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COLECCION EFICIENCIA

N. D. LAF0ERZA

EL ARTE de HABLAR
en PUBLICO

COMO H A B L A R CON
PODER PERSUASIVO
Y VI60RIZACI0N DE LA VOZ

EDI TORI AL HOBBY S. R.L.

BUENOS AIRES
OTROS LIBROS
DEL PROFESOR N. D. LAFUERZA

CÓMO VENDER MAS Y MEJOR


(3? edición y traducida al portugués.)

CÓMO REDACTAR CARTAS COMERCIALES MAS EFICACES


(2^ edición,) .

CÓMO DESARROLLAR LA PERSONALIDAD

LAS RELACIONES HUMANAS Y CÓMO DIRIGIRLAS

CÓMO DIRIGIR A OTROS


(2® edición.)

FUENTES DE INSPIRACIÓN
(2^ edición.)

CÓMO VIVIR Y TRIUNFAR

CÓMO GOBERNARSE A SI MISMO

CÓMO ORGANIZARSE EFICIENTEMENTE


EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO

COMO HABLAR CON


PODER PERSUASIVO
Y VIGORIZACIÓN DE LA VOZ
Prohibida la reproducción
parcial o total.

Cumplidos los requisitos


de la ley 11.723
Editorial Hobby, S. R. L., Bs. Aires

IMPRESO EN LA ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA
COLECCION EFICIENCIA

N. D. LAFUERZA

EL ARTE DE HABLAR
EN PÚBLICO

CÓMO HABLAR CON


PODER PERSUASIVO
Y VIGORIZACIÓN DE LA VOZ

EDITORIAL HOBBY
VENEZUELA 668 - BUENOS AIRES
1
INTRODUCCIÓN

El contenido de este libro es fruto de cuarenta años


de práctica de la oratoria ante distintos auditorios en di­
versos países latinoamericanos. Cuatro lustros, en Bue­
nos Aires y en Santiago de Chile, fueron dedicados a la
enseñanza de mi curso “El arte de hablar en publico”.
Por mis clases han desfilado lustrabotas, jornaleros, ven­
dedores, empleados, jefes, dirigentes, rematadores, abo­
gados, médicos, políticos, militares, clérigos, y miembros
de otras profesiones, en fin, toda la gama de representan­
tes de la familia humana. Los que aprovecharon las lec­
ciones con dedicación y persistencia no sólo lograron una
mayor facilidad de expresión eficaz, y vigorizaron su per­
sonalidad, sino que para muchos de ellos la técnica adqui­
rida les valió grandes compensaciones económicas.
Al preparar este método se ha tenido en cuenta sim­
plificar el estudio al grado máximo y conducir al alumno
hacia una amplia comprensión de la importancia de ha­
blar eficaz y adecuadamente para lograr una mejor vin­
culación con sus semejantes. Todas las sugestiones y re­
comendaciones que se hacen tienen por objeto mejorar
la personalidad del estudiante. Es la palabra el cauce na­
tural de que el hombre dispone para la expresión de sus
sentimientos e ideas. No tiene por objeto principal esta
obra hacer del alumno un orador asombroso, sino más
bien adiestrarlo para una actuación social más destacada
y eficiente.
Algunas de las explicaciones, apreciaciones e indica-
8 N. D. LAFl'ERZA

dones que se hacen se repiten insistentemente en distin­


tas lecciones porque es esencial que queden grabadas en
la mente del alumno para que se habitúe a practicarlas.
Nunca se exagera por mucho que sea el énfasis dedicado
a realzar la necesidad de ayudar a que los otros nos en­
tiendan, y aprecien lo que les exponemos. El verdadero
sentido social se denota por la habilidad en covipensar por
la insuficiencia de los demás. Ése es un aporte de tras­
cendencia para la comprensión mutua.
Este texto ha sido publicado con el fin de contribuir
a una mayor difusión de los conocimientos necesarios pa­
ra librarse de la plaga de la timidez y de la inhibición tan
comunes y perjudiciales en nuestros días. Con el objeto
de popularizarlo ha sido preparado de modo que el mismo
estudiante pueda realizar los estudios en forma autodi­
dacta, en caso de que no pueda estudiar bajo la dirección
de un profesor, y es mi anhelo ferviente que sean muchos
los que se esfuercen por adquirir la pericia de la expre­
sión persuasiva por medio de la palabra acertada y elo­
cuente.
El alumno que anhele dedicarse a la oratoria hallará
en estas páginas orientaciones muy eficaces, pero el que
sólo aspire a desenvolverse con mayor soltura para fines
sociales o profesionales encontrará en ellas un plan suma­
mente eficaz para realizar tan noble aspiración.
Ojalá que de las enseñanzas contenidas en este libro
provengan derivaciones compensatorias para cuantos las
adopten, pero por encima de todo es mi aspiración, que
cuantos las estudien sientan despertar en su espíritu, cen­
tro de todo poder dinámico, la potencia de que son posee­
dores, para que sigan sendas más luminosas, constructi­
vas y ventajosas para bien propio y de los semejantes.
N. D. L afuekza.
CÓMO ESTUDIAR ESTE MÉTODO

Los beneficios que obtendrá el alumno de este curso


dependerán, en cantidad y en calidad, del empeño que de­
dique a seguir las instrucciones y recomendaciones com­
prendidas en cada lección. Este estudio constituye un
cultivo: quien dedique r ayor entusiasmo, disciplina y
persistencia al logro de una expresión oral eficaz y per­
suasiva, conseguirá resultados sumamente halagadores y
beneficiosos.
El siguiente es el método que se recomienda:
1. Estúdiese una lección por semana, y durante el
intervalo hasta la próxima lección, trátese de in­
corporar a la actuación diaria las recomendaciones
respectivas.
2. Adquiérase el hábito de iniciar la preparación del
tema con no menos de seis días de anticipación,
para así no sólo consolidar la confianza propia,
sino que también darse a una disciplina mental
de suma eficacia. Un tema estudiado detenidamen­
te incluirá ideas mejor definidas y reflexionadas.
Recuérdese que este estudio tiene por objeto, tam­
bién, habituar a discernir y reflexionar con más
precisión.
3. Si no es posible hacer el estudio en una clase
debidamente organizada, puede el alumno hacer
su práctica ante unas pocas personas amigas a
quienes puede recomendar que le critiquen con el
fin de eliminar los defectos respectivos. Lo ideal
10 N. D. LAFUERZA

sería que interesara a tales oyentes a que le acom­


pañaran en el estudio de dicha disciplina.
4. Si la ejercitación la hace en clase, procure no per­
der ni una y jamás deje de hablar aunque le haya
sido imposible prepararse. El hecho de exponer
sus ideas ante los demás repetidamente constitu­
ye un esfuerzo de gran importancia para vencer
la tendencia a la inhibición. Aun el mejor alumno
tiene tentaciones de no concurrir a la clase, efec­
to de la tendencia de huir cuando se teme no
quedar bien o de evitar lo que exige esfuerzo.
5. Borre de su mente la idea de que tiene que lu­
cirse durante el estudio de este curso. Lo que
debe prevalecer en su ánimo es un afán de en­
sayar, ejercitarse y avanzar en su propósito de
dominar sus tendencias inhibitorias. No se guíe
por el amor propio, alimentado en la vanidad y
en el orgullo. Practique esmeradamente y con el
tiempo hablará elocuentemente.
6. Séase implacable en la lucha por eliminar las de­
ficiencias propias, y cuide diariamente de comba­
tir la tendencia a sentir nerviosidad y temor. Es
de gran importancia que se hagan los ejercicios
para la vigorización de la voz con el fin de lograr
una mayor serenidad, una voz más sonora y una
disposición más laxa del cuerpo.
7. Para la práctica elíjanse temas simples que no
exijan mucho esfuerzo intelectual. Cuando se po­
sea ya mayor habilidad y dominio se podrán des­
arrollar temas más complicados y de mayor al­
cance intelectual.
CÓMO ENSEÑAR ESTA MATERIA

Es de suponer que en algunos casos, el lector de este


libro estará en condiciones de usarlo como texto de ense­
ñanza, y ojalá que sean muchos los que lo utilicen en
tal sentido. No se crea que para tal fin es preciso ser un
gran orador o poseer una vasta experiencia como confe­
renciante. Algunos de mis alumnos, con escasa experien­
cia como oradores, han organizado clases de oratoria con
evidente éxito.
Lo importante en la enseñanza de este curso es que
el maestro posea cualidades animadoras que infundan
confianza en el alumno. Éste necesita ver en su mentor
serenidad, comprensión, simpatía, paciencia, entusiasmo,
una dicción correcta, y una disciplina digna de emula­
ción. Es de admitirse que cuanto más amplia sea la cul­
tura del profesor mayor confianza inspirará.
Las siguientes recomendaciones, llevadas a la prácti­
ca con esmero y asiduidad, producirán resultados satis­
factorios.
1. Empiece las clases con unas palabras de aliento
y refiérase a alguna cualidad personal que. cuando es des­
arrollada con fidelidad, produce grandes beneficios al que
la adquiere. No hable más de unos cinco minutos.
2. Realce en cada sesión el hecho de que las clases
no son de exhibición de capacidad oratoria, sino de ensa­
yo y práctica, por lo tanto, no debe sorprender que se
cometan fallas y errores. En todo ensayo se producen,
y el objeto de las lecciones es aprender a eliminarlas y
adquirir mayor destreza.
12 N. D. LAFDERZA

3. Invite a los alumnos a que hagan práctica con


el fin de vigorizar su confianza. Serán llamados con di­
ferente orden en cada sesión, así se acostumbrarán a la
espontaneidad, y se librarán de la anticipación apremian­
te que se produce mientras se acerca el turno propio ya
conocido.
4. Después que cada alumno hable, hágase una bre­
ve crítica, que deberá ser de carácter alentador. Juzgúe­
se desde el punto de vista del adelanto que se logra. Lo
que hay que cuidar en las primeras lecciones es que
muestren dominio, soltura, posición erecta, brazos caídos
a los lados, tono de voz sonoro y otras manifestaciones
de serenidad y desenvoltura de la personalidad.
5. Convendrá que la clase no incluya a más de unas
quince personas para no prolongarla excesivamente, co­
mo asimismo para dirigir a cada alumno con la atención
correspondiente.
6. Las clases deben distinguirse por el entusiasmo
y el espíritu de progreso. Fomente el maestro el mayor
acercamiento posible entre sus alumnos para así formar
un conjunto ávido de persistir en el estudio y de avan­
zar hacia metas de superación.
7. Elogie toda manifestación de adelanto, sea pródi­
go en avivar en sus alumnos el afán de mejorar su per­
sonalidad. Refiera anécdotas de personas que han triun­
fado por el esfuerzo propio. Cada alumno debe alejarse
de la clase convencido de que se está acercando a la meta
ansiada.
8. Evite la discusión de temas religiosos, políticos
o de carácter polémico para no cometer el error de con­
vertir la clase en discusiones fútiles que fomentan la dis­
cordancia y el espíritu combativo. El núcleo de alumnos
debe mantenerse unido para la simpatía y la emulación.
9. Xo critique la esencia de la exposición del alum­
no salvo que éste incurra en errores o falsedades. Res­
pétese las ideas expuestas. Cada expositor debe sentir la
responsabilidad de lo que sostenga con su palabra. Si ha
de llamarle la atención sobre alguna idea que considera
inaceptable hágale preguntas sobre el origen de su infor­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 13

mación, en qué basa sus argumentos o si está seguro de


lo que afirma. Cuanto menos aparezca como adversario
del alumno mejor será para su influencia educativa.
10. Cuanto antes organice el A teneo D em óstenes
acerca del cual se habla en el último capítulo de este li­
bro. Como complemento de la práctica será sumamente
eficaz y contribuirá a dignificar y destacar la importan­
cia de aprender a hablar eficazmente. No solamente be­
neficiará a los estudiantes de este curso, sino que tam­
bién a los visitantes, y además contribuirá a que muchos
se interesen por estudiar dicha disciplina. Si se le agre­
ga algo de vida social, por medio de reuniones con dis­
cursos, celebraciones especiales, banquetes y conmemora­
ciones, se constituirá en un centro cultural de grandes
posibilidades.
Si el maestro de esta materia desenvuelve su activi­
dad con entusiasmo y sinceridad y se interesa en bene­
ficiar al alumno, obtendrá de sus esfuerzos muchas y
diversas satisfacciones y compensaciones.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN I

CONSOLIDACIÓN DEL VALOR Y DE


LA CONFIANZA

EL v a l o r Y cóm o La expresión persuasiva requiere


CONSOLIDARLO valor y confianza. El valor domina,
desvanece las condiciones que tien­
den a detener el ímpetu de la comunicación oral y con­
tribuye a contrarrestar los obstáculos que entorpecen la
realización de una tarea o propósito.
El valor es dinámico en su expresión física de con­
fianza y fe en sí mismo. Es la manifestación de una de­
cisión firme y resuelta que se apoya en la seguridad de
alcanzar el fin deseado. Alguien ha dicho que el coraje
consiste en persistir un poquito más después que uno
ya se cree vencido.
Dice Séneca: “No hay nada que el esfuerzo perseve­
rante y el cuidado constante y diligente no puedan ven­
cer”. Todo estudiante de este curso debe perseverar y
persistir en su empeño, hasta perfeccionarse en la expre­
sión oral. Su constancia en mejorar aumentará su valor
y vitalizará su confianza.
Durante el período de aprendizaje, no debe pensarse
en lo que no se ha hecho o en lo que ha parecido difícil,
sino en lo que se puede lograr, y en lo fácil que será
hablar con elocuencia, una vez que se posean los cono­
cimientos técnicos necesarios.
16 N. D. LAFUERZA

Ningún orador fué elocuente desde el principio. De-


móstenes tenía un gran defecto físico que exigió de él
mucho tiempo y fuerza de voluntad para corregir; Jean
Jaurés, llevado al Congreso, dejó pasar un año antes de
participar en los debates, y Lloyd George, el eminente es­
tadista inglés, la primera vez que quiso hablar en pú­
blico, sintió que se le pegaba la lengua al paladar, y casi
no pudo pronunciar palabra alguna.
Pericles, de quien se ha dicho que “atronó, fulminó
y trastornó a Grecia”, jamás subía a la tribuna sin que
le embargase la timidez. Cicerón dijo de sí mismo: “En
mí lo he experimentado, muchas veces, que, al empezar
el discurso, palidezco y empiezo a temblar”. Mirabeau,
quien “había nacido cual otro Júpiter para aterrar con
los rayos de su elocuencia en las tempestades parlamen­
tarias”, no podía, abordar la tribuna sin sentir vivos es­
tremecimientos. Río Rosas, el destacado político español,
desgarraba con las uñas el escaño que tenía delante.
Cuando Disraeli se iniciaba en la carrera política, y
en ocasión en que hablaba en la Cámara de los Comunes,
fué objeto de toda clase de demostraciones hostiles que
le impidieron coordinar las ideas y decir cuanto era su
propósito exponer, y Andrés Maurois se refiere a ese dis­
curso en su libro “Disraeli” con esas palabras: “Al aca­
barse estas risas, reanudó: “Aquí vemos, señor speaker,
los prejuicios filosóficos de los hombres. (Risas y aplau­
sos.) Respeto los aplausos, aunque vengan de mis adver­
sarios. (Nuevas risas.) Yo creo señor . .. (Gritos nume­
rosos: ¡Al grano!) No me sorprende en modo alguno la
recepción que se me ha hecho, señor. . . (Risas.) Yo he
empezado muchas veces la misma cosa (más risas) y
casi siempre he acabado por triunfar (¡Al grano!) a pe­
sar de que mucha gente me ha predicho que había de
fracasar, como ellos habían fracasado antes que yo. ( ¡Al
grano!)”. En aquel momento con voz formidable, mi­
rando a sus interruptores con indignación, alzando las
manos y abriendo una boca enorme, gritó con voz casi
aterradora y que dominó de pronto al tumulto: “Y ahora,
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 17

voy a sentarme; pero ¡día llegará en que ustedes me es­


cucharán!”. Ese día llegó, cuando ya más adiestrado y
competente, al anunciarse que Disraeli iba a ocupar la
tribuna en la Cámara, era numerosa la concurrencia que
acudía ávida de escucharle.
Aun el insigne Castelar ha sufrido las emociones
que asaltan a todo orador antes de dirigir su palabra.
Dice de él De Amicis: “Antes de hablar, está inquieto,
no para en ningún sitio, entra en la Cámara, sale de
nuevo, vaga por los corredores, hojea un libro en la bi­
blioteca, se dirige al café para beber un vaso de agua,
parece acometido por la fiebre; cree que no podrá enlazar
dos palabras, que hará reír, que lo silbarán; no le queda
en la cabeza una sola idea clara, lo ha confundido todo,
lo ha olvidado todo. Llega el momento solemne; sube
a su escaño, baja la cabeza, temblando, pálido como un
condenado que va a la muerte, resignado a perder en un
solo día la gloria conquistada en tantos años y al precio
de tantas fatigas; en este momento hasta sus enemigos
tienen piedad de su estado”.
Winston Churchill, considerado hoy como el más
grande de los oradores ingleses, al iniciarse en la vida
pública, sentía grandes trastornos cuando tenía que apa­
recer ante el público. Un día, refiere el diario Daily
Star de Montreal, “mientras se dirigía a un mitin en
Mánchester, su compañero de viaje, Lord Salisbury, le
dijo: “¿Te sientes nervioso, Winston?” La respuesta fué
afirmativa.
—Mira, muchacho —dijo el veterano estadista—, no
te dejes dominar por los nervios. Haz lo que yo hago;
cuando me levanto para hablar ante un auditorio, tengo
por hábito pasear mi mirada por el auditorio y luego me
digo a mí mismo: ¡Qué grupo de personas más necesi­
tadas de saber!, y luego siempre me siento mucho mejor.
El estudiante de esta materia debe tener mucha fe
en sí mismo, reconocer su potencialidad y los grandes
recursos de que dispone. El doctor Fosdick ha dicho que
el valor no significa que uno no teme sino que está tan
disciplinado por una lealtad que aprecia por encima de
18 N. D. LAFUERZA

todo, que le ayuda a sobreponerse al temor, y que en tal


condición la fe en sí mismo opera más espontáneamente.
Dice un psiquiatra que la única cura para el temor es la
fe. “El miedo aprisiona, la fe libera; el miedo paraliza,
la fe incrementa el poder; el miedo descorazona, la fe
alienta; el temor enferma, la fe cura; el temor enceguece,
la fe alumbra.”
Hitler se ha referido ampliamente en su Mein Kampf
al poder de la palabra hablada al que le dedica un ca­
pítulo entero. En el prefacio dice: “Sé que uno puede
ganar al pueblo mucho mejor por medio de la palabra
hablada que por la escrita y que cada gran movimiento
en este globo debe su progreso a grandes oradores y no
a los grandes escritores”. Piense, pues, en el poder que
usted adquirirá si se dispone a adiestrarse en el arte de
exponer sus ideas.
El notable escritor Keyserling dice: “La palabra es
más eficaz que la escritura y esta verdad se halla confir­
mada por todas las grandes religiones, que juzgan a la
tradición “receptora del verbo divino”, por encima del
libro santo y por el hecho de que los espíritus profundos
que han ejercido sobre el mundo la más grande y per­
durable influencia o no han escrito o bien si lo hicieron
en su literatura no residió la verdadera fuerza de su
ascendiente y en que, en fin, estando el género humano
cada día más mecanizado, el pensamiento impreso no
encuentra en él, sino un estado de recepción pasivo, de­
biendo la humanidad, para vencer esa desespiritualiza­
ción que la amenaza tan gravemente, reemplazarle por el
magnetismo del verbo viviente. El arte de la oratoria
en el último análisis, se vuelve no ya el medio de tras­
mitir una particularidad cualquiera, sino el propio ser,
si por arte de oratoria se entiende la entraña misma de
la persona que habla”.
El valor se adquiere en la lucha, en la brega. Éche­
se, pues, mano de la voluntad que deshace las dificulta­
des, quiebra el desaliento, esfuma los obstáculos y con
propósito tenaz vence la oposición a través de todas las
vicisitudes hasta lograr el fin propuesto.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 19

“En nosotros mismos se encuentra el triunfo o la


derrota”, dice Longfellow. Intensifiqúese el interés y es-
túdiese con cariño cuanto concierne a este importante
curso, y no faltará el valor para adelantar segura y evi­
dentemente.
Acójanse las ideas posi-
e l s e n t id o d e s e g u r id a d
Y CÓMO FORTALECERLO. tivas solamente, y no se
desperdicie ni un solo
minuto en considerar los puntos difíciles. La disciplina
personal contribuirá a que se adquiera la confianza nece­
saria. Sujétese el estudiante de este curso al programa
que el profesor le trace; adáptese a él con verdadero en­
tusiasmo y se sentirá más resuelto y confiado. Sea pa­
ciente y perseverante.
Si no existe algún impedimento físico, no hay motivo
para que se deje de progresar. Domine usted cada fase
de las diferentes lecciones y anímese en la certeza de que,
el esfuerzo continuado le colocará en el camino del pro­
greso, que cada día será más evidente y alentador. Re­
cuerde que, a medida de que vaya adquiriendo conoci­
mientos y práctica, su habilidad aumentará. No ceda a
las impresiones desanimadoras, y rechace su asalto. Con.
vénzase a sí mismo de que puede ser elocuente y lo será.
No se entregue a la idea de que le cuesta mucha energía
y trabajo adelantar en esta disciplina.
De Lillian Genn son éstas palabras: “Uno de los me­
dios más seguros de destruir la energía propia es permi­
tir que la mente esté dominada por el crónico temor de
alguna cosa por alguna fobia o sobresalto determinado.
La ansiedad, la duda y la desconfianza son inevitables
productoras de fatiga. Se cree que el trabajo mental re­
quiere mucha energía, pero no es así; puede causar fati­
ga, pero el consumo de energía por la actividad intelec­
tual de la más intensa requiere unas 7 calorías por hora.
Esto significa que una galleta común de soda sería su­
ficiente para mantener el fuego cerebral vivo durante
seis horas. Cuando usted se sienta cansado, defina la
20 N. D. LAFUERZA

causa cuidadosamente y no crea que se debe a un es­


fuerzo extraordinario de su labor mental”.
LA TARTAMUDEZ. Según el Dr. Greene, el tartamudo
sufre, generalmente, por carecer de
una salida para el excedente de emoción. No todos los
tartamudos deben su estado deficiente a una condición
patológica. En no pocos casos, ese defecto es causado
por una excitación nerviosa que se ha hecho habitual,
por descuido o por carecerse de la voluntad para domi­
narla por medio de ejercicios apropiados. Si esa con­
dición no se debe a algún defecto orgánico, no debería
ser difícil adquirir la habilidad de hablar sin entorpeci­
miento alguno por medio de las instrucciones de este
curso.
El tartamudo generalmente tiene una idea exagera­
da o desequilibrada de sí mismo sobre su excepcional con­
dición, y, por lo tanto, no acepta su responsabilidad, sino
que se defiende y excusa creyéndose con derecho a re­
traerse y negar su expresión libre, sincera y espontánea,
en sus relaciones con los demás. Él se considera justi­
ficado en sus deficiencias, confía en que su actitud será
aceptada, y se retrae cada vez más, sin procurar mejorar
por el esfuerzo y la disciplina. Dice Marco Aurelio: Í!E1
malhechor es frecuentemente el que ha dejado de reali­
zar alguna práctica y no siempre el que ha llevado a tér­
mino algo”. Dejarse dominar por la idea de sentirse in­
capaz equivale, en no pocos casos, a reducir un esfuerzo
esencial para lograr determinados beneficios o ventajas
de importancia personal.
Dice un psiquiatra que sólo una persona que emo­
tivamente está desequilibrada tartamudea y ese desequi­
librio se debe a que se siente insegura y se concentra
demasiado en sí misma. Para contrarrestar esos senti­
mientos débiles conviene experimentar en el terreno del
esfuerzo para convencerse de que lo que parece imposi­
ble no lo es cuando la voluntad es firme y dinámica. En
la sección de la Vigorización de la Voz hallará el alumno
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 21

muchos medios para consolidar su seguridad y vencer


sus tendencias a desconfiar de sí mismo.
En La Nación de Buenos Aires, del 18 de diciembre
de 1936, en un despacho de Londres, se lee lo siguiente:
“ . .. Un defecto que preocupaba mucho a la opinión, la
tartamudez, y que constituía una verdadera tortura para
el Duque de York, parece corregido, gracias al paciente
método seguido con años de perseverancia. En efecto,
con gran asombro de todos los que le conocían, el Duque
de York, en el curso de su último viaje a Australia, en
ocasión de la apertura del Parlamento de Canberra, pro­
nunció un discurso impecable. Era la primera vez que
podía hablar en público. La dificultad labial estaba ven­
cida”. El que era Duque de York es actualmente el Rey
Jorge VI de Inglaterra.
Ernesto Bevin, que fué ministro de Relaciones Exte­
riores de Inglaterra, era tartamudo y decidió curarse y
para ello decidió leer en alta voz en la cocina de su
casa y aun imitó a Demóstenes poniéndose piedrecillas
en la boca y leía en alta voz en el campo. Con el tiempo
observó que cuando se enojaba sobre algo hablaba sin
dificultad. En las reuniones gremiales dirigía las' sesiones
con pleno dominio de sí mismo, pero él tenía una fe im­
plícita en sí mismo y estaba dominado por el afán de lle­
nar su misión como dirigente de masas y forjador de mo­
vimientos cívicos. No se diga que la suya fué una carrera
fácil, porque cuando joven, al regresar de la mina en
donde trabajaba, después de lavarse y cenar, se sentaba
en la cocina a leer e inátruirse.
¿QUÉ ES LA TIMIDEZ? Es u n estado de cobardía que,
en no pocos casos, tiene su
arraigo en el complejo de inferioridad. Se dice que la
mitad de la población del mundo es víctima de ese com­
plejo. Muchos tienen razón en creerse inferiores, pero
están sumamente equivocados al suponer que deben per­
manecer víctimas de tal complejo. Con un poco de volun­
tad, disciplina y ambición se puede contrarrestar esa de­
ficiencia y lograr un estado de poder.
22 N. D. LAFUERZA

“La timidez ejerce una acción inhibitoria sobre los


centros del lenguaje que les impide funcionar. Esta timi­
dez puede tener causas muy diversas, cuyo análisis deta­
llado convendría especificar: orgullo, cobardía, exceso de
fantasía, sentido de inferioridad, instinto social demasia­
do desarrollado y la idea exagerada sobre las consecuen­
cias que pueda tener una derrota oratoria”. Max Nordau.
Indalecio Prieto, conocido político español, confiesa
en un artículo del- Diario de Aragón, de Zaragoza, que él
era sumamente tímido y que después de algunos años
consiguió algún progreso en orden a la sociabilidad. Di­
ce que hubo temporadas en que al estrechar las manos
de las personas no conseguía sujetarles más que tres de­
dos y apenas advertía que dejaba fuera el meñique del
nuevo amigo, se confundía tanto que corrían a cuenta
exclusiva suya todas las frases rituales de la presentación,
diciendo lo que le correspondía y lo que debía expre­
sar el interlocutor. Cuando el Ayuntamiento de Madrid
le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad difirió la
fecha de la entrega para evitar el trance angustioso de
comparecer ante la gente. A la terminación de su rela­
to confiesa: “En el caso mío no he dejado de pensar que
mi timidez constituya un aspecto fenomenal de la sober­
bia, porque no puede explicarse de otro modo que me
desconcierte y casi anonade la presencia de personas a
quienes no temo y a muchas de las cuales desprecio”.
El autor de la magnífica novela, La Cindadela, A.
J. Cronin, dice respecto a su timidez: “La batalla más
ruda de mi vida fué la que entablé para dominar el mie­
do a la gente. Me sentía tímido y torpe en compañía de
otras personas y me aterrorizaba la idea de que se me
podía caer de las manos una taza de té o un plato de
pastel. Un día una amiga me dijo: “Esto tiene que acabar.
En el fondo de tu timidez hay mucha vanidad. No quie­
res frecuentar a la gente, porque tienes miedo de lo que
pensarán de ti. ¡La gente es como cualquier otra aquí y
en el mundo entero! Al cabo de un año y después de
aumentar mi interés en las personas, la vida cobró nue­
vo incentivo y en lugar de huir de los demás los bus-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 23

caba, y así obtenía la mejor recompensa: la de formar


nuevas amistades”.
Dice un autor que “Demóstenes tenía la imaginación
más vigorosa que pronta; con esto, era tímido. Un ejer­
cicio tenaz dió a su voz la fuerza de triunfar del ruido
de las olas; tal vez le costara siempre trabajo vencer la
emoción que le causaban las tempestades de la asamblea
popular”.
“Cuando Andrés María Ampere empezó a dictar una
cátedra de física en Bourg se sentía tímido y algo torpe
y su tarea equivalía a subir una montaña. Durante ocho
días está demudado, sin poder restablecer el autodomi­
nio.” A medida que el momento se aproxima —le cuenta
a su señora— aumentaba en mí la agitación y, de repen­
te, me hallé sumido en una calma apática, tan completa,
que determinó una de las revoluciones más singulares de
mi vida”. Fenómeno al cual nos hemos permitido denomi­
nar alguna vez de anticipo emotivo: el orador se emo­
ciona por demás en las vísperas de presentarse frente
al auditorio, de modo que libre de ese peso, se muestra
sereno en el instante temido; en ocasiones la tranquilidad
se produce apenas pisa el tablado o pronuncia la prime­
ra palabra. Oradores veteranos y de la talla de Castelar
anticipaban su emoción en sus gabinetes de trabajo cada
vez que hablaban en público”.
El muy conocido político español Alejandro Leroux,
cuando por primera vez se le invitó a que hablara mien­
tras concurría a una reunión de republicanos y socialis­
tas, se resistía a complacer la insistente demanda de
que ocupara la tribuna y tanto se le rogó que por fin ha­
bló y dijo: “Señores: los grandes ideales republicanos ...
los grandes ideales republicanos... ideales republicanos”
se puso pálido y enmudeció. Era él entonces brillante pe­
riodista, que colaboraba en El País, pero carecía de la
habilidad de exponer su pensamiento oralmente. Más
tarde fué un extraordinario orador.
24 N. D. LAFUERZA

EL MIEDO ES TRANSITORIO El miedo todo lo destruye


Y DOMINABLE y nada crea. Toda tenden­
cia al temor nace de una
suposición infundada, en la mayoría de los casos. El mie­
do no es una fuerza, sino una sensación que conviene
desvirtuar. A la naturaleza se la mejora rectificándola y
vigorizándola. Considérelo siempre como un resorte pa­
ra fortalecer su voluntad. Una alarma sirve para preca­
verse y defenderse, no para amilanarse y entregarse.
Ha dicho Roosevelt: “Es preferible atreverse a em­
prender grandes cosas y obtener triunfos gloriosos que
pertenecer a ese grupo de espíritus pobres, que ni gozan
ni sufren mucho, porque ellos viven el ocaso gris, que
* ni conoce victoria ni derrota”.
Un militar de alta jerarquía tuvo que hablar en una
reunión de personas distinguidas, y su tema consistía en
relatar la lucha que con sus tropas tuvo que enfrentar
contra los japoneses en Guadalcanal y era tanta su im­
presión y nerviosidad cuando inició su discurso que no
pudo contenerse y exclamó: “Me siento mucho más asus­
tado ante ustedes que cuando tuve que atacar a los ja­
poneses”, y después de esa confesión dejó a un lado sus
notas y empezó a hablar concentrándose en lo que quería
decir y fué tal su influencia y poder persuasivo que logró
de los concurrentes que suscribieran grandes sumas en
la compra de bonos para la continuación de la guerra.
Cuando usted se sienta asustado no trate de conven­
cerse de que no lo está, acünítalo y haga una respiración
profunda, pero no deje de luchar y si persiste comprobará
que en la tenacidad hallará valiosos y eficaces medios
para contrarrestar sus impulsos negativos.
Fortifiqúese en una preparación sólida sobre el te­
ma que se va a exponer. Así como no se siente preocu­
pación cuando se conversa en rueda de amigos, siéntase
la misma seguridad al comparecer ante un auditorio. Ha­
bitúese a una sensación de confianza y las emociones que
trastornan la ecuanimidad y la serenidad serán menos
dominantes. Si su preparación ha sido cuidadosa y comple­
ta, puede abrigar el orador la seguridad de que difícil-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 25

mente habrá entre los oyentes quien conozca el tema


tan bien como él.
EL h á b it o DE Para exponer el pensamiento propio
LA LAXITUD con eficacia y poder persuasivo es fun­
damental estar libre de excitaciones in­
necesarias y perturbadoras. Difícilmente pueden expo­
nerse las ideas mejores si el ánimo está perturbado o se
está a la merced de condiciones anímicas inquietantes.
Recuérdese que en el momento de hablar, especialmente
si nos interesa persuadir y lograr la adhesión del oyente,
la sangre fluye con mayor rapidez al cerebro, pero si en
ese momento nos acompañan sentimientos de temor, in­
quietud, resentimiento, etc., es muy posible que el cora­
zón reclame parte de esa sangre y entonces estaremos
expuestos a una condición física desventajosa.
David Brinkley relata que en casos de debates muy
agitados en la Cámara de Diputados de los Estados Uni­
dos es frecuente que varios de los representantes del pue­
blo acudan al médico del cuerpo legislativo, doctor Jorge
Calver, para ser atendidos y algunas veces su asistencia
llega tarde, porque el ataque al corazón ha hecho ya sus
estragos. Afirma el galeno que si los legisladores reali­
zasen una labor menos agitada, descansasen más y se
mantuviesen en condición más laxa evitarían serios des­
enlaces. Declara que los males más comunes de los le­
gisladores son del estómago y de los nervios, y aconseja
dicho profesional a sus visitantes del Capitolio que vivan
tan calmosamente como sea posible, que coman pruden­
temente, que hagan ejercicios con regularidad y que prac­
tiquen la laxitud lo más posible.
La persona nerviosa, temerosa, inquieta, agitada,
apremiada por toda clase de sospechas o incertidumbres
y asediada por distintas inquietudes no puede tener un
pensamiento claro y sus facultades mentales operarán
deficientemente. Los ejercicios que se recomiendan en la
sección segunda de cada lección tienen una gran impor­
tancia no sólo para hablar con poder persuasivo, sino que
también para discurrir mejor, interpretar con más acier-
26 N. D. LAFUERZA

to, tener ideas más ventajosas y propicias y gozar de


mejor salud.
LA SERENIDAD Es de suma importancia que el estu­
diante de oratoria se ejercite en la
práctica de la serenidad hasta lograrla al grado máximo;
la impetuosidad, la fogosidad, el apresuramiento y otros
impulsos de carácter desordenado le impedirán exponer
sus ideas con la lucidez y habilidad necesarias. Ha dicho
un autor: “La agitación, que es un acto reflejo, es una
degeneración de la vitalidad funcional, mientras que la
actividad serena, que es un acto reflexivo, es la ex­
presión misma de esa vitalidad puesta al servicio de la
inteligencia. La agitación es el interés que rinde la indo­
lencia o la ignorancia, mientras que la serenidad es la re­
guladora de la emoción pasional. Cuando aquélla predo­
mina, cualquier inconveniente se agiganta, mientras que,
logrado el dominio, se contemplan las cosas en su tama­
ño real y aun en escala menos imponente.
Evítese ceder con excesiva rapidez a las emociones
desordenadas y sobre todo llegar a conclusiones o deci­
siones violentas con precipitación inusitada. Por el grá­
fico que sigue se comprenderá cuán importante es intro­
ducir el análisis y la reflexión, para así evitar errores o
perjuicios. Nótese que se recomienda la respiración pro­
funda cuando la emoción es de carácter inquietante.

EMOCIONES Y REACCIONES
CIEGAS 0 DESORDENADAS

r
ANALISIS Y REFLEXION I CONCLUSION |
0 ACCION |

^ '
RESPIRACION PROFUNDA\' «
«y*' ' APRECIACION LOGICA ' ACERTADA

Si la emoción o reacción es precipitada o desorde­


nada casi siempre se llegará a conclusiones equivocadas o
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 27

perjudiciales, de ahí que sea necesario adherirse a un


proceso por el cual, con menos precipitación y mayor
participación del discernimiento se llegue a decisiones o
conclusiones más ventajosas y convenientes. El arte de
superarse es el arte de reeducarse y rectificar todo pro­
cedimiento desventajoso o negativo.
El orador está expuesto a muchas emociones pertur­
badoras y le conviene ejercer un mayor dominio sobre
las mismas, como dice Yoritomo-Tashi: “La serenidad no
es solamente la atenuación de la efervescencia física; es,
además, el regulador del arrebato pasional. La superio­
ridad de un hombre se reconoce en la facilidad con que
transforma la intención del acto espontáneo en acto vo­
luntario”. Elegir lo que diremos, elegir cómo resolver un
problema, elegir lo que convendrá mejor en una situa­
ción compleja es propio de quienes se han disciplinado
en mantenerse serenos a pesar de la tormenta que ruge
en torno suyo.
Alguien ha dicho que no hay situaciones desespera­
das, sino hombres sin esperanza. El alumno de este cur­
so debe mantener un espíritu confiado, anticipar excelen­
tes resultados, habilidad para persuadir y todas las cua­
lidades que se propone cultivar con este estudio, pero
debe estar dispuesto a esforzarse, ensayar, corregirse, eli­
minar tendencias equivocadas y actitudes negativas. Ra­
món y Cajal expone: “Si hay algo en vosotros verdade­
ramente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la
personalidad, templamos el carácter, desafiamos la ad­
versidad, corregimos el cerebro y nos superamos diaria­
mente”.
Crea en sí mismo, guíese por ideas nobles, propón­
gase tener mayor dominio sobre sus ideas antojadizas y
arbitrarias, persista en el empeño por superarse y no se
intranquilice por la aparente demora en conseguir los
resultados deseados. De Milton Mackay son estas pala­
bras: “El fatalismo de nuestra época no es el de la fe,
sino el de la desesperación; no es producto del espíritu,
sino creación de la inteligencia. El hombre es un crea­
28 N. D. LAFÜERZA

dor potencial, más bien que la víctima de sus creaciones.


No sólo hay en él libre albedrío, sino ocultas posibilida­
des y no es esclavo del ambiente o de las circunstancias.
Su capacidad se halla limitada no tanto por la herencia
y la pobreza, como por la visión que tiene de sí mismo”.
El alumno logrará una mayor medida de serenidad
si sigue fielmente los ejercicios que hallará en la sección
de la Yigorización de la Voz de cada lección. Sin ello
tendrá sólo un concepto del juego de la serenidad pero
difícilmente podrá practicarla. Adhiérase al plan de los
mismos y logrará no sólo dominarse, sino que su inven­
tiva e iniciativa serán más ágiles y aun gozará de me­
jor salud.
las fuerzas POSITIVAS T o d o orad or d eb e ro d ea rse d e
una atmósfera de aliento y de
confianza en las posibilidades. Dice Quintiliano: “De to­
das las prendas que deben adornar al orador, las más
excelente es una grandeza de corazón, a la que el miedo
no abata, ni el vocerío aterre”. Afiáncese el estudiante
de este curso en las fuerzas creadoras y positivas. Pien­
se con miras a participar en alguna causa buena, noble
y digna de apoyo; movilice sus facultades y habilidades,
y explore y ponga a prueba sus potencias.
La siguiente confesión del eximio Beethoven, sacada
de su propio diario, debería excitarnos a confiar más en
nuestros poderes espirituales: “¡A^alor! A pesar de toda
la debilidad del cuerpo, mi espíritu debe triunfar. No
esperes, pues, pobre Beethoven. ninguna alegría del exte­
rior. Crea tú todo, de las fibras más secretas, pues sola­
mente en el mundo ideal encontrarás alguna felicidad”.
Alguien ha dicho que nosotros cambiamos de pro­
ceder cambiando nuestro modo de concebir el mundo y
sus cosas. Desdeñemos todo aquello que magnifique en
nosotros la imposibilidad y la limitación. Para lograr el
éxito no es necesario poseer una extraordinaria capaci-
cidad desde un principio. Sólo es necesario desarrollar
constante, positiva y constructivamente la habilidad que
ya se posee por modesta que sea.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 29

Piénsese en las ventajas que reportará hablar con po­


der persuasivo: Competencia social, satisfacción, elogios,
honor, distinción, poder, influencia, dinero, posición, per­
sonalidad destacada, etc.
Sea usted sincero, no proponga, defien­
LA s i n c e r i d a d
da, suscriba o realce lo que su propia
conciencia rechaza o reconoce como inadmisible o perju­
dicial en alguna forma. El orador debe velar por su pres­
tigio y éste depende en gran parte de la consistencia de
sus actitudes y adhesiones y de las proposiciones que de­
fiende. El tiempo, juez inexorable, probará si él fué leal
consigo mismo o simplemente un mero mercenario de la
palabra.
La sinceridad, virtud excelsa, fuente de poder inson­
dable, dota al discurso de dinamismo y de fuerza seduc­
tora. Que un orador trasmita una verdad sin convicción
ni espíritu solidario con ella y los oyentes dejarán de
sentir el influjo del concepto enunciado o de la verdad
propuesta; pero si, en cambio, da a conocer una idea de­
mostrando estar perfectamente identificado con la mis­
ma, por los valores que encierra, esa adhesión y entu­
siasmo influirán en los oyentes, quienes la aceptarán,
en no pocos casos, aunque no la entiendan del todo. La
sinceridad tiene un poder humano más allá de toda me­
dida. porque reúne en sí las fuerzas que mueven el ímpe­
tu persuasivo.
El orador que defienda o recomiende lo que él no
acepta en su fuero interno o repudia en su conciencia,
difícilmente tendrá la inspiración iluminadora, hablará
con eficacia o le dará a su palabra la vibración persua­
siva necesaria para lograr que su exposición sea acep­
tada; más todavía, sus oyentes notarán en él que hay
algo en su actitud, voz, ideas o modo de exponer que
delata falta de autenticidad, porque generalmente un au­
ditorio intuye más que analiza y examina, y se da cuenta
cuando un orador ocupa una posición falsa o conven­
cional.
30 N. D. LAFUERZA

Cómo PROGRESAR EN l a Hablaremos con más


EXPRESIÓN ORAL ELOCUENTE elocuencia a medida que
v a y a m o s sustituyendo
los malos hábitos por otros eficaces y los pensamientos
negativos, que durante muchos años han influido en
nuestra personalidad, por los positivos, y según practique­
mos el plan de estudio consignado en este método.
No piense demasiado en los resultados inmediatos.
No trate de explicar o justificar cada error. “No llores
por los fracasos que has sufrido; sonríe ante la expecta­
tiva de los que pueden asaltarte.” Concéntrese solamente
en el esfuerzo disciplinado de mejorar gradualmente, pa­
so a paso, y alcanzará el progreso deseado.
En los momentos libres, ya sea en la calle, en el as­
censor o en la propia habitación, piénsese en el signifi­
cado y derivaciones de lo estudiado. Créense ideas que
complementen y expliquen las lecciones. Póngase en
práctica cuanto mejore y aumente el poder para conven­
cer. Apliqúese la técnica en las relaciones diarias, y
adóptese, como norma, para la vida, lo que enriquecerá
la personalidad. Manténgase una censura propia, con el
fin de eliminar cuanto detenga el adelanto en esta disci­
plina. Mejórese la expresión oral, perfecciónese el estilo,
utilícense los elementos que aumentarán la influencia
propia, y, por encima de todo, manténgase viva la am­
bición de lograr la elocuencia.
FACTORES QUE FAVORECEN EL Usted mismo debe ser
ADELANTO EN ESTE ESTUDIO el agente principal de
su adelanto. El profe­
sor y el método serán elementos importantes en la for­
mación de su capacidad oratoria, pero usted debe animar
e inspirar su sentido oratorio. Fíjese bien en la técnica
que se desarrolla en clase, haga anotaciones sobre lo que
debe recordar, no improvise; prepárese bien antes de ha­
blar, sométase a las indicaciones y recomendaciones que
se le hagan, y, gradualmente, hablará con mayor poder
persuasivo.
Por el siguiente grabado podrá comprenderse la im-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 31

portancia de despojarse de los factores de inercia que im­


piden el progreso en este estudio. Abandónese la zona de
la inercia y de la ineptitud, asciéndase a la del esfuerzo

EFICACIA
DINAMISMO
DEFIN CION

CONOCIMIEN OS,
METODO
VALOR
ZONA DE ESFUERZO
— L - I I - i
IESTRAMIENTO

ZONA DE INERCIA
TEMOR
IMPROVISACION
DESCONOCIMIENTO ,

1MPREC Sí ON
AUTOMATISMO

INCOMPETENCIA]

en la cual se encontrarán luces y alientos poderosos para


simplificar el aprendizaje y lograr el progreso anhelado.
Toda mejora representa un ascenso no siempre fácil, pero '
32 N. D. LAFUERZA

con la voluntad firme y resuelta se crean fuerzas para lo­


grar el triunfo deseado. En el adiestramiento se encuen­
tran todas las posibilidades y soluciones. El adiestrado
siempre cuenta con recursos eficaces para salir airoso en
sus empresas.
Estúdiese con interés y anhelo de aprender, elimí­
nense los defectos que dificultan el adelanto, aliméntese
un entusiasmo sano y permanente, asístase a todas las
clases puntualmente, háblese en cada oportunidad que
se presente, obsérvese, júzguese con criterio bien funda­
do, éntrese en el ejercicio mental que permite explorar
en el campo de los problemas sociales, morales, políticos,
económicos, personales, etc., con el fin de descubrir más
luz, y así comprender mejor las posibilidades de solución
que ofrezcan. Piénsese, estúdiese, investigúese y escú­
chese a buenos oradores, cada vez que se presente la
ocasión.
l a p r á c t ic a Y “El mejor medio de esclarecer las
propias ideas es comunicarlas a
Cómo e f e c t u a r l a
otros” dice Séneca.
La ejercitación es factor esencial en este estudio,
Debe hacerse con espíritu crítico, dispuesto siempre a co­
rregirse respecto a la forma de expresarse, del tono de
voz, de la exposición lógica de las ideas, de la actitud
ante la oposición; debe mejorarse en cuanto se refiere a
la facilidad de influir en los oyentes y esforzarse por
lograr el máximo de progreso en ajustarse a la técnica.
Analícense las causas y efectos de ciertas condiciones per­
sonales que impiden una comunicación más franca, influ­
yente y convincente y adóptense las providencias respec­
tivas.
En la conversación con otras personas, esmérese en
exponer aquello que tenga valor, mérito o importancia.
No se hable por hablar. Esquívense los tópicos gastados
o comunes, y procúrese evitar la repetición de errores,
descuidos o defectos, con el objeto de perfeccionarse en
la expresión oral.
Algunos oradores practican ante el espejo para estu-
EL A R TF DF. H A B L A R E N PÚRLT CO 33

diai- el ademán, el gesto y la actitud más convenientes.


Otros se ausentan a lugares poco concurridos y hablan
en alta voz, como si estuvieran ante un auditorio. Un
método práctico es encerrarse en una habitación y hablar,
escuchándose a sí mismo, para advertir las correcciones
que deben hacerse. El medio más eficaz de todos es ha­
blar en clase, concentrando todo el interés en hacer ex­
posiciones claras, ordenadas, comprensibles, atractivas y,
sobre todo, de acuerdo al método recomendado.
LA i n s p i r a c i ó nA un caballero j-a anciano, que se
había dedicado mucho al estudio de
la astronomía, se le preguntó si no temía el ocaso de su
Alda, a lo que repuso: “Para quien está acostumbrado
a contemplar las estrellas, la obscuridad de la noche no
tiene terror”.
Procure cada estudiante de este curso guiarse por el
astro de algún ideal, y nada le causará temor en el trans­
curso de su preparación 3^ aprendizaje.
Lo importante en la vida es tener una gran finali­
dad y poseer la aptitud y perseverancia para alcanzar­
la.” Goethe. “Cuando se aspira a la realización de gran­
des cosas, las pequeñas se hacen con facilidad, pero cuan­
do se aspira sólo a realizar las pequeñas, aun éstas se ha­
cen difíciles.” Gilbreath.
Fíjese una finalidad determinada, y. con fervor y
atención persistentes, dediqúese a ella un esfuerzo deci­
dido, hasta alcanzar su realización. Para algunos, la fina­
lidad será el mejoramiento de su personalidad: para otros,
prestar algún senúcio público; en no pocos casos, se as­
pirará a conseguir un progreso personal mayor: 3' en
otros, el objeto consistirá en poseer la habilidad de pro­
pagar alguna doctrina beneficiosa para la humanidad.
E 11 fin, elíjase la estrella luminosa que alumbrará la ruta
por seguir: peí entese el liego fatuo de la fantasía o de
la vanidad, cuyo brillo es fugaz y engañador.
“Los que viven son los que luchan; aquellos a quie­
nes llena el alma y la frente una firme aspiración,
aquellos que suben a la áspera cima de un alto destino:
34 N. D. LAFUERZA

los que marchan pensativos, aprisionados por un fin su­


blime, teniendo delante de los ojos, sin cesar, día y no­
che, o algún santo trabajo o algún amor grande.” Víctor
Hugo.
PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará, durante tres minutos, sobre


un tema de su propia elección o uno de los siguientes.
1. El punto más interesante de esta lección.
2. El orador que más me ha impresionado.
3. Qué beneficio espero del estudio de este curso.
4. ¿Qué relación tiene la palabra con la mente?
5. Importancia de la elocuencia.
6 . Oportunidades que ofrece la elocuencia.
7. ¿Qué fin tiene la educación?
8 . El ser humano necesita desarrollar su iniciativa.
9. Ventajas de sentirse optimista.
10. En qué consiste la lealtad.
Estos temas pueden ser desarrollados según la inter­
pretación del expositor, de modo que los puede modificar
o presentar el sentido opuesto.
RECOMENDACIONES

a) Haga unas cuantas respiraciones profundas mien­


tras se dirige a la tribuna para practicar.
b) Afloje todo su cuerpo al subir a la tribuna y no
piense en lucirse ni en sobresalir. Sienta que va a prac­
ticar, como el músico que ensaya.
c) Hable por el gusto de transmitir unas pocas
ideas que le gustan y que considera interesantes.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

INTRODUCCIÓN

Esta segunda parte del curso de E l a r t e d e h a b l a r


en tiene suma importancia para el alumno y
p ú b l ic o
cometerá éste un grave error si no la estudia con inte­
rés, o perseverancia^- entusiasmo. Si lo que decimos es
importante, no lo es menos la voz con que lo expresamos.
No regalaremos un gema valiosa en un estuche de papel
o de cartón, sino que la colocaremos en uno de terciopelo,
que realce el mérito de la joya. Si lo que trasmitimos tie­
ne importancia para quien escucha ¿por qué emplear una
voz pobre, apagada, chillona o disonante, que eclipsa en
parte el efecto de lo que comunicamos? La voz es el estu­
che en el que encerramos el contenido de lo que transmi­
timos, luego, esmerémonos por que sea digno de la cate­
goría de nuestro mensaje.
Los ejercicios que se recomiendan al final de cada
capítulo tienen por objeto mejorar la voz del alumno, pe­
ro deben realizarse con intensidad y persistencia. No se
anticipen resultados rápidos y automáticos; es preciso de­
dicar tiempo, concentración y propósito de lograr la me­
jora anhelada.
Para cada lección se sugieren prácticas determinadas
que se harán durante una semana, y aunque ese período
no sea suficiente para asegurar los resultados deseados,
sígase con el plan indicado y a la terminación del curso
36 N. D. LAFUERZA

empiécese el estudio nuevamente para dedicar a cada lec­


ción todo el tiempo necesario hasta lograr el fin propuesto.
Es de extraordinaria importancia practicarlos todos
los días y realizar las modificaciones respectivas de mo­
do que en la conversación diaria notemos los efectos del
estudio por una forma de hablar más eficiente.
Insístase en efectuar la respiración diafragmática, que
es la correcta, y síganse las recomendaciones respectivas
hasta que se forme el hábito de respirar correctamente.

LECCIÓN I

FORMACIÓN DEL HÁBITO DE LA LAXITUD


Como base de este estudio es esencial tener siempre
presente que todo esfuerzo por corregir defectos persona­
les o hábitos inconvenientes requiere mucha voluntad,
persistencia, entusiasmo y espíritu ele lucha.
Anímese el estudiante en la anticipación de que lo­
grará los resultados anhelados, confíe mucho, sea cons­
tante en realizar los ejercicios, rechace toda idea desani­
madora o negativa que tienda a desvirtuar su propósito
de alcanzar la mejora deseada, y, sobre todo, sea incan­
sable en formar conciencia de laxitud al grado máximo.
Las más de las personas sufren trastornos físicos y
psicológicos, deprimentes y perjudiciales, debido a con­
tracciones innecesarias en diferentes partes del cuerpo
que se deben a una tensión nerviosa persistente. Son mu­
chos los que contraen innecesariamente las mandíbulas
y hacen un esfuerzo exagerado en la garganta; se agitan
cuando trasmiten sus ideas, sus manos y brazos se entre­
gan. a movimientos mecánicos agotadores, y experimentan
otras excitaciones nerviosas superfinas pero que ti - tor­
nan y desequilibran. Toda disipación de energía r-i viosa
representa un desgaste inútil en perjuicio del equilibrio
de la personalidad y aun en detrimento de la mi-ma
salud.
Merece consideración reflexiva un p á rta te t.opiado de
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 37

una crónica del importante diario New York Times, de


Nueva York, sobre los nervios: “Cuando nos quemamos
un dedo el hecho es “telegrafiado” al cerebro. Las ondas
pasan por los nervios a una velocidad de 35 metros por
segundo. Se ha determinado que estas ondas no son eléc­
tricas sino químicas, e igualmente ha llegado a compro­
barse que los cambios químicos están siempre acompa­
ñados de una cierta actividad eléctrica. De manera que
no es incorrecto decir que el sistema nervioso es una es­
pecie de telégrafo. Resulta entonces que si podemos me­
dir las propiedades eléctricas de un nervio, podemos ha­
cerlo también con lo que llamamos nerviosidad. El doc­
tor Jacobson, profesor de fisiología de la Universidad
de Chicago, ha hecho interesantes investigaciones al res­
pecto. Introdujo finos electrodos en un nervio y los juntó
con un galvanómetro muy sensible, indicador de las reac­
ciones eléctricas de los nervios. El galvanómetro de Ja­
cobson demuestra que en el estado de completo reposo
no existe actividad nerviosa.”
Si hemos de hablar con un tono de voz lleno, sonoro,
agradable y atractivo será necesario habituarnos a una
condición de laxitud máxima no sólo de los órganos voca­
les. sino de todo el cuerpo también. Tenga presente el
estudiante de este curso que cuanto gane en laxitud re­
presentará para él mayor serenidad, influencia personal
más eficaz, menos tendencia a condiciones emotivas per­
judiciales y. especialmente, hablará con un tono de voz
vigoroso, vibrante y sonoro. Todos los ejercicios de este
curso tienen un fundamento básico de laxitud y por tal
razón se recomiendan repetidamente. Póngale empeño
en lograrla cuanto antes, habitúese a reaccionar rítmica
y serenamente, y téngase cuidado durante el día en eli­
minar las tensiones innecesarias.
En sus conversaciones diarias hable sin hacer esfuer­
zo en la garganta, no gesticule, no mueva innecesariamen­
te los brazos, no contraiga el tórax ni los hombros, evite
la vehemencia y la excitación indebida: en síntesis: no se
disipe en gestos y esfuerzos estériles que sólo conducen
a un estado agotador y aun perjudicial. Jamás un interlo­
38 N. D. LAFUERZA

cutor se sintió persuadido por la avalancha de gritos, ade­


manes, gestos y otras expresiones excitantes y desorde­
nadas.
Tenga siempre presente que hablar es una tarea que
requiere soltura muscular, serenidad y tonos agradables
por su sonoridad y poder atractivo.
EJERCICIOS

a) Todos los días, al levantarse, y antes de acostar­


se, de pie, estírese con el máximo de expansión,
pero con gusto y ánimo de soltar el cuerpo. Ha­
ga este ejercicio no menos de diez veces y si lo
hace bien sentirá una sensación agradable y de
soltura.
b) Siéntese luego en un sillón, y con los brazos
bien sueltos estire las piernas elevándolas unos
diez centímetros sobre el suelo alargando los pies
lo más posible, de modo que los dedos proyecten
hacia adelante, y a continuación deje que las
piernas caigan con el máximo de soltura. Repita
diez veces.
c) Sentado, y con el cuerpo erecto, estire el cuello
hacia arriba, luego arrugue y afloje la frente, y
acto seguido abra la boca con exageración y cié­
rrela con naturalidad. Estos tres ejercicios deben
repetirse diez veces, simultáneamente pero sin
precipitación y con un gran sentido de afloja­
miento .
Estos ejercicios tienen por finalidad formar concien­
cia de soltura y acostumbrarse a mantener el cuerpo cons­
tantemente flojo.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN II

LA PREPARACIÓN QUE PREDISPONE


PARA HABLAR CON SOLTURA

VIGORIZACIó n DEL El hombre generalmente se siente


PODER EXPRESIVO inseguro, y más si tiene que expo­
ner sus ideas ante un grupo de per­
sonas. Su desconfianza aumenta, entonces, al punto de
que se siente invadido por temores y sugestiones negati­
vas. La erudición que se posea no librará de la sensación
de incapacidad o de incompetencia, y el pensamiento de
desconfianza prevalecerá sobre toda emoción alentadora.
Pocas son las personas ilustradas y poseedoras de diver­
sos conocimientos y aptitudes que espontáneamente se
disponen a hablar ante los demás, y, en no pocos casos,
aceptan exponer sus ideas ante otros por la presión de al­
guna obligación o compromiso ineludible. Es un hecho
que hay personas, especialmente en el campo político, que
con un reducido caudal de conocimientos están siempre
listas para hablar. Inconscientes de su responsabilidad se
lanzan a opinar, recomendar y afirmar lo que sólo de oí­
das conocen. Tuve un alumno, limpiabotas, que quería
regresar a su patria, Italia, para señalar a sus compa­
triotas el camino hacia la redención nacional. En la pri­
mera reunión de la clase habló con más energía que sen­
satez, y lo expuesto por él revelaba que lo que le faltaba
40 N. D. LAF ü E R ZA

en preparación le sobraba en audacia. Sólo a tres clases


concurrió y en la última empezó hablando en castellano y
a los pocos segundos de haber iniciado su exposición tras­
mitió el resto de su discurso en italiano, porque así le
fué más fácil desahogarse, revelando sus prejuicios, re­
sentimientos, ignorancia y anhelos de venganza. Al ter­
minar le dije que sus puntos de vista eran falsos y débi­
les y que con tal argumentación difícilmente podría con­
seguir la adhesión de las personas inteligentes o media­
namente instruidas. Su ausencia definitiva de la clase
demostró que se había convencido de que carecía de la
seguridad necesaria para proseguir en sus propósitos. En
realidad quería construir empezando por el tejado.
La preparación cuidadosa, amplia y completa es la
base de la confianza de quien desea influir en los demás.
El orador bien preparado se siente más consciente de su
capacidad, de sus posibilidades, de su valor y de su sere­
nidad y siente menos el aguijón de la incertidumbre y
del temor. Cuando se ha hecho acopio de ideas, conoci­
mientos y adiestramiento se poseen razones poderosas pa­
ra confiar en sí mismo, y la disposición a expresarse an­
te los demás es más espontánea y vigorosa.
Hay una relación muy íntima entre la convicción de
conocer acabadamente el tópico a ser desarrollado y la
disposición a hablar. Dice Lloyd George: “Confiar en la
inspiración de un momento, es fatal, en no pocos casos,
y ha sido la ruina de muchas personas, cuyo porvenir
parecía risueño. El mejor camino para la inspiración es la
preparación. He visto a muchos hombres de valor y capa­
cidad fracasar por falta de preparación.” Para dominar, al
hablar en público, es requisito inevitable tener pleno co­
nocimiento del tema que ha de ser expuesto.
La preparación previa infunde una sensación más
activa de poder real y ahuyenta las influencias negati­
vas que asaltan y cohíben Dota de mayor autoridad al
orador y le permite influir en su auditorio con mayor fa­
cilidad. Define un autor: “Elocuencia es autoridad.” Ésta
es más efectiva cuando está afianzada en la preparación
bien documentada, estudiada y juiciosa.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 41

Usted ahuyentará todo temor, si se deja poseer por


el tema. Entréguese a él, tan de lleno, que absorba toda su
atención y preocupación.
“La diferencia entre el anonimato y la celebridad de­
pende del grado con que nos dejamos poseer por las aspi­
raciones heroicas y sublimes.”
La preparación vigorosa, dinámica y
EN q u é c o n s i s t e
consistente se caracteriza por un con­
LA p r e p a r a c ió n
curso de fuerzas, anhelos, convic­
ciones y sentimientos que juntos mueven la personalidad
a traducirlo todo en expresiones significativas y orienta­
doras para los demás. En realidad constituye un afán de
prestar un servicio social, de actuar como explorador que
habiendo recorrido antes el camino está dispuesto y ávi­
do de indicarlo a los demás. Tal interpretación dista
mucho de la que concibe el que anhela lucirse, escuchar
el aplauso lisonjero y sentirse superior a otros.
Prepararse no es exclusivamente adquirir informa­
ción determinada, consultar otros pensamientos y \poyar
las conclusiones propias en una serie de pruebas y razo­
namientos. Es más que leer libros, investigar datos 5 evi­
dencias y depender de autoridades para realzar la vei dad
que se desea presentar; es mucho más que reunir pala­
bras y expresiones pulidas y llenas de colorido; prepara­
ción es todo esto acompañado de una apreciación e inter­
pretación personal que conducen a descubrir lo bello, lo
auténtico, lo noble y lo útil de lo que se anhela trasmitir
con el objeto de que otros también lo acepten y apoyen.
Prepararse es mover las fuerzas del espíritu ávido de
orientaciones, luces, lecciones y verdades que contribu­
yan a una mejor vinculación con los demás y sirva de
punto de coincidencia, por el cual podamos entendernos
con otros.
Pobre será nuestro discurso si sólo se destaca por la
belleza retórica, la lógica fría y el contenido razonado.
También el discurso debe tener espíritu y éste se lo da
el orador cuando se prepara ansioso de dotarlo de poder
42 N. D. LArUERZA

dinámico y de proyecciones eminentemente humanas por


sus derivaciones provechosas y alentadoras.
Lo que tiene de meritorio un discurso es lo que hemos
reunido y aportado por nuestro esfuerzo, estudio, inves­
tigación, convicción y avidez de contribuir con nuestro
pensamiento a beneficiar de alguna manera a quien escu­
che nuestra exposición.
Es de suponer que si hemos definido nuestro tema
a medias, la exposición ha sido contruída aceleradamente
y los argumentos de que nos hemos valido son débiles o
falsos, no podremos menos de sentirnos dominados por el
escepticismo o por la inseguridad, lo que impedirá la des­
envoltura adecuada y necesaria para influir positivamente
en el auditorio.
Dice un autor: “El orador debe tener el gusto de la
idea.” Debe sentir afecto hacia lo que constituye la
verdad central de lo que habrá de decir; ha de experi­
mentar el calor de ese encariñamiento que fecundiza e
inspira la preparación.
Prepararse es darle al discurso ese colorido propio
que le da vida y lo matiza con relieve destacado y su­
gestivo. Tal preparación marca el discurso con el sello
personal e inconfundible, que le da distinción y cate­
goría.
La improvisación es enemiga de la preparación. La
mente se rebela a la autoritaria imposición de que pro­
duzca ideas de mérito al impulso caprichoso de un acto
de voluntad inmediato. Para que las ideas se expresen
con eficacia, es preciso, antes, seleccionarlas y estudiar­
las. Así como un depositante de un banco, no puede re­
tirar fondos si antes no los ha depositado, igualmente,
un orador no puede concebir ideas si previamente no
ha hecho acopio de conocimientos.
Se dice que Don Jacinto Benavente fué invitado, un
día, por una comisión de damas para que hablara, sobre
cualquier tema, en una función de beneficencia. Al con­
testar él que no estaba preparado, le dijeron que cual­
quier cosa que él expusiera sería aplaudida, a lo que él
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 43

repuso: “No, no, no hay cosa que más me desagrade que


hablar a tontas y locas.”
EL FACTOR m e d it a c ió n El medio más seguro para des­
cubrir los diferentes aspectos
de un tópico o tema, es la meditación. Ésta debe ser
frecuente, concentrada y continua. Formado ya el há­
bito de la meditación, se constituye en instrumento orien­
tador por de más valioso.
Los grandes oradores y pensadores han sido perso­
nas muy dadas a la meditación. Cristo se retiraba al
monte, y, alejado de las gentes, meditaba y se entregaba
a la consideración de lo que quería comunicar a las mu­
chedumbres.
“Un cuarto de hora de reflexión ensancha y perfec­
ciona el espíritu más que un atracón de lecturas.” Mon­
taigne recomienda la meditación sobre lo que se lee, y
dice: “Yo prefiero forjar mi alma y no amueblarla.”
“No temas estar solo. Nada consigues de la gente,
de las multitudes con las que apenas tienes roce. Hasta
que no te entiendas a ti mismo, no puedes ser importan­
te ante otros. Uno debe vivir la vida introspectiva, para
poder desarrollar su propia personalidad.”
“Te desarrollarás, al máximo, en la soledad. Feliz
aquel que exige de la vida el ocio necesario para captar
la belleza y emoción de la vida profunda.” Grace Moore.
“El talento se desarrolla en la soledad; el carácter
en la corriente del mundo”. Goethe.
Cuando la idea es atendida y cuidada, puesta bajo
los auspicios de la reflexión, ella recorre el trecho que
va del germen al fruto, y de la quimera a la gloria”. Jo­
sé Enrique Rodó.
“Amo la soledad; yo prefiero ir solo por dos moti­
vos: el primero, porque es mi gusto; y el segundo, por­
que la sabiduría no se contagia y la tontería sí.” Baroja.
“Busca dentro de ti la solución de todos los proble­
mas, hasta de aquellos que creas más exteriores y ma­
teriales.
44 N. D. LAFÜF.RZA

“Dentro de ti está siempre el secreto: dentro de ti


están todos los secretos.
“Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus
fórmulas.
“Y acertarás constantemente, pues dentro de ti lle­
vas la luz misteriosa de todos los secretos.” Amado Ñervo.
Aunque el estudiante de este curso no tenga inten­
ción de dedicarse de lleno a la oratoria, le será muy
útil cultivar el hábito de la meditación, pues así se en­
sanchará el horizonte de sus ideas y adquirirá mayor
poder para penetrar en el significado de las cosas y de
los acontecimientos.
INSPIRACIÓN Y ORIEN- “Estudiar, investigar, hacer, te-
TACIóN DEL ORADOR ner en el puño las leyes de la
naturaleza y dominarlas, ha­
ciendo más fácil la vida común, iluminando la existen­
cia con la divina sonrisa del arte: de ahí nuestra noble
misión, sólo gracias a la cual podremos considerar bien
empleada la vida y bien coronada después por el último
sueño.” Leonardo de Vinci.
Toda nersona que quiera influir en otra por medio
de la palabra, debe necesariamente cultivar la curiosi­
dad mental y el espíritu explorador internándose en el
misterio o significado de las ideas. Debe poseer el gusto
de entregarse a tales investigaciones. Todo mensaje ver­
daderamente elocuente reluce por la inspiración de quien
lo concibió.
La iluminación que produce la inspiración real y
práctica proviene de una gran pasión, de un gran afecto,
de una gran dedicación. En el fondo, toda inspiración es
heroica, dramática y se manifiesta por una gran fuerza
que no es posible detener y que necesita exteriorizarse.
Un orador que se inspire en ideales de mejoramiento
social, político, económico, religioso etc., concibe ideas
más bellas, más convenientes, más prácticas, más per­
fectas.
La inspiración proviene de un esfuerzo creador, de
un anhelo de conocer más y mejor, de solucionar algo,
El, ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 45

cíe mejorarlo y de superarlo. Ese esfuerzo debe ser cons­


tante y como el taladro, debe ir perforando y profun­
dizando hasta llegar a esa capa en donde se encuentra
el resultado deseado.
Es quimera esperar que la inspiración llegue en el
momento preciso en que uno la desea. No es hija del
deseo caprichoso s'no de los grandes anhelos o aspira­
ciones. Aparece cuando la mente se ha concentrado en
forma persistente en un ideal de mérito. Es el fruto de
pacienti y constante cultivo.
La inspiración más conveniente no es la que nos lle­
va flotando por las nubes, fuera de la realidad, sino la
que no nos arrebata de la tierra. Concebir lo imposible
o ficticio no produce beneficio alguno y tiende a formar
el hábito soñador.
CÓMO INSPIRARSE T.a in sp ir a c ió n v isita lo s esp ír itu s
s e h s :b iliz a d o s y p r e d isp u e sto s para
las c o sa s g r a n d e s v es p e r c e p tib le so la m e n te a acm ellos
o u e se h an e sp e c ia liz a d o en p e n sa r sob re e l sig n ifica d o ,
d e r iv a c io n e s y p o sib ilid a d es d e lo q u e e n r iq u e c e la vid a.
L a a s p ir a c ió n es lu z in terio r, es claridad aun r e sp la n ­
d ece aún cu a n d o to d o en d erred o r e stá e n v u e lto e n t i ­
n ieb la s. y la e x p e r im e n ta n los e sp ír itu s c u ltiv a d o s lo s
q u e tie n e n a n sia s por lo su p e r io r y d in á m ico
Para oue usted pueda concebir ls~ ideas luminosas
nue ael "ren su pensamiento y. por lo tanto, le doten de
habilidad para trasmitir sus ideas en forma más feliz,
dése de lleno a contemplar v a investigar lo que es ob­
jeto de su afán o preocui ación v con ánimo entusiasta
y esper nzado investigue las ocre1ibdades y significados
que encierra. Estudie d< de todos los ángulos posibles,
encare con valor su propia interpretación de las cosas,
trate de mei railes de hallar medios más prácticos que
conduzcan al fin propuesto No sp desanime porque no
halle la solución deseada inmediatamente.
Guarde contacto con las grandes mentes y espíritus
sublimes y sensibilizados. Compenétrese de las grandes
46 N. D. LAFUERZA

finalidades de la vida. Guíese por ideales. Responda a


las manifestaciones de la naturaleza. Deseche lo bajo y
ruin. Vaya siempre en pos de lo digno y de lo elevado.
Si su inspiración ha de ser eficaz y permanente
usted debe inmunizarse contra las tendencias vulgares,
rutinarias, y comunes de los más, que, por vivir solamen­
te según los sentidos, sufren toda suerte de alteraciones,
y al menor trastorno se desesperan y se hacen víctimas
de pesimismos exagerados. Leopoldo Kahn, en una oca­
sión, siendo huésped de la Béchellerie, oía comentar la
serie de suicidios de varios grandes financieros que no
habían resistido el desastre de sus empresas.
—Nunca me sorprendo —dijo— cuando me entero
del suicidio de uno de esos personajes. Son gentes que
tienen demasiada imaginación para el éxito y muy poca
para la desgracia.
Los que han triunfado en la vida, por haber hecho
algo grande y noble, se han colocado generalmente por
encima de los vaivenes de la suerte.
LA ORIENTACIÓN T o d o d isc u r so d eb e te n e r u n rum bo de-
CONVENIENTE te r m in a d o y por e sto c o n v ie n e e leg ir
el q u e m ejo r g u ia rá a la co n c lu sió n d e­
sead a.
Sobre todo, conozca usted, concretamente, los anhe­
los humanos, interiorícese acerca de los problemas de
la vida, investigue sobre la psicología humana, descubra
qué resortes mueven la voluntad, adiéstrese en la impor­
tante habilidad de ganarse la simpatía de sus semejan­
tes, no se detenga tanto en la contemplación de las fla­
quezas humanas como en estudiar los medios para eli­
minarlas o disminuir los daños que causan.
Cultive la pericia de ser oportuno en sus manifesta­
ciones, recomendaciones y demostraciones. Calme la tem­
pestad y no la aumente, disipe temores y no los incre­
mente, ensanche el horizonte de la esperanza y no lo
estreche, incite a la realización de lo recomendable y
justo y no aconseje lo arbitrario, eleve y no rebaje, en
fin, sea usted artífice inteligente y sabio que se compla­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 47

ce en mejorar, en superar y en realzar lo que habrá de


beneficiar a sus semejantes.
“Los triunfadores, los que llevan en su dinamismo
la voluntad que avasalla y la chispa que ilumina y crea,
usan de la razón como guía, de la inteligencia como con­
sejera y del corazón como energía.” A. M. Mañé.
LA p r e p a r a c ió n La preparación debe estar ani-
Y EL
mada por un sincero deseo de
a c e r c a m ie n t o h a c ia
EL AUDITORIO obtener una comunicación di­
recta con el auditorio. Ésta se­
rá auspiciosa si se han tenido en cuenta las expectati­
vas y anhelos de los oyentes.
El orador contrae una deuda con éstos. Acuden a
oírle porque esperan llevarse alguna idea, consejo, en­
señanza o información de valor. Si, una vez terminado
el discurso, se ausentan con la única impresión de que
lo dicho fué interesante, y no pueden recordar alguna
idea instructiva, animadora, elevadora, etc., se sentirán
defraudados. Sólo puede haber acercamiento hacia el
auditorio, si en la preparación del discurso se ha dado
preferente atención a lo que significa alguna solución
para los concurrentes.
No es la abundancia de palabras ni la extensión del
discurso lo que les interesa. No son los conceptos bellos
ni las frases retóricas, ni las ideas abstractas y difusas
lo que impresiona o conmueve hondamente, sino las
ideas interesantes, claras, concisas, bien expresadas y ex­
plicadas. Es preferible concretarse a la discusión de dos
o tres puntos solamente, pero bien expuestos, que ex­
tenderse a diez, en forma incompleta o deficiente. Así
como en el mundo material, la calidad tiene poder atrac­
tivo y se hace deseable, de la misma manera, la oratoria
también debe rodearse de una calidad que atraiga y con­
quiste.
Un medio eficaz y simple para la preparación de
un tema es hacerse preguntas. Supongamos que se tiene
que hablar sobre el tema “La guerra jamás ha beneficia­
do a los pueblos”; háganse las siguientes preguntas: ¿Qué
48 N. D. LAFUERZA

es la guerra? ¿Cuánto cuesta una guerra? ¿Qué se gana


con matar a hombres? ¿Qué trastornos causa en todos
los órdenes de la vida, social, doméstico, nacional, etc-.?
¿Se beneficia la nación vencedora? ¿Hay algún caso en
la historia humana en que la guerra haya resuelto, de­
finitivamente, los problemas que la causaron? ¿Qué ex­
periencias han dejado las luchas entre los hombres? Esta
serie de preguntas hará brotar en la mente pensamien­
tos iuminpsos que irradiarán abundante luz sobre las ver­
dades que han de ser expuestas.
Ordénese los pensamientos en forma progresiva y su­
cesiva y cuídese de que las ideas brillen, por su preci­
sión y claridad. Con la confusión jamás se influye n: con­
vence.
Una vez reunidos los elementos del discurso compá­
rense con ios pensamientos e ideas de otras personas y
autores acreditados; consúltense libros y otros testimo­
nios, y, una vez bien fundamentado lo que ha de decirse,
se podrá hablar con mayor convicción y seguridad. No
se sacrifique la originalidad; cuanto más original se sea,
siempre que lo cjue ha de comunicarse esté bien funda­
mentado, mayor será el poder de la convicción con que se
hablará; quien piensa de prestado siente enfriamiento de
su fervor y calor y revela que no dice lo que es de co­
secha propia.
Recuérdese siempre el consejo de Quintiliano: “Quien
hable, permanezca dentro de los límites de las propias
fuerzas.” No debe hacerse alarde de conocimientos que
no son propios, ni de un acopio exagerado de pensamien­
tos ajenos.
LO QUE HAY Un defecto generalizado entre los oradores
QUE EVITAR es el de extenderse demasiado en sus dis­
cursos. En estos tiempos de impaciencia
y velocidad, como también de sintetización, no es favo­
rable expediente prolongar demasiado la discusión de
un tema. En general, un discurso no debería durar más
de cuarenta minutos, y si se puede reducir a treinta, mu­
cho mejor. Elimínese lo innecesario, lo de escasa impor­
EL ARTE DE HABLAS. EN PÚBLICO 49

tancia o que tenga una relación indirecta con la idea que


se expone. Ahórrense las palabras y séase generoso con
las ideas sustanciales. Aunque la belleza del discurso siem­
pre es deseable, no debe abundar a costa de la elimina­
ción de verdades y pensamientos útiles y orientadores. Un
auditorio no acude a escuchar una conferencia o discurso
para recrearse con belleza y arte solamente; va a nutrirse
con el pan de verdades que sostienen el corazón y vigori­
zan la mente.
llagase el orador esta pregunta: ¿Qué se llevará el
auditorio de lo que yo diga? Si el que habla no realza en
su exposición pensamientos e ideas de valor, menos los
descubrirá el auditorio.
Un 01 ador que cansa y fatiga por la extensión de su
discurso, antagoniza y aleja a sus oyentes, de lo que re­
sultara que éstos rechazarán cuanto les diga y proponga,
y lo tildarán de inepto e ineficiente.
IMPORTANCIA DE LAS C o n v ie n e te n e r p r e s e n te q u e u n
il u s t r a c io n e s a u d ito rio , c o le c tiv a m en te, p o see
u n a m e n ta lid a d , por lo g en era l,
de p o ca p e r c e p c ió n y r e te n c ió n . C om o d ic e Á n g e l M ajo-
íc-na. A i a u d ito r io e s s ie m p r e g e n tío , e n la a ce p c ió n e x a c ­
ta Lie ia p sic o lo g ía c o le c tiv a .” C or e sto es n e c e sa r io rea l­
zar y apoyar lo q u e se d ig a c o n ilu s tr a c io n e s q u e d en re­
n e . e a la sig n ific a c ió n q u e en cierra.
b quiero hablar sobre la necesidad de proteger a ia
lunez y me extiendo en consideraciones abstractas refi­
riéndome a la necesidad de practicar la generosidad y ei
a i a u n a i u me dirijo a la razón y ésta no siempre está dis­
puesta a recibir visitas; generalmente permanece ence­
llada dentro cíe si misma y, en muchos casos, lo que es
peor, adormecida y postrada. Al exponer este tema impre­
siónale mejor si influyo en la emoción, porque esta está
siempre dispuesta a recibir incentivos y llamados. Mi in­
fluencia será positiva y eficaz si digo: “Esta mañana al
pasar por cieña calle vi a un niño de unos siete años,
harapiento, sucio, tiritando de frío, con semblante caído
\ como dolorido, con la mirada extraviada y demostran­
50 N. D. LAFUERZA

do en toda su persona que era víctima del desamparo más


cruel, y al reflexionar sobre la condición de esa tierna
criaturita, abandonada a su aciago sino, pensé que en
nuestra ciudad se mantenía una escuela de futuros de­
lincuentes, de peligrosos enemigos de la sociedad y de
seguros violadores de toda ley, escuela que no puede
ser cerrada por la autoridad ni por hombre alguno y a la
existencia de la cual todos contribuimos con nuestra de­
sidia, indiferencia o ignorancia. Esa escuela es la calle;
mientras no recojamos a esos indigentes y les proporcio­
nemos la protección a que tienen derecho, mientras per­
manezcamos fríos e insensibles ante esos cuadros que pre­
sagian trastornos sociales para el futuro, esa escuela se­
guirá haciendo expertos en el crimen y aumentando el
número de los ciudadanos indeseables. Eliminémosla de
una vez por todas, y llevados de un sentimiento solidario
de humanidad hacia esos infantes, dignos de amor y aten­
ción, volquemos en ellos nuestro amparo para que con el
tiempo, preparados para una convivencia fecunda cons­
tituyan un testimonio elocuente de lo que una sociedad
imbuida de sentimientos generosos puede hacer por sus
semejantes.”
Supongamos que deseo realzar lo difícil que es en­
tenderse con las personas o mantener con ellas relaciones
armoniosas y me extiendo en pormenores sobre los dis­
tintos grupos afectados por situaciones que impiden la
comprensión o la tolerancia mutua; no dejaré en la mente
un cuadro tan claro, simple y comprensible del problema
como si digo: Si todas las personas locas, medio locas,
neurasténicas, nerviosas, que sufren del hígado, que es­
tán aquejadas de algún dolor, que se encuentran bajo la
presión de algún temor o resentimiento o sufren de al­
gún trastorno serio, tuviesen que quedarse en sus casas
¿cuántas encontraríamos en las calles de esta ciudad? Esa
enumeración tan completa y explícita ayudaría a com­
prender la magnitud del problema por el gran número de
personas que no están en condición de entenderse con
los demás.
Hablemos a la imaginación, pintemos, describamos,
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 51

mostremos a los ojos, citemos lo que sea evidente y casi


palpable, y el oyente reaccionará más favorablemente
porque lo encontrará más aceptable y fácil de entender.
Un orador hablaba, una vez, acerca de la fe y dijo:
“La fe no es volumen, es una fuerza oculta que no dis­
cierne el ojo, y algunas veces parece insignificante, pero
cuando opera realiza maravillas.” En ese momento hizo
una pausa, encendió un fósforo y prosiguió: “Con esta lia-
mita tan reducida puedo causar el incendio más pavoro­
so si la aplico a algo combustible. De la misma manera
con la fe: si la aplico a alguna aspiración, propósito, ideal
o energía dinámica podré realizar maravillas y alcanzar
culminaciones asombrosas. ¡Qué pequeña es la fe en su
expresión inicial, qué majestuosa y poderosa en su fuerza
potencial!”
r e s e r v a DE Procure enriquecerse con una buena
CONOCIMIENTOS reserva de conocimientos, interpreta­
ciones, juicios o información sobre las
ideas que le interesan o que sean de su agrado y sim­
patía.
Esta reserva no se acumula reuniendo opiniones pro­
pias y ajenas precipitadamente; más bien se consigue ha­
bituándose al análisis y consideración de ideas sobre te­
mas prácticos y que merecen ser estudiados.
Conviene a todo orador adquirir la facilidad de orde­
nar el plan de análisis de una idea o tópico, y cuanto más
se ejercite en esta práctica, más fácil le será la elección
acertada de interpretaciones y pensamientos.
Como método eficaz para reunir conocimientos bási­
cos, se recomienda la lectura de libros exponentes de
ideas constructivas. Dice Luis Vives: “No dejes pasar día
sin leer, sin escribir, o sin oír alguna cosa digna de recor­
darse.” Reténgase en la memoria los pensamientos sobre­
salientes. Fórmese un libro de recortes, con datos, pensa­
mientos, informaciones especiales e ideas originales, que
se encuentran en libros, diarios, revistas, y con el tiempo
se contará con un medio de referencia de gran valor.
Actívese la investigación mental y la creación de con­
52 N. D L AFUF.RZ A

ceptos y razonamientos elevados, y se logrará una fun­


ción cerebral autoactiva, lo cual facilitará el estudio y
preparación de cualquier tema que se desee exponer.
LUCIMIENTO p r o p io EN Es muy común, entre los ora-
DETRIMENTO DEL BRILLO clores, incurrir en el error de
D E LAS i d e a s esforzarse por impresionar a
su auditorio con la magnifi­
cencia de su sabiduría. Desean que su talento oratorio
sobresalga y descuelle con brillo exclusivo. De aquí que
esmalten sus discursos con multitud de figuras retóricas,
copiosas citas, y difusión imperdonable, y que hagan mil
rodebs, antes de entrar de lleno a la discusión de su tema,
y, que no pocas veces, se pierdan o intercalen asuntos
ajenos al tema respectivo.
La finalidad de un auditorio, al concurrir a escuchar
a un orador, no es admirarlo o contemplarlo. Acude sim­
plemente estimulado por una inquietud, anhelo o curio­
sidad ele escuchar ideas que satisfagan las necesidades de
su corazón, mente o espíritu.
Las ideas y pensamientos que se exponen deben re­
flejar el interés vivo y sincero del orador por prestar un
servicio auténtico, para que descuellen con brillo y luci­
dez propia. Si el auditorio reconoce la verdad y valor de
tales ideas no será parco en elogios hacia quien tuvo la
aptitud y buen juicio de exponerlas con lucidez.
La vanidad difícilmente puede inspirar un orador,
por constituir una influencia egoísta que no presenta otro
panorama que la ambición personal. La vanidad, de por
sí, es árida. Además, la inspiración se fuga cuando el
egoísmo predomina. Un vendedor que cifrara todo su in­
terés en impresionar a su cliente acerca de su mérito ro­
mo experto, colocando la mercadería en segundo térmi
no. invariablemente sacrificaría la venta y conseguiría el
desprecio del comprador.
A continuación se reproduce, de la sección Momento
Político del diario “El Mundo” de 11 de junio de Iflgg de
Buenos Aires, lo siguiente: “A nuestros hombre? '-••i'alí­
eos les ha dominado siempre la vanidad, y el Parlamento
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 53

ha sido para ellos la válvula personal que necesita su


erudición. De ahí que suelen pronunciar discursos de
gran valor bibliográfico, pero de una nulidad práctica ca­
si absoluta; porque los que recogen en los libros las ideas
ajenas, y, a fin de lucirlas, las aplican a nuestros proble­
mas ambientes, se olvidan lamentablemente de estudiar
a éstos en su propio terreno, donde no hacen falta tantos
libros, como simple sentido de observación.”
Dice Paignon: ‘‘Dejad a un lado vuestro amor pro­
pio, vuestras pretensiones de talento. El hombre se halla
desgraciadamente imbuido de una preocupación hija de
su orgullo, y es que debe llegar al primer golpe a la per­
fección, cosa imposible, lo contrario, no logra hacer
bien sino lo que ha ahecho mal largo tiempo, ni alcanzó
jamás el fin y el progreso en las cosas humanas sino des­
pués de haberlas comenzado penosamente. ¿Creéis acaso
que la elocuencia sea una cosa tan sencilla que baste ha­
ber llegado a la edad de la razón para conocerla o que por
una gracia especial se revela de repente a los que se
consagran a ella? No, nada de esto y si nos fuese dado
penetrar, permítasenos la expresión, en esos volcanes en
que los grandes oradores elaboran sus lavas y sus lla­
mas que estremecen, veríamos que el genio no es un fa­
vorito gratuito de la naturaleza, sino un mérito, una vir­
tud, el hijo glorioso del trabajo y de las largas vigilias.
Esta es la suerte de todo lo que es bello: ser difícil y raro.
Hablad, pues, bien o mal, pero hablad.”
PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará durante tres minutos, sobre un


tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade de
los siguientes, en forma positiva o negativa.
1. Lo que más estimo.
2. El ciudadano más detestable.
3. La dificultad más grande que he tenido.
4. El dinero todo lo puede.
5. La salud es lo más deseable.
54 N. D. LAFUERZA

6 . El progreso de la humanidad es real.


7. ¿Puede cualquiera ser elocuente?
8. La vida de la esperanza.
9. Ver mejor es preferible a ver más.
10. La realidad como campo de experimentación.
RECOMENDACIONES

a) Deje que los brazos cuelguen a los lados del cuer­


po. No esconda las manos en los bolsillos, ni se las lleve
a la nariz o a la cara. Afloje y siéntase suelto físicamente.
b) Dirija la mirada a su auditorio. Piense en que
los oyentes simpatizan con usted. Ellos no saben si dice
todo lq que ha preparado o si se le olvida algo. No abun­
de en explicaciones superfluas.
c) Cuando sienta una pequeña dificultad haga una
buena respiración profunda y ármese de valor para ven­
cer. Piense que usted puede.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN II

MÁS PODER PULMONAR

Muchas personas pierden su voz cuando entrevistan


a una persona o tienen que exponer sus ideas ante varios
oyentes. Parece que la tensión causada por ciertas emo­
ciones de sobresalto precipita bióxido de carbón en la san­
gre, y si importa mucho alcanzar el éxito o tiene mucha
importancia quedar bien, entonces la excitación o la ansie­
dad recarga la sangre de tóxico. Hay personas que sudan
cuando hablan ante varios oyentes y al terminar su ex­
posición se sienten sumamente cansadas. En esos instan­
tes de apremio los pulmones exigen más oxígeno y se
sienten agudamente los efectos de la sofocación.
Para contrarrestar ese malestar, primero, ejerza todo
su poder para calmarse mentalmente, y simultáneamente
haga unas aspiraciones profundas y deje que todo su
cuerpo se ponga laxo. Durante la exposición haga breves
pausas que aprovechará para hacer aspiraciones profun­
das. Eso le permitirá equilibrarse y recuperar la sereni­
dad necesaria. Su condición tranquila le permitirá al
oyente escucharle con mayor atención, como asimismo
usted podrá usar un tono de voz más sonoro y trasmitir
sus ideas eficientemente.
56 N. D. LAFUEEZA

Adquiera el hábito de hacer respiraciones profun­


das cuando se sienta indebidamente emocionado o asal­
tado por condiciones anímicas perturbadoras, y al mismo
tiempo afloje hombros y tórax y no pasará mucho tiem­
po sin que se sienta mejor dispuesto para encarar a va­
rios oyentes, o enfrentar una situación compleja. Recuer­
de siempre que con harta frecuencia la pérdida de domi­
nio propio se debe a un temor, recelo, desconfianza o per­
turbación que desequilibra y deja huérfano de toda de­
fensa a quien sufre de tales interferencias.
EJERCICIOS

a) Coloque una vela encendida a una distancia de


cincuenta centímetros desde ésta trate de apa­
garla, pero sin apresuramiento o excesivo esfuer­
zo. Es esencial que antes de hacer ese intento
llene lo más posible de aire sus pulmones. El
objeto no es apagarla con rapidez, sino conse­
guirlo por la cantidad de aire acumulado.
bj Logrado ese fin, apártela a sesenta centímetros
y repita el intento, y a medida que vaya consi­
guiendo su propósito aléjela cada vez diez cen­
tímetros, y cuando le sea difícil extinguir la lla­
ma, suspenda el esfuerzo, pero, sobre iodo, evite
el cansancio o la irritación de la garganta. Este
ejercicio no debe ser hecho con ei espíritu que
preside en los concursos de velocidad. Lo impor­
tante es vigorizar la garganta y acostumbrarse
a tomar mucho aire.
c) Al día siguiente coloque la vela en la última dis­
tancia desde la cual le fué imposible apagarla
e insista diez veces en realizarlo. Si fracasa des­
canse un largo rato y repita después su empeño.
Todos los días practique ese intento aumentan­
do la distancia en diez centímetros hasta que
consiga apagarla a ciento treinta centímetros.
Obtenido esto, usted habrá aumentado el poder de
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 57

sus pulmones para aspirar gran cantidad de aire y los


músculos del cuello habrán ganado en resistencia. Evite
excederse en ese ejercicio si la resistencia propia pulmo­
nar es escasa. Es preferible practicar por más tiempo y
esperar el fin deseado tras un adiestramiento prudente,
persistente y metodizado.
La práctica de esos ejercicios le obligará a llenar
sus pulmones de más aire y al absorber más oxígeno todo
su cuerpo se beneficiará.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN III

MÉTODO PARA CONSTRUIR Y ORDENAR


UN DISCURSO

orientación DE l a La verdadera función pensante,


FUNCIÓN PENSANTE que discierne, origina, elige, inter­
preta, crea y construye es un pro­
ceso que requiere habilidad y práctica, basadas en el co­
nocimiento y en el adiestramiento y cuyo límite depende
de la imaginación. El orador debe formar un hábito muy
importante: el de definir los contornos de la idea o pro­
posición que desea exponer. No debe agregar, extender o
excederse en lo que respecta al contenido de su discurso;
lo esencial es que el mismo sea claro, preciso, proporcio­
nado, y sobre todo comprensible.
Debe tenerse siempre presente que la mente jamás
está ordenada, que para todo esfuerzo reflexivo es nece­
sario elegir, preferir y clasificar y este proceso debe re­
petirse incansablemente, pero si se ha formado un mé­
todo por el cual queda eliminada la improvisación, la
confusión y la tendencia a dejarse asaltar por las emo­
ciones negativas, será fácil ordenar los pensamientos y
formar un conjunto de los mismos, que representen un
significado o expresión provechosa e interesante.
También las ideas crecen cuando son cultivadas de­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 59

bidamente. Un pensamiento inicial puede constituirse en


el germen de una concepción valiosa, pero es preciso
darle el desarrollo adecuado y esto supone que tenga la
proyección debida. Generalmente cuando tenemos una
idea nos llega en forma imprecisa, confusa, acompañada
de no pocas emociones o impresiones que parten de nues­
tra forma de ser, de nuestro temperamento, de nuestra
manera de encarar la vida y si en nosotros hay desorden
anímico o mental se nos presenta una avalancha tal de
pensamientos y sugestiones de toda suerte que nos que­
damos perplejos y envueltos en una nube de perturba­
ción e indecisión. Sólo adiestrándonos nos evitaremos el
período difícil y trastornador de sentir el apremio del
titubeo dominante que impide determinar qué ideas y ar­
gumentos deberán participar en la exposición respectiva.
Lo peor que puede hacer el orador es esperar la ins­
piración o momento favorable por el cual se vea librado
de la imprescindible necesidad de tener que formar la
estructura de la idea que desea exponer. No existe un
método automático o fácil, porque es una función tan
individual como la del corazón o la de los pulmones. Cada
uno tiene un ángulo de visión y sus experiencias, pero
todos tenemos la misma tarea: la de elegir acertadamente
lo que consideramos como verdadero y preferible.
El siguiente método será eficaz para orientar el pen­
samiento del orador en la preparación de su discurso.
1. Defínase con precisión la idea que se desea desa­
rrollar.
2. Reúnanse los datos, hechos, evidencias y argu­
mentos relacionados con el planteo que entraña
esa idea.
3. Estúdiese y considérese el valor y significado de
ese material y su consistencia como demostración
de lo que se desea probar.
4. Elíjase de todo lo acumulado lo que es más apro­
piado para probar y destacar lo que ha de ser
presentado y deséchese lo que debilita o en nada
beneficia la exposición.
60 N. D. LAFUERZA

5. Si lo preferido tiene algunos aspectos poco atrac­


tivos o no muy interesantes, encuéntrese prue­
bas, razones o ejemplos que refuercen la verdad
o mérito de lo elegido y que desvirtúen lo que de
desfavorable pudiese presentar.
6. Realce las ideas, razones y evidencias que con­
vencerán sobre lo ventajoso de lo propuesto y
que servirán para asegurar la aceptación deseada.
7. Detállense las conclusiones clara y sintéticamente,
de modo que concreten el pensamiento central de
toda la exposición.
Pensar es investigar, analizar, comprobar, razonar y
llegar a conclusiones lógicas; sin la reflexión no hay pen­
samiento constructivo y eficaz.
“El pensamiento es un discurso que el alma sostie­
ne consigo misma, y la palabra un discurso que el alma
sostiene con otros.” Platón.
Habitúese el alumno a no extenderse con exceso en
sus apreciaciones, no se pierda en un mar de perspecti­
vas sin decidirse por ninguna, y evite la imprecisión
que es fruto de la inercia mental. Especialmente no es­
pere encontrar un tema fácil o tan simple que le salve
de la necesidad de tener que pensar. Dice Ortega y Gas-
set: “Es el destino del hombre actual tener que pensar,
quiera o no, científicamente; es decir, conforme a estricto
razonamiento, en todo asunto que caiga en la órbita de
la ciencia. La razón científica, se entiende en su zona y
límites, es inexorablemente un imperativo que forma par­
te de la autenticidad del hombre actual”.
Bueno será recordar las palabras de J. M. Barrie:
“En cuanto digas lo que piensas y no lo que otra persona
ha pensado por ti, estarás en el camino de ser una persona
extraordinaria”. Los verdaderamente libres son los no hi­
potecados por la imposición del pensamiento ajeno. Ha
dicho Bacon: “Hay tres maneras de salir de las tinieblas
de la ignorancia: avanzar a tientas, dejarse conducir por
otro y encender una luz”.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 61

ESTRUCTURA Así como hay una arquitectura con prin-


t¡EL DISCURSO cipios y normas fijos, para la erección
de edificios, también debe haberla para
la agrupación de ideas que han de ser expuestas verbal­
mente. Al presentar un orador una verdad o pensamiento
sobre algo, construye una realidad, cuyos relieves y con­
tornos deben ser discernióles para el oyente. Para que
esa construcción que realiza la mente sea atractiva, útil
y aceptable es preciso que se desarrolle lógica y ordena­
damente.
A toda construcción arquitectónica precede el estu­
dio, y de acuerdo con la finalidad que habrá de servir la
obia, se hacen los proyectos y se trazan los planos, te­
niéndose en cuenta el lugar ele cada habitación, sección
o local de acuerdo con las proporciones debidamente cal­
culadas. Este procedimiento es aplicable a la preparación
del discurso; la misma tiene que comprender la selección
del tema, la finalidad de la exposición, la división en par­
tes proporcionadas y el detalle de los resultados que han
de lograrse.
Entregarse a la preparación de un tema sin la previa7
definición de esa estructura es exponerse a perderse en
un mar 'de divagaciones estériles y agotadoras que des­
animan y entorpecen la labor específica y constructiva
del cerebro.
Aunque se posea mucha erudición si no se ha meto-
izado el esfuerzo intelectual de modo que desenvuelva
su labor siguiendo un plan definido, será tarea difícil y
antipática preparar un tema para ser expuesto ante los
demás.
HABLAR E s Cuando u n orador e x p o n e su s id ea s a n te
CONSTRUIR u n a u d ito r io c o n str u y e u n a in terp reta ció n
determinada es decir, ed ifica u n a filo so fía
o h a c e u n trazado, c u y a s p e r sp e c tiv a s y v e n ta ja s será n
a cep ta d a s o no s e g ú n la im p r e sió n q u e c a u sen . Un ed i­
ficio p od rá esta r h e c h o co n e le m e n to s d e c o n stru cció n
v a lio so s, h a b e r se e m p le a d o e n e l m ism o m u ch o esfu erzo,
d ed ica c ió n y d in ero , p e r o si no s ir v e para el p ro p ó sito
62 N. D. LAFDERZA

anticipado o es rechazado porque no agrada, todo ello


representará un fracaso colosal.
Recuérdese siempre que al hablar, exponemos para
los demás, son ellos los que tienen que aceptar o negar
lo que recomendamos. La humanidad siempre ha necesi­
tado y necesitará constructores elocuentes que presenten
ante las multitudes y grupos determinados verdades es­
pecíficas de las múltiples manifestaciones de la vida, pero
ellos deben ser excelentes constructores del pensamiento
de modo que lo que propongan tenga méritos y atrac­
ciones evidentes, interesantes y comprensibles para quie­
nes va dirigido.
Los oradores eficaces son maestros que saben inter­
pretar para su público lo que éste no puede comprender
por sí mismo. Así como los edificios constituyen refugios
para la sociedad humana, de la misma manera, el orador
ofrece para los oyentes moradas para la mente y el espí­
ritu que el hombre habita en determinados momentos y
situaciones de la vida, pero las mismas deben ser invi-
tadoras y ofrecer en verdad la atracción o beneficio anhe­
lado. No pretenda el orador empujar a sus oyentes a que
acepten lo que él ha construido deficientemente.
COHERENCIA El discurso debe comprender un con-
DEL DISCURSO junto de ideas relacionadas entre sí de
modo que partiendo de un pensamiento
central, que sirve de base y orientación, se desdoble con
unidad, continuidad, progresión y conclusión. Por unidad
se entiende que cuanto se proponga o diga tenga relación
directa con la verdad^central del tema que se desarrolla;
por continuidad, que el discurso se desenvuelva con la
evolución que le corresponde, sin digresiones o interpo­
laciones innecesarias, sin rodeos o dilaciones injustifica­
das y estériles; por progresión, que vaya acercándose al
desenlace lógico, y por conclusión que culmine en un re­
sumen que sintetice todo lo expuesto. Toda la exposición
debe ser compacta, y tener todas sus partes estrecha afi­
nidad entre sí. Dice Azorín: “No' puede haber esfuerzo
fecundo en la discontinuidad y en la incoherencia”.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 63

Así como la línea recta es la distancia más corta entre


dos puntos, de la misma manera la exposición más com­
prensible y fácil de aceptar es la que obliga a escuchar
con interés por el valor de las ideas expuestas, y a seguir
cuanto es recomendado, por representar una estructura
con fisonomía bien delineada.
Piense detenidamente el orador en el problema de
escuchar; el oyente también tiene sus dificultades en
apreciar y comprender lo que se le propone. Es al orador
a quien le incumbe ayudar a su auditorio a que interprete
acertadamente lo que le propone, y si la ordenación de
su discurso ha sido cuidadosa, predispondrá al oyente
a solidarizarse con lo que escucha. Todos apreciamos el
interés que otros muestran en prestarnos algún servicio,
de igual manera, cuando se nos habla con precisión nues­
tra tarea de escuchar se simplifica y traducimos nuestro
agradecimiento en mayor esmero por valorar lo expuesto.
DIVISIÓN DEL DISCURSO El discurso, en los tiempos ac­
tuales y con pocas excepciones,
debe caracterizarse por la brevedad y sintetización. La
nerviosidad, tan común actualmente, la impaciencia tan
generalizada y el poco tiempo de que dispone la ma­
yoría de las personas justifica que un tema sea desarro­
llado sin rodeos y con el máximo de aprovechamiento de
los elementos de prueba más directos y evidentes. Re­
cuérdese también que un auditorio colectivamente capta
muy pocas ideas de las muchas que escucha, y, por lo
tanto, conviene evitar la difusión y la extensión.
Son muchos los que creen que deben agregar al dis­
curso multitud de citas, opiniones, pruebas de toda ín­
dole y no pocas ideas secundarias para dar a entender
que tienen autoridad para hablar, pero tal error obliga
al oyente a realizar un esfuerzo que no le es simpático
y que muy poco le sirve para descifrar o interpretar el
verdadero sentido de lo que oye.
Limítese cada parte del discurso, incorpórese al mis­
mo lo que vigorizará la idea fundamental y elimínese lo
que entorpecerá la tarea de escuchar y recordar. Si el ora-
64 N. D. L AFUERZA
( ¡ ;
' l> J i '
dor se esmera en dividir las partes de su discurso, le
será mucho más fácil retener en su memoria lo que ha
de trasmitir.
A continuación se muestran las diferentes etapa del
desarrollo de un discurso:
FINALIDAD DE

A continuación se hace un análisis de cada una de


las partes en que se divide el discurso; pero ante todo
convendrá explicar lo que se entiende por definición de
lo que ha de trasmitirse. Si se habla se aspira a conseguir
algún resultado determinado, y sea cual fuere la natu­
raleza de la exposición se desea llegar a una finalidad es­
pecífica, luego, una vez elegido el tema, concrétese qué es
lo que ha ele decirse y así será fácil asegurar úna orien­
tación bien marcada hacia el resultado anticipado. En
algunos casos se deseará instruir otras emocionar, en no
pocos, asegurar alguna realización específica, etc.
1) I ntroducción . — Se da a conocer el tema, se
destaca su importancia, se clan razones por haber sido
elegido, se explica su naturaleza o se hace una breve sin
tesis del pensamiento central que habrá de inspirar el
discurso.
2) E x posición . — Aquí se entra en pormenores so­
bre el asunto objeto de la exposición, se citan sus verda­
des fundamentales, sus relaciones, derivaciones y la argu­
mentación que fundamenta cuando es propuesto. Esta
parte es esencialmente analítica y comprende cuanto ro­
bustecerá la proposición respectiva y servirá para influir
en los oyentes.
3) D iscusión . — En esta etapa se aclaran los puntos
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 65

de encontrada interpretación y se refutan y desvirtúan


las ideas opuestas, realzando las evidencias más convin­
centes. El contenido de esta parte es de carácter com­
probatorio y corroborador de la exposición y por la mis­
ma se consolida la verdad o importancia de lo propuesto.
4) R ecom endación . — En esta división se hacen las
recomendaciones convenientes, se insta a que se acepte o
realice lo propuesto y se influye en los oyentes para que
hagan suyas las ideas presentadas. Esta parte tiene por
objeto conseguir resultados prácticos o efectos determi­
nados.
5) R e su m e n . — Al llegar a este punto se recapitula
o se sintetiza la exposición destacando la esencia de la
misma, dándole énfasis al pensamiento central. Lo que
ha de obtenerse al final del discurso es impresionar inde­
leblemente en la mente del auditorio lo que es esencia
del discurso para su retención y adopción. Muy oportu­
nos son aquí los conceptos de Xanthes: “No debe olvi­
darse que las últimas palabras de un discurso suenan aún
en los oídos del oyente, mucho tiempo después que las
últimas vibraciones han cesado de agitar las capas del
aire”.
EJEMPLO DE LA DIVISIÓN DE UN DISCURSO
Como ilustración y orientación se hace la siguiente
distribución de las partes del discurso: El trabajo contri­
buye al bienestar social.
Antes de distribuir los elementos de exposición pa­
ra cada división convendrá definir la finalidad a que se
desea llegar con la exposición de dicho tema. Al definirla
con exactitud será más fácil para el orador ceñirse al
tema y concretar sus ideas con eficacia. En el caso del
discurso mencionado el planteo sería el siguiente:
T e m a : El trabajo contribuye al bienestar social.
F inalidad : Realzar la importancia del trabajo como
factor decisivo para el bienestar social,
4

_____
66 N. D. LAFUERZA

DIVISIÓN DEL DISCURSO

El trabajo tiene una trascendencia


por encima de los efectos materia­
I ntroducción les, por cuanto constituye una dis­
ciplina sumamente útil para una vi­
da de armonía y rendimiento.

