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Se
.
|
_ Sdfocles
Edipo rey
Traduccién, introduccién y notas:
Leandro Pinkler
Ly:
S6éfocles
Edipo rey. - 2° ed, - Buenos
Aires, Biblos, 2009
89 pp.; 20x 12cm
ISBN 978-950-786-535-0
1. Teatro griego cldsico. Tra
gedia
CDD 882
Primera edicién: junio de 200
6
Disefio de tapa: Luciano Tirabassi
U.
Armado: Herndn Diaz
© Traduccién,introduccién y notas,
Leandro Pinkler, 2006,
2009
© Editorial Biblos, 2006, 2009
Pasaje José M. Giuftra 818, C1064A :
DD Bue nos Aires
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25.446,
Esta tercera edicién se termin
é de imprimir.en
Primera Clase, California 123
1, Buenos Aires
Republica Argentina, .
en enero de 2009,
{NDICE
s9
Introduccién, por Leandro Pinkler open ameesa
eneessney 2B
Estructura de le tAGOIA siccssescsssssseseseeasanessrsersseetscess
nsnsaarsenseaneane nsays 29
Bibliografia ..ccsscsssssesecssesecersseesetersessrenensssssg
rsesaeeessarecsoeees we OL
Diferencias textuales ...cssccccccssssccersscatssenseccans
senagessaaeausoeeaverseenseens 35
FIGApO TOY ssccsesccscssseessceerseessssceeestacasscssencee
Apéndice. El enigma de la Esfinge ...sssssesseeseserssereenertens 87
AGRADECIMIENTOS
ti
Agradezco muy especialmente la labor de Roberto Torret
aten-
y Alejandro G. Vigo en la revisién de este trabajo, por la
texto
cién que le han brindado y por sus certeras lecturas del
cidn.
griego, que tanto han colaborado a mejorar esta traduc
L.P.
INTRODUCCION
ia por excelencia y fora wlan werner
ipo rey es la traged
El hecho de que el Ed a testimoniado ya
del héroe tragico qued
Edipo el paradigma perpetuado por la
, 1452 a 83) y ha sido
por Aristételes (Podtica obra ha,ejercido en la
posteridad.
que la
continua fascinacién sonancias de esta
do con las diversas re
Ahora bien, de‘acuer re nciacién entre mito
rio realizar una dife
fascinacién, es necesa co del relato y con-
mito es el nucleo basi
y version. Mientras el rsiones pueden
ado fundamental, las ve
Tleva en si el signific lles, en la articula
cién de los
ta
presenta r variaciones en sus de ci én del tema
s decisivo— en la exposi
hechos y —lo que es ma pr e sé conser-
existen, aunque no siem
esencial. Pues, dado que ntos de la
rgidas en distintos mome
ven, versiones del mito su a cas, liricas, tragicas,
ia la literatura grecolatin (épi
histor de nos,
iedad tardia, de los autores lati
alejandrinas, de la Antigi
idente que detrdas de cada una
de los comentadores, etc.), es ev
o ferente. A su vez, 5e pueden
subyace una visién del mund di
smo periodo --como en
hallar distintas versiones dentro del mi
vado en los tres grandes traé-
el caso del mito de Electra, conser
do la misma situacién en
gicos—, en las que los poetas han toma
nes, eS necesario situar
un escorzo diferente. Por tales razo ual la
po xt de
la versién sofoclea del mito de Edipo en el cuer te
tradicién.
ra esponde a la Iita-
La primera mencién de la literatu corr
Edipoen
da (XXIl, v. 679), dondese alude a las exequias de
de la Odisea en
Tebas. Pero resulta mas extensa la referencia
llamada katdbasis— |
ocasién del famoso descenso de Odiseo la
los muertos:
ala morada de Hades, el oscuro reino de
(9)
Lzanpro M. PINKLER :
Tamb
ambién vi a la madre de Edipo, la hermo
7 icag
sa Epic
la que cometié tremendo acto por ignor
ancia de Sammailiee
al unirse con su hijo. E1, después de
dar muerte a su pa
se casé con ella. [...] Por ese enton ces
dre,
reinaba él sobre llos
cadmeos en la muy hermosa Tebas
, aunque sufriendo
nas. Pero ella habia descendido
a la morada de Hades “4 ;
cerradas puertas, después de atars
e a una soga colga
d a 1
techo, posefda por furor. Asi dejé para Edipo n
po Se orel
numerosos
dolores para el futuro , que cumplen la :
madre... (XI, vv. 271 ss.) P S Venganzas de uha
En un primer andlisis se perciben
aquiciertos conty t
significativos respecto de la ver
sién sofoclea: el nombrede la
madre y esposa de Edipo es Epi
casta y no Yocasta;} a que
ella se suicida, Edipo sigue reinando, a pesar de estar abli
sin padecer exilio ni realizar nin do,
gun tipo de autopunicién Es
esta ultima, sin duda, la principal dif
erencia entre la ve sida
homérica y la trdgica: la ausencia de
todo castigo, mientras
queda constatada la presencia del incest
o y del parricidio en
esta versién, la mds antigua que: poseem
os
De este modo los textos homéricos, que
tienen su eje el en
ciclo troyano, mencionan, aunque de manera margin
al, al Edi-
po, un personaje fundamental del ciclo tebano es
, decir, de con-
Junto de leyendas referidas a Cadmo,el mitico fun
daddr de
Tebas, y su descendencia, segtin indicia el primer
verso del
Edipo rey: “Hlijos, nueva generacién de:Cadmo, el anti
guo...”,
Asimismo, en los estudios mitoldégicos jse vincula el mito de
Edipo con un suelomucho mds arcaico: se sostiene queel back-
ground de todo el mito griego, de acuerdo con las oeato
m
constantes entre los diversos mitos, derivade untinicoesque-
maoriginario, el lamado “protomito” o “monomito”del héroe.?
oe han visto en este cambio un juego etimold gico: Epicasta significa
@ muy sobresaliente”, y el cambio en Yocast a daria el resultado ~no|muy
ame etimolégicamente, peroielocuente— de “laique sobresale porel hijo”.
éase M. Ferndndez Galiano, Sdfocles, Tragedias,
Barcelona, 19865, p./226.
