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Guardadme del hombre que dice: "Soy el candil que ilumina el camino de
la gente"; pero acercadme a aquél que busca su camino a través de la luz de la
gente.
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Mis evidencias convencen al ignorante, y las evidencias del sabio me
convencen a mí. Pero a aquel cuyo razonamiento está entre la sabiduría y la
ignorancia, a ése no puedo convencerlo, ni él puede convencerme a mí.
Algunos oyen con las orejas, algunos con el estómago, algunos con el
bolsillo; y algunos no oyen en absoluto.
Trae el desastre a su nación aquél que nunca siembra una semilla, o pone
un ladrillo, o teje una prenda, pero hace de la política su ocupación.
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La Verdad es la hija de la Inspiración; el análisis y la discusión mantienen
a la gente alejada de la Verdad.
Si eliges entre dos males, deja que tu elección recaiga sobre lo obvio
antes que sobre lo oculto, a pesar de que lo primero aparezca más grande que lo
segundo.
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Libradme de aquel que no dice la verdad a menos qué esté atormentado; y
del hombre de buena conducta y malas intenciones; y de aquel que adquiere
autoestima criticando a los demás.
Es extraño que la virtud no me cause nada más que daño, mientras que mi
maldad nunca me ha ocasionado perjuicio. Aún así, continúo siendo fanático de
mi virtud.
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La vida nos besa en ambas mejillas
De día y de mañana,
Pero ríe de nuestros actos
De tarde y de madrugada.
Dura es la vida para aquel que desea la muerte pero continúa viviendo por
el bien de sus seres queridos.
Así como entre cuerpo y alma hay un lazo, así también el cuerpo y su
medio ambiente uno a otro están ligados.
No te contentes con poco; aquel que lleve a la fuente de la vida una jarra
vacía, retornará con dos jarras colmadas. Aquel que nos mire a través de los
ojos de Dios, verá nuestra desnuda realidad esencial.
Dios hizo la Verdad con muchas puertas para dar la bienvenida a todos
los creyentes que llamaran a ellas.
Aquél que filosofa es como un espejo que refleja los objetos que no
puede ver, como una caverna que devuelve el eco de las voces que no oye.
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Poeta es aquél que te hace sentir, tras haber leído su
poema, que sus mejores versos aún no han sido compuestos.
¿Quién entre los hombres puede vagar por el fondo del mar como si
estuviera paseando por un jardín?
Una nación débil debilita a sus fuertes y fortalece a los débiles de una
nación poderosa.
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El pesar del amor canta, la tristeza del conocimiento habla, la melancolía
del deseo susurra y la angustia de la pobreza llora. Pero hay una pena más
profunda que el amor,
más sublime que el conocimiento, más fuerte que el deseo y más amarga que la
pobreza. Es muda y no tiene voz; sus ojos resplandecen como estrellas.
Hay entre la gente asesinos que aún no han derramado sangre, y ladrones
que no han robado nada, y mentirosos que hasta ahora han dicho la verdad.
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Y sólo hallé mi ignorancia.
Es corto de vista aquel que sólo mira el sendero que transita y el muro en
el que se reclina.
Examina tus cuentas de ayer y encontrarás que aún estás en deuda con la
gente y con la vida.
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Al erudito que estaba hecho de pensamiento y afectividad, el habla le fue
concedida. Al investigador que estaba hecho de habla, un poco de pensamiento
y afectividad le fueron concedidos.
El entusiasmo es un volcán en cuya cima no crece jamás la hierba de la
indecisión.
Puede romperse la piedra del molino, pero el río continúa su curso hacia
el mar.
La inspiración está en ver una parte del todo con la parte ¡el todo que hay
en ti.
Ver que los ardides del zorro triunfan sobre la justicia del león, lleva al
creyente a dudar de la justicia.
Bajo la luz del ojo del hombre, el mundo parece más grande de lo que es.
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El martirio es la caída voluntaria del alma suprema hasta el nivel del
caído.
Aquello que crees feo, es nada más que la felonía de lo externo dirigida al
yo interior.
Todos somos prácticos para con nuestro propio interés e idealistas con el
que le concierne a otros.
La belleza en el corazón que la ansía es más sublime que en los ojos del
que la ve.
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Los proverbios carecen de sentido hasta que no se encarnan en hábitos.
Aquel que viene con sus mejores galas al funeral de su vecino usará
harapos en la boda de su hijo.
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Los recuerdos son un traspié en el sendero de la Esperanza.
Si deseas entender a una mujer, observa su boca cuando sonríe; pero para
estudiar a un hombre, observa el blanco de sus ojos cuando está enojado.
13
Los sometidos son los más ansiosos por saber acerca de los reyes.
Arrojaré mis alhajas a los cerdos para que las devoren y mueran de
glotonería o de indigestión.
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Las almas son fuegos cuyas cenizas son los cuerpos.
La pluma es un cetro. ¡Pero cuán escasos reyes hay entre los escritores!
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Dicen que si uno se comprende a sí mismo, comprende a todos los demás.
Pero yo os digo, cuando uno ama a los demás aprende algo acerca de sí mismo.
16
El arte comenzó cuando el hombre glorificó al sol con un himno de
gratitud.
Las redes de la ley están ideadas para atrapar sólo a criminales de poca
monta.
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El coraje, que es el sexto sentido, halla el camino más corto hacia el
triunfo.
Nuestra pena por los muertos puede ser una forma de los celos.
La luz de las estrellas extinguidas hace mucho tiempo aún llega hasta
nosotros. Lo mismo ocurre con los grandes hombres que murieron siglos atrás,
pero que aún hacen llegar hasta nosotros las radiaciones de su personalidad.
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A vosotros que alabáis ante mí el "feliz término medio" como modo de
vida, os replico: "¿Quién quiere estar tibio entre frío y caliente, o temblar entre
la vida y la muerte, o ser gelatina, ni líquida ni sólida?"
¿No sería más económico que los gobiernos construyeran asilos para los
sanos en vez de para los dementes?
