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Mediante Pasos Adicionales - Pascal Denault
Mediante Pasos Adicionales - Pascal Denault
Sobre el autor:
El Modelo Paidobautista:
El Modelo Bautista:
Conclusión ......................................................................................................................... 34
1Este capítulo es una versión abreviada de la obra publicada por el autor The Distinctiveness of Baptist
Covenant Theology: A Comparison Between Seventeenth-Century Particular Baptist and Paedobaptist
Federalism (Vestavia Hills, AL: Solid Ground Christian Books, 2013). Notra del Editor: también se anexaron
mejoras de interpretación tomadas se la 2da revisión de su obra, publicada como “Un Mejor Pacto”.
4
el pacto de las obras es ineficaz para dar vida; sólo puede traer la muerte (Gál.
3:21; Rom. 8:3).
Antes de la caída, el hombre se beneficiaba de una relación con su Creador en
la que, en virtud del pacto de obras, Dios era su Dios. Mientras permanecía bajo la
obligación de obedecer a Dios a causa de este pacto, el hombre caído perdió sus
privilegios de pacto que le aseguraban el favor de Dios y se encontró a sí mismo,
a partir de entonces, bajo la ira de Dios. Mientras Dios seguía siendo Dios para
todos los hombres aún después de la caída, el pecado lo hizo de tal manera que
ya no era más su Dios en una conexión favorable de pacto. John Owen resume el
concepto puritano del pacto de obras después de la caída de la siguiente manera:
"Y el hombre continuó bajo la obligación de depender de Dios y de someterse a su
voluntad en todas las cosas [...] Pero esa relación especial de interés mutuo en
virtud del primer pacto cesó entre ellos".2
Las abundantes referencias al pacto de obras en los escritos de los bautistas
no dejan lugar a dudas sobre su concepción compartida con otros teólogos
reformados. Sin embargo, es notable notar que el 2 Confesión de Fe Bautista de
Londres (2CFL) eliminó gran parte de la mención explícita del pacto de obras que
se encontraba en las Confesiones de Westminster y Savoy.3 El único lugar donde
se hace referencia directa a él en la Confesión de los Bautistas Particulares está
en el capítulo 20, párrafo 1.4 Esto no debe interpretarse como una indicación de
que ellos rechazaron la doctrina del pacto de obras; no lo hicieron. También,
ciertas formulaciones que se pueden encontrar en estas Confesiones hermanas
fueron rechazadas en la 2CFL para evitar ambigüedades en la redacción.5 Por lo
tanto, no debemos concluir que los bautistas particulares rechazaron la doctrina
del pacto de obras en su Confesión.
2
John Owen, “An Exposition of Hebrews 8:6-13: Wherein, the nature and differences between the Old and New
Covenants is discovered” en el libro de Coxe and Owen, Covenant Theology, 281.
3
He aquí los párrafos del 2CFL en los que se han eliminado las referencias al pacto de obras. 6.1; 7.2; 19.1;
aquellos que hacen referencia al pacto de obras sin nombrarlo: 4.3; 7.2; 19.1, 2; y aquellos donde se encuentra
la expresión “pacto de obras": 19.6 (2 veces); 20.1.
4
"Pacto de obras" se usa dos veces en 19:6; sin embargo, no se refiere al pacto de obras hecho con Adán,
sino al concepto de tal pacto.
5
Para una discusión más completa de este tema y de las ambigüedades en cuestión, cf. Samuel Waldron, A
Modern Exposition of the 1689 Baptist Confession of Faith (Darlington, Reino Unido y Webster, NY: Evangelical
Press, 1989), 94-96. En su curso, Símbolos Bautistas, el Dr. James Renihan explica que el punto central del
capítulo 7 de la 2CFL no es exactamente la teología del pacto, en términos generales, sino más bien la
salvación de los elegidos. Este capítulo fue editado para que todo el énfasis fuera puesto en el plan de
salvación.
5
La visión de los bautistas sobre el origen, la naturaleza y la función del pacto
de obras era la misma que la del resto de los puritanos. Sin embargo, tenían una
opinión divergente sobre la relación entre el pacto de obras y el Antiguo Pacto. La
mayoría de los teólogos paidobautistas del siglo XVII entendían que "no bajo la ley,
sino bajo la gracia" (Rom. 6:14) simplemente significaba no estar bajo el pacto de
las obras, sino bajo el pacto de gracia. Por ejemplo, Herman Witsius explica que
estar "bajo la maldición de la ley" (Gál. 3.10) no significa estar bajo el Antiguo Pacto,
sino bajo el pacto de las obras: "Pero muchas cosas prueban que maldición no
significa otra cosa que la maldición del Pacto de Obras".6
Las Confesiones de Westminster y de Savoy llaman al pacto de obras "el
primer pacto" y al pacto de gracia "el segundo pacto".7 Esta terminología es
ambigua porque el Nuevo Testamento hace una comparación entre el primer y el
segundo pacto, no para designar el pacto de las obras y al pacto de gracia, sino
para comparar el Antiguo y el Nuevo Pacto (cf. Heb. 8 - 9). Esta comprensión de
los paidobautistas no consideraba que el Antiguo y el Nuevo Pacto fueran
antitéticos. John Ball, por ejemplo, escribe: "Algunos hacen al Antiguo y Nuevo
Testamento, como el Pacto de las obras y de la gracia, opuesto en sustancia y tipo,
y no sólo en grado: y con eso introducen una distinción infundada".8
Los bautistas aceptaron, sin ningún problema, que la palabra ley, usada como
antítesis de la palabra gracia, se refería al pacto de obras. El párrafo 2 del capítulo
7 de la 2CFL dice: "Además, habiéndose el hombre acarreado la maldición de la ley
por su caída..." Los bautistas, sin embargo, se reusaron a negar la continuidad
entre el pacto de obras y el Antiguo Pacto. Para ellos, la antítesis ley/gracia
reflejaba la antítesis del Antiguo/Nuevo Pacto. Esta comprensión es obvia en esta
cita de Benjamin Keach:
6
Herman Witsius, The Economy of the Covenants Between God and Man (Kingsburg CA: The den Dulk
Christian Foundation, Reprinted 1990), 1:359.
