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Tomado de Recovering a Covenantal Heritage: Essays in Baptist Covenant

Theology, ed. Richard C. Barcellos, RBAP, 2014. Copyright © 2014 Richard C.


Barcellos.
Todos los derechos reservados. (Usado con permiso)

El siguiente documento es de libre distribución, siempre y cuando se cite al autor


original del mismo. Está prohibida su venta o cualquier uso con fines lucrativos.

Sobre el autor:

Pascal Denault es pastor de la Iglesia Bautista Reformada de Saint-Jérôme, a la que


sirve desde 2005. Está casado con Caroline y juntos son los orgullosos padres de cuatro
hijos. Pascal completó su licenciatura y maestría en teología en la Facultad de Teología
Evangélica de Montreal. Es autor de los libros: Une alliance plus excellente (2016, Impact
Académia) – Solas, la quintessence de la foi chrétienne (2015, Cruciforme) – The
Distinctiveness of Baptist Covenant Theology (2017 Revised Edition, Solid Ground
Christian Books).
ÍNDICE GENERAL

El Entendimiento Bautista Particular del Pacto De Obras .......................................... 4

El Entendimiento Bautista Particular del Pacto De Gracia.......................................... 8

El Modelo Paidobautista:

“Un mismo pacto bajo dos administraciones” ............................................................ 8

El Modelo Bautista:

“Un pacto revelado progresivamente y formalmente establecido”. ...................... 11

Entendimiento Bautista Particular del Pacto Abrahámico ....................................... 21

El Entendimiento Bautista Particular del Pacto Mosaico ......................................... 27

El Entendimiento Bautista Particular del Nuevo Pacto ............................................. 32

Conclusión ......................................................................................................................... 34

APÉNDICE ¿Qué es lo que el Federalismo 1689 Realmente Dice? ........................ 35


MEDIANTE PASOS
ADICIONALES
La Teología del Pacto está en el centro del pensamiento reformado. En el siglo
XVII, los bautistas particulares desarrollaron su propio entendimiento de la
teología del pacto. Su punto de vista era al mismo tiempo similar y distinto del de
sus compañeros presbiterianos paidobautistas contemporáneos. En este capítulo
presentaremos el federalismo bautista particular del siglo diecisiete.1 Usaremos
los siguientes encabezados: 1) El entendimiento Bautista Particular del Pacto de
Obras; 2) El entendimiento Bautista Particular del Pacto de Gracia; 3) El
entendimiento Bautista Particular del Pacto Abrahámico; 4) El entendimiento
Bautista Particular del Pacto Mosaico; y 5) El entendimiento Bautista Particular del
Nuevo Pacto. Una breve conclusión cerrará nuestro estudio.

El Entendimiento Bautista Particular del Pacto De Obras


Los bautistas particulares del siglo diecisiete apoyaron el punto de vista
ampliamente aceptado entre los teólogos reformados con respecto al pacto de
obras. Este punto de vista particular consideraba que se hizo un pacto con Adán,
representando a su posteridad, al principio identificado como el pacto de obras.
Consistía en dos elementos: si Adán obedecía, él y su posteridad después de él
habrían alcanzado la vida eterna y habrían sido sellados en la justicia; por otro
lado, su desobediencia sería la entrada de la muerte y pondría a Adán y a toda su
posteridad bajo condenación. El pacto de obras no proveyó ninguna manera de
expiar la ofensa. En la teología reformada, el pacto de obras es visto como el
fundamento de la justicia “retributiva” de Dios, por la cual la obediencia engendra
bendición y la desobediencia trae maldición. Es el pacto de obras el que ha
fundado el principio “haz esto y vivirás” (Lev. 18:5; Gál. 3:12), así como el principio
de "la paga del pecado es muerte" (Rom. 6:23). Bajo el pacto de obras, la vida eterna
no puede ser dada gratuitamente, debe ser ganada. Pero ahora, debido al pecado,

1Este capítulo es una versión abreviada de la obra publicada por el autor The Distinctiveness of Baptist
Covenant Theology: A Comparison Between Seventeenth-Century Particular Baptist and Paedobaptist
Federalism (Vestavia Hills, AL: Solid Ground Christian Books, 2013). Notra del Editor: también se anexaron
mejoras de interpretación tomadas se la 2da revisión de su obra, publicada como “Un Mejor Pacto”.

4
el pacto de las obras es ineficaz para dar vida; sólo puede traer la muerte (Gál.
3:21; Rom. 8:3).
Antes de la caída, el hombre se beneficiaba de una relación con su Creador en
la que, en virtud del pacto de obras, Dios era su Dios. Mientras permanecía bajo la
obligación de obedecer a Dios a causa de este pacto, el hombre caído perdió sus
privilegios de pacto que le aseguraban el favor de Dios y se encontró a sí mismo,
a partir de entonces, bajo la ira de Dios. Mientras Dios seguía siendo Dios para
todos los hombres aún después de la caída, el pecado lo hizo de tal manera que
ya no era más su Dios en una conexión favorable de pacto. John Owen resume el
concepto puritano del pacto de obras después de la caída de la siguiente manera:
"Y el hombre continuó bajo la obligación de depender de Dios y de someterse a su
voluntad en todas las cosas [...] Pero esa relación especial de interés mutuo en
virtud del primer pacto cesó entre ellos".2
Las abundantes referencias al pacto de obras en los escritos de los bautistas
no dejan lugar a dudas sobre su concepción compartida con otros teólogos
reformados. Sin embargo, es notable notar que el 2 Confesión de Fe Bautista de
Londres (2CFL) eliminó gran parte de la mención explícita del pacto de obras que
se encontraba en las Confesiones de Westminster y Savoy.3 El único lugar donde
se hace referencia directa a él en la Confesión de los Bautistas Particulares está
en el capítulo 20, párrafo 1.4 Esto no debe interpretarse como una indicación de
que ellos rechazaron la doctrina del pacto de obras; no lo hicieron. También,
ciertas formulaciones que se pueden encontrar en estas Confesiones hermanas
fueron rechazadas en la 2CFL para evitar ambigüedades en la redacción.5 Por lo
tanto, no debemos concluir que los bautistas particulares rechazaron la doctrina
del pacto de obras en su Confesión.

2
John Owen, “An Exposition of Hebrews 8:6-13: Wherein, the nature and differences between the Old and New
Covenants is discovered” en el libro de Coxe and Owen, Covenant Theology, 281.
3
He aquí los párrafos del 2CFL en los que se han eliminado las referencias al pacto de obras. 6.1; 7.2; 19.1;
aquellos que hacen referencia al pacto de obras sin nombrarlo: 4.3; 7.2; 19.1, 2; y aquellos donde se encuentra
la expresión “pacto de obras": 19.6 (2 veces); 20.1.
4
"Pacto de obras" se usa dos veces en 19:6; sin embargo, no se refiere al pacto de obras hecho con Adán,
sino al concepto de tal pacto.
5
Para una discusión más completa de este tema y de las ambigüedades en cuestión, cf. Samuel Waldron, A
Modern Exposition of the 1689 Baptist Confession of Faith (Darlington, Reino Unido y Webster, NY: Evangelical
Press, 1989), 94-96. En su curso, Símbolos Bautistas, el Dr. James Renihan explica que el punto central del
capítulo 7 de la 2CFL no es exactamente la teología del pacto, en términos generales, sino más bien la
salvación de los elegidos. Este capítulo fue editado para que todo el énfasis fuera puesto en el plan de
salvación.

5
La visión de los bautistas sobre el origen, la naturaleza y la función del pacto
de obras era la misma que la del resto de los puritanos. Sin embargo, tenían una
opinión divergente sobre la relación entre el pacto de obras y el Antiguo Pacto. La
mayoría de los teólogos paidobautistas del siglo XVII entendían que "no bajo la ley,
sino bajo la gracia" (Rom. 6:14) simplemente significaba no estar bajo el pacto de
las obras, sino bajo el pacto de gracia. Por ejemplo, Herman Witsius explica que
estar "bajo la maldición de la ley" (Gál. 3.10) no significa estar bajo el Antiguo Pacto,
sino bajo el pacto de las obras: "Pero muchas cosas prueban que maldición no
significa otra cosa que la maldición del Pacto de Obras".6
Las Confesiones de Westminster y de Savoy llaman al pacto de obras "el
primer pacto" y al pacto de gracia "el segundo pacto".7 Esta terminología es
ambigua porque el Nuevo Testamento hace una comparación entre el primer y el
segundo pacto, no para designar el pacto de las obras y al pacto de gracia, sino
para comparar el Antiguo y el Nuevo Pacto (cf. Heb. 8 - 9). Esta comprensión de
los paidobautistas no consideraba que el Antiguo y el Nuevo Pacto fueran
antitéticos. John Ball, por ejemplo, escribe: "Algunos hacen al Antiguo y Nuevo
Testamento, como el Pacto de las obras y de la gracia, opuesto en sustancia y tipo,
y no sólo en grado: y con eso introducen una distinción infundada".8
Los bautistas aceptaron, sin ningún problema, que la palabra ley, usada como
antítesis de la palabra gracia, se refería al pacto de obras. El párrafo 2 del capítulo
7 de la 2CFL dice: "Además, habiéndose el hombre acarreado la maldición de la ley
por su caída..." Los bautistas, sin embargo, se reusaron a negar la continuidad
entre el pacto de obras y el Antiguo Pacto. Para ellos, la antítesis ley/gracia
reflejaba la antítesis del Antiguo/Nuevo Pacto. Esta comprensión es obvia en esta
cita de Benjamin Keach:

Aunque es evidente que Dios después repitió más clara y


formalmente esta Ley de Obras al Pueblo de Israel... aunque no fue
dada en esa Administración para Vida, como antes fue a Adán; sin
embargo, como fue dada, es frecuentemente llamada por San

6
Herman Witsius, The Economy of the Covenants Between God and Man (Kingsburg CA: The den Dulk
Christian Foundation, Reprinted 1990), 1:359.
7 cf. Capítulo 7, párrafos 2 y 4 de estas confesiones.
8
John Ball, A Treatise of the Covenant of Grace (Dingwall, UK: Peter and Rachel Reynolds, Reprinted 2006
[1645]), 93.

