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Coleccién dirigida por


Leandro Pinkler

Se
.

|
_ Sdfocles
Edipo rey
Traduccién, introduccién y notas:
Leandro Pinkler
Ly:
S6éfocles
Edipo rey. - 2° ed, - Buenos
Aires, Biblos, 2009
89 pp.; 20x 12cm
ISBN 978-950-786-535-0
1. Teatro griego cldsico. Tra
gedia
CDD 882
Primera edicién: junio de 200
6
Disefio de tapa: Luciano Tirabassi
U.
Armado: Herndn Diaz
© Traduccién,introduccién y notas,
Leandro Pinkler, 2006,
2009
© Editorial Biblos, 2006, 2009
Pasaje José M. Giuftra 818, C1064A :
DD Bue nos Aires
info@editorialbiblos.com / www.editorialbib
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11.723
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sin el permiso previo y escrito del editor,
Su infraccién esté
penada porlas leyes 11.723 y
25.446,
Esta tercera edicién se termin
é de imprimir.en
Primera Clase, California 123
1, Buenos Aires
Republica Argentina, .
en enero de 2009,
{NDICE
s9
Introduccién, por Leandro Pinkler open ameesa
eneessney 2B
Estructura de le tAGOIA siccssescsssssseseseeasanessrsersseetscess
nsnsaarsenseaneane nsays 29
Bibliografia ..ccsscsssssesecssesecersseesetersessrenensssssg
rsesaeeessarecsoeees we OL
Diferencias textuales ...cssccccccssssccersscatssenseccans
senagessaaeausoeeaverseenseens 35
FIGApO TOY ssccsesccscssseessceerseessssceeestacasscssencee
Apéndice. El enigma de la Esfinge ...sssssesseeseserssereenertens 87
AGRADECIMIENTOS
ti
Agradezco muy especialmente la labor de Roberto Torret
aten-
y Alejandro G. Vigo en la revisién de este trabajo, por la
texto
cién que le han brindado y por sus certeras lecturas del
cidn.
griego, que tanto han colaborado a mejorar esta traduc
L.P.
INTRODUCCION
ia por excelencia y fora wlan werner
ipo rey es la traged
El hecho de que el Ed a testimoniado ya
del héroe tragico qued
Edipo el paradigma perpetuado por la
, 1452 a 83) y ha sido
por Aristételes (Podtica obra ha,ejercido en la
posteridad.
que la
continua fascinacién sonancias de esta
do con las diversas re
Ahora bien, de‘acuer re nciacién entre mito
rio realizar una dife
fascinacién, es necesa co del relato y con-
mito es el nucleo basi
y version. Mientras el rsiones pueden
ado fundamental, las ve
Tleva en si el signific lles, en la articula
cién de los
ta
presenta r variaciones en sus de ci én del tema
s decisivo— en la exposi
hechos y —lo que es ma pr e sé conser-
existen, aunque no siem
esencial. Pues, dado que ntos de la
rgidas en distintos mome
ven, versiones del mito su a cas, liricas, tragicas,
ia la literatura grecolatin (épi
histor de nos,
iedad tardia, de los autores lati
alejandrinas, de la Antigi
idente que detrdas de cada una
de los comentadores, etc.), es ev
o ferente. A su vez, 5e pueden
subyace una visién del mund di
smo periodo --como en
hallar distintas versiones dentro del mi
vado en los tres grandes traé-
el caso del mito de Electra, conser
do la misma situacién en
gicos—, en las que los poetas han toma
nes, eS necesario situar
un escorzo diferente. Por tales razo ual la
po xt de
la versién sofoclea del mito de Edipo en el cuer te
tradicién.
ra esponde a la Iita-
La primera mencién de la literatu corr
Edipoen
da (XXIl, v. 679), dondese alude a las exequias de
de la Odisea en
Tebas. Pero resulta mas extensa la referencia
llamada katdbasis— |
ocasién del famoso descenso de Odiseo la
los muertos:
ala morada de Hades, el oscuro reino de
(9)
Lzanpro M. PINKLER :
Tamb
ambién vi a la madre de Edipo, la hermo
7 icag
sa Epic
la que cometié tremendo acto por ignor
ancia de Sammailiee
al unirse con su hijo. E1, después de
dar muerte a su pa
se casé con ella. [...] Por ese enton ces
dre,
reinaba él sobre llos
cadmeos en la muy hermosa Tebas
, aunque sufriendo
nas. Pero ella habia descendido
a la morada de Hades “4 ;
cerradas puertas, después de atars
e a una soga colga
d a 1
techo, posefda por furor. Asi dejé para Edipo n
po Se orel
numerosos
dolores para el futuro , que cumplen la :
madre... (XI, vv. 271 ss.) P S Venganzas de uha
En un primer andlisis se perciben
aquiciertos conty t
significativos respecto de la ver
sién sofoclea: el nombrede la
madre y esposa de Edipo es Epi
casta y no Yocasta;} a que
ella se suicida, Edipo sigue reinando, a pesar de estar abli
sin padecer exilio ni realizar nin do,
gun tipo de autopunicién Es
esta ultima, sin duda, la principal dif
erencia entre la ve sida
homérica y la trdgica: la ausencia de
todo castigo, mientras
queda constatada la presencia del incest
o y del parricidio en
esta versién, la mds antigua que: poseem
os
De este modo los textos homéricos, que
tienen su eje el en
ciclo troyano, mencionan, aunque de manera margin
al, al Edi-
po, un personaje fundamental del ciclo tebano es
, decir, de con-
Junto de leyendas referidas a Cadmo,el mitico fun
daddr de
Tebas, y su descendencia, segtin indicia el primer
verso del
Edipo rey: “Hlijos, nueva generacién de:Cadmo, el anti
guo...”,
Asimismo, en los estudios mitoldégicos jse vincula el mito de
Edipo con un suelomucho mds arcaico: se sostiene queel back-
ground de todo el mito griego, de acuerdo con las oeato
m
constantes entre los diversos mitos, derivade untinicoesque-
maoriginario, el lamado “protomito” o “monomito”del héroe.?
oe han visto en este cambio un juego etimold gico: Epicasta significa
@ muy sobresaliente”, y el cambio en Yocast a daria el resultado ~no|muy
ame etimolégicamente, peroielocuente— de “laique sobresale porel hijo”.
éase M. Ferndndez Galiano, Sdfocles, Tragedias,
Barcelona, 19865, p./226.
2. El tema es trabajado por muy diversos autor
es. Una vision de conj to
10
INTRODUCCION
Esta forma bdsica se desarrolla en la narracién de cémo un
principe, exiliado de su genuina condicién de heredero del tro-
no, debe pasar por una prueba de cardcter inicidtico —el en-
cuentro con la Medusa, la Esfingeo la Quimera— para alcan-
zar la investidura real. Y, en este sentido, el mito de Edipo, a
pesar de sus peculiaridades (de incesto y parricidio), se inserta
perfectamente en esa matriz.
Pero, ademas de la comentada versién homérica, existe otro
contexto épico, del cual sdlo conservamos unas referencias frag-
mentarias, completamente dedicado a Edipo: la Edipodia,’ que
forma parte de la llamada Epica Ciclica. La particularidad de
esta version (véase fr. 1)-consiste en la afirmacién dela exis-
tencia de Eurigania, segunda mujer de Edipo y madre de sus
hijos. De modo que, de acuerdo con la Edipodia, los hijos de
Edipo —Polinicies y Etéocles, Antigona e Ismena— no habrian
nacido del incesto, que resulta previo a la unién con Euriga-
nia.*
Por el contrario, sé6lo tenemos noticias explicitas de Layo, el
padre de Edipo, desde Herédoto (v.59). Pero muchosdelos ele-
mentos de su léyenda iluminan la de Edipo. En este caso, todas
las fuentes provienen de la tragedia o de autores tardios, como
Apolodoroo Pausanias. iudbdaco, padre de Layo, abuelo de Edi-
po, representa en todo el contexto trdgico la fuente originaria
de una familia de funesto destino, “la casade los Labdacidas”
(Sé6focles,Antigona v. 694). Por lo demas, sabemos por otras
referencias que Labdaco quedé huérfano de nifio, dejando por
puede hallarse en J.J. Gown, Hdipo fildsofo, trad. de L. Pinkler, Buenos
Aires, 1999, pp. 17 ss. En estie contexto es relevante la diferenciacién entre
mito y leyenda (folk tale), Vedse P. Grimal, Dicctonario de la mitologta
griega y romana, trad. de F. Barcelona, Parayols, 1966 y reimpn, p. XV.
8. Véase Ciclo Epico Ciclo Tebano Ciclo Troyano, trad. de A.B. Pajares,
Madrid, 1979.
4, El curioso hallazgo de un papiro en una momia —en Lille, 1974— ha
aportado la noticia de unos fragmentosliricos que presentan a Yocasta en
didlogo con sus hijos y el adivino Tiresias. Véase Le réplique de Jocaste, ed.
de J. Bollack, P. Judet de la Combe y H. Wismann,Lille, 1977.
11
Leanpro M. PInKLER
delincesto. sexual
Alas caracteristicas citadas hay que
afiadir el hecho de que
en los ordculos otorgados a Layo y a
Edipo (véase Eidipo rey vv.
711 ss.; v. 790 8s.), en los que se advi
erte respecto del parrici-
dio, esta presente el mitema (es deci
r, el motivo mitolégico rei-
terado) de la hostilidad con el suce
sor, la sustitucién violenta
de una generacion por la otra, tal com
o aparec e en el mit o de
Acrisio, el abuelo de Perseo, o en la suce sién del pod er divi no
de la serie Urano-Crono-Zeus."
is
Los distintos testimonios en torno del mito de
Edipo que
hemos mencionado son, entre otros, elemen
tos que sirven para
situar la originalidad de la versién sofoclea en
su corréspon-
diente articulacién con la tradicién mitolégica. Per
o el Baio
rey debe ser lefdo como un texto, auténomo, en vinculac
ién con
los motivos sociolégicos, religiosos y filoséficos de su época,
la
de la democracia ateniense.
Sdéfocles y su época
Comprenderla figura del dramaturgo Séfocles en su signi-
ficacién histérica resulta equivalente, sin duda, a tener una
visidn profunda de todo elsiglo'Vantes de Cristo, el siglo de
Pericles y de la democracia ateniense, consideradoel momento
de maduracién yplenitud de la cultura! griega. La tragedia de
Sofocles y la escultura de Fidias representan la esencia de la
produccién artistica del genio Atico, asf como Tucidides y Aris-
téfanes han reflejado los perfiles del hombre concreto. Y siem-
pre se ha de tener en cuenta, como lo han hecho todoslos gran-
des intérpretes de la historia, que éste ha sido un momento
clave en la creacién del humanismo de Occidente.
S6focles acompafié en su larga vida (497-406 a C.) las fuer-
11. El motivo del enfrentamiento del hijo con el padre aparece claramente
en la sucesién del poder en Hes{odo, Teogonta vy. 154 ss.; 459 ss.; 897 83.
t
1 14
INTRODUCCION \
unda refenién de
tes transformaciones de su época con la prof
iesta en las rags
un creadorprolifico, tal como ésta se manif
e
j rvadas.? Es un lugar comun relatar la anécdota,
sa sincronicidad
oe neprecision en la que se cuenta la curio
: Esquilo par-
clato 480 en ocasién de la victoria de Salamina
afios) encabezé el coro
oc 6 en la lucha, S6focles (de diecisiete
mientras tantopacts
de afdbos qu realizaban los augurios,
tres a ralidaies ce
Eurfpides.® De este moclo se sittia alas ijo
acional: Esq
la tragedia griegas, en su sucesién gener
gonista de su ocaso.
" ] ei ia ateniense, y Euripides prota
vivié por poco tiempo a
cereus axis Séfocles, que incluso sobre -
iente y ciuda
Souripides, tuvo elprivilegio de ser testigo consc
que sonatruyercn ls
danoactivo en laserie de acontecimientos sao
OeTL
Atenas del siglo V y determmneree FeE
nos, tuvo
ieas,
pers ne marcée orinyeee los demas hele
yS
del pensar
lugar en esta ciudad una nueva articulacién
norobra delos llamados“sofistas”. Muchos cin Gon iea
ye Ge hda
dePlatén —pero muy en. partiqular el Pravdgoes
ideario
dibujan claramente cual era el ambiente y el
creencias
se ha dado en llamar “la primera Jlustracién”.’* Las
-
en el progreso y la autonomia del ser humano en la age
ciénsocial, la distinciénentre naturaleza y norma convencio
nal (physis-nédmos),
tradicionales, proliferan en la nueva intelechuslaee y oe
ren especial relevancia por su influencia en el circulo de
12, Se han conservado'siete tragedias de los ciento vnTeae
conocemos. Para todos los problemas filolégicos, véase Introdu
hineje de
J.M. Lucas de Dios a Séfocles, Fragmentos, Madrid, 1BES.
13. La anécdota la transmite el texto —del siglo I- de vide y eoaraa
Pearson (pp. X
Séfocles”, que acompaiia el texto griego en la ed. de
S se eontte a; oeLa
ados, me
14. Son muchoslos estudios al respecto. Véan
sia :, aeelation
democracia ateniense, Madrid, 1976 y reed.; B.M.'
ization: An
per, Berkeley, 1964; C. Segal, Tragedy and Civil
of Sophocles; Cambridge, 1981. :
15
LEANDRO M. PINKLER
un tiempoel trono de Tebas a un usurpador, como también ocu-
rriré después con su hijo Layo. Pero carecemos de mayores da-
tos, incluso ignoramos el nombre de su mujer. Layo fue expul-
sadodeTebas por Zeto y Anfién, y fue recibido en el palacio de
Pélope, donde crecié. En este punto del relato tiene lugar un
suceso relevante: Layo se enamora de Crisipo, el hijo de Pélope
lo rapta y éste se suicida, tal como se representé en Crisipo "1 ‘
tragedia perdida de Hurfpides. Por esta razén, Pélope malice
a Layo en su descendencia, Si bien en las obras conservadas d
Esquilo, Séfocles y Euripides falta toda referencia a Pélope :
Crisipo, no hay incompatibilidad. Esta maldicién que afecta a
la generacién de Layo explicaria los ordculos que le advierten
acerca de no procrear (véase Esquilo, Siete contra Tebas, vv
742 88.). No obstante, el problema del acto de Layo encierra
connotaciones mayores, de las que no faltan testimonios: Layo
pasa por ser el introductor de la homosexualidad y catiSGasew
algunas interpretaciones, este hecho conlleva Tiamncha al
ser quien inaugura una unién contra naturam.® Incluso ala.
nos comentaristas —-como Pisandro— asocian la intervencién de
la Esfinge con un castigo de Hera, que como diosa protectora
del vinculo conyugal desaprueba esa anomalia sexual.’
En este sentido, ademas de las menciones de Labdaco y Layo
en los testimonios, es importante poner de manifiesto una
marca presente en sus nombres, que el antropélogo Claude Lévi-
Strauss fue el primero en sefialar.® En efecto, Lévi-Strauss fue
5. Esta es una afirmacién conjetural, dada la brevedad de los fragmentos.
El problema de los testimonios es mds complejo. Véanse A. Ruiz de Elvira
Mitologta cldsica, Madrid, 1982, 2" ed. p. 196; B. Sergent, La homosexuall-
dad en la mitologta griega, trad. de A.C. Ibdfiez, Madrid, 1986, pp. 77 ss.
6. La expresién -en griego pard physin— se encuentra en Platén, Leyes
686 c., referida a la homosexualidad masculina y femenina. En el texto se
menciona a Zeus y a Ganimedes, en el marco de unacritica de estas cos-
tumbres.
7. Véase Ciclo Epico..., pp. 35 ss.'Véase infra Apéndice: “El enigma de la
Esfinge”.
8. Para una exposicién del problema véase J. Bermejo, Mito y parentesco
12
INTRODUCCION ©
rasgo comtn enlas tres
el primero en poner en evidencia un
daco como su hijo
gene raciones de los Labddcidas: tanto Lab
bres el signo indica-
Layo y su nieto Edipo portan en sus nom e. El
delpi
dor de una dificultad en el andar, una deformidad
ra, el de Layo significa
nombre de Labdaco se asocia conla coje “el de
“gurdo” y “torcido”, y el de Edipo suena claramente como
v. 1036. Una vez
pie hinchado”, como se indica en Edipo rey
ité enorme interés, por-

