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Filosofía del Lenguaje

Profesor Pablo Acuña


Contenidos

I. Lenguaje y Lógica
• Frege
• Russell
• Wittgenstein
• Positivismo Lógico

II. El Giro Pragmatista


• Strawson
• Wittgenstein
• Austin y Searle
• Kripke
Contenidos

I. Lenguaje y Lógica
• Frege
• Russell
• Wittgenstein
• Positivismo Lógico

II. El Giro Pragmatista


• Strawson
• Wittgenstein
• Austin y Searle
• Kripke
Frege

• Gottlob Frege (1848-1925)

• Formación en matemática, física y filosofía en Göttingen. Graduado en 1873 con tesis doctoral en
geometría.

• Carrera en Jena desde 1874. Su trabajo no tuvo mayor impacto en la comunidad académica durante su vida,
con las notables excepciones de Russell, Wittgenstein, Peano, Husserl y Carnap, quienes sí estudiaron y
valoraron su obra.

• Hoy es considerado el padre fundador de la lógica formal, y un pionero en la filosofía contemporánea de las
matemáticas, de la lógica y del lenguaje.
Frege

• Contemporáneo de las grandes revoluciones matemáticas del siglo XIX: geometrías no-euclideanas (Gauss
Bolyai, Lobachevski, Riemann), teoría de conjuntos (Cantor), conceptualizaciones de la noción de los reales
y racionales en base a los números naturales (Dedekind), axiomatizaciones de la aritmética y la geometría
(Peano, Hilbert).

• En este contexto, la influyente propuesta Kantiana sobre los fundamentos epistemológicos de la


matemática—juicios sintéticos a priori fundados en la forma pura la intuición sensible, el espacio (geometría)
y el tiempo (aritmética)—se vuelve difícil de sostener.

• Frege aceptaba la posición Kantiana en el caso de la geometría, pero no en el caso de la aritmética.

• Frege tampoco aceptaba concepciones empiristas-psicologistas (Mill), pues no pueden dar cuenta del
carácter a priori de la matemática.
Frege

• Pregunta natural por los fundamentos epistemológicos de la aritmética. Como repuesta, Frege emprende el
proyecto logicista: en último análisis, la aritmética se reduce a la lógica—opera sobre una base axiomática de
verdades lógicas tautológicas, y usando definiciones también estrictamente lógicas, procede de manera
estrictamente deductiva en la derivación de sus verdades. Si el proyecto tiene éxito, las bases fundacionales
de la aritmética son tan seguras y firmes como las de la lógica.

• El proyecto logicista permea todo la obra de Frege. Sus aportes a la historia del pensamiento pueden
clasificarse en cuatro cuestiones:
i. La invención de un lenguaje formal y cálculo deductivo que permita derivar la aritmética de la lógica:
Conceptografía (1879)
ii. Bases filosófico conceptuales de la matemática—definiciones lógicas de nociones como “número” que
permitan abordar la derivación de la aritmética desde la lógica: Fundamentos (Grundlagen) de la Aritmética
(1884).
iii. Estudios sobre semántica motivados por i) y ii): “Función y Concepto” (1891), “Concepto y Objeto”
(1891), “Sobre Sentido y Referencia” (1892), “El Pensamiento” (1918), “La Negación” (1918).
iv. El intento de la derivación de la aritmética a partir de la lógica: Leyes Fundamentales (Grundgsetze) de la
Aritmética (1893/1903)
Frege

• En este curso nos centraremos en iii), la filosofía del lenguaje de Frege, aunque miraremos brevemente i) y
ii) para entender la motivación de iii).

• Conceptog rafía (1879). En esta obra, Frege aborda el punto i).

• El proyecto logicista consiste en derivar de manera estrictamente deductiva y axiomática la aritmética a


partir de la lógica. Esto requiere de un aparataje formal: un lenguaje formal en que las inferencias deductivas
sean absolutamente transparentes y evaluables
Frege

• Además de ofrecer una fundamentación sólida a la matemática, la puesta en marcha del proyecto logicista de
la manera descrita mostraría sin duda que la matemática es analítica y por ello a priori (contra el
psicologismo), y que no requiere de ningún tipo de intuición pura (contra Kant).

• El estado de la lógica como disciplina en 1879 era tal que el aparataje formal requerido para el objetivo de
Frege no estaba disponible.
Frege

• La historia de la lógica tiene dos grandes hebras en la antigüedad. La lógica silogística desarrollada por
Aristóteles es una teoría semi-formalizada sobre inferencias deductivas que involucran proposiciones del
tipo Todo S es P, Ningún S es P, Algún S es P, Algún S no es P.

• Estas proposiciones tienen como estructura esencial un sujeto, un predicado, una cuantificador y una
cópula. Los términos S y P denotan clases o conjuntos. En base a esta estructura, la lógica silogística puede
extenderse a proposiciones del tipo s es P, donde esta vez s es un objeto.
Frege

• La segunda hebra fue desarrollada en la tradición estoica. Ésta se ocupa de inferencias que involucran
proposiciones compuestas con conectivos lógicos: si p entonces q; p y q; p o q; y negaciones de proposiciones
del tipo no q. Nótese que las letras minúsculas p y q representan proposiciones.

• Ambas tradiciones son teorías sobre inferencias lógicas válidas, pero que en cada caso lo son dependiendo
de la estructura de las proposiciones en cuestión. Por esto, la lógica silogística y la lógica estoica no
constituyen una lógica unificada, sino dos lógicas distintas. Es más, en base a cuestiones epistemológicas
anexas fueron tenidas hasta por lógicas rivales.
Frege

• En Las Leyes del Pensamiento (1854), George Boole introdujo un lenguaje formal dotado de reglas de cálculo
de inferencia que permitía profundizar y hacer lógicamente más transparentes tanto a la lógica silogística
como a la lógica estoica.

• En el lenguaje de Boole, letras minúsculas x, y, z,.., representan o bien clases, o bien proposiciones. Usando
ciertas operaciones (inspiradas en operaciones aritméticas, pero que son en realidad operaciones lógicas),
estos símbolos permitían expresar proposiciones de la lógica silogística como Todo X es Y mediante la
operación xy. Asimismo, la proposición estoica del tipo x e y también es representada en el lenguaje de
Boole por xy. En el primer caso, x e y representan clases, mientras que en el segundo caso representan
proposiciones.
Frege

• Para que el lenguaje de Boole pueda expresar de manera transparente leyes lógicas e inferencias válidas, éste
debe ser interpretado o bien como expresando proposiciones silogísticas, o bien como expresando
proposiciones estoicas, pero no ambas.

• Por ello, el sistema de Boole permite una expresión más formalizada y lógicamente transparente de la lógica
silogística y de la lógica estoica separadamente, pero no constituye una unificación de éstas.

• En consecuencia, inferencias válidas en que figuren proposiciones de ambos tipos no pueden ser capturadas
por el lenguaje de Boole, ni por ninguna de las dos lógicas. Asimismo, proposiciones de estructura híbrida
como Si todo S es P, entonces algún Q no es R no son representables por ninguna de las dos lógicas ni por el
sistema de Boole—de modo que inferencias válidas que las involucren estaban fuera del alcance de la lógica
disponible en 1854.
Frege

• Otra limitación de la lógica de mediados del siglo XIX es que proposiciones, de uso común en matemática
(lo mismo ocurre con las proposiciones de estructura híbrida recién ejemplificadas), que en su estructura
muestran uso múltiple de la cuantificación (Todo abuelo prefiere a alguno de sus nietos, por ejemplo) tampoco son
expresables en ninguno de los sistemas lógicos mencionados.

• Estas limitaciones de la lógica disponible muestran claramente que la puesta en marcha del proyecto
logicista de Frege requería previamente la invención de una conceptografía que no se viera afectada por
estas dificultades.
Frege

• La primera gran intuición de Frege es abandonar el análisis lógico de las proposiciones en términos de
sujeto y predicado—esencial en las proposiciones silogísticas—en favor del análisis en términos de las
nociones de función y argumento, que Frege toma prestadas de las matemáticas.

• En matemática una función es una suerte de receta que nos entrega un determinado valor (normalmente
numérico) para un determinado argumento (también numérico) que insertamos en la función.

2
• Por ejemplo + 2 es una función que para el argumento 2 nos entrega el valor 6, y que para el
argumento 3 nos entrega el valor 11. Dado que el lugar en blanco es llenado con argumentos variables, en
matemática la función suele expresarse como 𝑦𝑦 = 𝑥𝑥 2 + 2, donde 𝑦𝑦 (un numero natural) es el valor que la
función toma para el argumento 𝑥𝑥 (que puede ser cualquier número natural).
Frege

• Frege aplica el mismo tipo de análisis a proposiciones. Por ejemplo, la proposición Colo-Colo venció a Unión
Española es analizable en el sujeto Colo-Colo y el predicado venció a Unión Española.

• Frege replica que esta forma de análisis no es capaz de capturar propia y transparentemente el contenido
conceptual de la proposición. Éste es definido como aquello que es común a dos proposiciones tales que las
consecuencias deductivas que pueden derivarse de la primera en conjunto con otras proposiciones, son las
mismas consecuencias que pueden derivarse de la segunda en conjunto con el mismo conjunto de
proposiciones. Esto es, el contenido conceptual es aquello que es relevante en la proposición para las
inferencias deductivas en que ésta puede participar como premisa.

• Propone en cambio analizar la proposición en términos del argumento Colo-Colo y la función ( ) venció a
Unión Española. Llenando esta función con el argumento Colo-Colo obtenemos como valor el valor de verdad
verdadero, mientras que con el argumento Manchester City y la misma función obtenemos la falsedad como
valor.
Frege

• Frege rápidamente nota que el análisis en función y argumento de esta misma proposición puede llevarse a
cabo de distintas formas: el ya mencionado; función Colo-Colo venció a ( ) y argumento Unión Española; y
también función ( ) venció a ( ) y argumentos Colo-Colo y Unión Española. Cualquiera de estas formas de
análisis constituye una expresión del contenido conceptual de la proposición en cuestión.

• En notación lógica moderna, esta forma de análisis se expresa con letras mayúsculas F, G, …, para
representar funciones, y letras minúsculas a, b, …, para representar argumentos. Los tres análisis de la
proposición Colo-Colo venció a Unión Española se expresan entonces como 𝐹𝐹𝐹𝐹 (o 𝐹𝐹(𝑎𝑎) ), 𝐺𝐺𝐺𝐺 y 𝐻𝐻𝐻𝐻𝐻𝐻 (nótese que
el orden en que escribimos los argumentos en el tercer caso es crucial).
Frege

• La segunda gran invención de Frege versa sobre la cuantificación. Consideremos la proposición El cobre se
dilata con el calor, y analicémosla en la función ( ) se dilata con el calor, y el argumento El cobre. Variemos ahora el
argumento por El hierro, conservando la misma función. El valor para este argumento vuelve a ser el valor
de verdad verdadero, y lo mismo ocurre para cualquier otro argumento (asumiendo que nuestro conjunto de
argumentos está dado por los metales).

• Este análisis da cuenta de la generalidad en proposiciones de la siguiente manera: la función F entrega el


valor de verdad V para cualquier argumento. Usando notación moderna, la conceptografía de Frege expresa
la generalidad así analizada del siguiente modo: (∀𝑥𝑥)𝐹𝐹𝐹𝐹 (para todo x, F de x).

• Nótese que esta vez la letra minúscula representa una variable, por oposición a los argumentos constantes a, b
como Colo-Colo y Unión Española.
Frege

• La conceptografía de Frege permite también expresar la cuantificación existencial (particular) del siguiente
modo. Asumamos nuestro conjunto universo de argumentos como los gases, y la función ( ) es buen conductor
de electricidad. Si llenamos esta función con argumentos como aire u oxígeno, el valor que entrega la función es
F. Sin embargo, hay al menos un argumento (cualquier gas noble) con el que la función entrega el valor V.

• Este análisis de la particularidad se expresa en la conceptografía de Frege (en notación moderna) del
siguiente modo: ∃𝑥𝑥 𝐶𝐶𝐶𝐶 (existe algún x, tal que C de x), lo que quiere decir que la función C entrega el valor
de V para al menos un argumento.
Frege

• Los cuantificadores son funciones de segundo orden. Esto quiere decir que son funciones que toman funciones
como argumentos. Las funciones de primer orden, en cambio, toman como argumentos objetos. La
distinción entre función y objeto será uno de los temas principales en la filosofía del lenguaje de Frege.

