ella se da una generalización
constructiva o completiva en la que los elementos del objeto se organizan bajo una nueva
forma. Y lo interesante de este tipo de generalización es que da lugar a una forma de
razonamiento abductivo.
Esto, a su vez, da lugar a explicaciones causales en las que se agregan elementos hipotéticos para
poder dar cuanta de esas relaciones causales. Lo cual implica, cierto grado de creatividad, de
reflexión.
Podemos hablar de una continuidad entre el conocimiento pre-científico y científico en el sentido
en que en ambos se dan procesos de abstracción que se van complejizando, pero que funcionan
tanto en uno como en otro nivel.

Características del conocimiento científico


Hay una continuidad entre el conocimiento pre-científico y el científico, y de hacho la habilidad
para hacer generalizaciones, reconocer habilidades en los fenómenos o hacer predicciones
teniendo en cuenta observaciones pasadas es algo que caracteriza al conocimiento humano en
general, y en ese sentido el conocimiento científico y el conocimiento vulgar tiene características
similares. Pero también difieren en varios aspectos vinculados a ciertas exigencias que tienen que
ver con la fundamentación y al uso de procedimientos ordenados para adquirir información que
sea confiable y útil. Y de ese modo, el conocimiento científico suele ser caracterizado, en la
epistemología clásica, a partir de parámetros como los siguientes: para empezar, el conocimiento
científico describe, explica y predice.
Describir significa determinar, clasificar, enunciar características relevantes de un fenómeno o un
estado de cosas. Cuando hablamos de explicar, nos referimos a que el investigador científico no
se interesa en los hechos en sí mismos, sino que busca establecer cuáles son las relaciones que
existen entre ellos; y en ese sentido, el conocimiento científico busca subsumir un hecho
particular a una ley, es decir, considera a ese hecho como sometido a una ley o a un principio
general. Y en cuanto a predecir en virtud de la descripción y la explicación, es decir de haber
comprendido como se dio un fenómeno, puede anticipar que ese fenómeno se dará bajo tales o
cuales condiciones, o incluso puede hacer una retrodicción, es decir explicar de qué modo
sucedió un fenómeno.
Por otra parte, también se entiende que el conocimiento científico es crítico y analítico, esto
significa que al analizar lo que hace es separar las distintas partes, los distintos elementos del
recorte de la realidad que va a estudiar y los examina siempre a partir de argumentos racionales.
También se entiende que se trata de un conocimiento metódico y sistemático, es decir los
planteos de los estudios científicos son planificados y el investigador sigue una serie de reglas
establecidas en el campo disciplinar en el que trabaja en cuanto a la recolección de datos, la
formulación de hipótesis, la puesta en prueba o la producción de teorías, es decir sigue una serie
de procedimientos, un método determinado; en cuanto a sistemático, equivale a que la ciencia
no es simplemente un agregado de información de datos inconexos en donde cada investigación
es individual o aislada, sino que se trata de un sistema donde las ideas están conectadas
lógicamente entre sí.
Que sea controlable significa que se deben establecer parámetros que permitan verificar o
refutar las proporciones científicas, es decir que haya una instancia fáctica a partir de los cuales
se puedan poner a prueba las proporciones científicas.
El término unificado se refiere a que la ciencia busca principios generales para explicar una
diversidad de fenómenos y también tiene que ver con la exigencia de que dentro de cada
disciplina científica se maneje el mismo sistema de signos, se precisa significados y se establezcan
los diversos tipos de métodos que se van a utilizar.
Que sea lógicamente consistente tiene que ver con la exigencia de que las teorías científicas
mantengan el rigor lógico, es decir que no caigan en contradicciones sino que mantengan una
coherencia interna.
Por otra parte, el conocimiento científico debe ser comunicable, es decir los descubrimientos y
avances obtenidos en las investigaciones científicas no pueden quedarse en el ámbito privado,
por el contrario siempre deban publicitarse primero al interior de la comunidad científica y más
tarde al conjunto de la sociedad. Además, al conocimiento científico se le exige la utilización de
un lenguaje que sea preciso, que evite la vaguedad, es decir se le exige que determine
claramente el significado de los términos; y también se le pide que evite la ambigüedad o
inexactitud, es decir que sea unívoco en cuanto a los términos que refieren a más de un
significado.
A esto se agrega, que el conocimiento científico busca ser objetivo, esto es que por empezar
haya una correspondencia entre los conceptos y las cosas que se pretenden estudiar, es decir los
conceptos serán objetivos en la medida en que se asemeje con lo que busca representar. Pero
además, se entiende que el investigador busca quitarle a la investigación cualquier elemento
subjetivo o al menos busca dar una correcta descripción de la realidad. También esta noción de
objetividad se asocia a la idea de que las proporciones científicas deben estar formuladas de tal
modo que otros investigadores pueden producir el experimento y pueden someterlo a prueba.
Finalmente, se entiende además que el conocimiento científico es provisorio en el sentido en
que las nociones acerca tanto del mundo natural como social siempre son falibles, siempre son
revisables, siempre existe la posibilidad de que surja una nueva producción, una nueva
información teórica que muestren que las ideas que se mantuvieron hasta el momento son
inadecuadas. Además, sucede que las leyes científicas tienen tal nivel de abstracción y
generalidad que no pueden ellas mismas ser contrastables, no pueden ser checadas
directamente con la experiencia porque lo que podemos contrastar efectivamente son
enunciados observacionales, enunciados singulares. De modo que una ley científica en tanto es
universal y válida para todos los casos posibles, nunca puede ser comparado con la experiencia.
Así que siempre queda abierta la posibilidad de que una contrastación empírica en el futuro la
refute. En ese sentido, el conocimiento científico también acepta que es provisoria

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