advertida esta indudable analogia susc
Esfinge, que re-
que se sum a al hecho de que el enigma de la
sa sobre los pies. Y Séfocles
suelve “el de pie hinchado”, ver e de
lo el texto, una brillante seri
largoo |de todo
mismo realiza a loo larg
griego).° De manera
analogias sobre la palabra potis (“pie” en
“hermenéutica
que surgié inevitablemente el problema de una
de los Labddcidas con un
podolégica”, quevinculd “el mal pie” J.P.
En palabras de
extravio de los comportamientos sexuales.
Vernant:
muestra des-
Cuando Layo, el zurdo, se hace’ mayor, se
ales y en el
equilibrado y unilateral en sus relaciones sexu
to erdético
trato con su anfitrién. Tuerce su comportamien
que ejerce
por una homosexualidad excesiva, por la violencia
sobre el joven Crisipo, hijo de Pélope fewde °°
-
Al volver a Tebas recupera el trono y se casa con Yocas
. Su
ta, Layo es advertido por el ordculo. No debe tener hijos
linaje esta condenado ala esterilidad.,.*°
Y tal “estigma delpie”, heredadocomo el nombre, indica en
Antropolo-
en la Grecia arcaica, Madrid, 1980, pp. 87:8s.; C. Lévi-Strauss,
gia estructural, trad. de B. Verén, Buenos Aires, pp. 198 sa.
a lo que tenfa-
9, Véase, por ejemplo, “a Esfinge... nos obligaba a atender
de “impedimento”;
mos en nuestros pies”, v. 180, en el sentido etimoldgico
pie terrible...”, v. 418,
“Y 1a maldicién que por ambos lados te azota... con
468, 479, 718, 878, 1082 y
“leyes de alto pie”, v. 865; véase también wr, 445,
1850. Para el enunciado del enigma, véase Apéndice.
tragedia en la Grecia antigua,
10. J.-P. Vernant y P. Vidal-Nacquet, Mito»
t. ll, trad. de A. Iriarte, Madrid, 1989, p. 54.
13
Leanpro M. Pinxurr
cles. Pero en los cincuenta afios'que van
de la victoria de Sala-
mina a los comienzos de la guerra de
Peloponeso, marcados
por la peste de Atenas y la muerte de
Pericles, se da un com-
plejo proceso de asimilacién y critica de
estos nuevos valores.
Durante este tiempo Séfocles mantuvo
una actividad polf-
tica importante. Fue administrador del
tesoro de Atenas en el
443 y estratego en la guerra de Samia en
441-438, Como per-
Sona cercana a Pericles, conocié plenament
e a los nuevos
“humanistas”, mientras practicaba los cult
os de la religién de
la ciudad y se dedicaba a la creacién de trag edia s, en las que
desarrollé un licido testimonio de su moment
o histérico asi
como una reflexién universal sobre lacondicién humana
. ~
Entendemos que no resulta esclarecedor cons ider ar los pro-
blemas del siglo V con las categorias de la oposicién “conserv
a-
dores" versus “progresistas”. Pero incluso en tal caso serta erré-
neo calificar a Séfocles de lo primero. Aunque su perspect
iva
es indudablemente religiosa —en el simple sentido de que:el
hombre no es duefio ysefior sino que debe estar atento alo que
lo sobrepasa enpoder—, todo su pensamientose despliega en
de los nueyos problemasantropolégicos de la época. Y si su
pintura es por cierto pesimista, lo es por ser genuina expresién
de la poesia trdgica.
Edipo rey
En la cronologia mas aceptada,se situa al Edipo rey en el
afio 429, unmomento de crisis signado porla peste que azoté
Atenas_a la que se alude en el inicio de la pieza. En efecto, la
plaga —el loimds— constituye el temacentral del Prélogo, en el
que se realiza la descripcién de los suplicantes con sus ramos y
sahumerios, que recuerda la festividad apolinea de las Targe-
lias.* De tal manera, desdeel principio mismodela tragedia,
15, Para la determinacién de la cronologia dela obra se toma en considera-
cidn la fecha de Los acarnienses de Ariatéfanes, cuyo verso 267 parodia el
16
eisee
INTRODUCCION
el oa
se apunta a Apolo como el numen que gobierna todo
les manele
sirnbélico de la obra. Pues sus temas fundamenta
y oscuri at_
y purificacién, conocimientos y saber oracular, luz
idad, en una re
constituyen esferas asignadas a esta divin
la bien
jon en la que cada dios representaba una parce
dible del texto
remoiada de la realidad.'® Esta marca inconfun
de pelios, stos del
enlaza la versién sofoclea con el soberano :
o problema! amen
“conécete a ti mismo”, para centrar com
Hes we - tam
tal de la obra la autognosis, el conocimiento
de Pla me co:
bién significa —como se dice en el Cdrmides
, mortal. En
nocimiento de la propia naturaleza humana
al Edipo rey “la
ismo sentido, Paul Ricceur ha denominado
Karl aia
fragedia de la verdad”!’ y el gran filélogo
rg Ga a-
-elogiado por Martin Heidegger y por Hans-Geo
do con
mer-, “la tragedia de la apariencia humana 78 de acuer
los tan citados versos: i
1
sl |Me
i ones de mortales!
, generaci doy; cuenta de que
1
a, ena vida igual a nadal Pues qué hombre, quién
obtiene mas felicidad que tanta como hace falta para dar
la apariencia y, tras haberla dado, declinar de nuevo?(vv.
1189 ss.)
Edipo representa el ser que en su anhelo de conocimiento
llega a develar “la desesperada inseguridad de la condicién
humana: en un sentido, todo ser humano deambula en la oscu-
ridad como Edipo, sin saber quién es y qué tiene que sufrir;
G29 del Edipo rey. Para la referencia alas Targelias véase J.-P. Vernant y
P. Vidal-Naquet, Mito y tragedia en Grecia antigua, t. 1, trad, de M. Armi-
fio, Madrid, 1989, pp. 119 ss. 7
16. Para las atributiones del dios Apolo, véase W. Burkert, Greek religion,
Cambridge, 1985, pp. 148 ss. '
«7, En Le conjlit des interprétations, t. 0, Paris, 1969; trad. cast. de H.
22 ss.
‘Conteris, Hermenéutica y psicoandlisis, Buenos Aires, 1975, pp.
18, K. Reinhardt, Sophokles, Francfort, 1988; trad. cast. de F. Ramos: S6-
focles, Barcelona, 1991. :
17
a
Lranpro M. PINKLER
todos vivimos en un mundo de apariencia...”.19 La fragilidad
de la dicha humana asentada en el inane velo de la apariencia
es, en resumidas cuentas, el tema esencial del Edipo re ge
puede decir con justicia que lo es de. toda la tragedia cies a.
Pues, como sostuvo Nietzsche en su obra de juventud,” A: slo
es el dios de la apariencia y Dioniso su doloroso desocultamiento
Entendemos que esta interpretacién es la mds genuina a5
pecto de la dimension ‘universal y filoséfica del Edipo rey. Y
puede atestiguarse en el texto. una continua insistencia on la:
expresién de los significados basicos de “estar oculto” y esa
a tz”, al describir el proceso de develamiento progresivo que
culmina en “el reconocimiento”: la anagndrisis paradigmétioa
de Edipo, descripta por.Aristételes en‘ Poética 1455 a19.—- ¢11CA
Ahora bien, desde este nticleo de significacién se plantean
otros problemas vinculados con el entorno de la época. En pri-
mer lugar, hay que sefialar que Séfocles desarrolla en este tex-
to una critica de las —ya mencionadas~ nuevasideas de su tiem-
po, que pueden sintetizarse en'la famosa sentencia de Prota-
goras: “Hil hombre es la medida de todas las cosas...”. Con ella.
se expresa una negativa a tener en cuenta la intervencién de
los dioses enla sociedad humana,parallevara caboel idealde
una autonomia humana basadaenla razén. Y, en conformidad
con este anhelo, se propagé porAtenasuna actitud de reserva
respecto de las tradicionesreligiosas, que Séfocles describe en
el segundo estdsimo: ,
19. E.R. Dodds, “On Misunderstanding the Oedipus Rex”, en The Ancient
Concept of Progress, Oxford, '1973, p. 76. :
20. F. Nietzsche, Die Geburt der Tragédie (1872), véase la traduccién de A.
Sanchez Pascual: El nacimiento de la tragedia, Madrid, 1973, p. 76.
21. Setrata de la oposicién entre dos grupos de palabras, del tema radical,
al manifestarse” y de lath “ocultarse”, de donde deriva “latente”. Séfo-
c es utiliza continuamente palabras de los dosi gruposa lo largo de toda la
peas Véase v. 188 “Pero yo voy a sacar a la luz [phandJ todo de nuevo,
eael ne:
principio”.
aVéanse los usos
os del
del verbo: lanthd
lanthdno en el dial
i igo con
18
Bees | ?
INTRODUCCION
petadas, para qué voy &
Y si tales acciones son res _
os?
participar de los coros sagrad
cion al sagrado ombligo de
Ya no volveré aircon venera os
de lado los antiguos ordcul
la tierra [...]. Pues se dejan
a parte Apolo brilla con ho-
de Layo, marchitos, y en ningun 895 ss.)
! (vv.
as cosas divinas se estan perdiendo
fundament al —igualmen-
El Edipo rey toma coro problema
ordculosy la venera-
te centrado en Apolo lacreencia en los
os. En éste ja Pitonisa co-
cién panhelénica del teraplo de Delf resién de Ja
munica baal consultantela palabra de Apolo, exp
de la tragedia muestra el
voluntad de Zeus.”* Toda la trama
profética, y se recuerda
cumplimiento inexorable de la palabra
idas con el celeste
asila existencia de las “leyes de alto pie nac
guna naturaleza hu-
éter, cuyo tnico padre es el Olimpo. Nin
rmecerd” (vv. 868
mana las engendré y jamas el olvido las ado
a de Yocasta
gss.). De este modo, ‘Séfocles expone en ja person
, con la ironia
las dudas acerca de la verdad de los ordculos
e sino
trdgica de que ella, al imtentar disuadir a Wdipo, no hac
ano
deapertar aun massus cleseos de conocer: “Nada de lo hum
e,
es participe del arte adivinatorio” (vv. 709 ss.). Por su part
Hdipo ha resuelto el enigma de la Esfinge por su propia cuen~
ta, sin auxilio de la tradicién mantica: “acerté con la inteligen-
cia, sin ayuda de los pjaros” (vv. 396 ss.).22 Se enfrenta con
pintura de la lucha entre el poderpolitico laico y la tradicién
religiosa, y se vincula con otras disputas de la misma indole
protagonizadaspor Tiresias, con Creonte en la Antigona y con
Penteo en las Bacantes de Buripides. Tiresias, a pesar de su
reticencia inicial, expresa porcompleto la verdad desdeel prin-
cipio mismo de la trageclia: “TGeres el impfo que mancha esta
:
tierra”

(v. 352);» 6b
:
“tienes .la unién mds vergonzosa con tus seres
22. Para el significado de Delfos, véase M. Delcourt, L’Oracle de Delphes,
Paris, 1955 y reed.
23. Véanse otras referencias a la Esfinge en el Apéndice.
19
ee
Leanpro M. Pinker
mas queridos” (v. 366). Pero aunque la verdad ha sido dich
recién sera reconocida tras una larga pesquisa que confirm “a
las palabras de Tiresias y las de los ordculos dados a L Or
713 ss.) y a Edipo (vv. 791 ss.). ayo (vy.
En este punto es necesario advertir contra
cuente en los comentaristas del siglo XIx worladuing
datelo
XX, que hace del Edipo rey la tragedia del destino ineluctabl
°
Como lo ha expresado José S. Lasso de la Vega en su flo ide
introduccién a Séfocles: “No es un drama del destino inn
.
brantable (que es cosa muy tardfa, estoica), en su contra soe‘i
cidhn con la libertad: este conflic to destino/libertad nerd ¢ ea
perdidamente romantica; pero es una idea confusa barata
querer traspasarloa la tragedia de Séfocles, viendo enell ma
pintura de los esfuerzos del hombre por eReeeEnI a su dosti.
no”.Por eso resulta necesario precisar que el tema centralde
la tragedia es el del conocimiento, y el de la verdad ocular,
para no introducir en la interpretacién del texto categorias
anacrénicas como la oposicién destino/libertad. Seguin ha co-
mentado E.R. Dodds: “Ningiin ordculo afirmé que é1 debfa co-
nocer la verdad”. Tampoco se sostiene asf que la nocién de
destino no cumple ninguna funcién en la tragedia que nos ocu-
pa, sino que el problema es mucho mds complejo. En primer
lugar, como ya se ha sefialado, porque la concepcién de destino
como algo premeditado en sentido estricto es posteriora Ja tra-
gedia: surge en el mundo helenfstico. Y, en segunda instancia
porque la nociénde destino es tan rica en expresiones de les
lengua griega que recubre todo un campo semantico. En efec-
to, palabras como moira, tykhe, pdtmos, aisa, e incluso andnke
daimon y otras suelen traducirse como “destino”, a pesar ig
tener significados diversos.?6
24. En S6focles, Tragedias, Madrid, 1981, p. 82.
25. E.R. Dodds, ob.cit., p. 71.
26. Véase
folie, W.C. Green, Moira:
Woes ira: Fate, Good and Evil in
L Greek
| Thought, Cam-
20
INTRODUCCION '
los términos utilizados en el
En virtud de la recurrencia de de la.
emos que'la oposicién basica
texto del Edipo rey, entend
teuma (palabra oracular)
tragedia ha de enunciarse como mdn de
r, fortuna). Y es asi como pue
en contraposicién a tykhe (aza del
n de enterarse de la muerte
preguntar Yocasta, en ocasié bre que
“,Qué puede temer un hom
supuesto padre de Edipo: tiene prévisién segura
y no
esta a mer ced de lafortuna [tykhe] ica lo
en todos su s usos tykhe signif
de nada?” (v. 978). Pues e no
o. Por e80 Edipo, al saber qu
imprevisible e jndeterminad
reyes de Corinto, se considera
_es hijo de quienes creia, de los de
0). Entretanto Yocasta, a partir
“hijo de la Fortuna” (v. 108
cibe que los antiguos ordcu-
los testimonios del mensajero, per -
trata de impedir que Edipo con
los de Layo se han cumplido y ién
como no puede detener su pas
tintie con la indagacién. Pero
esafortunado! ]Que nunca lle-
de autoconocimiento, grita: “\D
). ;
gues a saber quién eres!” (v. 1068
damentales del Edipo
Otrodelos temas y problemas fun
humana, especialmente
rey es el de la naturaleza de la accién
as e involuntarias,
en la distincién entre acciones voluntari
la sociedad grie-
surgida conformeala evolucién del derecho en
dencia arcai-
_ga.?7_ En efecto,.en unprimer momentto lajurispru
ac-
ca notomaba en cuenta la intencién del agente frente a la
del
cién sino sélo los resultadosde ésta. Pero con la evolucién
les en
némos (la ley escrita) —cuyas vicisitudes cuestiona Séfoc
la Antigona—** se comienza a discriminar entre las acciones
voluntarias y las involuntarias, y la tragedia toma la cuestién
como un motivo recurrente de su reflexién sobre la praxis.?°”
Hn un célebre texto, donde discurre acerca de cudl es la
situacién que lleva a cabo de la mejor manerala finalidadde la
tragedia —el producir temor y compasién-, dice Aristételes (Pod-
tica 1453 a 10):
27. Véase J. P. Vernant y P, Vidal-Naquet!ob. cit., pp. 445 ss.
, Antigona,
28. Véase L. Pinkler y A. Vigo, trad., intr. y notas a Séfocles
Buenos Aires, 1987 y reed., pp. 56 ss.
pp. 75 ss.
29. Véase B. Williams, Shame and Necessity, Berkeley, 1993,
21
oe
—_dLanpro M. Pinxier
a
Queda » Pues, e] caso d i
quien se encuentra ‘
:
de ambas 8 situaciones.
si Tal€es 6] que no descuella 1 el medio
tud ni en justicia, &@: Nl en vir-
cla, nini tampoco ca
dad o perversién sino por al ae desgracia Por mal-
La palabra griega
eri para “falla”
designa un error que el sujeto 2
.
Testes e e ° , qu e encuentra sug mo
é metieron las peor delo
hacer un hommob
brere sin es cosa . S que pued
ede
si .saber Jo que. i
Respecto de lags dos ee
n! emactan
7 velParricidio—, la
esencia cl
e1 hec
fea sy ho de que no han sid ido voluntarias, De est
tribangl o o n = que , si bien hubiese side aben
v orancia del incesto eie ar “fjan
aes “iberado del mias icidi onolo
ma, de la; mpareerneh
piss p98. Por lo tan au vo mit
to, la actitud de Séfocl
centa un marco situado mas es ee eaie
alld del eri ter i varfdi e
orden itoOrie de ser
comprendida la accién a
ae del mundo, personificado en ang
abra de los dioses. la vol
oa
hatea
E votantad y la pa-
Jare, en Colono, la tiltima traged
aan ia de Séfoclesg
“e relato de involuntario
s actos” (v. 241). Cu de l
e solicita la explicacién de sus
icrimenes, Edipo sonttesta:
- aerspaotas cosas extr
anjeros, las soporté contra
ad. nm 1o sabe la divinidad. Ningun
cosas ha side por mi propia elec
cién, (vy. 621 3s.) “s eras
En .
cambio, cuando se descri: be
el suicidio de Yocasta yla
30. Para el: relato de] a leyend
por.un ardid de su hernan a de Tiest i “
es que se :
comi é a sus Propios hijos
, Véase la narracién en el Agamen
én de Esquilo
22
INTRODUCCION
claramen-
automutilacién de Edipo en el Edipo rey se mue stra
ada por el
te su distinta connotacién, propia de una accién busc
sujeto: -
idos y no invo-
Pronto saldrdn a la luz otros males, quer
son, con mu-
luntarios. Y de las penas las que mas afligen
ss.)
cho, las que se eligen por propia decisién, (vv. 1229
y destrozar sus
La determinacién de oscurecer su visién
el Edipo en Colono
ojos es clasificada por el propio Edipo en
s” (v. 438), En-
como “un castigo mayor que las anteriores falta
mas y de no afron-
cuentra su justificacién on el deseo de no ver
ro de sus padres
tar en la morada de Hades la visién del rost
(véase Edipo rey vv. 1389 ss., 1369 ss.)
denadas para
Los problemas sefialados son, entre otros, coor
izada en su suelo
realizar una lectura legitima del Edipo rey, enra
r intento de
originario. Pues resulta, por cierto, tergiversado todo
clasifica-
esquematizar el problema tragico en alguna férmula o
s sus
cién. Si Edipo pone en ultima instancia como fuente de todo
lié es-
males a la divinidad: “{Fue Apolo, si, fue Apolo quien cump
o
tos horrores!” (v. 1330), aludecon ello a la presencia de lo divin
mo
en el mundo. Y no hace asi otra cosa que parafrasear el ulti
verso de Las traquinias: “son muchas las desgracias e infortu-
nios, y no hay nada en esito que no sea Zeus”. Entendemos que el
problema de una hermenéutica contemporanea del texto tiene
que tomar en consideracién el significado profundo de sus plan-
teos, para no caer en los habituales clichés acerca del hombre
como “marioneta de los clioses” y poder establecer asi un didlogo
genuino con el pensamiento de Séfocles.**
Leandro Pinkler
31. Muchas son las obras que, desde Freud, se han realizado acerca del
mito de Bdipo con la perspactiva del psicoandlisis. Véase una sintesis de
los principales problemas planteados en J.-J. Goux, ob, cit. Una lectura
estrate-
del Edipo rey en relacién con el establecimiento de la verdad y las
y las for-
gias de poder puede verse en la obra de M. Foucault, La verdad
mas juridicas, trad. de E. Lynch, Barcelona, 1980 y reed.
23
ESTRUCTURA DE LA TRAGEDIA
‘PROLOGO (VV. 1-150)
Se presenta el problema de la peste en Tebas. El’pueblo
ucude suplicante ante el palacio de Edipo. Hste aparece con
magnificencia como el primero de los mortales. Creonte trae la
respuesta del ordculo de Delfos, que dictamina que hay que
buscar al asesino de Layo. Edipo se compromete a llevar la
cuestién hasta las ultimas consecuencias.
PARODO (vv. 151-215) pene
En su primera intervencién el Coro describe el anal de la
peste y pide ayudaa los dioses. ;
EPISODIO 1° (vv. 216-462) !
Comienza con la maldicién de Edipo contra el asesino de
Layo, que mancha con su accién a’ la ciudad. Sigue con un
didlogo entre Tiresias y Edipo: Tiresias rehtisa a hablaren prin-
cipio, y Hdipo monta en célera. En consecuencia, el adivino Ti-
resias revela la verdaderasituacién: Edipoes el asesino de Layo
y vive en medio de males que no percibe. Al ofr esto, Edipo
acusa aTiresias de actuar como cémplice de Creonte.
EsTASIMO 1° (vv. 463-512)
El Coro anuncia la funesta suerte que aguarda al asesino
de Layo, econdenado por Edipo. No acepta la acusacién lanzada
por Tiresias contra Edipo.
(25)
Tomaarmnn AT m-
ESTRUCTURA
EPISODIO 2° (vv. 518-862)
~—segun tales ordculos— ser
muerto Por : su propio
i hij 0, q qu e ést
fue ab andonado a la mue 8 e
: r te, ? y que fin
almente Layo
nado 9. unos
por
fue asesii-
ladrones en un
a encruc yada d e
oir esto, ‘ Hdipo se perturb a tre s Gamino 8 . Al
por la mencié n del lu