7 cf. Capítulo 7, párrafos 2 y 4 de estas confesiones.
8
John Ball, A Treatise of the Covenant of Grace (Dingwall, UK: Peter and Rachel Reynolds, Reprinted 2006
[1645]), 93.
6
Pablo, el Antiguo Pacto, y el Pacto de Obras, la cual requería la
perfecta Obediencia de todos los que estaban bajo de ella.9
Keach y los otros bautistas creían que el pacto de obras fue reafirmado en el
Antiguo Pacto, pero por razones diferentes a las de cuando fue dado inicialmente
a Adán. Contrario a la mayoría de los paidobautistas, los bautistas particulares
entendieron el contraste entre la ley/gracia del Nuevo Testamento como un
contraste entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. Para estos paidobautistas, la
expresión "la maldición de la ley" se refería directamente al pacto de obras,
mientras que para los bautistas se refería al pacto de obras, pero también como
reafirmado o recapitulado en el Antiguo Pacto. Por lo tanto, para mantener la
unidad y la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Pacto, estos paidobautistas
tuvieron que rechazar la unidad y la continuidad entre el pacto de obras y el
Antiguo Pacto. El carácter distintivo del punto de vista de los bautistas particulares
con respecto al pacto de obras residía en la relación entre este pacto y el Antiguo
Pacto como similar en lugar de distinto. Desarrollaremos este punto más adelante
cuando abordemos la naturaleza del Antiguo Pacto.
9
Benjamin Keach, The Display of Glorious Grace: Or, The Covenant of Peace Opened. In Fourteen Sermons
(London: Printed by S. Bridge, 1698), 15.
7
El Entendimiento Bautista Particular del Pacto De Gracia
El Modelo Paidobautista:
“Un mismo pacto bajo dos administraciones”
10
CFW, 7.5.
11
Herman Witsius, The Economy of the Covenants, 1:291.
8
La distinción entre sustancia y circunstancia no sólo permitió a los
paidobautistas afirmar la unidad del pacto de gracia sin negar la existencia de
divergencias entre los Testamentos, sino que también les permitió justificar la
naturaleza mixta del pueblo de Dios (compuesto tanto por los regenerados como
por los no regenerados) dentro del Pacto de Gracia. Esto es fundamental para el
paidobautismo. Al distinguir la sustancia de la administración, los paidobautistas
tenían una categoría para los no electos dentro del pacto de gracia y por lo tanto
hicieron un lugar para la posteridad natural de los creyentes. La administración
externa del Pacto de Gracia, por lo tanto, contendría al regenerado y al no
regenerado, mientras que en su sustancia interna sólo contendría al regenerado o
al elegido soteriológicamente.
En la misma formulación “un pacto bajo dos administraciones”, encontramos
la distinción sustancia/circunstancia. Primero, hay un pacto (sustancia invisible)
bajo dos administraciones (circunstancia visible). Esta distinción está implícita en
todo el federalismo paidobautista y es fundamental para ello. Por ejemplo, William
Ames, al discutir las diferencias entre el Antiguo y el Nuevo Pacto, utiliza esta
distinción. Dice: “El [nuevo] Testamento es nuevo en relación con lo que existía
desde el tiempo de Moisés y en relación con la promesa hecha a los padres. Pero
es nuevo, no en esencia, sino en forma”.12
Al distinguir entre la esencia y la forma (sustancia/administración), Ames
limita la novedad del Nuevo Pacto a su forma externa, siendo su sustancia la
misma que el Pacto mosaico. En consecuencia, para Ames y sus
contemporáneos paidobautistas, existe una identidad de sustancia entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento;13 sobre la base de esta continuidad, los
paidobautistas establecieron su principio de posteridad por el cual los
descendientes naturales de los creyentes se integran al Pacto de Gracia.
La identidad de sustancia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto constituye el
fundamento teológico del paidobautismo. Bajo el Antiguo Pacto, los
descendientes naturales fueron incluidos en el Pacto basado en Génesis 17:7. Si
el Nuevo Pacto es sustancialmente idéntico al Antiguo, este principio de la
12
William Ames, The Marrow of Theology (Grand Rapids: Baker, 1997 [1629]), 206.
13
El federalismo paidobautista se caracterizó por la identidad entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. Jeffrey D.
Johnson, en The Fatal Flaw of the Theology Behind Infant Baptism (Conway, AR: Free Grace Press, 2010), en
el capítulo 3, demuestra que la noción de continuidad de la esencia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto fue
enseñada por los principales teólogos paidobautistas desde la Reforma hasta la actualidad: Uldrich Zwingli,
Henry Bullinger, Juan Calvino, Caspar Olevianus, Zacharia Ursinus, Thomas Cartwright, John Preston,
Thomas Blake, John Ball, William Ames, Johannes Cocceius, Johannes Wollebius, Herman Witsius, Charles
Hodge, James Buchanan, Robert Dabney, John Murray, Edward Young, James Bannerman, O. Palmer
Robertson, Robert Reymond. Esta lista no es exhaustiva, pero sí representativa.
9
posteridad debe continuar. Por ejemplo, Francis Turretin, al defender la identidad
de sustancia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto sobre la base de la unidad del Pacto
de Gracia, afirmó la naturaleza perenne del principio “Yo seré tu Dios y el Dios de
tu posteridad después de ti”:
14
Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 1992), 2:195. Cf. también
Thomas Goodwin, "A Discourse on Election" The Works of Thomas Goodwin, Volume 9 (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2006[1682]), 428ff. Goodwin intenta explicar que el privilegio de “pacto” “Yo seré
tu Dios y el Dios de tu posteridad después de ti” estaba reservado para Abraham como “el padre de todos los
creyentes”, pero que también es el privilegio de todos los hijos de Abraham tener también su propia posteridad
contada en el pacto de gracia.
