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Renata Frank de Verthelyi

Sara Baringoltz de Hirsch


Mónica Guinzbourg de Braude

Identidad y vínculo
en el
Test de las dos personas
CAPÍTULO I

ANTECEDENTES HISTORICOS E INVESTIGACIONES EN EL


TEST DEL A FIGURA HUMANA

En su larga trayectoria los tests gráficos han recorrido un intrincado laberinto en el cual los
seguidores de los múltiples caminos (estadísticos, psicométricos, proyectivos muchas veces
encontraron obstáculos, se desviaron, retomaron sus rutas, y no pocas veces se enfrentaron en
disputas en pos de la búsqueda de una “verdad”. Han pasado muchos años desde su inicio, y en
la actualidad nos encontramos frente a un cúmulo de investigaciones cuyos resultados
contradictorios respecto de la confiabilidad y validen de este instrumento como método de
proyección de ciertos aspectos de la personalidad, llevan a una situación poco esclarecedora. Cabe
entonces preguntarse por qué seguimos insistiendo en la utilización de estos tests en un
psicodiagnóstico, por qué los mantenemos desde las cátedras, por qué publicamos un libro como
éste. Es que por encima de su discutida rigurosidad científica, el test gráfico conserva el misterioso
atractivo de reflejar y condensar en una imagen la conflictiva y rasgos de personalidad del
entrevistado. Es quizás esta condensación enigmática la que moviliza y entusiasma al que
diagnostica, estimulándolo a desentrañar sus contenidos.
Otras características que favorecen este entusiasmo del entrevistador san ciertas ventajas en la
administración, tales como: consignas simples, falta de limitación en edad, nivel intelectual y status
sociocultural, y el hecho de que los tests gráficos son económicos en tiempo de aplicación y poco
exigentes en cuanto al instrumento utilizado (papel, lápiz) y factibles de ser tomados en población
con problemas de lenguaje. Respecto de las diferencias en cuanto a las edades evolutivas,
constituye para los niños una tarea habitualmente gratificante, cotidiana; y para los adultos una
posibilidad lúdica no usual, pero igualmente placentera a pesar de las reticencias.
Todos estos factores facilitadores de la tarea han inducido a confusión en los entrevistadores,
que no diferenciaron fácil aplicación de difícil interpretación, Cayendo de esta manera en un uso
del instrumento no avalado por un entrenamiento adecuado.
Dentro del material gráfico la técnica más usada ha sido el dibujo de la figura humana en sus
distintas versiones. Dado que este texto se dedica a una de estas versiones, el Test de las dos
personas, pasaremos a continuación a resumir ordenadamente las hipótesis teóricas que subyacen
al uso de este material y las investigaciones correspondientes.

LA FIGURA HUMANA COMO INDICADOR DE NIVEL INTELECTUAL

Partiendo de la hipótesis de que el niño “no dibuja lo que ve, sino lo que sabe”, F. Goodenough
presenta en 1926 la primera versión de su test Dibujo de un hombre. La hipótesis básica es que
“el niño al hacer la figura humana no ofrece una expresión de su capacidad artística, sino que
efectúa un trabajo intelectual". Esto requeriría según Bernstein (1957) la puesta en juego de una
serie de recursos:

— asociar los rasgos gráficos con el objeto real


— analizar los componentes del objeto y representarlos
— valorar y seleccionar los elementos más característicos
— analizar las relaciones espaciales de posiciones relativas
— formular juicios de relaciones cuantitativas de proporcionalidad
— abstraer, reducir y simplificar las partes del objeto en rasgos específicos coordinando los
aspectos visomotores involucrados

El tema de la figura humana fue elegido por ser atractivo para su graficación, familiar a todos
los niños y lo bastante simple como para que puedan realizarlo aun los más pequeños o aquellos
con dificultades.
La consigna que utiliza Goodenough es "Dibuja un hombre. El dibujo más lindo que puedas". La
intención de evaluar el mejor rendimiento del niño es, por lo tanto, explicitada en la consigna
misma. En las tomas en forma colectiva, por ejemplo en colegios, es reforzado aún más por una
cierta manipulación del espíritu competitivo: "Trabajen con mucho cuidado y empleen todo el
tiempo que necesiten. Me gustaría que sus dibujos sean tan buenos como los de otras escuelas.
Háganlo con entusiasmo y verán qué lindos dibujos hacen”.
El especificar que la figura sea de un hombre se debe a un intento de mayor estandarización, al
considerarse que la vestimenta masculina presenta más consenso que la femenina y que por lo
tanto incide menos en la posible variabilidad entre sujetos.
Tras un estudio muy sistemático de miles de niños entre dos y quince años establece una escala
de cincuenta y un ítems que configuran ocho categorías:
- cantidad de detalles
- proporcionalidad
- bidimensionalidad
- congruencia
- plasticidad
- coordinación visomotriz
- perfil
- existencia o no de transparencias

Tabula la perfección del dibujo, asignando un punto por característica presente, y realizando la
sumatoria que luego es convertida en un CI de acuerdo con el puntaje esperable por edad.
Para esto establece haremos en poblaciones diversas, obteniendo en varias investigaciones un
índice de confiabilidad que oscila entre 0,80 y 0,90.

La validación de cada indicador se realizó por separado de acuerdo con un triple criterio: a)
aumento regular de cada ítem con el progreso evolutivo, b) sistematicidad de ese incremento, c)
clara diferenciación entre los rendimientos de niños de igual edad pero de distinto grado de
escolaridad.
Goodenough le asigna a su test un firme valor pronóstico (sobre todo en edades bajas) respecto
del rendimiento escolar, ya que la correlación entre el puntaje en la prueba y el lugar que el niño
ocupa en el grado es alta. Asimismo pudo comprobar en varios estudios que la capacidad artística
o el aprendizaje del dibujo no inciden significativamente en el puntaje obtenido. La ejercitación
específica en el dibujo de una figura humana puede elevarlo momentáneamente, pero un retest
tiempo después muestra que el niño obtiene un puntaje semejante al que tenía previo a la
estimulación gráfica.
D. Harris (1963) sustituye el término inteligencia por el de "madurez conceptual", planteando que
la manera en que el niño resuelve La tarea de dibujar la figura humana puede temarse como un
índice de su modo de conceptualizar la realidad en genera]. Para esta autora la madurez conceptual
estaría ligada a la habilidad para desarrollar conceptos con mayor grado de abstracción y
generalización. Amplía la consigna solicitando al niño primero una figura masculina, luego una
femenina y finalmente un autorretrato, especificando que sean de cuerpo entero y lo mejor que
pueda realizarlo. Revisa los haremos de Goodenough encontrando diferencias que relaciona con
los años transcurridos desde la normalización original. Estas diferencias mostrarían que los niños
estudiados durante la década de 1960 adquieren las pautas estipuladas más precozmente pero
con la misma secuencia.
A su vez, especifica veinte ítems nuevos y agrega un análisis cualitativo por medio de doce
dibujos “tipo" que pueden servir de modelo para cada edad, dado que en ellos se observa con
claridad el creciente grado de completud y complejidad así como de integración que va adquiriendo
la figura.
Tanto Goodenough como Harris realizan varios estudios de validación concurrente con las
escalas de Terman y Merrill, encontrando una correlación mayor con los ítems de ejecución.
Estudios posteriores como los de Phillips y Smith (1974) y de Laosa (1973), llegan a
conclusiones similares en relación con el WISC obteniendo también la máxima correlación con los
subtests de ejecución, especialmente Cubos.
Estudios transculturales como el de Laosa, Schwartz y Guerrero (1978) y Eloy González (1980)
enfatizan la necesidad de tomar en cuenta la incidencia sociocultural en los tests, incluido el de la
Figura humana a pesar de que no toma en cuenta ítems específicamente ligados al aprendizaje y
no requiere la inclusión del lenguaje. Díaz Guerrero señala, ejemplificando con los resultados
diferenciales obtenidos en una muestra anglosajona y una mexicana, que la experiencia
educacional de los niños en cada cultura los prepara de manera diferente para la experiencia del
test, y que una categoría cognitiva o perceptual puede ser más saliente en una cultura que en otra.
El dibujo de algunas características del cuerpo humano puede estar influido por condiciones de
vida que Llevan a prestar más atención a ciertas partes o funciones del mismo.
En este sentido, resulta especialmente importante el actual estudio en curso del CONICET por
parte de las Lic. Casullo y Filippi (1981), que tiene por objetivo recoger muestras representativas
de dibujos de la Figura humana a lo largo de todo el país, tomando como unidad poblacional de
referencia la “isoidía cultural”. Esto les permite una división regional de la Argentina de acuerdo con
áreas etnográficas, administrando el test a una muestra de niños al azar por región que corresponde
al 10 por ciento del alumnado matriculado según estadísticas educacionales de 1976.
Aunque el estudio aún está en vías de realización, ya se pueden observar en el material recogido
diferencias entre medias de once isoidías culturales.

LA FIGURA HUMANA COMO TECNICA PROYECTIVA

K. Machover (1949) encuentra que “niños cuyo Cl obtenido por medio del test de Goodenough
era idéntico mostraban no obstante, distintas características, sobre todo si se las observaba
cualitativamente y se registraba la secuencia, asociaciones y modalidad de gráficación”. Llega
entonces a la conclusión de que el dibujo de La Figura humana, al ser una expresión creativa y muy
personal, se presta para ser utilizada como técnica proyectiva. En realidad, esta afirmación
desarrolla y enfatiza lo que ya había observado Goodenough: "el niño exagera el tamaño y los ítems
que considera importantes y subordina u omite otros de acuerdo con sus necesidades o intereses”,
Más preocupada por los aspectos cognitivos, esta autora, al igual que Harris cuando incluye el
autorretrato), señala la potencialidad de test como material proyectivo, pero no lo desarrolla como
tal.
Machover, incorporando aportes de Schilder (1958), parte, del supuesto teórico de que la
personalidad no se desarrolla en el vacío sino a través del movimiento, sentimiento y
pensamiento que se da en un cuerpo específico. El dibujo de la Figura humana involucraría por lo
tanto la proyección de la imagen corporal, vehículo natural de expresión de las necesidades y
conflictos de quien lo dibuja. “En la producción de un dibujo emerge del fondo de la experiencia
total del individuo un patrón único de movimiento e idea. Su significación en relación con la
personalidad, parte del hecho de que hay involucrados procesos de selección y organización
conscientes e inconscientes, además del infinito cúmulo de experiencias y de potencialidades
imaginarias asequibles en combinación con una organización dinámica del movimiento y
representación mental de lo percibido".
Para esta autora la imagen corporal proyectada corresponde a los más profundos deseos del
sujeto, a una franca exposición de sus carencias o defectos, a una fuerte compensación ce los
mismos, o una combinación de los tres factores. El dibujo permitiría, por lo tanto, observar un nivel
madurativo y la capacidad intelectual, así como inferir el sistema de aspiraciones del sujeto, sus
necesidades y frustraciones.
Al considerar el dibujo de la figura humana como una técnica proyectiva, la consigna pierde >u
carácter de exigencia en cuanto al rendimiento, presentándose en cambio al sujeto como "Dibuje
una persona cualquiera".
Agrega luego en forma secuencial una segunda parte, “Dibuje una persona del sexo contrario",
registrándose cuidadosamente la conducta y verbalizaciones durante la prueba.
La interpretación deja de ser cuantitativa para volverse cualitativa.
Se definen una suerte de ítems, unos “formales”, basados en los aportes de los trabajos de
investigación sobre el movimiento expresivo, y otros de “contenido", fundamentados en La
simbólica psicoanalítica y la experiencia clínica.
La interrelación dinámica de las diferentes pautas analizadas permitirá inferir los rasgos de
personalidad, la vivencia del esquema corporal y los aspectos de la identidad sexual del sujeto. Sin
embargo, Machover señala que si bien en una proporción significativa de casos los dibujos permiten
juicios bastante exactos respecto de la madurez emocional y psicosexual, así como del tipo de
conflicto predominante, las manifestaciones más particulares de los rasgos señalados deberán
corroborarse con otros materiales y la historia específica de cada caso. En cuanto al grado de
normalidad o patología, afirma: “La normalidad depende del nivel de energía, el grado de control,
la capacidad de integrar experiencias y lo más importante, la disposición para afrontar problemas y
defectos”. Esto aparece solo parcialmente en los gráficos y dependerá del juicio clínico del
psicólogo darle el peso justo al material dentro del resto de los datos que obtiene.
Hammer (1969,1978, 1981) considera los factores emocionales como el aspecto más relevante
en el grafismo. El dibujo, a! igual que el lenguaje simbólico, alcanzaría las capas más primitivas del
sujeto, expresándose en el Test de la figura humana un interjuego entre los aspectos más reales
del sí-mismo y los más fantaseados de la realización de deseos. “El sutil lenguaje gráfico sería
particularmente adecuado para evidenciar la complejidad y contradicciones del ser humano que se
equilibran e interrelacionan dentro de una misma personalidad. Ocuparía el lugar que en la música
le damos a las exquisitas variaciones de la fuga”.
La interpretación del dibujo en tanto técnica proyectiva se basaría según este autor en los
siguientes elementos:

-el empleo de los significados simbólicos comunes al psicoanálisis y al folklore tal como pueden
ser estudiados en los mitos, el arte, los sueños, etcétera -el análisis de los diferentes
mecanismos de defensa, especialmente la proyección, condensación y desplazamiento
—los aspectos más individuales de lo simbólico, analizados mediante la ayuda de las
asociaciones del paciente
—los aportes de los estudios sobre el esquema corporal —la consistencia interna de los dibujos
de un mismo sujeto entre sí, y con otros tipos de materiales aplicados al mismo -las
modificaciones observadas a lo largo de retests realizados durante y al finalizar el seguimiento
terapéutico.