seeeeee su am . .
ie historia: eu procedens ar:
: ic o h o
, & disputa con qui quie
enn'] le afirmé
eo i consulta al que a hij :
ordculo de Delfos y le
_ ae incesto y el re ader °
parricidio. A continuacién
Pereecruedada de tres caminos él cunt ° sno
mismo matéa uh anciano.
rare° gueia es 3 asesin
o de Layo. Para atestigua
capé delar
a rlo ‘ea d
uinico testi gO, un servid
i or de Layo que es-"
ESTASIMO 2° (vy, 863-910)
El Coro canta la insolenciia del
poder humano y el res
que merece n las leyes de los dioses, Expres
a su Eaaitntente
i
respecto de las § Impias . ;
gicson. costumbres que olvidanlos deberesreli-
EPISODIO 8° (vv. 911-1085)
ntAten aac

to ean un mensajero de Corinto par


a anunciar que ha muer-
: ° el supuesto padre de Edipo. Yoca
sta y Edipose ale-
ae pee: porque parece confirmarla
ineficacia de los
on an S _ a argo, al expresar Edipo el temor de
rs eae esta madre, el mensajer
unir
se
o le advierte que él mismo
10 de manos dé un servidor de Layo
en el monte Cite-
26
ESTRUCTURA
nde
ron. Yocasta pide que no siga indagando, pero Edipo entie
que ella esté desanimacia por temor de su origen plebeyo, y
con-
manifiesta que seguird con la pesquisa hasta las ultimas
secuencias. Yocasta desuparece de escena, después de expre-
sar su desesperacién.
ESTASIMO 8° (VV. 1086-11109)
El Coro se pregunta por el origen divino de Edipo y anuncia
su pertenencia a la estirpe de Tebas.
EPISODIO 4° (vv. 1110-1185)
Se presenta el testigo, el anciano pastor. #1, muy a su pe-
gar, ira revelando toda la verdad, hasta que Edipo entre gritos
angustiosos lamenta el cumplimiento inexorable de los ordcu-
los.
ESTASIMO 4° (VV. 186-1222)
E1 Coro lamenta la terrible suerte de Edipo que, después de
haber llegado a ser el mas préspero de los ciudadanos, ha caido
en terrible desgracia.
BxoDO (vv. 1223-1530)
Un mensajero anuncia el suicidio de Yocasta y la mutila-
cién de Edipo. Sigue un clidlogo lfrico (vv. 1812-1368) ente Hdi-
po y el Coro, en el que se lamentan del triste destino de Hdipo
odiado por los dioses. Aparece Creonte. Edipo se despide de
sus hijas antes de ser exiliado.
27
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cles, Cambridge, 1981.
(29)
BIBLiognsFia
AREALDEEARAENaT

edicién alemana, Francfort, 1933). ,


Texto adoptado
Hemos tomado el texto de ‘H. Liloyd-Jones y N.G. Wilson,
Sophoclis Fabule, Oxford, 1990, con particular observacidn de
la fijacién de J. Bollack y de los comentarios de J.C. Kamer-
beek.
30
DIFERENCIAS TEXTUALES
Verso Lloyd-Jones y Wilson Texto adoptado
81 OULU TI OULaTI
[Bollack y cédices]
425 & yy sEatotcios: de cuv & o sE\ocdce! Gol TE
[Bollack y cédices]
464 Ads | e\ire
[Pearson y cédices]
516 Soxet vouiGet .
(Bollack y cédices]
641 TAoUTOU TAMIOUG
[Bollack y cédices]
566 KAVOVTOS Bavovtoc
[cédices]
‘666 Kapdiav uxtKot
(Bollack y cédices]
677 oda “aos
[Bollack y cédices]
685 Trpoveoupaved TIPOTTOVOULE HOS
(Bollack y cédices]
142, yeas Heyac
[Bollack y cédices]
789 aBAico GOAL
(Bollack y cédices]
892 Qupot Gecav
[Pearson]
(31)
DIFERENCIAS TEXTUALES
894 TeVEeTal... apuvEIV eVEeTal... QWUVELV
[Bollack y cédices]
1056-7 Weer... TH5E Te SE... way
{Bollack y cédices]
1101 TaTpos TreAcabelc’ TpooteAaaBEIc”
[Bollack y cédices]
1197 Expatnaas ov ékp&Taas Too
[Bollack y cddices]
1848 undopd yvedvar ENS dveyvedven
[Bollack y cédices]
1505 Ta Tep, Vq¢ Tepridyc
[Bollack y eddices]
32
EDIPO'REY
(Ante el palacio de Edipo en Tebas se encuentra un
grupo de ancianos y jévenes en actityd suplicante, con
ramos de olivo. Frente a ellos esté el sacerdote de Zeus.
Edipo sale del palacio y los contempla un momento en
silencio. Luego toma la palabra.)
EpDIPo. —Hijos, nueva gereracién de Cadmo,el anti-
guo,? gqué es esta actitud que muestran ante mf, coro-
nados con ramas de suplicantes?? La ciudad estdé llena
de humode los sahumerios, llena de plegarias y lamen-
tos. ¥ ante esto, hijos, al creer que no es justo enterarme
por otros mensajeros, he acudido aqui en persona yo
mismo, que tengo por nombre Hdipo, famoso para todos.
Y bien, anciano, habla, pues te corresponde dar la voz
por éstos. {En virtud de qué se encuentran asi, expre- 10
sarido un temor o un deseo? Porque estoy dispuesto a
ayudar en todo. Serfa insensible al dolor, de no sentir
piedad ante tal actitud.
SACERDOTE. —Pero Edipo, sefior de mitierra, ti nos
estas viendo a esta edad postrados ante tus altares: unos 15
no tienen ya fuerza de volar lejos, los otros somos sacer-
1. Cadmo,el hijo del fenicio Agenor, es el mitico fundador de Tebas. Ha
venido de Tiro en busca de su hermana Buropa, raptada por Zeus.
2. La Hikéteia, actitud de suplicante, es una institucién de la religién grie-
ga. Los suplicantes portan la sefial de unos ramos de olivo o laurel.
86
SOFOCLES
—y
dotes apesadumbrados por la vejez —yo lo soy de Zeus
los demas son escogidos entre los jévenes. El resto del
las
pueblo permanece con sus ramos de suplicantes en
a
20 plazas, junto alos dos templos de Palas’ y ante la ceniz
profética de Ismeno.*
n-
Pues la ciudad, como tu mismo adviertes, se encue
la cabeza
tra ya sacudida en demasia y no puede sacar
consume en
de los abismos de esta ola sanguinaria. Se’
se consume en los
25 los gérmenes fructiferos de la tierra,
undos de las
' sebafios de bueyes y en los partos infec
dad. que
mujeres. Puesse empefa en azotarla esta divini
aniquilando
‘trae la fiebre, peste odiosisima! Ella esté
el negro Hades se
la estirpe de los cadmeos, mientras
enriquece con gemidos y llantos.®
oporigualartea un dios,_
30
No estamos ante tupalaci hombres,
‘sino porque te juzgamos el primero entre los
como en los tratos.
tanto en las circunstancias de la vida ste con tu
libera
con losdioses. Ein efecto, fuiste ti quien
tributo que pagdba-
35 Yiegada ala ciudad de Cadmea del
n recibir noticias ni apren-
mos ala dura cantora, y eso.si cree que fue
dizajes de parte nuestra. Perose dice yse
ordenaste nuestra vida.®
con la ayuda de un dios como
el mas poderoso entre
40 “De modoqueahora, Edipo, encue n-
cuantos estamos ante ti:
todos, te lo imploramos hes el
nosotros, ya porque escuc
tra algin socorro para alguno de los hom-
de
decir de algun dios, ya lo sepas ias
ajustan mas a las circuinstanc
bres. Pues veo quese
Oncaia y el
mplos dedica dos a Atenea:el de Palas
3. Habia en Tebas dos te -—
de Atenea Cadmea. se practicaba la adivin
acién
no, semidiés de Apolo,
4, En el altar de Isme
mediante el fuego. ncipal es Plu-
e representa Ja muerte. Su epiteto pri
5. Hades es el dios qu en la expresién “se
e hay un juego de palabras
tén “el rico”, de manera qu
plouttzet.
enriquece...”, en griego ndice.
de la Esfinge; véase Apé
ramiento de] enigma
6. Se refiere al descif
36
EDIPo REY
45
los consejos de quienes tienen experiencia. }Vamos! Tu,
la ciu-
el mejor de los mortales, vuelve a poner en orden
sal-
dad. {Vamos! Ten cuidado, porque ahora se te llama
demos tu
vador por tu-valor de antano. {Que jamds recor
caer después!
gobierno porque en él nos levantamos para
con firmeza 50
De manera que vuelve a poner a la ciudad
te la fortuna
en el rectocamino. Como nos proporcionas
ahora igual también
de entonces con buen agtiero, haz
|
en la. situacién presente.
como lo haces, es
Pues si vas a gobernar esta tierra,
un lugar vacio.
mejo r reinar con hombres en ella que en 55
nave, desiertas de hom-
Para nada valen una torre o una
bres que las habiten.
vienen ante mf
EDIPO. —Hijos dignos de compasién,
son conocidas, no
movidos por el deseo de cosas que me
sufriendo, pero en
ignoradas. Bien sé que todos estan 60
a igual que yo.
este dolor no hay entre ustedes quien sufr
solo por si mis-
Pues la pena de ustedes toca a cada uno
alma se angustia
mo, y por ningun otro, mientras mi
tiempo. De
por la ciudad, por mi y por ustedes al mismo
n duer-
modo que no me estén despertando como a quie
que 65
me sumido en él suefio. Por el contrario, sepan bien
ya derramé muchas lagrimas y recorri muchos caminos
en las idas y vueltas de mi pensamiento. Tras examinar
con atencién, puse en practica el tinico remedio que en-
contré. Efectivamente, enviéa Creonte, el hijo de Mene-,
ceo, mi propio cufiado, a la morada pitica de Febo’ a que 70
averigiie qué debohacerodecir para poner a salvo a
asta ciudad. Por eso, al calcular el tiempo transcurrido
me aflige no saber qué estara haciendo. Pues se ausenta
mas de lo normal, tarda mds de lo ‘conveniente. Pero, 15
una vez que él llegue aqui, seré yo un ser vil, sino cum-
plo todo lo que ordeneel dios. ;
tal,
7. Hl ordculo de Delfos, que juega en toda la obra un papel fundamen
respondia a las preguntasde los gobiernosdelas ciudades y delos particu-
lares; véase Introduccién, nota 22.
87
SOFocLEs
SACERDOTE. —Hablas en buen momento, pues me es-
t&in indicando con sefias que se acerca Creonte. ,
80 EpIPO. —Soberano Apolo, jojal4 acuda con la ventura
de la salvacién, tal como'se lo ve-de radiantel
SACERDOTE. —Segiuin parece, la cosa ha de serfavora-
ble. Pues de otro modo no vendria asi con la cabeza coro-
nada de floridos laureles.
EpDIPoO. ~Ya lo sabremos. Esta en la distancia justa
como para escucharnos: principe, pariente mio, hijo
de Meneceo, jqué anuncio del dios nos traes con tu
85 llegada?
CREONTE. —Unobueno. Pues entiendo que incluso las
desgracias pueden ser favorables, si acaban en senda
recta.
EDIPO. —Pero jcudl es la respuesta? Pues lo que has
90 dicho no me infunde ni mds confianza ni mds temor.
CREONTE. —Si quieres escuicharme en presencia de
ellos estoy dispuesto a hablar, lo mismo si prefieres ir
adentro.
EDIPO. —Dilo ante todos, pues Ilevo mds duelo por
ellos que por lo que toca’ a mi vida.
96 CREONTE. —Diré, entonces,ilo que escuché de parte
del dios. Febo nos ordena claramente, sefior, echar de la
regién el miasma crecido en esta tierra,’ que no aumen-
te hasta lo irremediable.
EDIPO. —{Mediante quétipo de purificacién? UDe qué
indole es la desgracia? _
100 CREONTE. —Mediante«el destierro, o expiando una
muerte con otra muerte, porque esta sangre azota a la
ciudad.
Epiro. —jPero a qué’‘hombre le sefiala esta suerte?
CREONTE. —Entonces era Layo, sefior, el soberano de
8. El mfasma —macula, mancha~ es)una nocién dela religién antigua. In-
dica una accién —-o el agente de la accién— que necesita una purificacisn-
kdtharsis. : |
38
EXDIPO REY
esa tierra, antes de que ti tomases en tus manos el rum-
bo de esta ciudad.
EDIPO. —Lo sé, por supuesto. De ofdas, pues jamaslo 1065
Vi...
CREONTE. —Ei] fue muerto, y ahora se nos encomien-
da claramente tomar er. nuestras manos el castigo de
los autores, quienes sean.
EDIPO. —;Pero en qué lugar de la tierra estan? 4D6n-
de encontrar la huella, mal atestiguada, de una falta
antigua?
CREONTE. —Enestatierra, afirm6 el dios. Pues lo que 110
se busca se puede hallar, pero lo que se descuida se es-
‘capa.
MDIPO. —Pero jdénde estaba Layo cuando sucumbi6é
a tal muerte? {Ein el palacio, en el campo o en otratie-
rra?
GREONTE. —Se habia ausentado, para consultar al
Gios,® segtin dijo. Pero, tras marcharse, no regres6 ja-
“mas de nuevoa casa. — 116
FXpIPoO. —ZNolo vio algvin mensajero, o compafiero de
viaje, cuyas noticias puedan servir?
CREONTE. —Estan muertos, excepto uno que huyéde
miedo. Y de lo que vio sélo una cosa pudo expresarcon
certeza.
EDIPO. —{Qué? {Pues una sola cosa podria ayudar a 120
descubrir muchas, si consiguiéramos un pequefio prin-
cipio de esperanza!
CREONTE. —Dijo que se topé con unos bandidos, que
nolo mataron con la fuerza de un brazo, sino con la de
muchos.
EDIPO. —{Pero cémo al ladrén pudo haber Hegado a
tal osadia, de no haber estadoel asunto arreglado desde
aqui con dinero? 125
CREONTE. —Eso se supuso. Pero, sumidos en desven-
9. Al ordculo de Apolo en Deltos.
39
SOroc.es
turas, no surgié ningtin defensor de la muerte de Layo.
EDIPO. —3Qué desgracia pudo ser impedimento para
averiguarlo, cuando el poder real cayé de esa manera?
180 CREONTE. —La Esfinge de cantos enrevesados nos
obligaba a atender a lo que tenfamos entre nuestros pies
y a dejar de lado los asuntos inciertos.’°
EDIPO. —Pero yo voy a sacar a la luz todo de nuevo,
desde el principio. Pues tiene razén Febo —y tu también
con 6l~- en haber vuelto a llamar la atencién sobre esta
185 muerte. De modo que con justicia me verdn comoaliado:
tomaré venganza en nombre deestatierra, y también
deldios. ¥ no en interés de amigoslejanos sino en el mfo
propio voy a sacar esta mancha, Pues quienquiera sea
elquematé a aquél, podria desearvengarse de m{ con
140 wungolpeigual. Y ast, al cumplir con é1, me ayudaré a mf
mismo. Por eso, jvamos, hijos! |Levantense lo mds pron-
to posible de las gradas, con esas ramas de suplicantes!
Y que alguien retina aqui al pueblo de Cadmo, porque
yo me ocuparé de todo. Con la ayuda del dios se hard
145 evidente nuestra ventura, o nuestra derrota.
SACERDOTE. —Levantémonos ya, hijos, pues hemos
Febo,
-venido aqui por lo que él esta anunciando. |Ojala4
.y ter-
que envid estos ordculos, nos asista como salvador
150 mine con la enfermedad!
(Hace su entrada el Coro.)
CoRO
Estrofa 1
qué espiritu-acu-
Palabra de Zeus de dulce decir, {con
Tebas?" Se hace tan
diste de la dorada Pito a la ilustre
10. Véase Introduccién, nota 9.
por el dragén hembra llamado
11. Pito es otro de los nombres de Delfos,
tio a Apolo y a su profe-
Pitén, al que vencié Apolo. Por eso se denominaPi
tisa, la pitonisa.
40
EDIPO REY
palpita de
tensa la angustia de mi corazén asustado que
y agudosgritos,”
miedo, Dios Delio invocado con peanes
vas. a exigirme?
me estremezco ante ti. Qué menester 156
vueltas deltiem-
{Esesa cosa nueva 0 algo traido por las
la dorada espe-
po? Dimelo, palabra inmortal, hija de
ranza. ;
:
Antistrofa 1.
s, jnmortal Ate-
Primer o te invoco a ti, hija de Zeu 160
tierra, a Artemis,
nea, y a tu hermana, sefiora de esta
no de la plaza circular,
que se asienta en el glorioso tro
tres reunidos pre-
ya Apolo, el que hiere de lejos. |Los
dela muerte! Antes, en
séntense ante mi y protéjannos 165
sobre la ciudad, cum-
la anterior ruina que se cernia
la desgracia. |Vengan
plieron en expulsar la lama de .
también ahoral?
Estrofa 2
El pueblo
jAy de mfl Soporto innumerables penas.
ensamientocon 170
entero esta enfermo, y no hay arma delp
-
quedefenderse. Nocrecen los frutos de esa tierra famo
del
sa, nisufren las mujeres los dolores quejumbrosos
175
parto, sino que puedes ver cOmo se precipitan, comoaves
de buenas alas, con mas fuerza que el fuego, hacia la
orilla del dios del poniente."*
Antistrofa 2 : :
La ciudad se destruye en sus miembros demodoin-
numerable. Sus hijos yacen sin piedad en el suelo, tra-° 180°
yendo la muerte incompasible. Mientras tanto, esposas
'
12. Delio es epiteto de Apolo por su nacimiento en la isla de Delfos. Los
peanes son, en este contexto, cantos de dolor.
18. Toda la antistrofa tiene el cardcter de una invocacién apotropaica, es
decir, “que aleja los males”.
14. Es decir, Hades, el dios de la muerte.
41
SOFOCcLES
lamzan
+ madres en canas vienen de un lado y de otro,
s pe-
185 suplicantes los angustiosos gemidos de sus triste
nas. En virtud de estos males, dorada hija de Zeus, en-
via tu ayuda de agradable rostro.
Estrofa 3
190 El fiero Ares ahora me quema, aunquesin escudos,”
y me sale al encuentro con grandes gritos. Pido que dé
la vuelta en su carrera, en direccién opuesta a la de mi
patria. {Que un viento lo Ileve al talamo de Anfitrita o al
196 puerto inhéspito de los tracios, siempre agitado por las
olas!}¢ Pues sila noche deja algo,ia terminar con eso vie-
200 neeldfa. {Padre Zeus! Tu, que ejerces el poder de relam-
pagos portadores de fuego, destruyelo con el rayo.
Antistrofa3 _
adas
Soberano Liceo,!” quisiera que tus flechas lanz
la
por cuerdas trenzadas en oro.se esparcieran tomando
antorchaslla-
delantera en la defensa y, con ellas, las
los montes de
205 wxaeantes de Artemis, con las queicorre por
da, que da nom-
Licia. También invoco al de la mitra ‘dora
que acompa-
210 brea esta tierra, a Baco de rostro de vino,
jQue acuda re-
fia a las ménades con gritos de evohé.’
el dios odioso
fulgente con su antorcha fogosa contra
215 entre los dioses!
(Edipo se dirige dl Coro.)
ta en el texto
15. Ares tiene siempre el significado de “guerra”, pero presen
o de “muerte”. Por esto la acla-
un desplazamiento semantico en el sentid
racién “sin escudos”.
se enamor6
16. Anfitrita es una ninfa de los mares, una nereida, de la que
es muy popular entre los
Poseidén. En el texto representa al mar. Ares
tracios, pueblo muy guerrero.
17. Bpiteto de Apolo.
Las
18. Se refiere a Dioniso, a quien se lo festeja con “gritos de evohé”.
mujeres enloquecidas de su séquito son las llamadas ménades o bacantes.
42
EDIPO REY
lio a tus st-
Epiro. —Suplicas, y podras obtener auxi
que estés dis-
plicas y alivio de las desgracias, siempre
y colaborar.en esta
puesto a ofrme y acoger mis palabras 220
ajeno al rela-
enfermedad. Voy a hablar como extranjero,
pista,
to y ajeno al hecho. Pues nopodré seguir muchola
er-
de noteneralgun indicio. Pero como ahora me he conv
el ultimo en
tido en un ciudadano entre los ciudadanos,
iente: a
llegar, les diré a todos ustedes los cadmeoslo sigu
hombre
cualquiera de ustedes que sepa en manos de qué
indi- 226
murié Layo, el hijo de Lébdaco, le ordeno que melo
que todo. Pero si teme la acusacién [...]28 tque la aparte
al-
de si mismo! Pues saldré de esta ciudad a salvo. Y si
230
!
guien sabe que el autor es de otra tierra, jque no calle
Porque cumpliré con una recompensa,a la que se anadi-
réel agradecimiento. En cambio, si callan, sea por temor
de un ser querido o por ustedes mismos, y no se ajustan a
mis palabras, haré lo siguiente, y es menester que lo es- 235
cuchen: prohibo que a ese hombre ~sea quien fuere— na-.
die lo reciba ni le dirija la palabra en esta tierra, cuyo
poder y trono detento, ni comparta con él plegarias ni
sacrificios a los dioses, ni lo haga participe en las aguas 240
lustrales. Por el contrario, ordeno que todos lo echen de
su casa como la macula que es para nosotros, conforme a
lo que el ordculo del dios Pitico nos acaba de manifestar.
Pues bien, de este modo me vuelvo un aliado, para la
divinidad y para el muerto. Y maldigo al autor del he- 245
cho, seaunoel que se nosoculta, o varios. {Que el mise-
rable se consuma entre desgracias en una vida de exclu-
sidn! Y afiado este voto: si llego a tener conocimiento de
que resulta ser alguno de aquellos con quien comparto
mi. hogar, jque padezca yo las mismas cosas que acabo 250
de imprecar!
A ustedes les encargo que cumplan todoesto, en nom-
19. El texto presenta una laguna. Otras se sefialardn de la misma
manera.
48
SOFOCLES
bre de mi mismoy del dios, y de esta tierra que se consu-
me estérilmente, tan desprovista de dioses. Ahora bien,
aunque la actual empresa no fuese promovidaporel dios,
tampoco seria correcto que ustedes dejen la cosa asi, sin
255 purificacién, cuando ha muerto un hombre excelente y
rey de esta tierra, Por el contrario, habria que haber
hecho una investigacién exhaustiva.
¥ ahora, puesto que yo soy elque se encuentra en el
poder, en posesién de los mandos que tuvo aquél antes,
en posesién de su lecho y de su mujer, que recibié si-
260 miente de ambospor igual... Incluso hubiéramos com-
. partido la descendencia de hijos comunes, si su linaje no
hubiese caido en desgracia. Pero sobre su cabeza se cer-
nié la suerte aciaga... Por esta causa, voy a luchar como
265 si se tratara demi padre, y acudiré a todos los recursos
buscandoapresar al autor delasesinato,enhonor del
hijo de Lébdaco, descendiente de Polidoro y desuante-
pasado Cadmo, y del viejo Agenor.*>’
Y para losque no cumplan con lo dicho pido a los
270 dioses no surja cosecha ensus tierras, ni hijos de sus
mujeres, sino que perezcan porla calamidad actual o
por una incluso peor. En cambio, a ustedes, los demas
cadmeos,queaceptan de buen grado estas decisiones,
que la Justicia?! les sea solidaria y los demdsdioses pro-
276 picios por siempre.
CORIFEO. —Del mismo modo en, que tui me tocaste
‘con tu maldicién, soberano, asi hablaré: yo no lo maté
ni puedo indicar quiénle hizo. Pero correspondia a quien
nos mandaesta investigacidén, a Febo, decir quién lo ha
hecho. .
Epreo. —Hablas con justicia. Pero ningiin hombre
280 puede obligar a los dioses en lo que no quieren.
20. Se menciona todo el linaje de Layo.
21. Traduccién de Dike, representacién de la justicia divina.
44
EDIPO REY
CORIFEO. —Y, después de eso, te puedo decir, en se-
gundo lugar, lo que creo. :
EpiIpo. ~Y si hay un tercero, no dejes de hacerlo.
CORIFEO. ~Yo sé que, como su sefior Febo, el sobera-
no Tiresias puedever més que ningunotro, Si se le pre- 285
sefior,
gunta a él, se obtendra un conocimiento certero,
“HprPo.—Pero tampoco eso dejé sin hacer. Pues no bien
que
hablé Creonte, envié dos mensajeros, Y me asombra
t a
no esté presente hace rato.
di-
CorIzEO. -Y, en verdad, las demas cosas que se
290
cen son confusas, viejas historias.
Epipo. —Pero ,cudéles son? Pues yo examino todaslas
versiones.
CORIFEO. —Sedijo que murié pormanode unos cami-
nantes. ;
Fprpo. —También lo of yo. Pero nadieconoce al quelo
vio.
CORIFEO. —Pero si tenfa atin algo de miedo, ahora no
lo podraé soportar, después de ofr tus maldiciones. 295
EDIPO. —Quien no tiene miedo al obrar, tampoco teme
a las palabras.
(Entra Tiresias conducido por un muchacho.)
Coro. —Pero aqui se presenta el que lo puede rebatir.
Pues ya traen aqui al divino adivino, el unico entre los
hombres a quien laverdad es connatural.
EDIPO. —jTiresias, ti que dominas todas las cosas, 800
las ensefiables y las secretas, las celestes y las terrena-
les! Aunque no ves, de todos modos.sabes.con qué terri-
ble enfermedad convive nuestra tierra. A ti solo, sefior,
te encontramos como protector y salvador de ella. Pues,
sino has ofdo mensajeros, Febo contesté a nuestros en- 805
viados que la nica liberacién de esta enfermedad sélo
puede llegarunavez que conozcamos a los asesinosde
Layo y les demos muerte o los desterremos del pais. De
modo que ttno nos rehtises las palabras de las aves o
45
Soroc.es
rc