La piedra más sólida de una estructura es la que está más abajo en los
cimientos.
Cuando no recompensé
A aquel que me elogió,
Refunfuñó y se quejó.
Yo lo sufrí en silencio
Y la gente se rió de él.
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El verdadero hombre religioso no abraza una religión; y aquel que la
abraza no tiene religión.
La mayoría de los hombres de sentimientos delicados se apresuran a herir
tus sentimientos para impedir que te les adelantes y hieras los de ellos.
Se habla más de aquel que está en desacuerdo que de aquel que está de
acuerdo.
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Todo lo creado existe dentro de ti, y todo lo que hay en ti existe en la
creación. Estás en contacto ilimitado con las cosas más próximas, y, más aún, la
distancia no es suficiente para separarte de las cosas distantes. Todo, desde lo
más bajo hasta lo más sublime, desde lo más pequeño hasta lo más grande,
existe en ti por igual. En un átomo se encuentran todos los elementos de la
tierra. Una gota de agua contiene todos los secretos de los océanos. En un
impulso de la mente se encuentran todos los impulsos de todas las leyes de la
existencia.
Dios ha puesto en cada alma un apóstol para que nos guíe por el sendero
de la iluminación. Sin embargo, muchos buscan la vida en lo externo sin reparar
en que está dentro de ellos.
El alfarero puede modelar una jarra de vino con arcilla, pero no con arena
ni con grava.
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La aflicción y los lamentos son propios de aquellos que, hallándose ante
el trono de la vida, parten sin dejar en sus manos ni una gota del sudor de sus
frentes ni de la sangre de sus corazones.
¡Qué salvaje es el amor que planta una flor y desarraiga un campo; que
nos revive por un día y nos confunde por una eternidad!
Los medios para revivir una lengua están en el corazón del poeta y en sus
labios y entre sus dedos. El poeta es el intermediario entre el poder creador y la
gente. Es el telé
grafo que transmite las noticias del mundo del espíritu al mundo de la
investigación. El poeta es el padre y la madre de la lengua, que va donde él
vaya. Cuando el poeta muere, la lengua permanece postrada sobre su tumba,
gimiendo abandonada, hasta que otro poeta viene y la levanta.
La calamidad de los hijos estriba en las dotes de los padres. Y aquél que
no las niegue, permanecerá esclavo de la Muerte hasta que muera.
Los muertos tiemblan ante la tempestad pero los vivos caminan con ella.
Extraños son los que se adoran a sí mismos, puesto que adoran carroña.
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Porque nació del miedo y vive como un cobarde, el hombre se esconde en
las grietas de la tierra cuando ve acercarse la tempestad.
El pájaro posee un honor que el hombre no posee. El hombre vive
atrapado por sus leyes y tradiciones fabricadas; pero los pájaros viven de
acuerdo con la ley natural de Dios, que hace que la tierra gire alrededor del sol.
Una cosa es creer, y otra es hacer. Muchos hablan como el mar pero sus
vidas son pantanos estancados. Otros elevan sus cabezas por encima de las
cumbres de las montañas,
mientras sus almas se adhieren a las oscuras paredes de las cavernas.
Dios hizo que nuestros cuerpos fueran templos para nuestras almas, y
deben mantenerse fuertes y limpios para ser dignos de la deidad que los ocupa.
¡Qué distante me siento de la gente cuando estoy con ella, y qué próximo
cuando estoy lejano!
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¿Qué diré de aquel que me pide prestado dinero para comprar una espada
con la que atacarme?
La historia de todos los hombres está escrita sobre sus frentes, pero en un
idioma que nadie, excepto aquél que recibe una revelación, puede leer.
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Las épocas en marcha pisotean las obras del hombre, pero no arrasan con
sus sueños ni debilitan sus impulsos creadores. Estos permanecen porque
forman parte del Espíritu Eterno, aunque se oculten o se duerman de tanto en
tanto, imitando al sol en el crepúsculo, y a la luna al alba.
La joven libanesa es como una fuente que mana del corazón de la tierra y
fluye a través de sinuosos valles. Como no puede hallar salida al mar, se
convierte en un calmo lago
que refleja sobre su creciente superficie las resplandecientes estrellas y la
brillante luna.
Es un traidor aquel que utiliza las Sagradas Escrituras como una amenaza
para obtener dinero... un hipócrita aquel que usa la cruz como espada... un lobo
disfrazado de cordero... un glotón aquel que adora la buena mesa más que los
altares... una criatura hambrienta de riqueza aquella que corre detrás de una
moneda que rueda hasta las más remotas tierras... un tramposo aquel que hurta a
las viudas y a los huérfanos. Ese es un ser monstruoso, con pico de águila,
garras de tigre, dientes de hiena, y colmillos de víbora.
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que vuestro espíritu sufra arrastrándose sobre la tierra como un gusano.
Desdichada la nación que no eleva su voz salvo en los funerales, que sólo
ante la tumba muestra aprecio, que espera para rebelarse hasta que su cuello está
bajo el filo de la espada.
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El arte de los romanos está en el eco.
El arte de los chinos está en la etiqueta.
El arte de los hindúes está en sopesar el bien y el mal.
El arte de los judíos está en su sentido de la predestinación.
El arte de los árabes está en la reminiscencia y la exageración.
El arte de los persas está en la melindrosidad.
El arte de los franceses está en el refinamiento.
El arte de los ingleses está en el análisis y la autocomplacencia. .
El arte de los españoles está en el fanatismo.
El arte de los italianos está en la belleza.
El arte de los alemanes está en la ambición.
El arte de los rusos está en la tristeza.
EL FEZ Y LA INDEPENDENCIA
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recordado que sus antepasados sirios solían viajar a Egipto en barcos sirios,
usando prendas hiladas, tejidas y confeccionadas por manos sirias. Sería mejor
que él, también, usara ropas hechas en su país y navegara en un barco hecho y
comandado por sirios.
