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LEYENDAS GUARANÍ

La influencia guaraní en la provincia de misiones se redescubren a


cada paso que damos en esta hermosa región, muchas de ellas están
vinculadas al contacto con la naturaleza y a la profunda relación que este
pueblo tiene con su entorno, otras provienen de costumbres ancestrales
que se forjaron a través de la habilidad de sus manos.

Pero hay un legado cultural intangible más profundo aún que se transmite
de generación en generación a través del relato y son en esas charlas en
las que afloran las historias de seres mitológicos que van desde lo sagrado
a lo pagano. Lo que conocemos como mitos o leyendas Guaraní.

El mito es una construcción cultural a través de la cual se busca dar


respuestas a las preguntas esenciales de la existencia humana tales como
el origen de la vida, el sentido de la misma y el porqué de la muerte.

En los mitos los personajes principales tienen características de dioses y


los personajes secundarios, por decirlo de alguna manera, son los héroes
semidiós semi humano.

La leyenda también es un relato construido culturalmente que trata de


explicar los hechos de carácter cotidiano lo inmediato.

Transmisión de las leyendas Guaraníes

Las leyendas guaraníes son especialmente construidas para transmitir


los valores de la comunidad a las nuevas generaciones, está una de las
características de la cultura guaraní. Y otra gran característica de los
mitos y leyendas de esa rica cultura es la transmisión de ellas, que es
únicamente oral, ya que ellos no escriben nada al respecto, sino que se
van transmitiendo a través de la oralidad de padres a hijos y a nietos.

Ellos tienen por costumbre reunirse frente a un fogón donde los ancianos
de la aldea tienen esa función de ir transmitiéndoles toda su cultura y su
conocimiento. Es una reunión familiar donde se comparte y donde los
niños van aprendiendo e incluyendo este conocimiento para que forme
parte de lo que será su identidad, para que luego lo sigan transmitiendo
cuando sean mayores a sus propios hijos.

Imagínense el escenario de estar sentado alrededor del fogón en círculo,


todos formando una unidad en situación de monte, en la oscuridad. Esto
tiene mucho de fantasma, tiene muchos de duendes, tiene mucho de la
posibilidad de que existan otros seres distintos a nosotros ahí en la
oscuridad donde no llega la luz del fogón. Sobre todo en la infancia donde
la ingenuidad y la imaginación aportan magia a los relatos.

El fogón es un círculo de unidad, es la mezcla de generaciones, donde el


anciano merece todo el respeto y los niños son todos oídos. Es una de las
cosas más maravillosas que nos han transmitido la cultura guaraní.

Leyendas Misioneras

¡Misiones, una de las tantas riquezas que posee son sus leyendas vivas!
Y ¿por qué leyendas vivas? Porque todavía se lo cuenta como algo
presente, como algo que existe en la selva misionera y aún hoy hay gente
que asegura haberlos visto o escuchado.

Y no es raro, ya que al caminar en el monte misionero siente que, entre los


sin fin de ruidos y sonidos provenientes de la selva, algunas veces es difícil
no creer que algunas de ellas no pertenecen a duendes o seres que no
conocemos.

La cultura Guaraní en este aspecto está muy presente en toda la


provincia de Misiones, ya que no es necesario pertenecer a dicha
comunidad para haber escuchado o conocer las leyendas Guaraníes.

Hoy presentaremos algunas de ellas y le contaremos sus leyendas; así


también como se imaginaban la creación de las Cataratas de Río Iguazú.

● La leyenda de las Cataratas


● El Pombero o Pomberito
● El Yasi Yateré
● El Curupí
● La leyenda del Urutaú
CATARATAS DEL IGUAZÚ - LEYENDA
Intro
Las cataratas del Iguazú son un conjunto de 275 saltos de agua que
se extienden a lo largo de casi 3 kilómetros en la frontera entre
Argentina y Brasil. Su nombre proviene del guaraní «I» que significa
agua y «guasu», que significa «grande». Y es que estas cataratas
son realmente impresionantes, tanto por su tamaño como por su
belleza.

Pero ¿sabes cómo se formaron estas cataratas? Según la


leyenda, hace mucho tiempo, el río Iguazú era habitado por una
enorme serpiente llamada Boi, que exigía cada año el sacrificio de
una doncella para aplacar su furia. Los indígenas guaraníes vivían
atemorizados por esta criatura y cumplían con su demanda.

Un año, le tocó el turno a Naipí, la hija del cacique, que era la más
bella y dulce de la tribu. Naipí estaba enamorada de Tarobá, un
valiente guerrero, y él de ella. Los dos jóvenes decidieron escapar
juntos en una canoa por el río, desafiando la voluntad de Boi.

La serpiente, al enterarse de la fuga, se enfureció tanto que se


retorció con tanta fuerza que partió el lecho del río, creando así los
saltos de agua que hoy conocemos como las cataratas del Iguazú.
Naipí y Tarobá cayeron al vacío, pero su amor fue más fuerte que la
muerte.

Boi quiso separarlos para siempre, pero no lo consiguió. Naipí se


convirtió en una roca en el fondo de la mayor de las cataratas, la
Garganta del Diablo, y Tarobá en una palmera en la orilla del río,
frente a ella. Desde entonces, se miran eternamente, desafiando la
ira de Boi, que sigue rugiendo en las aguas.

Esta es la leyenda de las cataratas del Iguazú, un lugar mágico


donde el amor triunfa sobre el mal. Si alguna vez tienes la
oportunidad de visitarlas, recuerda esta historia y siente la emoción
de Naipí y Tarobá, que siguen vivos en el corazón de la naturaleza.
Las cataratas del Iguazú son un conjunto de 275 saltos de agua que se
extienden a lo largo de casi 3 kilómetros en la frontera entre Argentina y
Brasil. Su nombre proviene del guaraní «I» que significa agua y «guasu»,
que significa «grande». Y es que estas cataratas son realmente
impresionantes, tanto por su tamaño como por su belleza.

Pero ¿sabes cómo se formaron estas cataratas? Según la leyenda,


hace mucho tiempo, el río Iguazú era habitado por una enorme serpiente
llamada Boi, que exigía cada año el sacrificio de una doncella para aplacar
su furia. Los indígenas guaraníes vivían atemorizados por esta criatura y
cumplían con su demanda.

Un año, le tocó el turno a Naipí, la hija del cacique, que era la más bella y
dulce de la tribu. Naipí estaba enamorada de Tarobá, un valiente guerrero,
y él de ella. Los dos jóvenes decidieron escapar juntos en una canoa por el
río, desafiando la voluntad de Boi.

La serpiente, al enterarse de la fuga, se enfureció tanto que se retorció con


tanta fuerza que partió el lecho del río, creando así los saltos de agua que
hoy conocemos como las cataratas del Iguazú. Naipí y Tarobá cayeron al
vacío, pero su amor fue más fuerte que la muerte.

Boi quiso separarlos para siempre, pero no lo consiguió. Naipí se convirtió


en una roca en el fondo de la mayor de las cataratas, la Garganta del
Diablo, y Tarobá en una palmera en la orilla del río, frente a ella. Desde
entonces, se miran eternamente, desafiando la ira de Boi, que sigue
rugiendo en las aguas.

Esta es la leyenda de las cataratas del Iguazú, un lugar mágico donde el


amor triunfa sobre el mal. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitarlas,
recuerda esta historia y siente la emoción de Naipí y Tarobá, que siguen
vivos en el corazón de la naturaleza.

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