El trabaje satisface muchas necesi­


dades, constituye un factor equili­
brador de la vida humana, fomenta
el progreso social y sirve de escuela
que enseña a servir a otros.
E xposición El bienestar social es efecto o deri­
vación de abundancia de bienes que
el trabajo produce y crea y cuanto
mejor y más rendidor es, más plena­
mente obtiene el contentamiento ge­
neral.

La sociedad humana se desenvuelve


pacíficamente mientras hay abun­
dancia de trabajo. El trabajo vincula
más estrechamente a los hombres.
D iscusión La falta de trabajo significa sufri­
miento, miseria, discordia y lucha de
clases.
Estadísticas y citas de acontecimien­
tos corroborativos.

El trabajo debe ser interpretado co­


mo el gran factor de entendimiento
entre los hombres y como gran estí­
R e c o m e n d a c io n e s < mulo para la armonía social. Hay que
arbitrar medios para que no falte y
así perdure el bienestar social.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 67

El trabajo es el gran nivelador hu­


mano por el cual puede el hombre
dignificarse y ejercitarse en un sen­
tado social de gran valor y eficacia,
R esum en J de modo que tenga sentido la idea
de la solidaridad humana y el bien­
estar social. Todo trabajador es en
realidad un promotor de consolida­
ción y acercamiento social.
*
MÉTODO SENCILLO
Otro m é to d o a p lica b le, ta m b ién , a la d iv isió n d el d is­
cu rso, q u e p or su s e n c ille z y sin te tiz a c ió n se reco m ien d a
al a lu m n o q u e se in ic ia e n el e s tu d io d e e ste curso, es
el sig u ie n te :
P resentación d el te m a d e l d isc u r so a lu d ien d o a su n a ­
tu r a le z a e im p o rta n cia .
D esarrollo d e l a su n to p rin cip a l, c o n lo s e le m e n to s de
ju ic io y d e p ru eb a m á s im p o rta n tes.
R ecom endación d e las v e r d a d e s y e n se ñ a n z a s q u e c o n s­
tit u y e n e l fo n d o d el d isc u r so y e x p lica r por qué son
e n c o m ia b le s y q u é d e r iv a c ió n se o b tien e d e a cep ­
tarla s.
R e s u m e n de lo ex p u e sto , rea lz a n d o a lg ú n p u n to p rim or­
d ial y m á s p ráctico, q u e en cie r r e a lg u n a atra cció n
esp ecia l, de m o d o q u e c o n v e n z a p o sitiv a m e n te al
a u d ito rio .
L o im p o r ta n te e n to d o m é to d o p ara co n stru ir u n
d iscu r so es o rd en a r la s id e a s co m p ren d id a s en el m ism o
en form a q u e r e v e le e n c a d e n a m ie n to co o rd in ad o y su c e ­
sió n ló g ica d el d e sa r r o llo y q u e la c u lm in a c ió n te n g a
u n d e se n la c e in te r e sa n te , q u e p or su n a tu ra leza sea fá ­
c ilm e n te reco rd a d o por el a u d itorio.

l o s RODEOS E s u n h á b ito d e m u c h o s orad ores h acer


SOBRAN to d a cla se d e ro d eo s y d ig r e sio n e s a n tes
d e m e n c io n a r , siq u iera , el a su n to d el d is­
cu rso. O r ié n te se la e x p o sic ió n e n lín e a recta h a cia la
68 N. D. LAFUERZA

evidencia de la verdad que ha de demostrarse, entrán­


dose de lleno a presentar el asunto motivo del discurso
sin preámbulos efímeros y atentatorios al prestigio del
orador.
La distancia más corta entre el orador y la simpatía
del auditorio se encuentra en la presentación del tema sin
rodeos ni circunvalaciones.
No se inicie el discurso con excusas por supuestas
deficiencias o impedimentos o por otras causas efímeras,
que generalmente tienen por objeto obtener alguna re­
acción benévola o de admiración por parte del público
No se diga que el asunto que se expondrá es superior
a la capacidad intelectual del orador: de ser cierto, el pú­
blico ya lo notará; no se insista, tampoco, en que no se
tuvo tiempo para una mejor preparación, porque alguien
puede invitar a quien de tal manera trata de justificarse
a que no hable, por temor de que su discurso no tenga
valor alguno; y menos se haga alarde de humildad o de
insuficiencia para cumplir con el honor de hablar ante
los distinguidos oyentes, porque se le imputará al tal
que está dominado por la vanidad.
MEDIDA Y Un tópico importante no puede ser agota-
PROPORClóN do ni en una ni en diez horas. Deséchese
la tendencia a mencionar cuanto al mismo
se refiere en un solo discurso. Téngase siempre presen­
te que la capacidad retentiva de un auditorio es muy li­
mitada. Si el orador ha tenido que dedicar muchos días
y horas de estudio, investigación y selección de ideas,
¿cómo podrá retener en su mente el oyente cuanto le diga
él en forma corrida y muchas veces con fogosidad y exce­
siva excitación? No debe colmarse ni la paciencia ni el
poder de concentración de los oyentes.
Cuando se haya tratado lo que esencialmente atañe
a los puntos principales del tema póngase fin a la expo­
sición sin agregar ni una sola palabra. Así como es nece­
sario saber cuándo y cómo comenzar el discurso, tam­
bién debe saberse cuándo terminar. Dice Lumiere: “El
principal defecto que he podido observar en ciertos ora­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 69

dores no es que no tengan facilidad de palabra, sino


que tienen dificultad para callarse”.
ADVERTENCIA IMPORTANTE Evítese la memorización
del discurso, como también
su lectura ante el auditorio. Tanto la memorización como
la lectura roban a la expresión personal gran parte de su
eficacia y dinamismo, empañan la autoridad del orador
y no obtienen resultados satisfactorios.
Durante la preparación, si se desea, puede escribirse
todo el discurso, pero sin memorizarlo. Lo importante es
preparar el esquema que habrá de servir de armazón y
completarlo con los elementos suplementarios que refor­
zarán su estructura. Fíjense bien en la memoria las ideas
principales que servirán de punto de partida de los dis­
tintos períodos del discurso. Medítese y estúdiese cuanto
al tema se refiere, con mucha anticipación y se experi­
mentará al presentarse ante el auditorio mayor confianza.
Si se recuerdan fielmente las partes principales, por
razón de asociación de ideas, los elementos secundarios
acudirán fácilmente a la mente, y, así, la memoria se li­
brará de un trabajo excesivo e innecesario.
En caso de tener que citar testimonios ajenos o es­
tadísticas, convendrá recordarlos textualmente, o, de lo
contrario, escribirlos en un papel para ser leídos.
Lloyd George, cuando era miembro de una sociedad
de debates, estudiaba sus temas en el campo, y, en alta
voz y con gestos, hablaba ante los árboles.
Dice Arthur Phillips en “Effective Speaking”: “El
error común, respecto a dirigir la palabra en público, con­
siste en la suposición de que lo único que se necesita
es tener algo que decir. Eso es simplemente falso. A no
ser que ese algo por decir sea expuesto de acuerdo con
las leyes de la mente humana, que gobiernan las convic­
ciones, es como si se hablase a las nubes. El orador mo­
derno debe comprender que además de tener algo que
decir, debe aprender cómo comunicarlo. Él debe recordar,
que los grandes oradores no sólo tuvieron algo que decir,
sino que comprendieron, también, que era indispensable
70 N. D. LAFUERZA

un estudio cuidadoso del orden y manera de la presenta­


ción del tema”. El abate Ernest Dimnet dice: “Debemos
elegir entre cosas insignificantes, decir nada, o pensar
antes de decir algo”.
SELECCIÓN DE Lo que menos debe preocupar es la se-
PENSAMIENTOS lección de palabras. Éstas son meramen­
te elementos de construcción que nos
será fácil conseguir en el momento preciso. Dice Horacio:
“No busques palabras, busca solamente pensamientos y
hechos, y en tropel acudirán los vocablos a tu mente”.
Todo el interés debe concentrarse en acompañar la
idea central con pensamientos que la aclaren, robustez­
can, prestigien y realcen. Debe presentarse en forma
tal, que el oyente la vea nacer, crecer y desarrollarse con
tanta realidad y vida que le sea fácil comprender el va­
lor y el alcance del discurso, como también las enseñanzas
que contiene.
La exposición debe destacarse con un relieve tan
evidente que el conjunto parezca un monumento de gra­
nito y bronce, por lo impresionante, bello y significativo.
Sólo cuando el auditorio se impresiona'y se lleva los
pensamientos que le ha comunicado el orador, puede de­
cirse que la presentación fué aceptable y atinada.
LOS MINUTOS Se engañan los que creen no tener tiem-
FÉRTILES po para preparar sus discursos. El filó­
sofo romano Séneca deploraba la breve­
dad de la vida: “Vivimos solamente la más pequeña parte
de la vida, el resto no es vida sino tiempo”, con lo cual
quiso significar que no aprovechamos debidamente todo
el tiempo de que disponemos. Se escucha con frecuencia
la exclamación de que no se tiene tiempo siquiera para
las necesidades propias y en la mayoría de los casos ello
refleja o desorganización personal o poco aprecio de las
posibilidades que el tiempo nos ofrece si sabemos aprove­
charlo.
Los que se excusan con la afirmación de que les
falta tiempo para prepararse pertenecen a uno de estos
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 71

tres grupos: los indolentes que lo postergan todo, los que


anhelan lucirse y quieren presentar ideas deslumbrantes
y los que no siguen el método señalado para el desarrollo
de un tema o proposición. Dediqúese diariamente al estu­
dio del discurso unos minutos de las varias horas libres
con que se cuenta y se descubrirá que la mente adquirirá
cada vez mayor destreza en discernir, interpretar, in­
ventar y deducir, con lo cual se ampliará el horizonte
de las ideas propias y se ganará una mayor percepción
de los distintos aspectos y verdades que un tema deter­
minado encierra.
M. Herriot era uno de los políticos franceses que via­
jaba más, obligado por sus funciones. Cierto día asistió
en Lyon a la representación oficial de “Denise”. Al día
siguiente presidió la sesión de la Cámara. Veinticuatro
horas después, pronunció un importante discurso en el
Círculo Republicano. Y al otro día, domingo, volvió a
Lyon donde presidió, con M. Blum, una manifestación
política.
—;.Pero dónde lee usted? —le preguntó alguien.
—En el tren —fue la respuesta.
Un método excelente para hacer gimnasia mental,
será emplear los minutos libres ya sea en la casa, en ca­
mino hacia el trabajo, o cuando se espera por algo o a
alguien, dedicándolos a explorar alguna idea, tratando de
definirla o explicársela a uno mismo. Este ejercicio men­
tal será sumamente productivo. Con él se adquirirá el há­
bito de descubrir significados e interpretaciones que le
darán a la mente una habilidad más elástica para cuando
se tenga que analizar o preparar un discurso.
Practíquese con los temas que se señalan en las lec­
ciones; háganse esquemas con esmero y frecuencia. y con
el ensayo continuado se obtendrá la perfección anhelada
en el arte de hablar con poder persuasivo.
72 N. D. LAFUERZA

PARA PRACTICAR EN CLASE


El estudiante hablará, durante tres minutos, sobre
un tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade
de los siguientes, en forma positiva o negativa:
1. El lugar más bello de la ciudad.
2. ¿Debe tener derecho a votar la mujer?
3. El héroe que más me inspira.
4. ¿Por qué es monótona la vida para muchos?
5. Triunfa el que quiere.
6. La educación es solución de muchos problemas
individuales y sociales.
7. ¿Por qué se recurre tanto a la excusa cuando se
yerra o se procede mal?
8. El hombre no es sincero consigo mismo.
9. Posibilidades que encierra el ahorro.
10. Si el enojo produce tantos trastornos ¿por qué
se repite con tanta frecuencia?

RECOMENDACIONES
a) Antes de comparecer ante el auditorio forme con­
ciencia de valor, pensando en la oportunidad que
tendrá de defender o recomendar algo digno de
aplauso. Considere que va a destacar en su dis­
curso ideas ventajosas y déjese influir por la sa­
tisfacción que experimenta el que hace un obse­
quio a otro. Si usted se ha preparado bien, segu­
ramente que lo que ha elegido será interesante
para su auditorio.
b) No piense en sí mismo, porque su amor propio o
vanidad entorpecerá su libertad para hablar. Pien­
se en sus oyentes y en la importancia de defender
o realzar sus ideas.
c) No se apresure al hablar, deje todo su cuerpo suel­
to y exprésese como si estuviese conversando con
un grupo de amigos.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN III

EJERCICIOS PARA HABITUARSE A LA


RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA

a) Póngase en posición erecta, sin rigidez y con la


boca cerrada. Para asegurarse de que adopta la
correcta, coloqúese de espalda a la pared tocán­
dola con su cuerpo; luego apártese del muro.
b) Coloque las manos en las caderas, debajo de las
costillas inferiores, con los dedos pulgares proyec­
tados hacia atrás.
c) Empiece a aspirar por la nariz, con la boca cerra­
da y simultáneamente saque el abdomen para
afuera y nótese, con los dedos, cómo el mismo
se expande; siga tomando aire todo lo que pueda,
luego espírese, pero lentamente.
d) Todos esos movimientos deben estar armonizados
de modo que puedan hacerse sin necesidad de di­
rigirlos. El ejercicio completo debe hacerse len­
tamente diez veces. Puede descansarse un rato
después de cada tercera repetición. Estos ejerci­
cios se harán por la mañana temprano y por la
noche antes de retirarse a descansar. Durante el
día se observará si se está formando el hábito de
respirar correctamente.
74 N. D. LAFUERZA

Después de hacer esos ejercicios varios días y cuando


le sea más fácil sincronizar todos esos movimientos, prue­
be si usted respira rítmicamente o con excesiva precipi­
tación y para ello encenderá una vela que colocará a unos
tres centímetros de distancia de los labios y después de
una aspiración profunda, espire directamente hacia la
llama de la vela, pero suave y lentamente de modo que
apenas la haga mover. El objeto de esta prueba es adies­
trarse a retener el aliento para lograr una respiración
más rítmica y no desperdiciar el aire.
Si se aspira y espira correctamente no sólo mejorará
la voz, sino que la misma salud mejorará visiblemente,
por enriquecerse la vitalidad y vigor de la misma.
EJERCICIO COMPLEMENTARIO DE LECTURA
Léase en alta voz la lectura que se sugiere más ade­
lante, enunciando cada palabra con claridad.
Empiécese con una respiración profunda y espírese
con lentitud, durante el tiempo de la lectura, procurando
ahorrar aire para que todas las palabras sean pronuncia­
das claramente. Aspírese cada vez que se encuentre el
asterisco.
Este ejercicio, practicado insistentemente, ayudará a
normalizar el ritmo de la respiración, con lo cual se lo­
grará hablar sin cortar indebidamente frases, períodos o
palabras, como también a no aspirar mientras se habla,
evitando así que la terminación de algunas palabras sea
apenas perceptible.
Practíquese este ejercicio varias veces, con miras a
adquirir el hábito de respirar profunda, prolongada y rít­
micamente.
En cuanto se haya adquirido la pericia debida esta
lectura debería hacerse en cuatro minutos.
CUALIDADES DEL TALENTO ORATORIO
El que pretenda, a un tiempo, enseñar, mover y
deleitar, que es el oficio del orador, ¿qué conocimiento no
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 75

es menester que tenga del corazón humano, de su propio


idioma y del espíritu del siglo en que vive?; * ¿qué gusto
para presentar sus conceptos en un semblante agrada­
ble?; ¿qué estudio para ordenarlos del modo que hagan
la más viva impresión en el ánimo de los oyentes?; * ¿qué
discernimiento para distinguir las circunstancias que de­
ben tratarse con alguna extensión de las que, para ser
sentidas, bástales sólo ser manifestadas?; * ¿qué arte, en
fin, para hermanar siempre la variedad con el orden y
la claridad? *
El hombre elocuente huye de la aridez del estilo di­
dáctico, porque no basta que sea magnífico, alto y sólido
un pensamiento, si no es felizmente expresado. La her­
mosura del estilo sólo consiste en la claridad y colorido
de la frase, y en el arte de exponer las ideas. * Así, pues,
hay gran diferencia entre el escritor elocuente y el escri­
tor elegante. El primero se anuncia con una elocuencia
animada y persuasiva, formada de expresiones valientes,
enérgicas y brillantes, sin dejar de ser ajustadas y natu­
rales. * El segundo, declara su pensamiento con nobles
y galanas frases, formadas de expresiones cultas, flúidas
y gratas al oído. *
El escritor elocuente, como sea su fin mover y per­
suadir, se sirve, dedicándose sobre todo a la fuerza de los
términos, a la grandeza de las imágenes, y al orden de
las ideas. * Y el elegante, como aspira a deleitar, sólo
busca la gracia de la elocución, esto es, la hermosura de
las palabras y la armónica coordinación de la sentencia. *
El arte oratorio, como observa un autor de mucho
ingenio, consiste, más que en otra cosa, en un estudio
reflexivo de los mejores modelos y en un continuo ejer­
cicio de componer y de comparar sus débiles ensayos
con la perfección de los originales: * ejercicio que hace
fructificar el trabajo más que una orientación de reglas,
la mayor parte arbitrarias. *
Dos cosas parece que concurren para formar un ora­
dor, la razón y el corazón; aquélla para convencer y éste
para mover y persuadir. Sobre estas dos disposiciones
76 N. D. LAFUERZA

naturales se afianza la verdadera elocuencia, como el ár­


bol en sus raíces. *
Sin embargo, los buenos oradores son muy pocos,
porque son también muy raros los hombres dotados de
aquella penetración, extensión y exquisito juicio, necesa­
rios para discernir lo verdadero y hacerlo evidente; * por­
que, en fin, son muy raras aquellas almas delicadas que
sienten interiormente la impresión de los objetos de sus
meditaciones y que pueden traspasar al corazón del oyen­
te las afecciones de que están poseídas. *
Del modo de ver las cosas, depende en gran parte la
fuerza o debilidad en sentirlas, y, por consiguiente, en ex­
presarlas. Las ideas adquiridas por una sosegada y tibia
reflexión en el retiro de un estudio, * son menos vivas y
acaloradas que las que nacen de la vista y contemplación
de este teatro del mundo. Sería, pues, un prodigio hallar
a un ciego de nacimiento elocuente. *
Supuesto el nativo talento de que hablamos, acompa­
ñado de la luz de la experiencia que presta la humana
sociedad, y de la elevación y nobleza de los sentimientos
morales, importa mucho al orador elegir siempre asuntos
dignos. * Por esto vemos que algunos, cuando el asunto
es vago y general, recurren a lugares comunes; hablan
mucho y nada dicen. * A otros vemos que, cuando es
árido y estéril, se defienden apurando menudencias, y a
otros que, cuando es débil y frívolo, se ven forzados a
cubrirle su desnudez con el adorno de florecillas que se
marchitan en sus mismas manos. * En suma, el carác­
ter y autoridad de la elocuencia no se acomoda sino a
objetos grandes, ilustres e interesantes a los hombres, y
desprecia siempre la insípida locuacidad y la pompa vana
de las palabras”. — Antonio de Capmany.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN IV

PROPORCIONES DEL DISCURSO Y CÓMO


DESTACAR SUS PARTES PRINCIPALES

MEDIDA Y COHESIÓN Un discurso también tiene sus me­


didas y de que sean adecuadas y
proporcionadas dependerá en gran parte que sea enten­
dido y aceptado. Se peca de exageración con harta fre­
cuencia, porque el orador descuida tener presente que
los oyentes no son máquinas grabadoras de discos y que
el poder retentivo intelectual no es tan eficiente como
se supone. Un auditorio como suma de individuos, no es
muy comprensivo ni muy esmerado en analizar lo que se
le dice. Fácilmente dejará de seguir al orador y se de­
dicará a pensar en lo que le interesa o preocupa.
También se incurre en la falla de incluir en la expo­
sición muchas ideas y elementos de construcción no afi­
nes y algunas veces remotamente relacionados con el te­
ma que se desarrolla. Es frecuente que el orador se
pierda en un mar de sugestiones, ideas, argumentos, prue­
bas y testimonios que en conjunto no forman un todo
homogéneo sino un conglomerado sin armonía ni afinidad.
El orador debe tener siempre presente el problema
que tiene el público cuando se dispone a escuchar una
exposición, y si él le ayuda a resolverlo definiendo más
78 N. D. LAFUEEZA

y concretando bien sus ideas de modo que se sucedan


en forma progresiva y lo más estrechamente vinculadas,
sin interpolaciones que muy poco vigorizan lo que se ex­
pone, sino más bien distraen o confunden, ganará mucho
en eficacia y lo que es importante: persuadirá.
¿Cuánto tiempo debe durar un discurso? Pensemos
en la disposición del hombre moderno, su actitud gene­
ral, sus condiciones anímicas, su nerviosidad y emotivi­
dad y fácilmente llegaremos a la conclusión de que difí­
cilmente puede mantener su atención y concentración por
mucho tiempo.
Si podemos exponer el tema en 30 minutos será me­
jor que si lo extendemos a 40 y si podemos abreviarlo,
mejor todavía. Es de reconocerse que hay discursos que
por formar parte de un programa determinado son con­
siderados como parte importante del mismo y por lo tan­
to se espera que sean extensos. En tales casos no se
trata tanto de convencer o persuadir como de ilustrar o
de anunciar ideas y difundirlas para luego ser explica­
das en forma más amplia y detallada.
Hay ocasiones en que en un mismo programa de al­
guna reunión o acontecimiento figuran varios oradores,
cuyo concurso tiene por objeto hacer propaganda, avivar
algún movimiento, secundar o apoyar alguna causa o ren­
dir un homenaje, pero así y todo el discurso prolongado
es cansador y el efecto del mismo es efímero.
Debe tenerse presente que en diez o quince minutos
se puede decir mucho, si se evitan los rodeos, las expre­
siones innecesarias, las explicaciones pueriles y las frases
vagas o difusas, la torpe exhibición de erudición y las
referencias prolongadas y minuciosas. El exceso de pala­
bras y los períodos extensos consumen mucho tiempo y
tienden a agotar.
CONSTRUCCIÓN También el discurso debe ceñirse a
EQUILIBRADA principios de construcción equilibrada,
esto es, que sus partes estén bien divi­
didas y proporcionadas. Las principales divisiones deben
tener sus propias características, de modo que el mismo
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 79

oyente vaya notando el desdoblamiento de la exposición


y pueda seguir la fluidez del conjunto sin gran esfuerzo
ni concentración. El discurso bien planteado sigue un
curso por el cual la exposición no sufre desviaciones ni
demoras innecesarias.
Mucho se peca por prólogos sumamente extensos, en
los que se hace un esbozo general del tema, en forma
abstracta e indefinida, para luego dedicar muchá atención
a alguna parte elemental del mismo y perderse en con­
sideraciones complementarias que en nada esclarecen lo
que se expone. También se adolece de mucha desorien­
tación en cuanto a la ilación del discurso y así sucede
que se reúnen ideas más o menos relacionadas entre sí
sin que formen un núcleo concreto y bien asimilado; la
exposición parece más bien una acumulación de parches
que tienden a estimular la oposición o la confusión.
Es muy frecuente que el orador haga historia de al­
guna parte de su exposición y para ello se refiera a tiem­
pos lejanísimos, y el tiempo dedicado a tal relato sacri­
fica no poco del que debiera dedicar al tema, y así sucede
que cuando se acuerda del mismo, apenas si le dedica algu­
nas ideas, apresuradamente trasmitidas. Sobre ejemplos
y referencias se abusa en demasía, y no hablemos de citas
y opiniones de otros, que no pocas veces constituyen el
contenido máximo del discurso, como si el autor del mis­
mo quisiera permanecer neutral sobre la materia ex­
puesta.
También son muchos los discursos desordenados, en
los que al llegar al final de la exposición, inicia de nuevo
el orador la presentación de otra serie de pruebas o ar­
gumentos para dar nueva vida a su tesis.
Es evidente que al exponer una proposición sea ne­
cesario limitar los contornos del desarrollo del mismo y
que la armazón que constituye su estructura guarde las
proporciones debidas, pues de lo contrario carecerá de la
consistencia y apoyo necesarios. Lo importante de todo
discurso es que convenza al oyente sobre la verdad o
ventajas de lo que se le trasmite, pero esto será impo­
sible si lo esencial es presentado como accesorio y lo tri-
80 N. D. LAFUERZA

v ia l co m o in d isp e n sa b le, o s e le p r e se n ta u n co n g lo m era ­


d o d e id e a s sin e l ord en , m éto d o y c á lc u lo d eb id os. E n
to d o d isc u r so se in c lu y e n id e a s fu n d a m en ta les, o b á sica s
y o tra s q u e so n co m p le m e n ta r ia s, y cad a u n a d eb e ocu ­
p ar su lu g a r y e n la p ro p o rció n debida.

Ya se ha mencionado que el discurso


p r o p o r c io n e s
d e l debe tener sus divisiones y se ha in­
d is c u r s o
dicado en la lección tercera las que le
dan un carácter bien definido como conjunto concreto y
completo, pero es preciso determinar qué extensión de­
berán guardar esas partes para que cada una se limite
a su función sin excesos en perjuicio de las otras.
A continuación se da una idea, gráficamente, de la
proporción que corresponde a cada una de las divisiones,
que servirá para orientar al alumno y destacar la impor­
tancia de cada una en el discurso.
Breve Extensa Corta Concisa Sintético
r----- — ----- ---------------- « s
INTRO­ RECOMEN­
EXPOSICION DISCUSION
DUCCION DACIONES RESUMEN

Debe recordarse que el propósito de un discurso no


tiene por fin hacer un exhibición de ingenio o de erudi­
ción, como tampoco demostrar que algo es aceptable o
verdadero porque se quiere defender una doctrina o pro­
grama valiéndose de toda clase de medios corroborativos
que impresionen al auditorio y lo venzan por cansancio
o lo abrumen con la cita de autoridades de gran pres­
tigio.
La profusión y la extensión indebidas conspiran con­
tra la claridad del discurso y dejan al oyente fatigado o
indeciso, cuando no hostil hacia lo que se' le propuso.
Cada una de las divisiones no debe excederse en per­
juicio de las otras, porque las debilitará o las disminui­
rá en importancia. Si una cita es suficiente ¿por qué
referirse a tres? Si es un asunto conocido o sobre cuyos
antecedentes se tiene ya algunas nociones ¿por qué hacer
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 81

historia del mismo? Si se conoce bien el tema y se tienen


ideas interesantes sobre el mismo ¿por qué es necesario
apoyarse en toda clase de autoridades y recurrir a ellas
como principales defensoras de lo que se propone o re­
comienda?
Los grandes oradores clásicos no tuvieron enciclope­
dias ni abundancia de libros que consultar, ni universi­
dades en donde ilustrarse ni nutrirse de grandes ense­
ñanzas, pero ellos fueron estudiosos, reflexionaron mu­
cho, observaron, analizaron y llegaron a conclusiones que
todavía tienen aplicación en nuestros días.
Séase escrupuloso en no abarcar más de lo que el
tema justifica y de lo que los recursos propios permiten,
concéntrase en destacar las evidencias y méritos de lo
que se expone y vigorícese la argumentación de modo
que su importancia impresione y convenza.
CONTACTO ‘ ¡Qué difícil es saber escuchar bien! Aun
in m e d ia t olos pocos que escuchan, no hacen más que
aparentar que prestan atención”, dice Azo-
rín. De aquí que importe mucho asegurar el interés in­
mediato de los oyentes y obtener de ellos la mayor aten­
ción posible. Es al principio del discurso que el audito­
rio se dispone a escuchar o a resistir la influencia del
orador. El comienzo debe asegurar la atracción del men­
saje que se trasmite.
“En un discurso público es muy importante que se
empiece bien. En el proceso difícil de hablar en público,
nada hay tan difícil como hacer un contacto maestro con
el auditorio. Mucho depende de las primeras impresio­
nes o primeras palabras. Con frecuencia, un auditorio,
es atraído o alejado según sean las primeras frases del
discurso.” — Lockwood Thorpe.
Las primeras expresiones del orador, si son felices,
causan reacciones favorables que ligan el interés de los
oyentes al desarrollo del tema propuesto.
Bueno será que la introducción se estudie detenida­
mente, hasta su formación gramatical, para que sea invi-
tadora y asegure la atención de los oyentes. Un orador
82 N. D. LAFUERZA

ha dicho: “Lo que sé mejor es el preámbulo de mi dis­


curso”.
Si un orador demuestra indecisión y perplejidad en
las primeras palabras, despertará dudas en sus oyentes.
Las primeras frases, especialmente, deben ser dichas con
seguridad, aplomo y firmeza. Deben encender la imagi­
nación y despertar el entusiasmo del auditorio.
Esmérese usted en decir algo interesante y que exci­
te la curiosidad. Piense, discurra, imagine, busque entre
sus conocimientos y recursos propios, esa frase, dicho,
narración, pregunta, cita o sentencia feliz que cautivará
la mente de su auditorio. Recuerde que tiene que pen­
sar, y esto no es fácil ni invitante para muchos. Thomas
Edison tenía la siguiente leyenda fijada en los muros de
sus fábricas: “No hay expediente al cual el hombre no
recurra para evitar el verdadero trabajo de pensar”.
Conviene recordar que la finalidad de un discurso no
es causar admiración, sino influir en la voluntad de los
oyentes a tal grado que hagan suyas las recomendacio­
nes e ideas del orador llevándolas a la práctica.
Evítese lo abstracto y difuso. No debe compendiarse
todo el discurso en el principio. Este sirve solamente
como introducción, es decir, como prólogo que, por las
consideraciones que presenta, intensifica el interés de los
oyentes por lo que habrá de seguir. Las primeras impre­
siones abren o cierran la puerta que da acceso a la im­
presionabilidad del auditorio.
Empiece su discurso con sosiego y calma, dando la
sensación de dominio propio. Recuerde que su función
es persuadir, y no forzar y sorprender. Si usted es de­
masiado efusivo al comienzo sus oyentes recelarán y se
pondrán a la defensiva. Si su tema no goza de la sim­
patía del auditorio, usted debe ser conciliatorio en su ac­
titud, gesto y tono de voz. Recuerde que lo primero que
debe conseguir es la simpatía y el agrado de los que le
escuchan.
Nunca empiece con una declaración o afirmación que
parte de los oyentes dudará, resentirá o rechazará.
Generalmente, convendrá dirigir primero unas pala-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 83

bras de apreciación hacia el auditorio y agradecer la opor­


tunidad de tener el privilegio de hablarle sobre el tema
respectivo. Séase conciso en esto y procúrese que lo que
se diga sea adecuado al lugar, ocasión, motivo y tiempo
de la reunión. Estas expresiones corteses son siempre
bien recibidas y causan impresiones gratas.
RAZONES Elimine de su comienzo la excusa, el
INACEPTABLES rodeo, la súplica de simpatía en aten­
ción a las escasas dotes oratorias, el
ruego de disculpa por el limitado tiempo en la prepara­
ción del discurso, la expresión de modestia, generalmen­
te falsa, al reconocer la superioridad del tema sobre la
capacidad propia, y otros subterfugios y razones inacep­
tables, irrelevantes e impropias de quien desea impresio­
nar por su autoridad.
Las expresiones de excusa empequeñecen la perso­
nalidad del orador y merman la influencia del discurso.
Al auditorio le interesa saber, desde un principio, lo
que se va a tratar y no si el orador posee o no grandes
conocimientos, si ha tenido tiempo en prepararse y si le
han ocurrido percances de cualquier naturaleza. Después
de todo, no hay que confesárselo, pues, ya descubrirá las
limitaciones de quien habla antes de que el discurso lle­
gue a su fin.
Muéstrese hábil y no se haga ni diga nada que moti­
ve sospechas acerca de la capacidad propia.
Procure, ahora que está adiestrándose en esta disci­
plina, adquirir el hábito de expresarse sin titubeos ni ro­
deos, y su discurso ganará en vigor y poder sugestivo.
Como ejemplo elocuente de excesiva palabrería
vana, huérfana de contenido, se cita el principio de un
discurso pronunciado en el Luna Park de Buenos Aires
por un diputado, abogado, en la proclamación del doc­
tor Ortiz, candidato, entonces, a la presidencia de la Re­
pública: “Lamento profundamente no haber tenido el
tiempo material para preparar un discurso digno de esta
inmensa asamblea y de estos momentos verdaderamente
solemnes pará la vida del país. Pido excusas por haber
84 N. D. LAFUERZA

faltado a ese deber, que, por otra parte, era también para
mí una obligación oficial. Siento no poder traducir las
impresiones que agitan mi alma ante esta reunión impa­
ciente, ante el sentimiento profundo que funde todas estas
voluntades, hasta ayer divididas o dispersas, en unas aspi­
ración común y suprema, porque si es difícil expresar se­
mejante fenómeno colectivo cuando no vibran resplan­
dores de la elocuencia en la palabra, ni arde la inspira­
ción en el cerebro, lo es más cuando como en este caso
os habla un hombre abrumado por una tarea superior a
sus fuerzas. Pero creo que sin la pretensión de hacer un
gran discurso, mis sencillas palabras os llevarán la con­
vicción de que no habéis venido a escucharme en vano”.
COMIENZOS El comienzo del discurso debe contener
INFLUYENTES algo que recabe la atención e interés de
los oventes. Cuanto menos tengan que
pensar éstos, más fácil se conseguirá la atención unáni­
me del auditorio. Es al principio del discurso cuando se
siente predisposición a escuchar. Si las primeras ideas
son llamativas, interesantes, simples, claras, originales, y
apelan a la imaginación, fantasía, curiosidad o a los sen­
tidos. la reacción será favorable, dándose así el primer
paso hacia el objeto que se persigue de persuadir.
De diversas maneras puede iniciarse un discurso.
Un alumno de este curso empezó el suyo despertando la
curiosidad de sus compañeros cuando al hablar acerca del
tema: “El poder del cerebro” dijo: “Hace varios años
unos canteros de Warwickshire, Inglaterra, descubrieron
el esqueleto petrificado de un plesiosauro que había exis­
tido hacía unos 100.000.000 de años. Tenía más de trein­
ta metros de largo, y su cuerpo era tan grande como el
de una ballena, pero su cerebro pesaba solamente 250
gramos. Tenía demasiada carne y poco cerebro”.
Sin duda que el contraste del peso de dicho animal
con el tamaño del cerebro ha de haber impresionado a
los oyentes. Fué un comienzo dirigido a la imaginación,
que predisponía a que se esperara ávidamente lo que se
iba a decir luego.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 85

Muy conocido es cómo Castelar inició su primer dis­


curso con la siguiente pregunta: “¿Queréis saber qué
es la democracia?” Conviene tener mucho cuidado cuan­
do se hace una pregunta, pues puede ser contestada por
alguien en forma humorística o puede prestarse a con­
fusiones o interpretaciones erróneas.
Un orador empezó su exposición sobre el tema: “¿Qué
es el ideal?” con esta cita: “El ideal es un gesto del es­
píritu hacia alguna perfección, ha dicho el ilustre pen­
sador José Ingenieros”. Como la autoridad aludida goza
de gran prestigio tales palabras iniciales despertaron gran
interés entre el auditorio.
Otro orador cuyo tema era: “El costo de una guerra”,
empezó su discurso así: “Durante la primera guerra mun­
dial costó $ 25.000 dólares matar a un combatiente”.
Un profesor dió una conferencia sobre “Las maravi­
llas de la radio” y sus primeras palabras fueron éstas:
“El ruido de una mosca andando sobre un vidrio puede
ser ampliado por radio y hacer que se oiga en el centro
del África, con el mismo ensordecedor ruido que produ­
cen las Cataratas del Niágara”.
Muchas y diversas pueden ser las formas de comen­
zar un discurso, pero conviene que en cada caso el medio
elegido sea afín a la naturaleza o espíritu del asunto que
se desarrolla. No se justifica adoptar un buen comienzo
para seguir tratando luego de algo desligado con lo esen­
cial del tema respectivo. El principio de un discurso no
es una finalidad en sí misma. No conviene causar una
buena impresión inmediatamente y defraudar a los oyen­
tes durante el resto de la disertación. Si la primera parte
es atractiva más tienen que serlo las otras.
Un alto empleado de una casa industrial fué nombra­
do gerente de una sucursal muy importante, cuyos nego­
cios habían sufrido una gran merma y que pasaba por
una fuerte crisis. En ella trabajaban unas doscientas per­
sonas. Tanto los dirigentes como los jefes de dicha filial
habían descuidado orientar las actividades por rumbos
felices y adherirse a normas adecuadas de disciplina y
de trabajo.
86 N. D. LAFUERZA

Una vez que se hizo cargo de su puesto reunió a


todo el personal y les habló de la siguiente manera: “Ami­
gos: Hacía tiempo que tenía deseos de conocerles, por­
que sabía cuán importante era esta sucursal y además
porque en ella trabajan personas de mucha experiencia
y competencia. No vamos a hacer un resumen de la si­
tuación que encaramos, No interesa lo que ha ocurrido,
porque sobre lo mismo ya se ha resuelto lo que convie­
ne. pero sí estoy seguro de que a todos nos ha de animar
el meior deseo de iniciar cuanto antes el cambio nece­
sario para darle a esta casa el prestigio y el éxito que
merece.
“Cuento con vuestra entusiasta cooperación: sé cine
estaréis conmigo porciue venero para adonfar cuanto sig-
nifinne contenfapvento general v procedimientos más
eficaces v nroductivos. Sin vuestras sugestiones v deter­
m i n a c i ó n de lograr las mejoras necesarias poco nodré: el
triunfo ha de ser nuestro y no solamente mío. Anuí es-
tov nara ser uno más empeñado en el propósito de con­
quistar el éxito eme sé todos anheláis”.
A continuación detalló aué normas deberían reo-ir
para el futuro y s e refirió al plan oue prononía. Fué
muv anlaudido v deió en todos una impresión por de­
más favorable. Otro hubiese empezado queiándose v re­
prochando por lo nue no se había hecho y por los errores
cometidos, y posiblemente hub’ese amenazado con recu­
rrir a medios dramáticos para obtener las modificaciones
respectivas, pero él sabía que tal procedimiento le hubie­
se conducido al fracaso.
El secretare de una asociación de profesionales fué
acusado de desacreditar a un comité nombrado para lle­
var a efecto algunas investigaciones. Desconocía de dón­
de partían las acusaciones, pero sabía que algunos de los
integrantes de ese grupo le tenían antipatía, aunque no
le constaba que ellos fuesen los autores de la acusación.
Su situación era algo apremiante por cuanto se hablaba
de que sería destituido en una próxima reunión del di­
rectorio, y a él le interesaba evitar ese desenlace por ra­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 87

zones de dignidad y económicas, pues su sueldo era


amplio.
Aunque sus opiniones sobre la competencia de dicha
comisión fueron algo ligeras, sus comentarios no tuvieron
por fin restar autoridad a la misma y jamás creyó que
sus expresiones causasen tal revuelo. Como era hábil en
hablar ante un auditorio, se propuso definir su situación
en la reunión de los directores que iba a realizarse. Cuan­
do compareció ante ellos así les habló:
“Señores: Me siento feliz de tener la oportunidad de
presentarme ante ustedes para aclarar mi situación res­
pecto a las opiniones que se dice he vertido referentes a
la comisión nombrada para efectuar ciertas investigacio­
nes, y no puedo proseguir sin antes expresar mi más viva
gratitud por habérseme concedido el privilegio de expo­
ner lo que de auténtico hay en el caso. ,
“Es justo que se exija de un funcionario discreción,
serenidad y prudencia y más si su cargo tiene cierta tras­
cendencia, por cuanto cualquier desliz que cometa dentro
de la organización a la que sirve, refleja descrédito para
la misma.
“Reconozco que a veces es difícil reprimir la espon­
taneidad de la opinión propia, pero creo que algunas ve­
ces no tiene mucha importancia por no ser premeditada,
y que quien yerra al exteriorizar sus ideas no siempre
tiene intención de perjudicar.
“Se me hace el cargo de que he tratado de desacre­
ditar a la comisión nombrada para efectuar las investi­
gaciones sobre lo que de todos ustedes es conocido, y si
es verdad lo denunciado merezco la expulsión de mi
puesto; y esto es lo que vengo a solicitar: que se com­
pruebe la veracidad de tal hecho. Un funcionario que no
ha sabido respetar los fueros de una comisión con ple­
nos poderes y ha tratado de restarle autoridad no merece
la confianza de quienes le han creído competente para
un cargo de responsabilidad.
“Me presento ante ustedes seguro de que su decisión
seguirá a una investigación imparcial, animada en un
espíritu amplio de justicia sin interferencias de amistad
88 N. D. LAFUERZA

o de simpatía. Si he sido culpable de lo que se me impu­


ta merezco las sanciones que correspondan”.
La forma humilde y sensata con que inició ese alto
empleado su discurso predispuso a los directores para
ser con él justos y considerados, y la habilidad con que
coincidió en la necesidad de repudiar a quien no se hace
acreedor de confianza le hizo simpático y digno de con­
sideración. Él no empezó alegando su inocencia ni se
defendió, más bien hizo un acto de fe en quienes habían
de juzgarlo.
Don Emilio Castelar pronunció el 7 de abril de 1883
un discurso sobre la cuestión del juramento oponiéndose
a éste y así empezó su exposición: “¡Nefasta estrella es
mi estrella, señores diputados! Cuando en mi juventud,
ebrio de idealismos, gustábame la oposición, que opone a
la realidad el ideal, vino a mis manos el gobierno; y
ahora, en la madurez de la vida, tras tantos años y tan­
tos desengaños, cuando aleccionado por la experiencia y
advertido por los sucesos, gustaríame el gobierno, hállo-
me condenado a triste y perdurable oposición. El cielo
infinito y la conciencia propia saben que mal de mi agra­
do contiendo con esa mayoría y combato en este asunto
concreto a ese Ministerio, no por la interesada benevo­
lencia, como supone la incurable malicia de mis numero­
sos enemigos, sino por amor a la libertad y al desarrollo
pacífico dentro del orden público y del respeto de la ley,
sin los cuales todo intento de reforma progresista y todo
ensayo de régimen democrático zozobran en la anarquía,
dejando los recuerdos más tristes y las supersticiones
más invencibles contra las mejores causas y contra las
mejores ideas en la opinión universal”.
El brillante orador inició su oposición mostrándose
ecuánime, sincero, y, sobre todo, dispuesto a servir los
altos intereses de la patria y con esa introducción con­
quistó la confianza y atención de sus oponentes.
DESARROLLO DE El esfuerzo del orador debe concen-
LA e x p o s ic ió n trarse principalmente en esta sección
del discurso, porque es en ella en don-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 89

de debe incluir el cúmulo de ideas, pruebas y argumen­


tos que vigorizarán la verdad o autenticidad de lo que
sostiene o prueba y que trasmite con el fin de que sea
aceptado, seguido o aplicado. En esta división se hace el
verdadero esfuerzo constructivo, en ella se encuentra la
verdadera armazón y todo el proceso debe estar integra­
do por ideas básicas y lógicas esmeradamente desarrolla­
das de modo que se llegue progresivamente a conclusio­
nes sólidas y convincentes
En esta división debe sobresalir el pensamiento flúi-
do e ingenioso del orador. Es de suponer que tiene a su
alcance toda clase de testimonios, evidencias, hechos, opi­
niones y experiencias que, usadas hábilmente, le servirán
para presentar su tema persuasivamente.
Debe recurrir a su experiencia, a sus estudios y a
sus observaciones y llegar a conclusiones bien coordina­
das y fundamentadas. Hay una gran diferencia entre
decir: “Ha dicho fulano de tal que la reflexión es indis­
pensable para dirigir la conducta propia”, y afirmar:
“¡Cuánto sufrimiento me ha costado llegar a la con­
clusión de que la reflexión es una gran consejera y que
sólo en ella se descubren luces que nadie ni nada puede
encender!” Lo que relatamos como experimento propio
tiene gran poder atractivo y se destaca más.
Si se ha estudiado consciente y detenidamente el
asunto que ha de desarrollarse indefectiblemente se con­
cebirán ideas propias que, por serlo, serán expuestas con
mayor énfasis y un tono más eficaz. La originalidad tie­
ne un poder atractivo muy poderoso y el orador debe ha­
cer sus propias interpretaciones y descubrir significados
acertados, y para ello debe explorar en el mundo de los
hechos y de las grandes verdades.
Téngase mucho esmero en hacer un encadenamiento
de ideas y razones que estén íntimamente relacionadas en­
tre sí y que cada una refuerce a la otra. Evítese la abs­
tracción y la generalización lo más posible y háganse las
comparaciones y las ilustraciones que servirán para una
90 N. D. LAFUERZA

más rápida y convincente demostración de lo que se tras­


mite.
Evítese alejarse del tema para referirse a ideas ac­
cesorias. Si hablo de la importancia de la educación y
me dedico exageradamente a hacer historia de la misma ,
y de los distintos sistemas y métodos que comprende, fá­
cilmente me apartaré del tema y dejaré al auditorio en
ayunas respecto a evidencias que convenzan sobre la im­
portancia de tan esencial factor de progreso humano.
El desarrollo de la exposición debe ser muy com­
pacto y estar exento de huecos representados por ideas
o alusiones irrelevantes o de escasa importancia para el
realce de la idea principal.
Esta división merece mucha considera­
LA d i s c u s i ó n
ción porque por ella se consolida lo ex­
puesto en la sección anterior con argumentos y pruebas
que definan conclusiva y persuasivamente lo que se pro­
pone. Se alude a los posibles aspectos negativos, se ana­
liza lo que es considerado como adverso, se tiene en cuen­
ta lo que parece ser contradictorio o inaceptable, y se
refuerzan las ideas presentadas con observaciones adicio­
nales que eliminen toda duda o confusión.
Esta división no debe ser muy extensa, sino más
bien sólida y concreta, con evidencias que contribuyan
a persuadir al oyente. Muchas veces el orador la inter­
cala en la división anterior, de modo que se confunden,
y se extiende así más de lo justificado, adoptando su ex­
posición un carácter de controversia con lo cual debilita
su posición y estimula la indecisión del auditorio. Tal
proceder puede compararse con el del vendedor que al
proponer su artículo, apenas ha dicho algo sobre el mis­
mo se lanza a criticar el del competidor y tanto men­
ciona a éste que el comprador decide investigar qué
posibilidades ofrece efectuar la compra en el estableci­
miento del comerciante censurado.
La discusión del tema debe consistir en un comple­
mento vigorizador del asunto expuesto y que contribuya
a ganar la confianza y aceptación de los oyentes.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 91

las RECOMENDACIONES Se h ab la p o rq u e se tie n e por


objeto lograr una finalidad, es
decir que se anhela alguna derivación favorable. Siem­
pre ha tenido la palabra esa proyección: producir enten­
dimiento entre quienes la emplean. Aun en el caso en
que nos referimos a algún viaje y hacemos una descrip­
ción de paisajes, incidentes y experiencias es admisible
que incluyamos algunas recomendaciones. Cuando una
persona ha presenciado una función teatral o a concurri­
do a un concierto que ha complacido, ¿no termina .gene­
ralmente recomendándolo? Si hemos experimentado al­
gún alivio al tomar una medicina ¿no la aconsejamos a
otros que sufren del mismo mal que nos aquejó?
Las recomendaciones pueden ser de diversa índole
según la naturaleza de la exposición, pero siempre deben
ser bien definidas, prácticas e interesantes, y tan eviden­
tes en sus posibilidades que no requieran mucha medita­
ción para ser aceptadas.
Esta división del discurso también debe ser reducida,
pero requiere que sea bien específica, de modo que se
destaque lo que se dice en ella con rasgos bien definidos
y concretos. Extenderse en muchas recomendaciones y
explicaciones innecesarias es desvirtuar la función que de­
be llenar tal sección y atribuirle más importancia de la
que debe tener. Además es necesario no exagerar al pre­
sentar los valores de las ideas y sus derivaciones, por la
misma razón de que si el médico recomienda una medici­
na y se esfuerza principalmente en la aplicación de la
misma y olvida instruir al enfermo sobre cómo evitar la
repetición del mal, su servicio será limitado y habrá de­
jado de beneficiar al paciente en el grado máximo nece­
sario.
Háganse las recomendaciones pertinentes con el én­
fasis e interés que el caso requiera, pero procúrese que
la importancia de las mismas descanse sobre una expo­
sición bien sólida, desarrollada y bien fundamentada, para
que de la misma partan los estímulos que influirán para
que las recomendaciones se lleven a efecto.
92 N. D. LAFUERZA

resu m en También esta parte del discurso debe ser


breve y limitada a hacer una síntesis que
recapitule lo expuesto en alguna forma que impresione
y realce la importancia de lo expresado.
Conviene tener presente que el final del discurso
ofrece una oportunidad excelente para impresionar y per­
suadir, esto es, para lograr la solidaridad del auditorio y
dejar en él pensamientos y sugestiones que queden gra­
bados en su mente y espíritu.
Los últimos pensamientos y las palabras postreras,
son los que mejor se recuerdan y los que penetran más
hondamente en los oídos del auditorio. Deben destacarse
por su brevedad y por contener ideas concretas y claras.
Los espartanos se distinguían por su estilo lacónico.
Nada odiaban tanto como la locuacidad.
En cierta ocasión, los moradores de una isla en el
Mar Egeo, fueron azotados por una carestía tal, que cun­
dió el hambre por todas partes. Se envió un mensajero
a Esparta para conseguir socorros. Al llegar éste a su
destino, pronunció un gran discurso, describiendo la mi­
seria y desgracia de los isleños, pero los espartanos le
hicieron regresar con las manos vacías, después de entre­
garle este mensaje: “Hemos olvidado el principio de su
discurso y nada hemos entendido del final”.
Los pobres y hambrientos isleños enviaron otro men­
sajero a Esparta, y le encarecieron que fuera lo más con­
ciso posible, al presentar su ruego. Él se llevó una par­
tida de sacos de harina vacíos y abriendo uno de ellos
ante la Asamblea de Esparta dijo: “Está vacío. Os rue­
go que lo llenéis”. Los espartanos inmediatamente ac­
cedieron a la súplica y le proporcionaron lo necesario,
pero antes de que él partiera, el presidente de la Asam­
blea le dijo: “No era necesario decirnos que los sacos es­
taban vacíos. Nosotros lo hubiéramos visto. Tampoco era
preciso decirnos que los llenáramos. Los hubiéramos lle­
nado de todas maneras. Recuerda, si vienes otra vez. no
hables tanto”.
La siguiente anécdota de James Bryce ilustra elo­
cuentemente la importancia de no abusar de la paciencia
íx Ar t e d e h a b l a r e n p ú b l i c o 93

de un auditorio, cuando éste, ya cansado, da muestras de


haber perdido interés:
“Uno de los mejores discursos que he oído fué pro­
nunciado por un famoso ingeniero en un gran banquete
de la Asociación Británica para el Progreso de la Cien­
cia. Fué el último en hablar y le tocó su turno a media
noche. Su tema era “Ciencia Aplicada” y su discurso fué
como sigue: “Señoras y señores: A esta avanzada hora,
yo os aconsejo que ilustréis la Ciencia Aplicada aplican­
do un fósforo a la mecha de vuestra lámpara en el dor­
mitorio. Vayamos todos a dormir”.
El principio y el final de un discurso son las partes
más difíciles y requieren un estudio especial por parte
del orador. En asuntos de negocios, la iniciación y la ter­
minación de la entrevista deciden, en gran parte, el éxito
de la materia tratada.
FINALIDAD d e LA La terminación de un discurso llena
TERMINACIÓN una finalidad determinada y no debe
ser sinónimo de agotamiento o de
punto final abrupto. Las últimas frases y expresiones
que el orador comunica a sus oyentes, no sólo ponen fin
a su disertación, sino que deben producir en el auditorio
una actitud de adhesión a lo que se les ha propuesto. Di­
ce Collins: “El final de un discurso tiene un objetivo
definido que llenar. Redondea el discurso, mantiene la
atención intensa del auditorio por un breve momento so­
bre todo lo dicho; anuda el hilo del pensamiento, enlaza
y finaliza la trama del discurso”.
La terminación, más que un final, es el enlace de
identidad entre el pensamiento del orador y el de los
oyentes. Si aquél ha sido feliz en su exposición y elo­
cuencia, el auditorio se solidariza con el espíritu que
animó el discurso, arraigando las ideas y pensamientos
expuestos a la consideración de los oyentes.
Siendo tanta su importancia, conviene, pues, no ter­
minar en forma casual, descuidada, antojadiza o precipi­
tada. Si el principio exige estudio y análisis, no menos
son éstos indispensables al prepararse la terminación.
94 N. D. LAFUERZA

ERRORES GENE- Muchos son los oradores que finalizan


RALIZADOS en forma abrupta, quedando el público
sorprendido, por lo inesperado de la
terminación. Otros, dando la impresión de que andan per­
didos y sin saber cómo dar fin, siguen hablando y can­
sando la paciencia de los oyentes, desvirtuando así cuan­
to han dicho. Muchos terminan manifestando que ya no
tienen nada más que decir, insinuando con ello que ya
no saben más sobre la materia; también los hay que des­
pués de haber dicho todo lo que tenían preparado, no
saben cómo terminar, y sin atreverse a poner fin a su
discurso, siguen en un círculo vicioso, haciendo repeti­
ciones, y al fin, cansados ya, terminan de cualquier ma­
nera.
Las terminaciones inadecuadas o improvisadas pro­
ducen una sensación desagradable que neutraliza, en
parte, el buen efecto que haya causado el discurso.
No existe una fórmula o procedimiento exacto para
dar fin a una exposición. Todo depende del sentimiento
y de la misma intuición del orador. Analícese, estúdiese
y júzguese cuidadosamente el efecto que causarán las úl­
timas palabras antes de incorporarlas al discurso, y tén­
gase muy en cuenta el fin que se persigue con la diser­
tación.
La terminación debe evidenciar que el discurso ha
llegado a su fin, no solamente porque el orador deja de
hablar, sino que también porque la exposición ha llegado
a una conclusión definitiva y convincente
EJEMPLOS DE Un orador que hablaba sobre el pro-
TERMINACIONES greso lento de la humanidad y el po­
der de la personalidad, terminó su
discurso con estas palabras:
“Después de 13 siglos de Mahometanismo, 20 siglos
de Cristianismo, 25 de Budismo y Confucionismo y 4.000
años de religión hebrea, todavía somos egoístas, crueles,
avaros, de escasa visión y estamos listos para entrar en
guerra por cualquier motivo.
“Es el deber de cada persona convertirse en una cé-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 95

lula de influencia eficaz al servicio de la eterna lucha por


el progreso. Si ocupamos nuestro puesto y dedicamos
nuestra energía con impulso hacia las cosas mejores, los
detalles de la conducta, las pequeñas tempestades de
comportamiento social, las preocupaciones pasajeras y
hábitos de poca trascendencia, tendrán tanta importancia
como una mosca en la espalda de un caballo, la que no
impide que éste siga con su carga hacia adelante.
“El poder de la influencia personal os es dado como
el regalo más preciado; podéis aumentarlo por medio del
pensamiento, del estudio, del esmero y de un corazón
justo, o lo podéis disipar, abusando de él, causando su
debilitamiento, el vuestro propio y el de la raza. Vues­
tra influencia es vuestra primogenitura y vuestro epita­
fio. Os puede dar un lugar prominente en la historia, os
puede relegar al anonimato o puede simplemente cons­
tituirse en una de tantas cosas inapreciadas”.
Un alumno de este curso, que habló sobre la li­
bertad, dió fin a su exposición con esta poesía de Lope
de Vega:
¡Oh libertad preciosa,
No comparada al oro,
Ni al bien mayor de la espaciosa tierra!
Más rica y más gozosa
Que el preciado tesoro
Que el mar del sur entre su nácar cierra.
Con armas, sangre y guerra,
Con las vidas y famas.
Conquistada en el mundo;
Paz dulce, amor profundo,
Que el mal apartas, y a tu bien nos llamas!
En ti sola se anida
Oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida.
Un orador que se dirigía a un grupo de jóvenes, a
quienes instaba a ser útiles y dirigir su vida por senderos
nobles, dió fin a su discurso con esta cita de Jaime A7era:
96 N. D. LAFUERZA

“Jóvenes: ¡sabedlo ser y procurad conservaros


jóvenes, esto es, capaces de aprender y capaces
de amar hasta que vuestro cuerpo se derrumbe
y vuestra vida se extinga!
Con motivo de un banquete que se le dió al señor
G. Wheelwright, empresario constructor del Ferrocarril
Central Argentino (1870) y el de la Ensenada (1862), e
iniciador de la navegación a vapor en el Pacífico, el en­
tonces presidente de la República Argentina, señor Nico­
lás Avellaneda, pronunció un discurso que terminó así:
“Nada hay imposible en el siglo que ha inventado el te­
légrafo eléctrico. El ferrocarril se internará, y cuando el
silbato de las locomotoras haya resonado en nuestros lí­
mites del Norte, conmoviendo los cerros del Potosí opu­
lento y adelantándose por el Perú boliviano, podremos,
entonces, convocar una fiesta, no ya argentina, sino ame­
ricana, para que vengan todos.los productos de este Con­
tinente a alfombrar su paso”.
En la conmemoración del centenario del nacimiento
de Víctor Hugo habló el orador Belisario Roldán y ter­
minó su discurso con estas palabras: “¡Oh, padre de Co-
sette! Hoy vuelan hacia vos los espíritus en toda la ex­
tensión del mundo, temblando de homenaje; para vos
amanecen hoy las flores del suelo; los sabios saludan, los
Aristarcos aplauden, los'ojos lloran, los poetas cantan, las
almas estremecen. Gravemente, ellas velan el augusto
mausoleo.
La diosa Libertad llegará a él.
—Fué mi soldado —dirá.
Y la diosa Justicia:
—Fué mi caballero.
Y blanca, incorpórea, suprema, la Piedad llegará
también:
—Fué mi genio —dirá.
Señores: he terminado”.
Emilio Castelar, de quien ya se ha citado cómo em­
pezó su primer discurso, años más tarde, en una reunión
en la Cámara española, pronunció otro, al rectificar al
señor Manterola, en el cual abogaba por la libertad reli-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 97

giosa y dió fin al mismo de la siguiente manera: “Grande


es Dios en Sinaí; el trueno le precede, el rayo le acom­
paña, la luz le envuelve, la tierra tiembla, los montes se
desgajan; pero hay un Dios más grande, más grande to­
davía, que no es el majestuoso Dios del Sinaí, sino el hu­
milde Dios del Calvario, clavado en una cruz, herido
yerto, coronado de espinas, con la hiel en los labios, y
sin embargo, diciendo: “Padre mío, perdónalos, perdona
a mis verdugos, perdona a mis perseguidores, porque no
saben lo que hacen!” Grande es la religión del poder,
pero es más grande la religión del amor; grande es la
religión de la justicia implacable, pero es más grande
la religión del perdón misericordioso; y yo, en nombre
del Evangelio, vengo aquí, a pediros que escribáis en
vuestro Código fundamental la libertad religiosa, es de­
cir, libertad, fraternidad, igualdad entre todos los hom­
bres”.
No agote la paciencia de los oyentes. No hay discur­
sos largos o breves; sólo existe la sensación de que pa­
rezcan alargados o extensos; todo depende del arte y
habilidad del orador. El discurso largo es el que parece
largo, por animar en el auditorio el deseo de qqe llegue
a su fin prontamente, y el breve es el que deja a los
oyentes con el deseo de seguir escuchando al orador. No
es mirando el reloj, como debe medirse un discurso, sino
dirigiendo la mirada al auditorio. Fíjese en el movimien­
to de los ojos de los oyentes, en el de sus manos, si
consultan el reloj: usted adivinará si siguen su discurso
con interés.
Tenga en cuenta la actitud de su auditorio y su es­
tado nervioso. No llegue al punto de la saciedad. Es pre­
ferible que, por haberse hablado cinco minutos de menos,
lamente el auditorio la brevedad, que, por haber hablado
un minuto de más el orador sea censurado y tachado de
cansador.
En cierta ocasión en que un orador se había exten­
dido exageradamente, quiso enterarse de la hora y buscó,
en diferentes bolsillos de sus prendas de vestir, el reloj
que al parecer había olvidado en casa y tras breves mo­
5
98 N. D. LAFUERZA

mentos de suspenso alguien del público le dijo: “No se


preocupe, detrás de' usted hay un calendario”.
Ejemplo de un discurso proporcionado, sobre el tema:
“La v id a h u m a n a r e q u ie r e e s f u e r z o i n t e l ig e n t e y c o n ­
t in u a d o ” . Se citan solamente los puntos fundamentales
de la exposición.
INTRODUCCIÓN

a) ¡Qué espectáculo más hermoso ofrece un huerto


de manzanas en la primavera! Toda manifestación
de vida tiene como marco un desarrollo y cre­
cimiento que denotan vigor y poder.
Esta introducción breve y estrechamente relacio­
nada con el tema predispone al auditorio a esperar una
exposición práctica y entonadora.

EXPOSICIÓN
b) La vida es un proceso de crecimiento y de des­
arrollo al impulso de fuerzas que adecuadamen­
te aplicadas producen poder y consistencia.
c) La humana se caracteriza por energías y pode­
res que para producir resultados compensadores
deben ser dirigidos inteligente y vigorosamente.
d) El hombre tiene que emplear sus energías in­
teligente y continuadamente para que su vida le
depare compensaciones, estímulos y satisfaccio­
nes avivadoras de su poder y espíritu empren­
dedor.
e) Por ser autónomo en sus decisiones, el hom­
bre sólo puede vivir más plenamente y respon­
der a las exigencias de una vida fecunda si em­
plea un grado de esfuerzo que le capacite para
rehabilitarse, vigorizarse e impulsarse de modo
que para él sea una realidad viviente el hecho
de la riqueza de la vida.
f) El crecimiento y rendimiento abundante y de Ja
calidad son evidencias de vida fecunda y cuanto
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 99

mayor es ésta más provechosa se manifiesta en


lo vivo y eficaz.
g) La superación es una culminación de la eficacia
de lo vivo y rendidor y debe producirse como
derivación del desarrollo continuado.
h) El hombre dado a un esfuerzo de superación for­
ma conciencia de su poder vivificante y empren­
dedor.
i) En cierta ocasión en que se le preguntó al gran
poeta Longfellow acerca de cómo conseguía man­
tener su jovialidad y vigor él contestó: “¿Ye usted
ese manzano cargado de flor bellísima? —seña­
lando a un árbol en su jardín—. Pues tenga en
cuenta que es muy viejo, pero nunca tuvo más
flor que este año y se explica esa fecundidad,
porque cada año agrega nueva madera a su tron­
co. Yo hago lo mismo: agrego nueva madera a mi
vida y de esa manera mantengo mi vitalidad.”
Aquí termina el desarrollo de la división de la expo­
sición en la cual se ha realzado y explicado lo sustancial
del tema y ha sido ilustrado con la anécdota sobre Long­
fellow que destaca la necesidad de agregar nuevas fuer­
zas y poder para responder a las exigencias de la vida.
DISCUSIÓN

j) Atender sólo a las necesidades materiales huma­


nas es limitar el esfuerzo a lo indispensable, anu­
lar gran parte del potencial esoiritual y mental
y reducir la perspectiva de la vida.
k) El hombre no es una cosa o un ser vegetativo
solamente, es una fuerza espiritual, un ser po­
seedor de grandes potencialidades que sólo puede
comprenderlas, concebirlas y realizarlas cuando
pone en juego su dinámica espiritual.
l) Debe sentir el reflejo de su poder en las realiza­
ciones que le convencen de su gran capacidad
rendidora.
m) Si su proceder es sólo mecánico y automático se
100 N. D. LAFUERZA

limitará a subsistir y se negará un crecimiento


esencial para experimentar alientos e incentivos
que incitan a vencer complicaciones y adversi­
dades.
n) Ejemplos de hombres, que limitados físicamen­
te, han logrado grandes progresos. Ciegos, enfer­
mos, pobres, esclavos, etc., que llegaron a la ce­
lebridad desarrollando su poder y voluntad .
Esta sección refuerza lo expuesto en la anterior y
corrobora lo que se ha argumentado sobre la necesidad
de vivir al impulso del esfuerzo y de la superación.
RECOMENDACIONES
o) El hombre debe ir más allá de la apreciación in­
telectual de la vida, le corresponde vivir las gran­
des verdades de la misma. Sea para cada uno de
nosotros una realidad viviente el hecho de nues­
tro poder. Esforcémonos serena e inteligentemen­
te en cuanto emprendamos de carácter construc­
tivo; que cada día agregue a nuestra vida nuevos
impulsos, anhelos de superación y capacidad pa­
ra llenar nuestro cometido consciente y eficiente.
p) Mejoremos todos los días en algo, seamos exigen­
tes con nosotros mismos, vivamos más cerca ca­
da día de los ideales luminosos e inspiradores, y, ,
sobre todo, seamos exponentes fieles de poder y
eficacia basados en una forma de vivir fecunda,
provechosa y abundante en todo lo que dota de
capacidad para superarse.
RESUMEN

q) El rendimiento de la vida es más vida; quien la


cultiva y la dedica a lo que proporciona fuerzas,
aliento y grandes compensaciones no puede me­
nos de sentir en sí mismo la fluidez de todo lo
vivo y vivificante. Sabias e inspiradoras son las
palabras talladas en el sepulcro del gran Pas-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 101

teur: “Dichoso quien lleva dentro de sí un dios,


un ideal de belleza y que le obedece: ideal del
arte, ideal de la ciencia, ideal de la patria, ideal
de las virtudes del Evangelio. Esas son las fuen­
tes vivas de los grandes pensamientos y de las
grandes acciones. En todas se refleja iluminán­
dolas, la lumbre de lo infinito”.
Los puntos expuestos en el desarrollo del tema pre­
cedente deberían ser extendidos al explicarse y detallarse
las ideas que han servido de base para la exposición. Nó­
tese que se ha guardado la proporción recomendada en
este capítulo y se ha construido el pensamiento básico
sin desviaciones ni consi leracion es al margen de la idea
comprendida en el tema.
PARA PRACTICAR EN CLASE

Háblese durante unos cinco minutos sobre un tema


elegido por el mismo estudiante o sobre el que más le
agrade de los siguientes:
1. Impresiones de un paseo dominical.
2. ¿Qué es cultura?
3. El seguro de vida debe ser obligatorio.
4. La joven moderna.
5 . El sistema de gobierno republicano es más acep­
table que el monárquico.
6 . La lealtad debe ser desinteresada.
7. El adulto debe aumentar sus conocimientos sin
cesar.
8 . Toda persona debería leer un libro interesante
por mes.
9. La voluntad es más eficaz cuando es auto im­
pulsada. I
10. La eficiencia personal es derivación de un es­
fuerzo inteligente y persistente.
102 N. D. LAFUERZA

RECOMENDACIONES

a) Evite agregar a la terminación del discurso el


muy usado apéndice por oradores españoles: He
dicho. Déle una terminación a su exposición que
sea adecuada y no tendrá que decir nada más.
b) Al terminar sus últimas palabras, haga una bre­
ve pausa y luego una leve inclinación de cabeza
y con ello habrá culminado su discurso correcta
y expeditamente.
c) Sea cuidadoso en pronunciar las últimas palabras
con claridad, tono de voz vibrante y actitud des­
envuelta.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN IV
EJERCICIOS DE RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA
INTENSIFICADA

Como complemento importante a los ejercicios pre­


cedentes, y para habituarse a una gimnasia respiratoria
conveniente y saludable, se recomiendan los siguientes
ejercicios, que son fáciles y no requieren mucho tiempo:
Quien los practique diariamente, enriquecerá su sa­
lud, y ganará en elasticidad física.
Gran parte del alimento de la sangre flota en la at­
mósfera; no cuesta nada y podemos adquirirlo en toda la
abundancia que deseemos. No pocas enfermedades e in­
fecciones se deben a empobrecimiento de la sangre, y es­
ta debilidad a una respiración defectuosa.
EJERCICIO N ’ 1

Adopte una posición erecta, con


los pies separados. Haga una espi­
ración profunda para expeler todo
el aire de los pulmones. Mientras
echa hacia atrás el tronco y la ca­
beza, aspire lenta y profundamen­
te. Los brazos deben seguir el mo­
vimiento que sugiere la figura.
Una vez que la flexión ha llegado
104 N. D. LAFOERZA

a su lím ite , y s in d e te n e r s e e n e sta p o sició n , in c lin e el


c u erp o h a cia a d e la n te , esp ir a n d o p ro fu n d a m en te. R ep ita
el m ism o e je r c ic io c in c o v e c e s .
Las rodillas no deben doblarse.
Cuando aspire, procure que todo su cuerpo esté libre
de contracción muscular.
Tanto la aspiración' como ’a espiración deben ser
lentas.
Si se sufre de alguna indisposición, será prudente sus­
pender estos ejercicios.
Si se experimenta mucha fatiga al hacerlos, conviene
repetirlos menor número de veces.
Deben practicarse por la mañana o al acostarse, en
un lugar bien ventilado.
EJERCICIO N 9 2

Con el cuerpo erecto y los


pies juntos, haga una espira­
ción completa, como en el
ejercicio N? 1. Luego, mien­
tras aspira profunda y len­
tamente, doble el tronco ha­
cia la derecha lo más que
pueda, elevando, al mismo
tiempo, el brazo izquierdo,
como lo indica la figura. A
continuación, doble el tron­
co hacia la izquierda lo más
posible, haciendo una espira­
ción lenta y completa y ba­
jando el brazo izquierdo, mientras eleva el derecho como
indica la figura.
Vuelva a su posición original y luego aspire profun­
damente mientras dobla el tronco hacia la izquierda y,
espirando luego, haga los mismos movimientos, pero en
sentido opuesto.
Repítase este ejercicio cinco veces de cada lado.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 105

EJERCICIO N 9 3

En posición erecta y los


pies paralelos y separados
por una distancia de unos 50
centímetros, espire totalmen­
te hasta vaciar completamen­
te el aire de los pulmones.
Luego, aspire lenta y profun­
damente mientras gira con
lentitud la parte superior del
cuerpo hacia la izquierda y
levanta los brazos a una po­
sición horizontal. A conti­
nuación, mientras espira len­
tamente, vuelva a la posición
original y baje los brazos.
Repita el mismo ejercicio hacia la derecha haciendo
los movimientos opuestos, pero sin descuidar la aspira­
ción y espiración respectivas.
Hágase este ejercicio cinco veces de cada lado.
Tanto los pies como las piernas deben permanecer
firmes y sin moverse; tampoco las caderas deben girar.
EJERCICIO N9 4

Con el cuerpo erecto y los pies


separados, espírese totalmente co­
mo en los ejercicios precedentes.
Luego, eleve los brazos lentamen­
te, como indica la figura, mientras
aspira profundamente. Cuando lle­
guen a una posición horizontal,
empiece a espirar y bajar los bra­
zos 'con lentitud. Cuando lleguen
a su posición original, debe haber
espirado todo el aire de los pulmones.
Repita este ejercicio cinco veces.
106 N. D, LAFUERZA

EJERCICIO N 5 5

En posición igual a la de la figura


N9 4, con los brazos extendidos; ha­
ga una aspiración profunda y cuan­
do ya tenga los pulmones llenos de
aire, empiece a espirar y simultánea­
mente baje el cuerpo a la posición
en cuclillas, como lo indica la figura.
Inmediatamente, vuelva a la postura
erecta y baje los brazos, dando fin
entonces a la espiración. Este ejerci­
cio debe hacerse armónicamente,
procurando que la espiración no em­
piece o termine antes o después de los movimientos res­
pectivos.
Repítase tres veces.
EJERCICIO N° 6

Con el cuerpo erecto y los pies se­


parados, espire totalmente; luego, eche
hacia atrás lentamente el tronco, mien­
tras aspira a fondo, doblando los brazos
y apretando las manos, como sugiere la
figura. A continuación, incline el cuer­
po hacia adelante, sin contraer el abdo­
men ni encoger las espaldas, y espire
profundamente, cuidando de sacar el
pecho hacia afuera. Los brazos deben
seguir el movimiento sugerido por el
dibujo.
Repítase este ejercicio cinco veces, con sus respecti-
vas espiraciones y aspiraciones.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 107

EJERCICIO N 9 7

Adopte la posición de la figura de ra­


yado en negro. Espire totalmente mien­
tras dobla el tronco lentamente hacia
la derecha, según sugiere el dibujo, y
cuidando de que la pierna derecha que­
de en completa extensión, y la izquier­
da levemente arqueada hacia adelante.
Luego, aspire profundamente mientras
se recupera la posición original.
Descanse unos segundos y luego es­
pire totalmente. A continuación, doble
el tronco lentamente hacia la izquier­
da y repita los movimientos que se hicieron anteriormen­
te, pero en forma opuesta, y termine la espiración pro­
funda. Vuelva luego a la posición erecta, aspirando pro­
fundamente.
Repita este ejercicio cinco veces de cada lado.
EJERCICIO N9 8

Con el cuerpo erecto, como indica la figu­


ra, espire totalmente. Luego, levante los bra­
zos lentamente mientras aspira profunda­
mente, hasta que llegen a una posición hori­
zontal. A continuación, mientras deja caer
los brazos lentamente a su posición original,
espire hasta vaciar sus pulmones de aire.
Repita este ejercicio cinco veces.
108 N. D. L A F U E R Z A

EJERCICIO N« 9
En posición erecta espire totalmente.
< 0 Levante los brazos a una posición horizon­
f¡ f
tal y también los talones, y simultánea­
mente aspire profundamente. Eche los
hombros hacia atrás.
Luego mientras espira totalmente, ba­
W je el cuerpo hasta la posición en cuclillas,
manteniendo los talones elevados. Baje
también los brazos y el mentón, esforzán­
dose por expeler todo el aire de los pulmones.
A continuación, y mientras conserva esa posición, ha­
ga una aspiración profunda, levantando el cuerpo y los
brazos lentamente hasta recobrar la posición original.
Repítase este ejercicio cinco veces.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN V

CONSTRUCCIÓN DEL ESQUEMA DE UN


DISCURSO
enfo q ue m ental Desde diferentes planos se pueden
contemplar las ideas con sus respec­
tivas derivaciones, proyecciones, significados, aspectos y
enseñanzas. Por esta razón, antes de ser expuesta una
idea, conviene enfocar la mente, analíticamente, sobre el
sentido correcto de la misma. De esta forma se hará un
estudio más fecundo y se concebirán pensamientos más
precisos, para hablar con mayor claridad y exactitud.
Esa concentración será muy eficaz para preparar el
esquema o plan del discurso, el cual deberá comprender
solamente aquellos puntos que servirán de base para el
desarrollo del tópico. Recuérdese que el esquema es, en
realidad, el esqueleto de la exposición. Así como en una
construcción de una casa se erige primeramente la estruc­
tura básica e interna que habrá de dar solidez al edificio,
de la misma manera, el esquema debe contener las divi­
siones esenciales y fundamentales de la idea que ha de
ser expuesta.
Debe cuidarse, con gran esmero, que en todo el plan
prevalezca la unidad más completa y que todo el pensa­
miento se oriente hacia una conclusión definida y explí-
110 N. D. LA F U ER ZA

cita. La difusión, vaguedad o profusión, afectará la soli­


dez de la exposición, y debilitará su consistencia.
Es de gran importancia, ante todo,- definir exacta­
mente, el significado del pensamiento que se desea des­
arrollar. Toda idea, por sus múltiples asociaciones y de­
rivaciones, tiene una gran variedad de matices, y sugiere
distintas apreciaciones. Interprétese el pensamiento con
términos que reflejen, exactamente, lo ideado, y no se
acepte, definitivamente, la expresión elegida hasta que su
sentido no dé lugar a dudas.
El análisis que se hace a continuación sobre un mis­
mo asunto, pero con diferentes sentidos, servirá para pro­
bar la variedad de interpretaciones que sugiere una mis­
ma idea y la importancia de plantearla concreta y espe­
cíficamente, según el sentido que deba reflejar.

ANÁLISIS DE DIFERENTES IDEAS SOBRE


EL VOTO DE LA MUJER

Supongamos que se desea hablar sobre el voto de la


mujer. Este asunto se puede encarar desde diferentes pun­
tos de vista con gran variedad de conclusiones. Para que
la exposición sea clara y concreta y, por lo tanto, com­
prensible a los oyentes, se deberá fijar qué aspecto espe­
cial de la idea se desea exponer, y excluir aquellos pun­
tos que puedan distraer, confundir, desviar el pensamien­
to o causar reacciones falsas.
Consideremos cuatro aspectos de los muchos y dis­
tintos, tanto positivos como negativos, que ofrece este
asunto tan interesante, y veamos cómo se encararía la
exposición en cada caso.
el v ot o DE la Como tema, esta idea implica la
m u je r
consideración de lo que consti­
tuye el voto de la mujer, sus ventajas y sus consecuen­
cias, en sus diferentes relaciones sociales, políticas, mora­
les, económicas, personales, etc.
Permitirá hacer un análisis, casi sin fin, de cuanto
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 111

se relaciona con tal prerrogativa; como también se justifi­


caría relatar la historia del desarrollo del movimiento que
auspició la concesión de este derecho.
Dada la imprecisión del tópico, por cuanto no indica
orientación alguna de carácter conclusivo, podría abar­
car cuanto se refiere al voto de la mujer, ya sea en forma
positiva o negativa.
De no poseerse una mente bien disciplinada, sin du­
da alguna que, al ser desarrollado, se pecaría de profu­
sión y difusión.
Una frase sin verbo difícilmente puede tener una ex­
presión explícita o clara para ser expuesta con precisión.
la m u j e r En este caso importaría probar que la mu-
DEBE VOTAR jer tiene el deber de votar y sería preciso
aducir las razones y justificaciones sobre
las cuales se basa tal obligación, que podría ser considera­
da como moral, social, de humanidad, etc.; y se aportarían
todas las pruebas necesarias para justificar la necesidad
de que la mujer ejerciera ese deber cívico. Este tema no
permitiría mucha ampliación en consideraciones comple­
mentarias, por estar bien concretado y definido el sentido
conclusivo del mismo. En este caso, sólo cabe probar que
la mujer debe ejercer el derecho del voto.
LA MUJER e s TAN CIUDADANA En este plano de in-
com o EL h o m b r e y p o r lo terpretación, la idea
TANTO d e b e VOTAR que debería desarro­
llarse consistiría en
probar la identidad de ciudadanía que existe entre el hom­
bre y la mujer, sobre lo cual se fundamentaría el deber
de la mujer de votar.
Este tema excluiría las consideraciones de si es o no
conveniente el voto de la mujer, y otras que se basan en
una opinión más o menos imparcial. Lo que aquí impor­
taría demostrar es la justicia de que la mujer vote, en vir­
tud de la igualdad de atributos ciudadanos, entre hombre
y mujer. Este tema también plantea con precisión, la ra­
zón del fundamento lógico en que se basa este pensamien­
] 12 N. D. LAFUERZA

to, aduciendo el principio de que la mujer es tan ciuda­


dana como el hombre.
LA MUJER e s UN SER c a p a z Y En este caso, se con-
RESPONSABLE, Y, POR LO t a n t o , templa otro a sp ecto.
TIENE DERECHO AL VOTO Al exponer este tema,
sería preciso probar
que ia mujer es un ser responsable y capaz, y para ello
debería especificarse los méritos y cualidades que le ca­
lifican para ejercer el derecho del voto. Se tendrían en
cuenta sus valores morales y se harían consideraciones
analíticas de la mujer y de su capacidad para desempeñar
sus responsabilidades, También, en este caso, se plantea
el tema con carácter conclusivo.
Por lo expuesto se desprende cuán importante es de­
terminar exacta y categóricamente el sentido de la propo­
sición que ha de exponerse y la orientación que proyec­
tará.
Recuérdese siempre que conviene eliminar del dis­
curso todo lo que sea extraño al tema, y cuanto menos se
divague, se exceda en ampliaciones y se entre en minu­
ciosidades, más se facilitará la atención, el interés y la
comprensión del auditorio.
Recuerde siempre que cuanto más se dilucide el sen­
tido auténtico de la palabra más clara será la expresión
que se haga. Merece citarse lo que dice Paignon: “La pa­
labra hablada no es nunca más que lo que es la inteligen­
cia misma; de modo que si la actividad intelectual es va­
ga e indeterminada la palabra lo será también; si la ac­
ción de la inteligencia es clara y precisa, se hallará en
la palabra precisión y claridad. La vida del espíritu es
tan pronto floja, tan pronto viva, y marca así la palabra
con un sello de languidez o de energía. La palabra es la
inteligencia que se da a sí misma en espectáculo.”
PREPARACIÓN DEL P r e p á r e se por escrito , y p r e sé n te se
ESQUEMA a l p rofeso r, e n la p ró x im a r e u n ió n
de la c la se e l e sq u e m a d el te m a s i­
g u ie n te : L a lectura m e d it a d a e s l a m á s in s t r u c t iv a . H á ­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 113

gase la preparación de este esquema según las divisiones


sugeridas en la lección 3.
Este mismo asunto servirá para exponerlo en clase
en tres minutos. Concrétese ante todo en forma sintetiza­
da, la finalidad del tópico. No es necesario exponer mu­
chos puntos, ni agregar las ideas secundarias o comple­
mentarias. Los que se expongan, aunque pocos, conviene
que sean básicos y contengan los fundamentos del des­
arrollo del discurso.
Téngase especial cuidado en presentar las ideas clara
y progresivamente. Si están ordenadas lógicamente, el
discurso ganará en armonía.
Al final de este capítulo hallará un modelo del esque­
ma de este tema y se sugiere no verlo hasta que el alum­
no haya terminado el suyo.
l a s p r e g u n t a s com o Después de haber definido la
ELEMENTOS DILUCIDADO- conclusividad a que se quie-
re llegar, hágase una serie
r e s DEL p e n s a m i e n t o
de preguntas acerca de los
elementos integrantes del tema. Por ejemplo: ¿Para qué
se lee? ¿Son todas las lecturas instructivas? ¿Por qué con­
viene elegir las lecturas? ¿Qué es preciso para instruirse?
¿Cuándo es provechosa la lectura? ¿Qué se entiende por
meditación? ¿Cómo debe leerse para acompañar la lectu­
ra de la meditación? ¿Qué beneficio especial tiene la lec­
tura meditada? ¿Qué resulta de una lectura apresurada?
Pueden hacerse todas las preguntas que se desee, siem­
pre que tengan relación directa con el tema elegido, que
originen contestaciones iluminadoras sobre el desarrollo
del mismo y que sirvan para concretar pensamientos im­
portantes.
Dice Dupanloup: “La lectura de por sí muy poco
sirve. Es preciso leer con reflexión, meditar sobre lo que
se lee, darse cuenta de ello. Adquirir este espíritu de aná­
lisis es una costumbre de gran importancia, pues, de otro
modo, la lectura se escurre de la mente como el agua de
un cedazo. Y esta costumbre ha de aplicarse no sólo a la
114 N. D. LAFUERZA

lectura de las obras maestras, sino que también a la de


los artículos de revistas y periódicos.”
m étodo d e En cada división del esquema puede fi-
gurar un sólo punto o varios, pero debe
c o n s t r u c c ió n
cuidarse de que esté vinculado a los
otros, y que revele progresión en el desenvolvimiento de
la idea fundamental.
Enfoque su mente sobre el significado y proyeccio­
nes de este tema y deje que sus pensamientos broten al
estímulo de una concentración y atención continuada.
Piense en este tópico todos los momentos libres de
que disponga. Deje que lo acompañe y le persiga donde­
quiera que vaya; ese roce constante y esfuerzo mental
producirán chispas de luz radiantes que le inspirarán y
guiarán a conclusiones interesantes.
Una vez que considere terminado el esquema, estú-
dielo con miras a perfeccionarlo. Al día siguiente, corrí-
jalo, de modo que gane en claridad y consistencia; mejó­
relo, y no se dé por satisfecho hasta que le sea imposible
agregarle modificaciones adicionales.
Tenga presente que Demóstenes no tuvo reparo en
confesar el mucho trabajo que le había costado trazar el
plan de sus famosas filípicas, y que Platón era tan exi­
gente de sí mismo, en sus escritos, que redactó de nueve
modos distintos el primer párrafo de su República antes
de quedar satisfecho.
CUESTIONARIO
Por separado, conteste el siguiente cuestionario, con
la mayor exactitud posible, para ser entregado al profesor.
Huelga decir que la información solicitada habrá de ser­
vir de guía a éste para dirigir con mayor eficacia el pro­
greso de los alumnos.
1. ¿En cuántas horas preparó el esquema?
¿En este tiempo van incluidos todos los momen­
tos dedicados a obtener ideas para prepararlo?
2 . ' ¿Consultó alguna obra?
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 115

3 ¿Cuál fué su mayor dificultad?


4. ¿Cuántas veces escribió el esquema con nuevas
modificaciones?
5. Indique la fecha del comienzo de su preparación
y la de terminación.
6. ¿Tuvo alguna inspiración especial, y cuál fué?
Fecha y firma.
RECOMENDACIONES

1. Adopte el plan de elegir todos los días un tema y


hacer un esquema del mismo que comprenda so­
lamente unos cinco puntos o divisiones.
2. Acostúmbrese a definir exacta y precisamente el
sentido de frases y oraciones.
3. Observe en las conversaciones que escuche si se
interpreta concretamente el sentido de la idea ini­
cial con que se inició la conversación y notará
que es frecuente la desviación hacia tópicos muy
poco afines al original.