15
También creían que los paidobautistas no aplicaban este principio de una manera que fuera coherente con
la forma en que se aplicaba bajo el pacto abrahámico. Nehemiah Coxe explica: “Ellos [los paidobautistas]
generalmente reducen los términos del interés del pacto... limitándolo a la descendencia inmediata. Sin
embargo, en este pacto [el pacto abrahámico] no fue restringido de esta manera, sino que se cumplió en
generaciones remotas. También excluyen a los siervos y esclavos de los cristianos, junto con los hijos
nacidos de ellos, de ese privilegio del que suponen que gozaban bajo el Antiguo Testamento al ser sellados
con la señal o señal del pacto de gracia". Cf. Coxe y Owen, Covenant Theology, 106.
10
El Modelo Bautista:
“Un pacto revelado progresivamente y formalmente establecido”.
11
La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes bajo el
evangelio consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira
condenatoria de Dios y de la severidad y maldición de la ley, y en ser
librados de este presente siglo malo de la esclavitud a Satanás y del
dominio del pecado, del mal de las aflicciones, el temor y aguijón de
la muerte, de la victoria sobre el sepulcro y de la condenación eterna,
y también consiste en su libre acceso a Dios, y en rendirle obediencia
a Él, no por temor servil, sino por un amor filial y una mente dispuesta.
16
Henry Lawrence, Of Baptism (London: Printed by F. Macock, 1659 [1646]), 83.
17
Citado por Edward Hutchinson, A Treatise Concerning the Covenant and Baptism (London, Printed for
Francis Smith, 1676), 33.
12
… [Es la misma] La Iglesia de Dios bajo el Antiguo Testamento y ahora
bajo el Nuevo, porque la naturaleza es una, en referencia a los Electos
de Dios, llamados a la fe, y por el Espíritu de gracia unidos a Cristo,
como los sarmientos a su vid.18
Aunque los bautistas creían en la unidad del Pacto de Gracia, como sus
interlocutores, y aunque querían mantener la unidad con ellos, rechazaron el pacto
único bajo el modelo de dos administraciones.
Los bautistas vieron una unidad de sustancia en el pacto de gracia desde el
Génesis hasta el Apocalipsis, pero no vieron esta misma unidad entre el Antiguo y
el Nuevo Pacto. Por lo tanto, no aceptaron la idea de que esos dos pactos eran
dos administraciones del mismo pacto. Nehemías Coxe expresa bien esta
convicción bautista fundamental: “...el Antiguo Pacto y el Nuevo difieren en
sustancia y no sólo en la forma de su administración”.19 En consecuencia, la gran
mayoría de ellos rechazaron la teología de un solo pacto de gracia bajo dos
administraciones.20 John Owen escribe:
18
John Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme (London: By me J.S., 1643), 20.
19
Coxe and Owen, Covenant Theology, 30.
20 Es interesante notar que John Smyth apoyó la doctrina de un solo pacto de gracia bajo dos
administraciones. Esto indica que los bautistas generales y la mayoría de los bautistas particulares no
llegaron al credobautismo a través del mismo razonamiento ni basándose en los mismos fundamentos
teológicos. Smyth escribe: “Acuérdate que siempre hay una diferencia entre el pacto de gracia y la manera de
dispensarlo, que es doble: la forma de administrar el pacto antes de la muerte de Cristo, que se llama el
antiguo testamento; y la forma de administrar el pacto desde la muerte de Cristo, que se llama el nuevo
testamento del reino de los cielos”. De Principles and Inferences concerning the Visible Church, 1607; citado
en: Paul S. Fiddes, Tracks and Traces, Baptist Identity in Church and Theology (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2003),
26. Debemos, sin embargo, admitir que ciertos autores bautistas calvinistas a veces hablaban de “las
administraciones del pacto de la gracia”, pero lo que querían decir con esta terminología era diferente de la
teología paidobautista.
21 Coxe and Owen, Covenant Theology, 179.
13
1689 (7:3) Saboy (7:5) Westminster (7:5-6)
Este Pacto se revela en el Aunque este pacto ha sido Este pacto fue administrado
Evangelio; primero a Adán en administrado de manera de manera diferente en el
la promesa de la Salvación diferente y diversa con tiempo de la ley y en el tiempo
por la simiente de la mujer, y respecto a las ordenanzas e del evangelio: bajo la ley, fue
después por pasos más instituciones en el tiempo de administrada por promesas,
largos, hasta que el pleno la ley, y desde la venida de profecías, sacrificios, circun-
descubrimiento de la misma Cristo en la carne; sin cisión, el cordero pascual, y
fue completado en el Nuevo embargo, por su sustancia y otros tipos y ordenanzas
Testamento; y se funda en eficacia, para todos sus fines entregados al pueblo de los
esa transacción del Pacto espirituales y salvíficos, es judíos, todos ellos prefiguran-
Eterno, que fue entre el Padre uno y el mismo; a causa de lo do a Cristo venidero; los
y el Hijo, acerca de la Reden- cual a las diversas dispensa- cuales fueron, para ese
ción de los Electos; y es sólo ciones, se le llama el Antiguo tiempo, suficientes y efica-
por la gracia de este pacto y el Nuevo Testamento. ces, mediante la operación
que toda la posteridad de del Espíritu, para instruir y
Adán caído, que fue salvado, edificar a los escogidos en la
obtuvo vida y una bendita fe en el Mesías prometido,
inmortalidad; siendo el hom- por el cual tenían la remisión
bre ahora totalmente incapaz completa de los pecados, y la
de aceptar a Dios en esos salvación eterna; y es llama-
términos, en los cuales Adán da el Antiguo Testamento.
estaba en su estado de
inocencia. Bajo el evangelio, cuando
Cristo, la sustancia, fue exhi-
bido, ...y es llamado el Nuevo
Testamento. No hay, por lo
tanto, dos pactos de gracia,
que difieran en sustancia,
sino uno y el mismo, bajo
varias dispensaciones.