Este autor supone que al graficar se produce una proyección más directa que en la
administración de otro tipo de técnicas, porque movilizaría aspectos más profundos y
emocionalmente cargados del sujeto y sin la intermediación del entrevistador (como ocurre con el
registro de una historia del TAT o una respuesta del Rorschach) lo cual permitiría una conexión
más auténtica con el material.
Este mismo grado de conexión es lo que Hammer exige de quien lo analiza, llegando a afirmar
que para comprender bien el dibujo de una figura humana el psicólogo debería poder sentirse
identificado con la postura y gestos de la misma. Así al relatar su experiencia con los alumnos dice:
“En las manos de algunos, los tests proyectivos gráficos resultan un instrumento exquisitamente
sensible mientras que en otros —aquellos que no podían realmente «vendarlos- aparejen como
una comunicación a través de un teléfono desconectado”.
Para Levy (1969) todo dibujo, síntoma, fantasía o acto tiene una historia de ia cual surge. Esa
historia es un campo de vectores organizado y dinámico. En cada caso por lo tanto el dibujo o el
símbolo es el producto de un campo único que a su vez está estratificado y es multidimensional. El
dibujo, al igual que el símbolo, es económico y sobredeterminado. El Test de la figura humana
estaría determinado por factores psicodinámicos nucleares que surgen en relación con la imagen
corporal del sujeto, pero también por factores culturales y elementos transitorios que pueden en
muchos casos ser aislados.
La técnica de la Figura humana puede, por lo tanto, enfocarse como un test situacional: la
conducta desplegada durante la prueba y el resultado de la misma Ofrecen datos para el análisis
psicológico que deben ser estudiados en su interrelación dinámica.
Di Leo (1978), investigando este test específicamente en niños, incluye ciertas restricciones a la
hipótesis proyectiva de Machover. Sostiene que la gran mayoría de los niños adaptados dibuja la
figura humana de un adulto y no una imagen infantil, expresando de esta manera un concepto de
la humanidad más bien que uno referente a su propio ser. Este resulta incluido y absorbido. Afirma
sin embargo que esta figura adulta que el niño tomaría de modelo para su dibujo no sería una figura
cualquiera, sino que guardaría relación con personas significativas en la vida del sujeto. En cambio
los niños con problemas emocionales expresarían de manera más directa y simbólica sus
trastornos, dado que al aislarse más del mundo exterior se vuelcan hacia adentro, evidenciando en
muchos casos un concepto inmaduro, defectuoso o desorganizado de la imagen corporal, que se
expresa en los aspectos más primitivos del grafismo.

LA FIGURA HUMANA COMO TEST DE MADURACION


Y SIMULTANEAMENTE PRUEBA PROYECTIVA

Koppitz (1973) plantea que Harris y Machover consideran algunos ítems de la Figura humana
como indicadores de nivel y a la vez índices de conflicto emocional. Frente a esto día se pregunta
si un mismo ítem puede ser interpretado de ambas maneras. Llega a la conclusión afirmativa de
que algunos ítems pueden tener una significación tanto, evolutiva como proyectiva, pero no
necesariamente para los mismos chicos ni para el mismo nivel de edad.
De ahí que “una interpretación significativa de los dibujos del test en niños presupone tanto un
conocimiento exhaustivo de los indicadores evolutivos y emocionales en cada nivel de edad, como
una clara diferenciación entre ambos”.
Llama ítem evolutivo a aquel que sólo aparece en relativamente pocos dibujos de niños de menor
edad y que se incrementa a medida que avanza el proceso evolutivo, hasta convertirse en una
característica cronológicamente esperable. A- poyándose en datos estadísticos conforma una lista
de treinta signos que, de acuerdo con el momento evolutivo, son “esperables”, "comunes”, “bastante
comunes" y “excepcionales”.
Considera ítem emocional a aquel que no está relacionado con la edad ni la maduración (porque
ya está superado evolutivamente), que es inusual (apareciendo en menos del dieciséis por ciento
para esa edad), y que tiene una validez clínica comprobada al diferenciar significativamente
muestras de niños con problemas emocionales y niños que no evidencian signos de perturbación.
Establece una lista de treinta y ocho signos que comprende ítems referidos a la calidad del
dibujo, a la inclusión de detalles especiales y a la omisión de elementos significativos de la figura.
Señala sin embargo que no existe en el caso individual una relación unívoca entre ningún signo
aislado y un rasgo o conducta específica, ya que las ansiedades o conflictos pueden ser expresados
de maneras diferentes por niños distintos o por un mismo niño en momentos diversos.
Utiliza la consigna "Dibuje una persona entera" dejando que cada niño determine la edad y sexo
que quiere representar. Solicita un solo dibujo, ya que a su criterio la segunda figura no agrega
suficiente información para que merezca ser administrada. Aplica el test siempre en forma
individual; de esta manera, afirma, tendrán una cualidad diferente de aquellos administrados en
forma colectiva, ya que reflejan la relación personal con el entrevistador, siendo más ricos y
reveladores.
En cuanto a la fundamentación teórica, señala algunas diferencias en relación con las hipótesis
sostenidas por Machover. El test reflejaría, en primer lugar, el nivel evolutivo y las relaciones
interpersonales del niño, incluyendo Las actitudes hacia sí mismo y hacia las personas más
significativas en su vida. Pone más énfasis en la comprensión de cuál o cuáles podrían ser las
preocupaciones actuales del niño y el conflicto predominante: por ejemplo preocupación por su
aspecto físico (se siente demasiado gordo, pequeño, diferente...), o su rendimiento escolar, o
ciertas conductas que siente como inaceptables o inadecuadas (masturbación, robos...), o dificultad
con su identidad sexual, etcétera. No sería el dibujo un retrato de los rasgos de personalidad
básicos y permanentes del niño, ni una imagen de su apariencia real, sino más bien un retrato
interno del mismo,'tal como éste se Vive de acuerdo con sus actitudes y situaciones actuales. Sin
embargo, admite que cuando la figura se aparta mucho de la apariencia física real, es cuando
parece tener mayor significado clínico.
El cómo dibuja la figura reflejaría el concepto que el niño tiene de sí; a quién dibuja puede dar
indicios de la persona más significativa para él en ese momento (incluso el sujeto mismo), siendo
a veces una expresión de sus actitudes o conflictos, o una imagen compensatoria de los mismos.
Investigaciones posteriores sobre el sistema Koppitz de ítems evolutivos, del tipo de validación
concurrente, realizados por Gayton y Tavormina (1974) han podido demostrar que aquél
correlaciona 0,96 con el de Harris-Goodenough. Recomiendan por lo tanto utilizar el de Koppitz ya
que requiere una evaluación de menor cantidad de ítems, permitiendo alcanzar un resultado
semejante.
Saami y Azara (1977) han investigado en cambio los ítems emocionales, dividiéndolos en
aquellos referidos al eje Agresión-Hostilidad (como por ejemplo, a- simetría grosera de piernas y
brazos, largo exagerado de brazos, presencia de dientes, etcétera) y aquéllos mis relacionados con
el eje Labilidad Emocional-In- seguridad (tales como base inclinada, brazos demasiado cortos,
ausencia de rasgos faciales, tamaño micrográfico, etcétera). Encuentran que hay una relación entre
tipo de ítems y sexo del niño, predominando la subcategoría Agresión- Hostilidad en los varones y
la de Labilidad-Inseguridad en las nenas. Esta diferencia es más significativa en las edades
inferiores borrándose al llegar a la adolescencia. Al aumentar la edad parece predominar el conflicto
individual sobre la tendencia ligada al sexo del sujeto.

LA FIGURA HUMANA COMO EXPRESION DEL ESTILO COGNITIVO

Witkin (1965-1970) considera que los estilos cognitivos son manifestaciones en el área de la
cognición de dimensiones más generales de la personalidad.
A partir de estudios empíricos relacionados en un principio con la percepción pero luego
ampliados a otras áreas, diferencia un enfoque articulado independiente del medio, de otro
globalista y dependiente.
En este sentido, el estilo cognitivo sería una modalidad preferencial de contacto con la realidad
que se manifiesta tanto en lo afectivo como en lo intelectual, consistente y estable a lo largo del
tiempo, y que aparece de la misma manera en estudios transculturales, con una distribución de tipo
curva normal en poblaciones muy diversas.
Estos estilos no deben entenderse como dos cualidades dicotómicas, sino como puntos polares
de un continuo cuyos dos extremos pueden ser patológicos si están exacerbados.
En su relación con el grafismo, Witkin comprueba que la forma en que el sujeto dibuja la Figura
humana es un indicador bastante fiel del grado de articulación psicológica y estilo cognitivo
dependiente o independiente del campo por parte del sujeto. El individuo expresaría la manera
cómo percibe su esquema corporal formado por las impresiones cognitivas y afectivas, conscientes
e inconscientes, que tiene de su cuerpo.
Utilizando la consigna de Machover, construye una escala de cinco puntos -con versión para
niños y adultos— para medir el grado de sofisticación del esquema corporal (Body Concept Scale).
A diferencia de la interpretación proyectiva, se toman en cuenta (en forma similar a la tabulación de
Goodenough) presencia, ausencia y calidad de los elementos de acuerdo con el nivel de la forma
y proporciones relativas, el grado de detallismo, de identidad y diferenciación sexual de las figuras.
Así, una persona obtiene un alto puntaje en articulación e independencia cuando sus figuras
muestran una imagen realista del cuerpo con diferenciación y proporción de partes (rasgos de cara
definidos, cintura, cadera y hombros, etcétera), una buena discriminación del sexo a través de
atributos de características secundarias y elementos de vestimenta ricos en detalles. Esto indicaría
que el sujeto tiene un sentido de identidad separada, un conocimiento de sus necesidades,
sentimientos y actitudes reconocidos como propios y diferentes de los de los demás y un marco de
referencia autónomo e internalizado.
Al relacionar la variable “niveles de diferenciación psicológica" con modalidades defensivas y
tipos de psicopatología, Witkin también encuentra diferencias. Así, por ejemplo, mientras que las
personas con predominio de estilo cognitivo articulado apelan más al aislamiento afectivo y a la
intelectualización, las más indiferenciadas utilizan con gran frecuencia la negación y la represión.
Las formas más comunes en que se manifiesta la patología por el lado de la no diferenciación son
en cuadros en los que predominan los problemas de identidad y dependencia, por ejemplo,
alcohólicos, obesos, drogadictos, psicosomáticos.
Los desvíos por el lado del exceso de articulación serían los esquizoides graves, los obsesivo-
compulsivos y paranoides. Alerta sin embargo que, aunque los estilos cognitivos se correlacionan
con aspectos sintomatológicos, no pueden utilizarse por sí solos para definir cuadros
psicopatológicos, ya que éstos abarcan más variables y son mucho más complejos.
Señala asimismo que el estilo cognitivo puede ser un factor muy importante en el vínculo
terapéutico, ya que incidirá en la actitud de ambos: en la flexibilidad o rigidez para el cambio del
paciente así como en la forma de comprensión devolución de lo captado por parte del terapeuta.
El paciente con un estilo cognitivo articulado pero flexible sería el mejor candidato para una
terapia, ya que puede lograr mayores cambios e internalizarlos más rápidamente sin necesitar
mantener una excesiva dependencia con el terapeuta,

LA FIGURA HUMANA, INVESTIGACION Y CONTROVERSIAS

Al reseñar el estilo de las técnicas proyectivas en 1976, Exner escribe: “Posiblemente ningún
otro método con la posible excepción del Rorschach ha sido -tan controvertido y al igual que el
Rorschach ha motivado tal producción de trabajos de investigación como los tests gráficos. Entre
ellos, el Dibujo de la figura Aumam, de Machover, se ha convertido en uno de los métodos
proyectivos más utilizados en la clínica en USA.” Este dato es aportado por los estudios de
Sundberg (1961) que lo ubica en segundo lugar y el de Lubin Waüis y Paine 1971) que diez años
después aún lo encuentra como el cuarto test más frecuentemente incluido en la batería
psicodiagnóstica, luego del Bender, el Rorschach y el Wechsler, a pesar de que los datos aportados
por los diferentes estudios de validación arrojen resultados tan contradictorios.
A su vez Hammer (1981), quien posiblemente sea el autor que más ha tratado fie elucidar el
valor clínico del material gráfico así como señalar su desacuerdo con ciertas aproximaciones a la
investigación en esta área, comienza su última reseña diciendo: “Las investigaciones en el campo
de los tests gráficos son en general tan amplias y tan contradictorias que este autor siente que
necesita respirar fondo antes de sentarse para tratar de encontrarle algún sentido a este mosaico
de resultados diversos...”
Para no agobiar al lector, parafraseando a Hammer, sólo tomaremos de este mosaico” algunas
problemáticas básicas que se han discutido en la investigación, incluyendo a modo de ejemplo y
en forma de cuadro, algunos estudios que permitirán comparar resultados diversos, con
metodología y muestras disímiles en relación con una misma temática (véanse cuadros en pags.
24 a 35).
Hemos elegido la variable autoestima y percepción de sí mismo, ya que ésta refiere a la
hipótesis básica de que el gráfico recoge una expresión simbólica de la imagen de sí y del
propio esquema corporal, incluimos asimismo algunos trabajos centrados en la búsqueda de
indicadores psicopatológicos diferenciales, ya que ésta es un área importante de validación
clínica y, finalmente,otros en que se trata de detectar la incidencia de los factores
educacionales, socioculturales y las diferencias transculturales, que aunque no incluyen datos
de nuestro país pueden ser interesantes para tomar en cuenta en la investigación local.
Los autores que han realizado una revisión más sistemática y abarcativa de la extensísima
bibliografía sobre técnicas gráficas, y en especial la Figura humana, han sido Swensen (1957-1968)
y Roback (1968). Resulta interesante señalar que aun en los artículos de estos dos autores,
publicados el mismo año, se llega a una evaluación final diferente. El primero (basándose en 130
trabajos) considera que los estudios más recientes han logrado una mayor sofisticación
metodológica brindando por lo tanto resultados más claros respecto de ciertas hipótesis que han
podido ser comprobadas y otras que siguen controvertidas. El segundo, en cambio, con una
bibliografía igualmente profusa, concluye con una actitud más desesperanzada, planteando que el
número de resultados contradictorios o adversos indicaría que el Test de la figura humana sólo
ofrece una aproximación relativamente grosera al grado de patología del paciente. A su vez propone
la confección de tabulaciones escalares que pudieran permitir una mayor exactitud en la
interpretación.
¿Qué es lo que hace a Swensen más optimista"1 Posiblemente, que su artículo es una
comparación de los resultados obtenidos antes del año 1957 (momento de su primera reseña) y la
situación existente diez años después.
Hammer, comentando a su vez estas reseñas, también alerta respecto de problemas
metodológicos que pueden llevar a error:

- Investigar un ítem que ocurre poco frecuentemente comparando muestras patológicas y de


control.
Así, signos tales como dedos de pie a través del zapato, órganos internos en transparencias,
secuencia bizarra, que se encuentran en producciones esquizofrénicas, no deben investigarse
tomando por ejemplo una muestra de 50 pacientes esquizofrénicos y 50 pacientes “normales";
el diseño adecuado sería recoger materiales que tengan estos signos y tabular en cuántos
casos corresponden a esquizofrénicos.
- No tomar en cuenta la estipulación exacta que hace un autor respecto de un ítem que
considera significativo.
Por ejemplo, diversos estudios que investigaron la presencia de “rodilla” no pudieron verificar
su significación patológica. Hammer advierte que Machover dice específicamente: “En sujetos
de tipo esquizofrénico pueden aparecer rodillas indebidamente enfatizadas como una manera
de indicar la necesidad de mantener a raya sentimientos de desorganización del cuerpo. Esto
no debe confundirse con la presencia de rodillas simplemente marcadas como un detalle que
es común en sujetos con buena capacidad gráfica y adecuado contacto con la realidad.”
— Incluir un ítem sin tomar en cuenta la conducta que lo acompaña. Por ejemplo no son correctos
estudios que simplemente tabulan el número de borraduras en un gráfico, ya que el borrar
puede ser un signo de adaptación y flexibilidad cuando el dibujo mejora y no se hace de manera
exagerada, o un signo patológico cuando transmite características compulsivas, o empeora la
producción ensuciándola. Así, en este último caso aparecería con claridad el impulso y la
fantasía subyacente, dado el fracaso de la defensa.
— Intentar validar indicadores utilizando categorías psicopatológicas o rótulos nosográficos mal
definidas y en los que no hay consenso entre autores. Recomienda en cambio el uso de
referentes de conducta.
Por ejemplo, varios estudios pudieron comprobar que el excesivo énfasis en ojos y orejas
correlacionaba con un incremento en ideas de referencia y actitudes de desconfianza, aunque
no siempre corresponda al cuadro paranoide totalmente declarado.

Hammer propone para el futuro aumentar el número de estudios en que se manipula la variable
independiente a fin de observar su incidencia en el resultado gráfico. Este diseño experimental,
sobre todo cuando involucra una técnica test retest, tendría la ventaja de permitir observa: las
modificaciones intrasujeto en cada caso dentro del grupo experimental y el grupo control. Por
ejemplo, cuando se manipula la autoestima o la ansiedad se puede detectar el efecto de la variable
tomando como base las características de la figura en la producción original, ligadas a los rasgos
más estables de la personalidad del sujeto.
Klopfer (1981), a su vez, enfatiza la importancia de tomar en cuenta que cuando el psicólogo
realiza un diagnóstico utiliza un encuadre de múltiples "niveles” aportados por materiales que
apuntan justamente a estratos diferentes de la personalidad. Diferencia el “nivel” de los datos que
se obtienen de un sujeto a partir de la descripción de aquellos que lo conocen (su familia, amigos,
maestros), de aquel otro que se logra a través de la producción más consciente de
autodescripción del sujeto (por ejemplo, administrándole cuestionarios o inventarios).
Un “nivel” muy diferente sería, a su vez, el que aportan las técnicas proyectivas, se le permiten
al sujeto una expresión a veces contradictoria de aspectos conscientes e inconscientes, así como
la posibilidad de proyectar y desplazar lo propio rechazado en otras figuras o personajes. Si bien
un diagnóstico válido requiere la integración de estos tres “niveles” para una correcta
comprensión y predicción de la conducta, los estudios que intentan correlacionar, por ejemplo, la
imagen de sí vertida en un inventario con la proyectada en un dibujo serían contradictorios en sí
mismos, ya que tratan de verificar un nivel utilizando otro diferente como validación.
Finalmente, uno de los problemas más arduos a resolver es la incidencia en los gráficos de la
capacidad para dibujar, o sea el talento artístico.
Dice Swensen; “Si se van a utilizar signos o ítems de contenido o expresivos, la calidad del dibujo
y la particular dificultad de la parte del cuerpo dibujada deben ser tomadas en cuenta en la
evaluación.” Según este autor, la investigación ha demostrado reiteradas veces que sujetos más
normales producen dibujos de mejor calidad y que cuanto mejor la calidad del dibujo, pueden
aparecer mayor número de indicadores de conflicto (borraduras, sombreado, detallismo, etcétera),
dato que sería contradictorio con la significación asignada a estos ítems.
Hammer considera, en cambio, que si estos resultados aparecen es porque la investigación está
mal diseñada. En la interpretación clínica la evaluación conjunta de los ítems de conducta,
secuencia, localización e interrelación de signos (por ejemplo, dónde, cuándo, cómo borra) permite
diferenciar claramente una cualidad adecuada de una patológica. Asimismo afirma que cuando hay
una gran facilidad para dibujar, los estilos gráficos serán lo suficientemente diversos como para
permitir interpretaciones ligadas a la personalidad del que dibuja.
La diferenciación entre capacidad artística y patología ha sido justamente un área de estudio de
este autor entre los años 1964-67, cuando realizó una investigación que trataba de ver el grado de
correlación entre rasgos de personalidad, actitudes y sentimientos con la variable creatividad.
Utilizando como muestra adolescentes estudiantes de arte divididos por los profesores en tres
grupos —los creativos, los intermedios y los imitadores—, les aplicó una batería de tests
proyectivos que incluía el Rorschach, el TAT , Concepto desagradable y el Dibujo de la figura
humana. Tal como era esperable, encontró una serie de diferencias significativas, apareciendo
los más creativos como sujetos más cercanos a la inestabilidad psicológica. Sus materiales, en, los
que se veían intentos de sublimar por el arte, eran más ricos, dramáticos, de más elevado nivel de
simbolización; aparecía en ellos una mayor permeabilidad a las fantasías e impulsos inconscientes
y una mayor aceptación de los rasgos bisexuales de la propia identidad. "Un observador
desprevenido”, dice Hammer, “podría interpretar en esos materiales sólo los aspeaos patológicos
y no encontrar el valor adaptativo, sublimatorio, de esa producción diferencial."
Lo cual nos lleva nuevamente a la variable del entrevistador-psicólogo que debe ser validada.
De acuerdo con Holt (1967), los estudios sobre la validez clínica ignoran una importante fuente de
variancia: el talento y la habilidad del psicólogo que analiza los materiales. El problema de la validez
residiría, por lo tanto, en fijar primero los límites superiores de lo que puede ser hecho por los
mejores en este arte científico del psicodiagnóstico y estudiar luego cómo lo hacen. Leibovich de
Duarte (1978), retomando esta problemática en un trabajo sobre juicio clínico, afirma a su vez: “El
manejo interpretativo de los materiales proyectivos no se basa en la aplicación de ninguna regla
mecánica, sino que descansa fundamentalmente en la habilidad del psicólogo para encontrar e
integrar indicios significativos. De ahí que no sólo incide el marco teórico que éste maneja y su
experiencia clínica, sino también su personalidad y su estilo cognitivo’’.
La controversia sigue, por lo tanto, abierta esperando nuevas investigaciones; aportes
significativos.
AUTOESTIMA

AUTOR AÑO HIPOTESIS A MUESTRA METODO RESULTADOS


VERIFICAR
Craddíck 1968 Los sujetos 200 varones Administración de Figura masculina
alcohólicos alcohólicos. diagnóstico individual, significativamente menor
tienden a consigna de que la femenina con signos
realizar los Machover. de desvalorización y
dibujos de Comparación intratest conflicto.
figuras de figuras masculinas
masculinas en y femeninas.
tamaño
pequeño, siendo
esta
característica
indicador de su
autoestima
disminuida y su
ansiedad
incrementada.
Ludwig 1969 Las variaciones 50 varones de 10 Aplicación de El feedback negativo
de la autoestima años. diagnóstico individual produce disminución en el
se manifiestan con test-re- test a los tamaño de las figuras
en el tamaño y dos meses. Se masculinas a la vez que se
expresión de las manipula autoestima incrementa
figuras. negativa a través de compensatoriamente la
un feedback de crítica musculatura dando una
en una dase de imagen de fuerza.
gimnasia.
Irgens 1971 Se busca una 100 varones Se realiza el Las figuras masculinas
Prytula y 1972 replicación del alcohólicos. diagnóstico individual aparecen peor integradas y
Leigji trabajo de con Machover. Se más pequeñas.
Craddíck, con Huérfanos de 7 tabula futriendo un Tienen un alto índice "de
igual hipótesis. años análisis de indicadores de patología en
Los niños institucionalizados. proporcionalidad el área de la cabeza.
huérfanos Niños de igual interna de las figuras Las figuras femeninas son
carenciados edad que viven en y análisis más grandes, con rasgos
expresan su sus hogares. multifactorial de otras agresivos y, en algunos
autoestima variables. casos, obscenos.
disminuida en Aplicación
dibujos donde la Randomizada de
figura de los dibujos de la madre,
padres y de sí el padre, la maestra, No aparece diferencia
mismo es de el colegio, la casa, un significativa entre muestras.
menor tamaño autorretrato. Medición Tampoco se observa en el
que la de sus de tamaños relativos análisis intrasujeto una
pares no y análisis de la diferencia significativa entre
huérfanos. incidencia de la la imagen de figuras
temática específica perdidas (padres) y actuales
del dibujo. (maestros) en términos de
tamaño. No aparece
sobrecompensación de la
propia imagen.
AUTOESTIMA

AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS


Coopersmith 1976 Verificación de indicadores 197 varones Aplicación del De los 15 indicadores
Sakaf y otros de autoestima utilizados en preadolescent Inventario estudiados,
estudios previos en relación es. Coopersmith 5 mostraron diferencias
a Figura humana. de autoestima. significativas:
Se agrupa a los presencia de manos
niños de bien definidas, rol
acuerdo con social claro, expresión
una evaluación de afecto positivo,
dada por el ausencia de
profesor en Alta indicadores de
y Baja patología y aceptación
Autoestima. de la figura por el
Se administra entrevistador. La
el test de diferencia por tamaño
Machover no resultó significativa.
tabulando
tamaño,
expresión, tipo
de movimiento
y calidad de
apoyo
presencia de
manos, tipo de
vestimenta y rol
social, etcétera.
Dajby y Vale 1977 La autoestima disminuida 115 varones Se aplica No se encuentra
produce mayor diferencia de 10 años. Inventario de relación entre nivel de
en el tamaño entre el Coopersmith de autoestima tabulado
grafismo de sí mismo y de autoestima. por medio del
sus pares. Se solicita el inventario y el tamaño
dibujo de un de la figura de sí
autorretrato y el mismo. No hay
de dos diferencias
compañeros de significativas en
clase. relación con las de los
compañeros.
Stephen 1978 Verificación de diversos 150 mujeres Se aplica el Aparece como
indicadores de autoestima de 11 años. Inventario Pier- significativo el efecto
(idem anterior). Hanis de del dibujo por encima
autoestima. de las demás
Se pide el variables. Área
dibujo de un autoestima
hombre, una correlaciona con
mujer y un número de borraduras,
autorretrato alto, positiva calidad
"randomizando" del dibujo, mayor
la secuencia. sombreado pero no
Se tabula: con mayor tamaño. La
tamaño, área figura del varón es
general significativa mente más
ocupada, grande que la
tamaño relativo femenina y el
de la cabeza y autorretrato.
el cuerpo,
borraduras,
omisiones,
transparencia y
sombreado.
GRUPOS PSICOPATOLOGICOS

AUTOR AÑO HIPOTESIS A MUESTRA METODO RESULTADOS


VERIFICAR
Exner 1972 Indicadores de 4 grupos de 20 Aplicación del Test de Se observan
distinto tipo de varones la figura humana en un diferencias
ansiedad neuróticos con psicodiagnóstico significativas entre el
diferencian entre perturbaciones del individual. Al grupo grupo de neuróticos, el
grupos patológicos carácter, normales experimental se le de perturbaciones del
y normales. Se con manipulación aplica un shock carácter y los normales
postula que un experimental, eléctrico previo al con y sin
grupo normal normales control. gráfico. Indicadores manipulación. Sobre
sometido a stress incluidos; todo en cuanto a las
haría figuras características del características de la
semejantes a las de trazado, sombreado, línea, el sombreado y
los grupos kinesia, la presencia de kinesia
patológicos. emplazamiento, y del perfil. No son
tamaño, presencia de significativas tamaño,
botones, perfil, pies. ubicación, presencia
Se verifica ansiedad de botones y ausencia
por análisis de de pies.
sangre.
Carlson y 1973 Indicadores de 59 pacientes Administración Diferencia significativa
Quintan conflicto con el esquizofrénicos individual de entre las dos variables:
esquema corporal e adultos recién diagnóstico completo ítems referidos a
inadecuado manejo internados no en momento de esquema corporal
de características medicados. admisión. Análisis de tienen elevada
sexuales factores y correlación correlación con talento
secundarías se intertest. artístico y grado de
correlacionan con el sofisticación de la
grado de patología figura. No correlaciona
del paciente. con grado de
patología. Mal manejo
y exacerbación de las
características
sexuales presenta
correlación alta con
otros indicadores de
características bizarras
y perturbaciones del
pensamiento en otros
tests, sobre todo el
Rorschach,
Kenneth 1974 Grado de simetría- 60 pacientes Psicodiagnóstico Se observa una
asimetría en la esquizofrénicos y individual sin Figura diferencia significativa
figura como 60 adultos humana. Tabulación de mayor asimetría en
indicador de niveles normales. de simetría en la muestra patológica.
de patología. hombros, brazos y
piernas.
GRUPOS PSICOPATOLÓGICOS

