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 Vitrales.

El término francés vitrail llegó al castellano como vitral. Se trata de un


sustantivo que alude a una vidriera que exhibe diferentes colores. Cabe
recordar que el concepto de vidriera puede referirse a la estructura que, con
vidrios, permite el cierre de una ventana, una puerta u otra abertura.

Es una composición elaborada con vidrios de colores, pintados o recubiertos


con esmaltes, que se ensamblan mediante varillas de plomo.

En Guatemala, fue de manera tímida que ese estilo decorativo se logró con
vidrio de colores que coexistieron con escasos pero significativos ejemplos
de arte vitral, especialmente en templos y casas.

“Los vidrios con colores fuertes ganaron adeptos para separar los ambientes
privados de aquellos públicos y se popularizaron en las viviendas más
modestas, razón por la cual no es difícil encontrar casas que seguramente
posterior a los terremotos de 1917 y 1918, incluyeron vidrios con textura en
colores amarillo, anaranjado, rojo, azul, aguamarina y verde”

 Grabado.

El concepto de grabado alude al acto de grabar y al proceso que permite el


desarrollo de dicha acción. Grabar, en tanto, puede referirse a registrar o fijar
algo.
Un grabado, en este marco, es una estampa que se obtiene a partir de la
impresión de planchas que se preparan especialmente para este
procedimiento. También se llama grabado a la disciplina artística que supone
el desarrollo de esta técnica.
Para crear un grabado, el artista se encarga de realizar un dibujo sobre una
matriz, marcando la superficie donde se depositará la tinta que luego se
transfiere, mediante presión, a otra superficie (como una tela o un papel). De
esta manea es posible realizar múltiples reproducciones.
El Grabado en Guatemala es un arte que ha tenido presencia
en Guatemala desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad.
El Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala exhibe
las “Pintaderas”, unos sellos de barro cocido posiblemente utilizados en la
época prehispánica, para estampar el cuerpo, que podría haber sido un
emblema de algún tipo de rango social. Sus diseños son florales,
geométricos antropomorfos y zoomorfos.
Más adelante, con la llegada de los españoles al territorio, se propaga el
grabado europeo en la Época Colonial de Guatemala, con la impresión de
libros, la acuñación de monedas y la transmisión de imágenes artísticas,
religiosas e históricas.
A finales del siglo XVIII se fundó la Casa de la Moneda, la cual contribuyó a
mantener la profesión de los grabadores de la época. El grabado fue
considerado como una forma de realizar ilustraciones reproducidas fielmente
a las imágenes, sin tomar en cuenta las posibilidades creativas.
Con la Revolución de 1944 se renovaron las artes y la educación: la
remodelación de la Escuela Nacional de Artes Plásticas incluyó dentro de su
pensum de estudios el grabado.
También se conformó el Grupo del 40, el cual estaba integrado por Guillermo
Grajeda Mena, Juan Antonio Franco y Dagoberto Vásquez, lo que da inicio a
los valores expresivos de la xilografía a la manera del expresionismo alemán.
Como aporte a la época se sumaron los talleres de gráfica popular de
México, que poseían un lenguaje con realismo social lo que tuvo una
verdadera repercusión en Guatemala en las décadas de los cuarenta y
cincuenta gracias a la presencia del grabador mexicano Arturo García
Bustos.
Durante este período Carlos Mérida trabaja la litografía y realiza una serie de
imágenes referentes a las tradiciones mexicanas. Otros que se dedican a la
xilografía en esta época en Guatemala son Arturo Martínez, Guillermo Cú
Caal, Rina Lazo y Víctor Vásquez Kestler.

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