6
Pablo, el Antiguo Pacto, y el Pacto de Obras, la cual requería la
perfecta Obediencia de todos los que estaban bajo de ella.9
Keach y los otros bautistas creían que el pacto de obras fue reafirmado en el
Antiguo Pacto, pero por razones diferentes a las de cuando fue dado inicialmente
a Adán. Contrario a la mayoría de los paidobautistas, los bautistas particulares
entendieron el contraste entre la ley/gracia del Nuevo Testamento como un
contraste entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. Para estos paidobautistas, la
expresión "la maldición de la ley" se refería directamente al pacto de obras,
mientras que para los bautistas se refería al pacto de obras, pero también como
reafirmado o recapitulado en el Antiguo Pacto. Por lo tanto, para mantener la
unidad y la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Pacto, estos paidobautistas
tuvieron que rechazar la unidad y la continuidad entre el pacto de obras y el
Antiguo Pacto. El carácter distintivo del punto de vista de los bautistas particulares
con respecto al pacto de obras residía en la relación entre este pacto y el Antiguo
Pacto como similar en lugar de distinto. Desarrollaremos este punto más adelante
cuando abordemos la naturaleza del Antiguo Pacto.

9
Benjamin Keach, The Display of Glorious Grace: Or, The Covenant of Peace Opened. In Fourteen Sermons
(London: Printed by S. Bridge, 1698), 15.

7
El Entendimiento Bautista Particular del Pacto De Gracia

El Modelo Paidobautista:
“Un mismo pacto bajo dos administraciones”

Para comprender plenamente el entendimiento bautista del pacto de gracia,


es importante compararlo con la posición mayoritaria del siglo XVII de los
paidobautistas. La visión común del pacto de gracia entre los teólogos
reformados desde el comienzo de la Reforma hasta finales del siglo XVII fue la
noción de que era administrado respectivamente por el Antiguo y el Nuevo Pacto.
Este paradigma, un pacto bajo dos administraciones, hizo que el Antiguo y el
Nuevo Pacto fueran vistos sólo como dos administraciones diferentes del mismo
pacto, en lugar de dos pactos diferentes en sí mismos. Esta noción estaba
definitivamente arraigada en la teología reformada más amplia. La terminología
de Westminster es testigo de este hecho, cuando dice: "Este pacto [es decir, el
pacto de gracia] fue administrado de manera diferente en el tiempo de la ley y en
el tiempo del evangelio....".10
Para explicar la diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto, los paidobautistas
reformados utilizaron una distinción fundamental entre la sustancia y la
administración en cada uno de estos pactos. Esta distinción les permitió
reconocer que el Antiguo y el Nuevo Pacto eran diferentes en su forma pero no en
su sustancia. Por ejemplo, Herman Witsius escribió en 1677:

Es un asunto grande que aprendamos claramente a considerar el


Pacto de Gracia, ya sea como es en su sustancia o esencia, como
ellos lo llaman, o como es propuesto de diversas maneras por Dios,
con respecto a las circunstancias, bajo diferentes economías. Si
vemos la sustancia del pacto, no es más que uno solo, y no es posible
que sea de otra manera. ... Pero si préstamo atención a las
circunstancias del pacto, fue dispensado en diversos momentos y de
diversas maneras, bajo diversas economías, para la manifestación
de la múltiple sabiduría de Dios.11

10
CFW, 7.5.
11
Herman Witsius, The Economy of the Covenants, 1:291.

8
La distinción entre sustancia y circunstancia no sólo permitió a los
paidobautistas afirmar la unidad del pacto de gracia sin negar la existencia de
divergencias entre los Testamentos, sino que también les permitió justificar la
naturaleza mixta del pueblo de Dios (compuesto tanto por los regenerados como
por los no regenerados) dentro del Pacto de Gracia. Esto es fundamental para el
paidobautismo. Al distinguir la sustancia de la administración, los paidobautistas
tenían una categoría para los no electos dentro del pacto de gracia y por lo tanto
hicieron un lugar para la posteridad natural de los creyentes. La administración
externa del Pacto de Gracia, por lo tanto, contendría al regenerado y al no
regenerado, mientras que en su sustancia interna sólo contendría al regenerado o
al elegido soteriológicamente.
En la misma formulación “un pacto bajo dos administraciones”, encontramos
la distinción sustancia/circunstancia. Primero, hay un pacto (sustancia invisible)
bajo dos administraciones (circunstancia visible). Esta distinción está implícita en
todo el federalismo paidobautista y es fundamental para ello. Por ejemplo, William
Ames, al discutir las diferencias entre el Antiguo y el Nuevo Pacto, utiliza esta
distinción. Dice: “El [nuevo] Testamento es nuevo en relación con lo que existía
desde el tiempo de Moisés y en relación con la promesa hecha a los padres. Pero
es nuevo, no en esencia, sino en forma”.12
Al distinguir entre la esencia y la forma (sustancia/administración), Ames
limita la novedad del Nuevo Pacto a su forma externa, siendo su sustancia la
misma que el Pacto mosaico. En consecuencia, para Ames y sus
contemporáneos paidobautistas, existe una identidad de sustancia entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento;13 sobre la base de esta continuidad, los
paidobautistas establecieron su principio de posteridad por el cual los
descendientes naturales de los creyentes se integran al Pacto de Gracia.
La identidad de sustancia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto constituye el
fundamento teológico del paidobautismo. Bajo el Antiguo Pacto, los
descendientes naturales fueron incluidos en el Pacto basado en Génesis 17:7. Si
el Nuevo Pacto es sustancialmente idéntico al Antiguo, este principio de la

12
William Ames, The Marrow of Theology (Grand Rapids: Baker, 1997 [1629]), 206.
13
El federalismo paidobautista se caracterizó por la identidad entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. Jeffrey D.
Johnson, en The Fatal Flaw of the Theology Behind Infant Baptism (Conway, AR: Free Grace Press, 2010), en
el capítulo 3, demuestra que la noción de continuidad de la esencia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto fue
enseñada por los principales teólogos paidobautistas desde la Reforma hasta la actualidad: Uldrich Zwingli,
Henry Bullinger, Juan Calvino, Caspar Olevianus, Zacharia Ursinus, Thomas Cartwright, John Preston,
Thomas Blake, John Ball, William Ames, Johannes Cocceius, Johannes Wollebius, Herman Witsius, Charles
Hodge, James Buchanan, Robert Dabney, John Murray, Edward Young, James Bannerman, O. Palmer
Robertson, Robert Reymond. Esta lista no es exhaustiva, pero sí representativa.

9
posteridad debe continuar. Por ejemplo, Francis Turretin, al defender la identidad
de sustancia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto sobre la base de la unidad del Pacto
de Gracia, afirmó la naturaleza perenne del principio “Yo seré tu Dios y el Dios de
tu posteridad después de ti”:

En segundo lugar, en particular, todas las partes del Pacto de Gracia


eran iguales en ambos casos. Tal es la cláusula del pacto que Dios
será nuestro Dios y el Dios de nuestra simiente; porque como ya
había sido propuesto a Abraham (Gn. 17.7) y renovado a Moisés en
una visión (Éx. 3.15) y frecuentemente en la legislación, confirmada
en el cautiverio y después de él (Ez. 36.28), así ningún otro fue
propuesto en el Pacto de Gracia como fundamento de todas las
bendiciones, tanto espirituales como celestiales (Mt. 22.32; 2 Cor.
6.16; Apo. 21.3).14
Los bautistas no negaron el principio de la posteridad natural bajo el Antiguo
Pacto. Sin embargo, consideraron que la importación de este principio bajo el
Nuevo Pacto era una falacia dependiente de una construcción artificial y arbitraria
del Pacto de Gracia15 y tuvieron que probar que los paidobautistas estaban
equivocados al establecer una unidad de sustancia entre el Antiguo y el Nuevo
Pacto. Esto fue un gran desafío, porque la unidad de la sustancia del Pacto de
Gracia fue vista como algo evidente (algo que los bautistas también creían) y
suficiente para justificar la importación del principio del Antiguo Pacto de la
posteridad natural bajo el Nuevo Pacto (la cual fue rechazada por los bautistas).

14
Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 1992), 2:195. Cf. también
Thomas Goodwin, "A Discourse on Election" The Works of Thomas Goodwin, Volume 9 (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2006[1682]), 428ff. Goodwin intenta explicar que el privilegio de “pacto” “Yo seré
tu Dios y el Dios de tu posteridad después de ti” estaba reservado para Abraham como “el padre de todos los
creyentes”, pero que también es el privilegio de todos los hijos de Abraham tener también su propia posteridad
contada en el pacto de gracia.
15
También creían que los paidobautistas no aplicaban este principio de una manera que fuera coherente con
la forma en que se aplicaba bajo el pacto abrahámico. Nehemiah Coxe explica: “Ellos [los paidobautistas]
generalmente reducen los términos del interés del pacto... limitándolo a la descendencia inmediata. Sin
embargo, en este pacto [el pacto abrahámico] no fue restringido de esta manera, sino que se cumplió en
generaciones remotas. También excluyen a los siervos y esclavos de los cristianos, junto con los hijos
nacidos de ellos, de ese privilegio del que suponen que gozaban bajo el Antiguo Testamento al ser sellados
con la señal o señal del pacto de gracia". Cf. Coxe y Owen, Covenant Theology, 106.

10
El Modelo Bautista:
“Un pacto revelado progresivamente y formalmente establecido”.

Al rechazar el modelo paidobautista del pacto de la gracia, los bautistas no


quisieron hacer como los socinianos, que habían rechazado el Pacto de Gracia y
reformado la teología en su conjunto. Querían distanciarse de estos últimos e
identificarse con la ortodoxia reformada. Los bautistas mantuvieron la unidad con
los paidobautistas al afirmar la unidad del Pacto de Gracia. La teología bautista
particular suscribió plenamente la noción de que era un solo pacto de gracia en la
Biblia, que reúne a todos los que son salvos como un solo pueblo. La 2CFL enseña
claramente esta doctrina.
Primero, en la 2LCF 7.2, "Del Pacto de Dios", leemos:

Además, habiéndose el hombre acarreado la maldición de la ley por


su Caída, agradó al Señor hacer un pacto de gracia, en el que
gratuitamente ofrece a los pecadores vida y la salvación por
Jesucristo.
Los bautistas consideraron que el pacto de gracia comenzó inmediatamente
después de la caída y que la sustancia de este pacto, aun bajo el Antiguo
Testamento, era la salvación a través de la fe en Jesucristo. El párrafo 3 no deja
duda de que ellos creían que el evangelio comenzó con Adán.

