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Librepensador

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Un librepensador es una persona que sostiene que las posiciones referentes a la verdad deben
formarse sobre la base de la lógica, la razón y el empirismo en lugar de la autoridad, la tradición,
la revelación o algún dogma en particular. Cualquier juicio así constituido debe llamarse
«librepensamiento»[1] ​y quienes lo formulan son «librepensadores»,[2] ​personas que constituyen
sus opiniones y certezas sobre un análisis imparcial de hechos y son dueñas de sus propias
decisiones, independientemente de la imposición dogmática de cualquier institución, religión,
tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de
vista ideológico o cosmovisión filosófica.
El librepensador deísta John Toland

El término se aplicó entonces específicamente al grupo de escritores deístas e ilustrados, los


freethinkers, formado por él mismo, el teólogo Thomas Woolston (1668–1733), el historiador y
traductor Nicolas Tindal (1687–1774), el teólogo John Toland (1670–1722) y otros ilustrados de
habla anglosajona. Desde entonces anduvo parte del camino paralelamente o asociado a
doctrinas afines, como la masónica, de la que sin embargo rechaza sus ritualismo y jerarquía.
En Francia se divulgó a través de la publicación en 1765 del artículo Liberté de penser («Libertad
de pensar») en L'Encyclopédie de Denis Diderot (1713-1784) y Jean le Rond d'Alembert (1717-
1783). Uno de sus mejores colaboradores, Voltaire (1694-1778), hizo además de este supuesto
uno de los ejes de su pensamiento y su literatura. Desde entonces el concepto de freethought se
divulgó por toda Europa y América.

Anthony Collins definió el librepensamiento como un intento de juzgar una proposición según el
peso de la evidencia; pero su libro fue interpretado como un ataque a los principios
fundamentales del cristianismo. Desde ese día, el término librepensador quedó asociado
popularmente al escepticismo, el descreimiento, falta de fe o infidelidad e incluso al ateísmo,
aunque el librepensador actual no rechaza necesariamente el cristianismo, sino más bien
intenta explicarlo.
El término se usó generalmente para definir a los numerosos filósofos franceses ilustrados del
siglo XVII y actualmente se asocia la palabra librepensamiento a los términos escepticismo y
laicismo. Sin embargo, una definición precisa hay que buscarla en el origen histórico del
pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como el Renacimiento, el
Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. Pero con el surgimiento de
nuevas ideas filosóficas también se fueron desarrollando nuevas y diferentes maneras de
manejar el concepto de librepensador. En 1875, el poeta simbolista Louis Ménard escribió su
Catéchisme religieux des Libres-penseurs,

El término librepensamiento a partir de la Ilustración define una actitud filosófica consistente en


rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra clase, y confiar en la razón para
distinguir lo verdadero de lo falso en un clima de tolerancia y diálogo. En su ensayo La ética de
las convicciones, el matemático británico del siglo XIX y filósofo William Kingdon Clifford (1845-
1879) escribió: «Es un error siempre, en todas partes, y para cualquier persona, creer cualquier
cosa con insuficiencia de pruebas». Clifford dio un fuerte impulso al movimiento promoviendo el
Congreso de librepensadores celebrado en 1878 y en años sucesivos y se puede decir que en la
segunda mitad del siglo XIX fue un movimiento muy pujante, aunque minoritario.

Retrato de Fernando Lozano Montes, «Demófilo», en la revista Don Quijote, octubre de 1892. Lozano creó la publicación
más importante de tendencia librepensadora en España, Las Dominicales del Libre Pensamiento

En España, el librepensamiento se difundió principalmente a través del semanario decimonónico


Las Dominicales del Libre Pensamiento (1883-1909),[3] ​editado por Fernando Lozano Montes
(1844-1935), y Ramón Chíes (1846-1893), y perseguido sin tregua por las autoridades religiosas
y civiles. El propio Fernando Lozano, máxima autoridad del movimiento en España, y Chíes,
fallecido poco después, organizaron en 1892, año de cuarto centenario del Descubrimiento, un
magno Congreso Universal de Libre-Pensadores. En 1902 se constituyó la Federación
Internacional de Librepensadores en España, Portugal y América ibera en el Congreso de
Ginebra (14-18 de septiembre de 1902), donde se acordó promover un monumento a Miguel
Servet. Más o menos asociados al Krausismo y a la Institución Libre de Enseñanza, otros
destacados intelectuales españoles se agregaron al movimiento, como Francisco Ferrer
Guardia, Antonio Rodríguez García-Vao y Rosario de Acuña.[4] ​También hay que mencionar al
posterior Augusto Vivero.

En Alemania, se formó en Fráncfort en 1881 la Liga de Librepensadores Alemanes (Deutscher


Freidenkerbunden) presidida por Ludwig Büchner (1824-1899), hermano del famoso dramaturgo
Georg Büchner, agrupando a diversos ateos y agnósticos. En 1892 se formaron el Freidenker-
Gesellschaft y en 1906 el Deutscher Monistenbund y desarrollaron una Jugendweihe
(literalmente, «Consagración de la Juventud»), una ceremonia laica atea. La Unión de Cremación
de Librepensadores se fundó en 1905 en polémica con los religiosos que creían en la
resurrección de los cuerpos, así como la Unión Central del Proletariado Alemán Librepensador
en 1908; ambos grupos se fusionaron en 1927, convirtiéndose en la Asociación Alemana de
Librepensadores (1930). Grupos de librepensadores socialistas europeos formaron la
Internacional de Proletarios Librepensadores (IPF) en 1925. Agitadores de esta sociedad
promovían desafiliarse a las iglesias y secularizar las escuelas primarias; de 1919 a 21 y de
1930 a 1932 más de 2,5 millones de alemanes, en su mayoría partidarios de parte de los
partidos socialdemócratas y comunistas, renunció a pertenecer a iglesia alguna.

