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Los Tres Cielos
Los Tres Cielos
1
Los tres cielos
2
A la memoria de mi padre, Antonio
Carvalho Urey, escritor, poeta y periodista,
que dedicó toda su vida y su escritura a la
Amazonía Boliviana
3
Índice
Presentación de Claudia Bowles Olhagaray
Prólogo
-Una
-Estoy ebria de ti
-Recuerdo
-Gaudium
-Velo de Sangre
Alejandra Barbery
-Imborrable
-Instantánea
-Era otro siglo
-La nave va
Óscar Barbery Suárez
-Me preguntaron
-La luna
Mauro Bertero
-En tu voz
-Si permites
-Quizás
4
-Préstame
-19
-40
-La casa
-Tercera elegía
-Siringueros
-Etérea
-Musas inquietas
-Otra infancia
-Diferencia
-Horcón
-Génesis
-Herencia
-Amazonía
-A Santa Cruz
5
-El río que me dejaron
-Ya no me da dolor…
Pablo Cingolani
-Puerto Copacabana
-Beni
-Fredy
-A partir de ahora
-Cuando sientas
-Bartimeo sueña
-Albricias
-Una rendija
Albanella Chávez
-Etérea
-Historia
-Espejo
-Despertar
Benjamín Chávez
-Umbral
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Gary Daher
-Camino a Samarcanda
-La Luz
-Luzbel
-Siringa
Reymi Ferreira
-Ausencia
-Barcelona
-Trinidad descansa
-Tu olvido
-Siembra
-En el río
-Todos
-Mis versos
-www.aMaszoniamoribunda.des.troz.ada.end
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-www.despo\\:jados.net.os
Eugen Gomringer
-Avenidas
-Silencio
-Ping pong
-Wind
-Palabra innombrable
-Turismo de vos
-Deseíto
-Invitación al insomnio
Edson Hurtado
-Y tu nalga también
-A pesar de ella
-Mi caracolito
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-Nostalgias Saladas
-Historia a Medias
-Soberbia
-Retrospección
-Monarca
-Detrás de la máscara
-De mitos y leyendas
-Despierta
Arnaldo Mejía Méndez
-Jaikus
Sebastián Molina
-Jaikus
-Onidra
-Pretérito
-Destiempo
-Surrealismo
-El rito
-Cuando muera
-Días de atraso
Eduardo Quiller
-Hijo
-Sembrando losetas
-Escritores
9
Paura Rodríguez Leytón
-Sobrevuelo en La Mancha
-Plegaria
-Solicitada final
Antonio Rojas
-Tiéndete a mi lado
-Epigrama
-Tan solo
-Homenaje
-Oasis
-Reflexión
-Cuando Corten
-Jaikus
Roxana Selum
-Siente
-Sola
Elías Serrano
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-A orillas del río
-En la ventana
-Quise
-Cuando me miro
Paola Senseve
-Dios es naturaleza
-Transgredir
-Borges
-Un hombre en mi cabeza
Pedro Shimose
-Moxitania
-Riberalta
-Tiwanaku
-Ramón Beyuma
Kathia Simon
-Delirium tremens
-Epítome
-Limpieza
-I
-El sembrador
-Poema 19
-La llanura
-Orquídeas amazónicas
-Pierna silvestre
-Salsa de ají
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Gigia Talarico
-Como ella
-Suicida
-Julio
-Río
Camila Toribio
-Veinticuatrosiete
-Conciencia
-¿Quién?
-Silente
-Aguas
-Futuro
-Embalsamar
Fanthy Velarde
-Y me llevo todo
-Mañana
-Carta
-Jaikus
-Solicitud
-Aquí, escuchen
-Seda
-Propiedad
Los poetas
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Bibliografía
13
Presentación
14
Y si bien el espectro de autores es de una amplitud remarcable, ya por la trayectoria que
algunos tienen, ya por la juventud y la frescura de otro/as (además de la intrínseca
variedad temática y estilística del grupo que constituyen) este “sentir el universo” los
vincula para conformar un gran fresco poético. Así, tenemos a Óscar Barbery, muy
brevemente, nos ofrece su mirada de la luna, esa luna tantas veces descrita y
homenajeada en la tradición local, esa luna tan propia del tunante como del poeta,
“luna-moneda” en el breve poema homónimo.
La Amazonía, en palabras del autor, es ese mítico espacio donde “los ríos eran potros
domados”, imagen que habla por sí sola. Y aún son el aire que respiran todos, por eso
dice Ruber Carvalho “Si vas a llevarte el aire/ a mí que me quede el río …/”… Es
también tierra de duendes, aún los que “desandan sus calles de arena/ y la ubicua pena
de las chicharras/se hace infinita como la misma arena”. La Amazonía se disuelve cual
sus ríos.. también en los pueblos de frontera de los que nos habla Aníbal Crespo Ross
(Luz y sombra vacilan).
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Gran homenaje a esta tierra, el que se hace en la presente selección de versos. Y un gran
presente para todos los lectores.
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Poesía Amazónica
Tengo entre manos el libro “Los tres cielos. Antología de la Poesía Amazónica de
Bolivia”, de Homero Carvalho Oliva (Ed. 3600-Gente Común, 2013) y lo primero
que veo es el índice, y más aún, la pequeña biografía de cada autor, y la
advertencia de que se trata de 50 pasajeros que van en un bus amazónico, cuyas
edades podemos dividir entre tres, incluso entre cuatro generaciones: los nacidos
en los años 50, 60, 70 y 80. Entre ellos encuentro voces amigas, varones y
mujeres muy queridos que habitan la Amazonía o escriben sobre ella, y tienen en
común decir y nombrar el agua, ya sea en los ríos inmensos que corren por el
campo, o en esos ríos urbanos, hechos de calles y avenidas, pero sobre todo de
gente con un emprendimiento, un problema, una urgencia o nada que hacer en el
corazón y en la mente.
Haber entendido que existe ese elemento común, ese elemento-imagen en esos
hombres y mujeres de palabras es un mérito enorme para Homero Carvalho, pues
con él está consiguiendo situarse en el mundo, saber qué es, a qué movimiento
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pertenece y qué cosmovisión lo conmueve, cosa nada fácil para los poetas
especialmente urbanos de todos los tiempos. Porque es relativamente fácil
adscribirse al modernismo, al surrealismo, al concretismo, al ultraísmo, al
posmodernismo y morir en el intento; en cambio, qué difícil es lo otro, que es
una apuesta de vida y una huella que no desemboca en el olvido.
Homero encuentra ríos y cauces nuevos, cuánto más para un observador externo,
como este humilde servidor, que ama y respeta una tierra vasta, un lenguaje
innombrable, un humor y una gracia amazónica que lo asombran. Pero acaso el
mérito mayor de Homero sea considerar los cuatro poemas representativos de
cada poeta antologado como puentes para llegar a su obra y conocerlos con
interés, curiosidad y cariño.
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Prólogo
Hace un par de años, una fundación me encargó hacer una antología de la poesía
amazónica, yo cumplí con el afán y la entregué a su debido tiempo; sin embargo el
proyecto de edición quedó en el limbo durante varios meses sin que yo tenga noticias
certeras de su publicación, así que por respeto a los autores que me honraron con su
confianza cediéndome sus poemas para ser incluidos en la obra, decidí publicarla con el
apoyo de Editorial Gente Común 3600.
El compromiso era realizar una selección de poesía amazónica de 1952 al presente año
y según el encargo original cuidé de incluir a poetas que nacidos o que estén viviendo
en los departamentos amazónicos estén, en la actualidad, poetizando desde un nuevo
lenguaje. En la primera edición fui fiel a los compromisos con la fundación que me
encargó el trabajo, ahora estoy liberado de ellos y les presentó una antología revisada,
ampliada y actualizada con poetas que han publicado poemarios a la fecha. En esta
versión incluyo al gran poeta Eugen Gomringer, nacido en Cachuela Esperanza, Beni,
creador de la Poesía concreta, una tendencia que creó toda una escuela y que posee
magníficos seguidores. Se podría afirmar que Gomringer, de padre suizo y madre
boliviana, es el poeta boliviano más famoso en el mundo aunque muy pocos sepan que
nació en un pequeño pueblito de la Amazonía Boliviana en pleno auge de la goma.
Sabemos que toda antología es arbitraria porque tiene que regirse por criterios
predeterminados: edad, región, nacionalidad, pertenencia y otros. En esta, en particular,
se trata de incluir a poetas que han nacido o que están viviendo en la extensa región
amazónica de Bolivia que abarca más de dos tercios del territorio nacional y forma
parte, a través de sus afluentes, de la cuenca mayor del Río Amazonas o Río de las
Amazonas nombrado así por Francisco de Orellana en homenaje a las mujeres guerreras
que encontraron en su expedición. En este espacio socio-geográfico se encuentran los
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departamentos de Beni y de Pando en su integridad; así como una buena porción de
Santa Cruz; sin embargo el imaginario literario cruceño está marcado por lo amazónico
como se puede apreciar en la poesía de Raúl Otero Reiche, el gran poeta de la selva,
cuya poesía es sugestiva y evocadora del mundo amazónico. No he incluido a La Paz
que, también, posee provincias en esta cuenca hidrográfica, porque creemos que su
cosmovisión y su espíritu son más andinos. Así, también, he incluido a algunos poetas
que, viviendo en otras regiones, han dedicado su obra poética o parte de ella al
imaginario amazónico. Tampoco he incluido a los hermosos cantos, mitos o leyendas de
los cerca de treinta pueblos indígenas que habitan esta región, porque forman parte de la
tradición oral y merecen un estudio especial.
El poeta pandino Ramón Campos Tibi falleció cuando esta antología ya estaba
concluida, así que como un homenaje póstumo, decidimos hacer una excepción y
mantener sus poemas en la selección.
Considero necesario hacer estas aclaraciones, para delimitar los alcances de la antología
y, así, evitar malos entendidos o ciertas ausencias. También quiero dejar en claro que se
trata de una selección de poesía de la Amazonía Boliviana y no, necesariamente, de
tema amazónico, así como también de poetas que están escribiendo en la actualidad.
Esta es un antología incluyente, porque como se verá, en ella hay escritores bolivianos,
nacidos en los departamentos amazónicos de Beni, Pando y Santa Cruz, así como
autores nacidos en La Paz, Cochabamba, Tarija y Chuquisaca y, también, poetas
nacidos en otros países como Chile y Argentina.
La motivación que me llevó a compilar estos poemas, además del encargo oficial, fue la
de mostrar y difundir la producción poética de esta región, en un momento histórico
importante para nuestro país en el que la literatura boliviana, como nunca antes, se está
mirando a sí misma. Nos estamos leyendo a nosotros mismos con ojos críticos, pero
también con asombro.
Decidí ser ecuánime con los seleccionados y mostrar cuatro poemas por autor, buscando
que sean representativos de su obra, así como que se ajusten a los objetivos de la
antología. He incluido a autores de vasta trayectoria, reconocidos nacional e
internacionalmente, así como a aquellos que se están dando a conocer. Esta compilación
pretende convertirse en una provocación para que el lector desembarque en las librerías
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o en las bibliotecas buscando las obras de los autores incluidos. Así mismo, la
presentación de los poetas se realiza por orden alfabético.