14
La opinión de los bautistas sobre el modelo paidobautista del Pacto de Gracia
concuerda exactamente con la de John Owen, quien lo afirma así:
22
Coxe and Owen, Covenant Theology, 186.
15
representante de cualquier tipo. Pero así como él obtuvo interés sólo
para sí mismo por su propia fe en la gracia de Dios revelada de esta
manera, también lo deben hacer los de su posteridad que son
salvos.23
Esta especificación es altamente significativa y juega un papel determinante
en el federalismo bautista particular. Para Coxe, el Pacto de Gracia no se
estableció cuando Dios se lo reveló a Adán. John Owen explica por qué el Pacto
de Gracia no podía ser considerado un pacto formal antes del establecimiento del
Nuevo Pacto, sino que estaba confinado a la etapa de una promesa:
23
Coxe and Owen, Covenant Theology, 57.
24
Coxe and Owen, Covenant Theology, 185.
25 Benjamin Keach, The Display of Glorious Grace, 182.
16
completarse su plena revelación en el Nuevo Testamento”. El Nuevo Testamento
trae la revelación completa del pacto de gracia ya que el Nuevo Pacto es su
cumplimiento. Los bautistas consideraban que el Nuevo Pacto, y sólo ese, era el
Pacto de Gracia.26
John Spilsbury afirmó esta noción, diciendo: “Nuevamente, se llama la
promesa, y no el Pacto; y sabemos que cada promesa no es un pacto: hay una gran
diferencia entre una promesa y un pacto”.27 Spilsbury habla del pacto de gracia que
Dios reveló a Abraham y declara que en esta etapa, no era todavía un pacto formal,
sino una promesa.
Esta distinción (revelado/establecido) resumía la diferencia entre el Pacto de
Gracia en el Antiguo Testamento y el Pacto de Gracia en el Nuevo Testamento. En
el Antiguo, fue revelado, en el Nuevo, fue establecido (completamente revelado de
acuerdo a la expresión de la 2CFL). Al hacer la exégesis de Hebreos 8:6, John
Owen se concentra en el verbo νομοθετέω (“establecido”) para explicar la
diferencia entre el pacto de gracia antes y después de Jesucristo. Llega a las
mismas conclusiones teológicas de los bautistas particulares:
26 En la teología bautista particular del siglo XVII, encontramos una equivalencia entre el Pacto de Gracia y el
Nuevo Pacto, y esto, en el párrafo 10 de la 1CFL, donde leemos, “Jesucristo es hecho mediador del nuevo y
eterno pacto de gracia”. La expresión “el nuevo y eterno pacto de gracia” incluye tanto el pacto de gracia como
el Nuevo Pacto. Por lo tanto, hay una distinción, sin separación entre el Pacto de Gracia y el Nuevo Pacto.
27 Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme, 26.
17
ordenanzas de su culto. Debido a esto, el otro pacto fue anulado y
removido; y no sólo el pacto mismo, sino todo ese sistema de
adoración sagrado de acuerdo con el cual fue administrado...
“... en el sabio consejo de Dios las cosas estaban tan ordenadas que
la revelación completa del Pacto de Gracia, el cumplimiento real de
sus grandes promesas, y el hecho de estar lleno de las ordenanzas
que le son propias, deberían proceder al pacto hecho con Israel
según la carne”.30
Esta comprensión era radicalmente diferente de la de la mayoría de los
paidobautistas en el siglo XVII.
28
Coxe and Owen, Covenant Theology, 173-74. Cursivas añadidas.
29
Coxe and Owen, Covenant Theology, 239.
30 Coxe and Owen, Covenant Theology, 91.
18
Benjamin Keach ratifica esta visión del Pacto de Gracia cuando describe sus
cuatro secuencias: 1) Fue decretado por primera vez en la eternidad pasada, 2)
Fue revelado al hombre después de la caída de Adán y Eva, 3) Fue ejecutado y
confirmado por Cristo en su muerte y resurrección, y 4) Se hace efectiva para sus
miembros cuando se unen a Cristo por la fe.31 La particularidad de este ordo
salutis, es la distinción entre la revelación y la ejecución del Pacto de Gracia. Los
que fueron salvos antes de Cristo fueron salvos por causa de un juramento; los
que fueron salvos después de Él fueron salvos por causa de un pacto. La Epístola
a los Hebreos hace esta distinción cuando basa la fe de los creyentes en el Antiguo
Pacto en el juramento que Dios hizo a Abraham (Hebreos 6:17-18). Sin embargo,
la seguridad de los creyentes del Nuevo Pacto descansa en un testamento que es
la obra alcanzada de Cristo (Hebreos 9:15-17).
Para aclarar nuestra comparación entre el federalismo paidobautista y el
federalismo bautista particular, aquí hay dos tablas de sus respectivos
entendimientos.
31
Benjamin Keach, The Everlasting Covenant (London: Printed for H. Barnard, 1693), 17.
19
Hasta ahora hemos visto dos interpretaciones diferentes del Pacto de Gracia
y de su relación con el Antiguo y el Nuevo Pacto. El modelo paidobautista lo
percibió como si estuviera bajo dos administraciones sucesivas llamadas el
Antiguo y el Nuevo Pacto. Al distinguir entre el pacto (sustancia) y sus
administraciones (circunstancia), los paidobautistas establecieron un
fundamento que era esencial para ellos: podían mantener herederos naturales y
espirituales dentro del mismo pacto, el primero teniendo parte en la
administración solamente y el segundo teniendo parte tanto en la administración
como en la sustancia del Pacto de Gracia. El federalismo y la eclesiología
paidobautistas se basaron en esta distinción.