AUTOR AÑO HIPOTESIS A MUESTRA METODO RESULTADOS


VERIFICAR
Wysocki 1977 Identificar 62 adultos Administración Aparecen 26 diferencias
características varones individual del Test significativas en tres
generales en institucionalizado de la figura subgrupos: los violadores
relación con s por conductas humana. Se tabulan tienen mayor número de
perturbaciones de la de delito sexual: 31 ítems ligados a indicadores de conflicto
identidad sexual; paidofilia, fantasías referidas a con la identidad sexual.
perversión, incesto, autoestima, Los paidofilicos e
narcisismo, monto violación. identidad sexual, incestuosos más
de ansiedad y monto de agresión y elementos bizarros
agresión. Ver ansiedad. indicadores de aspectos
indicadores psicóticos.
diferenciales por
subgrupos.
Kay 1978 Hallar indicadores 136 Administración de 7 de las 14 dimensiones
de patología severa esquizofrénicos diagnóstico propuestas dieron
que permitan el adultos divididos individual en resultados altamente
ordenamiento en en paranoides, primera semana de significativos en la
subgrupos. hebefrénicos, internación, con diferencia por subgrupos;
catatónicos y consigna “Haga un mayor bizarría en paranoi-
esquizofrenias dibujo de alguien”. des, mayor número de
crónicas con y Interpretación omisiones y sombreados
sin deterioro y cualitativa e en esquizofrenia crónica,
retardo. impresionista mayor número de figuras
agrupando ítems en inanimadas en
categorías como: esquizofrenia reciente,
dibujo inanimado, mayor desvío en
omisiones, ubicación en pacientes
esquematismo, crónicos, más índices de
bizarría, desvíos en deficiencia en el desarrollo
tamaño, desvíos en en esquizofrenia con
ubicación, retardo.
sombreado,
etcétera.
Cvetkovic. 1979 Correlacionar ítems 70 Administración No se encuentran
proyectivos con esquizofrénicos individual seriada diferencias significativas
indicadores adultos de 6 figuras en la organización del
cognitivos con hospitalizados, humanas espacio entre las
grado de patología, medicados; 70 incluyendo un producciones de normales
considerando adultos autorretrato. y de esquizofrénicos. Se
especialmente la normales. Tabulación de 35 observa en cambia una
configuración ítems asignando un elevada incidencia del
espacia! del puntaje por sexo encuarto al enfoque
grafismo. presencia. cognitivo, así como de la
edad y nivel educacional.
FACTORES ETNICOS Y SOCIOCULTURALES

AUTOR AÑO HIPOTESIS A MUESTRA METODO RESULTADOS


VERIFICAR
Laosa, 1974 Evaluar datos sobre 349 niños Aplicación de Puntaje más elevado en la
Schwartz y aspectos cognitivos, estadounidenses Figura humana primera figura en ambas
Guerrero perceptivos y de y mexicanos, a con escala muestras, pero los niños
personalidad a través los 8, 11 y 14 Goodenough estadounidenses obtienen
de un estudio años apareados Harris. una media más alta en
longitudinal. Incidencia en cuanto a Evaluación de ambas figuras. Varones
de la interacción entre status rasgos mexicanos dibujaron
cultura, sexo y edad. socioeconómico, masculinos- figuras con más detalle y
sexo y femeninos en acento en la masculínidad.
educación. una escala de Niñas mexicanas
cinco puntos. La realizaron una
aplicación y diferenciación mayor por
tabulación es el sexo entre las dos
realizada por figuras. Ambos grupos
entrevistadores étnicos presentan mayor
del propio grupo porcentaje de primera
étnico del sujeto. figura del propio sexo.
Mc Cullers 1974 Semejanza o Estudiantes Dos aplicaciones En ambas muestras lo feo
discrepancia respecto universitarios ‘'randomizadas" consiste en la exageración
de cuáles rasgos eran blancos y de Figura de ciertos rasgos que
considerados lindos y negros. humana con hacen desproporcionada o
feos en poblaciones consigna de ridicula la figura. Los
étnicas diferentes y su dibujar “una estudiantes negros
forma de expresión en persona fea y asignan a la figura linda
el grafismo, Relación una persona rasgos blancos en el
entre lo deseable y la linda". dibujo de los dos sexos.
autoestima.
Ratusnick 1977 Incidencia de la 144 preesco- Se aplica Figura Se encuentra que los
y pertenencia a un grupo lares en 4 humana niños negros,
Koenigskn étnico sobre la grupos de raza tabulando con independientemente del
echt modalidad y negra y blanca Goodcnough- nivel socioeconómico
características del con nivel Harris. tienen mejor rendimiento
grafismo y la socioeconómico cuando el entrevistador es
intervención de la alto y bajo. negro.
variable pertenencia
étnica del
entrevistador.
FACTORES ETNICOS Y SOClOCULTURALES
AUTOR AÑO HIPOTESIS A MUESTRA METODO RESULTADOS
VERIFICAR
Verhure 1977 Revisión de la 50 niños Se aplica la Figura Los niños negros utilizan
autoimagen gráfica de blancos y 50 humana con mayor frecuencia el
niños negros en una niños negros ofreciendo lápiz y crayón negro. La lista de
comunidad en que se ha de 9 y 11 años. crayón negro. adjetivos es marcada
realizado una tarea de Seguidamente se con una serie de
integración racial y da una lista de cualidades positivas en
enaltecimiento la adjetivos referidos ambas muestras por
pertenencia étnica. a las figuras igual.
dibujadas.
Shofield 1978 Verificar si la raza de la 157 niños Se administra Los niños blancos
figura dibujada se negros, 167 Figura humana dibujan figuras con
relaciona con el grupo niños blancos con retest y se claras características de
étnico al que pertenece de 7 y 8 solicita que su grupo étnico. Algunos
el niño. años. individualicen cuál niños negros hacen
figura figuras blancas y otros
prefieren. evitan aquellos rasgos
que podrían identificar la
pertenencia racial. Tanto
el dibujo como la
elección permiten
observar la menor
aceptación de la propia
identidad racial en la
población de color.
Kuhlman 1979 Recopilación de diversos 30 Administración Aparece una significativa
estudios para verificar adolescentes individual de mayor aceptación de la
aceptación de identidad blancos y 30 Figura humana. propia identidad a través
racial en el grafismo. negros. de rasgos que definen
las figuras como negras.
CAPÍTULO II
ADMINISTRACION Y CRITERIOS DE INTERPRETACION EN EL
TEST DE LAS DOS PERSONAS

El Test de las dos personas (comúnmente llamado Test de la pareja) surge a partir del Dibujo de
la figura humana en tanto técnica proyectiva. Bernstein (1964) se propone construir un test que
abarque más directamente la evaluación de los aspectos vinculares, tomando para ello una
sugerencia de Machover que dice: "De haber tiempo puede ampliarse el Dibujo de la figura humana
solicitándole al sujeto que se dibuje a sí mismo, o a un niño, o a dos personas.”
Tal como se explicitó en el capítulo anterior, para esta autora, la Figura humana representa
básicamente la expresión de sí mismo, brindando además información sobre la personalidad en
cuanto a la identidad en general, la identidad sexual y más específicamente la vivencia del esquema
corporal.
Bernstein afirma que su test, además de lo anterior, ofrece una objetivación de la “pareja interna”
del examinado, es decir una imagen de la pareja que éste necesita, aportando datos sobre el tipo
de vínculo fantaseado a nivel consciente e inconsciente, en relación con su modo de funcionar en
la situación de test y en el mundo externo.
Para ello realiza varias modificaciones en la administración, que presentamos comparativamente
en la página siguiente.
Ambos autores enfatizan la necesidad de registrar la secuencia y la conducta así como preguntas
o asociaciones durante la ejecución.
Machover señala que si el sujeto hace sólo una cabeza, se le urge a que complete la figura, y si
intenta realizar figuras tipo fosforitos debe pedirse una figura más completa,
Bernstein consigna que toda pregunta sobre el sexo de las figuras, por ejemplo: “¿Dibujo un
hombre y una mujer?”, etcétera, deberá ser respondida por
MACHOVER BERNSTEIN

- “Dibuje una persona completa” (en una hoja). - "Dibuje dos personas cualesquiera” (en
- “Ahora dibuje una persona del sexo opuesto” una sola hoja y sin especificar sexo).
(en otra hoja). - “Póngales el nombre y la edad que
- Pedido de asociaciones o aplicación de un pudieran tener”. (El solicitar la edad
cuestionario en el que se pregunta por ejemplo: fue una sugerencia de la Lie. M. E,
“¿qué edad parece tener? ¿qué ocupación? García Arzcno).
¿es casado? ¿cómo es su carácter? ¿cuál es la - “Escriba una historia que relate qué
mejor parte de su cuerpo? ¿cuál la peor? ¿es Jes ocurre, qué piensan y sienten los
nervioso? ¿cuáles son sus principales personajes.”
deseos?", etcétera. En otros casos se le pide - “Póngale un título a su historia”.
directamente que narre una historia sobre esa
figura como si ésta fuera un personaje de teatro
o novela.
- También puede preguntársele si la figura le
recuerda a alguien en particular, si le gustaría
ser como ella, y finalmente que identifique si
alguna de las aseveraciones sobre la figura
graficada pueden referirse a características del
propio sujeto.

“Como usted quiera” (a diferencia del test de Machover donde se insiste en que la segunda figura
sea de un sexo diferente del de la primera). Lo mismo se responde respecto de la edad, postura o
inclusión de elementos accesorios. En nuestra experiencia en caso de realizar una sola figura se
recuerda que debe dibujar dos, pero si el paciente rehúsa, se continúa directamente con la parte
verbal del test. Esto permitiría ver si a nivel de la historia puede introducir el segundo personaje y
quizás comprender qué provocó la dificultad para incluirlo gráficamente.
Si el sujeto incluye espontáneamente escenario, objetos accesorios y/o alguna otra figura
adicionada, no se interfiere, pero si pregunta previamente puede repetirse la consigna y luego
inquirirse qué es lo que quisiera incluir, dejándole de esta manera la opción de hacerlo o no.
Si el entrevistado presenta dificultades en la parte verbal, porque no sabe o no puede escribir,
se le solicitará que le dicte al entrevistador los nombres y la historia, quien los registrará en hoja
aparte.
En cambio si la dificultad para escribir es más una actitud oposicionista o de desgano,
etcétera, se insistirá para que dentro de lo posible el material se complete de la manera prevista.
Una vez terminado el test pueden pedirse asociaciones respecto de la elección de los
nombres, averiguar por ejemplo si corresponden a alguien conocido, a algún personaje de libro
o de película, tratando de que explique brevemente por qué los eligió y que los describa en caso
de que sus cualidades no queden explicitadas en la historia. También pueden pedirse
aclaraciones respecto del texto del relato si éste resulta ilegible, o presenta dificultades para su
comprensión por razones de incoherencia, etcétera. Lo esencial sin embargo en esta etapa de
completamiento de datos, es que la actitud del entrevistador sea positiva y no crítica, dado que
este material accesorio le interesa si ayuda a la mejor comprensión del paciente y no dificulta
el rapport esencial a la tarea diagnóstica.

CARACTERISTICAS DE LA INTERPRETACION DEL TEST DE LA FIGURA HUMANA


Y DEL TEST DE LAS DOS PERSONAS

Las variables de Interpretación que Machover propone para el análisis del grafismo se
fundamentan sobre todo en los aportes de estudios hechos sobre el movimiento expresivo
(Wolff, 1962) y su relación con la proyección de aspeaos del esquema corporal y la personalidad
en general.
Presenta una gran cantidad de pautas acerca del contenido simbólico del cuerpo,
fundamentando su uso en que “el dibujo de una persona, al incluir la proyección de la imagen
del cuerpo ofrece un vehículo natural de expresión de las necesidades y conflictos del cuerpo
de uno. La interpretación acertada del dibujo procede de la hipótesis de que la figura dibujada
está relacionada con el individuo que está dibujando, con la misma intimidad que caracteriza el
porte de ese individuo, su escritura manuscrita, o cualquiera de sus movimientos expresivos".
La mayor parte de las veces interpreta los dibujos independientemente de los datos obtenidos
verbalmente mediante las asociaciones, el cuestionario o la historia. Considera que este aspecto
verbal y consciente del proceso no constituye un elemento intrínseco del test, aunque a veces
permite obtener una información clínica indirecta acerca del sujeto y sirve como contraste de los
rasgos presentados gráficamente. Sin embargo señala que: "aunque sólo aporte significación
suplementaria para la interpelación, las asociaciones son valiosas para la elucidación de
significados individuales y de problemas específicos involucrados en La producción gráfica".
También puede en muchos casos complementar los datos de entrevista, ya que según esta
autora la mayoría de los sujetos rápidamente se desprenden de la figura dibujada y hablan de
sus propias preocupaciones, defectos o pensamientos. Incluso se observa que a veces
introducen sin darse cuenta el pronombre “yo” aunque aparentemente se refieran al personaje
graficado.
Bernstein, en cambio, señala que su test obtiene una doble producción, una "pareja gráfica”
y una “pareja verbal”, procediendo por lo tanto a un doble análisis que debería proveer
información sobre la identidad del sujeto, su relación de pareja y el vínculo fantaseado con la
misma.
Enfatiza que la técnica de análisis de la parte gráfica no difiere de la de Machover, en tanto la de
la historia verbal se asimila al TAT. Señala que sin embargo, dadas las particularidades del material
es posible y necesario utilizar algunas variables ad hoc, relacionadas con las características
específicas de este test diádico, aportando el siguiente cuadro de variables;

I. Análisis de la pareja, gráfica y verbal como una Gestalt.

II. Aspectos descriptivos.


1. Composición de la pareja: edad y sexo de los miembros. ¿Pareja homosexual o heterosexual?
¿Adulta, infantil o mixta? ¿Adecuada a la edad del examinado, regresiva o precoz? Cuando es
una pareja heterosexual, ¿hay buena o mala diferenciación de sexos?
2. Naturaleza del vínculo: ¿sexual, materno-filial, paterno-filial, fraterno, educacional, profesional,
camaraderil, etcétera?
3. Nivel de realidad: ¿Pareja real o fantaseada? ¿Relaciones al nivel verbal, premotor o motor?
4. Situación de la pareja: paseo, trabajo, conversación, lucha, etcétera,

III. Aspectos dinámicos,


5. Imagen de sí y del otro. Distribución de roles. Vista la pareja como una proyección de la imagen
de sí y del otro generalizada: ¿cuál y cómo es el rol de la figura de identificación y cuál y cómo
el rol atribuido al otro? Vista la pareja como una proyección de las partes internas del
examinado (yo-yo ideal); parte femenina-parte masculina; parte sana-parte enferma; parte
agresora-parte agredida, etcétera. Cómo son esas partes.
6. Contacto y comunicación: distancia interpersonal. ¿Hay comunicación o disociación? La
comunicación se da en las dos direcciones o en una sola? ¿Superficial, profunda, cargada?
7. Afectos. Tema afectivo: ¿integración, conflicto, frustración, retaliación? ¿Aceptación, rechazo,
indiferencia? ¿Erotismo, ternura, agresividad, competencia, envidia, etcétera? Tono: serio,
humorístico, caricaturesco, satírico, etcétera.