• El cuantificador universal ∀ es una función de segundo orden que entrega como valor el valor de verdad V
si y solo si toma como argumento una función de primer orden que entrega como valor V para cualquier
argumento.

• El cuantificador existencial ∃ es una función de segundo orden que entrega como valor el valor de verdad V
si y solo si toma como argumento una función de primer orden que entrega como valor V para al menos un
argumento.
Frege

• La expresión 𝐹𝐹𝑎𝑎 también puede entenderse como una afirmación funcional de segundo orden. En vez de
entenderla como el valor de la función de primer orden 𝐹𝐹 para el argumento 𝑎𝑎, podemos entenderla como
una función de segundo orden que toma la función 𝐹𝐹 como argumento, que nos dice que 𝐹𝐹 es una función
instanciada por 𝑎𝑎.

• Es decir, podemos entender la expresión 𝐹𝐹𝑎𝑎 como el valor de una función de segundo orden ( )𝑎𝑎 que para
el argumento 𝐹𝐹 (función de primer orden), entrega el valor de verdad V, mientras que para otros
argumentos (otras funciones de primer orden) entrega el valor de verdad F (si es que para esas funciones de
primer orden, el argumento 𝑎𝑎 da como valor el valor de verdad F).

• Nótese que si entendemos ( )𝑎𝑎 como una función de segundo orden no estamos considerando al argumento
𝑎𝑎 como la función—eso sería inconsistente. La idea es que esta función predica de funciones de primer
orden que entran como argumentos en ( )𝑎𝑎 que están instanciadas por el argumento 𝑎𝑎. El valor que
entregue esta función de segundo orden depende de qué función de primer orden insertemos como
argumento.
Frege

• Frege también inventó y definió los conectivos lógicos veritativo-funcionales.

• Especial importancia tiene el conectivo que hoy llamamos condicional. Si 𝛼𝛼 y 𝛽𝛽 son proposiciones,
considerando las combinaciones posibles de valores de verdad, tenemos 4 posibilidades:
• 𝛼𝛼 es V y β es V
• 𝛼𝛼 es V y β es F
• 𝛼𝛼 es F y β es V
• 𝛼𝛼 es F y β es F

• Frege (en notación moderna) introduce el conector → para formar la proposición α → 𝛽𝛽 que afirma que la
segunda de estas posibilidades no ocurre.
Frege

• En jerga contemporánea, el conector ‘→’ permite formar proposiciones de la forma 𝛼𝛼 → 𝛽𝛽 tales que el
valor de verdad de la proposición formada con el conector es función de los valores de verdad de las
proposiciones componentes 𝛼𝛼 y 𝛽𝛽. Más concretamente, el valor de verdad de 𝛼𝛼 → 𝛽𝛽 es F solamente si el
valor de 𝛼𝛼 es V y el de 𝛽𝛽 es F, mientras que 𝛼𝛼 → 𝛽𝛽 es V bajo cualquier otra combinación de valores de
verdad para 𝛼𝛼 y 𝛽𝛽.

• Esta misma idea permite definir otros conectores veritativo-funcionales. La negación ‘¬’ permite formar
proposiciones ¬𝛼𝛼 tales que el valor de verdad de la proposición formada depende del valor de verdad de 𝛼𝛼:
si es 𝛼𝛼 V, ¬𝛼𝛼 es F, y si 𝛼𝛼 es F, ¬𝛼𝛼 es V.
Frege

• En lógica formal contemporánea suelen definirse y usarse los conectores conjunción, disyunción y
bicondicional, cada uno con su propia y característica veritativo-funcionalidad. Es decir, estos conectores
también permiten generar proposiciones compuestas cuyos valores de verdad depende de una manera
determinada de los valores de verdad de las proposiciones componentes.

• Ahora bien, se puede mostrar que todos estos otros conectores pueden definirse en términos de la negación
y el condicional. Por ejemplo, la conjunción ‘∧’ puede definirse por la equivalencia (𝛼𝛼 ∧ 𝛽𝛽) ≡ ¬(𝛼𝛼 → ¬𝛽𝛽).
Por una cuestión de economía y claridad en la axiomática, Frege se remitió al uso del condicional y la
negación.

• Es más, tampoco usó un signo para la cuantificación existencial ∃, sino que hizo uso de la equivalencia
conocida desde tiempos medievales que puede expresarse de la siguiente manera: ¬ ∀𝑥𝑥 ¬𝐹𝐹𝐹𝐹 ≡ (∃𝑥𝑥)𝐹𝐹𝐹𝐹.
Frege

• La lógica de Frege puede expresar todas las proposiciones de la lógica silogística (gracias a la cuantificación)
y todas las proposiciones de la lógica estoica (gracias a los conectores veritativo-funcionales), usando el
mismo simbolismo y bajo la misma interpretación.

• La lógica de Frege permite superar todas las limitaciones explicadas anteriormente. El problema de la
cuantificación múltiple se resuelve fácilmente. Todo abuelo prefiere algún nieto se expresa como
∀𝑥𝑥 ∃𝑦𝑦 𝐴𝐴𝐴𝐴𝐴𝐴 → 𝑃𝑃𝑃𝑃𝑃𝑃 , donde 𝐴𝐴 es la función ( ) es abuelo de ( ), y 𝑃𝑃 es la función ( ) prefiere a ( ).

• Proposiciones híbridas como Si todo S es P, entonces algún Q es R se formulan como ∀𝑥𝑥 (𝑆𝑆𝑆𝑆 → 𝑃𝑃𝑃𝑃) →
(∃𝑦𝑦) 𝑄𝑄𝑄𝑄 → 𝑅𝑅𝑅𝑅 .
Frege

• La conceptografía de Frege incluye también una función de identidad. La función la podemos representar
como ( ) ≡ ( ), y entrega como valor el valor de verdad V en caso que los argumentos que la llenan
(expresiones de la conceptografía) tengan el mismo contenido conceptual.

• La identidad de Frege expresa entonces una relación entre símbolos, pues indica que dos símbolos
representan el mismo contenido conceptual. Ya sabemos qué significa esto para proposiciones (dos
proposiciones tienen el mismo contenido conceptual si de una de ellas junto con un conjunto de
proposiciones se derivan exactamente las mismas consecuencias deductivas que las que se derivan de la otra
junto con el mismo conjunto).

• Frege acepta como argumentos para la función de identidad no solo proposiciones, sino también nombres.
Por ejemplo si 𝑎𝑎 es el nombre para la estrella del alba y 𝑏𝑏 es el nombre para la estrella del crepúsculo, resulta que
𝑎𝑎 = 𝑏𝑏, pues en la medida en que en ambos casos se trata de Venus, Frege plantea que siempre podemos
sustituir 𝑎𝑎 por 𝑏𝑏 en una proposición.
Frege

• Se podría replicar que en un lenguaje lógicamente transparente debería haber un solo nombre para cada
objeto. Sin embargo, responde Frege, es posible que el mismo contenido conceptual puede expresarse de
diferentes maneras, y que esa diferencia de expresión pueda ser en algún sentido relevante.

• Por ejemplo, la proposición la estrella del alba es la estrella del crepúsculo es informativa pese a la identidad de
contenido conceptual entre la estrella del alba y la estrella del crepúsculo. Esto se aclara aún más cuando se
compara con una proposición de identidad de contenido conceptual como la estrella del alba es la estrella del
alba.

• Por lo tanto, concluye Frege, se justifica que un mismo contenido conceptual pueda ser expresado por
expresiones diferentes, y por lo tanto se justifica la función de identidad ‘≡’.
Frege

• Frege presentó su lógica de manera axiomática. Lista de axiomas cuya verdad está garantizada por la mera
definición de los símbolos en la conceptografía.

• La lista de axiomas de Frege es la siguiente


• 𝑝𝑝 → (𝑞𝑞 → 𝑝𝑝)
• 𝑟𝑟 → (𝑞𝑞 → 𝑝𝑝) → 𝑟𝑟 → 𝑞𝑞 → 𝑟𝑟 → 𝑝𝑝
• 𝑟𝑟 → (𝑞𝑞 → 𝑝𝑝) → 𝑞𝑞 → (𝑟𝑟 → 𝑝𝑝)
• 𝑝𝑝 → 𝑞𝑞 → ¬𝑞𝑞 → ¬𝑝𝑝
• ¬¬𝑝𝑝 → 𝑝𝑝
• 𝑝𝑝 → ¬¬𝑝𝑝
• 𝑎𝑎 = 𝑏𝑏 → 𝐹𝐹𝐹𝐹 → 𝐹𝐹𝐹𝐹
• 𝑐𝑐 = 𝑐𝑐
• ∀𝑥𝑥 𝐹𝐹𝐹𝐹 → 𝐹𝐹𝐹𝐹
Frege

• El conjunto de reglas de derivación deductiva formulado por Frege está dado por modus ponens y un par de
reglas que refieren a la cuantificación.

• Usando uno o más axiomas en la lista y aplicando las reglas de derivación deductiva, obtenemos verdades
lógicas, y la derivación constituye una prueba de esa verdad. Décadas después se probó que el sistema de
Frege (de primer orden) es completo—toda verdad lógica expresable por la conceptografía puede ser
derivada—y consistente—toda derivación deductiva en la conceptografía llega a una verdad lógica.
Frege

• Frege hace interesantes comentarios acerca de su conceptografía ya en una dirección de filosofía del
lenguaje.

• Recordemos su definición del conectivo veritativo-funcional ‘→’. Frege comenta que hasta cierto punto es
posible entender este conectivo como una expresión de ‘si…, entonces…’ en el lenguaje natural. ‘Si Colo-
Colo gana, entonces el profesor está contento” es una proposición falsa si y solo si es verdadero que ‘Colo-
Colo gana’, pero falso que ‘el profesor está contento’—en concordancia con la definición veritativo-
funcional de ‘→’.

• Sin embargo, el conector de Frege permite generar una proposición verdadera como “si existe vida en la vía
láctea, entonces los números primos son infinitos”. En este caso, el uso de “si…, entonces…” no tiene nada
que ver con el uso en el lenguaje natural, donde “si…, entonces…” tiende a capturar una conexión causal.
Frege

• Frege aclara que la conceptografía no pretende ni requiere capturar matices semánticos del lenguaje natural
como el descrito, sino solamente capturar contenido conceptual.

• El conectivo ‘→’ es definido con ese objetivo en mente. Su definición veritativo-funcional permite asociarlo
a la noción de derivación deductiva válida. Por ejemplo, si en una prueba axiomática obtenemos una
proposición de la forma 𝛼𝛼 ∧ 𝛽𝛽 ∧ ⋯ → 𝛾𝛾 como una verdad lógica, la definición del conector garantiza que a
partir del conjunto de proposiciones 𝛼𝛼, 𝛽𝛽, … podemos derivar legítimamente la proposición 𝛾𝛾.

• Es decir, gracias a esta definición del conector →, cada vez que obtenemos una verdad lógica en que este
conector es el conector principal, hemos obtenido también un patrón de inferencia válido.
Frege

• Frege generaliza este punto mediante una aguda analogía en que compara al ojo y el microscopio, por una
parte, y el lenguaje natural y la conceptografía, por otra.

• El ojo es útil y crucial en montones de contextos y tareas en que el microscopio es absolutamente inútil. Sin
embargo, el microscopio es fundamental y crucial en ciertos contextos y tareas específicas, en que el ojo
humano es insuficiente.

• La conceptografía no pretende ni puede capturar todos los matices y funciones del lenguaje natural, pero es
esencial y fundamental para explicitar y legitimar inferencias deductivas, y por lo tanto crucial en el proyecto
logicista. El lenguaje natural no puede ser utilizado para esa tarea.
Frege

• Los Fundamentos de la Aritmética (1884). De esta obra, revisaremos la definición que Frege propone
para la noción de número, y cómo de ella se desprenden las motivaciones para los estudios en filosofía del
lenguaje.