La falla de nuestro erudito es haber protestado por los resultados,
haciendo caso omiso de las causas. Este es el comportamiento de la mayoría de
los orientales, que insisten
en ser orientales sólo en los asuntos pequeños y fútiles, y alardean de cosas -ni
pequeñas ni fútiles- que han aceptado de los occidentales.
A nuestro erudito y a todo el clan de los que usan fez, déjenme decirles:
"Haced vuestro fez en vuestro propio taller; decidid luego lo que os gusta hacer
con él cuando navegáis en un barco, o escaláis una montaña, o entráis en una
cueva."
Pongo al cielo por testigo de que no escribo esto para iniciar discusión
alguna sobre si el fez debe o no ser usado para cualquier ocasión. Tiene otros
objetivos diferentes que
la discusión acerca de la permanencia de un fez cualquiera sobre cualquier
cabeza que corone cualquier trémulo cuerpo.
AS SILBAN
(Obra en un acto)
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KHALIL (dirigiéndose a Yousif): Hoy leí tu artículo en el Bellas Artes, me ha
gustado mucho. Si no fuera por el tono europeo, lo aclamaría como el
mejor que he leído
hasta ahora. Pero preveo que la influencia de la educación occidental es
perniciosa.
YOUSIF : Puede que tengas razón, amigo mío, aunque tus actos contradicen tus
puntos de vista. Te vistes con ropa europea, usas utensilios occidentales en la
cocina, y te sientas en sillas europeas. Más aún, dedicas más tiempo a la
lectura de la literatura occidental que a la de los libros árabes.
KHALIL : Esos son hechos superficiales, no tienen conexión con la verdadera
cultura.
YOUSIF : Sí, tienen una conexión vital y esencial. Si piensas con más
detenimiento en ese tema, descubrirás que las artes reflejan e influencian
las costumbres, los estilos, las tradiciones religiosas y sociales, todos los
aspectos de nuestra vida.
KHALIL : Soy oriental y seguiré siéndolo a pesar de mis ropas
europeas. Es mi sincero deseo que la literatura árabe permanezca libre de
influencias europeas.
YOUSIF : ¿Entonces, condenarás a la literatura árabe a la extinción?
KHALIL: ¿Cómo es eso?
YOUSIF : Las antiguas culturas que no se revitalizan con la producción de la
cultura moderna, están sentenciadas a la muerte intelectual.
KHALIL : ¿Cómo lo pruebas? YOUSIF : De mil maneras.
(En ese momento entran al cuarto Paul Assilban y Salem Mowad. Todos
se ponen de pie en señal de respeto.) YOUSIF : Bienvenidos a nuestro hogar,
hermanos. (Se dirige a Paul Assilban) Bienvenido, oh, ruiseñor de Siria.
(Helen mira a Paul, sus mejillas se sonrojan y su rostro muestra una
expresión de regocijo)
SALEM : Por favor, Yousif, retira tus palabras de alabanza. YOUSIF: ¿Por
qué?
SALEM (con burlona seriedad): Porque Paul ha hecho algo que no merece
honores ni respeto. Se ha abandonado a un extraño estado de ánimo; es un
loco.
PAUL (a Salem): ¿Es que acaso te he traído aquí para que te explayes acerca de
mis defectos?
HELEN: ¿Qué ha pasado Salem? ¿Qué nuevas imperfecciones has descubierto
en Paul?
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SALEM : Ninguna nueva imperfección, sino una vieja llevada a un extremo tal
que la hace parecer nueva.
YOUSIF : Cuéntanos qué ha sucedido.
SALEM (hablándole a Paul): ¿Prefieres que sea yo quien lo diga, Paul, o deseas
confesarlo tú mismo?
PAUL: Preferiría que permanecieras silencioso como una tumba o mudo como
el corazón de una vieja.
SALEM: Entonces hablaré.
PAUL : Veo que estás decidido a arruinarnos la noche.
SALEM : No, pero me gustaría contarles a nuestros amigos lo sucedido para
que conozcan la clase de hombre que eres. HELEN (hablándole a Salem):
Cuéntanos qué sucedió. (Dirigiéndose a Paul) Tal vez el crimen que Salem
desea revelarnos servirá tan sólo para demostrar tus virtudes, Paul. PAUL :
No he cometido un crimen, ni accedido a virtud alguna; pero lo que nuestro
amigo ansía discutir no merece ser mencionado. Por otra parte, no me agrada
ser -el objeto de discusiones estériles.
HELEN : Bien, escuchemos la historia.
SALEM (arma un cigarrillo y se sienta junto a Yousif): Sin duda se habrán
enterado, caballeros, de la fiesta de bodas ofrecida por Jalal Pasha para
celebrar el matrimonio de su hijo. Invitó a todos los notables de la ciudad,
incluyendo a este bribón (señalando a Paul) y también a mí. La razón por la
cual yo fui invitado es la creencia general de que soy la sombra de Paul, y,
además, Paul, bendito sea su corazón, se niega a cantar a menos que yo lo
acompañe.
De acuerdo a los distinguidos hábitos de Paul, llegamos tarde. Allí
encontramos al gobernador y al obispo, a las bellas damas y a los eruditos, a
los poetas, a los rica chones y a los jefes.
Cuando nos sentamos entre incensarios y copas de vino, los invitados
miraban a Paul con tanta intensidad como si fuera un ángel venido del cielo.
Las bellas damas le ofrecían vino y flores, imitando el recibimiento que
las mujeres atenienses ofrecían a los héroes que regresaban de la guerra.
En suma, nuestro Paul fue objeto de honores y respeto... Tomé el laúd y
toqué un rato antes de que Paul abriera la boca para cantar un poema de Al
Farid. El
público era todo oídos, como si El Moussoli hubiera regresado de la
eternidad para susurrar en sus oídos un aire mágico y divino. De repente
Paul dejó de cantar. El público pensó que continuaría luego de aclararse la
garganta con un poco de vino. Pero Paul permaneció en silencio.
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PAUL : Deténte, no sigas diciendo disparates. Estoy seguro de que a nuestros
amigos no les interesa.