Este pacto se revela en el evangelio; en primer lugar, a Adán en la


promesa de salvación a través de la simiente de la mujer, y luego
mediante pasos adicionales hasta completarse su plena revelación
en el Nuevo Testamento.
En el capítulo 11, párrafo 6, sobre la justificación, los bautistas refutan
explícitamente la teología sociniana, diciendo: “La justificación de los creyentes
bajo el Antiguo Testamento fue, en todos estos sentidos, una y la misma que la
justificación de los creyentes bajo el Nuevo Testamento”. Luego, en el capítulo 21,
párrafo 1a, "De la libertad cristiana y de la libertad de conciencia", los bautistas
sostuvieron que la sustancia de la salvación era la misma bajo ambos pactos:

11
La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes bajo el
evangelio consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira
condenatoria de Dios y de la severidad y maldición de la ley, y en ser
librados de este presente siglo malo de la esclavitud a Satanás y del
dominio del pecado, del mal de las aflicciones, el temor y aguijón de
la muerte, de la victoria sobre el sepulcro y de la condenación eterna,
y también consiste en su libre acceso a Dios, y en rendirle obediencia
a Él, no por temor servil, sino por un amor filial y una mente dispuesta.

Todo esto era sustancialmente aplicable también a los creyentes


bajo la ley…
Treinta años antes de la publicación de la 2CFL, Henry Lawrence, en su tratado
sobre el bautismo, afirmó la unidad del Pacto de Gracia bajo los dos testamentos:

Confieso que hay algunas cosas de equidad común; la regla de vida


era la misma desde entonces que ahora, y el mismo Cristo que ahora
es, era la salvación de los elegidos; por tanto, tales cosas que son de
naturaleza común, pueden ser ilustradas e inferidas de un
testamento a otro.16
Edward Hutchinson, citando a John Owen, afirmó la unidad y continuidad del
Pacto de Gracia al afirmar la unidad y continuidad de la Iglesia del Antiguo y Nuevo
Testamento:

Así que, a la venida del Mesías, no se quitó una Iglesia y se estableció


otra en su lugar, sino que la Iglesia continuó igual en las que eran los
hijos de Abraham según la fe. La Iglesia cristiana no es otra Iglesia,
sino la misma que era antes de la venida de Cristo, teniendo la misma
fe en ella, e interesada en el mismo Pacto.17
Usando las palabras de Owen, Hutchinson demostró que los credobautistas
compartían la misma convicción que los paidobautistas con respecto a la unidad
del Pacto de Gracia. Los bautistas tuvieron esta convicción desde el principio.
John Spilsbury, quien fue el pastor de la primera Iglesia Bautista Calvinista y quien
publicó el tratado más antiguo de la teología del pacto bautista, afirmó:

16
Henry Lawrence, Of Baptism (London: Printed by F. Macock, 1659 [1646]), 83.
17
Citado por Edward Hutchinson, A Treatise Concerning the Covenant and Baptism (London, Printed for
Francis Smith, 1676), 33.

12
… [Es la misma] La Iglesia de Dios bajo el Antiguo Testamento y ahora
bajo el Nuevo, porque la naturaleza es una, en referencia a los Electos
de Dios, llamados a la fe, y por el Espíritu de gracia unidos a Cristo,
como los sarmientos a su vid.18
Aunque los bautistas creían en la unidad del Pacto de Gracia, como sus
interlocutores, y aunque querían mantener la unidad con ellos, rechazaron el pacto
único bajo el modelo de dos administraciones.
Los bautistas vieron una unidad de sustancia en el pacto de gracia desde el
Génesis hasta el Apocalipsis, pero no vieron esta misma unidad entre el Antiguo y
el Nuevo Pacto. Por lo tanto, no aceptaron la idea de que esos dos pactos eran
dos administraciones del mismo pacto. Nehemías Coxe expresa bien esta
convicción bautista fundamental: “...el Antiguo Pacto y el Nuevo difieren en
sustancia y no sólo en la forma de su administración”.19 En consecuencia, la gran
mayoría de ellos rechazaron la teología de un solo pacto de gracia bajo dos
administraciones.20 John Owen escribe:

Aquí surge entonces una diferencia de no poca importancia, a saber,


si estos [el Antiguo y el Nuevo Pacto] son en realidad dos pactos
distintos, en cuanto a la esencia y sustancia de ellos, o sólo diferentes
maneras de dispensación y administración del mismo pacto.21
La comprensión de la naturaleza y la función del Antiguo y del Nuevo Pacto
dependía de esta pregunta.
Al comparar las Confesiones de Fe, se hace evidente que los bautistas
particulares rechazaron el modelo paidobautista del pacto de la gracia:

18
John Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme (London: By me J.S., 1643), 20.
19
Coxe and Owen, Covenant Theology, 30.
20 Es interesante notar que John Smyth apoyó la doctrina de un solo pacto de gracia bajo dos

administraciones. Esto indica que los bautistas generales y la mayoría de los bautistas particulares no
llegaron al credobautismo a través del mismo razonamiento ni basándose en los mismos fundamentos
teológicos. Smyth escribe: “Acuérdate que siempre hay una diferencia entre el pacto de gracia y la manera de
dispensarlo, que es doble: la forma de administrar el pacto antes de la muerte de Cristo, que se llama el
antiguo testamento; y la forma de administrar el pacto desde la muerte de Cristo, que se llama el nuevo
testamento del reino de los cielos”. De Principles and Inferences concerning the Visible Church, 1607; citado
en: Paul S. Fiddes, Tracks and Traces, Baptist Identity in Church and Theology (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2003),
26. Debemos, sin embargo, admitir que ciertos autores bautistas calvinistas a veces hablaban de “las
administraciones del pacto de la gracia”, pero lo que querían decir con esta terminología era diferente de la
teología paidobautista.
21 Coxe and Owen, Covenant Theology, 179.

13
1689 (7:3) Saboy (7:5) Westminster (7:5-6)

Este Pacto se revela en el Aunque este pacto ha sido Este pacto fue administrado
Evangelio; primero a Adán en administrado de manera de manera diferente en el
la promesa de la Salvación diferente y diversa con tiempo de la ley y en el tiempo
por la simiente de la mujer, y respecto a las ordenanzas e del evangelio: bajo la ley, fue
después por pasos más instituciones en el tiempo de administrada por promesas,
largos, hasta que el pleno la ley, y desde la venida de profecías, sacrificios, circun-
descubrimiento de la misma Cristo en la carne; sin cisión, el cordero pascual, y
fue completado en el Nuevo embargo, por su sustancia y otros tipos y ordenanzas
Testamento; y se funda en eficacia, para todos sus fines entregados al pueblo de los
esa transacción del Pacto espirituales y salvíficos, es judíos, todos ellos prefiguran-
Eterno, que fue entre el Padre uno y el mismo; a causa de lo do a Cristo venidero; los
y el Hijo, acerca de la Reden- cual a las diversas dispensa- cuales fueron, para ese
ción de los Electos; y es sólo ciones, se le llama el Antiguo tiempo, suficientes y efica-
por la gracia de este pacto y el Nuevo Testamento. ces, mediante la operación
que toda la posteridad de del Espíritu, para instruir y
Adán caído, que fue salvado, edificar a los escogidos en la
obtuvo vida y una bendita fe en el Mesías prometido,
inmortalidad; siendo el hom- por el cual tenían la remisión
bre ahora totalmente incapaz completa de los pecados, y la
de aceptar a Dios en esos salvación eterna; y es llama-
términos, en los cuales Adán da el Antiguo Testamento.
estaba en su estado de
inocencia. Bajo el evangelio, cuando
Cristo, la sustancia, fue exhi-
bido, ...y es llamado el Nuevo
Testamento. No hay, por lo
tanto, dos pactos de gracia,
que difieran en sustancia,
sino uno y el mismo, bajo
varias dispensaciones.

Este es el pasaje más discordante de estas Confesiones. Sabiendo que los


bautistas hicieron todo lo posible para seguir las normas de Westminster en la
medida de lo posible cuando escribieron su Confesión, la originalidad de su
formulación del pacto de gracia es altamente significativa. Es obvio que los
autores de la 2CFL evitaron por completo cualquier formulación que recordara el
modelo de un pacto bajo dos administraciones que encontramos en las otras dos
Confesiones. Esta ausencia debe ser interpretada como un rechazo de la teología
detrás de esta formulación y no como una omisión o un intento de originalidad.

14
La opinión de los bautistas sobre el modelo paidobautista del Pacto de Gracia
concuerda exactamente con la de John Owen, quien lo afirma así:

...podemos considerar que la Escritura menciona clara y


expresamente dos testamentos, o pactos, y los distingue entre ellos,
de tal manera, que lo que se dice difícilmente puede ser acomodado
a una doble administración del mismo pacto.22
Acabamos de ver lo que el federalismo bautista particular del siglo XVII no era.
Examinemos ahora lo que sí es. Al rechazar la noción de un Pacto de Gracia bajo
dos administraciones, los bautistas de hecho estaban rechazando sólo la mitad
de este concepto: aceptaron, como hemos visto anteriormente, la noción de un
solo Pacto de Gracia en ambos testamentos, pero rechazaron la idea de las dos
administraciones. Para una gran mayoría de los bautistas, había un solo Pacto de
Gracia, que fue revelado desde la Caída de manera progresiva hasta su total
revelación y establecimiento en el Nuevo Pacto. Este modelo se expresa
claramente en la 2CFL 7.3, que dice:

Este pacto se revela en el evangelio; en primer lugar, a Adán en la


promesa de salvación a través de la simiente de la mujer, y luego
mediante pasos adicionales hasta completarse su plena revelación
en el Nuevo Testamento…
A primera vista, esta formulación no parece radicalmente diferente de la de los
paidobautistas, ya que también reconocían la revelación progresiva del Pacto de
Gracia. Sin embargo, al estudiar la teología bautista particular en su contexto
histórico, se hace evidente que esta formulación del pacto de gracia tenía un
significado que era muy específico y fundamentalmente diferente de la
comprensión paidobautista.
La primera particularidad se encuentra en la diferencia entre la noción de
administración y la de revelación. Los bautistas creían que antes de la llegada del
Nuevo Pacto, el Pacto de Gracia no se daba formalmente, sino que sólo se
anunciaba y prometía (se revelaba). Esta distinción es fundamental para el
federalismo de la 2CFL. Nehemiah Coxe explica:

También debe notarse que aunque el pacto de gracia fue revelado


hasta aquí a Adán, sin embargo, vemos en todo esto que no hubo una
transacción formal y expresa del pacto con él. Aún menos fue el
Pacto de Gracia establecido con él como una persona pública o

22
Coxe and Owen, Covenant Theology, 186.

15
representante de cualquier tipo. Pero así como él obtuvo interés sólo
para sí mismo por su propia fe en la gracia de Dios revelada de esta
manera, también lo deben hacer los de su posteridad que son
salvos.23
Esta especificación es altamente significativa y juega un papel determinante
en el federalismo bautista particular. Para Coxe, el Pacto de Gracia no se
estableció cuando Dios se lo reveló a Adán. John Owen explica por qué el Pacto
de Gracia no podía ser considerado un pacto formal antes del establecimiento del
Nuevo Pacto, sino que estaba confinado a la etapa de una promesa:

Carecía de su solemne confirmación y establecimiento, por la sangre


del único sacrificio que le pertenecía. Antes de que esto fuera hecho
en la muerte de Cristo, no tenía la naturaleza formal de un pacto o un
testamento, como lo prueba nuestro apóstol, Heb. 9:15-23. Porque
tampoco, como muestra en aquel lugar, la ley dada en el Sinaí habría
sido un pacto, si no hubiera sido confirmada con la sangre de los
sacrificios. A tal fin, la promesa no fue antes de un pacto formal y
solemne.24
La distinción entre la revelación y la administración del Pacto de Gracia
encuentra todo su significado cuando se le añade el segundo elemento del
federalismo bautista particular, es decir, la revelación plena del Pacto de Gracia en
el Nuevo Pacto. Si el federalismo de Westminster puede resumirse en un solo
pacto bajo dos administraciones, el de la 2CFL sería un solo pacto revelado
progresivamente y establecido formalmente bajo el Nuevo Pacto.
Los bautistas creían que ningún pacto anterior al Nuevo Pacto era el Pacto de
Gracia. Antes de la llegada del Nuevo Pacto, el Pacto de Gracia estaba en la etapa
de Promesa. Según Benjamin Keach, la expresión “los pactos de la promesa” que
se encuentra en Efesios 2:12 se refiere al Pacto de Gracia.25 La promesa en
cuestión era el Pacto de la Gracia. Si estamos hablando de una promesa, esto
implica que aún no se ha cumplido y que aún no se ha hecho en forma de
Testamento o Pacto. Los bautistas creían que el Nuevo Pacto era el cumplimiento
de la promesa o, en otras palabras, el cumplimiento del Pacto de Gracia. Esta
doctrina se expresa de la siguiente manera en la 2CFL, “Este pacto se revela en el
evangelio; en primer lugar, a Adán... y luego mediante pasos adicionales hasta

23
Coxe and Owen, Covenant Theology, 57.
24
Coxe and Owen, Covenant Theology, 185.
25 Benjamin Keach, The Display of Glorious Grace, 182.

16
completarse su plena revelación en el Nuevo Testamento”. El Nuevo Testamento
trae la revelación completa del pacto de gracia ya que el Nuevo Pacto es su
cumplimiento. Los bautistas consideraban que el Nuevo Pacto, y sólo ese, era el
Pacto de Gracia.26
John Spilsbury afirmó esta noción, diciendo: “Nuevamente, se llama la
promesa, y no el Pacto; y sabemos que cada promesa no es un pacto: hay una gran
diferencia entre una promesa y un pacto”.27 Spilsbury habla del pacto de gracia que
Dios reveló a Abraham y declara que en esta etapa, no era todavía un pacto formal,
sino una promesa.
Esta distinción (revelado/establecido) resumía la diferencia entre el Pacto de
Gracia en el Antiguo Testamento y el Pacto de Gracia en el Nuevo Testamento. En
el Antiguo, fue revelado, en el Nuevo, fue establecido (completamente revelado de
acuerdo a la expresión de la 2CFL). Al hacer la exégesis de Hebreos 8:6, John
Owen se concentra en el verbo νομοθετέω (“establecido”) para explicar la
diferencia entre el pacto de gracia antes y después de Jesucristo. Llega a las
mismas conclusiones teológicas de los bautistas particulares:

Este es el significado de la palabra νενομοθέτηται,... “reducido a un


estado fijo de una ley u ordenanza”. Toda la obediencia requerida en
él, toda la adoración designada por él, todos los privilegios exhibidos
en él y la gracia administrada con ellos, son todos dados por un
estatuto, ley y ordenanza a la iglesia. Lo que antes se ocultaba en
promesas, en muchas cosas oscuras,... es ahora sacado a la luz; y
ese pacto que invisiblemente, en el camino de la promesa, puso de
manifiesto su eficacia bajo tipos y sombras, es ahora
solemnemente sellado, ratificado y confirmado, en la muerte y
resurrección de Cristo. Tenía antes la confirmación de la promesa,
que es el juramento; pero ahora tiene la confirmación de un pacto,
que es la sangre. Lo que antes no tenía ninguna adoración visible,
externa, propia y peculiar, ahora se convierte en la única regla e
instrumento de adoración para toda la iglesia, sin que nada sea
admitido a ese respecto sino lo que le pertenece, y es designado por
este pacto. El apóstol lo que quiere decir a través de νενομοθέτηται,
es el “establecimiento legal” del Nuevo Pacto, con todas las

26 En la teología bautista particular del siglo XVII, encontramos una equivalencia entre el Pacto de Gracia y el
Nuevo Pacto, y esto, en el párrafo 10 de la 1CFL, donde leemos, “Jesucristo es hecho mediador del nuevo y
eterno pacto de gracia”. La expresión “el nuevo y eterno pacto de gracia” incluye tanto el pacto de gracia como
el Nuevo Pacto. Por lo tanto, hay una distinción, sin separación entre el Pacto de Gracia y el Nuevo Pacto.
27 Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme, 26.

17
ordenanzas de su culto. Debido a esto, el otro pacto fue anulado y
removido; y no sólo el pacto mismo, sino todo ese sistema de
adoración sagrado de acuerdo con el cual fue administrado...

Cuando el Nuevo Pacto fue dado sólo en la forma de una promesa,


era consistente con una forma de adoración, ritos y ceremonias, y
aquellos compuestos en un yugo de esclavitud que no le pertenecía
[al pacto]. Y cuando fue establecido como un pacto, lo demás llegó
a ser inconsistente con este pacto; porque entonces toda la
adoración de la iglesia debía proceder de este pacto [el Nuevo
Pacto], y ser conformada a este”.28
Antes del establecimiento (νενομοθέτηται) del Nuevo Pacto, el pacto de
gracia no tenía una manifestación concreta, ningún culto o ceremonia; no era un
pacto, sino una promesa revelada de manera oscura bajo tipos temporales y
sombras. Antes de Cristo, el pacto de gracia fue anunciado; después de Cristo, fue
decretado (νενομοθέτηται).
El Pacto de Gracia, en este sentido específico, no fue dado a Adán ni a
Abraham. Owen escribe: “... este pacto, como aquí se considera, no se entiende
como la promesa de gracia dada a Adán absolutamente; ni la promesa de gracia
dada a Abraham, que contenía la sustancia y la materia de ella y la gracia exhibida
en ella, pero no la forma completa de ella como un pacto”.29
Dios no estableció el Pacto de Gracia con Adán ni tampoco con Abraham; Dios
les reveló la sustancia del pacto, pero sólo fue establecida a través de Jesucristo,
en su sacrificio. Nehemías Coxe afirma lo mismo:

“... en el sabio consejo de Dios las cosas estaban tan ordenadas que
la revelación completa del Pacto de Gracia, el cumplimiento real de
sus grandes promesas, y el hecho de estar lleno de las ordenanzas
que le son propias, deberían proceder al pacto hecho con Israel
según la carne”.30
Esta comprensión era radicalmente diferente de la de la mayoría de los
paidobautistas en el siglo XVII.

28
Coxe and Owen, Covenant Theology, 173-74. Cursivas añadidas.
29
Coxe and Owen, Covenant Theology, 239.
30 Coxe and Owen, Covenant Theology, 91.

18
Benjamin Keach ratifica esta visión del Pacto de Gracia cuando describe sus
cuatro secuencias: 1) Fue decretado por primera vez en la eternidad pasada, 2)
Fue revelado al hombre después de la caída de Adán y Eva, 3) Fue ejecutado y
confirmado por Cristo en su muerte y resurrección, y 4) Se hace efectiva para sus
miembros cuando se unen a Cristo por la fe.31 La particularidad de este ordo
salutis, es la distinción entre la revelación y la ejecución del Pacto de Gracia. Los
que fueron salvos antes de Cristo fueron salvos por causa de un juramento; los
que fueron salvos después de Él fueron salvos por causa de un pacto. La Epístola
a los Hebreos hace esta distinción cuando basa la fe de los creyentes en el Antiguo
Pacto en el juramento que Dios hizo a Abraham (Hebreos 6:17-18). Sin embargo,
la seguridad de los creyentes del Nuevo Pacto descansa en un testamento que es
la obra alcanzada de Cristo (Hebreos 9:15-17).
Para aclarar nuestra comparación entre el federalismo paidobautista y el
federalismo bautista particular, aquí hay dos tablas de sus respectivos
entendimientos.

31
Benjamin Keach, The Everlasting Covenant (London: Printed for H. Barnard, 1693), 17.

19
Hasta ahora hemos visto dos interpretaciones diferentes del Pacto de Gracia
y de su relación con el Antiguo y el Nuevo Pacto. El modelo paidobautista lo
percibió como si estuviera bajo dos administraciones sucesivas llamadas el
Antiguo y el Nuevo Pacto. Al distinguir entre el pacto (sustancia) y sus
administraciones (circunstancia), los paidobautistas establecieron un
fundamento que era esencial para ellos: podían mantener herederos naturales y
espirituales dentro del mismo pacto, el primero teniendo parte en la
administración solamente y el segundo teniendo parte tanto en la administración
como en la sustancia del Pacto de Gracia. El federalismo y la eclesiología
paidobautistas se basaron en esta distinción.
El entendimiento bautista particular se basaba en otra distinción fundamental:
una entre la fase en la que se revelaba el Pacto de Gracia y la fase en la que se
estableció. La fase revelada correspondió al período que precedió a la muerte de
Cristo y la fase establecida corresponde al tiempo que sigue. Por lo tanto, los
bautistas particulares consideraban que ningún otro pacto, aparte del Nuevo
Pacto, era el pacto de la gracia. Todavía reconocían que se había revelado en
todos los pactos desde la caída, pero distinguían entre la sustancia real de estos
pactos y el Pacto de Gracia en sí mismo.
Estas dos formulaciones del federalismo fueron la raíz de todas las
divergencias entre los paidobautistas presbiterianos y los bautistas particulares
del siglo XVII. Su comprensión del Pacto de Gracia los llevó a diferentes
formulaciones hermenéuticas y teológicas. Ahora nos concentraremos en el
entendimiento bautista particular del pacto de gracia y veremos cómo perciben a
través de él la función de los pactos Abrahámico y Mosaico.