• En esta obra Frege expone una serie de críticas a los fundamentos de la aritmética propuesta por Kant en
base a una intuición pura del tiempo, y también a la concepción empirista-psicologista de Mill.

• Como hemos comentado, una derivación axiomática de la aritmética a partir de verdades lógicas,
definiciones lógicamente formuladas, y reglas de derivación legítimas y explícitas, mostraría que la
matemática es analítica (no requiere ninguna referencia a una intuición), y por ello a priori (la verdad de las
verdades matemáticas no depende de la experiencia, sino que se funda en la verdad de los axiomas que son a
su vez verdades analíticas).
Frege

• Como es claro, la viabilidad de este proyecto requiere de definiciones lógica adecuadas—expresables en el


lenguaje de la conceptografía—de nociones centrales en aritmética, incluyendo número.

• Frege comienza por descartar que número pueda ser definido como una propiedad de objetos: se podría
afirmar que ser doce es una propiedad de los países sudamericanos, del mismo modo en que ser miembros de la
OEA es una propiedad de esos mismos objetos. Pero Frege ofrece varios argumentos contra esta opción.

• Para entender la definición que propone Frege debemos primero entender la noción de concepto.
Frege

• Para Frege un concepto es un tipo especial de función. Recordemos que en matemática las funciones suelen
tomar por argumentos números, y entregan como valor para ese argumento también un número. Pero
podemos concebir funciones de otra naturaleza. La función El presidente de ( ) toma como argumentos
objetos como países o instituciones, y entrega como valor otro tipo de objeto (una persona).

• Consideremos ahora la función ( ) es el capitán de Colo-Colo. Esta función toma como argumentos objetos
(jugadores de Colo-Colo), pero como valor entrega un valor de verdad: V para el argumento Gabriel Suazo, F
para el argumento Vicente Pizarro. A las funciones que entregan como valor un valor de verdad, Frege las
denomina conceptos.
Frege

• Si la noción de número se definiera como una propiedad de objetos, número sería entonces un concepto de
primer orden, pero Frege descarta esta opción.

• Recordemos además que la conceptografía de Frege admite funciones de segundo orden, esto es, funciones
cuyos argumentos no son objetos, sino funciones de primer orden.

• La propuesta inicial de Frege es entonces que número se define como un concepto de segundo orden.
Cuando decimos que las constelaciones del zodíaco son 12, lo que estamos haciendo es predicar algo sobre
el concepto de primer orden ( ) es constelación del zodíaco, a saber, que es un concepto que está instanciado por
12 objetos/argumentos—que toma el valor de verdad V para 12 argumentos.
Frege

• Más formalmente, afirmar que el número de Fs es n es afirmar algo sobre el concepto F: equivale a afirmar que el
concepto F está instanciado por n argumentos.

• El concepto ( ) es alumno inscrito en el curso Filosofía del Lenguaje es un concepto de primer orden. La afirmación
hay n alumnos inscritos en el curso Filosofía del Lenguaje es una afirmación sobre ese concepto, a saber, que es un
concepto instanciado para n argumentos. Frege plantea que afirmar que hay n alumnos inscritos en el curso
Filosofía del Lenguaje es afirmar que el concepto de segundo orden ( ) está n-instanciado, está instanciado por el
concepto de primer orden ( ) es alumno inscrito en el curso Filosofía del Lenguaje.

• Afirmar que el número de satélites de Venus es 0 quiere decir que el concepto de primer orden ( ) es satélite de
Venus no es instanciado por ningún objeto/argumento, o que el concepto de segundo orden ( ) está 0-
instanciado está instanciado por el argumento (concepto de primer orden) ( ) es satélite de Venus.
Frege

• Ahora bien, una dificultad crucial en este primer intento de definición de número para los propósitos de
Frege es que solo puede usarse para definir una infinitud de números, se requiere la presuposición de que
hay infinitos objetos. Esta presuposición no sería ni una verdad lógica, ni una definición analítica, por lo que
sería un elemento contaminante del proyecto logicista.

• La solución que ofrece Frege retiene la tesis de que afirmaciones de “numerosidad” son afirmaciones sobre
conceptos. Pero antes de revisar esa solución debemos revisar los argumentos de Frege para afirmar que los
números son objetos.

• Frege plantea que podemos afirmar cosas sobre cada número natural: “el número 2 es primo” por ejemplo.
Al referirnos a él con una expresión nominal con el artículo él—un término singular—esto nos indica que
estamos tratando justamente con un objeto.
Frege

• Este argumento presupone la tesis que un rasgo definitorio de los objetos es el de ser denotados por
términos singulares: los términos singulares solo pueden denotar objetos, los objetos solo pueden ser
denotados por términos singulares.

• El argumento involucra además una suerte de tesis de prioridad sintáctica: la categorización de un término
como un término singular puede establecerse en base a criterios sintácticos que son independientes de una
previa categorización de la entidad a la que el término refiere.

• En el caso en cuestión, Frege afirma que “el número n” es una expresión nominal y término singular en
base a su forma sintáctica, no en base a una previa investigación de cuál es la referencia de la expresión en
cuestión.

• La tesis de que las categorías sintácticas son previas a las categorías ontológicas es bastante controversial, y
Frege no presenta ulteriores argumentos para defenderla.
Frege

• Otro argumento que presenta Frege respecto a la objetividad de los números consiste en que si un término
singular puede figurar dentro de una proposición verdadera, entonces dicho término efectivamente refiere a
un objeto.

• Esto presupone que la verdad de una proposición depende de que en ella no aparezcan términos sin
referencia, y la ya mencionada tesis de correspondencia entre objetos y términos singulares. Esta cuestión
será desarrollada en Sobre Sentido y Referencia.

• Resulta claro que hay proposiciones matemáticas verdaderas en que figuran términos singulares de la forma
“el número n”, de modo que estos términos singulares tienen como referencia objetos, esto es, números.
Frege

• Para entender mejor que significa para Frege que los números sean objetos, es útil revisar una suerte de
criterio de objetividad que nuestro autor propone.

• Es objetivo, en el sentido de determinado de manera independiente de la mente que lo concibe, todo


aquello que puede estar sujeto a leyes generales y objeto de conocimiento público y compartido.

• Representaciones subjetivas asociadas la noción de número pueden estar presentes en nuestro juzgar sobre
números, pero la verdad de dichos juicios no depende de esas representaciones subjetivas ni de ninguna
otro elemento mental del sujeto, sino de las propiedades del número mismo
Frege

• Frege defiende la tesis de que no todos los objetos—entendidos de acuerdo al criterio recién mencionado—
son actuales. Para ser actual, un objeto debe ser causalmente eficaz y dado por los sentidos.

• Los objetos que no son actuales no son productos del pensamiento, pero no son causalmente eficaces ni se
dan a través de los sentidos. Frege defiende entonces una suerte de platonismo en que objetos no actuales
son parte de la ontología del mundo. Esta tesis metafísica será tratada por Frege en sus escritos semánticos
tardíos.
Frege

• Frege resuelve la cuestión de la infinitud en su primer intento de definición de número sirviéndose


justamente de que los números son objetos.

• Si los números son objetos una definición apropiada de éstos debe entregarnos un criterio para determinar
si los números n y m son distintos o el mismo. Considerando nuevamente que afirmaciones numéricas son
afirmaciones sobre conceptos, requerimos una definición-criterio que establezca cuando una proposición de
la forma “El número que le corresponde al concepto F es el mismo número que le corresponde al concepto
G”
Frege

• Inspirado en un pasaje de Hume, Frege propone el siguiente criterio: el número que corresponde al
concepto F es el mismo número que corresponde al concepto G si los objetos (o conceptos si G es de
orden 2 o mayor) que caen bajo F pueden ponerse en una correlación uno-a-uno con los objetos (o
conceptos si F es de orden 2 o mayor) que caen bajo el concepto G.

• Nótese que este criterio no es circular, no requiere identificar de qué número(s) se trata: el número de libros
en mi biblioteca es el mismo número de CDs en mi repisa si puedo parear cada libro con un y solo un CD, y
viceversa. Puedo averiguar de esta forma si el número de CDs es el mismo que el de libros sin nunca llegar a
saber cuántos libros y/o CDs tengo.
Frege

• Este “principio de Hume” como una definición analítica de la identidad de números en el lenguaje de la
conceptografía, de modo que es un ingrediente legítimo en el proyecto logicista.

• Nótese que el principio de Hume puede aplicarse para establecer la equinumerosidad de conceptos de
cualquier orden, no solo para conceptos de primer orden que toman objetos como argumentos. Además,
podemos usar el principio conceptos que toman incluso números como argumentos: “el número que
corresponde al concepto ( ) es un punto cardinal es el mismo número que corresponde al concepto ( ) es número
primo menor que 8”

• Esto es crucial para Frege, pues para mostrar que la serie de los números naturales es infinita, requiere que
los propios números puedan ser contados, y el principio de Hume permite esto.
Frege

• El principio de Hume distribuye a todo concepto en clases-equivalentes. Esto es, para todo concepto, el
principio de Hume lo asigna a la clase de conceptos de misma numerosidad. Ahora bien, para un universo de n
objetos, el principio de Hume genera n+1 clases de equivalente numerosidad.

• Si hay 3 objetos, hay una clase de conceptos bajo los cuales no cae ningún objeto, otra clase de conceptos
bajo los cuales cae 1 objeto, otra clase de conceptos bajo los cuales caen 2 objetos, y otra clase de conceptos
bajo los cuales caen 3 objetos. Es decir, cuatro clases de equivalencia.

• Por los mismos argumentos invocados en el caso de la objetividad de los números, Frege defiende que las
clases de equivalencia son objetos, de modo que ahora tenemos cuatro objetos. Sobre estos 4 objetos, el
principio de Hume vuelve a establecer 5 clases de equinumerosidad, y así ad infinitum. El principio de
Hume ata el cabo de la infinitud de los números que la definición preliminar dejó suelto.
Frege

• La definición definitiva que Frege ofrece para número está dada justamente en términos de la partición de
conceptos en clases de equinumerosidad que el principio de Hume determina.

• La noción de clase de Frege puede entenderse como la extensión de un concepto. La extensión de un


concepto está dada por los objetos que caen bajo él. La extensión del concepto ( ) es un número primo menor
que 8 está dada por los objetos 2, 3, 5 y 7.

• Frege define entonces a un número n como la clase de equivalencia que reúne a todos los conceptos de
numerosidad n. Los números son entonces definidos como clases de equivalencia determinadas por el
principio de Hume
Frege

• La conceptografía permite definir analíticamente la relación uno-a-uno entre los objetos que caen bajo un
concepto, y con ello también la noción de clases de equivalencia numérica—i.e., el concepto de número.
Usando esta definición, Frege deriva a su vez el principio de Hume.

• Luego, Frege define el número 0 también en términos estrictamente lógico-analíticos: el número 0 es la


clase de todos los conceptos equinuméricos con el concepto ( ) no es idéntico a sí mismo—este concepto no es
instanciado por ningún objeto.

• El número 1 es luego definido como la clase de todos los conceptos equinuméricos con el concepto ( ) =
0—este concepto es instanciado solo por el número 0.
Frege

• Luego, Frege formula una definición analítica de la relación de sucesión. Usando esta definición, Frege a su
vez prueba que todo número tiene un sucesor, y que 1 es el sucesor de 0. Esto claramente bastaría para
definir todos los números naturales, y para ordenarlos de acuerdo a la relación de sucesión.

• Esto da una impresión del plan de trabajo que Frege plantea en Fundamentos de la Aritmética (1884). Las
definiciones lógicas de número en términos de clases de equivalencia, del principio de Hume, del 0 y del 1 y
de la relación de sucesión son los elementos básicos con los que Frege anuncia que puede llevarse a cabo el
proyecto logicista.
Frege

• Frege emprende esa tarea en las Leyes Fundamentales de la Aritmética (1893/1904).

• Lamentablemente para Frege, poco antes de aparecer el segundo volumen en 1904, Bertrand Russell le
envía una carta mostrándole que la axiomatización lógica propuesta es inconsistente.

• La caja de herramientas lógicas de Frege permite definir clases que no pertenecen a sí mismas.