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de Melo; los escritores bolivianos Nicomedes Suárez-Araúz y Homero Carvalho; la
narrativa de los brasileños Mário de Andrade, Antonio Callado, Dalcidio Jurandir,
Milton Hatoum, Ferreira de Castro, Bernardo Carvalho, Márcio Souza o la poesía de
Raúl Bopp…; el clásico narrador colombiano José Eustasio Rivera o William Ospina; el
también clásico novelista venezolano Rómulo Gallegos o José Balza, y hasta el
argentino Eduardo Sguiglia, entre otros”.
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en el pasado, tuvo destacados poetas nacionales como Jesús Lara, pero que no se había
dado en la poesía escrita en la región amazónica.
En esta muestra hay poetas que son herederos de la tradición poética del cruceño Raúl
Otero Reiche y de los benianos Hormando Ortiz Chávez y Horacio Rivero Egüez; así
como del paceño Jaime Sáenz y, por supuesto, de la tradición literaria de los grandes
poetas de lengua hispana y de otros idiomas. Ahora, en el tercer milenio, estamos en un
mundo globalizado y las influencias son múltiples, porque se puede leer a un poeta
árabe, a un japonés o un caribeño con solo buscarlo en la Web.
Elegí titular a esta antología Los tres cielos, porque, en la cosmovisión de algunos
pueblos amazónicos, existe la creencia de que la vida se desarrolla en tres niveles
metafísicos, también llamados los “tres bosques”. Tres planos que se repiten en muchas
otras culturas y que equivalen al cielo mismo, a la tierra que pisamos y al submundo.
Niveles que también pueden ser interpretados como lo divino, lo humano y lo interior.
Los poetas escriben desde esos tres niveles arriesgando en sus palabras su interpretación
de lo espiritual, de lo cotidiano y de su interior.
Por eso, también, elegí la estrofa de Octavio Paz, como epígrafe propiciatorio para la
celebración de esta obra que intenta mostrar las creaciones de poetas que escriben en y
desde la región amazónica de Bolivia, porque en la imagen del río se incluyen los tres
cielos. Además, el río, como el agua, es una de las imágenes recurrentes en los poetas de
esta región, no por nada la Amazonía es la mayor reserva de agua dulce del mundo. El
Rio Amazonas es una presencia espiritual mitológica que ampara todo el territorio.
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sea la verdadera patria de las aguas –al decir de Thiago de Mello, poeta amazónico
brasileño– que nos hermana en las palabras, porque los poetas tienen la vocación del
agua, siempre fluyendo a los mares de palabras para no estancarse en el camino.
Pocos poetas amazónicos, nacidos o que han decido vivir en esta región, han podido
escapar a la poderosa influencia de nuestro paisaje, puede ser que escribamos sobre
otras realidades, sobre otras regiones, pero cuando lo hacemos nos domina el verde, la
selva y, por supuesto, el agua. Es como si todo lo que escribiésemos, lo hiciésemos con
la tinta de los ríos que llevamos adentro.
Dejen que les recuerde que la vida pasa todos los días y nosotros somos apenas una
onda, una diminuta ola que acaba en la orilla de uno de los ríos nominados por los
poetas. Esos ríos como el Sena que era para Ungaretti, el río de la conciencia del mundo
o el Serchio (un río de la Toscana) el de la memoria y el Nilo el de la formación y de la
primera intuición de la vida o el Leteo, el río del olvido, inventado por el hombre para
que podamos vivir sin tener que llevar nuestro pasado a cuestas.
Como toda corriente de agua, hay poemas que pueden no ser definitivos, especialmente
los de los más jóvenes cuya obra está en construcción permanente y puede que mañana
nos sorprendan con otros poemas. Leyendo algunos de los poemas el lector imaginará
que nosotros mismos somos un "río de pie" como diría el gran poeta cruceño Raúl Otero
Reiche y se sumergirá en los poemas como si fueran los ríos que corren por sus venas.
El río, al decir del poeta argentino César Bisso, es un testimonio de eternidad, un andar
que no cesa como el poema mismo. Debemos “volver a la vieja idea del río como centro
de uno mismo –dice Bisso–. El río anda dentro de sí, con la libertad de quien nada
demanda. El poema también navega por dentro de su propio silencio, pero ningún poeta
duda de que el silencio es el gran poema que desea escribir”.
Si algo percibimos de nuestros poetas, es que los ríos, además de ser la metáfora del
pensamiento, son la vida misma, real y cotidiana, son hechos, son palabras, son la
madre que nos trajo al mundo. Por eso los presentimos, como Pedro Shimose,
afirmando: “y el río/ cuando no era más que una gota suspendida en el aire”. Al
mencionar a Shimose no puede dejar de recordar su antología Poetas del Oriente
Boliviano que sirvió de inspiración a este trabajo.
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Nadie que conozca nuestra región y lea un poema sobre el río podrá dudar de que se
trate de un poeta nacido o criado en estas tierras. El poeta comparte su relación, su
cosmovisión y la proyecta en los versos lúdicos, salvajes, sensuales, eróticos que
escribe.
En una relación erótica el agua nos posee y nosotros poseemos el agua, el agua es
nuestra amante. La deseamos ansiosamente para aliviar la sed, la necesitamos para
refrescar nuestra humanidad, para lavar nuestros cuerpos de la transpiración: agua
externa frente a agua interna. Cuando amamos la sublimación es líquida, el beso, los
cuerpos sudorosos, el arrebato sexual; somos ríos fluyendo hacia el mar que no es otra
cosa que el otro. Tal como lo expresa Gigia Talarico: “Hoy navegan/ Efímeras
memorias/ a destiempo/ en este cuerpo/ que es río/ que es ruido/ que es anhelo” o
Roxana Selum en su poema No digas nada: “Río turbio como el Mamoré/ Mi ancho mi
caudaloso, mi profundo río-cuerpo mío”.
Sin embargo, no quiere decir que todos los poetas aquí incluidos escriban sobre la selva,
el agua o los ríos, de ninguna manera, pues cada poeta es dueño de su propio orgasmo y
por tanto de sus palabras y de sus versos. En el territorio amazónico se dan, también,
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otros elementos comunes, que, como ríos van tejiendo la urdimbre de una cuenca
poética que nos define. Del año 1952 adelante la poesía se ha ido navegando por varios
de esos ríos. Desde el río a cuya orilla escribían los poetas de la década del cincuenta,
formando nuestra identidad regional y consolidando una forma de ser, hasta los ríos
urbanos, que son las calles y avenidas o los ríos humanos que las recorren, en los que
los poetas jóvenes son atrapados por la urbe, por la ciudad que al hacerse a sí misma va
pariendo a quienes la nominan.
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La obra de la mayoría de los poetas incluidos en esta selección ha sido ampliamente
reconocida y comentada por críticos y literatos nacionales y extranjeros. Por ejemplo,
para Pedro Shimose, poeta y crítico, la obra de Antonio Rojas y Benjamín Chávez, junto
a otros poetas, “representa, en el panorama de la poesía boliviana contemporánea, una
nueva forma de concebir la poesía” y Reymi Ferreira, para el autor del poema Ramón
Beyuma –uno de los poemas que recitábamos en la universidad– vendría a ser el
heredero de la antipoesía de Nicanor Parra.
Para César Chávez Taborga, crítico literario, la poesía de Ruber Carvalho “es jubilosa,
enamorada y sobre todo romántica y lírica” y la de Pedro Shimose, “lleva muy adentro
los ingredientes telúricos de su paisaje que sustantiva la metáfora y la imagen como en
Raúl Otero Reiche y Campero Echazú” y esa es, justamente, la poesía de Shimose que
hemos incorporado a esta muestra, porque a diferencia de otras, nos muestra su sentido
de pertenencia a una región.
Otros de las grandes ríos poéticos de esta selección es, sin duda, el del amor, en esta
corriente, además del evidente romanticismo de Ambrosio García, Ruber Carvalho y
Fanthy Velarde, podemos mencionar a la mayoría de los poetas incluidos en esta
selección, pero especialmente a Mauro Bertero, Antonio Rojas, Silvia Rózsa, Reymi
Ferreira, Óscar Barbery y entre los más jóvenes a Claudia Vaca, todos ellos con ciertas
tonalidades surrealistas. En esta corriente se integran los jaikus de José Villar con una
auténtica carga sensual.
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entrañas, su poesía es desgarradoramente femenina, exalta el género. La de Gary Daher
es más aforística, encierra algo, un mensaje o carga un misterio. En esta línea aforística
están también los jaikus de Arnaldo Mejía y los de Carlos Saavedra. La poesía de
Germán Lecaro está hecha de imágenes soñadas, como un viaje interior. Aníbal Crespo
es un poeta que busca en el verso “el cáliz de la palabra”. Ángela María Justiniano
trabaja una poesía ingenua, cariñosa, sus poemas parecen pinturas “naif” y eso la
distingue del resto de los poetas. Rosse Marie Caballero es también romántica y se eleva
en la búsqueda del verso elegante. Patricia Gutiérrez poetiza desde el dolor, como
guerrera buscando el conjuro para espantar el mal.
Elías Serrano escribe versos breves y sugerentes. La poesía de Mauro Bertero es sencilla
pero profundamente romántica. Blanca Elena Paz posee una gran fuerza evocadora y
lúcida. Alejandra Barbery aporta la mirada intimista y cuestionadora de su entorno.
Paola Senseve apunta elevarse desde su cuerpo-materia a lo espiritual con claras
referencias literarias. Diferente es la poesía de Ruth Ana López, quien poetiza desde sus
entrañas, desde una visión desencantada del mundo y sus alrededores. Camila Toribio,
muy joven ella poetiza lo cotidiano que no es lo real, sino lo que imagina. Renzo
Gismondi escribe parodiando los link del web, apoyado en un sarcasmo demoledor.
Eduardo Quiller escribe poemas de versos cortos desde lo social y lo político, es crítico
con su entorno y se expresa con ironía. Alfredo Rodríguez es un poeta irreverente, tanto
para el amor como para con las cosas cotidianas.
Incluimos en esta antología a Álvaro Díez Astete, poeta paceño de padres orientales,
quien desde su profesión de antropólogo se ocupa militante de la defensa de las etnias
amazónicas, la poesía de Álvaro es extraña y reveladora de profundos mundos
interiores. Coincido con Alfredo Fressia quien señala que, la “poesía de Gabriel Chávez
Casazola tiene el poder de transfigurar lo que toca, de iluminarlo”. Emma Villazón,
joven poeta con una voz madura, devota de las profundas imágenes interiores, perpleja
ante el mundo, poetiza lo oscuro, lo que se presiente. La poesía de Óscar Gutiérrez y
Pablo Carbone exterioriza en el verso lo que ven, el primero la ciudad y el segundo la
mujer. Entre las más jóvenes de este grupo sea Albanella Chávez, que ha definido su
estilo con poemas de largo aliento, con una estructura especial y con un lenguaje
radicalmente transgresor. Otra de las jóvenes es Kathia Simon cuya propuesta es
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también original y diferente, es surrealista y vanguardista, cuyo ritmo proviene del rock.