PROBLEMAS DE LA INTERPRETACION

En Machover la consigna de dibujar una sola persona en primera instancia le provee al sujeto la
posibilidad de proyectarse en ella tal como se ve, como quisiera ser, como cree que otros lo ven,
etcétera. En este sentido, parece ser más claro el hecho que de las dos personas dibujadas, sea la
primera la figura de identificación preponderante, pudiendo adquirir la segunda múltiples
connotaciones: los aspectos disociados no incluidos en la primera, los rasgos complementarios de
aquélla, etcétera. En realidad, Machover incluye básicamente la segunda figura para tener más
datos sobre la identificación sexual a través de la discriminación de rasgos entre la primera y la
segunda.
En el test de Bernstein, en cambio, el hecho de solicitar el dibujo de dos personas en un mismo
espacio desde el comienzo, promueve la movilización de una disociación instrumental mediante la
cual se proyectan diferentes aspectos de sí mismo en ambas figuras, así como el depositar en ellos
la fantasía de un vínculo diádico.
Entendemos por vínculo diádico la proyección gráfica y luego verbal de la imagen de una relación
sujeto-objeto, con mayor o menor grado de discriminación, tal como se juega predominantemente
en el momento actual de la vida del entrevistado, aunque sea la resultante de los vínculos que ha
establecido con las personas significativas de su historia particular. .
Este proceso más complejo, a su vez hace que el pesquisar cuál de las dos figuras graficadas
es la figura de identificación predominante sea más incierto. Al saber el sujeto desde un comienzo
que va a dibujar dos personas le da libertad para proyectarse de preferencia en la primera, la
segunda o ambas. Teóricamente cuando se analiza el material realizando una lectura dinámica de
los aspectos proyectados en cada una, se evita responder a esta cuestión, pero la dificultad
reaparece, aun para un entrevistador con experiencia, cuando intenta predecir en los vínculos
diádicos en los que el sujeto se mueve cotidianamente, con cuál va a identificarse y si esta
identificación se mantiene en distintos tipos de relaciones, en diferentes áreas (por ejemplo, familiar,
laboral, etcétera) y en momentos diversos. Es por ello que para tal predicción recurrimos a distintos
indicadores: edad y sexo adjudicado a las figuras, secuencia (primera figura dibujada), a cuál dedica
más atención, concordancia de ciertos rasgos físicos personales adjudicados al gráfico, semejanza
en el nombre, el rol o cualidades, etcétera.
No se nos escapa que esta lectura se refiere sobre todo a aspectos manifiestos, en tanto que la
influencia de los aspectos más latentes y la discriminación entre lo real y lo fantaseado presenta
una dificultad mayor.
En contados casos, cuando la distancia entre lo manifiesto y lo latente no es tan marcada, es
más fácil localizar la identificación predominante y predecir adecuadamente la conducta. En los
más, lo que puede predecirse es el tipo de vínculo en el cual el sujeto se fantasea, marcando de
esta manera la flexibilidad para adaptarse a diferentes situaciones o roles, o por el contrario un
arraigo en un rol único, fijo, dentro de una relación con características de rigidez, basada
posiblemente en un modelo vincular arcaico no rectificado.
Esta predicción a su vez deberá ser cotejada con la conducta que el sujeto despliega a lo largo
del psicodiagnóstico en su relación con el entrevistador, y con la tarea, así como a través del análisis
intertest, y la revisión del tipo de vínculos externos que se desprenden de los datos de la historia
recogidos en la entrevista.
Si bien quizás nuestra predicción no puede llegar a definir con exactitud el rol que el sujeto
asumirá, podrá preverse el tipo de relación díádica que intentará establecer o evitar. Así un monto
marcado de disociación entre la conducía manifiesta y la proyección en el material, nos podría
indicar una formación reactiva, por ejemplo vínculos de sometimiento, en tanto que una proyección
alternante y con rasgos antagónicos en distintos materiales (por ejemplo Test de las dos personas,
láminas diádicas de Phillipson, historia personal) habla de una posible identificación fluctuante entre
ambos roles de un mismo modelo vincular: sometedor- sometido. En cambio, cuando frente a
distintos estímulos que promueven fantasías diádicas el sujeto provee una gama de posibilidades
no disociadas y en la historia se ve un desempeño plástico en las distintas áreas, hablaremos de
un modelo básico vincular modulable a las distintas circunstancias y exigencias que la realidad
plantea, respaldado por un yo fuerte que puede por ejemplo, asumir un liderazgo en el trabajo a la
vez que compañerismo en la pareja.

CRITERIOS PARA UNA INTERPRETACION SISTEMATICA

A continuación incluimos una presentación metódica y exhaustiva de los criterios de interpreta


cien que proponemos para este test. En éstos están implícitos los aportes de Machover, Hammer
(1969), Wolff (1962), Buck (1948), etcétera, cuya integración permite contar con un marco
interpretativo unificado que subyace a los ítems más específicos del análisis diádico.
Nos ha guiado en esta tarea el deseo de facilitar la labor docente, ordenar la interpretación a nivel
clínico y obtener una sistematización conveniente para futuros trabajos de investigación sobre el
material. Entendemos que no siempre y en todos los casos es factible cumplimentar la totalidad de
los ítems del siguiente cuadro, en razón de las características del material a analizar. Cuando ello
no es posible es preferible registrar la ausencia de datos a forzar las inferencias más allá de lo que
el material permite. (Ver cuadro en la página siguiente.)
A continuación explicitaremos el contenido de cada variable dando algunos ejemplos. En el
capítulo 3 se podrá asimismo observar su aplicación en el análisis detallado de seis casos, de
edades y características diversas.

1. La intención de dividir la variable modalidad de realización de la tarea en dos subítems, es la


de poder ver por separado lo que está más relacionado con los aspectos yoicos adaptativos que
posibilitan la comprensión de la consigna y la realización de la tarea, del modelo de vínculo que el
sujeto establece a lo largo del proceso de realización de la misma, En el primer ítem, capacidad
para cumplir la consigna, ponemos el acento en el resultado de la tarea; en el segundo, actitud
hacia la tarea y el entrevistador, aspectos transferenciales, en el proceso de interacción sujeto-
entrevistador. Tenemos siempre en cuenta obviamente la interconexión entre ambos ítems. Esta
primera aproximación tiene características descriptivas y guestálticas; aquí se formulan las
hipótesis iniciales que luego serán confirmadas, rectificadas, ampliadas, profundizadas a través del
análisis de los restantes criterios de interpretación que posibiliten la síntesis final.
CUADRO DE VARIABLES DE INTERPRETACIÓN

IV. Síntesis gráfica verbal e integración con datos personales


1. 1. La tarea puede ser realizada en forma total o parcial y las dificultades a- parecer en la
realización o ya en la comprensión inicial de la consigna. Además el test puede evidenciar un logro
homogéneo, un fracaso total o un rendimiento alternante. En cualquiera de estos casos es
imprescindible profundizar las causas que originan esta situación. Así, por ejemplo, un rendimiento
homogéneo pero pobre podría deberse a una intensa represión, una actitud oposicionista, bajo nivel
intelectual, organicidad, etcétera. Una producción rica puede darse como expresión de creatividad,
facilitada por un buen potencial intelectual, diferenciándose de aquella que por sobredetallada,
podría expresar una exacerbación en el cumplimiento de la tarea en una personalidad con rasgos
obsesivos.
Cuando hay rendimiento alternante debe evaluarse “dónde", “cómo" y “en qué dirección" se
producen los cambios. Así por ejemplo, distintos sujetos pueden tener fracasos parciales a nivel
gráfico o verbal, vinculados a ciertas habilidades específicas y/o entrenamiento en relación con la
estimulación sociocultural. Puede mejorar o empeorar la producción a lo largo del proceso; en el
primer caso, referido a una disminución de la ansiedad y recuperación de las defensas adaptativas;
en el segundo, a un factor de fatiga fisiológica, descompensación de origen psicógeno, etcétera.

1. 2. Si tomáramos en cuenta sólo el producto (test terminado) perderíamos gran parte de la


información; es así como en este criterio incluimos la conducta verbal y no verbal acompañante. No
debemos olvidar que en éste como en otros tests proyectivos inciden las fantasías previas
transferenciales, las condiciones de la situación por la cual el sujeto llega al diagnóstico, juntamente
con el sexo, edad y las características de personalidad, del rapport y la modalidad del entrevistador.
Es interesante evaluar si hay diferencias entre la actitud frente a este test respecto de otros
gráficos y a otros tests de la batería, por el especial requerimiento que transmite la consigna de
proyectar un vínculo diádico.
Además la conducta puede mostrar variaciones a lo largo de la realización de la tarea, por
ejemplo una manifestación de interés creciente, un leve desprecio que termina en una fuerte ironía,
etcétera.
A través de la modalidad de interacción, importa diferenciar los aspectos más maduros del yo
que se expresan en el grado de alianza de trabajo, de aquellos que evidencian mayor patología,
como cuando la intensidad y rigidez de una proyección transferencial aparece con claridad. Así por
ejemplo una depositación en el entrevistador de un “otro" que ridiculiza y denigra puede llevar a
una conducta de bloqueo acompañada de reiterados comentarios1. “Usted se va a reír de mí', “qué
va a pensar usted de esto", etcétera, que no se rectifica a pesar de la actitud continente del
entrevistador y su señalamiento de que no está juzgando su capacidad para dibujar.
Esta lectura transferencial evidentemente deberá ser cotejada con los datos obtenidos a través
del análisis de la interacción proyectada en el test. A su vez, la actitud frente a la tarea y el
entrevistador pueden o no ser concordantes. Alguien (se muestra bien dispuesto frente a los
requerimientos del entrevistador, pero realiza la tarea denotando poco interés y una conducta
evitativa (típico dibujo “fosforito", historias muy breves), despreciativo en su trato ("este test lo leí
en una revista”) y/o un grafismo que muestra figuras ridiculizadas, o una historia con un vínculo de
maltrato.

2. Subdividímos esta variable, aspectos significativos gráficos, en cuatro ítems; los dos primeros
referidos a una visión más guestáltica; los dos últimos a un análisis más detallado de cada figura y
de la relación entre ambas.

2. 1. Pautas formales. Dado que damos por conocida la interpretación general de las pautas
formales en los gráficos, sólo enfatizaremos algunos aspectos en relación con este test.
A la secuencia gráfica tenemos acceso a través del registro de la conducta, haciendo constar
qué figura trazó primero y en qué orden realizó todo el dibujo. 'Sin embargo, no tiene sentido un
anotar minucioso de cada paso sino de aquellos aspectos relevantes significativos. Consideramos
importante consignar conjuntamente los cambios posturales y verbalizaciones concomitantes. Lo
esperable es que se dibuje primero una figura entera desde la cabeza a los pies, pasando luego a
la segunda. A veces esta tarea se completa al final, agregando detalles de vestimenta, rasgos
faciales, otros accesorios, etcétera. Puede haber distintos grados de alteración de la secuencia
esperable. Así por ejemplo, sería un indicador de mayor perturbación el comenzar con los rasgos
dé la cara sin haber hecho el óvalo, por las manos y luego el resto, etcétera, ya que podría indicar
dificultades para 1a organización del esquema corporal.
En cambio, iniciar por los pies, parece ser bastante más común en niños, expresando una
preocupación por la estabilidad y el crecimiento.
Es significativo el volver sobre determinadas áreas de la misma figura o de la otra, como una
forma de mostrar ciertas problemáticas o defensas.
Cabe destacar que estas áreas a las que se vuelve en el graficar, no siempre son las mismas
que quedan luego en la producción terminada como claras zonas de conflictos.
Se puede detectar como significativo en la secuencia el agregar atributos en la primera figura
mientras se realiza la segunda, o aun durante o al final de la historia. En algunos casos, seria
utilizado como forma de obtener una mayor diferenciación; por ejemplo, marcar rasgos sexuales
secundarios. En otros, puede primar la necesidad de otorgar ecuánimemente detalles a ambas
figuras para acentuar la simetría de la relación, etcétera.
En cuanto a ubicación y tamaño, si bien tomamos en cuenta las pautas de significación de
cualquier material gráfico, en este test se hace relevante la comparación entre las dos figuras
(ubicación y tamaños relativos). En primer lugar, tenemos en cuenta la ubicación y tamaño de la
totalidad del gráfico en relación con la hoja en blanco, como simbolizando el espacio en que se
desenvuelve el sujeto. Grafológicamente tomamos dos ejes imaginarios que convencionalmente
dividen el espacio, Parece ser esperable en este test que las dos figuras compartan una ubicación
respecto del eje horizontal, ya que lo común es que una esté al lado de la otra. Al igual que el Test
de la figura humana es habitual encontrar las figuras dibujadas aproximadamente en la parte central
de la hoja. Cualquier alteración de esta ubicación trae aparejada una tendencia más o menos
significativa en fundón del grado en que se produce. Puede ocurrir que ambas figuras expresen
una misma tendencia, por ejemplo, las dos en la parte superior de la hoja evidenciando huida en la
fantasía y manejo de sus vínculos con el otro en esta área. Otro caso, en el que una figura se ubica
en el sector superior derecho y la otra en el sector central izquierdo, en cambio, parece expresar
por una parte, aspectos disociados y contradictorios de la personalidad, y por la otra, dificultades
en el vínculo con el otro.
En cuanto a tamaño, es esperable que aproximadamente abarque un tercio de la hoja como en
otros gráficos. El hecho de ser dos personas presupone que puede ampliarse la superficie ocupada
en sentido horizontal sin incrementarse el tamaño.
La tendencia del tamaño general de las figuras guarda más relación con rasgos de carácter del
sujeto (por ejemplo, autoestima), mientras que las diferencias de tamaño relativo aportan más datos
sobre el tipo de vínculo, por ejemplo, en una relación heterosexual adulta adjudicar tamaños
marcadamente diferentes hablaría de la necesidad de marcar una interacción asimétrica.
Respecto del trazado, al igual que en el ítem previo, si bien se tienen en cuenta las características
significativas del mismo como totalidad (trazo firme, discontinuo, etcétera), se agrega además el
trazo diferencial que puede tener cada una de las figuras y/o zonas específicas.

