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Filosofía del Lenguaje

Profesor Pablo Acuña


Contenidos

I. Lenguaje y Lógica
• Frege
• Russell
• Wittgenstein

II. El Giro Pragmatista


• Strawson
• Wittgenstein
• Austin y Searle
• Kripke
Contenidos

I. Lenguaje y Lógica
• Frege
• Russell
• Wittgenstein: el Tractatus

II. El Giro Pragmatista


• Strawson
• Wittgenstein
• Austin y Searle
• Kripke
Wittgenstein

• Ludwig Wittgenstein (1889-1951)

• Formación como ingeniero en Berlín y Manchester

• Interés en fundamentos de la matemática a través de la lectura de Russell y Frege. Frege le aconseja


estudiar bajo la guía de Russell. Llegada a Cambridge en 1911.

• Voluntario en la primera guerra.

• Publicación del Tractatus Logico Philosophicus en 1921.


Wittgenstein: el Tractatus

• Genéticamente, el Tractatus surge a partir de la teoría figurativa de la representación, y de la


concatenación de esta con la lógica formal creada por Frege y desarrollada por Russell.

• Si bien Frege y Russell contribuyeron en filosofía del lenguaje, y con ello propusieron formas de
abordar problemas filosóficos de carácter epistemológico y ontológico, el Tractatus es por lejos la obra
más profunda y ambiciosa de le primera etapa logicista en la tradición analítica.

• La ontología del Tractatus, que Wittgenestein presenta en las primeras páginas de la obra, es derivada de
la teoría figurativa. Varios comentarios proceden explicando esta teoría antes de la ontología, pero es
también conveniente seguir la secuencia del propio Tractatus.
Wittgenstein: el Tractatus

• Como preámbulo, podemos mencionar que el elemento esencial en la ontología del Tractatus son los
hechos, que Wittgenstein define y caracteriza de una manera particular.

• Luego, en la exposición de la teoría figurativa de la representación, Wittgenstein desarrolla la idea de


que ciertos hechos pueden representar otros hechos, de manera figurativa.

• Las proposiciones 1 y 1.1 del Tractatus plantean que “El mundo es todo lo que es el caso”, y “El mundo es la
totalidad de los hechos, no de las cosas”, respectivamente.
Wittgenstein: el Tractatus

• Por “todo lo que es el caso”, Wittgenestein se refiere a los hechos que son el caso. Ahora, dado que un
mismo conjunto de objetos en una configuración distinta a la que constituye los hecho que son el caso
no entregaría un conjunto de hechos distintos—y con ello un mundo distinto—entendemos que el
mundo es la totalidad de los hechos y no de las cosas.

• Esto queda capturado en 1.11: “El mundo está determinado por los hechos y por ser estos todos los
hechos”. Nuevamente, la noción de mundo (Welt) se define por el conjunto total de todos los hechos,
que como veremos son configuraciones de objetos, que son el caso.
Wittgenstein: el Tractatus

• La proposición 1.13 establece que “los hechos en el espacio lógico son el mundo”. La noción de espacio
lógico es crucial en el Tractatus, y Wittgenstein la desarrolla progresivamente en el Tractatus.

• Por el momento podemos establecer una analogía con el espacio físico descrito en términos de un
espacio geométrico que le da una estructura determinada.

• Un espacio físico-geométrico está formado por un conjunto de puntos estructurados de cierta manera.
Dicha estructura determina las relaciones entre los objetos que ocupan puntos en dicho espacio. Ahora,
esa estructura es independiente de qué lugares estén ocupados por objetos y qué lugares estén vacíos: la
estructura gobierna los puntos en el espacio, y a fortiori, a los objetos que ocupan puntos en ese espacio.
Wittgenstein: el Tractatus

• Esto vale también para el espacio lógico del Tractatus. El espacio lógico es un entramado estructural que
gobierna los “puntos” que pueden ser ocupados por objetos, y a fortiori, esa estructura gobierna las
relaciones entre objetos que ocupan ciertos lugares, esto es, a los hechos.

