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Un 

librepensador es una persona que sostiene que las posiciones referentes a


la verdad deben formarse sobre la base de la lógica, la razón y el empirismo en lugar de
la autoridad, la tradición, la revelación o algún dogma en particular. Cualquier juicio así
constituido debe llamarse «librepensamiento»1 y quienes lo formulan son «librepensadores»,2
personas que constituyen sus opiniones y certezas sobre un análisis imparcial de hechos y
son dueñas de sus propias decisiones, independientemente de la imposición dogmática de
cualquier institución, religión, tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que
busque imponer su punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica.

Índice

 1Historia
 2El librepensador y la ciencia
 3El contrario de religión
 4Véase también
 5Referencias

Historia[editar]
Se considera precursores o antecesores del librepensamiento al descreído poeta y
matemático iraní medieval Omar Khayyam, autor de las Rubaiyat, y al médico y escritor
francés François Rabelais (siglo XVI), quien en la utópica Abadía de Thelema de
su Gargantúa defendió el lema «haz lo que quieras». El hito histórico más importante para los
librepensadores fue, sin embargo, la quema del filósofo Giordano Bruno por la Inquisición de
Roma el año 1600.
El término se usó primero en Inglaterra a fines del siglo XVII, para denotar a quienes estaban
contra instituciones eclesiásticas, la creencia literal en la Biblia y su interferencia en las
consideraciones científicas, y se documenta por primera vez en 1697 por el naturalista William
Molyneux (1656–1698) en una carta ampliamente divulgada dirigida a John Locke (1632-
1704), pero solo se hizo general cuando se publicó después el Discourse of
Freethinking (1713) de Anthony Collins (1676-1729).
El librepensador deísta John Toland

El término se aplicó entonces específicamente al grupo de escritores deístas e ilustrados,


los freethinkers, formado por él mismo, el teólogo Thomas Woolston (1668–1733), el
historiador y traductor Nicolas Tindal (1687–1774), el teólogo John Toland (1670–1722) y
otros ilustrados de habla anglosajona. Desde entonces anduvo parte del camino
paralelamente o asociado a doctrinas afines, como la masónica, de la que sin embargo
rechaza sus ritualismo y jerarquía. En Francia se divulgó a través de la publicación en 1765
del artículo Liberté de penser («Libertad de pensar») en L'Encyclopédie de Denis
Diderot (1713-1784) y Jean le Rond d'Alembert (1717-1783). Uno de sus mejores
colaboradores, Voltaire (1694-1778), hizo además de este supuesto uno de los ejes de su
pensamiento y su literatura. Desde entonces el concepto de freethought se divulgó por toda
Europa y América.
Anthony Collins definió el librepensamiento como un intento de juzgar una proposición según
el peso de la evidencia; pero su libro fue interpretado como un ataque a los principios
fundamentales del cristianismo. Desde ese día, el término librepensador quedó asociado
popularmente al escepticismo, el descreimiento, falta de fe o infidelidad e incluso al ateísmo,
aunque el librepensador actual no rechaza necesariamente el cristianismo, sino más bien
intenta entenderlo.
El término se usó generalmente para definir a los numerosos filósofos franceses ilustrados
del siglo XVII y actualmente se asocia la palabra librepensamiento a los
términos escepticismo y laicismo. Sin embargo, una definición precisa hay que buscarla en el
origen histórico del pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como
el Renacimiento, el Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. Pero con
el surgimiento de nuevas ideas filosóficas también se fueron desarrollando nuevas y diferentes
maneras de manejar el concepto de librepensador. En 1875, el poeta simbolista Louis
Ménard escribió su Catéchisme religieux des Libres-penseurs,
El término librepensamiento a partir de la Ilustración define una actitud filosófica consistente
en rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra clase, y confiar en la razón para
distinguir lo verdadero de lo falso en un clima de tolerancia y diálogo. En su ensayo La ética
de las convicciones, el matemático británico del siglo XIX y filósofo William Kingdon
Clifford (1845-1879) escribió: «Es un error siempre, en todas partes, y para cualquier persona,
creer cualquier cosa con insuficiencia de pruebas». Clifford dio un fuerte impulso al
movimiento promoviendo el Congreso de librepensadores celebrado en 1878 y en años
sucesivos y se puede decir que en la segunda mitad del siglo XIX fue un movimiento muy
pujante, aunque minoritario.

Retrato de Fernando Lozano Montes, «Demófilo», en la revista Don Quijote, octubre de 1892. Lozano
creó la publicación más importante de tendencia librepensadora en España, Las Dominicales del Libre
Pensamiento