2. 2. Las adiciones en adultos no son frecuentes, por lo tanto su presencia es significativa,


Pueden estar referidas a la escena como totalidad o estar adjudicadas a uno de los dos personajes.
Se pueden adicionar animales, elementos de la naturaleza, objetos del ambiente.
Al igual que la secuencia gráfica, es importante en qué momento se incluye la adición: puede ser
planeada y racionalizada como contextualización de la acción, o incluida en un momento específico.
En algunos casos, la inclusión de estos elementos como depositarios de aspectos disociados de
los personajes y del vínculo responde al fortalecimiento de la defensa, por ejemplo, adición de un
perro llevado por uno de los personajes como objeto acompañante. En otro caso se dibuja una
pareja en una moto frente a un semáforo, depositando en la moto los aspectos impulsivos y en el
semáforo el control. Estas adiciones pueden ser también reforzamientos del vínculo, por ejemplo
dos personas sentadas en una mesa tomando el té; o expresión de la dificultad de comunicación:
un señor paseando un perro y una mujer esperando un taxi.
A veces no son voluntariamente planeadas sino que quedan como producciones derivadas de
fracasos en el dibujo de una de las personas pedidas, por ejemplo el sujeto comienza con una
cabeza, considera que le salió mal, la abandona y produce dos personajes más. Si bien no son
típicas adiciones, el hecho de no borrarlas parece señalar su significación dinámica. La omisión de
la segunda persona refleja una severa dificultad para fantasear con un vínculo diádico, pudiendo
esto deberse a serios problemas con la identidad. Cabe señalar que esto ocurre en contadas
ocasiones, y que se lo consideraría como un fracaso frente a la consigna.
2. 3. En esta variable, análisis intrafigura, se tomarán en cuenta las características de cada una,
dejando para la variable siguiente el análisis comparativo.
El grado de humanización va a estar dado por el interjuego de los subítems: completud,
complejidad e integración.
Entendemos por completud las figuras con todas sus partes esenciales, así como las omisiones.
En este subítem se tomará en cuenta el logro de realizar una figura más o menos completa,
mientras que el significado de lo no dibujado se verá en el subítem zonas significativas y áreas de
conflicto.
Cabe destacar que cierto tipo de incompletud es más esperable en determinadas etapas
evolutivas: por ejemplo ausencia de cuello, manos, pies, etcétera, en niños pequeños como pauta
normal de desarrollo, omisión de todo el cuerpo durante la adolescencia, como expresión defensiva
de las dificultades con el propio crecimiento, etcétera. Relacionamos completud con complejidad
que sería para nosotros la riqueza cualitativa de la expresión gráfica. La completud está más
vinculada a la cantidad de detalles; la complejidad se relaciona más con la cualidad de los atributos
graficados. Esta puede deberse a una exacerbación general del detallismo, al especial tratamiento
que el sujeto brinde a una zona específica, a evidentes condensaciones simbólicas, etcétera. La
complejidad parece ser resultante del interjuego del nivel intelectual, rasgos de personalidad,
momento evolutivo y conflictiva del sujeto.
Esta variable es un continuo en el cual completud y complejidad pueden estar exacerbadas o
disminuidas. Así por ejemplo, una exagerada necesidad de control puede transmitirse a través de
una figura muy empobrecida o muy detallada, también un estado depresivo puede expresarse en
una figura muy vacía, o un estado maníaco en una figura muy adornada, etcétera.
Dentro de la complejidad, un elemento que enriquece la figura lo constituye la posibilidad de
proyectar en el grafismo actitudes gestuales que denoten movimiento o postura. Esta capacidad de
graficar la kinesia, que es un logro evolutivo (tardío y generalmente vinculado a un buen nivel
intelectual, a su vez es expresiva de la modalidad comunicacional de la personalidad. Si bien lo
más frecuente es producir figuras paradas de frente, las distintas posturas, de perfil de espalda,
acostada, sentada, implicarían una mayor complejidad y quizás en muchos casos una
intencionalidad más explícita de una fantasía dé vínculo.
El grafismo del desnudo constituye un problema en sí mismo. Puede aparecer en un sujeto de
bajo nivel como imposibilidad de ir más allá de las características sexuales primarias, en un
psicótico como expresión de lo bizarro de su imagen corporal, en un psicópata como forma de
impactar, etcétera.
La vestimenta puede a su vez representar un aspecto de la autoestima: denigrando,
embelleciendo, neutralizando. También puede ser utilizada como símbolo de valores sociales,
pautas normativas, elemento de status, etcétera.
Cuando hablamos de integración nos referimos al logro de una producción armónica que respete
una equilibrada proporcionalidad de las partes y una articulación fluida de Las mismas. Esta
armonía está dada por la calidad de la línea que otorga un cierto ritmo a la figura y por la adecuación
de la inserción de las articulaciones.
Las fallas de la integración y el grado en que se dan son significativas respecto de la gravedad
psicopatológica del caso. Así por ejemplo, fracturas llamativas en la Gestalt de la figura, dejando
partes aisladas, correspondería a disociaciones de distinta magnitud (cabezas separadas del
cuerpo, cintura con espacio libre, etcétera). A veces se rompe abruptamente la integración con la
inclusión de elementos propios o accesorios del cuerpo que aparecen bizarramente (un brazo que
cruza el cuerpo como cortándolo en dos, una valija que secciona una pierna, la mitad de la figura
vestida y la otra desnuda, malas inserciones de los miembros, etcétera). Las transparencias, que
constituyen un fenómeno especial, son esperables en niños pequeños (por ejemplo, el brazo sobre
el cuerpo) y en personas con escaso nivel intelectual y/o educacional (por ejemplo, piernas que se
ven a través de la vestimenta). Cabe destacar que en nuestra experiencia las malas inserciones
corresponden muchas veces a procesos de reestructuración psicótica, mientras que las
transparencias como rasgo patológico, predominan en los procesos de desorganización.
La asimetría en las figuras puede aparecer en situaciones de pérdida del equilibrio interno: por
ejemplo, una adolescente con la fantasía de un cuerpo con evolución asincrónica realiza un dibujo
con brazos de llamativa diferencia de tamaño. Sin embargo, no debemos olvidar que a veces la
asimetría es el reflejo de un trastorno físico tal como se presenta en la realidad o en forma
desplazada o especular; por ejemplo, después de una hemiplejía recuperada con defecto, que se
presenta gráficamente como un brazo más fino que otro, una parálisis en la pierna izquierda como
rigidez en el brazo derecho, etcétera.
Una correcta interrelación de la completud, complejidad e integración permiten plasmar figuras
con buen grado de humanización, lo que reflejaría el logro de un adecuado esquema corporal.
En cambio, figuras que impresionan como carentes de energía, movilidad, o a- parecen como
demasiado rígidas (títeres, marionetas, robots) darían cuenta de distinto tipo de patología que se
acrecentaría a medida que se pierden las características humanas ya sea por imágenes más
mecanizadas, extraterrestres, zoomórficas, etcétera. En niños y adolescentes pueden aparecer
figuras vinculadas a la fantasía (Batman, Superman, el Hombre Araña, etcétera), respondiendo a
la búsqueda de figuras idealizadas de identificación.
Frente a la consigna "Dibuje dos personas" es esperable encontrar en las figuras cierto grado de
diferenciación que transmita la percepción de identidades separadas, en interacción o no, pero
como unidades distintas reflejando la discriminación básica yo-no yo, El elemento más habitual de
distinción es el sexo, de ahí que en el grafismo adulto generalmente aparece una pareja
heterosexual con características propias, no exacerbadas en cada figura,
A veces los sexos pueden no estar suficientemente diferenciados; por ejemplo, el caso de que
en figuras muy primitivas sólo el largo del cabello identifica quién es el hombre y quién la mujer, o
cuando hay figuras más enriquecidas pero en las que por ejemplo, la mujer adquiere formas viriles
o el hombre muy redondeadas.
Cuando la pareja no es heterosexual, habría que diferenciar aquellas situaciones en que las dos
figuras corresponden al sexo del examinado, de aquellas en que ambas son del sexo opuesto. En
el primer caso, hay etapas evolutivas -latencia, pubertad— en que esto puede considerarse normal
o esperable siempre y guando a pesar de ser del mismo sexo tengan características diferenciales.
En el segundo caso, podría denotar un conflicto más serio de la identidad sexual. De todas
maneras, la problemática deberá ser entendida a la luz de las restantes variables.
A veces se sobre acentúan los indicadores de diferenciación, por ejemplo, una identidad sexual
débil o desdibujada que se representa con la inclusión de elementos simbólicos tales como
sombrero, paraguas, cartera, etcétera.
En los casos más patológicos, la expresión gráfica muestra la dificultad del reconocimiento de la
propia identidad y de un vínculo con un otro diferenciado: esto puede darse a través de imágenes
fusionadas con un límite exterior único para ambas, de dos figuras que parecen pegadas sin
demarcación o detalles internos, como incluidas una dentro de la otra (a veces racionalizadas como
maternidad), trazados discontinuos en los que se pierden los límites individuales, o a través de
imágenes claramente especulares en las que prima una fantasía de carácter narcisista. A su vez
algunos reforzamientos de la distancia o elementos que separan las figuras son producto de
conductas defensivas frente a la confusión de identidades.
2. 4. Análisis interfiguras es La variable más específica del test en tanto suponemos que al ubicar
las dos personas en la misma hoja el sujeto transmite simbólicamente un vínculo fantaseado. La
evaluación del gráfico en este sentido parece girar en tomo de dos dimensiones: acercamiento-
alejamiento, simetría-asimetría de la relación. Estas dos dimensiones pueden expresarse en mayor
o menor grado a través de distintas variables en forma individual o interrelacionada.
Tomamos por lo tanto los ítems antes mencionados en el análisis intrafigura para ser leídos
ahora en forma comparativa, lo cual lleva a una complejidad mayor de indicadores dado que pueden
recurrir o diverger, mostrando aspectos ambivalentes o conflictivos del vínculo.
En nuestra experiencia hay como un continuo desde gráficos en que la interacción es potencial,
hasta los que enfatizan la no relación.
Para este análisis tomamos algunas de las pautas formales: por ejemplo, si comparten o no un
eje horizontal, la distancia entre las figuras, así como otras de contenido, tales cono gestos y
posturas de los personajes. Lo más frecuente es presentar ambas figuras cercanas en un eje
horizontal y de frente, toda Otra postura introduce modificaciones en el tipo de interrelación: las dos
enfrentadas, una de frente y una de perfil, ambas dándose la espalda, ambas de perfil, una detrás
de la otra, etcétera, variando su significado dinámico.
Es necesario convalidar esta variable posicional y gestual con las acciones y los rasgos
atribuidos a los personajes; no siempre dos figuras que comparten la base, de frente al
entrevistador, cercanas entre sí, implican tácitamente un vínculo, pudiendo pequeñas
modificaciones, como por ejemplo. La marcada rigidez postural de una de ellas, ser depositaría de
los aspectos de temor que subyacen a la interrelación. También tomaremos en cuenta los canales
específicos de comunicación (manos, rostro, pies) tanto en su omisión (por ejemplo, ojos vacíos,
falta de manos), como su exacerbación (el alargamiento ostensible y desproporcionado de los
brazos para poder juntar ambas figuras, la forma de tomarse las manos muy señalada, tipo garra,
o incluso involucrando la fusión de ambas, a veces incluido el brazo hasta el codo, el forzamiento
de los rostros para hacer coincidir las miradas, etcétera).Cuando la omisión de los canales de
comunicación es total, plantearía una falla que va más allá del binomio y pareciera tener que ver
con la desconexión del yo de la realidad.

3. 1. En cuanto a la adjudicación de nombres, la posibilidad o no de esta asignación nos brinda


información acerca de la capacidad del sujeto para cierta mínima identificación y diferenciación. Lo
esperable sería que pueda fantasear con un nombre distinto del propio y nombres diferentes entre
sí para cada figura, lo cual supondría un buen control de la distancia, de la discriminación y una
mayor posibilidad proyectiva. Igualmente nos fijaremos si esta asignación de una identidad a la
figura es dada en forma espontánea antes o durante el dibujo: "Voy a hacer una mamá", “se parece
a mi prima Raquel”, etcétera, o si recién es aplicada cuando lo solicita la consigna.
En la mayoría de los casos los nombres son comunes presentando escasa saturación proyectiva;
en nuestra experiencia se puede enriquecer su significado indagando sobre el proceso asociativo
que dio origen a la elección de ese nombre en particular. Dado que la consigna es amplia y lo
permite, es posible que en la elección de nombres surjan elementos francamente
autorreferenciales. Su sola presenta no puede ser evaluada de por sí como indicador de patología,
tal como surge por ejemplo en el test de Phillipson o el TAT, donde los personajes sobre los que
se deposita la proyección son provistos por el test mismo.