• La clase “hombre” no pertenece a sí misma, puesto que en la extensión del concepto ( ) es hombre no
encontraremos a la clase “hombre”.
Frege

• Esto a su vez permite definir el concepto c: clase que no pertenece a sí misma—el concepto ( ) no pertenece a sí
misma que toma por argumentos clases.

• La extensión de este concepto es entonces la clase C de las clases que no pertenecen a sí mismas, clase en la
que figura la clase “hombre”, por ejemplo.

• Pero preguntemos ahora si la propia clase C—la clase de las clases que no pertenecen a sí mismas—
pertenece a sí misma o no. Si pertenece a sí misma, entonces C es miembro de las clases que no pertenecen
a sí mismas, lo cual lleva a una inconsistencia: C pertenece y no pertenece a sí misma. Pero si C no
pertenece a sí misma, entonces pertenece a la clase de las clases que no pertenecen a sí mismas, que es la
clase C!

• La paradoja de Russell muestra que la axiomatización lógica de la aritmética propuesta por Frege permite
definir clases de clases, y entre ellas, la clase de las clases que no pertenecen a sí mismas lleva
indefectiblemente a una contradicción, lo cual implica la ruina de todo el proyecto.
Frege

• Frege identifica prontamente que el núcleo de la inconsistencia radica en la definición de número como una
clase de conceptos numéricamente equivalentes de acuerdo al principio de Hume.

• Intentó evitar el problema debilitando la definición, pero con ello el sistema axiomático pierde poder y no
es capaz de probar, por ejemplo, que 0 y 1 son distintos.

• Frege, en sus últimos días, abandona la defensa del proyecto y parece resignarse a una concepción de orden
kantiano de la aritmética. Russell y Whitehead, sin embargo, lo retoma y efectivamente presenta una
axiomatización de la aritmética en Principia Mathematica (1910), usando una “teoría de los tipos” para
bloquear la paradoja, pero normalmente esta maniobra es tenida como una adición extralógica que
contamina el proyecto.

• Existen versiones contemporáneas del proyecto logicista aún, algunas basadas en el trabajo de Frege
Frege

• La construcción de la Conceptografía y la formulación de las bases conceptuales del proyecto en Fundamentos de


la Aritmética le suscitaron a Frege preguntas relativas a la semántica del lenguaje formal que él mismo creó,
pero que pueden también extenderse al lenguaje natural.

• El signo de identidad y el análisis funciones y argumentos en Conceptografía, y las nociones de número y


objeto envueltas en la definición de número en Fundamentos de la Aritmética le parecieron requerir ulterior
análisis y justificación. Además, dicho análisis y justificación podía iluminar cuestiones fundamentales en el
lenguaje natural también, y todo esto con consecuencias y proyecciones de carácter ontológico y
epistemológico.

• Frege se ocupó de estos problemas en conjunto con el despliegue formal del proyecto logicista. Sus escritos
semánticos recogen esas reflexiones.
Frege

• Antes de pasar a la revisión de sus escritos semánticos, es apropiado revisar el análisis crítico que hace Frege
respecto del argumento ontológico que pretende probar la existencia de Dios:

• El argumento ontológico tiene la siguiente forma

Dios posee todas las perfecciones


La existencia es una perfección
Dios existe

• Ambas premisas pretenden ser analíticamente verdaderas: por definición, Dios posee todas las perfecciones,
y por definición la existencia es una perfección.
Frege

• Ahora bien, Frege explica el problema con este argumento en los siguientes términos:
Affirmation of existence is fact nothing but denial of the number nought. Because existence is a property of
concepts the ontological argument for the existence of God breaks down. But oneness is not a component
characteristic of the concept ‘God’ any more than existence is. Oneness cannot be used in the definition of this
concept any more than the solidity of a house, or its commodiousness or desirability, can be used in building it along
with the beams, bricks and mortar.

• La idea base es la misma de Kant: la existencia no es un predicado de objetos, sino la afirmación de que al
menos un objeto cae bajo un concepto. Cuando decimos ‘Dios existe’ no estamos asignándole ninguna
propiedad al concepto Dios (que claramente entra en el argumento como un concepto), sino afirmando que
hay un objeto que cae bajo ese concepto.
Frege

• El argumento procede entendiendo la existencia como uno de los predicados que define el concepto Dios, y
como la existencia es parte de dicho concepto por definición, supuestamente se sigue que Dios existe.

• Ahora bien, en la conclusión, a diferencia de lo que ocurre en las premisas, la existencia es efectivamente
entendida como la afirmación de que hay al menos un objeto que cae bajo el concepto en cuestión, pero no
podemos concluir esto a partir de las premisas.

• Dicho de otro modo no es posible introducir la existencia entre los predicados que define al concepto Dios,
pero el argumento requiere que hagamos justamente eso.
Frege

• Otra forma de explicar esto es la siguiente. Frege asume una distinción entre las partes (o la notas de) un
concepto, y las propiedades de un concepto.

• Rectángulo es parte (nota) del concepto triángulo rectángulo, pero no es una propiedad de ese concepto: el
concepto triángulo rectángulo no tiene un ángulo recto.

• La existencia es una propiedad de conceptos (la propiedad de que cae al menos un objeto bajo él), y no
parte (nota) de un concepto.
Frege

• El argumento ontológico usa infundadamente la noción de existencia como parte (nota) del concepto Dios
en las premisas, pero como propiedad del concepto Dios en la conclusión.

• Esto aclara el pasaje en que Frege plantea que la existencia es la negación del número 0. Recordemos que
una afirmación de número es una afirmación acerca de un concepto. Afirmar existencia es entonces afirmar
que a un determinado concepto no le corresponde el número 0, pero en el caso del concepto Dios, no
podemos saber si algún objeto cae bajo él o no solo inspeccionando cuáles son sus partes (notas), porque
entre ellas nunca encontraremos la existencia, y de las que sí encontramos no se puede derivar que el
número 0 no le corresponde a este concepto (Dios).
Frege

• Una sutileza importante consiste en que Frege y Kant difieren respecto a la posibilidad de demostrar la
existencia de algún objeto.

• En el caso de los números, su existencia puede efectivamente probarse. En el caso del número 0, tenemos
un concepto (el concepto 𝑥𝑥 ≠ 𝑥𝑥) de cuyas partes (notas) podemos deducir que no hay ningún objeto que
caiga bajo él, y con ello podemos definir la clase equivalencia a la que pertenece este concepto determinada
por el principio de Hume.

• Es decir, de la prueba de que no hay ningún objeto que caiga bajo no es idéntico a sí mismo, usando el principio
de Hume podemos a su vez probar que existe una clase equivalencia a la que este concepto pertenece, lo
cual es una prueba de que el número 0 existe. Análogas pruebas se pueden introducir para el resto de los
números.
Frege

• Función y Concepto (1891). En el primero de sus grandes escritos sobre semántica, Frege aborda—
precisándolas y refinándolas—las nociones de “función” y “concepto” que como vimos son cruciales en
Conceptografía y en Fundamentos de la Aritmética.

• En Conceptografía, está implícito que Frege utiliza la noción de “función” para referirse a cierto tipo de signos.
Sin embargo, en “Función y Concepto” comienza por establecer una diferencia entre una función y el signo
que la representa.

• Parte comentando que un matemático respondería a la pregunta ¿qué es una función?, respondiendo una
expresión que contiene una x.
Frege

• Pero esto justamente confunde a la función con el signo que la representa. Esto queda claro considerando
una función 2𝑥𝑥 3 + 𝑥𝑥. Para el argumento 2, esta función entrega el valor 18, de modo que podemos decir
2 � 23 + 2 = 18. Ahora bien, esta igualdad establece que los signos que flanquean el signo igual representan
el mismo objeto, esto es, el número 18. Pero como los signos son distintos, no podemos identificar el objeto
representado—el número 18—con ninguno de los símbolos flanqueando el signo igual, pues dichos signos
no son iguales.

• Si identificáramos a una determinada función con una determinada expresión que contiene una x,
estaríamos cometiendo el mismo tipo de error. “2𝑥𝑥 3 + 𝑥𝑥” es el símbolo que, de alguna manera (que como
veremos es según Frege indirecta), representa la función.
Frege

• Frege considera luego la posibilidad de concebir a la referencia del signo matemático como la función.
Ahora bien, la referencia de expresiones “2 � 13 + 1”, “2 � 23 + 2”, etc., es siempre un número. Esto
implicaría que una función es un número, pero esto implicaría que en matemática nada se gana con las
funciones aparte de los símbolos numéricos que ya tenemos.

• Se podría replicar que la referencia de una función no es un número en particular, sino un número indefinido,
lo cual estaría indicado por el uso de la 𝑥𝑥 en “2𝑥𝑥 3 + 𝑥𝑥”. Pero esto también es errado, pues lo que en
realidad ocurre es que “2𝑥𝑥 3 + 𝑥𝑥” refiere efectivamente a un número, pero de manera indefinida. No existe
tal cosa como un número indefinido.
Frege

• De todos modos, Frege plantea que la consideración de la manera indeterminada en que la x permite referir
a números da la clave para comprender correctamente que es una función.

• En “2𝑥𝑥 3 + 𝑥𝑥” llamamos a 𝑥𝑥 el argumento de la función. Además, en “2 � 13 +1”, “2 � 23 + 2”, “2 � 33 + 3”


reconocemos la misma función para los argumentos 1, 2 y 3, respectivamente. Una función es entonces
aquello que es común en todas estas expresiones.

• Una manera más sugerente de expresar esto es representando la función como “2 � 3 + ( )”—aunque
aquí debemos entender al signo como semánticamente incompleto—y en ese sentido no podemos usarlo como
un nombre del que podamos predicar “es una función”, pues los nombres son signos semánticamente
completos.
Frege

• Frege desarrolla el punto caracterizando a las funciones como esencialmente incompletas o insaturadas. Esto
implica que podemos representarlas solamente de manera indirecta con signos completos, en la medida que
estos exhiben patrones comunes reconocibles. Ahora bien, cada uno de esos signos es una instancia del
patrón, y no un signo que refiera al patrón mismo.

• Si quisiéramos decir sobre una función que es una función, adjuntando la expresión “es una función” a otra
expresión, ésta no puede ser un nombre (en el sentido amplio de signo que le asigna Frege a esta noción),
pues los nombres son semánticamente completos, sino solo un signo semánticamente incompleto.
Frege

• Al completar una función con un argumento, la función entrega un valor para ese argumento. Pero es
importante establecer claramente que una función y el valor de esa función para un argumento son
cuestiones distintas.

• Por ejemplo, en una función como 2 + 𝑥𝑥 − 𝑥𝑥, que entrega el mismo valor 2 para cualquier argumento, la
caracterización de las funciones como esencialmente insaturadas hacen imposible afirmar que la función en
cuestión es el número 2.
Frege

• Ahora bien, dos funciones pueden ser tales que entregan ambas siempre el mismo valor para un mismo
argumento. Por ejemplo, las funciones 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 y 𝑥𝑥(𝑥𝑥 − 1).

• Frege desglosa este punto afirmando que en la expresión 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 = 𝑥𝑥 𝑥𝑥 − 1 estemos haciendo una
afirmación sobre los valores que esta funciones toman al ser llenadas con argumentos. Es decir, afirmamos
que (∀𝑥𝑥) 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 = 𝑥𝑥 𝑥𝑥 − 1 .

• Afirmaciones de identidad, plantea Frege, solo pueden hacerse respecto de objetos, pues los objetos solo
son representados por expresiones completas o saturadas, de modo que no podemos hacer aserciones de
identidad respecto de funciones.
Frege

• Ahora, si 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 = 𝑥𝑥 𝑥𝑥 − 1 es una afirmación sobre objeto, cabe preguntarse ¿qué objeto es ese? (o ¿qué
objetos son esos?, en el caso de afirmaciones de identidad falsas como 𝑥𝑥 3 = 𝑥𝑥 2 ).

• Frege responde que el objeto en juego en esta identidad es el curso de valores (recorrido) de ambas funciones. Lo
que la expresión dice es que las funciones 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 y 𝑥𝑥 𝑥𝑥 − 1 tienen el mismo curso de valores.