Ana María Arana, está en la búsqueda del Nirvana y lo refleja en su poesía.
La primera edición salió gracias a Editorial Gente Común 3600, a quienes agradezco
por su generosidad y quiero agradecer a los amigos que abrieron sus bibliotecas para
que pueda consultar los libros que me faltaban y así completar la bibliografía. Esta
segunda edición será difundida en digital de manera gratuita para revelar una manera
diferente de escribir poesía, en un territorio de culturas tan diversas como es Bolivia, en
un momento histórico tan especial como el que vivimos.
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Rosario Aquim Chávez
Me introduje en tu nostalgia
Me introduje en tu nostalgia,
deshojé las rosas de tus pechos,
bebí la flor que dormía entre tus piernas,
me miraste con ojos de ausencia,
abriste tu cuerpo
y mi lengua penetró tu misterio,
sembrando mariposas en tu vientre.
30
Una
Una mujer
toca mis profundidades
como cuerdas de guitarra,
roba mis lágrimas para sembrarlas
en primavera
y pintar corazones en las estrellas.
31
Estoy ebria de ti
Suspendida
como una luna vagabunda en el vacío,
mi espíritu no encuentra sosiego.
No te has ido
y ya siento tu ausencia.
No te has ido
y ya siento esta selva sin aves,
tu nombre en el aire
32
circula sin sentido.
33
Recuerdo
34
Ana María Arana
Laúdes
35
A ella...
36
Gaudium
37
Velo de Sangre
Y de estos miembros
y de esta nada, forjé mi destino.
De mi camino hice un mundo
y de mi meta un adiós.
38
Alejandra Barbery
Imborrable
Imborrable,
la historia de la distancia.
Tiene rostros,
desaparecidos,
de muertos,
de imagen sórdida,
siniestra.
Una gota.
Otra gota.
Llueve
! La desesperanza!
39
Instantánea
Un poco de muerte
Habita en las sombras.
Fútil aleteo.
Débil.
Sin luz.
Sin Dios.
40
Era otro siglo
Era la patria,
Multiplicada:
Un amor,
Una bandera.
Sin mínimos.
Sin distancias.
41
La nave va
Verdad
el dolor sin espera.
Sin esperanza.
Volar lejos
volar.
Ser piedra.
Pajarito
ó impío,
enamorado.
Cazador sin tiempo,
Bucólico,
Llora,
Ríe,
Llora,
Desnuda la vida.
Un sí.
Un no.
El paraíso.
Había una vez...
Un perro.
Una casa.
Un gato.
una fantasía
De nada.
De lata.
Era aire,
sin cuerpo,
sin voz.
Era aire
42
Óscar Barbery Suárez
Me preguntaron
Me preguntaron
qué palabras,
qué frases,
qué tramas,
qué conceptos,
qué temática,
qué imágenes,
qué historias
has dicho que otros ya
no las hubieran dicho.
Callé.
No todos los silencios
han sido dichos.
43
Te amo tanto
44
La luna
45
La melancolía inventó la poesía
46
Más bien supongo que vaga, profunda y tristemente
Hizo el primer poema.
(Inédito)
47
Mauro Bertero
En tu voz
48
Si permites
49
Quizás
Quizás
me enamoré
de la que quise
que tú fueras.
50
Préstame
51
Rosse Marie Caballero
¿Qué es la vida?
¿Y qué la muerte?
52
(De Hojas de Eva )
53
No quiero escribir
Ya no quiero escribir.
Es más, yo renuncio
a la dicha de la palabra
a la ventrílocua tempestad
del silencio
y quiero ser tierra
y barro
y casa
y dulce…
19
54
40
Veíase
sola
ante el espejo
no vio su rostro,
solo una herida.
55
Ramón Campos Tibi
Del Padre
(De Las tres voces de Arlindo Paruma, Poetas del Oriente boliviano)
56
La casa
(Fragmento)
57
Cuando el padre,
trazao en mano,
yamachí a la espalda,
escopeta al hombro,
sostiene la tradición, porque la vida
en el pahuichi del siringuero
son estas cosas y mucho más:
en el pahuichi está
el hilo invisible de una historia
intacta porque es siringuera,
persistente porque es macha,
continua porque es humana,
divina porque existe.
58
Tercera elegía
(Fragmentos)
IV
en lucha desigual.
se iba a derrumbar.
Cuando el silencio,
en la avenida principal
definitivamente humana,
60
Siringueros
(Fragmento)
permanece intacto
regresa al Manuripi
61
Estas circunstancias
de Pando es la vida
de Pando es la vida
de Pando es la vida
parecido al silencio.
62
Como un viejo abuelo a quien sólo
63
Pablo Mauricio Carbone
He construido ministerios,
Sueños celestes.
De tormenta
Sobre tu pecho
65
Desde el umbral de la agonía
66
Etérea
A mi ninfa,
por el brío de tus alas
Y volví a vivir
en el banquete subversivo de tus alas.
68
Musas inquietas
La noche descorchada,
la línea de tu espalda,
los ojos moribundos.
El rocío elegante,
el temblor blanquecino,
el empeño del himen.
69
Gustavo Cárdenas Ayad
Otra infancia
70
Diferencia
71
Horcón
Esfinge
del nada queda
apurada escultura
72
Génesis
El primer día
se creó a sí mismo.
El segundo día
construyó su casa en las palabras.
El tercer día
aparecieron los animales
las vacas y la leche fresca.
El cuarto día
sembró
un extenso jardín de geranios.
El quinto día
excavó siete mares
y se multiplicaron los peces.
El sexto día
(después de inventar el cielo y sus luces)
Soñó con una mujer
(la mujer de sus sueños)
El séptimo día
a manera de descanso
73
escaló el Everest
allí en la altura
de la altura
Leyó un poema
de Miguel Hernández,
Y
de sus ojos
se inauguró la lluvia.
(De Conversos)
74
Homero Carvalho Oliva
Cuando vivíamos
existía la vida
existía la muerte
Nosotros
habitantes de la selva
asistimos al nacimiento
de ese mundo dorado
donde todo era nuevo
donde todo era asombro
y ante todo estaba el Agua
el río
la lluvia
75
iban nominando el mundo
y nosotros hacíamos de bautistas
Los nombres
nos eran revelados por
los espíritus protectores de la selva
76
(…)
En los Reinos Dorados
nacíamos con el don del entendimiento
cada nación hablaba su propia lengua
pero todos sabíamos que cuando
alguien decía Amarumayu
se refería al Río de las Serpientes
77
El cazador de sueños
(Fragmentos)
51
Si antes no escribimos poemas fue porque la poesía residía en la naturaleza que
nos rodeaba y concurría generosamente a los diálogos cotidianos. Ahora
escribimos porque necesitamos el poema para recordar esa poesía y, es el
lenguaje, las palabras, las que nos hacen habitarla y nos inventan en el mundo. La
poesía propicia el encuentro.
78
Herencia
No vayan a creer
en Adán y su manzana
en la solemne Constitución
un paisaje imprescindible
79
que cuando nacieron
80
Amazonía
81
sobre los que cabalgábamos la llanura.
Perdida esa sabiduría
tras la llegada de las aguas salvajes
que dejaron a las pampas
como un desierto iluminado,
hoy los ríos atropellan desbocados
a las naciones de nuestra Amazonía.
82
que nos hace olvidar que alguna vez tuvimos mar.
83
Ruber Carvalho Urey
A Santa Cruz un día cualquiera, para que sepan las gaviotas y las lluvias que
te amo
Porque llegué a tus aleros buscando un vaso de agua para mi sed de peregrino y
me ofreciste la tinaja repleta de tus ríos.
Porque tus horcones de madera tallada, los balaustres de tus ventanas antiguas,
tus calles arenosas, tus patios con aljibes, dejaron impresas sus huellas, para
siempre, en mis andares.
Porque siento en las manos de tu pueblo el calor amigo con su llaneza sincera y
transparente.
84
Porque eres pampa y sol, verde y azul, miel de mieles y noche de estrellas con
guitarras; alma de trasnochador impenitente.
Porque eres un puerto imaginario; pero un puente real entre los grandes mares de
la tierra. Aquí se encuentran los cuatro puntos cardinales de la rosa que marca el
rumbo de los astros y del bohemio vagabundo).
Porque en una losa escondida escribiré mi último poema para que sea mi epitafio,
que señale donde duerma para siempre en el frescor nocturno de tu arena, con
olor a sal de un mar lejano, recóndito y profundo. Sólo el mar en este meditar
mediterráneo.
Por eso…
85
El río que me dejaron
86
Hoy faltaba el mar…
87
(De Ya no me da dolor… solo cansancio)
88
Ya no me da dolor…
89
En el muro del fondo, Juan o Roberto, habían escrito:
―Somos futuro‖.
90
vivo y duermo con ventanas abiertas.
91
Pablo Cingolani
92
Puerto Copacabana
El humo y la niebla que se devoran las naves de Puerto Copa lo sentí en mi piel
agazapado a punto de robarme todos mis sueños.
Me buscaba el muy feroz para rellenarme de esa nada estéril que puede
convertirte en lástima. Incluso por vos mismo.
Todo el cuerpo me temblaba y sabía que no eran espejismos.
Esos barcos de mierda cuanta tragedia cargaron.
Cuanta energía vuelta patrón, explotación, desgracia.
Cuanto indio humillado, cuanta Amazonía devastada.
Cada vez que paso por Puerto Copa, me tienen que atar.
93
Beni
Vi nacer, vi morir
Y uno habla, habla y se desangra
Con los amigos, con tanta gente
94
Fredy
95
Aníbal Crespo Ross
y nace la penumbra
greda y sombra
96
no está sola como ahora.
Como ahora,
(De El Legado)
97
A partir de ahora
y a lo lejos,
en la negrura de la sierra
(aquí dentro
A partir de ahora,
la noche de febrero
98
la noche sobre la sierra.
esta hora
inevitable,
99
En un espacio de olvido
borracha de calor
Su melena de pájaros
se ha ido
de las hojas
a los gajos
serpentean y se hamacan
incluso disfrutaría.
100
Tu cintura, tu cintura,
y sin pensamientos
y volando
ese afortunado
Y por fin,
silenciosa
protegida
te encontraría,
te encontraría...
Esperando
101
Cuando sientas
el verso
aproximarse,
déjalo ser
no lo contengas
ni lo fuerces.
El verso
porque lleva en sí
la libertad suprema.
El verso
si esperas
que llegue
ceñido de laureles
en majestad y gloria,
esperas en vano.
Ojos de tigre
tendrá el verso
alguna noche;
mansedumbre de perro
102
o veneno de hombre
alguna madrugada.
El verso
quizás
es tu alma
Quizás,
el verso
y te dé a beber
el cáliz de la Palabra…
(Inédito)
103
Gabriel Chávez Casazola
Bartimeo sueña
No puedo ver
entonces
alguien me arroja un sueño
pasa un dios
veo
es más
me hundo hasta el cuello en el río primigenio
y contemplo los manzanares a su orilla
104
me tiendo en la hierba
despliego
un muy precioso mantel blanco que compré allá en Esmirna
el fulgor me enceguece y
despierto
es el veneno de la manzana
no puedo ver
busco el cayado
a mi diestra
a mi siniestra
toco su rostro
tiene la cara del dios
105
pero está ciega.