Algunos nombres al ser distintos-históricos, míticos, pertenecientes a personajes de cuentos,


programas de TV, etcétera- parecen referir a contenidos ligados a determinados simbolismos, que
de todas maneras no pueden ser tomados en sí mismos sin haber indagado suficientemente su
significado individual.
Sólo en casos de seria patología hemos comprobado el fracaso en esta parte de la consigna,
apareciendo un bloqueo o la excesiva ansiedad por no poder concretar el nombre.
En relación con las edades asignadas, es esperable que sean concordantes con la real del
sujeto, sin ser idénticas forzosamente, pero sí expresivas de una conflictiva típica de la etapa vital
por la que éste atraviesa. Esto parece no se da con la misma frecuencia en niños, siendo por lo
tanto importante ver cómo influye el momento evolutivo en la elección de edades mis cercanas o
alejadas de la propia.
En los entrevistados adultos, cuando las edades adjudicadas se alejan llamativamente en uno u
otro sentido, en ambos personajes y en una misma dirección, parecieran reflejar el conflicto de
asumir la edad real. Se plantearían así fantasías de regresión a etapas previas del desarrollo o una
prospección alejada, donde el temor a asumir el momento actual puede conjugarse con una
idealización de la etapa elegida. Cuando las edades son muy discordantes entre sí, pero a una de
las figuras se le asigna una edad semejante a la del entrevistado, esto pareciera representar
aspectos disociados traducidos en una fantasía vincular asimétrica, pudiendo el sujeto identificarse
también con aspectos parciales de ambos personajes.

3. 2. En general, el emplazamiento de la historia suele darse a continuación del grafismo


ocupando aproximadamente el ancho de la hoja. Dado que el sujeto no ha podido anticiparlo porque
la consigna inicial no incluía la realización de la historia, esto nos permite ver las conductas que
adopta para adaptarse al espacio libre que le ha quedado. Este emplazamiento puede corroborar
la tendencia del grafismo o no, con múltiples significados, Así por ejemplo, un gráfico en el cual las
dos figuras están separadas por una línea puede correlacionarse con dos historias independientes
escritas directamente debajo de cada figura, reafirmando de este modo la intensidad de la
disociación. Otro ejemplo: una pareja gráfica ubicada predominantemente en el sector izquierdo
superior es seguida por una historia que mantiene esa ubicación como si se respetara una línea
demarcatoria imaginaria, mostrando la recurrencia de la significación dinámica del uso del espacio
como proyección de aspectos de personalidad.
Si un caso muestra una ubicación izquierda del gráfico pero una mejor centración de la parte
verbal, podemos inferir que la primera refiere a aspectos más regresivos mientras la verbal
representa aspectos más adaptativos vinculados a un aprendizaje convencional social. Cabe, sin
embargo, diferenciarlo de otra situación en la cual el espacio ocupado por la historia puede ser
compensatorio de lo gráfico, siendo excesivamente expansivo en relación con la micrografía de lo
dibujado, o a la inversa, Cuando el sujeto aun teniendo espacio disponible da vuelta la hoja o
requiere una nueva, esto puede, dependiendo del caso, tener distintas implicaciones: disociación,
aislamiento, necesidad de expansión, etcétera.
Algunas producciones presentan mayor desorganización, invadiendo el texto todos los sectores
libres en forma sistemática y a veces aun superponiéndose a las figuras dibujadas. Este
procedimiento puede atentar inclusive contra la coherencia del relato, pudiendo inferirse una seria
patología con un alto nivel de confusión y posible emergencia de conductas bizarras.
Cuando abordamos la extensión nos referimos a la posibilidad del entrevistado de manejarse
con una síntesis adecuada que no caiga en una pobreza excesiva o en una longitud de relato
redundante. Así por ejemplo, un epileptoide podría dar una historia extensa pero perseverante por
la dificultad para desligarse de la tarea, mientras que un maníaco plantearía una historia extensa
y desordenada porque las ideas surgen en él más rápido que su capacidad de plasmarla en la
escritura, y un obsesivo podría extenderse en función del cumplimiento de una exigencia interna
exacerbada. Por otro lado, las historias demasiado breves pueden deberse a una excesiva
represión en un histórico-fóbico, a un alto grado de condensación en una personalidad esquizoide,
etcétera.
En nuestra experiencia es común observar que el sujeto pregunte acerca de "cuánto tiene que
escribir”. Aún más notorio es el caso de los niños; “cuántos renglones?”, como si se jugara una
situación de exigencia escolar. También ocurre en adultos de bajo nivel sociocultural, que se
sienten juzgados en su producción intelectual. Pareciera que en muchos casos el hecho de tener
que escribir la historia puede redundar en un empobrecimiento, a diferencia de lo que ocurre con
el relato de historias en los tests de láminas. El entrevistador decidirá si prefiere mantener esta
exigencia escrita o modificar la consigna recogiendo un relato oral (por ejemplo, en niños que
recién se inician en la lectoescritura, adultos prácticamente analfabetos, parkinsonianos,
etcétera).
Respecto de la característica de la escritura analizamos en un primer momento, con un enfoque
más guestáltico, la uniformidad o no de la modalidad, tendencia general de La misma,
direccionalidad, expansividad, etcétera. Subsiguientemente en una visión más detallada tomamos
en dienta la presencia o no de tachaduras, borrones, separación exagerada entre letras y/o
palabras, confusiones, inversión u omisión de letras, características del uso en los signos de
puntuación, como refiriéndose a algún tipo de ruptura del discurso escrito por irrupción de
contenidos inconscientes.
Tenemos en cuenta las recurrencias o no de la significación de estos aspectos grafológicos con
el dibujo de la pareja y con el contenido de la parte verbal.
Asi por ejemplo, podrían aparecer como recurrencia personajes graficados que miran hacia
distintos lados, una escritura con palabras que tienden a separarse entre sí y un tema en el cual
aparecen constantes desencuentros entre los personajes. Pueden darse convergencias, cuando
por ejemplo, las figuras se presentan una como más empobrecida y la otra más adornada, y un
relato donde se acentúa la felicidad, junto con la escritura que se va debilitando y perdiendo
horizontalidad hacia abajo, evidenciando de esta manera los aspectos depresivos y maníacos
simultáneamente.
Hay que tener sumo cuidado de no dejar de pesquisar la presencia de intervinientes como
pueden ser: problemas de aprendizaje (disgrafías, dislexia, etcétera), poca escolaridad, múltiples
problemas de organicidad (demencias, epilepsias), etcétera. La primera apoximación a las
características del lenguaje consiste en evaluar la riqueza, precisión, variedad de los términos
empleados así como la dilección de la estructura sintáctica y semántica. Sobre esta base
analizaremos la modalidad individual, reflejo de la personalidad del sujeto, para lo cual tomamos
en cuenta cantidad y cualidad de los sustantivos, adjetivos, tipos de verbos (de acción, reflexivos,
etcétera), uso de la puntuación, inclusión de diálogo, etcétera.
De ser posible insertamos luego esta lectura estilística dentro de los aportes específicos
referidos a la lingüística y la comunicación.
Entendemos por causalidad la posiblidad de dar una concatenación de hechos que guarden
una relación témporo-espacial adecuada y provean un enlace lógico a tas distintas vicisitudes del
relato. Esto no implica que los tres tiempos tengan que estar obligatoriamente presentes, ni que
la referencia a ellos deba darse en un ordenamiento rígido, Tampoco es necesario que la historia
sea una exacerbación de explicaciones, porque esto podría deberse a un excesivo mecanismo
de racionalización.
En general se espera una línea directriz en la que se pueda jerarquizar lo fundamental y lo
accesorio, y que sea fácilmente accesible al lector. En algunos casos la ruptura de la causalidad
aparece en forma aislada vinculada a ciertas conductas defensivas frente a situaciones de
conflicto. Así por ejemplo, en la historia dada por una adolescente: “Un chico conoce a Carolina
en un baile, se llevan bien, están en las nubes. Nunca más se ven", la fractura puede deberse a
un intento de evitar la culminación de un proceso vivido como peligroso.
En otras producciones mis patológicas, el fracaso en el enlace causal de los contenidos es
más serio, produciendo en algunos casos yuxtaposiciones aleatorias. A veces en una primera y
rápida lectura la historia puede aparecer con un viso poético, original y creativo, produciendo un
efecto de halo que disimula la fractura. Un varón de 32 años, que da dos relatos separados, dice
al referirse a la figura femenina: “Graciela: mansa. Sana de cuerpo y alma. Refugio. Hermosa
pero moralmente sana. Que comprende a un loco y lo quiere. Más allá de la muerte”. Cuando
esta falta de causalidad está muy marcada podemos relacionarla con el concepto de Henri Ey
respecto de alteraciones en la “construcción" del pensamiento: dificultad e imposibilidad de seguir
un razonamiento, plantear correctamente un problema, incapacidad para construir esquemas
ideoverbales y "témporo-espaciales.
A veces este tipo de dificultades puede no haberse detectado en la entrevista oral y sin
embargo aparecer en el relato escrito.
La coherencia estaría más ligada al logro de una historia en La cual los aspectos semánticos
y sintácticos estén mantenidos. Las alteraciones de los mismos pueden deberse a fuga de ideas,
discontinuidad, adhesividad, interceptaciones detectables por lapsus, inclusión de palabras
bizarras, etcétera, que estarían evidenciando trastornos en el “curso" del pensamiento. Así por
ejemplo, una adulta, 50 años, escribe: “Ambos se han conocido en una excursión al caerse a él
la lapicera, ella la tomó y le preguntó, qué te falta, él la miró a los ojos. Cuando llegaron al lugar
hablaron, fueron amigos mucho tiempo se entrelazaron las ideas, las libertades se amaron y se
comprenden siempre basados en la tolerancia de racionalizar.”
La falta de coherencia suele aparecer en casos de desestructuración yoica severa. Implica
siempre de por sí una ruptura de la causalidad, no así la situación inversa: la causalidad puede
fracasar sin implicar pérdida de la coherencia.
El subítem siguiente hace referencia a la capacidad que demuestra el entrevistado para incluir
ambos personajes en el relato. A diferencia de la consigna de la parte gráfica donde se solicita
solamente el dibujo de “dos figuras”, el pedido explícito de hacer “una” historia con las dos, explica
la expectativa de algún tipo de vínculo entre ambas. Por lo tanto, el poder elaborar un relato que dé
cuenta de esa interacción evidencia una capacidad yoica disponible para fantasear con un vínculo
diádico cuyas características se desprenderán del tipo de interacción planteada.
Un posible fracaso de esta capacidad puede verse en aquellos sujetos que elaboran una historia
individual para cada personaje, subrayando de este modo la evitación del contacto. Este
generalmente da lugar a historias pobres ya que se circunscriben a aspectos descriptivos de cada
uno, con mayor o menor detalle.
Otra forma de desvío es aquella en que el entrevistado adiciona personajes en la historia. Estas
figuras introducidas pueden funcionar como subsidiarias a la interacción básica entre los personajes
graficados, transmitiendo a través de ellas diferentes aspectos de las vicisitudes de la relación. Así
por ejemplo, una adulta joven escribe una historia de un noviazgo incluyendo figuras parentales
que por momentos facilitan o dificultan la concreción del vínculo amoroso, haciéndolas de esta
manera depositarias de sus propios sentimientos de ambivalencia.
A veces la figura adicionada funciona como el personaje hacia el cual confluyen los vínculos
individuales de cada uno, triangularizándose de esta manera la relación. La interacción directa entre
las figuras sigue siendo evitada pero se mediatiza el vínculo a través del personaje incluido (que
puede o no ser el entrevistado mismo). “Laura y Jorge son amigos míos de la infancia..." y el relato
continúa explicitando la relación de cada uno con el sujeto.
A veces se configuran historias donde se señalan dos vínculos diádicos independientes, ya que
la relación de cuatro, junto con la evitación de la interacción directa, permite soslayar los
sentimientos de rivalidad, celos y competencia, fantaseándose con vínculos diádicos, cuyo
paralelismo no da lugar a sentimientos de exclusión. Al igual que en la parte gráfica, es poco común
que se omita uno o los dos personajes, siendo más grave lo segundo. Así por ejemplo, el sujeto
puede hacer un relato con una de las figuras y luego comentar “Ya está", “estoy cansado...”
mostrando con su evitación la negación de la existencia misma del otro, lo cual puede ser
racionalizado (como en este caso) o ni siquiera mencionado. A veces en un análisis más fino, es
posible encontrar la fantasía de vínculo desplazada hada un objeto, animal o situación. En nuestra
experiencia, sólo en casos muy patológicos hemos visto que el sujeto narre una historia totalmente
desconectada de los personajes graficados y nominados, indicando de esta manera una seria
ruptura con la realidad.
Entendemos por creatividad la posibilidad de elaborar una historia en la que se plantea un nudo
argumental que se enriquezca en la medida que se ubique a los personajes dentro de un contexto
espacial y temporal y provea un desenlace para la historia. Esta creatividad que habla de un aporte
más rico y personal del sujeto, que la producción de simples descripciones de atributos de los
personajes o detallismo exagerado de las fechas y lugares, debe guardar una relación de equilibrio
con otros datos formales del relato, tales como una adecuada extensión, coherencia y causalidad
de la historia, para que signifique realmente un logro yoico y no una exacerbación defensiva.
El nudo argumental sería la posibilidad de expresar a nivel de la historia las vicisitudes y
características de la interacción fantaseada. La historia debe girar en tomo de un eje argumental
que permita visualizar los personajes, a los que se puede asignar determinadas cualidades,
sentimientos y pensamientos. La “contextualización temporal” está íntimamente relacionada con el
nudo argumental, siendo por lo tanto esperable que la historia tenga un comienzo, un desarrollo y
un final de mayor o menor extensión temporal. No es necesario que el mismo se dé rígidamente,
pero sí que ordene la secuencia en un decurso coherente. En cambio, la "contextualización
espacial", sí bien no es indispensable, puede enriquecer la historia ubicando la interacción en un
escenario o ámbito específico (dentro-fuera, de un lugar a otro, etcétera). En algunos casos el
contexto es utilizado con fines defensivos, en otro en cambio muestra aquello de que se defiende.
Así por ejemplo, un sujeto adolescente plantea una historia en la que “Betty y Raúl se encuentran
en la biblioteca para intercambiar apuntes y se citan para reencontrarse allí al día siguiente”; en
este caso podríamos pensar que el ámbito biblioteca es depositario del control de las ansiedades
adolescentes de interrelación, favoreciendo que la misma continúe en un nivel intelectual. En
cambio, otro adolescente escribe la siguiente historia; “Juan y María van al cine juntos, y luego
nunca más se ven"; aquí el cine simbolizaría las fantasías eróticas-voyeuristas, que movilizan una
intensa represión y la consiguiente interrupción del vínculo.
La contextualización de la historia en tiempos y/o espacios muy alejados de la realidad del
entrevistado, generalmente implica la necesidad de tomar distancia como forma de controlar la
identificación proyectiva con los personajes. En algunos casos la inserción de espacios y tiempos
confusos o contradictorios son indicadores del fracaso de los intentos de control, y el grado en que
esto aparezca se correlaciona con alteraciones en el sentido de realidad.
Llamaremos roles a la fundón social que se le asigna a los personajes en forma explícita (padre,
madre, novia, amigo), o implícita cuando éstos se desprenden de la acción adjudicada. Por ejemplo
un niño dice: “Un señor y una señora que se quieren mucho y pasean por la plaza”, equivalente a
novios o esposos.
Llamaremos cualidades a los atributos otorgados a los personajes como rasgos más
permanentes o momentáneos en las vicisitudes del relato.
Se tratará de ver el grado en que estas caracterizaciones permiten dar vida a los personajes,
cuáles son los aspectos jerarquizados (cualidades más referidas a lo anímico, físico, social,
etcétera) y detectar si estas asignaciones más o menos detalladas son compartidas o no por ambas
figuras, si son excluyentes o hay una marcada disociación. Por ejemplo, en una historia María es
descrita como "joven y simpática" y Pablo como “alegre y estudioso"; se daría así la posibilidad de
asignar características individuales —no demasiado polares— que hablarían de una buena
discriminación yo-no yo dentro del vínculo. En otro ejemplo, Pedro puede ser calificado con distintos
atributos y María como figura casi abstracta, ya que sólo se la nombra sin describirla, depositando
en ella aspectos no conocidos del sí-mismo y de la imagen del otro.
La asignación de características polares del tipo bueno-malo, afectivo-intelectual, seguro-tímido,
etcétera, marcarían una necesidad exacerbada de disociación que según el tratamiento que se le
dé a la historia hablaría de una acentuada necesidad de diferenciarse o permitiría inferir aspectos
muy escindidos del self. De acuerdo con el tipo de interacción se evidencia a veces una fantasía
de incompatibilidad o de búsqueda de complemento.
La modalidad de interacción de los personajes está íntimamente ligada a los roles y cualidades
asignados. El interjuego de éstos plantea la posibilidad de vínculos simétricos o asimétricos más o
menos definidos. Así por ejemplo, dos amigos que estudian juntos cumplen dos roles simétricos,
en una acción compartida., pero si uno es definido como el que explica y el otro como el que
escucha atentamente, veríamos que aun con una idéntica asignación de roles (dos estudiantes),
hay una asunción asimétrica de los mismos, implícitamente profesor y alumno. De acuerdo con el
desarrollo de la interacción y a la figura con la cual el sujeto se identifica predominantemente,
inferimos la búsqueda de una relación de dependencia, dificultad para aceptar situaciones de
competencia, necesidad de liderar, etcétera.
En otro caso, una relación definida como paterno-filial puede, sin embargo, ser caracterizada por
una acción donde se enfatiza la cooperación simétrica: “María y su madre van juntas de compras y
eligen de común acuerdo un regalo para papá". Según las características del sujeto que escribe la
historia podría referir a una forma de resolver la competencia edípica, una intolerancia a la situación
de dependencia, un vínculo de índole homosexual, o de complicidad entre mujeres, etcétera.
Otro vector que tomaremos en cuenta es la dirección de la interacción en términos de
acercamiento-alejamiento. Así por ejemplo, habrá acercamiento cuando la historia nos relata que
“Juan conoce a Rosa en una fiesta y la invita a salir", o cuando “Superman acude en ayuda de
Robin para salvarlo de un peligro". Este acercamiento-alejamiento puede jugarse en la fantasía de
uno de los personajes o ser explicitado como conducta. Este vector direccional adquiere múltiples
significados según las cualidades atribuidas al rol: acercarse para atacar, controlar, seducir, cuidar,
etcétera, alejarse para evitar ser dañado, dañar, crear culpa, comprometerse, etcétera.
También enfocamos lo lábil, estable o rígido de la modalidad interaccional. A diferencia del
Phillipson y otros tests de láminas, aquí contamos con una sola historia y por lo tanto es más difícil
detectar estas cualidades. Sin embargo, a veces, en el análisis secuencial, se observan historias
con una llamativa recurrencia de cierta modalidad, por ejemplo, evitativa, paranoide, maníaca,
etcétera.
En principio, tiene que haber un nudo argumenta! para que exista un desenlace, Aun así, éste
puede estar ausente quedando la situación planteada inconclusa porque es abruptamente
interrumpida, porque aparecen otras derivaciones o porque se plantea en forma de duda la
resolución de la solución, etcétera.
Al hacer el análisis no sólo consideramos la presencia-ausencia del desenlace sino la calidad
del mismo, a fin de formular hipótesis sobre la fortaleza yoica y el manejo de las defensas respecto
de la relación bipersonal que el test plantea. Podemos ver la capacidad de tolerancia a la
frustración, posibilidad de espera, búsqueda de nuevas vías para la concreción de proyectos no
logrados, etcétera.
En general, es preferible que se dé algún tipo de desenlace a que no aparezca ninguno; sin
embargo hay excepciones, ya que desenlaces muy dramáticos (“ambos se suicidan”, “uno mata
al otro”, “sintió algo extraño y a partir de ese momento la luz guió su vida”, etcétera) pueden ser
un indicador diagnóstico más patológico que la simple ausencia, A veces aparecen defensas
maníacas en el desenlace, siendo su gravedad inferida del grado de exacerbación, la edad del
sujeto, etcétera.
El análisis secuencial toma en cuenta los indicadores de historia antes mencionados tratando de
hacer una lectura más dinámica del material centrándose en el proceso del relato. Para proceder a
este análisis —dado que se trata de una historia y no de un diálogo (como el Test de la pareja en
interacción, de Juri, 1979), en el cual podrían tomarse como unidad lingüística de análisis los
parlamentos de los protagonistas— procederemos a fragmentar el material respetando los signos
de puntuación convencionales asignados por el entrevistado. Sabemos que esto tiene cierto grado
de arbitrariedad ya que en muchos casos una misma idea puede ser planteada en varias oraciones,
así como varias ideas vertirse en una sola frase.
Iniciamos esta lectura tratando de acercamos a la modalidad de introducción de los personajes
y del vínculo, viendo a través de qué pasos el entrevistado logra o no concretar la interacción.
Así, algunos sujetos involucran de entrada a ambas figuras (“Pedro y María fueron juntos al
cine,..”), en tanto otros necesitan maniobras dilatorias para poder explicitar la relación, tal como
es el caso de profusión de detalles descriptivos de los personajes, un prolongado arraigo en la
mención del contexto témporo-espacial en que los inserta, adhesividad a aspectos del pasado,
etcétera.
Posteriormente analizamos el desarrollo que sufre la interacción, su continuidad o
discontinuidad, las motivaciones manifiestas y latentes de este devenir, los puntos de fractura
implícitos o explícitos del vínculo. Trataremos de evaluar hasta dónde el sujeto a través de la
historia asume su participación en las vicisitudes de la interacción (acercamiento, alejamiento,
gratificación, frustración, etcétera) o intenta depositarla en algo exterior.
Así por ejemplo, en una historia puede darse que ambos personajes asuman activamente y
por igual la búsqueda de la relación, mientras que en otro caso de- pende sólo del interés de uno
de ellos. También la unión o desunión pueden adjudicarse a factores extraños, el destino, Dios,
etcétera. En cualquiera de estos casos cabe, siempre que sea posible, detectar con quién se
identifica el entrevistado, predominantemente. Asimismo, importa ver en qué sentido se produce
el desarrollo de la interacción, como una posibilidad de enriquecimiento para el o los personajes,
o como una regresión a pautas evolutivas anteriores.
Analizamos también las fantasías que subyacen, ligadas a distintos niveles de intercambio
(gratificación oral, anal, genital); en qué medida se privilegian unas sobre otras; cuáles son las que
finalmente logran ser satisfechas; cuál es el rol que se adjudica al sujeto, y cuál es el que se espera
que asuma el otro. Observamos si el vínculo evoluciona progresivamente hacia una mayor
discriminación y complementariedad o si por el contrario se marca una tendencia hacia la
indiscriminación y simbiosis.
En este proceso de lectura dinámica trataremos también de detectar si el sujeto aceptó o no y
de qué manera la situación gratificante y/o tolera la frustración o postergación de deseos. Asimismo
podemos enriquecer la interpretación considerando los apones de Murray (1964) “necesidad-
presión", y los de Rosenzweig respecto del manejo de la “frustración, agresión y culpa", en términos
de “intra, extra o impunición’'. Todos estos elementos ofrecen datos acerca del modelo vincular y
su posterior evolución en el desarrollo del yo.
Simultáneamente con esta lectura inferimos la evolución de las diferentes ansiedades, manejo y
secuencias de las mismas y consecuentemente las maniobras defensivas a las que apela el sujeto
a lo largo de la historia. Se observará el grado de variedad de los mecanismos presentados, su
flexibilidad o rigidez, cuáles son los más exitosos, cuáles los más fracasados, etcétera, y por qué.
En algunos casos es dable discriminar aquellos a los que el sujeto recurre en relación con las
fantasías de su mundo interno, de aquellos que instrumenta en su contacto con el mundo exterior.