a 810 algun otro método de adivinacién que puedas tener.22


‘%
Limpiate a ti mismo y ala ciudad, y limpiame a mi, lim-
pia toda la mancha. del crimen. Estamos en tus manos.
4
Que un hombre preste servicio con lo que tiene y puede
es la mas bella de las tareas. |
315 TIRESIAS. —jAy! jAy! |Qué terrible es tener conocimien-
to, cuando no soluciona nada al quelo tiene! Y bien lo
sabia yo. Pero me olvidé, pues de lo contrario no hubi¢ Ta
venido aqui. : ,
EDIPO. —{Qué ocurre? {Qué desanimado llegaste!
TIRESIAS. —Déjame volver 4 casa. Con mas facilidad
320 levards lo tuyo, y yolo mio, simejhaces caso. |
Eprpo. —No hablascon justicia ni de modo grato para
esta ciudad que te crio, si la privas de esta respuesta.
TIRESIAS. —Pues veo que, en lo que te toca a ti, tus
palabras no marchan por via oportuna, y no quiero que
325 me pase lo mismo.
(Hace un movimiento para retirarse.)
Eprro. —|Por los dioses! {No nos vuelvas la espalda,
si efectivamente sabes algo! Pues aqui nos tienes a/to-
dos, postrados ante ti como suplicantes.
-TIRESIAS. —Pues todos ustedes no entienden nada.
Jamas revelarémismales, porno :decirlos tuyos.
do? {De manera que sabién-
EDIPo. —,Qué estas dicien
des-
330 dolo no lo dirads, sino que piensas traicionarnos y
truir la ciudad?
TIRESIAS. —Para no causardolor, nia mf nia ti mis-
| s : ‘ s
'
mo. {Por qué me indagas asi? Por'mi note enteraras.
eno-
EDIPo. —jMaldito entre los malditos, que harias
te
335 jar incluso a una piedra! j{No hablaras de una vez, 0
mostrards asi de inexorable, y no legaremos a ninguna
parte?! -
22. Existian diversos métodos adivinatorios o manticos: por medio del vuelo
de las aves o del estado de sus entrafias, entre otros.
46
EDIro REY
has no percibes que
TIRESIAS. —El enojo que me reproc
eso me censuras.
habita en ti de igual manera, y por
ia al escuchar tales
~“prpo. —Pero gquién no se enojar 840
precias a esta ciudad?
palabras con las que tu ahora des
porsi mismas,aun-
TTRESIAS. —Las cosas vendran
queyolascubr acon silencio.
decirme lo que
Epipo. —{Y no tienes justamente que
vencdra?
alla4 de este punto.
TTRESIAS. —No lo explicaré mas
ira mas salvaje.
Frente a esto, si quieres, endjate con la
que siento no de- 345
EpIpo. —-Y, en verdad, con la célera
. Sabe, pues, que me
jaré de lado nada delo que pienso
pareceque hascolaborado enel crimeny lo has llevado
Y siacaso
manos.
a cabo, excepto en perpetrarlo con tus
o.
vieras, diria que el asunto es sdlo tuy
ez-
TTTRESIAS. —{En verdad? Yo te insto a que perman
de este dia de 350
cas fiel al edicto que proclamaste, y des
ni a mi, por-
hoy no nos dirijas ya la palabra, ni a éstos
a.
. que tu eres el impio que mancha esta tierr
pIPo. —,Con tanta desvergiienza das rienda suelta
a estas palabras? ¢¥ cémo crees que te liberards de esto?
TIRESIAS. —Ya estoy libre, pues alimentoelvigor de
la verdad. oo
Eprpo. —{Por quién fuiste instruido? No sera por tu
arte...
TIRESIAS. —Por ti, que me obligaste a hablar contra
mi voluntad.
EDIPO. —{Qué palabras? Dilas de nuevo, para enten-
derlo mejor. :
TIRESIAS. —{No lo has entendido antes? 4O intentas
hacerme hablar? 360
EDIPO. —No lo suficiente como para decir que me es
sabido. Vamos, explicalo de nuevo.
TIRESLAS. —Digoque titieres el asesino del hombre, el
mismo que buscas atrapar. -
EDIPO. —[Notesera grato decir oprobios por segunda
vez!
47
SOroc.es
TIRESIAS. —{No quieres que diga alguna otra cosa,
para que te enojes mds?
865 EDIPO. —Todo lo que quieras, pues sera dicho en vano.
TIRESIAS. —Afirmo que, sin que te des cuenta, tié-
nes la unién m4s vergonzosa con tus seres mas queri-
dos, y no adviertes hasta qué punto te encuentras en
deagracia. '
EpiIpo. —3Acaso crees que vas a seguir hablando asf
alegremente? '
TIRESIAS. —Si, si existe alguna fuerza en‘la verdad.
870 EDIPO. —Claro que existe, menos para ti. Tu no la
4% tienes. Eres ciego de ofdos, de mente y de ojos.
TIRESIAS, —Y tu eres un pobre desgraciado. Me lan-
zag reproches que pronto todos lanzardn contrati. |
876 Eprro, —Vives en noche continua, y no puedes dafiar
a nadie que vea la luz, ni a mi nia otro.
TIRESIAS. —Tu_ destino no es caer porobra mia,pues
para eso es suficiente Apolo. A él le toca llevarlo a cabo.
EDIPO. —3So0n de Creonte estos inventoa? 40 de quién?
TIRESIAS. —-Creonte no es para ti ningtin pesar, sino
ti mismo. ‘ .
880 EpIro. -}Oh, riqueza, poder y saber, que a todo saber
la en-
superan en esta vida llena de encono! jCudnta es
a cau-
vidia que se guarda entre ustedes, si justamente
asigné
sa de este poder de mando —que la ciudad me
885 como un don,sin pedirlo yo- el fielCreonte, amigo des-
echarme y ace-
de el principio, arde ahora en deseos de
a este hechice-
cha a escondidas porlo bajo, sobornando
sélo tiene ojos para
| ro tramposo, engafioso charlatdén, que
to en su artel
| las ganancias, pero es ciego de nacimien no
ino? 4Cémo
| Vamos, dime, gen qué eres un claro adiv
ra para estos ciu-
890 | pronunciaste alguna palabra liberado
a cantora?* Pues,
dadanos, cuando estaba aqui la perr
bre
en verdad, resolverelenigmanoera paraun hom
23. Alusién a la Esfinge, véase Apéndice.
48
EDIro REY
cualquiera, sino que requeria arte adivinatorio. Y quedé
de los
demostrado que tu no lo posefas, ni: por medio
pajaros ni por conocimiento tomado dealgunode losdio-
sabe, y
ses. Pero entoncesllegué yo, Edipo, el que nada
ia, sin ayuda
terminé con ella. Acerté con la inteligenc
del camino
delospaéjaros.Y ahora me intentas sacar
o de Creon-
con la intencién de sentarte al lado del tron
la mancha, tu y
te. Con llantos hardn la purificacién de
en cuenta
el que te acompafia en esto. Ysi no tuviese
rias a conocer
gue eres anciano, con padecimientos, llega
qué sabiduria tienes en verdad.
lso de la ira
Goro. —A nuestro modo de ver, el impu
tanto a éste
los ha llevado a pronunciar estas palabras,
tales cosas,
como a ti, Edipo. ¥ la situaci6n no requiere
dela
sino poner la mira en resolver los ordculos del dios,
mejor manera. ‘
“TIRESIAS. —Aunque tui tienes el mando, se debe otor-
gar la misma posibilidad de responder, En esto yo tam-
bién tengopoder. Pues no vivo sometido a ti sino a
Loxias,?4 de modo que no voy a ser inscripto como segui-
dorde Creonte.
Ahora bien, puesto que me echaste en cara que soy
ciego, te digo: tu, aunque posees visidn, no ves en ‘qué
punto de desgracia te encuentras, ni donde vives, ni con
yaién compartes el techo. {,Acaso sabes de quién eres
hijo? También te pasa inadvertido que eres odioso para
los tuyos, tanto para los de-allf abajo ‘como para los de
arriba de. la tierra. Y la maldicién que por ambos lados
te azota, por tu madre y por tupadre, te arrojard un dia
con pie terrible lejos de este pafs. Tu que ahora ves co-
rrectamente, tendrds entonces sélo oscuridad. ZY cual
sera el solaz de tus gritos? ;Qué Citerén” acompafiara
24. Epiteto de Apolo que significa “oblicuo”, en alusién al lenguaje oscuro
de los ordculos. .
25. Citerén es el nombre del monte de Tebas al que fue arrojado Edipo
49
SoOrocLes
tu voz, cuando adviertas el inabordable casamiento en
el que anclaste, después de haber logrado tan buenatra-
vesia? Por lo demas, tampoco te:das cuenta de la canti-
dad de otros males que te igualardn a tus hijos. Después
de esto, jmaldice a Creonte y a mi boca, que no hay en-
tre los mortales quien vaya a consumirse de peor modo
quetu!
EDIPO. —Acaso es soportable ofr estas cosas de parte
de ése? {No te vas de una vez? |Muéretel |Lo mds pronto
430 posiblel ,No te irds de esta casaipor dondeviniste?
TIRESIAS. —Yo no hubiera venido aqui, si no me hu-
bieses llamado.
EDIPO. —No sabfa que ibas a decir tantas locuras,
porque, sino, dificilmente te hubiese hecho venir.:
435 TIRESIAS. —Asi.soy yo: loco en lo que a ti te parece,
pero sensato para los que te engendraron. i
EDIPo. —{Para quiénes? Aguarda. {Qué mortal me dio
el ser? ,
EDIPo. —|Cémo dicestodo deimanera tan enigmatica
e inciertal
TIRESIAS. —{Acaso no ‘eras tia el mejor para solucio-
440 nar estas cosas? | i
EDIPO. —Instiltame justamente en lo que descubres
mi grandeza.
TIRESIAS. —Es precisamente esa fortuna la que te
perdis.
Epipo. —Si salvo a la ciudad, eso no me preocupa.
TIRESIAS. ~Entonces me voy. Tu, nifio, condticeme.
446 EDIPO. —Si, que se lo Neven' ya, porque tu presencia
es un impedimento molesto. Unavez lejos, no causards
mas dolor. .
TIRESIAS. —Me voy porque ya dije lo queme hatrai-
do, no por temor a tu rostro. Pues no esta en tus manos
|
para su perdicién. Pero allf fue salvado. Véanse, por ejemplo, vy. 1089,
1127.
50
Epiro REY
mi perdicién. Y te digo: ese hombre que hace tiempo
buscas_ con amenazas y jroclamas por el asesinato de 450
=
Layo se encuentra aqui. lus extranjero residente, segun
se dice. Pero pronto saldra alaluz que es tebano,ynose
cgmplaceraécon talcircunstancia. Pues ciego, cuando
antes tenfa vista, y pobre, en ugar de rico, se marcharA 465
apoyando su bastén en tierra extranjera. Se hard mani-
fiesto que é] mismo es hermanoy padre de sus propios
hijos, e hijo y marido de la mujer que lo engendré, y ase-
sino de supadre, con el que compartiéd mujer. Y ahora 460
dirfgete adentro y reflexiona sobre estas cosas. Y si en-
cuentras algo falso, puedes decir que yo no sé nada con
mi arte.
CORO
Estrofa 1
éQuién eselhombreal, que la piedra délfica, de pala-
bra divina, sefial6é con su voz, el que ha llevado a cabo
hechosindeciblescon manos cargadas desangre? Es hora 465
de que ponga el pie en fuga con mds brio que el de los
caballos tempestuosos. Pues contra él se apresta el hijo
de Zeus, armado con fuego y reldmpagos, y lo siguen las 470
terribles Ceres, que no yerran el golpe.%6
Antistrofa 1
Desde el nevado Parnaso”’ ya fulguré6, recién mani-
fiesta, la voz que llama axastrear por doquier al hombre
475
desconocido. FE] vaga por el agreste bosque de un
lado a
otro, por las grutas y las piedras, como un toro. Infeli
z
se aparta con paso funesio, pues intenta escapar de los
ordculos del ombligo de la tierra.2® Mas éstos,
siempre 480
vivos, revolotean en torno suyo.
26, Representaciones femeninas de la muert
e, en griego Keres.
27. Famoso monte cercanoal oréculo de
Delfos.
28. Asi era llamada Delfos: “ombligo de la tierra
”, umbilicus mundi.
61