20
Entendimiento Bautista Particular del Pacto Abrahámico

Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con
Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo
abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley,
ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante
la promesa. (Gálatas 3:17-18) 32
A este importante pasaje de la teología bíblica del pacto, los bautistas
particulares aplicaron su propio paradigma del Pacto de Gracia
(revelado/establecido). El Pacto de Gracia fue revelado a Abraham, pero el pacto
formal que Dios estableció con él en este punto no fue el Pacto de Gracia, sino el
pacto de la circuncisión que los bautistas consideraban en esencia un desarrollo
sub-siguiente del Antiguo Pacto.33 En armonía con el paradigma bautista del pacto
de gracia, Gál. 3:17-18 no afirma que Dios dio su gracia a Abraham a través del
pacto, sino a través de la promesa. En otras palabras, el Pacto Abrahámico
contenía una promesa; esta promesa era la revelación del pacto de gracia.
Para definir apropiadamente el Pacto Abrahámico, los bautistas insistieron en
la naturaleza dualista de este pacto: Abraham poseía una posteridad física así
como una posteridad espiritual (Rom. 9:6-8; Gal. 4:22-31); hay una circuncisión
externa de la carne y una circuncisión interna del corazón (Rom. 2:28-29); hay una
tierra prometida aquí en la tierra y hay un reino celestial (Heb. 11:8-10). El pastor
bautista Hércules Collins enseñó esta doctrina en su catecismo. “Debemos saber
que el Pacto hecho con Abraham tenía dos partes: primero, una espiritual, que
consistía en la promesa de Dios de ser un Dios para Abraham, y toda su simiente
Espiritual de una manera peculiar...”.34
Los paidobautistas y los bautistas reconocieron mutuamente este dualismo,
pero de una manera completamente diferente. Los paidobautistas consideraban
este dualismo dentro de un solo pacto. Según ellos, este pacto incluía una realidad
física, externa y terrenal, combinada con una realidad espiritual, interna y celestial,
exactamente como en su comprensión del Pacto de Gracia en la que había una
sustancia interna y una administración externa. Aunque reconocían que la
posteridad de Abraham era tanto física como espiritual al mismo tiempo, los

32 La cita de la Escritura es de la RV60.


33
Ver más abajo el subtítulo “El Entendimiento Bautista Particular del Pacto Mosaico”, para una explicación.
34 Collins presenta el aspecto físico y natural del Pacto Abrahámico. Cf. “An Orthodox Catechism: Being the

Sum of Christian Religion, Contained in the Law and Gospel” in James Renihan, True Confessions, 257.

21
paidobautistas se negaron a ver dos posteridades, porque, según ellos, Abraham
tenía una sola posteridad compuesta por el pueblo mixto del Pacto de Gracia. Este
punto es crucial, porque si Abraham tenía dos posteridades distintas, los bautistas
tenían razón al no mezclar la posteridad natural (no regenerada) y la posteridad
espiritual (regenerada) de Abraham. Inversamente, si Abraham tenía sólo una
posteridad mixta, los paidobautistas tenían razón al incluir a los que eran salvos y
a los que no lo eran en el Pacto de Gracia. Samuel Petto, un paidobautista, había
entendido esta preocupación crítica:

De ahí que veamos el verdadero significado de Gálatas 3:16. A


Abraham y a su simiente fueron hechas las promesas; no dice a las
simientes, como de muchos, sino como de uno, y a tu simiente, que
es Cristo. Abraham siempre tuvo una sola simiente, Cristo, y los que
son de Cristo y de la Fe en cuanto a la Justificación, nunca tuvo dos
simientes para ese fin; en los tiempos del Antiguo Testamento no
había más que una simiente, no dos simientes, una por la Ley y otra
por la Promesa, sino sólo una en Cristo por la Promesa... Así que no
se menciona en lo más mínimo excluir a los niños, como una
simiente natural, de una simiente eclesiástica, ni derogar ningún
privilegio o límite para cortarles de lo que tenían antes de la venida
de Cristo…35
Los paidobautistas se negaron a separar las dualidades del Pacto Abrahámico
para preservar su modelo del Pacto de Gracia que los integraba. El Pacto de
Gracia, para incluir a los niños, tenía que incluir tanto las realidades terrenales
como las celestiales al mismo tiempo. Los teólogos bautistas entendieron que si
mantenían estas dualidades unidas en el mismo pacto, ya no tenían ninguna razón
para rechazar el modelo paidobautista del Pacto de Gracia. De hecho, si el pacto
de gracia revelado a Abraham incluía a la vez su posteridad física y espiritual, ¿por
qué habría sido de otra manera bajo el Nuevo Pacto? Por lo tanto, no sólo la
teología bautista particular hizo la distinción entre las posteridades físicas y
espirituales de Abraham, sino que también las separó estrictamente en dos
categorías separadas. Los bautistas vieron dos posteridades en Abraham, dos
herencias y consecuentemente dos pactos.
Gálatas 4:22-31 constituye un pasaje clave del federalismo bautista particular.
En él leemos:

35
Samuel Petto, Infant Baptism of Christ’s Appointment (London: Printed for Edward Giles, 1687), 37-38.

22
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava,
el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el
de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas
mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual
da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí
en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con
sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es
madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh
estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no
tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que
de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac,
somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido
según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así
también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y
a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la
libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino
de la libre.
De este pasaje, Nehemías Coxe entendió, no que la posteridad de Abraham era
de naturaleza mixta, sino que Abraham tenía dos posteridades distintas y que era
necesario determinar la herencia de cada una de estas posteridades sobre la base
de sus respectivas promesas. Él escribe:

Abraham ha de considerase en una doble capacidad: es el padre de


todos los verdaderos creyentes y el padre y la raíz de la nación
israelita. Dios entró en pacto con él para ambas simientes y puesto
que se distinguen formalmente entre sí, su interés en el pacto debe
ser necesariamente diferente y caer bajo una consideración
distinta. Las bendiciones apropiadas para cada una, deben ser
transmitidas de una manera que esté de acuerdo con sus intereses
peculiares y respectivos de pacto. Y estas cosas no pueden ser
confundidas sin un peligro manifiesto para los artículos más
importantes de la religión cristiana.36
Este entendimiento fue vigorosamente afirmado entre todos los teólogos
bautistas particulares y caracterizó su federalismo desde su origen. Spilsbury
escribe: “En aquel tiempo había en Abraham una simiente espiritual y una simiente

36
Nehemiah Coxe, A Discourse of the Covenants, 72-73.

23
carnal. Entre las cuales Dios distinguió siempre a través de todas sus
generaciones”.37 Sobre la alegoría de Gálatas 4, Henry Lawrence comenta:

Aquí tienes una distinción como de dos Abrahames, un Abraham


que engendrador y un Abraham creyente, y también dos simientes,
los hijos de la carne, es decir, por la generación carnal solamente, y
los hijos de la promesa... Ahora, [dice él] los únicos que, de acuerdo
a lo que Isaac era un tipo, nacen por la promesa, ésos... esos y ésos
sólo son contados para la simiente, Ro. 9:8.38
Si Abraham tenía dos posteridades distintas, y no estaban mezcladas, y si
estaban en una relación con Dios por medio de un pacto, estas dos posteridades
tenían que encontrarse en dos pactos distintos. Por consiguiente, varios bautistas
particulares consideraron que Dios había establecido dos pactos en Abraham: el
Pacto de Gracia en Génesis 12 con Abraham y su posteridad espiritual (los
creyentes) y el pacto de circuncisión en Génesis 17 con Abraham y su posteridad
natural (los circuncidados, que incluía a los creyentes). Esto no significa que los
bautistas vieron dos pactos abrahámicos formales. Los bautistas, como hemos
visto, consideraban que el Pacto de Gracia no se manifestaba como un pacto
formal antes del establecimiento del Nuevo Pacto. Ellos no consideraron que el
Pacto de Gracia fue formalmente establecido con Abraham en Génesis 12, 15 o
17, sino que sólo fue revelado y prometido a él. Ellos vieron un solo Pacto
Abrahámico formal: el pacto de la circuncisión establecido en Génesis 17, al
mismo tiempo que diferenciaban claramente este pacto de la promesa (es decir,
el Pacto de Gracia) que Dios había hecho previamente. Esta distinción entre la
promesa revelada a Abraham y el pacto establecido con Abraham es inequívoca
para John Spilsbury:

Nuevamente, se llama la promesa, y no Pacto; y sabemos que cada


promesa no es un pacto (pues hay una gran diferencia entre una
promesa y un pacto). Y ahora, consideremos bien lo que aquí se
quiere decir con la promesa, que es el envío Divino del Mesías (la
Simiente en quien las naciones serían bendecidas); esto es el envío
de un Salvador o Redentor a Israel.39

37
Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme, 6.
38
Lawrence, Of Baptism, 90, 91.
39 Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme, 26.

24
Es de esta manera que los bautistas particulares entendieron que había dos
pactos con Abraham, no dos pactos formales, sino una promesa que revelaba el
Pacto de Gracia, seguido por el pacto de circuncisión. A la luz de Gálatas 4:22-31,
los teólogos de la 2CFL consideraron que los dos pactos que vinieron de Abraham
(Agar y Sara) eran el Antiguo y el Nuevo Pacto. El pacto de la circuncisión, Agar,
correspondía al antiguo pacto: un pacto de obras establecido con la posteridad
física de Abraham. El pacto de la promesa, Sara, correspondía al Nuevo Pacto: el
Pacto de Gracia revelado a Abraham y establecido con Cristo y la posteridad
espiritual de Abraham (Gálatas 3:29).
La discrepancia fundamental entre los paidobautistas y los bautistas
particulares con respecto al Pacto Abrahámico se encontró aquí. Los primeros no
vieron a Ismael e Isaac, Agar y Sara, la promesa y la circuncisión, el Antiguo y el
Nuevo Pacto por separado. Unieron estas dualidades dentro del mismo pacto de
gracia que poseía al mismo tiempo una realidad física y espiritual, una sustancia
interna y una administración externa. Este sistema era autosuficiente, pero no
podía armonizarse naturalmente con los datos bíblicos, en particular con el hecho
de que no había uno, sino dos pactos en Abraham (Gálatas 4:24).
Los segundos [los bautistas], basándose en la exégesis de Gálatas 4:22-31,
separaron las dualidades contenidas en Abraham de tal manera que reconocieron
que dos pactos provenían del patriarca.
También es importante explicar cómo funcionó el entrelazamiento de las
simientes de Abraham en el entendimiento bautista del Pacto Abrahámico.
Nehemías Coxe explica cómo ciertas promesas hechas a la posteridad espiritual
de Abraham a veces se presentaban en términos que llevaban a la expectativa de
una bendición inmediata para su posteridad natural:

Será voluntariamente admitido que algunas de esas promesas que


en última instancia constituyen la simiente espiritual y las
bendiciones espirituales a veces son dadas a Abraham, cubierta de
esos términos que tienen pertinencia inmediata a su simiente
natural y a las bendiciones temporales, como tipos de la otra
[simiente]... Pero sólo esto se deduce justamente: que el apóstol
argumenta a partir de la simiente carnal, como típica de la simiente
espiritual (tipificada por aquella [simiente carnal]).40

