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UNIDAD 3 – Semana 7B
Actividad 1
Revisa cada una de las fuentes. Asimismo, busca otras que tengan la misma afinidad temática.
Luego, organiza la información a través de una de las estrategias de manejo de fuentes
desarrolladas en el curso.
Fuente 1
En la actualidad, las mujeres representan más del 40% de la Población Económicamente Activa
(PEA) urbana de América Latina. Sus tasas de participación se han incrementado notablemente,
así como sus tasas de ocupación. Aunque persisten fuertes diferencias entre los niveles de
participación laboral de las mujeres, según los estratos de ingreso de los hogares de que provienen,
siendo un hecho conocido que éstos son bastante inferiores entre las mujeres más pobres y con
menos escolaridad, es en ese estrato (de las mujeres más pobres) que las tasas de participación
laboral se han incrementado más acentuadamente en la última década. Como resultado, se ha
reducido tanto la brecha de participación de las mujeres con respecto a los hombres como la
brecha de participación de las mujeres más pobres con respecto a los niveles promedio de
participación femenina.
Por otro lado, persisten fuertes desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo.
La tasa de desempleo femenina en 2002 era casi un 30% superior a la de los hombres (OIT, 2004).
A pesar del significativo crecimiento de la tasa de ocupación de las mujeres a partir de 1990, se
incrementa la brecha de desempleo observada al inicio de la década (20%). En los sectores de
bajos ingresos, la tasa de desempleo femenino era de 18% en 2000, lo que significa que una en
cada cinco mujeres pobres que deseaba y necesitaba trabajar no podía hacerlo, a pesar de estar
buscando activamente un trabajo.
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La escolaridad de las mujeres en los años noventa se incrementa a un ritmo superior a la de los
hombres. Ha crecido significativamente el número de mujeres en las ocupaciones profesionales
y técnicas (alcanzando una proporción de más de 50% en algunos países). Éste sin duda es un
factor importante para mejorar las posibilidades y las condiciones de incorporación de las mujeres
al mercado de trabajo. En la medida en que aumentan sus niveles educativos, se incrementan
significativamente sus tasas de participación, sus ingresos promedio y sus posibilidades de
acceder a un empleo formal (en el cual son mayores sus probabilidades de acceder a la protección
social). Sin embargo, al analizar la relación entre los niveles de escolaridad de hombres y mujeres
y sus respectivas posibilidades y condiciones de inserción laboral, se evidencian fuertes
desigualdades. Los mayores niveles de instrucción no les garantizan a las mujeres más y mejores
oportunidades de empleo en relación con los hombres. Ellas necesitan de credenciales educativas
significativamente superiores para acceder a las mismas oportunidades de empleo que ellos: en
promedio cuatro años más para obtener la misma remuneración y dos años adicionales para tener
las mismas oportunidades de acceder a un empleo formal (OIT, 1999).
En otras palabras, la desigualdad entre los géneros en el mercado de trabajo en América Latina
se ha acentuado en algunos aspectos y disminuido en otros. Para entender ese proceso, tanto en
lo que se refiere a los avances observados como a los obstáculos que persisten, es importante
considerar que, en la mantención y reproducción de las desigualdades existentes entre hombres y
mujeres en el mundo del trabajo, inciden varios factores derivados de la división sexual del mismo
y del orden de género (que incluye no sólo el trabajo, sino todas las otras dimensiones de la vida
social) que, al mismo tiempo, le asignan a la mujer la función básica y primordial del cuidado con
el mundo privado y la esfera doméstica, atribuyen a esa esfera un valor social inferior al mundo
“público” (y desconocen por completo su valor económico). Eso, para las mujeres no sólo
significa una limitación de tiempo y recursos para invertir en su formación y trabajo remunerado,
sino que también está fuertemente relacionado a una subvaloración (económica y social) del
trabajo de la mujer y de su rol en la sociedad.
Adaptado de https://n9.cl/qxke4
Fuente 2
En el área particular de empleo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que el
80% de las personas con discapacidad en edad de trabajar están en situación de desempleo, lo que
se debería principalmente a la falta de oportunidades educativas y de capacitación laboral, así
como al prejuicio entre los empleadores de que ésta es una población incapacitada para el trabajo
o, en el mejor de los casos, cuya incorporación resultaría muy costosa.
En el caso del Perú resulta pertinente destacar que en el mes de octubre de 2012 se llevó a cabo
la “Primera Encuesta Nacional Especializada sobre Discapacidad”, la cual fue ejecutada por
el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en coordinación con el Ministerio
de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y el Consejo Nacional para la Integración de la Persona
con Discapacidad (CONADIS). La encuesta se realizó en el área urbana y rural de las veinticuatro
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regiones del país y la Provincia Constitucional del Callao, y tuvo como objetivo principal
obtener información estadística confiable sobre el tamaño de la población con alguna
discapacidad existente en el país, el tipo de discapacidad que los afecta, sus características
socio-demográficas y económicas, así como su nivel de funcionamiento personal, familiar
y socio laboral; todo ello con la finalidad de orientar adecuadamente las políticas públicas que
implemente el Estado.
