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La Ética En La Antigüedad

Desde que los hombres viven en sociedad, la regulación moral de la


conducta ha sido necesaria para el bienestar de los grupos. A pesar de que
los diferentes métodos morales se establecían sobre pautas arbitrarias de
conducta, evolucionaron a veces de manera irracional, a partir de que se
violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero fueron hábito y
luego tradición, o de igual forma de leyes impuestas por líderes para
prevenir desequilibrios en el seno de la tribu. Incluso las grandes
civilizaciones clásicas egipcia y sumeria realizaron éticas no organizadas,
cuyas máximas y preceptos eran impuestos por jefes seculares como
Pthhotep, y estaban mezclados con una religión estricta que afectaba a la
conducta de cada egipcio o cada sumerio. En la china clásica las máximas
de Confucio fueron aceptadas como código moral dando lugar al
confucianismo. Los filósofos griegos desde el siglo VI a.C. en adelante,
teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que llevo al posterior
desarrollo de la ética como una filosofía.
La Temprana Ética Griega
El filósofo Heleno Pitágoras desarrollo una de las primeras reflexiones
morales a partir de la enigmática religión griega del orfismo. En la
convicción de que la naturaleza intelectual es superior a la naturaleza
sensual y que la mejor vida es la que está dedicada a la disciplina mental,
fundó una orden casi religiosa con las leyes que hacían hincapié en la
sencillez, en la comunicación verbal, el vestir y el comer. Sus miembros
ejecutaban ritos que estaban dirigidos a procurar de esclarecer sus
convicciones religiosas.
El sofista Protágoras enseño que el proceso humano es subjetivo y que la
percepción de cada uno solo es valida para uno mismo. Gorgias llegó
incluso al extremo de asegurar que nada se conserva, pues si algo existiera
los seres humanos no podrían conocerlo; y que legaban a conocerlo no
podrían comunicar ese conocimiento. El sofista Trasímaco, creía que la
fuerza hace el derecho. Sócrates se opuso a los sofistas. Su posición
filosófica, representaba los coloquios de su discípulo Platón, puede
resumirse de la siguiente manera: la virtud es el conocimiento; la gente será
virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la
ignorancia. De este modo, conforme Sócrates, la educacion como aquello
que constituye la virtud posibilitad que la gente sea y actúe conforme a la
moral.
Escuelas griegas de ética
La mayoría de las escuelas de filosofía moral griegas posteriores
florecieron de las instrucciones de Sócrates. Cuatro de estas escuelas fueron
desarrolladas por sus discípulos inmediatamente: los cínicos, los cirenaicos,
los megáricos (escuela fundada por Euclides de Megara) y los platónicos.

Los cínicos, en especial el filósofo Antístenes, aseguraban que la esencia de


la virtud, el bien exclusivo, es el autocontrol, y que esto se puede inculcar.
Los cínicos menospreciaban el placer, que consideraban el mal si era
consentido como una guía de conducta. Juzgaban toda vanidad como un
vicio, incluyendo el orgullo en la apariencia, o higiene. Se cuenta que
Sócrates comentó a Antístenes: ‘Puedo ver tu vanidad a través de los
agujeros de tu capa’.

Los cirenaicos, especialmente Aristipo de Cirene, eran hedonistas y creían


que el placer era el bien mayor (en tanto en cuanto no dominara la vida de
cada uno), que ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que sólo
es mensurable en grado y permanencia.

Los megáricos, incondicionales de Euclides, propusieron que aunque el


bien puede ser llamado sabiduría, Dios o razón, es ‘uno’ y que el Bien es el
secreto final del Universo que sólo puede ser revelado mediante el estudio
lógico.

Según Platón, el bien es un elemento fundamental de la realidad. El mal no


se conserva en sí mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es el
bien. En sus Diálogos (primera mitad del siglo IV a.C.) señala que la virtud
humana descansa en la aptitud de una persona para llevar a cabo su propia
función en el mundo. El alma humana está compuesta por tres elementos
—el intelecto, la intención y la emoción— cada uno de los cuales tienen
una virtud específica en la persona buena y juega un papel específico. La
virtud del intelecto es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la
vida; la de la voluntad es el valor, la capacidad de actuar, y la de las
emociones es la templanza, o el autocontrol.

La virtud última, la justicia, es la relación armoniosa entre todas las demás,


en el momento en que cada parte del alma cumple su labor adecuada y
guarda el lugar que le corresponde.

Platón conservaba que el intelecto ha de ser el soberano, la intención


figuraría en segundo lugar y las emociones en el tercer estrato, sujetas al
intelecto y a la voluntad. La persona justa, cuya vida está guiada por este
orden, es por lo tanto una persona buena. Aristóteles, discípulo de Platón,
señalaba la felicidad como la meta de la vida. En su destacada obra sobre
esta materia, Ética a Nicómaco (finales del siglo IV a.C.), definió la
felicidad como una actividad que concuerda con la naturaleza específica de
la humanidad; el placer va junto a esta actividad sin embargo no es su fin
primordial.

Estoicismo

La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al 300 a.C. durante los


periodos helenístico y romano. En Grecia los destacados filósofos estoicos
fueron Zenón de Citio, Cleantes y Crisipo de Soli.