40
Coxe and Owen, Covenant Theology, 76.

25
Las posteridades de Abraham estaban, por lo tanto, a menudo entrelazadas
en su manifestación, pero siempre fueron ontológicamente distintas. Otra razón
para este entrelazamiento viene del hecho de que las posteridades de Abraham
no eran necesariamente distintas cuando se trataba de sus sujetos. Una misma
persona podría ser heredera física y espiritual de Abraham. Esto explica que se
puedan hacer dos categorías de promesas a la misma gente sin que estas
promesas sean la esencia del mismo Pacto de Gracia.
El hecho de que los descendientes físicos y espirituales de Abraham hubieran
recibido promesas comunes no significaba que estas promesas tuvieran el
mismo valor para cada una de estas posteridades. Por ejemplo, la promesa de ser
su Dios tenía un significado diferente para cada posteridad, como escribe Edward
Hutchinson: “Ahora a ambas simientes, Dios promete ser su Dios, pero de una
manera diferente y con un sentido diferente”.41
Otra razón importante por la que (creemos que) el Pacto de Gracia estaba
entrelazado con el pacto de circuncisión, viene del hecho de que Dios puso su
promesa bajo la custodia del Antiguo Pacto para preservarlo (Gál. 3:23). A partir
de este momento, la promesa (es decir, el Pacto de Gracia) ya no podía separarse
del pacto de circuncisión (es decir, el Antiguo Pacto). Desarrollaremos este punto
más adelante al examinar el Pacto de Moisés.

41
Hutchinson, A Treatise Concerning the Covenant and Baptism, 26.

26
El Entendimiento Bautista Particular del Pacto Mosaico 42

Los bautistas particulares vieron el Pacto mosaico como la forma elaborada


del Antiguo Pacto ya existente desde Abraham e incluso antes. Thomas Patient
escribe de manera representativa: “Pero para mí está claro que en sustancia, el
mismo pacto de obediencia ceremonial que fue dado a Moisés cuando el pueblo
salió de Egipto, el mismo fue dado a la generación de Adán”.43

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las


transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la
promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un
mediador. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna
manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera
verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo
pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese
dada a los creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos
confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser
revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos
a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. (Gálatas 3:19-
24)
Según el Apóstol, la meta del pacto hecho con la posteridad física de Abraham
(es decir, el antiguo pacto o la ley) era conducir a Cristo. Este fin se cumplió por lo
menos de tres maneras, de acuerdo con los bautistas particulares del siglo
diecisiete: 1) preservando tanto el linaje mesiánico como el pacto de gracia; 2)
señalando tipológicamente a Cristo; y 3) encerrando todo bajo el pecado para que
el único medio de obtener la herencia prometida fuera a través de la fe en Cristo.
Esta tercera manera de conducir a Cristo correspondía al entendimiento que
los bautistas tenían de la naturaleza del Antiguo Pacto. No lo veían como el Pacto
de Gracia, sino como un pacto de obras, es decir, un pacto cuyas bendiciones o

42
Nota del Editor El autor comenta que ha dejado el artículo publicado tal cual como lo había hecho desde
que lo escribió, sin embargo su entendimiento del Pacto Mosaico ha cambiado desde entontes. Culmina
diciendo al final: Más bien creo que [el pacto mosaico] estaba tipológicamente relacionado con el pacto de
obras realizado por Cristo para merecer la vida eterna. En sí mismo, el Pacto mosaico era terrenal y estaba
ligado a la vida en Canaán y apuntaba hacia las realidades celestiales. Para fines prácticos, se han modificado
las partes de este documento donde no coincide el entendimiento actual del autor, y se ha sustituido por lo
que actualmente el autor entiende y explica, tomando algunas referencias de su libro: Un Mejor Pacto,
publicado en español.
43 Thomas Patient, The Doctrine of Baptism, And the Distinction of the Covenants (London: Printed by Henry

Hills, 1654), beginning of Chapter 10.

27
maldiciones eran determinadas por la obediencia o la desobediencia de sus
miembros.
Muchos paidobautistas consideraban que el Pacto Mosaico era incondicional.
Sin embargo, ciertos paidobautistas, así como la mayoría de los bautistas
particulares, no compartían este punto de vista ya que veían el Antiguo Pacto
como un pacto de obras (es decir, un pacto condicional). Examinemos la relación
entre el Antiguo Pacto y el Pacto de las obras dadas a Adán.
El Pacto de Obras establecido en la creación requería la obediencia perfecta
del hombre. La bendición de este pacto dependía enteramente de las obras u
obediencia de Adán. No proveía misericordia o expiación en caso de
desobediencia, sino sólo muerte. Este no era el caso con el Antiguo Pacto. Las
Escrituras presentan este pacto como un pacto de redención: el Antiguo Pacto
estaba basado en un sacerdocio (Hebreos 7:11). En cierto modo, estaba previsto
que el pueblo pecara y que subsistiera, sin embargo, gracias al sistema levítico de
sacrificios. John Ball, incluso se basa en el hecho de que el Antiguo Pacto
planeaba el perdón de los pecados, algo que el pacto de las obras nunca podría
haber hecho, para probar que no era un pacto de obras, sino de gracia.44
Samuel Petto, quien consideró que el Pacto mosaico era condicional,
reconoció que no podía ser estrictamente el mismo Pacto de Obras establecido
en la creación:

El Pacto de Obras con el primer Adán siendo violado, llegó a su fin


en cuanto a la parte prometedora; no prometió nada; después de
que fue quebrantado, permaneció en vigor sólo en cuanto a su parte
conminatoria, amenazó de muerte a toda la simiente pecaminosa
de Adán, y no admitió a ningún otro en él que estuviera libre de
pecado, ya sea para llevar a cabo su justicia o para responder a la
pena; no tuvo nada que ver con una persona inocente, después de
haber sido quebrantado, ya que nunca más fue renovado con el
hombre como antes.45
Nada, bajo el Pacto de Obras, proveía la reparación del pecado a través de la
sustitución de una persona justa. De esta manera, el Antiguo Pacto era muy
diferente del Pacto de Obras. Sin embargo, bajo el Antiguo Pacto, había un

44
Ball, A Treatise of the Covenant of Grace, p. 108.
45
Samuel Petto, The Great Mystery of the Covenant of Grace (1820; reprint, Stoke-on-Trent, UK: Tentmaker
Publications, 2007), 131-32.

28
principio perteneciente al pacto hecho con Adán: “Guardad mis decretos y leyes,
porque la persona que los obedece vivirá por ellos” (Lev. 18:5).
¿Cómo concibieron los bautistas particulares, y ciertos paidobautistas junto
con ellos, la naturaleza del Antiguo Pacto si no era el Pacto de Obras, mientras que
sí era un pacto de obras? ¿Cuál era la relación entre el pacto de obras dado a Adán
y el antiguo pacto hecho con Israel? Benjamin Keach afirma que hubo, entre los
dos, continuidad pero no uniformidad:

Es verdad que hubo otra Edición o Administración de ella [es decir,


el pacto de obras] dado a Israel. La cual fue un pacto de obras, es
decir, haz esto y vivirás, sin embargo, no fue dado por el Señor para
el mismo fin y diseño, como el Pacto dado a nuestros primeros
padres; a saber, no fue dado para justificarlos, ni para darles Vida
eterna.46
Unos años más tarde, Keach publicó una colección de sermones sobre el
Pacto de Gracia en los que reiteró que el pacto de obras fue reafirmado por el
Antiguo Pacto, pero con un fin diferente al que tenía en el momento de su
proclamación inicial:

Aunque es evidente que Dios después repitió más clara y


formalmente esta Ley de Obras al Pueblo de Israel... aunque no fue
dada en esa Administración para Vida, como antes fue a Adán; sin
embargo, como fue dada, es frecuentemente llamada por San
Pablo, el Antiguo Pacto, y el Pacto de Obras, la cual requería la
perfecta Obediencia de todos los que estaban bajo de ella.47
Esta especificación constituía una característica esencial del federalismo
bautista particular, específicamente que el pacto de obras, después de la caída,
nunca más fue usado por los descendientes de Adán como “una ley que pudiera
impartir vida” (Gál. 3:21). Esto no significa que el pacto de obras ya no tuviera
ningún uso, ni que estuviera ausente de los pactos que Dios estableció con su
pueblo. Por el contrario, este fue ratificado, pero de una manera nueva; con
propósito de específico de llevar a Cristo, mediante el conocimiento del pecado y
de la necesidad de un Salvador (Rom. 3:21; Gál. 3:24). Entonces, según esta
concepción, el Antiguo Pacto no era exactamente el equivalente del Pacto de
Obras, a pesar de que lo ratificó. De acuerdo con el pacto de obras, el Antiguo

46
Keach, The Everlasting Covenant, 7.
47
Keach, The Display of Glorious Grace, 15.

29
Pacto exigía una obediencia perfecta a la ley de Dios,48 pero contrariamente al
pacto de obras, el Antiguo Pacto se basaba en un sistema de sacrificios para la
redención de los pecadores.49 El pacto de obras reafirmado en el Antiguo Pacto
hacía que este sistema de sacrificios fuera absolutamente necesario puesto que
todos los pecadores transgredían la ley. Sin embargo, los sacrificios del Antiguo
Pacto no podían cumplir efectivamente la justicia de la ley; por eso sólo tenían un
valor tipológico y temporal. Mientras se ofrecían, estos sacrificios recordaban que
las exigencias de la ley no estaban satisfechas, ya que el pecado aún subsistía, y
que esta ley pesaba sobre los miembros del Antiguo Pacto como una maldición
(cf. Heb. 10:1-14). Es bajo esta ley que Cristo nació (Gal. 4:4) y es esta misma ley
(es decir, el pacto de obras reafirmado en el Antiguo Pacto) que Cristo cumplió
por su obediencia (Rom. 5:19-20). Cristo, por lo tanto, cumplió perfectamente la
ley como es revelada en el Antiguo Pacto. Los términos que Cristo cumplió
específicamente fueron aquellos de Su Pacto de Obras, que es el Pacto de
Redención entre el Padre y el Hijo para la redención de los elegidos.
Por lo tanto, el Antiguo Pacto era, para el pueblo de Israel, un pacto tipológico,
terrenal y condicional, destinado a conducirlos a Cristo y no al pacto de las obras
como tal. El Antiguo Pacto, a diferencia del pacto de las obras, lo reafirmó, no para
que Israel buscara la vida por este medio, sino para que Cristo la cumpliera. Por lo
tanto, el Antiguo Pacto no sólo era necesario para conducir a Cristo, sino que
también era necesario para que entendiéramos lo que Cristo cumpliría y por qué
lo cumpliría. Samuel Petto explica este importante punto:

48
La más mínima desobediencia a la ley constituía un pecado castigable con la muerte (Ro. 6:23), pero no
necesariamente una transgresión del Antiguo Pacto. Es necesario hacer la distinción entre los requisitos de
la ley de las obras afirmadas en el Antiguo Pacto y las exigencias propias del Pacto Antiguo para con Israel.
El mantenimiento del Antiguo Pacto dependía del sacerdocio levítico (Hebreos 7:11) y no de la obediencia
absoluta. Dios planeó que sus mandamientos fueran transgredidos mientras que Él mantenía su pacto. El
Antiguo Pacto, por lo tanto, no fue dado a Israel como un pacto de vida (Gálatas 3:21). Sin embargo, este era
un tipo del pacto que Cristo iba a cumplir para obtener vida eterna. Es por eso que Samuel Petto consideró
que el Antiguo Pacto no tenía la misma función para Israel que para Cristo. Mientras que tuvo una función
particular para Israel, a su vez reveló la misión que Cristo cumpliría (Rom. 5:18-20; 8:3-4; Gál. 3:13; 4:4-5).
Petto escribe: “La ley del Sinaí no fue dada a Israel como un pacto de obras. Fue diseñada para ser un pacto
de obras para ser cumplido por Jesucristo, como aparecerá después; pero el fin del Señor no era que así fuera
para Israel”. Cf. Petto, El Gran Misterio del Pacto de Gracia, 113. Este punto es crucial para entender la
naturaleza del Antiguo Pacto, su relación con el pacto de obras, sus requisitos para Israel como pueblo del
pacto y la manera en que prefiguró la obra de Jesucristo como el poster Adán y verdadero Israel de Dios.
49 Después de la caída, el pacto de obras ya no se encuentra como una ley de vida, porque habría sido

imposible para los pecadores subsistir dentro de ella y obtener vida a través de ella debido al pecado (cf.
Rom. 8:3; Gál. 3:21). La maldición del Pacto de Obras se mantuvo después de la caída, y el Antiguo Pacto fue
su tipo a fin de mostrar claramente su naturaleza y función.

30
De hecho, pienso que un gran propósito de Dios al traer a Israel bajo
este pacto del Sinaí fue abrirle paso a Cristo, que había nacido bajo
la ley, para que la cumpliera por nosotros. No veo cómo (por
ninguna dispensación visible) Jesucristo podría haber nacido
realmente bajo la ley, si este pacto del Sinaí no hubiera sido hecho;
porque el pacto de obras con el primer Adán siendo violado, llegó a
su fin en cuanto a la parte prometedora; no prometía nada; después
de haber sido quebrantado, permaneció en vigor sólo en cuanto a
su parte amenazante, amenazó con la muerte a toda la simiente
pecaminosa de Adán, pero no admitió en él a ningún otro que
estuviera libre de pecado, ni para realizar su justicia, ni para
responder a la pena; no tuvo nada que ver con una persona
inocente, después de quebrantado, pues nunca más fue renovado
con el hombre, como antes; por lo tanto, la admisión de una persona
inocente (como Jesucristo) en ella, debe ser por algún tipo de
repetición o renovación de la misma, aunque con intenciones
diferentes a las del principio, a saber, que los culpables no lo
cumplan por sí mismos, sino que otro, un fiador, lo haga por ellos.50
Esta explicación de Petto demuestra cómo él mismo, y la mayoría de los
bautistas particulares, consideraron que el pacto de obras fue ratificado con un
objetivo diferente al de su primera promulgación. El pacto de obras no proveyó
una sustitución para satisfacer su justicia; nadie podía obedecer en lugar de Adán
ni sufrir su castigo. Por lo tanto, Dios reafirmó el pacto de obras en otro pacto que
permitía que una persona justa se sustituyera a sí misma por los pecadores. No
sólo el Antiguo Pacto no estaba en contra de las promesas de Dios (Gálatas 3:21),
sino que fue dado específicamente para el cumplimiento de estas promesas
(Gálatas 3:22-24). Sin ser en sí mismo un Pacto de Gracia, el Antiguo Pacto fue
dado por causa del Pacto de Gracia y con vistas a su cumplimiento. ¿Es esto lo
que el apóstol Juan quería subrayar al declarar: “Porque de su plenitud tomamos
todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Jn. 1:16-17)? La ley dada por
Moisés fue una gracia para conducir a la gracia cumplida por Jesucristo.

50
Petto, The Great Mystery of the Covenant of Grace, 131-32.

31
El Entendimiento Bautista Particular del Nuevo Pacto

En la perspectiva bautista particular, la identidad del Nuevo Pacto no podía


separarse del pacto de la gracia. Es por eso que mucho de lo que ya se ha dicho
en este documento define el punto de vista bautista del Nuevo Pacto. Sólo
desarrollaremos lo que podría ser visto como un aspecto distinto de la perspectiva
bautista: la novedad del Nuevo Pacto.
La novedad del nuevo pacto, según el enfoque paidobautista, se limitaba a los
aspectos externos del pacto y no afectaba a su sustancia interna. Esto es
exactamente lo que dijo el gran teólogo reformado Francis Turretin. “Se llama
‘nuevo’ no en cuanto a la sustancia del pacto (que es la misma en ambos) sino:
(1) en cuanto a las circunstancias y el modo”.51
John Owen, en acuerdo con la teología bautista particular, explica que la
naturaleza incondicional constituía la novedad del Nuevo Pacto:

Un pacto propiamente dicho es un pacto o acuerdo en ciertos


términos mutuamente estipulados por dos o más partes. Como las
promesas son el fundamento y la elevación de la misma, como lo
es entre Dios y el hombre, así también comprende los preceptos, o
leyes de obediencia, que por su parte se prescriben al hombre para
que las observe. Pero en la descripción del pacto aquí anexo [es
decir, el Nueva pacto], no se menciona ninguna condición por parte
del hombre, ningún término de obediencia prescrito para él, sino que
el todo consiste en promesas libres y gratuitas, como veremos en
la explicación de la misma.52
La naturaleza incondicional constituye el elemento radicalmente nuevo y único
del Nuevo Pacto. Para los credobautistas, el Nuevo Pacto era radicalmente nuevo
ya que no existía ningún otro pacto formal antes de ese que fuese incondicional.
Las promesas del Antiguo Pacto iban precedidas de un “si” que las
condicionaba a la obediencia del hombre, mientras que las promesas del Nuevo
Pacto están marcadas por un Monergismo Divino:

Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de


aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en

51
Turretin, Institutes of Elenctic Theology, 2:232.
52
Coxe and Owen, Covenant Theology, 259.

32
su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
(Jeremías 31:33-34)
Los tres elementos que componen la sustancia del Nuevo Pacto son obras
supremamente operadas por Dios y se presentan en el estado indicativo, no en el
condicional. Ninguna de estas promesas depende de una condición que tenía que
cumplir primero el hombre. La naturaleza incondicional de este pacto lo convirtió
en un pacto radicalmente nuevo. Thomas Patient explica que lo que hizo que el
Nuevo Pacto fuera “intransgredible”, contrario del Antiguo Pacto que podía ser
transgredido (Gn. 17:14), fue este carácter incondicional:

Porque, como he mostrado antes, es imposible que el Nuevo Pacto


pueda romperse porque es un pacto absoluto hecho sin ninguna
condición para ser cumplido por la criatura. Pero el Señor obra
“tanto para querer como para hacer por su buena voluntad” en este
pacto. Por lo tanto, “no es él que quiere, ni él que corre, sino Dios que
tiene misericordia”.53
Sin embargo, los bautistas no concibieron la naturaleza incondicional del
Nuevo Pacto como proveniente de la abolición del Pacto de Obras. Por el contrario,
el Nuevo Pacto era incondicional, según ellos, ya que el Pacto de Obras se cumplió.
Por lo tanto, el Nuevo Pacto era incondicional para todos sus miembros, pero no
para su mediador: Cristo. Benjamin Keach expresa esta comprensión:

1. En lo que se refiere a Cristo, o a su parte, y a la obra en Él mismo,


era un un Pacto Condicional, Cristo recibe todo por nosotros,
enteramente a causa de su propia Recompensa o Méritos.

2. Por otro lado, todo lo que recibimos en virtud de este Pacto, es


enteramente en una forma de gracia y favor, por sus méritos, o por
esa redención que tenemos por su sangre: Pero como lo tomes, es
de Gracia.54

53Patient, The Doctrine of Baptism, And the Distinction of the Covenants, chapter 9, argument 6.
54Keach, The Display of Glorious Grace, 173. De igual manera, John Bunyan, en una sección titulada "Las
condiciones del Nuevo Pacto" presenta el aspecto condicional de este pacto; en otra sección titulada "Cristo
cumplió completamente las condiciones del Nuevo Pacto", demuestra que no es el creyente, sino sólo Cristo
quien garantiza el éxito de este pacto y asegura sus bendiciones a sus miembros. Cf. John Bunyan, "The
33
La novedad del nuevo pacto no sólo consiste en su naturaleza incondicional,
sino también en que todos sus miembros participan de la sustancia del Pacto de
Gracia. “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de
ellos hasta el más grande, dice Jehová” (Jer. 31:34). A este respecto, John Owen
escribe: “Donde no hay cierto grado de conocimiento salvífico, no se puede
pretender que haya algún interés en el Nuevo Pacto”.55
Las Escrituras declaran que la sustancia del Nuevo Pacto se puede resumir en
tres bendiciones: la ley escrita en el corazón (regeneración), el conocimiento
personal y salvífico de Dios, y el perdón de los pecados que constituyen la base de
las otras dos bendiciones y de todo el Nuevo Pacto. Dios tiene mucho cuidado al
decir que esta sustancia no sería la herencia de sólo algunos entre su pueblo, sino
también de todo su pueblo: "porque todos me conocerán, desde el más pequeño
hasta el más grande, dice el Jehová”.

Conclusión
En este documento, hemos tratado de presentar la comprensión mayoritaria
de la teología federal por parte de los bautistas particulares. Para presentar esta
visión del federalismo, la hemos comparado con la teología federal presbiteriana
paidobautista del siglo XVII. Este último concibió el pacto de gracia sobre una
estructura hermenéutica de sustancia/administración, que conduce a la
estructura de “un pacto bajo dos administraciones” (Antiguo Testamento/Nuevo
Testamento).
La construcción bautista particular del pacto de gracia fue más bien
establecido por una estructura “revelada/establecida” (promesa/cumplimiento),
progresivamente revelada en el Antiguo Testamento por “los pactos de la
promesa” y establecida en el Nuevo Testamento por la institución del Nuevo Pacto
como el Pacto de Gracia prometido cumplido.
Estas dos interpretaciones diferentes del Pacto de Gracia determinaron el
resto de las diferencias entre las teologías bautistas particulares y paidobautistas
del siglo XVII.

