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Un librepensador es una persona que sostiene que las posiciones referentes a la verdad deben
formarse sobre la base de la lógica, la razón y el empirismo en lugar de la autoridad, la tradición,
la revelación o algún dogma en particular. Cualquier juicio así constituido debe llamarse
«librepensamiento»[1] y quienes lo formulan son «librepensadores»,[2] personas que constituyen
sus opiniones y certezas sobre un análisis imparcial de hechos y son dueñas de sus propias
decisiones, independientemente de la imposición dogmática de cualquier institución, religión,
tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de
vista ideológico o cosmovisión filosófica.
El librepensador deísta John Toland
Anthony Collins definió el librepensamiento como un intento de juzgar una proposición según el
peso de la evidencia; pero su libro fue interpretado como un ataque a los principios
fundamentales del cristianismo. Desde ese día, el término librepensador quedó asociado
popularmente al escepticismo, el descreimiento, falta de fe o infidelidad e incluso al ateísmo,
aunque el librepensador actual no rechaza necesariamente el cristianismo, sino más bien
intenta explicarlo.
El término se usó generalmente para definir a los numerosos filósofos franceses ilustrados del
siglo XVII y actualmente se asocia la palabra librepensamiento a los términos escepticismo y
laicismo. Sin embargo, una definición precisa hay que buscarla en el origen histórico del
pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como el Renacimiento, el
Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. Pero con el surgimiento de
nuevas ideas filosóficas también se fueron desarrollando nuevas y diferentes maneras de
manejar el concepto de librepensador. En 1875, el poeta simbolista Louis Ménard escribió su
Catéchisme religieux des Libres-penseurs,
Retrato de Fernando Lozano Montes, «Demófilo», en la revista Don Quijote, octubre de 1892. Lozano creó la publicación
más importante de tendencia librepensadora en España, Las Dominicales del Libre Pensamiento
El librepensador y la ciencia
Bertrand Russell en 1936.
Es error común pensar que el librepensador trata todas las ideas por igual; el librepensador
utiliza a la ciencia y la lógica para discriminar qué ideas son falaces. El filósofo Bertrand Russell
en su ensayo El valor del librepensamiento (1957), escribió:
Lo que hace a un librepensador no son sus creencias, sino la manera como las
sostiene. Si él las mantiene porque sus viejos maestros le dijeron que eran
ciertas cuando él era joven o si las mantiene porque si no sería infeliz, su
pensamiento no es de ninguna manera libre; pero si los mantiene porque, tras
cuidadosa reflexión, se encuentra con un balance de pruebas a favor, su
pensamiento es libre, por extrañas que sus conclusiones puedan parecer.
El contrario de religión
Según Paulo Bitencourt, autor del libro Liberto de la Religión: El Inestimable Placer de Ser Un
Librepensador:[5]
Véase también
Anarquismo Humanismo
Anticlericalismo Irreligión
Ateísmo Laicismo
Deísmo Libertarismo
Referencias
1. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014).
«librepensamiento» (http://dle.rae.es/librepensamiento) . Diccionario de la lengua española
(23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultado el 1 de junio de 2017.
3. http://www.filosofia.org/hem/med/m039.htm
4. http://www.filosofia.org/ave/001/a340.htm
Datos: Q210115
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title=Librepensador&oldid=135653174»
Última edición hace 13 días por Esp1986