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Adentrándonos más en la escritura y estilo del autor, puedo decir que es una redacción muy buena, sin faltas ni
tampoco redundancias o falta de verosimilitud, resalta mucho el uso de palabras propias como “Aguaitar” o
“Cojudo” muy empleadas en la zona, y de mucho significado pues nos hace adentrarnos aún más en el cuento.
También puedo resaltar el nombre de la piedra, de nombre “Gayapoc” encima de la cual se cree que aparece la
laguna, se menciona es nombrada en una lengua que ya no se recuerda, en mi opinión, es una lengua que fue
cambiando con los años, dentro del mismo relato se escribe “kechwa” a la lengua que ahora llamamos
“Quechua”, me parece muy interesante como cambio en los años esta escritura y pienso que paso lo mismo con
el nombre de dicha piedra. En cierta parte hace un descargo a la facilidad con la que hoy en día conseguimos las
cosas, pues dice que ahora somos más holgazanes que antes, que antes se trabajaba a mano para conseguir
cosas, todo esto le da un cierto aire de queja a la narración. Ya por ultimo quisiera mencionar el “machismo”
con el que se maneja la narración, pues en la parte final se describe a las mujeres como más asustadizas y a los
hombres como obligados a sentir valor, demostrar su hombría haciéndole frente a lo desconocido, es un
estereotipo que a día de hoy ya no es muy aplicable, pero resalto esto nos ayuda aún más a entender ese Perú
profundo que había.
En cuanto al cuento nos narra la historia de un campesino, un guardián del campo, el cual iba a cuidar las
parcelas, pues era necesario para proteger los cultivos. Una noche el señor Pancho al dirigirse a realizar su labor
se encontró en el camino a los límites de Tangor una laguna, la cual no tenía que estar ahí pues nunca había
existido en dicho lugar, Pancho vio a algunas aves y patos encima del agua, se quedó maravillado al ver esto,
más luego se asustó y se dirigió a casa. Cuando conto todo esto a los recién despertados solo escucharon su
narración las mujeres solo cerraban los ojos y el hombre de nombre Maulli, le dijo que no le creía y que lo
acompañaría para cerciorarse de que en ese lugar no había nada, como siempre. En efecto no encontraron nada
solo la piedra como siempre. Quedándose esta como una leyenda, pues don Pancho no fue el único que vio
dicha aparición de la laguna.