Según la data levantada y procesada con motivo de la “Primera Encuesta Nacional Especializada
sobre Discapacidad” (en adelante “la Encuesta”), en el Perú existen 1 575 402 personas con
alguna discapacidad, lo que supone una tasa de incidencia equivalente al 5,2% de la población
total a nivel nacional. Cabe destacar que, del total de personas con discapacidad en el país, 754
671 (48%) son hombres y 820 731 (52%) son mujeres. En cuanto al tipo de discapacidad, la
Encuesta señala que existen en el país 932 mil personas con una limitación en forma permanente
para moverse o caminar y/o para usar brazos o piernas; 801 mil personas con una limitación de
forma permanente para ver, aun usando anteojos; y 532 mil personas con limitación de forma
permanente para oír, aun usando audífonos.
Adaptado de https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/forojuridico/article/view/13747/14371
Fuente 3
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religión, discapacidad, genero, orientación sexual, responsabilidad familiar, estado civil,
afiliación a sindicatos opiniones políticas, edad o cualquier otra condición que pueda dar
origen a la discriminación.
Adaptado de https://n9.cl/o8tz4
Fuente 4
Los especialistas en retribuciones no levantan los ojos del ordenador. Viven una actividad
frenética. El motivo es la legislación que obliga a presentar antes del 14 de enero
próximo una auditoría de brecha salarial de género a las empresas de más de 100
trabajadores, eso después de haber estrenado el pasado abril la exigencia de elaborar
el registro remunerativo de las plantillas, en el que también están trabajando.
“Hay muchísima actividad por el cambio regulatorio, la legislación aprieta a las
organizaciones”, señala Susana Marcos, consejera delegada de PeopleMatters, y confirma
Olga Cecilia, socia de People Advisory Services de EY, donde las peticiones se han
disparado hasta el 80%. “Vemos que cuando las compañías afrontan el proceso, ya sea
porque no les queda más remedio o por su convicción de corregir las desigualdades
retributivas, son muy optimistas: creen que las diferencias salariales son menores de las
que luego encuentran. La realidad es tozuda y la brecha salarial existe de forma
mayoritaria”, afirma Marcos. Aunque ambas obligaciones ayudarán a cerrarla, de acuerdo
con las dos expertas.
En las grandes corporaciones, las que integran el Ibex 35, la distancia salarial bruta que
separa a las empleadas de los empleados es de una media del 17,40% en 2020 y se produce
fundamentalmente, en opinión de Cecilia, por la escasa presencia femenina en los puestos
de responsabilidad. Ese porcentaje desciende hasta el 3,82% cuando se valora la brecha
de género ajustada, “aquella que no se explica con ningún factor objetivo, que es lo que
podemos llamar discriminación de género”, añade.
Cecilia advierte de que, “como consecuencia de la norma, se producirá un incremento de
las demandas judiciales por discriminación de género”, dado que los trabajadores pueden
acceder a los registros salariales a través de sus representantes sindicales. Será en 2022
cuando se empiecen a ver estas denuncias, ya que las compañías actualmente están
elaborando sus registros a partir de los valores medios de los salarios, los complementos
y las percepciones extra de su plantilla, desagregados por sexo y distribuidos por grupos
profesionales, categorías profesionales o puestos de trabajo de igual valor, como dice el
decreto, pero esperan la herramienta que prepara el Ministerio de Igualdad para fijar unos
parámetros homogéneos a seguir. Y esto llegará el próximo 11 de noviembre.
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Mientras tanto, 9 de cada 10 compañías del Ibex —las que suelen ser la avanzadilla del
entramado empresarial español— han publicado algún tipo de información sobre la
brecha salarial de 2020, pero solo 6 de cada 10 aportan el dato del gap bruto consolidado
y únicamente 4 de cada 10 muestran su brecha ajustada, según un informe de EY. Al
contrario que la brecha bruta, que se ha reducido casi un punto porcentual, esta ha crecido
ligeramente entre 2019 y 2020, pasando del 3,78% al 3,82%.
Adaptado de https://elpais.com/economia/negocios/2021-11-08/primer-asalto-contra-la-brecha-salarial.html
Fuente 5
Adaptado de http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-63572018000200158
Fuentes adicionales
Fuente 6
Equidad laboral
https://www.youtube.com/watch?v=wNUUunhDS4I (a partir del 1:25)
Fuente 7
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Fuente 8
Actividad 2
A partir del procesamiento de la información de las fuentes anteriores y de las que hayas
revisado adicionalmente, asume una postura con respecto a la siguiente controversia:
¿Consideras que las entidades del sector público y privado promuevan la diversidad,
inclusión e igualdad laboral en nuestro país? Posteriormente, elabora un esquema de
redacción para dos párrafos con estrategias discursivas diferentes.