• De esto se sigue que la estructura del espacio lógico determina todos los hechos posibles y su estructura.
Los hechos que son el caso son entonces las configuraciones de objetos que efectivamente ocupan
ciertos puntos en ese espacio.

• Dicho esto, podemos entender la proposición 1.12: “Pues la totalidad de los hechos determina lo que es
el caso y también todo lo que no es el caso”. Dada la totalidad de los hechos posibles determinados por
la estructura del espacio lógico, y dada la totalidad de los hechos que son el casos, queda determinada
también la totalidad de los hechos que no son el caso.
Wittgenstein: el Tractatus

• Tras esto, Wittgenstein comienza a exponer el carácter atomista de su ontología. Las proposiciones 1.2 y
1.21 establecen que “el mundo se divide en hechos”, y que “algo puede ser o no ser el caso y todo el
resto permanecer igual”, respectivamente.

• Esto establece que los elementos que obtenemos al analizar la constitución del mundo son hechos (cf. 1 y
1.1), y además que al llegar a los hechos que constituyen los elementos últimos del análisis resulta que son
ontológicamente independientes. Es decir, que un determinado hecho último se el caso no implica que ningún
otro hecho sea o no sea el caso.
Wittgenstein: el Tractatus

• Para hacer más nítido este punto, Wittgenstein introduce la noción de estado de cosas (Sachverhalt), y la
que podemos distinguir de la noción más general de hecho (Tatsache).

• Un estado de cosas es un “hecho atómico” (atomic fact la traducción de Sachverhalt en la primera


traducción inglesa del Tractatus). Es decir, un hecho que no puede ser ulteriormente analizado en
constituyente. En cambio, hecho (Tatsache) no especifica la atomicidad, de modo que un hecho en
principio puede ser descompuesto en hechos ulteriores.

• En otras palabras, todo estado de cosas es un hecho, pero no todo hecho es un estado de cosas. Dicho
esto, entendemos la proposición 2: “Lo que es el caso, un hecho, es la existencia de estados de cosas”.
Todo hecho que es efectivamente el caso se analiza finalmente en estados de cosas.
Wittgenstein: el Tractatus

• La proposición 2.01 establece que “Un estado de cosas es una combinación de objetos (cosas)”. Esto
quiere decir que los estados de cosas de todos modos tienen una complejidad “interna”: están formados
por objetos en una determinada configuración.

• Dado que los estados de cosas son atómicos en el sentido de que no son analizables ulteriormente, lo
mismo vale para los objetos que constituyen dichos estados de cosas. Si estos objetos fueran analizables
en objetos ulteriores, dicho objetos ulteriores tendrían una cierta configuración, de modo que el estado
de cosas del que partimos no sería atómico en primer lugar.

• Los objetos del Tractatus son algo así como los átomos ontológicos que constituyen los estados de cosas
que son a su vez hechos atómicos.
Wittgenstein: el Tractatus

• Los objetos del Tractatus son interpretativamente controversiales. En ciertos pasajes Wittgenstein se
expresa como si pudiéramos verlos instanciados en términos de ciertos objetos materiales/naturales.

• Sin embargo, parece ser más adecuado entenderlos en sentido estrictamente metafísico, y en sentido
trascendental. Es decir, como constituyendo los elementos últimos de la ontología que constituye las
condiciones de posibilidad de la representación figurativa que Wittgenstein expondrá más adelante—y
que conceptualmente es genéticamente anterior a dicha ontología.

• Es decir, a diferencia del atomismo de los presocráticos Leucipo y Demócrito, y de los epicúreos del
período Helénico, el atomismo de Wittgenestein no es una tesis en filosofía de la naturaleza, sino una
tesis metafísica exigida por la teoría de la representación figurativa que está en el corazón del Tractatus.
Wittgenstein: el Tractatus

• Ahora bien, el atomismo de Wittgenstein comparte ciertos rasgos con el atomismo clásico. En éste
último, las combinaciones (y separaciones) de átomos son completamente contingentes. Sin embargo,
los propios átomos en cierto sentido no son contingentes en el sentido de que mantienen constantes e
inmanentes como sustrato último del mundo.