106
Albricias
A Lucía
depuesta la flamígera,
la desnudez desnuda,
su greda fresca, el jardín
recién regado.
107
Una rendija
y echaron a volar.
108
Y que a las orillas
Un ramo
que cuando encuentren tu cuerpo los arqueólogos
japoneses y alemanes a la orilla
del gran río de caimanes
sea
la prueba mayor de que tus hijos veneraban a los muertos
cargando sus rodillas con un peso amarillo
que no era de oro, no,
pero que igual vencía
la natural resistencia de los huesos
al fin y al cabo de tu civilización impúdicamente ofrecidos
en arco abierto
—eso del peso de las flores,
el peso de la belleza en las ancas de la muerte—
109
si eso quiere decir algo todavía,
ahora que es entonces y tus manos de niña
cortan los pétalos de flores amarillas
y lanzan sus veletas al socaire
preguntándose en lenguas ya desaparecidas
me quiere no me quiere
—¿se preguntaban los antiguos estas cosas?
mucho
—¿conocían el amor nuestros antiguos?
poquito
—o era una enfermedad como la peste, llegada de lontano.
mucho
poquito
110
nada
(Inscripción escuchada en una excavación, lengua desconocida.
Esta es apenas una versión muy libre
del aroma que emanan las flores amarillas:
la cultura a la que perteneció la poseedora de estos restos era ágrafa).
(De El agua iluminada)
111
Albanella Chávez
etérea
nunca es posible explicar uno, dos, tres significados completos (toda una vida no
bastaría). siempre es posible enredar las palabras lo suficiente, para hacer creer
que entendimos. No entender es simple, lo más común del mundo. Entendemos lo
que entendemos y no entendemos lo que no entendemos, ¿se entiende?
las cebras mueren mientras este primer verso
se masturba
corren se revuelven frenéticas
en éxtasis absurdo malhabido
sus nalgas se mueven
tiemblan
jadean
escupen
112
en cualquier caso, antes de todo esto, antes de empezar a asimilar y/o no asimilar
los 3564,3 sentidos que podemos encontrarle a lo que vemos o escuchamos,
existe algo así como un pre-sentido deambulando por ahí, o quizá más de 1000;
es eso que a veces llamamos tono de la palabra, entonación del verso, piel,
venas, sangre, deseo, deseo, deseo...
de entender y de entendernos al mismo tiempo, aunque a veces sabemos antes
de empezar que no vamos a entenderlo todo, que no nos vamos a entender del
todo, que no vamos a comprender del todo ni a identificar del todo. no podemos
vernos en la palabra como un espejo nítido, no es posible. no se trata sólo de
palabras ni sólo de letras ni sólo de versos ni sólo de quién escribe.
no podemos vernos ni escucharnos ni leernos. podemos dibujar líneas muertas
sobre nuestro cuerpo vivo podemos trazar líneas cóncavas,
convexas
pueden decir
poesía etérea erótica corpórea caleidoscópica polifónica dérmica
su verso es frágil, está compuesto de letras que forman palabras
sobreseídas de significar
son letras unidas en composiciones absurdas arbitrarias tiránicas
inyectantes suicidas
las letras nacen de tu mano que cincela un fuego que funde palabra
son las palabras las que te narran te asedian te acosan
son ellas las que aparecen emergen
113
o ellas sólo existen porque si
(Poemario inédito)
114
historia
mi nombre es un puente
(Poemario inédito)
115
espejo
la sed errante me persiguió hasta ahí en que el aroma blanco se baño de rojo
la sed errante extrajo hielo me sumergió íntegra
borrón de dibujo en calca pétrea
pero desde que el homicida del tiempo rondó el hueco que el tiempo hizo en su
propia frente
el tiempo mismo construyó un manzano
(Poemario inédito)
116
despertar
Chantal Maillard
la medida exacta
el color
la materia
la esencia
el nosequé
el algoes
el fondo
la supercie
la mitad
el espacioentre el espacioantes
la nostalgiadespuésel precipiciodelante
la nostalgiadespués tu melancolíadespués
117
sólo existimos en el aire
el infinito es
la sorpresa
perplejidad continua
somos nada
(Poemario inédito)
118
Benjamín Chávez
Umbral
119
Poema final para una antología
Frente a mí
hay un libro abierto
una mujer
el eco de una guerra cíclica
una bandera trasplantada
la llamada de la línea del horizonte
un cielo generoso
el camino al centro del bosque.
Miles de músicos inagotables
una triunfal sinfonía inmensa o
la íntima música que me levanta cada día.
120
Y no por último,
algunas dudas
perdidas en el fondo de un baúl trajinado.
121
Una vieja canción
122
sirenas que cruzan,
barullo de marineros,
canciones
y
un naufragio amoroso
en el que me reconozco.
123
Relación nominal de bajas
Mesas vacías.
La barra atiborrada de vasos exhaustos.
Cubos de agua con detergente
balbuceando protestas trasnochadas.
Sillas durmiendo la mona
-- cansado campamento de refugiados -.
El frío por las rendijas de la puerta.
Solitario el barman
con su solitario café y rubios infinitos
medita,
compasivo,
las exaltadas vidas,
las derrochadas muertes de la noche que acaba.
Sin novedad, concluye
-- desmantelado altar de los desvelos -
la rutina del bar
a las seis de la mañana.
(De Pequeña librería de viejo)
124
Gary Daher
La ciudad deseada
Ahora mismo
acaso sobre la pulida superficie
de su muro sur
un atareado escorpión busque su nido.
El mismo terrible animal interior
presa deseada
para la tela de araña
que voy tejiendo.
¿Pero quién?
¿Quiénes me tendrán fe?
Un hombre soy
en esta habitación
en este marzo del año uno
un hombre escindido por la enfermedad de las palabras.
125
Yo sé que esa ciudad existe.
deslumbrante y vital
como una mujer que espera a su adolescente.
Y esa ciudad
será el ojo esplendoroso
que surgirá en el horizonte
cuando se extinga la luz
cuando esta tarde sea
apenas unos trazos en el papel
tiempo final de la cacería
en que el escorpión caerá en mis hilos
atrapado.
126
Camino a Samarcanda
y luego si despiertas
busco el centro de tu talle
la perfecta crucifixión que hace tu ombligo
y bebo sin parar de aquel veneno
de tus pechos -cielo de serpientes-
que muero por poseer
entre el avispero
de tu boca
y la curva celestial de tu áfrica dorada
mi cuerpo
libre del hueso que lo cubría
como la oruga expuesta
no tiene futuro de mariposa
y morirá
-no lo quiera el buda-
127
secándose en la hoja de la mora
derramándose en saliva
muy lejos de la seda.
128
De cómo es el paraíso
Adentro
arrimados a sus rincones
los mismos objetos cotidianos
los muebles
las flores que los adornan
-unas lozanas
y otras marchitas
desnudando los pétalos del tiempo-
129
El paraíso tiene todo esto
y hasta se podría decir
que allí haces lo que siempre habitaste
en cada acto y en cada obra
rutinarias
a diferencia de su hálito
un manto de amor que cubre todas las cosas
eso que podemos llamar aroma de paraíso.
Sólo entonces
de repente
todo cambia
el mundo entero se hace tuyo
eres feliz
–como si alguien podría descifrar esa palabra-
y el cielo nace por todas partes.
130
La Luz
Vislumbrado animal
de mundos invisibles
ave y mujer al mismo tiempo
regia
de claros pétalos y seductora
sus garras luminosas
hieren
tras el efímero sueño
la candidez de nuestros ojos
131
la gente no comprende
que todas las cosas se visten
de la amplia melena de oro
para ocultar su desnudo
cuerpo bestial
que es la noche.
132
Álvaro Díez Astete
La brisa
133
Luzbel
su reguero eléctrico.
y la tierra su necesidad.
la palabra.
134
Siringa
El sol
enardecidas
Aúllan
las hojas
llameantes
de la selva
que asciende
y cerrando la boca
en el rumor de la lejanía:
135
por criaturas vivas solo ante sí?
136
De los mitos de Dios
137
Reymi Ferreira
Ausencia
Por circunstancias
ajenas a mi voluntad
no he podido asistir a tu fiesta
de cumpleaños.
138
Barcelona
Ojiva de mar,
olas y arena,
turistas alemanas
desnudas en la playa,
un barco rojo
se despide del puerto sin humo,
un pez olímpico
sin cola y sin cabeza
se confunde con un nuevo edificio.
Adolescentes se aman
en la playa,
139
se posan sobre el dedo de Colón
que, desde hace un siglo,
apunta equivocadamente hacia el Este.
140
Trinidad descansa
Trinidad descansa
sobre el tiempo y la llanura.
141
El negro de la esquina
142
Gricel Gamarra Giese
Sin versos
143
Maneras
144
Atrapada
145
Suspiro
146
Ambrosio García Rivera
Tu olvido
147
mi pobre corazón cave una tumba
y deje está inscripción: ―Para el olvido‖.
148
Siembra
149
que ha regado mi nube en tu sendero.
150
En el río
151
No volveré a querer
152
( De Cuatro poetas benianos)
153
Renzo Gismondi Zumarán
Todos
Todos entraron a oír misa
Todos, Todos menos uno.
Todos se fueron al estadio
Todos, Todos menos uno.
Todos cenaron abundantemente
Todos, Todos menos uno.
Todos gozaron con las mujeres
Todos, Todos menos uno.
Todos amanecieron muertos
Todos, Todos menos uno.
154
Mis versos
Mis versos fueron perdidos en el viento pasajero sordo que deambula eterno por
las selvas amazónicas, como hechizado de tanto hechizo, como oyendo cantar al
silencio del pasado en el olvido.
Mis versos son como aquellas casas sin techo que miran con su pupila seca al
infinito universo, siempre calladas, con las paredes de piedras vacías y mustias,
ahogadas en la inmensidad de tu recuerdo.