SOFOCLES
Estrofa 2
En verdad, es terrible cémo me perturba ahora el sa-
bio adivino. En verdad, es terrible. Son cosas que no pue-
485 do aseverar ni negar. No sé qué decir. Y vuelo entre espe-
ranzas, sin mirar las cosas actuales ni las que hay atras.
490 Pues qué motivo de discordia hay para los Labddcidas y
el hijo de Pélibo,”® yo no lo sé, nicontra la fama publica de
495 Edipo, auxilio de los Labddcidas en muertes oscuras.
Antistrofa 2 '
En verdad, Zeus y Apolo tienen conciencia y conoci-
miento de las cosas mortales. Ahora bien, que uno delos
500 hombres tenga m4s peso que yo, porque es adivino, éste
no es un criterio certero. Un mortal puede contraponer
sabiduria a sabiduria. Pero yo jamas, hasta ver con mis
ojos que la palabra es correcta, afirmaré las acusacio-
505 nes. Pues en aquella oportunidad la doncella alada®se
hizo visible contra él, y en la prueba se vio que era sabio
y grato a la ciudad. Por eso, en mi sentimiento jamas
510 sera culpable de vileza.
(Entra Creonte.)
CREONTE. —Ciudadanos, enteradode queel rey Hdi-
po me ha acusado con palabras terribles, me hago‘pre-
‘gente, porque no puedo soportarlo. Si en las desgracias
parte, en
515 actuales él considera que ha sufrido algo de mi
cio, no hay
palabras o en acciones, que le reporte perjui
que soportar una
en mi deseo de una vida larga, si tengo
fio, sino uno
injuria tal. Pues no me causa un dafio peque
en la ciudad, seré
520 enorme. Si soy considerado un ser vil
queridos.
vil también para ti y para los mas
to padre de Edipo. Los
. 29. P6élibo es el nombre del rey de Corinto, supuespadr
aco, el e de Layo.
Labddcidas son los descendientes de Labd
nge, véase Apéndice.
30. Otra manerade referirse a la Esfi
52
Epiro REY
CORIFEO, —Pero esta injuria se produjo en la violen-
cia de la célera, no surgié de un pensamiento,
CREONTE. —Manifest6 claramente con su palabra que 525
el adivino dijo falsedades para obedecer mis designios.
CORIFEO. —Dijo eso, en verdad. Pero no sé con qué
pensamiento. ;
CREONTE. —3Acaso proviene de una mirada correcta
y de un correcto sentimiento esa acusaci6n que hizo con-
tra mi?
CoRIFEO. —Yo no lo sé, pues no llego a atisbar lo que
hacen los poderosos. Pero ahi esta en persona, saliendo
530
fel palacio.
(Entra Edipo en escena.)
EpDIro. -jTu! 4Cémo has venido aqui? ,Tienes tanta
cara de audacia como para venir a esta casa, cuando
eres evidentemente el asesino de ese hombre y un la-
drén manifiesto de mi poder? Pero, dime, |por los dioses! 536
{Viste en mi algtin tipo de cobardia 0 locura que te de-
terminé a hacer estas cosas? {Crefas que no me iba a
dar cuenta de que tu accién se arrastraba entre tram-
pas o que no me iba a defender, una vez enterado? {Pero 540
no es, en verdad, una locura este intento tuyo? ¢Sin el
pueblo y sin amigos aliados tomar el poderreal, lo que
se hace con la gente y con riquezas?
CREONTE. —jSabes qué has de hacer? Ante las cosas
dichas, escucha a tu vez de igual modo, y luego juzga,
. tras enterarte por ti mismo.
EDIPO. —Bueno eres para hablar, y yo malo para com-
prenderte, pues sé que me eres malévolo y pesado. 546
CREONTE. —Pero escucha primero qué voy a decir.
EDIPO. —Pero no me digas que no eres un ser vil.
CREONTE. —Si en verdad consideras un bien la pre-
suncién desprovista de inteligencia, no razonas correc-
tamente.
EDIPO. -Si en verdad consideras que al causardafio
53
SOFOcLES ;
|
a un familiar no pagards'la pena, no razonas cortecta-
ai
o
st

mente. |
CREONTE. —Coincido contigo.En este punto has ha-
blado con justicia. Pero enséfiame cudl es ese padecer
que afirmas habersufrido. !
555 Epreo. —{Me querias convencer o no de que habia que
enviar a alguien a buscar al venerado adivino? )
CREONTE. ~Y atin ahora doy el mismo consejo.|
EpirPo. —{Cudnto hace ya que Layo...?
CREONTE. —{Qué cosa ha hecho? Pues no entiendo.
660 EDIPO. -{Se perdié por mano asesina, sin ser visto?
CREONTE. —Son muchos los afios de antigiedad que
pueden contarse. vid
EpIPo.—3Pero en aquel tiempo estaba ese adivino con
su_arte?
CREONTE. —Era idenbicaments sabio, y zsayetads por
igual. |
EDIPo. —¢Dijo algo de ant en ese momento? |
bafean Aepatipdpeays Senate:

CREONTE. —De ningun’ modo, al menos no Gules yo


565 estaba presente.
Epipo, —jPero no sovleren ustader una indagncién
respecto del muerto? :
CREONTE. —La tuvimos, gcémo no? Pero no chee
mos noticia.
Eprreo. —Entonces, §cémo no dijo estas mismas cosas
‘ese sabio en aquel momento?
ero
CREONTE. —Nolo sé. ¥ en lo que no entiendo Brefi
callar.
ar con co-
~“Bipreo. ~Pero sabes bastante y puedes habl
|
570 nocimiento.
voy a
CREONTE. =yane cosa? Pues si lo sé, no me
negar.
go, ja-
EDIPO. -Que, si nolo hubiese convenido conti
por mi.
mas hubiera dicho que la perdicién de Layo fue
causa.
sdbe. ¥
CREONTE. —Si dice esas cosas,Ht eres quien lo
575 considero justo enterarmeporti,'comottu recién por mi.
54 |
Ep1ro REY
Eprro. —jIndaga!, que no seré hallado asesino.
CREONTE. —{Pero qué ocurre? {No estas casado con
mi hermana?
EDIPO. —No es posible negar lo que preguntas.
CREONTE. —{Y gobiernas este pais y lo administras
con idéntico poder que ella?
EDIPO. —Ella consigue de mi todo lo que quiere. 580
CREONTE. —Z.No es verdad que yo me igualo a ustedes
dos, en tercer lugar?
EpIPoO. —¥ justamente por eso resultas un mal
amigo.
CREONTE. —No, si me dieras la palabra comoyo hice
contigo. Piensa esto en primer lugar: {te parece queal-
guien va a elegir gobernar entre miedos antes que dor- 585
mir tranquilo, teniendo los mismos poderes? Pues, en
verdad, no esté en mi deseo ser rey, sino obrar con poder
real, momai ‘quiere cualquierotra persona que sepa ra-
zonar. Y, realmente, ahox'a consigo todo de ti, sin temor. 590
Pero si yo gobernase, tendria que hacer muchas cosas
contra mi voluntad ,Cémo va a ser mds grato ser rey
que tener poder y dominio sin aflicciones? Aun no estoy
tan engafiado como para buscar otra cosa fuera debie-
nes que conlleven ganancias. Ahora todo me es gozoso, 595
todos me aprecian. Los que necesitan algo de ti me ala-
ban, pues en esto reside para ellos el conseguir todo.
Entonces, {cémo voy a querer tomar aquello, dejando de
lado esto? No puede resultar vil una mente que razona
bien. De manera que no me gusta ese modo de pensar, 600
ni toleraria estar junto a alguien que obre asi. Y como
prueba de esto ve a Pito y averigua los ordculos, para
ver si te los transmiti con precisién. Y ademas esto: si 605
encuentras que yo planeé algo en comin con el augur,
no me condenes a muerte con un solo voto, sino al menos
tomados, el tuyo y el mio. No me hagasculpable sin otro
consejo, a causa de una sospecha incierta. Pues no es
justo considerar en vano dignos a los malvados, ni tam-
poco malvadosalos dignos. Rechazar a un amigo honra- 610
55
Arm S ahs
SOFrocies
do es igual —lo afirmo— que desestimarla propia vida, lo
que mas se quiere. Y con el tiempo te dards cuenta de
esto con certeza, porque sélo el tiempo muestra al hom-
bre justo. Pero al malvado basta un dia para conocerlo.
615 CoRIFEO. —Hablé bien, sefior, para quien se precave
de caer en error. Pues los apurados no tienen pensamien-
to firme.
Epreo. —Pero cuando alguien trama un plan y se
mueve con rapidez, exige que también yo delibere con
velocidad. Si aguardo serenamente, pronto estardn cum-
620 -plidos sus designios y los mios, frustrados.
CREONTE. —Pero, en verdad, jqué quieres? jAcaso
echarme de esta tierra?
BpIPO. —En absoluto. Quiero que mueras, no que
huyas.
CREONTE. —Cuando pruebescual es el dafio [...].
625 EDIPO. -3De modo que no me obedecerds ni confia-
ras? .
CREONTE. —No veo que pienses con sensatez.
EvDIPO. —Si, en lo que me toca.
CREONTE. ~Pero también tienes que hacerlo en lo mio
EDIPO. —Pero eres un servil.
CREONTE. —2Y si es que tui no entiendes nada?
Epreo. —Igual hay que adecuarse.
CREONTE. —Noal que gobierna mal.
Eprpo. —/Ob, ciudad, ciudad!
ciudad, y no
630 CREONTE, —También a mi me importa la
a tisolo.
en este pre-
CORIFEO, -|[Deténganse, sefiores! Veo que
ciso momento sale del palacio Yocasta. ellaque
presenciando.
dirimir la discordia que ahora estamos
(Yocasta entra en escena)
produjeron esta
YOCASTA. —|Desgraciados! {Por qué
tierra, (no
635 discusién irreflexiva? Cuando tanto sufre esta
' 56
EDIPO REY
se avergiienzan de poner en juego las malevolencias per-
sonales? 4No te irds tu al palacio, y tu, Creonte, a tu
casa para no hacer de esta situacién, que no es de nin-
gun dafio, un asunto importante?
CREONTE. —Hermana de mi misma sangre, tu esposo
mi. Se
Edipo sentencia que hard cosas terribles contra
fuera de la 640
debate entre estos dos males: o arrojarme
tierra patria o apresarme y matarme.
que est&
Eprpo. —Y lo afirmo. Pues he hallado, mujer,
un ardid /
obrando de modo inicuo contra mi persona, con
perverso.
CREONTE. —|Que yo no sea feliz, sino que muera mal-
dito, si te he hecho algo de lo que me inculpas!
646
YOCASTA. —|Por los dioses! Edipo, ten confianza en
esto que esté diciendo, en especial, por respeto al jura-
mento que ha hecho en nombre de los dioses, y también
por mi y por los que estan contigo.
CORIFEO. —-Obedece con tu voluntad y tu prudencia.
Te lo ruego, sefior! 650
EDIPo. —,Qué quieres que conceda?
CORIFEO. —Que respetes al'que nunca fue necio y
ahora jura con grandeza.
Epreo. —,Sabes bien lo que pides?
CORIFEO. —Lo sé. ‘
EDIPO. —Dilo entonces. ;Qué quieres? 655
CORIFEO. —Que jamas deshonres con palabras a un
pariente consagrado por una causa no esclarecida.
EDIPO. —Pero entiéndelo bien: si esto persigues, me’
estas buscando la ruina o el exilio de esta tierra.
. CORIFEO. —|No, por el dios propiamente entre todos, el 660
Sol! |Que muera yo privado de dioses y de amigos, de la
peor manera, si tengo este pensamientol Pero, desdicha-
do de mi, esta tierra que se consume destroza mialma,si 665
a los males ya existentes se afiaden los de ustedes dos.
EDIPo. —Bien, que se vaya éste, aunque yo en ultima
instancia tenga que morir o ser echado violentamente
57
SOFrocLes
T
AtriatariSTEM

de esta tierra, con deshonra. Pero me apiado por tu pa-


labra, digna de lastima, y no por él, pues lo aborreceré
donde se encuentre.
CREONTE. —Es notorio que cedes lleno de odio. Pero
estards apesadumbrado, cuando termines con el furor.
Lasnaturalezas_ como la tuya son justamente las:que
675 méssufren,al soportarse a si mismasg,
EDIPO, =urerino me dejards de una vez y te irds fae
ra?
CREONTE. _Me-iré, aunque te resulto irreconocible.
Pero para éstos no he cambiado.
(Se va Creonte.):
CORIFEO. —Mujer, ,qué esperas para llevarlo dentro
del palacio?
680 YOCASTA. —Saber cual es la situacién.
CORIFEO. —Sobrevino una sospecha, de palabras ig-
norantes. Y causa dolor lo que no es justo.
YOCASTA. —{De parte de ambos?
CORIFEO. —Si.
YOCASTA. —{Y qué se decia?
685 CORIFEO. —jBasta! Me resulta suficiente, cuando esta
tierra esta sufriendo. Que la cuestién quedealli, donde
se detuvo.
EDIPO. ~;Ves dénde has llegado, aunque eres hom-
bre de buena intencién? Dejaste de lado lo mio y confun-
diste tus sentimientos.
690 CORIFEO. —Sefior, no te lo dije una sola vez. Sabe bien
que me comportaria como alguien fuera de sus cabales,
inepto para razonaz, si me apartara deti. Pues fuiste ti
justamente quien impuls6 a mi querida tierra por rum-
bo recto, cuando se encontraba a la deriva entre desgra-
695 cias. |Que también ahora seas nuevamente un buen guia!
YOCASTA. —jPor los dioses! Sefior, enséfiame también
a mai cual es el asunto que te ha hecho tener semejante
enojo.
58
EDIPO REY
700
EDIPO. —Hablaré. Pues a ti, mujer, te venero mas que a
éstos. Ha sido por Creonte. |Qué plan ha ideado contra mil
YOCASTA. —Dimelo, sivas a contar claramente el pun-
to de la discordia.
Epipo. —Afirma que yo soy el asesino de Layo.
YOCASTA: —jLo dice por conocimiento propio o se en-
teré por otro?
Epiro. —Envié a un adivino malhechor. En lo que toca 705
a su persona queda totalmentelibre.
YocasTa. —Entonces, ti libérate a ti mismo de lo que
dices. Esciichame, para que aprendas que, en lo que te
concierne, nada de lo humiano es participedelarte adi-
vinatorio.¥ te revelaré pruebas concisas. 710
Una vez vino a Layo wnordculo. No diré que de parte
de Febo mismo, pero side sus servidores. Afirmaba que
le iba a llegar el destino de morir por obra de su hijo, el
que naciera de mi y de él. Y en realidad, segin se ha
contado, lo asesinaron unos bandidos extranjeros en la 715
encrucijada de tres caminos. Y, respecto del nifio, no
habian transcurrido tres dias de su nacimiento, cuando
le até las articulaciones de los pies* y lo arrojé por mano
de otros a un monte inaccesible. Y¥, de este modo, Apolo 720
no cumplié que Negara. a ser el asesino de su padre, ni
Tales fueron afirmaciones de los ordculos. De modo que
para nada tepreocupes de estas cosas. Pues aquello en
lo que el dios encuentra utilidad él mismo se ocupa de
ponerlo facilmente al descubierto. 725
EDIPO. —Al escucharte recién, mujer, jqué delirio del
alma me ha sobrecogido y qué revolucién de mis senti-
mientos!
YOCASTA. —{Cual es la pena ala que te ha remontado
esto, segun dices?
81. De alli el nombre de Edipo; que significa “el de pies hinchados”, como
se sefiala en el v. 1032.
59
Sorocies
EDIPO. —Me parecié escuchar que Layo fue muerto
730 en una encrucijada de tres caminos. —
YYOCASTA. —Pues eso fue lo que se dijo, y no se ha de-
jado de decir.
Ep1Po. —{Dénde esta el lugar en donde ocurrié esta
desgracia? 7
YYOCASTA. —Féside se llama esa tierra. Alli se retimen
los caminos que vienen de Delfos y de Daulia.
785 EDIPoO. -—{Y cudnto tiempo pasé desde entonces? .
YOCASTA. —Un poco antes de que tu legaras a deten-
tar el poder de esta tierra, se anuncié a la ciudad estas
cosas.
Epo. —}Ay, Zeus! gjQué tienes pensadohacer con-
migo!?
YOCASTA. —3Qué hay en tu dnimo, Edipo?
740 EprPo. —Todavia no me hagas preguntas. Cuéntame:
te-
ucémo era la apariencia fisica de Layo? {Qué edad
nia?
recién enca-
YOCASTA, —Era robusto, con los cabellos
necidos. ¥ no se alejabamucho de tu aspecto,
mi! Me parece que he arroj ado
EDIPo. —|Ay, inféliz de
sin saberlo.
745 sobre m{ mismo terribles maldiciones
sefior, de di-
=YOcASTA. —,CGémo dices? Siento miedo, .
rigirte la mirada.
Puede que el
EpIPO. -—Me desanimo terriblemente.
Y ti lo mostrards mejor
adivino tenga realmente vision.
si dices una cosa mas. lo
siento miedo, contestaré
YoOcASTA. —Aun cuando
que preguntes, silo sé.
éscolta o con muchos guar-
750 EpIPo. —3Viajaba con poca
e a un rey?
dias como correspond he-
en total. Uno de ellos un
YOcASTA. —Eran cinco
un solo carro.
do. Layo viajaba con ui én fue el que
Esto ya esta claro. gQ
ral mee tag ay! icias, mujer?
conté a ustedes las not
765 en ese momento les e s¢ salv6.
servidor, el tinico qu
YOCASTA. —Vino un el palacio?
idad, no esta ahora en
Epreo. —{Por casual
60
EDiro REY
YOCASTA. —Ya no. Pues cuando volvié de alli y te vio a
tien el poder y a Layo muerto, me suplicd, tomandome
la mano, que lo enviara al campo, al pastoreo de reba-
fios, para estar totalmente lejos de la vista de esta ciu-
dad. Y asi lo hice, pues merecia obtener este favor y
era. ‘
mucho mas, por lo buen servidor que
de nuevo
EDIPO. -,Cémo hacerlo venir rapidamente 765
aqui ante nosotros? ;
mandas eso?
YOCASTA, —Es posible. Pero para qué
dohaber ha-
Ep1po. —Temopor mimismo, mujer. Pue
o.
blado de mas. Por eso, ahora quiero verl
n soy yo dig-
“YOCASTA. —Bien, 6] vendrd. Pero tambié 770
na de saber qué te esta afligiendo, sefior.
, si justamente he
Eprpo. —Y no seras privadade ello
ivas. Pues, Ja quién
llegado a tal punto en mis expectat
estoy pasando por.
mejor que a ti podria hablar cuando
esta circunstancia?.
re la doria
Mi padre era Pélibo, corintio, y mi mad
mas importante 776
Mérope. Yo era tenido por el hombre
so, digno de
de los de allf, hasta que tuvo lugar este suce
a atencién que
asombro. Pero, ciertamente, np mereci la
tamente ebrio
le di, En un banquete un hombre comple
ero hijo
dijo, Mevado por el vino, que yo no era el verdad
rado y apenas
de mi padre. Entonces quedé apesadumb
me contuve aquel dia. Al siguiente me dirigi ante mi
d
padre y mi madre, y los interrogué. A ellos les pareci
intolerable elultraje y se indignaron con quien lanz6
785
esa palabra. Por mi parte, aunque me dio gozo su acti-
tud, de todos modos aquello me siguié perturbando con-
tinuamente. Pues me habia tocado en‘lo hondo. De modo
que aocultas de mi padremedirigia Delfos, pero Febo
me despidié por considerarme indigno de lo que yo pe-
790
dia. Y en su lugar meanuncié otros pesares,cosasterri-’
bles y desgraciadas: que copularia con mi madre, trae-
ria al mundo una descendencia insoportable parala
mirada de los hombres ymeconvert iriaen el asesino
es al ofr estas cosas,
del padre que me engendré. Entonc
61
SOrFoc.es
calculando el caminode las estrellas, hui enseguida de
la tierra Corintia, hacia donde nunca viera
cumplirse
las atrocidades de mis males ordculos. ¥ en mi marcha
Aeter «ce swine eve sa ERGO ceremony carers ere se