El entendimiento bautista particular se basaba en otra distinción fundamental:
una entre la fase en la que se revelaba el Pacto de Gracia y la fase en la que se
estableció. La fase revelada correspondió al período que precedió a la muerte de
Cristo y la fase establecida corresponde al tiempo que sigue. Por lo tanto, los
bautistas particulares consideraban que ningún otro pacto, aparte del Nuevo
Pacto, era el pacto de la gracia. Todavía reconocían que se había revelado en
todos los pactos desde la caída, pero distinguían entre la sustancia real de estos
pactos y el Pacto de Gracia en sí mismo.
Estas dos formulaciones del federalismo fueron la raíz de todas las
divergencias entre los paidobautistas presbiterianos y los bautistas particulares
del siglo XVII. Su comprensión del Pacto de Gracia los llevó a diferentes
formulaciones hermenéuticas y teológicas. Ahora nos concentraremos en el
entendimiento bautista particular del pacto de gracia y veremos cómo perciben a
través de él la función de los pactos Abrahámico y Mosaico.
20
Entendimiento Bautista Particular del Pacto Abrahámico
Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con
Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo
abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley,
ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante
la promesa. (Gálatas 3:17-18) 32
A este importante pasaje de la teología bíblica del pacto, los bautistas
particulares aplicaron su propio paradigma del Pacto de Gracia
(revelado/establecido). El Pacto de Gracia fue revelado a Abraham, pero el pacto
formal que Dios estableció con él en este punto no fue el Pacto de Gracia, sino el
pacto de la circuncisión que los bautistas consideraban en esencia un desarrollo
sub-siguiente del Antiguo Pacto.33 En armonía con el paradigma bautista del pacto
de gracia, Gál. 3:17-18 no afirma que Dios dio su gracia a Abraham a través del
pacto, sino a través de la promesa. En otras palabras, el Pacto Abrahámico
contenía una promesa; esta promesa era la revelación del pacto de gracia.
Para definir apropiadamente el Pacto Abrahámico, los bautistas insistieron en
la naturaleza dualista de este pacto: Abraham poseía una posteridad física así
como una posteridad espiritual (Rom. 9:6-8; Gal. 4:22-31); hay una circuncisión
externa de la carne y una circuncisión interna del corazón (Rom. 2:28-29); hay una
tierra prometida aquí en la tierra y hay un reino celestial (Heb. 11:8-10). El pastor
bautista Hércules Collins enseñó esta doctrina en su catecismo. “Debemos saber
que el Pacto hecho con Abraham tenía dos partes: primero, una espiritual, que
consistía en la promesa de Dios de ser un Dios para Abraham, y toda su simiente
Espiritual de una manera peculiar...”.34
Los paidobautistas y los bautistas reconocieron mutuamente este dualismo,
pero de una manera completamente diferente. Los paidobautistas consideraban
este dualismo dentro de un solo pacto. Según ellos, este pacto incluía una realidad
física, externa y terrenal, combinada con una realidad espiritual, interna y celestial,
exactamente como en su comprensión del Pacto de Gracia en la que había una
sustancia interna y una administración externa. Aunque reconocían que la
posteridad de Abraham era tanto física como espiritual al mismo tiempo, los
Sum of Christian Religion, Contained in the Law and Gospel” in James Renihan, True Confessions, 257.
21
paidobautistas se negaron a ver dos posteridades, porque, según ellos, Abraham
tenía una sola posteridad compuesta por el pueblo mixto del Pacto de Gracia. Este
punto es crucial, porque si Abraham tenía dos posteridades distintas, los bautistas
tenían razón al no mezclar la posteridad natural (no regenerada) y la posteridad
espiritual (regenerada) de Abraham. Inversamente, si Abraham tenía sólo una
posteridad mixta, los paidobautistas tenían razón al incluir a los que eran salvos y
a los que no lo eran en el Pacto de Gracia. Samuel Petto, un paidobautista, había
entendido esta preocupación crítica:
35
Samuel Petto, Infant Baptism of Christ’s Appointment (London: Printed for Edward Giles, 1687), 37-38.
22
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava,
el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el
de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas
mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual
da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí
en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con
sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es
madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh
estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no
tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que
de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac,
somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido
según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así
también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y
a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la
libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino
de la libre.
De este pasaje, Nehemías Coxe entendió, no que la posteridad de Abraham era
de naturaleza mixta, sino que Abraham tenía dos posteridades distintas y que era
necesario determinar la herencia de cada una de estas posteridades sobre la base
de sus respectivas promesas. Él escribe:
36
Nehemiah Coxe, A Discourse of the Covenants, 72-73.
23
carnal. Entre las cuales Dios distinguió siempre a través de todas sus
generaciones”.37 Sobre la alegoría de Gálatas 4, Henry Lawrence comenta:
37
Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme, 6.
38
Lawrence, Of Baptism, 90, 91.
39 Spilsbury, A Treatise Concerning the Lawfull Subject of Baptisme, 26.
24
Es de esta manera que los bautistas particulares entendieron que había dos
pactos con Abraham, no dos pactos formales, sino una promesa que revelaba el
Pacto de Gracia, seguido por el pacto de circuncisión. A la luz de Gálatas 4:22-31,
los teólogos de la 2CFL consideraron que los dos pactos que vinieron de Abraham
(Agar y Sara) eran el Antiguo y el Nuevo Pacto. El pacto de la circuncisión, Agar,
correspondía al antiguo pacto: un pacto de obras establecido con la posteridad
física de Abraham. El pacto de la promesa, Sara, correspondía al Nuevo Pacto: el
Pacto de Gracia revelado a Abraham y establecido con Cristo y la posteridad
espiritual de Abraham (Gálatas 3:29).