• Los átomos de Wittgenstein son similares a los átomos de los antiguos. En la proposición 2.011 leemos:
“Es esencial a las cosas el que puedan ser parte constituyente de un estado de cosas”.

• Ya sabemos que los estados de cosas son ontológicamente independientes unos de otros. Esto conlleva a
su vez que es una cuestión contingente si un determinado objeto forma parte o no de tal o cual estado de
cosas. Ahora bien, 2.011 nos dice que es esencial—no contingente—a los objetos el poder formar parte
de estados cosas
Wittgenstein: el Tractatus

• Es decir, si bien es contingente que un objeto forme parte o no de tal o cual estado de cosas, no es
contingente que un determinado objetos pueda formar parte de los estados de cosas en que puede
figurar. Es decir, los estados de cosas en los que un determinado objeto puede formar parte está
determinado por la “esencia” del objeto, no por una contingencia.

• Más aún, si bien es contingente de qué estados de cosas participa o no un determinado objeto, que un
objeto participe de estados de cosas no es contingente, sino esencial a tal objeto. Los objetos del
Tractatus no pueden existir de manera aislada, sino que siempre son objetos en un estado de cosas.
Wittgenstein: el Tractatus

• La proposición 2.0121 establece este último punto:


En cierto modo, parecería algo accidental el que una cosa que pudiera existir sólo por si misma casase
posteriormente en una situación. Si las cosas pueden ocurrir en estados de cosas, tal posibilidad tiene que residir
de antemano en ellas […]. Del mismo modo que no podemos en modo alguno pensar objetos espaciales fuera
del espacio, ni temporales fuera del tiempo, tampoco podemos pensar ningún objeto fuera de la posibilidad de
su combinación con otros objetos. Si puedo pensar un objeto en el entramado de un estado de cosas, entonces no
puedo pensarlo fuera de la posibilidad de ese entramado

• Como comentario a esto mismo, la proposición 2.0122 afirma que “Las cosas son independientes en tanto que
pueden ocurrir en todas las situaciones posibles, pero esta forma de independencia es una forma de conexión
con estados de cosas, una forma de dependencia”.
Wittgenstein: el Tractatus

• Es decir, la independencia de los objetos remite al hecho de que es contingente que formen o no parte de
tal o cual estado de cosas, pero los objetos son dependientes en el sentido de que no pueden existir fuera
de al menos un estado de cosas.

• Si fuera una contingencia que los objetos formen parte de estados de cosas, esta contingencia dependería
de otra contingencia (de otro modo la participación de un objeto en estados de cosas en vez de existir
aislado sería un “milagro” lógico). Pero si así fuera, los objetos como elementos en estados de cosas
serían una contingencia, lo cual chocaría con el carácter ontológicamente último y fundamental de los
objetos-en-estados-de-cosas del Tractatus, que es como los define Wittgenstein.

• Un razonamiento similar vale para cuáles son los estados de cosas en que puede formar parte un objeto.
Si fuera una contingencia que un objeto pueda formar parte de tales o cuales estados de cosas, para que
dicho objeto forme parte de dichos estados de cosas, otra contingencia debería ser el caso, pero si así
fuera, el objeto en cuestión no sería último y fundamental.
Wittgenstein: el Tractatus

• Resumiendo, es absolutamente contingente que un objeto forme parte o no de tal o cual estado de cosas.
Sin embargo, no es contingente, sino parte de la propia esencia del objeto, que el objeto forme parte de
estados de cosas, y los mismo vale para cuáles son los estados de cosas en lo que el objeto puede
participar. Estas dos cuestiones están determinadas por la esencia del objeto y no son contingentes.