YOUSIF: Por favor, déjanos escuchar el resto.
PAUL: Parecen preferir su charla a mi presencia. Adiós.
HELEN (mira tiernamente a Paul): Siéntate, Paul; no importa cómo prosiga la
historia, estamos todos de tu parte. (Paul se sienta resignadamente).
SALEM (continúa hablando): Dije que el pobre Paul había cantado un poema
de Al Farid y se había detenido. Eso equivalía a ofrecer a sus pobres y
hambrientos oyentes un bocado del pan de la diosa, para luego derribar la
mesa a puntapiés, rompiendo las jarras y los vasos. Allí estaba sentado, tan
silencioso como la Esfinge sobre las arenas del Nilo. Las bellas damas se
levantaban, una tras otra, a implorarle que cantara, pero él se negó aduciendo
que le dolía la garganta. Luego fueron los dignatarios quienes le
suplicaron, pero Paul se mantuvo inconmovible, como si Dios hubiera
convertido en piedra su corazón y su arte en coquetería. Era pasada la
medianoche cuando Jalal Pasha lo llamó aparte, puso en su mano una pila
de dinares y le dijo: "Sin tu canto languidece el espíritu de esta fiesta. Te
ruego que aceptes este presente, no como una recompensa, sino como una
prueba de mi afecto y admiración por ti. No nos decepciones." Paul arrojó los
dinares y dijo con el tono de un rey conquistador: "Me insultas. No he venido
aquí a venderme; he venido porque te quería desear felicidad."
Jalal Pasha perdió el control y pronunció palabras groseras, ante lo cual
nuestro sensible Paul abandonó la casa maldiciendo pesarosamente. Recogí
mi laúd y lo seguí, dejando tras de mí a las bellas damas, y al vino y los
manjares del banquete. Todo eso sacrifiqué en nombre de mi terco amigo,
quien ni siquiera me ha agradecido o elogiado por mi devoción hacia él.
YOUSIF (riendo): Es realmente una historia interesante, digna de ser escrita en
agujas sobre las pupilas de los ojos. SALEM : No he terminado. Aún falta
la parte más interesante. Ningún narrador de cuentos, persa o hindú, ha
inventado jamás un final tan diabólico.
PAUL (dirigiéndose a Helen); Me quedaré por ti, pero, por favor, di a esta rana
que deje de croar.
HELEW: Déjalo hablar, Paul, te aseguro que todos estamos de tu parte.
SALEM (enciende otro cigarrillo y continúa): Abandonamos el hogar de Jalal
Pasha; Paul maldecía a los ricos, y yo maldecía a Paul dentro de mi corazón.
¿Pero creéis que de la mansión de Jalal Pasha fuimos a casa? ¡Escuchad y
maravillaos! Como todos saben, la casa de Habeeb Saadi es contigua con
la de Jalal Pasha. Sólo las separa un pequeño jardín. A Habeeb le agrada
cantar, beber y soñar, e idolatra a este ídolo (señalando a Paul). Cuando aban-
donamos la mansión de Pasha, Paul permaneció unos minutos en el medio
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de la calle restregándose la frente como, un generalísimo planeando la campaña
contra un reino rebelde. Luego, y en forma súbita, se dirigió a la casa de
Habeeb y llamó a la puerta. Habeeb apareció en camisón, restregándose los
ojos y bostezando. Al ver a Paul, y a mí con el laúd bajo el brazo, sus
ojos resplandecieron de alegría, como si el cielo hubiera abierto sus puertas
para traernos hasta él.
"¿Qué los trae por aquí a esta bendita hora?", nos dijo. Y Paul respondió:
"Venimos a celebrar la fiesta de bodas del hijo de Jalal Pasha en tu casa." Y
Habeeb replicó: " ¿Acaso la casa de Pasha no es suficientemente grande para
vosotros?" Y Paul respondió: "El hogar de Pasha no tiene verdaderos oídos
para nuestra música y, por lo tanto, hemos venido a la tuya. Trae el arak y los
aperitivos y no hagas más preguntas."
Nos acomodamos confortablemente. Cuando Paul terminó su segunda
copa, abrió todas las ventanas que daban a la casa de Jalal Pasha, me alcanzó el
laúd y me
dijo: "Este es tu báculo, Moisés; conviértelo en una víbora y táñelo bien y
lar amante." Obedientemente, tomé el laús y toqué. Paul volvió la cara hacia
la casa de Pasha y cantó con toda la potencia de su voz.
(Salem hace una pausa, luego prosigue en tono más serio) Hace quince
años que conozco a Paul. Fuimos juntos a la escuela. Lo he oído cantar
cuando estaba triste, y cuando estaba feliz. Lo he oído gemir corno una viuda
despojada de su único hijo; lo he oído modular como un amante y cantar
como un triunfador. Lo he oído en el silencio de la noche, entonando
susurrantes melodías que encantaban a los durmientes. Lo he oído cantar
en los valles del Líbano, al unísono con las distantes campanas de una iglesia,
impregnando el espacio de magia y veneración. Mil veces lo he oído cantar, y
pensé que conocía todo su poder. Pero anoche, cuando cantó frente a la
casa de Pasha, me dije: " ¡Cuán poco sabía de la vida de este hombre!"
Ahora comienzo a comprenderlo. Antes sólo había oído cantar a su lengua,
pero anoche oí cantar a su alma y a su corazón...
Paul cantó un verso tras otro. Sentí flotar sobre nuestras cabezas las almas
de los amantes, susurrando, recordando el pasado distante, descubriendo
lo que la
noche había cubierto de las esperanzas y sueños de la humanidad. Sí,
caballeros, este hombre (señalando a Paul) escaló anoche la escalera del arte
hasta su peldaño más alto, y alcanzó las estrellas, y sólo al alba descendió a
la tierra. Para entonces, había sometido a sus enemigos, haciendo de ellos un
taburete para sus pies. Al oír su voz, los invitados de Pasha se agolparon en las
ventanas, y algunos salieron a sentarse bajo los árboles del jardín; y la divina e
intoxicante melodía que colmaba sus corazones, los hizo disculpar a este
ídolo que los había vejado e insultado. Algunos lo aclamaban y elogiaban,
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mientras otros lo maldecían. Supe por los invitados que Jalal Pasha rugía
como un león y caminaba por el vestíbulo de arriba a abajo, maldiciendo
a Paul e injuriando a los invitados que habían abandonado el banquete para
oírlo. Bien, ahora que habéis escuchado el final, ¿qué pensáis de este genio
loco?