155
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w.especies//desaparecidas:biodiversidanula.asfaltoblack.almaddiablo.hot
w.verdesbilletesembrados//verdenaturatalada//rojasangrederramada.biz.tec
w.planetarida.sos.planetamuerte.rip.planeta.hot.explaneta.exploto.bom
w.maderas:aves:frutos:semillas://silica:dvd:glass:tech.newlife.net?
w.negandorealidadesoscurasgobernareis.org
w.ceguera/yestupidaobstinaciondun_enanogobernantemato_lAmazonia.sos
(De Histeria de la Poesía)
156
www.despo\\:jados.net.os
w.ciudad_vacia.desprotegida.desnudaultrajada.sinfin.ca.go
w.Bio_lencia.Bio_lada.sinvida.vanidades.con.ambicion.inicio.net
w.sinley.sinrespeto.sinmoral.sincondon.sidamuertes.org
w.gobiernosinautoridad.sintemor.son.iguala.sodomaygomorra.es.scz
w.ayuda_help//desamparo.dolor.indi_ferencia.Ignorancia.ego.is.mo.bo
w.violadaslaspeladas.muyjovenesvan.confrioyhambre.ellasetan.jod
w.pandillasemuerte.vacioSSocial.desesperanzasinfuturo.infantojuvenil.senilnow
w.santatierra.e.nadie//santamuerte.e.cruceña//santadrogramaldita.consumidaxtodo
s.cam.bas
w.nuevosimpuestos.nuevospichicos//viejasmañas//viejasañas.vio.len.cia.citadina.o
rg
w.verdecoca.blancapasta.verdedolar//rojasangre.amarillambicion.verdedeforetacio
n.bolivia.com
w.money//:hey:money\\:hay_endrogas:prostitucion:santamexico_delfuturo?.ca.ga.
mos
w.defo_resta_cion//:amas.onaz//:droga_diccion_a:maszonas//:desa_paricion.thend
157
Eugen Gomringer
avenidas
avenidas y flores
flores
flores y mujeres
avenidas
avenidas y mujeres
avenidas y flores y mujeres y
un admirador
158
159
160
161
Patricia Gutiérrez Paz
Palabra innombrable
ni en mi cuarto
ni en mi miedo
ni en mi nada.
dictando sentencias,
decretando horarios,
imponiendo plazos,
vencimientos y prórrogas.
Tu canto oscuro,
contando heridas
apilando llantos,
restando sueños.
todo un veredicto.
Inapelable.
162
Más que una palabra,
una sentencia.
163
Abrí el diccionario donde yaces
y -de una-
borré tu sombra,
letras y significados.
Y, tú,
innombrable,
desde entonces
me escondo de tu cielo.
164
Batalla jodida das vos
palabra
Agazapada,
condenas,
amenazas
y dictaminas.
Y así,
nacemos y morimos,
165
Yo te llamé “resfrío”
Yo te llamé ―resfrío‖
ni más ni menos.
Un resfrío.
¡Y a la mierda el resfrío!
166
Óscar Gutiérrez Peña
Eso es el poeta.
167
Turismo de vos
Ascenderé luego
sin prisas
hasta el arenal de tus ojos
y me demoraré inventariando
una a una tus pestañas.
Descenderé entonces
por la doble vía de tu cuello
hasta trepar a las altas torres de tu pecho
visitaré sus mínimas catedrales
y las sentiré erguirse
como un par de promesas
como un par de duendes
como un par de tempestades
como un par.
168
esa mínima rotonda
ese círculo de fuego
ese trémulo mandala
eso sol en miniatura.
A estas alturas
supongo
habrán ferias en tu plaza principal
festividades del arroz con leche
lluvias con sol
mares de chilchi
enjuagues de tímido vegetal.
Deslizaré mi lengua
lúbrica y descafeinada
por entre los pliegues de tu centro
desatando
hábil serpiente
desconocidas lluvias privadas.
169
el cantar de los cantares
ese tujuré bendito.
Luego mi lengua
ya ávida
ya sabia
ya cansada
levantará testimonio de tus piernas
de tus pies
de tus dedos.
170
Deseíto
Que no sea
por favor
en una triste sala de hospital
conectado a cables e insensibles enfermeras.
171
que alumbraron mi fugaz existencia.
172
Invitación al insomnio
¿Y si de golpe muero
y no hice que valiera la pena
el privilegio y el azar
de estar vivo?
¿Y si me entierran
y no aprendí
las dos o tres cosas a las que vine?
¿Y si fallezco
y no he conocido
ni Egipto, ni Uyuni
ni el Taj Mahal?
Peor aún
si soy yo el difunto
¿y no he volado en parapente
ni compuse una canción
ni escalé aquella montaña
ni gasté todos mis orgasmos
ni salí campeón?
¿Y si fuera yo
el de la ―irreparable pérdida‖
y no he sido feliz
173
simple
completo
solidario
amado
amoroso
amante?
174
Edson Hurtado
de mi sombra
de mi tango
de mi tristeza.
Te gustaba estar debajo:
y yo,
no lo sabía.
175
El poeta espera a su musa
176
Y tu nalga también
y en el último minuto
quedarás convencida
de que soy tu dueño.
177
A pesar de ella
a pesar de eso
178
Ángela María Justiniano Egüez
Sánchez, el mendigo
Encorvada su espalda
De rodillas al Creador
Arrugado y andrajoso
Se me encoge el corazón,
179
Me asusto y pierdo la calma
al ignorar la existencia,
Y arrugado mendigo...
180
Venga a buscarme la muerte.
181
Siempre seremos sus ramas
(Para Elffy)
De guayabos y bejucos
Tu audacia y travesuras,
182
Vos me decías muy seria
Y yo ufana contestaba
Me va querer un montón.
183
Somos parte vos y yo
184
No hubo tiempo hermano
(Para Willman)
Y compartir contigo
Lo que viniera
En nuestras manos,
185
Marchamos hacia otros rumbos
Y es preciso, de la mano
Te llevaré a mi destino.
186
Para poder contarte
El guayabo macanudo
187
Mi caracolito
188
Allí está dormido, tranquilo y feliz
189
Germán Lecaro Durán
Nostalgias Saladas
190
porque soy marinero
que se acuna entre montañas.
191
Historia a Medias
192
Soberbia
¡Gracias por mostrar
la luz del alba
a mi cansado anhelo!
Por hacerme notar que tengo alas
como tú
para el vuelo.
Pero no intentes empujar mi sino
al trajín de los vientos
sin mostrarme el secreto
de la altura
bajo el confín etéreo.
¡Gracias por señalar
que tras la cumbre
hay otros derroteros;
que hay puntos cardinales
siempre
donde quieras que estemos!
Pero no esperes dirigir mis pasos
hacia lejanos reinos
si para hallar el rumbo
sólo cargas
un báculo de ciego…
193
Retrospección
194
Ruth Ana López Calderón
Monarca
elevarse en vuelo
era niña,
era crédula
y ya no hay tiempo.
195
Detrás de la máscara
y siento frío
y desespero
196
¿dónde están los cabos sueltos?
y exasperada clama:
la palidez de la muerte
y su alarido
197
la luz apagada de los ojos te mira
que espero.
198
Detrás de la máscara
y siento frío
y desespero
y la soledad corroe los pensamientos,
y la tristeza, ¡sí!, la tristeza adherida al aliento
empaña el espejo donde veo al espectro
199
una voz sofocada grita desde el interior
y las manos aladas tapan la boca
—es la conciencia que emerge de su grieta—
y exasperada clama:
200
De mitos y leyendas
Pequeños pies
cae la tarde
la yerba mojada
y siniestro
201
y sentirse perseguida
y rápido es veloz
el mágico momento
202
Despierta
a pocos
deambulantes, ensimismados,
presurosos,
a la soberbia,
ó a la deshonra,
cuerpos semidesnudos,
203
y almas bailan en su propio espejo
fétidas
en sádico mutismo,
204
Arnaldo Mejía Méndez
Jaikus
Vivía en cuarto
menguante soñando
con luna llena.
La vida nunca
será un jardín pero
vale una rosa.
Eres mi río
palabra tras palabra
bañas mis poemas.
El taquirari
es ritmo de fuego
que fluye en Moxos.
En esta vida
nada son tan míos
como los sueños.
205
Sebastián Molina
Jaikus
Viejo camino
ya no pasa por aquí
ni la nostalgia
Esta danza de
hojas sabe de nuestros
besos cómplices
Al prender la luz
tu sombra dejó
de perseguirme
Es luz, es día.
Tenelo en cuenta:
mi felicidad te incluye
La canción es la
misma / la distinta
es mi alma
(Inéditos)
206
Blanca Elena Paz
Onidra
Aguas en reflujo,
acantilados verticales,
espuma y moho en las rocas
¿Qué extraño atavismo es éste que trae el alba?
(De Historia y cultura de Bolivia)
207
Pretérito
Hubiésemos podido
alquilar una casita,
criar perros de raza,
gallinas o cerdos,
escribir juntos un libro
de cuentos, poesía o ensayo,
reñir, llorar, hacernos cosquillas,
si tan sólo hubiéramos llenado
el requisito de amarnos.
208
Destiempo
De la nada ascendió
como de un abismo sin luna
tu llamada.
Vino a buscarme
aquella palabra,
procesión de signos,
sortilegio en calle infinita.
Invocaba el vacío
cauce de alientos,
en huellas de áticos
y veredas nocturnas.
Duele tu nombre
entre la lluvia oscilante.
¿Vuelve un río?
Brío de espera,
canto de aguas,
no hay caminos,
trenes ni ecos.
209
Surrealismo
1
Título del cuadro de Salvador Dalí
210
Claudia Peña Claros
El rito
211
de domar el conjuro, mi destino.
El cuerpo no olvida:
siempre, nido.
212
Cuando me muera
Cuando me muera
ojalá
alguna mujer
planche amorosa
coloque amorosa
sobre la cama
silenciosas ellas
y acompañadas
ojalá
los dobleces
de hilo
cuando me muera
por la noche
213
Los caballos de mi abuelo
He llegado yo,
hembra
infiel
y terca
214
Soy yo, abuelo
aquí arriba.
No desperdiciarán ellos
arqueada.
pero el día
apenas comienza.
215
Días de atraso
Días de atraso:
su risa
sus manos
él
partido, anhelaba
embarazarse en soledad.
216
Eduardo Quiller
Hijo
217
Sembrando losetas
218
Mientras tú escribías poemas
219
Escritores
220
Paura Rodríguez Leytón
221
Algunas señales
Algunas señales
me despertaron la piel.
Cierro los ojos
y transito cada tramo de mi cuerpo,
palpando
una infinita oscuridad
que me ahoga.
Quiero oler una piedra lisa,
lamer el polvo de las ventanas.
Deseo poesía para mis dedos
para lavarme los pies.
Para desvestirme de mí
y hablarme de lejos.
222
De barro
De barro
son los ojos que me invaden,
son de silencio
los pasos.
Este sol azul
que recorre el tiempo
es nuestro idioma solitario.
Y nos dice más sombras,
más objetos delirantes,
más recuerdos.
223
No sé cuál será mi estado natural
224
Alfredo Rodríguez
(De 3 al Hilo)
225
Sobrevuelo en La Mancha
Atentamente
Don Q.
(De 3 al Hilo)
226
Plegaria
227
Solicitada final
A la tuja de esconderse
juega el niño que ayer fui.
A veces asoma, a veces no.
Si lo pillan, déjenlo en paz.
228
Antonio Rojas
Tiéndete a mi lado
Tiéndete a mi lado,
las cosas ahora dueñas de sus nombres
no llevan el rótulo de sus actos,
pertenecen a ellas,
están con su materia hacia dentro,
su clarísima sombra,
no sale de sus límites.
Así, tiéndete junto a mí, anónima,
ya sin peso,
sin estorbar a la luz en su loco paseo
y deja que mis manos te devuelvan el cuerpo,
como devuelven al aire las alas a los pájaros.
229
Escritos una tarde
230
Pudo haber nacido
231
Epigrama
232
Silvia Rózsa Flores
Tan sólo…
Te propongo habitar
en una de las parcelas
de tu corazón,
no por meses, ni por años,
tan sólo por escasos días,
(si quieres, horas).