• La proposición 2.0123 establece que “Si conozco un objeto, conozco también todas las completas
posibilidades de su ocurrencia en estados de cosas. (Cualquiera de tales posibilidades tiene que residir en la
naturaleza del objeto.) No se puede hallar mas tarde una nueva posibilidad”.

• Por “conocer un objeto” Wittgenstein entiende conocer cuáles son todos los estados de cosas en que puede
formar parte, y conocemos esto en un objeto en la medida en que todos esos estados de cosas en que el objeto
puede figurar está determinado por la esencia del objeto mismo: por su “forma” o por sus “propiedades
internas”, que son expresiones que Wittgenstein usa para referirse a dicha esencia.
Wittgenstein: el Tractatus

• Todo esto tiene como consecuencia que si conozco todos los objetos, conozco todos los estados de cosas
posibles. La proposición 2.0124 establece que “Una vez que se clan todos los objetos se dan con ello
también todos los posibles estados de cosas”, y en 2.014 leemos: “Los objetos contienen la posibilidad
de todas las situaciones”—(el concepto de situación (Sachlage) lo revisaremos con detalle más
adelante).

• A su vez, esto nos da una idea más clara de la noción de espacio lógico, y su relación con los conceptos
de mundo y de realidad. La proposición 2.013 plantea: “Cada cosa está por así decirlo en un espacio de
posibles estados de cosas. Puedo imaginarme ese espacio vacío, pero no la cosa sin el espacio”.
Wittgenstein: el Tractatus

• Esto vuelve sobre el hecho de que cada objeto, por su forma o propiedades internas, determina una
región en el espacio lógico de posibles estados de cosas. Ahora bien, las contingencia de dichos estados
implica que esos estados posibles pueden no ser el caso, en cuyo caso la región correspondiente en el
espacio lógico estará vacía.

• Nótese que debemos entender la proposición 2.013 como refiriéndose a la región en el espacio lógico
correspondiente a estados de cosas que no son el caso, pero no al espacio lógico completo.

• Un espacio lógico completamente vacío es un contrasentido: si estuviera vacío, no habría objetos en él,
y por lo mismo, no habría estados de cosas determinados por la esencia de objetos. Existe, por decirlo
así, una relación especular entre la estructura del espacio lógico (dado por todos los estados de cosas
posibles), y los objetos en ese espacio.
Wittgenstein: el Tractatus

• Las proposiciones 2.04, 2.05, y 2,06 plantean que “La totalidad de los estados de cosas existentes es el
mundo”; que “La totalidad de los estados de cosas existentes determina también qué estados de cosas no
existen”; y que “La existencia y no existencia de estados de cosas es la realidad”.

• Por lo dicho sobre la esencia de objetos, y la estructura del espacio lógico que dicha esencia determina
(un entramado de estados de cosas posibles), entendemos que la totalidad de los estados de cosas
existentes determinan a su vez los no existentes.

• La realidad es entonces la totalidad de estados de cosas posibles, determinados por la estructura del
espacio lógico que se relaciona especularmente con la esencia de los objetos. El mundo es la totalidad
de los estados de cosas posibles: la realidad menos los estados de cosas que no son el caso.
Wittgenstein: el Tractatus

• Dicho esto, podemos volver al carácter atomista lógico de la ontología del Tractatus. La proposición
2.061 establece que “Los estados de cosas son independientes unos de otros”, y 2.062, que “De la
existencia o no existencia de un estado de cosas no se puede inferir la existencia o no existencia de otro
estado de cosas”.

• Estrictamente hablando, la independencia ontológica entre hechos vale para los estados de cosas. Si un
hecho no es simple, si no es un estado de cosas, su existencia efectivamente implica la existencia de los
estados de cosas de los que está compuesto (aunque es cierto que no implica la existencia de ningún otro
hecho que no forme parte de su composición).
Wittgenstein: el Tractatus

• Por otra parte, los objetos juegan el papel de los átomos (onto)lógicos en el Tractatus, de manera hasta
cierto punto análoga con el atomismo antiguo.

