Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
manera:
Frege un gran problema en este argumento, este es, el predicar de un concepto la existencia.
Una función de segundo orden es aquella que se caracteriza por contener más de una
función en ella, por ejemplo f(g(x)) = 3y + 6; para resolver aquella función deberíamos
tener primeramente el valor de g(x) para luego resolver f(g(x)). En las funciones
conceptuales de segundo orden de Frege también sucede algo similar. Por ejemplo,
tomemos el concepto: ( ) se expande con el calor; para este tipo de concepto sirve cualquier
objeto que entre en el concepto Los metales. Es decir, las funciones de segundo orden son
aquellas que contienen más de un concepto. En el ejemplo anterior podemos ver que el
concepto ( ) se expande con el calor, me entrega un valor de verdad verdadero cuando lo
completo con cualquier objeto que se predique del concepto Los metales (cobre, oro, plata,
etc.).
Ahora bien ¿dónde entran los cuantificadores? El concepto anterior tiene como
cuantificador el cuantificador universal, es decir; todo metal se expande con el calor, o en
notación proposicional: (∀x)(F de x); esto quiere decir que: para todo x, F de x. Es el para
todo el cuantificador universal de la proposición. Aquello quiere decir que para todo metal,
la función se expande con el calor, dará un valor de verdad verdadero.
Otra forma interesante que Frege tiene de definir la existencia es refiriéndola a los números
0, 1 o n +1. Un concepto existe cuando este es distinto de 0.
Ahora bien ¿Qué tiene que ver todo esto con el argumento ontológico a favor de la
existencia de Dios? Muy simple, según todo lo anterior hemos llegado a concluir que la
existencia es un cuantificador de segundo, pero más importante que aquello, hemos visto
que un concepto no puede predicar por sí solo la existencia, es decir, jamás voy a encontrar
la existencia del concepto examinando el concepto mismo, sino que debo encontrar al
menos un objeto que caiga bajo él. El argumento ontológico rompe con esta regla
fundamental, es decir, predica la existencia de un concepto por el concepto mismo. En este
caso es tiene todas las perfecciones. Pero el concepto tiene todas las perfecciones no puede
contener la existencia por sí misma, sino que debe de existir un objeto que caiga bajo ese
concepto para poder afirmar su existencia, pero en este caso jamás podremos comprobar
aquello, por lo que no podemos atribuirle la existencia a algo que no podemos comprobar.
En conclusión, el argumento ontológico utiliza la existencia de manera infundada.