2. El tema es trabajado por muy diversos autor
es. Una vision de conj to
10
INTRODUCCION
Esta forma bdsica se desarrolla en la narracién de cémo un
principe, exiliado de su genuina condicién de heredero del tro-
no, debe pasar por una prueba de cardcter inicidtico —el en-
cuentro con la Medusa, la Esfingeo la Quimera— para alcan-
zar la investidura real. Y, en este sentido, el mito de Edipo, a
pesar de sus peculiaridades (de incesto y parricidio), se inserta
perfectamente en esa matriz.
Pero, ademas de la comentada versién homérica, existe otro
contexto épico, del cual sdlo conservamos unas referencias frag-
mentarias, completamente dedicado a Edipo: la Edipodia,’ que
forma parte de la llamada Epica Ciclica. La particularidad de
esta version (véase fr. 1)-consiste en la afirmacién dela exis-
tencia de Eurigania, segunda mujer de Edipo y madre de sus
hijos. De modo que, de acuerdo con la Edipodia, los hijos de
Edipo —Polinicies y Etéocles, Antigona e Ismena— no habrian
nacido del incesto, que resulta previo a la unién con Euriga-
nia.*
Por el contrario, sé6lo tenemos noticias explicitas de Layo, el
padre de Edipo, desde Herédoto (v.59). Pero muchosdelos ele-
mentos de su léyenda iluminan la de Edipo. En este caso, todas
las fuentes provienen de la tragedia o de autores tardios, como
Apolodoroo Pausanias. iudbdaco, padre de Layo, abuelo de Edi-
po, representa en todo el contexto trdgico la fuente originaria
de una familia de funesto destino, “la casade los Labdacidas”
(Sé6focles,Antigona v. 694). Por lo demas, sabemos por otras
referencias que Labdaco quedé huérfano de nifio, dejando por
puede hallarse en J.J. Gown, Hdipo fildsofo, trad. de L. Pinkler, Buenos
Aires, 1999, pp. 17 ss. En estie contexto es relevante la diferenciacién entre
mito y leyenda (folk tale), Vedse P. Grimal, Dicctonario de la mitologta
griega y romana, trad. de F. Barcelona, Parayols, 1966 y reimpn, p. XV.
8. Véase Ciclo Epico Ciclo Tebano Ciclo Troyano, trad. de A.B. Pajares,
Madrid, 1979.
4, El curioso hallazgo de un papiro en una momia —en Lille, 1974— ha
aportado la noticia de unos fragmentosliricos que presentan a Yocasta en
didlogo con sus hijos y el adivino Tiresias. Véase Le réplique de Jocaste, ed.
de J. Bollack, P. Judet de la Combe y H. Wismann,Lille, 1977.
11
Leanpro M. PInKLER
delincesto. sexual
Alas caracteristicas citadas hay que
afiadir el hecho de que
en los ordculos otorgados a Layo y a
Edipo (véase Eidipo rey vv.
711 ss.; v. 790 8s.), en los que se advi
erte respecto del parrici-
dio, esta presente el mitema (es deci
r, el motivo mitolégico rei-
terado) de la hostilidad con el suce
sor, la sustitucién violenta
de una generacion por la otra, tal com
o aparec e en el mit o de
Acrisio, el abuelo de Perseo, o en la suce sién del pod er divi no
de la serie Urano-Crono-Zeus."
is
Los distintos testimonios en torno del mito de
Edipo que
hemos mencionado son, entre otros, elemen
tos que sirven para
situar la originalidad de la versién sofoclea en
su corréspon-
diente articulacién con la tradicién mitolégica. Per
o el Baio
rey debe ser lefdo como un texto, auténomo, en vinculac
ién con
los motivos sociolégicos, religiosos y filoséficos de su época,
la
de la democracia ateniense.
Sdéfocles y su época
Comprenderla figura del dramaturgo Séfocles en su signi-
ficacién histérica resulta equivalente, sin duda, a tener una
visidn profunda de todo elsiglo'Vantes de Cristo, el siglo de
Pericles y de la democracia ateniense, consideradoel momento
de maduracién yplenitud de la cultura! griega. La tragedia de
Sofocles y la escultura de Fidias representan la esencia de la
produccién artistica del genio Atico, asf como Tucidides y Aris-
téfanes han reflejado los perfiles del hombre concreto. Y siem-
pre se ha de tener en cuenta, como lo han hecho todoslos gran-
des intérpretes de la historia, que éste ha sido un momento
clave en la creacién del humanismo de Occidente.
S6focles acompafié en su larga vida (497-406 a C.) las fuer-
11. El motivo del enfrentamiento del hijo con el padre aparece claramente
en la sucesién del poder en Hes{odo, Teogonta vy. 154 ss.; 459 ss.; 897 83.
t
1 14
INTRODUCCION \
unda refenién de
tes transformaciones de su época con la prof
iesta en las rags
un creadorprolifico, tal como ésta se manif
e
j rvadas.? Es un lugar comun relatar la anécdota,
sa sincronicidad
oe neprecision en la que se cuenta la curio
: Esquilo par-
clato 480 en ocasién de la victoria de Salamina
afios) encabezé el coro
oc 6 en la lucha, S6focles (de diecisiete
mientras tantopacts
de afdbos qu realizaban los augurios,
tres a ralidaies ce
Eurfpides.® De este moclo se sittia alas ijo
acional: Esq
la tragedia griegas, en su sucesién gener
gonista de su ocaso.
" ] ei ia ateniense, y Euripides prota
vivié por poco tiempo a
cereus axis Séfocles, que incluso sobre -
iente y ciuda
Souripides, tuvo elprivilegio de ser testigo consc
que sonatruyercn ls
danoactivo en laserie de acontecimientos sao
OeTL
Atenas del siglo V y determmneree FeE
nos, tuvo
ieas,
pers ne marcée orinyeee los demas hele
yS
del pensar
lugar en esta ciudad una nueva articulacién
norobra delos llamados“sofistas”. Muchos cin Gon iea
ye Ge hda
dePlatén —pero muy en. partiqular el Pravdgoes
ideario
dibujan claramente cual era el ambiente y el
creencias
se ha dado en llamar “la primera Jlustracién”.’* Las
-
en el progreso y la autonomia del ser humano en la age
ciénsocial, la distinciénentre naturaleza y norma convencio
nal (physis-nédmos),
tradicionales, proliferan en la nueva intelechuslaee y oe
ren especial relevancia por su influencia en el circulo de
12, Se han conservado'siete tragedias de los ciento vnTeae
conocemos. Para todos los problemas filolégicos, véase Introdu
hineje de
J.M. Lucas de Dios a Séfocles, Fragmentos, Madrid, 1BES.