2.02 Los objetos son simples


2.021 Los objetos forman la substancia del mundo. Por ello no pueden ser compuestos.
2.024 La substancia es lo que subsiste independientemente de lo que es el caso
2.026 Sólo si hay objetos puede haber una forma permanente del mundo
2.027 Lo permanente, lo que subsiste y los objetos son uno y lo mismo
2.0271 Los objetos son lo permanente, lo subsistente; la configuración es lo cambiante, lo inestable
Wittgenstein: el Tractatus

• La configuración de estados de cosas que son el caso constituye el mundo. Ahora bien, el cambio en el
mundo se explica por cambio en la configuración de los estados de casos que son el caso.

• Dicho cambio es posible por la estructura del espacio lógico y la esencia de los objetos que determinan
los estados de cosas posibles.

• Ahora bien, pese a los cambio de configuración de los estados de cosas que son el caso, el sustrato (la
substancia) constituida por los objetos permanece inmanente ante todo cambio.
Wittgenstein: el Tractatus

• Una última noción importante en la caracterización que ofrece Wittgenstein de su ontología consiste en
que los estados de cosas son configuraciones de objetos. Es decir, un estado de cosas consiste no solo en
un conjunto de objetos, sino en una determinada organización configurada de dichos objetos.

• La proposición 2.0272 establece “La configuración de los objetos forma los estados de cosas”; 2.031
afirma que “En un estado de cosas las objetos están relacionados unos con otros de un modo y manera
determinados”; y 2.032 plantea que “El modo y manera en que los objetos se conectan en un estado de
cosas es la estructura de tal estado de cosas”
Wittgenstein: el Tractatus

• Tras todo lo dicho, es claro que la posibilidad de dichas estructura de estados de cosas también están
determinadas por la estructura del espacio lógico, que es a su vez un reflejo de la forma/propiedades
internas /esencia de los objetos que habitan dicho espacio.

• Un estado de cosas consiste entonces en un conjunto de objetos estructurados en una cierta manera.
Recordemos que la posibilidad de todo objeto de formar parte de tal o cual estado de cosas está
determinado por sus propiedades internas, por su forma.

• De esto resulta entonces que la estructura de todo estado de cosas se sustenta justamente en la forma de
dichos objetos. En base a esto, Wittgenstein extiende la noción de forma y la asocia justamente con la
estructura de los estados de cosas. En la proposición 2.033 leemos “la forma es la posibilidad de la
estructura”.
Wittgenstein: el Tractatus

• Tras esta exposición de la ontología del Tractatus, podemos ahora revisar la teoría de la representación
—como veremos, es la teoría figurativa de la representación lo que justifica y a la vez presupone dicha
ontología.

• Wittgenstein comienza por expresar en 2.1 que “nos hacemos figuras de los hechos”, comentando sobre
esto en 2.11 que “una figura representa una situación en el espacio lógico, la existencia y no existencia
de estados de cosas”; y en 2.12, que “una figura es un modelo de la realidad”.

• La teoría propuesta es entonces que representamos la realidad usando figuras que funcionan como
modelos de ella. Aquello que una figura (Bild) modela es una situación (Sachlage). Una situación es
algo así como una región en el espacio lógico dispuesta de cierta forma: dentro de dicha región
determinada por ciertos estados de cosas posibles, algunos de ellos son el caso y otros no.
Wittgenstein: el Tractatus

• Una cuestión simple, pero fundamental, radica en que las figuras con que representamos una región de
la realidad (una situación) forman parte de esa misma realidad. En la proposición 2.141 Wittgenstein
establece que “una figura es un hecho”.