MODELO DE ESQUEMA DEL TEMA: LA LECTURA


MEDITADA ES MÁS INSTRUCTIVA

F in a l id a d
í Probar que se aprende más cuando
1 se lee meditativamente.
I n t r o d u c c ió n [ Importancia de leer con provecho.
Lá lectura debe rendir beneficio si
ha de representar una ventaja com­
pensadora y para ello es preciso leer
con meditación.
La meditación, cuando se lee, repre­
E x p o s ic ió n
senta la función correspondiente a la
digestión que sigue a la comida. Al me­
ditar se discierne y ese esfuerzo intelec­
tual es el que deja un saldo que enri-
. quece la inteligencia y la conciencia.
116 N. D, LAFUFRZA

¿De qué servirá distraer la mirada


por cientos de páginas de lectura si no
se retiene lo leído o no es convertido
D is c u s ió n
en capital intelectual o espiritual? El
linotipista lee mucho, pero no por ello
se beneficiará con lo leído si no medita.
La lectura fugaz sólo deja una sen­
sación de información que dura poco.
Leamos mejor, seleccionemos nues­
tras lecturas, meditemos sobre lo que
R e c o m e n d a c ió n , leemos, para entenderlo ampliamente
y adquirir mayor inteligencia, y, sobre
todo, leamos más con beneficio real.
La lectura debe significar una inver­
sión, de modo que el tiempo y la aten­
R esu m en ción que le dediquemos nos rinda com­
pensaciones de mérito. Si meditamos al
leer obtendremos derivaciones de in­
calculable eficacia práctica.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN Y

LOS ÓRGANOS QUE CONTRIBUYEN A LA FONACIÓN


CORRECTA Y EJERCICIO DE ARTICULACIÓN
A. Cavidades nasales. - Respírese
por la nariz.
B. Paladar. - El aire que se despi­
de debe ir dirigido a esa re­
gión.
C. Velo del paladar. - Debe evi­
tarse que el aire expelido se di­
rija a esa parte.
D. Lengua. - Debe estar libre de
toda rigidez y, con los labios,
tener un movimiento perfecta­
mente suelto.
B. Mandíbula inferior. Debe man­
tenerse en perfecta laxitud.
F. Laringe. - En ella se produce la
fonación. No la fuerce ni la
desplace al hablar.
G. Tráquea. - Canal del aire.
H. Pulmones. - El pecho debe per­
manecer elevado, sin rigidez, se
esté de pie o sentado.
I. Diafragma. - Al aspirarse debe
presionar hacia abajo, y al es­
pirarse debe elevarse.
J . Trompa de Eustaquio. - Para el
oído.
K. Faringe o parte superior de la
garganta. - La garganta debe
estar abierta, sin contracción
alguna.
L. Frente de la boca. - Aquí debe
sentirse el tono de la voz.
118 N. D. LAFUERZA

Para una comprensión concreta de la relación de es­


tos órganos entre sí, los dividiremos en cuatro secc'ones
principales:
1. La nariz. 3. La garganta.
2. La boca. 4. Los órganos de la respiración.
Con la nariz y la boca se relacionan las siguientes
partes:
a) cavidad nasal
b) labios
c) dientes
d) paladar
e) velo del paladar
f) úvula
g) lengua
Con la garganta se relacionan las siguientes:
a) la faringe
b) la laringe, que contiene las cuerdas vocales y los
ventrículos
c) la tráquea o canal del aire
d) esófago
e) epíglotis
La faringe es la cavidad situada detrás de la boca y
da paso al aire por dos conductos: la boca y la nariz.
La laringe, algunas veces llamada nuez o bocado de
Adán, en la cual se encuentran las cuerdas vocales y los
ventrículos; es el aparato de la fonación.
Las cuerdas vocales son repliegues elásticos que ha­
cen vibrar el aire, produciéndose así la voz. Cuando no
se habla las cuerdas vocales se aflojan y quedan en con­
dición laxa, pero en cuanto hablamos, se ponen rígidas
y estiradas, reduciéndose el espacio entre ellas. Cuanto
más pequeño es ese espacio, más alta es la nota que se
produce.
Los ventrículos son cavidades situadas entre las ver­
daderas y las falsas cuerdas vocales en cada lado. Por me­
dio de su desarrollo es como se consigue el timbre agra­
dable, que tanto hermosea una voz.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 139

DESCRIPCIÓN GRÁFICA DE LA LARINGE

A . — A l p ro d u cirse u n a n o ta a lta .

B. — D u ra n te la re sp ira c ió n n o r­
m al.

C. — D u ra n te la re sp ira c ió n p ro ­
fu n d a .

d. — B ase de la len g u a.
e. — P a rte su p e rio r de la epiglo-
tis.
e ’.— P a r te in fe rio r de la epig lo tis.
f. — C u erd as vocales.
g. — C u erd as vocales fa lsa s.
h. — F re n te p a rie ta l de la fa rin g e .
i. — C a rtíla g o a riten o id es.
k. — F re n te de la trá q u e a .

Están relacionados con el aparato respiratorio:


a) los pulmones
b) el diafragma
c) las costillas inferiores
“El diafragma es un músculo delgado y liso que se­
para la cavidad torácica del abdomen, una especie de bó­
veda que desciende sobre el aparato abdominal y estira
los pulmones verticalmente, entrando, entonces, en éstos
el aire, por la respiración”.
EJERCICIO DE ARTICULACIÓN
Un pensamiento expresado sin acento claro, por bue­
no que sea, pierde su mérito y deja de beneficiar o influir
en la extensión de sus posibilidades. Pensar claramente
es un consejo digno de ser seguido, pero hablar con cía-
120 N. D. LAFUEEZA

rielad debiera ser un precepto que obligara a todos por


igual.
Se habla, por lo general, con mucho descuido y de­
jadez, y la pronunciación de las palabras es casi siempre
imperfecta y deficiente. Es muy común hablar con los
labios casi cerrados, como si doliera soltar las palabras.
Este defecto es resultado de un mal hábito, y para corre­
girlo, es preciso sustituirlo por otro hábito, que se ajus­
te a la forma conveniente.
Para producir un sonido puro y claro se requiere, pri­
mero, dirigir bien la función mecánica de los labios, man­
díbula y lengua.
Coloqúese ante un espejo, hable por unos momentos
y fíjese si abre bien la boca y pronuncia con un movi­
miento de labios que facilite una enunciación clara. ¿Se
mueve la lengua con agilidad y presteza? ¿Le da a la
pronunciación de cada sílaba el valor individual?
Con el fin de habituarse a una pronunciación más
clara mediante una gimnasia de los tres miembros citados,
lea diariamente, durante la semana que corresponde a es­
ta lección, el ejercicio que se indica en esta sección, si­
guiendo estas intrucciones:
1. Lea sin hacer sonido alguno, pero moviendo los
labios, lengua y mandíbula. Cuanto más ejercite
estos miembros con movimientos exagerados, me­
jores serán los resultados.
2. Repita la lectura, pero en voz baja, procurando
que el aliento, al salir golpee el paladar y no el
velo del paladar.
3. Lea nuevamente, pero en alta voz, escuchándose
a sí mismo, y procurando pronunciar las palabras
con toda claridad. Preste atención a las termina­
ciones de las palabras.
Siguiendo las instrucciones precedentes y procurando
que tanto la lengua, como los labios y la mandíbula se
muevan con toda elasticidad, lea pausadamente lo si­
guiente:
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 121

LA VOZ y LA ACCIÓN ORATORIA


“Pero de todo lo que contribuye al uso y buen éxito
de la acción oratoria, la voz, sin duda, obtiene la mayor
parte. Una buena voz es lo primero que hemos de desear;
después, cualquiera que ella sea, debemos conservarla y
fortalecerla. Mas cómo habremos de cuidarla, es asunto
ajeno de los preceptos que discutimos: lo que podré decir,
en verdad, es que la cuidemos con mucho esmero. Pero
lo que parece ajeno del asunto de nuestra conversación,
es lo que observé poco antes: que en infinidad de cosas
lo que es sumamente útil, también es, no sé de qué modo,
lo más agradable.
Nada en efecto más útil para sostener la voz que la
reiterada variación de sus modulaciones; nada tan per­
judicial como la entonación forzada y uniforme. ¿Qué
cosa hay más propia para deleitar nuestros oídos y dar
más suavidad a la acción que la variedad y mudanza del
sonido de la voz? Así es que el mismo Graco (como puede,
Cátulo, decírtelo tu cliente Licinio, persona instruida y
que fué esclavo y amanuense de aquel orador), siempre
que arengaba al pueblo solía ocultar detrás de sí a un
músico diestro, el cual con una flauta de marfil le daba
rápidamente el tono conveniente, ya para hacer levantar
la voz, si la bajase mucho, ya para que la disminuyese,
si demasiado la forzase. — C icerón .
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN VI

CÓMO RECORDAR UN DISCURSO


IM P O R T A N C IALa memoria es la facultad que, como
D E LA M E M O R IAsirvienta de confianza entrega a la
mente el recuerdo de algún conoci­
miento, idea, dato, palabra, hecho, etc., cuando llega el
momento u ocasión de tener que evocarlo. Tal sirvienta
será más fiel y rápida en su servicio si se le adiestra a
sistematizar y regular su trabajo.
De acuerdo con la “Estadística del Olvido” compu­
tada por Ebbinghaus, media hora después de que hemos
aprendido algo, olvidamos la mitad. Olvidamos mucho
más en los primeros treinta minutos, que en los treinta
días subsecuentes a aquel en que hemos aprendido al­
guna cosa nueva.
No siempre se requiere esfuerzo para recordar. Se
recuerdan muchas cosas casualmente, y ocurre, con fre­
cuencia, que olvidamos lo que deseamos fijar en la mente.
Al orador le conviene vigorizar su memoria por un
adiestramiento persistente en recordar y una voluntad
que incansablemente se ejercita en aumentar el poder de
la memoria propia. Fácil será conseguir esa destreza si
la función de retener es dirigida con precisión y método.
La memoria es de gran importancia en el progreso
personal. Dice el psicólogo William James: “El hombre
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 123

que recuerda lo que aprende es el que progresa y avanza,


mientras que sus vecinos, gastando mucho de su tiempo
en retener de nuevo lo que aprendieron previamente, por
haberlo olvidado, simplemente se mantienen en el mis­
mo puesto de siempre”. Dice Charles Richet: “La me­
moria es la más importante de todas las funciones psíqui­
cas. Sin memoria, no existe nada en la inteligencia: ni
imaginación, ni juicio, ni lenguaje, ni conciencia. La me­
moria es la piedra angular del edificio intelectual.
La habilidad para recordar, según el doctor Bisch, de­
pende principalmente de tres factores: Lo reciente que
haya sido el estímulo, la intensidad del estímulo y la
repetición del estímúlo. Cuanto más se ponen en juego
los medios para retener lo visto, oído o pensado, más se
facilita el poder de la memoria.
FACTORES b á s ic o s Cuatro factores sirven decisivamen-
D E LA M E M O R IA te para organizar la memoria y do­
tarla de mayor poder y eficacia y
son: la concentración, la repetición, el recuerdo y la aso­
ciación.
Por ésta la mente excluye de su
LA C O N C E N T R A C IÓ N
atención todo otro asunto ajeno a
la materia que se desea recordar y si es intensa, profunda
e interesada la impresión será mayor y se evocará con
más facilidad. Es de suma importancia que ese esfuerzo
se concentre en lo que es verdadero, auténtico y que se
posea la habilidad de distinguir y apreciar con exactitud
y claridad.
Un cristal convexo colocado de forma que reciba los
rayos solares concentrados en un punto del mismo pro­
ducirá un calor tan intenso que quemará lo que se le
coloque debajo. Una mente común disciplinada en el
esfuerzo concentrado es capaz de resultados superiores e
impresionantes.
Un profesor de psicología, para probar la facultad ob­
servadora de sus alumnos hizo el siguiente experimento.
Mezcló en una taza, kerosene, mostaza, vinagre y harinas.
124 N. D. L AFUERZA

Sosteniendo la taza en una mano, metió un dedo en ella,


y, al parecer, se lo llevó a la boca. Luego recomendó a
los alumnos que repitieran lo mismo que él hizo. Todos
metieron el dedo en la taza y se lo llevaron a la boca,
sufriendo la consiguiente sensación desagradable que pro­
ducía aquella poción detestable. Al terminar el experi­
mento, el profesor les dijo a sus alumnos que él había
metido un dedo en la taza y se había llevado otro a la
boca, lo cual ellos habían dejado de notar, y así les con­
venció de que ellos no habían observado los movimientos
de los dedos del profesor con la atención debida.
Es digno de notarse cómo se despilfarra el poder de
la memoria por no someterla a un método que la orga­
nice y aumente su eficacia. Todos los días leemos diarios
y revistas y si alguien por la noche nos preguntara si
recordamos algún título de las muchas noticias que he­
mos leído no podríamos contestar aceptablemente. Se
lee apresuradamente, con avidez de conocer lo que sigue,
sin concentración, es decir por el prurito de satisfacer
el anhelo de ciertas emociones que nos piden más y más
excitación.
Durante el día, a pesar de que delante de nuestros
ojos se suceden diferentes exhibiciones, acontecimientos,
cosas, incidentes y nos relacionamos con distintas per­
sonas, cuán poco queda grabado de todo eso en la mente;
algo parecido ocurre con lo que llega al oído, y sucede,
no pocas veces, que retenemos lo insignificante o lo efí­
mero por alguna fuerza emotiva que nos impresiona y nos
somete a su influencia.
Si la memoria ha de ser una buena colaboradora
que ayude a exponer el pensamiento eficiente y persua­
sivamente es necesario adiestrarse a practicar la concen­
tración dejándose impresionar mejor por lo que interesa
fijar en la mente. Abandónese el hábito de la distracción
y la tendencia a ceder ante las influencias desanima­
doras.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 125

la repetición Así como al trazar una línea con un


objeto punzante sobre una superficie re­
petidamente se ahonda cada vez más la profundidad de
la parte marcada, de la misma manera, cuanto más se
repite mentalmente una palabra, frase e idea más queda
impresa en la memoria.
La repetición de lo que ha de ser memorizado debe
realizarse sin precipitación y con la mente libre de pre­
ocupaciones o de impaciencia. En cuanto se produzca al­
guna tensión se reduce la eficacia del esfuerzo por rete­
ner. Se han hecho experimentos de laboratorio y se ha
probado que la tensión mental producida por excesiva
avidez de lograr los resultados anticipados detiene el pro­
ceso de memorización. Confíe en la eficacia de su me­
moria, piense sólo en lo que está repitiendo y cuando
sienta un poco de cansancio o le parezca más difícil
retener lo que quiere memorizar, abandone la tarea y des­
canse un rato. La laxitud que se producirá en su cerebro
le será ventajosa.
Cuando se entregue a repetir algo que quiere recordar
hágalo en el momento más propicio y cuando nada le
distraiga de tal empeño. Una autoridad en la materia
asegura que el mejor tiempo para memorizar es antes
de acostarse por la noche.
La eficacia de la repetición será mayor si después
que ésta ha sido aplicada a algo se pone a prueba el
progreso alcanzado tratando de recordar lo repetido.
RECUERDO El acto de recordar es la evocación de lo
que previamente se ha impreso en la mente.
El recuerdo es fecundo cuando forma el hábito de traer
a la memoria hechos y cosas que parecen remotos y de
difícil retención, por no acudir a ella con la prontitud
deseada. ,,
El recuerdo será más activo y rápido si persistimos
en el esfuerzo de recordar. Dice un autor: “Para impre­
sionar no se necesita esfuerzo, para recordar sí”. Aunque
al principio parezca difícil obtener resultados inmediatos,
persístase en el ejercicio de la evocación, por todos los
126 N. D. LA F U E RZA

medios posibles de asociación. Muéstrese propicio al re­


cuerdo y lo conseguirá. Tenga confianza en su memoria
y hágala responsable. Su decisión y energía impulsarán
la actividad de su subconciencia, obteniendo de ella su
cooperación.
Es experiencia general que olvidamos cuando no es­
tamos interesados. Mantengamos un interés vivo y dili­
gente y adquiriremos el hábito de recordar con prontitud.
A SO C IA C IÓ NDice Fouillé: “El dios inspirador de la elo­
cuencia no es sino la marea ascendente de
las asociaciones, en la cual todas las ondas nerviosas,
bajo la atracción de una fuerza común, se levantan y se
arrastran en la masa palpitante del cerebro’’.
El reconocimiento opera asociando las relaciones que
puedan existir o que tengan contacto de alguna forma.
Supongamos que se desea hacer tres cosas: comprar tinta,
ver a un amigo a las tres de la tarde, y comprar tres
entradas para el teatro. Asociando la hora de la cita
con el número de entradas y la tinta con la obscuridad
que reina a las tres de la mañana, obtendremos asociacio­
nes que facilitarán el recuerdo de llevar a efecto tal pro­
pósito.
Para recordar fechas, números o cantidades, la aso­
ciación formada con otras relaciones nos ayudarán con
gran eficacia.
Un alumno de este curso, estudiante de derecho, para
recordar fechas históricas, las asociaba con la numera­
ción respectiva de casas en la calle por la cual pasaba
todos los días. A cada fecha asociaba algún edificio parti­
cular con numeración idéntica al año que deseaba recor­
dar, lo cual grababa indeleblemente en su mente el re­
cuerdo de la fecha respectiva.
La imaginación contribuirá eficazmente a formar aso­
ciaciones que mejorarán el trabajo de la memoria. Dice
un autor: “Las imágenes almacenadas en el espíritu pue­
den, en un momento dado, surgir en la conciencia, reapa­
reciendo evocadas por una sensación o por la voluntad”,
Cuanto más chocantes y grotescas parezcan las reía-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 127

ciones formadas, más nos ayudarán a recordar. Si hemos


de comprar un peine, al fijar la idea de tal compra,
pensemos en todo lo que es agudo y afilado, como ser
agujas, clavos, alfileres, etc., y si la impresión fué viva,
esa asociación, como sierva atenta y servicial, nos avisará,
cada vez que veamos un clavo, aguja, alfiler u otro objeto
punzante, que debemos comprar un peine.
l a MEMORIA Y EL Cuando un orador habla ante un
esfu er zo m en ta l auditorio, si su memoria está bien
organizada, su esfuerzo mental re­
cibe un gran alivio. Las oportunidades para distraerse
en tal momento son muchas. Todo orador tiene la expe­
riencia de que, mientras habla, le asaltan toda suerte de
pensamientos e ideas sobre el tema que expone, y si no
recuerda bien lo que tiene que decir, inevitablemente se
confundirá y se perderá en un mar de digresiones y con­
fusiones.
Además, la misma emoción, e inspiración del orador
como el estado general físico y psíquico de éste, la actitud
del auditorio y la posible ocurrencia de algún incidente
y otras influencias imprevistas pondrán a prueba el po­
der de la memoria, y si ésta no es firme y bien amaes­
trada, de poco servirá el esfuerzo mental que se haga
para salir airoso del momento crítico.
m e m o r ia DE IDEAS Y El orador debe cultivar la me-
MEMORIA DE p a l a b r a s moría de ideas y de las rela­
ciones afines que éstas tienen
con otras; necesita recordar las proyecciones de sus reco­
mendaciones, los contrastes de ideas opuestas, y las ense­
ñanzas y significados de lo que apoya. Debe orientar su
inspiración hacia conceptos elevados y de trascendencia
basados en fundamentos y principios. Es decir, debe te­
ner fijos en su mente los rumbos importantes del inte­
lecto, para que en un momento dado sepa la dirección
que debe tomar al hablar acerca de algún tema.
Deben fijarse en la mente ideas y pensamientos con
definiciones e interpretaciones propias. Dice Condillac:
128 N. D. LAFUERZA

“El que únicamente sabe de memoria, no sabe nada”.


Baltasar Gracián ha dicho: “Son los dichos y hechos aje­
nos en una fértil capacidad semillas de agudezas, de las
cuales, fecundando el ingenio, multiplica cosechas de:
prontitudes y abundancia de agudezas”. La mente debe'
enriquecerse precisamente en esta capacidad tan impor­
tante: sacar de la esencia de expresiones ajenas extracto
para ideas propias.
No se recargue la memoria excesivamente con frases,
citas, definiciones y expresiones textuales. Concentrar la
memoria en palabras y frases de otros, es reducir la me­
moria de ideas y pensamientos propios.
CAPITAL DE i d e a s Y La memoria forma el capital de
DE CONOCIMIENTOS conocimientos e ideas que cons­
tituye una reserva de gran A^alor.
El intelecto se enriquece con tal reserva y le da al orador
abundantes recursos para expresar sus opiniones e inter­
pretaciones.
La memoria almacena todo ese cúmulo de conoci­
mientos e informaciones que están a la disponibilidad
del orador y que sirven tanto en el momento de preparar
el discurso como en el de iniciarlo.
Nunca debe cesar el incremento del capital de ideas,
y, cuanto más diverso, amplio y caudaloso sea. mayores
serán los medios para darle al discurso valor y mérito.
Cómo RECORDAR LAS Las partes de un d iscu rso
PARTES DE UN DISCURSO constituyen la armazón de
una idea a ser expuesta, con­
viene recordarlas sucesiva y progresivamente, y para evi­
tar confusiones y olvidos se entrelazan en forma que
su combinación comprenda un sentido concreto y sinte­
tizado.
Supongamos que he de hablar sobre el tema: La edu­
cación es esencial al progreso de los pueblos, y que di­
vido el discurso en las siguientes partes principales:
1. ¿Qué es educación?
2. La influencia de la educación en el individuo.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 129
i
3. La educación contribuye a formar conciencia so­
cial.
4. La educación difunde el adelanto en los diferen­
tes grupos sociales.
5. La educación estimula el deseo del mejoramiento
personal y colectivo.
6 . La educación es fuerza que apresura los aconte­
cimientos de progreso y adelanto con orientacio­
nes sabias y certeras.
Para recordar todas estas partes, reuniremos las pa­
labras consideradas como llave del pensamiento encerra­
do en cada parte; así, pues, de la 1 elegiremos Educación;
de la 2 Influencia; de la 3 Formar conciencia social; de la
4 Difunde adelanto; de la 5 Estimula mejoramiento, y de
la 6 Apresura acontecimientos. Para que todas estas pa­
labras tengan sentido gramatical, se forma una oración
arbitraria, por supuesto, con todas ellas que se expresará
así: f*!
Educación (es) influencia (para) formar conciencia
social (para) difundir adelanto (y) estimula mejoram'en-
to (y) apresura acontecimientos de progreso.
Memorizando esta frase, será fácil recordar las dife­
rentes partes del discurso lo cual servirá de guía a- la
memoria.
EL o l v id o MOMENTANEO E n e l m o m e n to d e h a b la r an-
Y CÓMO RESOLVERLO te o tros la fu erza e m o tiv a es
más intensa y arrolladora y
cualquier incidente, distracción o interrupción puede in­
fluir para dejar la mente huérfana de ideas y aun de
palabras necesarias para la exposición.
Conviene cuando esto ocurre, hacer una respiración
profunda y recordar el tema que se desarrolla, y, sobre
todo, no interrumpir la exposición, ni dar a entender
que se pasa por una situación apremiante. Si se exhibe
turbación o nerviosidad se dará cuenta el auditorio y,
entonces, por reflejo, sentirá el orador una mayor con­
fusión. Sígase hablando sobre algún punto referente al
tema. Si no se interrumpe la exposición con toda proba­
130 N. D. LAFUERZA

bilidad los oyentes no notarán la digresión y ese ánimo


valiente y esforzado del expositor por continuar le ani­
mará a recuperar el equilibrio y así recordar de nuevo el
asunto olvidado.
Cuando la mente entra en un estado de tensión se
produce en las vías cerebrales una congestión que requie­
re, ante todo, mover el tránsito de ideas y una vez se
ponen éstas en movimiento pronto llegan las que inte­
resaba recordar y trasmitir.
El orador debe estar siempre preparado para cada
eventualidad a que está expuesto, y para ello debe contar
con una organización anímica que le salve de reacciones
violentas o categóricas que sumen en la derrota aun antes
de empezar la batalla.
Evítese desviarse demasiado del tema que se discute
y si se activa el recuerdo del plan original, con toda
probabilidad la idea relacionada con el último punto
que quedó en suspenso volverá a la mente.
Cultívese la memoria, estimulando la capacidad para
la asociación de ideas y la de relaciones entre las cosas,
lo cual nos ayudará a simplificar el trabajo de la memo­
ria y a aumentar su eficacia.

EJERCICIOS DE MEMORIZACIÓN
Memorícense los pensamientos comprendidos en esta
sección, uno por día, como se indica, durante la semana
que corresponde a esta lección.
Medítese sobre las preguntas que se hacen y trátese
de ampliar su contestación mental lo más posible.
La concentración que se haga para retener en la
memoria los pensamientos y contestar las preguntas ser­
virá para habituar la mente a un ejercicio sumamente
eficaz.
LUNES

“A medida que te venga un pensamiento a la imagi­


nación, considera, a ser posible, su naturaleza, su carác­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 131

ter m ora l y la p a rte d e v e r d a d q u e p u e d a c o n te n e r ”. M a s ­


co A u r e l io .
¿Duda usted de las cosas o las acepta, en general,
sin examinarlas y cerciorarse de que las comprende y
que se avienen a la verdad?
¿Le asaltan a usted, con frecuencia, pensamientos
que enriquecen su juicio y conocimiento?
¿Qué es verdad?
MARTES
“La elocuencia da vida a todo, en las ciencias, en los
negocios, en la conversación, en la composición, en les
mismos placeres; nada puede triunfar sin ella. Se burla
de las pasiones de los hombres; las subleva, las calma,
las empuja y las decide a su gusto; todo cede a su voz,
ella sola es, en fin, capaz de alabarse dignamente”. V au -
VENARGUES.
¿Cómo puede la elocuencia influir en todo?
¿Tiene usted influencia sobre otros?
¿Está usted decidido a influir en otros sin permitir
que nada le quite ímpetu a su influencia, energía y
valor?
MIÉRCOLES
“Hay aristocracia natural cuando el esfuerzo de las
mentes más aptas converge a guiar los comunes destinos
de la nación. No es prerrogativa de los ingenios más
agudos, como querrían algunos, en cuyo oído resuena co­
mo un eco esa “aristocracia intelectual” que fué la qui­
mera de Renán. En la aristocracia del mérito corresponde
tanta parte a la virtud y al carácter como a la inteli­
gencia; de otro modo, sería incompleta y su esfuerzo in­
eficaz”. J o sé I n g e n ie r o s .
¿Se esfuerza usted por mejorar su intelecto?
¿Encuentra gusto en aprender nuevas cosas?
¿Qué mérito le concede usted al poder intelectual?
132 N. D. LAFUERZA

JUEVES

“S iem b ra u n a a c c ió n y re c o g e rá s u n h áb ito; siem b ra


u n h á b ito y r e c o g e rá s u n carácter; siem b ra u n carácter
y re c o g e rá s e l d e s tin o .” A n ó n .
¿Está usted formando el hábito de hablar con clari­
dad y con expresión libre y sin titubeos?
¿Se corrige usted cada día, de algún defecto de len­
guaje?
Concéntrese siempre mientras habla y hable con cau­
tela.
VIERNES

“El éxito llega por un proceso mental perfectamente


científico. El hombre que aspira al éxito, primero cree en
el éxito y que está por llegar. Tiene fe en Dios, fe en sí
mismo y fe en su habilidad. Se imagina su futuro y nun­
ca cambia tal imagen.” G. E. G u n n .
Mantenga siempre viva la fe en su capacidad y ha­
bilidad para hablar mejor.
Aumente su habilidad por medio de la práctica. Re­
cuerde que usted debe triunfar.
¿No le complace que sus amigos, asociados y perso­
nas con quienes se relaciona social o comercialmente,
le admiren y piensen bien de usted?
Creer decisivamente es la mitad de la batalla.
SÁBADO

“Fija tu mente en una cosa a la vez. Interésate en


lo que haces. Con persistencia trabaja por una finalidad
definida. Aplícate diligentemente. Deja que el deseo de
triunfar te obligue a concentrar con todas tus fuerzas
en el trabajo del momento.” K leiser .
¿Puede usted concentrar su atención sin distraerse?
Propóngase mejorar su concentración y practique,
cada día, dedicando su tiempo a la consideración de algo,
con exclusión de todo pensamiento ajeno a la idea en es­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 133

tudio. Por ejemplo, si piensa en los beneficios de la pren­


sa diaria, mientras medita sobre ello, excluya todo otro
pensamiento ajeno a tal idea.
¿Llega usted a la realización de sus planes sin que
se debilite su voluntad?
DOMINGO
“Yo soy un decidido creyente en la suerte. Cuanto
más me esfuerzo, más me favorece.” Coleman Cox .
¿Se somete usted fácilmente a las veleidades de las
circunstancias, sin oponer resistencia?
¿Influye mucho en usted la creencia en la suerte,
como factor definitivo y absoluto en la vida del ser hu­
mano?
¿En qué confía usted más, en sus propias fuerzas, o
en la suerte ciega y arbitraria?
PARA PRACTICAR EN CLASE
El estudiante hablará, durante tres minutos, sobre
un tema elegido por él mismo, o sobre uno que más le
agrade de los siguientes, en forma positiva o negativa.
1. La calle de esta ciudad que más me atrae.
2. ¿Es el teatro más interesante que el cine?
3. Los beneficios de la propaganda.
4. ¿Qué ideales son los más recomendables?
5. ¿Tiene el dinero poder máximo sobre los hombres?
6 . La revista que más me agrada.
7. Los deportes contribuyen a mejorar a la huma­
nidad.
8 . La educación es poderosa para dignificar al hom­
bre.
9. El estudio es un gusto que se adquiere.
10. La voluntad requiere estímulos que la impulsen.
134 N. D. LAFUERZA

RECOMENDACIONES

a) Si habla ante una mesa no descanse las manos so­


bre ella ni se recueste sobre la misma. Descanse
sobre sus propios pies y no se debilite buscando
bases que le roben ímpetu y confianza.
b) No tenga nada en las manos cuando hable, porque
sin darse cuenta jugará con ello o lo manoseará
indebidamente, de lo que resultará que su audi­
torio se distraiga con perjuicio de los resultados
que usted desea lograr.
c) Rehúse copa y agua cuando se las ofrezcan en el
momento de hablar. La costumbre de beber agua
durante el discurso obedece a un estado de ner­
viosidad. Si se produce el tono de voz debidamen­
te no debe sentirse sequedad en la boca o en la
garganta. Respire hondo, confíe más en usted,
mantenga su cuerpo en laxitud y no necesitará
tomar líquido alguno cuando hable ante un audi­
torio.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN VI

LA RESPIRACIÓN CORRECTA
Fundamentalmente, respirar es vivir. La respiración
correcta es esencial para una salud robusta y vigorosa.
Podemos pasar hambre y sed, por horas y días, pero no
podemos pasar más de unos minutos sin respirar.
El Dr. Me Keen Catell explica que la palabra psico­
logía significa, literalmente, “ciencia de la respiración”.
Los griegos asociaban la respiración a la vida misma. Así,
la ciencia de respirar se transformó en la ciencia del alma.
“Cien respiraciones profundas por día” es la receta
de un médico contra la tuberculosis. Voltaire ha dicho:
“Una buena parte de las enfermedades del hombre puede
ser exhalada o eliminada por medio de la respiración”.
En la respiración ordinaria, apenas se renueva el
diez por ciento del aire pulmonar en cada movimiento-res­
piratorio. Cuando se respira profundamente el porcen­
taje de renovación es mucho mayor.
La cantidad de aire que necesita un adulto normal
varía considerablemente, según sus actividades. Por cada
100 pies cúbicos de aire que se aspiran en una postura
acostada, una persona aspirará 178 mientras está de pie,
y 244 mientras anda.
Según un autor, en una hora, un adulto necesita un
136 N. D. LAFDERZA

volumen de aire doble del de su propio cuerpo, o sea,


término medio, 800 litros. En 24 horas necesita alrede­
dor de 19.000 litros. Respiramos 18 veces por minuto y
26.000 cada 24 horas.
APARATO N EU M ÁTICO

FSN Fosas nasales T Tráquea


FN Faringe nasal B Bronquios
FG Faringe gutural
L Laringe AP Alvéolos pulmonares
Dice un autor: “Cuando el oxígeno entra en contacto
con la sangre, se une con la hemoglobina y llega a cada
célula, tejido, músculo y órgano, vigorizándolos y forta­
leciéndolos; reemplazando las células y tejidos gastados,
por nuevos materiales que la naturaleza transforma para
su uso”. ¡ -
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 137

Él estómago dejará de funcionar debidamente a cau­


sa de una respiración imperfecta. El alimento necesita ab­
sorber el oxígeno de la sangre antes de ser digerido y asi­
milado, y si la respiración es deficiente, tanto la digestión
como la asimilación sufrirán quebranto.
Un autor ha calculado que, si las células de aire de
los pulmones se extendieran contiguamente, cubrirían
una superficie de 1328 metros cuadrados. ¡Cuán impor-
1i

tante es llenar esas células con abundancia de oxígeno!


Muchas enfermedades y complicaciones pueden atri­
buirse a una defectuosa respiración; en cambio, grandes
y permanentes son los beneficios que se experimentan
cuando se respira adecuadamente. La resistencia y vigor
personales están íntimamente relacionados con la respi­
ración.
La naturaleza es excesivamente generosa y pródiga
en proporcionarnos ilimitada abundancia del alimento
etéreo y no exige mayor esfuerzo que un movimiento co­
rrecto de la caja torácica.
Además del beneficio fisiológico de la respiración co­
138 N. D. LAFUERZA

rrecta, debe considerarse la importancia que ésta tiene


para la formación y producción de una voz sonora, llena,
redonda, rica, potente y agradable al oído. La voz es un
auxiliar poderoso del orador, si la desarrolla a su máximo
poder.
Para respirar correctamente conviene habituarse a
una serie de ejercicios fáciles que nos permitirán reali­
zar esa función mejor y con mayor beneficio para la voz.
A continuación, se ilustra cómo funciona la caja torá­
cica al impulso de la respiración.
La figura número 1 muestra, en esquema, el corté
del frente de la caja torácica, indicando la posición del
esternón (NO 1) del diafragma (NO 3) y de las costi­
llas (NO 4).

La figura número 2 muestra el corte, de lado, e in­


dica la posición de las costillas (NO 2 ) y del diafragma
(N<? 3).
Nótese que el contorno de cada figura representa la
posición al espirar, y el trazado en puntos indica la ex­
pansión durante la aspiración.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 130

El ensanche de la caja torácica permite la entrada


de oxígeno en los pulmones en mayor o menor abun­
dancia, según el hábito que se haya formado en la res­
piración. A fin de normalizar la entrada más abundante
de tan esencial elemento, lo que permitirá facilitar el me­
joramiento de la voz, se recomienda la práctica diaria del
ejercicio de esta lección.
Para darle a la voz un tono lleno y vigoroso, debemos
adiestrarnos y perfeccionarnos en la respiración diafrag-
mática. Nótese en la figura N<? 1, por el contorno de los

Nunca adopte esta posición, La respiracióndiafragmática


al respirar, por impedir la se produce al bajar el dia-
respiración completa. fragma, que forma mayor
vacíe para que entre más
aire en los pulmones.
puntos, la posición que toma el diafragma cuando se aspi­
ra; cómo se achata hacia abajo y se extiende hacia los
lados. Respiremos diafragmáticamente y habremos dado
los primeros pasos para mejorar la voz.
El achatamiento del diafragma, como preparación
para el control de la respiración, es un recurso que los
cantores de la escuela clásica han usado y usan, desde
cientos de años, para facilitar el canto.
140 N. D. LAFUERZA

Usted mismo puede cerciorarse si respira correcta­


mente. Haga esta prueba: Siéntese holgadamente, colo­
que sus pulgares en los huesos salientes de la pelvis en
las caderas y extienda los otros dedos alrededor de la
cintura hacia atrás, Esto le permitirá sentir el ensan­
chamiento gradual de los músculos inferiores de la es­
palda, si usted respira profundamente. En caso de que
no se produzca tal ensanchamiento, es prueba de que su
respiración es deficiente e insuficiente.

Mientras la parte inferior E x p a n sió n to rá c ic a m ie n tra s


del abdomen se contrae, du­ se llenan de aire los pul­
rantela aspiracióncompleta, mones
la parte superior torácica se
ensanchapara dar mayor ca­
bidade aireen lospulmones.
EJERCICIO
Acuéstese de espalda y respire profundamente. Note
que la parte central de su cuerpo es la que más se en­
sancha. En esta posición, usted no mueve los hombros
y, sin darse cuenta, sus movimientos de respiración son
más intensos.
Note también cómo sus costillas y pecho tienden a
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 141

ensancharse. Respire nuevamente, tratando de absorber


la mayor cantidad de oxígeno y observe cómo se expande
la caja torácica. Usted descubrirá, en contraste, que cuan­
do está de pie y durante el día, su respiración es menos
intensa y quizás imperfecta. Es muy común la respiración
del pecho para arriba y con movimiento de los hombros,
defecto que debe corregirse.
Todas las noches, por espacio de cinco minutos, en
la posición ya citada, al tiempo de acostarse, respire pro­
fundamente y con lentitud, procurando que la aspiración
sea completa.
Durante el ejercicio de la respiración diafragmática,
aléjese de la mente toda preocupación y concéntrese la
atención en respirar profundamente. Hágase el mismo
ejercicio por la mañana antes de levantarse.
Si se hacen estos ejercicios con toda atención y fi­
delidad, se notará que todo el cuerpo recibe un gran des­
canso y los nervios tienden a aquietarse. Con frecuencia,
estos ejercicios precipitarán el sueño por la noche, mien­
tras que, por la mañana, estimularán el deseo de la
actividad.
Como resultado práctico de estos ejercicios, se adqui­
rirá el hábito de respirar correctamente, o sea, diafrag-
máticamente.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN VII

EL AUDITORIO Y EL DISCURSO

UN AUDITORIO Diferentes y variados son los motivos


que inducen a las personas a congresar-
se para oír la disertación sobre alguna materia. La cu­
riosidad, la avidez de aprender, el anhelo de confirmar
creencias, los prejuicios o convicciones, el ánimo de criti­
car, el propósito de ofrecer oposición, la necesidad de in­
formarse, etc., pueden ser, entre otras, las finalidades más
influyentes.
Un conjunto de personas está integrado por indivi­
duos que se diferencian en disposición, actitud, mentali­
dad, temperamento, creencias, preparación intelectual,
cultura general, condiciones físicas y psíquicas, vicios,
virtudes, etc. La agrupación de individuos reduce la sen­
sación de individualidad y sustrae lo que es personal, ori­
ginal y distintivo, quedando solamente las cualidades bá­
sicas. Cason da una lista de sensaciones básicas del ser
humano, como sigue:
Todos tenemos necesidades
„ sentimos
„ tememos
„ imitamos
„ nos diferenciamos
„ creemos
„ pensamos
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 143

„ cambiamos
„ necesitamos de elogio y vituperio
„ nos sometemos a jefes.
„ tenemos conciencia y subconciencia
„ tenemos ideales
Un auditorio forma un conjunto de “todos”, una
amalgama con características peculiares, una masa que
siente más y piensa menos, se impresiona más pronto
y tiene menos autonomía individual, obedece más, resiste
menos y cede con mayor facilidad a las emociones del
momento. Disgregado de un auditorio, un individuo es,
por lo general, diferente y ejerce mayor soberanía sobre
su voluntad y sentimiento. Un antiguo refrán latino dice:
“Los senadores son buenos, pero el Senado es mala bes­
tia”, esto es, como individuos son buenos, pero como
miembros del Senado son pésimos.
Ocurre, con frecuencia, que mientras se escucha un
discurso, se aplaude, se ríe, se llora y se sienten emocio­
nes variadas, por ese contagio de solidaridad con los de­
más e identificación con la emoción del auditorio que,
en la mayoría de los casos, es absoluta y dominante. Es
el mecanismo ciego que prevalece sobre el dinamismo
consciente. Es el reflejo imponiéndose a la reflexión.
La unanimidad de sensaciones entre los oyentes y
la fuerza impulsiva que de ellas se deriva tiene poder
contagioso. Max JNordau dice: “Reunid a veinte o treinta
Goethe, Kant, Hemholtz, Shakespeare, Newton, etc., y
someted a su juicio y sufragio las cuestiones prácticas
del momento y sus decisiones no diferirán, en nada, de
las de cualquier asamblea”. Del mismo autor es lo que
sigue: “La esencia humana domina la personalidad”. Al­
guien ha afirmado que “no hay nada más vulgar, más
pueblo, que las compañías”.
Un auditorio no se c ongrega con mente libre y dis­
puesto a ceder en sus prej^eios, creencias, ideas e inter­
pretaciones individuales. Cuando se le presenta un pano­
rama distinto del que está acostumbrado a contemplar,
apaga las luces de la mentalidad y siente mayor cariño
144 N. D. LAFUERZA

por sus propias tendencias. Si ha de escuchar algo que


le es novedoso o de lo cual recela se afirmará en lo que
cree y defenderá con mayor ánimo sus opiniones.
La sospecha de que se le quiere desviar o conducir
por rutas que considera peligrosas o falsas estimula su
obstinación en rechazar cuanto se le exponga.
Un auditorio no tiene tiempo, mientras escucha, de
aprender todo el valor del discurso, y como su poder de
concentración es escaso, debe hablársele con sencillez y
claridad.
Séase tan explícito que se les evite a los oyentes te­
ner que pensar. Piense usted antes, y presénteles sus
ideas en forma simple e invitadora. Ofrézcales grandes
verdades en pequeñas dosis. Recuerde que su poder re-
tentivo es limitado.
El orador debe causar la sensación de que él es parte
del auditorio, y tener especial cuidado en agrupar cerca
de sí, en forma compacta, a los oyentes; así será más fácil
entusiasmarlos en masa, física, mental y emotivamente.
A un auditorio le agrada ver en el orador decisión,
energía y convicción, y le produce gran placer cuando lo
que se dice va acompañado de sensación y originalidad.
Casi nunca un grupo de oyentes es homogéneo, más
bien heterogéneo. Reunidas accidentalmente, por un mo­
tivo transitorio, las personas que acuden para oír la ex­
posición de ideas, están separadas por divergencias y
actitudes opuestas.
Aunque se ha hablado de un grupo en general, debe
reconocerse que hay auditorios especiales, como los com­
ponentes de un congreso nacional, de una academia, de
una organización científica, etc., cuyo conjunto es más
afín entre sí, por ser más íntima su solidaridad en fina­
lidades, cultura e intereses. Básicamente, todos tienen la
misma susceptibilidad a las impresiones que afectan la
conducta esencial humana.
Recuerde siempre que el ser humano reacciona en
gran parte según las emociones que le dominan, y tenga
siempre presente que es muy difícil que una idea llegue
a la razón sin antes pasar por el filtro de las emocio-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 145

nes. Por el grabado observará que casi todo tiene que


seguir ese proceso. El hombre, en general, carece de la
disciplina y del equilibrio que espontáneamente permiten
reaccionar razonable, libre y conscientemente.
SEM EJAN TES

C O SA S

ID E A S
^ FUNCION
A C O N T E C IM IE N T O S EMOCIONES
x r a c io n a l /'
D O C T R IN A S a >■, ■ —

E X P E R IE N C IA S

IN F L U E N C IA S V A R IA S

l im it a c io n e s Son muchas las limitaciones de un


Y
a c t it u d d e auditorio. Colectivamente, posee una
u n

a u d it o r io mentalidad estrecha y reducida: se


somete al arbitrio de las emociones, y
no está preparado, en la mayoría de los casos, para en­
tender y juzgar lo que habrá de oír.
<¿E1 mundo está compuesto de millones de personas
con mentes cerradas y de un pequeño grupo de persona­
lidades que piensan libremente.” Seabury.
Las más de las personas poseen ideas aprendidas de
memoria, heredadas o prestadas, piensan por cuenta aje­
na. El préstamo de ideas es el más usurero, porque exige
el interés de la incapacidad para idear con criterio propio.
Es común la reacción de un auditorio contra las inno­
vaciones que signifiquen sustitución o alteración de sus
creencias, hábitos, ideas, filosofía, modo de vivir, lealta­
des, etc.
La actitud de los oyentes sufrirá grandes variantes,
según quién habla, cómo expone y qué dice. La misma
personalidad del orador influirá en la actitud que ellos
tomen. Ante todo, él debe sentir y evidenciar vehemente
necesidad de decir algo de importancia. Debe estar ani­
mado por la pasión de hablar sobre algo que beneficie
a los que le escuchan. Se espera de él que impregne su
146 N. D. LAFUERZA

tema de ese espíritu vitalizador que dota el discurso de


significado, enseñanza e inspiración.
Si el auditorio descubre en el mensaje sinceridad y
honradez y que las ideas que se le trasmiten están inspi­
radas en una noble intención, su actitud será favorable y
ofrecerá una disposición más plástica para dejarse influir.
Muéstrese el orador decidido y definitivo en sus declara­
ciones y afirmaciones. No titubee ni demuestre incerti­
dumbre, pues, el auditorio, al descubrir su indecisión, se
sentirá decepcionado y no le creerá.
Sienta afecto hacia sus oyentes. Revele que está in­
teresado en las preocupaciones que les asaltan y que está
identificado con sus problemas y anhelos. Demuestre que
ha puesto verdadero empeño en hallar alguna solución
o verdad que habrá de serles útil. Un auditorio tiene la
facultad de descubrir cuándo un orador se preocupa,
de verdad, por beneficiarlo con enseñanzas u orienta­
ciones beneficiosas. La intuición de los oyentes opera con
gran rapidez y se valen de ella principalmente para apre­
ciar si les convendrá aceptar lo que se les dice.
Generalmente, la actitud de los oyentes es reflejo fiel
de la que el mismo orador mantiene. Si él es frío, descui­
dado, confuso y vanidoso, su auditorio reflejará la misma
actitud y no se dejará impresionar, y por lo tanto, no se­
cundará sus recomendaciones.
Ténganse presentes también las limitaciones físicas
de un auditorio Se dice que en la parte llamada caracol
del oído, desembocan 2.400 nervios finísimos que vibran,
al percibir el sonido que están destinados a captar.
A pesar de esa sensibilidad, según declara un nota­
ble especialista del oído, el 30 % de las personas, en ge­
neral, sufre de defectos auriculares, sin incluirse los anor­
males y sordos. De esto se desprende cuán necesario es
hablar clara y sonoramente.
Evítese, asimismo, el apresuramiento. Para hablar
con un ritmo regular y agradable, empléense de 120 a
150 palabras por minuto. Cuando la cantidad es mayor,
difícilmente se conseguirá que los oyentes sigan con agra­
do el discurso.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 147

Otra limitación considerable de un auditorio consiste


en que le es difícil prestar atención y concentrarse. Cuán­
tas veces los oyentes parecen estar pendientes de lo que
dice el orador, cuando sus mentes están dedicadas a la
consideración de asuntos sin relación alguna con lo que
escuchan. Se cuenta que una maestra tenía mucha difi­
cultad en conseguir la atención de un alumno distraído y
revoltoso. Un día, se sorprendió por la atención que ese
alumno le prestaba, mientras ella explicaba un problema
de aritmética. Al llegar la hora de recreo, se le acercó y
le preguntó el motivo de su atención, a lo que él contestó:
“Estaba pensando a dónde irían a parar los números, una
vez que eran borrados de la pizarra”.
Un orador sagrado daba una vez una conferencia
sobre ciertas actividades humanitarias y relataba casos
especiales conmovedores y mientras exponía uno muy
emotivo notó que uno de los concurrentes se llevaba el
pañuelo a los ojos y éstos evidenciaban estar humedeci­
dos. Conmovido, sintió nueva inspiración para alentar en
su auditorio un mayor espíritu de solidaridad humana.
Cuando terminó el acto y se despedía de los concurrentes,
al acercársele el caballero que tanto le había emocionado
le preguntó qué idea o relato por él expuesto había in­
fluido para que derramase lágrimas, a lo cual repuso el
interlocutor: “Me domina una alergia tan poderosa
que no puedo evitarlas y cuando menos lo espero brotan
con suma liberalidad”. El orador no se desalentó: después
de todo, el efecto que sintió le favoreció para inspirarse.
Un auditorio quiere encontrar fácil la tarea de escu­
char, anhela la sensación de que se le obsequia con ideas
o información que le será útil o agradable, y está dis­
puesto a seguir al orador si éste demuestra que en ver­
dad se preocupa por beneficiar a sus oyentes.
Prueba de que no siempre el auditorio mantiene una
atención inteligente, sino que con mucha frecuencia se
deja llevar de emociones creadas por la vehemencia del
orador, es lo que se cita a continuación, referido por
Ralph Cannon en “Squiere”, una revista muy prestigia­
da de los Estados Unidos. Cuenta él que en un banquete
148 N. D. LAÍDF.RZA

se le pidió una vez a Knute Rockne, famoso adiestrador


de los jugadores de foot ball de Notre Dame, que pro­
nunciara un discurso. Accedió y dijo que frecuentemente
se le pedía que explicara lo que había dicho y ocu­
rrido en el intervalo de un match disputadísimo, del cual
se hicieron muchos comentarios, y aprovechando la pre­
sente ocasión iba a contar lo sucedido.
Describió los momentos intensos previos al juego y
la nerviosidad de que estaba impregnada la atmósfera del '
vestuario y después de referirse a sus recomendaciones
repitió lo que les dijo a los jugadores.
—Vamos a jugar y a luchar, luchar, y ¡vencer!
De repente preguntó con decisión y vigor:
—¿Lo haréis?
—¡Sí! —contestaron los comensales poniéndose de
pie en medio de gran entusiasmo.
Ya puede imaginarse el lector el efecto de esa res­
puesta repentina en los mismos concurrentes cuando se
miraron unos a otros avergonzados, y se sentaron dán­
dose cuenta de la influencia magnética de ese orador que
los había dominado en forma tan absorbente.
LA c l a s e DE d is c u r s o E l p rim er re q u isito e s te n e r
QUE CONVIENE EXPONER a lg o im p o rta n te q u e d ecir y
que verdaderamente merezca
ser escuchado, y en lo cual se haya depositado entusias­
mo, fe y afecto; algo sobre lo cual se está convencido y
que se considera verdadero, útil y de mérito.
Recuérdese que hay que persuadir, y que la expo­
sición fría y calculada es insuficiente para impresionar,
y menos para convencer a un auditorio.
Sacuda su inercia, encaríñese con lo que desea decir;
imprímale todo el calor de su entusiasmo, y conságrese
a su tema con todo el fervor de que es capaz.
Infórmese exactamente de la clase de auditorio que
se reunirá para escucharle, como también de sus preocu­
paciones e intereses, y determine las ideas y pensamien­
tos que mejor llegarán a su conciencia.
El discurso debe revelar orientación y dirección. En-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 149

eáucese la exposición por una ruta que conduzca a la


finalidad idealizada.
Procúrese crear convicciones. M. de Palante dice:
“Hay que evitar simulacros de verdad y ángulos de vi­
sión engañosos”. El discurso debe interpretar lo que los
oyentes no pueden expresar por sí mismos, satisfaciendo
así su ansiedad por comprender mejor las ideas.
“Es ridículo predicar a los demás, lo que no se
puede hacerles comprender, ni entender uno mismo”.
A belardo.
Empresa de gigantes es conseguir la modificación
de opiniones. Es preciso tener mucho tacto y mesura. Lo
que importa hacer es dirigir la visión y atención del audi­
torio hacia panoramas y aspectos que no sólo posean bri­
llo y color, sino que incluyan especialmente, verdades y
enseñanzas auténticas.
Piense detenida y reflexivamente sobre lo que espe­
rará de usted su auditorio, qué se llevarán de lo que
usted les proponga, qué beneficio obtendrán de escu­
charle, si decidirán mejorar su conducta, sentirse más
confiados, actuar con más conciencia, contribuir a alguna
superación, cooperar en alguna obra, suscribir alguna
empresa, apoyar alguna iniciativa o secundar algún mo­
vimiento por razón de lo que les recomiende o sugiera.
Usted no se equivocará si tiene por anhelo, como guía
experto, señalarles el camino a seguir, o como conocedor
profundo de los anhelos y necesidades que tienen arroja
luz sobre lo que les interesa descifrar o conocer.
Cuando Castelar habló por primera vez, se encon­
traba en una reunión de jóvenes que se habían reunido
para un acto electoral. Durante el mismo era intensa la
agitación, sentíase ya cansada la concurrencia cuando el
novel orador pidió la palabra. El tono de su voz. algo
disonante, provocó una gran gritería y eran muchos los
que imitaban esa voz como expresión de desagrado de
que se agregara otro discurso. El presidente de la se­
sión quiso saber quién había solicitado hablar y escuchó
del interesado: "Emilio Castelar”. Pasó al escenario y
con pleno dominio de sí mismo hizo la siguiente pre­
150 N. D. LAFUERZA

gunta: “¿Queréis saber lo que es la democracia?”. Esa


pregunta tan sugestiva causó un efecto dominante en el
auditorio y contestándose a sí mismo prosiguió: “Pues
os lo voy a decir. Voy a defender las ideas democráticas,
si es que deseáis oirlas. Estas ideas no pertenecen ni a
los partidos ni a los hombres; pertenecen a la humanidad.
Basadas en la razón son, como la verdad, absolutas; y
como las leyes de Dios, universales, Por eso la persecu­
ción no puede ahogarlas, ni la espada del tirano ven­
cerlas; pues antes que el tiempo desplegara sus alas, fue­
ron escritas en los libros más inmensos que el espacio,
por la mano inspirada del Eterno. Así, los hombres que
se pierden en el Océano de la vida, los poetas ciue adoran
lo eternamente bello, los filósofos que leen la verdad abso­
luta en el puro cielo de la conciencia, no hacen más que
arrojarlas en ondas de luz sobre la mente del pueblo.
“Yo. señores, lleno de sentimientos, si desnudo de
inteligencia, me propongo reseñar los dogmas del parti­
do democrático, ya como principios eternos de su escuela,
ya como principios de aplicación práctica en las actua­
les circunstancias. Convirtamos un instante nuestros ojos
al pasado. ¡Qué espectáculo, señores, tan tremendo! ¡La
imprenta, ese soldado de Dios que pelea como Ayax por
la luz, encadenada al pie de los tiranos (aplausos!; la tri­
buna. providencia del pueblo, sujeta al carro del vence­
dor: las obras del ingenio humano, proscriptas poraue
dan generoso aliento al pecho de los oprimidos; la idea
oculta en el fondo de la conciencia, estallando en el cere­
bro sin poder alzar su vuelo y perderse en lo infinito:
la fe vendida por una cartera de ministro y la razón y la
libertad llorando en ignominioso calvario. (Estrepitosos
aplausos.)
'Todos hemos presenciado el martirio de la libertad.
Bravo Murillo intentó matarla con el puñal del materia­
lismo, sin parar mientes en que las ideas son invulne­
rables; Esteban Collantes la insultó con sus sarcasmos:
Domenech fué su Judas, pues cuando la creyó vencida,
no dudó un punto en venderla a los “seides” del absolu­
tismo; a Sartorius escribió su epitafio como antes Donoso
EL ARTE DE HABLAR F.N PÚBLICO 151

había escrito el evangelio de la reacción. . ¡Insensatos!


No sabían que negando la libertad negaban al hombre
cuya esencia no es sino la libertad; que negando la razón
negaban a Dios, cuya existencia no se comprende sin la
razón. (Aplausos.) Pero hacían bien. Negando al hombre
negaban al eterno enemigo de sus conjuraciones; negaban
al aterrador espectro de sus conciencias. (Aplausos pro­
longados.)”
Castelar supo interpretar el anhelo de los concurren­
tes, sabía que en esos instantes necesitaba llevar al áni­
mo de ellos, emociones e interpretaciones que fuesen fiel
reflejo del sentir de los presentes; y así su vigor, elo­
cuencia y riqueza de argumentación electrizaron al audi­
torio que al principio habíase mostrado más bien hostil
hacia el orador desconocido.
Testimonios elocuentes de una apreciación amplia
de lo que el público desea y de un conocimiento profundo
de la psicología popular son las dos profesiones de fe
en la democracia de los entonces candidatos a la presi­
dencia de la república de los Estados Unidos de Norte
América, en 1936, señores Franklin Délano Roosevelt y
Landon. Del primero son estas palabras: “Amigos, hay
que votar sin amargura, con el siempre deseo de aumen­
tar el bienestar y prosperidad de los Estados Unidos. La
única ley que reconocen los norteamericanos es la de la
mayoría. El de mañana será el presidente de toda la
Nación y no el presidente de un partido. Tenemos fe en
la democracia en razón de nuestras tradiciones y nuestra
experiencia”. El segundo se expresó así: “Queridos con­
ciudadanos, es preciso ir a las urnas mañana, no como
agricultores, obreros, industriales o desocupados, sino co­
mo norteamericanos. Es preciso que aplastéis todo pre­
juicio de sección o de grupo y que votéis como electores
que no reconocen otra autoridad que la de su conciencia.
Vivir y dejar vivir y ayudar a los demás a vivir, son los
principios fundamentales de este pueblo libre y unido.
Mañana afrontaremos graves dificultades. El mundo ne­
cesita una América libre. Defendamos el frente mundial
de la democracia”.
152 N. D. LAFUERZA

Cómo e v i t a r Un discurso debe rebosar de espíritu


ANTAGONISMOS generoso; esto es, debe manifestar ver­
dadera intención de beneficiar al audi­
torio. Los oyentes se reúnen para enterarse de algo que
creen habrá de interesarles. Están dispuestos a escuchar
todas las explicaciones necesarias, pero no tolerarán
que se les antagonice, en forma alguna, respecto a sus
ideas, creencias y convicciones. Si un orador se propone
despojar a sus oyentes de sus ideas, creencias y convic­
ciones, lo único que logrará será su desprecio, odio y
hostilidad.
Nadie desiste de lo que constituye su patrimonio
de hábitos culturales y espirituales, porque lo exige o lo
recomienda un orador. No prevalece, todavía entre la
mayoría de las personas, esa imparcialidad de juicio que
origina un cambio de sentimientos o de ideas cuando, por
la exposición lógica, se demuestra que se está en el error.
Ante todo, no se ensañe en herir a otros, no ataque
a personas y pode el discurso de todo lo que tenga carác­
ter negativo.
Empiece con afirmaciones que todos pueden acep­
tar. “Comience por expresar el sentir general y termine
por imponer el propio”, dice Majorana.
Razónese, al desarrollar la idea central. Séase caute­
loso y sagaz. Evítese todo indicio de molestia directa o
indirecta. Apélese a la evidencia que será entendida y
aceptable al auditorio, y recábese la solidaridad de los
oyentes. A un auditorio le agrada que se cuente con su
asentimiento, aunque éste sea tácito.
Evítese la referencia a defectos y errores de los que
participa el auditorio. Si hay que condenar vicios y faltas,
hágase con espíritu simpático y alentador. Enséñese, ilús­
trese, pruébese y procúrese que el auditorio se encariñe
con las verdades esenciales del discurso. Todo el mundo
acepta la verdad, la justicia, la bondad, la lealtad, el sa­
crificio, el amor, el orden y todos los otros principios fun­
damentales de la vida. Revélese, en cuanto se diga, que
se está inspirado en un sincero deseo de arrojar luz sobre
la solución de los problemas que acosan al hombre, o de
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 153
}
contribuir a una solución en forma culta, sensata y gene­
rosa.
El elocuente orador Belisario Roldán, cuando era
diputado, tuvo ocasión de exponer sus ideas sobre la
forma en que debía jurar un diputado y cuanto adujo
estuvo inspirado en interpretaciones elevadas, dignas y
corteses. A continuación se reproduce parte del dis­
curso: “Del ligero debate se desprende lo siguiente: to­
dos estamos de acuerdo en cuanto al fondo de la cues­
tión; nadie niega que el hecho mismo del juramento de­
riva de una prescripción constitucional; pero nadie ignora
que la Constitución Nacional no estipula formas del ju­
ramento, sino para el presidente de la República en lo
que es lógica consigo misma porque a ese magistrado le
exige la comunión católica, apostólica, romana y le confía
el ejercicio del patronato nacional. Pero ni por lo que se
refiere a los miembros del Congreso ni a los ministros
del Ejecutivo, establece forma alguna de juramento;- y
ello era de esperarse en un estatuto que abre las puer­
tas de esta casa a los representantes de todos los credos
y que al incorporarse a sus cláusulas el principio de la
libertad de cultos, consideró sabiamente que la concien­
cia de los hombres no puede supeditarse a imposiciones
que sobre ser vejatorias, serían inútiles.
”Si se coloca así la cuestión en el terreno de la
lógica simple, se arriba a este razonamiento irrefutable:
el juramento es una fórmula destinada a robustecer y
solemnizar, son los términos clásicos, a robustecer y so­
lemnizar el compromiso que con su conciencia y con el
país contrae un ciudadano por el hecho de haber sido
electo miembro del parlamento; pero si admitiéramos que
este juramento puede practicarse sobre cosas, sobre en­
tidades o sobre símbolos que forman parte de las nega­
ciones del que jura y que por consiguiente nada valen pa­
ra él, lo desnaturalizaríamos en su esencia, lo invalidamos
en la eficacia, lo profanamos en lo único que tiene de
respetable, y lo reducimos a una simple, a una mera, a
una vana teatralidad que nada robustece ni solemniza.
”Bien sé yo que está lejos de la Cámara la idea de
154 N. D. LAFUERZA

imponer al señor diputado Palacios que violente su con­


ciencia y jure de acuerdo con la prescripción inconstitu­
cional del reglamento interno. Ello constituiría un acto de
intolerancia reagravado por la razón siempre deplorable
del más fuerte, y tanto más inadmisible cuanto que vivi­
mos una hora de alta cultura, hora en la cual sólo el
sectario intransigente y agresivo se obstina en negar su
respeto a la conciencia ajena y en que la más preciosa de
las conquistas espirituales es precisamente esa tolerancia
recíproca que humaniza las relaciones antípodas del pen­
samiento político o religioso.
”Yo voy a votar la moción del señor diputado Varela
Ortiz, persuadido de que concurre a solucionar rápida­
mente este asunto, de acuerdo con las inspiraciones de la
tolerancia y la cortesía.”
No se muestre autoritario; no condene, más bien ha­
ble como quien consulta y propone; no sea áspero y
severo en su crítica; es preferible que revele un corazón
sabio que comprende las limitaciones humanas. No de­
muestre en su actitud o en su expresión altanería o va­
nidad; convendrá que su discurso posea y refleje esa
grandeza que atrae e inspira por la altura de miras y
profundidad de pensamiento.
El ex presidente de la República Argentina, don Ni­
colás Avellaneda pronunció un discurso con motivo de la
repatriación de los despojos del general San Martín en
1880, en Buenos Aires, que rebosa en profundidad de
pensamiento y en nobleza de sentimiento y en el cual
hace un retrato fiel de la ilustre figura del Gran Capi­
tán. Así termina su notable exposición: “Señores: la
carrera del general San Martín, concluyó con la abdica­
ción del Gobierno en Lima; y no hizo sino atravesar su
país dilacerado por las facciones.
” ¡Cuánto cuesta el adiós a la patria, en medio de la
vida!, es más doloroso que el adiós a la misma vida; y
los hombres más fuertes pueden apenas arrancar de su
pecho este gemido supremo.
"Rivadavia y San Martín volvieron de las playas ex­
tranjeras, penetraron en la rada interior de nuestro puer­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 155

to para oír por última vez los murmullos del río que da
nombre a la patria, para posar las miradas sobre sus azu­
lados horizontes y divisar desde lejos los altos edificios,
a cuya sombra habían pasado su infancia, o para tentar
si les era permitido poner el pie en una tierra tantas
veces suya.
”¡No! Las puertas de la patria les estaban cerradas
por esos ostracismos sin decreto y sin ley, más bárbaros
cien veces que los de Atenas, y que se llaman con un
nombre de oprobio, la iniquidad de una época. San Mar­
tín y Rivadavia necesitaron someterse al doloroso destino,
y fueron en la plenitud de sus fuerzas a perderse en la
proscripción irrevocable como en una tumba. Su vida
pasada bajo los cielos extraños, no se cuenta. Se sobre­
vivieron a sí mismos.
”Señores: Ved ahí los despojos mortales del general
don José de San Martín, traídos desde el suelo hospita­
lario de la Francia, por el óbolo de todos los argentinos
reunidos en voto nacional. Don José de San Martín había
escrito en su testamento estas palabras: “Desearía que mi
corazón fuese depositado en el cementerio de Buenos
Aires” y yo doy cumplimiento solemne a la cláusula
augusta en nombre de las generaciones presentes y de
su Xación, justa por fin y agradecida. ¡Loado sea Dios en
los cielos, en la tierra y sobre esta tumba en la que res­
plandece hoy su justicia!
”La América mostrará, entre sus monumentos, el se­
pulcro del primero de sus soldados. La República Ar­
gentina guardará los despojos del más glorioso de sus
hijos. Seis naciones viven independientes dentro de las
líneas trazadas por la espada del Gran Capitán. Pueblos
de la América, escuchadme. No olvidéis el consejo del
Libertador; y cuando encontréis su estatua ecuestre en las
márgenes del Plata, en los llanos de Maipo o a orillas del
Rimac, leed siempre las eternas palabras inscritas en
su base: “La presencia de un militar afortunado, es te­
mible en los estados que se constituyen de nuevo”, para
que no convirtáis jamás una espada en cetro. La espada.
156 N. D. LAFUERZA

que brilla con luz tan soberana durante los combates,


obedece en la vida civil, y no manda.
"¡Guerreros de mi patria! ¡Conciudadanos! Incliné­
monos sobre estos sagrados restos y oiremos que suena
nuevamente en las alturas la voz que dijo: ¡El general
San Martín no derramará la sangre de sus compatriotas,
y sólo desnudará la espada contra los enemigos de la in­
dependencia sudamericana!”
cóm o a p e l a r Empiece por mostrarse convenci-
A LOS
s e n t im ie n t o s do e impulsado por una sensibi-
Y
e m o c i o n e s lidad disciplinada. Toque las fi­
bras profundas del interés básico.
Los intereses básicos son los que nacen de las necesida­
des y deseos humanos: protección a la vida y de la salud,
adquisiciones materiales, influencia, seguridad, fama, feli­
cidad, etc. Los intereses secundarios se refieren a cul­
tura, amigos, patria, raza o lo que avanzará alguna buena
causa de creencia común, verdad, justicia, libertad, de­
recho, etc.
Una a sus oyentes con la mayor variedad posible de
emociones: que lloren, rían, se regocijen, aplaudan, etc.
Un auditorio es más susceptible de emoción que de con­
centración mental. Cuando un grupo de fieles se reúne
para escuchar un sermón, acude con la aspiración de
experimentar sensaciones que le producirán fruición es­
piritual; de la misma manera, un auditorio espera algún
beneficio específico del discurso que escucha.
Las fuentes emotivas del ser humano jamás fueron
tan abundantes como en la actualidad. Nunca ha tenido
ocasión el mundo de ser testigo de tantos acontecimientos
trascendentales como el presente. Jamás han sido tan
numerosas las inquietudes y ansias del hombre. ¡Qué re­
cursos más poderosos tiene el orador moderno para emo­
cionar y hacer vibrar los sentimientos del hombre!
El siguiente período de un discurso de Moret polí­
tico español, servirá de ejemplo acerca de la influencia
que podemos ejercer con la palabra. Se debatía en el
parlamento español el proyecto constitucional y se dis­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 157

cutía en ese momento la ley de la abolición de la escla­


vitud. Castelar le había preguntado si le permitiría a sus
hijas leer los periódicos que anunciaban a la vez la venta
de las yeguas y la venta de negros. Así contestó el orador:
“He aquí por lo que puedo hacerme cargo de un apos­
trofe de S. S. Me decía el señor Castelar si daría a leer
a mis hijas los periódicos en que se anunciaban a un
tiempo las ventas de las yeguas y de los negros, la venta
de las cosas o de los animales al lado de los hombres.
Pues bien: sí, y mil veces sí: yo se los daré a leer a mis
hijas en cuanto puedan comprenderlo; y cuando se con­
muevan ante tales sufrimientos, cuando se indignen ante
esa degradación, cuando sus ojos se nublen con el llanto
que la compasión les arranque, yo les diré: vuestro padre
fué el primero que no vaciló ante ningún obstáculo para
lograr que esos anuncios no se publiquen ya más; yo
fui quien devolvió el hijo a su madre, y el anciano al
reposo; y sin embargo, cuando yo lo hacía, he sido cen­
surado por un grande orador que, sin embargo, se decía
abolicionista”.
Así puso fin a ese discurso viril y lleno de sentimien­
to y poder emocionante: “Puede ser, señores, que alguna
vez, cuando retirados o cansados de la vida política evo­
quéis en vuestra memoria los recuerdos de esta época, y
os preguntéis qué habéis hecho y en qué habéis contri­
buido cada uno a esta gran obra; puede ser, repito, que
entonces se alce en vuestro espíritu el recuerdo de esta
ley; y entonces, recordando quizás los magníficos acentos
del señor Castelar, se os presente la imagen de la bella
América; tal vez se os presenten aquellos campos, antes
cultivados por esclavos y transformados por vuestro voto
en morada de hombres libres, y creáis contemplar en un
risueño paisaje una modesta cabaña iluminada por los
últimos rayos del sol poniente, en la cual una madre ne­
gra abraza a su hijo a «la hora que el padre vuelve del
trabajo a tenderle cariñosa mano, mientras que el plan­
tador, el antiguo dueño, marcha allá, a lo lejos, al paso
de su caballo para buscar la hermosa granja donde un
día vivieron hacinados los esclavos. Tal vez se os figura
158 N. D. LAFUERZA

ver cómo el plantador hace un saludo amistoso al viejo


esclavo, saludo que aquél le devuelve cariñoso; creáis
ver cómo aquella pobre familia levanta desde el cora­
zón una plegaria, una oración de gracias para bendecir
a Dios por la dicha presente, que ha sucedido a la anti­
gua desgracia; y si todo esto se presenta a vuestro espí­
ritu, sentiréis como un dulcísimo consuelo la bendición
del cielo por haber hecho el bien, por haber sabido, en un
momento, redimir a vuestra patria, sin lágrimas y sin
sangre, de esa mancha que aun le afrenta”.
Evítese la emoción estéril y vana. Guíese por una
finalidad ideal y útil, por la que se aviven las emociones
de un auditorio. Si se habla de la urgencia de socorrer
a los desocupados, preséntese el tema en su aspecto inten­
so de humanidad, descríbase el cuadro de una familia,
cuyo jefe no tiene trabajo y los hijitos están sufriendo de
hambre; éntrese en pormenores que den vida y color a la
disertación. Acérquese el problema al corazón de los oyen­
tes y hágalos sentir, en forma emotiva, el rigor de la
necesidad y la privación. Apélese a su imaginación, y
que sientan la opresión de encontrarse en una situación
de penuria.
Hágase usted eco de las inquietudes del auditorio,
preséntese como su defensor. Muéstrese humano, y esmé­
rese en que su discurso anime, eleve e inspire. Cuanto
más entone, aliente, y regocije a sus oyentes, más sus­
ceptibles se harán a las influencias emotivas.
RESPONSABILIDAD El orador elocuente posee un arma
DEL ORADOR poderosísima en su poder influyente
y un instrumento extremadamente
eficaz en la palabra y si inconsciente o insistentemente
se vale de ellos para lograr a todo trance sus propósitos
sin medir consecuencias ni anticipar derivaciones, aun
a pesar de sus buenas intenciones ocasionará grandes da­
ños cuyo monto y perjuicio moral difícilmente pueden cal­
cularse. En un país sudamericano hubo un político, que
fué asesinado, el cual había abogado por reformas deter­
minantes en bien del pueblo, pero su clase de oratoria
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 159

era de la que inflamaba las pasiones bajas de las masas


y era común en sus labios esta frase incitadora: “¡A la
carga!” Tanto se infiltró en el espíritu de sus oyentes y
simpatizantes que llegó el día en que las turbas cargaron
y dejaron tras sí mucha muerte y desolación ocasionán­
dole al país pérdidas gigantescas.
Muchos serían los ejemplos que podrían citarse para
corroborar el error de incitar al auditorio a realizar actos
excesivos o indisciplinados. Recordemos que el grupo
como tal es más plástico y menos disciplinado, y que
bajo la dirección de un orador que aviva los sentimien­
tos bajos es capaz de realizar los actos más vandálicos.
La palabra puede servir para bien o para mal. y es
de esperar que quien se adiestre a expresarse con elo­
cuencia lo haga guiándose por fines e ideales nobles. Pue­
de criticarse el error, condenarse el abuso, reprochar por
la indiferencia de los favorecidos por la fortuna, condenar
la iniusticia y señalar cuanta desviación humana se de­
see. pero debe tenerse cuidado con el estilo que se em­
plea. las sugestiones aue se trasmiten v el tono a que se
recurre para obtener los resultados anhelados.
El orador debe enseñar, dirigir, orientar v aun ac­
tuar de defensor de otros, pero jamás a costa de aventu­
ras. riesgos, resultados y efectos que manchan su pres-
tig;o v le señalan como simple agitador con fines utilita­
rios. Si se inspira en un sinceró-propósito de difundir lo
nue es recomendable y de hacer el máximo de bien d o s í -
ble no recurrirá a medios retóricos y artificios emotivos
que ciegan al auditorio y le inducen a desbordar sus
bajas pasiones e instintos de maldad.
Si hay que hablar, elévese, difúndase la luz, estimú­
lese lo que de noble tiene el hombre, enséñese, alién­
tese, recomiéndese lo que beneficiará, vigorícese la per­
sonalidad en sus diferentes aspectos, aliéntese a perseve­
rar en lo constructivo, disípese toda tendencia o incli­
nación a cometer actos innobles o inconscientes, señá­
lese las fallas y equivocaciones que perjudican, recomién­
dese lo que ennoblecerá al hombre y nunca se prefiera
160 N. D. LAFDERZA

la palabra venenosa, porque ésta aun al que la emplea


emponzoña y denigra.
CUANDO ARRAIGA El verdadero secreto del éxito de un
UN d is c u r s o discurso no radica en que arranque
elogios del auditorio, sino en que los
oyentes acepten y realicen lo recomendado.
Un discurso arraiga en ellos cuando se adueñan de
lo que se les ha expuesto; se ha cimentado una verdad o
principio en forma evidente y convincente; se ha vigo­
rizado la intelectualidad y personalidad; se ha inculcado
en el auditorio una disposición más decidida a mejorar
y a perfeccionarse; en fin, cuando se han ensanchado
los horizontes de la vida y el que escucha se siente enri­
quecido, en alguna forma, por las ideas que se le han
comunicado.
Arraigará un discurso, cuando se interpreten los
anhelos y ansias del auditorio, y se destaquen las venta­
jas que reportará la adopción de lo que se recomienda.
El discurso debe aclarar, realzar, y encomiar verdades
que se incrusten en la mente, y queden prendidas en el
corazón. Cuídese de que la exposición, aunque sólida por
su valor y mérito, sea de fácil interpretación, para que
los oyentes puedan adoptarla como parte integrante del
bagaje mental, espiritual y moral. Inyecte más valor, áni­
mo y energía en su auditorio. Desgarre el cortinaje de
la duda y del pesimismo. Inunde de luz la penumbra del
temor.
No desilusione a sus oyentes; presénteles perspecti­
vas prometedoras. Aclare, ilustre, compare y describa,
para que la imaginación ayude al entendimiento.
Cuando prepare su discurso, piense en su auditorio,
en sus necesidades, en lo que más le beneficiará y con­
vendrá; y de tal meditación provendrá mucha inspiración
y acierto en la selección de las ideas que hallan pronta
acogida.
Su discurso debe ser un fiel exponente de los ideales
que le inspiren a usted. Demuestre que sus recomenda­
ciones parten de una mente autorizada y sincera.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 161

Don Quijote le dice a Sancho Panza: “Nadie es más


que otro si no hace más que otro”.
“Nadie sabrá ser el señor, el conductor y el liberta­
dor de muchos, si no sabe, al mismo tiempo, ser el ser­
vidor de muchos; en esto se demuestra el verdadero se­
ñorío.” T. C a r l y l e .
PARA PRACTICAR EN CLASE

Puede hablarse, durante cinco minutos, sobre cual­


quiera de los temas que se citan a continuación:
1. ¿Puede triunfarse con escasez de recursos?
2. ¿Puede resolver el sistema democrático los pro­
blemas sociales?
3. ¿Hay diferencia entre el problema personal y el
económico?
4. ¿Pueden las leyes mejorar a la humanidad?
5. ¿Es el dinero el factor principal para la felicidad
humana?
Se puede sostener la afirmativa o la negativa, y, en
cada caso, se imaginará que en el auditorio figura un
buen número de personas con ideas opuestas a las que
se van a sustentar.
Si se desea, se puede hablar sobre otro tema, pero
habrá de ser de carácter polémico. Conviene, pues, des­
arrollarlo con un espíritu de simpatía; y, hábilmente, in­
teresar a los oyentes que no participan de las ideas del
orador. Evítese el antagonismo y cuídese de no suscitar
encono u oposición. Se debe impresionar por el mérito de
las ideas que se expongan, y, por la lógica de los racio­
cinios que se hagan conquistar el asentimiento de los
oyentes.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN VII

FLEXIBILIDAD DE LOS LABIOS, LENGUA


Y MANDÍBULA

Para una articulación flexible de los labios, lengua y


mandíbula, es necesaria la previa ejercitación, realizada
con persistencia continuada. Se insiste en este punto, por­
que la enunciación defectuosa afecta indefectiblemente
la impresión que pueda causar la idea expuesta.
Escasa y, en muchos casos, nula es la reacción que
una idea importante produce en los oyentes, si los sonidos
que la transmiten, por ser imprecisos, no llegan al oído
con claridad. El sonido indefinido hurta la identidad y sig­
nificado de la expresión oral.
El tiempo que se dedique a practicar los ejercicios
de esta sección, puede considerarse como muy bien em­
pleado, porque, como resultado de la ejercitación, se lo­
grará enunciar las palabras con mayor poder y lucidez.
El tono de voz, para que sea grato y alcance un tim­
bre más sonoro, necesita, al producirse, hallar el camino
completamente expedito y libre de entorpecimientos.
Cuando, por naturaleza, se posee una voz potente y no
se ha corregido el defecto de la rigidez de los labios, len­
gua y mandíbula, se magnifica la deficiencia de que se
adolece.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 163

Los ejercicios que se recomiendan deberán hacerse


durante toda esta semana, especialmente por la noche,
cuando se esté libre de toda preocupación. Convendría
dedicar a la práctica de los mismos no menos de 30 minu­
tos, para obtener los resultados deseados.
EJERCICIOS

DE LOS LABIOS a) Extiéndanse hacia adelante, en


5 minutos forma circular; luego, déjese que
vuelvan a su condición normal en
completa laxitud. Repítase este
movimiento quince veces. Aumén­
tese la velocidad del movimiento
a medida que se vaya completando
el número indicado.
b) Con los labios cerrados, pero exten­
didos hacia adelante, en forma cir­
cular, sople tratando de producir
el sonido de la “p”. Los labios de­
ben abrirse solamente para dejar
salir el soplido con el resultado
señalado. Siguiendo el mismo pro­
cedimiento, y sin cambiar la posi­
ción de los labios, repita, diez ve­
ces, cada una de las siguientes sí­
labas: pa, pe, pi, po, pu.
c) Repítase, quince veces, la siguien­
te frase: Perico, Pepita y Polita,
pelean por una pelota.
DE LA LENGUA a) Con la boca abierta, encorve hacia
5 minutos arriba la punta de la lengua, pe­
gándola a la encía detrás de los
dientes frontales, luego deje que
vuelva a su posición normal. Re­
pita este movimiento veinte veces,
aumentando gradualmente la velo­
cidad.
164 N. D. LAFUERZA

b) Encorve nuevamente la lengua,


como se sugirió en el párrafo an­
terior, y, al bajarla, pronuncie la
sílaba “la” repitiendo este ejercicio
quince veces.
c) Pronuncie diez veces cada una de
las siguientes sílabas: ta, to, tu, ti,
te; ne, no, nu, na, ni; di, do, da,
de, du. Procure que el sonido se
produzca, en cada caso, al despe­
garse la punta de la lengua de la
encía.
de la m a n d íb u l a a) Deje que la mandíbula, con los
5 minutos músculos en perfecta laxitud, baje
por su propio peso, lo suficiente
para permitir que el dedo pulgar
pueda insertarse a lo largo entre
los dientes. Deje que vuelva a su
posición primitiva, y luego repita
este mismo movimiento diez veces.
b) Practique este ejercicio nuevamen­
te, pero pronunciando la sílaba
“ma” cada vez que la mandíbula
baje, procurando que el sonido
arranque del tórax y sin forzar en
lo más mínimo la garganta. Repi­
ta quince veces.
c) Practique este ejercicio diez veces
para cada una de las siguientes sí­
labas: mo, mu, mi, me, ma.
Cuídese de no forzar ni mover con
rigidez la mandíbula. Debe sentir­
se la sensación de que está comple­
tamente suelta.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN VIH

LAS EMOCIONES Y CÓMO DIRIGIRLAS


EL p o d e r DE El orador, antes de que pueda invadir
la e m o c ió nlos recintos del intelecto, debe lograr el
consentimiento de las siempre vigilantes
secretarias que son las emociones. Son éstas las que en­
cienden o apagan la luz intelectual en la mayoría de los
casos. Las emociones han dominado por muchos años al
individuo antes de que el intelecto de éste empiece a
funcionar y a ejercer su jerarquía. Son tantos los que se
han entregado de lleno al imperio de las emociones que
difícilmente les llega la voz de la razón y del discerni­
miento para que obren más cuerdamente.
Lo emotivo se aproxima más a cada uno. Los ner­
vios se encargan de hacerle sentir la importancia de lo
que ve. escucha, siente, oye y experimenta. Somos ante­
nas vivientes, recogiendo constantemente sensaciones de
toda suerte y nos llama la atención con más poder lo que
nos interesa personalmente.
El hombre es feliz o infeliz principalmente por efec­
to de sus emociones y aun en casos en que la erudición
propia sea enorme y luminosa, con harta frecuencia lo
emotivo se sobrepondrá a lo racional y lógico. Dice el
doctor Guillermo E. Plunter: “Un gran número de per­
sonas puede desarrollar síntomas de una enfermedad, cin­
co minutos después de haber leído acerca de la curación
166 N. D. LAFÜERZA

que se logra con una determinada medicina y las instruc­


ciones para su uso. Los estudiantes de medicina solicitan
habitualmente un examen para comprobar si tienen el
mal sobre el cual han estado estudiando con mucho in­
terés”.
Si hemos de impresionar favorablemente y conven­
cer a un auditorio acertaremos si nos dirigimos a sus
emociones principalmente y le hacemos sentir la verdad
de lo que exponemos como asimismo logramos su asenti­
miento a lo que le recomendamos por razón de conside­
rarse ellos beneficiados en alguna forma.
La mayoría de las personas está al arbitrio de la
tensión nerviosa y ésta es intolerante y precipitada, por
lo tanto, interésese desde un principio a los oyentes en
lo que ha de exponérseles. No pocas veces el mismo ora­
dor deberá mostrarse emocionado para contagiar a su
auditorio del interés que a él le domina. Conviene, sin
embargo, no extremar el empleo de lo emotivo para no
desvirtuar la importancia de lo que se expone. Ha dicho
un autor: “Hay discursos que al escucharlos hacen llorar,
pero al leerlos hacen reír”.
Es tarea del mismo orador contribuir al equilibrio
nervioso del auditorio para que éste se disponga a consi­
derar lo que ha de decírsele. El agotamiento nervioso es
causa de incompetencia intelectual y de no pocas enfer­
medades. La emotividad en rebeldía es una tirana que
causa incontables trastornos. Vivo ejemplo de ello es lo
ocurrido en el juego final del campeonato mundial de
fútbol realizado en Río de Janeiro en 1950.
Los brasileños esperaban conquistar el primer pues­
to, los expertos le concedían la supremacía y era general
la impresión de que merecían la realización de su espe­
ranza. Durante mucho tiempo habían practicado con una
intensidad incansable. Durante las diferentes pruebas fué
arraigando cada vez más y más la idea de que a ellos
les correspondería el honor tan ansiado, y tan general
era la anticipación del triunfo que se colectaron grandes
sumas de dinero para obsequiar a los jugadores. Tan se­
guros estaban de la victoria que se organizaron grandes
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 167

fiestas como final glorioso del torneo. Los premios ofre­


cidos a los vencedores eran cuantiosos; la ciudad entera
anticipaba fiestas delirantes de fervor patriótico; pero lle­
gó el día en que debían enfrentarse con los uruguayos. Los
brasileños, según narraban los locutores, realizaban un
juego anormal, no eran los mismos expertos de juegos
anteriores, evidentemente estaban dominados por un gran
nerviosismo. Era tan enorme la compensación y los aga­
sajos desproporcionados que ellos mismos se asustaron
de que pudiesen perderlos, y si había alguno muy con­
fiado, descuidó poner el máximo de empeño sereno e
inteligente. Cuando el juego terminó los contrincantes les
ganaban dos a uno.
¡Qué decepción y angustia se apoderó de todos!, y un
corresponsal escribía para el Mercurio de Santiago de
Chile: “Miles de acongojados torcedores arrojaron ayer al
río Maracaná, junto al estadio, verdaderos cargamentos
de chya, serpentinas, banderines y aun sus adorados cohe­
tes y petardos. Allí estaban hoy, flotando en las aguas de
la bahía las esperanzas de la afición brasileña de que su
equipo se clasificara campeón mundial de fútbol.
"Había un aire de funeral en aquella inmensa mu­
chedumbre que salió ayer lentamente del cavernoso esta­
dio después que Uruguay derrotó a Brasil por dos goles
a uno. Y todos habían estado tan seguros de que sería
el funeral del Uruguay.”
Es muy significativo lo que el entrenador del equipo
brasileño Flavio Costa dijo según un comunicado perio­
dístico: “Costa explicó que tuvo un momento muy difícil
tratando de conseguir que su equipo se mantuviera con
los pies pegados a la tierra, cuando sus admiradores lo
sitiaban para decir cuán bueno era el equipo. Manifestó
que continuamente insistió ante sus jugadores para que
no subestimaran a los uruguayos. Hoy día, los jugadores
brasileños están desconsolados y algunos lloraron”.
Según partes periodísticos hubo algunos síncopes fa­
tales en Brasil, durante el relato del juego. El sargento
José Silva de la armada, retirado, fanático partidario del
168 N. D. L A F U ER ZA

equipo brasileño, al sonar la pitada final, indicadora del


triunfo del Uruguay, cayó muerto.
En Montevideo fué tanta la conmoción, que las víc­
timas fueron ocho, de las cuales tres murieron de ataque
al corazón, mientras escuchaban la relación del desarrollo
del partido y las otras murieron en accidentes durante las
celebraciones por el triunfo. También hubieron intentos
de ataques a los vencedores por parte de grupos nume­
rosos y según los mismos diarios algunos de los manifes­
tantes pedían “que los vencedores fuesen desollados vi­
vos” en la suposición de que en una discusión los jugado­
res habían ofendido la reputación del equipo brasileño.
Cuando falta la serenidad, cuando la pasión o la
emoción es intensa en demasía, necesariamente tiene que
procederse como si se desconociesen las nociones más
esenciales sobre conducta social. Cuando el hombre se
entrega al dominio de sus emociones y deja que ellas
le guíen, indefectiblemente tiene que ir a la derrota. Un
hombre, distinguido, culto y en excelente posición eco­
nómica se sometió a un examen médico y el doctor que
le atendió le recomendó que visitara a otro profesional
especializado en el tratamiento del cáncer y apenas se
le mencionó el nombre del especialista, se desmayó y fué
necesario aconsejarle un viaje al exterior del país para
distraerse y alejar la impresión que le causó la idea de
que pudiese adolecer de'esa enfermedad tan temida. La
emoción le impidió toda defensa.
Las emociones avivadas por ambiciones exageradas
o ilícitas que no tienen otro objeto que satisfacer egoís­
mos o apetitos materiales embrutecedores, desorientan y
en los más de los casos dejan al hombre desprovisto de
luces y organización para actuar con acierto.
Cuando visito a Viña del Mar nunca dejo de mante­
ner una entrevista muda, pero muy animadora e inspira­
dora con una roca común, que se destaca por un simbo­
lismo de gran significado. La parte superior está cubierta
de musgo marino y hay, además, en ella, unas plantitas
marinas de apenas unos diez centímetros fuertemente pe­
gadas a la superficie de esa piedra. El oleaje azota la
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 169

roca con suma violencia, y cuando el agua cubre toda la


superficie de esa mole las plantitas ceden, para luego
erguirse de nuevo, pero sin jamás desprenderse o perder
su posición. ¡Qué enseñanza más aleccionadora exhiben
esa roca y las plantitas endebles, firmes en su lugar y
recibiendo constantemente los embates demoledores de
esa agua pesada, atropelladora y destructora y resistiendo
siempre sin ceder.
El orador que desee influir y ganar el asentimiento
de sus oyentes debe empezar por ser firme, por resistir
las influencias que minan la consistencia, desaniman y de­
bilitan el poder propio. No podemos engañar a otros res­
pecto a nuestro poder personal; en alguna forma delata­
remos nuestra posición incierta o desconfiada. Es en los
momentos de prueba que debemos poseer la serenidad y
el estado de ánimo confiado y resuelto para enfrentarlos
y salir victoriosos.
La emoción tiene derivaciones diversas, puede ser po­
sitiva como también negativa y si el orador sabe cómo
recurrir a ella para conseguir determinados resultados
poseerá un instrumento poderoso para persuadir y lograr
la solidaridad de otros.
Conviene mantenerse en condición laxa, especialmen­
te cuando se habla ante otros. Se dice que cuando Chur-
chill habla en el Parlamento inglés y sus opositores le
atacan afloja sus nervios, y así ellos en su excitación
pronto se quedan sin argumento válidos. El doctor Gre­
gorio S. Razran, de Nueva York, después de llevar a cabo
16.000 experiencias con 37 estudiantes comprobó que la
mente se aproxima al nivel animal durante sus momentos
de fatiga y cuando está bajo la acción de una fuerte
tensión emotiva. Estableció que el pensamiento humano
no se puede conjeturar o prever, pero que tiene tres
niveles: el animal, el infantil y el adulto. Declaró que “lo
más cercano a la acción automática ocurre durante la fa­
tiga y las fuertes tensiones emotivas, es decir, cuando
una persona ni razona ni piensa”.
170 N. D. LAFUERZA

LA FRONTERA Ha dicho un autor que en toda comuni-


DEL INTERÉS cación, ya sea escrita o verbal, existe
una frontera que hay que traspasar para
llegar al interés humano. Esa línea se interpone entre lo
común y lo extraordinario, lo vulgar y lo atractivo, lo
rutinario y lo dinámico. Si se puede cruzar esa frontera,
el éxito es seguro, aunque sea temporalmente; de lo con­
trario, lo que escribamos o digamos pasará desapercibido
y nadie nos prestará atención.
Todo lo que hacemos, está inspirado por un interés
especial. La misma vida nos enseña a ser interesados,
premiándonos con creces cuando lo avivamos y aumenta­
mos. El interés es la condición indispensable, sin la cual
el ser humano no se dispone a mejorar o variar sus pro­
cedimientos, conducta, hábitos y forma de hacer las cosas.
Si le decimos a una persona que estudie un curso de­
terminado, debemos interesarlo de tal manera que sienta
el impulso por adquirir nuevos conocimientos. Si pro­
ponemos alguna fórmula política, debemos señalar el be­
neficio que producirá a_quienes la secunden.
El orador debe encontrarse siempre bien adentro de
la frontera del interés, porque solamente así dominará y
conseguirá del auditorio la atención necesaria.
LAS CREENCIAS COMO Si alguien nos pregunta qué
PROPIEDAD PERSONAL creemos y aceptamos, general­
mente, no tenemos inconvenien­
te en descubrir nuestras creencias e ideas, pero, si por el
contrario, alguien ataca nuestras convicciones e interpre­
taciones y trata de arrebatárnoslas, nos disponemos a de­
fenderlas y sostenerlas, rechazando toda invitación a con­
siderar lo que pudiera haber de equivocado en ellas. En­
tonces, aumenta nuestro afecto hacia lo que creemos, y
estamos prestos a defenderlo, sin temer riesgo alguno.
Dígasele a un radical, a un conservador o a un reli­
gioso que sus creencias son erróneas, e inmediatamente
empieza la lucha, la contienda y la pelea. Entonces la
trinchera separa a los contendientes.
La idea de lo propio y de lo personal nos obsesiona
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 171

y domina en grado sumo. Inevitablemente, todos lleva­


mos a cuestas un fardo pesado de ideas equivocadas, fal­
sas e inútiles, pero ¡ay de quien alargue un brazo para
despojarnos de ese bulto! Por ese lastre estaremos pres­
tos a dar nuestra propia vida.
Lo que es propio lo llamamos m í o , y esta palabra
tiene un poder extraordinario, ya sea en el caso de m i
l á p iz , m i c a s a , m i f e , m i p a t r ia o m i d io s . El profesor Ja­
mes Harvey Robinson dice: “Nosotros nos resentimos de
la imputación de que nuestro reloj anda mal o nuestro
coche tiene mala apariencia, como también de que este­
mos equivocados acerca de los canales del planeta Marte,
o de la pronunciación correcta de Epicteto. Deseamos
continuar creyendo lo que ya estamos acostumbrados a
admitir como verdadero, y cuando alguien trata de des­
virtuar alguna de nuestras creencias, lo resentimos en tal
grado, que apelamos a toda clase de recursos para justi­
ficarlas. El resultado es que la mayor parte de nuestro
llamado razonamiento consiste en hallar argumentos para
seguir creyendo lo que de mucho tiempo atrás hemos
adoptado”.
El pensamiento emotivo es más poderoso que el inte­
lectual, en la mayoría de los casos. El primero defiende
siempre lo que ya se posee y rechaza toda innovación; el
segundo requiere valor, abnegación y disciplina para va­
riar y modificar lo existente, aun a costa del beneficio
y comodidad propios.
Evítese el argumento polémico y la imputación de
defectos, yerros y equivocaciones a los oyentes. Atráigase
al auditorio, invitándole a contemplar la verdad y reali­
dad de lo que se expone. No lo arrastre en contra de su
voluntad. Haga que le siga de buena gana y con inte­
rés. Coloqúese en el terreno común de unanimidad de
creencias y pareceres fundamentales.
LO EXTRAORDINARIO En todas las cosas hay algo de
EN LO COMÚN extraordinario, algo que atrae y
contiene significados de valor.
Aun lo más común tiene singularidades excepcionales.
172 N. D. LAFUERZA

pero hay que descubrirlas. Investigúese, consúltese, léase


con cuidado lo novedoso en diarios y revistas, y así se
adquirirá un caudal mayor de información valiosa para
matizar los discursos.
Todos hemos escuchado elogios de la hombría y se
nos ha excitado a que la manifestemos siempre. ¿Sabe
usted que en algunos distritos del Congo desarrollan la
hombría por medio de flagelaciones con cañas? Allí los
hombres demuestran su resistencia física soportando re­
cios golpes, y así aprenden a ser hombres, según su mo­
do de interpretar ese valor personal.
El tema de la libertad es uno de los tópicos más
discutidos. A pesar de lo mucho que se ha dicho, y de
todos los derechos conquistados, la esclavitud se prac­
tica todavía en varias naciones, y en otras existen con­
diciones que se aproximan mucho a esa condición detes­
table. A pesar del alarde general de lo mucho que se
sabe, es infinito el caudal de conocimientos generales y
comunes por adquirir, aun en lo que concierne a nosotros
mismos. ¿Sabe usted cómo está construido físicamente?
¿Está enterado de que la respiración defectuosa contri­
buye a la mala digestión? ¿Está informado de que los
pulmones contienen cuatrocientos millones de vesículas
y que están constituidas en su mayor parte, por fibras
elásticas? ¿Tiene noticias de que un autor ha estudiado
la vida de las razas indias del Norte y Sudamérica y ha
comprobado que el estado sanitario de estas razas in­
cultas era mucho mejor que el de las civilizadas, lo cual
se debe a que los indios respiran siempre por la nariz,
tanto de día como de noche?
Cuando usted piensa acerca de las abejas, cree que
se singularizan por la miel que producen y por la labo­
riosidad e industria que manifiestan, pues bien, lea lo que
se extracta de un artículo publicado acerca de ellas: “En
Illertiffen, a orillas de Iller, no lejos de Ulm, existe el
criadero de abejas mayor de Europa. Más de 50 millo­
nes de esos insectos son criados en la granja apícola de
Illertiffen y no con el propósito, como pudiera suponerse,
de dedicarlos a la producción de la miel, sino por las pro­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 173

piedades terapéuticas de sus aguijones. Los efectos bene­


ficiosos de la picada de abeja, para contrarrestar los su­
frimientos reumáticos, fueron descubiertos por Hipócra­
tes, el padre de la medicina, y ese método curativo gozó
de gran fama en la antigüedad. El procedimiento cayó
en desuso, pero la medicina moderna reconoció la efica­
cia del medicamento y restableció su empleo en forma
de inyecciones de extracto de aguijones.
"Aunque menos dolorosas que las picadas directas
de los insectos, las inyecciones no dejan por ello de
representar una aguda molestia para los pacientes, cosa
que no puede decirse del ungüento de aguijones de abe­
jas que hoy se emplea con los mismos fines. De cada
aguijón puede extraerse entre 0,15 y 0,30 miligramos de
materia prima, y cada obrero, empleado en la granja,
consigue extraer unos 5 mil aguijones por día. El tra­
bajo es peligroso, y los obreros han de protegerse con
máscaras y trajes de tejido especial.”
Hoy que tanto se aprecia el valor de las cosas por
lo que cuestan, no dejará de interesar a todos por igual
el siguiente párrafo de un diario: “Por documentos halla­
dos recientemente, se sabe que el descubrimiento de Amé­
rica costó poco más de 4.000 dólares. La flota de Colón,
toda entera, valía unos 1.600 dólares y el sueldo del
almirante era de unos 150 dólares por año. Los dos capi­
tanes que formaban parte de la expedición recibían unos
100 dólares de sueldo y el resto de la tripulación de las
tres famosas naves, la Santa María, la Pinta y la Niña co­
braban un dólar semanal”.
Usted no aceptaría ni siquiera la sugestión de que
comiera la langosta que tanto daña la producción agrí­
cola, pues bien, lea lo que sigue:
“La langosta es perseguida y temida por los grandes
perjuicios que causa en los campos, y es destruida de
muchos modos; en Arabia, Siria y Egipto es vendida en
estado seco o preservado, y constituye el alimento favo­
rito de las caravanas y de los nómadas.”
Aun en las cosas más familiares y comunes pode­
174 N. D. LAFUERZA

mos encontrar alguna novedad interesante que, comuni­


cada oportunamente, habrá de despertar sorpresa.
Un orador que realzaba la necesidad de recurrir más
a la iniciativa e inventiva se valió de este ejemplo tan
novedoso: “Hace poco que un reo, condenado a cadena
perpetua, salió del presidio y esperándole junto a las
puertas del mismo había un lujoso automóvil en el cual
se dirigió a las oficinas de la corporación de la cual era
presidente y cuya remuneración era de 50.000 dólares
anuales. Ese hombre era Roberto H. McCoy que residió
años en la prisión del estado de Utah y durante su
reclusión no perdió su tiempo en lamentaciones, vicios y
otras disipaciones, sino que empezó a experimentar con
desperdicios de metal del taller de la prisión hasta que
inventó una cortadora de metal de un tipo distinto de las
conocidas, luego la patentó por medio de amigos e inició
la fabricación de su invento y fué tal el éxito alcanzado
que hasta el alcaide obtuvo un puesto importante en la
organización industrial promovida por el estudio e in­
ventiva de un reo.
“Si él en condiciones tan poco propicias y alenta­
doras pudo hallar una solución tan compensadora ¿por
qué no hemos de encontrar nosotros medios favorables
que nos permitan llegar a grandes realizaciones compen­
sadoras? Recurramos más a la iniciativa y a la inventiva
y encontraremos el camino a condiciones mejores.”