llegué al lugar en donde dices que murié


el rey. Y te diré
800 la verdad, mujer. Cuando llegué camin
ando cerca de la
encrucijada de los tres caminos, mesaliero
n al encuen-
tro un heraldo y un hombre, como
tii describes, sobre
un carro tirado por potros. Entonces, el
conductor y el
mismo anciano me empujaron con viole
ncia fuera del
805 camino. Yo golpeé conira al cochero qué me apart; Pero
cuando el anciano me vio esper é a que pasara junto al]
carro y me dio en el medio de la cabez a con la pica de
doble punta. Y, en verdad, lo pagé con
creces: de inme-
TOT RARFOARANO

810 diato, con esta mano le di un bastonazo,


y cayé rodando
hacia atrdés desde el carro. Quedé tendido.
Maté a to-
dos. De modo. queisi a este extratio correspond
e alguna
conexién con Layo, {qué hombre podra ser mds
infeliz
815 que éste que ahora esté junto a ti? .Quié n puede llegar
aun destino mds odioso, sino le es dado ser recibi
do en
la casa de ningunode los extranjeros ni de los ciudada-
nos, nadie puede dirigirle la palabra y hay que arrojar-
lo de los hogares? Nadie mds que yohe lanzado sobre
820 mi mismo estas maldiciones. Y| ademas, ensucio el le-
cho del muerto con las ‘dos manos que lo mataron. jNo
soy un ser vil de nacimiento? {No soy porcompleto im-.
puro? Si tengo queser exiliado, no me es posible ver ¢.
825 los miosni ponerpie en mi patria,oestaré forzado a
unirme con mi madre y matar a mi padre Pélibo, qtie
mecrié y me. engendro. {No seria correcto considerar
que todo esto cae sobre este hombre por obra de uns,
830 divinidad cruel? jNo, por favor! jNo, sagrada piedad de
los dioses! jQue no vea yo ese dfa, sino que desaparezca
de los mortales antes de ver llegar sobre mi esta infan-
cia cargada de desgracia!
Coro. —En verdad, nos parecen dignas de temor es-
835 tas cosas. Pero conserva la esperanza, hasta que
te en-
teres de parte del que estuvo presente,
62
EpIro REY
EDIPO. —Y, por cierto, toda la esperanza que me que-
da reside sélo en aguarder a este hombre, el pastor.
YOCASTA. ~{Pero cual es la expectativa de que apa-
rezca?
EDIPO. ~Te lo explicaré. Si se descubre que afirma lo
mismo que tu, yo puedo quedar libre de desgrac ia. 840
YOCASTA. —{Y qué habia de extraordinario en las
pa-
labras que me escuchaste?
EDIPO. —Dijiste que é] relaté que lo habfan matado
unos ladrones. Si, en efecto, 6] habla del mismo
numero,
yo no lo maté, Pues un hombre no es lo mismo
que mu-
chos. Perosi, por el contrario, habla claramente
de uno 845
solo, de un hombre solitario, en ese caso
el hecho me
corresponde a mi.
YOCASTA. —Pero, sabe bien que asi
se manifest6é la
noticia, y no le es posible ahora decirlo
de otra manera.
Pues lo escuché la ciudad, no yo
sola. Pero incluso si se 860
apartara del relato anterior, tampoc
o mostrar4 de este
modo que la muerte de Layo ocurrié
del modo
adecuado,
tal como Loxias habia expresado
que iba a morir en
manos de mihijo. Pues, en
verdad, jel desventurado ja-
mas pudo matarlo, porque perecié 856
! Por lo tanto, en lo
que ss refiere ala adivinacién,
no puedo dirigir mi mira-
da ni a un lado nia otro.
EDIPO. ~Consideras bien :
el asunto. Pero, de todos
modos, no dejes de enviar
cuanto antes a alguien
traiga al labriego. que 860
YOcasTa. —Lo haré de inmedia
to. Pero entremos
palacio. Nada puedo ha al
cer yO que no te sea gra
CoRo to,
Estrofa 1
jOjala me tocara el destin
o de llevar en mila pur
de lo sagrado en todas mis palabras eza
ellas se han preestableci yY acciones! Para
do leyes de alto Pie® naci
das en 865
32. Mantenemosla traduc
cién literal para conservar
el juego de pala-
63
SOFOCLES
Olimpo. Ninguna
el éter celeste, cuyo unico padrees el
s el olvido'las
naturaleza humana las engendré y jama
poderoso y
870 adormecerda. Pues el dios que hay en ellas es
no envejece.
Antistrofa 1
La soberbia engendraal tirano.** La soberbia se 'lle-
na de muchas cosas en vano, que no son oportunas ni
875 convenientes, y sube hasta el punto mas alto para preci-
pitarse en el abismo dela fatalidad, donde nopuede hacer
pie. En cambio, pido al dios que nunca haga cesar la
880 lucha que convienea la ciudad. Yo no abandonaré jamas
ala divinidad que me protege.
Estrofa 2
Si alguien se conduce de manera arrogante en sus
885 actos o palabras, sintemor dela Justicia ni respeto de
las moradas de los dioses,|queloalcance un destino fu-
obtiene
nesto, envirtud de su infausta soberbial Si no
las cosas
sus ganancias dignamente y no se aparta de
ble, {qué hom-
890 impuras, o toca en su insensatez lo intoca
su alma de
bre puede ufanarse en este caso de defender
son respeta-
aes —slos dardos de los dioses? Y si tales acciones
coros sagrados?*+
das, {para qué voy 4 participar en los
.
Antistrofa 2
al sagrado ombligo
Ya no volveré aircon veneracién
este problema, véase Introduccién,
bras hecho con el término “pie”. Para
nota 9, ,
ucida
la importante palabra hybris, trad
38. “Soberbia” es la traduccién de plan-
cia” o “;ngolencia”. Todo el Coro
también por “desmesura”, “arrogan -
uoso del ser humano. Véase Introduc
tea el problema del exceso irrespet
cién. j
simbolo de todoculto ritual reli-
84. Los coros dedicados a los dioses como
gioso.
64
EXpIPO REY
a Olimpia, si 900
de la tierra ni al templo de Abas, tampoco
como han sido
estas cosas no quedan bien ajustadas,
, poderoso Zeus,
senaladas, para todos los mortales. Pere
rano de todas las
si eres llamado asi con rectitud, sobe
o para ti ni para tu
cosas, que esto no pase desapercibid 905
se dejan de lado los
poder, por siempre jnmortal. Pues
s, y en ninguna parte
antiguos oraculos de Layo, marchito
sdivinas se estan
Apolo brilla con honores. jLas cosa 910
perdiendol ;
(Sale Yocasta del palacio.)
presenté la idea
YocASTA. —Soberanos del pais, se me
con estas coronas y
de acudir alos templos de los dioses
que su Ani-
sahumerios en las manos. Pues Edipo deja
tipo, yno 9165
mo se alce demasiado por aflicciones de todo
vos por
evaltia como un hombre sensato los sucesos nue
ién de
medio de los antiguos, sino que esta a disposic
quien le hable, si le habla de temores. YY como con mis
consejos no produzco nada, llego como suplicante a ti,
Apolo Licio, pues eres e] mas préximo. Vengo con estos 920
votos, para que nos procures una liberacién purificado-
ra, porque ahora todos sentimos temor, al ver perturba-
do a quien es piloto de la nave.
(Entra en escena un mensajero.)
MENSAJERO. —jPuedo saber por ustedes, senores,
dénde esta la palabra del rey Edipo? O mejor diganme, 925
si saben, dénde se encuentra él. ~ ,
Coro. —Aqui esta su casa, y él esté dentro, extranje-
ro. Esta es su mujer y madre de sus hijos.
85. Famosos lugares de culto. El templo de'Abas esta dedicado a Apolo.
Véase n. 27.
65
SOFOCLES
MENSAJERO. —|Que seasfeliz por siempre junto a se-
930 res dichosos, puesto que eres su cumplida esposal
YOCASTA. —De igual modo lo seas tu, extranjero. Lo
mereces por tus buenos deseos. Pero dime qué necesi-
dad te ha trafdo y qué quieres comunicar.
MENSAJERO. —Buendasnoticiaspara tu casa y para tu
esposo, mujer.
9865 YOCASTA. —3Cudles son? {De parte de quién vienes?
-MENSAJERO. —De Corinto. Las palabras que te diré
quiz4 te resulten gratas —{c6mo no?~ pero tal vez te
aflijan.
cummnaaiaasilia

YOCASTA. —Pero, ,qué es? {Por qué existe esa doble


posibilidad?
MENSAJERO. —Lios habitantes' de la tierra del istmo
940 lo hardn rey, como se anuncié allf.
YOCASTA. —{Pero no esta en el poderel anciano Péli-
bo? .
MENSAJERO. —No, desde que la muerte lo tieneen la
tumba. J
YOCASTA. —,Qué dices? {Ha muerto el padre de Hdi-
po?
MENSAJERO. —Si no digo la verdad, merezco la
muerte.
nte
9465 YOOASTA. —Sirvienta, |{Por qué no vas raépidamie
,dénde es- .
a decir esto al amo?! |Ordculo de los dioses!,
desde hace
t4n? Vise era el hombre al que Eidipo evitaba
muerto por
tiempo, por temor a matarlo. j¥ ahora ha
obra de su suerte y no por obra de él!
(Entra Edipo en escena.)
me
FDIpo. —Yocasta, muy querida mujer, {por qué
has hecho venir aqui desde el palacio?
‘YYOCASTA. ~Escucha a este hombre, y examinaal ofrlo
dénde han quedado los ordculos venerables de los dioses.
EpIPo. —{Pero quién es éste y qué tiene para decir-
me?
66
EDIPO REY
965
YOoasTA. —Viene de Corinto a anunciar quetu padre
Pélibo ya no existe. ;Ha muertol
EDIPO. —{Qué dices, extranjero? Antnciamelo tu mis-
mo.
MENSAJERO. —Si es necesario que primero diga esto
claramente, sabe bien que se ha ido con la muerte.
EDIPO. —jAcaso victima de traicién o por el golpe de
una enfermedad? 960
MENSAJERO. —Un leve ntaque deja tendidos a los cuer-
pos ancianos.
EDIPoO. —Murié por una enfermedad el desdichado,
segun, se ve.
MENSAJERO. —Y por haber contado largos afios.
Epiro, —Ay, ay, mujer! gPor qué habria de observar
la morada profética de Pito, o los pdjaros que graznan 965
en lo alto, de acuerdo con cuyos indicios yo ibaa matara
mi padre? Cuando él yace muerto bajo tierra y yo me
encuentro aqui sin haberlo tocado con ningun arma, a
no ser que se haya consumido de pena por no verme:
sélo asi habria muerto por mi causa. De modo que Pdéli- 970
bo se ha levado al Hades estos ordculos, que no tienen~
valor.
YOCASTA. —{Pero no te lo decfa yo hace rato?
EDIPo. ~Es verdad. Pero medejé llevar por el miedo.
YOCASTA. ~Ya no permitas que ninguna de estas co-
sas afecte tu dnimo. 975
widnaraSeats Snwses
EDIPO. —,Cémono voy a temerel lecho de mi madre?
de edad Ts caeie o LITA y no tiene previsidn segura
madida de sus Jor es vivir corno a uno le parece, en la
x posibilidades. De modo que no temas
la unién con la que te engendré, pues ya muchos de los 980
mortales se acostaron en suefios con su madre.Pero el
que no se interesa en estzs cosas lleva mejor su vida.
36. El pasaje se asocia habitualmente con la mencién del mismo hecho en
Platén, Repidlica 571 c.
67
seme eree ey

SOFOCLES
EprPo. —Habrias dicho bien todo esto, si no continua-
ra viva mi madre. Pero puesto que actualmentevive, re-
p
on
©

sulta forzoso sentir temor, aunque tii hablas con razén.