13. La anécdota la transmite el texto —del siglo I- de vide y eoaraa
Pearson (pp. X
Séfocles”, que acompaiia el texto griego en la ed. de
S se eontte a; oeLa
ados, me
14. Son muchoslos estudios al respecto. Véan
sia :, aeelation
democracia ateniense, Madrid, 1976 y reed.; B.M.'
ization: An
per, Berkeley, 1964; C. Segal, Tragedy and Civil
of Sophocles; Cambridge, 1981. :
15
LEANDRO M. PINKLER
un tiempoel trono de Tebas a un usurpador, como también ocu-
rriré después con su hijo Layo. Pero carecemos de mayores da-
tos, incluso ignoramos el nombre de su mujer. Layo fue expul-
sadodeTebas por Zeto y Anfién, y fue recibido en el palacio de
Pélope, donde crecié. En este punto del relato tiene lugar un
suceso relevante: Layo se enamora de Crisipo, el hijo de Pélope
lo rapta y éste se suicida, tal como se representé en Crisipo "1 ‘
tragedia perdida de Hurfpides. Por esta razén, Pélope malice
a Layo en su descendencia, Si bien en las obras conservadas d
Esquilo, Séfocles y Euripides falta toda referencia a Pélope :
Crisipo, no hay incompatibilidad. Esta maldicién que afecta a
la generacién de Layo explicaria los ordculos que le advierten
acerca de no procrear (véase Esquilo, Siete contra Tebas, vv
742 88.). No obstante, el problema del acto de Layo encierra
connotaciones mayores, de las que no faltan testimonios: Layo
pasa por ser el introductor de la homosexualidad y catiSGasew
algunas interpretaciones, este hecho conlleva Tiamncha al
ser quien inaugura una unién contra naturam.® Incluso ala.
nos comentaristas —-como Pisandro— asocian la intervencién de
la Esfinge con un castigo de Hera, que como diosa protectora
del vinculo conyugal desaprueba esa anomalia sexual.’
En este sentido, ademas de las menciones de Labdaco y Layo
en los testimonios, es importante poner de manifiesto una
marca presente en sus nombres, que el antropélogo Claude Lévi-
Strauss fue el primero en sefialar.® En efecto, Lévi-Strauss fue
5. Esta es una afirmacién conjetural, dada la brevedad de los fragmentos.
El problema de los testimonios es mds complejo. Véanse A. Ruiz de Elvira
Mitologta cldsica, Madrid, 1982, 2" ed. p. 196; B. Sergent, La homosexuall-
dad en la mitologta griega, trad. de A.C. Ibdfiez, Madrid, 1986, pp. 77 ss.
6. La expresién -en griego pard physin— se encuentra en Platén, Leyes
686 c., referida a la homosexualidad masculina y femenina. En el texto se
menciona a Zeus y a Ganimedes, en el marco de unacritica de estas cos-
tumbres.
7. Véase Ciclo Epico..., pp. 35 ss.'Véase infra Apéndice: “El enigma de la
Esfinge”.
8. Para una exposicién del problema véase J. Bermejo, Mito y parentesco
12
INTRODUCCION ©
rasgo comtn enlas tres
el primero en poner en evidencia un
daco como su hijo
gene raciones de los Labddcidas: tanto Lab
bres el signo indica-
Layo y su nieto Edipo portan en sus nom e. El
delpi
dor de una dificultad en el andar, una deformidad
ra, el de Layo significa
nombre de Labdaco se asocia conla coje “el de
“gurdo” y “torcido”, y el de Edipo suena claramente como
v. 1036. Una vez
pie hinchado”, como se indica en Edipo rey
ité enorme interés, por-
’
advertida esta indudable analogia susc
Esfinge, que re-
que se sum a al hecho de que el enigma de la
sa sobre los pies. Y Séfocles
suelve “el de pie hinchado”, ver e de
lo el texto, una brillante seri
largoo |de todo
mismo realiza a loo larg
griego).° De manera
analogias sobre la palabra potis (“pie” en
“hermenéutica
que surgié inevitablemente el problema de una
de los Labddcidas con un
podolégica”, quevinculd “el mal pie” J.P.
En palabras de
extravio de los comportamientos sexuales.
Vernant:
muestra des-
Cuando Layo, el zurdo, se hace’ mayor, se
ales y en el
equilibrado y unilateral en sus relaciones sexu
to erdético
trato con su anfitrién. Tuerce su comportamien
que ejerce
por una homosexualidad excesiva, por la violencia
sobre el joven Crisipo, hijo de Pélope fewde °°
-
Al volver a Tebas recupera el trono y se casa con Yocas
. Su
ta, Layo es advertido por el ordculo. No debe tener hijos
linaje esta condenado ala esterilidad.,.*°
Y tal “estigma delpie”, heredadocomo el nombre, indica en
Antropolo-
en la Grecia arcaica, Madrid, 1980, pp. 87:8s.; C. Lévi-Strauss,
gia estructural, trad. de B. Verén, Buenos Aires, pp. 198 sa.
a lo que tenfa-
9, Véase, por ejemplo, “a Esfinge... nos obligaba a atender
de “impedimento”;
mos en nuestros pies”, v. 180, en el sentido etimoldgico
pie terrible...”, v. 418,
“Y 1a maldicién que por ambos lados te azota... con
468, 479, 718, 878, 1082 y
“leyes de alto pie”, v. 865; véase también wr, 445,
1850. Para el enunciado del enigma, véase Apéndice.
tragedia en la Grecia antigua,
10. J.-P. Vernant y P. Vidal-Nacquet, Mito»
t. ll, trad. de A. Iriarte, Madrid, 1989, p. 54.
13
Leanpro M. Pinxurr
cles. Pero en los cincuenta afios'que van
de la victoria de Sala-
mina a los comienzos de la guerra de
Peloponeso, marcados
por la peste de Atenas y la muerte de
Pericles, se da un com-
plejo proceso de asimilacién y critica de
estos nuevos valores.
Durante este tiempo Séfocles mantuvo
una actividad polf-
tica importante. Fue administrador del
tesoro de Atenas en el
443 y estratego en la guerra de Samia en
441-438, Como per-
Sona cercana a Pericles, conocié plenament
e a los nuevos
“humanistas”, mientras practicaba los cult
os de la religién de
la ciudad y se dedicaba a la creacién de trag edia s, en las que
desarrollé un licido testimonio de su moment
o histérico asi
como una reflexién universal sobre lacondicién humana
. ~
Entendemos que no resulta esclarecedor cons ider ar los pro-
blemas del siglo V con las categorias de la oposicién “conserv
a-
dores" versus “progresistas”. Pero incluso en tal caso serta erré-
neo calificar a Séfocles de lo primero. Aunque su perspect
iva
es indudablemente religiosa —en el simple sentido de que:el
hombre no es duefio ysefior sino que debe estar atento alo que
lo sobrepasa enpoder—, todo su pensamientose despliega en
de los nueyos problemasantropolégicos de la época. Y si su
pintura es por cierto pesimista, lo es por ser genuina expresién
de la poesia trdgica.
Edipo rey
En la cronologia mas aceptada,se situa al Edipo rey en el
afio 429, unmomento de crisis signado porla peste que azoté
Atenas_a la que se alude en el inicio de la pieza. En efecto, la
plaga —el loimds— constituye el temacentral del Prélogo, en el
que se realiza la descripcién de los suplicantes con sus ramos y
sahumerios, que recuerda la festividad apolinea de las Targe-
lias.* De tal manera, desdeel principio mismodela tragedia,
15, Para la determinacién de la cronologia dela obra se toma en considera-
cidn la fecha de Los acarnienses de Ariatéfanes, cuyo verso 267 parodia el
16
eisee
INTRODUCCION
el oa
se apunta a Apolo como el numen que gobierna todo
les manele
sirnbélico de la obra. Pues sus temas fundamenta
y oscuri at_
y purificacién, conocimientos y saber oracular, luz
idad, en una re
constituyen esferas asignadas a esta divin
la bien
jon en la que cada dios representaba una parce
dible del texto
remoiada de la realidad.'® Esta marca inconfun
de pelios, stos del
enlaza la versién sofoclea con el soberano :
o problema! amen
“conécete a ti mismo”, para centrar com
Hes we - tam
tal de la obra la autognosis, el conocimiento
de Pla me co:
bién significa —como se dice en el Cdrmides
, mortal. En
nocimiento de la propia naturaleza humana
al Edipo rey “la
ismo sentido, Paul Ricceur ha denominado
Karl aia
fragedia de la verdad”!’ y el gran filélogo
rg Ga a-
-elogiado por Martin Heidegger y por Hans-Geo
do con
mer-, “la tragedia de la apariencia humana 78 de acuer
los tan citados versos: i
1
sl |Me
i ones de mortales!
, generaci doy; cuenta de que
1
a, ena vida igual a nadal Pues qué hombre, quién
obtiene mas felicidad que tanta como hace falta para dar
la apariencia y, tras haberla dado, declinar de nuevo?(vv.
1189 ss.)
Edipo representa el ser que en su anhelo de conocimiento
llega a develar “la desesperada inseguridad de la condicién
humana: en un sentido, todo ser humano deambula en la oscu-
ridad como Edipo, sin saber quién es y qué tiene que sufrir;
G29 del Edipo rey. Para la referencia alas Targelias véase J.-P. Vernant y
P. Vidal-Naquet, Mito y tragedia en Grecia antigua, t. 1, trad, de M. Armi-
fio, Madrid, 1989, pp. 119 ss. 7
16. Para las atributiones del dios Apolo, véase W. Burkert, Greek religion,
Cambridge, 1985, pp. 148 ss. '
«7, En Le conjlit des interprétations, t. 0, Paris, 1969; trad. cast. de H.
22 ss.
‘Conteris, Hermenéutica y psicoandlisis, Buenos Aires, 1975, pp.
18, K. Reinhardt, Sophokles, Francfort, 1988; trad. cast. de F. Ramos: S6-
focles, Barcelona, 1991. :
17
a
Lranpro M. PINKLER
todos vivimos en un mundo de apariencia...”.19 La fragilidad
de la dicha humana asentada en el inane velo de la apariencia
es, en resumidas cuentas, el tema esencial del Edipo re ge
puede decir con justicia que lo es de. toda la tragedia cies a.
Pues, como sostuvo Nietzsche en su obra de juventud,” A: slo
es el dios de la apariencia y Dioniso su doloroso desocultamiento
Entendemos que esta interpretacién es la mds genuina a5
pecto de la dimension ‘universal y filoséfica del Edipo rey. Y
puede atestiguarse en el texto. una continua insistencia on la:
expresién de los significados basicos de “estar oculto” y esa
a tz”, al describir el proceso de develamiento progresivo que
culmina en “el reconocimiento”: la anagndrisis paradigmétioa
de Edipo, descripta por.Aristételes en‘ Poética 1455 a19.—- ¢11CA
Ahora bien, desde este nticleo de significacién se plantean
otros problemas vinculados con el entorno de la época. En pri-
mer lugar, hay que sefialar que Séfocles desarrolla en este tex-
to una critica de las —ya mencionadas~ nuevasideas de su tiem-
po, que pueden sintetizarse en'la famosa sentencia de Prota-
goras: “Hil hombre es la medida de todas las cosas...”. Con ella.
se expresa una negativa a tener en cuenta la intervencién de
los dioses enla sociedad humana,parallevara caboel idealde
una autonomia humana basadaenla razén. Y, en conformidad
con este anhelo, se propagé porAtenasuna actitud de reserva
respecto de las tradicionesreligiosas, que Séfocles describe en
el segundo estdsimo: ,
19. E.R. Dodds, “On Misunderstanding the Oedipus Rex”, en The Ancient
Concept of Progress, Oxford, '1973, p. 76. :
20. F. Nietzsche, Die Geburt der Tragédie (1872), véase la traduccién de A.
Sanchez Pascual: El nacimiento de la tragedia, Madrid, 1973, p. 76.
21. Setrata de la oposicién entre dos grupos de palabras, del tema radical,
al manifestarse” y de lath “ocultarse”, de donde deriva “latente”. Séfo-
c es utiliza continuamente palabras de los dosi gruposa lo largo de toda la
peas Véase v. 188 “Pero yo voy a sacar a la luz [phandJ todo de nuevo,
eael ne:
principio”.
aVéanse los usos
os del
del verbo: lanthd
lanthdno en el dial
i igo con
18
Bees | ?
INTRODUCCION
petadas, para qué voy &
Y si tales acciones son res _
os?
participar de los coros sagrad
cion al sagrado ombligo de
Ya no volveré aircon venera os
de lado los antiguos ordcul
la tierra [...]. Pues se dejan
a parte Apolo brilla con ho-
de Layo, marchitos, y en ningun 895 ss.)
! (vv.
as cosas divinas se estan perdiendo
fundament al —igualmen-
El Edipo rey toma coro problema
ordculosy la venera-
te centrado en Apolo lacreencia en los
os. En éste ja Pitonisa co-
cién panhelénica del teraplo de Delf resién de Ja
munica baal consultantela palabra de Apolo, exp
de la tragedia muestra el
voluntad de Zeus.”* Toda la trama
profética, y se recuerda
cumplimiento inexorable de la palabra
idas con el celeste
asila existencia de las “leyes de alto pie nac
guna naturaleza hu-
éter, cuyo tnico padre es el Olimpo. Nin
rmecerd” (vv. 868
mana las engendré y jamas el olvido las ado
a de Yocasta
gss.). De este modo, ‘Séfocles expone en ja person
, con la ironia
las dudas acerca de la verdad de los ordculos
e sino
trdgica de que ella, al imtentar disuadir a Wdipo, no hac
ano
deapertar aun massus cleseos de conocer: “Nada de lo hum
e,
es participe del arte adivinatorio” (vv. 709 ss.). Por su part
Hdipo ha resuelto el enigma de la Esfinge por su propia cuen~
ta, sin auxilio de la tradicién mantica: “acerté con la inteligen-
cia, sin ayuda de los pjaros” (vv. 396 ss.).22 Se enfrenta con
pintura de la lucha entre el poderpolitico laico y la tradicién
religiosa, y se vincula con otras disputas de la misma indole
protagonizadaspor Tiresias, con Creonte en la Antigona y con
Penteo en las Bacantes de Buripides. Tiresias, a pesar de su
reticencia inicial, expresa porcompleto la verdad desdeel prin-
cipio mismo de la trageclia: “TGeres el impfo que mancha esta
:
tierra”
”
(v. 352);» 6b
:
“tienes .la unién mds vergonzosa con tus seres
22. Para el significado de Delfos, véase M. Delcourt, L’Oracle de Delphes,
Paris, 1955 y reed.
23. Véanse otras referencias a la Esfinge en el Apéndice.
19
ee
Leanpro M. Pinker
mas queridos” (v. 366). Pero aunque la verdad ha sido dich
recién sera reconocida tras una larga pesquisa que confirm “a
las palabras de Tiresias y las de los ordculos dados a L Or
713 ss.) y a Edipo (vv. 791 ss.). ayo (vy.
En este punto es necesario advertir contra
cuente en los comentaristas del siglo XIx worladuing
datelo
XX, que hace del Edipo rey la tragedia del destino ineluctabl
°
Como lo ha expresado José S. Lasso de la Vega en su flo ide
introduccién a Séfocles: “No es un drama del destino inn
.
brantable (que es cosa muy tardfa, estoica), en su contra soe‘i
cidhn con la libertad: este conflic to destino/libertad nerd ¢ ea
perdidamente romantica; pero es una idea confusa barata
querer traspasarloa la tragedia de Séfocles, viendo enell ma
pintura de los esfuerzos del hombre por eReeeEnI a su dosti.
no”.Por eso resulta necesario precisar que el tema centralde
la tragedia es el del conocimiento, y el de la verdad ocular,
para no introducir en la interpretacién del texto categorias
anacrénicas como la oposicién destino/libertad. Seguin ha co-
mentado E.R. Dodds: “Ningiin ordculo afirmé que é1 debfa co-
nocer la verdad”. Tampoco se sostiene asf que la nocién de
destino no cumple ninguna funcién en la tragedia que nos ocu-
pa, sino que el problema es mucho mds complejo. En primer
lugar, como ya se ha sefialado, porque la concepcién de destino
como algo premeditado en sentido estricto es posteriora Ja tra-
gedia: surge en el mundo helenfstico. Y, en segunda instancia
porque la nociénde destino es tan rica en expresiones de les
lengua griega que recubre todo un campo semantico. En efec-
to, palabras como moira, tykhe, pdtmos, aisa, e incluso andnke
daimon y otras suelen traducirse como “destino”, a pesar ig
tener significados diversos.?6
24. En S6focles, Tragedias, Madrid, 1981, p. 82.
25. E.R. Dodds, ob.cit., p. 71.
26. Véase
folie, W.C. Green, Moira:
Woes ira: Fate, Good and Evil in
L Greek
| Thought, Cam-
20
INTRODUCCION '
los términos utilizados en el
En virtud de la recurrencia de de la.
emos que'la oposicién basica
texto del Edipo rey, entend
teuma (palabra oracular)
tragedia ha de enunciarse como mdn de
r, fortuna). Y es asi como pue
en contraposicién a tykhe (aza del
n de enterarse de la muerte
preguntar Yocasta, en ocasié bre que
“,Qué puede temer un hom
supuesto padre de Edipo: tiene prévisién segura
y no
esta a mer ced de lafortuna [tykhe] ica lo
en todos su s usos tykhe signif
de nada?” (v. 978). Pues e no
o. Por e80 Edipo, al saber qu
imprevisible e jndeterminad
reyes de Corinto, se considera
_es hijo de quienes creia, de los de
0). Entretanto Yocasta, a partir
“hijo de la Fortuna” (v. 108
cibe que los antiguos ordcu-
los testimonios del mensajero, per -
trata de impedir que Edipo con
los de Layo se han cumplido y ién
como no puede detener su pas
tintie con la indagacién. Pero
esafortunado! ]Que nunca lle-
de autoconocimiento, grita: “\D
). ;
gues a saber quién eres!” (v. 1068
damentales del Edipo
Otrodelos temas y problemas fun
humana, especialmente
rey es el de la naturaleza de la accién
as e involuntarias,
en la distincién entre acciones voluntari
la sociedad grie-
surgida conformeala evolucién del derecho en
dencia arcai-
_ga.?7_ En efecto,.en unprimer momentto lajurispru
ac-
ca notomaba en cuenta la intencién del agente frente a la
del
cién sino sélo los resultadosde ésta. Pero con la evolucién
les en
némos (la ley escrita) —cuyas vicisitudes cuestiona Séfoc
la Antigona—** se comienza a discriminar entre las acciones
voluntarias y las involuntarias, y la tragedia toma la cuestién
como un motivo recurrente de su reflexién sobre la praxis.?°”
Hn un célebre texto, donde discurre acerca de cudl es la
situacién que lleva a cabo de la mejor manerala finalidadde la
tragedia —el producir temor y compasién-, dice Aristételes (Pod-
tica 1453 a 10):
27. Véase J. P. Vernant y P, Vidal-Naquet!ob. cit., pp. 445 ss.
, Antigona,
28. Véase L. Pinkler y A. Vigo, trad., intr. y notas a Séfocles
Buenos Aires, 1987 y reed., pp. 56 ss.
pp. 75 ss.
29. Véase B. Williams, Shame and Necessity, Berkeley, 1993,
21
oe
—_dLanpro M. Pinxier
a
Queda » Pues, e] caso d i
quien se encuentra ‘
:
de ambas 8 situaciones.
si Tal€es 6] que no descuella 1 el medio
tud ni en justicia, &@: Nl en vir-
cla, nini tampoco ca
dad o perversién sino por al ae desgracia Por mal-
La palabra griega
eri para “falla”
designa un error que el sujeto 2
.
Testes e e ° , qu e encuentra sug mo
é metieron las peor delo
hacer un hommob
brere sin es cosa . S que pued
ede
si .saber Jo que. i
Respecto de lags dos ee
n! emactan
7 velParricidio—, la
esencia cl
e1 hec
fea sy ho de que no han sid ido voluntarias, De est
tribangl o o n = que , si bien hubiese side aben
v orancia del incesto eie ar “fjan
aes “iberado del mias icidi onolo
ma, de la; mpareerneh
piss p98. Por lo tan au vo mit
to, la actitud de Séfocl
centa un marco situado mas es ee eaie
alld del eri ter i varfdi e
orden itoOrie de ser
comprendida la accién a
ae del mundo, personificado en ang
abra de los dioses. la vol
oa
hatea
E votantad y la pa-
Jare, en Colono, la tiltima traged
aan ia de Séfoclesg
“e relato de involuntario
s actos” (v. 241). Cu de l
e solicita la explicacién de sus
icrimenes, Edipo sonttesta:
- aerspaotas cosas extr
anjeros, las soporté contra
ad. nm 1o sabe la divinidad. Ningun
cosas ha side por mi propia elec
cién, (vy. 621 3s.) “s eras
En .
cambio, cuando se descri: be
el suicidio de Yocasta yla
30. Para el: relato de] a leyend
por.un ardid de su hernan a de Tiest i “
es que se :
comi é a sus Propios hijos
, Véase la narracién en el Agamen
én de Esquilo
22
INTRODUCCION
claramen-
automutilacién de Edipo en el Edipo rey se mue stra
ada por el
te su distinta connotacién, propia de una accién busc
sujeto: -
idos y no invo-
Pronto saldrdn a la luz otros males, quer
son, con mu-
luntarios. Y de las penas las que mas afligen
ss.)
cho, las que se eligen por propia decisién, (vv. 1229
y destrozar sus
La determinacién de oscurecer su visién
el Edipo en Colono
ojos es clasificada por el propio Edipo en
s” (v. 438), En-
como “un castigo mayor que las anteriores falta
mas y de no afron-
cuentra su justificacién on el deseo de no ver
ro de sus padres
tar en la morada de Hades la visién del rost
(véase Edipo rey vv. 1389 ss., 1369 ss.)
denadas para
Los problemas sefialados son, entre otros, coor
izada en su suelo
realizar una lectura legitima del Edipo rey, enra
r intento de
originario. Pues resulta, por cierto, tergiversado todo
clasifica-
esquematizar el problema tragico en alguna férmula o
s sus
cién. Si Edipo pone en ultima instancia como fuente de todo
lié es-
males a la divinidad: “{Fue Apolo, si, fue Apolo quien cump
o
tos horrores!” (v. 1330), aludecon ello a la presencia de lo divin
mo
en el mundo. Y no hace asi otra cosa que parafrasear el ulti
verso de Las traquinias: “son muchas las desgracias e infortu-
nios, y no hay nada en esito que no sea Zeus”. Entendemos que el
problema de una hermenéutica contemporanea del texto tiene
que tomar en consideracién el significado profundo de sus plan-
teos, para no caer en los habituales clichés acerca del hombre
como “marioneta de los clioses” y poder establecer asi un didlogo
genuino con el pensamiento de Séfocles.**
Leandro Pinkler
31. Muchas son las obras que, desde Freud, se han realizado acerca del
mito de Bdipo con la perspactiva del psicoandlisis. Véase una sintesis de
los principales problemas planteados en J.-J. Goux, ob, cit. Una lectura
estrate-
del Edipo rey en relacién con el establecimiento de la verdad y las
y las for-
gias de poder puede verse en la obra de M. Foucault, La verdad
mas juridicas, trad. de E. Lynch, Barcelona, 1980 y reed.
23
ESTRUCTURA DE LA TRAGEDIA
‘PROLOGO (VV. 1-150)
Se presenta el problema de la peste en Tebas. El’pueblo
ucude suplicante ante el palacio de Edipo. Hste aparece con
magnificencia como el primero de los mortales. Creonte trae la
respuesta del ordculo de Delfos, que dictamina que hay que
buscar al asesino de Layo. Edipo se compromete a llevar la
cuestién hasta las ultimas consecuencias.
PARODO (vv. 151-215) pene
En su primera intervencién el Coro describe el anal de la
peste y pide ayudaa los dioses. ;
EPISODIO 1° (vv. 216-462) !
Comienza con la maldicién de Edipo contra el asesino de
Layo, que mancha con su accién a’ la ciudad. Sigue con un
didlogo entre Tiresias y Edipo: Tiresias rehtisa a hablaren prin-
cipio, y Hdipo monta en célera. En consecuencia, el adivino Ti-
resias revela la verdaderasituacién: Edipoes el asesino de Layo
y vive en medio de males que no percibe. Al ofr esto, Edipo
acusa aTiresias de actuar como cémplice de Creonte.
EsTASIMO 1° (vv. 463-512)
El Coro anuncia la funesta suerte que aguarda al asesino
de Layo, econdenado por Edipo. No acepta la acusacién lanzada
por Tiresias contra Edipo.
(25)
Tomaarmnn AT m-
ESTRUCTURA
EPISODIO 2° (vv. 518-862)
~—segun tales ordculos— ser
muerto Por : su propio
i hij 0, q qu e ést
fue ab andonado a la mue 8 e
: r te, ? y que fin
almente Layo
nado 9. unos
por
fue asesii-
ladrones en un
a encruc yada d e
oir esto, ‘ Hdipo se perturb a tre s Gamino 8 . Al
por la mencié n del lu
‘
seeeeee su am . .
ie historia: eu procedens ar:
: ic o h o
, & disputa con qui quie
enn'] le afirmé
eo i consulta al que a hij :
ordculo de Delfos y le
_ ae incesto y el re ader °
parricidio. A continuacién
Pereecruedada de tres caminos él cunt ° sno
mismo matéa uh anciano.
rare° gueia es 3 asesin
o de Layo. Para atestigua
capé delar
a rlo ‘ea d
uinico testi gO, un servid
i or de Layo que es-"
ESTASIMO 2° (vy, 863-910)
El Coro canta la insolenciia del
poder humano y el res
que merece n las leyes de los dioses, Expres
a su Eaaitntente
i
respecto de las § Impias . ;
gicson. costumbres que olvidanlos deberesreli-
EPISODIO 8° (vv. 911-1085)
ntAten aac
SOFOCLES
Estrofa 2
En verdad, es terrible cémo me perturba ahora el sa-
bio adivino. En verdad, es terrible. Son cosas que no pue-
485 do aseverar ni negar. No sé qué decir. Y vuelo entre espe-
ranzas, sin mirar las cosas actuales ni las que hay atras.
490 Pues qué motivo de discordia hay para los Labddcidas y
el hijo de Pélibo,”® yo no lo sé, nicontra la fama publica de
495 Edipo, auxilio de los Labddcidas en muertes oscuras.
Antistrofa 2 '
En verdad, Zeus y Apolo tienen conciencia y conoci-
miento de las cosas mortales. Ahora bien, que uno delos
500 hombres tenga m4s peso que yo, porque es adivino, éste
no es un criterio certero. Un mortal puede contraponer
sabiduria a sabiduria. Pero yo jamas, hasta ver con mis
ojos que la palabra es correcta, afirmaré las acusacio-
505 nes. Pues en aquella oportunidad la doncella alada®se
hizo visible contra él, y en la prueba se vio que era sabio
y grato a la ciudad. Por eso, en mi sentimiento jamas
510 sera culpable de vileza.
(Entra Creonte.)
CREONTE. —Ciudadanos, enteradode queel rey Hdi-
po me ha acusado con palabras terribles, me hago‘pre-
‘gente, porque no puedo soportarlo. Si en las desgracias
parte, en
515 actuales él considera que ha sufrido algo de mi
cio, no hay
palabras o en acciones, que le reporte perjui
que soportar una
en mi deseo de una vida larga, si tengo
fio, sino uno
injuria tal. Pues no me causa un dafio peque
en la ciudad, seré
520 enorme. Si soy considerado un ser vil
queridos.
vil también para ti y para los mas
to padre de Edipo. Los
. 29. P6élibo es el nombre del rey de Corinto, supuespadr
aco, el e de Layo.
Labddcidas son los descendientes de Labd
nge, véase Apéndice.
30. Otra manerade referirse a la Esfi
52
Epiro REY
CORIFEO, —Pero esta injuria se produjo en la violen-
cia de la célera, no surgié de un pensamiento,
CREONTE. —Manifest6 claramente con su palabra que 525
el adivino dijo falsedades para obedecer mis designios.
CORIFEO. —Dijo eso, en verdad. Pero no sé con qué
pensamiento. ;
CREONTE. —3Acaso proviene de una mirada correcta
y de un correcto sentimiento esa acusaci6n que hizo con-
tra mi?
CoRIFEO. —Yo no lo sé, pues no llego a atisbar lo que
hacen los poderosos. Pero ahi esta en persona, saliendo
530
fel palacio.
(Entra Edipo en escena.)
EpDIro. -jTu! 4Cémo has venido aqui? ,Tienes tanta
cara de audacia como para venir a esta casa, cuando
eres evidentemente el asesino de ese hombre y un la-
drén manifiesto de mi poder? Pero, dime, |por los dioses! 536
{Viste en mi algtin tipo de cobardia 0 locura que te de-
terminé a hacer estas cosas? {Crefas que no me iba a
dar cuenta de que tu accién se arrastraba entre tram-
pas o que no me iba a defender, una vez enterado? {Pero 540
no es, en verdad, una locura este intento tuyo? ¢Sin el
pueblo y sin amigos aliados tomar el poderreal, lo que
se hace con la gente y con riquezas?
CREONTE. —jSabes qué has de hacer? Ante las cosas
dichas, escucha a tu vez de igual modo, y luego juzga,
. tras enterarte por ti mismo.
EDIPO. —Bueno eres para hablar, y yo malo para com-
prenderte, pues sé que me eres malévolo y pesado. 546
CREONTE. —Pero escucha primero qué voy a decir.
EDIPO. —Pero no me digas que no eres un ser vil.
CREONTE. —Si en verdad consideras un bien la pre-
suncién desprovista de inteligencia, no razonas correc-
tamente.
EDIPO. -Si en verdad consideras que al causardafio
53
SOFOcLES ;
|
a un familiar no pagards'la pena, no razonas cortecta-
ai
o
st
mente. |
CREONTE. —Coincido contigo.En este punto has ha-
blado con justicia. Pero enséfiame cudl es ese padecer
que afirmas habersufrido. !
555 Epreo. —{Me querias convencer o no de que habia que
enviar a alguien a buscar al venerado adivino? )
CREONTE. ~Y atin ahora doy el mismo consejo.|
EpirPo. —{Cudnto hace ya que Layo...?
CREONTE. —{Qué cosa ha hecho? Pues no entiendo.
660 EDIPO. -{Se perdié por mano asesina, sin ser visto?
CREONTE. —Son muchos los afios de antigiedad que
pueden contarse. vid
EpIPo.—3Pero en aquel tiempo estaba ese adivino con
su_arte?
CREONTE. —Era idenbicaments sabio, y zsayetads por
igual. |
EDIPo. —¢Dijo algo de ant en ese momento? |
bafean Aepatipdpeays Senate:
SOFOCLES
EprPo. —Habrias dicho bien todo esto, si no continua-
ra viva mi madre. Pero puesto que actualmentevive, re-
p
on
©
EX\DIPO REY |
CREONTE. —Todo esta bien en su momento.
EpIPo. —Entonces, sabes con quécondiciones me iré?
CREONTR. —Si me las dices, me enteraré.
EDIPO. —Que me envies al exilio de esta tierra.
CREONTE. —E] don que me pides esta en manosde la’
divinidad. ,
EpDIPO. —jPero si justamente aqui me tienes: comoel
mas odiado paralos dioses!
CREONTE. —Entonces, lo conseguirds bien pronto.
EDIPO. —{Lo dices de verdad?
CREONTE. ‘-_No me gusta decir en vano lo que no 1520
siento. /
EpIPo, —|SAdcame ya mismo de aqui!
CREONTE, —Vete, pero suelta a tus hijas.
Eprro, —De ningun modo me las’ quitardas..
CREONTE. -No quieras triunfar en todo, pues tus
triunfos no te acompafnaron toda la vida.
(Entran en el palacio.)
CORIFEO
Habitantes de la tierra de Tebas, miren: éste es Edi-
po, el que llegé a conocer los famosos enigmas y fue el
hombre mds poderoso. Ninguno de los ciudadanos dejé 1525
de mirar con envidia su fortuna, jEn qué ola de terrible
desgracia ha venido a caer! Por eso, no hay que conside-
rar feliz a ningin mortal hasta ver'su tiltimo dia, hasta
que no alcance el limite desu vida,2Sin.padecerdolor.” 1530
42, Algunos —como Pearson— no consideran propios del texto estos ultimos
versos, véase Las traquinias, vv. 1-3.
85
APENDICE
EL ENIGMA DE LA ESFINGE
La Esfinge y suienigma preceden a la accién del Hdipo rey
como una instancia de continua referencia. Ein el texto se la
[lama “la virgen cantora de enigmas, de curvas garras”(v. 1199),
“la perra cantora”(v. 3911), “la virgon alada’”(v. 508), entre otras
denominaciones. 1] Coro de Las fenicias de Euripides esta cle-
dicado a ella, y un drama satfrico de Esquilo, hoy perdido, ile-
vaba su nombre. Ademds, sabemos que sus representaciones
iconogréficas datan de época arcaica.! Pero a pesar de que no
carecemos de testimonios, la figura de la Esfinge es muy pro-
blemdtica. Su primera »encién enla literatura griega (Hesio-
do, Teogonia v. 326) no le da el nombre de Esfinge.? Si bien
aparece desde este primer texto asociada con Tebas, algunos
autores niegan su presencia en el mito originario de Hdipo,
mientras otros la consideran elemento imprescindible de él.’
Es muy debatida su asociacién con la representacién egipciay,
.
1. Véase A. Dessenne, Le Sphinx, Etude iconographique, Paris, 1957.
2. En el texto aparece -Phinx (no Sphinx), de etimologia incierta. Sphinx,
en cambio, deriva de un verbo quesignifica “aprotar”, de la‘misma raiz de
“esfinter”. ‘ vent
3. Para la primera opinién véase L. Laistner, Das Rdtsel der Sphinx, Ber-
\fn, 1989; para la segunda véase J.-J. Goux,ob. cit., cap. 3. Hl conocido
fragmento de Pisandro (fr. 1), testimonio de la Epica Cielica, verificaria su
articulacién en el mito mas antiguo. cS
(87)
EL ENIGMA DE LA ESFINGE
en consecuencia, también su origen.* Su constitucién terioan-
tropomérfica tripartita (rostro de mujer, cuerpo de ledn y alas
de Aguila) ha suscitado vinculaciones con la Quimera y con el
sistema trifuncional propuesto por Georges Dumézil, con pa-
ralelismos rituales.®
De todas maneras, con independencia de otras fuentes de
la mitologia, el episodio de la Esfinge forma parte nuclear de
la trama de Edipo rey, porque esta tragedia toma precisamen-
te como punto central el tema de los ordculos, que por su arti-
culacién discursiva se asocian con la expresién enigmAatica; y a
Edipo se lo presenta como un hermeneuta que compite con el
mismo Tiresias (vv. 385 ss.). Pues —como sefiala Aristételes en
Retérica 1405 b 8— de una inteligencia de la comprension de
metdforas deriva el entendimiento de los enigmas. Y, en este
sentido, resulta relevante que tanto el enunciado del enigma
como el nombre de Edipo compartan de modo enfatico el signo
del pie:®
o tri-
Existe sobre la tierra un ser bipedo y cuadruiped
naturaleza entre
pedo, cuya voz es unica. Sélo él cambia de
mar. Pero cuando
cuantos frecuentan la tierra, el cielo y el
débil la movilidad
en mas pies anda apoyado, resulta mas
de sus miembros.
transmitido por el
Bl enunciado del enigma no ha sido
del ciclo tebano, sino por
texto de ninguna de las tragedias
iguas de ellas. Se ha conser-
los agregados a las ediciones ant
la tragedia, que precede al
vado en la amada hipdtesis de
como en la de Las fenicias de
texto, tanto en la del Edipo rey
of Classical Civi-
4. Véase M. Bernal, Black Athena. The Ajroasiatic Roots
The Orientalizing Revolu-
lization, Londres, 1987, pp. 68 ss.; W. Burkert, in the Early Archaic Age,
e
tion. New Eastern Influence on Greek Cultur
Cambridge, 1995, p. 19.
5. Véase J.J. Goux,ob. cit., cap. 4.
» 6. Véase Introduccién, pp. 19-23.
88
ee
EL ENIGMA DE LA ESFINGE
Euripides.’ Por la misma via conocemos la famosa respuesta
de Edipo:®
Aunque no lo quieras, Musa de mal agiiero de los muer-
tos, oye de nuestra voz el fin de tu extravio: te referiste al
ser humano, que al principio se arrastra por la tierra en
cuatro pies como un infante salido del vientre, y cuando
viejo apoya su bastén como untercer pie y lleva el cuello
doblado porla vejez. ;
7 También en Apolodoro Ill 5, 8. Paraotras menciones véase A. Ruiz de
Elvira, Mitologia eldsica, Madrid, 1995, p. 203.
8. Sdélo se conserva cn la hipdtesis de Lusi fenicias.
89