SATISFACCIÓN ADECUADA Un auditorio se anticipa con


DE LA EXPECTATIVA avidez a escuchar cosas in­
teresantes. Está predispues­
to ya para lo sorpresivo y de novedad. Hay que tener en
cuenta lo adecuado de lo que decimos a un determinado
auditorio. No despertará mucho interés, por ejemplo, ha­
blarle acerca de las ruinas de Roma a un auditorio de
(campesinos. Evítese decir cosas demasiado nuevas, com­
plejas o remotas para la comprensión del auditorio. ¿Se
interesará un grupo de comerciantes en la descripción de
lia catedral de Burgos? Debe decirse en un discurso no
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 175

sólo lo que sea verídico, sino también lo que será apre­


ciado por su significado práctico y derivaciones.
Aunque a un auditorio le agrada solamente escuchar
cosas interesantes, debe procurarse no satisfacer solamen­
te la curiosidad; debe servirse algún fin práctico y útil.
Lo interesante debe traspasar la línea de la información
y contribuir a que el auditorio aumente su deseo por
compenetrarse mejor con lo que se le expone. No hay
que confundir el interés con el recreo y la diversión.
Para realzar la importancia de que el orador inter­
prete acertadamente los sentimientos, necesidades o anhe­
los del auditorio y conquiste el interés del mismo, el pro­
fesor A. S. Phelps refiere la fábula del muchacho del
campo que al regresar de unos cerros le dijo a su madre
con lágrimas en los ojos: “Silbé y un muchacho escon­
dido silbó también. Le grité: “¿Quién eres tú” y él se burló
contestándome: “¿Quién eres tú?”. Le dije: “eres malva­
do” y él repitió: “Eres malvado”.Prorrumpí: “Te odio” y
él repuso: “Te odio”. Entonces la madre le explicó que
eso era un eco y le aconsejó: “Mira, vete otra vez al
cerro y dile a ese muchacho que es un buen chico y
que tú lo quieres, y te asombrarás de lo que te contes­
tará”. Aplicado lo narrado a la situación del orador pue­
de decirse que éste encuentra su eco en el auditorio. Si
se muestra frío, negligente, apático, desordenado, tímido,
indefinido y titubeante obtendrá de sus oyentes idéntica
reacción.
EL FACTOR Solamente lo que afecta directamente a
e g o ís m o nuestros intereses despierta mayor consi­
deración y atención en nosotros. No nos
interesará mucho saber cómo se alcanza el éxito en India,
pero sí nos atraerá una fórmula para lograrlo en el medio
en donde residimos.
Todos rendimos culto ferviente, íntimo y constante
al yo. Todos lo colocamos al principio de todas las cosas.
El ego es el punto de atracción mayor, y en cuanto em­
prendemos y hacemos buscamos la satisfacción de algún
beneficio personal.
176 N. D. LAFUEEZA

Gran parte del tiempo lo emDleamos en la realización


de toda suerte de ambic:ones. Dice el profesor Robinson
en su libro: “La mente en formación”: “A nosotros se nos
figura que todo el tiempo que estamos despiertos, lo pa­
samos pensando, y la mayoría de nosotros no nos damos
cuenta de que seguimos pensando, mientras dormimos,
aun más tontamente que cuando estamos despiertos.
Cuando no nos interrumpe algún asunto práctico, nos
damos al ensueño o contemplaron. Éste es nuestro favo­
rito y espontáneo modo de pensar. Dejamos que nuestras
ideas tomen su propio curso, que es determinado por
nuestras esperanzas y miedos, nuestros deseos del mo­
mento, su cumplimiento o fracaso: por nuestros gustos
y desagrados, nuestros afectos, odios y resentimientos.
Todo pensamiento que no es más o menos controlado y
dirigido, inevitablemente rondará en torno del amado ego.
Es divertido y patético observar esa tendencia en nos­
otros mismos y en otros”.
Conviene recordar ese modo de reaccionar del ser
humano, para que se adopte la fórmula más conveniente,
en cada caso, y así se logre interesar al auditorio. A las
personas les atrae más lo que afecta a ellas mismas que
lo que ocurre en su alrededor. En general, una señora
estará más preocupada por un pequeño defecto de confec­
ción del vestido que acaba de recibir, que en la concesión
del voto de la mujer. A un hombre le dominará más el
pensamiento sobre una contrariedad en sus negocios, que
una guerra que está por ocurrir en algún continente le­
jano. Una pequeña jaqueca tendrá mayor dominio sobre
una persona que un terremoto en un lejano país.
INTERESANDO El discurso que más atrae es el que
PARA ATRAER más interesa. La atracción de un dis­
curso se manifiesta por el cuidado que
el orador ha tenido en prepararlo en forma sugestionadora
y práctica, teniendo en cuenta a su auditorio, sus anhe­
los, ansias, expectativas y necesidades. Un grupo de oyen­
tes necesita alguna razón, motivo o fuerza especial que le
obligue a seguir el desarrollo del discurso, y gi’atamente
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 177

se sujetará a escuchar atentamente, si descubre en la ex­


posición algo que le atañe personalmente.
Conecte sus pensamientos a los intereses de sus oyen­
tes, aproxime sus ideas lo más posible al espíritu, cora­
zón, mente y sensaciones de su auditorio, y éste le com­
prenderá mejor y le escuchará con mayor agrado.
Un estudiante de taquigrafía decid'ó anotar las con­
versaciones que oía desde su habitación y que tenían
lugar en el salón principal de la casa de pensión en donde
residía. Los pensionistas pertenecían a la mejor clase.
A los cuatro meses analizó los tópicos sobre los cuales
giraban las conversaciones y lo que se dijo sobre ellos
y halló que nada interesante se había expuesto.
La siguiente historieta ilustra que no es otra cosa
que una proyección del egoísmo la propensión humana
hacia el halago y la vanidad: El escritor Pierre Wolf en
“París-Soir”, refiere que un caballero, elegantemente ves­
tido, se presentó en una pequeña confitería y preguntó a
la dueña:
—Dígame, ¿fabrica usted misma estas masas?
—Sí, señor —contestó la confitera —son exclusiva­
mente de la casa.
—Parecen excelentes. Deme un kilogramo.
El caballero pagó, probó una, y exclamó encantado:
—¡Magníficas!, ¡magníficas! ¡Nunca he coñudo ma­
sas tan sabrosas! ¿Por qué no envía unos kilogramos a
la Exposición de Dinamarca?
—No sabría cómo hacerlo.
—Si quiere, como tengo que mandar allí otras cosas,
puede incluirlas en el paquete.
—¡Oh!, ¡cuánto se lo agradezco!
Al día siguiente, la buena mujer envió varios kilo­
gramos de masas a la dirección que le había indicado su
cliente.
Pasado un mes, se presentó en la confitería un des­
conocido:
—Vengo a comunicaide —le dijo a la dueña— que
ha sido premiada con una medalla de honor en la Ex­
posición de Dinamarca. Tengo en mi poder el diploma.
178 N. D. LAFUERZA

Cuando quiera recibirlo, tendrá que satisfacer la suma de


250 francos.
—¡Ahora mismo! —dijo la señora, llena de alegría,
pagando el dinero exigido más 10 0 francos de propina
para el portador del diploma.
Lo colocó en un marco, y colgó, luego, en lugar visi­
ble, el artístico certificado. Al anochecer, ofreció una re­
unión a sus amigos con el propósito de celebrar el feliz
acontecimiento, pero en lo mejor de la fiesta, uno de los
concurrentes exclamó:
—¡Tiene gracia! He visto un diploma igual en la
confitería de la calle tal.
—Y en la calle tal —dijo otro.
—Y en la calle cual —exclamó uno de ellos.
Es decir que varias de las confiterías de París habían
recibido un diploma idéntico. Pero nadie se quejó a la
policía. La vanidad ha sido siempre una abundante fuen­
te de recursos para los hábiles estafadores.
¿Se ha fijado usted en el contenido de los diarios
y revistas que mayor circulación tienen y ha observado
cuáles son las causas de su éxito? Invariablemente los
que cuentan con más lectores son los que sirven mejor
los intereses egoístas, los que recomiendan asuntos prác­
ticos, los que hablan de cosas personalmente beneficiosas,
los que sugieren medios y sistemas para progresar y me­
jorar individualmente; usted habrá observado también
que la mayoría de los anuncios realzan el beneficio per­
sonal que se obtiene con el artículo o asunto recomen­
dado.
Cuando usted hable a un auditorio, llegue a conclu­
siones que atañen a sus oyentes. Destaque en su exposi­
ción alguna ventaja directa para los que le escuchan.
Demuestre algo que beneficiará personalmente. Diríjase
al yo y marque una ruta que conduzca a la satisfacción
de anhelos y ambiciones. Señale alguna orientación o re­
medio, y usted conseguirá de ellos una atención religiosa
y un interés indivisible.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 179

La vida humana sugestiona, fascina


LAS e x p e r i e n c i a s
y atrae por el relieve de las expe­
riencias que el hombre ha acumulado en torno de su
existencia. Refuerce su discurso y anímelo con experien­
cias humanas y conseguirá el interés de sus oyentes. El
relato de algún incidente, de alguna anécdota o de algún
hecho histórico, dotará a su discurso de gran poder para
interesar.
¿Por qué se lee tanto la prensa diaria? Porque todos
estamos ávidos de saber lo que hace la humanidad, y de
enterarnos del curso de los acontecimientos que puedan
afectarnos a nosotros mismos. Las luchas, los contra­
tiempos, los progresos, los conflictos, etc., que ocurren en
el mundo entero nos interesan, porque nos afectan en
forma más o menos directa.
Al auditorio le interesa escuchar la comprobación
de alguna idea lúcida, con algún ejemplo humano que,
en algunos casos, estará representado por una derrota o
una victoria, por un acto noble o una acción vil, por
una aspiración elevada o una ambición rastrera. El alma
de todos los acontecimientos es alguna personalidad. Des­
críbala, retrátela, cuente cómo se desenvolvió, narre sus
dificultades, contratiempos y obstáculos; precise sus lu­
chas y victorias, y su auditorio le seguirá con entusias­
mo. pendiente hasta de su mismo aliento. De lo que más
hablan las gentes es de personas. Los hechos son secun­
darios. ¿Quién fué? ¿Qué hizo? ¿Por qué lo realizó? ¿Qué
fin perseguía? El ser humano es el eje de todo nuestro
interés.
LO CONCRETO Y LA C om o y a se h a reco m en d a d o , de-
ILUSTRACIóN b en e lim in a r se las g e n e ra liza cio n es.
Ahórrense palabras y abúndese en
ilustraciones. Si decimos, por ejemplo, que San Martín fué
un patriota, no interesará tanto como si decimos que pu-
diendo haber constituido un imperio para gobernarlo él
mismo, prefirió alejarse al extranjero antes que dar sa­
tisfacción a ambiciones egoístas y deleznables.
No será tan interesante decir que Ford persistió y
180 N. D. LAFUERZA

se sacrificó hasta triunfar, como decir que pasó diez años


construyendo y perfeccionando su motor y que la pri­
mera Vez que sacó su auto, para probarlo, los vecinos
se rieron y mofaron de él, pronosticándole el fracaso.
Si un orador se refiere a las fastuosas recepciones
de la corte inglesa y dice: Las recepciones que los Re­
yes de Inglaterra dan periódicamente, causan un des­
embolso de miles de libras esterlinas, no interesará tanto
como si hace una descripción similar a ésta: Quienes
acreditan estar en lo cierto, aseguran que las recepciones
de temporada de la Corte de Inglaterra, causan un des­
embolso de 500 mil libras esterlinas a los pocos miles de
damas y caballeros que tienen el honor de ser presenta­
dos ante los Reyes. En el año 1932, 8.000 personas fueron
presentadas; tuvieron que adquirir los siguientes artícu­
los: 60.000 yardas de género para vestidos, 12.000 yardas
de tela para trajes masculinos, 5.000 yardas para encajes,
8.000 pares de zapatos, 4.000 pares de guantes, 4.000 aba­
nicos.
Si tiene que usar calificativos, como pobre, rico,
bueno, justo, cruel, avaro, magnánimo, etc., amplíe con
descripciones que verifiquen su extensión, grado, cali­
dad, cantidad, etc., y así se logrará el interés de sus
oyentes, por facilitarles la comprensión exacta y real
de lo que les dice.

PINTURAS CON Para despertar el interés de un audi-


PALABRAS torio, también se precisa técnica, y ésta
tiene que ver con la habilidad de crear
cuadros interesantes con las palabras. Imágenes, mosai­
cos, panoramas son los medios de que se vale el orador
entendido para atraer y retener el interés creciente de
sus oyentes. Tanto en el discurso como en la conversa­
ción, puede enriquecer su exposición, matizándola con
cuadros que realcen la verdad e importancia de lo que
se comunique.
¿Que re parecen estas palabras pictóricas de Dan-
tón?; “Una nación en revolución es como el bronce que
El. ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 181

se derrite y regenera en el crisol. La estatua de la liber­


tad aún no ha sido vaciada; pero hierve el metal.”
Dice Herbert Spencer que nosotros no pensamos en
generalizaciones, sino en particularizaciones. Debemos,
pues, particularizar cuando hablamos de cosas genera­
lizadas y así no sólo interesaremos mejor al auditorio,
sino que también nos entenderá fácilmente. ¡Qué pictó­
ricas son estas palabras de Epicteto!: “Alejaos del sol
mientras no tengáis más que opiniones de cera.”
Un orador, hablando sobre la relación entre el há­
bito mental y ciertas tendencias de las cosas inanima­
das, decía lo siguiente: “Cada uno sabe que un vestido,
después de haber servido algún tiempo se adapta mejor
a la forma del cuerpo que cuando era nuevo; induda­
blemente se ha operado un cambio en el tejido y este
cambio es un nuevo hábito de cohesión. Una cerradura
funciona mejor después de haber sido usada; al princi­
pio, se necesita más fuerza para vencer cierta rigidez
en el mecanismo. El vencimiento de esta resistencia es
un fenómeno de habituación. Cuesta menos doblar un
pliego de papel cuando ya ha sido doblado antes y, preci­
samente, así como por el sistema nervioso, las impresio­
nes de los objetos externos modelan para sí mismos las
mejores y más apropiadas condiciones, de la misma ma­
nera, los fenómenos vitales ocurren bajo similares exci­
taciones exteriores”. ¿No es esa relación pictórica? La
Biblia, Don Quijote y otras muchas obras clásicas están
llenas de frases y expresiones pictóricas.
Los refranes, adagios, proverbios y semejanzas son
todos de un gran poder para aumentar la fuerza visual
de la imaginación: “Pájaro en la mano vale más que
dos volando. Cuando el río suena, piedras trae. A cada
cual da Dios frío según anda vestido. Si quieres saber
lo que vale el dinero, tómalo a premio. Duro como la
roca. Ligero como una bala”.
LOS CONTRASTES Les contrastes tienen un gran poder
para despertar interés y atención, y,
más todavía, cuando magnifican la dispariuad o diferen­
182 N. D. LAFUERZA

cia. Fíjese cómo contrasta un autor a Dantón con Robes-


pierre: “Dantón era apegado a los placeres. Robespierre
era trabajador ardiente hasta perder el sueño; Dantón
blasonaba del mal que había hecho, Robespierre encubría
su saña con el nombre del bien público: Dantón imponía
con su estatura atlética y el estruendo de su voz. Robes­
pierre petrificaba a los acusados con su lenguaje glacial y
los aterraba con su mirar siniestro: Dantón. como un
león, se arrojaba valerosamente sobre su presa. Robes­
pierre, como una serpiente, se enroscaba en torno de su
víctima: Dantón se abandonaba a la inspiración del mo­
mento, Robespierre entraba con precaución en el debate;
Dantón pereció por demasiada confianza en sí mismo;
Robespierre, por excesivas sospechas para con sus cóm­
plices”.
Evitemos, sin embargo, el contraste de expresiones
raras, incongruentes o sin sentido, que a no ñocos ora­
dores se les escapan por un descuido, condición emotiva
o simplemente por falta de destreza. Un periodista fran­
cés consiguió un tomo del “Journal offieiel” ciue incluye
el diario de sesiones de la Cámara y descubrió algunas
perlas, entre ellas las siguientes:
“Cuando digo sí. es que soy afirmativo. . . ”
“Esta comisión estaba compuesta de miembros emi­
nentes. Lo sé bien: yo estaba en ella.”
“He sentido sobre mi frente pasar la justicia inma­
nente. . .”
“Señores aplaudiremos con nuestras conciencias. . . ”
“¿El dinero señores? No sirve más que para excitar
a los envidiosos y para conducir al cadalso a quienes
hace perder la cabeza.. . ”
“Si el edificio social debe derrumbarse por la base,
¿las cumbres permanecerán inquebrantables?. . . ”
pasión Y Lo que se dice con pasión y calor tiene
CALOR poder que pasa toda medida. Las creencias
más absurdas han sido creídas, porque al­
guien las ha difundido con insistencia, pasión y calor.
Un grupo de personas admitirá una cosa con mayor pron­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 183

titud. si se le comunica con vehemencia, emoción y apa­


sionamiento.
Hace algunos años, en uno de los momentos críticos
de la lucha electoral, en Marsella, ocurrió lo que se na­
rra a continuación.
Eugenio Rostand, tío del autor de “Cyrano de Ber-
gerac” y “Catilina”, era uno de los candidatos. En el
tumultuoso curso de una reunión política, un viejo pro­
fesor de Aix-en-Provence, adversario resuelto, en el pla­
no literario, del candidato, se levantó para gritar con
voz fuerte:
—Ciudadanos: Este Rostand no es más que un im­
postor. Se jacta de su instrucción, de su talento. Osa
proclamar su probidad literaria. Pues bien: yo os voy
a decir lo que es en realidad.
El auditorio anheloso y enardecido, esperó la reve­
lación. Entonces, con el puño dirigido hacia donde se
hallaba Rostand, el profesor concluyó:
—Ciudadanos: el hombre que tenéis ante vosotros,
¡ha asesinado a Salustio!
—¡Qué muera! —rugió el auditorio—. ¡A la guillo­
tina! ¡Al agua!
Y el pobre Rostand debió huir con precipitada lige­
reza. A este incidente, acaso, se debió que no fuera ele­
gido.
Grande es el poder de la vehemencia, de la emo­
ción y del calor para persuadir. Son pocas las personas
que pueden pensar independientemente. Es más fácil de­
jarse influir por los sentimientos del orador. Si en el
transcurso del discurso se dicen cosas inverosímiles, pero
con calor, pasión y sinceridad, gran número de los oyentes
las creerá, incluyéndose entre éstos a muchas personas
cultas e ilustradas.
Cuando un orador es sincero, habla ávido de comu­
nicar ideas saludables con miras a beneficiar a sus oyen­
tes y le da a su palabra el calor que proviene de un
espíritu idealista, puede, muchas veces, hablar a sus oyen­
tes con un lenguaje desprovisto de eufemismos y decir­
les la verdad diáfana aunque no sea muy simpática. A
J84 N. D. I. A F U E R Z A

continuación se copian unos párrafos sobre el gran ora­


dor Catón del libro “Los oradores romanos” de Roda:
“Se conservan de Catón algunas frases célebres que
manifiestan la fisonomía, por decirle así, de su carácter y
el vigor de su lenguaje. Para que el pueblo desistiese
de pedir una distribución de trigo que no debía conce­
dérsele, empezó su discurso diciendo: “Como no tiene
orejas vuestro vientre no será cosa fácil el persuadirlo”.
“Lamentándose del lujo que empezaba a introdu­
cirse en las comidas, exclamó: “Difícil cosa es evitar
la ruina de un pueblo, donde un pescado tiene mayor
precio que un caballo de labranza”.
“En otra ocasión decía a sus conciudadanos: “Sois
un rebaño que todo lo hace ciegamente en colectividad,
sin que ninguno sea capaz de hacer algo por sí propio.
Hay hombres cuyos consejos obtendrían vuestro des­
precio si os los diesen particularmente, y que sin em­
bargo os gobiernan a su capricho cuando estáis reunidos”.
“Decía también que los necios enseñan más a los
sabios qtee éstos a aquéllos; porque los sab'os huyen del
mal ejemplo y los necios no siguen el bueno.” Un pen­
samiento análogo se encuentra en el libro de los pro­
verbios de Salomón.
He aquí la defensa que ante el Senado hizo de los
Rodios en ocasión de las expediciones al oriente de las
que los romanos sólo habían traído estériles riquezas y
vicios: “Harto sé que la mayoría de los hombres pierden
la moderación en la prosperidad y que sueltan la rienda
a su orgullo cuando se ven acariciados por la fortuna.
Por esto temo que ensoberbecidos con el buen éxito de
la guerra esterilicéis vuestro triunfo con una resolución
de consecuencias peligrosas y que el regocijo que sentís
se destruya por su propio exceso. La adversidad doma
los corazones y alecciona a los hombres; mientras que
la prosperidad los extravía del buen camino y los hace
sordos a los consejos de la prudencia. Os recomiendo,
pues, que recordéis esto y encarecidamente os pido que
aplacéis algunos días esta deliberación, hasta que libres
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 185

ele las impresiones que nos dominan hoy seamos dueños


de nosotros mismos”.
Por encerrar un contenido profundo de calor, sin­
ceridad y pasión se citan algunas frases que se le atri­
buyen a Churchill y que fueron pronunciadas durante la
última guerra mundial:
“Nunca en la esfera de los conflictos humanos, tan­
tos debieron tanto a tan pocos.”
Cuando se refirió a Hitler, siempre le reconoció su
poder siniestro, pero cuando lo hizo con Mussolini, fué
desdeñoso:
“Veo a su pequeño cómplice italiano —dijo— trotan­
do a la vera de Hitler, esperanzado y hambriento, aun­
que más bien con fatiga y mucha timidez.”
Otra vez fué duro, como pocas veces lo ha sido,
en el vituperio del dictador italiano:
“Mussolini, ese chacal vapuleado, que para salvar
su piel ha hecho de Italia un vasallo del imperio de Hi­
tler, va brincando junto al tigre alemán, relamiéndose,
no sólo con apetito, sino hasta con triunfo. Seguramente
éste es un record mundial en la esfera de lo ridículo y
despreciable.”
Enfurecido ante la agresión grita:
“Pero ahora estamos en guerra y vamos a hacer la
guerra y a perseverar en ella hasta que los del otro lado
queden hartos de ella.”
Cuando parece inevitable la invasión, se dirige al
Imperio británico y clama con acento espartano:
“No tengo otra cosa que ofrecer que sangre, trabajo,
sudor y lágrimas.”
Algunas veces se adoptan actitudes refractarias que
implican ataque o insolencia.
El senador norteamericano Taft pidió al senador
Connally que le explicara el significado de un término
empleado por su colega y éste le contestó: “El señor
senador puede consultar el diccionario; no tengo tiem­
po para ilustrar al senador por Ohio”.
El senador J. Hamilton Lewis del estado de Illinois
al contestar una pregunta por la cual se le solicitaba
186 N. D. LAFUERZA

una explicación replicó: “Puedo darle al señor senador


la explicación, pero ¡gran Dios!, respetuosamente declino
darle discernimiento”.
El diputado laborista señor Moelwyn Hugehes en
una sesión de la Cámara de los Comunes en mayo de
1945, en la cual se trataba del enjuiciamiento de los cri­
minales de guerra, preguntó si el primer ministro se en­
cargaría de ver que los procesos no tuviesen el carácter
del incoado por el gobierno noruego contra Quisling, sino
por el contrario que fuesen cortos y espectaculares.
Churchill respondió: “Yo vacilaría en criticar a un
gobierno amigo, recientemente establecido, por haber mos­
trado, mientras prosigue implacablemente haciendo jus­
ticia, una acción significada por un jurado, en lugar de
la violencia de la turba”.
El diputado León Blum tenía la respuesta rápida.
En una ocasión alguien hacía la defensa de la igualdad.
El dirigente socialista le oyó y se encogió de hombros al
decir: “La igualdad total no es más que una frase. El
sol brilla para todos; pero usted es friolento y yo no
lo soy”.
Hace muchos años que en el Congreso de Colombia
un prestigioso político y jurisconsulto combatía la pena
de muerte y un adversario, con el fin de destruir el efecto
de la elocuencia de ese representante del pueblo, le pre­
guntó: “¿Qué es la vida?”. El orador calló por unos mo­
mentos, dirigió su mirada penetrante al mal intencio­
nado y contestó con gallardía y ademán significativo:
“¡Esa que vosotros quitáis en el patíbulo!”.
Un diputado de origen humilde interpelaba a otro
que pertenecía a la nobleza. Éste irritado le dijo a su
contendiente: “Recuerda usted que su padre era zapa­
tero”. El aludido contestó: “Recuerde su señoría que su
padre era caballero”.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 187

PARA PRACTICAR EN CLASE


LA IMPROVISACIÓN
En algunos casos no puede evitarse tener que im­
provisar y lo peor que puede hacerse en tal situación
es tratar de exponer algo muy interesante o profundo.
Desde un principio debe comprenderse que la emoción
de responsabilidad en ese momento aguijona y apremia
y no es fácil recoger y seleccionar ideas adecuadas y fe­
lices. ■(’ v ¡
Ante todo debe adoptarse una actitud serena y con­
fiada. Hágase una respiración profunda e iníciese la ex­
posición con alguna idea inicial referente a los diferen­
tes comienzos que se indican en el grabado que sigue:
188 N. D. LAFUERZA

REFERENCIAS SOBRE CÓMO INICIAR UNA


IMPROVISACIÓN
Sea cual fuere el tema escogido siempre hallará en
dichas referencias algún comienzo aplicable a la idea
que debe ser expuesta. Una vez que se ha iniciado la
exposición gradualmente se va entrando en materia y
se halla solución al problema de improvisar. Lo impor­
tante es eliminar el estado de incompetencia y de con­
fusión que domina en los primeros momentos.
Si el alumno practica unas cuantas veces y recuerda
algunos de los comienzos que se sugieren en el gra­
bado adquirirá pericia en improvisar y sentirá más va­
lentía y disposición para exponer sus ideas adecuada y
hábilmente.
Cada alumno vendrá preparado para improvisar so­
bre cualquiera de los temas que se indican, de los cua­
les le tocará uno por sorteo y sobre el cual hablará cinco
minutos.
Este ejercicio servirá también para que el alumno
aprecie la importancia de prepararse siempre que tenga
que hablar y así se libre de emociones y anticipaciones
que restan poder y minan la confianza propia.
1. La libertad del pensamiento es un derecho moral.
2. La democracia es una necesidad al bien social.
3. La guerra es una manifestación de atraso social.
4. ¿Se esfuerza el ser humano por aprender?
5. ¿Tiene ventajas la adversidad?
6. La educación como el medio más directo para
formar conciencia cívica.
7. Lo que más defienden las personas.
8. ¿Qué se entiende por iniciativa?
9. El recuerdo más grato de mi vida.
10. El susto mayor que he pasado.
RECOMENDACIONES:
a) Es una práctica muy conveniente suponer de
cuando en cuando que uno tiene que hablar so-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 189

bre un tema determinado e idear qué diría en


tal caso. Tal ejercicio crea reservas de ideas.
b) Todos los días defina, interprete o expliqúese al­
guna idea o pensamiento y ganará mucho en
agilidad intelectual.
c) Si una idea inicial no le ayuda a entender lo que
quiere exponer busque otra.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCION VIII
PRÁCTICA DE LAXITUD DE LOS LABIOS,,
LENGUA Y MANDÍBULA
Para acostumbrarse a una forma de hablar con laxi­
tud de labios, lengua y mandíbula, repítanse todos los
días, varias veces, y rápidamente los siguientes “destra­
balenguas”.
a) Compré pocas copas y como pocas copas
[compré, pocas copas pagué.
b) Pedro Pérez Castro Calvo de Sevilla.
Pedro Pérez Castro Calvo de Aragón;
¿Cuál de estos tres Pedros Pérez Castro
[Calvo conozco yo?
c) Juan Crima le dio grima
Al quemarse ayer con crema
Si la comes por encima,
Y tiene razón Zulema
Mucha crema come Crima.
d) Tras tres tragos
y otros tres,
y otros tres,
tras los tres tragos,
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 191

trago y trago
son estragos.
Trepo intrépido al través,
travesuras de entremés,
trápolas, tramo y tragón,
treinta y tres tragos de ron,
tras trozos de trucha extremo
tris, tres, tras, los truene el trueno,
tron, trin, tran, trun, torrontrón.
e) Paco Peco, chico rico,
Insultaba como un loco
A su tío Federico;
Y éste dijo: Poco a poco,
Paco Peco, poco pico. (Vital Aza)
Si estos ejercicios se hacen con suma laxitud y mo­
vimientos bien sueldos y exagerados se logrará una ma­
yor flexibilidad, propicia para una pronunciación más
clara,
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN IX

LA PERSONALIDAD DEL ORADOR


LA MITAD DE LA Ha dicho un autor que la mitad
personalidad de la personalidad está represen-
ES EXPRESIÓN tada por la expresión, esto es, por
cuanto el hombre exterioriza con
s'gnificado determinado. Es al hablar cuando sobresale
lo que sentimos, pensamos y anhelamos. Por nuestra
comunicación proyectamos mucho de lo que somos. Cuan­
do hablamos revelamos el grado de organización y com­
petencia que poseemos para llenar nuestra función so­
cial. Decir lo que primero viene a la mente, repetir lo
impreciso, incorrecto o censurable, comunicar lo vago,
vulgar o absurdo, trasmitir lo insignificante o inoportuno
es delatarse- como indisciplinado para formar relaciones
provechosas.
El orador debe hablar de modo que su influencia
personal gane en prestigio ante el auditorio. Exponer es
una tarea que requiere disciplina, capacidad y adiestra­
miento, es decir, que la autoridad para hablar se fun­
damenta en una adaptación personal a los requisitos que
templan y enriquecen la personalidad.
Hoy más que nunca se deja sentir la necesidad de
poseer dominio sobre la expresión oral. Conviene saber
qué decir y cómo expresarlo, porque el hombre mo­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 19"

d ern o, v íc tim a d e la im p etu o sid a d , d e la irritab ilid ad , d e


la d esc o n fia n z a , d e la im p a c ie n c ia , d e l e sc e p tic ism o y d el
m a teria lism o , r ea ccio n a n o só lo por el c o n te n id o de la
e x p o sic ió n , s in o q u e ta m b ié n s e g ú n có m o s e h ab la y
q u ién a firm a, d e s c r ib e ,. reco m ien d a , en señ a , su g ie r e o
se ñ a la r u m b o s d e v id a .
R e c o r d e m o s q u e h ab lar es m á s q u e p ro d u cir so n id o s
y dar a co n o cer co n cep to s; su p od er a u té n tic o r e sid e en
el e sp ír itu y cu a n d o é s te c a rece d e fe, d e co n fia n za , de
v isió n , d e im p u lso s crea d o res, d e d in a m ism o y d e id ea ­
les n o b le s y su b lim e s n o q u e d a n o tro s r e cu rso s q u e lo s
d eriv a d o s de lo m a teria l, de lo in m ed ia to , d e lo q u e t ie ­
n e co n to rn o s red u cid o s y efím ero s. M u ch o de lo q u e se
d ice o e x p o n e n o es fru to d e u n a ela b o ra ció n en la que
el e sp ír itu y la m e n te in sp ir a n , e lig e n y colab oran , sin o
m á s b ie n d e la n e r v io sid a d y d e io s in s tin to s cieg o s.
U n a u d ito rio n o s ó lo se g u ía por lo q u e escu ch a;
e n g ra n p a rte su in tu ic ió n e x p lo ra e n la s m a n ife sta c io ­
n e s y r a sg o s d e la p er so n a lid a d d e q u ie n le h ab la, q u iere
cercio ra rse d e q u e é ste p o se e la resp o n sa b ilid a d y la in te ­
grid a d para c o n fia r en él, y a sí o b serv a en su s m o v im ie n ­
to s, en la fo rm a com o r ea lza su s id ea s, e n su to n o de
voz. e n su s a d em a n es, e s decir, se v a le d e toda ex terio -
riza c ió n q u e le in d u c ir á a form ar u n a a p recia ció n d e fi­
nid a q u e le o r ie n te e n s u s a p recia cio n es.

in s u f ic ie n c ia DE H a b la r seren a , r e fle x iv a y ju icio sa -


LA ERUDICIÓN m e n te es p rer r o g a tiv a de q u ien es
h an c u ltiv a d o su s c u a lid a d es p er­
so n a les. N o es s u fic ie n te c o n o cer la s r e g la s d e la g ra ­
m ática, de la retórica, d e la d ia lé c tic a y p o se er u n c ú m u lo
d e C onocim ientos, e s m u y im p o r ta n te a ju sta rse a reg la s
d el esp íritu , q u e tie n e n por o b jeto e sp e c ia l v iv ific a r las
g ra n d e s v e r d a d e s y d escu b rir lo s v a lo r e s y lu m in o sid a d
d e lo q u e es fu n d a m e n ta l en la v id a .
E l orador d eb e p o se e r u n ím p e tu q u e n o p r o v ie n e
de lo s c o n o c im ie n to s a d q u irid o s, s in o d e su s d escu b ri­
m ien to s, d e s u s a n sia s de co n o cer m ejo r la s r e g la s de la
vid a, de su a fá n por c o n s titu ir s e e n m ejo r in té r p r e te de
194 N. D. LAFUERZA

los grandes significados. Hay un enriquecimiento que no


es intelectual, sino espiritual, que guarda armonía con
las grandes energías y que se desdobla en un esfuerzo
por superarse.
Quien sólo cuenta con enseñanzas aprendidas de me­
moria podrá comunicar lo rutinario, lo conocido, lo pa­
sado, pero dejará de señalar caminos hacia interpreta­
ciones animadoras y vivas. El orador debe ser un experto
en idear, inventar, descubrir y definir en beneficio de su
auditorio; es decir que él debe haber comprobado la reali­
dad o valor de lo que trasmite por un esfuerzo de iden­
tificación y verificación en el campo del dinamismo cons­
tructivo.
No son pocos los oradores que tienen por mirp prin­
cipal satisfacer los anhelos intelectuales de sus oyentes
y pierden de vista que a ellos les interesa escuchar a una
persona que, además de saber, muestre que ha crecido
en lo espiritual, porque desean ver en él el valor, la deci­
sión, la sinceridad, la firmeza y la consistencia, que qui­
zás ellos mismos no poseen.
Somos organismos trasmisores de energía, irradia­
mos simpatía o antipatía, atraemos o repelemos, desper­
tamos confianza o incitamos a dudar, es decir que según
hayamos cultivado nuestra personalidad así impresiona­
remos a nuestro auditorio.
V A L O R Cuando hablamos necesariamente tene-
Y
mos que proponer, recomendar, sugerir,
C O N S IS T E N C IA
indicar, condenar, reprochar y darle a
nuestra palabra matices determinados, lo que supone una
posición nuestra que defendemos con todo empeño, por­
que creemos que es justa y ventajosa. Tal valor necesi-'
tará algo más que el tono de voz subido, la fogosidad,
el movimiento exagerado de ademanes y una disposición
nerviosa; será más eficaz si en nuestra expresión se ad­
vierte una solidaridad de toda nuestra personalidad que
sin hacer gran despliegue de energías, refleja una adhe­
sión sincera y profunda a lo que es expuesto y se mani­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 195

fiesta en una forma de hablar digna, solemne, vibrante


y definida.
Cuando se habla se corre el riesgo de exagerar, ha­
blar de prestado, recurrir a opiniones antojadizas, y darse
a afirmar o recomendar lo que sólo se conoce a medias.
¿Cómo podrá el orador impresionar y menos convencer
si él mismo demuestra ser superficial, antojadizo en sus
apreciaciones y efímero en sus conclusiones?
La palabra es la prolongación de la personalidad y
cuanto más vigorosa y firme es ésta más influyente es
aquélla. Los grandes oradores fueron hombres de per­
sonalidad desarrollada, creyeron en sí mismos, sostuvie­
ron sus ideas y recomendaciones con todo el poder de su
espíritu, y su lealtad a doctrinas y principios jamás de­
clinó su ápice.
Demuestra inconsistencia pretender sobresalir para
sentir el cosquilleo vano de una sensación de importan­
cia propia. ¿Cómo discernirá lo ideal, sublime y meri­
torio quien se coloca ante sí mismo como lo más im­
portante y sólo aspira a brillar por el gusto de lison­
jearse?
SERENIDAD Hablar con poder equivale a desdoblar las
fuerzas propias sin que sufran traba o me­
noscabo alguno. El equilibrio que se precisa al hablar
ante otros se basa en una confianza fundamentada en un
dominio auténtico logrado a fuerza de eliminar debili­
dades y tendencias trastornadoras.
La serenidad es una de las cualidades más preciosa
de la personalidad e indispensable cuando se trata de
conquistar el asentimiento o adhesión de los demás. El
auditorio espera escuchar a una persona que posee domi­
nio sobre sí misma, que con su actitud, tranquila y se­
gura, demuestra que sabe qué camino recorrer y está
preparada para sostener la posición ocupada. Un ins­
pector de Scotland Yard narra en un libro publicado por
él que un candidato a diputado en una reunión de pro­
paganda política se dirigía a una muchedumbre compues­
ta de verduleros y porteros que no se mostraron muy
q;5 N. D. I \ F V E R Í A

cordiales hacia él. Algunos empezaron a apostrofarlo di-


ciéndole: “Charlatán, vago, pulpo de los pobres” y otros
epítetos más denigrantes. Al fin uno de los asistentes le
arrojó una manzana, que el orador cogió en el aire y le
dió un fuerte mordisco y dijo luego: “Gracias muchachos.
He trabajado tanto por ustedes todo el día que es el
primer bocado que tomo desde anoche”. Impresionó tan
bien ese rasgo de buen humor y serenidad que el audi­
torio cambió de actitud y más tarde el candidato fué
elegido.
Pronunciaba el famoso orador norteamericano En­
rique Ward Beecher, un discurso cuando en medio de un
párrafo de brillante elocuencia, un borracho, sentado en la
delantera del anfiteatro, agitó los brazos como si fuese un
ave y cacareó como un gallo madrugador. Beecher calló,
miró el reloj y exclamó: “¿Cómo es esto? ¡Ya ha ama­
necido! ¡Me cuesta creerlo pero el instinto es infalible
en los animales inferiores”.
La serenidad la necesita el orador para defenderse de
su propio egoísmo, de sus tendencias ficticias y superfi­
ciales, para actuar con la naturalidad que realza la ver­
dad de lo que se expone. Es en esa gran cualidad que
se encuentra el gran auxiliar para no perder de vista la
perspectiva que conviene tener presente para influir per­
suasivamente. —
Bartolomé Soler, en una conferencia que dió en Li­
ma en octubre de 1929, dijo que hay una serenidad física
y otra moral. Respecto a la primera cuenta una anécdota
de don Marcelino Menéndez y Pelayo, quien, mientras
el cirujano desgarraba sus carnes con el bisturí sopor­
taba la operación, practicada sin anestésico, leyendo un
libro. Sobre la serenidad moral cuenta el siguiente epi­
sodio: “Un general ruso del regimiento zarista cruza el
rostro de un oficial. Éste responde al ultraje disparando
sobre su superior, pero la pistola falla. Entonces el ge­
neral sentencia: “Quince días de calabozo por llevar las
armas en mal estado”.
Evocó el orador al gran estoico Séneca y se refirió
al consejo que dió a uno de sus discípulos: “Evita el ren­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 197

cor y evita la ira”: la ira que Quevedo llama el motín


de la sangre, el valor de los cobardes y le incita a que
ponga en sus palabras la máxima dulzura y huya de im­
poner con la violencia una sinrazón. Procediendo siem­
pre con serenidad no lamentaremos errores en nuestro
pasado.
CAPACIDAD p a r a Quien habla con eficacia, puede ex-
RESCATARSE BE presarse mejor que el promedio de
SOLIDARIDADES las personas y posee cierta desen-
PELIGROSAS o voltura, tiene no pocas oportunida-
NEGATIVAS des para asociarse con grupos, doc­
trinas, movimientos y personajes
que no siempre sustentan o patrocinan planes y finali­
dades dignas o convenientes. Por razón de que el hablar
bien ante el público significa poseer una habilidad que
promete mucho y rinde materialmente, la tentación es
muy grande de dejar de lado escrúpulos y secundar lo
que más ventajoso parece desde un punto de vista ma­
terial.
El orador con voluntad endeble para dec:'dir qué
asociaciones y lealtades cultivará, tarde o temprano se
encontrará en mala compañía y propagará lo que con el
tiempo lo desprestigiará.
No pocas veces por descuido, ignorancia o tenden­
cias superficiales se difunde, recomienda o propone lo
que ni es conveniencia ni verdadero. Con frecuencia se
tiene en cuenta solamente ciertas finalidades aparente­
mente atractivas y hasta humanitarias, pero que se basan
en doctrinas o enseñanzas débiles, perversas o falaces.
¡Cuánto orador ha descubierto que se encontraba en el
bando equivocado cuando ya era tarde o que propagaba
lo que constituía un perjuicio más bien que un benefi­
cio! Recuérdese que de nada servirá poseer poder elo­
cuente y facilidad de expresión si se ha perdido el pres­
tigio secundando una mala causa o promoviendo un mo­
vimiento dudoso.
198 N. D. LAFUERZA

ESPIRITU Si entendemos que hablar es dar, como y a


GENEROSO se ha explicado en otra parte del libro, ad­
mitiremos que sólo en un espíritu generoso
tendrán cabida aspiraciones, anhelos, intenciones y pro­
pósitos de llevar a los oyentes las mejores ideas, las de­
finiciones más exactas, las proposiciones más convenien­
tes, es decir, lo que represente mayor ventaja para el
auditorio.
La simpatía que un orador sienta hacia sus oyen­
tes debe partir de su espíritu generoso. Alguien ha dicho
que quien habla ante otros debe sentir amor por ellos
y sólo cuando se cultivan los grandes afectos se puede
contar con la inspiración que produce las ideas más exce­
lentes. ¿Qué estímulo sentirá para explayarse en consi­
deraciones elevadas, meritorias y nobles quien sólo cuen­
te con conocimientos literarios, exactos y científicos?
¿Acaso las ideas más sublimes no parten de un espíritu
en contacto con los ideales más puros y dotado de una
comprensión alimentada por una identificación perfecta
con los sentimientos más encomiables?
Limitado será el horizonte del orador que posea sólo
ideas elaboradas sobre especulaciones materiales y cal­
culadas; en cambio, muy amplio será para quien se guíe
por anhelos de pensar, idear, inventar y descubrir fór­
mulas de vida, interpretaciones alentadoras y soluciones
en bien de sus oyentes. Cuando se confía sólo en el brillo
del concepto o en la elegancia de la frase, el espíritu en­
mudece y entonces se destaca la frialdad de lo dialéctico y
artificial.
GUSTO PARA Ha dicho alguien: “Donde no hay lugar
EL ESTUDIO para la reflexión no lo hay ni para la
justicia ni para la prudencia”. Es de su­
poner que el que se dirige a un auditorio tiene algo im­
portante que decirle y que su posición hasta cierto
punto es la del maestro. Él tiene que decir lo que ha
fundamentado con precisión y exactitud; debe haber re­
cogido después de plantar cuidadosamente. No puede
conformarse con medias verdades, opiniones más o me­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 199

nos bien basadas, creencias caprichosas e ideas arbitra­


rias o engañosas. De él dependerá que otras personas
acepten como verdad real lo que les dice, porque supon­
drán que anteriormente habrá hecho las averiguaciones
pertinentes. Si es negligente en hacer acopio de conoci­
mientos exactos o de ideas útiles y provechosas, compro­
bará. muchas veces, que su palabra será ociosa y estéril.
Tiene que mantenerse bien informado, leer mucho,
escuchar, y. sobre todo, meditar, de tal manera ciue cuan­
to exponga no sea sólo derivación de lo aue alguien le
ha dicho o enseñado, sino que provenga de su estudio,
de su investigación, de su análisis, de su propio cultivo
y experimentación.
Por gusto para el estudio se entiende el esfuerzo in­
telectual inspirado en el afán de acumular conocimientos,
ideas y material de exposición apropiado v eficaz para
ilustrar y convencer al auditorio. Es oree'so renovar mu­
cho y abastecerse de nuevos conocimientos para sentirse
seguro y confiado al hablar ante otros. La escasez de
ideas, lo limitado de recursos, lo efímero de interpreta­
ciones y lo superficial de elementos de exposición ponen
en aprieto a cualquier persona que tiene que convencer.
La gran defensa del orador eficiente está en la re­
serva de conocimientos y su contacto con el pensamiento
universal. Es fácil errar y no menos encariñarse con ideas
o doctrinas falsas. Gran parte de la valentía, de la for­
taleza del orador proviene de sentirse seguro en lo que
acepta como verdadero y beneficioso. El estudio debe
ser metódico y persistente y cuanto más le induzca a
concentrarse y a definir cuanto sea objeto de su aten­
ción, mayor será su adiestramiento para concebir ideas
y descubrir relaciones.
PARA
d in a m is m o L a ta r e a de h a b la r a n te u n p ú b lico
explorar EN EL r e q u ie r e m u c h o im p u lso y d in am is-
MUNDO d e LAS m o. n o p u e d e e x p o n e r se el pensa-
POSIBILIDADES m ie n to p ro p io fría o tib ia m e n te o
r eco m en d a r co n in d ife r en cia . U n a u ­
d itorio esp era q u e el orad or tr a c e ru m b o s p rev ia m en te
200 N. D. LAFUERZA

estudiados y explorados y que proponga lo que él ha


comprobado que es lo mejor y más conveniente. ¿Qué
énfasis podrá emplear al hablar quien no ha sentido an­
tes la emoción de haber acertado en su esfuerzo por
comprender mejor una idea,, o descubierto algún signifi­
cado de valor o encontrado alguna nueva solución?
Generalmente se siente más el pesimismo qué el op­
timismo, prevalece más la depresión que el entusiasmo,
hay más disposición para lo negativo, que para lo posi­
tivo, y es al orador a quien incumbe hallar posiciones
firmes, seguras y luminosas. Hasta cierto punto debe
ocupar las avanzadas de toda innovación y si por negli­
gencia, ignorancia o falta de interés se mantiene des­
orientado. difícilmente podrá fijar caminos y marcar ba­
ses de pensamiento a sus oyentes. Cuanto se ha descu­
bierto en beneficio de la humanidad se debe a hombres
de visión y de fuerza dinámica que exploraron en el
mundo de las posibilidades, que confiados en la eficacia
de actuar inteligente y conscientemente persistieron en
investigar y en experimentar para introducir las inno­
vaciones adecuadas para una vida más fecunda y venta­
josa. La personalidad dinámica adquiere un brillo de in­
calculable atracción y obtiene de sus esfuerzos grandes
compensaciones.
COMPETENCIA PARA El orador c o n sc ie n te d e su res-
CONSTRUXR p o n sa b ilid a d y q u e en su corazón
tiene la avidez de desempeñarse
meritoriamente está guiado principalmente por ideas
constructivas. No debe interesarle tanto destruir como
consolidar. Es muy fácil criticar, censurar, demoler y
recomendar actitudes y movimientos de rebeldía, pero
requiere competencia sugerir y proponer lo que obtendrá
un máximo de derivaciones ventajosas.
¡Cuánta energía disipada en discursos violentos en
censuras despiadadas, en excitaciones perversas y en su­
gestiones criminales! Podría afirmarse que quienes pro­
cedieron de tal forma carecieron de la capacidad e in­
ventiva para presentar sus ideas en forma más construc­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 201

tiva y alentadora. Se le preguntó una vez a una negra


del sur de los Estados Unidos a qué atribuía su popula­
ridad aun entre los blancos de la pequeña localidad en
donde residía y contestó: “Cuando hablo siempre les to­
mo el gusto a mis palabras y si no son dulces no las
dejo salir”. ¡Cuánto significado orientador sugiere esa
contestación! Hay muchas formas de lograr interés y
acción de un auditorio, pero nunca debe recurrirse a las
que le pervierten o le inducen a proceder inconscien­
temente.
Bien está que rechacemos cuanto de censurable exis­
te, pero sígase un método por el cual el oyente no se
quede a oscuras, o a la merced de sus pasiones bajas;
más bien dejemos en su ánimo alguna emoción o reco­
mendación por la cual procederá sensata e inteligente­
mente.
La competencia para presentar las ideas en forma
constructiva, de modo que los oyentes lleguen a conclu­
siones prácticas y que las decisiones que adopten les sean
ventajosas, se obtiene a fuerza de resistir la tendencia a
desesperarse y por un persistente esfuerzo en hallar so­
luciones y medios rendidores. Un monarca oriental soñó
que había perdido la dentadura y quedó tan preocupado
que decidió llamar a un adivino para que le interpreta­
ra el significado de esa fantasía.
Una vez ante el monarca el intérprete le dijo que esa
pérdida significaba que se quedaría sin parientes. Eno­
jado el soberano por esa interpretación y bajo la emoción
de sentirse huérfano y solo en el mundo, ordenó que le
dieran cien azotes a ese hombre que le había comunicado
tan penoso desenlace. Llamó a otro y éste se enteró de
lo que su colega había dicho. Informado ya, se presentó
ante el angustiado rey y le dijo: “Ese sueño, majestad-
significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes”.
Esta explicación fué contestada así: “Ye a mi tesorero y
que te dé cien monedas de oro: tú has sabido interpre­
tar mi inquietud y has llevado calma a mi espíritu”.
En el fondo ambos adivinos dijeron lo mismo, pero
el segundo acertó en lo que sería más aceptable y cau-
202 N. D. LAFUERZA

saría menos trastornos. Ese monarca no quería quedar


solo, pero no tenía inconveniente en ser el superviviente
de toda la familia.
PARA
a p t it u d Una vez el poeta belga Mauricio Me-
LO VIVIFICANTE terlinck se encontró con un mutila­
do cuya condición era sumamente
penosa y le preguntó si su deformidad no le ennegrecía
la vida, a lo que contestó: “Sí, señor; pero yo me hago
mis propios colores”. El orador debe ver luz cuando to­
dos se sienten rodeados de tinieblas y oscuridad; debe
distinguir el salvamento cuando todos Se sienten hundir
en sus múltiples problemas y complicaciones; debe divi­
sar nuevas perspectivas cuando todos creen haber ago­
tado sus investigaciones y procedimientos; debe promo­
ver nuevos alientos cuando cunde la desesperación, debe
sentirse reanimado cuando todos creen desfallecer, en
fin, debe mantenerse en contacto con todo lo que infun­
de nuevas energías y anhelos de proseguir en la lucha y
de continuar en el esfuerzo.
El orador experto, adiestrado y que se inspira en un
afán sincero de proporcionar a sus oyentes ideas prove­
chosas y alentadoras debe mantener contacto con eleva­
dos ideales, con los principios más luminosos y básicos
y con las aspiraciones más nobles. Tiene que dar vida
a sus exposiciones y para ello tiene que inyectarles ese
algo muy personal por lo cual despierta más interés y
obtiene mejor cooperación. Su fe, su confianza, su segu­
ridad deben ser de tal vibración, deben tener una expre­
sión tan brillante y atractiva y cuanto expone debe pro­
yectarse de tal modo que el oyente perciba que recibe
algo más que conceptos verdaderos, debe tener la sensa­
ción de que entra en contacto con influencias de vida y
de poder. , -
El orador debe animar en sí mismo un espíritu de
avivamiento por todo lo que rehabilita, consolida y recu­
pera, y estar siempre listo para apreciar toda manifesta­
ción vivificante y enriquecedora de la vida. Debe librarse
constantemente de desalientos, de temores, de incertidum­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 203

bres y de inquietudes que le resten el ímpetu y el poder


para arrojar haces de luz y difundir enseñanzas que vi­
vifiquen y vigoricen, y para ello debe cultivar en sí
mismo las cualidades que promueven cuanto es sustan­
cial y verdadero en la vida.
Persuadir por persuadir no tiene
p o d e r p e r s u a s iv o
QUE VINCULA mérito alguno, anhelar la vana­
gloria del aplauso y del elogio e s'
efímero porque surte efectos deleznables, pero persua­
dir con el fin de vincularse mejor, con el propósito de
asegurar un mayor acercamiento con los demás, y sentir
la realidad de una convivencia fecunda es propio de
quienes le dan a la oratoria una interpretación perfecta
e ideal. Si anhelamos la emoción de sentirnos eruditos y
superiores a los oyentes, nos hemos servido a nosotros
mismos y nada hemos tenido para ellos, pero si. en cam­
bio, hemos tenido el afán de aproximarnos más a ellos
para vincularnos mejor y formar una relación de mutua
confianza, el esfuerzo que hagamos, por convencer será
más fructífero, poraue lo aue digamos tendrá un matiz
más natural, destacado e impresionante.
El maestro aue más confianza inspira y aue más
atención obtiene de sus discípulos es el que más interés
muestra en el adelanto de los mismos y por todos los
medios posibles obtiene su simpatía. Al creer en él. se
deian orientar, le aprecian y se sienten dispuestos a rea­
lizar cuanto les recomienda.
Debe tenerse en cuenta que la oratoria es docencia
también en los más de los casos, y si en lo que enseña­
mos sobresale la vanidad o nuestro prurito de exhibir
excelencias personales, se nos tachará de incompetentes
y de ineficaces, a pesar de que lo expuesto comprenda
conceptos e ideas de valor.
No se requiere mucha pericia u observación para des­
cubrir cuándo un orador tiene verdadero interés en be­
neficiar a sus oyentes y en servir los intereses de ellos.
Fácilmente descubren si ha sido su plan exponer con
miras a comunicarles lo que culminará en. ventajas para
204 N. D. LAFUERZ4

ellos o en beneficio para él mismo. Si el orador induce


a sospechar de él se desacredita y pierde el aprecio y
la fe de su auditorio. Escuchar es también un acto de
fe, pero si la actitud débil o la deficiencia del orador per­
turba' esa virtud tan esencial para una mayor solidaridad
y una confianza recíproca, por más elocuente que sea no
sentirá el beneficio de la vinculación, tan necesaria para
las derivaciones prácticas y útiles.
El orador que cultiva su personalidad, que la vigori­
za sin descuidos, que siempre trata de eliminar deficien­
cias propias, mantiene una escuela de suma eficacia para
adquirir mayor pericia en el arte de expresar las ideas
propias. Si sólo cuidamos lo intelectual y nos desaten­
demos de lo espiritual, hablaremos de reflejo y nuestro
poder será transitorio y de resultados pobres. La palabra
es parte íntima del ser humano y por ella exhibe éste
si está en condición de dirigir a otros, de enseñar, de
reformar y de salvar o simplemente expone sin autori­
dad y al impulso de influencias haladles y desacredita­
doras.
PARA PRACTICAR EN CLASE

El alumno hablará durante cinco minutos sobre uno


de los temas que se indican o elegirá uno de su prefe­
rencia.
1. Ventajas de la amistad.
2. Belleza de la naturaleza.
3. ¿Cuándo es un precio justo?
4. Inutilidad de la mayoría de los temores.
5. Necesidad de que el hombre confíe más en sí
mismo.
G. Estudiar no siempre equivale a aprender.
7. Lo que más importa estudiar.
8 . La serenidad y sus ventajas.
9. ¿Qué es la felicidad?
10. Posibilidades del esfuerzo persistente.
F.L ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 205

RECOMENDACIONES
a) Al hablar ante otros no piense tanto en usted
como en presentar su tema de modo que sus
oyentes se beneficien al máximo con la exposi­
ción que usted les hace.
b) Dirija siempre la mirada a su auditorio y man­
tenga un semblante laxo y agradable.
c) Aleje de su mente las ideas debilitadoras de la
voluntad y de la confianza, piense que si se adies­
tra y estudia necesariamente tiene que mejorar y
sentirse más capaz y hábil. No se deje tentar por
la idea de lucirse, piense que la práctica consti­
tuye un ensayo para adquirir cada vez mayor
habilidad.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN IX

ENUNCIACIÓN CLARA

Está muy generalizado el defecto de hablar con los


labios casi cerrados y descuidar la pronunciación sono­
ra y completa de cada palabra. A esto hay que agregar
el inconveniente, muy común, de una voz apagada, con
la consiguiente imprecisión de sonidos.
Poco es el interés consciente por hacerse entender.
Frecuentemente ocurre, durante las conversaciones, que
sea preciso repetir alguna frase o palabra a causa de ha­
blar defectuosamente.
Ante grupos debe esmerarse, con doble empeño, por
pronunciar claramente y hacerse entender. Si su pro­
nunciación es defectuosa, su discurso desmerecerá pro­
porcionalmente.
Para ejercitarse en la pronunciación clara y distin­
ta, los siguientes ejercicios servirán para que la lengua
adquiera la elasticidad y soltura necesarias. Léalos re­
petidamente y con frecuencia recuérdelos durante el día.
Practicando esta gimnasia, mejorará notablemente su
enunciación.
1) Para la flexibilidad de la Lengua.
RETUMBA EL TRUENO CON TRÁGICA Y TÉTRI-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 207

CA REPERCUSIÓN, REPITIENDO SU ECO CON RE­


SONANCIA PROLONGADA.
LALO ES LEAL A LOLA PERO LOLA LO RELEGA
AL OLVIDO.
2) Para resonancia nasal. Désele a la N una reper­
cusión nasal.
NIÑA NIEVAS NIETA DE DOÑA NEMESIA NO TIE­
NE AFICIÓN A JUEGO DE MUÑECAS Y COCINAS,
PERO SIENTE GRAN PREDILECCIÓN POR EL VIO­
LÍN Y EL ACORDEÓN.
Lea diariamente, en alta voz, con lentitud, escuchán­
dose a sí mismo, durante unos cinco minutos, poniendo
especial cuidado en emitir los sonidos con resonancia y
con la mayor claridad posible, los siguientes ejercicios:

EJERCICIOS DE FLEXIBILIDAD LABIAL


Y DE LA LENGUA
Paco Peco, cura rico,
Afirma que poco peca
Prestando al catorce y pico
Porque al quince presta Meca,
Y ayer le dijo una babieca:
Pecas poco, Paco Peco.
En parte de los partes,
Que tú repartes,
Vi que partes muy pronto
Para otras partes.
Yo quedo aparte,
Pero si partes, me partes
De parte a parte.
Estando Curro en un corro
Con Esquerra y con Chichorro.
Dice: amigos yo me escurro;
Y en un carro ve a Socorro
Y hacia el carro corre Curro.
Manuel Micho, por capricho,
Mecha la carne de macho
Y ayer le decía un borracho:
OOS N. D. LAFUERZA

¡Mucho macho, mecha Micho!


Me han dicho que has dicho un dicho
Que han dicho que he dicho yo:
El que lo ha dicho, mintió.
Y en caso que hubiese dicho
Ese dicho que tú has dicho
Que han dicho que he dicho yo,
Dicho y redicho quedó,'
Y estará muy bien dicho
Ese dicho que tú has dicho
Que han dicho que he dicho yo.
CÓMO H A B L A R CO N P O D E R P E R S U A S IV O

LECCIÓN X

LA ORGANIZACIÓN Y EL ESFUERZO NECESARIOS


PARA LOGRAR LA ELOCUENCIA
DESCONTENTO Los turcos tienen un proverbio que dice
que el mundo pertenece a los descon­
tentos. Son éstos los que introducen las mejoras y refor­
mas por las cuales se obtiene toda clase de innovaciones
ventajosas y provechosas. Es una condición sana sen­
tirse descontento, y sentir el estímulo de aspiraciones
que tienen por objeto obtener modificaciones que doten
de mayor peder y eficacia personales. Dice el profesor
Guillermo James que: “Los hombres usan solamente una
pequeña parte de los poderes que poseen y que podrían
emplear bajo condiciones adecuadas”.
Si el descontento conduce a estimular la mente y el
ingenio y a promover el desarrollo de la personalidad,
llena su función positiva. El estudiante de este curso
también debe sentirse descontento, pero orientado hacia
el logro de su propósito: hablar con mayor eficacia y
poder. Nadie ha tenido un camino directo y fácil hacia
el triunfo. Adolfo Zukor e'1 conocido productor de pelí­
culas fué de Hungría a los Estados Unidos y cuando lle­
gó a ese país sólo tenía veinticinco dólares y se inició
como aprendiz en una tienda de tapicería. Llovd George
210 N. D. LAFUERZA

quedó huérfano cuando tenía cuatro años y ayudó a su


tío a remendar zapatos.
Lin-Yutang ha dicho: “El verdadero carácter de un
hombre se revela únicamente cuando cesa de hacer las
cosas que constituyen su obligación y realiza las cosas
que son de su agrado personal”. El estudiante de este
curso siente en su corazón que quiere hablar mejor, que
anhela influir en sus semejantes con más poder, que de­
sea vivamente ser escuchado y apreciado y sólo satisfa­
ciendo esos anhelos tan legítimos sentirá qüe llena su
misión en la vida y que ésta tiene para él un significado
real y estimulador, pero para no abandonar esa aspira­
ción tan justa es preciso que mantenga el descontento
que lo impulse a estudiar y adiestrarse con voluntad y
determinación. Una vez, en un parque zoológico, encon­
trándome junto a una jaula de ardillas me llamó la aten­
ción un ruido como de un serrucho en permanente
fricción y al investigar de dónde partía noté que unos
animalitos débiles y diminutos pulverizaban la gruesa
cáscara de nueces para llegar a la parte comestible. Tra­
bajo duro y lento ése, pero que realizaban con un es­
fuerzo incesante. No sólo trabajaban para alimentarse
sino que para almacenar también. ¡Cuánto podemos
aprender de no pocos animales!
ESFUERZO “He trabajado y luchado con perseve-
CONTINUADO rancia; he querido llegar y he llegado.”
Estas breves pero significativas palabras
del príncipe de los oradores, Demóstenes, contienen en
síntesis las causas que explican el asombroso triunfo que
alcanzó. Su trabajo, persistencia y voluntad constituye­
ron la trinidad omnipotente que le allanaron todas las
dificultades en su carrera y aspiraciones.
Dice Plutarco, hablando de Demóstenes: “Al prin­
cipio, sufrió los silbidos y que se riesen de la novedad
que advertían en su estilo, evidentemente confuso en los
períodos y recargado excesivamente en las pruebas. No­
taban, además, cierta pobreza de voz, torpeza en la len­
gua e interrupción en la respiración”. Añade luego: “No
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 211

era naturalmente elocuente, sino que su habilidad y su


fuerza se debían al trabajo”.
Otro autor dice del mismo orador: ‘‘De las faculta­
des del tribuno sólo tiene una: La ambición”. Luego
añade: “La constancia le dió la victoria”.
Bueno sería que se grabaran las siguientes palabras
de Buffón en la mente y corazón de cuantos desean ad­
quirir la habilidad de la elocuencia: “No se obtiene nada
de la naturaleza más que a fuerza de atormentarla. El
genio no es más que una mayor aptitud para la pacien­
cia”.
Es un hecho histórico, fácil de verificar en la expe­
riencia diaria de todos, que cada adelanto personal y
aptitud de mérito conquistados ha exigido constancia y
persistencia de esfuerzo. La vida contiene la materia pri­
ma que nosotros mismos debemos convertir en una obra
meritoria. No es el deseo sólo el que conmueve a la natu­
raleza para que nos favorezca. No hace gigante al enano
de voluntad; en cambio, a seres rodeados de circunstan­
cias adversas y flagelados por la oposición, los ha colo­
cado en el pedestal del éxito; porque no se rindieron, y
con tenacidad laboraron para llegar a la meta fijada. Sir
Isaac Newton ha dicho que su éxito no era debido tanto
al genio como a su constante aplicación.
“La distancia entre el fracaso y el éxito se mide por
la extensión de la paciencia, algunas veces, por centí­
metros. otras, por momentos.” Carte.
“El éxito pertenece al heroísmo y la disciplina; es
lo moral lo que vence.” Barret.
La calidad de la obra humana nunca es un acciden­
te; siempre es el resultado de intenciones elevadas, es­
fuerzo sincero, dirección inteligente y ejecución maestra.
Se puede sentir un gran deseo de aprender, pero se
requiere plan y dirección para transmutar el deseo en vo­
luntad dinámica.
La voluntad es la fuerza creadora. Sin la decisión
de aumentar los conocimientos, no es posible aprender.
Ningún estudiante de este curso debe sorprenderse
de que no adelante con la rapidez que desearía, Lo que
212 N. D. LA F UER ZA

sí debe sorprenderle es que progrese sin insistir en su


empeño. Persista en su estudio y en realizar el progra­
ma de recomendaciones y ejercicios. Dedique a esta dis­
ciplina cada minuto y hora que pueda quitar a las acti­
vidades superfluas o de escasa importancia. Repase los
ejercicios o estudios que no ha aprendido completamen­
te. No se desanime porque otros parecen adelantar más.
No pierda el ritmo del progreso. Lo que le interesa es
no desviarse ni retroceder.
“Nunca deberíamos llevar más de una clase de difi­
cultades de una vez. Algunas personas las llevan de tres
clases: todas las que han tenido, las que tienen al pre­
sente, y todas las que esperan llevar con el tiempo.”
Hale.
Triunfan los que creen que pueden. “No ha apren­
dido la primera lección de la vida, quien cada día no do­
mina un temor”, dice Emerson. No se deje impresionar
por los pequeños temores, vénzalos y domínelos. Usted
es superior a ellos y tiene a su alcance los medios para
desvirtuar su aparente opresión. Si hemos de influir en
otros, debemos ejercitarnos, antes, en influir sobre nos­
otros mismos.
La determinación y la persistencia forman una com­
binación hercúlea. La primera produce la decisión, la
resolución, la firmeza, y el propósito. De la segunda di­
mana el empuje continuado. Usted necesita gran reser­
va de resistencia, y la puede conseguir. Si ya ha logrado
algún adelanto, éste aumentará a medida que se vaya
perfeccionando en el arte glorioso de expresarse elocuen­
temente.
“Por grandes que puedan ser los errores de un hom­
bre, el mayor es el de sucumbir a la desesperación; todos
los demás pueden repararse; éste es irreparable.” Con-
fucio.
organización Muchos estudiantes de este curso, ciue
DECISIVA anhelan mejorar su expresión y adqui­
rir elocuencia, pronto se desaniman
y gradualmente pierden interés, hasta que abandonan su
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 213

propósito, y, convencidos de que no poseen la capacidad


necesaria para superarse, se consuelan con alguna idea
que les sirve de excusa ante sí mismos para contentar su
amor propio. En la mayoría de los casos abandonaron
porque dejaron de organizarse, siguieron el estudio en
forma antojadiza y sin el grado de interés que mueve la
voluntad para persistir y alcanzar el fin propuesto.
Esta disciplina requiere una organización que con­
siste en vigilarse a sí mismo y precaverse de las tenden­
cias propias de indolencia, indisciplina y voluntad débil.
Tal como está organizado el curso, el estudio del mismo
es sumamente simple si todos los días se le dedican unos
minutos para adiestrarse y consolidar la personalidad ex­
presiva.
Generalmente la impaciencia y la decepción amila­
nan y le roban al alumno su entusiasmo y la disposición
a estudiar con perseverancia y esa condición se produce
porque dejó de precaverse de las influencias que nece­
sariamente tienen que sentirse cuando se anhela alguna
superación. Recordemos que la inercia predomina en la
vida humana y que cualquier intento de mejora encuen­
tra el obstáculo de la tendencia a sentirse desanimado o
falto de impulso o incentivos.
Organícese el alumno contra sus propias tendencias
a temer, a desconfiar, a considerarse impotente o incapaz,
a creer que su propósito no puede cumplirse a que ca­
rece de las cualidades necesarias, a que le requerirá mu­
cho esfuerzo, estudio y tiempo, es decir, debe armarse de
una decisión inquebrantable de allanar cuantas dificul­
tades se le presenten y adaptarse a los requisitos que le
dotarán de mayor poder para influir y persuadir.
No pretenda alcanzar el éxito a plazo fijo, no se des­
anime porque otros parecen avanzar más rápidamente,
no se deje desanimar por otros, en fin, piense todos los
días que de su voluntad inquebrantable depende que logre
lo que ansia y anhela. Encare el estudio con gusto, sien­
ta una emoción alentadora cada vez que logre algún ade­
lanto o mejora, incorpore a su vida diaria cada idea o
procedimiento que le sea ventajoso en este estudio, pon­
214 N. D. LAFUERZA

ga en su vida de relación social todo el interés por ob­


servar y obtener de sus experiencias el máximo de efica­
cia. No diga cualquier cosa ni exprese cualquier idea,
prefiera y elija las que producirán los resultados más
convenientes y acertados; descubra qué es lo que mueve,
excita e impresiona a las personas; compruebe por qué
algunas influyen favorablemente más que otras; analice
el porqué de condiciones desventajosas o negativas de
algunos, es decir, explore en el orden de las experien­
cias humanas y obtendrá lecciones valiosas para llegar
a apreciaciones y conclusiones de mérito y orientadoras
para su propia eficacia y poder comunicativo.
Déle a su organización carácter decisivo, esto es.
persista en hacerse cada vez más hábil en despoiarse de
deficiencias y en incorporar cualidades y destrezas que
le doten de mayor capacidad para persuadir.
p \ v N ' .’ -
DINAMISMO Ya se ha dicho que al hablar demostramos
la calidad de nuestra personalidad. Sere­
mos en la tribuna lo aue en nuestra vida diaria y si en
ésta denotamos debilidades, indecisiones, titubeos, in­
consistencias y otras deficiencias humanas, no nndremos
ocultarlas cuando hablemos ante los demás. El orador
necesita poseer una energía bien dirigida v aprovechada,
orientadora hacia ciertas metas bien eleg'das. Le corres­
ponde luchar, persistir y encontrar cuantos recursos líci­
tos sean necesarios para su objeto y si es pusilánime
decaerá su entusiasmo y abandonará sus prooós;tos.
El orador debe ser un hombre de acción, pero fe­
cunda, constructiva y beneficiosa. Brédif dice: “Pregun­
taban a Demóstenes: “¿Cuál es la primera cualidad del
orador?” “La acción”. “¿Y la segunda?” “La acción”. “¿Y
la tercera?” “También la acción”. Prueba esto, sobre todo,
que Demóstenes hubo de sufrir mucho con las imperfec­
ciones de la suya. ¿No estimaba Comedle como las me­
jores de sus obras las que más le habían costado, es
decir, precisamente las menos espontáneas y las más
enrevesadas de “intriga”? La acción, “la elocuencia del
cuerpo” fué durante mucho tiempo defectuosa en De-
ÉL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 215

móstenes; de aquí los fracasos que lo descorazonaron al


principio. “Yo soy, de todos los oradores, el que se fa­
tiga más; casi he agotado mis fuerzas en hacerme a la
elocuencia y con esto no puedo hacerme agradable al
pueblo. Marineros ignorantes, borrachos, ocupan la tri­
buna, son escuchados, y a mí se me desdeña.” El co­
mediante Sátiro conocía la causa del mal y le enseñó el
remedio. Le hizo cavilar, después recitó el verso de Eu­
rípides. A Demóstenes le llamó la atención el efecto tan
distinto que producía en sus labios y en los de su ami­
go; vio el poder del arte de la declamación y a fuerza
de una lucha tenaz consiguió adquirirla, sin corregir, sin
embargo, esa acción impetuosa, objeto de las críticas de
Esquines”.
El dinamismo que conviene al orador es el que le
impulsa a crear energías y poder cuando todo parece
amenazarle como avalancha impetuosa y demoledora. Al­
gunas veces aun él mismo puede ser su propio enemigo
y desanimador. Es decir, debe perseverar en su esfuerzo
sin inquietarse ni perder ánimo a pesar de cuantos con­
tratiempos le amenacen y desamparen. Se dice que hace
años, el primado de la iglesia luterana de Suecia, Erling
Eidem, fué a ver al rey Gustavo y le dijo que no se sen­
tía con ánimo de ocupar ese alto puesto, tan jerárquico,
y le indicó que más le gustaría ser un simple cura de
un pueblecito desconocido cerca de la costa. Después de un
breve silencio, el monarca habló así: “Conozco ese lu­
gar, es hermoso, y encantador por su tranquilidad, y le
voy a contar algo: Por años y años he querido ser el
director de correos de ese pueblo”. El que anhela lo fá­
cil se niega una gimnasia indispensable para vivir va­
lientemente.
avance incesante Todo perfeccionamiento viene a
corregir algún defecto o a intro­
ducir alguna superación.
La perfección no se puede conseguir atropellada­
mente. Para ello se requieren paciencia y comprensión.
Ha dicho un autor que “la preparación es un pro­
216 N. D. LAFUERZA

ceso continuado que termina solamente cuando la ambi­


ción desaparece”. Aspire, ambicione y alimente su su­
peración.
Vaya eliminando gradualmente los pequeños defec­
tos que le acompañan e incorpore a su programa de es­
tudio y práctica cuanto se sugiere en las lecc'ones. No
se conforme con poco; no se sienta satisfecho porque
ha conseguido algún adelanto y puede hablar sin emba­
razo. Luche por un progreso mayor y encuentre en cada
mejora incentivos para otras mayores. Dice Epicteto: “Na­
da grande se realiza de golpe y porrazo. S: me dices:
“Quiero ahora mismo una manzana”, te contestaré:
Aguarda a que nazca y a que madure; da tiempo al tiem­
po. Si esto es con los frutos de la tierra, ¿quieres que
el espíritu dé de repente?”.
Debe reconocerse que no bastan el método, el arte
y la fuerza. Una convicción enérgica y optimista le
ayudará a realizar su propósito de hablar con elocuencia.
actitud m e n t a l ¿Le acompaña a usted el sentido de
la seguridad o se deja dominar por
la funesta influencia de la duda y de la baja estimación
propia? ¿Alienta su inspiración 0 fomenta pensamientos
deprimentes y de desconfianza? ¿Está usted decidido a
persistir a todo trance o se siente indeciso?
Deje que arraigue en usted la firmeza de alcanzar
el éxito. No entre en consideraciones debilitadoras y pa­
ralizadoras. Afórrese a una decisión final y no permita
que nada interrumpa su adelanto.
No pierda tiempo con especulaciones ni suposiciones
hipotéticas que tienen más de fantasía que de realidad.
No se guíe por indicios ni impresiones falsas en lugar
de basarse en juicios serenos y lógicos. Usted está estu­
diando, perfeccionándose, en vías de adquirir una ha­
bilidad necesaria y útil; luego, piense más en la conve­
niencia y ventajas de proseguir en su empeño.
Su actitud positiva creará condiciones favorables si
es perseverante, enérgica y decidida. Usted debe recha­
zar las influencias desfavorables y desanimadoras.
EL ARTF. DE HABLAR EN PUBLICO 217

FUENTES DE Toda empresa de superación y mejora-


INSPIRACIÓN miento personal requiere inspiración para
llevarla a feliz término. Fije su mirada en
ese ideal que usted ha colocado en el horizonte de sus
aspiraciones; piense en su afán de realzar su personali­
dad y de hacerse más útil, destacarse y ocupar posicio­
nes más compensadoras, por medio de la elocuencia. Re­
cuerde que su avance debe ser destructor de las mpre-
siones negativas, y que le esperan horas felices de com­
placencia y satisfacción, como también oportunidades pa­
ra mejorar social y económicamente, cuando haya adqui­
rido esa cualidad tan sublime como lo es la elocuencia.
Lea biografías de grandes hombres; entérese de
cómo triunfaron, venciendo la adversidad, las dificul­
tades y los inconvenientes que encontraron a su paso.
Ford trabajó diez años elaborando su motor antes de
hacer la prueba de su primer coche. Lincoln tenía que
estudiar con libros prestados, a la luz del fuego de la
cabaña: era de aspecto feo y muy pobre y se vió preci­
sado a enfrentarse con máximas desventajas personales
y políticas en su carrera que le llevó a la presidencia de
la República de los Estados Unidos de Norte América,
y fué considerado un fracasado hasta la edad de cincuen­
ta años. Demóstenes poseía una voz pobre y era tarta­
mudo: a pesar de tales inconvenientes, llegó a ser el
orador más famoso. Cicerón dice de sí mismo que al co­
menzar a hablar en público palidecía y temblaba. Pres-
cot. el autor de las obras “Isabel y Fernando”, “México”,
“Perú” y “Felipe II”, era ciego y, a pesar de tan des­
graciado inconveniente, adquirió fama como uno de los
historiadores más ilustres. Innumerables podrían ser las
citas de hombres célebres que han vencido por su tesón
y decisión.
Infórmese, lea. adquiera datos sobre hechos y traba­
jos de personas que han logrado triunfar por sus recursos
propios y empeño. Tal información contrarrestará las
influencias que le asalten con menoscabo de su entusias­
mo e interés. Anímese en los excelentes propósitos que
le inspiraron a tomar este curso, mire en derredor suyo
218 N. D. LA F U ER ZA

y c o n te m p le cu á n ta s o p o r tu n id a d e s e x is te n para lo s que
p u e d e n h a b la r en p ú b lico.
S ie n ta el p la cer d e m ejorar su h a b ilid a d , y en tré-
g u e s e a la c o n sid e r a c ió n d e la s s e n sa c io n e s g ra tísim a s
q u e le a co m p a ñ a rá n cu an d o, tra s u n p erfeccio n a m ien to ,
se c o n sid ere m á s se g u r o y seren o , y h a b le con m a y o r po­
der y elo cu en cia .

SEGURIDAD DE LA E l tr iu n fo es d e lo s q u e lo asp ira n y


RECOMPENSA tra b a ja n con d e n u e d o por a lca n za r­
lo. E l q u e siem b ra está ju stifica d o
en esp era r u n a c o se c h a d e a cu erd o con la ca n tid a d de
se m illa p la n ta d a y c u id a d o q u e h a p u e s t o - e n fa cilitar
su c r e c im ien to . S i u s te d e stá e stu d ia n d o con fid elid ad ,
se e sm era en p o n er e n p rá ctica to d a s la s en señ a n za s,
y m a n tie n e u n e n tu s ia s m o c o n sta n te , nada p u e d e im p e ­
dir a u e lle g u e a h a b la r con elo cu en cia .
Sienta verdadera pasión por adelantar en este estu­
dio; empéñese en alcanzar la pericia de expresarse me­
jor. No divida su atención con otras aspiraciones, ni se
prepare a medias. Logrará su anhelo en justa proporción
con el fervor con que estudie.
Hasta aquí usted ha notado adelanto en su estudio,
habiendo logrado corregir algunos defectos. Siga con el
esfuerzo, pero aumentándolo e intensificándolo. En esta
disciplina, los resultados no se manifiestan gradualmen­
te, se suceden casi en forma imprevista. A lo mejor,
después de unas pocas lecciones y cuando menos se
espera, se advierte una facilidad mayor de expresión y un
dominio más amplio de la técnica.
Puede estar seguro que la recompensa de hablar con
elocuencia coronará sus anhelos y deseos si avanza sin
desmayar ni desanimarse.
Parece que la naturaleza ha querido proteger a la
familia humana contra advenedizos y charlatanes, al
hacer accesible esta facultad tan preciosa como necesa­
ria solamente a los que se hacen dignos de poseerla, a
través de paciente estudio y adiestramiento,
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 219

propósito DE Daniel Webster no podía ni s í -


alcanzar EL éxito quiera declamar ni levantarse de
su asiento para hablar ante otras
personas. Más tarde, fué uno de los oradores más sobre­
salientes de su época. La determinación, el propósito fir­
me, la decisión inquebrantable y la energía son las fuer­
zas indispensables para llegar al éxito deseado.
No sea de los que tienen grandes pretensiones con
pequeños proyectos. Ningún poder tienen las circunstan­
cias desfavorables cuando se piensa constructivamente y
el corazón está entregado a la realización de un plan in­
variable.
El Mariscal Foch decía: “Noventa mil hombres de­
rrotados retroceden ante noventa mil conquistadores, so­
lamente porque ya se han cansado de luchar, porque ya
no creen en la victoria, porque están desmoralizados”.
Físicamente no están derrotados, pero sí mentalmente.
Cuando la idea de la derrota predomina en la mente,
ya no hay remedio. Es en ésta que debe mantenerse
una actitud firme de aliento y valor.
No se canse de luchar, crea en la victoria, resista a
las influencias desmoralizadoras y recuerde que posee las
facultades y potencias necesarias para alcanzar el éxito.
em pleo DEL Tie m p o E m p le e su tie m p o co n avaricia.
No deje que las horas libres se las
arrebate la ociosidad. Mr. McRae ha hecho una división
del tiempo, en horas, por año, como sigue:
Dormir .......... . 2 736 horas
Trabajar .. ......... . 2 148 „
Rutina ............. 1 557 „
Recreo .......... ... 1 519 ,,
Estudio y trabajo creador .. 800 „
Total ...... 8 760 horas
Esas 800 horas para el estudio y trabajo creador,
empleadas inteligente y empeñosamente en el mejora­
miento de la expresión oral, le permitirán realizar su
tan anhelado deseo: hablar con elocuencia.
220 N. O. LAFUERZA

El tiempo que dedique a su mejoramiento consti­


tuye una inversión que le rendirá un interés crecido en
bienes, posición, bienestar, influencias y poder.
Si usted dedica solamente unos treinta minutos dia­
rios a esta disciplina, su progreso será inevitable. Acos­
túmbrese al estudio diario, a la práctica en cada ocasión
que se le presenté, y en poco tiempo habrá formado el
hábito de corregirse, con lo cual habrá logrado simpli­
ficar su esfuerzo, y habrá asegurado el triunfo.
PARA PRACTICAR EN CLASE
El estudiante hablará, durante cinco minutos, so­
bre un tema elegido por él mismo, o uno que más le
agrade de los siguientes.
1 . El maestro que mejor recuerdo.
2. La edad más feliz.
3. El libro es un factor civilizador.
4. La guerra no tiene vencedores.
5. Progresa la humanidad.
6. El ruido callejero excesivo debe ser eliminado.
7. Cómo entenderse con los demás.
8. La paciencia es esencial a toda empresa.
9. El adulto también debe estudiar.
10. ¿Qué aporte puede hacer el ciudadano en bien
de la comunidad?
El esquema del tema elegido debe ser presentado
al profesor para su corrección.
RECOMENDACIONES:

a) Cada vez que cometa un error alégrese de que


pudo notarlo y esfuércese por corregirlo con ple­
na confianza de que logrará su propósito si per­
siste en ello.
b) Observe diariamente su actuación ante los de­
más y elimine el proceder, la palabra, la actitud
el arte de hablar en p u b l ic o 221

o la reacción que entorpezca un mejor acerca­


miento con ellos.
c) Forme el hábito de anticipar con gusto la prác­
tica de hablar en la clase, de esa manera se ha­
bituará a desenvolverse con eficacia y poder
atractivo.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN X

ENTONACIÓN Y CLARIDAD

El tono de voz se produce, en gran parte, por el


aprovechamiento de las cavidades del tórax, nasales y
del sinus que son las que le dan la resonancia, y para
lograr este efecto es preciso un estado de laxitud general,
pues, de lo contrario no se obtendrá la vibración adecua­
da, y el sonido que se produzca no se escuchará a dis­
tancia.
Cuanto más practique el alumno los ejercicios de la­
xitud y forme el hábito de aflojar nervios y músculos
mejor dispuesto estará para aprovechar las prácticas que
tienen por fin darle a la voz un tono lleno y vigoroso.
Hágase diestro en mantener su cuerpo en laxitud,
especialmente en el tórax, brazos y hombros; evite la fo­
gosidad al conversar, no se disipe en gestos, ademanes y
esfuerzos guturales que a nada conducen y sí a un es­
tado nervioso y agotador.
Al hablar sea natural, sin contraer la garganta, y
tenga presente que se requiere soltura muscular para
producir tonos agradables y atractivos.
ÉL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 223

EJERCICIOS

a) Siéntese en una silla cómoda y deje que todo


su cuerpo adopte una posición bien suelta, luego
tome un palito de unos ocho centímetros y del
grueso de un lápiz y colóquelo entre los dientes,
sujetado por los colmillos, y, a continuación, lea
durante unos tres o cinco minutos tratando de
producir sonidos muy claros. Si se cansa fácil­
mente suspenda el ejercicio y después de una bre­
ve pausa repítalo.
b) El próximo ejercicio consiste en leer durante
unos cinco mmutos, haciendo movimientos exa­
gerados de labios, lengua y mandíbula, pero sin
producir sonido alguno. Suspéndalo brevemente
si le produce cansancio y luego siga con el mis­
mo por el tiempo señalado.
c) A continuación y después de un breve descanso
lea con naturalidad unos cinco minutos con mi­
ras a pronunciar con un máximo de claridad. Este
ejercicio debe ser hecho con lentitud.
d) El último ejercicio de esta lección consiste en
leer durante cinco minutos, pero como si apenas
tuviese aliento para murmurar, de modo que no
se entiendan las palabras pronunciadas y tra­
tando de sacar un tono bajo lo más posible del
pecho. Recuerde usted el caso de alguien muy
apenado o fatigado que habla penosamente, pero
con tonos profundos y vibrantes. Procure no ha­
cer esfuerzo en la garganta, ni hablar como si
estuviese contando un secreto.
Este ejercicio debe ayudarle a formar el há­
bito de sacar el tono del pecho y con vibración.
CÓMO H A B L A R CO N P O D E R P E R S U A S IV O

LECCIÓN XI

CÓMO HABLAR CON ÉXITO ANTE UN AUDITORIO


HUMANIZACIÓN Un discurso debe ser siempre reflejo
DEL DISCURSO fiel del sentir y pensar humanos, y su
preparación debe tener por objeto arro­
jar luz sobre algunos de los múltiples problemas que ro­
dean la vida, o producir efectos animadores. El mensaje
debe ser tan accesible y asimilable que ios oyentes, al
escucharlo, perciban una sensación de enriquecimiento
de su vida interna y dinámica. Aun en un discurso, que
no persigue otra finalidad que recrear o presentar algún
aspecto o manifestación del arte, deben encontrarse ele­
mentos de vigorización, animación y elevación.
Las flores de papel, por muy parecidas que sean
a las naturales en forma y colorido, no atraen, porque
están exentas de vida y perfume. Asimismo, un discurso,
por bello que sea. no ejercerá influencia en el auditorio
si no contiene exposiciones, verdades y realidades que
respondan a los anhelos humanos.
Dedique el orador todo su interés a servir a sus
oyentes. Un gran profesor aconsejaba a sus alumnos:
“No penséis demasiado en vosotros. Tratad de cultivar
la costumbre de pensar en los demás, esto tendrá su re­
compensa”.
Las ideas trasmitidas de palabra obtienen una recep-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 225

eión positiva cuando revelan que están inspiradas en un


sincero propósito de beneficiar a otros.
Un discurso debe estar vinculado al modo de ser y
de interpretar del orador. Según la forma personal con
que éste exprese sus pensamientos y el gusto y fervor
con que los comunique, así será el efecto que producirán
en los oyentes. Todo discurso tiene una vibración espe­
cial y un algo distinto y peculiar que atrae y domina
con poder propio y diferente. Varios oradores que hablen
sobre el mismo tema consecutivamente, impresionarán al
auditorio con resultados distintos. El que más humanice
su discurso y lo dote de mayor sensibilidad, espíritu y
vida, obtendrá mayor repercusión entre sus oyentes.
Un discurso, si ha de causar los efectos que se de­
sean, no debe ser meramente un conjunto de palabras o
ideas flotantes en la memoria, sin arraigo en las convic­
ciones del orador, como tampoco debe desarrollarse al
margen de las necesidades y anhelos humanos. Debe ser
parte íntima e inseparable de quien lo pronuncia. Cuando
es sincero, lleva el destello del pensamiento y el reflejo
de los sentimientos característicos del orador.
El gran defensor de los negros y que tanto hizo
por la abolición de la esclavitud de los mismos, Guillermo
Wilberforce, era pequeño, nunca gozó de salud robusta
y durante 20 años, por prescripción médica, tuvo que to­
mar opio, pero nadie lo aventajó en su esfuerzo por be­
neficiar a la raza negra y a pesar de sus dolencias dedicó
a su campaña energías gigantescas y poderosas. Él sentía
un afán intenso por ayudar a quienes poco o nada podían
hacer por sí mismos, de ahí que fuera tan convincente y
poderosa su palabra. De él dice una autoridad: “Cuando
empezó a hablar vi en él a un ser insignificante sobre la
tribuna, pero a medida que exponía sus ideas le vi cre­
cer, hasta que me pareció contemplar a un gigante”.
La comunicación espiritual, que es preciso estable­
cer con los oyentes, es un factor que no puede ser des­
cuidado sin detrimento del éxito deseado. Pronunciar un
discurso no es como construir un edificio que, por sus
expresiones visibles, tiene significado y valor propios e
9
226 N. D. LAFUERZA

independientes. El valor de un discurso está ligado a


la personalidad del orador, e influirá según las manifes­
taciones personales de éste.
Un discurso debe ser el eco del corazón y de la
mente en contacto con las aspiraciones humanas de su­
peración. Debe ser un mensaje humanizado, que encie­
rre alguna fórmula de solución y de satisfacción a las
necesidades de la vida.
Procúrese que brille tan claramente el espíritu hu­
mano en el discurso, que los oyentes descubran suges­
tiones aplicables y sientan reacciones saludables. Cuán­
tas veces el orador, a pesar de poseer grandes conoci­
mientos y una cultura envidiable, no impresiona a su
auditorio, porque su mensaje es frío y árido. Un dis­
curso debe ser más que una arquitectura de combina­
ciones retóricas; debe ser una dínamo de energías, fuerza
y vigor que comunique inspiración, ánimo, orientación
y ansias de mayor elevación. Las palabras son no sola­
mente símbolos, sino que también centros de poder es­
piritual. Recuerde siempre que usted no se dirige a un
público, a una masa humana, sino a seres vivientes que
necesitan algo más importante que frases recreativas y
pintorescas y que esperan soluciones, orientaciones y
sustento anímico.
Sea cual fuere la naturaleza de lo que se exponga,
siempre puede sobresalir en ello la nota humana y vivi­
ficadora. El saber, el enseñar, el demostrar, tienen gran
valor, por las posibilidades que encierran para servir las
finalidades de la vida. El orador que vivifica su palabra
lo más posible, despertará mayor interés en su auditorio,
y conseguirá mayor eficacia de su mensaje.
Dice T. Macaulay: “La oratoria debe ser apreciada
sobre principios diferentes de otras producciones. La ver­
dad es el objeto de la filosofía y de la historia. La ver­
dad es aun el objeto de esas obras que peculiarmente se
distinguen con el calificativo de ficción pero que en reali­
dad se relacionan con la historia, como el álgebra con la
aritmética. El fin de la oratoria no es sólo la verdad, sino
la persuasión; pero el criterio de la elocuencia es dife­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 227

rente. Un orador que agota toda la filosofía de un asunto,


que exhibe cada gracia del estilo pero no produce efecto
en su auditorio, podrá ser un gran ensayista, un gran
estadista, un gran maestro de composición, pero no será
un orador”.
LO QUE SE DICE Dice Platón: “El orador debe tener
Y Cómo SE DICE la sutileza de los dialécticos, la cien­
cia de los filósofos, la dicción de los
poetas y los gestos de los cómicos”.
El éxito de lo que usted comunique depende, en gran
parte, de la forma cómo lo diga. Su discurso podrá con­
tener verdadera sabiduría, grandes y profundas verda­
des, consejos valiosísimos, etc., pero todo ello impresio­
nará según como lo dé a conocer.
Por concedérsele tanta importancia a esto, alguien
ha dicho que lo más esencial de un discurso es la forma
de presentarlo. Dice Aristóteles: “La dialéctica es la base
del arte de persuadir; ser elocuente, es saber probar o
demostrar”. Si lo que se dice es importante, justo es que
sea presentado con todo el colorido escénico que se me­
rece.
Hable al impulso de su entusiasmo y calor. Sus co­
nocimientos, su experiencia, sus contactos humanos, su
sensibilidad, su visión, su sinceridad, su comprensión del
valor de lo que se va a comunicar, etc., deben traducirse
en originalidad, fuerza, ímpetu, expresión propia, y todas
esas expresiones que deben destacar en su discurso la
cualidad de exclusividad personal que seduce y atrae.
Como ejemplo de elocuencia conmovedora y senti­
miento rebosante de poder emotivo se reproduce la des­
pedida de Napoleón de los pocos soldados que le queda­
ban de su poderoso ejército, antes de partir para Elba:
“Soldados: me despido de vosotros. Hace veinte años
que vivimos juntos y siempre he estado contento de mis
soldados, siempre los hallé en el camino de la gloria.
Todas las potencias de la Europa se han coligado contra
mí. Algunos de mis generales han faltado a su deber y
a la Francia. Nuestra misma patria ha querido otros des­
228 N. D. LAFDERZA

tinos: con vosotros y con los fieles valientes que me que­


dan, hubiera podido mantener la guerra civil, pero la
Francia hubiera sido desgraciada. Sed fieles a vuestro
rey, sumisos a vuestros nuevos jefes, y no abandonéis a
nuestra amada patria. No os apesadumbréis por mi suer­
te, pues yo seré dichoso cuando sepa que vosotros mis­
mos lo sois. Hubiera podido morir y si consiento en so­
brevivir es para servir a vuestra gloria. Las grandes co­
sas que hemos hecho yo las escribiré. No puedo abraza­
ros a todos pero abrazo a vuestro general. Venid, general
Petit, venid, quiero estrecharos contra mi corazón. Que
me traigan el águila, que quiero también abrazarla.
¡Águila querida!, pueda este beso que te doy resonar en
la posteridad. Adiós hijos míos; mis votos siempre os
acompañarán; guardad eternamente mi memoria”.
Qué estilo más conceptuoso y viril se advierte en
las palabras de Royer-Collard cuando defiende la inamo­
vilidad de los jueces y dice: “Cuando el poder que tiene a
su cargo el instituir al juez en nombre de la sociedad,
llama a un ciudadano a esa función eminente, le dice:
“¡Órgano de la ley!, ¡sed impasible como ella! Que en vano
se agiten en torno de vos las pasiones, vuestra alma no
debe flaquear un momento. Si mis propios errores, si las
influencias que obcecan, de que tan difícil es emancipar­
se, me arrancan órdenes injustas, desobedeced a tales
órdenes, resistid a mis seducciones, resistid a mis amena­
zas. Cuando subáis al tribunal, no debéis tener, en el
fondo de vuestra alma, asomo alguno de temor o esperan­
za. ¡Sed como la ley, impasible!
”E1 ciudadano responde: Yo no soy más que un
hombre, y lo que se me exige excede a lo que puede
dar la humanidad. El gobierno tiene una fuerza inmensa,
y, al combatir con él no puedo menos de sucumbir, pues
la lucha es harto desigual. El mismo poder que así me
habla actualmente, el mismo poder que me prescribe el
ser impasible como la ley, desconocerá tal vez más tarde
los motivos de mi resistencia y me castigará. No, yo
no puedo ser superior a mí mismo a menos que nos pro­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 229

tejáis a la vez contra mí mismo y contra vos. Socorred­


me en mi flaqueza, libertadme del temor y esperanza,
prometedme que no seré destituido de mi tribunal, a me­
nos de ser convencido de ser traidor a los deberes que
me imponéis.
”E1 poder hesita, pues, por naturaleza el poder se
desprende difícilmente de su voluntad, pero en conocien­
do al fin sus verdaderos intereses, subyugado ñor la
fuerza ascendente de las cosas, dice al juez: Serás inamo­
vible.”
EL DISCURSO BIEN Así como los objetos comerciales se
PRESENTADO exh:ben envueltos con un empaque
o estuche que los hace atractivos
y llamativos, de la misma manera, el discurso debería
ser presentado con todas las manifestaciones que le do­
tarán de poder impresionante. ¿Por qué un mensaje pof
medio de un disco no atraería ni reuniría a muchas per­
sonas? Porque estarían ausentes los. atractivos mayores
que son el orador y su expresión. Una comedia o fun­
ción de teatro, en la cual los personajes estuviesen ocul­
tos y sólo las voces de los artistas fuesen escuchadas
no atraería a muchos espectadores.
Si las ideas, pensamientos y recomendaciones que se
exponen tienen valor, es de esperarse que el orador haga
su comunicación en forma sabia, hábil y llamativa.
Qué atractivo y emocionante ha de haber sido escu­
char a O’Connell, defensor de su patria, quien a pesar
de obstáculos, oposición y perfidia, se siente siempre dis­
puesto a defender su posición en los Comunes, sin temor
y con la firmeza propia de quien ha cimentado su fe y
confianza en principios e ideales inconmovibles. Así ha­
bla en cierta ocasión en defensa de su causa: “Jamás co­
meteré el crimen de desesperar de mi país; al cabo de
doscientos años de dolores me encuentro hoy en pie, de­
recho, en este recinto, repitiéndoos las mismas quejas y
pidiéndoos la misma justicia que reclamaban nuestros
padres; pero ya no con voz humilde y suplicante sino con
el convencimiento de mi fuerza, y convencido de que
N. D. LAFÜÉRZA