• Un curso de valores podemos entenderlo como un conjunto de pares ordenados. Más precisamente, para
una función 𝐹𝐹 de un solo argumento, el curso de valores es el conjunto de todos los pares ordenados (𝑥𝑥, 𝑦𝑦)
en que 𝑥𝑥 es el argumento e 𝑦𝑦 es el valor de 𝐹𝐹 para 𝑥𝑥.

• Dos funciones tienen el mismo curso de valores ssi les corresponde el mismo conjunto de pares ordenados
(𝑥𝑥, 𝑦𝑦).
Frege

• Dos funciones tienen el mismo curso de valores ssi les corresponde el mismo conjunto de pares ordenados
(𝑥𝑥, 𝑦𝑦).

• Nótese que un curso de valores se distingue del mero conjunto de valores que entrega una función. El
segundo es un mero agregado de objetos, mientras que el primero es un conjunto de pares ordenados.

• Dos funciones F y G pueden tener el mismo conjunto de valores, pero diferir en sus cursos de valores.
Mientras que si dos funciones tienen el mismo curso de valores, tienen también el mismo conjunto de
valores. Solo cuando hay igualdad de cursos de valores podemos afirmar que 𝐹𝐹 = 𝐺𝐺.
Frege

• En la simbología de Frege, podemos representar una función que refiere de manera indeterminada a un
número usando letras griegas en la posición de argumentos: 𝛼𝛼(𝛼𝛼 − 1) y 𝜀𝜀 2 − 𝜀𝜀 representan dos funciones.

• Para referirnos al curso de valores de una función, Frege antepone a la función así representada la misa letra
griega con tilde. Así, las expresiones 𝛼𝛼́ 𝛼𝛼(𝛼𝛼 − 1) y 𝜀𝜀́ 𝜀𝜀 2 − 𝜀𝜀 representan el curso de valor de 𝛼𝛼(𝛼𝛼 − 1) y
el curso de valores de 𝜀𝜀 2 − 𝜀𝜀, respectivamente.

• Con esto, Frege puede aclarar que de acuerdo a su propuesta, la identidad 𝑥𝑥 𝑥𝑥 − 1 = 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 expresa la
identidad 𝛼𝛼́ 𝛼𝛼(𝛼𝛼 − 1) = 𝜀𝜀́ 𝜀𝜀 2 − 𝜀𝜀 , y no una identidad entre funciones.
Frege

• Tras definir y caracterizar con precisión las nociones de función y de curso de valores, Frege plantea que en
el mismo espíritu en que construimos funciones con las signos +, −, etc., hagamos lo propio usando los
símbolos = y <, >.

• En tal caso, podemos considerar la función 𝑥𝑥 2 = 1, y preguntar por los valores que entrega dicha función al
ser llenada con distintos argumentos. Para los argumentos −1, 0, 1, 2, tenemos

−12 = 1
02 = 1
12 = 1
22 = 1

• La primera y tercera ecuación son correctas, mientras la segunda y la cuarta no lo son. En base a esto,
Frege propone que para los argumentos −1 y 1 la función 𝑥𝑥 2 = 1 entrega como valor el velaor de
verdad Verdadero, mientras que para los argumentos 0 y 2 (y para cualquier otro) entrega como valor
el valor de verdad Falso.
Frege

• Así como para los argumentos −1, 0, 1 y 2 la función 𝑥𝑥 2 − 𝑥𝑥 entrega como valores los números 2, 0, 0, 2,
respectivamente; para esos mismo argumentos la función 𝑥𝑥 2 = 1 entrega como valores los valores de
verdad 𝑉𝑉, 𝐹𝐹, 𝑉𝑉, 𝐹𝐹.

• Es decir, existe un tipo de funciones que al ser llenadas con argumentos entregan como valor un valor de
verdad.

• Ahora bien, podemos parafrasear esta función con sus valores para ciertos argumentos diciendo “el número
− 1 tiene la propiedad de que su cuadrado es igual a 1”, o “el −1 cae bajo el concepto su cuadrado es igual a
1”

• De acuerdo a esto, Frege define concepto como una función que entrega como valor un valor de verdad.
Frege

• Existen funciones de más de un argumento, como 𝑥𝑥 + 𝑦𝑦, que entrega un número como valor para dos
argumentos 𝑥𝑥 e 𝑦𝑦. En el caso de funciones de más de un argumento que entregan como valor un valor de
verdad, Frege las denomina relaciones. La identidad 𝑥𝑥 = 𝑦𝑦 es una relación.

• Frege plantea que cuando llenamos una función 𝑥𝑥 2 entrega un determinado valor para un argumento 𝑥𝑥, y
que ese valor es el objeto denotado por 𝑥𝑥 2 es la referencia de este signo. Así entonces, el avlor que 𝑥𝑥 2
entrega para el argumento 2 es el número 4, de modo que el número 4 es la referencia de “22 ”.

• Del mismo modo, Frege plantea que el valor que un concepto 𝑥𝑥 2 = 1 entrega para un determinado
argumento es la referencia de “𝑥𝑥 2 = 1”. Esto quiere decir que la referencia de “−12 = 1” es el valor de
verdad Verdadero: lo verdadero (y lo mismo vale para “12 = 1”). Del mismo modo, la referencia de 22 = 1
es lo falso.
Frege

• Esto tiene como consecuencia que todas las expresiones que resultan de llenar un concepto con un
argumento tal que la función para ese argumento entrega como valor lo verdadero—p. ej., llenando el
concepto 𝑥𝑥 2 = 1 con el argumento 1, y llenando 𝑥𝑥 2 = 4 con el argumento 2—tienen la misma referencia:
lo verdadero.

• En otras palabras, las expresiones 12 = 1 y 22 = 4 tienen la misma referencia, de modo que, afirma Frege,
podemos escribir 12 = 1 = (22 = 4), del mismo modo que podemos escribir 24 = 42 , pues al llenar la
función 𝑥𝑥 4 con el argumento 2 y la función 𝑥𝑥 2 con el argumento 4, obtenemos el mismo valor: el número
16.
Frege

• Frege considera la objeción de que las expresiones 12 = 1 y 22 = 4 expresan pensamientos muy distintos,
de modo que no tendría sentido establecer algún tipo de identidad entre ellas.

• Frege responde que debemos considerar la distinción entre la referencia (Bedeutung) de una expresión, y su
sentido (Sinn). Las expresiones 24 y 42 tienen la misma referencia, el número 16, de modo que la igualdad
24 = 42 expresa una igualdad de referencia. Sin embargo, las expresiones en juego expresan pensamiento
distintos.
Frege

• Frege también ofrece el famoso ejemplo de “el lucero del alba” y “el lucero del ocaso”. Ambas expresiones
tienen como referencia a Venus. Sin embargo, expresan distintos pensamientos en la medida que las
expresiones “el lucero del alba es un planeta con período orbital más corto que el de la Tierra ” y “el lucero
del ocaso es un planeta con período orbital más corto que el de la Tierra ” expresan diferentes
pensamientos. Que estas expresiones expresan diferentes pensamientos puede verse en que el mismo sujeto
que entiende ambas proposiciones puede tener a una por verdadera y la otra por falsa.

• Estas expresiones difieren solamente en si en ellas figura “el lucero del alba” o “el lucero del ocaso”, de
modo que la diferencia de pensamiento de las proposiciones en juego debe fundarse en la diferencia de
pensamiento entre “el lucero del alba” y “el lucero del ocaso”—que ya sabemos tienen igual referencia.
Frege

• Frege concluye entonces que las expresiones 12 = 1 y 22 = 4 tienen la misa referencia (Bedeutung): lo
verdadero, de modo que podemos escribir 12 = 1 = (22 = 4), pero difieren en el pensamiento
expresado (Sinn).

• Así entonces, podemos sin problemas, afirma Frege, definir concepto como una función que entrega como
valor un valor de verdad (lo verdadero o lo falso). Estos objetos—como veremos, los valores de verdad son
concebidos por Frege como objetos—constituyen la referencia (Bedeutung) de expresiones que resultan de
llenar un concepto con un argumento.
Frege

• Frege explica y desarrolla esto con el siguiente caso. Los conceptos 𝑥𝑥 2 = 1 y (𝑥𝑥 + 1)2 = 2(𝑥𝑥 + 1) entregan
como valor lo verdadero solo para los argumentos 1 y −1, mientras que para cualquier otro argumento
entregan como valor lo falso.

• En consecuencia, podemos establecer una identidad entre los cursos de valores de ambas funciones, esto es,
𝛼𝛼́ 𝛼𝛼 2 = 1 = 𝜀𝜀́ (𝜀𝜀 + 1)2 = 2(𝜀𝜀 + 1) .

• A los cursos de valores de conceptos Frege los denomina extensión del concepto: 𝛼𝛼́ 𝛼𝛼 2 = 1 es la
extensión del concepto 𝑥𝑥 2 = 1, mientras que 𝜀𝜀́ (𝜀𝜀 + 1)2 = 2(𝜀𝜀 + 1) es la extensión del concepto
(𝑥𝑥 + 1)2 = 2 𝑥𝑥 + 1 .
Frege

• Tras esto, Frege afirma que el mismo análisis puede extenderse a expresiones lingüísticas, y no solo a
expresiones matemáticas.

• Por ejemplo, la proposición “César conquistó la Galia” puede ser descompuesta en “César”, una expresión
semánticamente completa, y “______ conquistó la Galia”, una expresión semánticamente insaturada, que
puede ser completada con “César”.

• Podemos entonces entender “______ conquistó la Galia” como un concepto, pues al llenarlo con el
argumento “César” obtenemos como valor lo verdadero, mientras si lo llenamos con el argumento “Marco
Antonio” obtenemos lo falso.

• Nótese que esto implica el principio general que una proposición resulta de llenar un concepto con un
argumento.
Frege

• Asimismo, podemos también encontrar funciones lingüísticas que no son conceptos. Por ejemplo “la capital
de Alemania” puede analizarse en la expresión insaturada “la capital de ______” y “Alemania”, de modo
que la primera es una función, y la segunda el argumento con que la llenamos, para obtener como valor la
ciudad Berlín—mientras para el argumento “Chile” obtenemos como valor la ciudad de Santiago.

• Es claro que las funciones lingüísticas expanden enormemente el tipo de argumentos que las funciones
pueden tomar, y los valores que pueden entregar. Las funciones matemáticas toman como argumentos
números, y entregan números o valores de verdad (si son conceptos) como valores, mientras que las
funciones lingüísticas pueden tomar todo tipo de objetos como argumentos, y entregar todo tipo de objetos
como valores: ciudades, personas, lugares, etc.
Frege

• Dada esta liberal concepción de “objeto”, Frege pregunta qué es un objeto. Para entender propiamente su
respuesta debemos tomar en cuenta que los mismo que dijimos sobre la representación indirecta de
funciones en matemática, vale también para funciones lingüística.

• Frege plantea que las funciones son expresiones semánticamente insaturadas, y que son representadas por
signos incompletos. Ahora bien, un signo incompleto siempre opera en el marco de una expresión
completa, de modo que las funciones son representadas indirectamente, y reconocidas como patrones
comunes en diversas expresiones.

• Lo mismo vale para las funciones lingüísticas: son semánticamente insaturadas, y las reconocemos como
patrones comunes. La función “_____ conquistó la Galia” la reconocemos por aparecer como patrón en las
expresiones “César conquistó la Galia”, “Marco Antonio conquistó la Galia”, “Ásterix conquistó la Galia”,
etc.
Frege

• Sin embargo, si intentásemos decir de esta función que es una función, tendríamos que decir algo como
“ “_____ conquistó la Galia” es una función”, pero esta es una expresión completa, y si entendemos
“______ conquistó la Galia” como un signo semánticamente completo, el nombre “______ conquistó la
Galia” no puede representar una función.

• Con esto en mente, podemos ver que Frege concibe los signos incompletos como aquellos que pueden ser
completados al llenar sus espacios vacíos con expresiones completas. Los signos incompletos así definidos,
representan (indirectamente) siempre funciones, que sabemos son por esencia semánticamente insaturadas.

• A su vez, con esto en mente podemos entender mejor la respuesta de Frege: objeto es todo lo que no es función.
Frege

• Los signos se dividen entonces exhaustivamente en completos e incompletos. Los incompletos representan
funciones, mientras que lo que los signos completos representan son entonces siempre objetos.