El librepensamiento decimonónico se considera heredero de la Ilustración dieciochesca;


rechaza en su mayor parte la religión, considerándola un tipo de superstición, y los dogmas y
fenómenos sobrenaturales, de los cuales descree y a los que somete a una crítica implacable.
Para el librepensamiento (también denominado en el siglo XIX libre examen o examen libre),
ninguna ortodoxia mayoritaria presupone necesariamente la verdad. Por este rechazo del
dogma, entre los librepensadores se encuentran ateos, agnósticos, deístas racionalistas y
libertarios; pero también investigadores de la religión como hecho empírico y universal cuya
existencia no puede ser negada sin negar al hombre mismo.

El librepensamiento es la base filosófica para el movimiento del Humanismo secular. También


es la base pedagógico-filosófica para la escuela racionalista.

El librepensador y la ciencia
Bertrand Russell en 1936.

Los librepensadores están fuertemente comprometidos con el uso de la investigación científica


y la lógica para liberarse del error. Por medio del hipercriticismo escéptico intentan librarse de
sesgos cognitivos que limiten el intelecto: las creencias populares, los prejuicios culturales, el
chauvinismo, el etnocentrismo o el sectarismo. Por eso la ciencia y más exactamente el método
científico guía a los librepensadores por su naturaleza racional e imparcial. La ciencia moderna
está basada en la obtención y verificación del conocimiento, a diferencia de la ciencia clásica
que estaba basada en la mera recolección y organización de conocimiento, de ahí que el
librepensador se identifique con el criticismo del método científico. Las actuales asociaciones
humanistas son impulsoras del pensamiento científico y rechazan doctrinas como el
creacionismo.

Es error común pensar que el librepensador trata todas las ideas por igual; el librepensador
utiliza a la ciencia y la lógica para discriminar qué ideas son falaces. El filósofo Bertrand Russell
en su ensayo El valor del librepensamiento (1957), escribió:

Lo que hace a un librepensador no son sus creencias, sino la manera como las
sostiene. Si él las mantiene porque sus viejos maestros le dijeron que eran
ciertas cuando él era joven o si las mantiene porque si no sería infeliz, su
pensamiento no es de ninguna manera libre; pero si los mantiene porque, tras
cuidadosa reflexión, se encuentra con un balance de pruebas a favor, su
pensamiento es libre, por extrañas que sus conclusiones puedan parecer.

El contrario de religión
Según Paulo Bitencourt, autor del libro Liberto de la Religión: El Inestimable Placer de Ser Un
Librepensador:[5] ​

El Libre Pensamiento es el opuesto del pensamiento dogmático. Luego, nada


puede ser más incompatible con el Libre Pensamiento que creencias religiosas,
pues en nada hay más dogmatismo que en la religión. [...] Solo librepensadores
son personas verdaderamente racionales. Su escepticismo no las deja ser
seducidas por ninguna ideología. No creyendo en cosa alguna desprovista de
evidencias, librepensadores son inmunes también a todo y cualquier tipo de
superstición.[6] ​

Librepensadores, [son] personas que no huyen de la realidad y no son guiadas


por supersticiones, sino por la razón, pues es ella que genera la lucidez
productora de ideas coherentes y sensatas.[7] ​

Véase también

Agnosticismo Humanismo secular

Anarquismo Humanismo

Anexo:Sesgos cognitivos Ilustración

Anticlericalismo Irreligión

Ateísmo Laicismo

Deísmo Libertarismo

Deísmo en Inglaterra y Francia en el siglo Método científico


XVIII
Positivismo / Antipositivismo
Eclecticismo
Post-teísmo
Edad de oro del librepensamiento
Racionalismo
Empirismo
Secularismo
Escepticismo
Zindīq
Ética laica

Referencias
1. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014).
«librepensamiento» (http://dle.rae.es/librepensamiento) . Diccionario de la lengua española
(23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultado el 1 de junio de 2017.

2. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014).


«librepensador» (http://dle.rae.es/librepensador) . Diccionario de la lengua española (23.ª
edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultado el 1 de junio de 2017.

3. http://www.filosofia.org/hem/med/m039.htm

4. http://www.filosofia.org/ave/001/a340.htm

5. Libro Liberto de la Religión, de Paulo Bitencourt (http://bitencourt.net/es/libre-pensamient


o/)

6. Qué es el Libre Pensamiento y por qué es mejor ser un librepensador (http://bitencourt.net/e


s/libre-pensamiento/)

7. Cita del libro Liberto de la Religión, de Paulo Bitencourt (http://bitencourt.net/es/liberto-de-la-


religion/)

Datos: Q210115

Multimedia: Freethought (https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Freethought)

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title=Librepensador&oldid=135653174»


Última edición hace 13 días por Esp1986

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