Irlanda sabrá hacer en adelante sin vosotros; quiero


para nosotros los mismos derechos que vosotros gozá:s,
el mismo sistema municipal para Irlanda que para In­
glaterra y Escocia; y si no fuera así ¿a qué se reduce la
unión con vosotros?, a una unión sobre pergaminos, ¿no
es así? ¡Pues bien!, los romperemos y el Imperio quedará
cortado por la mitad”.
A continuación se citan varios elementos que con­
tribuyen a que un discurso impresione y arraigue.
1) La naturalidad El discurso debe acompañarse de
y la espontaneidad los rasgos característicos del orador.
Sea natural. No exagere. No imite.
No adopte actitudes o posiciones grotescas, no haga ade­
manes inadecuados, mecánicos e inoportunos. Deje que
su discurso refleje su personalidad. Evite la teatralidad
fingida y las actitudes violentas. Dé libre expresión a su
modo de ser.
No es fácil ser natural. Los actores tienen que practi­
car mucho para representar su papel con naturalidad.
Deseche cuanto le cohiba o impida su expresión franca
y espontánea.
La persona que se expresa libre y naturalmente se
hace más simpática. Revele sus convicciones, simpatías,
creencias, interpretaciones, y así lo que diga será incon­
fundiblemente suyo. ¿Por qué, en el nacimiento de una
fuente, el agua brota más fresca y cristalina, haciéndose
más invitadora? Porque fluye en su estado natural y sin
contaminación.
Incuestionable ha de haber sido la espontaneidad de
la militante sufragista señorita Pankhurst al hablar en
1908 ante una gran multitud de simpatizantes en Queen’
Hall de Londres, defendiendo el voto femenino, y cuyo
discurso terminó aludiendo a su estada en la cárcel y
realzando la realidad de mantener el progreso e insistió
en que la nación no debía permanecer impasible ante un
mundo que evolucionaba constantemente. Éstas fueron
sus palabras: “Amigos: Deseo vivamente que ustedes
consideren este asunto muy seriamente. Uno tiene mu­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 231

cho tiempo para meditar en la cárcel. Acostumbrábamos


leer los diarios, luego reflexionábamos sobre lo leído y
yo observé esto: que era muy extraordinario contemplar
cómo avanza el mundo y cómo cambian las condiciones.
Noté que en los dos meses que permanecí en la cárcel
la aviación abandonó el campo de la teoría y de lo pro­
blemático para ser una cosa práctica, pues nos será tan
útil como los automotores y aún más. Esto significa
que el mundo va a ser muy diferente en el futuro de
lo que es hoy, y sobre todo, que nuestras condiciones
nacionales van a cambiar. Ello implica que en este país
debemos elevarnos a nuevas condiciones y deberemos
basar nuestro lugar entre las naciones sobre una dife­
rente estructura. Otros países son ricos, otras naciones
tienen más territorio que nosotros y otras poseen recur­
sos naturales mayores; si hemos de mantener nuestra po­
sición en el mundo del futuro, nosotros, hombres y mu­
jeres de Gran Bretaña, debemos estar siempre bien equi­
pados. El nuestro debe ser un imperio de mente e inteli­
gencia y espíritu, o deberemos quedar atrás, y otros países
ocuparán el lugar que actualmente mantenemos.
”Creo que todos somos suficientemente patriotas pa­
ra anhelar que nuestra patria permanezca en alto. Somos
los herederos de un gran pasado; ¿qué vamos a entregar
a la posteridad, qué vamos a hacer para la Gran Bretaña
del futuro? No creo que las cosas vayan bien en nuestra
nación en el presente; no creo que la condición física,
mental o espiritual de la masa de nuestro pueblo es lo
que debe ser, y, por lo tanto, es como patriotas que es­
tamos aquí esta noche; deseamos nuestra parte en salvar
a nuestro país. No negaréis eso. Creo que todos los hom­
bres de mente generosa y corazón puro estarán con nos­
otros en esta lucha. Éste no es un asunto de partido, sino
de la nación. No es un asunto del momento, sino de im­
portancia permanente. Me dirijo a los hombres que se
encuentran presentes para pedirles que se unan a nues­
tras fuerzas, que nos ayuden a derrotar al gobierno que
al presente representa el principal obstáculo en el camino
del progreso humano. Si los ojos de los hombres siguen
232 N. D. LAFUERZA

todavía cerrados ante estas verdades, no obstante las


mujeres están muy despiertas y las mujeres tienen el po­
der; ellas tienen el poder absoluto para ganar la libertad
que quieren; ellas tienen el poder y la capacidad para apo­
derarse de ese indispensable instrumento de reforma, que
en beneficio de sus propios intereses y de los de la nación
que tanto quieren, deben tener y que sin demora ten­
drán.”
Cuando una persona habla con espontaneidad, su
discurso tiene un tono más original y magnético.
2) Encanto y poder Hable con intención de ser enten­
dido. Ponga empeño especial en es­
clarecer y simplificar sus ideas. Despierte la admiración
de sus oyentes por la atracción de lo que expone. Inter­
prete los anhelos del auditorio y deje que se descubra
en su exposición la nota vibrante de solidaridad humana
y de simpatía.
Los oyentes saben cuán ' un orador atrae y tiene
poder, porque sienten su influí icia y se dan cuenta de
que su mensaje invade su espíritu.
El diputado socialista Jaurés interpeló en 1906 al
gobierno para censurar a Clemenceau por la intervención
armada en las huelgas del norte de Francia y por su hos­
tilidad hacia la Confederación del Trabajo y el “Tigre”
contestó así: “Interpelado directa y personalmente por
JVr. Jaurés, yo quiero desde luego, rendir homenaje a la
noble pasión de justicia social que anima tan espléndida­
mente su elocuencia. Dentro de una acción irresistible de
idealismo, desea ver feliz a la humanidad sin que ello le
cueste nada.
”Amphion modestamente levantó los muros de Te-
bas, a los acordes de su lira; a la voz de M. Jaurés. un
milagro más grande se ha realizado; él habla y toda la
organización secular de la sociedad humana se desmorona
de repente. Todo lo que el hombre ha ideado, querido y
hecho para mejorar su suerte, para conseguir un princi­
pio de justicia social, todo lo que él ha sufrido por la
sangre y por el hierro desde que se ha lanzado de las ca­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 233

vernas a la conquista de su planeta, todos sus triunfos,


todo eso se convierte en polvo y si seguís ese humo por
los aires, lo veréis muchas veces penetrar en palacios
brillantes, suntuosos, donde toda miseria está prescripta.
Son los males sociales, eliminados de la obra del géne­
sis, esos males que ni el mismo Jehová ha podido supo­
ner. Y sólo los males de nuestra condición humana nos
quedarán y eso os lo juro, será bastante. M. Jaurés habla
desde muy alto, fascinado por un fastuoso miraje, pero
yo, en el llano, cultivo un suelo ingrato que me niega
sus cosechas y de ahí la diferencia de puntos de vista que
su bondad se resiste a perdonarme. Él me ha hecho la
gracia de arrojarme algunas flores, pero yo he descu­
bierto pronto que su conducta obedece a la intención de
quererme inmolar más pomposamente ante el altar del
colectivismo, pero desgraciadamente yo no soy, por há­
bito, una de esas víctimas resignadas, prontas a ofrecer
a la cuchilla de Calchas, una garganta inocente. Yo dis­
cuto, grito, me rebelo y es para protestar que he subido
a esta tribuna.
”Si vuestras palabras se hubiesen unido a las mías,
;qué de desgracias se habrían evitado! Vos me domináis
desde la alta cima de vuestras convicciones socialistas,
tenéis el mágico poder de evocar con vuestra varita, pa­
lacios de hechicería. Yo soy el modesto artesano, cons­
tructor de catedrales, que lleva oscuramente una piedra
junto a la otra y que nunca podrá contemplar el monu­
mento terminado. Yo tengo el aire de rebajar mi papel,
pero en mi pensamiento lo engrandezco. Y mientras vues­
tros palacios encantados se deshacen en briznas al con­
tacto con la realidad, un día la catedral republicana ele­
vará sus flechas hasta el cielo.”
3) Sinceridad y franqueza Nada defrauda tanto las ex-
de e x p r e s i ó n pectativas de un auditorio
como escuchar a un orador
cuyas ideas o pensamientos no son propios o represen­
tan especulaciones mercei.~ :as o sospechosas. Nunca se
234 N. D. LAFÜERZA

podrá conseguir el máximo de resultados, si no se habla


con sinceridad y libertad.
Cuando el ser humano se somete a influencias que
impiden o neutralizan su comunicación libre, deja de ser
natural. El automatismo y el mecanismo, no armonizan
con la elocuencia. Ésta requiere la colaboración más am­
plia de la sinceridad de expresión.
Patrick Henry, patriota sincero y convencido, pro­
nunció en la legislatura de Virginia, en 1775, un discurso
que enardeció el ánimo de los colonos norteamericanos
y los impulsó a defender la independencia y rechazar
el tutelaje de Jorge III. Así se expresó el gran patriota:
“Os ruego que no nos dejemos engañar por más tiempo.
Hemos hecho cuanto se podía hacer para evitar la tor­
menta que se cierne sobre nosotros. Nos dicen que somos
débiles, incapaces de hacer frente a tan formidable ad­
versario. Pero ¿cuándo seremos más fuertes? ¿Será la
semana que viene? ¿Será cuando estemos totalmente des­
armados y con un centinela británico estacionado ante
cada casa? ¿Juntaremos fuerzas permaneciendo irresolu­
tos e inactivos? ¿Adquiriremos los medios de una resis­
tencia eficaz permaneciendo descuidados, echados de es­
paldas, abrazados al fantasma de la esperanza, hasta que
el enemigo nos haya atado de pies y de manos? La ba­
talla, señores, no es sólo de los fuertes: es de los que
están alertas, de los activos, de los valientes. Nuestros
hermanos están ya en la lucha. ¿Por qué permanecemos
aquí ociosos? ¿Qué es lo que los señores desean? ¿Qué
prefieren? ¿Es acaso la vida tan preciosa o la paz tan
dulce que debe ser comprada al precio de cadenas y es­
clavitud? ¡Prohíbalo Dios! No sé qué camino tomarán
otros, pero en cuanto a mí ¡dadme libertad o dadme
muerte!”
4) Calor e interés Es muy humano acompañar la tras­
misión de ideas o pensamientos pro­
pios con un calor e interés que influyan en los que es­
cuchan. El orador de elocuencia eficaz debe crear algo
suyo cuando prepara un discurso. Nada más natural que
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 235

las ideas descubiertas por uno mismo sean expuestas con


calor y entusiasmo, revelando así que se cree en lo que
se dice y recomienda. “Lo esencial es el calor, y éste
prov'ene de la sinceridad”, dice Emerson. Clemenceau
añade: “La fuerza que se sobrepone soberana a todas las
demás, yace en la inquebrantable voluntad de una con­
ciencia que quiere y actúa porque cree”.
Grande es la atracción que eierce en un auditorio
el fervor con aue se presenta un discurso. Aviva la aten­
ción de los oyentes y los predisnone al entusiasmo.
De Buwer son las siguientes palabras: “Todos los
hombres famosos por su elocuencia en los tiempos mo­
dernos han reconocido a Demóstenes como su modelo.
Muchos oradores en nuestro propio país han traducido
pasajes de los discursos del gran príncipe de la palabra
griego y al trasmitirlos a los auditorios ingleses, tan
sobrios, han producido efectos eléctricos sobre ellos como
ocurrió primero en las masas apasionadas de Atenas.
¿Por qué es esto? No por el estilo, porque el estilo des­
aparece cuando se hace la traducción, sino porque los
pensamientos constituyen la impresión más noble sobre
las emociones. Uno ve en Demóstenes al hombre acos­
tumbrado a entenderse con los asuntos prácticos huma­
nos, a generalizar los detalles, a traducir los asuntos
complejos para que sean comprendidos fácilmente y al
mismo tiempo a conectar el interés material de la vida
con los sentimientos que dan calor al pecho y exaltan
el espíritu. Es el cerebro de un estadista experto al uní­
sono con un corazón generoso, intensamente sincero, gol­
peando sonora y hábilmente con el deseo apasionado de
convencer a miles de extasiados sobre cómo sortear un
peligro y salvar a su país”.
5) Originalidad La individualidad se caracteriza por la
originalidad y otras cualidades propias
que atraen por su significación descollante y diferente.
Las ideas seducen más cuando el orador expone con ras­
gos, ademanes, gestos, actitudes, tono de voz y tempera­
mento originados en una preparación consciente; todo
236 N. D. LAFDERZA

lo cual constituye el marco saliente de su individualidad.


Son legión, los que hablan ante auditorios, pero po­
cos los que se distinguen de los demás; porque la mayo­
ría de ellos se ocultan tras la máscara de la imitación y
arrinconan su verdadera individualidad. Dice Ganivet:
“Cuando no se tienen ideas, la palabra es inútil y aun
nociva. Si la fragua está apagada, ¿qué se consigue con
darle al fuelle? Enfriar más los carbones. De aquí la
conveniencia del silencio pitagórico, precursor de la idea
o indicio de preñez espiritual. Quienquiera que, teniendo
el cerebro vacío, hable sólo para aturdir a los que le es­
cuchan, debe callar en el acto. El hablar maquinalmente
revela temor en la inteligencia; es como el canto con que
disfraza su cobardía el pusilánime cuando pasa por un
sitio que le inspira miedo... Un hombre tenaz, animado
por una idea claramente concebida y expresada, triunfa
siempre aunque luche contra él la sociedad entera”.
REALCE DE PALABRAS En una frase o período hay
importantes palabras más importantes que
otras por tener un significado
de relieve. Téngase presente que, al auditorio, hay que
ayudarlo a descubrir lo que encierra mayor importancia
en el discurso. Lea el siguiente párrafo de Cicerón dán­
dole énfasis a las palabras en mayúsculas:
“A l o s h o m b r e s s a b i o s y p r u d e n t e s l e s i n s t r u y e l a
r a z ó n ; a lo s m e n o s in t e lig e n t e s la e x p e r ie n c ia ; a lo s ig ­
n o r a n t e s l a n e c e s i d a d ; y a l o s a n i m a l e s e l i n s t i n t o .”

Al pronunciar con énfasis los vocablos más impor­


tantes del período, logramos atraer hacia ellos la aten­
ción especial del oyente.
Intensificación Cuando se habla con monotonía de
d e l tono DE voz sonidos, disminuye el efecto de las
ideas y el auditorio deja de im­
presionarse. La intensificación del tono contribuye a
avivar la atención y despertar nuevas emociones y sen­
saciones. Intensificamos el tono cuando nos expresamos
EL ARTE DE HABLAR F.N PUBLICO 237

con la variación de notas que imprimen a nuestra pala­


bra mayor énfasis y realce.
“Linterna mágica en el discurso, y como en él se su­
ceden las imágenes y los pensamientos, así deben cam­
biar los sonidos y los tonos de que se visten las palabras,
para pasar de la psiquis del orador a la del auditorio.”
Majorana.
El contraste que resulta de tal variación viene a ser
como el relieve en la escultura o como el matiz en la
pintura. Contribuye a dar vida y realidad. Privadamen­
te hablamos alternando los sonidos altos con los bajos,
según el interés que nos anima.
Es error frecuente entre los oradores, hablar en un
tono de voz forzado o fingido, sin que se acompañe de
los matices que, por su variedad y oportunidad, contri­
buyen a impresionar a los oyentes. Cuando usted dice
algo importante ante sus amigos y desea que le escuchen
con interés, levanta la voz; pues haga lo mismo al hablar
en público. Hay períodos que deben destacarse más que
otros.
Léase el siguiente párrafo, de Kant, levantando la
voz cuando se llegue a las palabras en mayúscula y nó­
tese el efecto:
“El hombre no puede serlo más que por la educa­
ción, pues no es sino lo que ésta le hace ser. EN LA
EDUCACIÓN ESTÁ EL GRAVE SECRETO DEL PER­
FECCIONAMIENTO DE LA NATURALEZA HUMANA.
Variada ha de haber sido la gama de tonos que ha
de haber empleado Antonio de los Ríos Rodas en su dis­
curso ante la Academia Matritense de Jurisprudencia y
Legislación cuando expresó los siguientes conceptos:
“Así, señores, si la libertad existe, también existe el po­
der; así, la idea del derecho no es una idea simple, sino
una idea compleja; así esta idea se compone de otras dos
ideas elementales, y en las mismas dos se descompone;
así el derecho es la compaginación del poder y de la li­
bertad. Suprimid de esta entidad, ora en el orden moral,
ora en el orden político, cualquiera de sus términos ne­
238 N. D. LAFUERZA

cesarios, y la entidad se arruina y se desvanece instan­


tánea e irremediablemente. Arrebatadle al hombre indi­
vidual o al hombre colectivo el poder; y el hombre, ca­
reciendo de dirección, carece de derecho, y se pierde en
la anarquía. Arrebatadle la libertad, y el hombre, care­
ciendo de espontaneidad y de actividad, carece también
de derecho y se abisma en el despotismo.
“En una palabra, señores, donde quiera que halléis
o imaginéis un derecho, buscad o imaginad al punto un
deber correspondiente; y si no lo encontráis ni concebís,
sabed y tened por seguro que camináis al abismo del
error por la pendiente del sofisma. Esta es la regrla abso­
luta exenta de toda cortapisa y de toda excepción en el
orden humano, así como en el orden político; éste es un
dogma que en vano ha sido negado, y una realidad que
ha sido en vano escarnecida, como todos los grandes dog­
mas y como todas las realidades inmortales.
“No hay derecho contra el deber como quiera que
el deber limita siempre al derecho y a veces lo destruye.
¡El deber, señores, que es el amor, que es la abnegación,
que es el sacrificio! ¡El deber, que es la conciencia sir­
viendo de escudo a la justicia! ¡El deber arma inocente,
templada con el temple divino de la paciencia y de la
dulzura! El deber, arma incruenta de Jesucristo, vence­
dora del mal y libertadora del hombre, contra la cual no
ha prevalecido nunca, ni prevalecerá jamás ninguna vio­
lencia ni ninguna tiranía.”

VARIACIÓN DEL RITMO Es de eran efecto variar el rit­


mo cuando se habla en público.
Para destacar la importancia o magnitud de algún dato
o cantidad, conviene que la lentitud en comunicarlo de­
muestre que debe ser escuchado con preferente atención.
Léase el siguiente párrafo de Salmerón, enunciando
con lentitud las palabras en mayúscula y nótese el efecto:
“Después de gastar d o s m i l l o n e s , de sacrificar c i e n
m i l v i d a s , haciendo cruzar el Atlántico a d o s c i e n t o s m i l

h o m b r e s , para lucro de la compañía Trasatlántica, tuvi­


EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 239

mos que rendirnos sin h o n o r , en contra de la voluntad


del ejército, y se pactó la paz por s e r v ir a la dinastía”.
LA PAUSA La pausa da tiempo al auditorio a que gra­
be en su mente lo que de importancia acaba
de escuchar. Este recurso debe ser usado con estudio y
cuando la oportunidad sea favorable. Este breve silencio
que el orador guarda en un período de su discurso es de
un efecto dominante. Intensifica la avidez de los oyentes
por saber lo que, a continuación, habrá de decir el ora­
dor. La pausa realza con solemnidad lo que se expresa
luego. Esos momentos de silencio son por demás elo­
cuentes. El que la use con maestría influirá con mayor
eficacia.
No existen reglas fijas que definan cuándo debe ha­
cerse la pausa. Debe ser hecha de acuerdo con el senti­
miento, temperamento y modo de interpretar del orador.
Estudie los efectos que usted desea obtener de su discur­
so, y dscubrirá en qué parte del mismo será más opor­
tuna.
Por lo que se dice, por las diversas y significativas
preguntas y exclamaciones y por la forma de terminar su
discurso, Mirabeau ha de haber hecho varias pausas al
lograr el voto de confianza que pedía Necker, ministro
de Hacienda, a la Asamblea y así combatió a la banca­
rrota con estos conceptos tan sugestivos : “¡Oh!, si menos
solemnes declaraciones no fuesen garantes de nuestra fe
pública y nuestro odio por la palabra bancarrota, yo di­
ría a los que tal vez se familiarizaran con la idea de
faltar a los empeños nacionales, por miedo de excesivos
sacrificios o por el terror del impuesto... ¿Qué viene a
ser la bancarrota sino el más cruel, el más inicuo y de­
sastroso de los impuestos? Amigos míos, una palabra,
una sola palabra.
* “Dos siglos de pillaje y rapiña han ahondado el abis­
mo bajo nuestras plantas; este espantoso abismo que
amenaza tragarse la nación es indispensable colmarlo.
Pues bien; aquí está la lista de los propietarios franceses;
escoged los más ricos para sacrificar a menos ciudadanos,
240 N. D. LAFUERZA

pero escoged, pues ¿no vale más que perezca corto nú­
mero para salvar la masa del pueblo? Vamos, pues, dos
mil notables poseen lo suficiente para colmar el déficit;
por este medio restableceréis el orden en la hacienda, y
daréis al reino paz y tranquilidad. Herid, inmolad sin
piedad esas tristes víctimas, precipitadlas en el abismo,
y éste volverá a cerrarse. .. ¿Qué hacéis? ¿Retrocedéis
de horror, hombres inconsecuentes, hombres pusiláni­
mes? Y no veis que, decretando la bancarrota o por me­
jor decir, haciéndola inevitable sin votarla, mancilláis
vuestro honor con un acto mil veces criminal, pues, en
fin, a consecuencia de este horrible sacrificio a lo menos
desaparecerá el déficit. ¿Creéis por ventura que los mi­
llares, que los millones de hombres que, a consecuencia
de la terrible explosión y sus resultas, perderán todo lo
que formaba el consuelo de su vida, y tal vez su único
medio de subsistir, os dejarán gozar en paz de vuestro
crimen? Contempladores estoicos de los males incalcula­
bles que vomitará en Francia catástrofe semejante;
egoístas impasibles que pensáis que las convulsiones de
la desesperación y miseria suscitadas por vuestra glacial
política, pasarán como otras tantas y con tanta mayor
rapidez cuanto más violentas se muestren ¿estáis bien
seguros que tantos hombres sin pan os dejarán saborear
en descanso los manjares opíparos, cuyo número y cali­
dad no habéis querido disminuir? No, inevitable será
vuestra ruina; y en la conflagración universal que no te­
méis acarrear, la pérdida de vuestro honor no salvará
uno sólo de vuestros abominables goces. Votad, pues,
ese subsidio extraordinario, y ojalá pueda ser suficiente;
votadlo porque los primeros interesados en el sacrificio
sois vosotros mismos; votadlo porque las circunstancias
públicas no permiten espera, y culpables seríais de cual­
quier retardo. Guardaos de pedir un tiempo que jamás
concede la desgracia. ¡Ah! señores, con motivo de una
risible insurrección, que nunca tuvo importancia más
que en las imaginaciones calenturientas o en los perver­
sos designios de algunos hombres de mala fe, habéis
oído hace poco estos furibundos gritos: Catilina está a
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 241

las puertas de Roma y se delibera; y por cierto no exis­


tía tal Catilina, ni peligro, ni facciones, ni Roma.. . Pero
actualmente la bancarrota, la horrorosa bancarrota ahí
está amenazando vuestras propiedades, vuestras perso­
nas, vuestro honor... y deliberáis.”
Usted adquirirá esta habilidad técnica, si lee con
frecuencia escuchándose, para formar el hábito de dete­
nerse al llegar a las partes destacadas del texto. Cuando
hable, en sus conversaciones diarias, haga uso de la pau­
sa atinadamente y progresará notablemente en la expre­
sión persuasiva.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará durante cinco minutos, sobre


un tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade
de los siguientes:
1. ¿Cuál tiene mayor dominio sobre el hombre: el
bien o el mal?
2. ¿Qué es un amigo?
3. ¿Por qué ha existido y existe todavía el espíritu
guerrero?
4. ¿Qué es la libertad?
5. ¿Cómo hacerse simpático?
6 . ¿Qué se entiende por democracia?
7. El poder de la concentración.
8 . Los dinámicos son más emprendedores.
9. Las posibilidades del hombre progresista son in­
calculables.
10. Vivir es producir.

R E C O M E N D A C IO N E S :

a) Forme el hábito de hablar con gusto, por el pla­


cer de llevar al ánimo de sus oyentes alguna emo­
ción o idea que les beneficie.
b) Dirija la mirada a su auditorio y con ella trate
de atraérselo, pero no sea demasiado penetrante
porque puede serle desfavorable tal intensidad.
242 N. D. LAFUERZA

c) Tenga presente que si lo que comunica es inte­


resante y usted se ha preparado debidamente, su
exposición constituye un regalo para sus oyentes.
¿Por qué tener inhibiciones cuando se agasaja a
alguien?
I

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN XI

RESONANCIA DE LA VOZ
La voz produce efectos interesantes en los demás
cuando es llena, sonora y vibrante. Si es apagada, chi­
llona, áspera o gutural pierde mucha resonancia, con el
resultado de que no es escuchada a corta distancia, cau­
sa impresiones desagradables o despierta indiferencia en
el oyente.
Merece incluirse en este espacio lo que Bedrif dice
respecto a la voz potente y resonante: “La potencia de
la voz era una cualidad que agradaba mucho a los an­
tiguos. Cicerón apreciaba su valor, a juzgar por este pa­
saje de las Verrinas: “¡Qué voz, qué pulmones, qué vigor
podrían sostener el esfuerzo necesario a la acusación de
ese solo atentado!”. Pulmones de hierro (ferrea vox) eran
auxiliares indispensables ante las multitudes tumultuo­
sas del Foro y del Pnyx. El día en que arengó a los diez
mil en Arcadia, Esquines debía sentirse con los pulmones
bien sólidos. Aun en las salas de nuestras asambleas mo­
dernas una voz débil puede comprometer, en días de tem­
pestad, la victoria del orador. Necesita un órgano capaz
de hacerse dueño del tumulto y de los oídos. Mirabeau
tenía una voz acariciadora en el diapasón de la seducción,
“horriblemente resonante en los acentos del furor”. ¿Hu-
244 N. D. LAFUERZA

biera sido en el mismo grado y tan constantemente do­


minador de la Constituyente sin la ayuda de aquel for­
midable trueno? En los ejercicios públicos el que posee
estos tres dones: la fuerza de la voz, la armonía, el rit­
mo, se lleva el premio. Hoy, en el teatro, los comedian­
tes lo alcanzan sobre los poetas; del mismo modo en las
justas políticas, el orador dotado de una acción bella ob­
tiene los votos.
“El encanto de la voz, elemento principal de la ac­
ción, debía ejercer una seducción muy poderosa sobre la
organización musical y artística de los atenienses, para
que Demóstenes persiguiese a la de Esquines con tan te ­
naces sarcasmos. Se burla de ella en toda ocasión; po­
dríamos decir que la rechaza, pues hasta tal punto pare­
ce un argumento en favor de su rival y un instrumento
de victoria.”
Nuestro cuerpo es una caja resonante, por cuanto el
vacío del tórax, el de las fosas nasales y del sinus le
dan al sonido de la voz la vibración necesaria y al mis­
mo tiempo la resonancia tan esencial para impresionar
favorablemente a los demás. No puede producirse una
voz vigorosa, firme y sostenida, sin vibración.
Para lograr un tono de voz resonante es de extraor­
dinaria importancia evitar todo esfuerzo en la garganta,
por interferir en la nitidez y vigor del sonido, por ser in­
necesario y hasta perjudicial. Se comprende que no deba
esforzarse ese órgano por cuanto no está construido para
realizarlo; es el aire eficientemente aprovechado que al
pasar por las cuerdas vocales produce el sonido amplio
y lleno, si no ha habido presión alguna en dicha parte.
¿Por qué al bostezarse generalmente se espira el aire
abundantemente con un sonido amplio, vigoroso y reso­
nante? Precisamente porque en ese momento se aprove­
chó todo el aire que salía y la garganta se encontraba
en perfecta laxitud.
Habitúese a hablar sin esforzarse y para ello debe
expresarse sin precipitación, temor, nerviosidad, impa­
ciencia y otras interferencias que causan contracciones
F.L ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 245

en el cuello y tórax en perjuicio de la claridad y sono­


ridad del sonido.

EJERCICIOS

a) Siéntese y deje que el cuerpo adopte una posición


bien laxa. Haga una aspiración bien profunda y
al aspirar el aire produzca un sonido como si se
quejara de algo, parecido al de la persona abati­
da o cansada, pero sin forzar la garganta como
si todo su cuerpo le pareciese muy pesado. Si
siente picazón o dolor en ella prueba es de que
la rigidez muscular interfiere. Produzca ese so­
nido durante unos dos minutos.
b) Proyecte los labios hacia afuera, cerrados y en
forma de círculo, y pronuncie la U con el máxi­
mo de vibración, pero sin hacer esfuerzo para
espirar el aire. Hágalo con cierto dejo de cansan­
cio para que el sonido se produzca con más na­
turalidad. Si hace este ejercicio correctamente
notará que siente una picazón en los labios, efec­
to de la vibración que en ellos se produce. El
objeto de este ejercicio es anclar el tono de voz
en el pecho. Procure que el tono vaya para arri­
ba del paladar. Practique durante tres minutos.
c) Descanse un poco y luego, con los labios en la
misma posición, practique el mismo ejercicio an­
terior, pero con la 0. Usted observará que no le
será tan fácil lograr el mismo efecto profundo
que obtuvo con la U, pero a pesar de ello procure
que la espiración sea lo más suelta posible. Prac­
tique 3 minutos.
d) A continuación lea durante unos diez minutos en
alta voz, pero suave, lenta y rítmicamente, de
modo que sienta que el tono de su voz sale de la
garganta, libre de toda presión. Lea sin prestar
demasiada atención a su tono; cuanto más se des­
preocupe de tal observación más suelta se man­
tendrá la garganta.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XII

ACTUACIÓN DEL ORADOR ANTE EL PÚBLICO


LAS PRIMERAS IMPRESIONES Ya se ha destacado en el
Y LA p e r s o n a l i d a d capítulo ix la importan­
cia de la personalidad
del orador, tema que nunca podrá ser agotado, por des­
cansar en ella el éxito de cualquier actividad humana.
La del orador debe manifestarse por una expresión que
atraiga el interés y reconquiste la confianza del auditorio.
Él no puede ocultar sus deficiencias anímicas y por más
que se esfuerce difícilmente lo logrará.
Las primeras impresiones son las que más perduran.
Cuando un orador se presenta ante sus ojmntes es juz­
gado inmediatamente por las distintas exteriorizaciones
personales que dan una medida del carácter, importancia
y calidad de la persona. Ésta siempre denota en su pro­
ceder ante los demás si le domina el dinamismo o la
inercia. Todos poseemos una intuición sumamente activa
que nos defiende cuando la inteligencia carece de las
luces necesarias para guiarnos. Ante un desconocido
con quien debemos iniciar alguna relación, le examina­
mos, observamos y escudriñamos aún sin darnos cuen­
ta, y llegado un momento determinado nos decidimos a
confiar o resolvemos aumentar nuestra sospecha, duda o
resistencia.
EL ARTE DE HÁBLAR EN PÚBLICO 247
Ha dicho un autor: “Más que un don de nacimien­
to, la personalidad es un resultado obtenido a martillazos
sobre el yunque de nuestras propias obras. Mediante ella
se patentiza, se plasma, se asegura”.
El notable orador Fosdick ha expresado: “La calidad
de la personalidad depende de la manera como se hace
frente a las dificultades y se resiste la influencia desmo­
ralizadora de éstas. Nunca encontramos la vida, la crea­
mos y con frecuencia el mejor amigo que tenemos es el
estímulo y desafío del ambiente antagónico para desper­
tar en nosotros la valerosa resistencia y durabilidad. Lo
que la existencia nos entrega es la materia prima con la
cual debemos hacer algo, y se requiere fortaleza para
realizarlo”.
La personalidad se destaca más y más a medida que
se da expresión a los tributos humanos. Los grandes
hombres de la historia fueron todos ellos actores diná­
micos en el gran drama por alcanzar la superación que
corresponde a la potencialidad personal. Pasteur a los
46 años sufrió un ataque de parálisis, pero no interrum­
pió por ello su labor. Beethoven produjo melodías su­
blimes y era sordo. Milton escribió poesías excelsas, y
estaba privado de la vista. Watt, el gran inventor inglés,
era enfermizo y percibía el sueldo de hambre de ocho
pesos semanales. ¿Quién no se asombra ante la prodi­
giosa Helen Keller contemporánea nuestra? A los 19
años queda muda y ciega. A pesar de su trágico impe­
dimento y tras un disciplinado y titánico esfuerzo por
contrarrestar sus enormes defectos físicos, puede, actual­
mente, hablar ocho idiomas, toca tres instrumentos, nada,
monta, rema y baila. Ha escrito varios libros y mantie­
ne correspondencia nutrida con los personajes más des­
tacados del mundo. Tiene más de 60 años. Para hablar
pronuncia lentamente las sílabas y oye colocando la ma­
no derecha sobre la cara de su interlocutor, con el pul­
gar a la altura de la garganta, con el índice, a la de los
labios, y con el mayor a la de la nariz; en esta forma
percibe las vibraciones de la voz, y comprende el sen­
tido de los sonidos. ¡Cuánto puede hacerse por mejorar
248 N. D. LAFDERZA

la personalidad, y más cuando se goza de buena salud


y de facultades normales!
Así como es preciso que se cultiven todas las per­
fecciones y disciplinas necesarias para hablar con efica­
cia ante un auditorio, también conviene perfeccionar las
cualidades personales que dotarán al discurso de poder
atractivo.
Bien está saber hablar y exponer bien un discurso,
pero es preciso acompañarse de una personalidad salien­
te. Tan importante es ésta que, por investigaciones cien­
tíficas que se han hecho, se ha llegado a la conclusión
de que la personalidad es factor esencial para el éxito.
Un psicólogo de una Universidad de Estados Unidos de
Norte América, investigó las actividades de los diploma­
dos durante cinco años, y descubrió que el grupo que so­
bresalía en personalidad ganaba un promedio de $ 5.000
dólares anuales. El grupo inferior en personalidad ga­
naba solamente $ 3.058 dólares por año.
En contraste con la inteligencia, ha dicho un autor:
“Mientras todos los hombres eminentes han mostrado
una inteligencia elevada, los más eminentes no han te­
nido necesariamente la mayor inteligencia”.
La personalidad es fundamentalmente adaptable y
puede desarrollarse y perfeccionarse. Es en la tribuna
en donde debe brillar con todas sus cualidades.
La personalidad es la parte dinámica de nuestra vi­
da mental. Si ha de causar buena impresión ante sus
oyentes, al ocupar la tribuna, aparezca usted descansa­
do. El cansancio y la fatiga restan dinamismo. No
demore la preparación de su tema hasta el último mo­
mento; la precipitación irrita y debilita el cuerpo y el
cerebro. Si tiene que pronunciar un discurso importan­
te, no coma antes de hablar; así evitará que el cerebro
y el estómago se disputen la sangre necesaria para el do­
ble trabajo.
Paderewski, decía que, cuando comía cuanto quería
antes de un concierto, lo que poseía de animal se so­
breponía en él, y lo notaba aún en sus mismos dedos al
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 249

ejecutar las piezas musicales. Guarde reposo antes de


ocupar la tribuna.
El orador necesita balance, equilibrio, firmeza y es­
tabilidad.
APARIENCIA PERSONAL No puede descuidarse la apa­
riencia personal sin correr el
riesgo de un fracaso seguro. La misma es un índice de mu­
chas características individuales. Indica, hasta cierto
punto, organización mental, cuidado, esmero, etc.
Cuando comparezca ante un auditorio, evite osten­
tación en el vestir, excluyendo colores exagerados y pren­
das que, por atraer demasiado, distraen la atención de
los oyentes. Las arrugas o desperfectos del traje, o la
corbata mal colocada, pueden causar calificaciones adver­
sas. Evítese asimismo el desaliño del cabello, y compa­
rezca ante el auditorio bien afeitado. Todas estas precau­
ciones obtendrán de los oyentes mayor apreciación de
la personalidad del orador.
EL SEMBLANTE Para obtener la simpatía del audito­
rio, es preciso que el mismo orador se
muestre simpático. Grande es el poder de un semblante
sonriente y afable, cuando responde a la naturalidad y
espontaneidad. La sonrisa es calor que ablanda y pre­
dispone favorablemente. Es un error de muchos orado­
res mostrar un ceño adusto y un semblante hosco y
duro. Nada justifica tal contracción del semblante. Su
expresión facial debiera ser comunicativa y expresiva.
Evite el semblante rígido y estereotipado.
Acostúmbrese a irradiar afabilidad por medio de un
semblante risueño y simpático. Adopte una actitud ani­
mada en su vida diaria y en sus relaciones con otros.
Esa disposición le conquistará la buena voluntad y, en
muchos casos, le ayudará a convencer con mayor pron­
titud y ventaja.
“Hay un modo sencillo para distinguir la gente bue­
na de la mala”, ha dicho Phelps. “Si la sonrisa perfec­
250 N. D. L A F IJ E R Z A

ciona la cara de un hombre, es un hombre bueno; si la


afea, es malo.”
Dice un adagio chino que quien no puede sonreír,
no debe entregarse a negocios. La sonrisa es perfume
que crea ambiente favorable, y, por lo tanto, despierta
sensaciones gratas.
ACTUACIÓN EFICIENTE Su actuación eficiente y des-
Y DESENVUELTA envuelta se evidenciará en el
modo de actuar ante los de­
más, por lo tanto siga las siguientes indicaciones:
1. No se abroche los botones del saco al compare­
cer ante el público.
2. No se toque la nariz, el cabello ni ninguna otra
parte del cuerpo. No lleve nada en las manos,
porque jugará con ello.
3. Aléjese de la mesa o de cualquier objeto sobre el
cual pueda apoyarse, porque las manos se dirigi­
rán a ese lugar para afirmarse en él.
4. Mantenga el cuerpo erecto, sin inclinaciones que
denotan debilidad e inhibición. No se pasee en
la tribuna.
5. Dirija la mirada al público, a éste le gusta cru­
zar la mirada con el orador.
6. Desde un principio hable en tono audible y con
claridad.
7. Si ha de permanecer sentado en la plataforma no
cruce las piernas. Según el doctor Bertillon de
París: “El hábito anormal y nocivo de cruzar las
piernas —señal de neuropatía confirmada— vie­
ne generalmente acompañado de una debilitación
general del organismo”.
8. No se lleve las manos a los bolsillos. Ha dicho
un presidente de los Estados Unidos de Norte
América: “Ponerse las manos en los bolsillos es
un gesto antisocial” y Paul Morand, de París,
agrega: “No saber dónde poner las manos es
para mí una señal de inestabilidad moral, es el
síntoma de uno de esoé desalientos que son la
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 251

base de las revoluciones. Poner las manos en los


bolsillos es una actitud débil, un reflejo de in­
adaptado, un gesto moribundo. Es el indicio re­
pugnante de la inacción. El bolsillo es la parte
más sucia y más fea del traje. Si fuera dictador
haría coser los bolsillos de todos los franceses”.
9. No suba a la tribuna precipitadamente ni baje de
ella con celeridad.
10. Coloqúese en el centro de la tribuna o del lugar
señalado para hablar y tampoco se aleje a un
lado o hacia atrás. Dirija su palabra desde donde
todos puedan escucharle bien.
11. No hable sentado y menos lea, porque perderá
mucho dinamismo y eficacia para atraer y do­
minar.
12. No beba agua durante el discurso; si habla sin
gastar inútilmente su laringe y correctamente no
necesitará mojar su boca.
13. Procure que nada le estorbe en derredor suyo
mientras ocupa la tribuna; usted necesita espa­
cio libre para su expresión dinámica.
Bien hará el estudiante de este curso en tener presen­
te la actuación de Roosevelt como orador, quien como un
crítico dice: ‘‘Probablemente su inagotable manantial de
fuerza política está en su personalidad, que complemen­
ta su voz, en la que se refleja una sinceridad libre de
artificios retóricos. Sus discursos son notables por su
brevedad y energía. La alocución “amigos míos” es de
su propia creación y refleja su innata amabilidad y no
un deliberado gesto político. Roosevelt no es un orador
de barricada. Raramente alza el tono de la voz, care­
ciendo sus discursos de afectación. La sencillez de su
manera de hablar es una expresión de su perstinalidad,
ya que el presidente en todos los aspectos de la vida
aborrece la pompa y la formalidad”.
Una falla que puede atribuirse a no pocos oradores
es la de la distracción evidenciada en su forma de excu­
sarse o de justificar pequeñas deficiencias o inconvenien­
cias. Evítese imitar o repetir las mismas palabras o mé­
252 N. D. LAFUERZA

todo de iniciar el discurso. Un conferenciante invitado


a hablar a un numeroso grupo de presos en una cárcel
de una ciudad populosa, se expresó de esta manera: “De­
bo, ante todo, dar a ustedes las gracias por haber venido
a escuchar mi palabra en una noche tan cruelmente fría
como ésta”. De más está decir lo cómico, por no decir
irónico de tal comienzo.
El orador es juzgado, en gran parte, por su forma
de actuar y especialmente en los primeros momentos en
que aparece ante un auditorio. Séase escrupulosamente
cauto en esos momentos porque de ellos depende en
gran parte el éxito o fracaso del discurso.
LA VOZ Conviene considerar que la voz es parte inte­
grante de la actuación del orador porque por
ella se expresa y según sea la misma así será la eficacia
de su discurso. Son muchos los oradores que la emplean
deficientemente y abusan de la misma como si para ellos
la armonía de las notas no tuviese valor alguno. El gri­
to, la nota aguda y la exageración en los tonos altos,
que casi siempre son molestos por ser ásperos, denotan
deficiencia de técnica, y, sobre todo, incompetencia
para exponer hábil y serenamente. Cuántas veces para
asuntos sin importancia alguna el orador clama, grita y
vocifera. I
También la voz debe ser expresiva y revelar matices
característicos de lo que se está exponiendo. Si el tema
es importante merece con mayor razón que la voz esté
adecuada al mismo. No regalaríamos una gema en un
estuche cualquiera de cartón. De la misma manera, un
buen mensaje justifica una voz bien timbrada.
En el teatro Payret de La Habana representaba el
eminente actor Enrique Borrás la dramática obra “El
místico” ante una sala colmada de espectadores. Actor
incomparable, de fuerza dramática emocionante, tiene al
público suspenso de las frases que pronuncia en los úl­
timos momentos de su vida torturada y a pesar de hablar
con acento entrecortado todo lo que dice es escuchado
claramente aun en los lugares más remotos de la sala.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 253

Al terminar la representación le preguntaron al notable


artista:
—Don Enrique, ¿qué hace usted para que se escuche
ese hilo de voz del moribundo en todo este enorme teatro?
—Amigo mío, para hacerse oír no hay que gritar.
Basta con articular muy bien las sílabas.
Conviene que el estudiante de este curso sea incan­
sable en realizar los ejercicios que se recomiendan en la
segunda sección de cada lección, para el mejoramiento
de la voz. Persístase en los mismos a pesar de que pa­
rezca que el tiempo no colabora. En algunos casos es
preciso algunos meses y en otros más tiempo todavía.
El conocido actor del cine Robert Taylor necesitó dos
años para corregir su acento aldeano y la no menos co­
nocida actriz Catalina Hepburn empleó un año en per­
feccionar su voz.
EL ademán Este gran complemento de la elocuencia
debe ser usado discretamente, y nunca
abusar de él, como ocurre en la mayoría de los casos. Los
más de los oradores no usan el ademán con prudencia
e inteligencia, sino que abusan de él con exageración. A
juzgar por los ademanes de algunos, diríase que están
ejercitándose para el pugilato o se están defendiendo de
algún enemigo fantástico.
Séase parco con el mismo, y espérese a que el im­
pulso, nacido del sentimiento o de la emoción, estimule
esa expresión. El ademán es fuerza que imprime energía
al pensamiento que se expresa con énfasis.
Los ademanes son los originales signos del lenguaje.
Con ellos se dramatiza y realza lo que tiene importancia
en el discurso. Son el lenguaje universal del cuerpo y
deberían subordinarse a las palabras habladas. Se usan
para ilustrar o recabar acción.
Investigaciones científicas han demostrado que el
brazo humano, comprendiendo la mano y los dedos, pue­
de producir 700.000 signos distintos. A juzgar por estos
resultados, puede decirse que el lenguaje de los signos
es mucho más rico y expresivo que el hablado.
254 N. D. LAFUERZA

Sus gestos debieran ser graciosos, apropiados, libres,


enérgicos, y naturales. Evite todos los que carecen de
s:gnificado: los angulares, abruptos constreñidos y otros
que indican falta de experiencia. Si habla con indigna­
ción cierre los puños; si habla como dando la bienvenida,
abra las manos; si habla con reverencia, levante la mano
derecha por encima de la cabeza. Si habla en tono de
burla, extienda hacia delante ambas manos abiertas a la
altura de la cara. Gladstone tenía el hábito de golpear
la palma de la mano izquierda con el puño cerrado de
la otra mano.
En general, use ademanes circulares para expresar
gracia, y extendidos para energía. Si habla para agra­
dar o enseñar, deben ser suaves y moderados.
A un auditorio le agrada ver acción y energía.
Quien se mantiene pasivo y sin accionar no influirá en
sus oyentes. Si lo que el orador dice no le mueve a sí
mismo, ¿cómo podrá mover a otros?
Sobre todo, sea natural. Estudie su propia natura­
leza. Experimente y desarrolle su habilidad de acuerdo
a sus aptitudes.
Sus gestos dependerán de usted, de la influencia de
su auditorio y de la importancia de su propio tema.
EJERCICIOS para emplear ademanes con gracia, signi­
ficado y atracción:
1) Extienda sus brazos hacia los lados. Dóblelos de
modo que queden suspendidos del co­
do. Deje que las manos queden com­
pletamente relajadas y sueltas, como si
no tuvieran vida; luego agítelas en to­
das las direcciones durante medio mi­
nuto.
Este ejercicio librará de tensión las muñecas. Su
objeto es darles mayor flexibilidad.
2) Extienda su brazo hacia el lado,
y con el antebrazo dé vueltas como si
fuera la hélice de un aeroplano. Em­
piece lentamente, y aumente luego la
rotación. Repita este ejercicio con el
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO

otro brazo y luego lo mismo con ambos. La duración, en


cada caso, debe ser de medio minuto.
Este ejercicio sirve para librar de tensión los codos.
3) Con el brazo completamente relajado y suelto,
trace círculos como si quisiera agran­
darlos cada vez más. Haga lo mismo
con el otro brazo. La duración de este
ejercicio, para cada brazo, será de un
minuto.
Este ejercicio sirve para librar los
hombros de rigidez.
4) En posición erecta, estire el pie izquierdo hacia
un lado, hasta que toque el suelo con
la punta. Luego, levante el brazo de­
recho hacia un lado, en línea recta a
su pierna estirada. Después, alargue la
mano como si quisiera tocar el techo.
Siga alargándola, hasta que levante el
pie izquierdo del suelo. Hágase lo mis­
mo con el otro brazo y pierna opuestos.
Duración: medio minuto en cada caso.
Por medio de este ejercicio se con­
sigue trazar la línea diagonal más larga a través del cuer­
po, y se logra el hábito de librar el cuerpo de posiciones
Pesas y pesadas.
5) De pie, con el cuerpo erecto y las manos en las
caderas, eleve la pierna derecha y de­
je que cuelgue como si no tuviera vi­
da; luego, deje que se balancee hacia
adelante y atrás, en todo su largo po­
sible, unas diez veces. Repita lo mis­
mo con la pierna izquierda.
Este ejercicio formará el hábito de
mantener el cuerpo erecto con aplomo
y gracia.
Persista en la práctica de este ejer­
cicio hasta que pueda mantenerse de pie, con una sola
pierna, en perfecto equilibrio.
256 N. D. LAFUERZA

6) Póngase de pie, con el cuerpo erecto, delante de


una silla, dándole la espalda. Luego,
libre su cuerpo de toda tirantez. Dé­
jese caer en la slila. Una vez sentado,
deje que su cabeza caiga por su pro­
pio peso hacia adelante y descanse so­
bre su pecho. Luego, libre sus brazos
de toda tensión y haga lo mismo con
sus dedos, rodillas y todo su cuerpo.
A continuación, con lentitud y pe­
rezosamente, levántese y gradualmen­
te recobre la tensión en todo su cuer­
po, como si fuera a correr una carrera
Este ejercicio facilita el aplomo y el control propio
y es excelente, tanto para el cuerpo como para la mente.
NO ABUSAR E l orador, fá c ilm e n te deja d e lad o las
DEL AUDITORIO em o c io n e s, s e n tim ie n to s y a n h e lo s de
s u s o y e n te s y se e n tr e g a ta n to a su
d isc u r so o a lo q u e a n h e la p ro p o n erles, c o n v e n c id o de
q u e d e b e n s e c u n d a r le y a p o y a r le q u e o lv id a te n e r en
c u e n ta la id io sin c r a sia y m od o d e rea ccio n a r h u m a n o s
por le y e s p sic o ló g ic a s q u e o p era n in d e fe c tib le m e n te . La
e x te n s ió n in n e c e sa r ia d e la e x p o sic ió n , el to n o d o g m á ti­
co o in tr a n sig e n te , la s a lu s io n e s m o rd aces, h ir ie n te s o
in ú tile s, la e x a g era d a in s is te n c ia so b re p u n to s se c u n d a ­
r io s o tr iv ia le s, el tim b r e d e v o z a p a g ad o o m o n ó to n o , la
e x c e s iv a fo g o sid a d y u s o v io le n to d e a d em a n es, la a c ti­
tu d so b erb ia o a rro g a n te y el r ep ro ch e d esm ed id o por d e­
fic ie n c ia s a trib u id a s a la co n c u r r e n c ia c o n s titu y e n ab u ­
so s in a c e p ta b le s e in ju stific a d o s e n p e r ju ic io d e la in ­
flu e n c ia d e l orador.
Una revista de mucha circulación refiere un relato
de Mark Twain acerca de una experiencia suya en una
reunión en la cual se solicitaba dinero para la fundación
de una institución de caridad: “Cuando el conferenciante
había hablado unos diez minutos —dice Mark Twain—
me impresioné de tal modo que decidí contribuir hasta
con la última moneda que tenía en mi poder. Después
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 257

de otros diez minutos, llegué a la conclusión de que debía


colaborar con sólo los billetes que tuviese. Diez minutos
más tarde resolví no entregar nada y al final del discur­
so cuando se hizo la colecta y pasó por delante mío la
bandeja, me encontraba tan cansado por la charla que
retiré del platillo dos dólares para mi beneficio personal”.
Aunque lo referido no sea cierto, resulta muy sim­
bólico de lo que opera en la voluntad de muchas perso­
nas por la ineptitud de no pocos oradores que cansan y
antagonizan con su modo negativo de presentar sus ideas
y proposiciones.
Es muy fácil cansar a una persona aun en el caso
de que se le quiera hacer un beneficio. Si éste no le es
presentado en la forma adecuada según ella espera o re­
quiere, lo expuesto será rechazado. Sé de un vendedor
que vendía un sistema de contralor muy excelente y que
tenía muy amplia aceptación en el comercio y un día
fué a ofrecérselo a un hombre de negocios que en ese
momento no tenía disposición para escucharle, pero tan­
to insistió el corredor que el comerciante se indignó y
tomándole del cuello del saco lo empujó fuera de su ofi­
cina, yendo a parar al suelo el indiscreto promotor de
eficiencia y sistematización en las oficinas.
Ya se ha recomendado no extender el discurso inde­
bidamente a fin de no cansar al auditorio u obligarlo a
retener más de lo que puede comprender y recordar.
Tenga cuidado el orador de no sobrepasar la línea del
interés de sus oyentes porque se hará antipático y se le
reprochará de abusador. Un chicuelo asistía a un ofi­
cio divino en una iglesia y se había quedado dormido;
de momento despertó y le preguntó a su padre:
—Papá, ¿ha terminado el predicador?
—Sí, hijito —le murmuró al oído—, puso fin a su
exposición, pero sigue hablando todavía.
No sólo el discurso debe ser elogiado, también el
orador debe obtener el comentario favorable por su tacto,
comprensión, habilidad, simpatía hacia su auditorio, es­
mero por interpretar los deseos del mismo y su forma
de actuar sagaz, generosa e inteligente.
10
258 N. D. LAFUERZA

PARA PRACTICAR EN CLASE


El alumno hablará cinco n ñutos sobre un tema de
los incluidos a continuación o uno de su preferencia:
1. Diferencia entre ahorro e inversión.
2. ¿Existe una vida más allá de la presente?
3. ¿Qué es lo que más interesa a las gentes?
4. Toda victoria tras una contienda es parcial.
5. Los tiempos modernos exigen mejores políticos.
6. La integridad es atributo de la personalidad vi­
gorosa.
7. Sin honor no hay riqueza que dignifique.
8. ¿Cómo opera la superstición?
9. Daños que provienen de las preocupaciones.
10. El arte de vivir.
RECOMENDACIONES:

a) En su vida diaria sea cuidadoso en practicar las


cualidades necesarias para influir ventajosamen­
te en los demás.
b) Forme el hábito de mantener sus manos sueltas
y con el máximo de laxitud.
c) Observe qué hacen con sus manos las personas
con las cuales se relaciona como también sus
actitudes, movimientos y ademanes para que se
impresione y evite imitarlas.
\ VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XII

INTENSIFICACIÓN DE LA RESONANCIA
Los tres principios fundamentales de la producción
de un buen timbre de voz son: control de la respiración
correcta, relajación y resonancia. Ya hemos tratado de
los dos primeros principios, y ahora nos referiremos al
tercero, que es la resonancia. ¿Qué es lo que refuerza y
hermosea el tono de su radio o victrola? El alto parlante.
Su cuerpo amplifica su voz a semejanza de la
caja de un violín o de un piano, que intensifica y embe­
llece los tonos producidos por el músico.
El tono inicial es producido por las cuerdas vocales,
pero aumenta y retumba contra la estructura dura de los
huesos del pecho, de los dientes, del paladar, de las cavi­
dades nasales y de otras partes del cráneo. Esta repercu­
sión da al timbre de la voz su cualidad más importante.
Imagínese la voz como si fuera un cohete que se eleva
desde el diafragma por la obscuridad de su garganta en
condición laxa, que se desvanece como una ducha ce
sonido contra las ventanas de la nariz y otras partes
huesosas de la cabeza.
El problema no es hablar con resonancia, pues, Ud.
ha hablado con ella toda su vida. Sin resonancia, no po­
dría ser oído a una distancia de tres metros. El esfuerzo
debe tener por fin hablar con mayor resonancia.
260 N. D. LAFUERZA

EJERCIC IOS
1) Con la lengua, garganta, mandíbula y labios re­
lajados, cante con zumbido la música de alguna
canción popular.
Coloque la palma de la mano sobre su ca­
beza, y note la vibración que se siente allí mien­
tras canta.
Al practicar estos ejercicios para intensificar
la resonancia, debe comenzarse haciendo una
buena respiración diafragmática, dejando que el
pecho esté en perfecto relajamiento. Ud. notará
que mientras absorbe el aire, siente una sensa­
ción en su cara, nariz y cabeza. Al empezar a
hacer el zumbido, note la sensación especial que
se produce en la cabeza. Esto significa que están
abiertas las cavidades para reforzar y ampliar la
resonancia. Cultive el hábito de aspirar antes de
hablar.
2) Cante otra vez con zumbido. Coloque luego su
mano en la parte posterior de su cabeza y tam­
bién sentirá allí la vibración.
3) Imagínese que el tono de la misma se produce en
la nariz. Sentirá en ella la misma sensación como
al aspirar. Sujete la parte huesosa, ubicada un
poco debajo de los ojos, con el dedo pulgar y
el índice. Note la vibración, mientras hac^e el so­
nido del zumbido.
4) Vuelva a cantar con zumbido y sienta la vibra­
ción en los labios. Coloque su índice en éstos y
la notará. Ésta debe ser tan intensa que le pro­
duzca cosquillas en esa región.
5) Ahora, cante con zumbido tan bajo como sea po­
sible, y colocando su mano abierta sobre su pe­
cho, dése cuenta de la vibración.
6) Repita la canción una vez más con zumbido, man­
teniendo la palma derecha sobre su pecho y mo­
viendo la palma de su mano izquierda sobre va-
EL ARJTE DE H A B LA R EN PÚBLIC O 261

rías partes de la cabeza y de la cara. Notará


cómo todo su cuerpo vibra causando resonancia.
Hay artistas que cuando cantan con zumbido lo
hacen tan intensamente que siente vibraciones
aún en la punta de los dedos de las manos y de
los pies.
El canto es en sí mismo un ejercicio espléndido para
mejorar la voz. Usando todos los principios de la pro­
ducción del timbre mencionados en estas lecciones, bue­
no será cantar de vez en cuando, para beneficio de la voz
propia.
No pocos oradores, a los pocos minutos de haber em­
pezado a hablar, se encuentran sin voz y tienen que hacer
un esfuerzo especial y penoso para seguir hablando. La
resonancia nasal, cuando está debidamente desarrollada,
se constituye en excelente auxiliar para darle al sonido
mayor brillo, duración y poder, como también es muy
eficaz cuando se habla a cierta distancia.
Dice un autor: “Cuando decimos que “estamos ha­
blando por la nariz.”, no hacemos tal cosa; estamos en
realidad hablando con la nariz o los conductos nasales
obstruidos. Cuando nos hallamos resfriados decimos
también que nuestra entonación es nasal, pero el hecho
verdadero es que nuestro timbre está sufriendo por la
falta de resonancia de la nariz. Este órgano es uno de
los principales resonadores del mecanismo de la palabra,
y cuando se halla obstruido por adenoides, resfríos y
otras causas, la voz se torna áspera y descolorida. En
consecuencia, esta particularidad en vez de ser tildada
de “voz nasal” debería llamarse “voz bucal”, sin la re­
sonancia nasal que naturalmente le corresponde”.
Lea repetidamente, por varios días, el verso que apa­
rece al final, para practicar la resonancia nasal. Procure
que el sonido proceda de las cavidades de la nariz y del
cráneo. Ante todo, respire profundamente y luego sien­
ta, mientras lee y respira, la misma sensación de infil­
tración que cuando aspira.
La lectura debe hacerse en alta voz y con miras a
conseguir tonos ricos y vibrantes.
262 N. D. LAFUERZA

EL CANTO DEL TORDO


Canta, alado trovador
de las comarcas chilenas,
canciones de gozo llenas,
himnos de gloria y amor.
Bajo el palio de verdor
de las selvas araucanas,
entre rojas avellanas
y copihues purpurinos,
al viento da sus trinos
las cascadas soberanas.
A bel G onzález.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XIII

LA EXPOSICIÓN PERSUASIVA

Frecuentemente, un orador prepara su


e x p o s ic ió n
ADECUADA discurso sin tener en cuenta la clase de
auditorio que lo escuchará. Lo que más
le preocupa es dar la nota de brillantez intelectual, para
que sus oyentes lo admiren. No tiene en cuenta que una
gran distancia lo separa de su auditorio en cuanto a pre­
paración, conocimientos e interés sobre el tema que va
a exponer. Él debe haberse preparado y documentado
debidamente, siéndole fácil comprender exactamente sus
ideas. En cambio, muy probablemente, su tema será des­
conocido por la generalidad de quienes le escucharán,
lo cual requerirá que la exposición sea presentada en for­
ma clara y precisa.
¿Qué fin práctico tiene hablar en términos generales
y vagos, así como usar un lenguaje que no está al al­
cance de los oyentes? ¿Para qué hablarles de cosas o
tecnicismos que para ellos no tienen significado claro?
Si se quiere que acepten lo que se les dice, lo crean y
adopten, es esencial hablarles en un lenguaje simple y
aclararles cuanto pueda parecer confuso.
Ajuste su discurso adecuadamente a la clase de au­
ditorio que habrá de escucharle. Cuanto le diga, debe
comunicarlo clara y acabadamente, pues, sólo así su dis­
curso producirá los resultados que usted desea.
264 N. D. LAFUERZA

Dice Armando Guerra: “Hay que hablar usando


siempre un lenguaje sencillo, llano, al alcance de todas
las inteligencias; recordando el consejo del Quijote: “Lla­
neza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación
es mala”.
Un orador que hablara ante un auditorio compuesto
de personas de mediana instrucción, sobre la ley de la
relatividad o acerca de la bomba atómica, sería como dis­
parar un cañón de mil metros de alcance contra un ob­
jetivo ubicado a dos mil.
Sólo simplificando la ideas, para que sean entendi­
das, se conseguirá avivar el interés de un auditorio, y
que preste atención constante al mensaje que se le di­
rige.
Es muy común, y de gran actualidad, hablar de eco­
nomía, de comunismo, de cooperativismo y de toda clase
de filosofías en una forma tan elevada, hipotética, teó­
rica e imprecisa, que las gentes, aunque creen que en­
tienden algo de ello, en realidad, sólo obtienen una im­
presión vaga y confusa de tales nociones. Numerosos son
los oradores que hablan sobre temas profundos y com­
plejos, y debido a la presentación indefinida que hacen
de los mismos es de todo punto imposible que los oyen­
tes comprendan lo expuesto.
Claridad, claridad y más claridad, es lo que debe
brillar en todo discurso, por lo tanto, debe ser preparado
de acuerdo a la clase de oyentes que lo escucharán.
Dice un autor sobre la oratoria de Demóstenes: “De-
móstenes es el modelo más útil de meditar para los hom­
bres llamados a gobernar a sus semejantes con la palabra.
Su elocuencia es práctica, positiva, nacida de los nego­
cios y hecha para ellos; en este concepto se puede acep­
tar la frase de Rousseau: “Arrastrado por la viril elo­
cuencia de Demóstenes, mi discípulo dirá: es orador; pero
al leer a Cicerón dirá: es un abogado”. En la tribuna
Demóstenes desdeña los artificios del arte y el deseo de
agradar al ingenio con los rasgos del ingenio. Un dis­
curso a la manera de Demóstenes, pronunciado en nues­
tros días en el parlamento inglés o en el Congreso de los
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 265

Estados Unidos, produciría más efecto que los mejores


del cónsul romano. Cicerón hablaba ante oyentes afec­
tos a cuanto ostentaba una pompa teatral. La majestad
de Roma se imprimía en su elocuencia, arreglada como
la toga del patricio. El genio ático, sencillo y preciso
como el pallium no gustaba de esas amplificaciones ma­
gistrales. Así, Demóstenes se dedica, ante todo, a ilus­
trar, a convencer; y al tratar de los asuntos públicos,
sin señal aparente de cuidados literarios, realiza la elo­
cuencia efectiva, única que agrada a las asambleas po­
líticas modernas. Logró los votos más difíciles de obte­
ner, sin haber hecho jamás una frase como lo hiciera
Yoltaire. En él no hay nada para el brillo y el aparato,
nada de palabras sonoras ni de períodos efectistas. Ha­
bla el buen sentido sin otra gala que su fuerza. Hace
la verdad sensible a todo el pueblo, le despierta, le ani­
ma, le muestra el abismo abierto. Todo se dice para la
salvación común, ninguna palabra es para el orador.
Todo instruye y conmueve, nada reluce.
“Claridad, precisión luminosa; tal es uno de los se­
cretos de la fuerza. Demóstenes ignora los circunloquios,
va en derechura al hecho. “Breve y sin rodeos será mi
exordio, atenienses.” A mis ojos el orador sincero debe,
desde las primeras palabras, exponer netamente su pa­
recer. Una vez conocida su opinión, ¿queréis seguir es­
cuchándole? Explica, desenvuelve sus planes y sus
medios. ¿Rechazáis su sentimiento? Desciende de la
tribuna, sin fatigar, en vano, vuestra paciencia y su voz.
Se atiene a los hechos más conocidos y al alcance de to­
dos: sabe elegir. Nunca se escucha: no tiene tiempo; no
ha subido a la tribuna para hablar, si se puede decir,
sino para obrar”.
Dice Winston Churchill: “De acuerdo con los perió­
dicos es de suponer que soy un buen orador, en verdad
que algunas veces se dice que soy excelente. La verdad
es que no soy buen orador y solamente aprendí a hablar
de alguna manera con excepcional dificultad y mucha
práctica. En nada he perseverado tanto como en mi es­
fuerzo por transmitir mis pensamientos y sentimientos
266 N. D. LAFUERZA

con vigor, facilidad y persuasivamente a mis semeiantes.


Mi dificultad no es que me falten ideas, más bien es lo
opuesto. Veo demasiado. De momento las mezclo de una
manera tonta. Si pudiese hablar como puedo escribir,
tranquila y expeditamente y pudiese pensar exactamen­
te la forma que deseo darle a cada frase, podría ser un
orador muy eficaz.”
Ha dicho un autor: “Lo importante no es meterse
con el oyente, sino en el oyente; y esto sólo se consigue
hablando con claridad.”
TACTO. La mente humana se resiste a renovar sus ideas,
pensamientos y creencias, y se rebela contra to-
* do aquello que sugiera necesidad de abandonar lo que se
ha aceptado como definitivo. Estaremos lejos de impre­
sionar y convencer si pretendemos! imponer nuestras
miras e ideas en forma arbitraria. El asalto es siempre
resentido ya sea material o mental.
Como ejemplo orientador servirá el caso de un gran
arquitecto, negro, de los Estados Unidos, quien ha debido
usar de gran astucia, diplomacia, habilidad y estudio
para descollar profesionalmente en un país en donde
los negros tienen influencia social muy limitada y cuya
esfera de acción se reduce al círculo de los miembros
de su propia raza.
Cuenta dicho arquitecto, señor Williams, que al prin­
cipio, después de haber abierto una oficina, llegaban a
ella personas deseosas de construir edificios. Al pregun­
tar por el arquitecto y presentárseles un negro, simula­
ban que solamente habían llegado por curiosidad para
saber precios y que todavía no estaban en condición de
iniciar los trabajos y que además sólo querían construir
residencias de unos 8.000 dólares. El profesional sabía
que todo ello era un subterfugio para no darle el trabajo,
por pertenecer él a la raza de color. Como conocía la de­
bilidad humana, les contestaba: “Yo no me encargo de
construcciones de menos de 10.000 dólares, pero sin em­
bargo, no tendré inconveniente alguno en darles algunas
ideas.” Su actitud de importancia despertaba admiración
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 267
y desvirtuaba la oposición natural y no eran pocos los
interesados que, después de haber resuelto no confiarle
trabajo alguno, desistían y aceptaban sus ideas, planos y
servicios.
Tacto, elección inteligente de los medios para atraer,
y adopción de la táctica que conviene según cada caso y
un supremo cuidado en evitar reacciones adversas son
los factores que ayudan a impresionar y convencer a un
auditorio.
LA SUGESTIÓN La mayoría de nuestros actos, mucho
de lo que creemos, como no pocas de
nuestras condiciones anímicas, se deben al poder de la
sugestión. Estamos siempre sometidos a su influencia.
Todo lo que nos rodea, influye y motiva en nosotros de­
terminadas actitudes y deseos. Somos esencialmente ma­
teria plástica para ser moldeados por la sugestión.
Ningún ser humano puede escaparse de los dicta­
dos soberanos de ese poder. Se introduce en la subcon­
ciencia furtivamente, y se apodera de todo el ser, sin pe­
dir permiso ni dar previo aviso.
“Muy bien sabe quien escudriña los secretos de la
mente humana que el hombre es un títere, cuyas pirue­
tas, en el majestuoso escenario de la vida, son decretadas
y determinadas por las inevitables vibraciones de la
subconciencia.
“Yo clasifico estas vibraciones de inevitables, pero
quien las apellide de incontrolables o incambiables no
sabe de qué habla.”
“Esta vasta subconciencia que tiene el poder de hacer
de una persona un labriego o un poeta, un indeciso o
un titán, es más plástica que cualquier barro que jamás
haya moldeado la mano de un Cellini o de un Rodín.”
En la corte de Napoleón III el agua fué usada como
potente medicina. El médico de la corte llenó botellas de
agua y fijó en ellas la fórmula, en latín, que decía: Aquae
fontis 68, eadem repetita 17, agua distillata 5, nihil aliud
9,4, iteram ejusdem 0,6. Traducido al castellano, signifi­
caba: Agua de la fuente, 68; la misma repetida, 17, agua
268 N. D. LAFUERZA

destilada, 5; nada más, 9,4; lo mismo de la misma, 0,6.


Lo curioso de este remedio es que tuvo gran éxito para
curar muchos males, especialmente de las mujeres. Todo
ello evidencia el poder de la sugestión.
Un conferenciante habló sobre ese importante tema,
y antes de iniciar su exposición, sacó de su bolsillo un
pequeño frasco y empezó a rociar la tarima con el líqui­
do. Después de haberlo desparramado por toda ella, anun­
ció al público que había vaciado una botellita de perfu­
me, y a continuación pidió a los concurrentes que en
cuanto la fragancia llegase a donde ellos se encontraban,
que hiciesen una indicación con la mano, para que así
él pudiera notar la rapidez con que se extendía el aroma.
Pronto empezaron a levantarse las manos, y, al poco
rato, los que estaban al fondo del local también hicieron
el mismo ademán. Entonces les dijo el orador que, como
iba a hablar de la sugestión, había querido hacer una
demostración convincente, y les anunció que no era per­
fume lo que había esparcido sobre la tarima, sino agua
común, como lo podría comprobar cualquier persona que
quisiese examinar el frasquito.
Otra ilustración del poder de la sugestión: “La Epi­
demia encontró, en un camino hacia el Cairo, a un sabio,
quien tristemente le preguntó a dónde se dirigía.
—Voy a matar a cien mil seres humanos —le con­
testó.
—Has matado a un millón de personas en El Cairo
—le dijo el .sabio, cuando encontró a la Epidemia a su
regreso.
—No me calumnies —repuso la Epidemia—. Hice
exactamente lo que prometí; maté a cien mil; la suges­
tión ultimó a los otros.
Aceptamos lo que se nos dice, si no estamos domi­
nados ya por ideas o pensamientos que pugnan con lo
que oímos. Si la sugestión que se nos hace choca con
algo que preferentemente ha arraigado en nosotros, la
rechazamos y no le concedemos importancia alguna. Es
muy rara esa fuerza de voluntad individual de someterse
incondicionalmente a la evidencia de una verdad. El ser
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 269

humano no se preocupa por ésta; más bien persiste en


perpetuar lo que se le ha enseñado a creer y aceptar
como verdadero.
Cuenta el doctor Guillermo S. Sadler que recibió la
visita de un enfermo que creía que estaba paralítico.
Evidentemente ese paciente nunca había visto un termó­
metro y después de una breve conversación con él le pu­
so un termómetro en la boca y por unos momentos se
ausentó del consultorio.
Ese visitante supuso que ése era un tratamiento pa­
ra su curación y al regresar el médico le dijo que se sen­
tía mejor y como éste comprobó por el examen que le
hizo que la parálisis era sólo una idea de la imaginación,
le permitió que se ausentara con la impresión de que
el termómetro le había beneficiado. El médico le hizo con­
currir todos los días durante dos semanas a su consultorio
para retener en la boca el termómetro por una hora, tra­
tamiento que logró despejar de la mente de ese paciente
la idea de que estaba paralítico. La sugestión realizó
la cura.
El orador cuenta con un gran recurso para impresio­
nar y convencer, si se vale de la sugestión; pero debe
cuidarse mucho de no suscitar resistencia alguna. Evíte­
se dar la impresión de que se pretende desalojar creen­
cias o impresiones ya arraigadas. Dice Frank Crane: “El
secreto del éxito en la vida consiste en saber cómo cam­
biar la mente de las personas. Es este poder el que hace
prosperar al abogado, lo mismo que al almacenero, al
político y al predicador.”
Si le decimos a una persona que lea el aviso: “Ge-
niol quita el dolor de cabeza”, lo creerá sin exigir prueba
alguna adicional, si no surge en su cerebro otra idea con­
tradictoria.” Sugestión es conseguir que la mente acepte
una idea sin dejarse dominar por otra que la contradiga.
LO COMÚN COMO BASE El problema de cómo influir en
DE COINCIDENCIA los oyentes, para que acepten
nuestras recomendaciones, con­
siste en arraigar en su mente 1q que le decimos, aquie­
270 N. D. LAFUERZA

tando las ideas opuestas y antagónicas al pensamiento


expuesto. Hacerse perito en esta técnica es adquirir un
gran poder, tanto en el campo de la oratoria como en el
de los negocios.
Ante todo, téngase presente que para adormecer las
ideas opuestas, es preciso presentar el pensamiento prin­
cipal con sentimiento y entusiasmo contagiosos. El en­
tusiasmo del orador desarma el impulso de la crítica y
contrarresta las ideas opuestas y negativas de los oyentes.
Si al hablar a un auditorio usted tiene por fin impresio­
narlo, recuerde que será más práctico despertar emocio­
nes que avivar pensamientos.
Los sentimientos son más poderosos que las ideas
frías. Para incitarlos, es preciso expresarse con intensa
sinceridad. La frase brillante, la voz excelente y la gra­
cia de los gestos no pueden sustituir la fuerza de la sin­
ceridad. Para impresionar a un público hay que sentirse
impresionado antes. No se puede disimular el estado de
ánimo, y cuando es intenso, se comunica inevitablemente.
Un técnico en ventas que deseaba estimular a un
grupo de vendedores a que aumentasen sus ventas les
habló de esta manera: “Amigos, ustedes representan un
capital; cada uno tiene una capacidad rendidora extraor­
dinaria y de que aprecien en todas sus posibilidades el
poder que cada uno tiene dependerá el rendimiento que
obtendrá. Si yo tuviese un campo y pudiendo dar el mis­
mo un beneficio de $ 10.000 me diera solamente $ 3.000
demostraría no ser muy inteligente o quizás ignorante
o negligente.
“He dicho que cada uno representa un capital re­
presentado por las cualidades individuales de la volun­
tad, de la tenacidad, del esfuerzo, de la persistencia, del
estudio, de la laboriosidad, de la simpatía, de la compren­
sión, de la organización y del optimismo. Todas ellas em­
pleadas con dinamismo constituyen un poder rendidor
de posibilidades extraordinarias.
“Teniendo un capital tan valioso, base de otros capi­
tales materiales ¿nos contentaremos con obtener resul­
tados mediocres de nuestra labor? Si puedo obtener por
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 271

mis ahorros un interés del 6 % ¿me conformaré con uno


de 3 %? De cada uno de ustedes depende conseguir el
máximo de rendimiento. Inviertan ese capital que cada
uno posee, póngalo a trabajar y experimenten el gusto y
alegría de obtener magníficas compensaciones.”
Él les habló de lo que era conocido y en forma que
no podía ser rechazado. Eligió una base común; todos
anhelamos obtener grandes beneficios. La comparación
que hizo fué fácilmente entendida, y, por lo tanto, esti­
mulante para ser aceptada.
Carlos Kettering, uno de los principales dirigentes
de la General Motors e inventor de muchos mecanismos
de suma eficacia escribió un artículo, en una revista, diri­
gido a la juventud, recomendándole que abandonara la
rutina y se diera a crear y originar en beneficio de un
mayor progreso, y para destacar el hecho de que los más
siguen caminos trillados, relató que en cierta ocasión le
dijo a un compañero, alto oficial de la compañía referi­
da, que él podía hacer un viaje de Detroit a Dayton en
cuatro horas y media, a lo cual repuso el interlocutor que
eso era imposible porque también él hacía ese viaje con
frecuencia y sabía que ese tiempo era insuficiente para
cubrir la distancia. El señor Kettering le invitó enton­
ces a hacer el viaje juntos, lo cual hicieron y, efectiva­
mente, el opositor comprobó que el tiempo había sido bien
calculado, pero le dijo al inventor: “Pero usted no siguió
la ruta señalada en los mapas”, objeción que fué contes­
tada así: “¿Y por qué debía seguir la ruta que todos si­
guen si había tanta tierra por ambos lados para descubrir
otros caminos más directos?
Ese señor desarrolló todo su tema sobre esa expe­
riencia y en toda su exposición insistió en la necesidad
y ventajas de explorar y descubrir otras rutas y solucio­
nes. Ese relato, común y simple constituyó la base de
coincidencia para interesar a los lectores.
Maravillosa es la eficacia de las palabras cuando
están bien aplicadas y más si tienen por objeto producir
emociones alentadoras. Cuando el Consejo de Seguridad
de los Caminos de Australia adoptó el lema de “¡La muer­
272 N. D. LAFUIRZA

te es tan permanente!”, muchas organizaciones religiosas


protestaron porque consideraron esa frase contraria a sus
ideas del futuro y para desvanecer esa oposición ese le­
ma fué sustituido por este otro: “¡La vida es tan pre­
ciosa!”
Dice Channing Pollock: “Son pocos los que no la­
mentan haber dicho alguna palabra dura e hiriente, pero
jamás he encontrado a alguien que se haya arrepentido
de haber dicho algo elogioso, o animador. Un amigo chi­
no me contestó cuando le expresé mi admiración por él:
“Las flores dejan parte de su fragancia en las manos de
quien las regala.”
COMPARACIONES L a clarid ad en e l d iscu rso tie n e u n a
Y ANALOGIAS v a s ta im p o rta n cia , y n o es ta n fá cil
v e n c e r la d ific u lta d q u e p resen ta . E l
p ro b lem a n o se r e s u e lv e con p o se e r u n a g ra n cu ltu ra,
sin o co n la d estreza en e sc la r e c er y sim p lific a r lo q u e se
d ice, d e ta l m a n era q u e, a u n cu a n d o se p r e se n te u n tem a
d ifícil, por su p ro fu n d id a d o te c n ic ism o , p u ed a ser e n ­
te n d id o por la s m e n ta lid a d e s m á s h u m ild e s y sen cilla s.
Un orador que hablaba de la importancia del sistema
cerebroespinal, hizo esta comparación: “Este sistema se
puede comparar a una instalación telegráfica. El cere­
bro actúa de oficina central, y la médula espinal y los
nervios representan los cables y alambres en conexión
íntima con el cerebro o estación central del sistema.”
Otro que hablaba sobre el sistema pulmonar, dijo: “Se ha
calculado que si las células de aire de los pulmones se
extendieran contiguamente, cubrirían una superficie de
1.328 metros cuadrados, equivalente más o menos a la
que ocupa una platea de teatro.”
Por analogía debe entenderse el parangón que esta­
blecemos entre lo abstracto y lo objetivo o entre dos co­
sas símiles entre sí pero que permiten una relación de
equivalencia. Si trato de realzar la importancia del estu­
dio entro en consideraciones generales insistiendo en que
se estudie más, y no despertaré tanto interés como si digo:
“El intelecto necesita nutrirse con estudios eficaces co­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 273

mo el cuerpo necesita ingerir alimentos para que subsis­


ta y se defienda. Una mente desprovista de conocimien­
tos útiles, carente de ideas prácticas, es como un cuerpo
endeble que no resiste y que se expone a toda clase de
riesgos, y lo que es más* deplorable no está en condición
de responder a las exigencias de la vida.”
Las comparaciones y las analogías contribuyen a
simplificar el significado de lo que anhelamos trasmitir.
Si hablo de las diferencias que existen entre los hombres
y me extiendo en consideración extensa citándolas en
forma abstracta y quiero destacar el valor de uno sobre
otros, daré a entender mejor el tema si establezco una
comparación con los diferentes metales y me expreso
así: “Hay hombres que valen mucho cuyas cualidades
son de gran relieve y en quienes podemos confiar sin ti­
tubeo alguno, y pueden ser comparados al platino; repre­
sentan un gran valor humano y social. Hay otros también
que constituyen un valor importante, su influencia es su­
mamente eficaz y de la misma se obtienen derivaciones
valiosas; ellos son como el oro de muchos quilates; hay
otros además que actúan con gran beneficio y cuya
actuación es meritoria y pueden ser comparados a la pla­
ta, metal de valor y que es necesario para muchos obje­
tos importantes; otros cuya labor significa una gran con­
tribución al desarrollo de toda clase de negocios; son co­
mo el hierro que tan importante papel desempeña en la
vida moderna; otros que constituyen la gran masa y cu­
yas actividades e influencia es menos cotizada pero que
también tienen su importancia y pueden ser comparados
al plomo, y así podríamos seguir citando diversas compa­
raciones para establecer una relación ilustrativa que nos
dé una idea de la necesidad de refinarse y desenvolverse
de modo de representar los valores más elevados de la vida
social, como aspiración máxima de superación. Mientras
los metales no pueden modificarse, el hombre puede por
su inteligencia y voluntad convertirse de un simple ciu­
dadano anónimo en una fuerza social, positiva, económi­
ca, religiosa o literaria de un potencial asombroso.
La siguiente es una comparación del doctor Luis de
274 N. D. LAFUERZA

León: “Vemos que todos los días los animales y la tierra,


el aire y los elementos, a la salida del sol, se alegran y,
como para recibirle, se hermosean y mejoran y ponen en
público cada uno de sus bienes; y los hombres por un vi­
cioso dormir, han de perder esta fiesta que hace al da­
dor de la luz toda la naturaleza.”
Si usted tiene que mencionar la altura de algún edi­
ficio o estructura, compárelo con algo que sus oyentes
conocen, y así la imaginación de éstos recibirá una ayuda
eficaz.
Evite tecnicismos y descripciones singulares que no
sean muy comprensibles a su auditorio. Entre en detalles,
para que nada quede sin ser comprendido.
Se dice que cuando el famoso actor de cine John Ba-
rrymore terminaba de actuar en una película, antes de
que ésta fuese exhibida en los cines, llevaba a su cocine­
ra para que la viera, y según las impresiones que causa­
ba en la sirvienta, preveía la recepción que se obtendría
del público. Cuando usted prepare su discurso, tenga en
cuenta, no a los más instruidos, sino a lo menos prepara­
dos, y recuerde que cuanto más simple y fácil sea su ex­
posición, mejores serán los resultados que conseguirá.
Use su imaginación que es fuerza creadora. Un ac­
tor ha dicho: “Imaginación es el espíritu del futuro dan­
do cuerpo a las cosas presentes. Eduque su mente a pin­
tar y a reproducir escenas. Usted puede representar en
el escenario de su imaginación los cuadros más porten­
tosos, vividos e interesantes. Imagínese impresionando
y dominando a un vasto auditorio, en un teatro grande
de la localidad.
“No bastan que las ideas sean claras e importantes
si la expresión que debe manifestarlas no es despejada y
enérgica; y como las palabras son imágenes de nuestros
conceptos, éstos serán obscuros si lo son aquéllas.”
Haga uso de metáforas y semejanzas. “Con las me­
táforas se labra, viste y alumbra la oración, como si se
sembrase y salpicase de estrellas”. Cuánta más energía
tiene esta expresión metafórica: estaba sepultado en un
profundo sueño, que esta otra común: estaba muy dor­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 275

mido. Note qué fuerza tiene este pensamiento del gran


orador Bryan al hablar en favor de la monetización de la
plata en Norte América, hace años: “Vosotros no enterra­
réis en la frente de los obreros esta corona de espinas; no
crucificaréis a la humanidad en esa cruz de oro.”
El mismo lenguaje está formado por metáforas. La
palabra manufactura, ¿no es una voz pictórica, por signi­
ficar algo hecho con la mano?, y el vocablo educación,
¿no es también descriptivo por significar guía y des­
arrollo?
Algunas veces, la introducción de alguna frase de
buen humor o un relato humorístico para hacer una com­
paración, es de gran valor y eficacia.
El humor, discreta y sabiamente usado, dispone a
un auditorio a ser más receptivo. Es un lubricante que
suaviza y predispone favorablemente. Evítese abusar del
humor, y recuérdese que es necesaria mucha habilidad
para que amenice y agrade, pues, de lo contrario, los re­
sultados serán contraproducentes.
Si tiene que citar cantidades subidas no se confor­
me con referirse a ellas, haga alguna comparación por
la cual será mejor apreciada y entendida. Supongamos
que usted menciona la cantidad de un billón. Difícilmen­
te tendrá su auditorio una idea concreta de lo que repre­
senta esa cantidad, pero si a continuación dice: “La
enormidad de esa cantidad puede ser mejor interpretada
si decimos que en 31.000 años no ha transcurrido un bi­
llón de segundos”, la apreciará con más amplitud.

LA REPETICIÓN Y A fuerza de oír la repetición de una


LA AFIRMACIÓN cosa, la aceptamos y creemos, y mu­
chas veces nos impresiona inevita­
blemente. Afírmesele repetidamente a una persona, pero
de modo distinto cada vez, que su aspecto indica mala
salud y pronto empezará a creer que algo le aqueja.
La repetición insistente de una misma idea tiene
virtud para alejar pensamientos contrarios a la misma.
Una vez que repetimos lo mismo con insistencia, no es
difícil que sea aceptado como verdad. ¿Por qué compra
276 N. D. LAFUERZA

el público determinados específicos medicinales, sino por


la constante propaganda por la radio, diarios, carteles,
etc., que propala su eficacia para curar determinadas
enfermedades?
“Todo lo que sea importante para la mejor inteli­
gencia de una obra, escribía Don Jacinto Benavente, ha
de decirse, en el transcurso de la acción, por lo menos
tr^s veces. La primera, se enterará la mitad del público;
la segunda, la otra mitad, sólo a la tercera puede tenerse
la seguridad de que se han enterado todos menos los sor­
dos y algunos críticos.”
Cuando haga afirmaciones para impresionar a su
auditorio, conviene que las ilustre con ejemplos y casos
específicos. A los oyentes les agrada oír acerca de ejem­
plos interesantes que comprueben verdades, fundamen­
tos o afirmaciones generales.
Evidencias, evidencias pide todo auditorio, antes de
prestarse a ser impresionado y convencido. ¿Qué le pa­
rece lo siguiente? “Un editor londinense dice que de
23.000. 000 de lectores en la Gran Bretaña, no más de
1.000. 000 de ellos habrá gastado veinte pesos en libros,
cuando lleguen a la edad de cincuenta años. El hombre
de lg calle no compra libros y por esto es pobre y no
prospera. Cuando se considera que la lectura significa
educación, causa extrañeza que se vendan tan pocos.
“Muy pocas familias tienen más de unos veinticinco
libros. Muy pocas personas tienen inclinación por leer
obras de interés. No se dan cuenta de que la sabiduría
del mundo se encuentra en los libros.”
Supongamos que usted habla sobre la oportunidad
que toda persona tiene para labrarse un porvenir y se
extiende en consideraciones abstractas de carácter gene­
ral, ¿Influirá mucho en su auditorio? ¿Le impresionará
de tal manera que lo recuerde por mucho tiempo? ¿No
le parece a usted que si citara casos concretos convence­
ría con mayor eficacia y poder?
Cuánto mejor sería expresar el mismo pensamien­
to en esta forma: “Toda persona tiene oportunidad
de labrarse un buen porvenir si está dispuesto a luchar
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 277
por él con denuedo, inteligencia y persistencia. Nadie
que ha triunfado en la vida, ha recibido el obsequio de
condiciones especiales o favoritas. Los grandes hombres
tuvieron grandes inconvenientes, pero alcanzaron el
ti’iunfo, a pesar de sus humildes comienzos. Richard Arl-
wrigh fué el fundador de la manufactura de algodón en
Inglaterra y fué barbero hasta la edad de treinta años;
Shakespeare fué hijo de un carnicero y se empleó de
guardador de caballos a la puerta de los teatros por un
estipendio miserable; Isaac Newtoñ era hijo de un pobre
labriego; Nelson, el héroe de Trafalgar, era hijo de un
clérigo pobre; Milton era hijo de un escribiente; Was­
hington era hijo de un labriego, Franklin fué impresor;
Lincoln fué leñador; Carnegie, de un pobre inmigrante
llegó a ser el rey del acero en los Estados Unidos de Nor­
te América; Sarmiento, de un origen muy humilde, lle­
gó a ser presidente de la Argentina, dejando para la pos­
teridad un nombre envidiable.” Todas estas citas refuer­
zan la verdad de lo que se dice y contribuyen a conven­
cer, impresionando debidamente.