YOCASTA. —Noobstante, los funerales de tu padre son
una gran luz.
EpiIPo. —En verdad, lo comprendo. Pero tengo temor
por la que estdé viva.
MENSAJERO, ~{Cudl es la mujer por la que temen?
990 EDIPO. —Mérope, anciano, con quien vivia Pélibo.
MENSAJERO. —iPero qué hayen ella que les produzcs
temor?
EDIPO. —Unterrible ordculo impulsado por los dio-
ses, extranjero.
MENSAJERO. —3Se puede decir? 40 no esta permitido
que otro lo sepa?
EpIPo. —Por cierto que si. Loxias afirmé en ese en-
996 tonces que yo iba a unirme con mi madre y a tomar con
mis manos la sangre paterna. Por esa causa, hace tiem-
po he puesto distancia de mi patria Corinto. Con fortu-
na, pero igualmente lo mds grato es ver los rostros.de
los padres.
1000 MENSAJERO. —{Y por temor a esto te has alejado del
pais?
EvIpo. —No queria ser el asesino de mi padre, ancia-
no.
MENSAJERO. —Pero jacaso no te he liberado de ese
miedo, sefior, al llegar aqui con buenas intenciones?
Eprro. -Y ten por cierto que tendrds de mi parte un
merecido agradecimiento.
1006 MENSAJERO. —Y por eso he venido yo, para obtener
algun beneficio cuando regreses al :palacio.
EDIPO. —Pero jamds iré junto a los que me engendra-
ron,
MENSAJERO. —Hijo, bien claro estA que no sabes lo
que haces..
EDIPO. =)Por qué, anciano? |Enséfiamelo, porlos dio-
ses!
68
EDIPO REY
MENSAJERO. —Si evitas volver al hogar por esta cau- 1010
sa. :
Eptpo. —Es por miedo de que Febo me resulte veraz.
MENSAJERO. —{Para no contraer el miasma dequie-
nes te engendraron?
‘Eprpeo. —Eso, anciano, eso es lo que me tiene asusta-
do para siempre.
MENSAJERO ~{Pero sabes que, en realidad, nada tie-
nes que temer con justicia?
EDIPO. —{Y¥ cémo no? |Si soy hijo de tales padres! LOL6
MENSAJERO. —Porque Pélibo nada tiene en comin con
tu linaje.
EDIPO. —{,Qué dices? No fue Pélibo el que me engen-
°
acne —No mds que este herhbre que esta aqui,
sino lo mismo.
EpDIPO. —jPero cémo el progenitor puss ser igual al
que no es nada?
MENSAJERO. —Porque no te engendré aquél, ni yo. 1020
Epipo. —Pero ,por qué me llamaba hijo?
MENSAJERO, —Porque fuiste un don —sdbelo bien— que
una vez recibiéd de mis manos,
EDIPO. —ZY aun asi, tomado de otra mano, supo que-
rerme tanto?
MENSAJERO, —La anterior falta de hijos lo impulsé6 a
eso. '
EDIPO. —Z¥ tui me habias comprado o encontrado por
casualidad, cuando me entregaste a él? 1025
MENSAJERO. —Te hallé en las quebradas frondosas
del Citerén.
EDIPo. —jEres pastor y némada a jornal?
MENSAJERO. —Y también tu salvador en ese tiempo, 1030
hijo. i
EDIPO. —{Y qué dolor tenia:yo cuando me tomaste en
tus manos?
MENSAJERO. —Las articulaciones'de tus pies lo pue-
den atestiguar.
69
SOFOCLES
EvpIpPo —jAy de mi! {Cudl es esa antigua desgracia que
mencionas?
ce eeteyic atari

MENSAJERO. —Yo te desaté, porque tenfas perf leads


de lado a lado las.extremidades de los pies.
i 1036 EvIrPo. ~jTerrible ultraje tuve de mis pafiales!
MENSAJERO. —Al punto que por esta fortuna ob tuvis-
‘te el nombre de quien eres.
EDIPO. —jPor los dioses! éDe parte de mi madre o de
mi padre? Explicate.
MENSAJERO. —No lo sé. El que te entregé cono ss eso
mas que yo.
EDIPO. —,De manera que me tomaste de otro, mo me
hallaste solo?
1040 MENSAJERO. —No, entregéia mf otro pastor.
EDIPo. —,Quiénes? {Lo conoces como para darme el
nombre?
_ MENSAJERO. —Se decia, ciertamente, que era uno de
losservidoresde Layo.
EDIPO. —{Del que antafio fue.rey de esta tierra?
MENSAJERO. —Claro esta. Era pastor de ese hombre.
1045 EDIPO. —{Y vive atin el hombre, para que lo pueda
ver? ‘
MENSAJERO. —Son ustedes, los habitantes de esta tie-
rra, quienes pueden saberlo mejor.
(idipo se dirige al Coro.) :
EDIPO. —{Hay entre ustedes, que estan junto L mi,
quien conozea al pastor al que alude, alguien que lohaya
visto en los campos o aqui mismo? Sefidlenlo, porque ha
1060 llegado el momento de descubrir, estas cosas.
CORIFEO. —Por lo que creo, no es ningun otro qjae el
que querias ver arites, trayéndolo del campo. wera aos
esta Yocasta, que puede decirlo mejor.
EDIPO. —Mujer, jconoces a aquél a quien recién; que-
1055 riamos hacer venir? {Es él a quien se refiere éste?,
YOCASTA. —{Qué importa de quién habl6? No te me-
70
EpIPo REY
se ha di-
tas en eso, y no quieras recordar en vano qué
cho. oo.
ios,
EpIPo. —No puede sex que yo, teniendo tales indic
no saque a la luz mi propio nacimiento.
YocastTa. —{No, por los dioses! jSi en algo cuidas tu
1060
.
vida, no indagues eso! His bastante con queyo sufra
yo
EpiIPo. —jTen 4nimo! Pues, aunque se revele que
s
soy por tres generaciones hijo de madre esclava, jama
resultard innoble.
-
YOCASTA. —{De todos modos, obedéceme, te lo implo
rol {No hagas esol
EDIPo. -Jamasseré persuadido de noMegarasaber 1065
estoclaramente. —
YocastTa. ~Perotelodigoporquesé bien qué es lo
mejor para ti.
~~‘ipreo. —E'n verdad, lo mejor para mi hace rato que
me esta molestando.
Yocasta. —|Desafortunado!jQuenuncalleguesa sa-
ber quién eres!
~EIDIPO. —[Pero por qi1é no va alguien de una vez a
traerme al pastor! Déjenla a ella gozar de su poderoso 1070
linaje.
YOCASTA.—jAy,ay, ay, desgraciado! Pues sdlo asi pue-
do llamarte, y nunca miisde otro modo.
(Yocastase retira al joalacio.)
CORIFEO. —{Por'qué se ha ido asf, Edipo, tu mujer,
precipitada por un crudo dolor? Temo quede este silen- 1075
cio estallen desgracias.®”
EDIPO. —|Que estalle lo que quiera! Pero yo, aunque
sea humilde, querré ver misimiente. En cambio, ella
como mujer orgullosa que es, quizd se avergiienza de mi
87. También en Antigona vy. 1246el silencio precede al suicidio de Euri-
dice.
VW
SOFOCLES
1080 baja procedencia. Pero yo me considero hijo de la Fortu-
na, la de buenos dones, y no seré deshonrado, pues he
nacido de tal madre, Yel tiempo, mi congénere, me mos-
tré pequefio y poderoso. Tal soy por naturaleza, y no me
voy a convertir después en otro, al punto de no llegar a
1085 conocer mi propia estirpe.
CORO
Estrofa
Si yo soy adivino y conocedorporinteligencia, jpor el
Olimpo, que no dejards de ver, Citerén, cémo enla proéxi-
maluna llena se te ensalzard como coterrdneo de Edipo,
1090 . como su nodriza y madre, y serds celebradoen nuestra
s
danzas, porque trajiste dones queridos a nuestros re-
1095 yes! {Que también para ti sean gratas estas noticias,
Febo!
Antistrofa
Hijo, {quién te dio a luz entre las diosas bienaventu-
radas? ZAcaso alguna unida a Pan, el que anda en los
1100 montes, 0 alguna amante de Loxias? Pues le gustan 'to-
1105 das las planicies agrestes. 4O fue el soberano de Cilene®®
o el dios Baco, que habita en los altos montes, quien te
recibié como hallazgo de alguna de las ninfas helicéni-
das, con las que tanto retoza?
(Aparece el anciano servidor acompafiado por unos
sirvientes.)
1110 Eprro, —Si también yo voy a ponermea hacer conje-
turas, anciano, aunque nunca tuve relacién con él, me
parece estar viendo al pastor que hace rato andamos
buscando. Pues en lo avanzado de su vejez coincide exac-
tamente con este hombre, y reconozco a los quelo traen:
1115 son servidores mios. Pero tu seguramente puedesaven-
38. Se tenia la creencia de queHermes habia nacido en el monte Cilene.
72
EDIPO REY
tajarme en conocimiento, porque viste al pastor con an-
terioridad.
CORIFEO. —Lo”’tonozco, por cierto. Tenlo por seguro,
Era pastor de Layo, fiel como ningtn otro.
Eprpo. —Y ahora, en primer lugar, te pregunto ti,
.
extranjero corintio: {te refieres a él?
1120
MENSAJERO. —A ese mismo que estas viendo.
y mirame.
Epipo. —Y ahora tu, anciano, ven aqui
Contesta a lo que te pregunte. iFuiste_antiguamente
servidor de Layo? 8
criado en
SERVIDOR. —Si, esclavo no comprado, sino
la casa. ?
EDIPo. —{De qué actividadteoeupabas, qué vida lle-
vabas?
1125
SERVIDOR. —La mayor parte de mivida fuiconductor
de rebafios.
-‘Epreo. -ZY¥ en qué lugares a con mas fre-
cuencia?
SERVIDOR. —En J Citerén o en otro lugar cercano,
Eprpo. —Entonces, no reconoces que viste a este hom-
bre en algun lugar dealli?
SERVIDOR. —jCud4l era su aoupecidn? tA qué hombre
te refieres?
Epreo. —A éste que esta aqui presente. No hasteni-
1130
do relaciones con él?
SERVIDOR. —No como para decirlo con rapidez, de
memoria.
MENSAJERO. —No es nada extraiio, sefior. Pero yole
haré recordar con claridad lo que no reconoce. Pues bien,
sé que recuerda que andabacon dos rebafios y yo con
uno en la regién del Citerén. [...] Estuvimos cerca uno 1185
del otro durante tres periodos enteros de seis meses,
desde la primavera hasta Arturo.®® Al llegar el invierno,
39. Un poco antes del equinoccio de otofio, en septiembre.
73 294
SOFOCLES
yo conducia mis rebafios a los establos y éla los rediles
de Layo. {Digo algo cierto con esto o nada que haya ocu-
rrido?
SERVIDOR. —Dices la verdad, aunque de mucho tiem-
po atras.
MENSAJERO. —Vamos, ahora dime: jreconoces que
entonces me diste um nifio para que yo lo criara como
hijo mio?
SERVIDOR. —iPero qué ocurre? {Para qué indagas este
asunto?
MENSAJERO. —Porque éste es, mi amigo, aquel que
entonces era un nifio. /
SERVIDOR. ~Pero, jmuérete! igNo te callards de una
vez?! -
e
EDIPO. —Anciano, no lo reprendas, porque son tus
palabras las que requieren un castigo, mas que las de
éste. :
SERVIDOR. —j{En qué estoy en falta, excelentisimo
amo?
EpIPpO. —En no hablar del nifio por el que te pre-
gunta. ‘
SERVIDOR. —Pues est4 hablando sin saber, y se empe-
fla en vano. io
EDIPo. —Tt no vas a hablarpor las buenas, pero silo
hards entre llantos.
SERVIDOR. —jNo, por los dioses! jNo maltrates a un
anciano como yo!
EpIpo. -{Por qué no le ata alguien las manos a la
espalda? jPronto!
SERVIDOR. —j4Por qué?! jDesventuradol, gqué mas
quieres saber?
EDIPO. —{Le diste a él el nifio por el que te pregunta?
SIRVIENTE. —Si, se lodi. jOjala hubiese muerto ese
dia!
EDIPO. —Y a eso llegards,si no dices lo que es debido.
SIRVIENTE. ~-Mucho mds voy a morir silo digo. —
EDIPO. —Se ve que este hombre busca demorar la cosa.
14
EDIPO REY
lo entregué, hace
SIRVIENTE. —Yo no. jSi ya dije que
rato!
de tu familia 0
Eprro. —jDe dénde lo tomaste? jEra
lo recibiste de otro?
alguien.
SIRVIENTE. —No era mio. Lo recibi de
Eprpo. —jDe cual de estos ciudadanos? 1165
no investigues mas!
STRVIENTE. —jNo, por los dioses,
o que preguntar
EDIpPo. —Estas muerto, si te lo teng
de nuevo.
nifios de la casa
MENSAJERO. —Bien, era uno de los
- me _
de Layo.
je?
~—“Epipo. —{Un esclavo? 4O alguien de su lina
cosa misma!
MENSAJERO. —jAy de mi! jEstoy ante la
{Terrible de decir!
, a pesar de
EpIPo. —jY, para mi, de escuchar! Pero
1170
todo, hay que oirlo.
era hijo de
MENSAJERO. —Ein verdad, se decia que
e decir
aquél. Pero la que esta adentro, tu mujer, pued
mucho mejor cémo esla cuestién. ~ ae ,
EDIPO. —iPero acaso te lo dio ella?
SERVIDOR.—Asies,sefor.
Epiro. —jPara qué fin?
SERVIDOR. —Para que lo mate.
Ep1po. —jSu propia madre? jDesdichada!
1175
SERVIDOR. —Por temor a ordculos funestos.
EpIPo. —jCudles? rd ——
SERVIDOR. —Se decia que él iba a matar a sus padres.
EDIPO. -Y entonces tui {cédmo lo entregaste a este
‘anciano?
“ SERVIDOR. —Senti compasién, sefior. Crei que se lo
iba a llevar a otra tierra, de donde era él. Pero lo salv6,
1180
para los mayores males. Pues situ eres quien él dice,
sabe que has venido al mundo con maldestino.
EDIPO. —jAy, ay! Todo se cumple con claridad. j;Oh luz!
to
{Que ésta sea la ultima vez que te veo! Es manifies
con
que he nacido de los que no debia, y tuve relaciones 1185
ndia.
quien no podia, y maté a los que no correspo
75
SOrocLes
Coro
Estrofa 1
iAy, generaciones de mortales! (Me doy cuen
ta de que
llevan una vida igual a nadal Pues gqué homb
re, quién,
1190 obtiene mas felicidad que tanta como hace falta para
dar la apariencia y, tras haberla dado, declinar
de nue-
1195 vo? Al conocer tu ejemplo, Edipo, tu destino, no
tengo ya
por dichoso a ningunode log mortales.
Antistrofa 1 .
Tt empufiaste el arco soberbiamente y te hiciste de
una dicha feliz por completo, {por Zeus! Pues llevaste la
perdicién a la virgen cantora de enigmas, de curvas ga-
1200 rras.“° Te erigiste en mi pafs como un bastién contra las
muertes. Y, por ello, fuiste nombrado rey y honrado del
mejor modo, mientras reinaste en la magna Tebas.
Estrofa 2
Pero ahora jquién puede ser juzgado mds miserable?
2Quién soporta entre sufrimientos, con crudas atrocida-
1206 des en su misma casa, el cambio de su vida? |Ilustre
Edipo! {En tu caso, el mismo tremendo puerto resulté
suficiente a hijo-y padre para caer como esposo! [3Cémo
1210 pudieron los surcos sembrados por tu padre tolerarte en
silencio hasta tal punto?! |3Cémo, desafortunadol?
Antistrofa 2
Te sorprendié el tiempo que todo lo ve, aunque no
fue tu voluntad. ;|Condena una antigua boda que no es
1215 boda, en la que engendras y eres engendrado! jHijo de
Layo! |Ojald nunca te hubiese visto! ;Cémo gimoy vier-
to en derredor lamentos de mi bo¢éa! Pero, para decir lo
1220 correcto, gracias a ti respiré y pude entregar miojo al
sueno.
40. La Esfinge; véase Apéndice.
76
Epipo REY
(Sale un mensajero del palacio.) . .
MENSAJERO DEL PALACIO. —jUstedes, por siempre
honrados del mejor modo en esta tierra! jQué hechos van
a ofr, qué cosas van a ver! |Cuan grande sera su duelo, si 1225
todavia les preocupa con nobleza la casa de los Labdaci-
das! Pues creo que ni el Istro ni el Fasis*! podrdn lavar
con una purificacién esta casa. [Cudntas cosas ocultal |
Pronto saldrén ala luz otros males, queridos y no invo-
luntarios. Y de las penas la que mds afligen son, con 1280
mucho, las quese eligen por propia decisién.
Coro. —Nada hay en lo que ya vimos que no sea cau-
sa de gran pesadumbre. {Qué dices ademas de eso?
MENSAJERO DEL PALACIO, —La palabra mds rdpida
de decir y de entender: ha muerto la divina Yocasta. ° 1236
Coro. —jAy, la muy desafortunada! Pero, gpor qué cau-
sa?
Pero falta lo mds doloroso de todo lo ocurrido, pues no
esta ante la vista. Sin embargo, hasta donde alcance mi
memoria, conocerds los sufrimientos de aquella desgra- 1240 |
ciada. Llevada por furor, atravesé el umbral; se lanz6
enseguida en direccién de su lecho nupcial, mientras se
arrancaba el cabellocon ambas manos. Y no bien hubo
entrado, después de cerrar por dentro las puertas, se
puso a llamar al que hace ya tiempo es cadaver, a Layo, 1245
evocandoel recuerdo de simientes antiguas, por las que
tuvo quemorir, mientras que la dejé a ella, para su des- ,
cendencia,comomadrede una cria mal parida. Lloraba
.a gritos sus uniones enel lecho,porjas que tuvo, infeliz,
una descendencia doble: un marido de un marido, e hi- 1250
jos de hijos. Ahora bien, cémo fue su muerte después de
esto, yo no lo sé. Pues, aullando, Edipo se precipitéden-
tro del palacio. Por ello, no fue posible observar el terri-
41. Los rios Danubio y Rién.
TT
' SOFOCLES
ble final de ella, sino que dirigimos nuestra miradaa él,
que daba vueltas en circulo. Iba de un lado otro, mieh-
1255 tras nos reclamaba una espada y preguntaba dénde he-
llar a su mujer, que no era su mujer sino doble surco
materno, de él y de sus hijos. Ein el medio de esa furia,
uno de los dioses —pues no fue ninguno de los hombres
1260 que estaébamos alli— se lo indica. Entonces, con un terti-
ble aullido, como llevado por un guia, se lanza sobre las
puertas dobles y hace saltar el cerrojo de los goznes. Asi
se introduceen la habitacién, donde pudimos conte
plar colgada a su mujer,suspendida de cuerdastren la-
1265 das. No bien la ve, mientras lanza, el pobre, terribles
rugidos, afloja el nudo de la cuerda.'Y¥ cuando la desafor-
tunada quedé acostada en tierra, horrible fue ver lo que
vino después. Tras arrancar' de los!vestidos los brochies
de oro con los que ella se adornaba, los alzé para atrave-.
1270 sarse la érbita de los ojos. Y proclamaba cosas como és-
tas: que ya no lo verian ni a él, ni los horrores que habia
sufrido, ni los que habfa cometido, ‘sino que, en adelan-
te, él veria en tinieblas a quienss no hubiera debido ver,
pero no reconoceria a quienes desearfa reconocer. |
1276 Mientras entonaba tales canciones varias veces, y mo
una sola, levant6é los brazos y desgarré sus ojos. Las pu-
pilas ensangrentadas bafiaban continuamente sus me-
se despa-
jillas, y no soltaba gotas chorreantes, sino que
granizo.
rramaba una lluvia negra de sangre, como un
[no
1280 Estos males se han cumplido por obra delos dos,
en desgra-
de uno solo: el hombre y la mujer se mezclan
pero
cias. Su vieja dicha de antes fue realmente dicha,
vergiien-
ahora, en este dia, es lamento, ruina, muerte,
el mal, ningu-
za. De todos los nombres que existen para
1285 no esta ausente.
Coro. —Pero ahora jse encuentra el desgraciado|en
|
algtin descanso de su desgracia?
MENSAJERO DEL PALACIO. -Esté aullando para que
se descorran los cerrojos y sea revelado a todos los cad-
|
78
EDIPO REY
e... [Dice cosas im-
meos el parricida, el que a su madr
ma que se arroja-
pias que me son impronunciables! Afir 1290
no podra perma-
r4 a si mismo fuera de esta tierra, que
ia maldiciéa. En
necer en el palacio, maldito por su prop
. Pues su sufri-
verdad, necesita una fuerza y un guia
rar. Ya te lo mos-
miento es mayor de lo que se puede tole
abriendo los cerrojos
‘ traré también a ti, pues se estan 1296
ulo tal como
de las puertas. Veras enseguida un espectac
lo odiara.
para arrancar compasién incluso al que
o con los ojos
(Se abren las puertas y aparece Edip
ensangrentados.)
para los se-
Coro. —jOh, sufrimiento terrible de ver
s los que he en-
res humanos! |El mas tremendo de todo
infeliz?—1300
contradohasta ahoralQué tocurate acometid,
usto con +
iQué divinidad se abatis sobre ty destino infa
desgracia-
un salto grande entre los grandes? jAy de ti,
hacia ti, aun-
do! {Pero ni siquiera puedo dirigir mi vista
saber,
que tantas cosas deseo preguntarte, tantas cosas
1305
y tanto mirarte! |Tal horror me produces|
piro. —jAy ay ay! [Desventurado, de mil 2A qué lu-
gar de la tierra voy a ir en mi desgracia? jPor dénde se
va volando mi voz en el arrebato? |Oh, destinol, zadénde 1810
te precipitaste?
CORIFEO. —Hacia una calamidad, inaudita y nunca
vista.
Estrofa 1
Epiro. ~jAy nube abominable de mi oscuridad, has
verido a mi de modo inexpresable! {Sin poder ser domi-
1316
nada, traida por malos vientos! jAy de mf, nuevamentel
jCémo me penetran, a la vez, el pinchazo de estos agui-
jones y el recuerdo de mis males!
CORIFEO. —No es de extrafar que en estas penas su-
1320
fras doblemente, soportes dobles desgracias.
719
S6roc.es
Antistrofa 1
:
EDIPO, —Ay, amigo, tti eres el nico servidor
que me
queda, pues todavia persistes en ocuparte de mi,
el cie:
1325 go. No te me ocultas, en las tinieblags reconozco
al menos
tu voz claramente.
; Coro. —jHas hecho cosas tremendas! 4Cémo te
atre-
vistea destruir tus ojos? ,Qué divinidadte impuls6?
Estrofa 3
jFue Apolo, si, fue Apolo, amigos, quien cumplié
1830
es-
tos horrores! |Si, cosas horribles, mis sufrimientos!
Pero
nadie maslos realizé con su mano, sino sélo yo, desgr
a- —
ciado. Por eso, {para qué ibaa seguir viendo, cuan
do no’
1836 hay para mi nada grato de ver?
Coro. —Es asi, en verdad, comodices,
EDIPO. —Por eso, ,qué me queda para ver, para amar?
4Cémo voy a escuchar con placer a quien me habla, ami;
gos? Liévenme fuera de esta tierra, cuanto antes. Sa-
1840 quen de aqui, amigos, al gran funesto, al mds maldito,
1946 al més odioso delos mortales, incluso para los diosea.
Coro. —|Tristede ti, portu inteligenciay por tu des-
gracia! [Hinverdad hubiese deseado quenuncate hubie-
ses reconocido!
Antistrofa 2
Eprpo. —jOjalaé muera aquel que entre los pastos me
1850 quité los crueles grilletes de mis pies, me libré de la
muerte, me salvé! |No hizo nada que deba agradecerse!
Pues si hubiese muerto entonces, no habria sido un do-
1356 lor tan grande para mis seres queridos, ni para mf.
CORO. —Ojald hubiese sido asi, también es mi deseo.
EDIPO. -No hubiera resultado asesino de mi padre,
ni obtenido el nombre de esposo de la que naci. En cam-
-1860 bio, ahora estoy desprovisto de dioses, hijo de sacrile-
gios, y tengo hijos comunes con aquellos de quienes naci,
_ 1965 idesdichado! Si hay un mal mayor que el mal, eso es lo
que obtuvo Edipo.
80
EXDIPo REY
Coro. —No_sé si decir que has tomado buena deci-
sién. Pues para ti seria mejor no existir que vivir ciego.
EDIPO. —No me muestres ahora que las cosas, como
estén, no han sido bien hechas, no me des aun consejos! 1870
Pues yo no sé conqué ojos hubiese podido dirigir la mira-
da a mi padre, si tuviera vista, al llegar a la morada de
Hades, ni tampoco’a mi desgraciada madre. Las accio-
nes que comet con ellos dos merecenalgo peor que la
hora. ZY acaso serfa deseable para mi contemplar el ros- 1875
tro de mis hijos, nacidos como nacieron? Jamas, al me-
nos, con estos ojos mios. Ni tampoco la:ciudad, ni las sa-
cras efigies de los dioses de las que yo mismo, infeliz, me
privé —yo, el hombre que vivid en Tebas con los mas no- 1380
bles honores— al proclamar que todos arrojen al impio,al
que los dioses mostraron impuro e hijo de Layo. Ahora
que he revelado que tal flagelo es mio, j22Ca80 podria mi-
rarlos con ojos rectos? |En absoluto! Incluso, si fuese po. 1386
sible ocluir la fuente de mis ofdos, no me hubiese conte-
nido de obstruir mi cuerpo infausto, para ser ciego y sor-
do ala vez. Pues es grato que el pensamiento viva apar-
tado de desgracias. jAy Citerén! {Por qué me recibiste? 1390
Por qué no me mataste enseguida cuando me tomaste?
Asi nunca hubiese mostrado a los hombres de dénde he
nacido. {Oh Pélibo y Corinto, y mi antiguo hogarpater-
no, aunque sélo de nombre! j|Cémo me criaron con una 1395
belleza que ocultaba virulencias malignas! Ahora encuen-
tro que soy vil y nacido de viles. ;Oh, tres caminos y ocul- .
ta cafiada, encinar y desfiladero de la encrucijadal! |Be-
bieron mi sangre, por obra de mis manos broté la de mi
padre! Se acuerdan atin de mi? ;Qué acciones cometi 1400
ante ustedes y cudles de nuevoalllegar aqui!
jOh, matrimonios, uniones que me engendraron y,
para volver a engendrar, lanzaron la misma simiente! 1405
jAsi mostraron a los padres como hermanos, a hijos en
crimen de sangre familiar, a las mujeres como esposas y
madres, y cuantas abominaciones tienen lugar entre los
seres humanos! oS
81
SOFOcLES
Pero basta ya de hablar de lo que no es digno hacer.
1410 j Vamos, cuanto antes, por los dioses! jEscéndanme de
algun modo lejos de aqui, entréguenme a la muerte o
arréjenme al mar, donde jamds vuelvan a verme! {Ven-
gan, dignense a tocar a este hombre infeliz! jObedezcan!
No tengan miedo. Pues ningiin mortal.va a cargar con
1415 mis desgracias, excepto yo.
CORIFEO. —Pues bien, en cuanto a lo que pides, aqui
‘esta Creonte justamente, para lo que convenga hacer y
decidir, porque 61 ha quedado como tnico guardidn de
esta tierra, en tu lugar. OO —
EDIPO. —jAy de mf! ¢Qué palabra puedo decir ante 6]?
SS Ee