La discrepancia fundamental entre los paidobautistas y los bautistas
particulares con respecto al Pacto Abrahámico se encontró aquí. Los primeros no
vieron a Ismael e Isaac, Agar y Sara, la promesa y la circuncisión, el Antiguo y el
Nuevo Pacto por separado. Unieron estas dualidades dentro del mismo pacto de
gracia que poseía al mismo tiempo una realidad física y espiritual, una sustancia
interna y una administración externa. Este sistema era autosuficiente, pero no
podía armonizarse naturalmente con los datos bíblicos, en particular con el hecho
de que no había uno, sino dos pactos en Abraham (Gálatas 4:24).
Los segundos [los bautistas], basándose en la exégesis de Gálatas 4:22-31,
separaron las dualidades contenidas en Abraham de tal manera que reconocieron
que dos pactos provenían del patriarca.
También es importante explicar cómo funcionó el entrelazamiento de las
simientes de Abraham en el entendimiento bautista del Pacto Abrahámico.
Nehemías Coxe explica cómo ciertas promesas hechas a la posteridad espiritual
de Abraham a veces se presentaban en términos que llevaban a la expectativa de
una bendición inmediata para su posteridad natural:
40
Coxe and Owen, Covenant Theology, 76.
25
Las posteridades de Abraham estaban, por lo tanto, a menudo entrelazadas
en su manifestación, pero siempre fueron ontológicamente distintas. Otra razón
para este entrelazamiento viene del hecho de que las posteridades de Abraham
no eran necesariamente distintas cuando se trataba de sus sujetos. Una misma
persona podría ser heredera física y espiritual de Abraham. Esto explica que se
puedan hacer dos categorías de promesas a la misma gente sin que estas
promesas sean la esencia del mismo Pacto de Gracia.
El hecho de que los descendientes físicos y espirituales de Abraham hubieran
recibido promesas comunes no significaba que estas promesas tuvieran el
mismo valor para cada una de estas posteridades. Por ejemplo, la promesa de ser
su Dios tenía un significado diferente para cada posteridad, como escribe Edward
Hutchinson: “Ahora a ambas simientes, Dios promete ser su Dios, pero de una
manera diferente y con un sentido diferente”.41
Otra razón importante por la que (creemos que) el Pacto de Gracia estaba
entrelazado con el pacto de circuncisión, viene del hecho de que Dios puso su
promesa bajo la custodia del Antiguo Pacto para preservarlo (Gál. 3:23). A partir
de este momento, la promesa (es decir, el Pacto de Gracia) ya no podía separarse
del pacto de circuncisión (es decir, el Antiguo Pacto). Desarrollaremos este punto
más adelante al examinar el Pacto de Moisés.
41
Hutchinson, A Treatise Concerning the Covenant and Baptism, 26.
26
El Entendimiento Bautista Particular del Pacto Mosaico 42
42
Nota del Editor El autor comenta que ha dejado el artículo publicado tal cual como lo había hecho desde
que lo escribió, sin embargo su entendimiento del Pacto Mosaico ha cambiado desde entontes. Culmina
diciendo al final: Más bien creo que [el pacto mosaico] estaba tipológicamente relacionado con el pacto de
obras realizado por Cristo para merecer la vida eterna. En sí mismo, el Pacto mosaico era terrenal y estaba
ligado a la vida en Canaán y apuntaba hacia las realidades celestiales. Para fines prácticos, se han modificado
las partes de este documento donde no coincide el entendimiento actual del autor, y se ha sustituido por lo
que actualmente el autor entiende y explica, tomando algunas referencias de su libro: Un Mejor Pacto,
publicado en español.
43 Thomas Patient, The Doctrine of Baptism, And the Distinction of the Covenants (London: Printed by Henry
27
maldiciones eran determinadas por la obediencia o la desobediencia de sus
miembros.
Muchos paidobautistas consideraban que el Pacto Mosaico era incondicional.
Sin embargo, ciertos paidobautistas, así como la mayoría de los bautistas
particulares, no compartían este punto de vista ya que veían el Antiguo Pacto
como un pacto de obras (es decir, un pacto condicional). Examinemos la relación
entre el Antiguo Pacto y el Pacto de las obras dadas a Adán.
El Pacto de Obras establecido en la creación requería la obediencia perfecta
del hombre. La bendición de este pacto dependía enteramente de las obras u
obediencia de Adán. No proveía misericordia o expiación en caso de
desobediencia, sino sólo muerte. Este no era el caso con el Antiguo Pacto. Las
Escrituras presentan este pacto como un pacto de redención: el Antiguo Pacto
estaba basado en un sacerdocio (Hebreos 7:11). En cierto modo, estaba previsto
que el pueblo pecara y que subsistiera, sin embargo, gracias al sistema levítico de
sacrificios. John Ball, incluso se basa en el hecho de que el Antiguo Pacto
planeaba el perdón de los pecados, algo que el pacto de las obras nunca podría
haber hecho, para probar que no era un pacto de obras, sino de gracia.44
Samuel Petto, quien consideró que el Pacto mosaico era condicional,
reconoció que no podía ser estrictamente el mismo Pacto de Obras establecido
en la creación:
44
Ball, A Treatise of the Covenant of Grace, p. 108.
45
Samuel Petto, The Great Mystery of the Covenant of Grace (1820; reprint, Stoke-on-Trent, UK: Tentmaker
Publications, 2007), 131-32.
28
principio perteneciente al pacto hecho con Adán: “Guardad mis decretos y leyes,
porque la persona que los obedece vivirá por ellos” (Lev. 18:5).
¿Cómo concibieron los bautistas particulares, y ciertos paidobautistas junto
con ellos, la naturaleza del Antiguo Pacto si no era el Pacto de Obras, mientras que
sí era un pacto de obras? ¿Cuál era la relación entre el pacto de obras dado a Adán
y el antiguo pacto hecho con Israel? Benjamin Keach afirma que hubo, entre los
dos, continuidad pero no uniformidad:
46
Keach, The Everlasting Covenant, 7.