PRUEBAS CONCRETAS Usted notó en la sección anterior


cómo se usó este principio al pro­
bar que aún los más humildes pueden alcanzar el triun­
fo. Fíjese cómo se emplea este principio en el siguiente
párrafo:
“A pesar de la insistencia de algunos sobre el para­
lelismo entre la decadencia física e intelectual, hay que
reconocer que son muchos los que han producido sus me­
jores obras y han mostrado su verdadero valer cuando
habían pasado su juventud. Es en la edad madura que se
reflexiona más, se aprende más rápidamente, y se apre­
cia mucho mejor el valor de las cosas. Es en la edad
madura cuando la mente posee mayor poder para com­
prender y entender mejor. Es en la edad madura cuan­
do el juicio es más sereno y experimentado. Veamos al­
gunos ejemplos que prueben, lo que decimos.
“Leonardo Da Vinci empezó, cumplidos ya los cua­
renta y cinco años, la famosísima Cena del Refectorio de
278 N. D. LAFUERZA

los Dominicos en Milán. Ampéres, publicó, a los. cincuen­


ta y un años, la teoría de los fenómenos Electro-diná­
micos; Copérnico no concluyó su obra “De las Revolu­
ciones del Orbe Celeste” hasta tener cincuenta y siete
años; Faraday hizo sus grandes trabajos sobre el electro­
magnetismo, de los cuarenta a los sesenta años; Darwin
era ya quincuagenario cuando publicó el Origen de las
Especies; Kant no apareció como inteligencia de primer
orden hasta después de los cincuenta años; Volta descu­
brió la maravillosa pila de su nombre, de los cincuenta
a los cincuenta y seis años; Humbolt emprendió su gran
viaje de 4.500 leguas, cuando iba a cumplir sus sesenta
años; Cervantes había cumplido ya cincuenta y ocho
años, cuando publicó la primera parte de su Quijote; Víc­
tor Hugo escribió “Los Miserables” a los cincuenta y sie­
te años; Calderón compuso la mayor parte de sus 500
obras dramáticas desde los cincuenta y un años; Dante
escribió mucho de su Divina Comedia cerca de los cin­
cuenta años.”
En el siguiente extracto del discurso que pronunció
el senador Dr. Bravo en el acto del sepelio del senador
Dr. Bordabehere, cobardemente asesinado en el recinto
del senado de Buenos Aires hace algunos años, se encuen­
tra un ejemplo evidente de acumulación de pruebas, que
sin duda alguna hubieron de impresionar a los oyentes.
“El instigador o los instigadores necesitaban un
instrumento ejecutor. Lo buscaron. Era preciso encon­
trar un hombre probado, de confianza, para asesinar a
Bordabehere o cualquier otro que le fuere indicado.
“Se encontró al asesino, y se pactó con él un con­
trato de locación de servicios.
“Se le dieron instrucciones.
“Se le hizo conocer al que sería la víctima.
“Se le abrió el camino que va desde el hampa al re­
cinto del Senado argentino.
“Se le hizo franquear sin dificultades todas las puer­
tas, encontrando en la tolerancia o en la obediencia la
complicidad.
EL ARTE DE H A B LA R E N PÚBLIC O 279

“Se le colocó en pleno recinto del Senado, cerca de


la víctima predestinada.
“Y se esperó el momento. Se esperó con frialdad. Se
esperó con angustia. Un día, cinco, diez, veinte días.
“El criminal estuvo en acecho, esperando órdenes,
aguardando acaso la señal convenida.
“Todo este proceso ha debido desarrollarse en la
preparación y ejecución del crimen, en el pacto siniestro
entre el criminal y sus contratantes.”
TESTIGOS DE Si usted cita alguna autoridad en apo-
PRESTIGIO yo de algo que sus oyentes deberían
aceptar fácilmente, tendrá una gran ventaja sobre el que
no la cita. El alumno de este curso que, al hablar sobre
la reflexión, aludió a Coleridge, impresionó al repetir las
palabras de éste: “Hay un arte que cada persona debería
dominar y es el de la reflexión. Si usted no es una per­
sona pensadora, ¿para qué fin es persona?”
Cuando cite referencias o autoridades, especifique
con claridad cuanto sea necesario. Si tiene que dar esta­
dísticas, cuide mucho de que sean completas y cercióre­
se en cuanto a su origen.
Elimine de su discurso y conversación estas frases:
“Muchas autoridades declaran. Todo el mundo lo dice.
Es opinión general. Se cree. Se dice, etc.” Lo vago, inde­
ciso, impersonal y generalizado tiene muy poco poder pa­
ra convencer e impresionar.
Elija, para sus citas, autoridades reconocidas; ase­
gúrese de que son conocidas ampliamente y que gozan de
prestigio sólido. Cuide de que los testimonios, o referen­
cias provengan de personas de prestigio, que abonen y
certifiquen lo que usted sostiene y expone. Prevéngase
contra la parcialidad o prejuicios de autoridades, cuyo
testimonio más bien perjudicará que beneficiará.
Hubo un estudiante que empezó su discurso sobre
la “especialización de las actividades comerciales” citan­
do a Carnegie. Así se expresó él:
“Ha dicho Carnegie, el rey del acero: “Yo creo que el
éxito más deseable, en cualquier actividad, depende de
280 N. D. LAFÜERZA

hacerse experto y maestro en una especialidad. Yo no


tengo fe en la tendencia o política de distribuir o despa­
rramar las energías propias. Mi experiencia me ha en­
señado que raramente un hombre alcanza notoriedad ven­
tajosa, especialmente en el ramo de la manufactura, cuan­
do se interesa en muchas empresas. Los que han alcan­
zado éxito, son los hombres que han escogido un ramo
determinado y no se han separado de él.”
PARA PRACTICAR EN CLASE
El alumno puede hablar, durante cinco minutos, so­
bre un tema elegido por el mismo o el que más le agra­
de de los siguientes:
1. Causas que motivan las guerras.
2. ¿Cómo reprimir la delincuencia?
3. ¿Qué es prosperidad?
4. La educación como factor civilizador.
5. La sociedad de los indolentes es abominable.
6. ¿Qué es lo que empeora la lucha por la existencia?
7. ¿Qué bien práctico producen las ideas?
8. ¿Enseña la vida?
9. Automatismo y dinamismo.
10. ¿Qué es la experiencia?
Al hablar sobre su tema, tendrá que usar compara­
ciones. Sea preciso y claro en la exposición de sus ideas.
Ilustre, establezca analogías y semejanza^. Desarrolle aca­
badamente cada punto de su discurso. Elimine la vague­
dad y la difusión. Toque solamente unos pocos puntos
pero que cada uno sea expuesto acabadamente.
RECOMENDACIONES:

a) Piense siempre en el problema de escuchar que


tiene su auditorio.
b) Hable con entusiasmo.
c) Sienta el gusto de actuar como orientador, maes­
tro o alentador de los demás.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA t

LECCIÓN XIII

PRÁCTICA BE RESONANCIA
La voz es un factor importante en el discurso, y re-
quiere no solamente un estudio y disciplina cuidadosos
y continuados, sino que también su conservación y vigo-
rización. La buena voz se produce tras una fiel prepara­
ción y constante formación, de acuerdo con las reglas
indicadas como esenciales para la fonación correcta y re­
sonante.
La mayoría de las personas aue tienen voz desagra­
dable no se dan cuenta de ello. Lo más lamentable es
que ignoran que pueden mejorarla sin necesidad de suje­
tarse a pesados programas de enseñanza musical. El sen­
tido común y una buena dosis de persistencia lograrán
robustecer, adornar y mejorar el timbre de voz notable­
mente. JA
Practíquense los siguientes ejercicios, hasta que se
consiga hablar con una voz rica, fuerte, agradable y reso­
nante.
a) Produzca el zumbido de la M con la boca cerrada,
procurando que el sonido se produzca en la par­
te superior de la cabeza.
b) Mientras produce el zumbido, abra y cierre gra­
dualmente la boca, sin cambiar el tono del zum­
bido. Al principio, se hace un poco difícil conse­
282 N. D. LAFUERZA

guirlo, pues al abrirse la boca, se interrumpe el


zumbido, cambiándolo por la nota de canto. Per­
sista, y no se considere experto hasta que pueda
abrir la boca sin variar el tono del zumbido.
c) Procurando que el tono se apoye en el cielo de
su paladar, con zumbido intenso, y abriendo la
boca lo más posible, practique la pronunciación
de las siguientes sílabas, diez veces cada una, con
la mayor duración y prolongación del sonido de
la m y de la g.
SAMMM M A M M M CAMMM TAMMM RAM M M LAMMM
d) Con rapidez, en alta voz, y procurando que la
terminación del sonido de la NG repercuta en
su cabeza con semejanza al sonido del zumbido,
diga diez veces:
PINNNG PINNNG PININO PINNNG
e) Despacio, en alta voz, prolongando el sonido de
la NG, y con una respiración profunda, antes de
cada pronunciación, repita seis veces:
PUNNNG PUNNNG PUNNNG PUNNNG PUNNNG
Un destacado profesor de violín asegura haber des­
cubierto el secreto del arte exquisito de Paganini, que,
según su opinión, estaba basado en una escala cromática.
Sin duda alguna que la constante práctica de esa escala
contribuyó, en gran parte, a que el famoso maestro adqui­
riera la maestría única que alcanzó con el violín.
Sea usted también constante en la práctica de estos
ejercicios, hasta que pueda producir natural y automáti­
camente un tono de voz rico, sonoro, potente y reso­
nante.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XIV

INSPIRACIÓN Y ORIENTACIÓN DEL ORADOR

ORIGEN DE LA La inspiración relacionada con las gran-


INSPIRAClóN des ideas, proyectos o realizaciones,
parte de los afectos y de las predilec­
ciones del espíritu. Es fruto de una dedicación íntima y
vehemente a alguna finalidad noble, generosa o sublime;
y de una iluminación, cuyos rayos provienen de una gran
perspicacia y percepción de lo grande.
Esa iluminación especial tiene su foco en la influen­
cia de sentimientos brotados de alguna pasión o encari­
ñamiento intenso. El artista, el inventor, el autor de al­
guna obra importante, el fundador de alguna empresa
de valor trascendental, todos ellos han sentido un gran
calor y afecto por sus obras y creaciones.
La inspiración proviene de un esfuerzo de creación,
característica de quienes concentran el interés y dedi­
cación de sus facultades y potencias a determinadas ac­
tividades con fines elevados. La concentración aproxi­
ma la mente al foco verdadero que irradia la luz que sólo
el espíritu percibe. El brillante, que nos encanta con sus
múltiples luces, no se encuentra a ras de tierra. Hay
que ahondar profundamente en ella para encontrarlo.
Análogamente, la inspiración necesita profundidad para
encontrar la idea o concepción luminosa.
No espere que las ideas brillantes acudan y le ase­
284 N. D. LAFUERZA

dien en el momento que las desee. Es usted quien debe


seleccionar, buscar y reunir las interpretaciones, pensa­
mientos y conceptos que le revelarán nuevas fases y pers­
pectivas de la verdad y de la vida. Dice Kay: “Cuanto
más cultivemos un poder o facultad, más fácil es hacerlo
actuar, y con el tiempo ese poder o facultad se ejecuta
sin el menor esfuerzo, cada vez que sea necesario.”
Leonardo Da Vinci ha dicho: “Estudiar, investigar,
hacer, tener en el puño las leyes de la naturaleza y do­
minarlas, haciendo más fácil la vida común iluminando
la existencia con la divina sonrisa del arte; he ahí nues­
tra noble misión, sólo gracias a la cual podremos consi­
derar bien empleada la vida y bien coronada, después,
por el último sueño.”
Un joven preguntó, una vez, a Mozart cómo se com­
ponía una sinfonía, a lo cual contestó el gran músico:
“Usted es todavía muy joven. ¿Por qué no empieza con
baladas?” El aspirante contestó: “Pero usted compuso
sinfonías cuando tenía diez años”, y el gran compositor
repuso: “Sí, pero yo no pregunté cómo.” Imitar, preten­
der igualar a otros, aspirar a ciertas superaciones por­
que otros las conquistaron y depender de un método y
procedimiento especial para escalar la cima de alguna
perfección es exponerse a un desencanto o desilusión
aplastante. Sólo por el trabajo intenso, la sensibilización
espiritual, el anhelo de rendir algún beneficio de mérito
para otros, el estudio y la persistente dedicación al me­
joramiento propio puede avanzarse en el camino de las
grandes interpretaciones y realizaciones.
Anhele el poder de la elocuencia para hacerse más
útil a otros, codíciela para que su vida sea más fecunda
en todos los sentidos, capte el significado social de la
misma y esté dispuesto a enriquecerse con conocimientos
y experiencias que le doten de la capacidad e inspiración
que le constituirán en avanzado y maestro eficiente en
la disertación y en la exposición ante otros.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 285

CÓMO DESARROLLAR Ha sido la elocuencia la que ha


EL p o d e r DE LA construido y destruido; ha con-
ELOCUENCIA sagrado y denigrado; ha acusado
y defendido; ha enaltecido gran­
des programas y doctrinas y ha patrocinado postulados
ruines; en fin, ha sido el poder magno que, como espada
de dos filos, ha podido cortar en cualquier dirección, y
según los propósitos y fines de quienes se han valido de
ella los intereses humanos se han beneficiado o se han
perjudicado.
Dice un historiador: “Demóstenes se afligía, al verse
en los principios de su carrera oratoria, arrojado de la
tribuna, entre silbidos, porque no sabía producir fuertes
emociones favorables a él, mientras que los hombres casi
por completo ignorantes de la ciencia de gobernar eran
escuchados con aplausos y algunas veces arrastraban a
las muchedumbres., a realizar actos de verdadera de­
mencia.”
Los hombres elocuentes han descollado siempre y
han sido dirigentes eminentes de la sociedad humana. No
han sido los más sabios los que han gozado de esa pre­
rrogativa, sino los más elocuentes. Dice Roda: “Pericles.
simple ciudadano, fué árbitro de Atenas por espacio de
treinta años sin otros recursos que el ascendiente de su
genio y de su palabra, y no pocas veces su elocuencia
triunfó sobre la alta razón de su antagonista Tucídides.”
No debe culparse a la elocuencia si se ha abusado
de ella en perjuicio de los pueblos. Dice un autor: "Si
la libertad ha muerto en unos pueblos y se ha visto en
otros comprometida, ha sido a pesar de la elocuencia, y
de ningún modo por culpa de la misma.” La elocuencia
será siempre un factor poderoso y eficaz en el triunfo de
las grandes causas.
Cuando la mente está libre de interferencias que des­
animan e intensifican la conciencia de impotencia y de
temor, son más evidentes las fuerzas que nos impulsan a
ver más allá y descubrir nuevos horizontes con manifes­
taciones inspiradoras. Dentro de nosotros mismos se en­
cuentra con harta frecuencia el camino expedito hacia
286 N. D. LAFUERZA

soluciones y la barrera que nos detiene parece conven­


cernos de que todo esfuerzo es vano.
iCuántos y cuántos han realizado obras magníficas
en medio de limitaciones enormes! Actualmente forma
parte del gobierno de la India un intocable, miembro de
la casta de los intocables a los que se les trataba hasta
recientemente con menos consideración que a las vacas
y a las serpientes. Ese gobernante es Bhimrao Ramji
Ambedkar. Gracias a que su padre prestaba servicio en
el ejército inglés pudo el hijo concurrir a la escuela, aun­
que en ella no podía mezclarse con sus compañeros y el
mismo maestro no se atrevía a tomar el cuaderno de ese
alumno por temor de contaminarse. Una vez que tuvo
que ir a la pizarra, sus compañeros protestaron porque
junto a ella se encontraban los paquetes con sus merien­
das y temieron que el alimento se contaminara y fue
preciso retirarlos antes de que el estudiante hiciese el
ejercicio de aritmética. Dura fué la carrera de ese joven
anheloso de ayudar a su pueblo, pero nunca desmayó de
su ideal de entregarse a libertar a su casta y conquistar
para sus integrantes las prerrogativas comunes a todos
los ciudadanos. Fué él quien introdujo el artículo II en la
constitución adoptada por la Asamblea, el cual dice: “La
intocabilidad queda abolida y su práctica en cualquier
forma queda prohibida y será castigada de acuerdo con
la ley.” Después de siglos de una vida denigrante cuaren­
ta millones de hombres y mujeres fueron liberados del
estigma de la inferioridad y esa victoria la alcanzó en
gran parte un intocable que estuvo dispuesto a luchar y
a seguir su gran ideal de servir a su pueblo.
Los más elocuentes han sido los que han creído en
grandes mejoras, en superaciones, en progresos de bene­
ficio general y con visión clara de las posibilidades han
persistido en la lucha por convertirlas en realidades sal­
vadoras.
Sea insaciable en investigar y en informarse. Re­
curra a datos y a ejemplos que le den consistencia a sus
afirmaciones. Si usted hablara sobre lo arduo de la tarea
de quien anhela grandes triunfos y que para lograrlos es
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 287

necesario pasar por grandes pruebas, impresionaría hon­


damente al expresar que, según Greta Palmer expone
en la revista Wornan’s Life, cuantos llegan a ser estre­
llas de cine, en Hollywood, encuentran un camino muy
tortuoso y difícil, y que contados son los que pueden sa­
tisfacer su anhelo, pues de 90.000 personas entrevistadas
sólo 20 de ellas son contratadas y posiblemente 2 lleguen
a distinguirse. Aun las grandes artistas han tenido que
sufrir grandes sobresaltos antes de ser reconocidas. Las
pruebas cinematográficas a que fué sometida Deanna
Durbin quedaron olvidadas por meses en los estudios de
la empresa que la examinó, y fué tan escaso el interés
que despertó, que los dirigentes, la recomendaron a otra
rival, la Universal, de lo cual ellos mismos se avergüen­
zan ahora. Katherine Hepburne, Claudette Colbert y
Bette Davis fueron rechazadas sobre la base de las prue­
bas iniciales a que fueron sometidas. Ejemplos, biogra­
fías y demostraciones autorizadas son factores de per­
suasión muy eficaces.
Sobre supersticiones mucho se ha dicho y puede ha­
blarse, y si el orador tuviese que referirse a ellas, al des­
tacar la esclavitud en que viven los que se someten a
las mismas, podría relatar el caso que ocurrió en Puerto
Mont. Chile, descripto por un diario local, acerca de un
muñeco que fué hallado en una fosa del cementerio local,
acribillado de alfileres y con una pequeña fotografía colo­
cada en el lugar correspondiente al corazón del muñeco
y sujetada con un alfiler de bronce. El sepulturero lo en­
contró y lleno de pánico lo llevó a la oficina de la portería,
donde se examinó tan raro objeto, y luego se comprobó
que la imagen pegada con un alfiler en el lugar del
corazón del muñeco pertenecía a un empleado del Hospi­
tal Regional quien al enterarse del hallazgo sufrió un
fuerte ataque de nervios y tuvo que abandonar el empleo
a los dos días por serle imposible seguir desempeñán­
dolo normalmente. La autora de ese experimento fué la
esposa que, resentida porque su compañero rehusaba
acceder a sus caprichos, recurrió a la brujería para domi­
288 N. D. LAFUERZA

narlo. La adivina consultada le recomendó el procedi­


miento aludido.
Cuando hay que llamar la atención sobre modos de
pensar, de sentir y de obrar arbitrarios o insólitos, la
narración de algún caso específico siempre contribuye a
impresionar más hondamente y a lograr una mayor so­
lidaridad de los oyentes.
Para despertar en muchos el sentimiento del altruis­
mo, hay que realzar el espíritu de abnegación que adorna
a muchas personas y el sacrificio a que se someten vo­
luntariamente, en beneficio de los demás. Sobre los mu­
chos seres humanos que renuncian a la vida seglar y del
placer podrían citarse millares de casos, pero al hecho en
sí podría agregarse la novedad de lo que personas de
otras civilizaciones y climas realizan para seguir una vi­
da de abnegación. Por ejemplo, según dice Grace Goo­
drich en la acreditada revista Asia, de febrero de 1937,
hay en la China no menos de cien mil monjas y el perío­
do de instrucción dura unos noventa días. Los actos para
ordenarse duran de dos a tres semanas y se dividen en
tres ceremonias o rituales de consagración. Pueden pasar
muchos años entre el primero y el segundo y tienen que
pasar otros años de prueba antes de que la aspirante sea
consagrada a la vida de un Budisattva y reciba el certi­
ficado de su ordenación.
En la primera ceremonia las novicias toman diez vo­
tos y permanecen de rodillas durante cuatro horas en el
frío suelo. Prometen abstenerse de perfumes y flores, del
canto y de la danza, del uso de grandes lechos, de la re­
gularidad de las comidas y de la posesión de cosas valio­
sas. Mientras están de rodillas se les leen doscientas cin­
cuenta reglas de Hinayana. A cada novicia se le entre­
ga un sayo de limosnera, un tapete para arrodillarse y
una taza para pedir limosna. Entonces queda consagra­
da como una santa del rango inferior.
Diez días después se celebra la segunda ceremonia y
la aspirante debe bañarse, ponerse ropa limpia, confe­
sarse y recibir la absolución antes de ingresar al primer
grado de Mahayana y convertirse en bhikshu, la que es
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 289

completamente santa, pi-ch’iu-chieh. En esta segunda ce­


remonia se leen los cincuenta y ocho mandamientos de
la “Red de Brahma” y se acepta cumplirlos con las re­
glas del sutra chino Fan Wan Ching, y sólo presencian
la ceremonia tres de los viejos, siete testigos y el abad
del monasterio de la ordenación. <
En el último ritual se consagra a la aspirante a la
vida del Budisattava y se convierte en p’u-sa-chieh. Co­
mo en el caso anterior las muchachas deben bañarse, cam­
biarse de limpio, confesarse y recibir la absolución. Enton­
ces prometen conducir a todos los seres, sin excepción al­
guna, a la salvación, acabar con el dolor y el sufrimiento,
estudiar las obras de innumerables maestros y perfec­
cionarse en tal forma que puedan alcanzar la más alta
gloria de los Budas.
En la noche de este último día tienen que sufrir do­
lor corporal. Esto lo hacen por el bien de los demás. La
prueba consiste en marcarles los signos de Buda, en la
frente, que reciben arrodilladas con los brazos en una
tabla y las manos en actitud de orar.
Monjes viejos marcan con pequeños círculos las fren­
tes de las aspirantes sobre las que se colocan pequeños
conos de incienso sobre pulpa de dátiles. Los monjes
ayudantes queman con largas barras de incienso, moja­
das en aceites y encendidas, los pequeños conos coloca­
dos en la cabeza de la aspirante. Otros monjes para ayu­
dar a mitigar el dolor, soban la piel entre los conos ar­
dientes con barras de incienso frías. Todas cantan en es­
tas ceremonias: “Imploramos tu ayuda, ¡oh tú, maestro
original Sakyamuni Buda! Te pedimos que nos salves del
desastre físico y del error; que nos des inteligencia y
hagas que se transformen en puros y santos nuestros ma­
los pensamientos. Nuestras almas te escuchan ¡oh Sakya­
muni Buda! y te reverencian”. Esta plegaria se canta re­
petidas veces mientras los conos ardientes atraviesan la
pulpa de dátil sobre la que descansan, hasta hundirse en
la piel. Tres marcas bastan, pero la mayoría de los mon­
jes y de las monjas tienen nueve. Algunos tienen más y
n
■ 290 N. D. LAFUERZA

dice la autora del relato que ella ha visto doce cicatrices


en la frente de una monja budista.
VUELO DE LA L a in sp ir a c ió n tie n e su ca m p o d e v u e lo
in s p i r a c i ó n en la im a g in a c ió n . E s é sta la q u e apro­
x im a lo q u e p a r e c e in v isib le , in a c c e sib le
y lejan o. L a im a g in a c ió n ex p lo ra la s p ro fu n d a s e in m e n ­
su r a b le s r e g io n e s d e la g ra n d eza y d e la b elle z a y su s
in c u r s io n e s e n e l ca m p o de lo s sig n ific a d o s p ro d u cen d e ­
r iv a c io n e s d e su m a eficacia.
Un orador elocuente expresa y comunica ideas y
pensamientos excepcionales y extraordinarios porque su
imaginación ahondó antes, y descubrió, luego, lo que de
novedad encerraban. La imaginación halla las verdades
más recónditas y descubre sus hermosas lecciones. Di­
ce un autor: “Todo lo que es grande ha de ser precisa­
mente objeto sublime a nuestra vista y a nuestra imagi­
nación, que alcanza a donde no llegan los ojos.”
Su imaginación se fecundizará si usted siente el an­
helo de estimularla. Dice Lavelle: “El deseo es una ven­
tana que mira al mundo, similar al que habitamos, pero
mucho más vivo, luminoso y hermoso.” Propóngase ver
la relación que guardan las cosas; trasládese a situacio­
nes distintas de las que le rodean, imagine cambios, me­
joras, perfecciones y superaciones; ascienda en fin, a ni­
veles superiores y la inspiración fecundizará su esfuerzo.
El poder imaginativo es el secreto característico de
los que triunfan. Al cultivar la imaginación debe especia­
lizarse en alguna aplicación determinada y orientarla
en una dirección bien definida. Guíese por las siguientes
recomendaciones:
1. Dediqúese a pensar con entusiasmo sobre un
asunto dado con sentido práctico.
2. Acostúmbrese a llevar consigo un librito de no­
tas y consigne las ideas propicias e interesantes
que se le ocurran de tiempo en tiempo.
3. Para cualquier esfuerzo imaginativo sea defini­
do y concreto en sus ideas. La vaguedad nulifica
la eficacia de esa facultad.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 291

4. Vea posibilidades de mejora en todo, piense cómo


las realizaría.
5. Cuando haya concebido ideas prácticas y merito­
rias, llévelas a una conclusión definitiva.
6. Abandone las ideas estimuladas por el capricho
de las circunstancias; cultive las que vigoricen
su personalidad y le inciten a superarse y hacer­
se más útil a sus semejantes.
Conviene recordar que para salirse del charco de la
rutina y elevarse al plano de la creación es preciso valer­
se mucho de la imaginación.
La inspiración, para ser eficaz, debe ser práctica, rea­
lizable y estimulante de la dinámica personal. De nada
sirve concebir un gran proyecto que no puede llevarse a
efecto. Imaginar es muy recomendable, pero es muy
esencial construir y edificar sobre bases seguras.
DISPOSICIÓN Dice Emerson: “No es en la naturaleza si-
ANfMlCA no en el hombre donde se halla todo lo
bello y el bien que se percibe.” Si la ins­
piración ha de desdoblar ante nosotros las bellezas, los
encantos y las verdades que niega a la inmensa mayoría,
es preciso que nos pongamos a tono y estemos en condi­
ción receptiva para que tenga eco en nosotros.
Se requiere una sensibilidad espiritual susceptible
de impresionarse con las manifestaciones de cuanto de
valor expresa la vida. Dice Capmany: “Únicamente un co­
razón sensible y grande hará un hombre elocuente; por­
que aquel que se penetra vivamente de lo patético y su­
blime no está muy lejos de expresarlo.” Se precisa una
condición mental despierta y predispuesta a los significa­
dos de las cosas para descubrir sus proyecciones y tras­
cendencias ulteriores. Con la cooperación espiritual y
mental se magnifica la visión de lo que parece impenetra­
ble en el mundo intelectual. Entonces la luminosidad au­
menta y la perspicacia adquirida permite descubrir fases
ocultas y no discernibles a todos.
Si usted desea gozar de una inspiración más activa
y frecuente, debe aumentar su sensibilidad espiritual y
292 N. D. LAFUERZA

su poder de comprensión. Disciplínese, predispóngase pa­


ra las influencias que invaden el espíritu y que lo hacen
más receptivo y expresivo. Intensifique su poder mental,
discerniendo, analizando, investigando, identificando el
valor real de las verdades, enriqueciéndose con conoci­
mientos fundamentales y dándole a su voluntad mayor
ímpetu constructivo.
CONTEMPLACIÓN Los que han descollado, por sus gran-
Y DEDICACIÓN des inspiraciones y revelaciones des­
usadas, han sido personas que en la
soledad y la quietud y en sus horas tranquilas han des­
cubierto las nuevas interpretaciones de sabiduría. Ellos
mismos se han constituido en laboratorios de ideas y pen­
samientos al calor de un espíritu vehemente por conocer
mejor las realidades íntimas de la vida. Dice Neilson:
“La soledad es necesaria para el desarrollo o crecimiento
de los recursos internos o espirituales que son la última
defensa contra los accidentes del mundo exterior.”
Aproveche los momentos libres, cuando esté en su
casa, y dése a la contemplación de las ideas que le preo­
cupan y sobre las cuales usted anhela mejores y mayores
conocimientos. Interésese con verdadero ahinco por
arrancar el misterio o incógnita de lo que parece confu­
so, oscuro o indescifrable. Un autor ha dicho: “Un ora­
dor, ahondando las verdades más comunes, sabe sacar
de ellas nueva substancia, y mezclándola con sus propios
pensamientos produce nuevas verdades, como el hábil
químico que descubre nuevos seres en las substancias más
conocidas”.
Deje que su mente contemple más de cerca los pa­
noramas y paisajes de lo que desea conocer mejor. Sólo
el esfuerzo especial y una dedicación más leal a la con­
sideración de los asuntos que le interesan, facilitarán la
inspiración tan ventajosa para la elocuencia.
El campeón ciego de golf de los Estados Unidos
en 1947, Carlos Alberto Boswell, después que hizo el
imposible tiro final que le ganó el campeonato fué rodea­
do por los numerosos espectadores en el campo famoso
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 293

de golf Northland de Duluth, Minnesota. Con insistencia


le preguntaron: “Pero ¿corno lo hizo usted?”. El jugador
con una sonrisa lúcida repuso: “Yo sé que ha de parecer
extraño lo que voy a decir, pero escuchen. Para ver es
preciso estar ciego.”
Ya en su país, de regreso de la guerra mundial últi­
ma, con el sentido de la vista inutilizado en una acción
de guerra, ese hombre dinámico no se entregó a lamenta­
ciones inútiles ni confió en que otros le ayudarían a re­
solver sus problemas, sino que con ánimo valiente y de­
cidido buscó ocupación para atender a las necesidades
suyas y de su familia y además aprendió golf con persis­
tente esfuerzo. Es éste el que dota de ímpetu, de esperan­
za, de disposición victoriosa, de visión penetrante que
destruye las brumas del pesimismo y libera del lastre de
las ideas negativas.
Para elevarse, desligarse de trabazones entorpece-
doras de la agilidad mental y espiritual es preciso cul­
tivar una disposición anímica, viril, enérgica y acomete­
dora.
EFICACIA DE La inspiración no es caprichosa. Su 11a-
ma sólo brilla para los que, ávidos de
LA in s p i r a c i ó n
una mayor potencia mental y perfeccio­
namiento se dedican a penetrar más a fondo en el signi­
ficado de la vida en sus diferentes aspectos y manifes­
taciones. No se deje impresionar ni dominar por los obs­
táculos y dificultades. Válgase del pedernal de la persis­
tencia y de ella saltarán chispas luminosas. Aprenda de
su experiencia, líbrese de prejuicios y supersticiones, y
guíese por un juicio sereno.
La inspiración da a la elocuencia más vida, más. sig­
nificado, más realce, más autenticidad, aumentando así
el poder para persuadir.
El automóvil más elegante y costoso pierde todo su
valor y utilidad si su tanque está desprovisto de nafta.
Es la energía que desarrolla un vehículo lo que le hace
útil, práctico y de valor. Es la fuerza que el orador im­
prime a su discurso lo que dota de poder para infiltrarse
294 N. D. LAfUERZA

en el corazón y mente del auditorio. Solamente impre­


sionamos cuando nuestra palabra tiene energía y vida.
Las siguientes palabras son de Rückert:
“Procura que algo te haga verdadera impresión.
Al momento hallarás verdadera expresión;
Y si puedes hallar verdadera expresión
Causarás al momento verdadera impresión.”
Dice el Dr. Fassbender: “La impresión de toda la
personalidad del orador es la que afianza el triunfo ora­
torio”.
La elocuencia no es una habilidad artificial que pue­
de adquirirse automáticamente, sino más bien una expre­
sión de dinamismo generado por el cerebro y el espíritu.
¿De qué serviría la inspiración si se careciese de ímpetu?
El poder de la elocuencia no es otra cosa que el dinamis­
mo humano comunicado por medio de la palabra. El ora­
dor que se compenetra de su misión y siente la responsa­
bilidad que su capacidad le señala no puede reprimir la
fuerza que se acumula en su espíritu. Muy bien dice un
autor: “Diremos pues, que los rasgos en que brilla la elo­
cuencia apasionada son hijos del corazón y no de los pre­
ceptos fríos; antes por aquéllos se formaron las reglas,
porque en todas las cosas la naturaleza fué siempre ma­
dre y modelo del arte.”
Si usted quiere hablar elocuentemente vigorice su
comunicación con expresión enérgica y fuerza comunica­
tiva. Traduzca los pensamientos luminosos que obtenga,
en fuerza elocuente conquistadora de voluntades.
Manténgase un espíritu entusiasta y confiado. Es ne­
cesario sobreponerse a las contrariedades y a los temores
de la edad madura. Un gran psicólogo ha dicho que pue­
de determinar exactamente cuándo un hombre empieza
a envejecer. Ocurre en el momento en que al examinarse
uno comprueba que sus pensamientos y reflexiones se
dirigen más al pasado que al futuro. Si la mente de un
hombre está ocupada por recuerdos principalmente, en
lugar de interesarse en exploraciones y anticipaciones,
entonces es prueba inequívoca de que se halla en el área
de la vejez.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 295

PREFERENCIAS A los que todo les interesa por igual


Y SELECCIÓN no les llega la inspiración. Por ser se­
lectiva su operación la perciben sola­
mente los que dedican su atención concentrada preferen­
temente a determinadas finalidades, ideas o pensamientos.
No puede haber inspiración sin reflexión y concentra­
ción. Ésta fija la atención en determinadas cosas o acon­
tecimientos con exclusividad.
Defina sus preferencias, ya sea en cosas espirituales,
políticas, comerciales, sociales, etc. Dice un autor: “El
orador elocuente se distingue no sólo en la gracia, deli­
cadeza y energía de la expresión, sino también en la
grandeza y valentía de las ideas.” Seleccione aquello que
se aviene a su modo de ser, pensar y creer y adóptelo con
valor y entusiasmo. No trate de abarcarlo todo y hacerse
experto en todos los ramos del saber, porque no lo con­
seguirá. No disipe su caudal mental entre toda clase de
ideas.
Al principio, no le será fácil ni atractivo dedicarse
preferentemente a una idea o postulado especial; pero si
se dispone a estudiar más acabadamente las ideas de su
simpatía, interés y conocimiento adquirirá una habilidad
de gran eficacia y poder.
Mantenga el propósito perseverante de entregarse
al estudio de alguna idea, doctrina, credo o especialidad
intelectual. El propósito decidido inyecta una fuerza mis­
teriosa en la voluntad, lo cual hace más fácil y agradable
la tarea.
Su preferencia y selección, una vez bien definidas
y delineadas causarán reacciones creadoras y le propor­
cionarán nuevos pensamientos e interpretaciones predis­
poniéndole al análisis, reflexión y atención del espíritu.
Recuerde siempre que la elocuencia parte del cora­
zón y de la mente, y cuando ambos contribuyen en for­
ma armónica y solidaria a la formación de ideas, éstas
son más lúcidas y adecuadas.
296 N. D. LAFÜERZA

ORIENTACIÓN Hablar es proyectar, trazar y señalar ru-


BEL ORADOR tas al pensamiento y a la acción. El ora­
dor no puede decir cualquier cosa ni ha­
cer recomendaciones improvisadas o antojadizas. Tiene
que prever, anticipar, calcular y deducir qué efectos y
derivaciones provendrán de su exposición con el fin de
elegir lo que mejor asegurará resultados ventajosos
y eficaces.
Hablar en público es un acto social. El orador debe
sentir que presta un servicio valioso a sus semejantes.
Al exponer y recomendar sus ideas, se convierte en maes­
tro sobre asuntos que afectan a alguna fase de la vida. En
él no debe haber titubeo o perplejidad, sino seguridad. Su
actitud determinará la suerte que corra su discurso.
El orador elocuente debe sentir su autoridad y ha­
blar no porque sabe, sino porque ha elegido algo impor­
tante que decir y recomendar. Dice un autor: “En suma,
el carácter y autoridad de la Jocuencia no se acomodan
sino a objetos grandes, ilustres j interesantes a los hom­
bres, y desprecian siempre la insípida locuacidad y la
pompa vana de las palabras.”
Cuanto más digna sea la finalidad preferida por el
orador y más noble el propósito que auspicie, mayor con­
ciencia debe tener de la autoridad propia. “Es una elo­
cuencia pobre la que solamente muestra que el orador
puede hablar” ha dicho Reynolds.
Jamás olvide que es muy difícil hablar eficazmente
si no se cuenta con la confianza del auditorio; no es su­
ficiente que lo que ha de realzar sea justo y excelente, es
necesario que sea aprobado por los oyentes, que éstos ad­
mitan lo que se les propone. Téngase en cuenta las cir­
cunstancias, la disposición humana y sus inclinaciones,
lo que impresiona más y la forma de inculcar en el áni­
mo principios y enseñanzas que no siempre son simpá­
ticas o entendidas.
Oriéntese por un afán de ganarse la adhesión de sus
oyentes por el valor de sus ideas y la forma de trasmi­
tirlas y recuerde perennemente que si quiere que su pa­
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 297

labra sea elocuente debe dedicarla a lo que interesará a


quienes habrán de escucharla.
Muy elocuentes son las palabras de Martínez Sierra:
“La vida es don maravilloso y fiesta inacabable”. “Fies­
ta sólo para el sabio”, ha dicho Platón. “Y Platón sabía
lo que estaba diciendo al decirlo, porque él fué tal vez
el más sabio de cuantos han pasado por la tierra. Es
preciso, por lo tanto, para renacer, proponerse adquirir
la sabiduría, que es la única que puede hacernos gozar
del festín. Abran ustedes los ojos del cuerpo y del alma;
observen ustedes, estudien, pregunten, aprendan con ale­
gría, con ansia de saber, con afán de conocerse a sí mis­
mos, con hambre y sed de justicia, sobre todo, porque
el conocimiento que no nos sirve para ser más justos,
es conocimiento perdido. Acuérdense ustedes de la vie-
jecita que no quería morirse para saber cada día una
cosa más; ahora están ustedes en la edad de aprender
“una cosa más” cada cinco minutos. El mundo está ante
ustedes, nuevo y recién nacido. Láncense a descubrirlo
con ardiente y apasionada curiosidad. La recompensa es
grande y sabrosa”.
De usted depende que la llama de la inspiración
arda con luminosidad. Estimule su espíritu y mente con
los anhelos, esfuerzos, ideales y enriquecimiento de co­
nocimientos que producirán en su mente destellos pro­
pios y mejores perspectivas.
IMPETU DE LA Un orador que desee triunfar y domi-
CONVlCClóN nar a su auditorio debe sentir lo que
dice y estar convencido a toda prueba
de lo que expone. Debe moverle el impulso de la convic­
ción si quiere mover a sus oyentes. Una máquina arras­
trará un tren pesado si antes ella misma puede impul­
sarse con fuerza propia.
Marco Antonio habló con profunda convicción, cuan­
do habló en el funeral de César; en sus palabras se des­
cubre un poder mágico y potente, y era tal su ímpetu
que el pueblo que le escuchaba cedió ante su elocuencia.
Aquellos ciudadanos ron anos, que se le acercaron con
298 N. D. LAFUERZA

espíritu antagónico, dominados más tarde por la pala­


bra convincente del amigo de César, vengan el asesi­
nato, lanzándose contra los asesinos.
Nunca hable en contra de lo que usted cree que es
la verdad; no se traicione a sí mismo porque será des­
cubierto. Sea leal a sus convicciones y deje que éstas
le inspiren. No puede haber elocuencia eficaz si no hay
verdad en el discurso. Recuerde estas palabras: “La elo­
cuencia auxiliando a la verdad puede llevarlo a usted al
triunfo”.
Cuando se siente de verdad lo que se dice y se le
profesa el afecto que nace del reconocimiento de su valor
y mérito, se genera en el espíritu una sinceridad expre­
siva y decisiva. Nunca proponga o defienda lo que no
le entusiasma. No olvide que la vida de su discurso
arrancará de la exuberancia de sus afectos y lealtades.
Cuán verdaderas son las siguientes palabras de un autor:
“No hay arte para ser elocuente, una vez que no lo
hay para sentir”.
El fingimiento jamás ha dotado de elocuencia po­
derosa a ningún orador, por la misma razón que el hielo
jamás podría producir hervor en ningún líquido. Rodee
su discurso de todo el entusiasmo, afecto, calor e interés
de que sea capaz. Deje que su sinceridad avive sus ex­
presiones y éstas avivarán, a su vez, los sentimientos
e interés de sus oyentes.
UNIDAD DE La inspiración debe influir en la consis-
PENSAMIENTO tencia del discurso. De escasa eficacia
será que un orador sea impresionante
en un período y desilusione en los demás. La verda­
dera inspiración afecta a toda la exposición. Cuídese,
pues, de mantener la unidad del pensamiento en el desa­
rrollo del tema respectivo.
La inspiración es enemiga de la profusión: consolide
su pensamiento. Al tratar de un asunto, concrétese a lo
que atañe al mismo. Engrane todas las ideas que se rela­
cionan mutuamente. No altere su cohesión y continui­
dad. Desarróllelas progresivamente.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 299

f in a l id a dPor alguna razón que la naturaleza man-


ELEVADA tiene secreta la inspiración feliz y venta­
josa no acude sino a aquellos que se guían
ñor finalidades libres de mezquindades y egoísmos. Un.
escultor, un arquitecto, un artista, un pintor, y, en ge­
neral cualquier persona que hace algo extraordinario,
no reahza su obra maestra o sus tareas usuales con
éxito porque le domina el afán de ganar más. No ase­
gura el triunfo porque necesita satisfacer convenien­
cias v ventajas personales. Lo alcanza por el dinamismo
que le imparte un ideal determinado.
Las ambiciones materialistas carecen del poder ex­
traordinario para producir esos destellos que iluminan
las sendas hacia un pensamiento v acción superiores. Las
necesidades corrientes son de fácil satisfacción, en cam­
bio cuando se anhelan ideales sublimes se requiere una
orientación elevada y una inspiración profunda. Las ne­
cesidades materiales tienen una trayectoria superficial:
las morales, espirituales, intelectuales y artísticas la
tienen de carácter trascendental.
Fomente en sí mismo el cariño a ideales generosos,
viva con aspiraciones de perfección, adelanto y supera­
ción. Dediqúese a actividades altruistas y participe en
empresas bienhechoras. Interésese con gran celo por las
cosas fundamentales de la vida y no se esclavice a pro­
pósitos utilitarios. Cultive el gusto de mejorar por el
placer de ser más útil a los demás.
Dote a su discurso de alma y para ello debe vivificar
alguna idea o procedimiento que tenga poder para pe­
netrar en el corazón o mente de sus oyentes. Su pala­
bra. fluirá, entonces, como río cristalino, cuyas aguas
saciarán y refrescarán; lo que tiene vida se manifiesta
por sí mismo. Un discurso vivificante no puede dejar de
interesar. Dice Girard: “El hombre elocuente es, sobre
todo, aquel cuyos acentos patéticos nos conmueven pro­
fundamente apoderándose de nosotros y atrayéndonos
por una fuerza irresistible”.
Después de la gran batalla de Ayacucho, el Ejército
Libertador fué reeibido con incomparable entusiasmo, y
300 N. D. LAFUERZA

narra Enrique Naranjo que “el doctor Choquehuanca,


pobre pastor de almas de Pucará, aldea perdida en la
inmensidad de los Andes, felicitó a Bolívar, con la si­
guiente arenga que, por los rasgos de elocuencia y ele-
"vación de ideas, en nada desdice de los brotes sublimes
de los príncipes de la palabra. ¡Felizmente la historia
ha recogido las frases del humilde pastor!
“Quiso Dios formar de salvajes un imperio y creó
a Manco-Capac. Pecó su raza y lanzó a Pizarro. Después
de tres siglos de expiación tuvo piedad de la América, y
os ha creado a vos. Sois, pues, el hombre de un designio
providencial. Nada de lo hecho atrás se parece a lo que
habéis hecho, y para que alguien pueda imitaros es
preciso que haya un mundo que libertar.
"Habéis fundado cinco repúblicas que en el inmenso
desarrollo a que están llamadas, elevai’án vuestra esta­
tua adonde ninguna ha llegado. ¡Con los siglos crecerá
vuestra gloria como crecen las sombras cuando el sol
declina!”
Las ideas como las cosas también tienen relieve,
pero no a todos es aparente. De aquí la necesidad de
que quien las exponga sepa darles el marco necesario
para destacarlas y dotarlas de poder impresionante. Es
de recordarse que el ser humano no es muy diestro en
interpretar el valor y trascendencia de los conceptos por
el significado de los mismos solamente. Es decir que, en
sus apreciaciones no reflexiona suficientemente para ir
más allá de lo superficial y transitorio. Se requiere mu­
cha disciplina y organización intelectual para interpretar
la importancia de las ideas esenciales y de sus deriva­
ciones.
Ya se ha dicho repetidamente que en no pocos casos
es preciso llegar a la atención del oyente por vía de la
imaginación, de la sensación y de ciertos efectos más
bien físicos que intelectuales. Cuanto más recurra el ora­
dor a lo gráfico, objetivo y emotivo, más cerca de sí
tendrá al auditorio. Cuanto más subjetivo, abstracto y
puramente intelectual sea su exposición menos le seguirá
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 301

el auditorio en el desarrollo del tema y más estéril será


el esfuerzo por convencer.
Por dramatización de lo que se expone puede enten­
derse la presentación de ciertas ideas y proposiciones
con un fondo humano de efectos, impresiones, condicio­
nes y circunstancias, por medio de los cuales se inten-
S'fica el significado de lo expuesto, se magnifica o se
rodea de detalles o complementos que motivan una ma­
yor concentración y atención de quien escucha, y, así
se consiguen de él las decisiones deseadas.
Por la dramatización se da vida a la exposición, ésta
atrae más el interés del oyente, y la importancia y reali­
dad de lo aue se le trasmite captan más fácilmente la
aceptación del mismo.
Désele, núes, al discurso un desarrollo vivificador,
que haga del auditorio no sólo un espectador, sino que
también actor, por las emociones y decisiones que en él
cause el mensaje.
Para ilustrar lo que se entiende por dramatización.
se citan como ejemplos algunos períodos dramáticos de
los discursos de distintos oradores:
De un discurso de Castelar:
“;Ah!. la conciencia es coercible, la conciencia es in­
violable. Podréis persuadirla, no podréis dominarla. Po­
dréis moverla con una idea, no podréis moverla con un
mandato. La palanca más grande que remueve y levanta
el peso más abrumador no puede levantar el más ligero,
el más gaseoso, el más invisible e impalpable pensa­
miento. El perseguidor acosa y no persuade; el carcelero
aprisiona el cuerpo, y aun lo inmoviliza bajo el peso de
sus cadenas, pero no puede aprisionar ni inmovilizar el
alma, de cuyo seno se escapa la oración que taladra las
piedras y las rejas de la cárcel como un aroma miste­
rioso; el tirano puede proscribir a los creyentes, no puede
proscribir las creencias; el inquisidor enciende la hogue­
ra, la atiza, la alimenta, calcina los huesos, tuesta la car­
ne, consume la sangre; pero no puede consumir, ni cal­
cinar, ni tostar el pensamiento, porque en los restos de
las hogueras, en los montones de cenizas que el viento
302 N. D. LAFUERZA

dispersa a los cuatro puntos del horizonte, está conte­


nida la idea exaltada por el martirio, y que en la comu­
nión eterna de los espíritus llega a todas las generaciones
y trasciende a todos los tiempos.”
De otro discurso de Castelar:
“Contaba el sagrado libro que a los tres días de
enterrado Cristo, María Magdalena y otras mujeres de
Jerusalén habían ido al sepulcro de Cristo y lo habían
encontrado vacío. Apenáronse mucho, creyendo que ha­
bían robado los restos del Salvador, cuando un mancebo
hermosísimo, un ángel, les anunció que Cristo no estaba
allí, que Cristo había resucitado, portento en el cual
no podían creer. Las mujeres ciegas del Evangelio, bus­
cando a Cristo en el sepulcro de piedra, me recordaron
a las escuelas reaccionarias. Sí, buscan éstas a Cristo don­
de no está; en el sepulcro de la Edad Media, en los muros
de los Castillos feudales, en los potros del tormento, en
los hierros de los siervos, en el fuego de las hogueras,
cuando Cristo ha resucitado en la libertad, cuando Cristo
ha resucitado en la igualdad, cuando Cristo está en la
obra de Washington, en el suplicio de Brown, en el mar­
tirio de Lincoln, donde quiera que se rompa la cadena
de un oprimido y se cumplen la verdad y la justicia.
Dad, señores diputados, lej^es de reconciliación entre los
hombres, leyes de derecho para los pueblos, y habréis
contribuido a la obra del progreso, lenta, pero segura,
que ha de convertir el planeta en compendio del uni­
verso, y el alma humana en eterno reflejo de Dios.”
De Demóstenes en el discurso en su defensa:
“Son tan graves y numerosos los crímenes de que
se me acusa que las leyes castigan algunos con gran rigor
y aun con la misma muerte; pero su agresión no tiene
otra base que el odio más encarnizado, el insulto, la difa­
mación, la invectiva y todas las formas del ultraje. Si
fuesen verdaderas sus imputaciones y sus cargos, Atenas
no tendría bastantes suplicios para mí. El derecho de ha­
blar al pueblo no debe prohibirse a nadie; pero subir a
la tribuna con un plan ordenado de envidiosa persecu­
ción, por los dioses, ¡oh, atenienses!, no es ni regular, ni
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 803

democrático, ni justo. Cuando Esquines me vió cometer


esos enormes crímenes de estado que ha expuesto con
„ voz teatral, debió en seguida perseguirme legalmente.
Si yo merecía, en su concepto, ser denunciado como trai­
dor, ¿por qué no me denunció? ¿Por qué no hizo que se
me formase un proceso según la forma acostumbrada
en vuestros tribunales? Si las leyes eran violadas por mis
decretos ¿por qué no me acusó de infractor de las leyes?
En verdad que el hombre capaz de perseguir a Ctesifonte,
por causarme daño, no habría desperdiciado entonces la
ocasión si hubiese creído que le era posible confundir­
me. ¿Me creía culpable ese gran calumniador de las pre­
varicaciones que ha enumerado o de cualquier otro cri­
men? Pues bien, para todos los delitos tenemos leyes,
procedimientos, justicia y severos castigos, que son las
armas que debió usar contra mí. Si esta marcha hu­
biese seguido, la acusación actual correspondería a su
conducta pasada. Pero hoy le vemos que, lejos de seguir
la única senda recta y justa que se1le ofrece, y largo
tiempo después de haber callado en presencia de los he­
chos, viene a amontonar cargos, ironías e invectivas, vie­
ne a representar una comedia.”
De un discurso de Pi y Margall:
“Tan soberana es la razón que lo vemos compro­
bado a cada momento por la historia. Recordad a Sócra­
tes, a ese hombre que en pleno politeísmo llega a con­
cebir la unidad de Dios. Sus conciudadanos, creyendo
que sus ideas destruían la religión del estado, le con­
denaron a muerte. En el momento mismo de estar ese
hombre bebiendo la cicuta que le había de dar la muerte,
seguía afirmando su idea, porque la razón le estaba di­
ciendo que esa idea era la verdadera y no la de sus jueces.
“Viniendo a tiempos más cercanos a nosotros, halla­
mos a Galileo, que por temor a la persecución y al tor­
mento llega a retractarse de su idea. Inmediatamente
después de haberse retractado, dícese que dando una pata­
da en el suelo pronunció las célebres palabras: e pur si
muove, prueba inconcusa de que a aquel hombre, aun en
el momento de abjurar por un acto de debilidad sus
304 N. D. LAFUERZA

opiniones, le estaba diciendo la razón: Tú eres el que


estás en la verdad, y al decir lo contrario eres cobarde
e indigno de ti mismo. Sí, la autonomía de la razón
humana es ya un hecho fuera de toda duda.”
De Napoleón a sus soldados:
“Soldados: en quince días habéis conseguido seis
victorias, tomado veintiuna banderas, cincuenta pie­
zas de artillería, numerosas fortalezas, hecho mil qui­
nientos prisioneros y dejado en el campo de batalla más
de diez mil hombres entre muertos y heridos; soldados:
iguales sois a los conquistadores de Holanda y Rin. Des­
provistos de todo, a todo habéis suplido, y habéis ganado
batallas sin cañón, pasado ríos sin puentes, hecho mar­
chas forzadas sin zapatos, vivaqueado sin aguardiente,
y, a veces, sin pan. Sólo las falanges republicanas, los
soldados de la libertad eran capaces de arrostrar tantas
fatigas y privaciones. Gracias os doy, soldados. La patria
tiene derecho de esperar de vosotros grandes cosas. Aun
os qsperan nuevos combates que empeñar, nuevas ciu­
dades que tomar, nuevos ríos que pasar. ¿Acaso hay en­
tre vosotros uno solo cuyo valor flaquee? ¿Hay alguno
entre vuestras filas que prefiera volver a las cimas esté­
riles del Apenino y de los Alpes y sufrir con paciencia
los ultrajes de esa soldadesca esclava? No, tales hombres
no se encuentran entre los vencedores de Montenotte,
Millesino, Dego y Mondovi. Amigos, esta gloriosa con­
quista yo os la prometo, pero sed los libertadores de los
pueblos y no los azotes.”
Y
e m o c ió n Muchos son los oradores que hablan con
FOGOSIDAD una vehemencia inusitada e injustificada
la mayoría de las veces. Sus discursos se
refieren a asuntos de escasa importancia y los exponen
como si se tratara de cosas trascendentales. El orador
debe tener dominio sobre sí mismo todo el tiempo, ya
hable con vehemencia o con moderación.
La emoción tiene que ver con el grado de afecto
o estado de ánimo sobre algo determinado, mientras que
la fogosidad es una manifestación de agitación del ánimo.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 305

Dominar esa agitación es esencial, para no esclavizarse


a vehemencias inútiles.
Evítese la fogosidad que agita, perturba, apasiona y
ciega. Resérvese la efusión para aquellos períodos del
discurso en que se justifica el realce y el énfasis y no
se recurra a agitar el ánimo, por efecto de irritación ner­
viosa .
El orador que tiene dominio sobre sí mismo y da
expansión a sus emociones solamente cuando el caso lo
requiere tendrá mayor dominio sobre su auditorio. Bue­
no será tener presente que la respiración profunda o
diafragmática, durante el discurso, es un auxiliar eficaz
para contrarrestar la fogosidad.
EL MAGNETISMO El discurso debe atraer, pero el ora-
PERSONAL dor debe ejercer una influencia ma­
yor. El magnetismo personal es un
factor poderoso para que los oyentes acepten y se dis­
pongan a realizar lo que se les recomienda.
Cultive y desarrolle su magnetismo, su influencia
personal. Intensifique su dinamismo, mejore su forma
de expresarse, hágase más simpático simpatizando con
otros, demuestre más afecto por las cosas nobles, iden­
tifiqúese con propósitos elevados, enriquezca su perso­
nalidad, recomiende las cosas de valor moral, contribuya
a la realización de alguna empresa digna, muéstrese dis­
puesto a ayudar a otros, sea optimista, construya y no
destruya, no apague las luces de la esperanza, alivie, ani­
me, sostenga; siembre la semilla de la buena disposición
y del ánimo valeroso por doquier, desarrolle un espíritu
más confiado y no se deje dominar por el espíritu de la
negación.
Un orador no puede ser dinámico y magnético en la
tribuna si su trato diario con sus semejantes no ejerce
influencia dinámica o positiva. Cultive su influencia per­
sonal en sus contactos con otros. Si usted influye en los
grupos que frecuenta también influirá ante un auditorio.
El orador es elocuente porque posee las cualidades su­
periores que lo singularizan y lo diferencian de los demás.
306 N. D. LAFUERZA

Esfuércese por adoptar actitudes que aumentarán el


poder de su personalidad. Interésese por los demás y
ellos recíprocamente se solidarizarán con usted. Las pro­
piedades magnéticas no pueden adquirirse forzada o arti­
ficiosamente.
.Enriquezca su vida espiritual, sienta más, piense con
más vigor, déjese impresionar por las cosas que elevan,
sea más humano; remóntese a niveles con perspectivas
más orientadoras, obedezca más los estímulos construc­
tivos, viva en la vecindad de sus semejantes, identifi­
qúese con el espíritu progresista de la humanidad y todo
ello habrá de dotarle del poder atractivo y se distin­
guirá por una fuerza de atracción personal irresistible.
Su elocuencia debe representar su victoria sobre lo
vulgar, lo efímero y lo incoloro.
En una de las antiguas academias los estudiantes
seguían un curso de tres años de estudios. En el primer
año se les llamaba sabios, en el segundo, filósofos, y en
el tercero, eran llamados discípulos. Procure permanecer
como discípulo y aprenderá enseñanzas fecundas y efi­
caces.
PARA PRACTICAR EN CLASE
El estudiante hablará cinco minutos sobre un tema
de su elección o uno de los siguientes:
1. ¿En qué consiste el valor humano?
2. ¿Es la fe lo mismo que la religión?
3. ¿Cuál es la pobreza más perjudicial?
4. ¿Cómo se manifiesta la grandeza humana?
5. El libro más interesante que he leído.
6. La lectura es esencial para el desarrollo intelec­
tual.
7. Ventajas de viajar por el extranjero.
8. Lo que une y lo que separa a los hombres.
9. La música es un lenguaje que todos entienden.
10. La bondad se cultiva con la práctica de la gene­
rosidad.
Concrétese a desarrollar el pensamiento central de
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 307

su tema y esmérese por convencer al auditorio de modo


que éste se solidarice con lo que usted exponga.
Termine su discurso en forma que despierte gran
interés. Los presentes votarán sobre las siguientes pre­
guntas:
1. ¿Evidenció preparación el orador?
2. ¿Expuso sus ideas con claridad?
3. ¿Fué ordenada su exposición?
4. ¿Se esmeró en arraigar sus ideas en el auditorio?
5. ¿Le convenció a usted?
RECOMENDACIONES:

a) Elija siempre los argumentos que mejor impre­


sionarán a sus oyentes.
b) Sea preciso en reunir las evidencias que vigori­
zarán su tesis.
c) Sea ordenado en la construcción de su exposi­
ción y procure que llegue a conclusiones lógicas
y convincentes.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XIY

AMPLIACIÓN Y VIGORIZACIÓN DEL TONO

“Cuanto más débil es el cuerpo más manda; cuanto


más fuerte más obedece”, ha dicho Rousseau. De la
misma manera, cuanto más vigoricemos nuestra voz, más
obedecerá a nuestro mandato de que sea vigorosa, clara,
sonora y resonante.
No debe descuidarse la práctica constante de los
ejercicios indicados para la fonación resonante. Esta me­
jora no puede conseguirse en unos pocos días; es pre­
ciso practicar hasta que se logre el tono conveniente en
forma automática y permanente.
Debe persistirse hasta que el tono posea más vida
y riqueza; para ello es indispensable intensificarlo y
afianzarlo constantemente.
Practique los siguientes ejercicios y pruebas:
1) Libre los músculos del cuello y de la región
clavicular y de los hombros de toda tensión, y
deje que queden en perfecto relajamiento. Haga
tres respiraciones profundas, prolongadas, cui­
dando de mantener esas partes completamente
relajadas.
2) Colocando la mano en el pecho, sin causar pre­
I

EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 309

sión alguna, lea el siguiente pensamiento de Pas­


cal:
“En el ejercicio de la elocuencia hay que
unir lo agradable a lo real, pero con el bien
entendido de que lo agradable sea a la vez
verdadero.”
Note si siente vibración en el pecho, para cer­
ciorarse acerca de si el tono se origina en la
cabeza o en el pecho.
3) Procurando obtener el efecto del zumbido, ya re­
comendado, y precediendo una respiración pro­
funda, repita, diez veces, cada una de las sílabas
que se incluyen en este ejercicio, cuidando de
que el sonido se prolongue lo más posible, y de
que la repercusión de la M se produzca en la ca­
vidad craneana.
DUM BUM TUM GUM CUM
BOM BAM BIM BEM BOM BUM
4) Pronuncie las siguientes palabras con acento in­
tenso y prolongado de la n y de la m procurando
obtener un efecto profundo de vibración.
Tannnnto Pennnnco
Pinnnnto Tonnnnto
Bannnndo Armannnndo
Pannnndo Profunnnndo
Memennnnto Iracunnnndo
5) Sosteniendo un papelito de diez centímetros de­
lante de la boca, pronuncie la letra O. Si el pa­
pelito se mueve cuando Ud. la pronuncia, es in­
dicación de que Ud. desperdicia mucho aire, en
perjuicio de su tono. Lo que debe hacer es ha­
blar y no soplar.
Esmérese en usar un tono sonoro en la conversa­
ción diaria. Persista hasta que, inconscientemente, hable
con sonoridad agradable.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XV

ORGANIZACIÓN DEL PENSAMIENTO

El pensamiento es un proceso de selección. Es esti­


mulado por una gran variedad de incentivos y tiene
ante sí un vasto panorama de motivos para aceptar y
rechazar esto o aquello, según el modo personal de in­
terpretar y juzgar.
Al pensar, partimos de una idea y por medio de di­
versas consideraciones e influencias llegamos a conclu­
siones especiales.
El pensamiento eficaz, para ser trasmitido, se orienta
en línea directa hacia una finalidad conclusiva de lo
que es objeto de consideración. Como ilustración sirva
el siguiente gráfico*:

P R O C E SO DE IN VEST IG AC IO N
D ESARROLLO F IN A L ID A D
- © ---- — ®
DE L A ID E A CONCLUSIVA
S E L E C C IO N Y CO N ST RU C CIO N

En cambio, el pensamiento indefinido e incierto no


opera en forma aclaratoria y conclusiva y, por lo tanto,
jamás llega a una finalidad determinada de carácter
constructivo. Podría ilustrarse tal deficiencia por una es-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 311

piral que cuanto más se amplía, más superficie cubre


sin una proyección conclusiva.

PENSAMIENTO CONFUSO ANTOJADIZO


Y DESORIENTADO

La organización del pensamiento tiene por finalidad


que el hombre püede concebir y valorar las ideas, deter­
minar mejor las grandes finalidades de la vida, solucio­
nar los problemas que ésta presenta y orientar su con­
ducta por los principios de la verdad y de la justicia.
Pensar inteligente y lógicamente es un medio im­
prescindible que responde poderosamente a las nece­
sidades humanas. Dice Eugen Belgis: “Deber de cada uno
es alejar las falsas ideas, las ideas parasitarias, para ser­
vir las que son de carácter activo. Debe penetrar más
allá de las apariencias. Debe saber lo que “es”, no lo
que aparenta ser. Debe encontrar la substancia fuerte de
la palabra. En verdad que a la “palabra” despojada de
realidad y hueca, a la palabra estéril o virulenta se de­
ben más las desgracias humanas que a las realidades
fatales. Contralorear las expresiones verbales significa,
pues, contralorear la conciencia”.
Pensar debe ser el acto precedente a la comunica­
ción oral. Si ésta ha de contener ideas beneficiosas, pro­
yecciones sabias y sentido práctico y real, el pensamien­
to debe organizarse metódica y eficazmente.
312 N. D. LAFUERZA

Debe pensarse no para ocultar, disimular, desviar, o


aparentar, sino para preferir las ideas útiles, prácticas
y creadoras de una vida más fecunda y equilibrada. Tan
noble y sublime facultad como lo es la del discerni­
miento no puede ser rebajada a objetos bastardos, sin
menoscabo de la dignidad humana.
La organización del pensamiento debe ser precedi­
da por una eliminación consciente de los prejuicios e
interpretaciones egoístas que interrumpen el libre aná­
lisis y consideración de las cosas y hechos. También de­
ben desecharse las tendencias a reaccionar por impulsos
negativos y caprichosos, cuya influencia tiende, en no
pocos casos, a desnaturalizar la realidad y verdad de las
cosas.
Es preciso desalojar el hábito de la indolencia, y sus­
tituirlo por el de la investigación consciente. Es indis­
pensable estudiar los hechos y problemas en sus dife­
rentes relaciones sin dejarse influir por preferencias de
carácter egoísta o soberbio.
La mente debe librarse del tutela je pernicioso del
común pensar y opinar. Pensar no es una función del
grupo, sino del individuo; esperar que la colectividad en­
riquezca el pensamiento individual es como pretender
que las ramas de un árbol apoyen el tronco. Dice Mars-
ton: “El simple placer de pensar en masa fué atribuido
en los primitivos tiempos de la psicología a dos instintos:
el vivir en rebaños y la imitación. . . El progreso acu­
mulativo de la sociedad humana será psicológicamente
imposible hasta que ésta no aprenda a pensar individual­
mente, a exigir hechos en vez de información sobre jui­
cios de los demás”. El doctor Ortega y Gasset afirma
que el hombre piensa quedándose solo consigo mismo
y agrega que hablar es operación social; es el mundo de
las palabras, mientras que pensar es el retroceder de las
palabras a las cosas mismas, a las realidades, y en este
sentido pensar es lo contrario de hablar y agrega que el
hombre debe decirse a sí mismo y a los demás las ver­
dades. El hombre si quiere ser hombre, expresa el ilus­
tre filósofo español, debe decir lo que debe decir.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 313
La organización del pensamiento requiere la pose­
sión de conocimientos que permitan analizar acertada­
mente. Debe pensarse más para adquirir sabiduría que
para acumular conocimientos.
Mucho de lo que se cree saber es conjetura y creen­
cia, y lo que más impide el pensamiento claro y prove­
choso es la sentimentalidad mórbida.
¡Cuán necesario es tener conciencia de la seriedad
que entraña la función de pensar! Debemos desarrollar
nuestra capacidad para fundamentar nuestras propias
opiniones acerca de una idea y comprenderla suficiente­
mente para darle expresión dinámica. La comprensión
llega por el juicio y éste por el pensamiento.
Sólo los que alumbran su senda con la luz de un
bien basado pensamiento prosiguen su marcha hacia la
verdad.
Creer de prestado es hipotecar la libertad del pensa­
miento.
Se requiere mucha curiosidad y no menos espíritu
de investigación de las grandes verdades y realidades
para hallar las soluciones que permitirán vivir mejor
y más de acuerdo con la dignidad de la vida humana.
La voluntad activa, el esfuerzo constante y la habi­
lidad para razonar son factores indispensables en la orga­
nización del pensamiento. La experiencia enseña que el
anhelo por lo razonable es un gusto que se adquiere.
La organización del pensamiento tiene por fin prác­
tico lograr que los actos humanos sean presididos por la
sabiduría. Cuando la violencia impone la solución de los
asuntos de la familia humana por ausencia del razona­
miento, la catástrofe es inevitable y las complicaciones
fatales se multiplican.
Dice Phelps: “Las personas más felices son las que
tienen los pensamientos más interesantes. Los pensamien­
tos interesantes sólo pueden existir en mentes cultiva­
das. Los más felices son los que dedican el tiempo de
ocio al desarrollo mental. No sólo son ellos felices sino
que causan la felicidad de otros también”.
314 N. D. LAFUERZA

La posesión de conocimientos más


P O S E S IÓ N Y T R A S -
M ISIÓ N D E ID E A S o menos extensos, variados y pro­
fundos no siempre equivalen a ca­
pacidad o habilidad para ser trasmitidos. Una persona
puede disponer de todos los materiales necesarios para
edificar una casa, pero ello no supone que sabe cons­
truirla, esto es, colocarlos en su lugar correspondiente.
La adquisición de ideas está sometida a un proceso dis­
tinto del que rige la comunicación de las mismas.
La gran variedad de ideas contradictorias que lie
gan a nuestro conocimiento y la impresión más o meno^
clara que nos causan, como también la acumulación, más
o menos confusa, en nuestra memoria, de cuanto nos
enteramos; la gran tendencia a interpretar errónea­
mente lo que oímos y leemos y las múltiples circuns­
tancias que contribuyen a tergiversar la realidad de las
cosas y hechos en derredor nuestro nos obligan a pre­
parar lo que debemos comunicar a otros bajo un plan
previo de selección, agrupación y ordenación, con el fin
de exponerlo, clara, precisa, exacta y convincentemente.
Para expresarse con elocuencia se requiere la fun­
ción constructiva del intelecto en la preparación de ideas
de valor y que interesen a los oyentes.
En la exposición de una idea participa una serie de
pensamientos y juicios los cuales son interpretados y
aceptados según ha sido la precisión y método con que
se han ordenado todos los elementos del discurso. Es pre­
ciso pensar detenidamente antes para exponer cualquier
proposición con poder persuasivo.
“El pensador es quien despierta en los hombres
los pensamientos rebosantes de ideas, de las que viven y
las que se esfuerzan en tomar realidad. Él es quien con
sus fórmulas obsesionantes les empuja a la acción de las
grandes preparaciones de equidad, de justicia, de verdad.
Él es quien sabe encantarlos con la voz de la esperanza,
siempre joven, y como un reclamo, embriagados, los
arrastra hacia la vida. Él es quien los consuela, los re­
hace, y curando sus heridas, lleva al vencido a ser el
vencedor de mañana.” Georges Clemenceau.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 315

D:ce Catón: “Hablar es el don de todos, pensar es el


de pocos”.
Ante todo, al elegir las ideas
C R E E N C IA S , O P IN IO N E S
Y c o n o c im ie n t o s que deseamos, exponer, convie­
ne distinguir entre lo que cree­
mos, opinamos y conocemos. -Lo que creemos es lo que
aceptamos sin mayor preocupación por cerciorarnos y
convencernos de su verdad. Lo que opinamos expresa
nuestro parecer, nuestro modo individual de ver e inter­
pretar las cosas, pero lo que conocemos debe tener origen
en los hechos, en la investigación o en el estudio, y, por
lo tanto, debe ser real.
“Es eternamente niño quien no sabe vivir o vive
con opiniones falsas e insanas. Las opiniones falsas o
insanas traban nuestro entendimiento y dificultan nues­
tra acción.”
La creencia no exige pruebas, se basta a sí misma;
la opinión se mantiene por impresiones más o menos ba­
sadas, mientras que el conocimiento se ampara en una
identificación con los hechos y realidades. Al comuni­
car nuestras ideas no podemos apoyarlas sólo en creen­
cias u opiniones, sino en conocimientos bien establecidos,
es decir, en la base inconmovible de los hechos y de la
verdad. El pensamiento no puede reflejar las ideas me­
jores y más felices si éstas no tienen fundamentos auto­
rizados. Asimismo, el orador no podrá inspirarse en una
convicción firme si no está seguro de lo que trasmite.
El orador no debe ser un propagan­
L A A U T O R ID A D
dista irresponsable, que da a conocer
ideas más o menos importantes, casuales o caprichosas.
Primordialmente él debe ser maestro, debe enseñar, se­
ñalar rumbos, insistir sobre cierta conducta, y persuadir
a los oyentes a que se adapten y realicen lo que les re-
comienda, en virtud de la autoridad que le otorga la
trascendencia de lo que les recomienda.
Si las conclusiones se basan en fundamentos dignos,
sólidos y bien establecidos, las ideas que se expongan
316 N. D. LAFUERZA

deberán tener mayor poder para ganar la confianza del


auditorio. En la importantísima tarea de propagar ideas
sobre los diversos problemas humanos tal disciplina es
esencial.
El orador debe acreditar cuanto exponga, asegurán­
dose de que todo el material por él reunido para su dis­
curso procede de fuentes indisputables por su seriedad,
exactitud y libre de influencias supersticiosas o prejui­
cios. Si apoya sus conclusiones en juicios y hechos fal­
sos, procedan de donde procedan, su discurso será vano
y efímero, y sufrirá la censura agria y el desdén de sus
oyentes.
En la organización del pensamiento importa, funda­
mentalmente, someterse a una disciplina mental bajo la
influencia de la verdad, sea cual fuere su procedencia.
El pensamiento no puede enriquecerse ni orientarse
sabiamente si no se independiza de hábitos negativos y
de las apariencias ficticias; y menos organizarse si está
dominado por las veleidades y caprichos de opiniones
vagas e infundadas. El que enseña debe saber, y si el que
habla en público enseña, tiene que tener conciencia de
su responsabilidad, y, por lo tanto, estar bien informado
sobre lo que dice.
fV
L A E X P E R IE N C IA La experiencia personal es un factor
PERSONAL eficaz e importante en la organiza­
ción del pensamiento. Con el correr
de los años aprendemos a medir, pesar y apreciar la
realidad de las cosas, como también el valor de las mis­
mas. Muchas de las enseñanzas que hemos recibido de
nuestros mayores y por medio de otros conductos tienen
comprobación en lo que nos acontece personalmente.
Si la vida de otras personas y sus testimonios influ­
yen en la nuestra ¿por qué no ha de influir nuestra pro­
pia experiencia en nosotros mismos? ¿Por qué no ha de
convencernos nuestro testimonio si está bien basado?
¡Cuántas veces la experiencia personal contiene la expli­
cación de muchas verdades!
¿Hemos deducido algunas enseñanzas de cuanto nos
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 317

ocurre? De ellas deben derivarse lecciones que vigoriza­


rán nuestros pensamientos, dotándolos de mayor poder y
eficacia. Los oyentes están interesados en saber lo que
nosotros mismos pensamos por razón de lo que vivimos.
Nuestra experiencia es única y tiene su propio enfoque.
Un pensamiento que se organiza solamente bajo la in­
fluencia de las vidas ajenas y de sus. testimonios podrá
ser más incierto y débil y no tendrá vigor o influencia
convenientes. Cada estructura tiene que depender de su
propia base y no porque esté edificada junto a otros edi­
ficios ha de descuidarse darle un fundamento propio y
seguro. Lo mismo puede decirse acerca del pensamiento
propio.
La organización del pensamiento de-
E L e s t u d i o Y LA
C O M P R O B A C lóNbe incluir un orden en la adopción
de ideas, porque con él se conseguirá
que el discurso gane en claridad y cooi*dinación, evi­
tando así la confusión y la difusión. Si no somos ordena­
dos en este sentido, aunque nuestras intenciones sean ex­
celentes se nos tachará de descuidados y nuestro presti­
gio se resentirá en detrimento de nuestra influencia po­
sitiva. '?!!■; n*T[
El estudio, la investigación, el análisis y la compro­
bación de cuanto concierne a lo que deseamos exponef
nos ayudarán eficazmente para darle a cada pensamiento
un matiz de verdad y realidad, consiguiéndose así que
todo nuestro discurso se ajuste a la verdad.
El estudio nos enriquecerá con ideas y conocimien­
tos que ampliarán el horizonte de nuestra visión y com­
prensión; el análisis nos permitirá descubrir relaciones
entre las cosas e ideas, causas y efectos, como también
circunstancias importantes e interesantes, y la compro­
bación nos permitirá confirmar la lógica de nuestras
conclusiones o su error, como también evidenciará nues­
tro poder y habilidad .de desarrollar razonada y acerta­
damente las ideas que proponemos.
318 N. D. LAFUERZA

La función de interpretar las co-


IN T E R P R E T A C IO N E S
PROPIAS sas, según el modo particular de
verlas y considerarlas es parte in­
tegral de la organización del pensamiento, porque la
iniciativa y la inventiva constituyen dos factores valio­
sos en la dilucidación de toda evidencia. Nuestra inter­
pretación debe constituir un aporte valioso al esclareci­
miento, entendimiento y solución de los problemas que
ocupan nuestra atención e interés.
Muy poco fértil ha de ser el pensamiento de aquel
que no trata de interpretar por sí mismo el significado
de lo que tiene que exponer. Quien dice sólo lo que es de
otros se convierte en un intermediario sin influencia y
sin poder para persuadir.
Según Bacon hay “tres medios de salir de las ti­
nieblas de la ignorancia: “Avanzar a tientas, dejarse con­
ducir por otro y encender una luz”. Sólo los que alum­
bran su senda con la luz de un bien basado pensamiento
prosiguen su marcha hacia la verdad.
El pensamiento gana en ímpetu y dinamismo cuando
descubre nuevas luces, derivaciones e interpretaciones,
creando de ahí nuevos valores y ampliando las enseñan­
zas que la vida encierra en sus múltiples y diversas
manifestaciones.
El entusiasmo y la sinceridad son más activos e in­
fluyentes cuando se da expresión a lo que es propio, y
entonces el tema que se discute gana en vida y origina­
lidad.
La interpretación propia tiene la virtud de adiestrar
el pensamiento en la habilidad de descubrir los aspec­
tos ocultos de la verdad de las cosas. Además, cuando se
expresan las ideas que brotan de la investigación perso­
nal, el discurso es más expresivo de quien habla, y, por
lo tanto, más auténtico y meritorio.
Un autor ha dicho, respecto a lo que se sabe me­
jor, que el orden de nuestros conocimientos es el que si­
gue:
1. Lo que se adivina.
2. Lo que se ha aprendido no en los libros, pero sí
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 319

por los libros, es decir, por las reflexiones que


hacen nacer.
3. Lo que se ha aprendido con la experiencia de los
hombres y de las cosas.
4. Lo que se ha aprendido en los libros o con maes­
tros. (Éste representa el grado más bajo.)
El intelecto humano solamente puede crecer por su
propio cultivo o iniciativa. Cada persona debe, por lo
tanto, educarse a sí misma. Sus libros y maestros sólo
son medios; el verdadero trabajo corresponde al indi­
viduo.
“Un hombre no se ha educado del todo hasta que,
en el caso de una emergencia, sepa recurrir a sus po­
deres mentales y ejercitarlos vigorosamente, para efec­
tuar el fin necesario.”
ORIENTACIÓN El pensamiento tiene un mundo casi in-
de LAS IDEAS finito en el cual puede moverse con per­
fecta libertad sin que nadie ni nada
pueda interrumpir la dirección de sus orientaciones. Al
hablar se nos puede poner trabas, pero no cuando pen­
samos.
La libertad de pensar, por pensar sólo caprichosa­
mente, es de escaso beneficio. Es preciso dedicar esa li­
bertad a la finalidad de dar al pensamiento mayor vuelo,
mejores rutas y aciertos de categoría. Función importan­
tísima en la organización de la función de pensar es la
de orientar debida y prácticamente las ideas hacia obie-
tos que llenan las ansias morales, espirituales e intelec­
tuales del hombre.
PARTICIPACIÓN DE Nuestros sentimientos deciden en
LOS SENTIMIENTOS gran parte lo que la mente acoge­
rá, propondrá, defenderá y propa­
gará. Al participar ellos en la organización del pensa­
miento hay que cuidar de que se inspiren en lo recomen­
dable, justo y generoso. Deben llevar la marca de la
bondad y de lo elevado. Los sentimientos le darán al pen­
samiento el vuelo inspirador tan necesario al discurso,
320 N. D. LAFUERZA

como también el calor indispensable a la influencia per­


sonal. No hay idea que pueda presentarse desprovista de
su influencia, y si están libres de prejuicios y egoísmos
se pensará más justa y acertadamente.
Cuanto más rica sea la inteligencia, mayor será la
abundancia de recursos que poseerá el pensamiento para
organizarse con éxito. Ella suple los elementos para el
discernimiento y si es pobre, por buena que sea la orga­
nización mental lo que ésta produzca será efímero.
La reflexión, el estudio y un espíritu siempre atento
al examen de cuanto la vida enseña en sus diferentes
expresiones servirán para enriquecer la inteligencia.
Dice Emerson: “La vida consiste en lo que el hom­
bre está pensando”.

JUICIOS La organización del pensamiento tiene la fi-


MAESTROS nalidad de concebir juicios maestros, carac­
terizados, bien fundados y expertamente
construidos para darle a la expresión el poder que debe
poseer. Así como un juicio de un tribunal jurídico tiene
en cuenta una serie de consideraciones antes de llegar
a la conclusión representada por el fallo, un orador debe
también establecer esa serie de juicios que vigoricen su
discurso y lo hagan digno de ser escuchado y aceptado.
Lo que se dice debe ser conclusivo y contener valo­
res tan evidentes que atraiga y obtenga la solidaridad
de los oyentes. En un discurso lo que más interesa son
las ideas prácticas, las que tienen significado e importan­
cia reales, capaces de captar los sentimientos y menta­
lidad del auditorio. De que el discurso se convierta so­
lamente en una serie de sonidos vacíos, sin poder alguno,
o que se constituya en alimento poderoso para la mente
o el corazón del auditorio, depende de los principios y
razones en que se apoye la exposición.
Por juicios maestros deben entenderse las conclusio­
nes que tienen base sabia y autorizada. En todo discurso
se presenta una serie de proposiciones que encierran de­
terminadas afirmaciones o recomendaciones; si éstas no
están bien definidas e inspiradas y carecen del vigor
EL ARTE LE HABLAR EN PUBLICO 321

necesario, cuanto proponga el orador será débil y no


penetrará los recintos espirituales e intelectuales de los
oyentes.
Los juicios maestros tienen su base inconmovible
en evidencias tan claras y persuasivas que el que escu­
cha se dispone a hacerlas suyas.
El orador que desea la adhesión y cooperación de su
auditorio debe ilustrarse en forma decisiva, lógica y acep­
table sobre los valores de la idea expuesta. El pensa­
miento indeciso, confuso o débil jamás dotará a la pala­
bra de la fuerza, energía y magnetismo que son tan esen­
ciales a todo orador.
“Todo pensamiento, en cuanto es definitivo, se tra­
duce forzosamente en acción. La duda, la incertidumbre,
la ignorancia provocan indefectiblemente la parálisis de
la voluntad; son sinónimos de vacilación, inacción, pa­
sividad.
“Pensar es prever; es la preparación del acto”. —
ZULUETA.

Mé t o d o PARA r e u n i r El orador debe causar en sus


RECURSOS PERSUASIVOS oyentes las emociones y deci­
siones que convienen al tema
que desarrolla. Presentar una exposición desgarbada, hí­
brida, descuidada, mal desarrollada y peor preparada es
defraudar a quienes tenían derecho a recibir ideas inte­
resantes y provechosas.
Antes de exponer, el orador debe investigar, explo­
rar y estudiar para hacer acopio del material necesario.
En el mundo intelectual, la exploración y profundi-
zación de los significados y realidades de la vida no se
llevan a efecto por accidente, sino que requieren esfuer­
zo, investigación, análisis, comparaciones, examen y un
continuado empeño por esclarecer y hallar cuanta evi­
dencia vigorice y realce lo que se propone.
Los recursos: matices, expresiones, estilo, acento, gi­
ros, pausa, gestos, ademanes, entonación especial de la
voz, movimientos, manifestaciones emotivas, forma pe­
culiar de emplear el material de exposición, etc., requie-
12
322 N. D. LAFUERZA

ren mucha paciencia y persistente gimnasia por armo­


nizar lo personal con lo ideal y agregar lo propio a la
grandeza de la idea para constituir un tono expresivo y
persuasivo. La idea tiene su propia luz, pero es la perso­
na la que la intensifica, le da enfoque y la concentra de
.al manera que destaca las proyecciones que tiene.
Las ideas y recursos no nos asaltan; somos nosotros
los que debemos, pacientemente, acumularlos, ordenar­
los, distinguirlos, apreciar sus diferentes valores y mé­
ritos, seleccionarlos, y tenerlos listos para cuando sea
preciso. La improvisación está siempre huérfana de
atracciones para atraer e interesar, porque siempre está
desprovista de lo interesante, llamativo, eficaz, aceptable
y verdadero.
El método que producirá grandes resultados y que
contribuirá a que se cuente con abundante material para
ser empleado en el discurso persuasivo, puede describir­
se como sigue:
1. Tenga suficiente paciencia e interés por definii
mejor y ampliar sus conocimientos. Sea constan­
te en su tesón por ini rpretar el significado de
cuanto usted considere de auténtico valor.
2. Lea buenos libros, de carácter constructivo; obras
que usted comprenda y que le den una perspec­
tiva más amplia de las grandes verdades y que
aumenten su avidez por actuar en forma más
útil, tanto en lo privado como en lo social, y tam­
bién que le permitan fundamentar mejor la ex­
posición de sus ideas ante otros.
3. Cuando lea, acostúmbrese a anotar en el margen
de la página sus propias impresiones o ideas, que
le sirvan para nuevas consultas de lo leído. Ja­
más lea apresuradamente. La lectura debe dejar
en usted la seguridad de que le ha enriquecido
con nuevos conocimientos o un mayor poder com­
prensivo.
4. Copie en un cuaderno de notas pensamientos o
citas importantes, para ser consultadas frecuen­
temente y meditar sobre ellas.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 323

5. Haga una recopilación de datos, curiosidades,


anécdotas, relatos, notas biográficas, etc., que
pueda utilizar cuando se le presente la ocasión
de hablar.
6 . Observe mucho, y reflexione sobre derivaciones
y significados de sus experiencias o sucesos im­
portantes, ya sea en lo social, lo político, lo reli­
gioso, lo económico, lo internacional, etc.
7. Con frecuencia, y con fines de hacer gimnasia
mental, prepare discursos o exposiciones sobre
temas interesantes, aunque no tenga que pronun­
ciarlos. Recuerde que la ejercitación constante
es la forma de estar siempre preparado para más
fácilmente seleccionar las ideas y ordenarlas.
8 . Sea curioso por investigar y llegar cuanto más
cerca posible a las causas de las cosas, situacio­
nes y acontecimientos.
9. Examínese a sí mismo y compruebe el porqué de
sus inclinaciones, tendencias, disposiciones, esta­
dos de ánimo; y, sobre todo, llegue lo más hondo
posible a la base de sus grandes energías, pode-
deres e ideales. Esté siempre atento para apre­
ciar mejor cuanto de interesante, bello y signifi­
cativo tiene la vida.
10. En su vida diaria, al comunicarse, con sus seme­
jantes, interésese por influir en ellos en forma
técnica, inteligente y sagaz.
11. Corrija, todos los días, algún defecto que le im­
pida causar en otros excelente impresión.
12. No sea precipitado al hablar, proponer recomen­
daciones, argüir, disentir, discutir o defender.
Tenga en cuenta cómo atraer la simpatía de
quien le escucha.
13. Simpatice con sus oyentes. Dígales aquello que a
ellos interesará, y en la forma que les sea más
fácil escucharle a usted.
14. Fije bien en su mente las formas de expresión
que agradan y producen efectos convenientes.
15. Manténgase siempre ágil de pensamiento y sen-
324 N. D. LAFUERZA

tim.ento, de modo que cuando tenga que conven­


cer, le sea fácil recurrir al medio más eficaz, y
recuerde siempre que la persuasión, para que sea
feliz, no puede ser impuesta, sino debe ser acep­
tada de buen grado.
16. Forme una experiencia, cada vez más consciente
y rica, en cuanto a casos prácticos de su influen­
cia personal sobre otros. Ejercítese en el arte de
atraer y conquistar el interés y simpatía de otros.
17. Déjese impresionar por el significado y trascen­
dencia de verdades, principios, sucesos y otras
influencias que afectan la vida humana.
18. Ejercítese constantemente en el arte de preferir
ideas y sentimientos que le doten a usted de au­
toridad para ser escuchado.

EJEMPLO DE ACUMULACIÓN Y ORDENACIÓN DE


MATERIAL PARA PREPARAR UN DISCURSO
SOBRE EL TEMA:

“El ser humano ambiciona mucho, pero se confor­


ma con poco.”
Este tema sugerirá toda suer­
te de ideas sin orden alguno. En
los más de los casos se agolpa­
LAS IDEAS PROPIAS. rán en forma confusa, contradic­
toria y precipitada, dificultando
la percepción clara de sus dife­
rentes significados y méritos.
Las creencias nos indicarán
consideraciones por las cuales
sentimos preferencias; las opi­
niones nos inducirán a afirmar­
nos en conclusiones, pero los co­
nocimientos darán solidez a lo
CREENCIAS, OPINIO­ que pensamos sobre el tema.
NES, CONOCIMIENTOS ¿Qué relaciones de carácter
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 325

psicológico ofrece este tema?


¿Qué dicen los autores prestigio­
sos acerca de la voluntad huma­
na? ¿Por qué no progresa más
el ser humano? Lo que ambi­
ciona el hombre y sus proyeccio­
nes. Grado de educación que ha
conseguido el hombre para am­
bicionar inteligentemente.
¿Qué diferencia hay entre la
ambición, el deseo y la aspira-
ción?
Lo que se aporte, como fruto
de la experiencia propia, impar­
tirá a la exposición mayor ener­
gía y autenticidad.
¿Qué estímulos operan en
nuestro ánimo para disponernos
a progresar? ¿Qué energías nos
alientan?
¿Nos conformamos con poco?
LA EXPERIENCIA ¿En qué consiste ese poco? ¿Es­
PERSONAL tamos satisfechos con nuestra
situación? ¿Qué hemos notado
entre los amigos, amistades y co­
nocidos? ¿Están conformes con
su situación? ¿Se previenen con­
tra las eventualidades? ¿Hay es­
fuerzo de su parte por mejorar?
¿Esta generalizado el desconten­
to morboso, que más bien fo­
menta la indolencia?
Lo que más ansia y ambiciona
el ser humano. Anhelo inheren­
te al hombre por gozar de opu­
lencia, placeres y desahogo eco-
ESTUDIO Y J nómico. Luchas sociales que
DISCIPLINA prueban la ambición desmedida
326 N. D. LAFUERZA

que prevalece entre los hombres


por las cosas materiales. La
comprensión e interpretación
acerca de los valores intangibles,
pero reales, son muy raras entre
los hombres. Lo que exige es­
fuerzo, desvelo y sacrificio no
despierta verdadera ansia por
• alcanzarlo.

El ser humano jamás ha esta­


do conforme con su situación.
La ambición radica en la codi­
cia por poseer y dominar. Se
confía excesivamente en la efi-
INVESTIGACIÓN ■* cacia de la posesión. La historia
reseña muchos casos interesan­
tes sobre esto. Aun en nuestros
tiempos se dan algunos notables.
Detállese algún caso comproba­
torio.

Se quiere gozar de grandes


ventajas y privilegios, pero se
rehuye el sacrificio. Pocos son
los que se organizan para ven­
cer obstáculos y dominar dificul­
tades.
La generalidad de las perso­
ANÁLISIS
nas no tiene ambiciones nobles.
Pocos se dan cuenta de la res­
ponsabilidad que significa ocu­
par puestos importantes y de
autoridad. El dinero y el poder
simbolizan el máximo de la am­
bición humana. Se ambiciona
para satisfacer finalidades va­
nas. Ejemplos y casos.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 327
Muchas personas imprevisoras
que tuvieron oportunidad de sa­
tisfacer sus ambiciones, por no
estar preparadas no pudieron
aprovecharlas. En una oficina
todos quieren ser jefes, pero
muy pocos pueden desempeñar­
se eficientemente como simples
subalternos. Las ciencias, las ar­
tes, la literatura, el comercio, la
COMPROBACIÓN industria, las profesiones, ofre­
cen campo fértil para satisfacer
ambiciones, pero pocos se pres­
tan para aprovechar las oportu­
nidades . tras un acondiciona­
miento adecuado y cuidadoso.
La comodidad, el confort y
una situación más o menos tole­
rable detienen a muchos en sus
ambiciones. Lo poco basta a la
mayoría de las personas.

Ideas propias sobre aspectos


especiales del tema. ¿Puede el
hombre satisfacer todas sus am­
biciones? ¿Qué impide que el
hombre ambicione más con ma­
INTERPRETACIÓN
yor inteligencia y al impulso de
PROPIA ideales generosos?
El poder del ambiente sobre
el individuo. La educación. La
influencia de las circunstancias.
Conclusiones personales.
328 N. D. LAFUERZA

¿Qué fines prácticos ofrece la


discusión del tema? ¿Qué nos
aconseja la reflexión y la medi­
ORIENTACIÓN
tación sobre el tema para hacer
DE LAS IDEAS
■j recomendaciones a los oyentes?
¿Qué enseñanzas y finalidades
se desprenden del tema? ¿Qué
lecciones serán provechosas a
los oyentes?
La ambición no debe reducir­
se a cosas materiales; debe in­
cluir motivos morales y espiri­
tuales. Lo material no es todo
en la vida. El hombre debe vi­
PARTICIPACIÓN vir y no sólo existir. Debe en-
DE LOS < noblecerse.
SENTIMIENTOS El impulso dinámico parte de
las ansias generosas de perfec­
cionamiento personal.
Necesidad de fomentar el afec­
to por lo que mejora y engran­
w
dece al hombre.
Conclusiones definitivas e im­
presionantes acerca de la conve-
' niencia y necesidad de adoptar
actitudes y decisiones más diná­
micas para mejorar y progresar.
Invitación enfática a abandonar
la indiferencia e indolencia. La
vida es responsabilidad. Nadie
JUICIOS
. puede rehuirla.
MAESTROS
El futuro y sus incógnitas.
La gloria del triunfo. Ambicio­
nar es recomendable cuando se
desea ocupar planos de idealis­
mo. Ambicionar es necesario
para perfeccionarse y superarse.
“La vida es demasiado corta
L para ser pequeña.” D is r a e l i .
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 329

PRÁCTICA DE ORDENACIÓN DE MATERIAL


PARA UN DISCURSO
Siguiendo el método sugerido en esta lección y
guiándose por el orden propuesto para acumular ma­
terial en la preparación del discurso sobre el tema: “El
ser humano ambiciona mucho, pero se conforma con
poco”, prepare usted un discurso sobre el tema: “La
educación es indispensable para progresar”.
Recuerde que debe definir ante todo, la finalidad,
según se recomienda en la lección tercera.
PARA PRACTICAR EN CLASE
Extracte del discurso que prepare sobre el tema
respectivo los puntos principales y hable sobre ellos du­
rante siete minutos.
Téngase en cuenta el tiempo concedido y véngase
preparado para hacer una exposición que no se extienda
ni un minuto más.
Al exponer su tema, debe evidenciar convicción, sin­
ceridad y avidez de persuadir.
A la terminación de su discurso los presentes vo­
tarán sobre si les convenció lo expuesto por usted.
RECOMENDACIONES:

a) Acostúmbrese a no aceptar ideas arbitrariamen­


te. Compruebe qué base tienen antes de acep­
tarlas.
b ) |Al hablar ante otros no espere de ellos mayor
interés del que usted demuestra en su expo­
sición.
c) Fortifique incesantemente su confianza en sí
mismo sobre la base de un amplio conocimiento
de lo que propone.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XV

LAXITUD BE CUELLO Y CABEZA

EJERCICIOS

Siéntese cómodamente en una silla y con el cuerpo


completamente laxo y con los ojos cerrados deje que su
cabeza se incline hacia adelante por su propio peso. Evi­
te la rigidez en tal movimiento. Repita ese movimiento
cinco veces y hágalo otras tantas de izquierda a derecha
y viceversa, pero con el máximo de flojedad. A conti­
nuación haga girar la cabeza suave y plácidamente pro­
curando sentir una condición muy suelta en la parte
postrera del cuello. Repita este ejercicio varios días has­
ta que note que no siente rigidez en esa parte.
Con los músculos faciales bien sueltos, abra la boca
exageradamente y con lentitud deje que se cierre por sí
sola, siguiendo atentamente los efectos de esas expan­
siones y contracciones, con el fin de sentir el alivio que
se produce cuando esos músculos vuelven a su estado
normal. Esté seguro de que en ninguna parte de su ca­
beza siente alguna contracción; especialmente en la fren­
te y mandíbulas; repita diez veces.
Como ejercicio final y sintiendo completa flojedad
EL ARTE DE HABL AR EN PÚBLICO 331

en toda su cabeza y cuello deje que la misma se incline


adelante y sienta como si le entrara el sueño, luego in­
clínela hacia atrás por un movimiento rápido de modo
que la mandíbula inferior cuelgue por su propio peso y
la boca quede abierta. Repita este ejercicio hasta que
logre este resultado y sienta perfecta laxitud en dicha
parte.
Después de dichos ejercicios y sintiendo la cabeza
y cuello completamente laxos lea en alta voz, varias ve­
ces, con tonos ricos y claros y con el máximo de movi­
mientos libres de la boca, mandíbula y lengua el siguien­
te verso:
“Buscaba el bosque Francisco,
Un vasco bizco, muy brusco,
Y al verle le dijo un chusco:
¿Busca el bosque vasco bizco?”
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XVI

CÓMO CONCRETAR LAS IDEAS


FINALIDAD Las ideas tienen por finalidad enrique-
DE LAS IDEAS cer el intelecto y dotarlo de la habi­
lidad necesaria para discernir justa,
exacta, práctica y constructivamente.
No es precisamente la cantidad y diversidad de co­
nocimientos lo que constituye la riqueza del intelecto,
sino las ideas adaptables y prácticas que mejor sirvan
los propósitos de una vida más inteligente, útil y ele­
vada. Una persona puede tener materiales en abundan­
cia para confeccionar trajes, pero si no son utilizables
y aplicables para hacer la vestimenta necesaria serán de
escaso valor.
Todas nuestras ideas parten de la sensación de al­
guna necesidad, inquietud, aspiración, preocupación, im­
presión, etc., y tienen por objeto explicar, definir, pre­
cisar. instruir, juzgar, deleitar, decidir, etc., y para ello
la mente entra en función para fijarle a la vida el rum­
bo adecuado.
Muchas de las ideas llegan a nosotros con rapidez
y se ausentan con la misma fugacidad, sin dejar rastro
alguno en nuestra conciencia. Cuando algo nos impre­
siona especialmente y le dedicamos alguna consideración,
estudio, investigación y análisis empezamos a formar

\
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 333

ideas, iniciándose entonces en nosotros la convicción, la


volición y la decisión. No siempre el arraigo de las ideas
es el resultado del pensamiento meditado y cuidadoso;
generalmente se llega a conclusiones con precipitación y
al impulso de las emociones más o menos convenientes.
“¡Cuánto pensamiento fecundo, cuánta invención
feliz, cuánta verdad nueva, belleza o victoria para el bien
o superación en la condición de muchos no habrá perdido
la humanidad de este modo!: cruzar por una mente como
inesperado relámpago una idea; negarle la misma mente
que la tuvo la caridad de su atención; despreciarla, juzgar­
la paradójica, nacida al libre juego de la fantasía, y en la
profundidad, a donde caen las cosas que desampara la
memoria, perderse la idea para siempre, cuando aten­
dida, puesta bajo los auspicios de la reflexión, ella hu­
biera podido recorrer el trecho que va del germen al fru­
to, y de la quimera a la gloria.” J osé E nrique R odó.
La importancia de las ideas no se mide por la exten­
sión y profusión de que acompañan, sino por las verda­
des y enseñanzas utilizables que encierran. Un discurso
de una hora podrá tener menos valor que otro de diez
minutos de duración. En no pocos casos, ese discurso
tan extenso podría reducirse a media hora o menos, sin
que su esencia y mérito sufrieran lo más mínimo.
Las ideas deben determinar y señalar las rutas más
directas y seguras hacia la comprobación de lo que inte­
resa conocer. Si nos dirigimos a un determinado lugar,
no elegimos el camino más largo, sino el más breve y
directo.
Si queremos fotografiar un edificio, ro impresiona­
remos en la película el panorama de toda la ciudad, por­
que al incluir la totalidad, muy poco en detalle se verá
de la estructura. Si nos interesa un aspecto en particu­
lar, dejaremos fuera del foco lo que no tiene relación
con el enfoque elegido.
Para desarrollar una idea inteligente y razonada­
mente es preciso partir del punto inicial de un interés
sincero por contemplar cuanto de valor y mérito encie­
rra la misma. A este fin será preciso establecer ese en-
334 N. D. LAFUERZA
i .! ’
cadenamiento de causas y efectos, verdades, y enseñan­
zas, experiencias y lecciones, hechos y derivaciones, doc­
trinas y significados, afirmaciones y evidencias, etc., que
solidificarán la realidad de lo que se desea exponer. Sin
un anhelo vivo y especial que nazca de una preferencia
personal por desenvolver cuanto afecte a la idea que de­
sea exponerse, no se poseerá el entusiasmo, la energía y
el interés por descubrir todas las fases que reflejarán el
sentido, significados y realidades contenidos en ella.
Por generalizar y divagar se cometen grandes erro­
res, y la mente se pierde en un mar de confusión y de
perplejidades sin que pueda llegar al puerto de conclu­
sión o_decisión alguna. Las ideas deben tener expresión
concreta, precisa, evidente y definida, si han de consti­
tuirse en factores poderosos para resolver los múltiples
problemas de que se rodea la vida.
Conviene que el punto inicial se apoye en un deseo
real e íntimo por destacar las verdades que pueda ence­
rrar la idea respectiva, pues una simple avidez de curio­
sidad será, con toda probabilidad, estéril. Si el estudio
de una idea responde a una necesidad sentida la tarea
será más fecunda y luminosa. Dice Yauvenargues: “Los
grandes pensamientos vienen del corazón”.
UNIDAD Y afinidad Al concretar las ideas sobre un
DE LAS IDEAS asunto dado, debemos seguir un
proceso de eliminación o exclu­
sión de todas las que no tienen relación directa o in­
mediata con lo que es objeto de nuestra consideración.
Si hablamos sobre “La guerra debe ser abolida”, no in­
cluiremos en la discusión respectiva consideraciones so­
bre las causas o motivos que las originan, sino que nos
concretaremos a exponer las razones que explican y jus­
tifican la abolición de la misma. Las ideas deben tener
unidad y los pensamientos que susciten ser afines en­
tre sí.
Todas -las ideas tienen su base central de donde se
derivan otras con relación más o menos vinculadas en­
tre sí. Tal base encierra la esencia del pensamiento. Si
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 335

me entrego a considerar la necesidad de extirpar el


analfabetismo, tal consideración se basa en la idea de que
todos los seres humanos deberían saber leer y escribir.
En este caso, la esencia de esa idea estaría encerrada en
el pensamiento central de hallar el medio o medios para
que todos puedan lograr esas mejoras.
Si queremos pintar un cuadro marino, no incluire­
mos en él escenas callejeras. Cuantos elementos apa­
rezcan en el cuadro deberán referirse al mar. El cuadro
no podrá contener cuanto existe en la inmensidad ma­
rina; sólo exhibirá una reducida parte, pero en sí será
completa, mostrando, por ejemplo, o un puerto o un bar­
co en alta mar o unas gaviotas revoloteando sobre un
oleaje encrespado, etc. Cada asunto tendrá un motivo
principal y su manifestación estética. De la misma mane­
ra, el orador debe elegir su tópico y reducirlo a los ele­
mentos principales que darán al conjunto de sus pensa­
mientos expresión completa y significativa de algo que
interesa.
La gama de un discurso debe ser estrecha y bien
entrelazada con elementos afines, pues de lo contrario,
el oyente no podrá concentrar su atención en el asunto
principal y menos formarse un juicio correcto e inteli­
gente de las ideas que se le expongan.
Muchas veces la atención de un auditorio se escapa
por esos vacíos que producen la extensión y la excesiva
difusión del discurso. Nada debe agregarse al mismo
que no esté directamente relacionado con el tema que
se expone, si se quiere conseguir la atención de los oyen­
tes y que éstos comprendan el mensaje.
Estúdiese y compréndase bien el problema que en­
cierra la idea que se desea desarrollar; defínase exacta­
mente la solución más conveniente y expónganse los pun­
tos fundamentales en forma concreta.
La composición del discurso será más sólida y fir­
me, como también más pr 'cisa y unificada si se ha estu­
diado bien el efecto que lograrse. Esto limitará el
marco en el cual habrá de encuadrarse toda la exposición,
lo cual determinará la dimensión y amplitud del discurso.
336 N. D. LAFUERZA

DEFINICIONES Y Pensamos por la influencia o estímu-


ACLARACIONES lo de algún fin o motivo. Esto es,
algo especial pone en función nuestra
mente con fines determinados. Si en rueda de amigos
hablo acerca de la importancia de la honestidad de los
empleados públicos es porque anteriormente he pensado
sobre la necesidad de que cuantos administran la cosa
pública no despilfarren el tesoro público y que deben
actuar con probidad.
Concretar es reducir lo amplio, indefinido, extenso y
difuso a términos explícitos, ciaros, esenciales, específi­
cos y sólidos. Al precisar exactamente lo que deseamos
comunicar es indispensable definir y aclarar cuanto se
preste a confusión o a interpretaciones torcidas.
Algunas veces, será necesario definir algún término,
otras, será preciso aclarar algún pensamiento, para que
la idea que se expone no quede en suspenso y como des­
prendida del discurso. Si yo digo: ‘‘Hay que leer mu­
cho”, no expreso una idea concreta, definida y clara, se­
gún es mi intención, pues, deseo afirmar que conviene
leer libros buenos, útiles y prácticos periódicamente y
en forma concentrada.
Lo que digamos a un auditorio, debe tener un senti­
do completo y directo. Cuanto más concreto, claro y de­
finido sea lo que expongamos más destacado e influyente
será su sentiüo y significado. La conjetura y dudas que
suscitan las ideas desarrolladas deficientemente destru­
yen la eficacia de la elocuencia, y, por lo tanto, el valor
del discurso.
Identifiquemos el motivo o razón que nos inspira e
induce a hablar. Asegurémonos de que es un motivo li­
bre de influencias bastardas y justifiquemos nuestra ex­
posición en ansias, anhelos y deseos justos, sanos, nobles.
Cuando proponemos, defendemos, recomendamos y
apoyamos algo, tenemos en cuenta lograr algún resulta­
do determinado, y según la influencia que tal objeto ejer­
za en el orador así será la orientación del discurso. An­
tes de desarrollar la idea, aclárense explícitamente los
propósitos que se anhelan, porque de ellos arrancará in-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 337

evitablemente la orientación de las ideas, como también


las razones que se expondrán.
VALOKES Y ksí como al extraer la esencia de un pro-
relaciones lucto se retiene cuanto de valor concen­
tra, también al concretar las ideas, re­
tenemos y puntualizamos aquellas que se distinguen por
su calidad, mérito, distinción, significado y poder. Entre
los metales hay variaciones en calidad y aplicación, de
la misma manera, entre las ideas también existen contras­
tes notables y derivaciones diversas. Unas tienen valor
por su aplicación práctica; otras, por su mérito cons­
tructivo; muchas, por sus cualidades docentes; no pocas,
por su influencia animadora y orientadora; una gran
cantidad de ellas, por su poder para fortalecer el espíri­
tu, el intelecto y el físico; y un sinnúmero, por encami­
nar al hombre por la ruta del progreso.
Al destacar los valores de lo que exponemos es pre­
ciso establecer las relaciones que guardan con efectos,
resultados, consecuencias, etc., todo lo cual formará en
la mente del que escucha un concepto más cabal de lo
que se le expone, y animará en su espíritu convicciones
más firmes y sólidas.
Al demostrar las relaciones entre las ideas que de­
seamos exponer, determínese la importancia de unas so­
bre otras, y considérese su trascendencia, para que se dis­
cierna fácilmente la gradación que les corresponde.
Los pensamientos que expresemos deben ser de tal
naturaleza que vigoricen, animen, aleccionen y contribu­
yan a despejar incógnitas. Deben también contribuir a
la formación de convicciones más sólidas y estimular un
sentido de comprensión y visión más activos y potentes.
Mida, pese y aquilate sus pensamientos antes de for­
mar su idea definitiva. Calcule su trascendencia, com­
pare el valor que posean con otros semejantes, y válgase
de aquellos que darán poder constructivo a su discurso.
338 N. D. LAFÜERZA

EVOLUCIÓN Y CONCORDANCIA Al reducir las ideas a


DE LOS PENSAMIENTOS sus expresiones más
esenciales y explícitas,
debe procurarse que el desarrollo del pensamiento cen­
tral siga una evolución ordenada, progresiva y encami­
nada a una conclusión clara y definitiva. Para esto es
preciso coordinar todas las ideas en forma racional, ló­
gica y concluyente.
Los pensamientos son el material con que construi­
mos la idea fundamental que deseamos desarrollar. Ésta
será más evidente y tendrá más vigor propio si todos
los puntos expuestos concuerdan entre sí y consolidan
la verdad que encierra. En la construcción de un edifi­
cio el volumen se agiganta a medida que alcanza altura.
En el mundo de las ideas también hay altura, cuando en
su elaboración ha participado un desarrollo bien razo­
nado, inspirado y unificado con un contenido meritorio.
A través de la ampliación y proyección se vislum­
bran los puntos principales del discurso, y se sientan las
bases sobre las que descansará toda la estructura del mis­
mo. Por la ampliación se entra a afirmar, probar, expli­
car y recomendar cuanto de importante sugiere el tema,
y por la proyección se destacan los significados, resulta­
dos, consecuencias y trascendencias ulteriores.
Así como el contacto eléctrico nos da la luz necesa­
ria, los contactes que en nuestra mente se forman con
otras ideas dinámicas e interesantes, afines entre sí, con­
tribuyen a una dilucidación mejor del punto principal
que motiva nuestra atención e interés especiales.