3. 3. El tirulo es la última consigna y por consiguiente el cierre del test, algo así como la síntesis
de la situación.
En principio, podemos tener en cuenta la actitud con que el sujeto acepta esta parte de la tarea,
que a veces es sentida como desconcertante, ya que los títulos suelen encontrarse al principio.
Esto es más común en niños acostumbrados a la rutina escolar donde el título determina la temática
de la composición.
Habitualmente el emplazamiento del título suele darse arriba del gráfico o al final de la historia,
englobando tanto en uno como en otro caso la totalidad de la producción gráfico-verbal. Otros
sujetos tratan de ubicar el título entre el gráfico y la historia, siendo a veces necesario forzar su
ubicación ya que no hay lugar, como una forma de diferenciar y separar ambos aspectos. Algunas
ubicaciones poco habituales pueden vincularse a rasgos confusiona les (por ejemplo, cuando el
título atraviesa las figuras).
Puede ser enriquecedor considerar ciertas características especiales, por ejemplo cuando
cambia de letra o cuando se recuadra o subraya; en estos casos pareciera ser la necesidad de
destacar ciertos aspectos manifestados por el mismo y simultáneamente utilizar un aislamiento
afectivo.
El título permitirá al sujeto hacer resaltar las características más significativas del vínculo. Cuando
no es una simple reiteración de una frase de la historia o la repetición de los nombres asignados,
refleja una mayor creatividad y poder de integración a nivel yoico. Los más frecuentes refieren a las
identidades ("Pedro y María"), la cualidad del vínculo ("Amistad”), la ubicación temporal de la
relación ("Un paseo feliz”), el contexto espacial como proyección de la modalidad del vínculo en un
espacio determinado ("Un viaje", "Vacaciones”, "En mi casa”). A veces también pueden aparecer,
aunque en menor medida, títulos simbólicos que parecen representar intelectualizaciones que
condensan una modalidad de relación (“Paz", “Saber o no saber”). Podría ocurrir que el titulo no
sea sintético, como si fuera una nueva versión breve de la historia, quedándose adherido a ésta sin
poder discriminar lo esencial de lo accesorio del relato. A veces, puede no responder al contenido
de la historia, siendo diferentes sus implicaciones diagnósticas cuando expresa un intento de
anulación (por ejemplo, "Una pareja feliz” y una historia en la que no hay verdadero acercamiento),
de cuando no guarda relación alguna, como resultante de un pensamiento confuso y una
desconexión muy marcada del sujeto (historia de un paseo y título “La luna y el sol”).

4. A través de la interpretación de la parte gráfica y verbal, el entrevistador ha ido formulando


hipótesis. El objetivo de la síntesis es llegara la comprensión de las fantasías, ansiedades, defensas
y conflictiva básica Ligadas a la situación vincular diádica, tal como se expresan en este test.
Cuando las hipótesis derivadas de la parte gráfica y verbal son recurrentes o plantean claras
convergencias, parece más accesible lograr este resultado, ya que este punto es la integración de
las inferencias a las que se llegó previamente. En otros casos, cuando no es así, las hipótesis
quedarán en suspenso a ser confirmadas o rectificadas con otros materiales, por ejemplo, hipótesis
vinculadas a la identidad con el HTP, el Desiderativo\ relaciones vinculares diádicas con el TAT,
Phillipson, etcétera, La formulación de estas hipótesis está enmarcada indudablemente en el
momento evolutivo del sujeto, nivel sociocultural, situación actual vital, datos históricos
significativos, motivos de consultas, etcétera.
Cuando es posible se incluirán en la síntesis los aspectos transferenciales inferidos del modelo
vincular proyectado.

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