En España, el librepensamiento se difundió principalmente a través del semanario


decimonónico Las Dominicales del Libre Pensamiento (1883-1909),3 editado por Fernando
Lozano Montes (1844-1935), y Ramón Chíes (1846-1893), y perseguido sin tregua por las
autoridades religiosas y civiles. El propio Fernando Lozano, máxima autoridad del movimiento
en España, y Chíes, fallecido poco después, organizaron en 1892, año de cuarto centenario
del Descubrimiento, un magno Congreso Universal de Libre-Pensadores. En 1902 se
constituyó la Federación Internacional de Librepensadores en España, Portugal y América
ibera en el Congreso de Ginebra (14-18 de septiembre de 1902), donde se acordó promover
un monumento a Miguel Servet. Más o menos asociados al Krausismo y a la Institución Libre
de Enseñanza, otros destacados intelectuales españoles se agregaron al movimiento,
como Francisco Ferrer Guardia, Antonio Rodríguez García-Vao y Rosario de Acuña.4 También
hay que mencionar al posterior Augusto Vivero.
En Alemania, se formó en Fráncfort en 1881 la Liga de Librepensadores Alemanes (Deutscher
Freidenkerbunden) presidida por Ludwig Büchner (1824-1899), hermano del famoso
dramaturgo Georg Büchner, agrupando a diversos ateos y agnósticos. En 1892 se formaron el
Freidenker-Gesellschaft y en 1906 el Deutscher Monistenbund y desarrollaron
una Jugendweihe (literalmente, «Consagración de la Juventud»), una ceremonia laica atea. La
Unión de Cremación de Librepensadores se fundó en 1905 en polémica con los religiosos que
creían en la resurrección de los cuerpos, así como la Unión Central del Proletariado Alemán
Librepensador en 1908; ambos grupos se fusionaron en 1927, convirtiéndose en la Asociación
Alemana de Librepensadores (1930). Grupos de librepensadores socialistas europeos
formaron la Internacional de Proletarios Librepensadores (IPF) en 1925. Agitadores de esta
sociedad promovían desafiliarse a las iglesias y secularizar las escuelas primarias; de 1919 a
21 y de 1930 a 1932 más de 2,5 millones de alemanes, en su mayoría partidarios de parte de
los partidos socialdemócratas y comunistas, renunció a pertenecer a iglesia alguna.
El librepensamiento decimonónico se considera heredero de la Ilustración dieciochesca;
rechaza en su mayor parte la religión, considerándola un tipo de superstición, y los dogmas y
fenómenos sobrenaturales, de los cuales descree y a los que somete a una crítica implacable.
Para el librepensamiento (también denominado en el siglo XIX libre examen o examen libre),
ninguna ortodoxia mayoritaria presupone necesariamente la verdad. Por este rechazo
del dogma, entre los librepensadores se
encuentran ateos, agnósticos, deístas racionalistas y libertarios; pero también investigadores
de la religión como hecho empírico y universal cuya existencia no puede ser negada sin negar
al hombre mismo.
El librepensamiento es la base filosófica para el movimiento del Humanismo secular. También
es la base pedagógico-filosófica para la escuela racionalista.

El librepensador y la ciencia[editar]

Bertrand Russell en 1936.

Los librepensadores están fuertemente comprometidos con el uso de la investigación científica


y la lógica para liberarse del error. Por medio del hipercriticismo escéptico intentan librarse
de sesgos cognitivos que limiten el intelecto: las creencias populares, los prejuicios culturales,
el chauvinismo, el etnocentrismo o el sectarismo. Por eso la ciencia y más exactamente
el método científico guía a los librepensadores por su naturaleza racional e imparcial. La
ciencia moderna está basada en la obtención y verificación del conocimiento, a diferencia de
la ciencia clásica que estaba basada en la mera recolección y organización de conocimiento,
de ahí que el librepensador se identifique con el criticismo del método científico. Las actuales
asociaciones humanistas son impulsoras del pensamiento científico y rechazan doctrinas
como el creacionismo.
Es error común pensar que el librepensador trata todas las ideas por igual; el librepensador
utiliza a la ciencia y la lógica para discriminar qué ideas son falaces. El filósofo Bertrand
Russell en su ensayo El valor del librepensamiento (1957), escribió:
Lo que hace a un librepensador no son sus creencias, sino la manera como las sostiene. Si él las
mantiene porque sus viejos maestros le dijeron que eran ciertas cuando él era joven o si las mantiene
porque si no sería infeliz, su pensamiento no es de ninguna manera libre; pero si los mantiene porque,
tras cuidadosa reflexión, se encuentra con un balance de pruebas a favor, su pensamiento es libre, por
extrañas que sus conclusiones puedan parecer.

El contrario de religión[editar]
Según Paulo Bitencourt, autor del libro Liberto de la Religión: El Inestimable Placer de Ser Un
Librepensador:5
El Libre Pensamiento es el opuesto del pensamiento dogmático. Luego, nada puede ser más
incompatible con el Libre Pensamiento que creencias religiosas, pues en nada hay más dogmatismo
que en la religión. [...] Solo librepensadores son personas verdaderamente racionales. Su escepticismo
no las deja ser seducidas por ninguna ideología. No creyendo en cosa alguna desprovista de
evidencias, librepensadores son inmunes también a todo y cualquier tipo de superstición.6
Librepensadores, [son] personas que no huyen de la realidad y no son guiadas por supersticiones, sino
por la razón, pues es ella que genera la lucidez productora de ideas coherentes y sensatas.7

Véase también[editar]
 Agnosticismo
 Anarquismo
 Anexo:Sesgos cognitivos
 Anticlericalismo
 Ateísmo
 Deísmo
 Deísmo en Inglaterra y Francia en el siglo XVIII
 Eclecticismo
 Edad de oro del librepensamiento
 Empirismo
 Escepticismo
 Ética laica

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