SOLIDEZ Y Al concretar las ideas, se tiene por ob-


CONSISTENCIA jeto consolidar el tema que ha de ser
expuesto para persuadir con mayor po­
der. Por lo tanto, se precisa incorporar al discurso los
pensamientos y argumentos que le darán consistencia y
cohesión. Una fortaleza se construye con materiales re­
sistentes y sólidos para defenderse de la vulnerabilidad
del enemigo. Si el orador expone sus ideas en forma li-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 339

viana, hueca y sin afirmarse en bases sólidas saldrá de­


rrotado en sus propósitos y no persuadirá.
Preferentemente debe darse acogida a las de carác­
ter superior, a aquellas que dignifiquen, realcen y valo­
ricen el discurso y que maticen y den el colorido conve­
niente al asunto que se presenta. Prefiéranse las positi­
vas, alentadoras, orientadoras y vitalizadoras.
Cuantos pensamientos entren en el desarrollo de la
idea, deben robustecer lo que es objeto de discusión. Los
razonamientos no sólo deben ser lógicos y admisibles, si­
no que también tener tal mérito que atraigan el corazón
y la mente y satisfagan las ansias y anhelos de los
oyentes.
Difícil será concretar las ideas, si éstas no están ba­
sadas en verdades evidentes y convincentes. La solidez
y consistencia de las ideas se apoj^an precisamente en la
base de la realidad y en la eficacia práctica de éstas. Al
concretarlas hay que basarlas en razonamientos y con­
clusiones que a todas luces sean aceptables.
Ha dicho un autor: “El orador del futuro, para man­
tener el interés de su auditorio e impresionarlo, debe
abandonar la excitación indebida y concretarse a razo­
nar, expresándose con poder y exponiendo con lógica.
Ello significa, inevitablemente, que la oratoria del futu­
ro ha de ser la oratoria del razonamiento condensado y
adecuado a la clase de oyentes a la que se habla”.
PUNTOS Cuando concretamos las ideas, nos limi-
ESENCIALES tamos a incluir en el tema solamente los
puntos esenciales que encierran la subs­
tancia de la tesis que exponemos. Toda la fábrica de la
exposición descansa sobre los puntos básicos por ence­
rrar los mismos las verdades capitales.
Esos puntos se refieren a las afirmaciones, argumen­
tación, pruebas y conclusiones referentes al asunto que
se presenta. Hay que destacar y realzar cuáles son los
importantes y necesarios, pues también hay categorías
y jerarquías en el orden de las verdades y principios.
En el desarrollo de un tema entra una serie de con-
340 N. D. LAFUERZA

sideraciones que lo dividen en partes; unas fundamen­


tales por su contextura esencial y otras secundarias o
complementarias por corroborrar, comprobar o afianzar
sus puntos fundamentales.
Enumérense todos los puntos principales que sugie­
re el tema. Ellos constituirán las diferentes secciones de
toda la estructura. Estas secciones agruparán las ideas
que más interesan y que contienen la substancia de la
idea central.
Las ideas complementarias detallarán y explicarán
el alcance y significado de las fundamentales. Por razón
de proporción las principales necesitan una exposición
más completa y extensa, mientras que la de las secun­
darias será más breve y suscinta.
Los puntos esenciales dan cuerpo y forma a la es­
tructura de las ideas y en ellos se encierra todo el sig­
nificado. la enseñanza y la orientación de los propósitos
que animan al orador.

En general una idea se desarrolla para


C O N C L U SIV ID A D
ilustrar, esclarecer, probar y descu­
C O N ST R U C TIV A
brir más luz sobre algún asunto, y
enriquecernos con un conocimiento mejor sobre el mis­
mo. Para lograr esto es Dreciso partir de lo simule a lo
compuesto, del detalle al conjunto, de lo particular a
lo general y del simple concepto a la idea o teoría am­
pliada.
Las ideas deben ir más allá de la presentación de
panoramas recreativos y gratos a la imaginación; deben
vigorizar la fibra del espíritu y enriquecer la personali­
dad. Las ideas deben producir las reacciones que impe­
len a las personas a adoptar, modificar, mejorar o per­
feccionar todo aquello que ennoblecerá y elevará la vida.
En forma graduada y ordenada deben figurar todos
los argumentos, razonamientos y pruebas que demues­
tren la verdad de las ideas que se expongan, pero la evi­
dencia debe ser completa y convincente.
Una demostración confusa y arbitraria restará brillo
y mérito al asunto expuesto, lo cual impedirá que arrai-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 341

gue en el ánimo de los oyentes. Procúrese que haya


vinculación estrecha entre los pensamientos reunidos y
que su relación se mantenga evidentemente a través de
toda la exposición.
La exposición de ideas debe culminar en la puntua­
lizaron de todas las razones, evidencias, motivos y cau­
sas que movilizarán la voluntad de los oyentes a
ajustarse a las recomendaciones hechas. Señálense los
nuevos derroteros en forma que iluminen al hombre;
demuéstrense las verdades que en distinta forma afecta­
rán la vida para que animen a proceder con mayor rec­
titud y eficacia; apliqúense aquellas lecciones que forma­
rán un espíritu y mente más serenos y decididos para
no desviarse de las normas justas y equitativas; reálcen­
se las experiencias que destacarán los valores perma­
nentes, y adúzcanse razones y motivos que despertarán
en el hombre ansias de superación y elevación.
Cuando las ideas tienen conclusividad constructiva
poseen la virtud de vivificar la verdad y realidad de su
significado. Su evidencia se posesiona del corazón y
mente de los oyentes? y los anima a trazarse planes de
conducta más definidos y programas de actividad más
fecundos y felices.

EXPECTATIVA Para desarrollar las ideas más inteli-


ATENTA gente y eficazmente es preciso mante­
ner la mente en una condición de ex­
pectativa constante. Es necesario ver distintamente aque­
llos matices que se escapan a la mirada fugaz y preci­
pitada. Cuando vamos por la calle, son múltiples las
cosas que se nos presentan, pero muy pocas las que dis­
tinguimos por no guardar una disposición que las anti­
cipe ni mantener una atención interesada.
Dice Kay: “La mente, lo mismo que la vista, sólo
percibe aquello que es capaz de percibir”. Muchas son
las cosas e ideas que pasan ante nosotros inadverti­
damente, porque nuestra mente no ha estado atenta para
encontrar lo que deseaba. No pocas personas creen que
para desarrollar ideas basta haber estudiado o leído mu-
342 N. D. LAFUERZA

cho. Esto es muy importante, pero lo esencial es pre­


disponerse a reconocer lo que se busca en cuanto apa­
rezca.
Por expectativa atenta se entiende la predisposición,
activa y despierta por advertir y notar aquellos elemen­
tos que permitirán el desarrollo de ideas con eficacia y
fluidez. Formar el hábito de la expectativa atenta es
esencial para hallar los elementos necesarios cuando se
necesitan.
La expectativa atenta nos ayudará a descubrir nue­
vas relaciones entre las cosas e ideas, y nos dará la pe­
ricia necesaria para percibir y ahondar con más acierto
y seguridad en el desdoblamiento expresivo de los pen­
samientos.
E J E M P L O P R Á C T IC O
Desarrollo concreto del tema: La l ib e r t a d es una
RESPONSABILIDAD Y NO UÑ PRIVILEGIO.
Objeto de este tema: Probar que la libertad obliga
al hombre a limitarse en sus movimientos y acciones y
que no es una facultad al servicio'del antojo y egoísmo
personales.
1. La libertad no es como una pista sin fin por la
cual deba correrse hasta que la fatiga y el des­
mayo pongan término al esfuerzo. Análogamen­
te, el agua no existe para que el hombre naufra­
gue en ella, sino para que apacigüe la sed, según
la necesidad de cada uno. De la misma manera,
la libertad no es un objetivo, sino un medio pa­
ra el desenvolvimiento de las facultades y atri­
butos personales, es decir, para que el hombre
pueda comportarse como un ser superior y ca­
racterizarse por actos trascendentales y de una
categoría que no está al alcance de los seres in­
feriores.
2. Según se emplea la libertad así son los resulta­
dos de los actos humanos. Solamente cuando se
consideran inteligentemente los efectos que pue­
dan resultar del uso de esa facultad, en determi-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 343

nado orden o situación, puede obrarse sin desvío


o demasía.
Esta previa consideración o estudio que debe
preceder a la decisión de cómo, cuándo y por qué
se usará tan preciada prerrogativa establece la
base sobre la cual descansa una conducta juicio­
sa y acertada, y, por lo tanto, responsable.
3. El sentido activo de la responsabilidad defiende
al hombre contra los excesos y abusos que pro­
vendrían de la aplicación arbitraria de la libertad.
El ser humano puede comer, cuanto, cuando y lo
que quiera, pero su sentido de responsabilidad le
fijará limitaciones que habrán de evitarle sufri­
mientos y perjuicios.
4. La libertad no es un privilegio o concesión sin
limitaciones, como lo prueba que moral, física,
legal, política, social y económicamente, nuestros
actos son aprobados o reprobados, condenados o
premiados y benefician o perjudican, según nos
hemos contenido o extralimitado. Un arquitecto
puede construir una casa del estilo y tamaño que
se le antoje, pero no puede construir a capricho
desentendiéndose impunemente de las leyes y
principios de la arquitectura, porque el edificio
estará expuesto a riesgos importantes. Dice Aris­
tóteles: “El hombre sensato no busca el placer;
procura evitar el dolor”.
5. Una libertad ilimitada que como privilegio o fa­
vor permitiese al hombre moverse y obrar sin
sujeción alguna destruiría las barreras de la pru­
dencia, de la sensatez y del dominio propio, sin
las cuales los actos alocados y desmedidos pre­
cipitan al hombre por la pendiente del fracaso y
del dolor.
6. No es la sensación de ser libre lo que estimula
la facultad para obrar mejor y más inteligente­
mente, sino el sentido de la responsabilidad, in­
telectualmente interpretado, que crea en la men­
te y en la conciencia valores y apreciaciones de
344 N. D. LAFUERZA

orden y de juicio. Los más inteligentes y cons­


cientes no se exceden en ese derecho, porque an­
ticipan y prevén el alcance de sus actos.
7. La libre determinación, encuadrada en un sen­
tido de responsabilidad, tiene un poder positivo,
constructivo y dinámico, por el que el hombre
puede labrar su progreso y felicidad.
8. La libertad dignifica, eleva y regenera al hom­
bre sólo cuando éste puede apreciar y calcular
en forma responsable la importancia de su vida
espiritual y emplea sus potencias para cuanto
culmine en una actuación más ordenada, grande
y generosa.
Después de leído este ejemplo, compruebe si tiene
unidad, subraye las definiciones y aclaraciones hechas,
luego anote cuáles son los puntos esenciales que se des­
tacan.
Venga a la clase preparado para contestar las si­
guientes preguntas:
1. ¿Qué relaciones encierra esta exposición?
2. ¿Cómo evolucionan y concuerdan las ideas de
la misma?
3. ¿Tiene solidez y consistencia el desarrollo del
tema?
4. ¿Por qué tiene conclusividad constructiva?
E J E R C IC IO D E P R Á C T IC A

Concrete en pocas palabras y por escrito el pensa­


miento central de cada uno de los siguientes párrafos y
preséntelo al profesor.
“La verdadera elocuencia reprueba las locuciones
afectadas que enervan y confunden el estilo, y las sen­
tencias enmarañadas y oscuras, que aparentan gran sig­
nificación y nada dicen. Las frases no han de ser revuel­
tas ni forzadas, sino llanas, abiertas y corrientes, que no
hagan dificultosa su inteligencia. Con esta claridad suave
y fácil y con esta tersura acompañada de la fuerza de las
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 345

imágenes y afectos reluce más la hermosura y grandeza


de la elocución.” A. de Capmany.
‘‘La más alta plataforma de la elocuencia es el sen­
timiento moral; es lo que se llama la verdad afirmativa
y que tiene la propiedad de vigorizar al auditorio; lleva
dentro de sí una idea de eternidad, cuando se siente es­
tablecido sobre un terreno que permanecerá siempre,
aunque lo demás desaparezca y que no tiene rastro algu­
no de tiempo o de lugar o de partido. Todo lo que sea
hostil se derrumba en presencia de los sentimientos; su
majestad la sienten hasta los más empedernidos. Es dig­
no de observarse que siempre que se actúa sobre gran­
des masas se debe dar entrada a este sentimiento moral
que obra decisivamente y que hasta los hombres menos
habituados a acudir a estos sentimientos apelan a ellos
cuando se dirigen a las naciones; incluso Napoleón lo
acepta y lo utiliza como puede.” Emerson.
“El medio más eficaz para enseñorearse de la con­
ciencia ajena es hacer llegar a la palabra propia, ora
hábilmente insinuadora, o ya sea violentamente sugesti­
va. He aquí, precisamente, el fin de todo acto o fragmen­
to de elocuencia: el que habla quiere influir sobre aque­
llos que le escuchan, procurando atraerlos hacia sí en la
propia órbita mental o moral, volitiva u operativa: fin
complejo que, analíticamente, se descompone en cuatro
elementos diversos: I n s t r u ir , p e r s u a d ir , c o n m o v e r , d i ­
v e r t ir .” Majorana.

R E C O M E N D A C IO N E S :

a) Hágase diestro en sintetizar párrafos, escritos y


exposiciones, y su intelecto se enriquecerá con
una práctica de suma importancia para pensar
con más acierto y rapidez.
b) Lea varias veces lo que desea sintetizar para com­
penetrarse bien d'e su sentido y significado, lue­
go elimine las palabras menos importantes y al
final quedarán las que constituyen la llave del
pensamiento central.
346 N. D. LAFUERZA

c) Huya de la divagación y de la difusión, enemigas


del pensamiento eficaz y cuanto más hábil se
haga en definir y concretar, más fácil le será ex­
presarse eficazmente.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XVI

PRÁCTICA DE LECTURA

uon el objeto de que el alumno se ejercite en la


pronunc:'ación correcta y se adiestre en la función elás­
tica de labios, lengua y mandíbula como también que en­
tone con el debido énfasis y le dé a su expresión el real­
ce necesario, se recomienda la lectura de unos párrafos
que se copian del libro “Filosofía de la Elocuencia” por
Don Antonio de Capmany, la que se hará sentado y con
el cuerpo en perfecta laxitud.
Léase en alta voz, con lentitud y dándole a cada sí­
laba todo el valor musical que requiere. Convendrá que
el lector se escuche y si puede conseguir la cooperación
de un oyente inteligente que le critique, la práctica será
más fructífera.
A continuación sigue la copia referida:
“Así el que quiera dominar a los otros, inspirándoles
la pasión de que está animado, se aprovecha con sagaci­
dad, unas veces, de la propensión o disposición favorable
que halla en los ánimos; otras, de la situación en que va­
rias circunstancias ponen a los hombres; otras, de las le­
yes que les gobiernan; y otras, en fin, de las preocupa­
ciones mismas a que obedecen. En la situación en que
estaban las tropas de Cartago, antes de empezar la ba-
348 N. D. LAFUERZA

talla del Tesino ¿qué confianza y valor no les infundiría


esta breve arenga de Aníbal?: “¡Compañeros! los roma­
nos deben temblar hoy, no vosotros. Tended la vista por
este campo, y no veréis retirada para los cobardes: todos
perecemos hoy si somos vencidos. Pero ¡qué prenda más
segura del triunfo, qué señal más visible de la protec­
ción de los dioses, que habernos colocado entre la victo­
ria y la muerte!”
“El poeta que se aprovechó, para mover a la compa­
sión y tristeza, de la situación de Herminia, bien cono­
cía el poder que tienen en nuestro corazón las razones
tiernas y suaves. Esta princesa desgraciada, despojada
del trono, y abandonada del infiel Tancredo, su amante,
se retira a una aldea, y toma el oficio de pastora. Una
tarde de julio mientras las ovejas sesteaban a la som­
bra, se divierte grabando con amorosas letras en la cor­
teza de unos cipreses la historia y las desventuras de su
pasión; y al recorrer las líneas que acababa de formar,
desfallece, y bañada en lágrimas exclama: “¡Árboles con­
fidentes de mi llanto, conservad la historia de mis penas!
Si algún día un fiel amante viniese a descansar bajo de
vuestra sombra, se enternecerá de compasión al leer mis
tristes desventuras y dirá: “¡Ah! qué mal pagaron el
amor y la fortuna tanta constancia y fidelidad!”
“Al tiempo que Sócrates recibía la copa del veneno
de manos del verdugo, hizo su mujer Jantipe grandes ex­
clamaciones acusando a los causadores de la muerte de
su marido, diciendo que moría sin culpa, a lo cual acu­
dió Sócrates con mucha gravedad: “¿Tuvieras por mejor
que muriera culpado?” La inocencia y serenidad del filó­
sofo nos interesa aquí, y nos enseña.
“Arístides, que por sus virtudes, y gloria de grandes
hechos, mereció el título de Justo, y fué por los atenien­
ses desterrado de su patria después de haberla defendi­
do, ampliado, y ennoblecido, al salir de la ciudad no le
echó maldiciones, ni dijo contra sus conciudadanos las
imprecaciones que se solían oír en las tragedias; antes,
levantando las manos al cielo, hizo súplica a los dioses:
que sucediesen siempre las cosas de Atenas con tanta
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 349

prosperidad, que todos perdiesen la memoria de Arísti-


des. Este rasgo de generosidad y patriotismo, esta sere­
nidad de tan indulgente ánimo, ¿a quién no moverá a
ternura y amor a la virtud?; verdad es que no iba a la
muerte; pero iba a morir civilmente.
“Si las postreras palabras de los vivos son tan efica­
ces y penetrantes ¿cuán patéticas serán las de los muer­
tos? Leíase en la sublime inscripción del túmulo de los 300
Lacedemonios que sacrificaron sus vidas en la defensa
de las Termopilas: “¡Caminante! ve a decir a Esparta
que hemos muerto aquí por obedecer sus santas leves.”
¡Qué honroso y melancólico recuerdo!, ¡qué personifica­
ción tan sublime! Hablan los muertos y se glorían de ha­
ber muerto por la patria; y parece que aun no quieren
apartarse de su obediencia, pues le envían la noticia del
sitio donde yacen hijos leales como valientes.
“Estando la batalla de Farsalia tan a pique, que no
se oía sino estrépito de caballos y de hombres, vió César
a Cayo Crastino, capitán de diez águilas, que las iba re­
quiriendo; y llamándole por su nombre, le preguntó:
“¿Qué te parece podremos esperar de esta batalla?” Y al­
zando la mano, díjole: “Vencerás. César, y me loarás vivo
o muerto.” Sucedió lo uno y lo otro, porque Crastino mu­
rió: César venció, y celebró al muerto en una oración
fúnebre.
“Engrandecen mucho a Craso por haber con buen
ánimo sufrido la muerte de su hijo, varón muy insigne,
y marido de aquella menos sabia y elocuente, que hermo­
sa y agraciada Cornelia, hija de Escipión. Viendo Craso
que traían los Partos la ' cabeza de su hijo en la punta
de una lanza, y con aquel espectáculo lamentable se ate­
morizaban y desmayaban los ánimos de todos sus solda­
dos, dijo en voz alta: “Mío es este dolor, mío el daño, míe
el llanto, mas el remedio, la gloria de la república, y la
venganza consisten en vuestra salud.”
Refiérenos Solís la tierna respuesta que dió Monte-
zuma a sus magos y agoreros cuando le predijeron, en
nombre y por decreto del cielo, la ruina de su imperio,
concebida en estos términos: “¡Qué podemos hacer si nos
350 N. D. LAFUERZA

desamparan nuestros dioses! Vengan los extranjeros y


caiga sobre nosotros el cielo, que no nos hemos de escon­
der, ni nos ha de hallar fugitivos, la calamidad. Sólo me
lastiman los viejos, niños y mujeres, a quienes faltan las
manos para cuidar de su defensa.”

y
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XVII

RAZONAMIENTO LÓGICO EN EL DISCURSO

LA RAZÓN La facultad de la razón nos permite discu­


rrir, es decir, poner en función el discerni­
miento para que el pensamiento sea acertado y las ideas
descansen en la verdad y en la realidad. Por medio de
la razón demostramos la evidencia de lo que queremos
probar.
En el discurso la razón ejerce el dominio y supre­
macía sobre todos los pensamientos que habrán de ex­
ponerse, para que, sostenidos por una base bien cimen­
tada, posean mayor vigor y poder persuasivo.
“El que no razona es un fanático, el que no puede
razonar es un tonto, y el que no se atreve a razonar es
un esclavo.” W. Drummond.
“Una sociedad que puede producir, pero que no pue­
de hablar, podrá ser un modelo de eficiencia disciplinada,
pero representa la derrota total de la civilización huma­
na: la degradación del hombre al nivel del insecto.. . El
discurso de la expresión es hermano gemelo del discurso
de la razón; si descuidamos el pensamiento para conse­
guir entendimiento y diversas mejoras, nos exponemos
a una pérdida por la que ninguna adquisición o progreso
material podrá servir de compensación.” Esme Wing-
field-Stratford.
352 N. D. LAFUERZA

ANÁLISIS Lógico Un razonamiento metódico basado en


la demostración lógica excluye las in­
fluencias que no tienen arraigo en hechos o verdades de­
mostrables.
Al analizar, razonar y deducir conviene, ante todo,
estudiar el problema que ofrece el asunto que se desea
exponer, considerando cada hecho por separado, anali­
zándolo, apreciando sus méritos y cualidades y descu­
briendo exactamente qué relación guarda con el asunto
que se dilucida.
En el análisis se aprecia el valor y verdad de las
ideas elegidas, para integrar el discurso los pensamien­
tos más apropiados y que mejor armonizan con la fina­
lidad deseada. Las deducciones que se hagan deben ser
lógicas y a todas luces evidentes y convincentes.
Analícense todas las partes del discurso, hállense y
compruébense las relaciones que puedan existir entre
ellas.
Manténgase durante todo el desarrollo ese enlace na­
tural y encadenado que permitirá hacer una demostra­
ción persuasiva.
Del análisis cuidadosamente hecho depende que los
razonamientos ofrecidos sean aceptables y las conclusio­
nes exactas.
RAZONAMIENTO El razonamiento lógico es la acción
Lógico consciente del pensamiento dedicado a
probar la verdad de lo que se afirma;
es la formación de conceptos bien basados con el objeto
de demostrar alguna cosa. El raciocinio se apoya en la
demostración de la verdad de lo que se analiza, estudia
o expone.
El raciocinio nos permite descubrir cómo aplicar el
pensamiento a las cosas y hechos para lograr el conoci­
miento exacto de los mismos.
La observación de los hechos es la primera etapa
del razonamiento; luego es preciso identificarlos, asegu­
rándose de que son auténticos. Por el proceso que se si­
gue en el razonamiento lógico se establecen contrastes,
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 353

semejanzas y diferencias de acuerdo con principios, re­


glas, verdades y hechos ya establecidos y admitidos como
básicos, así unos pensamientos son reemplazados por
otros más adecuados o exactos y por los contrastes o
diferentes interpretaciones concretas y definidas. Dice
Maudsley: “Cuanto más cuidadosamente observamos,
percibimos con mayor claridad; pensamos más rectamen­
te, recordamos con mayor fidelidad; es más viva nuestra
imaginación y más sanos nuestros juicios.”
La asociación de ideas debidamente enlazadas y ar­
monizadas en sus analogías constituye un poderoso au­
xiliar del razonamiento lógico.
Un autor ha dicho: “El razonamiento prepara la
acción; ha de partir de la realidad y en la realidad ha de
encontrar su acción”.
REFLEJOS PERSONALES El razonamiento lógico requie-
q u e i m p i d e n lare independencia e inmuniza-
FUNCIóN DE RAZONAR ción contra las influencias ar­
bitrarias, las supersticiones, las
ideas erróneas y los prejuicios que interrumpen y nublan
la visión y percepción de las cosas y hechos verdaderos.
Los reflejos personales representados por las ideas for­
madas al calor de impresiones falsas, preferencias egoís­
tas, fanatismos personales, indolencia mental y conoci­
mientos parciales, equivocados o imperfectos, complican
el funcionamiento normal del raciocinio lógico y condu­
cen al error.
Al preparar el discurso cuídese que sólo tengan ca­
bida las ideas que han sido investigadas antes serena y
justamente, y que brillan por su concordancia con los
hechos.
JUICIO Juicio es el acto mental de percibir y afirmar
una relación entre dos cosas que se distinguen:
Si yo digo: todo ciudadano debe respetar y obedecer la
ley, he establecido una relación entre el individuo y la
ley; el ciudadano que debe sometimiento a la soberanía
de la ley, y ésta que ejerce supremacía sobre el ciudadano.
354 N. D. LAFUERZA

Constantemente formamos juicios más o menos bien


fundados y razonados. Todo en rededor nuestro nos in­
vita a decidirnos por algo determinado, pero debido a la
aglomeración y diversidad de influencias que nos rodean
y a la confusión de que en la mayoría de los casos se
acompañan, no siempre pensamos razonada y lógicamen­
te. Los juicios equivocados podrán o no tener repercu­
sión desfavorable en el fuero interno, pero expresados
en público no sólo restarán influencia positiva al orador,
sino que también podrán desorientar y confundir. Para
que sean vigorosos y convenzan, tienen que estar bien
fundados, bagados en un razonamiento lógico y libre
de error.

LA PROPOSICIÓN La proposición es la forma del pensa­


miento que expresa un juicio que
puede ser verdadero o falso. Cuanto más lógica y verda­
dera sea la proposición, más fácilmente podrá desarro­
llarse la idea que encierra, y más se destacará su signi­
ficado. Todo el procedimiento de la lógica tiene por fina­
lidad probar el valor y la verdad de la proposición.
A través de un discurso hacemos una serie de afir­
maciones o proposiciones que constituyen las ideas bási­
cas sobre las que se erige la estructura de la exposición.
Todas ellas deben estar arraigadas en la lógica, y, por
lo tanto, apoyadas en la verdad y en la razón.
Por la proposición fijamos la orientación de nuestro
pensamiento y trazamos la ruta hacia conclusiones cla­
ras y determinadas.

DISTINCIONES Al distinguir entre los fenómenos, he­


chos o casos, aquilatamos el valor de
cada uno y demostramos el orden de categoría que exis­
te entre ellos, realzando en particular aquello que tiene
algún mérito especial o superior. ¿Por qué reconocemos
diferencia entre el error y la verdad? Porque distingui­
mos la superioridad que encierra la verdad en compara­
ción con el error. Cuando pensamos distinguimos los con­
trastes entre las ideas, estados de conciencia y hechos
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 355

que se prestan para elegir entre ellos los más verdaderos


y exactos. Al inclinarnos por algunos preferentemente
debemos explicar nuestra decisión en forma lógica, de­
mostrando así un juicio bien dirigido, iluminado y fun­
damentado.
Pensar es fundamentalmente distinguir, preferir; es
comparar unas ideas con otras y seleccionar las que lógi­
camente sostienen la evidencia de lo que se expone. Cuan­
to mejor dirigida y adiestrada es la función del pensa­
miento, más ganan las ideas en importancia y exactitud.
CONCLUSIONES Razonamos porque deseamos conocer
LÓGICAS y saber definitivamente, para así lle­
gar a conclusiones que tendrán que ver con nuestra con­
ducta, propósitos, planes, decisiones, etc. Para que tales
fines no se expongan a desvíos y se orienten por la ruta
de la verdad, debemos ceñirnos a conclusiones libres de
error y juicio falso.
Las conclusiones lógicas del discurso deben probar
la verdad de la idea expuesta, y con tal fuerza y atrac­
ción que conquisten la solidaridad de los oyentes y me­
rezcan ser adoptadas por éstos.
Las conclusiones lógicas constituyen la culminación
del valor de lo que se expone y si se ha llegado a ellas ra­
zonadamente poseerán poder y vigor para conquistar co­
razones y mentes.
Ha dicho un autor: “Sacar consecuencias es la gran
ocupación de la vida”. Es decir, hay que formar planes de
acción o de abstención, propósitos y normas de conduc­
ta, como también adoptar previsiones, etc. Las ideas ló­
gicas tienen por finalidad precisamente la adopción de
decisiones inteligentes, constructivas, prácticas y sabias.

DEMOSTRACIÓN CONSISTENTE A l d em o stra r la verd a d


EN LA E X P O S I C I Ó N de lo q u e p r e se n ta m o s y
evidenciar la realidad de
los hechos, d eb em o s probar que todo ello ha sido d ili­
gentemente in v e s tig a d o y razonado, y, por lo tanto, es
válido y aceptable.
556 N. D. LAFUERZA

Identifiqúense las cualidades de las ideas que se ex­


ponen, básense todas las deducciones en principios ver­
daderos; susténtense doctrinas probadas, aciértese en las
hipótesis, arguméntese razonada y lógicamente, y, de
acuerdo con los hechos, relaciónense los juicios con cla­
ridad y cohesión, expliqúense los hechos, pártase de
suposiciones legítimas y bien sentadas, derívense conse­
cuencias razonables, y íléguese a conclusiones convincen­
tes por la evidencia de la verdad y de la realidad.
Al exponer una idea, cualquiera que sea su natura­
leza, aspiramos a que el oyente se asocie a nuestra ma­
nera de pensar y sentir, y para esto se precisa que cuan­
to sometamos a su consideración sea aceptable y merez­
ca ser creído, por evidenciar exactitud y veracidad.
CONCORDANCIA d e LAS Todas las partes del discurso
PARTES DEL DISCURSO deben estar vinculadas y liga­
das entre sí, de tal manera que
su unidad demuestre la verdad de lo que se expone.
La concordancia debe ser de sentido y de hecho. De
sentido porque se desarrolla la misma idea sin inmiscuir­
se otras de distinto carácter, naturaleza o significado, y
de hecho porque prueba conclusivamente en forma bien
tramada la verdad de la idea capital.
Esa concordancia se conseguirá asociando estrecha­
mente las partes integrantes del discurso en tal forma
que su sentido no sufra interrupción alguna por la inter­
polación de asuntos extraños a la idea sobre la cual se
habla.
EJEMPLO
Aplicación del razonamiento en la demostración de
la verdad que encierra el tema: L a j u s t i c i a e s l a b a se
DE LA PAZ SOCIAL.
Este tema expresa un juicio categórico sobre la de­
pendencia que existe entre la paz social y la justicia y
hemos llegado a esa conclusión después de hacer deduc­
ciones apoyadas en la experiencia que resulta de las re­
laciones entre los hombres.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 357

RAZONAMIENTO LÓGICO

LA JUSTICIA La justicia es el principio de la equidad.


La consideramos como el factor razona­
ble que debe aplicarse para que entre los hombres preva­
lezcan la paz, el respeto y la concordia. Por la justicia
se establece un procedimiento de trato considerado y
equitativo de acuerdo con una ley o reglamentación equi­
librada y adecuada aplicable a todos por igual. Tal ley o
reglamentación tiene su base en los preceptos morales
que animan e inspiran el espíritu de justicia.
LA PAZ SOCIAL Por paz social entendemos un estado
de concordia y de respeto entre los in­
tegrantes de la sociedad humana. Es la condición nor­
mal de relaciones que se suceden sin perturbaciones,
prevaleciendo la consideración y el reconocimiento de
los derechos de cada cual.
La paz social es una condición que no puede existir
ni ser una realidad si antes no prevalece la justicia. Cuan­
do el tratamiento que se dispensa a las personas es arbi­
trario, sin sujeción a los dictados de la justicia y sin
respetar los derechos inherentes al ser humano, se ini­
cia un estado de alteraciones que predisponen a la re­
beldía y a la resistencia. Siendo esto cierto, cabe deducir
que habrá paz social si antes se ha cimentado la justicia.
¿Puede existir otra base que asegure la paz social?
HIPÓTESIS

1) ¿Podría un estado de prosperidad general asegurar


la paz social?
La abundancia económica sólo satisface condiciones
materiales y produce contentamiento más o menos am­
plio y satisfactorio temporariamente, pero no resuelve los
conflictos de derecho que constantemente se suscitan en­
tre los componentes de la sociedad. Puede existir un es­
tado de abundancia, puede ocurrir que no se exteriori-
358 N. D. LAFUERZA

cen las manifestaciones de rebeldía y resistencia que al­


teran la tranquilidad social, pero debido al estado de ani­
mosidad, de recelo y resentimiento que puede haberse
creado, a la primera oportunidad puede cristalizarse el
descontento produciéndose choques, alteraciones y sub­
versiones.
2) ¿Podría ser base de la paz social la seguridad de la
alimentación y de la protección física?
No, porque el alimento y la protección física no sa­
tisfacen otras necesidades trascendentales de distinto ca­
rácter que se suscitan en la vida diaria y que tienen que
ver con derechos y atribuciones espirituales, culturales,
sociales etc. La comida y la protección física, no pocas
veces, son relegadas a una categoría secundaria cuando
se comparan con determinadas necesidades espirituales,
culturales y sociales.
3) Si el trabajo abundara y nadie se viera obligado al
ocio en contra de su voluntad, ¿se aseguraría la paz
social?
No, porque el trabajo no elimina las discrepancias y
problemas que se producen entre los distintos grupos e
individuos de la sociedad, más bien los crea.
Con toda seguridad que no sería posible hallar otras
bases para la paz social, pues, las que se han mencionado
son las que mayor probabilidad encierran de garantizar
la armonía entre los miembros de la sociedad.
DEMOSTRACIÓN
La historia demuestra que el hombre ha luchado he­
roicamente y ha expuesto hasta su propia vida por al­
canzar el respeto a sus derechos. La evolución humana
es un proceso gradual de mejoramiento social sobre la
base de un trato y consideración más justos entre los
hombres y del reconocimiento de los derechos de los
mismos.
El ser humano es sumamente sensible a los dere-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 359

chos que le acompañan como ser superior, y ante un tra­


tamiento injusto reacciona violentamente, exteriorizan­
do su protesta y queja.
La justicia establece el balance y equilibrio que co­
rresponde en las relaciones humanas. Por ella se asegura
la equidad con beneficio igual para todos, sin que se me­
noscaben los derechos y atributos de nadie.
La justicia debe asegurar el ejercicio libre de cuan­
to satisface las ansias y aspiraciones lícitas de la socie­
dad, pero si está supeditada a una aplicación caprichosa,
antojadiza, o egoísta, los resultados han de ser forzosa­
mente perjudiciales para la sociedad, por dañar los inte­
reses generales.
El hombre, por ser racional y responder a la influen­
cia de lo que es justo y recto, admite y reconoce la nece-
cidad insustituible del imperio de la justicia, por ser
ella el medio eficaz de contentar y satisfacer a todos en
general.
Casi todas las luchas sociales tienen su origen en al­
guna injusticia ya sea de carácter político, religioso, eco­
nómico, etc. Cuanto más equitativo ha sido el trato que
ha mediado entre los hombres en sus diferentes relacio­
nes, más permanente ha sido la paz social y mejores sus
frutos.

CONCLUSIONES LÓGICAS

Si la paz social está supeditada al imperio de la jus­


ticia y el dominio de ésta asegura la tranquilidad y con­
cordia entre los hombres, es lógico reconocer que la jus­
ticia es indispensable para la armonía social.
Reconociendo que nada asegura tanto la paz social
como el predominio de la justicia, es lógico admitir que
ésta es la base de la paz social.
Admitiendo que el ser humano estima y aprecia la
justicia como el instrumento más útil y conducente a un
estado de equidad entre los componentes de la familia hu­
mana, debemos reconocer que la justicia constituye el
fundamento de la tranquilidad general.
360 N. D. LAFUERZA

Si Ja justicia es el medio de orden y equilibrio que


evita las contiendas entre las personas, es admisible que
sea considerada como la base de la paz.
Ante todas esas evidencias, es lógico admitir que sin
justicia desaparece la base de la paz social.
PARA PRACTICAR EN CLASE
Elíjase un tema propio o uno de los siguientes:
1. Lo más deseable es la salud.
2. El sectarismo es pernicioso.
3. ¿Qué es civilización?
4. ¿Cuándo es eficaz la voluntad?
5. El espíritu de sacrificio refina a la persona.
6 . La paz mundial será un hecho en el futuro.
7. La ley moral opera sin coaccionar.
8 . La tolerancia es preferible a la intransigencia.

RECOMENDACIONES:
a) Hágase un análisis concreto del problema que en­
cierra el tema.
b) Véngase preparado para hacer una demostración
lógica de la verdad del tema elegido.
c) En su discurso cite las conclusiones lógicas de
su tema.
El discurso no debe exceder de ocho minutos de
duración.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XVII

EJERCICIOS DE LECTURA PARA MEJORAR


LA ENTONACIÓN

Es indispensable para darle a la voz una mayor fle­


xibilidad como asimismo una tonalidad más definida y
resonante la práctica de la lectura, pues, por ella pueden
corregirse los defectos y también adoptarse las modalida­
des y modificaciones que embellezcan los sonidos que
producimos al hablar.
El alumno de esta materia debe tener sumo interés
en corregirse, y para ello debe leer todos los días, ávido
de abandonar hábitos negativos y adquirir los positivos,
que, en este caso serían: Pronunciar correctamente, em­
plear tonos resonantes, darles a las palabras el sonido
musical que les corresponde y trasmitirlas con el énfasis
que realzará la idea o concepto respectivo.
Para esta semana se recomienda la lectura diaria del
discurso que más abajo transcribimos, pero detenida y
estudiadamente, con el propósito de mejorar la entona­
ción, esto es, con notas más definidas y acento más en­
fático.
Para un mejor aprovechamiento del ensayo, conven­
drá que dicho discurso sea leído, antes, como información
de su contenido, luego, repítase la lectura como prácti-
362 N. D. LAFUERZA

ca, pero prestando atención especial a los efectos que


deben obtenerse. Síganse las siguientes normas:
a) Léase detenidamente y con suma claridad.
b) Siéntase lo que se lee como si fuesen ideas propias.
c) Imagínese que se encuentra ante un vasto audi­
torio a quien anhela persuadir.
d) Procure obtener sonidos vibrantes y sonoros.
e) Déle a cada idea expuesta el énfasis que le co­
rresponde.
f) Cuando sea oportuna la pausa, practíquela.
g) Matice la lectura con variaciones de tono de voz
según la categoría de lo que lee.
A continuación se incluye la parte final de un dis­
curso del ex presidente argentino don Carlos Pellegrini,
pronunciado en el Senado Nacional en julio de 1901.
“Señor presidente: he dicho que la situación no ha
variado, y no ha podido variar porque no han variado
las causas que la motivaban, y esas causas están, señor
presidente, en las personas y en los antecedentes, en las
ideas y en los principios que han gobernado esta socie­
dad, y en la manera como ellos han sido ejecutados.
“¿Por qué, señor presidente, las oposiciones, en la
República Argentina, asumen esta actitud puramente ne­
gativa? ¿Por qué se reducen a esta oposición tendiente
a derrocar autoridades por medios violentos, por propa­
gandas apasionadas, y se abandonan todos los recursos
legales para llegar a la modificación de las autoridades
por medio del ejercicio tranquilo de los derechos del
ciudadano?
“Esto es debido a nuestra tradición y nuestras prác­
ticas de treinta años, y de ello son responsables todos los
hombres que han estado en el Gobierno, como los que
han estado en la oposición.
“Esto arranca de la revolución más culpable de las
que se han realizado en la república: la revolución del 74.
“Esa revolución vino a destruir la educación política
de este pueblo que tanto había adelantado bajo la admi­
nistración del general Sarmiento; vino a destruir todas
las prácticas electorales que, durante ese gobierno, se ha-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 363

bían arraigado; y, a raíz de una elección, la más popular,


la más legal, en que había tomado parte la república en­
tera, en que había triunfado la verdadera opinión de la
mayoría de la república, esa revolución deshizo todo lo
que se había hecho, desorganizó los Parlamentos, destru­
yó los partidos e hizo que el Gobierno del doctor Ave­
llaneda se iniciara con una notoria victoria en la lucha
armada, es decir, como un gobierno de fuerza o de hecho,
como se llamaba entonces.
“Durante varios años vivimos en continuas conspi­
raciones, pues, abandonado el ejercicio de los derechos
tranquilos, se buscaba, por medio del motín y la revuelta,
el derrocamiento de esa situación; y, al través de esa in­
certidumbre de inquietudes y zozobras continuas, tuvi­
mos que concluir con la negación completa de toda la
vida política, y para estas escenas de sangre y vergüen­
za tuvimos que apelar a conciliaciones imposibles y da­
ñosas.
“Tras de la sedición vino la conciliación, tras de la
conciliación vino la revolución del 80 que engendró la
abstención activa, y el gobierno del doctor Juárez, des­
pués la revolución del 90, y, en seguida, la sedición y el
acuerdo, fórmulas todas tendientes a suprimir el voto po­
pular y a alejar a los pueblos del ejercicio tranquilo de
sus derechos, evitando así el único medio lesral de con­
jurar estos males.
“Y bien señor presidente: si no queremos que la opo­
sición tome esos caracteres sediciosos y violentos, si no
queremos que sus actos y propaganda sean de demoli­
ción, ¿qué es lo que necesita el país? Necesita volver al
régimen electoral; necesita enseñar a esa juventud que
no se combaten las ideas rompiendo a pedradas los vi­
drios de una imprenta, ni insultando impunemente a la
autoridad y a los adversarios, que su acción no es digna
en esa forma y en esos lugares, sino en los atrios, yendo
a votar para hacer triunfar sus opiniones por medio de
la única arma legal del ciudadano.
“Y bien señor presidente: si queremos que esta si­
tuación, cuyos peligros hemos conjurado por un momen-
364 N. D. LAFUERZA

to durante este breve estado de sitio, se cure radicalmen­


te, es necesario que empecemos por dar el ejemplo en
la capital de la república, devolviendo las corrientes de
opinión a sus cauces naturales.
“Todos sabemos, señor presidente, que, dados nues­
tra organización, nuestros hábitos y nuestra educación
política, en el interior se refleja con la fidelidad de un
eco todo lo que conmueve, todo lo que agita la capital
de la república.
“Y así tiene que ser. Es en vano querer hallar li­
bertad electoral y vida cívica en La Rioja y Jujuy, si no
la tenemos en la capital de la república; y no habrá ne-
necesidad de preocuparse de las provincias el día que la
capital dé el ejemplo, que será inmediatamente seguido,
porque lo siguen siempre en lo bueno y en lo malo.
“Entonces, señor presidente, tanto por parte del Go­
bierno como por parte de la oposición, hay un compro­
miso solemne que tomar en este momento. Al día si­
guiente de devueltas las garantías constitucionales a la
capital de la república, es necesario que todos concu­
rran en un solo y único esfuerzo, y, destruyendo esa má­
quina electoral que tiene el gobierno montada, para su­
plir al pueblo ausente, incite al pueblo a reaccionar, y
por medio de una elección leal y legal pueda llevar a las
cámaras la representación de la capital de la república,
genuina y legítima, en veinticinco diputados con toda la
autoridad de su origen, para que defienda y hasta impon­
ga una política de respeto por los derechos de la autori­
dad y del pueblo.
“El día que hayamos conseguido eso; el día que ha­
yamos todos abandonado el camino que hasta aquí se ha
seguido, ese día veremos renacer la confianza, veremos
renacer el respeto a la autoridad, veremos renacer todo
aquello que vivifica, que da aliento, energía y virilidad
de un pueblo, porque aliento y energía no son actos his­
téricos que solamente son producidos por convulsiones
que indican algún trastorno orgánico, que hay algo com­
primido que impide las manifestaciones serenas y libres
del pensamiento.
■EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 365

“Pero el mal que nos aflige no reside sólo en esto.


“Hay, además, algo que se refiere a las personas del
gobierno. Gobierno quiere decir pensamiento, voluntad,
energía: no se puede gobernar, si no se tiene el ideal y
el pensamiento, la ilusión del gobierno, si no se tiene la
voluntad y energía del poder.
“Cuando por cualquier razón esa energía se ha que­
brantado, esos ideales han desaparecido, todas las ilusio­
nes se han dispersado; cuando el hombre se siente en el
poder como esclavo de su puesto, como la víctima obli­
gada de su posición, entonces eso no es gobierno, porque
ya no tiene ni infunde respeto, ni tiene ni puede tener
acción fecunda y vigorosa; pretender continuar en esa
posición, arrastrando una existencia que no es más que
una zozobra y una lucha continua, es pretender sostener
una posición insostenible, y es necesario entonces tener
el coraie de romper las ligaduras que lo atan y volver a
la libertad y a la acción del individuo.
“Es necesaria una reacción en el Gobierno: o se go­
bierna con toda la energía y voluntad, con todos los
ideales y con todas las ilusiones del gobierno, o no se
gobierna.
“Cuando presenciamos deserciones como la nup en
este momento se produce, en que discutimos cuestiones
de esta naturaleza, sin aue un ministro se siente anuí
a decirnos la onmión del Poder Eiecutivo: cuando vemos
presentar un día las ideas más trascendentales de gobier­
no suscritas y aprobadas por un conseio general de mi­
nistros y retiradas y desconocidas al siguiente, acusando
una vacilación, una ausencia completa de pensamiento
y de toda idea directriz, yo digo: este país no tiene gobier­
no, pues nos encontramos en la situación de un buque
sin piloto y que navega sin rumbo y puede estrellarnos
cualquier mañana contra una roca desconocida, naufra­
gando, a un mismo tiempo los hombres y las institu­
ciones.
“Y bien, señor presidente: todas esas cuestiones son
las que deben ocupar la mente del Poder Ejecutivo el
día que ponga el cúmplase a esta ley.
366 N. D. LAFUERZA

“He dicho lo que acabo de decir, para llamarlo a la


conciencia de su posición de su deber, y mi mayor deseo,
créamelo el Honorable Senado, pues lo digo con toda ver­
dad, es que en un momento de inspiración, una idea lu­
minosa descienda sobre la cabeza del señor presidente y
le devuelva las energías y altivez que ha tenido en otros
tiempos, pudiendo así otra vez gobernar a la república
como ella merece ser gobernada.
He dicho.”
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XVIII

LA ARGUMENTACIÓN

NARRACIÓN, DESCRIPCIÓN, Cuando hablamos so-


EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN bre alguna escena de
la cual guardamos una
impresión en nuestra imaginación, describimos; al contar
algo sobre un acontecimiento con abundancia de detalles
e incidentes, narramos; pero si presentamos un asunto
que deseamos que sea aceptado como nosotros lo enten­
demos, entonces exponemos. Cuando queremos que algo
sea creído como nosotros lo admitimos y que nuestro pa­
recer y juicio sean aceptados, argumentamos.
Argumentación es el arte de influir en otros para
que acepten lo mismo que nosotros creemos, es decir,
presentamos nuestras creencias, sea cual fuere su natu­
raleza, en forma tal que el oyente las acepte y adopte.
Casi todos los discursos tienen por finalidad formar,
modificar o sustituir creencias. En dondequiera que se
encuentren dos o más personas de mentalidad activa y
anhelosas de saber más y mejor puede afirmarse que ha­
brá disparidad de creencias entre ellas, y el único medio
por el cual podrán llegar a dilucidar ía verdad y evitar
el error será el de la argumentación.
En la argumentación no sólo debe participar la de­
mostración lógica y razonada, sino que también la per-
368 N. 'D. L AFUERZA

suasión, porque tanto el intelecto como el corazón deben


sentir la influencia de las razones eficaces que se expo­
nen. Es necesario convencer y estimular los impulsos
que compelen a adoptar lo que se recomienda y propone.
B A S E DE LA La base de la argumentación descan-
ARGUMENTACI6N sa en la proposición categórica, ya
sea afirmativa o negativa. Si yo digo:
el sistema democrático de gobierno es necesario al bien
social, expongo una idea en forma de proposición afir­
mativa que puede ser aceptada o rechazada, y, por lo
tanto, se presta a argumentación.
No se puede argumentar sobre asuntos o temas que
no sugieran algo en definitiva, ya sea afirmativa o ne­
gativamente. Si yo hablo sobre “la democracia” ofrece­
ré una exposición de su naturaleza, finalidades, ventajas,
sus proyecciones, etc., pero tal tema no se prestará para
argumentar por no contener elementos de controversia.
La enunciación del mismo no indicará siquiera qué des­
envolvimiento le daré, y se esperará de mí que hable en
sentido generalizado.

Antes de argumentar sobre


c l a r id a d Y e x a c t i t u d
EN LA PROPOSICIÓN algún asunto es preciso defi­
nir bien el punto sobre el
cual se debate o difiere; conocer exactamente los hechos,
reunir las ideas convenientes y adecuadas y elegir entre
las evidencias que comprobarán lo que es objeto de la
discusión. Luego es necesario formular la proposición
con términos que expresen exactamente lo que se desea
comprobar.
Para asegurarse de que la proposición reflejará con
precisión lo que ha de ventilarse, es necesario comparar
el significado aparente de la frase con el sentido que su­
giere.
Algunas veces es preciso cambiar las palabras, otras,
modificar la frase con la alteración que más convenga.
La construcción defectuosa de la misma puede causar
una interpretación falsa o equivocada, y, por lo tanto,
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO S69

desviar totalmente el curso de la argumentación. Todo


defecto en la construcción de la proposición contribuirá
a que se produzcan confusiones y complicará la tarea de
llegar a conclusiones lógicas y aceptables.
También es necesario hacer definiciones y hallar la
interpretación general, particular o especial de los tér­
minos de la proposición. Sobre todo, evítese la inclusión
de dos o más ideas distintas en una misma proposición,
por constituir esto un desvío que conduce a la difusión
y a la diversidad de interpretaciones. La proposición
debe contener sólo un problema y no dos, por ser impo­
sible resolverlos al mismo tiempo en una sola discusión.
EL PUNTO d e En toda argumentación hay un punto
crítico que por encerrar el motivo
c o n t r o v e r s ia
principal de la discusión se convierte
en el centro estratégico de la misma y generalmente se
presta a controversia. Sin definir cuidadosamente lo que
se apoya, será difícil desarrollar la argumentación con
éxito.
La controversia generalmente se concentra en uno
o dos puntos y sobre los cuales se desenvuelve la argu­
mentación. Lo que importa es hallar las verdades y los
hechos implicados que la refuercen. En ese proceso no
se inventa nada, sino que se presenta cuanto vigorizará
la argumentación. Hay que hallar todo aquello que evi­
denciará la verdad de lo que se discute.
ELIMINACIÓN DE DUDAS Y En toda argumentación
ACLARACIÓN DE LOS HECHOS conviene, primero, elimi­
nar cuanto pueda pres­
tarse a doble o errónea interpretación. Mucho se conse­
guirá en ese sentido si se cuida en presentar ideas posi­
tivas, definidas y persuasivas, que excluyan la conjetura
y la interrogación. Procúrese que los conceptos sean cla­
ros, completos y terminantes.
Evítense todos los asuntos o ideas que no se refie­
ran directamente al punto principal, y aclárese cuanto
se preste a una interpretación desviada. Concéntrese so-
370 N. D. LAFUERZA

bre aquellas ideas o puntos que motivan la controversia


y apóyese lógicamente la posición que se defiende.
ORDENACIÓN En toda argumentación la posesión de
DEL MATERIAL la evidencia no garantiza que se sal­
drá airoso en la controversia. Lo im­
portante es ordenar todos los elementos de la evidencia.
El método más apropiado para tal efecto es preparar un
esquema con el orden que debe seguir la presentación de
las diferentes pruebas que constituyen la evidencia.
Los puntos principales deben presentarse enfática
y destacadamente, en sucesión lógica y de acuerdo con
su importancia.
Como se busca en la argumentación que los oyentes
obtengan una impresión terminante y conclusiva de
acuerdo con la creencia e idea que se desea que acepten,
será necesario que todo el material esté ordenado con
unidad y coherencia.
LA e v i d e n c i aTodas las evidencias que se ofrezcan
deben ser consistentes, basadas en los
hechos. La evidencia puede ser directa o indirecta, por
conocimiento propio o por referencia.
Conviene que las pruebas que se presenten sean au­
torizadas, esto es, que merezcan ser aceptadas; por lo
tanto, procuremos que su valor y calidad sean aparentes
y que provengan de una fuente conocida y verdadera a
todas luces.
En una argumentación el que afirma toma la ini­
ciativa y a él le toca probar la realidad de su proposi­
ción. Toda evidencia que ofrezca debe ajustarse a la ex­
periencia general y de acuerdo con el curso normal de
las cosas. Si se quiere ofrecer algo extraordinario o fue­
ra de lo común será preciso explicarlo y demostrar que
se basa en los hechos y en la verdad.
La evidencia debe conformarse a la naturaleza y ex­
periencia humanas. Difícilmente se puede convencer a
otros sobre asuntos que no son admisibles dentro de cier­
tos límites. Recordemos que cuanto más apelemos a la
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 371

experiencia que es común a todos, más fácilmente serán


admitidas las pruebas que presentemos.
RAZONAMIENTO Y La evidencia de por sí es el mate-
VERlFlCAClóN rial de que se compone la prueba,
pero hay que razonar por medio de
la presentaron de todas las verdades que fundamentarán
y darán realidad y valor a la tesis que se presenta. Hay
que considerar la probabilidad de lo que se expone y jus­
tificar por qué ha de ser aceptado. Hay que dar a cono­
cer las bases en que descansa la argumentación para pro­
bar la verdad de lo que se propone.
Razónese y concretamente sobre los puntos y de­
muéstrese la validez de su consistencia. Hay que dar
a conocer causas y motivos y demostrar efectos y con­
secuencias, apelando a cuantos recursos facilitarán la
aceptación correspondiente.
Todas las deducciones e inferencias que se hagan
deben basarse en un razonamiento lógico y aceptable,
que pruebe y demuestre la verdad que se sostiene.
Investíguense los antecedentes del caso, las probabi­
lidades de su exactitud, háganse ilustraciones con ejem­
plos adecuados y reálcese lo que debe destacarse con­
clusiva y demostrativamente.

FALACIAS Al argumentar, conviene evitar todo error


Y ERRORES o equivocación que pueda destruir la efi­
cacia de la argumentación. Es preciso te­
ner mucho cuidado en que toda suposición o causa so­
bre las que se apoya el argumento no sólo sea verda­
dera, sino que también tenga aplicación razonable. Por­
que una persona que se hospedara en el cuarto n<? 13
de un hotel, muriera en la noche en tal habitación mien­
tras la ocupaba, no sería admisible el argumento de que
dormir en un aposento con tal número significa expo­
nerse a una muerte segura.
Todo motivo que sirva de base para apoyar algún
razonamiento debe ser verdadero; evítense las causas o
fundamentos que adolecen de sofisma; no diremos que
372 N. D. LAFUERZA

porque un hombre científico se suicidó, es peligroso sa­


ber mucho, porque sabemos que los más de los hom­
bres de ciencia no se suicidan y no se dan a la desespe­
ración.
La ambigüedad debe ser eliminada si se quiere evi­
tar el error y la confusión. Si hablamos sobre el tema:
“La democracia ha fracasado” conviene definir bien si
interpretamos la democracia como sistema de gobierno
o como principio ideológico; y si la consideramos como
sistema de gobierno es conveniente detallar a cuál nos
referimos. Defínase con claridad cuanto puede ser mal
o doblemente interpretado. Una idea expuesta vagamen­
te con toda probabilidad inducirá a dudas o indecisión.
También se incurre en error cuando se sostiene
que el todo es malo porque la parte lo es. Porque alguna
pequeña porción de una nación está compuesta de hom­
bres ignorantes no podemos decir que todo el país es
ignorante. Procúrese, al juzgar el todo o medir la parte,
que las deducciones que se hagan sean lógicas, razo­
nables, proporcionadas, justas y verdaderas.
Ocurre también que en la argumentación se llega a
conclusiones sin relación con el objeto del asunto que
se discute, o se pierde demasiado tiempo en ideas secun­
darias, triviales y de remota relación con el tema prin­
cipal, en cuyos casos se desorienta la argumentac'ón y
se dificulta llegar a conclusiones lógicas y definitivas.
Por ejemplo, en una contienda política se ataca a la
personalidad del candidato en lugar de argumentar so­
bre el valor y eficacia del programa político del oponente.
Se recurre mucho a la emoción y a las fuerzas reflejas,
en lugar de mover a los oyentes a la reflexión.
Muchas falacias y errores pueden infiltrarse en la
argumentación que debilitarán su validez y nublarán la
verdad que interesa realzar.
Ejemplo de argumentación sobre el tema: “El dere­
cho a la independencia del pensamiento debe ser respe­
tado”.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 373

ARGUMENTACIÓN
DERECHO El derecho a pensar es natural y de hecho.
NATURAL La autonomía de la función pensante es una
condición natural y operante. Nadie puede
saber si pensamos o no. Nadie puede inmiscuirse en
nuestra función pensante.
La misma naturaleza protege el secreto de nuestro
pensamiento impidiendo que arbitraria y dominantemen­
te otras personas puedan interrumpir su libre función.
Pensar es una facultad intelectual que requiere li­
bertad para predisponerse) a los estímulos y motivos
que más convienen a las necesidades y finalidades hu­
manas.
Así como la interrupción del funcionamiento nor­
mal del corazón trae consecuencias graves para la vida,
de la misma manera, impedir el libre funcionamiento del
intelecto es perjudicial y peligroso.
DERECHO Sin libertad de pensar no puede haber inteli-
LóGICO gente selección de lo que sea más convenien­
te y verdadero. Sin el ejercicio mental pro­
pio no puede vigorizarse ni desarrollarse el poder de
reflexionar. El cuerpo gana en vigor y desarrollo con
el ejercicio, de la misma manera el pensamiento.
Pensar es una función esencial de la existencia hu­
mana. Existir sin pensar es vivir a medias, es decir, no
es vivir la vida completa y en pleno goce de todas las
atribuciones y oportunidades. El hombre debe vivir ple­
namente, esto es, debe mantener en actividad razonable
y provechosa todos sus órganos y facultades. La misma
naturaleza castiga severamente el descuido o ignorancia
en dirigir la función orgánica y facultativa del cuerpo.
El sufrimiento y la dolencia son el resultado, en la ma­
yoría de los casos, de una función mental insuficiente,
indiferente o interrumpida por influencias extrañas. Mu­
chos trastornos podrían evitarse si se pensara antes, pre­
viendo los resultados. Nadie puede pensar por nosotros,
como tampoco puede comer en lugar nuestro.
374 N. D. LAFUERZA

El pensamiento propio es el medio por el cual el


hombre puede adquirir los conocimientos más adecua­
dos a las necesidades propias.
derecho d e E l d isc e r n im ie n to e s la fa cu lta d m á s im -
JERARQUíA p o r ta n te d el h o m b re. E l q u e n o p ie n sa
n o p u e d e v iv ir in te lig e n te m e n te . I n te ­
rru m p ir la lib r e fu n c ió n d e p e n sa r e s coartar la co n ­
c ie n c ia d e jera rq u ía h u m a n a .
El hombre debe pensar libre y conscientemente para
dar a su vida la orientación y dirección necesarias a la
existencia elevada a la cual está llamado por razón de
sus facultades y potencias.
Por el pensamiento se desarrolla la inteligencia y
sin ésta la vida no puede ser dinámica, útil y sabia. Sólo
cuando el hombre discierne con su propio impulso, pre­
viamente adiestrado, y por su propia cuenta, imprime a
su vida un rumbo más digno, certero, eficaz y consciente.
Pensar es un derecho inalienable o indispensable a
la solución de muchos problemas de la vida, pues sólo
pensando pueden ser resueltos.
Pensar es requisito indispensable a toda persona
anhelosa de vivir de acuerdo con la dignidad humana.
El pensamiento necesita libertad para perfeccionar­
se. Delegar la función de pensar en otra persona o ins­
titución es renunciar no sólo a un derecho legítimo, sino
que también a una obligación a la que no puede renun­
ciarse.
Pensando con libertad se descubre la trascendencia
del pensamiento y su urgente necesidad. De la libertad
de pensamiento depende la conciencia de la individuali­
dad y de la personalidad propia.
La independencia del pensamiento estimula y com­
pele a pensar, como también aviva el deseo de conocer
más.
Ejercitando sabia y prudentemente el derecho de
pensar libremente se perfeccionará la vida humana, por­
que quien piensa acertadamente siente el reflejo de su
responsabilidad y se esmera en superarse.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 375

La función independiente del pensamiento hábilmen­


te dirigido se constituye en base sólida y segura sobre
la cual se erige la vida personal útil, noble y brillante.
CONCLUSIONES
Pensando con libertad, por esfuerzo propio, se des­
arrolla la conciencia del poder personal y puede llegarse
a un refinamiento espiritual.
Interrumpir o nulificar el ejercicio del derecho a la
independencia del pensamiento es un delito contra la hu­
manidad, pues atenta contra los derechos espirituales del
hombre, que sólo cuando son ejercidos constituyen la
base del engrandecimiento de la personalidad.
El hombre tiene el derecho natural a pensar, y pri­
varle del mismo, sea cual fuere la razón para justificar
esa privación, es arrebatarle un instrumento de defensa
y una fuente de vida íntima y espiritual.
Lo que daña y pervierte al hombre no es la libertad
de pensar, sincera, inteligente y hábilmente usada, sino
la inactividad de la función pensante o su desviación.
El derecho a la independencia del pensamiento debe
ser respetado, porque es el único medio por el cual el
hombre puede desarrollar la plenitud de su personalidad
y cumplir dignamente con su misión en la vida.

PARA PRACTICAR EN CLASE


INTERRUPCIONES
La práctica, en esta ocasión, consistirá en que cada
alumno se someta a interrupciones para adiestrarse en
la técnica de resolverlas inteligente y eficazmente y con­
trarrestar la presión de las emociones que se produce
en el momento en que el orador es asaltado por alguna
interferencia por parte de algún oyente, que no ha sido
ni prevista ni esperada.
Como ya se ha dicho anteriormente la interrupción
no siempre representa que el interruptor desea saber
376 N. D. I. A F U E R Z A
i
más o comprender algo específico, sino que, en no pocos
casos constituye un acto de hostilidad, de ataque verbal
para zaherir y causar inconvenientes. De esto tenemos
pruebas frecuentes en los parlamentos y en asambleas
en los que el vituperio y el insulto son tan frecuentes.
No hace mucho tiempo que en un congreso nacio­
nal de un país sudamericano un diputado le dijo al mi­
nistro de Hacienda: “Usted tiene cara de esclavo”. Tal
expresan causó gran revuelo y no poco resentimiento. El
interpelado se encolerizó y después que se apaciguaron
los ánimos fué necesario ofrecer disculpas y pasar por
la humillante alternativa de reconocer el desliz y la falta
de serenidad. Si el ofendido hubiese contestado: “Podré
tener cara de esclavo pero mi espíritu es libre y porque
por él me gobierno rehusó contestar su ofensa”. Tal con­
testación habría humillado con altura al ofensor, y ade­
más habría obtenido aplauso y admiración de los inte­
grantes del cuerpo legislativo.
Los siguientes consejos sobre la técnica de encarar
situaciones de esa naturaleza serán muy eficaces si se
aplican y se siguen fielmente; aun en la vida diaria re­
portarán resultados sumamente compensadores si son
practicados sagaz y serenamente.
1. Ante una interrupción, escuche, respire profun­
damente y no precipite la contestación.
2. No se deje tentar por la impresión de que la
interrupción es siempre injusta o va acompañada
de intenciones perversas. Considérela como sin­
cera y justificada y líbrese de emociones que
estimulan la actitud agresiva.
3. Si la interrupción no puede ser contestada por
su carácter irónico, insultante o despreciativo,
adopte una actitud digna y no se dé por aludido.
En algunos casos la contestación puede ser una
de las siguientes: “Tengo por costumbre respetar
todas las opiniones aun las antojadizas y equivo­
cadas”. “Le he oído expresarse en ciertas oca­
siones con más altura que en este caso.” “Señor,
la precipitación es mala consejera.” “No me dejo
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 377
tentar por el impaciente.” “La provocación gra­
tuita humilla más al que la origina que al que
la recibe.” “Como no deseo pedir disculpas luego,
dejo de contestarle como se merece.” “Si sigue
escuchando un poco más, posiblemente modifique
su opinión”, etc.
4. Si la interrupción significa una rectificación bien
fundamentada no titubee el orador en reconocerla
y agradecerla. Al público le gusta ver en quien
habla a una persona que no actúa dogmática, in­
tolerante o infaliblemente. Lo importante es es­
tar tan bien preparado que evite la rectifica­
ción justificada.
5. Si la interrupción es precipitada o apresurada so­
bre algo que se aclarará más adelante en el dis­
curso, ruéguese al interruptor que tenga la gen­
tileza de esperar un poco, que el asunto aludido
será tratado más adelante.
6 . Si la interrupción incita a la controversia con­
viene desanimar al causante de la misma, por me­
dio de alguna respuesta, siempre respetuosa. Su­
pongamos que se habla sobre la necesidad de es­
tudiar y alguien interrumpe: “Sí, hay que es­
tudiar, pero ¿para qué sirve el estudio cuando
uno se muere de hambre?”. Ante esa interroga­
ción lo peor que puede hacerse es dar satisfac­
ción a la misma, porque iniciada la discusión ésta
no termina y otros se sienten animados a pro­
seguirla y entonces el orador se desvía de su
exposición, cuando no olvida lo que tenía que
decir. Esta contestación desanimaría a seguir in­
terrumpiendo: “Con la muerte nadie puede lu­
char, pero lo importante es no hacerse el muerto
prematuramente”. A continuación debe seguirse
con el discurso.
7. Cuando alguien insiste en interrumpir antojadiza
y arbitrariamente debe rogársele que permita la
continuación del discurso que presenta ideas es­
tudiadas y elegidas previamente y debe insistirse
378 N. D. LAFUERZA

en que la improvisación no es base segura para


la dilucidación de asunto alguno.
8 . Si se desea por parte de algún oyente que se
explique alguna idea no entendida conviene com­
placerle pero sin dar motivo a que se forme un
debate o diálogo, porque una vez iniciado nunca
se sabe cuándo y cómo terminará.
9. Algunas veces conviene confiar al buen humor la
contestación respectiva. Supongamos que alguien
interrumpe durante el discurso que se refiere a
la anormalidad de las condiciones actuales y du­
rante la exposición se escucha la pregunta: “¿Y
quién tiene la culpa de eso?”, por ser muy di­
fícil señalar el culpable o preferible no incurrir
en responsabilidades ajenas al motivo del dis­
curso, el ^orador contestará prudentemente si re­
plica así: “A mí también me gustaría saber quién
es el responsable directo”.
10. Algunas veces la interrupción llega en forma de
una pregunta difícil, o muy complicada que es
arriesgado contestar. Una forma de allanar la di­
ficultad es contestarla con otra invitando a que
el interruptor la conteste, y si su contestación no
es aceptable al orador con decirle que ésa es
su opinión, basta. Sin pérdida de tiempo debe
continuarse con la exposición respectiva.
11. Si la interrupción es agresiva y tiene por objeto
molestar, el orador se guardará de incurrir en
el mismo error y si con tono sereno, tranquilo
y simpatía sugiere que se le permita seguir su
exposición apelando al buen sentido de justicia
y de equidad del que interfiere, muy posiblemen­
te logrará la solidaridad aun del opositor.
Muchos ejemplos podrían incluirse pero sería inter­
minable citarlos todos. Lo importante es que el orador
no pierda la serenidad, que no se desvíe de su discurso,
que no dialogue con el interruptor y que exponga sus
ideas sin interferencias que le obliguen a intercalar alu­
siones ajenas a su exposición.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 379

El orador debe consolidar su serenidad en una con­


fianza firme y a prueba de interrupciones. Si demuestra
serenidad, tolerancia, sagacidad, soltura, dominio y sim­
patía, contará con la adhesión del auditorio que estará
de su parte, y lo que es más importante desanimará a
los que sientan inclinación a interrumpir.
Por ningún concepto se muestre enojado, increpe al
interruptor o conteste con menoscabo del amor propio del
mismo, porque se conquistará la antipatía del auditorio.
Recuérdese siempre que el orador está solo y el audi­
torio forma un grupo compacto que vincula a sus com­
ponentes sólida y estrechamente. Si uno de ellos es obje­
to de alguna desconsideración por parte de quien ocupa
la tribuna aunque él la haya provocado, no faltarán per­
sonas que le secundarán a repeler tal actitud.
Evítese la actitud arrogante, vana o altanera; adóp­
tese más bien una disposición de modestia; pruébese que
lo que inspira al orador es trasmitir ideas ventajosas pa­
ra el auditorio, dése a entender que no se hace exhibición
de supremacía alguna, y por fin, actúese siempre como
disipador de antagonismos, recelos, discordias y otras in­
fluencias que dividen a los hombres. Háblese de modo
que la palabra una, y deséchese cuanto contribuya a
separar y herir.
PRÁCTICA

El alumno elegirá un tema suyo o uno de los que


se citan a continuación y hablará diez minutos.
1. ¿Necesita defensores la democracia?
2. Toda crisis es temporal.
3. ¿En qué consiste el contentamiento?
4. El hombre debe progresar.
5. Diferencia entre inteligencia y sabiduría.
6 . Las preocupaciones nada resuelven, el estudio sí.
7. La mayoría de las enfermedades son inevitables.
8 . La urbanidad es esencial a la vida social.
9. El valor de la experiencia personal.
10. La vida propia es fuente de grandes lecciones.
380 N. D. LAFUERZA

11.
Ventajas de la persistencia.
12.
El dinero es causa de grandes males.
13.
La buena situación no siempre es ventajosa.
14.
¿Son los problemas humanos esencialmente eco­
nómicos?
Los concurrentes tendrán derecho a interrumpir al
orador, pero es de esperar que la interrupción sea lógica
y oportuna. Evítese interrumpir por el prurito de obs­
truccionar. El interrumpido deberá proseguir con su dis­
curso con la menor desviación posible y sin apartarse
del tema, como asimismo aplicará las recomendaciones
indicadas en esta sección de la lección.
RECOMENDACIONES:
a) Respire hondo al subir a la tribuna.
b) No se impresione indebidamente con conjeturas
y temores exagerados. Confíe siempre en usted y
no se deje intervenir indebidamente por emocio­
nes inquietantes.
c) Conozca bien la materia que va a exponer y cul­
tive el gusto de dar a conocer sus ideas por el
bien que de ellas pueda derivarse.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XVIII

PRÁCTICA DE PRONUNCIACIÓN
VIBRANTE

Una práctica que debe realizarse continuadamente


si ha de arraigarse el hábito de hablar con notas vibran­
tes, es la de repetir el zumbido con la mayor frecuencia
posible, de modo que al aumentar la capacidad propia
para darle al sonido la mayor repercusión posible con
menos esfuerzo se logren resultados más eficaces.
Al hablar no sólo impresionamos por la categoría de
lo que exponemos sino que también por la calidad de los
sonidos con que trasmitimos las ideas. Éstos serán siem­
pre reflejo fiel del cuidado y esfuerzo que hemos dedi­
cado a redondearlos y realzarlos por medio de ensayos
bien estudiados y mantenidos inteligentemente.
Todos los días debe practicar el zumbido cada vez
que le sea posible, y durante esta semana practicará con
la mayor frecuencia posible los ensayos siguientes.
Pronuncie las siguientes sílabas con un máximo de
sonido sostenido alargando lo más posible el eco de la
M dejando que se pierda el sonido en lo más recóndito
de la cabeza.
382 N. D. LAFUERZA

ZUMMMMMMM BUMMMMMMM TUMMMMMMM


PUMMMMMMM RUM M M M M M M CUMMMMMMM
GUMMMMMMM DUMMMMMMM SU M M M M M M M

Lea lo que se reproduce de la notable obra Hamlet,


de Shakespeare, cuya traducción es de Mac Pherson, y
observe las recomendaciones tan atinadas del protago­
nista y procure pronunciar cada palabra con el máximo
de vibración.

HAM LET

“Te suplico que declames la relación como yo te la


he dicho con lengua suelta: pues si la articulas, como ha­
cen algunos actores, más me valiera que el pregonero
de la ciudad recite mis versos. Ni asierres el aire con
las manos de este modo; sé mesurado: aun en el torrente,
en la tempestad, en el torbellino, por decirlo así, de tu
pasión, debes ostentar alguna templanza, a fin de darle
suavidad.

P R IM E R ACTOR

Lo aseguro a vuestra alteza.


HAM LET

Tampoco has de ser demasiado suave: tu propio jui­


cio sea tu guía: que corresponda la acción a la palabra
y la palabra a la acción, poniendo especial cuidado en no
ir nunca más allá de lo que reclama la sencillez de la
naturaleza; porque todo lo que a ello se opone se opone
igualmente al arte de declamar, cuyo objeto, desde que
se inició hasta hoy, fué y es, como si dijéramos, pre­
sentar fiel espejo a la naturaleza, mostrar a la virtud
su verdadero semblante, al vicio su imagen propia, y ser
fiel trasunto de la distinta faz y costumbres de cada épo­
ca. Ahora bien, esto, ejecutado mal o exageradamente,
aunque haga gozar al ignorante, hará padecer al discreto:
EL ARTE DE H A B LA R EN PÚBLIC O 383

cuya aislada censura debes tener en más valía que la


opinión, de un público entero. Actores he visto, y muy
aplaudidos, por cierto, cuya manera de declamar no era
de cristianos, ni de paganos, ni de hombres siquiera,
moviéndose y vociferando de tal modo, que más parecie­
ran seres hechos a destajo y mal, que seres racionales.
Tan detestable imitan la humanidad.”
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XIX

MEJORAMIENTO DEL VOCABULARIO Y


FRASEOLOGIA PROPIOS

CÓMO PERSUADIMOS Al hablar, creamos en la mente


del oyente ideas que no siempre
corresponden a lo que es intención nuestra producir. Las
palabras y expresiones que empleamos las recogen ge­
neralmente los sentimientos y las emociones de quienes
las escuchan y según la impresión que les causan así re­
accionan. No nos ilusionemos con la suposición de que
la lógica, la belleza o la verdad de lo que comunicamos
impresionará como deseamos. Muy posiblemente tales ex­
presiones no serán bien interpretadas ni entendidas.
Tengamos presente que el vocabulario y el desarro­
llo intelectual de la inmensa mayoría de las personas
son insuficientes y con harta frecuencia, deficientes, y
que cuanto escuchan lo someten a la aprobación de sus
creencias, prejuicios y temores antes de aceptarlo.
Si al preparar un discurso sólo tenemos en consi­
deración su estructura racional y la acumulación de con­
ceptos e ideas verdaderas, convenientes y lógicas y des­
cuidamos guiarnos por la naturaleza del auditorio que
nos escuchará, sus tendencias, modo de reaccionar y de­
ficiencias culturales, con toda probabilidad dejaremos de
obtener de ellos los mejores resultados.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 385

La fuerza persuasiva radica principalmente en la se­


lección de los vocablos, frases y expresiones que serán
entendidas, apreciadas y aprobadas por el auditorio. Lo
que se le proponga podrá ser muy interesante y hasta
excelente, pero si no lo entiende o lo confunde no surtirá
los efectos anticipados. Téngase en cuenta la naturaleza
humana, su obstinación en aferrarse a ideas e interpre­
taciones caprichosas, egoístas y materialistas, recuérdese
siempre que para los más el sentido de las palabras no
es el literario, sino el que ellos le dan. Si hablo de la
libertad a un grupo de prisioneros la interpretarán de
modo muy distinto que un grupo de oyentes de un par­
tido político gobernante. Si hablo del amor ante un audi­
torio de jóvenes esperarán una disertación muy distinta
de la que requerirían oyentes en una reunión religiosa.
Las palabras también tienen matices y quien las trate
como cosas uniformes y de una sola cara dejará de ob­
tener los resultados deseados, las más de las veces, al.
exponer sus ideas ante otros.
LIMITACIONES DE Un grupo de oyentes no es nunca
UN AUDITORIO una suma de inteligencia y capaci­
dad interpretativa, más bien es una
deducción, por cuanto los más no estarán en condición
de apreciar el valor de lo que se les dice y menos podrán
medir la importancia y valor de lo que escuchan. ¡Cuán­
tas palabras y frases no comprendidas influyen para des­
articular el sentido y la eficacia de un discurso! Puede
afirmarse que una es la orientación que el orador le da
a su exposición y otra la que percibe o adivine el oyente.
Si a un auditorio le preguntásemos cuántos de sus
componentes han consultado un diccionario en un mes
nos asombraríamos de los resultados de tal encuesta y si
investigáramos cuántos poseen un diccionario, por peque­
ño que fuese, quedaríamos atónitos de la comprobación.
En un diario de Boston, Estados Unidos, apareció
la noticia, hace algunos años, que un candidato a legis­
lador de sesenta años de edad, tenía a un opositor, que
con el fin de desacreditarlo, y convencido de que la ma-
14
386 N. D. LAFUÍRZA

yoría de los electores no interpretarían bien el signifi­


cado, lo calificó de sexagenario y tanto repitió tal adje­
tivo que el día de la votación los ciudadanos le negaron
la elección. El derrotado se quejó ante los tribunales ale­
gando que la mayoría de las pe-sonas desconocían el sig­
nificado de tal término y que no eran pocos los que con­
sideraban que tal vocablo tenía algo que ver con algún
vicio respecto al sexo. Es decir que en ese caso un tér­
mino desconocido influyó en la elección de un legislador.
Se hizo un experimento entre cuatrocientos cincuen­
ta y nueve estudiantes de primer año del bachillerato en
un colegio de los Estados Unidos acerca de sus conoci­
mientos generales y se les dijo que definieran lo que era
una generación, respecto al número de años que com­
prende, y que se limita a 30 en el país, y el resultado fué
el siguiente: 98 dijeron que significaba toda una vida;
36 que representaba 50 años y 33 que representaba
100 años.
Un notable empresario cuyos espectáculos eran siem­
pre muy concurridos, deseoso de que los espectadores
no demoraran demasiado visitando las exposiciones de
diversos animales que exhibía, colocaba un corredor en
cierto lugar del local, en el cual terminaba la exposición
y en él un letrero grande que decía: Camino hacia el
Egreso. Los más de los asistentes creyendo que había
más por ver se dirigían por ese corredor y pronto se en­
contraban en la calle. No se les había engañado, lo ocu­
rrido era que no entendieron el significado de ese tér­
mino, que hubiese sido más explícito si hubiese sido sus­
tituido por: Salida.
Le hablaba yo una vez, a un grupo de vendedores
sobre la necesidad de no engañar al público y de usar
descripciones y calificativos exactos y algunos de ellos
me dijeron que si se le decía la verdad al cliente éste no
compraba, y cuando les dije si a ellos les gustaría reci­
bir idéntico trato al efectuar una compra me dijeron que
eso era diferente.
Son muchas las limitaciones de un auditorio tanto
en poder comprensivo como en apreciación de significa-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 387

dos y en actitudes morales y sólo teniéndolas en cuenta


puede elegirse no sólo lo que debe decírsele, sino que
también la forma como habrá de serle expuesto.
También es preciso recordar que de la impresión
que cause nuestra forma de hablar dependerán conse­
cuencias más o menos ventajosas para nuestras aspira­
ciones y afán de triunfar en la vida. Por delatar la fra­
seología empleada condiciones de inferioridad cultural
muchas personas fracasan en sus esfuerzos por mejorar
de posición y conseguir la realización de fines determi­
nados.
LA DICCIÓN Y LA Según cómo nos expresamos revela-
PERSONALIDAD mos características de lo que somos
y sabemos. A través de nuestra pala­
bra se perfila nuestra sensibilidad y se manifiesta nues­
tra potencia cerebral. Según vistamos nuestros pensa­
mientos con un léxico definido, variado y atractivo, así
influirán las ideas que expongamos. Normalmente el po­
der para expresar el pensamiento equivale al de concebir
ideas. Quien no puede expresarse clara y exactamente
difícilmente puede pensar, y si nuestro pensamiento es
claro, y su construcción consistente podemos exhibirlo
ante los demás influyente y persuasivamente.
Alguien ha dicho: “Deja que te escuche y te diré
cuánto sabes”. No es el pergamino universitario el expo­
nente más fiel de la cultura de una persona. Muchas
veces los diplomas ocultan una condición intelectual in­
ferior. Quien tiene a su disposición el lenguaje apropiado
para comunicar sus pensamientos denota una personali­
dad destacada y atrayente.
Dice Charles Richet: “Un gran escritor se distin­
gue de un labriego inculto en que sabe manifestar sus
pensamientos en términos nuevos, claros, vibrantes y lle­
nos de imágenes. Cada palabra que introduce en una
frase suya puede renovar la más gastada de las ideas. El
lenguaje más que las ideas diferencia a los seres huma­
nos y crea el pensamiento”.
Los grandes pensadores que han enriquecido a la
388 N. D. LAFUERZA

humanidad con obras de valor permanente lo han con­


seguido por medio de un léxico constructivo y vivido.
CÓMO ENRIQUECER No es esto un secreto reservado
EL LENGUAJE propio a unos pocos privilegiados; más
bien está al alcance de todos.
Leer buenos libros, pero detenidamente y con espíritu
analítico y observador contribuye a enriquecer el len­
guaje propio. Lincoln, ex presidente de los Estados Uni­
dos, uno de los hombres que ha dejado una huella im­
borrable en la historia humana, cuando se despertaba
de noche y no podía dormir, se dedicaba a leer poesías.
No sólo conocía, sino que había memorizado pasajes en­
teros de las obras de Shakespeare. Y este hombre que
tanto descolló en la política de su país juzgó su prepa­
ración académica de deficiente.
Hoffman nos dice: “Los hombres que hablan bien,
leen más que los otros. Sin esfuerzo consciente absorben
muchas ideas y las palabras que las expresan. Algo del
estilo y gusto de los escritores superiores se filtra en su
pensamiento y lenguaje. La lectura es generalmente con­
siderada como el factor más potente para enriquecer el
vocabulario propio.
Juan Bright ha dicho: “Mi único sentimiento al en­
contrarme ante una biblioteca es que la vida es demasia­
do corta y no tengo esperanza de gozar ampliamente del
banquete rico que tengo ante la vista”. A los quince años
tuvo que abandonar la escuela y fué a trabajar en una
fábrica de tejidos. A pesar de sus dificultades e incon­
venientes llegó a ser uno de los oradores más brillantes
por su dominio excelente del idioma inglés. Gladstone era
un admirador de los clásicos, y confiesa que recibió gran
ayuda de las obras de San Agustín, del Obispo Butler,
de Dante, de Aristóteles y de Homero.
Dice Choate: “A usted no le conviene un vocabula­
rio obtenido de los periódicos comunes y sin color; sino
uno cuyas palabras estén pletóricas de sugestión y aso­
ciación con la belleza y el poder”.
El lenguaje constituye la moneda con que adquirir
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 389

pensamientos o ideas. Debemos recordar que pensamos


a través de las palabras y cuanto más rico es nuestro
lenguaje mayores serán nuestros recursos para pensar
con acierto y crear ideas hermosas, significativas, ma­
jestuosas y orientadoras. El lenguaje es fuente cuyas
aguas sacian la sed de sabiduría y conocimiento.
Una persona que contara con suficientes materiales
para construir una casita de cuatro habitaciones y pre­
tendiera edificar un palacio sufriría de una utopía irri­
soria. De la misma manera, no se pueden concebir gran­
des ideas ni penetrar la profundidad de grandes signi­
ficados si sólo contamos con el lenguaje suficiente para
hacer frente a las necesidades más indispensables de la
vida.
La abundancia y variedad de vocablos facilitan la
expresión clara de los pensamientos. Hablar confusamen­
te es obscurecer lo que se dice y quien así se expresa
difícilmente puede ser entendido.
Conviene tener mucho cuidado en el empleo de vo­
cablos de significado abstracto, que se prestan para di­
versidad de interpretaciones. En realidad no existe una
palabra que tenga un sentido absoluto y único. Recorde­
mos que los vocablos representan ideas y que éstas
tienen su propio matiz según el oyente. Si hablo de
dinero ante una persona opulenta sentirá cierta satisfac­
ción por poseerlo en abundancia, en cambio, si lo men­
ciono ante una que carece de lo más indispensable sen­
tirá bullir en su ánimo toda clase de emociones inquie­
tantes y deprimentes por necesitarlo urgentemente.
Hablemos ante un auditorio sobre la democracia y
si se les presenta la oportunidad a los oyentes de expre­
sar sus ideas pronto se producirá un debate y muy posi­
blemente terminará en una mayor confusión.
De Isaac Disraeli es lo que sigue: “En política, cuán­
tos daños y peligros han provenido de términos abstrac­
tos a los cuales no se les puede señalar un significado
limitado, por ejemplo: Igualdad entre los hombres, la So­
beranía del Pueblo, Lealtad, Reforma, Opinión Pública y
aun la Libertad misma. Las ideas abstractas, como soni-
390 N. D. LAFUERZA

l dos han sido usadas como lemas. Los combatientes se


encontrarán generalmente dispuestos a pelear por voca­
blos que, quizás ni uno de ellos le ha señalado un signi­
ficado específico”.
Juan Locke también expresa una opinión análoga al
decir: “Sabiduría, Gloria, Gracia, etc., son palabras fre­
cuentes en los labios de muchas personas; pero si muchos
de los que las usan tuviesen que explicar el significado
de las mismas no sabrían qué contestar, lo cual prueba
que aunque han aprendido los sonidos y los tienen listos
en la punta de la lengua para ser pronunciados, sin em­
bargo, no tienen en sus mentes ideas determinadas sobre
los mismos que puedan trasmitir a otros”.
LIBROS QUE SE La siguiente es una serie de libros con-
RECOMIENDAN siderados como fundamentales, que, leí­
dos con detenimiento, además de servir
para mejorar la expresión ensancharán también las fron­
teras del intelecto con ricas perspectivas y nuevas orien­
taciones:
Don Quijote.
El arte de pensar, de E. Dimnet.
El dominio de sí mismo, de C. Jagot.
El criterio, de Balmes.
Lógica, de Aristóteles.
Confesiones, de San Agustín.
Imitación de Cristo, de Kempis.
Vidas paralelas, de Plutarco.
Nuevo Testamento de la Biblia.
Filosofía de la elocuencia, de Capmany.
Las fuerzas morales, de Ingenieros.
Los ensayos, de Emerson.
Discurso del método, de Descartes.
La evolución de las ideas generales, de Ribot.
Libro de los oradores, de Timón.
Las obras de Platón.
Discursos de Cicerón.
Páginas escogidas, de B. Gracián.
Pensamientos, de Pascal.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 391

Pensamientos, de Marco Aurelio.