• Siendo un hecho, una figura que representa una situación está compuesta en último término por estados
de cosas, es decir, una figura es en último análisis un conjunto de objetos estructurados de cierta manera.
En 2.14 Wittgenstein afirma que “una figura consiste en que sus elementos se relacionen unos con otros
de modo y manera determinados”.
Wittgenstein: el Tractatus

• Que una figura sea un hecho es crucial para que pueda modelar la realidad. En 2.16 leemos “un hecho,
para ser una figura, ha de tener algo en común con lo figurado”, y en 2.161, “en la figura y en lo
figurado ha de haber algo idéntico para que, en suma, la una pueda ser figura de lo otro”.

• Estas dos proposiciones remarcan que tanto la figura como lo figurado son hechos, y que para que el
hecho que es la figura pueda ser un modelo del hecho (más precisamente, de la situación) figurado, debe
haber algo en común entre ambos hechos. A aquello que hecho-figura y hecho-figurado tienen en
común, y que hace posible la representación, Wittgenstein lo denomina forma de figuración en la
proposición 2.17: “lo que una figura tiene que tener en común con la realidad para poder figurarla a su
modo y manera—correcta o erróneamente—es su forma de figuración”.
Wittgenstein: el Tractatus

• Ahora, esta forma de figuración corresponde a una isomorfía entre la estructura de ambos hechos. Es
decir, para que el hecho-figura pueda modelar el hecho-figurado, debe haber una similitud entre las
estructuras de ambos hechos. En 2.15, Wittgenstein expresa que “el que los elementos de la figura se
relacionen unos con otros de un modo y manera determinados representa que las cosas se relacionan
también así unas con otras. A esta conexión de los elementos de la figura la llamo estructura de la figura,
y la posibilidad de estructura, forma de figuración de la figura”.

• La segunda oración de esta proposición es clave. Una figura es un hecho, y tiene por lo tanto una
estructura. Ya hemos visto que la estructura de todo hecho se asocia a la noción de forma: en 2.033
vimos que “la forma es la posibilidad de la estructura”. Entonces, la noción de isomorfía estructural—
forma de figuración—remite también a dicha posibilidad. Que el hecho-figura tenga determinada
estructura muestra que esa misma estructura es posible para otro hecho
Wittgenstein: el Tractatus

• Lo dicho nos permite entender la proposición 2.151: “la forma de figuración es la posibilidad de que las
cosas [en el hecho figurado] se relacionen unas con otras como los elementos de la figura”, y también
las proposiciones 2.202: “una figura representa una situación posible en el espacio lógico”, y 2.203:
“una figura contiene la posibilidad de la situación que representa”.

• Si retomamos la afirmación de que una figura representa una situación—una región en el espacio lógica
determinada de cierta manera, en que algunos estados de cosas son el caso y otros no son el caso—todo
esto quiere decir que una figura representa la posibilidad de dicha situación, esto es, la posibilidad de
que la región en el espacio lógico en cuestión esté dispuesta de esa manera.
Wittgenstein: el Tractatus

• La forma de figuración es entonces la condición esencial para la representación figurativa de hechos con
hechos. Esta forma figurativa determina también la segunda noción clave con que Wittgenstein describe
a las figuras: la relación figurativa.

• Esta segunda noción apunta a que a cada elemento en el hecho-figura le corresponde un elemento en el
hecho-figurado. Esta correspondencia entre elementos es establecida en las proposiciones 2.13: “a los
objetos [en el hecho representado] les corresponden en la figura los elementos de la propia figura” y
2.131: “los elementos de la figura son en ella los representantes de los objetos”

• Ahora, esta correspondencia es posible gracias a la forma de figuración: la isomorfía estructural entre
hecho-figura y hecho-figurado es lo que posibilita que los elementos en la figura correspondan a los
elementos en lo figurado.
Wittgenstein: el Tractatus

• La proposición 2.1513 establece que la relación figurativa es de todos modos esencial a toda figura: “de
acuerdo con esta concepción, pertenece también a la figura la relación figurativa, la que la hace figura”;
y en 2.1514, encontramos una reformulación de esta noción: “la relación figurativa consta de
coordinaciones de los elementos de la figura con las cosas”.