YOUSIF : No culpo a Paul, pues no me jacto de entender sus secretos e
intenciones; sé que este es un asunto personal que sólo a él concierne.
Comprendo que el temperamento
de un artista, especialmente un músico, es algo fuera de lo común. No es
justo medir sus acciones con la misma vara. El artista, y por artista entiéndase a
aquél que crea
nuevas imágenes para expresar sus sentimientos e ideas, es un extraño
entre su gente, y aún entre sus amigos. Mira al este cuando los otros miran
al oeste. Lo que lo con mueve internamente, ni él mismo lo entiende. Se
siente miserable entre los bullangueros, y feliz entre los melancólicos. Es
débil entre los fuertes, y fuerte entre los débiles. Está por encima de la ley, le
guste o no a la gente.
KHALIL : El sentido de tus palabras, Yousif, no difiere del de tu artículo acerca
de las bellas artes. Déjame que repita: "el espíritu europeo que tú defiendes será
algún día nuestra ruina como pueblo y como nación."
YOUSIF: ¿Acaso atribuyes la conducta de Paul a esa influencia europea a la
que tanto te opones?
KHALIL : Me sorprende la actitud de Paul, a pesar del respeto que me inspira.
YOUSIF : ¿Es que acaso Paul no tiene el derecho y la libertad de hacer lo que le
agrade con su música y su arte?
KHALIL : Teóricamente, sí, tiene el derecho de hacer lo que le -plazca; pero me
parece que nuestro sistema social no aprueba esa clase de libertad. Nuestras
inclinaciones, cos tumbres y tradiciones no permiten al individuo hacer lo que
Paul hizo anoche sin hacerlo objeto de críticas. HELEN : Dado que el tema
de este interesante debate está presente, ¿por qué no dejamos que hable? Estoy
segura de que sabrá defenderse.
PAUL (después de una pausa): Quisiera que Salem no hubiera comenzado esto.
Lo que sucedió anoche es asunto concluido. Pero ya que soy objeto de
críticas, como dijo Khalil, les diré lo que pienso sobre el tema.
Todos saben que he sido objeto de críticas durante largo tiempo. Acerca
de mí han dicho que soy consentido y caprichoso, e indigno de honores.
¿Cuál puede ser la
razón de tan acerba crítica? Es un ataque a algo de mi carácter que no
puedo cambiar, y que no cambiaría aunque pudiera: mi independencia, que
se niega a venderse o a ser seducida por la adulación. Hay en esta ciudad
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muchos músicos y cantantes; muchos poetas, críticos y eruditos; muchos
mendigos y turibularios. Todos ellos venden su voz, su pensamiento y su
conciencia por una moneda, una comida, una botella de vino. Nuestros
ricachones y dignatarios compran por monedas a artistas y eruditos, y los
exhiben en sus mansiones como exhiben sus caballos y carruajes en las calles
y los parques.
Sí, los cantantes y poetas de oriente son poco más que esclavos y
turibularios. Se les pide que canten en las bodas, que parloteen en los
banquetes, que se lamenten en los funerales, y que hagan panegíricos sobre
las tumbas. Son como máquinas de expresar la dicha y el pesar. Si no se los
necesita, estas máquinas son dejadas de lado como utensilios usados. No
culpo a los ricos; culpo a los cantantes, poetas y eruditos que no se respetan a sí
mismos. Los culpo por no menospreciar la mezquindad y la insignificancia.
Los culpo por no preferir la muerte a la humillación.
KHALIL (excitado): Pero anoche, el anfitrión y los invitados te rogaron que
cantaras. ¿Cómo puedes decir que cantar fue una humillación para ti?
PAUL : Si anoche hubiera podido cantar en la casa de Pasha, lo hubiera hecho
de buena gana. Pero al mirar alrededor de mí pude ver tan sólo a los ricos,
en cuyos oídos repican los ecos del dinar todopoderoso, y cuya sabiduría
de la vida consiste en elevarse a sí mismos a expensas de los demás. Gente
así no puede diferenciar la poesía de los malos versos, la verdadera música
del sonido de una cacerola. No crearé imágenes para los ciegos, ni emitiré
sonidos de mi alma para los sordos.
La música es el lenguaje del espíritu. Su oculta corriente vibra entre el
corazón del cantante y el alma del oyente. A aquellos que no pueden oír ni
entender, el cantante no puede ofrecerles lo que encierra su corazón. La música
es un violín de cuerdas tensas y sensibles. Si las cuerdas se aflojan, no
pueden vibrar. Anoche se aflojaron las cuerdas de mi corazón cuando
miré a los invitados de Pasha. No vi nada más que falsedad y vacuidad,
estupidez y esterilidad, ostentación y arrogancia. Me rogaron que cantara
porque les volví la espalda. Si me hubiera comportado como un mal cantante
pago, nadie me hubiera escuchado.
KHALIL ,"bromeando): Y sin embargo fuiste a la casa de Habeeb y por
despecho cantaste desde medianoche hasta el alba.
PAUL : Canté porque quería expresar el contenido de mi corazón e increpar a la
noche, la Vida y el Tiempo. Sentía la imperiosa necesidad de tensar las
cuerdas de mi alma, que se habían aflojado en la casa de Pasha.
Pero si crees que lo hice por despecho, eres libre de decirlo. El arte es un
pájaro que se remonta libremente en el cielo o vaga dichosamente por la tierra.
Nadie puede cambiar su conducta. El arte es un espíritu que no puede
comprarse ni venderse. Nosotros los orientales debemos aprender esta verdad.
