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Introduccin
Fue en los monasterios, en las abadas y en los claustros donde las mujeres occidentales, emprendieron, generalmente, el lento camino de la emancipacin intelectual. En una extensa poca de escasa y difcil circulacin de las ideas, las iglesias, los conventos, las sedes episcopales se convirtieron en lo centros de la cultura y elaboraron categoras, lenguajes e ideologas tambin para aquellas mujeres que la sociedad antigua haba excluido del estudio y del conocimiento. Son poqusimas las mujeres laicas con un alto grado de instruccin y de cultura de las que nos ha llegado alguna noticia. En los tres ltimos siglos del medievo las mujeres asumieron papeles de una importancia sin precedentes en el campo religioso.
Introduccin (II)
Excluidas de las jerarquas eclesisticas, de la instruccin superior, consideradas intelectual, moral y fsicamente inferiores al hombre, se mostraron a favor de un intenso misticismo caracterizado por manifestaciones extremas que volvan a proponer en clave femenina el modelo de la imitiatio Christi. Tras Hildegarda de Bingen se sitan msticas y escritoras religiosas del s. XIII. La escritura religiosa era la modalidad expresiva fundamental para las mujeres: acceso a la lectura y escritura. Entre las fuentes originadoras de este movimiento espiritual est el pequeo grupo de devotas que, entre el final del s. XII y el comienzo del XIII, se haba recogido en torno a Clara de Ass en San Damin Beatriz de Nazaret, Mechthild de Magdeburgo, Margarita de Citt di Castello, Clara de Montefalco.
Su principal distincin la constituyen las 336 ilustraciones, de temas teolgicos, filosficos y literarios, que adornan el texto; algunas son histricas, algunas representan escenas relacionadas con la experiencia personal de la artista y una ilustracin es una serie de retratos de sus hermanas religiosas.
(Elosa y Abelardo)