• Pese a su carácter derivado respecto de la forma de figuración, la relación figurativa es clave en el


sentido de que gracias a ella es que el hecho-figura se vincula con el hecho-figurado. En 2.1515 leemos
“estas coordinaciones son, en cierto modo, las antenas de los elementos de la figura, aquello con lo que
la figura toca la realidad”.
Wittgenstein: el Tractatus

• La secuencia de proposiciones 2.1511, 2.1512, 2.1521 apuntan al mismo punto, aunque de manera más
metafórica: “la figura de vincula de este modo con la realidad; llega hasta ella”; “es como una vara de
medir aplicada a la realidad”; “sólo los puntos más extremos de los trazos de la escala tocan el objeto a
medir”

• Una vez aclaradas las nociones de forma de la figuración y de relación figurativa, podemos ahora
avanzar a la noción que constituye el corazón de la teoría figurativa de la representación, y que establece
un vínculo esencial y crucial con la ontología del Tractatus: la noción de forma lógica.
Wittgenstein: el Tractatus

• La isomorfía estructural entre dos hechos que hace posible que uno sea una figura del otro tiene siempre
un modo concreto. Por ejemplo, podemos usar autos y figuras humanas de juguete para representar un
accidente de tránsito (esta práctica en las cortes de justicia parece haber sido el germen de la propuesta
de Wittgenstein).

• En dicho caso, la isomorfía entre la figura (los juguetes en la corte) y lo figurado (el accidente de
tránsito) es fundamentalmente espacial. Ahora bien, isomorfía espacial no es el único tipo de isomorfía
posible que pueda dar lugar a la representación. Podemos imaginar infinidad de maneras concretas en
que esa isomorfía pueda instanciarse.
Wittgenstein: el Tractatus

• Ahora bien, para que haya representación figurativa, y justamente para que todas esas innumerables
instancias concretas de isomorfía entre hechos hagan posible la representación, debe haber una base que
posibilita la isomorfía misma entre hechos, independientemente de la manera concreta en que se
instancia. A esta base para la posibilidad de cualquier isomorfía concreta, Wittgenstein la denomina
forma lógica.

• Las siguientes proposiciones son cruciales respecto a esta noción. 2.171: “una figura puede figurar toda
realidad de la que tenga forma. Una figura espacial todo lo espacial, una coloreada, todo lo coloreado,
etc.”; 2.18: “lo que toda figura, cualquiera que sea su forma, tiene que tener en común con la realidad
para que, en suma, pueda figurarla—correcta o erróneamente—, es la forma lógica, esto es: la forma de
la realidad ”; 2.181: “si la forma de figuración de una figura es la forma lógica, entonces la figura se
llama figura lógica”; 2.182: “toda figura es también una figura lógica. (En cambio, no toda figura es, por
ejemplo, una figura espacial)”
Wittgenstein: el Tractatus

• La proposición 2.18 identifica la forma lógica con la forma de la realidad. Esto es crucial, pero a la vez
natural dada la ontología del Tractatus. La estructura de todo estado de cosas posible está determinado
por la forma de los objetos, que determina a su vez la forma del espacio lógico. El espacio lógico está
dado entonces, por todos los estados de cosas posibles, incluyendo las estructuras de dichos estados de
cosas.

• La forma lógica se da entonces en, y en virtud de, la forma del espacio lógico. En otras palabras, el
espacio lógico es el “andamiaje” que determina la estructura de todos los estados de cosas posibles, y es
ese mismo andamiaje entonces lo que hace posible que exista una isomorfía entre estados de cosas en el
espacio lógico.

• Esto adelanta una de las tesis más importantes del Tractatus: la estructura del espacio lógico determina
los límites de la representación, justamente en la medida en que la forma lógica es posible en virtud del
entramado de estructuras de estados de cosas en el espacio lógico.

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