47
Keach, The Display of Glorious Grace, 15.
29
Pacto exigía una obediencia perfecta a la ley de Dios,48 pero contrariamente al
pacto de obras, el Antiguo Pacto se basaba en un sistema de sacrificios para la
redención de los pecadores.49 El pacto de obras reafirmado en el Antiguo Pacto
hacía que este sistema de sacrificios fuera absolutamente necesario puesto que
todos los pecadores transgredían la ley. Sin embargo, los sacrificios del Antiguo
Pacto no podían cumplir efectivamente la justicia de la ley; por eso sólo tenían un
valor tipológico y temporal. Mientras se ofrecían, estos sacrificios recordaban que
las exigencias de la ley no estaban satisfechas, ya que el pecado aún subsistía, y
que esta ley pesaba sobre los miembros del Antiguo Pacto como una maldición
(cf. Heb. 10:1-14). Es bajo esta ley que Cristo nació (Gal. 4:4) y es esta misma ley
(es decir, el pacto de obras reafirmado en el Antiguo Pacto) que Cristo cumplió
por su obediencia (Rom. 5:19-20). Cristo, por lo tanto, cumplió perfectamente la
ley como es revelada en el Antiguo Pacto. Los términos que Cristo cumplió
específicamente fueron aquellos de Su Pacto de Obras, que es el Pacto de
Redención entre el Padre y el Hijo para la redención de los elegidos.
Por lo tanto, el Antiguo Pacto era, para el pueblo de Israel, un pacto tipológico,
terrenal y condicional, destinado a conducirlos a Cristo y no al pacto de las obras
como tal. El Antiguo Pacto, a diferencia del pacto de las obras, lo reafirmó, no para
que Israel buscara la vida por este medio, sino para que Cristo la cumpliera. Por lo
tanto, el Antiguo Pacto no sólo era necesario para conducir a Cristo, sino que
también era necesario para que entendiéramos lo que Cristo cumpliría y por qué
lo cumpliría. Samuel Petto explica este importante punto:
48
La más mínima desobediencia a la ley constituía un pecado castigable con la muerte (Ro. 6:23), pero no
necesariamente una transgresión del Antiguo Pacto. Es necesario hacer la distinción entre los requisitos de
la ley de las obras afirmadas en el Antiguo Pacto y las exigencias propias del Pacto Antiguo para con Israel.
El mantenimiento del Antiguo Pacto dependía del sacerdocio levítico (Hebreos 7:11) y no de la obediencia
absoluta. Dios planeó que sus mandamientos fueran transgredidos mientras que Él mantenía su pacto. El
Antiguo Pacto, por lo tanto, no fue dado a Israel como un pacto de vida (Gálatas 3:21). Sin embargo, este era
un tipo del pacto que Cristo iba a cumplir para obtener vida eterna. Es por eso que Samuel Petto consideró
que el Antiguo Pacto no tenía la misma función para Israel que para Cristo. Mientras que tuvo una función
particular para Israel, a su vez reveló la misión que Cristo cumpliría (Rom. 5:18-20; 8:3-4; Gál. 3:13; 4:4-5).
Petto escribe: “La ley del Sinaí no fue dada a Israel como un pacto de obras. Fue diseñada para ser un pacto
de obras para ser cumplido por Jesucristo, como aparecerá después; pero el fin del Señor no era que así fuera
para Israel”. Cf. Petto, El Gran Misterio del Pacto de Gracia, 113. Este punto es crucial para entender la
naturaleza del Antiguo Pacto, su relación con el pacto de obras, sus requisitos para Israel como pueblo del
pacto y la manera en que prefiguró la obra de Jesucristo como el poster Adán y verdadero Israel de Dios.
49 Después de la caída, el pacto de obras ya no se encuentra como una ley de vida, porque habría sido
imposible para los pecadores subsistir dentro de ella y obtener vida a través de ella debido al pecado (cf.
Rom. 8:3; Gál. 3:21). La maldición del Pacto de Obras se mantuvo después de la caída, y el Antiguo Pacto fue
su tipo a fin de mostrar claramente su naturaleza y función.
30
De hecho, pienso que un gran propósito de Dios al traer a Israel bajo
este pacto del Sinaí fue abrirle paso a Cristo, que había nacido bajo
la ley, para que la cumpliera por nosotros. No veo cómo (por
ninguna dispensación visible) Jesucristo podría haber nacido
realmente bajo la ley, si este pacto del Sinaí no hubiera sido hecho;
porque el pacto de obras con el primer Adán siendo violado, llegó a
su fin en cuanto a la parte prometedora; no prometía nada; después
de haber sido quebrantado, permaneció en vigor sólo en cuanto a
su parte amenazante, amenazó con la muerte a toda la simiente
pecaminosa de Adán, pero no admitió en él a ningún otro que
estuviera libre de pecado, ni para realizar su justicia, ni para
responder a la pena; no tuvo nada que ver con una persona
inocente, después de quebrantado, pues nunca más fue renovado
con el hombre, como antes; por lo tanto, la admisión de una persona
inocente (como Jesucristo) en ella, debe ser por algún tipo de
repetición o renovación de la misma, aunque con intenciones
diferentes a las del principio, a saber, que los culpables no lo
cumplan por sí mismos, sino que otro, un fiador, lo haga por ellos.50
Esta explicación de Petto demuestra cómo él mismo, y la mayoría de los
bautistas particulares, consideraron que el pacto de obras fue ratificado con un
objetivo diferente al de su primera promulgación. El pacto de obras no proveyó
una sustitución para satisfacer su justicia; nadie podía obedecer en lugar de Adán
ni sufrir su castigo. Por lo tanto, Dios reafirmó el pacto de obras en otro pacto que
permitía que una persona justa se sustituyera a sí misma por los pecadores. No
sólo el Antiguo Pacto no estaba en contra de las promesas de Dios (Gálatas 3:21),
sino que fue dado específicamente para el cumplimiento de estas promesas
(Gálatas 3:22-24). Sin ser en sí mismo un Pacto de Gracia, el Antiguo Pacto fue
dado por causa del Pacto de Gracia y con vistas a su cumplimiento. ¿Es esto lo
que el apóstol Juan quería subrayar al declarar: “Porque de su plenitud tomamos
todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Jn. 1:16-17)? La ley dada por
Moisés fue una gracia para conducir a la gracia cumplida por Jesucristo.