• Dicho de otro modo, así como un símbolo incompleto representa una función, un símbolo completo
representa siempre un objeto.

• Frege aplica este principio a los cursos de valores y a los valores de verdad. Tomemos la función “ =
𝜀𝜀́ (𝜀𝜀 + 1)2 = 2(𝜀𝜀 + 1) ”. Esta función es un concepto, y entrega un valor al ser completada con una curso
de valores como argumento. Expresiones para cursos de valores como “𝛼𝛼́ 𝛼𝛼 2 = 1 ” son completas, de
modo que representan objetos. Por lo tanto, los cursos de valores son objetos, pues son representados por
expresiones completas.
Frege

• Las proposiciones son expresiones semánticamente completas, de modo que representan también objetos.
Como vimos, las proposiciones resultan de completar conceptos con argumentos.

• Por otra parte, vimos que al llenar un concepto 𝑥𝑥 2 = 4 con un determinado argumento 𝑥𝑥 obtenemos un
valor, y que el valor que obtenemos es la referencia de la expresión resultante. En consecuencia, al llenar el
concepto en cuestión con el argumento 2 obtenemos como valor lo verdadero, y lo verdadero es la
referencia de la expresión 22 = 4.

• Y como 22 = 4 es una expresión completa, su referencia es el objeto lo verdadero.


Frege

• De hecho, de la definición de función como semánticamente insaturada y la caracterización de objeto como


todo aquello que no es función, se sigue que el valor de una función es siempre un objeto.

• Una función entrega un valor solo al ser llenada con un argumento. A llenar una función con un argumento,
obtenemos una expresión semánticamente completa, por lo tanto, un valor de una función para un
argumento es representado por una expresión completa, de modo que un valor de una función para un
argumento es siempre un objeto.
Frege

• Todo esto es esencial para el proyecto logicista. Recordemos que afirmaciones numéricas son caracterizadas por
Frege como afirmaciones sobre conceptos: afirmar que el número de 𝐹𝐹s es 𝑛𝑛 es afirmar que bajo el concepto
𝐹𝐹 caen 𝑛𝑛 objetos.

• Con lo dicho en “Función y Concepto”, esto quiere decir que afirmar que el número de 𝐹𝐹s es 𝑛𝑛 es afirmar que
el concepto 𝐹𝐹 entrega como valor lo verdadero para 𝑛𝑛 objetos.

• Vimos también que Frege afirma que los números son objetos: clases de equivalencia formadas por
conceptos equinuméricos de acuerdo al principio de Hume. Un número 𝑛𝑛 es la clase de todos los conceptos
que el principio de Hume establece como 𝑛𝑛-numéricos.
Frege

• Con lo dicho en “Función y Concepto” podemos ver ahora que los números son extensiones de conceptos,
es decir, cursos de valores.

• El número 𝑛𝑛 es el curso de valores del concepto “______ es equinumérico con el concepto 𝑁𝑁” donde 𝑁𝑁 es
un concepto n-numérico. En el caso del 0, tenemos que éste es la extensión del concepto “_____ es
equinumérico con el concepto “____ no es idéntico a sí mismo” ”, y el número 1 es la extensión de
“______ es equinumérico con el concepto “_____ = 0” ”. Nótese que se trata de la extensión de conceptos
de segundo orden (que toman como argumentos conceptos de primer orden).

• Como los cursos de valores de , incluyendo las extensiones, son objetos—son la referencia de signos
completos—se sigue que los números son objetos.
Frege

• No parece ser muy aventurado afirmar que estas tesis sobre semántica que resultan a su vez en una tesis
ontológica respecto a la caracterización de la noción de objeto tiene como trasfondo y como objetivo una
fundamentación de la noción de número propuesta en los Fundamentos de la Aritmética. Como vimos, esta
definición de número expone el proyecto a la paradoja de Russell.

• Sin embargo, estas tesis semánticas y ontológicas pueden desarrollarse, y aplicarse en la comprensión del
lenguaje natural, de manera independiente del proyecto logicista.

• En otras palabras, el valor filosófico de la identificación de conceptos con un determinado tipo de


funciones, y las consecuencias que Frege extrae de ello, son independientes del proyecto logicista. Sin
embargo, la motivación de esta línea de argumentación filosófica está intrínsecamente asociada al proyecto
logicista.
Frege

• Tras la discusión de qué es un objeto, Frege discute la cuestión de la referencia a objetos en el caso de
funciones y conceptos al ser llenadas con argumentos—recordemos que el valor de una función para un
determinado argumento es la referencia de la expresión que resulta al insertar ese argumento en la función.

• Frege plantea que dada una función, el valor que esa función entrega para cualquier argumento posible debe
estar determinado. Es decir, expresiones en que hemos llenado una función o concepto con un argumento
deben tener como referencia un objeto determinado.

• Por eso, afirma Frege, en un lenguaje lógicamente adecuado, si “( ) + 1”, debe ser una cuestión definida
cuál es el valor que la función toma para el argumento “ѳ” que representa al sol. De lo contrario, al llenar la
función con ese argumento tendríamos una expresión semánticamente completa cuya referencia no está
definida.
Frege

• Lo mismo vale para conceptos, para todo objeto debe ser una cuestión definida si cae bajo un concepto o
no. Si no es así, el concepto llenado con un argumento no entrega un valor de verdad definido.

• Esto se conecta a su vez con la exigencia de que las funciones deben tener un valor definido. Tomemos la
función “el actual rey de ____”, y consideremos el argumento “Francia”. Parece haber un problema acá,
pues si no hay un objeto que resulte como el valor de esta función para ese concepto, cualquier concepto en
que “el actual rey de Francia” entre como argumento no entregará un valor de verdad: “el actual rey de
Francia es calvo”, por ejemplo.

• Este resultado problemático presupone un principio central en las tesis semántica de Frege: si una parte de
una expresión carece de referencia, entonces la expresión completa carece de referencia.
Frege

• Finalmente, Frege aplica las ideas expuestas a los símbolos principales que introdujo en la Conceptografía.

• Los conectores lógicos ¬ y → son funciones que toman como argumentos valores de verdad. ¬( ) es un
concepto que al ser llenado lo verdadero como argumento entrega como valor lo falso, y que al ser llenado
con el argumento lo falso entrega como valor lo verdadero. ( ) → ( ) es una relación que entrega como
valor lo falso solo si es llenado con los argumentos V y F, en ese orden; pero que entrega el valor lo
verdadero para cualquier otra combinación de argumentos V-F.

• El cuantificador universal ∀____ es un concepto de segundo orden que entrega el valor lo verdadero si es
llenado con un concepto de primer orden como argumento, tal que este concepto entrega como valor lo
verdadero para cualquier argumento.
Frege

• De manera análoga, el cuantificador existencial ∃ es un concepto de segundo orden que entrega el valor lo
verdadero si es llenado con un concepto de primer orden como argumento, tal que dicho concepto entrega
como valor lo verdadero para al menos un objeto como argumento.

• Podemos también caracterizar expresiones funcionales del tipo “el tal y tal”, o “el ______”. Estos son
funciones de segundo que entregan como valor el objeto 𝑜𝑜 al ser llenados con un concepto de primer orden
tal que este concepto entrega como valor lo verdadero solo para el objeto 𝑜𝑜 como argumento.

• Cuando llenamos esta función de segundo orden con el concepto actual capitán de Colo-Colo obteniendo “el
actual capitán de Colo-Colo”, obtenemos como valor el objeto Gabriel Suazo, pues solo el objeto Gabriel
Suazo cae bajo el concepto actual capitán de Colo-Colo.

• Esto permite ilustrar el problema que menciona Frege. Cuando llenamos “el _______” con el concepto
actual rey de Francia, bajo el cual no cae ningún objeto, obtenemos una expresión completa “el actual rey de
Francia” que parece no tener referencia.
Frege

• Frege concluye “Función y Concepto” comentando que de acuerdo a todo lo dicho, existe una diferencia
fundamental entre funciones y conceptos de primer orden, por un lado, y funciones y conceptos de segundo
orden, por otro.

• Las de primer orden toman como argumentos objetos y entregan objetos como valores. Las de segundo
orden toman funciones o conceptos de orden inferior, y entregan también como valores objetos.

• Ahora bien, el hecho de que tanto objetos como funciones puedan ser argumentos de funciones (de primer
y segundo orden, respectivamente), no implica que la esencial diferencia entre objetos y funciones se borre
o diluya en algún sentido. Aun cuando las funciones entren como argumentos en funciones de orden
superior, siguen siendo insaturadas.

• Por esto Frege plantea que la diferencia entre conceptos de primer y segundo orden se asienta en la
naturaleza profunda de las cosas.
Frege

• Frege desarrolla este punto con detención en “Concepto y Objeto” (1892)

• Una objeción que recibió Frege a los Fundamentos de la Aritmética fue justamente que la distinción
concepto/objeto no es absoluta, en la medida en que—afirma la objeción—un concepto puede operar
como objeto en ciertos casos.

• Frege plantea que bajo la caracterización de concepto y de objeto que él ha introducido, esa ambivalencia es
imposible.

• Frage plantea que los conceptos son esencialmente predicativos, en el sentido de que son la referencia de un
predicado gramatical. En cambio, un nombre propio—cuya referencia es un objeto—no puede ser nunca
usado como un predicado. Podemos predicar de un nombre, pero no podemos predicar un nombre.
Frege

• Frege considera el aparente contraejemplo de expresiones como “El alumno de Aristóteles es Alejandro
Magno”. En este caso el nombre “Alejandro Magno” parece estar siendo predicado—usado como
concepto—de “el alumno de Aristóteles”, del mismo modo en que el concepto “Macedonio” es predicado
del nombre “Alejandro Magno”—esta vez refiriendo a un objeto—en “Alejandro Magno es Macedonio”.

• Frege replica que el signo “es” es usado de maneras esencialmente diferentes en los ejemplos. En el primer
caso, “es” establece una identidad entre objetos, de modo que el concepto es “( ) = Alejandro Magno”, de
modo que si bien el nombre “Alejandro Magno” es parte del concepto, no es el concepto, sino aún un
nombre de un objeto.

• En cambio, en el segundo ejemplo “es” funciona como cópula. “Alejandor Magno es Macedonio” puede
parafrasearse como “Alejandor Magno cae bajo el concepto “macedonio” ”.
Frege

• Nótese un punto que ya hicimos en la discusión de “Función y Concepto”: aún cuando un solo objeto caiga
bajo el concepto “( ) = Alejandro Magno”, este concepto no es ese objeto. El concepto en cuestión—la
referencia del predicado “es Alejandro Magno”—es insaturado, mientras que el objeto representado por el
nombre Alejandro Magno es completo.

• El siguiente caso que Frege considera es curioso pero iluminador respecto de sus ideas en semántica.
Tomemos la expresión “El concepto caballo es fácil de entender”. En esta expresión “el concepto caballo”
está operando como un nombre del que se predica algo (el concepto “( ) es fácil de entender”). En
consecuencia, parece ser que el concepto caballo es un objeto.

• Frege responde que efectivamente la expresión “el concepto caballo” es un nombre y representa un objeto.
Ahora bien, justamente porque se trata de un nombre, la referencia de la expresión no es un concepto, sino
un objeto.
Frege

• Hay un aire de paradoja acá. Frege defiende que los objetos y los conceptos son categorías ontológicas
excluyentes, pero al vez afirma que la expresión “el concepto caballo” refiere a un objeto no a un concepto.

• La explicación consiste en una suerte de defecto lógico del lenguaje natural.

En las investigaciones lógicas se tiene a menudo la necesidad de enunciar algo sobre un concepto, y además vestirlo
de la forma habitual para tales enunciados, es decir: que lo que se enuncia sea el contenido del predicado gramatical.
Por consiguiente, se esperaría que el concepto fuese la referencia del sujeto gramatical; pero el concepto, debido a su
naturaleza predicativa, no puede aparecer así sin más, sino que tiene que transformarse en un objeto o, dicho de una
manera más precisa, tiene que estar representado por un objeto, que designamos poniéndole delante la palabra “el
concepto”, por ejemplo.
Frege

• A este pasaje Frege agrega una nota al pie bastante aclaratoria:

Algo similar ocurre cuando decimos, respecto de la oración “esta rosa es roja”, el predicado gramatical “es roja”
pertenece al sujeto “esta rosa”. Las palabras “el predicado gramatical “es roja” ” no son aquí predicado gramatical,
sino sujeto. Justamente por el hecho de llamarlo explícitamente predicado, le robamos esa propiedad.