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Nuestros artistas -que son tan escasos como el azufre rojo- deberían respetarse
a sí mismos, pues son copas colmadas de vino divino.
YOUSIF : Estoy de acuerdo contigo, Paul. Esto me ha enseñado algo nuevo,
eres un verdadero artista, y yo sólo un admirador de las artes. La diferencia
que existe entre nosotros es como la diferencia que existe entre el vino añejo
y las uvas ácidas.
SALEM : Aún no estoy convencido, y nunca lo estaré. Tu filosofía es una
dolencia causada por la infección extranjera. YOUSIF: Si anoche hubieras
oído cantar a Paul, no la llamarías dolencia. (En este momento entra una criada
y anuncia: "El refrigerio está servido")
YOUSIF (levantándose de su silla): El kanafe está listo, y es tan dulce como la
voz de Paul.
(Todos se levantan. Yousif, Khalil y Salem salen del vestíbulo. Paul y
Helen se demoran e intercambian sonrisas amorosas y miradas ardientes)
HELEN (susurrando): ¿Sabes que anoche te oí cantar? PAUL (sorprendido):
¿Qué quieres decir, querida Helen? HELEN (avergonzada): Estaba en la
casa de mi hermana
María cuando te oí. Pasé la noche con ella porque su esposo no estaba en
la ciudad y temía quedarse sola. PAUL: ¿Tu hermana vive en el Parque de los
Pinos?
HELEN : No, vive frente a la casa de Habeeb. PAUL: ¿Y realmente me oíste
cantar?
HELEN: Sí, oí el llamado de tu alma desde medianoche hasta el alba. Oí a Dios
hablando con tu voz.
YOUSIF (llama desde la habitación contigua): El kanafe se enfría.
(Helen y Paul salen del vestíbulo.)
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Mi Líbano es una cadena de cumbres y montañas que se elevan,
reverentes y majestuosas, hacia el cielo azul.
Vuestro Líbano es un problema internacional aún por resolver,
Mi Líbano es los calmos valles encantados, murmurantes de campanas de
iglesia y susurrantes arroyos.
Vuestro Líbano es una competencia entre un adversario del oeste y uno
del sur.
Mi Líbano es una alada plegaria que revolotea en la mañana cuando los
pastores llevan a pastar sus rebaños, y de nuevo en el crepúsculo cuando los
campesinos regresan de los campos y viñedos.
Vuestro Líbano es un censo de cabezas incontables,
El mío es una serena montaña asentada entre el mar y la planicie, como
un poeta entre una eternidad y otra.
Vuestro Líbano es un ardid de zorro que combate con la hiena, y una
artimaña de la hiena que combate con el lobo, Mi Líbano es una guirnalda
de recuerdos de damiselas
exultantes bajo la luz de la luna, y de vírgenes cantando entre la era y el
lagar.
Vuestro Líbano es una partida de ajedrez entre un obispo y un general,
Mi Líbano es un templo en el cual mi alma encuentra asilo cuando se
harta de esta civilización que se desliza sobre rechinantes ruedas.
Vuestro Líbano es dos hombres: uno que paga impuestos, y otro que los
cobra.
Mi Líbano es un hombre que reclina la cabeza sobre su brazo a la sombra
de los Cedros Sagrados, ajeno a todo menos a Dios y a la luz del sol.
Vuestro Líbano es el comercio, los puertos, los correos. El mío es una
idea distante y un llameante afecto, y una palabra divina que la tierra
susurra en el oído del espacio. Vuestro Líbano es los delegados, empleados,
directores, Mi Líbano es el crecimiento de la juventud, la resolución de la
madurez, y la sabiduría de la edad.
. Vuestro Líbano es representantes y comités.
Mi Líbano es una reunión y una tertulia en torno al hogar en las noches
de tempestad, cuando la oscuridad se mitiga con la pureza de la nieve.
Vuestro Líbano es sectas y partidos,
El mío es la juventud escalando rocosas cumbres, vadeando arroyos,
errando por los campos.
Vuestro Líbano es discursos, conferencias y debates,
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El mío es el canto del ruiseñor, el murmullo de las ramas en la arboleda,
el eco de la flauta del pastor en los valles. Vuestro Líbano es disfraces, e ideas
prestadas, y engaños, El mío es la simple verdad desnuda.
Vuestro Líbano es leyes, reglas, documentos y papeles diplomáticos,
El mío está en contacto con los secretos de la vida, a los que
inconscientemente conoce; mi Líbano es un anhelo que alcanza con su sensible
punta el extremo más lejano de lo oculto, y cree que es un sueño.
Vuestro Líbano es un ceñudo anciano meciéndose la barba y pensando
sólo en sí mismo.
Mi Líbano es un joven erecto como una torre, sonriente como el alba, y
que piensa en los otros tanto como en sí mismo.
Vuestro Líbano aspira a separarse y a ser uno con Siria al mismo tiempo.
Mi Líbano no se separa ni se une ni se expande ni se empequeñece. .
Vosotros tenéis vuestro Líbano y yo tengo el mío, Vosotros tenéis vuestro
Líbano y sus hijos, y yo tengo el mío y sus hijos.
¿Pero quiénes son los hijos de vuestro Líbano? Dejadme que os muestre
su realidad.
Son aquellos cuyas almas nacieron en los hospitales de occidente, cuyas
mentes se despertaron en el regazo de los avaros que representan el papel de
generosos.
Son como flexibles ramas que se mecen de izquierda a derecha. Tiemblan
del alba al atardecer, pero están ajenos a su temblor.
Son como un barco sin mástil ni timón abofeteado por las olas. El
escepticismo es su capitán, y su puerto una cueva de duendes; porque ¿no son
acaso cuevas de duendes todas las capitales europeas?
Estos hijos del Líbano son fuertes y elocuentes entre ellos, pero mudos y
débiles entre los europeos,
Son libres y ardientes reformadores, pero sólo en los periódicos o en la
tarima.