233
Homenaje
234
Oasis
Aferrada
a mi huerto seco
tras la tempestad de los mortales
siembro tu nombre y el mío
dispares, lejanos.
235
Reflexión
(Inédito)
236
Carlos Saavedra Weise
Cuando Corten
Cuando corten
las alas de los ángeles
los gorriones mañaneros
gorjearán sus epitafios
y las flores de los hibiscos
serán burdel de mariposas.
237
Jaikus
Duerme el rocío
cual matinal empeño
sobre los pétalos.
¡Cuántos otoños
deja Caer la vida!
seca hojarasca.
Una muñeca
de porcelana duerme:
la niña sueña.
238
Roxana Selum
…y me estremecí toda
239
Como si de ello dependiera el amanecer, el canto de los pájaros, el amor de los
hombres!
240
Siente
241
No digas nada,
242
me basta tu sonrisa,
después de la travesía
puedo morir en ti,
puedo morir así!!!
243
Sola
244
Elías Serrano
Te vuelvo a ver
sólo cuerpo
y sin querer
me encuentro
trepando
por tus muslos.
245
En la ventana
En la ventana
solloza
la lluvia
y anochece.
Alguien grita
alguien
Escupe pavor
por las orillas
del cuerpo.
Hoy, la muerte
juega conmigo.
246
Quise
247
Cuando me miro
Cuando me miro
En tus ojos
Me miro dos veces
248
Paola Senseve
-Dios es naturaleza
Si me desabotonas la blusa
te puedes llevar una sorpresa
Inténtalo
y verás cómo de entre mis pechos
salen volando mariposas
y
caen sin remedio jazmines
249
Transgredir
250
Borges
251
Un hombre en mi cabeza
Habla por mí
Siente por mí
252
III
Ellos quieren que lo mate
que sea normal
253
Pedro Shimose
Moxitania
A César Chávez Taborga
Antes
de que se fueran tus cerros de leche
allá donde se oculta el crepúsculo
después de su espectáculo,
el puma afilaba su rugido
en tus cachuelas desesperadas en el ímpetu;
antes
de posesionarse el fruto en su gajo la hoja ya presentía
tu territorio de agua y de madera;
antes
de que la sangre se fugara de la balsamina
254
la garza corregía su vuelo melancólico, el loro lustraba su plumaje
bañado por los rayos de luz descompuesta;
antes
de que los dedos se alargaran
hasta el pensamiento de la cifra,
el caimán arrastraba su sombra por el légamo
el piyo igualaba su velocidad con la del grito
y el motacú ensayaba su abrazo con el bibosi
antes del júbilo interplanetario.
Ahora
que estoy lejos del instante en que te conocí,
lejos,
como la palabra está lejos de la piedra,
lejos
de tus labios que ignoraban el beso del metal
y lejos
del metal que ignoraba la existencia del callapo,
el carretón, la flecha de chonta y la canoa,
recordando tu cuerpo de rocío vertido en otro tiempo,
antes de la almendra como almendra
y después del ambaibo como ambaibo,
te escribo estos versos olorosos a vainilla.
Hembra fecunda
que te revuelcas en la savia caliente del tajibo,
hija del viento que deja su apellido en cada rosa,
pese a que el tiempo te vendió por hectáreas,
pese a que la gaviota te cambió por el océano,
pese a que la nieve te desapreció por la nube,
pese a que la golondrina
te abandonó por la guitarra y el beso,
pese a todo,
256
¡cómo te sigue amando mi corazón lleno de cielo!...
257
Riberalta
Llueve.
Llueve
y combato esta dulce costumbre en las hamacas.
Llueve
258
y me pierdo en borracheras que no acaban nunca,
allá donde mi madre sigue, la pobre, regando sus petunias.
Llueve
y mis amigos cantan a la vida que se va, mientras
los peladitos corren por la calle detrás de una pelota.
Llueve.
Llueve sin parar, afuera,
en un paisaje con canoas que bogan río abajo.
Hasta el arcoiris
sigue lloviendo en mí.
Ni la goma,
ni el oro,
ni la almendra,
pueden compararse a su decoro natural.
Y no le digo más.
Al escuchar su nombre veo mi infancia
y me despierto dando brincos de alegría
como si alguna vez hubiese estado en el paraíso.
259
Tiwanaku
Tu nombre amarillea,
oscurece y
cae,
gastado,
al fondo de la piedra.
Todo es muerte en ti,
figuración del tiempo,
muerte que no acaba de morir.
Profundo,
el sueño de la piedra intenta definirte
pero el frío
se filtra por tus ojos,
se hace noche en ti,
tristes,
tus siglos son escombros,
tu sombra
se derrumba
a cada instante, se agrieta
a cada instante,
se desploma en el polvo
a cada instante.
Tu funeral
camina
por telarañas y tormentas.
El olor de la muerte te persigue:
260
tu escarcha envejecida,
tu paciencia arrugada,
tu círculo,
tus sellos.
Ya no estás,
piedra vencida, ciega,
piedra de soledad,
de la noche a la noche,
tu nombre es nada,
piedra sometida,
piedra de silencio,
piedra.
261
Ramón Beyuma
262
baila,
canta
y se ríe,
porque Ramón Beyuma es el pueblo que baila,
canta,
baila
y se ríe,
que pierde y gana,
muere y mata
sin técnica ni teología,
sin libros en la cabeza.
Ramón vive como puede,
enguitarrao a la sombra.
Una vez come Ramón,
tres veces ama Beyuma,
Ramón de goma y castaña,
Beyuma de alcohol y puma.
263
Kathia Simon
Delirium tremens
Atraviesa la noche con dos ojos agudos que se pierden en la inmensidad del
insomnio, insomnio que acaricia sus cabellos y le da de beber su vino, vino que
calienta su cuerpo y fluye por sus venas en un viaje incesante hasta la cúspide de
la inconsciencia, inconsciencia apacible que le obliga a divagar por un universo
finito, de cuatro paredes en las que sus fotos cobran vida y la abrazan
apasionadamente, asfixiando sus miedos, asfixiando las ansias, asfixiando el
dolor, asfixiando…
264
Epítome
Y me encontré con la risa en la mañana.
Sin ganas ni intención,
Como quien ríe para abrirle heridas al miedo.
265
Limpieza
266
Esencia de oruga/ ser mariposa
267
Luis Assad Simon
I
Estaba corriendo esperas
en las horas en que el viento
se arruga tras la tarde.
268
que hizo fragante lo mío.
El pasto se estremecía
bajo tu cuerpo y el mío.
269
y un viento fresco del cielo
rió con risa de fiesta!
270
El sembrador
(Para Aldo y Hortensia Bravo, que luchan por un mundo mejor y más humano)
Y caía la simiente
y el viento derretido, con figura de nada,
prendía en cada boca un trigo
fecundado.
Sembrando siempre,
siempre sembrando
una vez y otra vez, mi voz hizo surco en tierra
fértil
y también hizo surco en la arena que nunca tuvo agua.
Mi vida, como la vida de muchos,
es un constante sembrar
para que los que lleguen cuando las
lejanías
se hayan prendido en nuestros ojos y
nuestro corazón
271
tengan abundante cosecha de leche y trigo.
Sembrando.
Crepuscularios de distancias nos han visto
pasar
con los ojos cansados de caminos,
pero firme el paso.
Sembrando siempre.
Cuando florezcan los trigales
y en el campo el fruto fecundado
vuelque su aroma gris,
cuando sobre la tierra preñada de dolor
vibre el canto que tiene sabor a mundo
y corazón de tierra húmeda.
272
Poema 19
273
La llanura
El agua corre
buscando la flor y el árbol,
raíz temblorosa del pasto
meciéndose en la hamaca de la luna.
274
baja el agua del cielo
y el pasto redimido
sobre la oscura dimensión del tiempo
vigila los caminos.
275
Nicomedes Suárez Araúz
Balbuciente y fragosa
viene la corriente y le roba
su sombra desnuda
Y la mujer se va cantando
con las mujeres
de sombra blanca.
Canción Loeniana
(De Loén)
276
Orquídeas amazónicas
277
que cayó en 1542
cuando Francisco de Orellana y sus huestes
irrumpieron en mi río.
278
Pierna silvestre
279
Salsa de ají
280
Gigia Talarico
Como ella
Hoy limpiaba
mi casa con ahínco
y encontré en un rincón
a mi madre de niña
jugando a las muñecas
me decía
lávate las rodillas
y ordénate el cabello
haz tu tarea y
se prolija niña
para que cuando crezcas
seas como mi hija
( De Ángeles de fuego)
Suicida
281
Toma mi cuerpo
desnudo
de vida y de algas
me besa furioso
y me envuelve en
sus alas de plata
Es la noche
y la luna navega
imperturbable
en este mar salado
que ayer era distancia.
( De Ángeles de fuego)
282
Julio
La noche hundió
sus dedos en mi alma
y hoy la muerte juega
a las escondidas
en mi espacio
Antes de la explosión
antes del fuego
quiero un rincón
para mendigar piedad
para mi cuerpo
y paz para los que quedan
mis hermanos
(De Púrpura)
283
Río
Hoy navegan
Efímeras memorias
a destiempo
en este cuerpo
que es río
que es ruido
que es anhelo
Soy un líquido
esplendor que huye
del cauce
( De Púrpura)
284
Camila Toribio
Veinticuatrosiete
A veces me olvido
285
Conciencia
Cuando era niña me comía las lombrices del patio de mi abuela, no las digerí,
ahora reinan en mi cerebro.
286
¿Quién?
287
El último naipe
un gato de alambre
un té de arco iris
288
Claudia Cecilia Vaca Flores
Silente
289
Aguas
290
Futuro
291
Embalsamar
292
Fanthy Velarde
Y me llevo todo
recojo mi infancia
concluida
como empezó en La Senda
cerrándome los labios
caminando el domingo
al cementerio
a buscar a un amigo
para decirle algo
293
¿Esto será todo?
294
Mañana
dirás
y ya es diciembre
la hierba creció día tras día
Es diciembre
y el agua
encontró cómo llegar
hasta el borde mismo
de las sábanas
el sol va
y viene
besando tu piel suave
(y el cayú floreció por fin)
Estás y no estás,
como en los acertijos
Quién sabe
En la noche
Nada pudieron
tu amabilidad y tu paciencia
Volveremos
Cierra los ojos
Canta
canta que oscurece
y la luna se ha ocultado en la
lluvia
este uno de diciembre
Canta
sólo canta
296
Carta
297
no los acepta, los niega,
no logra reconocerse en ese rostro afilado.
Tu amiga vive;
y trato de aconsejarla,
le digo que se rebele,
pero dice que no me meta,
que no se puede, que no es fácil andar dejando a los hijos
detrás de puertas ajenas.
298
(De poemario inédito)
299
José Villar Suárez
Jaikus
Para libar
la miel de tu vientre
en ti fundido.
Y nuevamente
en tu pampa tropical
seremos rocío.
Despierta
que la luna vela
y es hora del amor.
Hay un Mamoré
que va por las estrellas
de la Vía Láctea.