• Todo esto se conecta con nuestra discusión de que los símbolos incompletos representan de manera
indirecta funciones y conceptos. Podemos hablar de símbolos incompletos en la medida que reconocemos
patrones comunes en diversas expresiones, pero al identificar alguna parte citable en esas expresiones como
expresión simbólica de la función o concepto, estaríamos suponiendo que el patrón común puede ser
reemplazable por una porción citable en esas expresiones.
Frege

• Dos expresiones tienen la misma referencia, asume Frege, si son intersustituibles salva veritate. Es decir, si al
sustituir una por la otra en cualquier proposición, el valor de verdad de la proposición (su referencia) no
cambia.

• Ahora, no tiene sentido plantear que un patrón común en varias expresiones completas pueda ser
sustitutido por una parte en esas expresiones, de modo que el criterio no se puede cumplir por una cuestión
de principio.

• Tal como dice Frege, al intentar predicar de una función o un concepto en particular que se trata de una
función, en el lenguaje natural lo hacemos predicando “es una función” de un sujeto gramatical. Pero la
completitud semántica de un sujeto gramatical implica que la referencia de éste no pueda ser una función,
sino un objeto.
Frege

• En consecuencia, no hay realmente una paradoja en la expresión “el concepto caballo es un objeto”.

• Frege no hace este punto, pero en la conceptografía esta dificultad parece no producirse. Podemos definir el
siguiente concepto de segundo orden (∀𝑥𝑥)(∃𝑦𝑦) 𝐟𝐟 𝒙𝒙 = 𝑦𝑦 . Marcamos 𝐟𝐟(𝒙𝒙) en negrita para indicar que ese
es el lugar del argumento en el concepto, y con ello que los argumentos que esta función toma son
conceptos 𝐟𝐟(𝑥𝑥) de primer orden.

• Esta es la manera en que podemos decir de 𝐟𝐟(𝐱𝐱) que es una función, pues para todo argumento (objeto) 𝑥𝑥,
entrega un valor 𝑦𝑦. Ahora bien, de acuerdo a las misma reglas de este lenguaje, 𝐟𝐟(𝐱𝐱) no es ni un sujeto
gramatical ni un nombre, sino un signo incompleto que ha de ser llenado con un argumento apropiado.
Frege

• Si por argumento 𝐟𝐟 tomamos la función 2𝑥𝑥 + 𝑥𝑥, obtenemos (∀𝑥𝑥)(∃𝑦𝑦) (2𝑥𝑥 + 𝑥𝑥) = 𝑦𝑦 , lo cual es una
proposición verdadera. Es decir, el concepto de segundo orden (∀𝑥𝑥)(∃𝑦𝑦) 𝐟𝐟 𝒙𝒙 = 𝑦𝑦 entrega como valor
lo verdadero para el argumento 2𝑥𝑥 + 𝑥𝑥, que es una función de primer orden.

• Ahora bien, al predicar dicho concepto sobre este argumento, en la conceptografía es claro que 2𝑥𝑥 + 𝑥𝑥 es
una expresión incompleta que refiere a una función insaturada (aunque nuevamente de manera indirecta).
Lo crucial es que es claro que 2𝑥𝑥 + 𝑥𝑥 no es un sujeto gramatical, sino un argumento, pero un argumento
que por ser una función es semánticamente insaturado.
Frege

• Podemos hacer un ejercicio similar con conceptos. Podemos definir el concepto de segundo orden
(∀𝑥𝑥) (𝐂𝐂 𝐱𝐱 = 𝑉𝑉) ∨ (𝐂𝐂 𝐱𝐱 = 𝐹𝐹) . En este caso, 𝐂𝐂(𝐱𝐱) es el lugar del argumento, que en este concepto
corresponde a un concepto de primer orden. Podemos entender esto como el concepto “( ) es un concepto
de primer orden” pues entrega como valor lo verdadero cuando es llenado con argumentos que son
funciones de primer orden que entregan un valor de verdad como valor para todo argumento.

• Si elegimos como argumento 𝑥𝑥 2 = 2, obtenemos (∀𝑥𝑥) ((𝑥𝑥 2 = 2) = 𝑉𝑉) ∨ ((𝑥𝑥 2 = 2) = 𝐹𝐹) , que es la
afirmación que dicho argumento es un concepto de primer orden, de modo que (∀𝑥𝑥) [(𝐂𝐂 𝐱𝐱 = 𝑉𝑉) ∨
Frege

• Por esto Frege afirma con tanto ahínco que los conceptos de segundo orden y los de primer orden son
esencialmente distintos. Los de primer orden predican algo sobre objetos, mientras que los de segundo
orden predican algo sobre conceptos insaturados, que siguen siendo tales pese a entrar como argumentos.

• Esta diferencia ya no ocurre en conceptos de órdenes que pudiéramos definir: conceptos de tercer-orden
serían en este sentido iguales a los de segundo orden.

• Podemos ilustrar ulteriormente esta diferencia haciendo ver que en la conceptografía no es posible afirmar
de un objeto que no es un concepto. Como vimos, el concepto “( ) es un concepto” es el concepto de
segundo orden (∀𝑥𝑥) (𝐂𝐂 𝐱𝐱 = 𝑉𝑉) ∨ (𝐂𝐂 𝐱𝐱 = 𝐹𝐹) . Por ello, este concepto solo admite como argumentos
conceptos de primer orden, de modo que al llenarlo con un objeto no obtengo como valor lo falso, sino un
sin sentido dentro del lenguaje de la Conceptografía. Un concepto de segundo orden (y mayor), no admite
argumentos saturados, mientras que conceptos de primer orden no admiten argumentos insaturados.
Frege

El concepto se comporta de un modo esencialmente predicativo incluso cuando se enuncia algo de él; por
consiguiente, allí solo puede reemplazarse por un concepto, nunca por un objeto. Así pues, el enunciado que se hace
sobre un concepto, no le conviene en absoluto a un objeto. Los conceptos de segundo nivel, bajo los que caen
conceptos, son esencialmente distintos de los conceptos de primer nivel, bajo los que caen objetos. La relación de un
objeto con un concepto de primer nivel bajo el que cae, es distinta de la relación de un concepto de primer nivel con
un concepto de segundo nivel.

• Frege concluye afirmando que esta distinción absoluta entre conceptos y objetos responde a algo así como
una condición de posibilidad de la significación predicativa. La significación predicativa opera, afirma Frege,
justamente solo mediante el llenado de funciones o conceptos insaturados con objetos saturados.
Frege

No todas las parte de un pensamiento tienen que ser completas, sino que al menos una tiene que ser de algún modo
insaturada o predicativa, pues de lo contrario no podrían encajar entre sí. Así, por ejemplo, el sentido de la
combinación de palabras “el número 2” no encaja con el de la expresión “el concepto número primo” si no media
algún vínculo. Aplicamos el vínculo en la oración “el número 2 cae bajo el concepto número primo”. Tal vínculo está
contenido en las palabras “cae bajo”, que necesitan ser completadas de una doble manera: por un sujeto y por un
complemento directo; y es solo la insaturación de su sentido lo que las hace capaces de servir como vínculo. Tan
solo tenemos un sentido completo, un pensamiento, cuando tales palabras han sido completadas en este doble
aspecto. Digo ahora de tales palabras o combinaciones de palabras que tienen como referencia una relación. Ahora
bien, tenemos respecto de la relación la misma dificultad que queríamos evitar respecto de los conceptos; pues con
las palabras «la relación caer un objeto bajo un concepto » no designamos ninguna relación, sino un objeto, y los tres
nombres propios «el numero 2», «el concepto numero primo», «la relación caer un objeto bajo un concepto» tienen
entre si un comportamiento tan esquivo como los dos primeros solos; combinémoslos como los combinemos, no
obtenemos ninguna oración. Así pues, nos damos cuenta fácilmente de que la dificultad que reside en la instauración
de una parte del pensamiento puede ciertamente aplazarse, pero no evitarse.
Frege

• Sirviéndonos de la precisa distinción que Frege hace entre conceptos de primer y segundo orden, junto con
la aclaración precisa sobre que afirmaciones de existencia—expresadas en lenguaje formal mediante el
cuantificador existencial ∃ que corresponde a un concepto de segundo orden—son afirmaciones sobre
conceptos y no sobre objetos, podemos precisar a su vez su crítica del argumento ontológico.

• Recordemos que el argumento puede expresarse en dos premisas—la existencia es una perfección; Dios es
el ente que posee todas las perfecciones—que llevan a la conclusión Dios existe. Formalizando podemos
obtener (el segundo conyunto en la primera premisa simplemente expresa que solo un objeto puede caer
bajo el concepto “___ posee todas las perfecciones”):

∀𝒙𝒙 𝑷𝑷𝑷𝑷 → 𝑬𝑬𝑬𝑬 ∧ ∀𝑥𝑥 ∀𝑦𝑦 𝑃𝑃𝑃𝑃 ∧ 𝑃𝑃𝑃𝑃 → (𝑥𝑥 = 𝑦𝑦)


𝑃𝑃𝑃𝑃
𝐸𝐸𝐸𝐸
Frege

• En la primera premisa del argumento, la existencia está siendo usada como un concepto de primer orden,
que toma como argumentos.

• Sin embargo, esto es un error lógico, en la medida que la existencia no puede ser representada de esta
manera, sino siempre como un concepto de (al menos) segundo orden.

• En consecuencia, la existencia como aparece expresada en el argumento ontológico no añade nada. Como
“____ posee todas las perfecciones” es un concepto de primer orden, la existencia no puede ser una de las
partes o notas de dicho concepto (ni de ningún concepto de primer orden).

• Sin embargo, el argumento presupone crucialmente que la existencia es un concepto de primer orden que es
parte o nota del concepto de primer orden “____ posee todas las perfecciones”.
Frege

• El tercero de los grandes escritos semánticos de Frege es “Sobre Sentido y Referencia” (1892).

• En este artículo Frege vuelve sobre una cuestión que ya había anunciado en “Conceptografía”, pero esta vez
le da un giro importante, y que será crucial en todo el desarrollo posterior de la filosofía del lenguaje.

• En el lenguaje formal que Frege desarrolla, introduce un signo de identidad “=”, y afirma que su significado
es indicar la identidad de contenido conceptual—el contenido semántico relevante para inferencias lógicas–
entre las expresiones que lo flanquean.
Frege

• En “Función y Concepto” Frege aclara que se trata de una relación (concepto para dos argumentos) de
primer orden: los argumentos que flanquean el signo solo pueden ser expresiones saturadas. De modo que
podemos entender la identidad como una relación entre objetos, no entre funciones.

• Por otra parte, en “Conceptografía” Frege planteó que uno podría pensar que en un lenguaje lógicamente
transparente debería haber un solo nombre para cada objeto, de modo que un signo de identidad para
objetos no sería necesario. La única forma de emplear dicho signo sería en proposiciones de la forma “a=a”

• Sin embargo, en matemáticas encontramos expresiones cognitivamente informativas en que un mismo


objeto es referido mediante dos expresiones distintas, es decir expresiones de la forma “a=b” son
cognitivamente informativas, lo que determina la necesidad de permitir que un mismo objeto pueda ser
denotado mediante expresiones nominales distintas.
Frege

• Por ejemplo, si trazamos las tres medianas EC, DB y FA de un triángulo ABC, podemos referirnos a un
mismo punto como la intersección de EC y DB, o como la intersección de DB y FA.

• De ello obtenemos la proposición informativa “el punto de intersección de EC y DB = el punto de


intersección de DB y FA”.
Frege

• Esto da pie al denominado problema semántico de la identidad: cómo explicamos a nivel semántico la
diferencia de estatus epistémico entre expresiones analíticas y a priori del tipo “a=a” y expresiones
informativas del tipo “a=b” que bien pueden ser sintéticas y a posteriori.

