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Respuesta:
En el texto de la Apología, el personaje Sócrates desarrolla su defensa ante las
acusaciones que se dan en su contra de una forma explicativa, pues cuenta varios
sucesos que ocurrieron en el transcurso de su vida y que lo llevaron al punto en el
que se encuentra en ese momento:, sentando ante un tribunal.
Entre aquellos relatos que Sócrates expone acerca de su pasado, nos comparte
uno en donde menciona una presencia, parece ser una especie de voz divina que
se manifiesta en situaciones específicas, él lo llamará Daimon.
Su función principal consiste en persuadir a Sócrates en su actuar,
específicamente, cuando éste considera proceder de una manera alejada de su
verdadero propósito en la vida, que básicamente se resume en un vivir para la
filosofía y por esa búsqueda de la verdad. Es así como este Daimon jamás le dice
qué hacer o cómo portarse, sino que en cambio se opone en cuanto Sócrates se
dirige hacia un camino equivocado o decisiones desacertadas.
Gracias a la intervención de este Daimon es que Sócrates se ha visto persuadido
en diferentes rumbos que pudieron tomar su vida, por ejemplo, cuando decidió
alejarse de los asuntos políticos, pues fue esta voz quien lo indujo a tomar dicha
decisión.
Una vez Sócrates es condenado a muerte, él mismo sostiene que el actuar que
tuvo este Daimon fue nulo durante todo el juicio y jamás lo persuadió en su
manera de afrontar las acusaciones y su condena. Sócrates enlaza esto con que,
para la voz interna, la muerte no es lo que muchos han venido pensando, y ella no
es el mayor de los males, pues si lo fuera, aquella voz lo habría persuadido en su
proceder.
2. Explique: “…la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos
hace agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo indefinido,
sino porque nos priva de un afán desmesurado de inmortalidad. Nada hay que
cause temor en la vida para quien está convencido de que el no vivir no guarda
tampoco nada temible.” Epicuro (Carta a Meneceo)
Respuesta:
Si queremos entender qué quiere decir Epicuro con esta frase, debemos entender
lo que él considera que es la muerte, algo que con anterioridad nos venía
explicando en la carta.
Nos dirá entonces que la muerte es la privación absoluta de todos los sentidos y
cuando ésta se presenta ante nosotros es simplemente una irrealidad; de ello se
entiende que la frase arranque diciendo que la muerte no es nada para nosotros.
Lo que quiere decir concretamente con esto, es que, si todos entendiéramos a la
muerte como una irrealidad, esto haría que nuestra vida fuera agradable en tanto
que dejaríamos de lado la preocupación, la inquietud y la incertidumbre que ella
suele traer. Nos ocuparíamos más en el aprovechamiento de la vida, de nuestro
tiempo que es limitado y nos preocuparíamos en vivir intensamente, mas no
extensamente.
De ello se desprende la consideración de que quien vive convencido de que la
muerte no es nada y que tiene la convicción de que es simplemente una irrealidad,
algo que se resume en la privación de los sentidos, no guarda ningún temor en la
vida.
Nota: 3,8