Doctrine of the Law and Grace Unfolded" en The Works of John Bunyan (Edinburgh/Carlisle, PA: Banner of
Truth Trust, 1991), 1:524, 534.
55 Coxe and Owen, Covenant Theology, 299.

34
APÉNDICE

¿Qué es lo que el Federalismo 1689 Realmente Dice?


Una breve y amistosa respuesta al pastor Noel Espinosa

Recientemente, alguien me señaló una Conferencia Bautista Reformada, que


se llevó a cabo en Cubao, Filipinas. Uno de los ponentes, el pastor Noel Espinosa,
dio una conferencia criticando el federalismo de 1689. El pastor Espinosa tiene
una visión bautista muy similar al entendimiento de un mismo pacto, dos
administraciones (él lo llama un pacto único progresivamente revelado). Aunque
ciertamente podemos estar de acuerdo en no estar de acuerdo; igual necesitamos
estar de acuerdo en lo que no estamos de acuerdo. Hubo varios puntos que él
mencionó que no creo que representen exactamente lo que es el federalismo de
1689. Humildemente quiero hacer tres breves aclaraciones.

1. El pacto de Gracia es el Nuevo Pacto

La crítica de Espinosa a nuestra posición comienza a los 20 minutos de su


conferencia. Comienza citándome diciendo: “Ningún pacto anterior al Nuevo Pacto
era el pacto de la gracia”. ¡Amén a eso! Todavía estoy de acuerdo conmigo mismo
(y con la Confesión, y con Coxe, y con Owen, etc.). Mi problema con el Pastor
Espinosa es la forma en que interpreta esa afirmación en el resto de su
presentación. Él lo toma como si yo quisiera decir que no hubo manifestación del
Pacto de Gracia antes del establecimiento del Nuevo Pacto. Cualquiera que lea mi
libro cuidadosamente sabe que esto no es en absoluto lo que estoy diciendo.
La implicación del Pacto de Gracia = Nuevo Pacto no es que no hay gracia antes
del Nuevo Pacto, sino que toda la gracia que fue manifestada después de la caída
fue provista por el Nuevo Pacto (antes y después de que fue establecido). Para mí,
esto es explícitamente lo que Heb. 9:15 enseña: todos los que fueron llamados a
recibir la herencia eterna desde la caída, la recibieron en virtud de la mediación del
Nuevo Pacto de Cristo. Por lo tanto, el Nuevo Pacto estaba activo aún antes de
que la sangre fuera derramada. Primero fue activa como una promesa, luego
como un pacto. John Owen, en esta distinción crucial: “Tenía antes la
confirmación de promesa, que es un juramento; ahora tiene la confirmación de un
pacto, que es sangre”. Pero en ambos casos, la herencia es la misma: la salvación
eterna sólo por la gracia, sólo por la fe y sólo por el Nuevo Pacto.

35
2. El Antiguo Pacto fue una Republicación Tipológica del Pacto de Obras

Mi problema con la presentación de Espinosa es que, aunque rechaza la


doctrina de la republicación, implica que los federalistas de 1689 ven el Antiguo
Pacto como un pacto absoluto de obras y no como un pacto tipológico. El pastor
Espinosa declara que no tiene sentido ver el Pacto de Moisés como un pacto de
obras, ya que habría sido transgredido en el momento en que se hizo debido al
estado caído del hombre. No tiene en cuenta la naturaleza tipológica de la
republicación que defendemos y sugiere una visión que no sostenemos. Tal vez,
como corrección, pueda simplemente citar lo que escribí en el prólogo de la
edición revisada de mi libro sobre esta distinción esencial:

He rechazado la idea de que el Pacto Mosaico ofreció vida eterna


como una recapitulación absoluta del Pacto de Obras. Llegué a
entender que el Pacto de Moisés estaba estrictamente limitado a la
vida en Canaán y sólo estaba tipológicamente atado a las
realidades celestiales traídas por el Nuevo Pacto. Anteriormente
había respaldado el punto de vista de Samuel Petto que entiende el
Pacto de Moisés como un pacto terrenal de obras para Israel en
Canaán y como un pacto absoluto de obras para que Cristo obtenga
la vida eterna. Sigo creyendo lo primero (para Israel), pero ahora
creo que lo segundo (para Cristo) es sólo tipológicamente
verdadero. En otras palabras, Cristo no cumplió el Antiguo Pacto
sino el Nuevo Pacto que fue establecido como un pacto de obras
entre él y el Padre (el Pacto de Redención), cuyos términos fueron
prefigurados pero no propiamente estipulados en el Antiguo Pacto.

El problema principal, en mi opinión, era que yo solía mezclar el tipo


con el antitipo o la sombra con la realidad en el mismo pacto,
atribuyendo la vida eterna como una promesa propia del Pacto
mosaico. Creo que este enfoque mixto de la teología del pacto es la
esencia del paidobautismo con su distinción interna/externa que
mezcla el reino terrenal con el reino celestial, el Antiguo Pacto con
el Nuevo Pacto, etc. El federalismo de 1689, por otra parte, se basa
en las distinciones fundamentales entre lo Antiguo y Nuevo, tipo y
antitipo, sombra y realidad y, por lo tanto, distingue entre la
republicación tipológica mosaica y el nuevo pacto establecido de
Cristo: tipológicamente relacionado, pero esencialmente distinto.

36
Aunque él sólo leyera la primera edición de mi libro, nunca dije que el Pacto
Mosaico era una recapitulación absoluta del Pacto de Obras (ya entonces sabía
que esto era imposible). Pensé que era así por Cristo…

3. El Federalismo de 1689 salvaguarda la distinción Ley-Evangelio

Finalmente, el hecho de que el Pastor Espinosa vea el Antiguo Pacto como


gracia y evangelio mientras que nosotros lo vemos como obras y ley, le lleva a
declarar que el federalismo de 1689 pierde el evangelio al reintroducir la ley en el
pacto, cuando él llama al pacto-ley un “pacto de gracia”. Yo creo exactamente lo
contrario: llamar al Antiguo Pacto un pacto de gracia es confundir la ley y el
evangelio. En mi opinión, es el federalismo de Westminster el que tiende a
desdibujar la distinción ley-evangelio al desdibujar la distinción entre el Antiguo
Pacto y el Nuevo Pacto.
En ese asunto, la mayoría de los bautistas particulares y John Owen estuvieron
de acuerdo con los luteranos que veían el Antiguo Pacto como una representación
de la ley y por lo tanto no se debe confundir con el Pacto de Gracia. John Owen
escribió:

Si la reconciliación y la salvación por Cristo se obtuvieran no sólo


bajo el antiguo pacto, sino en virtud de éste, entonces debe ser lo
mismo para la sustancia con el nuevo. Pero esto no es así; porque
no se podía obtener ninguna reconciliación con Dios ni salvación en
virtud del antiguo pacto, ni la administración del mismo, como
disputa nuestro apóstol en general, aunque todos los creyentes
fueron reconciliados, justificados y salvados, en virtud de la
promesa, mientras estaban bajo el pacto.56
Por supuesto, habría que decir muchas cosas sobre cómo el Reformado
articuló la distinción ley-evangelio en su federalismo de un mismo pacto, dos
administraciones. En primer lugar, están muy lejos de haber un consenso sobre
esta cuestión. Pero lo que quiero argumentar es que generalmente el evangelio
está comprometido no cuando el Antiguo y el Nuevo son distinguidos, sino cuando
son asimilados. La sutileza comienza con la relativización de la doctrina de la
justificación por la gracia a través de la fe sin las obras de la ley que comienza a
llamarse antinomianismo porque supuestamente conduce al creyente fácil.
Entonces la obediencia evangélica se desplaza lentamente de la evidencia de la fe
a la esencia de la fe. La imputación libre de la justicia de Cristo es reemplazada por

56
John Owen. Hebrews, Exposition of 8:6
37
la obra de Cristo en una persona para hacerla justa y usted termina ganando la
vida eterna no sólo sobre la base de lo que Cristo hizo por usted, sino sobre la base
de lo que Cristo está haciendo en usted. Progresivamente, a pequeños pasos, la
levadura de los fariseos y de los pelagianos fue introducida en el evangelio. Esto
sucede cuando no tenemos una distinción clara y fundamental entre el Pacto de
Gracia y el Pacto de Obras (y sus pactos histórico-bíblicos relacionados). Aquí no
estoy acusando al pastor Espinosa de legalismo; sólo me cercioro de que las
diferentes formas de legalismo cristiano se basan a menudo en una estructura de
pacto único que fusiona la ley y el evangelio.
El federalismo de 1689 no discute el tercer uso de la ley y la necesidad de la
obediencia evangélica como prueba de una fe viva. Sin embargo, negamos
fuertemente el uso incorrecto de la ley por la cual un pecador, aun uno regenerado,
podría vivir (Gál. 3:21-22). Los justos vivirán por fe. ¡Punto! (Rom. 1: 17; Gál. 3: 11-
12).

Conclusión

Creo que el pastor Espinosa fue sincero en su intento de criticar nuestra


teología del pacto. Pero no creo que haya comprendido las implicaciones de las
principales afirmaciones que ha criticado. Espero que él y los que no están de
acuerdo con nuestra opinión reconsideren esas afirmaciones. Aprecio su deseo
expresado de mantener el amor fraternal y el respeto, y ciertamente comparto
este compromiso. Creo que podemos mantener la unidad entre los bautistas
reformados a pesar de algunos desacuerdos con respecto a los pactos, pero
primero necesitamos identificar correctamente cuáles son estos desacuerdos. Es
por eso que sentí la necesidad de escribir esta entrada en el blog.

Escrito original del blog:

https://www.unherautdansle.net/what-1689-federalism-really-says-a-brief-and-friendly-
response-to-pastor-noel-espinosa/

38
Tomado (con permisos) originalmente de:

By Farther Steps – Part 1


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-1/

By Farther Steps – Part 2


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-2/

By Farther Steps – Part 3


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-3/

By Farther Steps – Part 4


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-4/

By Farther Steps – Part 5


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-5/

By Farther Steps – Part 6


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-6/

By Farther Steps – Part 7


https://www.unherautdansle.net/by-farther-steps-part-7/
Traducción al Español
Luis J. Torrealba

Revisión General y Edición Final


Luis J. Torrealba

Para más información:


https://federalismo1689esp.wordpress.com

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