• El ejemplo que da Frege es el siguiente. La proposición de identidad “el lucero de la mañana es el lucero de
la mañana” es obviamente analíticamente verdadera, mientras que la proposición “el lucero de la mañana es
el lucero de la tarde” es una proposición que expresa una verdad astronómica que ha de ser descubierta por
medios observacionales, de modo que un mismo sujeto podría tomar la primera por verdadera y la segunda
por falsa.
Frege

• El estatus epistémico de estas proposiciones es claramente distinto, y como en ambos casos se trata de
proposiciones de identidad, debe haber una diferencia semántico que corresponda a la diferencia epistémica.

• Frege comienza preguntando si los enunciados de identidad corresponden a una relación directamente entre
objetos, o más bien a una relación entre los signos que representan objetos.

• Si se tratara de lo primero, no habría modo de establecer la diferencia semántica-epistémica, pues tanto en el


caso de “el lucero de la mañana es el lucero de la mañana” como en “el lucero de la mañana es el lucero de
la tarde”, el objeto involucrado en la identidad es en ambos casos el mismo: el planeta Venus.

• Si es tan solo el objeto en cuestión lo referido en la identidad, no habría diferencia semántica entre ambas
proposiciones.
Frege

• Estrictamente hablando entonces, las proposiciones de identidad establecen una relación entre los signos
involucrados.

• Esto parece ser promisorio, pues podemos distinguir proposiciones del tipo “a=a” y del tipo “a=b” en la
medida en que el segundo caso tenemos dos signos distintos que refieren a un mismo objeto, y que en ello
radique la informatividad de la proposición “a=b”—se afirma que dos nombres distintos refieren a un
mismo objeto—mientras que en el primer caso es obvio que el mismo nombre refiere al mismo objeto.

• Es decir, la diferencia se remitiría a que en el caso informativo tenemos dos signos distintos con la misma
referencia.
Frege

• Pero la identidad de referencia de signos distintos no puede ser explicación satisfactoria, pues la referencia
de los signos es una cuestión convencional, mientras que la informatividad de enunciados del tipo “a=b”
trasciende esta cuestión.

• Como dijimos, la verdad de “el lucero de la mañana es el lucero de la tarde” corresponde a un


descbirmiento factual-astronómico, y no meramente a una convención lingüística de acuerdo a la cual tanto
“el lucero de la mañana” como “el lucero de la tarde” refieren al planeta Venus.
Frege

• Por lo tanto, la diferencia semántica debe fundarse en algo más que la identidad de referencia entre signos
distintos. En este punto Frege introduce la distinción entre la referencia (Bedeutung) de un signo y su sentido
(Sinn). Volviendo al ejemplo de la intersección entre las medianas a ,b y c de un triángulo,

Solo puede haber una distinción si a la diferencia de signos corresponde una diferencia en el modo de
presentación de lo designado. Sean a, b y c las rectas que unen los vértices de un triángulo con los puntos medios
de los lados opuestos. El punto de intersección de a y b es entonces el mismo punto de la intersección de b y c.
Tenemos pues distintas designaciones para el mismo punto, y estos nombre (“punto de intersección de a y b” y
“punto de intersección de b y c”) indican al mismo tiempo el modo de presentación, y es por ello por lo que la
proposición contiene un conocimiento efectivo.
Frege

• Es decir, aquello de lo que somos informados en un enunciado de identidad del tipo “a=b” no es que estos
signos distintos tienen la misma referencia, sino que los signos presentan la misma referencia de manera
distinta:

Así pues, resulta natural pensar que con un signo (nombre, unión de palabras, signos escritos) está unido además de
lo designado—lo que se podría llamar la referencia del signo—lo que me gustaría llamar el sentido del signo, donde
está contenido el modo de presentación. De acuerdo con esto, el nuestro ejemplo la referencia de las expresiones “el
punto de intersección de a y b” y “el punto de intersección de b y c” es la misma, pero no sus sentidos. La referencia
de “el lucero de la mañana” y “el lucero de la tarde” es la misma, pero no el sentido.
Frege

• En otras palabras, tanto en “a=a” como en “a=b” se cumple que los signos que flanquean la identidad
tienen la misma referencia. La diferencia epistémica entre ambos casos radica en que en el segundo, pero no
en el primero, los signos que flanquean la identidad presentan la misa referencia de manera distinta, porque
tienen distinto sentido.

• Siguiendo a Noonan, hay 2 formas alternativas en que la posición de Frege de que el contenido semántico
de un signo no se agota en su referencia, sino que también involucra el sentido, puede defenderse
argumentativamente.
Frege

• En primer lugar, siguiendo la línea ya explorada en “Función y Concepto”, podemos partir de la premisa
1) Los enunciados “el lucero de la mañana = el lucero de la mañana” y “el lucero de la mañana = el lucero
de la tarde” difieren en valor cognitivo.
• La diferencia radica en el carácter analítico a priori de la primera, versus el carácter sintético a posteriori de
la segunda. En base a ello, Frege plantea que el pensamiento expresado en cada caso es distinto,
identificando entonces el pensamiento expresado con el sentido de cada enunciado.

• De esto se sigue entonces


2) El sentido de “el lucero de la mañana = el lucero de la mañana” es distinto del sentido de “el lucero de la
mañana = el lucero de la tarde”.
• Estas expresiones difieren solo en la expresión a la derecha de la identidad. Adoptando ahora un principio
composicional—análogo al que ya Frege asumió para la referencia—de acuerdo al cual el sentido de una
expresión está dado por el sentido de las expresiones componentes.
Frege

• De 2) junto con el principio composicional se sigue entonces que


3) El sentido de “el lucero de la mañana” difiere del sentido de “el lucero de la tarde”

• Como ya sabemos, para Frege la referencia de una expresión completa es un objeto: el objeto denotado. En
el ejemplo en cuestión, el objeto denotado por “el lucero de la mañana” y por “el objeto de la tarde” es el
mismo: el planeta Venus, por lo tanto, de 3) se sigue que
4) La referencia de “el lucero de la mañana” y la referencia de “el lucero de la tarde” es la misma.

• Finalmente, de 3) y 4) se sigue claramente que


5) El sentido de “el lucero de la mañana” es distinto de el sentido de “el lucero de la tarde”
Frege

• Esta forma argumental es una reconstrucción a partir de tesis que Frege defiende expresamente. Aparte de
su claridad lógica, este argumento pone de relieve una cuestión importante que Frege aborda expresamente
en “Sobre Sentido y Referencia”.

• El ejemplo discutido por Frege considera expresiones nominales, que son siempre semánticamente
completas. Ya sabemos por “Función y Concepto” que la referencia de expresiones completas es un objeto.
En la discusión revisada vemos claramente que la referencia de nombres son objetos, en el sentido común y
más intuitivo del término (el planeta Venus, en el ejemplo), mientras que el sentido es la forma en que dicho
objeto es presentado.
Frege

• De “Función y Concepto” también sabemos que las oraciones, por ser expresiones semánticamente
completas, tienen también un objeto como referencia, pero esta vez se trata de un tipo especial de
referencia: un valor de verdad.

• En la inferencia de 1) a 2) en nuestra reconstrucción argumental vimos que Frege identifica el sentido de


una oración con el pensamiento en ella expresado—esto está hasta cierto punto expresado en “Función y
Concepto” también.

• En “Sobre Sentido y Referencia” Frege ofrece ulterior defensa argumental de este punto.
Frege

Vamos a preguntarnos ahora por el sentido y la referencia de una oración asertórica completa. Tal oración contiene
un pensamiento. Ahora bien, ¿ha de considerarse ese pensamiento como su sentido o como su referencia?
Supongamos que tal oración tiene una referencia. Si reemplazamos en ella una palabra por otra con la misma
referencia, pero con diferente sentido, tal reemplazo no puede tener influencia alguna sobre la referencia de la
oración. Podemos ver, sin embargo, que en tal caso el pensamiento cambia; pues el pensamiento de, por ejemplo, la
oración «El lucero de la mañana es un cuerpo iluminado por el Sol» difiere del de la oración «El lucero de la tarde es
un cuerpo iluminado por el Sol». Alguien que no supiese que el lucero de la tarde es el lucero de la mañana podría
tener un pensamiento por verdadero y el otro por falso. Por consiguiente, el pensamiento no puede ser la referencia
de la oración; por el contrario, hemos de concebirlo como el sentido.

• Este argumento apela al principio de composicionalidad. Si en una oración reemplazamos una de las
expresiones componentes por otra de igual referencia, la referencia de la oración ha de permanecer intacta.
Frege

• Este argumento apela al principio de composicionalidad. Si en una oración reemplazamos una de las
expresiones componentes por otra de igual referencia, la referencia de la oración ha de permanecer intacta.

• Al reemplazar “el lucero de la mañana” por “el lucero de la tarde” en la oración “el lucero de la mañana = el
lucero de la mañana”, obtenemos “el lucero de la mañana = el lucero de la tarde”. La sustitución deja la
referencia de la oración intacta.

• Ahora, lo que ha quedado intacto es el valor de verdad de la oración, pero ha cambiado el pensamiento
expresado en ella. Esto muestra que la referencia de la oración es su valor de verdad.

• Y como el pensamiento expresado en la oración no es el mismo tras la sustitución, el pensamiento


expresado no puede ser la referencia de la misma, de modo que debemos considerarlo como su sentido.
Frege

• Una segunda reconstrucción argumentativa propuesta por Noonan respecto a la distinción semántica entre
sentido y referencia es también ilustrativa. Esta vez el argumento se centra en la existencia de expresiones
nominales sin referencia en los lenguajes naturales, y también en matemáticas.

• El ejemplo de Frege en matemática es “la serie menos convergente”. Dado que para una serie convergente
siempre podemos definir una serie menos convergente, la expresión en cuestión no tiene referencia.

• Sin embargo, “la serie menos convergente” no es carente de significado. Podemos perfectamente concebir
un sujeto S con poco entrenamiento matemático tal que la proposición “S cree que 𝜎𝜎 es la serie menos
convergente” es una proposición verdadera—es decir, una proposición tanto con sentido como con
referencia.
Frege

• Nótese que esta es una proposición de actitud proposicional. La creencia es una actitud proposicional que
un sujeto (en esta caso S) puede adoptar respecto de una determinada proposición (en este caso “𝜎𝜎 es la
serie menos convergente”).

• Dado que pese a que “la serie menos convergente” figura en una proposición (de actitud proposicional) con
sentido y referencia, debemos concluir que pese a no poseer referencia, posee sentido de todos modos.

• Ahora bien, la existencia de expresiones nominales con sentido pero sin referencia genera un problema
importante. Asumiendo el principio de composicionalidad semántica—tanto para el sentido como para la
referencia—esto lleva a que cuando este tipo de signos figura en oraciones, dichas oraciones pueden tener
sentido, pero no referencia
Frege

• Como veremos, oraciones de actitud proposicional son una excepción a este problema por razones que
Frege aborda en la parte final de “Sobre Sentido y Referencia”.

• Pero consideremos la expresión nominal “el actual rey de Francia” que no tiene referencia, y usémosla en la
oración “el actual rey de Francia es calvo”. Claramente esta oración tiene un significado: expresa un
pensamiento, por lo que tiene sentido. Esto no es problema, pues el sentido de “el actual rey de Francia”
contribuye al sentido de “el actual rey de Francia es calvo”.

• Sin embargo, carencia de referencia de “el actual rey de Francia” resulta en la carencia de referencia de “el
actual rey de Francia es calvo”. Es decir, tenemos como resultado una oración que efectivamente expresa un
pensamiento, pero que carece de valor de verdad.
Frege

• Frege se muestra abierto a que haya oraciones con sentido (que expresan un pensamiento/proposición)
pero que carecen de valor de verdad. Esto es lo que ocurre, según él, en el caso de las obras literarias de
ficción.

• Sin embargo, la tesis de pensamiento bien constituidos pero que carecen de valor de verdad parece ser una
tesis difícil de sostener: ¿cómo es posible un pensamiento, de carácter esencialmente predicativo, pero que
carezca de valor de verdad?

• En cualquier caso, Frege afirma que este problema debe ser evitado en lenguajes lógicamente transparentes
mediante alguna estipulación que establezca que ninguna expresión nominal carezca de referencia. Por
ejemplo, que expresiones como “el actual rey de Francia” refieran al número 0.

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