50
Petto, The Great Mystery of the Covenant of Grace, 131-32.
31
El Entendimiento Bautista Particular del Nuevo Pacto
51
Turretin, Institutes of Elenctic Theology, 2:232.
52
Coxe and Owen, Covenant Theology, 259.
32
su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
(Jeremías 31:33-34)
Los tres elementos que componen la sustancia del Nuevo Pacto son obras
supremamente operadas por Dios y se presentan en el estado indicativo, no en el
condicional. Ninguna de estas promesas depende de una condición que tenía que
cumplir primero el hombre. La naturaleza incondicional de este pacto lo convirtió
en un pacto radicalmente nuevo. Thomas Patient explica que lo que hizo que el
Nuevo Pacto fuera “intransgredible”, contrario del Antiguo Pacto que podía ser
transgredido (Gn. 17:14), fue este carácter incondicional:
53Patient, The Doctrine of Baptism, And the Distinction of the Covenants, chapter 9, argument 6.
54Keach, The Display of Glorious Grace, 173. De igual manera, John Bunyan, en una sección titulada "Las
condiciones del Nuevo Pacto" presenta el aspecto condicional de este pacto; en otra sección titulada "Cristo
cumplió completamente las condiciones del Nuevo Pacto", demuestra que no es el creyente, sino sólo Cristo
quien garantiza el éxito de este pacto y asegura sus bendiciones a sus miembros. Cf. John Bunyan, "The
33
La novedad del nuevo pacto no sólo consiste en su naturaleza incondicional,
sino también en que todos sus miembros participan de la sustancia del Pacto de
Gracia. “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de
ellos hasta el más grande, dice Jehová” (Jer. 31:34). A este respecto, John Owen
escribe: “Donde no hay cierto grado de conocimiento salvífico, no se puede
pretender que haya algún interés en el Nuevo Pacto”.55
Las Escrituras declaran que la sustancia del Nuevo Pacto se puede resumir en
tres bendiciones: la ley escrita en el corazón (regeneración), el conocimiento
personal y salvífico de Dios, y el perdón de los pecados que constituyen la base de
las otras dos bendiciones y de todo el Nuevo Pacto. Dios tiene mucho cuidado al
decir que esta sustancia no sería la herencia de sólo algunos entre su pueblo, sino
también de todo su pueblo: "porque todos me conocerán, desde el más pequeño
hasta el más grande, dice el Jehová”.
Conclusión
En este documento, hemos tratado de presentar la comprensión mayoritaria
de la teología federal por parte de los bautistas particulares. Para presentar esta
visión del federalismo, la hemos comparado con la teología federal presbiteriana
paidobautista del siglo XVII. Este último concibió el pacto de gracia sobre una
estructura hermenéutica de sustancia/administración, que conduce a la
estructura de “un pacto bajo dos administraciones” (Antiguo Testamento/Nuevo
Testamento).
La construcción bautista particular del pacto de gracia fue más bien
establecido por una estructura “revelada/establecida” (promesa/cumplimiento),
progresivamente revelada en el Antiguo Testamento por “los pactos de la
promesa” y establecida en el Nuevo Testamento por la institución del Nuevo Pacto
como el Pacto de Gracia prometido cumplido.
Estas dos interpretaciones diferentes del Pacto de Gracia determinaron el
resto de las diferencias entre las teologías bautistas particulares y paidobautistas
del siglo XVII.
Doctrine of the Law and Grace Unfolded" en The Works of John Bunyan (Edinburgh/Carlisle, PA: Banner of
Truth Trust, 1991), 1:524, 534.
55 Coxe and Owen, Covenant Theology, 299.
34
APÉNDICE
35
2. El Antiguo Pacto fue una Republicación Tipológica del Pacto de Obras
36
Aunque él sólo leyera la primera edición de mi libro, nunca dije que el Pacto
Mosaico era una recapitulación absoluta del Pacto de Obras (ya entonces sabía
que esto era imposible). Pensé que era así por Cristo…
56
John Owen. Hebrews, Exposition of 8:6
37
la obra de Cristo en una persona para hacerla justa y usted termina ganando la
vida eterna no sólo sobre la base de lo que Cristo hizo por usted, sino sobre la base
de lo que Cristo está haciendo en usted. Progresivamente, a pequeños pasos, la
levadura de los fariseos y de los pelagianos fue introducida en el evangelio. Esto
sucede cuando no tenemos una distinción clara y fundamental entre el Pacto de
Gracia y el Pacto de Obras (y sus pactos histórico-bíblicos relacionados). Aquí no
estoy acusando al pastor Espinosa de legalismo; sólo me cercioro de que las
diferentes formas de legalismo cristiano se basan a menudo en una estructura de
pacto único que fusiona la ley y el evangelio.
El federalismo de 1689 no discute el tercer uso de la ley y la necesidad de la
obediencia evangélica como prueba de una fe viva. Sin embargo, negamos
fuertemente el uso incorrecto de la ley por la cual un pecador, aun uno regenerado,
podría vivir (Gál. 3:21-22). Los justos vivirán por fe. ¡Punto! (Rom. 1: 17; Gál. 3: 11-
12).
Conclusión
https://www.unherautdansle.net/what-1689-federalism-really-says-a-brief-and-friendly-
response-to-pastor-noel-espinosa/
38
Tomado (con permisos) originalmente de: