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EL BUEN SAMARITANO

Ps. .Mg. José A. Watanabe Maruyama


Teólogo-Biblista
De las Asambleas de Dios del Perú.
shigueo_49@hotmail.com

Estimado hermano y hermana te relatare una extraordinario parábola dicha por Jesús 1,
pero para entender cualquier relato del evangelio de Lucas debe tener en mente el texto
programático (4.18-19). A diferencia de los otros evangelios, este evangelio se percibe
la sensibilidad profunda de Jesús para con los hombres y mujeres que sufren, se sienten
excluidos, marginados, impuros, lejos de Dios y de su sociedad. En este contexto de
exclusión y desprecio, Jesús hace la diferencia, por el trato que tiene para con ellos,
lleno de misericordia, palabra clave en este evangelio.

En los evangelios, Jesús, no da discursos dogmáticos, sino enseña un estilo de vida, la


del Reino de Dios, decir, el orden de Dios. Un orden perdido, como se puede ver en las
narraciones originarias, en particular el capítulo 3. Pero recuperado en el monte Sinaí
por sus decretos y mandamientos y perfeccionados por Jesús. Este orden de Dios está
basado en el amor, amor al prójimo, perdido pero recuperado.

En esta oportunidad trataré de trasmitirte no solo la letra, sino las emociones,


contrariedades, asombro y desenlace inesperado que el narrador comunica, en primer
lugar, al lector originario; luego, a nosotros latinoamericanos y caribeños del s. XXI. El
texto no es una línea recta, es una línea curva que se encoje y alarga como las ondas y a
veces chicotea como el látigo. El buen samaritano es una parábola que rompe esquemas
mentales ancladas por la tradición por siglos, también trasmiten la espiritualidad de
Jesús.
EL TEXTO

En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le


hizo esta pregunta: —Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Jesús replicó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? Como
respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo
tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti
mismo”.
—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. (Lc.25-28)

Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi


prójimo?

Jesús respondió: —Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos


de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio
muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se

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Se encuentra ante un texto netamente lucano, muchos han tratado de poner en tela de juicio este
relato como otros , pero siguiendo ese camino lo único que se lograra es destruir una historia narrada
y quitara al lecto el propósito del autor/narrador, presentare a Jesús, anunciador de la inminente
llegada del Reino de Dios y su actuar a favor de los desfavorecidos, marginados, excluidos del a
sociedad dominada bajo la ideología de la exclusión e insensibilidad social centro de la voluntad de
Dios.

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desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se
desvió y siguió de largo. (Lc.29-35)

Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba el hombre y, viéndolo,
se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó.
Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.
Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento.
“Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo
vuelva.”

¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos
de los ladrones?
—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley. —Anda entonces y
haz tú lo mismo —concluyó Jesús. (Lc.36-37).

EXPLICACIÓN

Esta historia está dividida en dos escenas: una corta (10.25-28) y la otra más amplia
(29-37). Detallemos;
La primera escena (Lc.25-28):

La narración está ubicada en un lugar camino a


Jerusalén (9.51, 57). Al parecer Jesús está en un
lugar descansando, aunque el texto no lo
explícitamente, pero se reúnen sus discípulos y
otras personas. Aunque hay un grupo alrededor de
Jesús como centro y personaje principal de esta
escena, entre los oyentes hay un experto en la
Ley
(había expertos tanto del lado de los sacerdotes como de los fariseos) que funciona
narrativamente como el oponente. Esta primera escena está centrada sólo en dos
personas, Jesús y el experto de la Ley. Este experto se levanta para preguntarle,
para probarlo (solo el lector conoce este dato, por otro lado, en ese mundo un valor
fundamental es el honor2, lo contrario es la vergüenza, el desprestigio). Por lo tanto,
en esta narración está en juego el prestigio de Jesús como maestro. La pregunta
del experto en la Ley es sorprendente, es una pregunta elemental: ¿qué tengo que
hacer para heredar la vida eterna? Él conoce la respuesta como verá en el siguiente
párrafo.

Jesús revierte la situación, ahora la prueba se enfoca sobre el maestro de la Ley por
2
El honor era el valor más importante en la sociedad mediterránea en aquellos tiempos. Se podía ser
pobre, pero con honra, esto le daba respetabilidad y prestigio social. Además, debe usted conocer que
el honor era un bien limitado, por ello se producían luchas por adquirir la honra que el otro tenía.
Aquí en este relato también está en juego la honra, este experto en la Ley quería arrebatarle la honra
que tenía Jesús y dejarlo avergonzado.

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medio de una repregunta (es natural en el mundo judío de la época de Jesús
responder con otra pregunta): ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?
En otras palabras, Jesús le estaba diciendo que siendo un experto en la Ley no
comprendía lo que leía. Si bien este mandato en la narrativa es la repuesta a la
pregunta de Jesús, pero, preste atención, está en labios del experto en la Ley, y ese
dato es importante, porque realmente si conocía la respuesta, pero, aquí esta lo fatal
del asunto no lo ponía en práctica, Realmente era un critica a todo el sistema
religioso del fariseísmo o al menos gran parte de ella. Ante esta nueva situación
para el experto en la Ley le responde (pues su prestigio, su honra estaba en juego):

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus
fuerzas y con toda tu mente”, y “Ama a tu prójimo como a ti mismo.

Observe bien, son dos oraciones que tienen el mismo rango por el conectivo “y”. Lo
que quiere decir es, si no amas a tu prójimo no amas a Dios, en otras palabras, el
amor a Dios pasa por el amor al prójimo. Esto se tratará en la siguiente escena.

La primera escena acaba en este mandato: “Haz eso y vivirás”.

Como anteriormente señalé, es importante esta exhortación que le hace Jesús al


experto de la Ley y públicamente. Es decir, Jesús lo desnuda públicamente al
experto de la Ley, lo pone en vergüenza. Situación que al inicio quería el experto en
la Ley poner a Jesús. Sin no ha entendido, se lo explico mejor, conocía muy bien los
mandamientos de Dios, pero no lo ponía en práctica, no era su estilo de vida.

Aquí termina literariamente esta disputa, porque se respondió a la pregunta inicial.

Para seguir en la segunda parte de este microrrelato tomen cuenta esta nota:

Nota: En toda narración el personaje principal será el héroe del lector y


los valores de este héroe serán también suyos. Entonces, el mandamiento doble
es EL VALOR sobre el que gira el estilo de la vida y actuación su personaje
principal, como también del lector.

Hasta aquí parece satisfactoria la respuesta y debería acabar esta disputa entre
maestros. Pero no es así, para sorpresa del oyente, esta continua mediante otra
repregunta de parte del experto de la Ley. Al parecer el experto en la Ley quedó
avergonzado por lo dicho por Jesús, ahora quiere justificarse. Al hacer esta nueva
pregunta el experto en la ley, la narración se convierte en un diálogo (los diálogos
son muy importante en la narrativa porque explora con mayor profundidad los
pensamientos, sentimientos, prejuicios de los personajes). Ahora el tema está
centrado en: ¿quién es mi prójimo?

Aquí entramos en la segunda escena (Lc. 29-37). Esta segunda escena tiene como

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parte central una parábola, que será lo que responderá a esa pregunta central de
¿Quién es mi prójimo?

Para un judío prójimo era otro judío. Vera como Jesús cambia toda
esta visión tan estrecha, prejuiciosa y excluyente. Por otro lado, las
parábolas generalmente tienen la función de cambiar los prejuicios o
tradiciones ancestrales por otra tradición. Eso es lo que verá con esta
parábola.

Esta segunda escena tiente cinco sub-escenas:

1. 10.30: aparición de un hombre que será víctima de un asalto brutal


2. 10.31-32: aparición de personajes del ámbito del templo
3. 10. 33-34ª: aparición del samaritano
4. 10.34b-36: el mesón
5. 10.36-37 Conclusión

Entendiendo la parábola
Los oyentes de la narración son judíos, por lo menos en su estadio originario, luego
pasaría a los oyentes lucanos. Estos oyentes lucanos seguramente eran gentiles
simpatizantes del judaísmo, como lo era el mismo Lucas, por lo tanto, comprendían
bien la historia y lo que se tejía en ella. Ya desde esta óptica debieron comprender
sus prejuicios étnicos-religiosos de los judíos contra los samaritanos.

Los sacerdotes y levitas que estaban dedicados al servicio del templo


tenían prescripciones que prohibían ciertas acciones, como el de tocar sangre,
ello lo haría impuro dejándolo separado del servicio por un tiempo. Esto es
importante para comprender la actitud de alejamiento del sacerdote como del
levita.

La parábola comienza con un relato llamativo: una persona que desciende SÓLO de
Jerusalén a Jericó. Esto es algo inaudito, porque todo judío sabe que no pueden ir
solos de un pueblo a otro pueblo por el riesgo de ser asaltados por los bandidos.
Esto es lo llamativo inicialmente de la parábola y su atracción a la vez.

Ya era predecible, es asaltado y queda mal herido al


lado del camino. El primer personaje en aparecer es un
sacerdote, el texto griego dice: que coincidencia. Mire
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usted, Jesús podía elegir cualquier otro personaje, pero
elige a un sacerdote ¿por qué? Porque quiere mostrar la
ineficacia de una religión que se basa en rituales carente
de misericordia. Eso sucede lo mismo con el personaje que le sigue, un levita. Algo
que se debe resaltar, ambos ven al mal herido. El verbo, ver, es muy importante en
esta narración, así como en todo el evangelio de Lucas. Solo lea el magnificad, dice
maría, que Dios la vio. Mire la mujer viuda, dice que Jesús la vio, en este último, la
vio con misericordia, esto se repetirá con el samaritano.

La reacción emocional del público: Los judíos esperarían que estos personajes que
conocían perfectamente la ley y sabían quién era el prójimo, otro judío, como el
herido, los ayudarían. Pero fue una decepción total. Decepción de sus cargos y de la
religiosidad que profesaban. Estos valoraban más el guardar los rituales de pureza
que salvar a su prójimo que necesitaba de su ayuda. A pesar que estaban en el
templo ministrando a Dios no le conocían. Hasta allí, la historia narrada es
desesperanzadora.

Ahora aparece un personaje odiado por los judíos, un


samaritano ¡¿Qué?!. Que tal contradicción de
personajes, pero, este samaritano es toda una sorpresa
que choca con toda lógica y tradición cultural. Pues
actúa como si el judío herido fuera de su propio
pueblo, actitud que se esperaría del sacerdote y el
levita. ¡Que contradicción de emociones y
tradiciones! (los samaritanos tienen su
pentateuco y las estipulaciones sobre este punto
son parecidas).

El narrador nos hace ver un detalle importante: lo vio con misericordia. Y


hace más que curarlo, lo lleva a un mesón (mire lo que HACE). Esto es un ejemplo de
lo que Jesús enseñó anteriormente en 6.32: ¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes
los aman?, y 6.27: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian…

La misericordia no se fija en las etnias, nacionalidades, lugar social.


Género, condición de salubridad. La misericordia rompe con nuestras
estrecheces tradicionales, culturales, religiosas, denominacionales, fronteras.

La escena de este encuentro entre el samaritano y el judío herido es de una


demostración de amor al prójimo y al enemigo ejemplar. Se detiene, cura sus heridas, lo
venda, lo sube a su medio de trasporte propio (su cabalgadura), pierde todo un día de
trabajo. Pero hay dos cosas que me sorprende y me confronta: cuido de él y le dice al
mesonero:

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Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo:
Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

Esto no es una inversión, como piensan los de mentalidad capitalista, es el amor de Dios
manifestándose por medio de una persona, el enemigo samaritano. Esto realmente
necesita nuestra sociedad urgentemente si quiere salvarse de esta vorágine de violencia,
individualismo y relativismo ético.

Kenneth L. Bailey cuenta una narración parecida a esta, solo que en


lugar de un samaritano era un babilonio, esta narración le contaron a un
teólogo cristiano árabe, Ibn al-Tayyib, que data del s. XI, de una comunidad
judía del sur de Iraq. ¡Pero es del s. XI!

Kenneth L. Bailey3

La conclusión:
Ahora Jesús después de contar la parábola, se dirige al experto de la ley y le
pregunta que es otra repregunta a la pregunta de ¿quién es mi prójimo?: ¿Cuál de
estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los
ladrones? Fíjese, Jesús no dice quién es el prójimo, sino deja que experto lo diga
con sus propios labios:
—El que se compadeció de él.

La narración acaba con una orden, que es una delegación: Anda entonces y haz
tú lo mismo. Mire como concuerda con la orden que Jesús da al experto en la ley en
la primera escena: Haz eso y vivirás. Fíjese en el verbo hacer y en los verbos de acción en
el samaritano y la no acción en el sacerdote y levita. Tremendo contraste.

Aplicación eclesial

Esta parábola es secular, así como la historia de Rut y Noemí. Secular, porque no
interviene Dios directamente como se representaban en los teatros griegos Deus
ex machine. Es decir, Dios descendiendo desde el cielo para resolver

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Kenneth L. Bailey. Jesús a través de los ojos del medio oriente. Downers Grove (IL):
Grupo Nelson,2012, 248.
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directamente una tragedia humana. Aquí en la parábola son las actuaciones de las
personas lo que resalta, entonces, la pregunta es ¿cómo se muestra el rostro de
Dios (mediante qué actos)? y ¿mediante quién?

 Prójimo no está limitada a un círculo de amistades, o eclesial, o con las


personas que me llevo bien. Jesús elimina tt toda limitación, de tal forma
que el enemigo es también parte inclusivo del prójimo. Es decir, al hacer
el bien no existe acepción de personas. Realmente es difícil entender esto.
Los exegetas judíos como Jacob Neusner afirma que cuando Jesús habla de
amar a su enemigo se refiere en forma individual y no a la nación en su
totalidad, porque se tienen que defender de sus enemigos externos que los
quieren exterminar. Pero aquí no está en desarrollo ese tema. Lucas toma
como ejemplo a un enemigo suyo que necesita de su ayuda. Ese es el tema.
 Todos tenemos en común ojos físicos, pero vemos diferente. Unos verán con
ojos religiosos otros con misericordia. La diferencia es vital. Porque el que
mira con misericordia está viendo como Dios y Jesús ve a las personas. Si
realmente somos hijos de Dios y discípulos de Jesús esa será nuestra
característica.
 Ahora la misericordia lleva a la acción: hay que HACER. El amor a Dios
pasa por el amar al prójimo.
 Pero lo que mas me llama la atención y creo que es la intención del
autor/narrador es como termina: ¡ve y haz tu lo mismo! Es decir, Jesús da
aquí una orden, entendido como una delegación. Dios, ni Jesús lo va ha ser,
sino somos nosotros lo que tenemos que encargarnos de ayudar de la misma
forma e intensidad como lo hizo el samaritano, sea quien sea. Solo el amor
Dios puede hacer eso y ese amor debe morar en todo seguidor de Jesucristo.

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