Croan como ranas y dicen: "Nos estamos librando de nuestro viejo
enemigo", y su viejo enemigo está oculto dentro de su cuerpo, marchan en
los cortejos fúnebres cantando al son de las trompetas, pero saludan con
lamentos y rasgándose las vesti duras la cabalgata de una boda, no conocen otro
hambre que el de los bolsillos. Si se encuentran con alguien cuyo hambre es
espiritual, lo ridiculizan y se apartan de él diciendo: "No es más que un
espectro caminando en un mundo de fantasmas."
Son como esclavos que se consideran libres porque sus grilletes oxidados
han sido reemplazados por otros relucientes.
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Esos son los hijos de vuestro Líbano. ¿Es que hay alguien entre ellos tan
firme como las rocas del Líbano, tan noble como las montañas del Líbano, tan
puro y dulce como el agua del Líbano, tan limpio y fresco como la
vigorizante brisa del Líbano?
¿Es que hay alguien entre ellos que pueda sostener que su vida ha sido
una gota de la sangre de las venas del Líbano, o una lágrima de sus ojos, o
una sonrisa de sus labios?
Esos son los hijos de vuestro Líbano. ¡Qué grandes son ante vuestros
ojos, y qué pequeños ante los míos!
Ahora dejadme que os muestre los hijos de mi Líbano: son los
campesinos que convierten en huertos y jardines la tierra pedregosa.
Son los pastores que guían sus rebaños de un valle a otro para que se
reproduzcan y multipliquen, y ofreceros así su carne como alimento y su
lana como indumento.
Los hijos de mi Líbano son los viñateros que prensan la uva para hacer
buen vino.
los padres que cultivan las moreras y las madres que hilan la seda, los
esposos que cosechan el trigo y las esposas que juntan las gavillas, son los
albañiles y los alfareros, los hilanderos y los que hacen los campanarios,
son los poetas y los cantantes que derraman su alma en nuevos versos, son
aquellos que abandonan el Líbano sin un centavo, para ir a otro país con el
corazón henchido de entusiasmo y la resolución de regresar con las manos
llenas de la prodigalidad de la tierra y la frente adornada con los laureles del
triunfo, se adaptan a su nuevo medio y se los aprecia doquiera que vayan,
estos son los hijos de mi Líbano, inextinguibles antorchas, sal que no puede
corromperse.
Caminan con firme paso hacia la verdad, la belleza y la perfección.
¿Qué es lo que vosotros dejaréis para el Líbano y sus hijos salvo
fingimiento, falsedad y estupidez?
¿Creéis que el éter acopiará los espectros de la muerte y el aliento de las
tumbas?
¿Imagináis que la vida oculta su cuerpo bajo harapos? Realmente os digo
que el brote de olivo que el aldeano plantó al pie de la montaña en el Líbano
durará más que vuestros logros y acciones. Y que el arado de madera tirado
por dos bueyes a través de las terrazas del Líbano es más glorioso que vuestras
esperanzas y ambiciones.
A vosotros os digo, y que la conciencia del universo sea mi testigo, que la
canción del hortelano en las laderas del Líbano es más valiosa que la cháchara
de vuestros notables.
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Recordad que vosotros no sois nada. Pero cuando descubráis vuestra
pequeñez, mi aversión por vosotros se tornará en simpatía y afecto. Es una
lástima que no entendáis.
Vosotros tenéis vuestro Líbano y yo tengo el mío, Vosotros tenéis vuestro
Líbano, y a sus hijos. Contentáos con él y con ellos, si las burbujas vacías os
hacen felices. En cuanto a mí, me siento feliz y cómodo con mi Líbano, y de
dulzura, satisfacción y calma está hecha mi relación con él.
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protección a las monjas, y pidió alimentos para sus tropas. Los hombres fueron
atendidos en el espacioso jardín del convento.
El comandante era un hombre de alrededor de cuarenta años, vil y
desenfrenado. Tenso y preocupado, deseaba solazarse con una mujer, y decidió
violar a una monja. Así, la
pérfida lujuria lo indujo a profanar aquel lugar sagrado donde las monjas se
habían establecido para comulgar con Dios y enviarle incesantes plegarias, lejos
del clamor de este mundo falso y corrupto.
Luego de tranquilizar a la Madre Superiora, el pérfido comandante trepó
por una escalera que conducía a la habitación de una monja a la que había
vislumbrado a través de una ventana. Los años de continua oración y solitario
renunciamiento no habían podido borrar de su rostro inocente todos los
vestigios de femineidad. Había venido al convento para refugiarse del mundo
pecador y adorar a Dios lejos de las distracciones mundanales.
Al entrar al cuarto, el criminal desenvainó su espada, amenazando con
matarla si pedía ayuda.
Ella sonrió y permaneció en silencio, como si estuviera dispuesta a
cumplir los deseos del comandante.
Luego lo miró y le dijo:
-Sentáos y descansad, parecéis cansado.
Se sentó cerca de ella, seguro de su presa. Y ella le dijo:
-Cómo os admiro, a vosotros los guerreros, pues no teméis arrojaros al
regazo de la muerte.
A lo que el tonto cobarde replicó:
-Las circunstancias nos obligan a hacer la guerra. Si los demás no me
llamaran cobarde, huiría antes que acceder a comandar a un condenado ejército.
-¿Pero acaso no sabéis -dijo ella, sonriendo- que en este sagrado lugar
tenemos un ungüento que, frotado sobre el cuerpo, protege hasta de la estocada
de la más filosa espada?
- ¡Sorprendente! ¿Dónde está ese ungüento? Por cierto que lo usaré.
-Bien, os daré un poco.
En una época en que la gente creían aún en tales supersticiones, el
comandante no dudó de la sagrada hermana.
Ella destapó un pote y le mostró un ungüento blanco. Al verlo, el
comandante comenzó a dudar. La monja tomó un poco, y frotándoselo sobre el
cuello, le dijo:
-Si no me creéis, os lo probaré. Tomad vuestra espada y heridme en el
cuello con toda vuestra fuerza.