300
Emma Villazón Richter
Solicitud
El halcón limpia el pico
en su plumaje y espera
a su presa. La carnicería
salpica silencio en vez
de sangre. Por fin, las cosas
no se ven claras,
la luz que traspasa los edificios
no es inteligible, es
el peor idioma.
Los labios extraviados
retuercen la alfombra
de una tierra extraña, levantan a sus habitantes,
y huérfanos preguntan al silencio:
¿Qué urgencia/
qué historia/
esconde una solicitud en la noche/
para una que suele confundirse con un ave?
La crueldad, quizás.
Si una
solo quiere hablar
como ir a la guillotina
de lo sublime
y no puede mirar siquiera a los ojos
de su interlocutor traidor
a pesar de que se cree
la poeta que arroja su propia casa
por la ventana, la que desgarra
la dignidad de la piel como un vendaje,
la conocedora de los sesos antes de que parlen.
¿De qué dureza hablamos, entonces?
Si una
desteje oscurantismos linguales de gente errante,
mientras se sopla la nariz
301
en una habitación extraña,
y no responde al célebre traidor
es porque sabe
que él
posee máscaras,
302
Aquí, escuchen
No supo si fue detrás de él o tomó desvío en el camino. Tan solo iba y quedó al
borde del precipicio, frente a un abismo. Así, apegada ante un límite inexplicable,
su lengua se tornó de arena o brillo de estalactitas. No, ya no era mujer, sino lluvia
oblicua dorada en la ventana del lenguaje. Alguien, algo, que quería corear sin
corifeo no es alegría ni dolor este dolor con que me alegro, o aquí, escuchen, ya
no hay dolor ni alegría, ni frascos para lo propio o lo extranjero, ni falos para
hermosas y húmedas cavernas: solo posibilidades, ninguna bandera, la
embriaguez por la succión de los sexos de los lirios por ejemplo, la disolución del
ser bajo el otoño, la estocada, la estocada que recibe una cuerva en el pecho al
convertirse en su propia madre, padre, Leteo, poesía y Pessoa, y emerge casi
muerta o santa levitando por los campos. Un perfil de nada, informe,
resollando solo el corazón, las nervaduras de lo posible.
(Inédito)
303
Seda
un nombre
andrajo en llamas
cómo rellenar
esa palabra vacía
si no es con relación a algo
o a alguien
también
con un nombre
aunque uno de seda
inenarrable indescriptible
304
Propiedad
adentro un animal
305
Los poetas
Rosario Aquim Chávez, Riberalta, Beni, 1964. Poeta y comunicadora social, ha publicado
los poemarios Detrás del cristal, Memorias de la piel y Ojos del cuerpo y está incluida en
la Antología Poetas del Oriente boliviano.
-Ana María Arana, Santa Cruz, publicó el poemario Lenguas de fuego, Lewylibros, 2007.
Alejandra Barbery, Santa Cruz de la Sierra, 1973. Poeta, ha participado en Breve Poesía
cruceña y en el libro Tres al hilo junto a Alfredo Rodríguez y Óscar Gutiérrez, está incluida
en la antología Poetas del Oriente boliviano. Tiene inédito el libro Poemas para Homero.
Óscar Barbery Suárez, Santa Cruz de la Sierra, 1954. Guionista y creador de la historieta
El Duende y su camarilla. Distinguido con el Premio Nacional de Teatro, Casa de la
Cultura Raúl Otero Reiche, por El Portavoz (1987) Tu nombre en Palo Escrito (1991) Ay
Chabela (1993). Autor de Guía de costas, Premio Municipal de Literatura 1996, género
poesía. Fue reconocido por el Concejo Municipal de Santa Cruz por su aporte a la cultura
regional nacional. Es autor del libro Cuentos para leer con asco y Crónicas anilladas y está
incluido en las antologías Lo Nuestro. Poesía cruceña y Poetas del Oriente boliviano.
Mauro Bertero Gutiérrez, Santa Cruz, 1958. Poeta y pintor, ha publicado los libros de
poesía Cien pájaros perdidos y un cantor de estrellas, Antes de septiembre, solicitudes al
destino y Memorias del encanto.
Ramón Campos Tibi, Cobija, Pando, 1953. Poeta y dramaturgo. Campos es un poeta que
se distingue porque su poesía está dedicada exclusivamente a exaltar a la selva y al hombre
amazónico. Entre sus libros de poesía se cuentan a Primera elegía, Transeúntes el uno y el
otro, Las tres voces de Arlindo Paruma y después de la distancia y está incluido en la
antologías Poetas del Oriente boliviano.
Pablo Mauricio Carbone, La Paz, 1980. Ha publicado sus primeros poemas en antologías.
Su primer libro de poesías Embriaguez nocturna ha sido publicado bajo el sello editorial La
Hoguera en el año 2009. Su libro El Laberinto del Musgo resultó co-ganador del Premio
Nacional de Literatura auspiciado por la “Universidad Gabriel René Moreno”. Reside en
Santa Cruz.
Gustavo Cárdenas, Vallegrande, Santa Cruz, 1961. Poeta y cuentista. Actualmente dirige
talleres de literatura. Ha publicado los libros de poemas Las hojas de la madera, Andamios
306
y Con-versos, además del libro de cuentos Desapariencias. Perteneció al Taller del Cuento
Nuevo dirigido por Jorge Suárez y está incluido en las antologías Lo Nuestro. Poesía
cruceña y Poetas del Oriente boliviano.
Homero Carvalho Oliva, Santa Ana del Yacuma, Beni, 1957. Escritor y poeta, ha
obtenido varios premios de cuento a nivel nacional e internacional, dos veces el Premio
Nacional de Novela con Memoria de los espejos y La maquinaria de los secretos. Su obra
literaria ha sido traducida a otros idiomas y figura en varias antologías nacionales e
internacionales de cuento y poesía como Nueva Poesía Hispanoamericana. Ha compilado las
antologías de poemas y cuentos de Santa Cruz publicadas con motivo del Bicentenario.
Entre sus poemarios están Los Reinos Dorados, Las puertas y El cazador de sueños y está
incluido en la antología Poetas del Oriente boliviano. Premio Nacional de poesía 2012 con
Inventario Nocturno.
Ruber Carvalho Urey, Santa Ana del Yacuma, Beni, 1938. Periodista, poeta, narrador,
pintor y ensayista, es uno de los más destacados escritores bolivianos. Ha publicado, entre
otros, los siguientes libros: Por tu modo de andar y mi forma de mirarte, Canto cantum
cantorum, Del tiempo de los exilios (poesía), recogidos en el 2010 en un solo libro titulado
Ya no me da dolor… solo cansancio, que reúne su obra poética y las novelas Improperio y
La mitad de la sangre que junto con el Manual de historia de Bolivia han tenido mucho
éxito y está incluido en las antologías Lo Nuestro. Poesía cruceña y Poetas del Oriente
boliviano.
Pablo Cingolani, Buenos Aires, Argentina, 1963. Vive en Bolivia desde 1987. Poeta,
periodista y explorador. Todo por los Tapires. Publicó: Toromonas. La lucha por la
defensa de los indígenas aislados en Bolivia, Amazonía Blues. Denuncia y poética para
salvar a la selva y Aislados.
Aníbal Crespo Ross, Yacuiba, Tarija, 1948. Ha publicado en revistas y periódicos, el poemario El
Amor Lejos del Mundanal Ruido, El Legado y está Incluido en la antología Nueva Poesía
Hispanoamericana. Reside en Santa Cruz.
Gabriel Chávez Casazola, Sucre, Chuquisaca, 1972. Poeta y periodista boliviano. Textos
suyos están incluidos en antologías internacionales y nacionales. Editó una vasta Historia
de la cultura boliviana del siglo XX, en dos volúmenes, premiada por la Feria del Libro de
Santa Cruz como Libro Mejor Editado del año 2009. Entre otros premios, ha recibido la
Medalla al Mérito Cultural del Estado boliviano y el Premio Nacional de Ensayo
Periodístico. Ha publicado los libros de poesía Lugar Común, Escalera de Mano y El agua
iluminada. Reside en Santa Cruz.
Albanella Chávez, Trinidad, Beni, 1985. Es una de las más jóvenes poetas, gestora
cultural, fundadora de Nicotina cartonera, ahora La Aparecida Cartonera. El año 2008 ganó
el 1er. lugar de Poesía en el XIII Concurso Literario de la Universidad Privada de Santa
307
Cruz de la Sierra Ha publicado Noches de Cuerpos sin Nombre y Cuaderno de notas y está
incluida en la antología Lo Nuestro. Poesía cruceña.
Benjamín Chávez, Santa Cruz de la Sierra, 1971. Poeta, periodista y gestor cultural. Ha
publicado los poemarios Santo sin devoción, Extramuros, Pequeña librería de viejo y
Manual de contemplación. Colabora con la revista Mariposa mundial y es miembro del
consejo editorial de El Duende de Oruro. En el año 2007 ganó el Premio Nacional de
Poesía Yolanda Bedregal.
Gary Daher, Bolivia, 1956. Poeta, narrador y ensayista. En poesía, ha publicado Poemas y
Silencios, Tamil, Desde el otro lado del oscuro espejo, Cantos desde un campo de mieses,
Oruga Interior y Territorios de Guerra, Viaje de Narciso, además del trabajo poético
Errores compartidos, en co-autoría con Ariel Pérez y Juan Carlos Quiroga y está Incluido en
la antología Nueva Poesía Hispanoamericana. En novela, ha publicado, entre otras, El
huésped. En 1976 recibió el Primer Premio Jóvenes Escritores y en 1994, Primer Premio
Nacional de Crítica Literaria Walter Montenegro. Reside en Santa Cruz.
Álvaro Díez Astete, La Paz, 1949, poeta y antropólogo, se dio con un revelador poemario
titulado Viejo vino, cielo errante; ha escrito Devoración, una novela poética, además de
Abismo, Cuerpo presente y otros libros de poesía que han sido muy bien recibidos por la
crítica. Buena parte de sus estudios antropológicos están dedicados a las etnias amazónicas,
especialmente a las que se encuentran en aislamiento.
Ambrosio García Rivera, Santa Rosa, Beni, 1925. Poeta, diplomático y letrista de
conocidas canciones. Entre sus libros de poesía se destacan: Saudades tuyas, poemas
inactuales y Obra poética que recoge toda su producción y está incluido en la antología
Poetas del Oriente boliviano.
Eugen Gomringer, nació en Cachuela Esperanza, Beni, Bolivia en 1925, actualmente vive
en Alemania. Es el creador de la Poesía Concreta. Algunas de su obras son: Kommandier(t)
die Poesie! : Informes Biográficos. Edición Signathur, Dozwil 2006, Poesie um den
308
Weissenstädter See (Poesía en el Lago Blanco de Lucerna). El Libro de la Horas de Eugen
Gomringer. Fotógrafo Marcellus Kaiser. Kaiser, Rehau 2006. En colaboración con Anton
Stankowski, el libro Observa - Un Libro para Niños, Leonberg 1980. Versos de la
constelación. Minuto, Volumen 1, Weidler-Verlag Berlín 2005. Desde el Borde que va
hacia Adentro, las constelaciones 1951-1995, Volumen I. Edición de Obras Completas,
Viena 1995; Teoría de la Poesía Concreta, Texto y Manifiesto 1954-1997, Volumen II.
