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UNED. Historia del Arte Antiguo.

Tutor: José Manuel Guardia Villar.


Centro Asociado de Elche.

La imagen que comentamos corresponde al Zigurat de Ur, que se erigió en época neosumeria
(2150-2015) y se asienta sobre una planta de 60 m. de lado por 45 de ancho, con una altura estimada en
21 m. en tres pisos, pues en la actualidad
se encuentra parcialmente arruinado.
Como material se ha usado el adobe para
colmatar los volúmenes internos,
mientras los paramentos murales se
encuentran construidos por una gruesa
capa (más de 2 m.) de ladrillos cocidos
unidos con asfalto. Su diseño se
estructura en un conjunto de terrazas
con los muros en talud potenciado por
anchos contrafuertes. Grandes rampas
escalonadas dan acceso a la puerta, a través de la cual se ascendería por el interior del recinto hasta el
tercer nivel, donde se levantaba el templo, de planta cuadrangular. El montículo estaba orientado de
manera que sus esquinas coincidían con los cuatro puntos cardinales y sus muros de contención, de
ladrillo, oblicuos, constituían una gigantesca plataforma oblonga.

El templo central, construido invariablemente, sobre la plataforma, dominaba sobre toda la


ciudad que se extendía a su alrededor. Por lo tanto, en el perfil de la ciudad de Ur, al igual que en otras
ciudades destacaba la silueta del zigurat, la torre escalonada de los templos, que simbolizaba la relación
con las distintas divinidades y que normalmente estaba consagrada a alguna de ellas. De todos los
zigurats mesopotámicos el más importante y mejor conservado es este de Ur.
En esta zona geográfica de Mesopotamia no había piedra, por tanto, no se podía concebir una
arquitectura al estilo de las pirámides y tumbas egipcias. El material de construcción básico para todos
los edificios mesopotámicos, como lo había sido para las efímeras construcciones de los egipcios, fue la
arcilla, a veces reforzada con madera. Es por lo tanto el adobe, piezas paralepípedas de barro y paja
secadas a la intemperie y sin cocer al fuego, los materiales constructivos más utilizados. El zigurat fue
por tanto construido con adobe y recubierto con un fuerte caparazón de ladrillo cocido.
Algunos de estos monumentos se han conservado como el que comentamos, pero existieron otros
de los que tenemos referencias por los relatos de la Biblia, es la llamada Torre de Babel o de Babilonia,
la cual fue descrita por Herodoto, historiador griego del siglo V a. de C., quien decía así: “En medio del
santuario se levanta una torre cuadrada, de un estadio (164 m.) de largo y otro de ancho. Sobre esa
torre se eleva otra, y otra más sobre ésta, y así hasta ocho torres. La subida se efectua rodeándolas
por el exterior”. El zigurat es pues, tan solo, un procedimiento para acercar el templo al cielo. En cuanto
a su finalidad, se han aludido razones prácticas, como la observación astronómica, pero su auténtico
sentido, según los textos de la época, es religioso. La idea de acercamiento al cielo era ya recogida por
los escritos bíblicos en el pasaje sobre la Torre de Babel: “ ... edifiquémonos una torre cuya cúspide
llegue al cielo...” (Génesis, 11,1-8), lo que Yavéh entendió como una amenaza.
Pero la interpretación correcta no es exactamente aquella. El interior de templo era habitado
ciertas noches por una sacerdotisa o hieródula, cuyo único mobiliario consistía en un lecho y una mesa.
Esperaba que Marduk, supremo dios mesopotámico, descendiera de los cielos para yacer con ella. En
este sentido, “la morada de Marduk”, como se le llama en los textos, elevada sobre la tierra, aislaba a la
escogida del resto de los mortales, a la vez que acortaba la distancia con su dios.

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