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Es una complicación de la neumonía en donde hay una destrucción y necrosis del parénquima
pulmonar con formación de cavitaciones, normalmente secundario a una vasculitis subyacente
que activa el sistema de coagulación y produce trombosis de los vasos sanguíneos
intrapulmonares. Si no se trata adecuadamente puede llevar a complicaciones como empiema,
fístula broncopleural, falla respiratoria y shock séptico.
Las neumonías virales causadas por Influenza, o el VSR muy rara vez causas neumonías
necrotizantes.
CUADRO CLÍNICO
El cuadro clínico es el de un niño que, a pesar del manejo antibiótico adecuado para una
neumonía durante al menos 72 horas, persiste o se incrementa la fiebre, presenta una marcada
taquicardia, taquipnea con signos de disestrés respiratorio y que al tomarse una radiografía de
tórax se ven signos de una neumonía que no responde, o que tiende al empeoramiento. Al
cuadro hemático se puede encontrar leucocitosis marcada o leucopenia (por debajo de 4000), y
usualmente la PCR se encuentra por encima de 10 mg/dL.
DIAGNÓSTICO
Los hemocultivos son positivos hasta en el 50% de los pacientes, con lo cual se pueden
considerar a la hora de hacer un diagnóstico microbiológico. El gram y cultivo, y la PCR de
líquido pleural también ayudan al diagnóstico microbiológico.
Las radiografías de tórax son diagnósticas en aproximadamente una cuarta parte de los casos.
En las neumonías necrotizantes, las lesiones cavitarias están inicialmente llenas de líquido y,
por lo tanto, tienen la misma densidad que el pulmón consolidado adyacente y, por lo tanto, es
poco probable que se identifiquen en la radiografía. En las primeras etapas de la enfermedad,
por lo tanto, no es posible diferenciar las neumonías necrotizantes de la consolidación no
complicada. Cuando partes de estos contenidos necróticos se expectoran a través de las
comunicaciones bronquiales, las cavidades pueden llenarse de aire. Es más probable que estas
cavidades llenas de aire sean evidentes en una radiografía simple. Sin embargo, la necrosis
cavitaria se produce al final de la evolución de la enfermedad, por lo que los hallazgos son
menos comunes y se presentan más tarde en las radiografías simples en comparación con la
tomografía computarizada de tórax.
TRATAMIENTO
El tratamiento se debe hacer empíricamente con antibióticos que cubran los dos gérmenes más
comunes. El tratamiento con ceftriaxona a dosis de 100mg/kg dividido en dos dosis (máximo
4g/día) + clindamicina 30 a 40 mg/kg día dividido en 4 dosis es una buena opción hasta
confirmar el agente etiológico. La vancomicina se puede utilizar de entrada si es alérgico a la
clindamicina o si la tasa de resistencia local a la clindamicina es elevada. La dosis es e
15/mg/kg/dosis cada 6 a 8 horas. El tratamiento debe ser largo, usualmente durante 4 semanas
o cuando al menos el paciente pase 2 semanas afebril.
El tratamiento quirúrgico con drenaje de líquido está indicado cuando hay grandes derrames
pleurales o cuando se presenta pioneumotorax. Por su parte, el desbridamiento está indicado
en casos de fístulas broncopleurales o cuando el paciente persista febril o presente sepsis a
pesar del manejo instaurado.