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El comandante vaciló, pero como ella lo instaba a que la hiriera,
finalmente lo hizo.
Casi perdió el sentido al ver que la cabeza de la monja rodaba
separándose del cuerpo, que se desplomó exánime. Comprendió entonces que
había sido objeto de una artimaña, por medio de la cual la monja se había
salvado de ser mancillada.
Ella estaba muerta... y el comandante sólo veía dos cosas ante él: el
cadáver de la virgen y el pote de ungüento. Miraba fijamente ora el ungüento,
ora el cuerpo decapitado.
Entonces perdió la razón, abrió la puerta de un empellón, y salió
corriendo, empuñando la espada ensangrentada y gritando a viva voz a sus
tropas:
- ¡Apuráos, apuráos, abandonemos este lugar!
No cesó de correr hasta que lo alcanzaron algunos de sus hombres,
quienes lo hallaron llorando como un niño asustado, diciendo:
- ¡La he matado! ¡La he matado!
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Mi pensamiento crea en mí el deseo de trabajar la tierra con mi azada, y
de cosechar con mi guadaña los granos, y de construir mi casa con piedra y
argamasa, y de hilar mi ropa con hebras de lino y lana.
Vuestro pensamiento os insta a casaros con la riqueza y la fama.
El mío recomienda la seguridad en sí mismo. Vuestro pensamiento aboga
por fama y ostentación.
El mío me aconseja y me implora dejar de lado la notoriedad y tratarla
como un grano de arena arrojado sobre la costa de la Eternidad.
Vuestro pensamiento infunde la arrogancia y la superioridad en vuestros
corazones.
El mío siembra dentro de mí el amor a la paz y el deseo de
independencia.
Vuestro pensamiento engendra sueños de palacios con
moblaje de sándalo con incrustaciones de joyas, y lechos de hebras de seda
entrelazada.
Mi pensamiento me habla suavemente al oído: "Sé limpio de cuerpo y
espíritu, aunque no tengas dónde apoyar la cabeza."
Vuestro pensamiento os hace aspirar a títulos y cargos. El mío me exhorta
a servir con humildad.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo el mío. Vuestro pensamiento es
la ciencia social, un diccionario de religión y política.
El mío es un simple axioma.
Vuestro pensamiento habla de la mujer hermosa, de la fea, la virtuosa, la
prostituta, la inteligente y la tonta.
El mío ve en todas las mujeres a la madre, la hermana o la hija de un
hombre.
El tema de vuestros pensamientos son los ladrones, los criminales y los
asesinos.
El mío declara que los ladrones son los hijos del monopolio; los
criminales, la progenie de los tiranos; y los asesinos, consanguíneos del
asesinado.
Vuestro pensamiento describe leyes, cortes, jueces, castigos.
El mío explica que cuando el hombre crea una ley, la viola o la obedece.
Si existe una ley básica, somos todos iguales ante ella. Aquel que desdeña al
mezquino es mezquino
también. Aquel que se jacta de menospreciar al pecador, se jacta de desdeñar a
la humanidad toda.
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Vuestro pensamiento concierne a los expertos, los artistas, los
intelectuales, los filósofos, los sacerdotes.
El mío habla del amante y el afectuoso, del sincero, el honesto, el recto, el
amable y el mártir.
Vuestro pensamiento propugna el judaísmo, el brahmanismo, el budismo,
el cristianismo, el islamismo.
En mi pensamiento sólo existe una religión universal cuyas variadas-
sendas no son sino los dedos de la amante mano del Ser Supremo.
En vuestro pensamiento existen los ricos, los pobres, y los empobrecidos.
Mi pensamiento sostiene que no existe otra riqueza que la vida; que todos
somos mendigos y que no existe benefactor alguno, salvo la vida misma.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo tengo el mío. De acuerdo con
vuestro pensamiento, la grandeza de las naciones radica en la política; los
partidos, las conferencias, las alianzas y tratados.
Pero el mío proclama que la importancia de las naciones radica en el
trabajo: el trabajo en el campo, el trabajo en los viñedos, el trabajo en el telar, el
trabajo en la curtiembre, el trabajo en la cantera, el trabajo en el aserradero, el
trabajo en la oficina y en la imprenta.
Vuestro pensamiento sostiene que la gloria de las naciones son sus
héroes. Entona alabanzas a Ramsés, Alejandro, César, Aníbal y Napoleón.
Pero el mío alega que los verdaderos héroes son Confucio, Lao-Tsé,
Sócrates, Platón, Abi-Taleb, Al Gazali, Jalal Ud-Din Rumi, Copérnico y
Pasteur.
- Vuestro pensamiento ve la fuerza en los ejércitos, los cañones, los
buques de guerra, los submarinos, los aviones y el gas tóxico.
Pero el mío afirma que la fuerza radica en la razón, la determinación y la
verdad. No importa cuánto tiempo resista un tirano, será, finalmente, el
perdedor.
Vuestro pensamiento diferencia al pragmático del idealista, a la parte del
todo, al místico del materialista.
El mío descubre que la Vida es una, y que sus tablas, pesos y medidas no
coinciden con vuestras tablas, pesos y medidas. Aquel que supones un idealista,
puede ser un hombre práctico.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo tengo el mío. Vuestro
pensamiento se interesa por las ruinas y los museos, las momias y los objetos
petrificados.
Pero el mío flota en la siempre renovada bruma y en las nubes.
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Vuestro pensamiento se entroniza en el cerebro. Al enorgulleceros de eso,
también lo glorificáis.
Mi pensamiento vagabundea por oscuros y distantes valles.
Vuestro pensamiento hace sonar trompetas cuando danzáis.
El mío prefiere la angustia de la muerte a vuestra música y vuestra danza.
Vuestro pensamiento es el de las habladurías y los falsos placeres.
El mío es el pensamiento de aquel perdido en. su propia tierra, extranjero
en su propia nación, solitario entre sus parientes y amigos.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo tengo el mío.
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