1420 EQué motivo legitimo de confianza puedo poner de ma-


nifiesto? Pues he podido comprobarque la vez pasada
estuve mal en todo con él.
CREONTE. —No he venido para burlarme, Edipo, nia
reprocharte alguno de los males pasados. (Se dirige al
Coro.) Pero ustedes, si ya no sienten vergtienza ante los
1425 hijos de los mortales, muestren respeto, al menos, por la
llama del Sol soberano, que'todo lo hace crecer. No dejen
asi de cubrir semejante pustula, que ni la tierra ni la sa-
grada lluvia ni la luz acogerdén jamas. |Vamos! Condtiz-
1430 canlo lo mds pronto al palacio. Pues sélo a los familiares
esta permitido ver y oir los malesde la familia.
EDIPO. —jPor los dioses! Puesté que me liberaste de
una expectativa al venir tu, el mas noble, frente al hom-
bre mas vil, hazme caso enalgo, y te lo digo porti, y no
por mi. ,
1436 CREONTE. —3Qué necesidad tienes, para pedirlo asf?
Epipo. —Arréjame deesta tierra tan pronto como '
puedas, adonde ningtinmortal pueda hablarme.
CREONTE. —Lo haria, sdbelo bien, si no tuviese pri-
mero que pedir consejo al dios de lo que hay que hacer.
1440 EDIPO. —Pero si su palabra ya fue enteramente reve-
lada: hay que matarme a mi, impfo parricida.
CREONTE. —Asi fue dicho. Pero en la situacién en la
que estamos es mejor averiguar qué hay que hacer.
82
Epipo REY
EvIPo. —{Pero vas a hacer consultas por un hombre
tan funesto?
CREONTE. —Asi, al menos, le dards ahora crédito al 1445
dios. , ’
Eep1ro. —Por cierto, tengo para ti un encargo y esta
peticién: de la que esté er casa dispén ti mismoel fune-
ral que quieras, pues cumplirds con los tuyos con correc-
cién. Pero, en lo que a nif toca, que jamds esta ciudad
paterna se digne a recibirme como ciudadano, mientras 1450
viva. Por el contrario, déjame vivir en los montes, en ese
lugar mio que se llama Citerén. Mi madre y mi padre,
ambos en vida, dispusieron que él sea mi genuina tum-
ba, y asi moriré por mano de quienes debieron matar-
me. Pero.sé bien, al menos, algo: que ni la enfermedad
ni ninguna otra cosa va a consumirme. Pues jamds me
hubiese salvado cuando estaba a punto de morir, a no
ser para un mal terrible. |Pero vaya nuestro destino por
donde sea!
Por mis hijos, Creonte, no te hagas problema. Son
hombres, de manera que no tendran falta de medios de 1460
vida, estén donde estén, Hn cambio, cuidame a mis dos
nifias, infelices y dignas de lastima, pues participaban
ambas de todo lo que yo gustaba. Y permiteme, muy es- 1465
pecialmente, que las toque con mis manos y puedallo-
rar mis desgracias. .
Por favor, sefior! {Por favor, tu, que eres noble de
nacimiento! Si pudiera acariciarlas con mis manos, me
parecerfa tenerlas, como cuando veia. Pero jqué estoy 1470
diciendo? {No estoy escuichando llorar a mis dos queri-
das? {Creonte me hizo traer por compasién a mis dos
hijas, lo que mas quiero’ 3No estoy en lo cierto? 1475
(Entran Antigona e Ismena.)
CREONTE. —En verdad, fui yo el que asf lo dispuso,
porque sabia el placer que te iba a dar ahora, un deseo”
que hace rato te posee.
83
SOFOCLES
EDIPO. —;Ojalad seas feliz, y que en este camino la di-
vinidad vele por ti mejor que lo hizo por mf! ;Dénde es-
1480 tan, hijas? Vengan aqui, vengan junto a sus hermanas,
estas manos mifas: ellas provocaron que ustedes vean
asi los ojos antes brillantes del padre que las engendré.
Este padre suyo, sin verlo ni saberlo, se revelé que era
padre de ustedes de donde é] mismo fue sembrado. Pero
1485 Noro por las dos. No tengo corazén de dar la cara ante
ustedes, cuando pienso en las amarguras que les que-
dan por vivir. Qué vida tendrdn que pasar ambas ante
las demas personas? Pues ja qué reunion de ciudadanos
irdn, a qué fiestas de las que no regresen a casa cubier-
1490 tas de llanto, en lugar de haber gozado de la celebra-
cién? Y cuando lleguen al tiempo de casarse, jquién serd,
hijas, el que se exponga a soportar estas infamias, des-
gracias tanto para mis padres como para ustedes dos?
1495 4Cudl de los males falta? jSu_ padre maté_asu propio
padre, labrélos surcos de su madre, donde é] mismo fue.
sembrado, y las tuvo a ustedes de aquellade la queél
mismo fue parido! Serdnobjeto de tales ignominias. Y,
1500 deestemodo, jquién querrdé casarse? Nadie, hijas, sino
que con seguridad tendrdan que consumirse secas, esté-
riles, sin marido. (Se dirige a Creonte.) Ytui, hijo de Me-
neceo, ya que ti solo quedas como padre de éstas —pues
los dos que las engendramos estamos muertos-, no per-
1506 mitas que ellas, que son de tu misma familia, vaguen en
la pobreza, sin marido. Nolas iguales con mis pesares.
Por el contrario, ten piedad de ellas. Mira qué nifias que
son, carentes de todo, excepto en lo que te toca a ti. Con-
cédemelo, noble hombre, tocdndome con tu mano. (Se
1510 dirige a sus hijas.) A ustedes, hijas mias, les daria mu-
chos consejos, si ya tuvieran capacidad de razonar. Aho-
ra-sélo suplico que, donde la oportunidad les permita
vivir, tengan una existencia mejor que su padre.
1515 CREONTE. —jBasta! Terminaron los.llantos. Entra al
palacio.
EpIpo. —Obedeceré, aunque no mees grato para nada.
84
ahreeRe

EX\DIPO REY |
CREONTE. —Todo esta bien en su momento.
EpIPo. —Entonces, sabes con quécondiciones me iré?
CREONTR. —Si me las dices, me enteraré.
EDIPO. —Que me envies al exilio de esta tierra.
CREONTE. —E] don que me pides esta en manosde la’
divinidad. ,
EpDIPO. —jPero si justamente aqui me tienes: comoel
mas odiado paralos dioses!
CREONTE. —Entonces, lo conseguirds bien pronto.
EDIPO. —{Lo dices de verdad?
CREONTE. ‘-_No me gusta decir en vano lo que no 1520
siento. /
EpIPo, —|SAdcame ya mismo de aqui!
CREONTE, —Vete, pero suelta a tus hijas.
Eprro, —De ningun modo me las’ quitardas..
CREONTE. -No quieras triunfar en todo, pues tus
triunfos no te acompafnaron toda la vida.
(Entran en el palacio.)
CORIFEO
Habitantes de la tierra de Tebas, miren: éste es Edi-
po, el que llegé a conocer los famosos enigmas y fue el
hombre mds poderoso. Ninguno de los ciudadanos dejé 1525
de mirar con envidia su fortuna, jEn qué ola de terrible
desgracia ha venido a caer! Por eso, no hay que conside-
rar feliz a ningin mortal hasta ver'su tiltimo dia, hasta
que no alcance el limite desu vida,2Sin.padecerdolor.” 1530
42, Algunos —como Pearson— no consideran propios del texto estos ultimos
versos, véase Las traquinias, vv. 1-3.
85
APENDICE
EL ENIGMA DE LA ESFINGE
La Esfinge y suienigma preceden a la accién del Hdipo rey
como una instancia de continua referencia. Ein el texto se la
[lama “la virgen cantora de enigmas, de curvas garras”(v. 1199),
“la perra cantora”(v. 3911), “la virgon alada’”(v. 508), entre otras
denominaciones. 1] Coro de Las fenicias de Euripides esta cle-
dicado a ella, y un drama satfrico de Esquilo, hoy perdido, ile-
vaba su nombre. Ademds, sabemos que sus representaciones
iconogréficas datan de época arcaica.! Pero a pesar de que no
carecemos de testimonios, la figura de la Esfinge es muy pro-
blemdtica. Su primera »encién enla literatura griega (Hesio-
do, Teogonia v. 326) no le da el nombre de Esfinge.? Si bien
aparece desde este primer texto asociada con Tebas, algunos
autores niegan su presencia en el mito originario de Hdipo,
mientras otros la consideran elemento imprescindible de él.’
Es muy debatida su asociacién con la representacién egipciay,
.
1. Véase A. Dessenne, Le Sphinx, Etude iconographique, Paris, 1957.
2. En el texto aparece -Phinx (no Sphinx), de etimologia incierta. Sphinx,
en cambio, deriva de un verbo quesignifica “aprotar”, de la‘misma raiz de
“esfinter”. ‘ vent
3. Para la primera opinién véase L. Laistner, Das Rdtsel der Sphinx, Ber-
\fn, 1989; para la segunda véase J.-J. Goux,ob. cit., cap. 3. Hl conocido
fragmento de Pisandro (fr. 1), testimonio de la Epica Cielica, verificaria su
articulacién en el mito mas antiguo. cS
(87)
EL ENIGMA DE LA ESFINGE
en consecuencia, también su origen.* Su constitucién terioan-
tropomérfica tripartita (rostro de mujer, cuerpo de ledn y alas
de Aguila) ha suscitado vinculaciones con la Quimera y con el
sistema trifuncional propuesto por Georges Dumézil, con pa-
ralelismos rituales.®
De todas maneras, con independencia de otras fuentes de
la mitologia, el episodio de la Esfinge forma parte nuclear de
la trama de Edipo rey, porque esta tragedia toma precisamen-
te como punto central el tema de los ordculos, que por su arti-
culacién discursiva se asocian con la expresién enigmAatica; y a
Edipo se lo presenta como un hermeneuta que compite con el
mismo Tiresias (vv. 385 ss.). Pues —como sefiala Aristételes en
Retérica 1405 b 8— de una inteligencia de la comprension de
metdforas deriva el entendimiento de los enigmas. Y, en este
sentido, resulta relevante que tanto el enunciado del enigma
como el nombre de Edipo compartan de modo enfatico el signo
del pie:®
o tri-
Existe sobre la tierra un ser bipedo y cuadruiped
naturaleza entre
pedo, cuya voz es unica. Sélo él cambia de
mar. Pero cuando
cuantos frecuentan la tierra, el cielo y el
débil la movilidad
en mas pies anda apoyado, resulta mas
de sus miembros.
transmitido por el
Bl enunciado del enigma no ha sido
del ciclo tebano, sino por
texto de ninguna de las tragedias
iguas de ellas. Se ha conser-
los agregados a las ediciones ant
la tragedia, que precede al
vado en la amada hipdtesis de
como en la de Las fenicias de
texto, tanto en la del Edipo rey
of Classical Civi-
4. Véase M. Bernal, Black Athena. The Ajroasiatic Roots
The Orientalizing Revolu-
lization, Londres, 1987, pp. 68 ss.; W. Burkert, in the Early Archaic Age,
e
tion. New Eastern Influence on Greek Cultur
Cambridge, 1995, p. 19.
5. Véase J.J. Goux,ob. cit., cap. 4.
» 6. Véase Introduccién, pp. 19-23.
88
ee
EL ENIGMA DE LA ESFINGE
Euripides.’ Por la misma via conocemos la famosa respuesta
de Edipo:®
Aunque no lo quieras, Musa de mal agiiero de los muer-
tos, oye de nuestra voz el fin de tu extravio: te referiste al
ser humano, que al principio se arrastra por la tierra en
cuatro pies como un infante salido del vientre, y cuando
viejo apoya su bastén como untercer pie y lleva el cuello
doblado porla vejez. ;
7 También en Apolodoro Ill 5, 8. Paraotras menciones véase A. Ruiz de
Elvira, Mitologia eldsica, Madrid, 1995, p. 203.
8. Sdélo se conserva cn la hipdtesis de Lusi fenicias.
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