Edición parcial de Obras Completas, Viena 1997; Al Punto de lo Concreto, una selección
de Textos y comentarios acerca de artistas y asuntos de diseño 1958-2000, Volumen III.
Edición de Obras Completas, Viena 2000; Cuadro de todos los Países, Volumen IV.
Edición de Obras Completas, Viena 2006.
Patricia Gutiérrez Paz, Santa Cruz, Bolivia, publicista, periodista y poeta. Columnista de
El Deber, hace incursiones literarias desde el mismísimo ombligo femenino. Gestora del
movimiento cultural Escuchar Poesía 2.1. Ha publicado A través del cuerpo y Una palabra
que no digo.
Óscar Gutiérrez Peña, La Paz, Bolivia, 1970. Joven poeta y periodista; ha obtenido el
Premio Nacional de Poesía Santa Cruz de la Sierra (2207 y Ciudades interiores, poemario
con el que obtuvo el Premio, compartido, 450 años de Fundación de la ciudad de Santa
Cruz de la Sierra, convocado por la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Además
ha publicado el libro de poemas Sobrevuelo 2.0 y también está incluido en la antología Lo
Nuestro. Poesía cruceña. Reside en Santa Cruz
Edson Hurtado, Vallegrande, Santa Cruz, 1980. Periodista y poeta, es una de las voces
más originales de la nueva y joven poesía. Es autor de la biografía plural del grupo Musical
Los taitas, No volveré a querer. Ha publicado De sábanas y otras decepciones y Tu nalga
también.
Ángela María Justiniano. Santa Cruz, 1952. Bibliotecaria, poeta, escritora y actriz. Sus
últimos libros son Caminos del corazón, Poemas cívicos e Historia para no olvidar.
Ruth Ana López Calderón, Sucre- Bolivia 1968. Comenzó a escribir a fines del año 2010
por algún extraño impulso. Es autodidacta. Varios de sus poemas han sido publicados en
las revistas: Almiar, Avenida Los Escritores, Inventiva Social, Revista Patrimonio Cultural
de Chile, Gaceta Literaria, Revista Guatiní, Morsadice, MuseuPós-Moderno De Educación
(Brasil). Ha publicado los poemarios Sin óbolos para Caronte y Desde las profundidades.
309
Arnaldo Mejía Méndez, Trinidad, Beni, 1947. Es escritor, poeta e investigador social. Ha
publicado varios sobre la cultura regional beniana, entre los que se destacan: Moxos:
simbiosis de Leyenda, Poetas de huellas imborrables, Benianos de alma universal y los
poemarios: Lunario de sueños y sembrando jaikus.
Sebastián Molina, Santa Cruz de la Sierra, 1985. Poeta joven, cultiva el jaiku y tiene
publicado dos libros Después de Este Silencio y Otra Vez El Silencio y está incluido en Lo
nuestro, 200 años de poesía cruceña, Antología poética del Bicentenario.
Blanca Elena Paz, Santa Cruz, 1953, es narradora y poeta. Dirige talleres literarios, sus
cuentos han sido incluidos en varias antologías nacionales e internacionales y su poesía en
Breve poesía cruceña, Poetas del oriente boliviano y en revistas y suplementos culturales.
Ha ganado varios premios de literatura y tiene publicados dos volúmenes de cuentos:
Teorema y Onir.
Claudia Peña Claros, Santa Cruz, 1970, actriz de teatro, poeta y narradora. Ha publicado
Inútil ardor, Con el cielo a mis espaldas, El evangelio según Paulina y La furia del río.
Paura Rodríguez Leytón, La Paz, 1973. . Ha publicado Del Árbol y la arcilla azul azul;
Ritos de viaje; y Pez de Piedra Con Ritos de viaje obtuvo el Premio Nacional de Poesía
convocado por el Gobierno Municipal de Sucre. Su poema Te atribuyo el torrente de mi
sangre mereció el segundo Premio Internacional “César Vallejo” de la Casa del Poeta
Peruano en Londres. Poemas suyos y la antología binacional Unidad Variable. Reside en
Santa Cruz
Alfredo Rodríguez Peña, Santa Cruz, 1972. Narrador y poeta. Es autor de El lamento de
los muros (ensayo sobre el graffiti cruceño), Cuentos del Jardín (cuentos infantiles) y
Evadas, cien frases de Juan Evo Morales Ayma para la historia (compilación) y del
poemario Tres al Hilo (poemario con A. Barbery y O. Gutiérrez) y se encuentra antologado
en Antología de la Poesía Cruceña Contemporánea, Breve poesía desde Santa Cruz y
Poetas del Oriente Boliviano
Antonio Rojas, Vallegrande, Santa Cruz, Bolivia, 1963. Poeta, dejó de escribir por
decisión propia. Ha publicado los poemarios Cántico, Tiempo nombrado y Antología
provisional y está incluido en las antologías Lo Nuestro. Poesía cruceña y Poetas del
Oriente boliviano.
Silvia Rózsa Flores, Santa Cruz, Bolivia, 1963. Periodista y poeta, ha publicado el
poemario Destellos. Se encuentra antologada en Los nuevos escritores latinoamericanos,
Argentina, así como en Breve Poesía Cruceña y ha obtenido varios premios de poesía. Su
310
Poemario Ritual de Tempestades, fue escrito de forma conjunta con Elías Serrano. Cuento
para niños Anita y la ciudad de los anillos y Anita visita el Museo de Arte y está incluida en
la antología Lo Nuestro. Poesía cruceña.
Carlos Saavedra Weise, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 1945. Poeta y aforista. Publicó
18 libros, entre los que se encuentran: Alpha, Así son las cosas, Gota a gota, Breve manual
para el aforista, Caminante, Jaikus para Florcilla, Jaikus del samurái, Argot negro.
Además, publicó cuentos cortos en diversas antologías.
Roxana Selum Yabeta, San Ignacio de Moxos, Beni, 1960. Poeta y narradora. Ha
publicado en varias revistas y suplementos culturales. Ha publicado D-efectos especiales.
Elías Serrano, Cotoca, Santa Cruz, 1948. Actor y poeta. Ha publicado poemas en Breve
poesía desde Santa Cruz, Antología provisional, Poetas del oriente boliviano y sus libros
son Poemas de amor y vida, Caminos de Niebla y Cuerpos incendiados.
Pedro Shimose, Riberalta, Beni, 1940. Poeta, narrador, periodista y dibujante. Es uno de
los grandes poetas benianos cuya obra ha trascendido nuestras fronteras. De su obra se han
ocupado destacados críticos y figura en varias antologías internacionales. En el año 1972
obtuvo el Premio de Poesía Casa de Las Américas y en 1999 el Premio Nacional de
Cultura, entre otras distinciones locales, nacionales e internacionales. Además de libros de
poesía, es autor de un libro de cuentos, así como de varias antologías de poesía y del
Diccionario de autores iberoamericanos y de Historia de la literatura latinoamericana. Entre
sus libros de poesía figuran: Triludio en el exilio, Sardonia, Poemas para un pueblo,
Quiero escribir pero me sale espuma, Riberalta y Reflexiones Maquiavélicas.
Luis Assad Simon, Santa Rosa, Beni, 1921. Poeta, entre sus libros de su poesía se cuentan
a Poesías dispersas y Serenata reyesana.
Nicomedes Suárez Araúz, Santa Ana del Yacuma, Beni, 1946. Poeta, narrador, crítico,
ensayista y traductor. Es una de las voces más originales de la poesía nacional y su obra ha
sido destacada por la crítica internacional. Ha sido fundador, junto con otros escritores, de
la revista Amazonian Literary Review que publicaba a poetas y narradores de la Amazonía.
Premio nacional de Poesía Franz Tamayo, 1977. Entre sus libros de poesía figuran, entre
otros: América, Los escribanos de Loén y Recetario amazónico y está incluido en la
antología Poetas del Oriente boliviano.
311
Gigia Talarico, Santiago de Chile, 1953. Gestora cultural, escritora, poeta y novelista. Se
dio a conocer como una de las más destacadas escritoras de cuentos para niños. Ha
obtenido varios premios de literatura; y ha publicado: Comiendo estrellas, El caracol
gigante, Los tres deseos; los poemarios Ángeles de Fuego, Púrpura y la novela La sonrisa
cortada. Fundó Arte poética e integración, agrupación que se han realizado varios
encuentros literarios con escritores de otros países y está incluida en varias antologías
internacionales de poesía como Nueva Poesía Hispanoamericana y en la antología Lo Nuestro.
Poesía cruceña. Reside en Santa Cruz. Premio Nacional de Poesía 2013 con La manzana
dorada y Premio Dante Alighieri 2014.
Claudia Cecilia Vaca Flores, Santa Cruz de la Sierra, 1984. Fundó el Centro de arte,
cultura y educación (C-ACE), promotora y gestora cultural. Ha sido profesora de Lengua y
Literatura. Con la Editorial El País, ha publicado el poemario Versos de Agua.
Fanthy Velarde, Loreto, Beni, 1958. Poeta y actriz, en 1975 ganó el Primer Premio de los
Juegos Florales de Trinidad. Libro: Para Julio en diciembre, Trinidad, 2001.
José Villar Suárez, Trinidad, Beni, 1945. Narrador, compositor y poeta. Ha sido
distinguido en varias oportunidades por las instituciones culturales y universitarias del Beni
y ha escrito once libros, de los cuáles cuatro son de poesía, como Cantar de Cantares para
ella y otros jaikus.
Emma Villazón Richter, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 1983. Poeta. Ha publicado el
poemario Fábulas de una caída, con el que obtuvo el Premio Nacional Noveles Escritores
de Petrobras el 2007. Ha participado en las antologías Cambio Climático. Panorama de la
joven poesía boliviana, Lo más profundo… ¿la piel? Selección de escritoras bolivianas
emergentes, Lo Nuestro. Poesía cruceña y en Poetas del Oriente.
312
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Otras fuentes Bibliográficas:
CONTRATAPA
En esta antología Homero Carvalho Oliva prescinde de los límites geopolíticos trazados por
la historia de nuestros países y con los que hemos construido nuestro sentido de pertenencia
regional y nacional, y de pertenencia a un momento histórico. Límites con los que se han
elaborado varias decenas de anteriores antologías literarias, que, con frecuencia coinciden o
incluso refrendan, los antes mencionados linderos regionales. Aquí se desafía al lector a
encontrar en sí mismo una nueva subjetividad regional con el fin de apreciar de una manera
distinta la “realidad” literaria. Homero Carvalho concilia las diferencias que estas
limitaciones impusieron a anteriores trabajos, tiene un claro espíritu incluyente, pretende
exponer el sentimiento al igual que la técnica, la emoción al igual que el saber literario,
reúne al nacido en estas tierras con el llegado y “aquerenciado”. Gran homenaje a esta
tierra, el que se hace en la presente selección de versos. Y un gran presente para todos los
lectores.
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Claudia Bowles Olhagary
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