Los ideales de la vida, de James W.
Discursos, de Castelar.
El vicario de Wakefield, de Goldsmith.
Dramas y comedias escogidas, de Calderón, Lope de
Vega y Tirso de Molina.
Novelas, de Pereda, Palacio Valdés, Pardo Bazán y
Varela.
Máximas, de Aristóteles.
Ensayos, de Bacon.
Disertaciones, de Varela.
Discurso en Defensa de la Corona, de Demóstenes.
Estudios sobre los grandes hombres, de J. Morley.
Esta lista no comprende todas las obras que debe­
rían ser leídas. Se han citado solamente algunas, que
pueden servir de base y de medio para mejorar el voca­
bulario y el intelecto. Una vez leídos todos esos libros,
el lector poseerá suficiente discreción para elegir por
sí mismo las obras que deba conocer.
RECOMENDACIONES Norman Lewis recomienda, en un
ESPECIALES artículo sobre sugestiones para ha-
blar en público eficazmente, la
práctica de la lectura rápidamente como medio para
aumentar la habilidad de expresión espontánea y dice:
“Usted puede descubrir cuán rápido lee si consigue que
alguien le avise cuando haya transcurrido un minuto des­
de el momento en que usted haya empezado a leer como
de costumbre y silenciosamente una página de cualquier
libro o revista. Luego cuente el número de palabras leí­
das y juzgue su habilidad por la siguiente tabla:
Palabras po-r minuto Habilidad
200 o menos pobre
225-250 media
300-450 buena
475-650 excelente
más de 650 fenomenal
392 N. D. LAFUERZA-

“Si usted descubre que su promedio es inferor a


300,.palabras, puede aumentar su habilidad notablemente
como lector e indirectamente como orador por el sim­
ple proceso de tratar de leer conscientemente a una ve­
locidad máxima durante unos pocos minutos diariamente,
según opinión del profesor Roberto M. Bear, director de
la Clínica de lectura del Colegio de Dartmouth.”
Si desea mejorar su dicción y expresarse con mayor
poder persuasivo escriba todos los días algún pensamien­
to propio o algo sobre alguna experiencia del momento.
Una vez escrito deje, su corrección para el día siguiente
cuando lo modificará con miras a definir mejor el pensa­
miento, idea o expresión comprendida en lo anotado. Si
persiste en ese ejercicio progresará notablemente y con­
tará con mayor diversidad de formas de comunicación
como asimismo poseerá mayor agilidad mental para co­
municar sus ideas. Esa práctica tiene que realizarla dia­
riamente por un largo tiempo.
Otra forma de mejorar la dicción es aumentar el co­
nocimiento de los calificativos y el empleo exacto de los
mismos y consiste en aplicar el adjetivo que corresponde
a diferentes cosas y nombres distintos. También con­
viene efectuar tal ejercicio diariamente. Por ejemplo agre­
gue cuantos adjetivos pueda a los siguientes nombres:
Reloj de bolsillo Pequeño . . . .
Niño de seis años Encantador .<
Jardín Aromático . .
Libro de historia Completo . . .
Templo Antiguo . . . .
Seda Tupida .......
Escrito Interesante .
Dama Hermosa . . . .
Casa Amplia .......
Escritorio Elegante .. .
Sillón Cómodo . . . .
También producirá excelentes resultados la práctica
de copiar en un cuaderno, reservado para ello, frases in­
teresantes y expresiones precisas en significado y efica-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 393

ces en influencia que se encuentran en los escritos de


buenos autores y que se escuchan de oradores elocuen­
tes. Con el tiempo contará con un acopio valioso de tales
expresiones que ayudarán notablemente para mejorar la
dicción propia.
ORIGEN FASCINANTE Las palabras tienen un origen in-
DE LAS PALABRAS teresante, y en ellas se encuen­
tra explicada gran parte de la
historia de la evolución humana. Su formación, en no
pocos casos, se remonta a eras pasadas y explica las trans­
formaciones del pensamiento. Las palabras son el reflejo
de las transiciones del hombre y contienen la condensa­
ción de sus hechos y la medida de su progreso.
Las palabras son ideas cristalizadas y sintentizan
hechos, rasgos, y filosofías que dan a conocer distintas
etapas y estados del desarrollo humano en su evolución
intelectual. Por demás provechoso es el estudio de la
etimología porque contribuye al mejor uso de los voca­
blos y a una más amplia comprensión de su alcance y
significado.
Dice Fernando Brunot: “Relacionar la evolución de
las ideas con la evolución de los signos que las expresan
constituye un trabajo en que la lingüística tiene mucho
que ganar y la historia nada que perder.
”Los testimonios lingüísticos se suceden de siglo en
siglo. La palabra cuchara es antigua. La introducción del
tenedor, en el siglo xvn, nos advierte que se ha estable­
cido una manera más elegante de comer, la cual, adop­
tada primero por la Corte, llega después hasta los po­
bladores del campo. El nacimiento de la palabra pinto­
resco nos dice cuál es el arte predilecto de la sociedad del
siglo xviii. La pintura se ha convertido en el arte máximo
y desempeña un papel tan importante en la sociedad
culta, que ser pintoresco, o sea, convenir a la pintura es
sinónimo de ser capaz de gustar.
La palabra propina proviene del griego “propine-
nin” que significa “beber a la salud de alguien” y tam­
bién “regalar algo en el momento de brindar”. Además
394 N. D. LAFUERZA

tiene la acepción de “regalar”, originada en la costumbre


griega de obsequiar en los banquetes a los invitados
cuando han bebido a la salud del anfitrión. Así, pues,
el significado sería: “regalo”.
Decencia proviene del latín “decet” y significa con­
viene, y se emplea cuando significa conveniencia, una
convención, una manera de obrar comúnmente aceptada
por el mundo civilizado. ,
El periódico “República” de Lisboa atribuye al fran­
cés Beaumarehais el empleo de la palabra ciudadano por
primera vez con sentido político. Aventurero, escritor y
hasta traficante de armas, en un proceso en que se vió
envuelto, pronunció ante el Parlamento de París las si­
guientes palabras: “Soy un ciudadano, esto es, no soy
financiero, ni abate, ni un cortesano, tampoco soy un
favorito, ni nada que puede representar un poder. Soy
un ciudadano, es decir: soy lo que los señores solamente
desearían ser de aquí a doscientos años, y que al final
han de serlo dentro de veinte años o menos”.
En realidad veinte años después, cumpliéndose esa
profecía, estallaba la revolución. El éxito de la palabra
ciudadano, así lanzada por Beaumarehais fué extraordi­
nario. Los revolucionarios, durante diez años, conside­
raron ese calificativo de ciudadano como el título más
honroso.
La palabra rival se refería a río y simplemente se
aplicaba a los que sacaban agua del mismo río; la fami­
liaridad debe haber contribuido a la competencia. Es­
crúpulo tuvo antiguamente por significado una pequeña
piedra aguda; más tarde significó una molestia cualquie­
ra y finalmente vino a equivaler a lo que punza la
conciencia.
Las Islas Canarias fueron llamadas “Canaria” por
Plinio, debido a la multitud de perros —canes— de gran
tamaño que allí encontró. El canario domesticado tomó
su nombre de las islas, y no éstas del pájaro.
El adjetivo estentóreo deriva de “Estenter” nom­
bre de un héroe de Homero, heraldo de los griegos en
el sitio de Troya. Se dice que Estenter poseía una voz
F.t, ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 395

poderosa que hacía temblar los muros de la legendaria


ciudad.
En el siglo xvn, la Universidad de Cambridge, In­
glaterra, decidió admitir como estudiantes a los plebeyos.
Al identificarse éstos tenían que descrbir su posición
social con las palabras latinas “sine nobilitas”, que, abre­
viadas sucesivamente (sine nob., s.nob) se fundieron en
una sola palabra, snob. Los snobs celebraban el privile­
gio de poder codearse con los nobles afectando una pe­
dantería que con el tiempo llegó a significar distinguir­
se, ser diferente, simular superioridad.
Calculus significaba que se usaban piedras para con­
tar; de ahí hemos heredado calcular. Banquete tuvo co­
mo significado primitivo un pequeño banco en donde la
gente bebía, y se transformó, luego, en un gran festín.
Bancarrota significó “romper el banco”. En Florencia
la mesa del dinero o el banco era roto para dar a cono­
cer que el cambiador de monedas había fracasado en el
negocio. Sincero significaba “sin cera” y se la debemos
a los escultores romanos que, para acreditar sus esta­
tuas de madera, ponían el cartel junto a las mismas “sine
cera” para distinguirlas de las de los malos escultores
que llenaban las ranuras de sus esculturas con cera. Pan­
talones proviene de una vieja comedia de origen italiano.
Uno de los personajes, Pantaleones, que significaba todos
los leones, llevaba unos pantalones muy anchos y el nom­
bre del actor se aplicó a esa prenda de vestir.
Interminable sería la lista de palabras románticas,
por su evolución y transformación significativas; todas
ellas producto del drama interesante de la vida del hom­
bre y del progreso cultural del mismo. En la palabra
han quedado estampados cada lucha, cada adelanto, vic­
toria y ascenso humanos hacia planos superiores y con­
diciones más dignas.
precisión EN laEl arte de bien decir depende, en
FRASEOLOGIA gran parte, de la habilidad en elegir
y seleccionar los términos que convie­
nen al pensamiento o idea que se desea comunicar. Hay
396 N. D. LAFUERZA

autores que no dan por terminada su obra hasta que han


alterado muchas veces, las frases, párrafos y aun pági­
nas enteras, con el fin de precisar exactamente sus ideas,
de modo que la exposición gane en claridad y vigor.
Una misma idea puede ser interpretada de diferen­
tes maneras, según las palabras que entren en la fraseo­
logía. El pensamiento humano tiene una gran variación
de colorido y si los términos que se usan son imprecisos,
la interpretación que se le dé será variable.
Dice un autor celebrado: “No conviene jugar con las
palabras, porque éstas, a lo mejor, contienen ideas y es
peligroso jugar con ellas”.
A continuación, se cita una poesía de Lope de Vega
que sugiere un método para mejorar la precisión en la
fraseología:
¿Cómo compones? Leyendo,
y lo que leo, imitando,
y lo que imito, escribiendo,
y lo que escribo, borrando,
de lo borrado, escogiendo.
El orador debe tener mucho cuidado en elegir los
vocablos más convenientes al pensamiento que desea co­
municar. Tal práctica debe aplicarse también a la con­
versación diaria. Escúchese cuando habla, y al notar
que su dicción es confusa, modifique su expresión en la
próxima oportunidad que se le presente.
Woodrow Wilson dice lo siguiente: “El oído del pú­
blico debe sentir la sensación del cosquilleo, para que
preste atención. La claridad, la belleza del estilo y el
vigor son necesarios para inducir a las gentes a que pien­
sen como el que habla o que,' al menos, se den cuenta
de lo que se les dice”.
Aumente su vocabulario usando otras palabras ade­
más de las corrientes. Se supone que la generalidad de
las personas no usa más de unas dos mil palabras. De­
bido a la escasez de vocabulario disponible muchas per­
sonas se ven en la necesidad de limitar sus conversacio-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 397

nes a los asuntos más baladíes, y si tienen que expresar


algún pensamiento fuera de lo común, titubean y se con­
funden, porque no encuentran el término adecuado. Los
habitantes de la Papuasia tienen un vocabulario de no
más de 150 palabras. ¡Qué mundo más reducido el de
ellos! Dice un autor: “En el uso corriente los habitan­
tes de Francia utilizan solamente 3.000 palabras, constan­
do apenas de 5.000 el vocabulario de un escritor erudito,
en cuanto el de los campesinos no pasa de 500.
Una revista de mucha circulación publica en su sec­
ción de Miscelánea lo siguiente: “Un lector de diarios y
revistas conoce unas 5.000 palabras. Los profesionales,
abogados, médicos, clérigos, periodistas, etc., entre 15.000
y 20.000, pero el campesino con 700 tiene suficiente.
Una vez asistí a una función de ópera, y a mi lado
había un señor que con frecuencia hacía exclamaciones
de admiración durante el desarrollo del espectáculo.
Para él el tenor era formidable, el decorado, formidable,
la tiple, formidable y la danza de las bailarinas también
formidable. A juzgar por el adjetivo que usaba, se diría
que no existía en castellano otro calificativo. ¿Qué ad­
jetivo cree usted que debiera haber usado en cada caso
ese espectador?
El tenor era ............. La tiple era ..............
El decorado era ....... La danza era .............
Consulte frecuentemente el diccionario y familiarí­
cese con los sinónimos. Enriquezca su fraseología, re­
nueve sus expresiones con palabras de distinto matiz.
Quien se confunde al hablar se desorienta al pensar. El
remedio más seguro y eficaz es hablar con orden y pre­
cisión por medio de la abundancia, y variedad de vo­
cablos.
VARIACIÓN EN Cultive el hábito de variar la forma de
LA expresión expresarse. Evite las frases estereoti­
padas, y que, por repetirse una y mil
veces, han perdido el colorido. Cuando usted se habitúe
a repetir alguna expresión, modifíquela usando otras pa-
398 N. D. LAFUERZA

labras. Es muy insípido y monótono hablar siempre de


la misma manera, o repetir las mismas frases.
Al modificar sus frases y formas de trasmitir su pen­
samiento conseguirá mejorar su dicción y al mismo
tiempo su intelecto se rejuvenecerá. Una mente estéril
mecaniza su trasmisión y emplea los mismos términos.
Cuando escriba cartas, evite las frases viejas y gastadas.
Huya de la imitación, mejore su estilo y sea más exacto
en sus expresiones.
ORIGINALIDAD EN Lo que decimos puede ser importan-
LA EXPRESIÓN te y cómo lo expresamos puede ser­
lo no menos. Hay personas que dan
a conocer cosas muy interesantes, pero no atraen ni con­
vencen porque lo trasmiten con un lenguaje tan rutinario
que dejan de impresionar. Muchas veces el pensamiento
comunicado se valoriza por la forma en que es dado a
conocer. Se revela, entonces, si es de cosecha propia,
si tiene la lozanía de la originalidad.
Recuerde que hay muchas maneras de expresar las
ideas propias. Adquiera el gusto de introducir variacio­
nes en sus apreciaciones generales, descubra nuevas ave­
nidas para sus interpretaciones.
La forma personal de comunicar las ideas se llama
estilo, y éste se enriquece solamente mejorando la expre­
sión propia. Usted hablará mejor y con mayor poder si
perfecciona su estilo al comunicarse con sus semejantes.
Estudie las obras literarias de excelentes autores, crití-
quese, elimine las frases y vocablos demasiado vulgares,
y su dicción será más lúcida e interesante.
Si piensa acerca del tiempo no se concrete a consi­
derar el calor y el frío, piense también en otras manifes­
taciones de la naturaleza en las estaciones respectivas.
Vea, escuche, observe, investigue. Recuerdo un día muy
frío, en Santiago de Chile, en el que el comentario gene­
ral se refería a la temperatura baja, y a nadie le escuché
ninguna referencia a la belleza que ese día exhibían las
cumbres de la cordillera cubiertas de nieve, cuyo espec­
táculo inspiraba y avivaba la gratitud por el obsequio que
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 399

•para la vista significaba. Por la tarde, con los últimos re­


flejos del sol ya para ocultarse, esa nieve había adoptado
un matiz rosado, suave, acariciador en sumo grado para
los ojos ávidos de alguna expresión alegre que compensara
por el frío que en el valle se sentía. Impresionémonos
con otros aspectos de la vida además de los corrientes y
conocidos. Veamos en derredor nuestro, notemos lo que
de interesante y significativo acontece y mantengamos
una actitud perenne de expectativa por todo lo grande y
bello que exhibe la vida. Así haremos acopio de ideas
significativas y atractivas para los demás.
Deje que las mismas ideas adoptadas por usted in­
fluyan al máximo en su vida, explíqueselas y defínaselas
para sí mismo.
Elija esmeradamente los términos con que construye
sus interpretaciones. Actúe de maestro ante sí mismo,
porque así será más escrupuloso en la elección de pala­
bras, frases, significados y expresiones interpretativas de
la vida y de sus fenómenos.
No se conforme con su modo de pensar rutinario e
inconsciente. Anhele la emoción gratísima de elaborar
sus prop'as interpretaciones, siéntase dueño y señor de
sus ideas por haberlas concebido, construido y perfec­
cionado. En síntesis, usted hablará con el mismo poder
con que usted ha enriquecido su intelecto.
expresión ORAL Y CALIDAD Un editor de una revista
DEL PENSAMI ENTO dijo que cuando recibía
un artículo para ser pu­
blicado y encontraba en él dos o tres frases gastadas o
vulgarizadas, lo devolvía a su autor, y explicaba su acti­
tud diciendo que quien no tiene originalidad de expre­
sión exhibirá poca o ninguna originalidad, y, por lo tan­
to, revelará una calidad inferior de pensamiento.
Ha dicho Gabelentz: “La lengua no sirve solamente
para trasmitir alguna cosa, sino que también para que
el hombre se exprese a sí mismo”.
Para mejorar nuestra expresión debemos aumentar
la calidad de nuestro pensamiento, y esto lo conseguiré-
400 N. D. LAFUERZA

mos ganando en habilidad para ilustrar lo que decimos,


cuidando que nuestra mente se impregne de influencias
artísticas, de realidades interesantes y de enseñanzas
iluminadoras.
PARA PRACTICAR EN CLASE
El alumno eligirá un tema suyo o uno de los que
se sugieren a continuación y hablará ocho minutos.
1. El hombre no emplea todo el poder que posee.
2. Las ideas son para engrandecer al hombre y no
para empequeñecerlo.
3. El trabajo promueve el progreso y la felicidad
del hombre.
4. La voluntad dinámica coloca al hombre en el ca­
mino del rendimiento fecundo.
5. El mejor ciudadano es el que colabora en el bien
colectivo.
6. ¿Cuándo tiene valor la experiencia?
7. La vida propia es fuente de grandes lecciones.
8. Ventajas de la persistencia.
9. Toda crisis es temporal.
10. Importancia de la persistencia.
El estudiante deberá esmerarse en presentar ideas
de tal categoría que convenzan a su auditorio. Concrete
lo más posible sus argumentos de modo que constituyan
el núcleo poderoso que induzca a los oyentes a aceptar
y realizar lo que les proponga.
A la terminación del discurso se invitará a los oyen­
tes a que expresen por medio de una votación si lo mani­
festado convenció.
RECOMENDACIONES:
a) Forme el hábito de basar sus ideas en unas pocas
conclusiones bien definidas y razonadas.
b) Nunca cese de definir para sí mismo el signifi­
cado de ideas, acontecimientos, cosas y distin­
tas expresiones de la vida.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO '401

c) Antes de proponer algo a otros, pregúntese siem­


pre a sí mismo: ¿Estoy dispuesto a realizarlo?
¿Tiene para mí importancia y valor? ¿Obtendría
beneficios con ello?
VIGÓRIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XIX

PRUEBAS DE LAXITUD

Ya se ha recomendado enfáticamente que se logre


un gran dominio sobre la tendencia a contraer los múscu­
los indebidamente y para ello se han recomendado ejerci­
cios especiales en las primeras lecciones con el objeto de
lograr el máximo de laxitud, esto es, libertad, de tensio­
nes nerviosas innecesarias.
No puede conseguirse en definitiva una laxitud a ■
prueba de emociones y sensaciones que brotan inespera­
damente, por lo tanto es necesario dedicar mucha aten­
ción y constante ejercitación a mantener una condición
laxa del cuerpo, especialmente en la región clavicular,
en los hombros, én el cuello y en los brazos.
De cuando en cuando haga usted una inspección
mental sobre esas partes para descubrir alguna zona de
contracción indebida, especialmente cuando se sienta
impresionado, enojado, deprimido o intervenido por al­
guna emoción desconcertante. Si forma el hábito de
examinarse periódicamente se irá acostumbrando a man­
tener su cuerpo con la flojedad conveniente propicia para
la reflexión y el enfoque acertado sobre cuanto impre­
siona u ocurre en torno suyo.
Durante esta semana acostúmbrese a observar, espe-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 403

cialmente cuando hable con otras personas y adopte una


actitud de laxitud máxima.
Propóngase no reaccionar ante las primeras impre­
siones, ideas, impulsos o circunstancias atropelladoras.
Piense que usted' debe evitar errores de procedimiento
y que debe reflexionar antes de llegar a conclusiones.
Sea más lento en refutar a su interlocutor y no se
deje llevar del ímpetu dominador. Si él se acalora, in­
quieta, ofusca o se muestra impetuoso, baje usted la voz,
hable con más lentitud y fije su mirada en los ojos de
quien es víctima de la fogosidad. Observe mucho acerca
de cómo actúan las más de las personas al hablar, espe­
cialmente cuando discuten o defienden alguna idea con
intenso entusiasmo.
Todas las noches pregúntese cómo ha procedido us­
ted y si sus nervios han interferido menos en su estado
de ánimo, luego recuerde si su voz se ha beneficiado
con la laxitud practicada.
CÓMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN XX

DISCURSOS PARA REUNIONES DIVERSAS,


BANQUETES Y AGASAJOS

TIPO DE DISCURSO El discurso que conviene para cele-


APROPIADO braciones diversas, agasajos y re­
uniones sociales es de un tipo que
debe distinguirse por las características no siempre re­
conocidas por todos los oradores que hablan en tales ca­
sos, y que se detallan a continuación.
a) Brevedad. En esa clase de reuniones general­
mente son varios los discursos comprendidos en el pro­
grama. Ocurre también, que la naturaleza de la reunión
no justifica una exposición amplia ni profunda, como
tampoco erudita. Los concurrentes generalmente tole­
ran al orador porque no pueden evitarlo, que si pudiesen
suprimir su discurso de muy buena gana lo eliminarían.
Cuanto más concreto sea lo que se diga y más simple la
presentación de las ideas respectivas más complacidos se
sentirán los oyentes.
Se entiende que en algunos casos, por tratarse de
reuniones oficiales, de festejos patrios y de ocasiones
memorables, el discurso adquiere un carácter especial
tanto por la importancia del tema como por la autoridad
de quien lo expone, en cuyo caso debe tener la amplitud
y profundidad correspondiente.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 405

b) Fluidez. El discurso para tales ocasiones debe


destacarse por la fluidez y claridad de la exposición, es
decir que cuanto se trasmita sea de fácil comprensión,
interesante, agradable y produzca emociones favorables.
Si se le hace pensar mucho al auditorio se descubrirá
que la distracción y algunas veces el murmullo anularán
la eficacia de cuanto se le diga.
c) Emotividad. En las reuniones referidas, la emo­
ción prevalece y domina; el intelecto no está muy dis­
puesto a concentrarse, por lo tanto, conviene preparar
el discurso de acuerdo con las emociones que deben pro­
ducirse, porque son ellas las que en tales circunstancias
recibirán el mensaje. ¡Qué oportunidad más excelente
tiene el orador de conquistar la atención y simpatía de
sus oyentes si acierta en tal sentido! Avívese la función
emotiva, séase cortés con todos, reconózcanse méritos,
elógiese las cualidades nobles humanas, séase optimista
en la presentación de ideas, recúrrase a lo que inspirará
y alegrará, en fin, dígase lo que será aceptable e intere­
sante a todos.
d) Sencillez. Son muchos los oradores de tales oca­
siones que necesitan recurrir a otros para la preparación
de su discurso y es frecuente que el autor, ávido de
congraciarse con quien habrá de leer o memorizar el dis­
curso, lo construye con mucha retórica y frases rebus­
cadas, con el resultado de que los concurrentes se dan
cuenta de que lo que escuchan es prestado, aunque haya
sido bien pagado.
Es de mal gusto dejarse guiar por la vanidad en ta­
les ocasiones. Como el programa incluye otros números
que también son de mérito no es aconsejable competir
tratando de darse una importancia innecesaria, las más
•de las veces resentida por el auditorio.
e) Voz clara y resonante. Es notable la deficiencia
que se nota en la voz de los más de los oradores. Ape­
nas si se les entiende a unos pocos metros de distan­
cia, lo cual explica que sea tan frecuente el desinte­
rés y aun el resentimiento en algunos casos, cuando
los concurrentes no entienden lo que se les dice. Procú-
406 N. D. LAFUERZA

rese empezar con una nota clara y suficientemente bien


levantada de modo que todos los presentes escuchen sin
necesidad de intensificar su atención. Bueno será, cuan­
do sea oportuno, concurrir previamente al lugar de la
reunión y probar el tono de voz que será necesario para
ser escuchado desde el lugar más remoto del local res­
pectivo.
MÉTODO DE Esta clase de discurso requiere preci-
PREPARACIóN sión y puntos bien concretos de modo
que lo expuesto pueda ser retenido fá­
cilmente por el auditorio. El siguiente plan ayudará efi­
cazmente para reunir los elementos de exposición.
1. Presentar los saludos respectivos o empezar con
una introducción alusiva al acto.
2. Entrar en detalles acerca de la finalidad de la
reunión e incluir cualquier alusión personal ne­
cesaria.
3. Referirse al asunto concerniente a la celebración
respectiva e incluir las consideraciones que lo
realzarán y causarán en el auditorio un espíritu
de solidaridad con lo que se destaca.
4. Incluir algunas consideraciones por las cuales el
auditorio se sienta identificado y comprendido en
la celebración respectiva.
5. Cerrar el discurso con expresiones de reconoci­
miento de cuanto sea conveniente e incluir al­
guna idea, pensamiento o referencia grata y ani­
madora.
Hay que admitir que no es posible precisar un mé­
todo exactamente aplicable a toda clase de reuniones y
para toda suerte de celebraciones o conmemoraciones,
pero lo propuesto orientará para construir los puntos
principales.
Muchas veces, y según la naturaleza de la reunión
el orador será más eficaz si agrega alguna anécdota, chis­
te o relato que predisponga para el buen humor.
EL ARTE DE H A B LA R E N PU BLIC O 407
-f

PRESENTACIÓN Es adecuado y casi protocolar que el


DEL ORADOR orador sea presentado a los concurren­
tes y el encargado de tal misión, tam­
bién debe someterse a ciertas reglas, y si es breve, me­
dido y modesto en su actuación acertará con beneplácito
de todos.
Algunas veces por excederse en elogios, o en refe­
rencias sobre lo que expondrá el orador, requiere más
tiempo del que le corresponde y coloca a la persona pre­
sentada en una situación desventajosa. Hubo un caso
en que la persona encargada de la presentación se ex­
tendió tanto en consideraciones sobre el tema anunciado
que el orador cuando se dirigió al público dijo: “Seño­
res, sólo me resta agradecer al señor ..................... por
haber sido tan gentil en sus apreciaciones, tan generosas
sobre quien tiene el honor de hablarles, y1por haberme
ahorrado la tarea de exponer sus ideas sobre el discurso
que había preparado. Coincido con él en un todo y nada
más tengo que agregar”. A continuación se sentó.
La presentación será eficiente y apropiada si se si­
gue las siguientes recomendaciones:
1. Evítese el lucimiento propio a expensas del ora­
dor.
2. Si ha de hacerse alguna alusión humorística pro­
cúrese que tenga alguna relación con el asunto
que se expone y téngase mucho cuidado con el tin­
te de la misma. En no pocos casos se abusa con
grave perjuicio de la decencia y del respeto que
se debe a los oyentes.
3. Séase medido en los elogios y en alusiones per­
sonales. Hay detalles referentes a la vida de los
demás que no es justo o prudente darlos a co­
nocer.
4. No exagere ni desfigure los hechos.
5. El objeto de la presentación es estimular al ora­
dor y también predisponer al auditorio para que
escuche con interés.
6. No se trate de desarrollar el tema que se anun­
cia ni siquiera se den explicaciones que sólo al
408 N. D. LAFUERZA

orador corresponden. Los oyentes han concurri­


do para escucharlo a él y no a quien lo presenta.
7. El tiempo dedicado para la presentación debe ser
muy limitado. Durará entre uno y cinco minutos,
según la extensión del discurso que ha de pro­
nunciarse.
Como los actos ya indicados habitualmente son or­
ganizados por alguna comisión, le corresponde a ésta ele­
gir una persona autorizada y competente para hacer la
presentación, y debe ser más cuidadosa en la elección
cuando el orador goza de cierto prestigio por su eminen­
cia o importancia profesional.
PARA REUNIONES En este grupo se incluyen celebra-
DIVERSAS ciones distintas, conmemoraciones,
actos recordatorios, fiestas patrióti­
cas, aniversarios, sesiones especiales y otras reuniones
en las que el orador tiene que referirse a ideas especí­
ficas y darles el realce que las circunstancias sugieren.
Ante todo, evite el orador la difusión y la ampulo­
sidad; cuanto más se concrete a unos pocos puntos y se
esmere por dejar en el ánimo del auditorio ideas defini­
das y orientadoras más arraigará su exposición.
Cuanto más se circunscriba al motivo de la reunión
mejor impresionará y obtendrá resultados más positivos.
Le ayudará muy eficazmente al orador preparar un
esquema de su discurso para orientarse en la prepara­
ción del mismo. Especifique qué puntos desea mencio­
nar y qué referencias debe incluir y una vez definidos le
será más fácil construir toda la exposición.
Ejemplo de un discurso en la celebración de un ani­
versario de una academia en la que el director recibe un
pergamino. Nótese el plan del esquema al margen del
discurso:
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 409

Señoras, señores, alumnos y ex


alumnos:
Cuando un aniversario no tiene
otro significado que la sucesión
del tiempo, se experimenta la sen­
sación de pérdida, de disminu­
ción; pero cuando el lapso impli­
REALCE DEL MOTIVO _
ca la realización de algo de valor
y trascendencia predomina la sen­
DE LA CELEBRACIÓN sación de que se han logrado be­
neficios y se ha procedido cons­
tructivamente. La diferencia se
explica en que vivir no es sola­
mente pasar por etapas de exis­
tencia, sino cumplir con respon­
sabilidades y actuar con provecho
social.

Este acto tiene por objeto re­


memorar el décimo aniversario
de la fundación de esta academia.
¡Cuánto significan diez años de
labor tesonera, entusiasta y pro­
gresista! ¡Cuántas emociones, es­
OBJETO DEL ACTO
fuerzos, esperanzas, experiencias
y resultados comprende la histo­
ria de esos dos lustros dedicados
a enseñar y adiestrar a la juven­
tud para orientarla hacia el éxito
y la felicidad!
¡Qué cuadro más lleno de matiz
humano y expresivo podría for­
marse si pudiésemos ver a todos
los ex alumnos reunidos! ¡Qué de
experiencias interesantes y valio­
EVOCACIÓN EMOTIVA sas podrían narrarnos sobre el
desenlace de sus luchas por triun­
far, y cuán útil nos sería su testi-
410 N. D. LAFUERZA

monio, porque estoy seguro de


que para vencer es necesario pre­
pararse y enriquecerse con cono­
cimientos prácticos y sólidamente
fundamentados!
Sin duda alguna que a todos
nos regocija este momento tan
simbólico. A nosotros por haber
llegado a una meta victoriosos,
complacidos por la labor realiza­
MOTIVOS DE da en pro de la instrucción, y ha­
SATISFACCIÓN ber aumentado el número de ami­
gos que confían en la eficacia de
nuestra labor, y a vosotros por
sentir la seguridad de que os ha­
lláis en la senda que conduce al
^ éxito y al bienestar.
Es con emoción profunda y con
un intenso sentido de gratitud
que recibo el pergamino que aca­
báis de entregarme, matizado con
vuestras firmas, cuyos rasgos des­
tellan lealtad, aprecio, afecto y
aliento. Tiene para mí el valor
AGRADECER EL de un obsequio de incalculable
TESTIMONIO . mérito, porque de su mensaje flu­
DE APRECIO Y ye una expresión espiritual que
ADHESIÓN llega a lo más íntimo de mi ser.
Cuando la palabra se siente inca­
paz para describir el vigor de las
emociones señal es de que el co­
razón capta interpretaciones de
un significado superior al com­
prendido en los signos del len-
l guaje.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 411

Vuestro homenaje me alienta a


proseguir en mi tarea educativa
con impulso renovado y ahonda
en mí la convicción de que cuan­
do el esfuerzo está animado en
ideales de alcance social no puede
menos de ser fecundo en resulta­
dos óptimos.
REITERACIÓN DE Quiero expresar a cuantos ha­
PROPÓSITOS DE béis depositado vuestra confianza
COLABORACIÓN en esta institución que como has­
ta aquí habré de dedicar mis ma­
yores desvelos porque halléis en
nuestra colaboración la más am­
plia y consciente espontaneidad y
disposición por ayudaros de modo
que podáis desenvolveros más
tarde con eficiencia y provecho
para vosotros y los vuestros.
Vuestro progreso y triunfo cons­
tituyen el afán de cuantos día tras
día nos dedicamos a impartiros la
enseñanza que habrá de dotaros
de las aptitudes necesarias para
desempeñaros con eficacia. Ca­
ESTÍMULO da peldaño que escaléis hacia ci­
COMPENSADOR mas de superación constituirá pa­
ra nosotros un nuevo estímulo
para dedicar nuestras más pode­
rosas energías a la misión de pre­
parar a quienes anhelan ser úti­
les a la sociedad, a sí mismos y
a los suyos.
Permitidme, señoras, señores y
amigos, que al poner fin a estas
modestas palabras haga votos por
la felicidad y prosperidad de to­
dos vosotros y que estos momen-
412 N. D. L AFUERZA

tos, tan auspiciosos para el futu-


VOTOS POR LA
< ro de esta institución, sean el
FELICIDAD Y PROS­
punto de partida para que todos,
PERIDAD DE LOS
los que enseñamos y los que re­
ciben lecciones, nos dediquemos
CONCURRENTES
a nuestras tareas particulares con
denuedo y firmeza, resueltos a
sobresalir y superarnos, seguros
de que a su debido tiempo recibi­
remos las compensaciones abun­
dantes que llegan como premio
por la aspiración, afán y adiestra­
miento sabiamente dirigidos.
PARA UN Son muy frecuentes los banquetes en que
BANQUETE la última parte del acto está reservada a
discursos. Muchos de aquéllos serían más
simpáticos si esa parte fuese eliminada. El espíritu so­
cial de nuestros tiempos parece exigir que alguien pon­
ga la nota final con algún discurso, pero todavía no se
entiende bien o se pretende ignorar que al final de una
comida no se siente disposición alguna por escuchar di­
vagaciones más o menos importantes, además la sangre
debe afluir al estómago y el cerebro en ese momento
no está muy dispuesto para discernir o reflexionar.
Se cuenta que Clemenceau era muy adverso a ha­
blar después de banquetes, pero no pudo rehuir tener
que pronunciar discursos en ciertas ocasiones en su vida
política. Una vez, cuando empezaba su vida política, un
grupo de amigos le ofreció una comida. Al final de la
misma, fueron muchos los oradores y cuando le tocó su
turno se levantó y relató lo siguiente: “Nerón condenó
a muerte a un cristiano, quien sería devorado por uno
de los leones del circo y le advirtió que lo perdonaría si
conseguía que la hambrienta fiera no lo devorara. Llegó
el día del sacrificio, el cristiano fué llevado a la arena
y pronto se escuchó el rugido terrible del león que co­
rría hacia la víctima. Ésta, serena y sonriente, esperaba
a la fiera y al tenerla cerca le dijo al oído algunas pala-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 413

bras. Inmediatamente se produjo una honda consterna­


ción entre todos los espectadores. El salvaje animal ti­
tubeó, sacudió iracundo su espesa melena y se dirigió
velozmente con la cola entre las piernas a su refugio.
Estruendoso fué el clamor que se produjo entre los con­
currentes, y Nerón concedió el perdón prometido, y lue­
go quiso saber qué palabras milagrosas había murmura­
do el cristiano en el oído del león, a lo que repuso el
interrogado: “Emperador, le he dicho que si me comía
tendría que pronunciar un discurso para dar las gracias”.
En un club en la reg;ón meridional de los Estados
Unidos se ha adoptado la costumbre de que cuando un
banquete termina con discursos, se les da a los oradores
un pedaz'o de hielo para que lo tengan en la mano mien­
tras hablan.
En un Club de Kent, Inglaterra, es costumbre usar
un rostro de grandes proporciones del cual sale una len­
gua, y al mismo se le conecta un reloj eléctrico y cuan­
do el orador comienza su discurso empieza a salir la
lengua. A los ocho minutos uno de los ojos hace un
guiño como prevención, y si desde ese momento el ora­
dor se extiende por más de dos minutos el aparato apa­
ga todas las luces.
En Chicago se ha inventado un aparato para llamar
a la realidad a los oradores “pesados” de los banquetes.
Por medio de luces de colores y toques de campanillas
señala la duración de los discursos. Hay una luz verde,
una amarilla y otra roja y cada una señala un determi­
nado espacio de tiempo. Dicho aparato es colocado jun­
to al orador para que éste no se extralimite.
En tales ocasiones el discurso debe ser breve, ani­
mado, matizado con anécdotas interesantes y bien rela­
tadas, como asimismo deben evitarse tanto las ideas pro­
fundas acompañadas de conceptos complejos y abstrac­
tos como el exceso de referencias humorísticas y alusio­
nes personales de mal gusto.
Hay que reconocer que al tratarse de comidas ofi­
ciales, de banquetes políticos y de otras reuniones de
trascendencia no puede evitarse el discurso extenso y
414 N. D. LAFUERZA

)Con profundidad de concepto. En tales casos lo expues­


to va dirigido principalmente a grandes masas o al pue­
blo que se entera ya por radio o posteriormente por la
prensa.
Una revista francesa cuenta que Sir Jorge Clerk,
embajador de Gran Bretaña en París, se jactaba de co­
nocer la nacionalidad del orador por los brindis que ha­
cía. El francés brindaba por sus amores, el norteame­
ricano bebe por su primer millón y el inglés brinda por
la grandeza del Imperio. Alguien le preguntó por quién
brindaba el irlandés: “Brinda por mi muerte”, contestó el
diplomático, y cuando le preguntaron por quién brinda­
ba el ruso, dijo: “El ruso no dice nada: bebe”.
Al hablar en un banquete conviene hacer participar
a los concurrentes de la emoción del momento, halagán­
dolos en forma adecuada, grata, inteligente y acertada.
No se hable como dando a entender que ellos están
allí para admirar y aplaudir solamente. Hágaseles sen­
tir que ellos también son parte integrante e importante
de la celebración.
No coma antes de hablar, y si usted es también co­
mensal, apenas pruebe algo de los platos que se sirven.
Es inconveniente y hasta arriesgado hablar con el estó­
mago lleno. Es preferible sacrificar el paladar para no
someterse al peligro de una congestión peligrosa.
Dice Rufino Blanco: “La digestión es la función nu­
tritiva que más influencia ejerce en la producción de la
voz, aparte de la respiración.
Cuando el estómago está cargado, el diafragma no
puede aplanarse, los pulmones no se dilatan lo suficien­
te, la respiración se hace difícil y la emisión de la voz
es penosa. Después de la comida, es casi imposible ha­
cer cómodamente ejercicios de palabra”.
Conviene tener cuidado en la construcción de las
ideas y de las palabras al hablar, porque es muy fácil
decir lo que no se tiene el propósito de comunicar. Re­
cuérdese que en reuniones de esa naturaleza la distrac­
ción, las emociones, la excitación propia de las circuns-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 415

tandas y otras influencias tienden a desorientar al


orador.
Antes de partir para un largo viaje al corazón del
África un explorador muy conocido pronunció un dis­
curso en un banquete en honor suyo que estuvo muy
concurrido. Como no estaba acostumbrado a hablar en
público terminó su improvisación de esta manera: “A
todos vosotros agradezco vuestros generosos deseos acer­
ca de mi bienestar en el peligroso viaje que estoy por
emprender, y quiero que sepáis que cuando me halle le­
jos de aquí rodeado de horribles y rugientes antropófa­
gos me acordaré mucho de vosotros”.
Cuanto más recurra el orador de tales ocasiones a
la lucidez, inventiva e iniciativa, mejor inspiración ten­
drá para decir lo que gustará y será apreciado. Como
ejemplo de acierto lúcido se consignan las anécdotas que
se relatan a continuación:
En una gran comida diplomática que se dió en Ho­
landa, en la embajada francesa, el representante de
Francia, aludiendo a la divisa de Luis XIV brindó por
el sol naciente. El embajador de la emperatriz, María
Teresa de Austria, brindó por la luna y las estrellas fi­
jas. Preguntábanse todos cómo el orgulloso conde de
Stair, embajador de Inglaterra, brindaría por su sobera­
na. Al fin se levanta y dice alzando su copa:
—Brindo por Josué, que detuvo al sol, la luna y las
estrellas.
Merece ser recordada esta otra anécdota, que se
cuenta del que fué embajador de los Estados Unidos en
Londres, Mr. Choate, por la oportunidad, galantería, de­
ferencia y caballerosidad que revelaron sus primeras
palabras en un banquete.
En el Guild Hall se había dado cita lo más granado
de la sociedad londinense, y como Mr. Choate gozaba de
fama como orador muy elocuente, todos ansiaban escu­
charle.
Las galerías estaban colmadas de elegantes y her­
mosas damas. Llegó el momento de hablar. El embaja­
dor Choate se levantó pausadamente, hizo una reveren-
416 N. D. LAFUERZA

cia al que presidía el banquete y a los asistentes y luego


elevando la mirada hacia las galerías, ocupadas solamen­
te por señoras, dijo: “Nunca como ahora he compren­
dido plenamente la verdad de las Escrituras que dicen:
“Dios crió al hombre un poquito inferior a los ángeles”.
El efecto fué instantáneo, un aplauso cerrado premió la
gentileza de esa frase llena de gracia y cortesía.
Como ejemplo orientador y digno de tenerse en
cuenta se reproduce la forma como inició su discurso en
un banquete un famoso orador al final de una reunión
pesada por sus muchos oradores: “Señor presidente:
Usted me impone una tarea difícil cual es la de hablar
a un auditorio tan cansado de oratoria que no escucha­
ría ni a Cicerón ni a Guillermo Jennigs Bryan. Un ora­
dor que combina las grandes cualidades de dichos nota­
bles personajes me ha precedido. Se me ha confiado la
tarea de hablar sobre el tema: “Métodos modernos de
producción”, y como soy productor no puedo concebir
que sepa algo sobre ello. No se me ha dado tiempo para
que pudiese recoger unas pocas ideas. ¿Cómo podría re­
unir las ideas cuando he permanecido sentado entre dos
de las más fascinantes mujeres de Hollywood? Mi gar­
ganta se encuentra en tan mala condición que mi doctor
me prohibe hablar más allá del cuchicheo, pero aunque
tuviese una voz de bronce no podría hacerme escuchar
por encima de esos distraídos beodos que están cantan­
do: “Dulce Adelina” al final de la mesa. Aparte de es­
tos pueriles contratiempos, considero que empiezo mi ex­
posición bajo condiciones que podrían considerarse idea­
les”.
Nada justifica, sea cual fuere el motivo del banque­
te, que el orador se explaye en forma soez, inculta o in­
moral. Es preferible eliminar del programa el número
oral que darle una culminación de mal gusto. General­
mente, en despedidas de soltero se incurre en groserías
injustificadas, que nada agregan al buen tono del mo­
mento. El dicho sutil, gracioso, hábil y sagaz es siem­
pre bien recibido, pero la alusión burda, grotesca, repug-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 417

nante y que choca con la cultura que corresponde a todo


acto público es siempre repudiable.
El siguiente discurso para la despedirla ae soltero
servirá de guía respecto al contenido que deoe dársele a
una exposición de tal naturaleza.
Amigo Guzmán; señores invitados;
amigos:
Una de las experiencias más grati-
ficadoras para el ser humano es la
de recibir de sus semejantes expre­
siones de afecto y solidaridad en de­
terminados momentos de su vida.
Cuando el hombre inicia su camino
hacia una nueva meta o emprende
la realización de algo nuevo, su es­
píritu recibe impulsos alentadores si
IMPRESIONAR
cuenta con la simpatía y los buenos
deseos de quienes están vinculados
GRATAMENTE ■ a él. ¿Cuánto más halagadora no ha
AI, AGASAJADO de ser esa adhesión cuando se trata
de la realización de un acto tan tras­
cendental como lo es el del matri­
monio? Si se considera la relación
de sincero aprecio que prevalece,
como en el caso presente entre el
agasajado y quienes tenemos el ho­
nor de brindarle esta reunión tan
cordial y significativa, es de imagi­
narse la fruición íntima que debe
producir la exteriorización de los
. sentimientos generosos.
Lo nutrido de este grupo tan
distinguido prueba evidentemente
cuánta simpatía y aprecio ha con­
quistado el señor Guzmán entre sus
colaboradores y numerosos amigos.
No necesito realzar las excelentes
cualidades que todos admiramos en
418 N. D. LAFUERZA

PROTESTAS DE él, y estoy seguro que nos hallamos


CORDIALIDAD < presentes por la avidez de testimo­
niarle la estima que por él sentimos.
Hay emociones incontenibles y que
necesitan reflejarse ante qu'enes las
motivan, de ahí que era preciso que
tuviésemos la oportunidad de llevar
al ánimo del amigo Guzmán esta
manifestación tan merecida.

No creo que esta demostración


sea una más en el curso de testimo­
nios sociales que se brindan por di­
versos motivos. Estoy seguro que
todos anhelamos para el festejado
que su matrimonio, próximo a rea­
lizarse, signifique para él una expe-
EXPRESIONES J riencia rica en dicha, satisfacciones
ALENTADORAS y perspectivas cada vez más compen­
sadoras. Ojalá que su nuevo estado
represente un nuevo plano de com­
placencias y realizaciones de valor
permanente, de modo que su vida
se vea matizada con significados es-
pú’ituales que lo impulsen hacia
. condiciones superiores.

Mucho se ha hablado del matri­


monio, generalmente es aludido con
tono burlón, se hacen referencias
irrespetuosas a ese estado tan digno
y hasta se le atribuyen no pocas
desventajas que infunden si no te­
mor escasa deposición a anhelarlo,
pero cuando los sentimientos están
IMPORTANCIA DEL bien orientados, el corazón funciona
MATRIMONIO normalmente y se siente inclinación
a cumplir con las leyes de la natura-
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 419

leza, como asimismo prevalece el


afán de responder a las justas nece-
s'dades de la sociedad y el espíritu
está imbuido de ideales nobles y ge­
nerosos. difícilmente puede el hom­
bre rehusar el cumplimiento del le­
gendario mandato: Creced y multi-
- plicaos.
Señores: Estoy seguro que inter­
preto el sentir de todos los presentes
y especialmente el de los colabora­
dores del agasajado al brindar por
la dicha y ventura del señor Guz-
mán y de la que habrá de ser su
BRINDIS EN digna compañera. ¡Que esa unión se
NOMBRE DEL < desenvuelva bajo la irradiación lu­
GRUPO minosa de la mutua comprensión,
que cuenten siempre con la inspi­
ración que proviene de los grandes
afectos y que el hogar que pronto
habrán de constituir esté presidido
por el amor más profundo y consa­
grado!
Amigo Guzmán: ¡Quiera la Provi­
dencia volcar en la unión próxima a
realizarse, sus bendiciones más fe­
VOTO POR LA cundas y su protección divina! Si
PROTECCIÓN ' nuestros deseos han de determinar
DIVINA el curso de su nuevo estado, segu­
ramente que nada interrumpirá el
goce de la felicidad más pura, am-
. plia y continuada.
Brindemos por la compenetración
de cariño siempre creciente entre
nuestro amigo Guzmán y su futura
esposa, y que su nave matrimonial
al surcar los mares de la conviven-
420 N. D. LAFUERZA

ANHELOS DE
\ cia se vea siempre libre de la turbu^
lencia adversa y amenazante; que
FELICIDAD
4 el amor más acendrado y la consa­
POR EL gración mutua sean permanentes en
MATRIMONIO ellos, y que el sol de la confianza y
de la armonía les brinde en todo
momento sus vivificantes y auspi­
ciosos rayos de luz. ¡Salud y fe­
licidad eternas para los futuros es­
posos!

PARA AGASAJOS Hay reuniones breves, semi públicas,


en las que se reúne un reducido gru­
po de concurrentes para destacar las cualidades de de­
terminadas personas, para reconocer servicios especiales
o para entregar algún premio, y en ellas alguien tiene
que trasmitir algunas ideas alusivas al acto.
También sucede que quien es objeto de tal agasajo
inevitablemente tiene quie agradecer la manifestación
que se le brinda, y también es preciso que se ciña a de­
terminadas reglas si ha de impresionar gratamente a los
concurrentes y agregar, con su discurso, una nota sim­
pática y animadora al acto.
Como ejemplo orientador se incluye el discurso de
un gerente de una empresa comercial que recibió un
obsequio con motivo de su asociación con la empresa
durante muchos años, el cual consistió en un botón sim-
bólico de oro.

Señores directores, compañe­


ros:
Esta clase de reuniones que
nos hace pensar en experien­
IMPORTANCIA cias y en la calidad e impor­
DE LA tancia de lo realizado nos in­
REUNIÓN vita a reflexionar sobre la tras­
cendencia de las cualidades
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 421

personales, que el tiempo aqui­


lata, por las grandes derivacio­
nes y compensaciones que de
las mismas provienen.
Esta reunión nos ofrece la
oportunidad de apreciar los
méritos y eficacia del proceder
de algunos de los integrantes
de esta organización, y no po­
demos rehuir la sensación de
OPORTUNIDAD
que estos momentos tienen un
PARA APRECIAR
gran significado humano, por
MÉRITOS Y
cuanto nos ofrece una lección
CUALIDADES
valiosa para nuestras vidas. To­
do lo que signifique un acto
de fe en las ventajas de la co­
operación, en la importancia
de la eficiencia y en la necesi­
dad de la lealtad debe necesa­
riamente influir en el modo de
ser y de vivir personal.
El emblema que me ha sido en­
tregado tiene para mí una ex­
presión muy simpática, y alec­
cionadora, porque me dice que
la labor realizada con entusias­
SIGNIFICADO DEL mo y eficientemente es fecun­
EMBLEMA RECIBIDO da en muchos sentidos, como
también me sirve de incentivo
para mantener mi fe y esperan­
za de modo que impulsen mi
espíritu a colaborar en mis ta­
reas y responsabilidades.

Todos ansiamos escuchar la


aprobación de nuestro proce­
der por los semejantes, porque
deseamos que se reconozcan
422 N. D. L A FUERZA

nuest t s cualidades y méritos.


Muy bien recuerdo que cuando
EL TIEMPO PREMIA
contemplaba la entrega de un
CUANDO ES APRO­
símbolo como éste en reuniones
VECHADO
similares me dominaba el anhe­
lo de hacerme también merece­
dor a uno, y hoy, al tenerlo
en mi poder me convenzo una
vez más de que todo se cumple
en la vida si permanecemos
fieles a las aspiraciones nobles
y meritorias.
Ojalá que este acto tan signifi­
cativo nos convenza de la nece­
sidad de persistir en el desem­
NECESIDAD DE PER­
peño leal, sincero y rerididor
SISTIR LEALMENTE
que caracteriza a cuantos hacen
de su vida una expresión cons­
tructiva e inspiradora.
Agradezco, pues, este obsequio
honorífico que será siempre pa­
ra mí motivo de inspiración y
me impulsará a dedicar y me­
jorar mi capacidad al progre­
so y prosperidad de esta insti­
tución que a todos reúne y que
AGRADECIMIENTO a todos ofrece la oportunidad
de superarse, en la seguridad
de que jamás el esfuerzo espon­
táneo, dinámico y eficiente de­
ja de recibir el reconocimiento
y el aplauso de los hombres de
bien.
Hago votos por la marcha siem­
pre progresista de esta casa y
por la felicidad de todos uste­
des y de los suyos y que núes-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 423

VOTOS POR LA PROS­ tras relaciones se consoliden


PERIDAD Y FELICIDAD más y más en la confianza más
DE LOS PRESENTES amplia y en el aprecio sincero
y cálido practicado con espíritu
recíproco.
En reuniones de esta naturaleza se peca por lo ge­
neral de exageración, al reconocer méritos personales o
dispensar elogios. Algunas veces los antecedentes del
agasajado desmienten lo que de halagador se expresa
acerca de él. Séase modesto, reconózcanse las virtudes
respectivas, pero dentro de una medida inteligente y de
serenidad.
Aprovéchese la oportunidad para estimular e indu­
cir a los concurrentes a que se hagan merecedores de
distinciones, reálcese la importancia de las cualidades
que vigorizan la personalidad y constituyen ejemplos
dignos de emulación. Es decir, procúrese que el acto be­
neficie a todos: agasajados y espectadores.
PARA PRACTICAR EN CLASE
Se simulará la celebración de un banquete en oca­
sión de un homenaje a una persona que se ha distin­
guido en determinadas actividades. El alumno debe con­
currir preparado para personificar a dicha persona que
puede ser, a su elección, un abogado, un político, un mé­
dico, un maestro, un comerciante o cualquier otro profe­
sional u hombre de negocios.
La duración del discurso será de cinco minutos y se
ajustará al siguiente plan:
1. Salude al que preside la reunión y agradezca la
presentación que de usted se ha hecho.
2. Exprese su agradecimiento por el agasajo que
recibe.
3. Extiéndase en co/nsideraciones interesantes so­
bre el acto y sus implicaciones.
4. Haga uso de alguna ilustración, anécdota o refe­
rencia humorística. »
424 N. D. LAFUERZA

5. Desarrolle acabadamente la parte final.


6. Termine con palabras de apreciación para los or­
ganizadores y los presentes.

RECOMENDACIONES:

a) No lea el discurso, es preferible hablar menos


pero espontánea y libremente que depender de
un papel para decir lo que debiera salir de aden­
tro.
b) Prepárese con mucha anticipación y simplifique
lo que habrá de comunicar para sentirse más con­
fiado y dispuesto.
c) Recuerde los puntos principales de su exposición
y no le faltarán palabras para expresarse acerta­
damente y con naturalidad.
VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN
CORRECTA

LECCIÓN XX

DOMINIO SOBRE LA VOZ

Practique los ejercicios de la lección XVIII y es­


fuércese, esta semana, por ejercer un gran dominio so­
bre su voz entonándola según crea usted conveniente. Es
decir, debe cuidar de no dejar que el tono soplado, chillón,
apagado o áspero interfiera en la formación del sonido.
Esmérese por estar al tanto de la voz que produce
al hablar y note si los tonos son llenos, vigorosos y reso­
nantes. En cuanto advierta que hace esfuerzo en la gar­
ganta por intensificar el tono corrija su defecto y afloje,
de modo que salga el aire en todo su poder y se produz­
ca la nota vibrante.
Siga las recomendaciones que se citan a continua­
ción: .
a) No levante la voz innecesariamente, pero inten­
sifique la fonación correcta para que sea escu­
chado mejor aun a cierta distancia.
b) Hable con un tono de voz más resonante pro­
curando que el mejor aprovechamiento del aire
al espirar produzca la vibración correspondiente.
c) Observe los diferentes timbres de voz de las per­
sonas con quienes se relacione como asimismo
las notas disonantes que producen.
426 N. D. LAFUERZA

d) Esfuércese por hablar con diferentes matices pa­


ra no incurrir en la monotonía y en una forma
. de hablar rutinaria e incolora. Sienta cuando ha­
ble, tenga el gusto de comunicar sus ideas y
trasmítalas con avidez de impresionar gratamen­
te a sus oyentes.
e) Acostúmbrese a un ritmo de aspiración lento,
pero llenando bien sus pulmones de aire.
f) Tararee alguna canción cuando se le presente la
oportunidad con el objeto de vigorizar el tono de
voz e impostar su voz definitivamente.
g) Repase las lecciones que no haya aprendido del
todo y sea incansable en perfeccionarse cada vez
más hasta que posea una voz rica en sonoridad
y vibración.

i
ORGANIZACIÓN DEL ATENEO DEMÓSTENES

LECCIÓN XXI

FINALIDADES Y FUNCIONAMIENTO

Con el fin de que los estudiantes de mi curso de


oratoria ampliasen su práctica y lograran un mayor
adiestramiento organicé el Instituto Demóstenes, cuyas
sesiones se realizaban semanalmente. En ellas los alum­
nos hablaban más extensamente que en las clases, y, co­
mo las reuniones eran públicas, tenían la oportunidad de
ensayar ante personas desconocidas, lo que tenía la ven­
taja de incitarles a intensificar el esfuerzo por seguir las
recomendaciones recibidas en clase respecto a cómo ven­
cer la timidez y practicar la serenidad.
Las derivaciones de más de 15 años de continuada
actuación de dicha organización prueban que el servicio
prestado por la misma es incalculable por el beneficio
que derivaron tantos alumnos como público asistente a
las sesiones.
El plan de las reuniones comprendía la apertura de
la sesión por el presidente con algunas palabras alusivas
al acto, a continuación se realizaban ejercicios de con­
versación entre tres ateneístas, que, sentados delante del
auditorio sobre una tarima, cambiaban impresiones sobre
algún tema que ellos mismos proponían o elegían de
entre varios contenidos en sobres. Ese ejercicio duraba
diez minutos. Á la terminación del mismo el profesor
■128 N. D. LAÍDERZA

hacía una crítica sobre si la conversación había sido bien


dirigida, si había llegado a alguna conclusión compren­
siva y apropiada, si las interrupciones habían sido ade­
cuadas y si se había aportado ideas acertadas con el fin
de dilucidar el tema respectivo con miras a entenderle
mejor y aprender algo de la discusión.
A continuación había tribuna libre para quienes de­
seasen hablar durante cinco minutos; había tiempo para
dos oradores. El propósito de tal invitación era el de
ofrecer la oportunidad de practicar improvisada y espon­
táneamente. Luego el profesor proponía al público asis­
tente que sugiriera un tema para ser analizado en el
momento. Aceptado el mismo, se procedía a realizar tal
estudio con el concurso de los alumnos y asistentes. Esta
parte era sumamente interesante y aleccionadora para
todos, porque aprendían el método sobre cómo desarro­
llar una idea. Esta práctica duraba unos quince minutos.
Luego hablaban dos oradores, quince minutos cada uno
sobre un tema elegido y anunciado previamente.
Después que terminaba el programa, el profesor ha­
cía una crítica constructiva de la labor realizada durante
la sesión y siempre cerraba su exposición con alguna
corta e improvisada alusión a algún tema inspirador y
orientador de modo de llevar al ánimo de todos emocio­
nes e impulsos creadores de una mayor avidez de me­
joramiento personal.
Se recomienda muy encarecidamente a los estudian­
tes de este curso y especialmente a los maestros del
mismo que cuanto antes organicen el Ateneo Demóste-
nes y traten de ajustarse al plan seguido en Buenos Ai­
res y que todavía se mantiene en vigor con excelentes re­
sultados.
Como guía para tal fin y para que sea fácil la reali­
zación de tal recomendación, se copia gran parte del con­
tenido del librito publicado en 1945 con motivo de la ce­
lebración del décimo aniversario de su fundación, y es
de esperar que al realizarse otras fundaciones de dicha
institución, llegue algún día en que se fusionen tales or­
ganizaciones de modo que culminen en alguna conven-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 429

ción nacional e internacional que, en conjunto cooperen


para la difusión de las enseñanzas que tienen por objeto
adiestrar al hombre a que hable con tal eficacia que se
valga de la palabra para entenderse con sus semejante
y así contribuya a una convivencia armoniosa y fructífera
con ellos.
EL ATENEO DEMÓSTENES
Para que la posición del Ateneo Demóstenes sea me­
jor interpretada, convendrá definir sus características y
finalidades exponiendo Lo que es, Lo que cree y Lo que
practica.
LO QUE ES
El Ateneo Demóstenes es una organización cuyos
integrantes, después de haberse adiestrado en el arte de
exponer las ideas propias por medio de un curso de
oratoria del profesor N. D. Lafuerza, siguen ejercitándose
periódicamente en sesiones públicas para mejorar y ad­
quirir mayor destreza.
Dedicado a fomentar el perfeccionamiento de la pa­
labra hablada, estimula el interés de sus miembros en
eliminar deficiencias propias que impiden formar una
mejor vinculación con los semejantes.
Su función principal consiste en inculcar en sus aso­
ciados ideas y prácticas de valor espiritual y social, para
beneficio tanto propio como colectivo. Acepta la crítica
constructiva, porque de ella derivan las luces necesarias
para que la palabra sea más eficaz y fecunda.
Constituido para promover el progreso de sus aso­
ciados en el arte de influir y persuadir, el objeto prin­
cipal del Ateneo Demóstenes se concentra en lograr de
sus asociados que hablen de acuerdo a las normas y téc­
nica que aseguran una expresión más eficaz.
No es una organización articulada en postulados de
doctrina, bandera o fines sectarios, sino un centro expe­
rimental en el que la personalidad de sus asociados se
430 N. D. LAFDERZA

robustece y orienta para que cada uno sea más idóneo


en su relación con otros.
Por 'razón de paridad de aspiraciones, semejanza de
experiencias, simpatía mutua alimentada en un anhelo
común, los socios propulsan su progreso sin lugar a dis­
criminaciones, discordias, resentimientos y otras defi­
ciencias evidentes cuando prevalece la rivalidad por so­
bresalir y satisfacer ambiciones triviales.
El Ateneo Demóstenes se sostiene sobre la base del
interés que sus socios mantienen por progresar, de ahí
que el dinamismo que lo caracteriza tenga su origen en
un sincero propósito de superación.
Este organismo es un centro vivificante, al servicio
de la fe en las posibilidades que encierra la personalidad
si desarrolla su poder comunicativo y expresivo, y tiene
dominio sobre los complejos que detienen su desenvol­
vimiento. Esa fe intensifica la confianza y da ímpetu
para consolidar la comprensión mutua.
Es, también, un laboratorio, por cuanto somete a
prueba, análisis, estudio y medida la potencialidad pro­
pia con referencia a la expresión, y comprueba hasta qué
punto se aprovechan las facultades y poderes individua­
les. El ateneísta que sincera, leal y frecuentemente se
dedica a practicar en la tribuna, tiene sobrados motivos
para descubrir amplios horizontes y atractivas perspec­
tivas para descollar y obtener grandes compensaciones.
Quien impelido por una fuerza espiritual y guiado
por un ideal noble y generoso forma conciencia de su
responsabilidad y se disciplina para comunioarse con
otros con la sensatez, claridad y consistencia propias del
adiestrado y eficiente, llega a planos más elevados de
vida mental, espiritual y social, y obtiene derivaciones
diversas de gran valor.
El Ateneo extiende su influencia a cuantos concu­
rren a sus sesiones, y es testimonio de cada visitante,
que después de haber presenciado una sesión adquiere
una interpretación más alentadora de las grandes posibi­
lidades que encierra la personalidad humana y siente
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 431

nuevos incentivos para confiar más y ahondar en las


grandes manifestaciones de la vida.
LO QUE CREE
Sin doctrinas ni premisas que limiten la libertad de
pensar de sus asociados y sin una orientación filosófica
que obligue a aceptar principios de especulación dialéc­
tica, el Ateneo Demóstenes adopta implícitamente ciertas
creencias vitales, inmanentes en todo espíritu humano,
que constituyen una fuerza latente en cada uno de sus
asociados, y avivan la fe en uno mismo y el anhelo de
actuar en lo personal y en lo social más en armonía con
los grandes principios y exigencias de la vida.
Cada integrante se adhiere a una serie de ideas cons­
tructivas comunes a todos, y aunque no le son definidas
con fraseología estudiada, las interpreta por razón de
su esfuerzo por hallar medios que ensanchen el horizonte
de su poder expresivo.
Se tiene fe en la eficacia de la disciplina bien diri­
gida y mantenida sin desmayo, cuando se siguen pro­
pósitos de mejoramiento personal y con el fin de en­
tenderse mejor con los semejantes.
Se admite que el adiestramiento persistente y ajus­
tado a la técnica respectiva produce mayor idoneidad
para dominar los impulsos negativos propios y conse­
guir un mayor equilibrio ante situaciones y condiciones
perturbadoras.
Los componentes del Ateneo Demóstenes creen en
el ejercicio como medio seguro para aprender lecciones
experimentales que conducen a una actuación más acer­
tada y apropiada.
Es de todos aceptado que la tolerancia se arraiga
más hondamente en el espíritu humano cuando la mis­
ma es practicada, admitiéndose que no es fácil definir
el pensamiento propio ante los demás y menos escuchar
el ajeno, y que cuando el exceso de emociones desequi-
libradoras inspira la idea, inevitablemente ésta habrá de
ser presentada en forma antipática.
432 N. D. LAFUERZA

Creyentes fervientes en el estudio y en el ensayo


como factores para actuar con más serenidad y aptitud
y contribuir a un proceder más humano, solidario y
generoso, los llevan a efecto con la mayor frecuencia po­
sible.
Está arraigado en cada ateneísta que las ideas y co­
nocimientos no son para constituirse en ídolos ante los
cuales rendir las facultades y potencias personales, sino
que tienen por misión constituirse en luz y energía que
doten al hombre de mayor ímpetu para proceder en for­
ma constructiva para bien propio y social.
Cree en las posibilidades incalculables de la perso­
nalidad cuando se desarrolla al amparo de una concien­
cia enriquecida con conocimientos y adiestramientos bá­
sicos, y se guía por principios generosos y de valor per­
manente.
Reconoce que no pocos instintos e impulsos intuiti­
vos pueden hallar una mejor aplicación si se vigoriza
la voluntad, de modo que los sentimientos, las tenden­
cias y las reacciones, libres de prejuicios y supersticiones,
estén bajo un majmr dominio consciente.
Admite que la palabra, para que sea eficaz y contri­
buya a liberar al hombre de no pocos errores, debe esti­
mularlo a intensificar su sentido de responsabilidad, co­
municar lo que une, y expresarlo hábilmente para evitar
posibles discordias y resentimientos.
Sustenta que el hombre se dignifica cuando, ávido
de diseminar verdades constructivas, expresa lo que ele­
va, enriquece o vigoriza en alguna forma la personalidad
de los semejantes.
El Ateneo Demóstenes afirma que la palabra encie­
rra un cúmulo de sabiduría de alcances infinitos y que
cuando es empleada técnicamente, con fines nobles, al
servicio de la verdad y con el afán de acercar más a los
hombres entre sí, llena una finalidad de sublimes deriva­
ciones y beneficios.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 433

LO QUE PRACTICA
Fundada la organización con el propósito de mejo­
rar la influencia personal por medio de la palabra habla­
da, se realiza la práctica de exponer las ideas ante otros
en la convicción de que tal ejercicio conduce a un adies­
tramiento propicio para impresionar y causar reacciones
más favorables y obtener de otros actitudes y decisiones
más convenientes.
Cada ateneísta es al mismo tiempo alumno y maes­
tro, por cuanto él mismo descubre y experimenta sus
deficiencias y se impone la tarea de eliminarlas y corre­
girse, formando conciencia de lucha y esfuerzo por aban­
donar hábitos y tendencias impropios.
Lecciones, maestro e institución son meros instru­
mentos propicios para descubrir ciertas realidades que
son comprensibles a cada uno en una medida y perspec­
tiva muy personal, según las necesidades, poder intelec­
tual, educación y ambiciones de cada ateneísta.
Se practica con miras a desarrollar al máximo las
aptitudes y el poder propio para actuar en lo social
más aceptablemente, y con el fin de adaptarse a una
forma de relacionarse más interesante, cada ateneísta se
perfecciona en el arte de transmitir sus ideas teniendo
en cuenta las expectativas de los oyentes, porque reco­
noce que no es fácil escuchar y menos aceptar lo que de
primera intención no gusta o es confuso.
Por ser la palabra el instrumento de vinculación
práctico y eficaz se siguen reglas de exposición que
conducen a un mejor entendimiento con los demás, y
se adoptan ciertas normas que culminan en hábitos y
tendencias convenientes.
Se reconoce la importancia de los nervios en la
vida de expresión humana, y por ello se practican ejer­
cicios de relajamiento que contribuyen a regular las emo­
ciones y contrarrestar los ímpetus perjudiciales.
Como se tiene en cuenta la influencia decisiva del
timbre de voz en el poder de la palabra, se realizan prác­
434 N. D. LAFUERZA

ticas para educarlo, vigorizarlo, aumentar sus matices


y producir la sonoridad debida.
Se aprende a escuchar hasta lo que no gusta o es
considerado inaceptable, ejercicio de gran utilidad pa­
ra dominar la tendencia a la irritación y la disposición
de coartar el libre ejercicio de la palabra de los demás.
Se lleva a la práctica la enseñanza de que es obliga­
ción de quien habla descubrir los medios de persuasión
que convengan en cada caso a pesar de lo lógico y ra­
cional que sea lo que es expuesto, y se dedica mucho
esfuerzo a mantener activas las fuerzas dinámicas y a
mover y renovar los recursos propios con el fin de man­
tener la agilidad y fluidez mental tan necesarias para
persuadir e influir gratamente en los demás.
CONCLUSIÓN
El Ateneo Demóstenes es un taller de trabajo en el
que tanto las fuerzas intelectuales como las espiritua­
les y físicas tienen oportunidad para ejercitarse y con­
seguir que toda la personalidad se adiestre en la gran
prerrogativa humana de hablar y de la que tanto de­
penden el progreso y felicidad humanos.
Se practican intensos y variados ejercicios con el fin
de mejorar la personalidad y habilidad de persuadir, pero
todo ello supeditado al elevado ideal de actuar con más
eficiencia y provecho tanto en lo propio como en lo social.
El Ateneo Demóstenes no está al servicio de nin­
guna doctrina, partido, secta o forma de pensamiento uni­
lateral; tiene sus puertas abiertas a cuantos con sinceri­
dad anhelan mejorar, superarse y aprovechar los gran­
des recursos de la naturaleza, para transmitir expresiones
elocuentes acerca de la grandeza, belleza y magnificencia
de la vida en sus múltiples manifestaciones.
N. D. L a f u e r z a
FUNDACIÓN
El 28 de junio de 1935, un grupo de 31 alumnos
del curso del profesor N. D. L a f u e r z a , “El Arte de Ha­
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 433

blar en Público”, decidió constituir el “Club de la Elo­


cuencia’ para “difundir el arte de la elocuencia y su
práctica entre los asociados, facilitándose la oportunidad
de hablar en público en las reuniones organizadas por el
Club”.
Se establecieron las siguientes normas fundamen­
tales: I i
Que la institución no tiene finalidad alguna de
carácter sectario, político o religioso.
Que para ser socio se requiere ser egresado o
estudiante del curso de expresión oral dictado por
el profesor N. D. Lafuerza.
DÍAS DE REUNIÓN
En un comienzo se celebraban reuniones cada 15
días, en días sábados, a las 17 horas. Desde 1936, las
sesiones se efectuaron semanalmente, también en días
sábados, y a partir de 1938 se realizaron todos los jueves
a las 19 horas.

CATEGORÍAS DE SOCIOS
Al fundarse la organización se establecieron 2 cate­
gorías: alumnos y egresados del curso “El Arte de Hablar
en Público” dictado por el profesor N. D. Lafuerza. En
1938, con el fin de aumentar el número de asociados,
se resolvió admitir como “socio externo” a toda persona
que lo deseara, aun cuando no hubiera cursado los estu­
dios del curso mencionado. Esta medida, sin embargo,
no dió resultado favorable, pues se incorporaron muy
pocas personas y además, como las mismas no habían
seguido la disciplina respectiva, su actuación no armo­
nizaba con los principios de la organización.
Actualmente para ser socio se requiere ser egresado
o estudiante de alguno de los cursos dictados por el pro­
fesor N. D. Lafuerza.
436 N. D. LAFUEHZA

IMPORTES DE LAS CUOTAS


En un principio el importe de la cuota fué de $ 1,
suma que se modificó después a $ 1,50 y más tarde a
$ 3.00 que es la actual.

PROGRAMA DE LAS SESIONES


En las sesiones, los asociados exponen temas que
han elegido, siguiendo la técnica moderna en el arte
de hablar en público. »
Se conceden 15 minutos para cada orador; de esta
manera, las sesiones son variadas y amenas. Además se
hacen ejercicios de conversación, sumamente interesan­
tes, exposiciones improvisadas, discusiones, y periódica­
mente se efectúan debates, que culminan en verdaderos
torneos de elocuencia.
Cuantos participan en estos actos tienen además la
ventaja de escuchar la crítica del Director Técnico del
Ateneo, profesor N. D. Lafuerza, por medio de la cual
se obtienen lecciones sumamente prácticas y eficaces pa­
ra el perfeccionamiento en el arte de exponer las ideas
propias.

DATOS ESTADÍSTICOS
En sus 15 años de vida, el Ateneo Demóstenes ha te­
nido:
28 Consejos Directivos.
19 Presidentes.
Ha realizado:
450 reuniones.
Se han pronunciado:
1300 discursos y realizado centenares de ejercicios de
conversación, improvisaciones, debates, etc.
Los temas tratados se han referido a asuntos socia­
les, jurídicos, económicos, históricos y generales.
Concurrieron:
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 437

20.000 personas, con una asistencia media, por re­


unión, de más de 40.
En la actualidad el Ateneo está integrado por 90
socios.
DIRECTOR TÉCNICO
Desde la fundación del Ateneo Demóstenes, ejerce
las funciones de Director de los ejercicios que se reali­
zan, el profesor N. D. Lafuerza, quien tiene derecho a
presenciar las reuniones del Consejo Directivo y exte­
riorizar sus opiniones y consejos.
REUNIONES SOCIALES
Es costumbre del Ateneo celebrar reuniones socia­
les y banquetes, por medio de los cuales se estrecha la
vinculación entre los asociados.
CONFERENCIAS DEL PROF. N. D. LAFUERZA
Merece especial mención el ciclo de conferencias
que durante los meses de mayo y junio de 1939 y bajo
los auspicios del Ateneo Demóstenes pronunció el profe­
sor N. D. Lafuerza en el ex-Auditorium de Radio Bel-
grano. Dicho ciclo obtuvo el más amplio éxito, pues con­
tó con auditorios nutridísimos.
El profesor N. D. Lafuerza con su característica ha­
bilidad presentó a la consideración del público princi­
pios e ideas estimuladoras y orientadoras hacia una com­
prensión más amplia de las grandes finalidades de la
vida humana.
Las conferencias pronunciadas fueron las siguientes:
1. Cómo lograr el poder personal.
2. El conocimiento de sí mismo como base del
triunfo.
3. Cómo formar ideas prácticas y beneficiosas.
4. Cómo influir en los demás y ser estimado.
5. Cómo hablar con poder persuasivo.
6. Cómo realizar las ambiciones propias.
438 N. D. LAFUERZA

Todos estos temas fueron ilustrados con notas prác­


ticas y ofreció sugestiones útiles y de gran valor para
vigorizar la personalidad y lograr el éxito en las activi­
dades.

ESTATUTOS APROBADOS EN LA ASAMBLEA


EXTRAORDINARIA DEL 26 DE OCTUBRE DE 1940
I. D e n o m in a c ió n , d o m ic il io legal y o b je t o

Artículo l9 — El Ateneo Demóstenes de Buenos Aires es


una asociación con domicilio legal en la Capital Federal, que
tiene por objeto estimular entre sus asociados la adquisición de
un mayor perfeccionamiento de la expresión oral del pensa­
miento propio, por medio de las reuniones que se realicen a
tal efecto.
Art. 29 — El Ateneo no tiene finalidad alguna de carácter
sectario, político o religioso.
II. Socios
Art. 39 — Para ser socio se requiere ser egresado o estu­
diante de alguno de los cursos de expresión oral dictados por
el profesor N. D. Lafuerza.
Art. 49 — Son obligaciones de los socios:
a) Colaborar en el progreso del Ateneo.
b) Cumplir estos Estatutos y las resoluciones que adopten
las autoridades.
c) Pagar mensualmente la cuota de $ 2.00 m/n. los egre­
sados y de $ 1.00 los estudiantes.
Art. 59— Cesará en su carácter de socio el que no cumpla
con las obligaciones que marca el artículo 49 incisos a) y b) o
adeudare tres mensualidades. La resolución final será tomada
por el Consejo Directivo, después de dirigírsele al socio afectado
una notificación con 15 días de plazo para que justifique su
actitud.
III. D i r e c t o r
Art. 69— El profesor N. D. Lafuerza ejercerá las funciones
de Director de los ejercicios que se realicen en las reuniones
del Ateneo, y tendrá derecho a presenciar las reuniones del Con­
sejo Directivo y exteriorizar sus opiniones y consejos.
IV. R e u n i o n e s
Art. 79— Se efectuarán reuniones una vez por semana. El
Consejo Directivo podrá aumentar o disminuir el número de
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 439

las mismas, debiendo dar cuenta en su oportunidad a la asam­


blea de los motivos que determinaron su resolución al respecto.
V . C o n s e jo D ir e c t iv o

Art. 89— El Consejo Directivo constituye el cuerpo gober­


nante y administrativo del Ateneo, pudiendo sus resoluciones
ser revocadas por la asamblea.
Art. 9o-
— Se compondrá de 5 consejeros, elegidos por voto
secreto d'e la asamblea, siéndolo directamente y en primer tér­
mino, el señor Presidente, y luego los 4 restantes miembros,
quienes se distribuirán los cargos de: Vicepresidente, Secreta­
rio, Prosecretario y Tesorero.
Art. 10.— Las reuniones del Consejo Directivo se realiza­
rán por convocatoria del Presidente, cuando lo considere nece­
sario, o a pedido de dos de sus miembros.
Art. 11.— El Consejo Directivo sesionará válidamente con
la participación de 3 consejeros.
Art. 12.— Las resoluciones del Consejo Directivo se toma­
rán por simple mayoría de votos y, en caso de empate, el
Presidente tendrá doble voto.
V I. A sa m blea s

Art. 13.— La asamblea de socios será convocada por el Con­


sejo Directivo en los casos del artículo 16, a pedido de la mitad
de los socios, o cuando lo considere necesario, citándose al me­
nos con 5 días de anticipación.
Art. 14.— La asamblea se constituirá con un quorum de la
mayoría de los socios o con los presentes, media hora después
de la fijada en la convocatoria.
Art. 15.— Las resoluciones de la asamblea se tomarán por
simple mayoría de votos, salvo los casos de los artículos 17 y 18.
Art. 16.— En el mes de septiembre de cada año se realizará
asamblea ordinaria, a fin de considerar la Memoria y Balance
del Consejo Directivo cesante y proceder al nombramiento de
sus sucesores para el próximo período.
Art. 17.— La asamblea podrá reformar estos Estatutos pre­
via comunicación a los socios de los proyectos de reformas,
con 15 días de anticipación. Para resolver cualquier modifica­
ción se requerirán dos tercios de votos presentes.
V IL D is o l u c ió n

Art. 18.— No podrá disolverse el Ateneo mientras haya diez


socios dispuestos a sostenerlo.
Art. 19.— En caso de disolución, los bienes del Ateneo se
destinarán al Consejo Nacional de Educación.
440 N. D. L AFUERZA

REGLAMENTO INTERNO APROBADO EN LA ASAMBLEA


EXTRAORDINARIA DEL 26 DE OCTUBRE DE 1940
I. D e las r e u n io n e s

Artículo l9— Las reuniones del Ateneo tienen por objeto


practicar ejercicios de dialéctica entre los egresados y alumnos
de los cursos del profesor N. D. Lafuerza.
Art. 29— El Consejo Directivo organizará las reuniones en
forma de permitir la más amplia y variada práctica.
Art. 39— Los socio hablarán siguiéndose el turno de anota­
ción. Quien no practique el día que le corresponda, habrá per­
dido su turno.
Art. 49— Cada ejercicio durará 15 minutos, y vencido ese
término el o los socios podrán ser privados del uso de la pa­
labra.
II. D e l a s a s a m b l e a s
Art. 59— Las asambleas serán ordinarias y extraordinarias.
Art. 69— La asamblea general ordinaria se realizará anual­
mente en la segunda quincena de septiembre.
Art. 79— En la asamblea general ordinaria deberá consi­
derarse el siguiente Orden del día:
a) Lectura y consideración del acta de la asamblea ordina­
ria anterior.
b) Consideración de la memoria semestral y balance de Te­
sorería.
c) Asuntos varios.
d) Elección del nuevo Consejo Directivo.
Art. 89— Las asambleas extraordinarias se celebrarán cuan­
do el Consejo Directivo lo considere oportuno, o a pedido de la
mitad de los socios. Éstos deberán expresar y fundamentar las
razones de su pedido.
Art. 99— En las asambleas extraordinarias no podrá tratar­
se ningún asunto que no figure en el Orden del día.
Art. 10.— Toda resolución de asamblea podrá ser reconsi­
derada por otra asamblea debidamente constituida, siendo ne­
cesario para ello los dos tercios de los votos presentes.
III. C o n s e j o D i r e c t i v o
Art. 11.— El Consejo Directivo deberá reunirse por lo me­
nos una vez al mes.
Art. 12.— El Consejo Directivo está facultado para nom­
brar las subcomisiones que crea necesarias. Estas subcomisio­
nes, que podrán ser integradas por los socios, deberán ser pre­
sididas por un miembro d'el Consejo Directivo.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 441

D el P r e s id e n t e y V ic e p r e s id e n t e

Art. 13.— 'Son deberes y atribuciones del Presidente:


a) Representar al Ateneo en todos los actos.
b) Firmar las actas y órdenes de pago.
c) Presidir las sesiones del Consejo Directivo, las reunio­
nes del Ateneo y las asambleas.
Art. 14.— El Vicepresidente reemplazará al Presidente en
caso de ausencia, enfermedad, renuncia o fallecimiento.
Art. 15.— En caso de renuncia o fallecimiento del Vice­
presidente, lo reemplazará con los mismos derechos y obliga­
ciones, el miembro que el Consejo Directivo designe.
D el S e c r e t a r io y P r o s e c r e t a r io

Art. 16.— Las atribuciones del Secretario son:


a) Confeccionar las actas de las asambleas ordinarias y ex­
traordinarias, así como también las de las reuniones del
Consejo Directivo.
b) Redactar la correspondencia, notas y demás documentos,
conservando copia de los mismos.
c) Representar al Presidente y Vicepresidente, dentro del
local del Ateneo cuando ellos no estuvieren presentes.
d) Llevar los libros que sean necesarios para,la buena mar­
cha del Ateneo.
e) Refrendar en todos los casos la firma del Presidente.
Art. 17.— El Prosecretario reemplazará al Secretario en
caso de ausencia, enfermedad, renuncia o fallecimiento. Tiene
además la obligación de colaborar con el Secretario.
D el T eso r er o

Art. 18.— Las funciones y atribuciones del Tesorero son:


a) Llevar los libros de Tesorería.
b) Percibir todas las sumas que por cualquier concepto de­
ban ingresar a la Caja del Ateneo, de las que será direc­
tamente responsable.
c) Efectuar los pagos, previa autorización del Presidente.
d) Presentar mensualmente al Consejo Directivo una nó­
mina de los socios que por no haber pagado se encuen­
tren en condiciones del artículo 5o de los Estatutos.
IV. R e f o r m a s
Art. 19.— Este Reglamento sólo podrá ser modificado por
una asamblea y exigiéndose los dos tercios de los votos pre­
sentes.
442 N. D. LAFUERZA

LA ABEJA COMO SÍMBOLO DEL ATENEO


DEMÓSTENES
El Consejo Directivo del Ateneo Demóstenes ha re­
suelto dotar a los socios del Ateneo, de un distintivo y
ha elegido como símbolo de la labor que realizamos, a la
abeja. A primera vista parecería que la elección no es
muy acertada porque en la abeja no hay nada aue se
relacione con la elocuencia, que es una de las finalidades
aue persigue el Ateneo, pero ahondando más en el tema,
llegamos a comprender que la elocuencia no es posible
sin una personalidad desarrollada y cultivada y en este
aspecto la abeja se presta admirablemente para simboli­
zar nuestra tarea.
La abeja transforma, superándolos, los elementos
que obtiene para subsistir. En ella se opera un metabo­
lismo que enriquece para el ser humano, elementos que,
en otra forma, le serían absolutamente inaccesibles. En
el Ateneo Demóstenes pasa algo muy parecido a este
proceso.
Tratamos de utilizar los hechos y acciones de la
vida humana y adquirir ese adiestramiento que nos ha­
ga miembros útiles y de acción constructiva en la vida
de sociedad. Vale decir, que como la abeja, mejoramos y
perfeccionamos para un fin social, lo que captamos o
libamos del ambiente, por intervención de nuestra volun­
tad que nos hace vivir las experiencias y conocimientos
que llegan a nuestro intelecto.
Además, la abeja simboliza algo que nos es de suma
necesidad: la perseverancia, la constancia, la continui­
dad en el esfuerzo.
Puede afirmarse que ese himenóptero no tiene tre­
gua durante su vida. Su acción es constante como debe
ser nuestra acción en el Ateneo. El qüe no practica, el
que abandona, por un tiempo, la tribuna, retrocede en
progresión geométrica y cuando menos piensa está en
peor situación que cuando empezó, porque tiene una sen­
sación que al principio no lo inhibía: la del fracaso,
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO 443

debido única y exclusivamente a la falta de perseveran­


cia, de constancia, virtud que tan bien expresa la abeja.
Ambas razones son suficientemente poderosas para
justificar que el Consejo Directivo haya elegido a la abe­
ja como símbolo de nuestra aspiración, encaminada al
desarrollo de nuestra personalidad y elocuencia, de modo
que nuestras conferencias, disertaciones y actuación per­
sonal en la vida adquieran el debido relieve e influencia.
E. S. A z a r e t t o
LA ORATORIA EFICAZ
El siguiente pensamiento de Antonio Maura, el des­
tacado estadista español, tiene un sentido profundo. En
síntesis define la oratoria eficaz, el poder persuasivo que
llega al espíritu, la elocuencia realmente práctica y hu­
mana:
“El orador comienza cuando llega a establecer con
los que oyen un circuito intelectual, en cuyos efluvios
los espíritus se funden en solidaridad misteriosa tan estre­
cha, que nadie sabrá definir qué parte de la emoción
persuasiva pone el que habla, ya que otra parte reside en
las propias ideas y los propios sentimientos del auditorio,
de igual manera que el bronce de la campana, rígida y
perenne con su voz inmutable, según las mudanzas de
nuestro corazón, un día nos entristece y otro día nos
inunda el espíritu de alegrías inefables.”
Elocuencia es formar una fusión, es presentir e in­
terpretar algo que el oyente no puede definir, pero que lo
siente» Guiar; ésta es la gran virtud de la elocuencia.
¡Cuán necesaria le es a la humanidad la elocuen­
cia! Los hombres elocuentes, de palabra constructiva, han
sido lumbreras; han aclarado grandes verdades; han ex­
plorado en las regiones temidas por los más; han acla­
rado problemas e infundido en el ánimo de las gentes,
mayor confianza y decisión.
La oratoria desempeña un papel importantísimo en
el desarrollo humano y social. Si tiene espíritu, posee
virtud creadora. Cuando tiene un tono sincero y despeja
444 N. D. LAFUISZA

incógnitas, vigorizando la personalidad e impulsando al


hombre hacia la superación, nos lleva á puntos de coinci­
dencia y nos une en aspiraciones comunes. La oratoria
es la gran fuerza que puede llevar a las multitudes a la
realización de los elevados anhelos humanos.
Estas ideas tienen mucho de ideal, pero nosotros
podemos acercarnos a él si mejoramos constantemente
nuestra forma de expresión, si nuestra actuación en el
círculo de relaciones humanas es más espontánea y gene­
rosa, si nos esforzamos por ser agentes directos de un
mayor acercamiento entre los hombres, si somos sem­
bradores de la palabra que infunde confianza e ilumina­
mos el camino de los demás. Todos podemos beneficiar­
nos con la elocuencia. El padre de familia para tener
mayor autoridad entre los suyos; el hombre de negocios
para ser más creído y vincularse mejor con otros; el po­
lítico, para guiar y beneficiar al pueblo; el maestro para
lograr resultados prácticos de sus discípulos; el hombre
de la calle, para sentirse más cerca de sus semejantes
y vigorizarse con un sentimiento social más solidario, et­
cétera.
El hombre manifiesta su personalidad y su compe­
tencia social al hablar; y el día en que mejore su poder
expresivo y llegue a valorar la confianza mutua, se re­
solverán muchos problemas. En el fondo, todos los tras­
tornos mundiales parten de la falta de confianza, del te­
mor, ese reflejo terrible que retrotrae al mundo a una
situación primitiva.
¡Que nuestra elocuencia se inspire en un espíritu de
contribuir al bien común para que nos acerquemos unos
a otros con generosidad y confianza!
N. D. L.

DEBATE ENTRE DOS PERSONAS


El objeto de esta disciplina consiste en habituarnos
a ser más lógicos en nuestro juicio y poder encarar la
oposición en forma más analítica y serena.
e l a r te de h a b l a r e n público ' 445

Tiene por fin principal dilucidar una cuestión, acla­


rar una idea o sostener algún principio o proposición.
Siempre será necesario hacer acopio de material se­
leccionado, elegido y apropiado para construir sólida­
mente la tesis respectiva.
Dos relatores presentarán sus ideas sobre el asunto
expuesto. Cada uno dispondrá de 20 minutos para ex­
poner sus puntos de vista, concediéndosele después 5
minutos adicionales a cada uno para aclarar, rebatir y
observar lo que considere conveniente.
Apóyense los puntos de vista propios sobre la base
de un examen detenido del asunto que debe ser aclara­
do; elíjanse las pruebas más convincentes; reúnanse las
ideas que realzarán la verdad de lo propuesto y désele a
la argumentación un carácter eminentemente constructi­
vo y se contará, procediendo de esa manera, con una
base sólida e invulnerable.
En algunos casos, como variante, se permitirán inte­
rrupciones de los oyentes.

DEBATE ESTILO PARLAMENTARIO


El debate estilo parlamentario es más difícil, com­
plejo, e incita a adoptar actitudes arbitrarias como tam­
bién estimula la desviación sobre la consideración pre­
cisa del asunto respectivo. La discusión generalizada se
desenvuelve generalmente en forma improvisada y fácil­
mente se entra en la confusión, saliéndose muchas veces
del perímetro que la cuestión correspondiente proyecta.
El debate parlamentario admite generalmente la
participación de cualquiera para rebatir, negar o aceptar
lo propuesto y las pruebas presentadas determinan el des­
enlace del asunto debatido. La mayoría de las veces es­
tas pruebas no son juzgadas imparcial o libremente, sino
que son contempladas desde un punto de vista emotivo
de los prejuicios, tendencias, intereses o miras personales.
En realidad un debate parlamentario es un momen­
to de lucha. De ahí que se produzcan con tanta fre­
cuencia la interrupción intempestiva, la actitud exce­
446 N. D. LAFUERZA

sivamente enérgica y, en algunos casos, la alusión ofen­


siva. No siempre triunfa la lógica o lo más deseable.
Se nombra un presidente en el debate, porque se
anticipa la posibilidad de la indisciplina y la emotividad
ofuscadora. Si es condescendiente en el debate, promue­
ve quejas, dificultades y confusiones. Si el presidente no
es estricto y no mantiene su autoridad, los integrantes
de la asamblea abusarán casi siempre. Conviene man­
tener un orden inquebrantable en beneficio de los mis­
mos asambleístas y con el fin de aclarar lo que convenga
para llegar a conclusiones dilucidadoras y beneficiosas.
El presidente debe velar porque prevalezca la mayor
serenidad posible y que la discusión siga un curso lu­
minoso.
Un miembro del Consejo Directivo preside el de­
bate.

M is ió n del p h e s id e n t e del debate

Dirige el debate; vela por la serenidad de los deba­


tientes; debe mostrarse imparcial sin inclinarse por ban­
do alguno; concede la palabra por turno; permite sola­
mente las interrupciones oportunas; evita el diálogo
entre exponente e interruptor y será estricto en no con­
ceder más tiempo del asignado.
Por interrupción indebida se entiende una alusión
que no tiene referencia al asunto en discusión o que está
presentada en forma intempestiva o arbitraria. La in­
terrupción debe significar una objeción a una idea o pun­
to de vista que no es aceptable a quien objeta.
Se dedica toda la reunión para desarrollar el debate.
Todos los ateneístas podrán intervenir en el debate,
por turno, concediéndoseles 5 minutos para exponer sus
ideas. Una vez terminada su exposición, podrán solici­
tar nuevamente la palabra.
Todos los participantes en este debate podrán hablar
desde la tribuna o desde el lugar que ocupen, pero de
pie.
Se permitirá interrumpir a los oradores. Las inte-
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 447

Erupciones deberán ser por medio de preguntas. Ejem­


plo: Si un orador está hablando de que la intolerancia
es buena puede preguntársele: ¿Le agrada a usted ser
objeto de la intolerancia de alguien?
RECOMENDACIONES QUE DEBEN TENER EN CUENTA
LOS PARTICIPANTES EN EL DEBATE ESTILO
PARLAMENTARIO
Hacer acopio de material seleccionado y apropiado
para construir sólidamente. En la concepción de ideas
éstas no acuden inicialmente perfectas; más bien son in­
definidas, y cuando la precipitación las prohija, puede
afirmarse que en la mayoría de los casos no son exactas,
claras ni verdaderas.
Demostrar serenidad, recurrir al razonamiento ló­
gico, aducir pruebas concretas, magnificar las eviden­
cias.
No perder el tiempo. Los que quieran hablar, que
lo hagan espontáneamente. No acalorarse. No adoptar
una actitud intolerante. Poner a dormir al excesivo amor
propio. Respirar hondo cuando se sienta emocionado.
Sonreír cuando le hagan preguntas complicadas. Asegu­
rarse de que la contestación es adecuada y conveniente.
Mucha serenidad.
INTERRUPCIONES
Las interrupciones brindan una oportunidad para
adiestrarnos en la confianza propia y habituarnos a con­
testarlas técnicamente. Debemos obtener provecho de lo
que parece ser una pequeña dificultad, pero que funda­
mentalmente no lo es.
FORMA DE ENCARAR LAS OBJECIONES
Aunque las objeciones de los oyentes no son siem­
pre sinceras, hay que reconocer la necesidad de aclarar­
las y satisfacer el anhelo que las inspira. El que objeta
puede o no estar en lo cierto, pero conviene disipar esa
duda, perplejidad u oposición.
448 N. D. LAFDERZA

Ante todo, sea usted cordial con los que se oponen


o interrumpen. Deje que ellos le expongan lo que les
preocupa o rechazan; asegúrese de lo que les interesa;
conozca las ideas de ellos, pues de lo contrario se ex­
pone a hacer aclaraciones que no satisfagan o no co­
rrespondan a la objeción. Sobre todo mantenga una se­
renidad imperturbable. Sienta simpatía hacia los que
hacen preguntas, y su actitud contribuirá eficazmente a
desarmar a los que con insistencia objetan, y satisfacerá
el anhelo de los que están inspirados en un propósito
sincero y digno.
Evite dialogar y discutir con los oponentes. Recuer­
de que es más fácil interrumpir que contestar. No in­
vite a más interrupciones. No muestre disgusto ni contra­
riedad. Haga una buena aspiración profunda, deténgase
un momento, no se precipite al hablar, y, conteste en
forma que sea final, para no estimular otras preguntas.
Si un punto determinado va a ser mencionado más ade­
lante, por estar incluido en su tema, manifiéstele al ob­
jetante que será contestado luego. Si la objeción no está
directamente relacionada con lo que dice, evite, al con­
testar, la desviación de su discusión. Recuerde que no
es cosa fácil hacer preguntas y que los que las hacen,
con frecuencia, se apartan del tema en discusión.

NORMAS PARA LOS EJERCICIOS DE CONVERSACIÓN


19 Se formará un grupo de tres personas, y una de
ellas será designada con el nombre de Relator, quien
iniciará, mantendrá y dirigirá la conversación.
29 Las otras, integrantes del grupo, rebatirán, dis­
cutirán, aclararán y analizarán lo que se exponga, si­
guiendo el ímpetu espontáneo y el ritmo de las circuns­
tancias.
39 El Relator dirigirá la conversación en forma tal
que ésta no se desvíe a la consideración extensa de
asuntos ajenos al tópico que se considera o que se incu­
rra en alusiones impropias. Debe usar mucho tacto y
diplomacia.
EL ARTE DE HABLAR EN PUBLICO 449

4? El problema representado por las objeciones, con­


tradicciones, desviaciones y negaciones que ocurren en
toda conversación, debe resolverse por el Relator en for­
ma que toda oposición quede desvirtuada, y los inter­
locutores se persuadan satisfactoriamente.
59 Las interrupciones deberán ser oportunas y jus­
tificadas.
69 Se evitarán las alusiones personales, esto es rela­
tar o decir lo que en lo más mínimo hiera la suscepti­
bilidad personal.
79 La lógica de la exposición y la actitud simpática
del Relator contribuirán a disipar la tendencia a la irri­
tación o resentimiento.
89 Se evitará el exceso de expresiones vagas, difu­
sas o sin relación con el asunto sobre el cual se conver­
sa y se concentrará en realzar la esencia de lo que
motive la conversación. Se tendrá en cuenta que una
conversación no es una conferencia.
99 Todos los participantes tienen derecho a expre­
sar sus opiniones e ideas.
109 La práctica durará 15 minutos.
EL BOLETÍN DEL ATENEO DEMÓSTENES
Semanalmente se publica un boletín con el título del
epígrafe en el cual el profesor expone alguna idea de
carácter didáctico y alentador, se incluye el programa
de la semana, se agregan algunos datos relacionados con
la oratoria, ya sea por medio de anécdotas, recomenda­
ciones, citas importantes de maestros, oradores e histo­
riadores, detalles biográficos, y diversos complementos
prácticos para el mejoramiento de la personalidad.
Tal programa es mimeografiado; cuatro páginas son
suficientes para reunir material de lectura interesante y
astimu Jante para el lector.
1

i
ÍNDICE

PÁG.

Introducción ............................ 7
Cómo estudiar estemétodo .................... 9
Cómo enseñar estamateria ................... 11
L e c c ió n

I Consolidación del valor y de la confianza ... 15


Formación del hábito de la laxitud... 36
II. La preparación que predispone para hablar con
soltura .................. 39
Más poder pulmonar ............ 55
III Método para construir y ordenarun discurso ... 58
Ejercicios para habituarse a la respira­
ción diafragmática ............ 73
IV. Proporciones del discurso y cómo destacar sus
partes principales ................. 77
Ejercicios de respiración diafragmática
intensificada ................ 103
V. Construcción del esquema de un discurso .. ... 109
Los órganos que contribuyen a la fona­
ción correcta y ejercicios de articulación 117
VI. Cómo recordar un discurso ............. 122
Respiración correcta ............ 135
VII El auditorio y el discurso .............. 142
Flexibilidad de los labios, lengua y man­
díbula ..................... 162
VIII. Las emociones y cómo dirigirlas ....... 165
Práctica de laxitud de los labios, lengua
y mandíbula ................ 190
N. D. LAFl'ERZA

PÁ G .

L e c c ió n

IX. La personalidad del orador ............. 192


Enunciación clara .............. 206
X La organización y el esfuerzo necesarios para lo­
grar la elocuencia ............ .... 209
Entonación y claridad........... 222
XI Cómo hablar con éxito ante un auditorio .... 224
Resonancia de la voz ........ .. 243
XII Actuación del orador ante el público ....... 246
Intensificación de la resonancia..... 259
XIII La exposición persuasiva .............. 263
Práctica de resonancia .......... 281
XIV. Inspiración y orientación del orador ....... 283
Ampliación y vigorización del tono ... 308
XV. Organización del pensamiento ............ 310
Laxitud del cuello y cabeza ...... 330
XVI. Cómo concretar las ideas ......... 347
Práctica de lectura ............ 347
XVII Razonamiento lógico en el discurso ....... 351
Ejercicios de lectura para mejorar la en­
tonación .................. 361
XVIII. La argumentación ................... 381
Práctica de pronunciación vibrante .... 381
XIX Mejoramiento del vocabulario y fraseología
propios ....................... 384
Pruebas de laxitud ............. 402
XX Discursos para reuniones diversas, banquetes y
agasajos ...................... 404
Dominio sobre la voz ...... 425
XXI. Organización del Ateneo Demóstenes ........ 427
E s t e l ib r o
SE T E R M IN Ó DE IM P R IM IR
EN ARTES GRÁFICAS
BARTO LO M É U . CHIESINO
A M E C H IN o 838 — AVELLA N ED A
B UENOS AIRES
EL DÍA 28 DE JU LIO DE 1951
DE 1951

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