Según los estoicos, la naturaleza es dictaminada y racional, y sólo puede


ser buena una vida llevada en equilibrio con la naturaleza. Los filósofos
estoicos, sin embargo, igualmente se mostraban de acuerdo en que como la
vida está influenciada por circunstancias materiales el individuo tendría que
pretender ser todo lo independiente posible de tales condicionamientos. La
práctica de algunas virtudes cardinales, como la prudencia, el valor, la
templanza y la justicia, permite alcanzar la independencia conforme el
espíritu del lema de los estoicos, “Aguanta y desiste”. De ahí, que la
palabra estoico haya acudido a significar fortaleza frente a un obstáculo.

Epicureísmo

En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego Epicuro desarrolló un método


de pensamiento, más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la bondad
más elevada con el placer, especialmente el placer intelectual y, al igual
que el estoicismo, abogó por una vida moderada, incluso ascética, dedicada
a la observación.

Es un momento en el que la ética asume elementos de las doctrinas clásicas


de la felicidad (el fin del actuar humano consiste en obtener el bien que nos
hace felices) y los une a la doctrina cristiana (vista como Revelación
divina), especialmente según la normativa que recogen los mandamientos.
El fin último del actuar humano es la caridad, que se consigue al vivir
desde el Evangelio, y que permite al hombre acceder a la visión de Dios (en
el cielo), donde el ser humano alcanza su máxima plenitud y el bien
supremo.
Diversos autores hablan de ética y según perspectivas diferentes.
Es oportuno recordar dos grandes nombres, san Agustín de Hipona y santo
Tomás de Aquino (especialmente en la segunda parte de la Suma de
teología, en la que se recogen numerosos elementos de la ética de
Aristóteles).
Posteriormente, y tras las huellas de las ideas de Tomás de Aquino, se
desarrolla en el ámbito católico lo que luego será conocido como principio
de doble efecto. En  esta edad  se  destacó un gran filósofo sato tomas  este 
pensaba  que  las  cosas son reales  solo si  se  comprueba experimental
mente  que  existen de  otro modo no existen, las  cosas por  la  intuición
no  son hasta  que se  comprueben.
Particularmente  no estoy de  acuerdo con esta  afirmación tal que  para que
algo exista  no  tiene que ser comprobado  vasta  con sentirlo un ejemplo 
claro de esto es  Dios él no lo podemos  ver pero si  sentir en nuestra mente
y en  nuestro corazón.

La ética en la Edad Moderna


Ética, es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la
moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. Requiere la reflexión
y la argumentación. Rene Descartes, padre de la filosofía moderna, tiene
algunos elementos de ética en su famoso Discurso del Método, con la
finalidad de conducir bien a la propia razón y buscar la verdad en la
ciencia.
- ¨Pienso, luego existo¨, Descartes. Podemos decir que durante la
modernidad el hombre dio un salto importante en su evolución cuando se
dedicó a buscar las realidades trascendentales del mundo buscando unificar
todos los conocimientos que iba adquiriendo, tanto los científicos ( lo
verdadero de los griegos) como los morales (lo bueno) y los artísticos (lo
bello) para conseguir el control de las fuerzas naturales y lograr así el
progreso social.

El hombre moderno centró entonces su atención fundamentalmente en la


gente, redescubrió la naturaleza y la cultura y adoptó una posición
científica positiva, abandonando a Dios como el centro absoluto de
universo tal cual lo había hecho en el medioevo. Comprometido con la
humanidad, enamorado de la vida se sintió básicamente optimista y trató de
cambiar el mundo, para lo cual comprometió su presente.
Se reafirma el valor del hombre y se lo considera el protagonista de la
historia procurando un futuro mejor para el mismo.

Los objetivos que se plantearon en la modernidad son sin lugar a duda los
más caros a la humanidad. El problema no estaba en ellos sino en los
medios que se estaban utilizando los que llevaron en los años sesenta a una
nueva crisis en el mundo, en un tiempo de guerras, discriminaciones y
conflictos de todo tipo, lo que generó la reacción fundamentalmente de la
juventud que buscó separarse y diferenciarse de sus mayores surgiendo
diferentes movimientos de protesta por ejemplo El movimiento Hippie con
sus banderas de anarquía y no violencia los Beatles con sus baladas de
crítica, la lucha por la liberación de la mujer, contra la discriminación
étnica y de los homosexuales entre otros.

Aparece en ese momento una canción emblemática contra la guerra de


Vietnam, pregonando paz, compasión y libertad: “La respuesta está en el
viento” de Bob Dylan que decía entre otras cosas ¿Cuántos caminos tiene
que andar el hombre antes de que lo llamen hombre?- ¿Cuántos mares tiene
que surcar la paloma blanca antes de que descanse en la arena?- Sí y
¿Cuánto tiempo tienen que volar las balas de cañón antes de que sean
prohibidas para siempre?

Por los años setenta comienzan a aparecer los llamados libros de autoayuda
que impulsan a aumentar el amor por si mismo lo cual fue en muchas
oportunidades mal interpretado. Por ejemplo insistían en “tú eres la persona
más importante para ti mismo” lo cual no es lo mismo que “tú eres la
persona más importante” que muchos interpretaron, olvidando que los
derechos de cada uno terminan donde comienzan los de los demás.

Asimismo llevaron al Todo tiene que lograrse “ahora”, “ya” se olvida del
valor de la afirmación de Kierkegard –“La vida sólo puede ser
comprendida mirando para atrás y sólo puede ser vivida mirando para
adelante”. Al futuro se lo ve lejano, quizás improbable.

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