Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Si te gustan los libros de Sue Ellen Welfonder, Margaret Moore, Ruth Langan,
Christina Dodd y Kinley Mcgregor , este es el tipo de libro que disfrutaras
MERCENARIO ESCOCES
CAPITULO I
Torre de Edén, Junio de 1381
Peligro!
La palabra llegó a los oídos a través del susurro del viento, que gemía en un lamento
por entre los árboles, agitándolos contra el disco impasible de la luna plateada. El
corazón de Laura se detuvo por algunos instantes, para luego dispararse en loca
carrera. Muy mucholentamente, asustada, ella giró y escrutó el silencio del bosque,
un silencio salpicado de murmullos misteriosos y casi inaudibles, que ella
acostumbraba llamar “ sonido invisible” .
— Quién está allí? — preguntó bajito, la voz saliendo en un soplo de la garganta
paralizada.
No hubo respuesta. Sin embargo ella podía sentir algo detrás suyo , esperando,
observando. Algo a la espera, escondido en el bosque oscuro, que le erizaba los
cabellos y hacía su corazón acelerarse como un caballo indomable.
Continuó avanzando , siempre alerta al menor ruido, los nervios tensos. Fue cuando,
por detrás de las copas mas altas, divisó la silueta negra e imponente de la torre
Edén recortándose contra la cortina gris de la neblina. Estaba en casa!
La única lucecita temblaba en la ventana mas alta, un brillante puntito rojizo que le
traía mensajes de alivio y seguridad. Debía ser tía Nestta esperándola, afligida, sin
saber donde se hallaba su sobrina. Querida tía Nestta!
Súbitamente, el viento se calló y todo el bosque pareció petrificarse a su alrededor.
En el silencio siniestro que le siguió, ella oyó un sonido extraño, como un gemido o un
susurro de lamento.
— Quién está allí? — repitió. Un escalofrío recorriendo su espina dorsal de arriba a
abajo.
Ninguna respuesta. Laura no se movió, atenta, el corazón tamborileando agitado,
pidiendo saltarse por la boca. Ese silencio, lejos de calmarla, traía presagios
siniestros de peligro inminente. Bajo la tenue claridad de la luna, Laura intentó
adivinar lo que se escondía detrás del follaje. Probó el olor del aire, inmóvil. Y sintió
el peligro, denso como el bosque, camuflado por el inocente aroma de hierbas y
tierra húmeda. De repente, escuchó la rotura de una rama quebrándose y el ruido
de pasos suaves que se aproximaban.
Un grito silencioso salió de su pecho.
Las ramas se abrieron con súbito fragor, dando paso a un caballo, tan negro como la
noche que lo protegía de los ojos expertos de Laura. El animal se detuvo, como que
obedeciendo a un comando sin voz, Las patas escarbando nerviosamente el suelo de
tierra, las fosas nasales dilatadas exhalando vapor. Una mano enguantada empujó las
riendas y Laura, entre aterrada y fascinada, levantó los ojos hacia el caballero. Era
extremadamente alto, los hombros anchos y el pecho macizo encajados en una
brillante armadura de metal.
Sin que los demás lo percibiesen, Laura retomó el camino, siguiendo por un corredor
bajo e abovedado, semejante a un túnel, rumbo al cuarto de su abuelo. En realidad, el
cuarto de Duncan MacLellan quedaba en lo alto de la torre nueva, como era
característico al Lord del castillo . Pero transportarlo herido por esas escaleras
caracol no le había parecido- conveniente. Sería mas fácil cuidar de él abajo, cerca
de los criados.
La mano de Laura se crispó en el pomo de la puerta, cuando ella se acordó de la
batalla insana que había trabado, con tía Nestta, para detener la sangre e impedir
que Duncan muriese de una hemorragia. De eso estaban libres, pero estaba aún el
peligro de la infección y de la fiebre alta.
Suspiró profundamente, levantó la cabeza y entró.
— Hola , abuelo! Qué bueno que estés despierto. Cómo te sientes hoy?
— Pésimo, gracias.
Laura sonrió y acomodó las almohadas, su corazón lleno de tristeza. la espada lo
había herido muy cerca de los pulmones, dificultándole la respiración, y dándole a su
piel un color grisáceo, feo de ver. Y los ojos, generalmente maliciosamente
brillantes, miraban el vacío, opacos y sin vida.
Un movimiento en lo profundo del cuarto llamó la atención de Laura, quien giró,
sorprendida.
— Tía Nestta! Yo no...
Se calló inmediatamente. La tía, curvada sobre una vasija de oro, murmuraba palabras
incomprensibles. Sus cabellos rojizos, sin siquiera una cana, se esparcían en la
espalda y escondían su perfil. .'
— Qué estás viendo, Nessie? — la voz de Duncan había perdido el tono vibrante de
comando.
— Nada — fue la seca respuesta. — Cuando me distraigo, no consigo ver nada .
— Intenta de nuevo. Preciso saber dónde está Kieran, antes que mi salud empeore.
Laura tuvo ganas de preguntar quien era Kieran, pero no quería distraer a su tía. El
silencio llenó el cuarto, roto sólo por el crepitar del fuego y la afitación continua de
la respiración de Duncan.
—Ah — murmuró la mujer finalmente, en tono triunfante.
—Conseguiste verlo? — preguntó él .
— Lo Conseguí. Encontré al hombre, Padre.
— Está lejos de Edén?
— No. Veo el río y las montañas detrás de Ellis.
— Ellis? — se extrañó Duncan.
— Ellis . Los dos están conversando ahora.
Laura frunció las cejas , enojada y sorprendida. Por qué Ellis, su fiel capitán de
la guardia, no le había dicho nada sobre un encuentro con ese tal de Kieran?
—No tenemos tanto tiempo — protestó Duncan. — Cómo es él?
— Duro.
— Duro? Vamos! , él no tiene mas que veintitrés años.
— El rostro es joven — continuó Nestta, estudiando la vasija con atención. — Pero los
ojos son fríos.
— Descríbelo mejor .
— Cabellos negros, mentón cuadrado, ojos claros. Ojos de color extraña, casi rojos.
Rojos?!
Entre incrédula y nerviosa, Laura atravesó el cuarto y se apostó al lado de su tía,
espiando con miedo en lo profundo de la vasija. Allí estaba, la imagen, fluctuando en
el agua turbia.
Era él. El hombre de los sueños.
— Quién es ese? — tartamudeó, mientras se dejaba caer en la poltrona.
— Kieran Sutherland — dijo Duncan. — Lo Contraté para protegernos de los
ladrones.
Laura se enderezó.
—Un extraño?
—No tanto, porque él, me fue altamente recomendado. Es un mercenario valiente,
Laura. Nieto de Carina, esa enamorada mía tiempos pasados. Hace algún tiempo le
escribí una carta a ella y...
El se interrumpió, jadeando ruidosamente.
—Eso no viene al caso — continuó, casi en un susurro. — El hecho es que mandé
llamarlo. Por suerte, mi mensaje llegó hasta él.
Laura miró la imagen, recordando los sueños y los ojos de Kieran Sutherland..
"Quiero todo lo que sos y lo que vas a ser", había dicho él. Igualito a Aulay. Lo que él
codiciaba era Edén. .
—No quiero a ese hombre aquí! — se oyó diciendo, llena de indignación.
Duncan sonrió, pero la sonrisa pronto se transformó en una máscara de dolor.
— Sé que no gustan los extraños, nieta, pero ese hombre es nuestra última carta.
—El sólo quiere Edén.
—Cómo puedes saber eso?
—Yo soñé con él.
—Tuviste una visión?
—Un sueño — la respuesta salió con renuencia. — Uno no, varios.
—El me atacó?
—No, pero...
—Pero nada. El viene para ayudarnos.
—Abuelo! — exclamó, exasperada.
Nestta posó la mano pequeña en el brazo de su sobrina.
— Qué viste?
Laura suspiró, en un silencio resignado. Lo importante no era lo que había visto, sino
lo que había sentido. Peligro.
Pero nadie le creería. Tendría que probar sola que Kieran Sutherland no pertenecía a
Valle del Edén.
Kieran apretó los ojos ofuscados por la claridad del sol, y examinó con atención las
montañas que se alzaban delante suyo . Majestuosas y atemorizantes, le daban- la
impresión de haber sido plantadas a la fuerza por alguna mano gigantesca.
—Tenemos que escalar eso ahí adelante? — preguntó, apuntando a las escarpadas
rocas .
Ellis sonrió, los dientes brillando por detrás de la barba espesa y gris.
— No. Allí hay un paso que da a un desfiladero.
Sin mas explicaciones, hizo que el caballo se metiera entre los arbustos,
maniobrándolo con pericia.
Agudizando al vista, Kieran divisó una senda estrecha y negra en la montaña. Fue
hacia allí que Ellis dirigió el caballo, desapareciendo casi en seguida.
— Deje que yo voy primero — se ofreció Rhys, la voz saliendo metálica por debajo del
yelmo.
—No .Espera aquí con los demás.
El joven galés lo miró, y Kieran adivinó dudas por detrás de la visera del yelmo .
— Puede ser una trampa.
— No lo creo. Pero si lo fuera, ustedes estarán libres para correr y salvar el pellejo.
Viendo que el otro aún vacilaba, Kieran se impacientó.
—Hombre de Dios, ustedes son cincuenta! Todos bien armados y buenos guerreros, y
están bajo mi responsabilidad. No acostumbro meterme en peligros inútiles. Ahora
oye con atención. Permanezcan aquí hasta recibir mi señal de que pueden entrar.
Acomodando el escudo en el brazo, Kieran desenvainó la espada y espoleó el caballo
levemente. .
—Vamos, Rathaback. .
El animal, tan negro como la noche sin estrellas, entendió de inmediato la orden
y avanzólentamente y cautelosamente.
La oscuridad tragó al caballo y al caballero a medida que avanzaban. Algunos metros
después, Rathadack tomó una curva a la derecha y Kieran se detuvo ante un
desempeñadero estrecho y profundo que apenas permitía dejar pasar tres hombres
uno al lado del otro. La luz pálida del día nublado iluminaba al caballero rubio, que
esperaba con un deje de malicia en sus ojos inquietos.
— La verdad que mete miedo, cierto? Pensó que sería una trampa?
Kieran se encogió de hombros, no estaba avergonzado por las precauciones que había
tomado.
— Aprendí a no confiar en la suerte.
EN ese momento, un tropel ensordecedor se oyó, y Kieran levantó la espada, alerta,
mientras Rhys emergía de la nada, seguido de cerca por los demás caballeros. Todos
venían con la espada en sus puño, listos para atacar.
—Les dije que esperaran ! — gritó Kieran, irritado, la voz apenas se oía por el ruido
de los cascos .
Rhys levantó el visor, ni un poco amedrentado.
—Vos demorabas mucho.
—Y si fuese una trampa?
—Vos habrías caído como una paloma estúpida. Al igual que tu auxiliar directo..
— No hay disculpas para desobedecer mis ordenes, Rhys.
— Juré protegerte, hasta de vos mismo — se volvió al otro, con placidez.
Kieran reconoció el brillo temerario en los ojos de su amigo y suspiró. Era el mismo
brillo del muchachito de seis años que luchaba con él en los campos de Carmichael.
Kieran, dos años mayor , era el líder, pero el galés no era fácil de domar.
— Conoces las reglas — gruñó, furioso porque los otros esperaban ver como él
actuaría ante la desobediencia.
— Las Conozco bien. Cinco azotes.
Kieran se volvió hacia el grupo, apuntándoles un dedo acusador.
—Si, cinco azotes que cada uno de ustedes deben recibir. Pero quien los incitó a
desobedecer fue Rhys. A causa de eso, sólo él recibirá el castigo, cuando llegamos al
castillo MacLellan.
—Estaré esperándolo — retrucó el galés imperturbable.
— Vamos, no es necesario enojarse! — intervino Ellis, conciliador.— El muchacho sólo
estaba pensando en proteger a su jefe. Nadie salió perdiendo por eso .
Kieran le dirigió una mirada tan glacial que Ellis se sintió hundirse en la silla de
montar.
—Mis ordenes son ley. Y pronto aprenderás eso , si tu señor me contratar .
—Ellis retrocedió. Lejos de ser un cobarde, no le interesaba meterse en una pelea.
— Está bien, intentaré recordar lo que dijo — declaró, de malhumor.
Sin otra palabra, giró la montura y comenzó a descender por la senda estrecha, sin
preocuparse por verificar si el otro lo seguía.
Pero Kieran trató de seguirlo, y de prisa. Necesitaba desesperadamente algo dinero,
y no podía darse el lujo de rechazar la oferta de MacLellan. Cada moneda sería
preciosa para financiar el plano que había jurado ejecutar.
— Veo que te hiciste otro amigo — ironizó Rhys, señalando a Ellis, que seguía callado
y taciturno.
—Soy un mercenario, no un dandy de la corte.
En el silencio que siguió, Kieran pensó con amargura que tendría que castigar a su
único amigo. En un impulso, levantó la víscera y lo miró directamente.
— Gracias por tu cuidado.
— Todo bien.
Por dentro, Rhys sonrió. Admiraba a su amigo, que había nacido fuerte como un león
pero que tenía un corazón de oro. Era preciso cavar profundo para hallar el oro.
"Frío" e "duro" eran las palabras mas utilizadas por quien quisiese describir a Kieran.
De los presentes, sólo Rhys sabía del incidente que había transformado un alegre
muchacho de quince años en un hombre amargado cuyo objetivo era uno solo :
venganza.
Y, a pesar de la fuerza de su lealtad, Rhys temía que el oro escondido nunca .mas
apareciese. Porque Kieran se había recubierto en una coraza de hielo y odio que
llegaba a asustar.
— Esta paso está bien escondido — comentó Kieran, a modo g de tregua.
— Fácil de defender, un infierno para atacar.
— Qué Suerte la de MacLellan. Es una buena defensa natural.
Mientras conversaban, Kieran evaluaba al galés de reojo. Después de todo, no
disponía de tantos amigos como para darse el lujo de desprenderse de ese. Cómo
haría para suavizar el castigo?
Pensaría mejor cuando llegase al castillo.
—Cielos, mira eso! — se espantó Rhys, indicando las montañas de roca desnudas, tan
pegadas entre sí que daban la impresión de una inmensa e impasable pared. —
Estamos casi en una fortaleza.
Kieran espoleó el caballo y fue a hablar con Ellis.
— Vos dijiste que habría patrullas en el camino, pero no veo ninguna.
— No ?
Ellis emitió un silbido estridente, y de inmediato un grupo de hombres surgió por
detrás de las piedras. Usaban yelmos cónicos y las casacas típicas de la región,
comprimidos y acolchados, de una tela a cuadros . Esa ropa ofrecía menor protección
que la pesada armadura de los hombres de Kieran, pero proporcionaba agilidad. Cada
uno tenía la espada levantada y lista.
Rhys sofocó una risa cuando los vio, pero Kieran no halló la gracia.
— Cuántos hombres tienen? — preguntó, en tono impasible. — Cerca de cincuenta, sir
Kieran.
— Y cuántos fuera del valle? En el bosque y a lo largo del río?
— Ninguno. Después que los ladrones asesinaron a dos vigías nuestros, incendiando
sus puestos, lord Duncan no quiso mas patrullas en los bosques.
— Y cómo saben que el enemigo se está aproximando?
— Tenemos oteros allá arriba— Ellis apuntó para a lo alto de las montañas.
— Entiendo — ahora era el turno de Kieran de ser irónico. — Mientras ellos
descendía despavoridos para avisar , los bandidos atravesaban el desfiladero con
toda la calma del mundo. Las defensas naturales no bastan para detener un puñado
de bandidos.
— Sé que no. Pero tenemos patrullas en el valle y algunos
puestos de vigía en lugares estratégicos.
— Insuficiente.
Divertido con la irritación de Ellis,. Kieran habló en voz alta: — Martin, escoge diez
hombres y posicionándolos en las márgenes del río, debajo de la entrada del
desfiladero. De noche mandaré otros diez para reemplazarlos.
Sin esperar respuesta, Kieran retomó el camino. Detrás de él, Rhys rió bajito.
— Tienes algo para decir? Si lo tienes , dilo ahora.
Rhys continuó riendo.
— Ese hombre no está bajo tu comando, Kieran.
— Lo Estará, cuando Duncan MacLellan me entregue la mitad
del precio combinado. .
— Lo sé. Pero a ustedes los escoceses les gusta la independencia, tanto como a los
galeses.
Ustedes los escoceses. Kieran hacia mucho que no tenía patria ni hogar.
— Si quieren mi ayuda, tendrán que obedecerme.
— Si, pero...
Las palabras de Rhys se perdieron en el aire, substituidas por una exclamación
sofocada. Adelante de ambos se extendía un valle espectacular color verde
esmeralda, salpicado de flores, árboles y pequeños bosques. Un río cantaba plateado,
formando curvas caprichosas y brillantes que reverberaban al sol, aunque el día
estuviese nublado.
El valle estaba rodeado de montañas altas y puntiagudas, centinelas celosas de ese
pedacito de paraíso en la Tierra.
— Ahora sé por qué se llama Edén — comentó, emocionado. — Estamos en el Edén.
— Es bonito — concedió Kieran, recorriendo con la vista toda esa quietud.
Paz y belleza. El lugar le traía alivio de un bálsamo para su alma herida.
— Parecido a las montañas de los Carmichael- dijo Rhys.
— Ya te dije que no menciones ese nombre.
— Honro tu deseo , pero no puedo me olvidar el lugar donde fui criado.
"Ni yo", pensó Kieran, angustiado.
Dios sabía cuánto había luchando para olvidar el castillo y las personas que le dieran
alegría y sufrimiento. El castillo, suyo por herencia, le había sido robado
vergonzosamente. Pero él lo recuperaría, aunque eso significase un baño de sangre.
Sangre de su sangre.
— Muéstrame el camino — dijo a Ellis, en tono brusco.
Por suerte la senda que descendía al vale era tortuosa y difícil, requiriendo extrema
habilidad al caballero. Eso lo distrajo su espíritu y lo hizo pensar en el presente. Su
tarea ahora era defender el valle y ganar el dinero necesario para su venganza.
— La carta de Duncan decía que la emboscada pasó cerca de la feria de Kindo.
Ellis casi gruñó de rabia incontenible.
— Los cobardes! Estaban acampados allá, en el atalaya.
— Quién sabía que él iba a vender las ovejas en la feria?
— Todo el mundo... por lo menos en Valle del Edén.
— Pero cómo!? Ese hombre no se sabe cuidar?
Ellis se enderezó, belicoso.
— Lord Duncan es un hombre correcto e íntegro, además de valiente. Nunca pasó
nada parecido aquí en Valle del Edén. Siempre vivimos en paz con los vecinos.
— Los ladrones querían qué? Robar los animales?
—Probablemente, pero acabaron llevándose pocos carneros.
—Trataron de salvar su propio pellejo — interpuso Rhys — Seguramente los hombres
de MacLellan eran mas que los que ellos esperaban.
— Exacto. Pusimos a esos bastardos a correr. Y eso que ellos volvieron dos veces.
— Duncan escribió contando eso — asintió Kieran.
— Ellos quedaron furiosos. Y prendieron fuego a los dos puestos de vigía, los muy
miserables.— Los puños de Ellis se cerraron en un nudo apretado. — Cobardes!
Mataron a nuestros hombres mientras dormían. Ni con un lobo hace eso.
Kieran frunció la frente.
— Ustedes no se vengaron ? No hicieron patrullajes nocturnos?
—Somos granjeros, no guerreros. Duncan temió que saliésemos derrotados. Si eso
pasaba, el valle quedaría muy vulnerable. Lo que hicimos fue salir de noche, llevando
antorchas y haciendo alarde. Una escenificación para intentar intimidar.
Absorto en sus pensamientos, Kieran ni se dio cuenta de que había descendido la
escarpa bajada y ahora se hallaba al lado del río. Las aguas, puras y cristalinas,
revelaban un lecho de piedras coloridas.
— Ah, qué maravilla! — exclamó Rhys, restregándose las manos. — Agua pura para mi
gente!
Y sin esperar, corrió al borde del riacho, donde se metió, hundiendo su cabeza en el
agua.
Kieran hizo una señal a los otros.
— Si quieren beber, pueden ir.
— No vamos a dejar una guardia? — indagó Martin.
El jefe examinó la paz reinante.
— Creo que esta vez no precisamos de vigías.
El mismo se sentía sediento y fue hasta el margen, donde se arrodilló. EN ese
momento, alguien gritó:
— A las armas! A las armas!
Furioso con su propia estupidez, Kieran se puso de pie en un salto y desenvainó la
espada. .
— Cerrar hileras! — ordenó, en el momento en que eran cercados por hombres
montados.
Oyó un zumbido suave antes que una flecha se clavase en una de las mangas de la
armadura.
— Rhys! A mí, Rhys!
Con la mano izquierda intentó arrancar la flecha, mas ésta se había enganchado
firmemente en la fina malla de metal.
— Suelten sus armas! — gritó una voz tan clara como firme.
Kieran se volvió hacia el guía:
— Ellis, que estás esperando? Llame a sus hombres!
— Pero... pero estos son mis hombres — respondió él , atónito y confuso.
— Sus hombres? Pero, qué pretenden ellos ?
— Capturarte a vos— respondió la misma voz clara y firme.
Los hombres abrieron camino para que apareciese un caballero joven, montado en
un animal pequeño, un poco mayor que un pony . Kieran aún intentaba recuperarse de
la sorpresa cuando el muchacho apuntó el arco a su garganta.
— No sé quien eres — dijo Kieran, irritado. .— Pero con certeza vas a pagar con un
día de trabajo forzado.
Diciendo eso , descargó su frustración en la flecha del brazo, partiéndola en dos
con un golpe seco.
— Alto! — gritó el muchacho. — Si no da valor a su vida, que me dice de la vida de
este?
El arco se dirigió a Jamie, el arquero de Kieran. Jamie, que tenía sólo quince años, se
asustó, a pesar de confiar ciegamente en su señor.
- Con un insulto , Kieran no tuvo otra alternativa que soltar la espada, que se escurrió
de sus manos y cayó sonoramente en el suelo.
— Bien, aten a todos. Vamos a llevarlos a la Torre de Edén exactamente como lo que
son : bandidos cobardes, capturados por nosotros . Quiero ver la reacción del
abuelo.
Por lo que Kieran pudo deducir, Duncan había preparado una trampa para él y sus
soldados. Hirviendo con una rabia impotente, encaró al adversario, dejando que toda
la frialdad de su mirada de acero lo recorriese de arriba a abajo.
EN ese momento, tuvo certeza que el muchacho se estremeció de miedo.
Pero... qué era todo eso?
Sorprendido, Kieran miró el mentón imberbe de su captor, quien se levantó en un
desafío.
Un niño aún. Y tenía la audacia de atacarlo! A él, Kieran Sutherland, la mejor espada
de Escocia!
Sin medir consecuencias, avanzó de un salto y agarró al muchacho por los hombros,
levantándolo hasta la altura de sus ojos.
— Qué clase de traición es esta? Una mas, y yo prendo fuego a la torre de Edén, está
oyendo?
—Yo sabía, yo sabía! — gritó el muchacho, triunfante.
— Se vos fueses un hombre — vociferaba Kieran, sacudiéndolo en el aire como un
muñeco de trapo — te haría probar el gusto de mi...
No pudo terminar. Algo le dio en la cabeza, y el mundo oscureció.
CAPÍTULO II
-
— Vos qué?!
Duncan hizo la pregunta en un mezcla de indignación y enojo, enderezándose contra
las almohadas, y el dolor momentáneamente quedó olvidado.
— Capturé a sir Kieran, si señor. Y mañana vamos a mandarlo de vuelta al lugar de
donde vino.
Las cejas, tan bastas como blancas, se unieron en una sola.
— El fue contratado por mí, Laura. Para proteger a Edén.
— Proteger... ah! Acabo de probar que tu elección no fue de las mas felices. Si yo, una
mujer, conseguí capturarlo ...
— El no podía adivinar que sería atacado bajo su propia nariz. Y por mi nieta, por
Dios! Convengamos, no fue nada honesto de tu parte.
— Guerra es guerra, abuelo. Como vos siempre decís.
— Esto no es una guerra, niña. Por el contrario, es una tentativa de no hacer la
guerra. Dónde está el hombre?
— No te preocupes, abuelo, nadie salió perjudicado, ni herido.
De repente, se acordó del golpe que Geordie le había dado a la cabeza del
caballero.
— No mucho, por lo menos — enmendó.
Duncan levantó las manos al cielo.
— Era sólo esto lo que me faltaba. Quieres decir que él fue herido? Por la sangre de
mis antepasados, Laura MacLellan, esta vez fuiste demasiado lejos ! La culpa es mía ,
como bien decía tu madre. Te he mimado demasiado . Vamos, habla . Como se hirió
el ?
Laura pestañeó. Cuando su abuelo la llamaba por su nombre completo era la señal
definitiva de alerta.
— Fue Geordie. Perdió la cabeza cuando el hombre se enojó conmigo.
Duncan se puso las manos en la cabeza.
— Esta situación está muy complicada... Alguien aquí me puede explicar lo que pasó?
— pidió, exasperado.
Le hablaba a las paredes, ya que estaban solos los dos en el cuarto.
Suspirando, Laura se sentó en el borde de la cama y le contó todo.lentamente,
explicando su punto de vista. .
— No lo necesitamos a él, el abuelo— remató, esperanzada, una vez que Duncan a
había escuchado en silencio. — Si yo pude tomar ese super hombre de sorpresa,
entonces pueden capturarlo los ladrones también. Si es que ellos deciden volver.
— De eso debes estar segura — murmuró él, la cabeza cayendo sobre la almohada.
— Y qué será de nosotros?
Laura voló hacia la cabecera, impresionada con la repentina fragilidad de su abuelo.
— Abuelo!
— Calma, aún falta mucho para que yo estire las patas. Pero necesito descansar,
nieta. Y no consigo hacerlo , sabiendo que no hay nadie para proteger las tierras que
un día serán tuyas y de Malcolm.
— No necesitamos la ayuda de nadie. Vos planeas las estrategias, y Ellis y yo nos
encargamos de...
— Mi pequeña Laura... — El Lord levantó la mano para alejar un rulo rebelde de la
frente de su nieta. — Sé que mi gente es valiente, pero eso no basta. Vivimos años en
paz, y por eso yo descuidé las defensas de Edén. Ahora descubrieron nuestro valle, y
no van a descansar hasta que no nos sequen hasta la ultima gota de sangre.
— Contrata otra persona.
— Pero, por qué, si Kieran Sutherland ya está aquí? Qué tienes contra él?
— Ya te dije, abuelo... Soñé con él.
En ese momento, Nestta entró con un plato humeante, que depositó en la mesa al lado
de la cabecera de la cama.
— Tome este caldo cada hora , padre — dijo, con su tono seco y directo.
Después, volviéndose hacia su sobrina:
— Ya oímos ese cuento antes. Y , por lo que entendí, vos no viste nada en ese sueño
que desacredite a nuestro héroe.
Laura miró a su tía, que la observaba con sus ojos negros y penetrantes, rodeados
por grandes ojeras. Ojos de bruja. Se Decía que nadie conseguía mentir a su tía
Nestta.
Pero , desesperada como estaba, la muchacha resolvió arriesgar.
— Yo... yo lo vi saqueando Edén.
— No digas.
Por el tono , Laura supo que no conseguiría engañarla.
— Ese hombre es un lobo hambriento, tía Nestta, no lo ves? Él...él me arrancó del
caballo, me sacudió, me gritó ...
— Y vos no reaccionaste, con certeza — respondió la otra, acomodando las mantas de
su padre.
— Kieran es una amenaza para nosotros, lo sé. Lo sentí en el sueño.
Duncan le tomó la mano y la acarició levemente.
— Calma, muchacha ! Kieran tiene una buena crianza y su valentía es legendaria. Y, lo
que es mas importante, él se precia mucho de su honra. Me Contaron que él prohibe
a sus hombres violar las mujeres que capturan. Fue expulsado de Francia, sabes por
qué? Porque impidió que un duque y sus secuaces violaran a las monjas de un
convento. Ahora basta de conversación. Ve a buscar a nuestro hombre, donde quiera
que él esté y tráelo para acá. Voy a intentar arreglar la situación.
— Pero... abuelo!
— Antes que nada, vas a comer — dijo Nestta, metiendo una cucharada de caldo en la
boca de su padre.— Y en cuanto a vos, mi querida sobrina, quiero que sepas que no
todos los forasteros se parecen a Aulay Kerr.
Casi sollozando, Laura dejó los aposentos de su abuelo. Era verdad... Kieran no tenía
nada que ver con Aulay. Aulay era un ser despreciable, mientras que Kieran era un...
un....
Aún no lo sabía. Pero un día hallaría el termino adecuado.
Sus sueños y la visión de su tía Nestta no habían hecho justicia a la formidable
estatura del forastero. Ni a su rostro, tan fuerte como amedrentador.
Principalmente a causa de los ojos, que no cesaban de perseguirla, asombrando sus
pensamientos.
Fuese como fuese, Laura no desistiría de la idea de dispensar los servicios de Kieran.
Y era lo que pretendía hacer lo mas rápido posible.
Durazno.
Durazno y seda, para ser exacto.
Esa fue la sensación que tuvo cuando apoyó la mano en el cuello del muchacho, frágil
como el tallo de una flor.
Kieran frunció el ceño y miró a su presa, topándose con un par de ojos color de zafiro
, tan profundos como el cielo de Valle del Edén. Y enmarcadados por pestañas
ridículamente densas.
Sus fosas nasales detectaron el olor de lavanda. Y, lo que era peor, su cuerpo parecía
estar gustándole la suavidad del otro cuerpo.
De repente, la verdad cayó sobre su cabeza, atontándolo. Eso no era un muchachito
sino una mujer. Una muchacha.
La soltó de golpe, como si hubiera sido picado por una cobra. Pero su cuerpo
continuaba a pegado al de ella contra la pared, y estaba comenzando a tener una
erección.
Fue con esfuerzo que se alejó, pero ella comenzó a escurrirselentamente hacia el
suelo.
Kieran la sostuvo, sintiendo el cuerpo sin vida amoldarse al suyo. La sangre de él
parecía querer hervir, pero no era rabia lo que corría en sus venas. Era algo que
venía evitando cuidadosamente hacía ocho años. Deseo.
El deseo vino rápido, urgente, avasallador. Su piel ardía bajo las capas de ropa que los
separaban. La muchacha olía a lavanda, mezclándose de modo extraño con el olor de
los granos de cereales allí almacenados. La pasión crecía en oleadas, amenazando con
devorarlo. Sin poder contenerse, Kieran la apretó junto a sí, enloquecido por
enterrar su cuerpo resecado en el cuerpo femenino que tenía en sus brazos.
— No consigo respirar — murmuró ella, dando las primeros señales de vida.
Él la soltó de inmediato.
— Que pasó? — preguntó Laura, sacudiendo a cabeza.
— Te desmayaste.
Al oír esa voz caliente y acariciante, la muchacha levantó la vista, temblando.
Él.
El rostro estaba próximo, tan cerca. Y los ojos, calientes, hambrientos, encendiendo
chispas en todo su cuerpo.
— No— murmuró, asustada con su propia reacción.
Kieran pestañeó. Maldición.
Había hecho un voto, un voto sagrado, y había estado a un paso de romperlo.
— Entonces sos vos— dijo, tratando de reunir toda la calma posible. - Ese que intentó
capturarme.
— Intentó no, te capturé.
Enojada, ella la levantó la rodilla, lista para patearlo en su entrepierna . Pero Kieran
fue mas ágil y la agarró por la pierna, inmovilizándola en seguida con sus brazos
musculosos.
— Suéltame, bruto montañés!
Claros y acusadores, los ojos de Kieran parecían dos rubíes enclavados en una roca
de granito. Nada en él denunciaba el hombre sediento y vulnerable de momentos
atrás.
— Llévame con Duncan MacLellan — ordenó él, la voz tan dura como su rostro.
— Para qué? Qué pretendes hacer?
— Enseñarle a no traicionarme.
Laura olvidó el miedo.
— Él no tiene culpa de nada. La idea fue mía, las ordenes fueron mías y...
— Tuyas... Y qué hombre es tan tarado como para obedecer a una mujer?
— Lady Laura? — llamó la voz de Ellis, aún en el corredor. Está ahí, mi lady?
— Sujeta a este hombre — respondió ella, con voz firme. — Átalo.
De un salto, Kieran estaba al lado de ella, sujetándola con los brazos.
— Si lo intenta, su lady muere.
Laura evaluó la situación. El asiento del caballero era fuerte, pero no las lastimaba .
Y no había ninguna arma a la vista.
— Él no va a hacer nada — dijo, con voz determinada.
Mas Ellis frunció la frente.
— No puedo arriesgarme, mi lady.
— Desata a mi auxiliar — comandó Kieran, ya mas seguro .
Por una fracción de segundo, sus ojos se posaron en los de ella, para luego
endurecerse como el hielo .
Pero fue lo suficiente para Laura. Ella sintió, mejor dicho , vio la gentileza y la
bondad que él mantenía escondidas detrás de la coraza de amatista helada. El
contraste entre peligroso y vulnerable la dejó perpleja . Y ella casi se olvidó que
Kieran Sutherland representaba una amenaza para su clan. Casi.
El pequeño cortejo pasó del patio hacia la torre delante de un conglomerado de
casas, pasando rostros curiosos, gallinas cacareando y niños jugando. Era un trayecto
corto, pero para Kieran fue el mas largo y torturante desde que había dejado su
hogar. A cada paso que daba sentía la dulce agonía de tener una mujer entre sus
brazos. No la había soltado ni un minuto, con el pretexto de que ella lo atacaría de
nuevo, pero en su interior , sabía bien cuales eran las razones que lo llevaban a
tratarla así.
— Juro que actué sola — repitió ella, mientras entraban en el castillo.
— Dónde está Duncan? — preguntó él, ignorando las palabras de la muchacha.
— En un cuarto aquí abajo — respondió Ellis. — Él no está bien de salud, a causa de la
emboscada. Venga por aquí. Se Pararon delante de una puerta maciza, que fue
abierta por Ellis — Puede entrar, Sutherland.
— Vos adelante. Una trampa por día me basta.
Ellis sacudió la cabeza y entró, seguido por Kieran y Laura. Los ojos expertos del
guerrero escudriñaron el cuarto en pocos segundos. Con la luz mortecina de la
chimenea, él vio una mujer rubia de ropa negra y un hombre viejo acostado.
— Por favor, no le hagas mal — pidió Laura, posando la mano en su brazo.
— Haré lo que fuera necesario — respondió Kieran con aspereza soltándola con
brusquedad, loco por librarse del efecto extraño que la mano de ella producía en su
cuerpo.
Sin apoyo, Laura tambaleó. Pero luego se apresuró a correr a la cabecera de Duncan,
dejando a Kieran con la sensación de tener sus brazos, su corazón y su alma
vaciados de repente.
Fue con una voz llena de rabia y frustración que interpeló al Lord .
— Por qué esta emboscada contra mí?
— Fue un engaño bobo — respondió el otro, tentando de sonreír.
Kieran adivinó dolor por debajo de ese ensayo de sonrisa. EL enfermo tenía la cara
envejecida , pero debía haber sido un guerrero fuerte. SE Parecía a su abuelo, con el
mismo rostro determinado, franco y directo.
Kieran se pasó la mano por el rostro, pero no consiguió borrar los recuerdos. Y un
nudo se formó en su garganta, irritante e intruso.
Qué pasaba con esa familia, que le traía de vuelta tantos recuerdos indeseables?
— Sírvele anís a nuestro huésped — pidió Duncan, bromista. — Creo que a él no le
gustó la recepción ofrecida por Laura.
— Alguien me las va a pagar — dijo Kieran, poniendo la expresión mas severa que
tenía, mientras avanzaba hacia Duncan.
— Manténte lejos — comandó Laura, interponiendose entre él y la cama.
Entonces crees que yo atacaría a un hombre enfermo?
— Vos me atacaste . Una simple mujer indefensa.
— Indefensa?! Ha!
La risa de escarnio fue tan próxima que Laura le sintió el aliento a tierra mojada.
Aliento a viento y pradera. Aliento a libertad.
Fue la señora quien me atacó y me dejó inconsciente.
— Yo no, fue Geordie. — Ella estaba de pie delante de él, las manos en la cintura, los
ojos azules despidiendo chispas. -.Y con toda razón, ya que vos estabas ...
— Pensé que estaba defendiéndome de un hombre.
— Y Geordie me estaba defendiendo a mí.
Hubo un silencio en el cuarto, el mentón de él casi pegado al de ella, ambos
defendiendo su posición.
— Dos perfectos gallos de riña — anunció Nestta, con toda la calma del mundo. — Y
ahora que está todo resuelto, que tal una buena dosis de un buen whisky escocés?
— No está nada resuelto — cortó Kieran.
Mas aceptó la copa y la vació de una trago.
— Sea bienvenido, sir Kieran — dijo Nestta, imperturbable.
Laura se impacientó. Entonces, todos estaban ciegos? Ni tía Nestta que era capaz de
ver la amenaza que ese hombre traía al Valle del Edén?
No pasó mucho tiempo para que su abuelo se uniera al club de los ciegos.
— Fue un gran error, mi querido. Laura pensó que ustedes eran ladrones, y desde ya
yo te pido disculpas en nombre de ella.
— Precisamos de tu ayuda, como sabes. — Duncan hizo un gesto . — Trae una silla y
siéntate. Voy a contarte lo que sé de los bandidos que me atacaron.
Kieran sintió pena por MacLellan. No era viejo, pero obviamente el ataque había
dejado secuelas irreversibles en su cuerpo.
Aún belicoso, pero mucho menos enojado, accedió al pedido del Lord y acercó una
enorme poltrona como si fuese un banquito de juguete.
Laura se alejó para ponerse cerca del fuego. Aún quería a Kieran lejos de Edén, pero
había algo en ese hombre que la confundía.
Nestta se aproximó a su sobrina.
— Anduviste comiendo carne de cobra? — inquirió, en un susurro casi inaudible. —
Después de todo, qué tienes contra Kieran?
— Es un forastero. Igualito a Aulay.
— En el blanco de los ojos. Pero el resto...
— Él es peor que Aulay.
Su tía la miró con calma, estudiándola. Después se sentó y extendió la mano hacia el
fuego.
— Hay carne debajo de esa coraza, Laura. Cuéntame mas sobre tus sueños.
Laura le contó todo, sin omitir ningún detalle . El miedo, el bosque, y el caballo
negro. El peligro inminente.
— Pero no consigo entender lo que el sueño quiere decirme — concluyó frustrada.
— Lleva tiempo aprender a conocer tu propio poder, Laura.
— Pero vos demoraste tanto como yo?
— No.Yo era adolescente cuando conseguí mi primer encantamiento.
— Es lo que yo digo, yo no tengo solución. Soy un caso perdido.
— Creo que no . Los Sueños son difíciles de interpretar, y yo sueño muy poco. Pero
tu bisabuela acostumbraba a tenerlos, y también se quejaba de no saber
interpretarlos.
— Será que lo voy a lograr algún día?
Nestta sonrió.
— Si, pero primero tendrás que acostumbrarte a tu do de magia. Precisas sentirte
bien cuando estás conjurando e invocando espíritus.
— Y si eso no pasa nunca?
— Sería un desperdicio de tu talento. No soy eterna, Laura. Cuando yo me vaya ,
nuestro clan necesitará de tus dones de profetiza. Pero aún hay tiempo. Vos sos una
MacLellan, nunca te olvides de eso . Nuestra linaje fue bendecido con el don de la
magia.
Laura suspiró.
— A veces no somos comprendidas y otras malentendidas.
— Es Verdad. Hay gente que tiene miedo de nosotras, aún las personas que vienen a
consultarnos.
— Esa profesión tiene un lado malo .
— Como todas l as otras — retrucó Nestta, con simplicidad.
— Lo peor es ver la muerte de una persona querida. O sentir un peligro inminente y
no saber de donde viene.
"Por qué soñé con Kieran?" se preguntó, por centésima vez.
— Laura?'— la llamó el abuelo, con ,la voz enronquecida por el esfuerzo. — Ven acá,
nieta.
— Ve, mi querida — murmuró Nestta, con dulzura. — Conversaremos mas sobre eso.
Estoy contenta con este caballero. Es un hombre suficientemente valiente como para
defendernos del mismo demonio.
Laura se levantó y corrió a la cama de su abuelo. Aunque estuviese animado con la
contratación de Kieran, no conseguía esconder su inmensa fatiga.
— Precisas descansar, abuelo.
— Si , estoy cansado. Pero quiero pedirte un favor antes. Sólo así dormiré en paz.
Laura se puso a la defensiva, todos sus nervios en estado de alerta. Duncan jamas le
hablaría así, a menos que quisiese chantajearla.
— Kieran quiere conocer el Valle del Edén y examinar nuestros puntos de defensa. Y
la mejor guía que podría tener sos vos ,querida.
— No! — reaccionó Kieran, con energía inesperada.
Laura lo fulminó con la mirada . El forastero osaba negarse
que ella lo guiase!
— Ellis conoce las tierras mucho mejor que yo — dijo, cruzando las manos en el
pecho con la dignidad de una verdadera lady.
— Pero sos vos quien estás a cargo de todo — contrapuso Duncan con voz dulce.
Demasiado dulce . Él estaba tramando algo, Laura estaba segura. Pero.. qué, por
Dios? .
— Ella? — indagó Kieran, espantado, la mirada recorriéndola de arriba a abajo.
— Ella misma. Esta niña es valiente, digna de admiración.
— Pensé que mujeres tenían otras tareas que cumplir en un castillo.
— Defender el clan es la principal de ellas — se atajó Laura, ofendida.
— Pero vos no tenes práctica de guerrear. No...
— Tengo la suficiente para capturarte a vos. '
El rostro de Kieran asumió una coloración rosada, lo que la dejó deleitada.
— Niños, niños — intervino Duncan, con firmeza. -
Cuanto menos hablasen de eso, mejor. Fue un error sin mala intención, si es que eso
existe. Nuestros nervios están muy tensos con la amenaza constante de estos
ladrones.
— No necesitas pedir disculpas por lo que yo hice — retrucó ella, sin rodeos. — El
único error aquí es contratar a este... este hombre.
Diciendo eso , Laura salió del cuarto, con el mentón erguido.
— Hablando en serio, Duncan — insistió Kieran, tenso — prefiero ir solo.
— Tonterías, hijo . Laura conoce el lugar como la palma de su mano.
Hubo un silencio antes que Kieran se diese por vencido.
— Muy bien, ya que insiste. Cuanto antes lo hagamos , mas rápido podré armar un
esquema de defensa. En mi opinión, son bandidos de lejos, o quizás desertores de
guerra que pasaron por Edén y encontraron aquí una oportunidad de sacar alguna
ganancia con el robo
— Es lo que pienso también. Ahora, vamos a hablar de cosas prácticas Su pago,
por ejemplo.
Kieran se aclaró la garganta.
— Mitad ahora. Y la otra mitad , cuando los ladrones desaparezcan de aquí.
— Puedo darle todo de una sola vez, si prefiere. Después de todo, conozco a tu
familia, por así decir.
La respuesta de Kieran fue rápida y cortante.
— No tengo familia.
— Pero vos no sos el nieto de Lionel Carmichael?
— Es lo que dicen.
— Fuimos educados en la misma época, aunque no fuésemos grandes amigos. Él y yo
nos enamoramos de la misma mujer, Carina. Hija de George Murray. No es ella ta
abuela?
— Si, lo es.
Esta vez, Duncan detectó una veta de fortaleza en el joven.
"Ah ! No eres tan duro como pretendes ser.
— En todo caso, espero la mitad del pago antes de iniciar mi trabajo.
Desastre a la vista!
Duncan resolvió echar mano a su arma mas poderosa. Se movió en la cama, gimiendo y
temblando, mientras el caballero se paraba, sin saber que hacer.
Nestta corrió en su auxilio .
— Qué pasa, padre?
La respuesta fue una sinfonía de gemidos y toses.
— Puedes dejarnos ahora, sir Kieran? — pidió ella afligida, tomó la poción que
estaba sobre la mesita. — Mi padre se extralimitó y conversó mas de lo que debía.
Como es su costumbre.
— Claro, claro — respondió Kieran, asustado.
Se Inclinó brevemente hacia la dama y dejó el cuarto lo mas rápido que le permitían
las reglas da buena educación.
Capítulo III
Aún indignada con el rechazo de Kieran, y mas aún con las ordenes do abuelo, Laura
buscó refugio en los establos, al lado de sus queridos caballos. Y de Freda
naturalmente, que diera a luz cinco cachorros. Freda era cruza de una loba y un
perro de caza.
Al verlos, el rostro de Laura se iluminó de placer. En ese momento los cinco dormían
el sueño de los justos, las barriguitas llenas de la leche generosa de su madre.
— Laura! — Annie irrumpió en el establo, agitada, el rostro redondo colorado de
aflicción. — Ven rápido. Él va a matar al hombre, Santo Dios!.
— Qué hombre? Calma, Annie.
— Sir Kieran. Él va a a azotar al galés hasta la muerte, pobrecito . Tan bonito, con
esa nariz respingada. Ven, tienes que acabar con esto.
Las dos salieron corriendo, mientras Laura preguntaba:
— Quién es ese galés? Ese muchacho que estaba en el silo con Kieran ?
— Ese mismo. Se Llama Rhys. Parece que desobedeció alguna regla estúpida y...
— Las reglas de aquí son dictadas por mi abuelo, y sólo por él. Dónde están?
— En el patio .
Laura salió corriendo, dejando Annie atrás. Cuando llegó, oyó el silbido
característico del látigo cortando el aire.
Plaf!
El ruido humillante fue seguido de murmullos y exclamaciones ahogadas.
Sólo entonces ella notó que todo el clan se había reunido, junto con los guerreros de
Kieran, para presenciar el espectáculo. La diferencia era que su gente parecía
indignada, mientras los demás contemplaban la escena como si fuese rutina.
Abriéndose camino a codazos y empujones, ella se plantó en medio del escenario. Allí
estaba Kieran, un semi dios moreno, terrible y temible, látigo en mano, frialdad en
los ojos. Delante suyo se hallaba un muchacho, desnudo hasta la cintura, el tórax
musculoso cubierto de sudor. Por su espalda se escurrían dos hilos rojos y
brillantes. Sin embargo, no estaba amarrado, y Laura se preguntó como era que él no
se había escapado de allí con el primer azote.
— Acaba con esto rápido — pidió el muchacho, con voz ronca, comprimiendo los
labios.
Kieran estalló el látigo en el aire.
— Basta!
El grito fue firme, claro y fuerte. Laura no se intimidó cuando sintió centenas de
ojos clavados en ella. Inclusive un par de color amatista, que se estrecharon bajo las
espesas cejas.
— El espectáculo terminó — dijo, con la calma que consiguió reunir. — No permitimos
azotamientos en Valle del Edén.
— Eso es obvio, a juzgar por tu comportamiento — replicó Kieran. — Este hombre
está bajo mi guardia...
— No. En este momento él está contratado por mi abuelo. Y es mi deber cuidar de
los bienes de mi abuelo.
— Está todo bien , mi lady — intervino el galés. — Desobedecí una orden y debo pagar
mi precio.
— Nada de eso.
Con dos pasos, Laura se plantó entre la víctima y el verdugo . — Em mi casa nadie es
azotado.
— Sal de aquí! — rugió Kieran.
Con los puños cerrados, él avanzó, sombrío y terrible.
"Misericordia, y ahora me desmayo", pensó, atemorizada.
Un sabor agridulce le subió a la boca, mientras su corazón se disparaba, latiendo con
tanta furia que ella cruzó los brazos en el pecho, para que el mercenario no viera su
nerviosismo.
— No— respondió, fingiendo un coraje que estaba lejos
de sentir.
— Por todos los demonios, muchacha! . Sabes lo que estás arriesgando?
— Deja a mi hermana en paz! — demandó una voz infantil .
La multitud abrió paso a un muchachito que no tendría mas que siete años. Sin una
palabra, él se apostó entre Laura y Kieran, las piernas abiertas, la mirada desafiante.
Laura corrió y se agachó para hablar con él.
—Collie, no te metas — murmuró, afligida. — Yo me ocupo de esto.
— No! — Aunque su hermana susurrase, el niño levantó el tono de voz par que todos
oyesen. — El abuelo aún no me deja hacer la ronda nocturna, pero yo soy el señor de
Valle del Edén.
Laura oyó callada, sorprendida con la respuesta. Los ojos de él se había tornado
adultos de repente, incongruentemente adultos en ese rostro infantil salpicado de
pecas.
Sin una palabra, retrocedió:
Malcolm volvió su atención para el atónito gigante que tenía delante, el brazo
paralizado en el aire.
— Deja a mi hermana en paz. Y cesa el castigo en este momento. Kieran bajó o brazo.
Sería gracioso, si no fuese por la gravedad de la situación.
— Quien sos vos?
— Soy Malcolm MacLellan, heredero de estas tierras y señor del clan, en ausencia
de mi abuelo.
Laura contuvo la respiración, en suspenso, recordando el desprecio con que Aulay
había tratado Collie. Si ese forastero se atrevía a burlarse de Collie...
Pero no fue eso lo que pasó. Al contrario, Kieran hizo la reverencia de usanza y se
presentó.
— Y yo soy Kieran Sutherland, contratado por tu abuelo para eliminar a los ladrones.
— Si ? — Os ojos de Collie se agrandaron. — Puedo ir con vos?
— Collie! — chilló Laura. — Ni pienses en eso!
— No me dejan luchar de verdad — volvió el muchacho, mirando al caballero con
evidente admiración. — Pero yo soy bueno con el arco y la flecha. Y ya tengo una
espada sólo para mí.
Kieran miró a Laura.
— Este niño es un valiente. Por qué no está recibiendo el entrenamiento adecuado? A
la edad de él yo ya manejaba bien la espada.
— La educación de él no es cosa tuya.
— Y la disciplina de mis hombres no es asunto tuyo. Sugiero que vuelva a tus
trabajos de costura.
— Sólo si es para coserte la boca a vos.
Un murmullo sofocado recorrió la pequeña multitud, que crecía a cada instante. A
aquella altura, seguramente no quedaban ni las moscas dentro de las casas.
Rhys no pudo dejar de soltar una risa, a pesar del dolor por los azotes.
— Mejor terminar el castigo mas tarde, jefe. Cuando mi ángel de la guarda no esté
cerca.
— No es momento para chistes, Rhys — retrucó Kieran, con aspereza. — Esto es un
asunto serio.
— Mas serio aún es pelear con los nietos de tu patrón — ponderó Rhys, con toda
sensatez. — Gracias por sus cuidados, mi lady.
Después, curvándose delante del niño:
— Mi agradecimento, mi Lord.
Collie inclinó la cabeza con la naturalidad de un verdadero príncipe.
— Dolió?
— No , sólo mi orgullo – respondió Rhys, con su eterna sonrisa bromista . – Pero fue
merecido, porque desobedecí ordenes de mi superior.
— Pues yo, cuando desobedezco, me quedo sin caballo el día entero. Y tengo que
quedarme adentro de casa estudiando.
— Estudiando! – repitió Kieran, con desprecio. – Mucho mejor sería que aprendieses
a defender este rincón del mundo, que un día será tuyo.
— Vos me enseñarías ?
— Puede ser, si me quedo aquí el tiempo suficiente.
— No se quedará – cortó Laura, con seguridad . – Collie, ve a buscar la caja de
primeros auxilios. Venga adentro, sir Rhys. Voy a cuidar sus heridas.
— Deja que yo mismo me ocupo – dijo Kieran.
Pero Laura estaba de malhumor.
— No te confiaría um perro enfermo a tu cuidado, mucho menos un hombre.
— Crees que yo le haría mal a un amigo?
— No, es sólo mi imaginación. Sólo mira las marcas de los latigazos .
Rhys sofocó una risa, y Kieran lo fuIminó con los ojos.
— Cinco azotes nunca hicieron mal a nadie. Y él los merecía.
— Lógico. Quién lo mandó a querer proteger a un... un bruto montañés como vos?
— La razón no interesa. Él me desobedeció y punto final.
— Es verdad – interpuso Rhys. – Y aunque yo le agradezca mucho, mi lady...
— Aún restan tres azotes — completó Kieran.
— Sólo cuando se vayan de Edén — la voz de Laura no admitía réplica.
— Pero cómo quieres que yo mantenga la disciplina de mi ejército?
Laura puso su sonrisa mas dulce e inocente.
— Quien mantiene la disciplina a hierro y fuego no merece un ejército.
Kieran respiró profundamente .
"Sólo falta que le salga fuego por la nariz", pensó ella, pestañeando.
— Quien sos vos para criticar mi modo de comandar? Quiero que sepas...
— Aiy , estoy débil — lo interrumpió Rhys, revoleando los ojos. — Creo que me voy a
desmayar, después de todo.
— Voy a acabar matando a esa mujer.
Rhys giró en la cama.
— Entonces tal vez sea mejor que salgamos de aquí. Desiste de ese trabajo.
Hallaremos otro. .
Kieran continuó midiendo el cuarto con pasos, las manos cruzadas en la espalda.
— Lord Duncan fue correcto al cedernos su cuarto — Rhys se enterró en el
colchón, deleitado. — Qué placer!.
El otro ni lo oyó.
— No puedo desistir. El pago combinado es muy bueno. Con ella, puedo atacar a
Carmichael y forzar la rendición de mi querido tío.
Aún sabiendo que perdía su tiempo, Rhys preguntó:
— Por qué no olvidas el pasado y vive tu vida en paz?
— Ah, si, muy fácil. Olvidar! Mi tío mata a mi padre, me miente , dice que él es mi
padre y que yo soy el heredero de todo. Mis primeros quince años, Rhys, fueron
vividos en un mar de mentiras, y yo no lo sabía. Gasté los ocho años siguientes
entrenando en el arte de la guerra para vengar a mi padre y recuperar lo que mi... mi
familia — aquí él casi escupió la palabra — me robó a mí y a mi abuelo. Y vos decís
que debo olvidar. Olvidaste el juramento que hice, delante de ti antes de salir de
Escocia?
No, Rhys no se había olvidado. Amaba a su amigo, lo admiraba, y sería capaz de dar
la vida por defenderlo. Pero esa sed de venganza era nociva y poco saludable. Hacia
ocho años que ellos discutían ese asunto pero Kieran continuaba inamovible en su
propósito.
— Estoy con pereza de pelear hoy — dijo Rhys, de buen humor. — Y tampoco quiero
irme de Edén Valle . Esto es una delicia. El Lord es un verdadero caballero, de esos
que ya no existen mas.
— Y el peligro es grande. Duncan confía demasiado en las defensas naturales,
y el clan no sabe guerrear.
— Tengo mis dudas, amigo.
Kieran se calló, sabiendo que Rhys se refería a Laura MacLellan
— Sabe qué mas? Lady Laura me hace acordar a tu tía Losbeth.
— Sólo en tu imaginación. Esa mujer es una amenaza, el demonio en forma humana.
— Las intenciones de ella son buenas. — Rhys soltó una risa, acordándose. — Viste el
modo en que ella vino defenderme ? Y como su hermano , ese proyecto de hombre,
corrió para protegerla? Mi viejo, eso quiere decir una sola cosa : lealtad. Esta familia
respira lealtad.
"Era lo que pasaba con la mía también", pensó Kieran.
— Ella estropeó años de disciplina férrea — determinó.
— Nuestros hombres están bien entrenados. No alcanza un solo incidente como este
para perjudicar la disciplina.
— Así espero . Aquí la vigilancia tendrá que ser redoblada. Edén está protegido por
el desfiladero, pero las márgenes del río dan una buena entrada en algunos puntos.
Una vez atravesado el río, este castillo se torna mas vulnerable que una paloma en un
grupo de gatos hambrientos.
— Y, los MacLellan precisan de nosotros. No entiendo por qué lady Laura no nos
quiere aquí.
— Porque es complicada , como todas las mujeres del mundo. Y encima se viste de
hombre.
— Le queda muy bien — agregó Rhys, con una risa traviesa. No lo niegues, Kieran, yo
te conozco. Bien que te pareció atractiva.
— Aunque así fuese , yo insisto en que vos te equivocas completamente, las
mujeres son un tema prohibido para mí.
— Por ahora. Pero un día te vas a casar y a formar una familia.
— LO Dudo mucho.
— Y Carmichael? Vas a arriesgar el pellejo para reconquistar ese lugar , y después se
lo vas dejar a cualquiera cuando mueras?
Kieran se encogió de hombros, pero su indiferencia era sólo aparente. Toda Su vida
había sido criado entre parejas felices, como su tía Losbeth y Lucas, su abuela Carina
y su abuelo Lionel. Hasta su tío Ross y Megan vivían alegres, siempre afectuosos y
bromistas uno con el otro. Y toda la vida había soñado con encontrar, él también,
su pareja ideal. Esa que lo completaría y le daría felicidad.
Pero esos eran sueños pasados.
— Tal vez deje mi herencia a uno de los hijos de tía Losbeth.
Ella, por lo menos, había tenido la decencia de renegar la traición de Ross esa noche
pavorosa en que Kieran había sabido que Ross y Megan no eran sus padres, sino sus
tíos.
— Yo te dije que no le mintieras — le había gritado Losbeth Carmichael Sutherland.
.
Y Ross nada había respondido, ese traidor. Sólo se había quedado mirando a Kieran,
los ojos llenos de tristeza. Kieran había huido de la sala, tan perplejo como
desesperado. Pero, poco después, había vuelto y había atacado a su tío. Los gritos de
Ross despertaron a toda la guardia, y Kieran no había tenido otro remedio que huir.
Si Ross supiese que su sobrino estaba en Escocia, seguramente mandaría matarlo.
Exactamente como había hecho con Lion.
— O tal vez haga una inmensa hoguera con la herencia Carmichael. Mi propia pira
funeraria.
Había tanta frialdad en su voz que Rhys se asustó.
— Kieran, Kieran, cuidado. Ese odio puede hacerte mal.
— Al contrario, me da fuerzas para luchar. Y qué tiene de malo, hacer una pira con
mis propiedades? Era una práctica común entre los vikingos, de quien soy
descendiente. A mucha honra.
Rhys se silenció. Para qué discutir? Pero él conocía bien los deseos de su amigo. Una
familia, un hogar, una mujer amorosa , hijos ... Ese era el sueño escondido de Kieran,
tan escondido que él mismo lo negaba.
Algún tiempo después, arriesgó:
— Lady Laura va a heredar la mitad de todo esto. El marido de ella va a ser
afortunado.
— Qué me interesa a mí estas tierras sin gracia?
— No estoy hablando de vos ,amigo. Hablo de mí.
De reojo , Rhys vio el rictus contrariado en la boca de Kieran. Hasta un ciego
percibiría la electricidad que había entre Laura y su jefe.
— Pensé que Annie era mas de tu tipo.
— Quién? Ah, esa muchacha gordita que fue a llamar a lady Laura para salvarme?
Bueno , tiene carne en el cuerpo ,pero no tiene el fuego de la patrona.
— Fuego? Ella debe haber sido muy mimada. Me las va a pagar..
Rhys se sentó en la cama para mirar a su amigo.
— Qué estás tramando? No me gusta ese brillo en tu mirada.
Pero Kieran se limitó a ordenar:
— Quédate en la cama cuanto puedas. Deja que la piel cicatrice bien – y sin esperar
respuesta, salió del cuarto.
— Kieran! — gritó Rhys, arrojando la túnica sobre sus hombros.
— Es una orden — repitió el otro, descendiendo las escaleras caracol. — Obedece!
Rhys surgió en lo alto, despeinado y poniendo un pie en la bota de caña corta .
— Tendrás que azotarme de nuevo, amigo. Mi lugar es a tu lado.
Kieran se detuvo.
— Lo Siento mucho, Rhys. Yo no tenía otra salida...
— Lo Sé . Y espero recibir las tres que faltan. Si conseguiremos evitar a mi
protectora.
— Alguien debe darle una buena lección a esa mujer.
— Por el que sé, yo soy la que necesita una buena lección — respondió "esa mujer",
que se hallaba en los primeros escalones de la escalera.
Kieran descendió hasta quedar un escalón arriba. De ese modo, asumía proporciones
gigantescas en relación a la pequeña altura de Laura.
.
— Cuidado conmigo, estás avisada — gruñó él.
— Ya enfrenté a un hombre aún peor que vos , si es que eso puede existir. Y
sobreviví.
Hubo una pausa, ambos mirándose fijamente, en tono francamente hostil.
— Bien, vamos a salir o a quedarnos aquí intercambiando piropos? — preguntó ella,
cruzando los brazos.
Kieran se sacudió furioso. Qué extraño sortilegio lo impulsaba a actuar como un bobo
cada vez que ella estaba cerca?
— Quiero ir hasta el desfiladero — comandó con sequedad. — Las defensas a lo
largo del río son débiles.
— Débiles! Pero, querido señor...
Kieran no oyó, ocupado en identificar el aroma delicioso que se desprendía de los
cabellos de Laura.
Lavanda.
Como aún recién ahora que la lavanda tenía un poderoso efecto afrodisíaco?
El silencio era tan opresivo que Henry Percy podía oír su propio corazón latiendo. Mas
atrás, el bosque escondía su grupo de soldados, escogidos y seleccionados
especialmente.
Esa no era la primer incursión por las fronteras, porque la familia Percy era famosa
por las rondas nocturnas. Pero esa vez, su objetivo no era un par de ovejas ni la
simple quema de cosecha. Era algo mucho mas importante.
Su corazón latía excitado bajo la muy cara armadura francesa que llevaba encima de
una túnica de lana de la mejor calidad.
— Cuánto tiempo tenemos que esperar para atacar?
— Bastante, desafortunadamente.
Henry frunció la frente enojado.
— Por qué esto ahora?
— Pusieron guardias a lo largo del río.
A voz del otro hombre era gutural y metálica, francamente desagradable, y Henry
bien sabía el por qué. Una cicatriz inmensa parecía cortarle la garganta al medio,
dando la impresión de que alguien hubiera querido degollarlo de oreja a oreja.
Probablemente un MacLellan, ya que el escocés estaba dispuesto a traicionar al clan.
Henry lo había contratado después de muchas dudas. Personalmente, no le gustaba
los traidores. En su opinión, eran siempre débiles y cobardes, además de poco
confiables. Pero se había aferrado a esa chance como un náufrago se aferra a la
última tabla de salvación. Ni siquiera sabía su nombre, pero no veía otro modo de
atacar Edén sin hacer mucho barullo.
— Me dijiste que ellos nunca patrullaban el río, a no ser en dos o tres puntos.
— Es verdad.
Además del terrible defecto físico, el escocés además tenía la nariz achatada, otra
marca visible de algún revés que había sufrido. Pero en los ojos, pequeños y astutos,
brillaba una llama depredadora.
— Y por qué ahora cambiaron? Desconfían de nosotros
— Cómo puedo saberlo ?
El hombre abrió los brazos, en un gesto de impotencia, dejando a la vista la espada y
el kilt, que usaba cada vez que venía a encontrarse con Henry. Aunque fuese de muy
buena calidad, estaba ahora raída y gastada, lo que despertaba la curiosidad de
Henry Percy.
"O robó la ropa o es un noble en desgracia . Y cualquiera de las hipótesis es mala para
mí."
— Ellos saben defenderse, por lo que veo— dijo en voz alta.
— No fue porque Duncan consiguió salir con vida de tu maldita y débil emboscada ?.
— Débil sólo porque vos quedaste en traer refuerzos y ...
— Y los traje, o no ?
— Demasiado Tarde — volvió la voz desagradable.
Henry se alejó lo mas que pudo. Ese escocés tenía un aliento pestilente. El otro, sin
percibir la maniobra, se aproximó mas.
— Esos MacLellan son bravos, inglés — dijo. — Cómo iba a adivinar que ellos lucharían
con tanto coraje? Por poco no fuimos capturados nosotros . Pero esta vez vamos a
lograrlo . Vamos a llegar al vale, vas a ver.
— espero que si.
— No lo dude, mi Lord. Sé lo que digo. Antes que se pasen dos semanas, vos serás el
próximo rey de Escocia.
— Cómo es eso?!
El escocés sonrió de modo desagradable.
— Sé muy bien lo que pretende, mi Lord.
Henry miró al otro, incrédulo. Imposible. Sólo Fitzhawk sabía de su mas secreta
ambición.
Ante el espanto do inglés, el escocés soltó una risotada maliciosa.
— Por qué otro motivo iba a atravesar secretamente Escocia hasta Edimburgo? Pero
quédese tranquilo, yo soy una tumba. Nuestros objetivos son parecidos, porque yo
también quiero lo que debía ser mío; el Valle del Edén.
Hubo una pausa cargada de tensión y desconfianza de ambas partes.
— Edén es ideal . Puede atravesar el valle y llegar a Edimburgo en un día sólo, sin
levantar sospechas .
— Si, pero el problema es como llegar allí.
— Hay un paso por un túnel secreto.
Os ojos de Henry brillaron de codicia.
— Dónde?
— Secreto. Sólo lord Duncan conoce el lugar. Rastrillé las montañas durante meses,
pero no conseguí nada.
— Si es así, cómo sabes que existe ese paso?
— Porque estuve muy cerca de ser el señor de Edén — fue la respuesta enigmática
respuesta.
Henry hizo un gesto de enfado.
— Edén, Edén. Hasta Ahora es de lo que único que oigo hablar. Yo ni conocía de la
existencia de ese lugar.
— Los MacLellan se autoabastecen , mi Lord. Cultivan y fabrican todo lo que
necesitan, excepto sal y especies, que Duncan va a buscar dos veces al año a Rindo.
Henry escudriñé el paisaje, bello y calmo. La verdad es que el escocés no había
mentido. Valle del Edén era, de hecho, el lugar ideal que tanto había buscado. Allí él
podría reunir y aumentar su ejército en secreto absoluto. Y desde allí comandaría el
ataque a Edimburgo antes que la alarme sonase.
Cuando el viejo Robert convocase a los clanes, sería demasiado tarde. Y Henry
Percy estaría sentado en el trono, con la corona y el cetro.
Pero, aún quedaba el problema de invadir el valle sin causar demasiado escándalo.
— Y si yo fuera a hablar con Duncan MacLellan? Podría pagar por el derecho a pasar
por sus tierras. Tal vez sea mucho mas simple.
— Él nunca aceptaría. Duncan es , por encima de todo, escocés. Preferiría morir a
ayudar a un inglés a conquistar su país.
— Y vos ? No eres leal a tu país también?
La sonrisa en el rostro deformado fue sombrío y terrible como las montañas que los
rodeaban.
— Todo lo que quiero es lo que prometiste. Quiero ser el señor del Valle del Edén y
tener carta blanca para hacer lo que quiera con los moradores.
— Reafirmo la promesa. Entonces, cómo podemos llegar a ese famoso valle?
— Primero tengo de sondear, mi Lord. Voy a esconderme en los árboles, rastrear en
silencio y descubrir cuan a fuerte es la guardia.
— Iré con vos.
No perdería al maldito escocés de vista hasta que esa campaña terminase.
Capítulo IV
— Como ve, el río pasa tan cerca de las montañas que casi no hay margen de
este lado — dijo Ellis, mostrando las subidas que parecían brotar del agua.
— Es así alrededor de toda la montaña? — indagó Kieran, evaluando la barrera
natural.
— Toda. En el valle el río corre por una pradera, donde nuestro ganado puede hasta
pastar. Pero aquí , la naturaleza agrede constantemente al visitante.
Frecuentemente una oveja resuelve trepar esas subidas, y sólo con ayuda de Dios
podemos salvarla. Casi siempre ellas acaban el cuello partido.
— Hm. Por lo tanto, si alguien quisiera atacar, tendrá que ser a partir del
desfiladero.
— Exacto. Ya pusimos a los bandidos a correr un par de veces, sir Kieran. Por eso
creo que ellos han desistido de atacarnos.
— Poco probable. Vos mismo dijiste que tus oteros localizaron humo en las costas del
Lowther, lo que no me huele bien. Deber estar acampados allí , esperando una
oportunidad buena para atacar. Tenemos que tomar medidas.
— Que tipo de medidas?
— Llevar la pelea hasta ellos. Tójours l'attaque, como aprendí en Francia. Atacar
siempre antes. Vamos a preparar una trampa y atraerlos para acá.
De repente, el estomago de Kieran se tensó.
— Qué...?
Una rápida inspección con la vista no lo tranquilizó.
— Vamos volver, Ellis. E rápido.
Por qué, a cuenta de qué, le había surgido esa inquietud? Era un presentimiento,
una fuerza incoercible que lo empujaba hacia adelante. Sin preocuparse por hecho de
que sus compañeros quedasen atrás, Kieran partió en un galope desenfrenado, una
argolla de hierro apretándole el corazón. Al alcanzar el barranco al lado del río, un
grito sacudió el silencio, haciendo eco y reverberando en las subidas de piedra.
Laura!
Rathadack volaba rumbo al bosque, de donde había partido el grito.
Sólo Dios podría explicar por qué ella había dejado la seguridad de la montaña.
— Laura! Laura!
Kieran rugía como una fiera acorralada, el nombre rebotando en el silencio mortal.
Súbitamente , la yegua de Laura irrumpió con violencia entre los árboles, las orejas
caídas, las fosas nasales infladas. Pasó como un fantasma , tan asustada: como el
mismo Kieran.
Ajeno al peligro, saltó del caballo y se metió en la oscuridad del bosque. No
precisó ir muy mucho lejos, sin embargo.
En una pequeña claridad, pegada contra un árbol, Laura blandía un puñal en el
aire, intentando mantener a un hombre a distancia. Otro yacía en el suelo, gimiendo,
una flecha atravesada en el hombro.
— Laura! — bramó en agonía, mientras corría, ya con espada en la mano .
Ella giró de inmediato, el rostro iluminado de alivio.
— Kieran!
Pero el alivio duró poco. Aprovechándose de la momentánea distracción, el invasor le
tomó el puñal de un sólo movimiento , apuntándolo hacia la garganta. repentinamente,
Kieran se acordó de lo que había sentido cuando había tocado esa garganta. Durazno
y seda.
— Un paso mas y ella muere — gruñó el hombre.
— Tócale una sola hebra de cabello y me ocuparé que agonices durante días antes de
morir.
El otro no se intimidó.
— Ja! Promesas al viento.
Volviéndose a sus compañeros, ordenó con sequedad.
— Levántense , muévanse. Vayan a buscar nuestros caballos.
El hombre se puso en cuatro patas, gimiendo.
— En nombre de todos los infiernos, muévete rápido! — gritó el primero.
Él obedeció, tambaleando. Era el mas alto y el mejor vestido de los dos, pero no
parecía ser el comandante, a juzgar por la actitud del otro.
A pesar de la herida, volvió rápido, trayendo dos bellos animales . .
— Si quieren un rehén, llévenme a mí en lugar de ella — dijo Kieran.
— Eso no— el hombre lanzó una risa desagradable. — Ella me será diez veces
mas útil.
Diciendo eso, comenzó a arrastrarla hacia el caballo.
Maldición. Dónde estaban Ellis y los demás?
Kieran nunca se había sentido tan impotente y desesperado. No podía permitir que se
llevasen a Laura.
— Si quieren dinero, llévense mi caballo. Sólo los arreos valen un reino entero.
El bandido levantó el visor para estudiar a Rathadack, y Kieran vislumbró un rostro
con una cicatriz debajo del mentón. La nariz era deforme, esponjosa y roja. En una
palabra, Kieran tuvo la sensación de que el bandido había salido de la profundidad del
infierno.
Laura sofocó una exclamación, y la atención de Kieran se volvió hacia ella.
Pobrecita, debía estar a punto de desmayarse.
Desmayarse ? Pues si.
Levantando esa rodilla fatal, que él conocía bien , la muchacha acertó de lleno en la
entrepierna del hombre . Y acertó tan bien que soltó un grito casi animal, soltándola y
doblándose en una convulsión de dolor
Laura corrió hacia Kieran, pero este ya la alcanzaba con dos pasos.
La Tomó en los brazos, mientras ella sollozaba y temblaba, pequeña y vulnerable.
Todo su instinto clamaba protegerla, llevarla a su castillo y mantenerla lejos de los
peligros.
— Shh, todo está bien — murmuró, con un tono de voz que mezclaba susto, alivio y
algo mas que él prefirió ignorar en ese momento. — Quédate atrás mío ahora.
Necesito ajustar unas cuentas con estos dos.
EN ese momento, Ellis y los demás irrumpieron en la claridad del bosque . El hombre
herido consiguió montar y huir, haciendo que Kieran soltase una maldición. Su
momentánea distracción fue suficiente para que el bandido clavase la espada en el
pecho del caballo de Ellis. El pobre animal, ciego de dolor, se empinó de repente y tiró
a Ellis, pateando y pisoteando todo a su alrededor, mientras relinchaba desesperado.
Los hombres gritaban, empujando las riendas para que sus caballos, asustados, no
aplastasen a Ellis. Despavoridos por el olor a sangre, y confusos por los gritos de sus
dueños, los animales se pusieron a imitar a su compañero herido, relinchando y
pateando en el aire. En pocos instantes el caos se instaló en el lugar.
El invasor no perdió el tiempo. Montó de un salto y espoleó el caballo,
escondiéndose por entre los árboles.
— Están huyendo! — gritó Kieran, fuera de sí. — Martin, corre atrás de ellos .Voy a
seguirlos en un minuto.
Laura lo agarró por el brazo, frenética.
— No! Ellos tienen refuerzos en las montañas.
— qué?
— Yo oí una parte de la conversación entre ellos.
Después, muy pálida:
— Martin y los otros van a caer en una emboscada igual a la que le hicieron a mi
abuelo.
— No.
Kieran emitió un silbido estridente y corto, seguido de otro mas prolongado.
Segundos después, oyeron la mismo señal a lo lejos.
Él se dio por satisfecho.
— Seguramente estarán enojados por haber interrumpido la persecución, pero es
una orden y ellos no se atreven a desobedecer.
— Gracias a Dios — murmuró ella.
— A Dios y al buen entrenamiento. Ahora, vamos ajustar unas cuentas. Por qué te
fuiste de donde yo te dejé ? No me digas que por esas hierbas?
— es que yo vi... yo pensé...
— la única cosa que debes pensar es en cumplir mis ordenes. Un caballo excelente
acaba de ser herido y vos... vos podría haber sido muerta.
— Y qué te importa si yo muero ?
Era una provocación. Porque por detrás de la voz severa y de los ojos cortantes,
Laura había sentido que él se había asustado. Por ella.
— Vos estás bajo mi responsabilidad.
Era una respuesta simple, pero Kieran sabía que sus cuidados con esa muchacha iban
mucho mas allá que el simple deber. Como demonios ella había conseguido minar sus
defensas, cuidadosamente construidas a lo largo de ocho años?
En silencio, juró que se mantendría a distancia de lady Laura mientras permaneciese
en Edén.
Capítulo V
Laura se revolvía y se revolvía en la cama, insomne. La lámpara encendida proyectaba
sombras en la pared, sombras que danzaban con la leve brisa que venía de las
ventanas . Las sombras adoptaban la forma de Monstruos horrendos de rostros
deformados.
Los recuerdos de ese día no la abandonaban. Había algo que le se le escapaba, algo
muy siniestro. Algo de terriblemente familiar, que ella no conseguía definir.
Exhausta, dejó de luchar contra los recuerdos, que se atropellaban en su cabeza.
Lentamente, recordó todo, minuto a minuto.
Y dos pasajes le habían parecido importantes. En primer lugar , hombre que ella había
herido era inglés. En segundo, él había mencionado un ejército.
Dios, un ejército!
Por qué no se acordó antes? Precisaba contarle todo a su abuelo y a Ellis. Y rápido!
Arrojando lejos las mantas, se vistió rápidamente con su robe y deslizó los pies para
dentro de sus chinelas.
A esa hora, su abuelo estaría en el séptimo sueño, ayudado por las pociones de tía
Nestta. No lo despertaría, pero Ellis iba a oírla de buen grado, aún mas sobre un
asunto tan importante.
Su robe volaba en el aire mientras ella corría por el corredor y descendía la escalera
caracol. Al pasar por el salón, divisó las brasas de la chimenea y los hombres de la
guardia envueltos en cobertores, roncando sonoramente.
Como jefe de la guardia, Ellis tenía una pequeña recámara en el ala antigua. Laura se
dirigió para allá, pero encontró el cuarto vacío. Con una ojeada, notó que la espada y
la armadura no estaban en el lugar de siempre.
Entonces Ellis debía estar con la patrulla, seguramente obedeciendo ordenes Kieran.
Desanimada, volvió para la escalera, pero no tenía animo de subir. Sabía que estaría
dando vueltas en la cama, o, lo que era peor, Tendría otro sueño de esos.
Y si fuese a dar un vistazo a Freda y a sus hijos?
Su sonrisa brilló en la oscuridad. Freda nunca le fallaba. Y no fallaría esa noche. Con
ella encontraría alivio y esperanza como siempre pasaba.
Afuera, el patio estaba desierto, pero bien iluminado. Generalmente, una o dos
antorchas, servían para guiar a quien quisiese aventurarse allí por la noche. Ahora,
Sin embargo, mas de una docena que ardía sujetas a anillos de hierro fijados a la
pared, el humo subiendo en espirales negros hacia el cielo azul marino. Una Idea de
Kieran sin dudas.
— Quién va allí? — preguntó una voz fuerte.
Laura soltó un gritito y giró.
— Geordie! Me asustaste.
Él envainó la espada.
— Disculpe, mi lady. Esta niebla es engañosa, y sólo la reconocí cuando estuve muy
cerca.
— Qué estás haciendo aquí a esta hora?
— Hoy es mi turno, mi lady.
— Si, pero aquí? No en el patio interno?
— Sir Kieran lo creyó necesario. Dice que nuestros muros no vaIen nada.
— Ese hombre ve defectos en todo.
— Puede ser, pero está causando alboroto por aquí. Las mujeres están todas detrás
de él.
Una puntada atravesó el pecho de Laura . Pero no eran celos, claro que no .
Imposible.
— Y él detrás de ellas, con certeza. Los Hombres de esa clase viven corriendo tras
las faldas.
— Creo que no, mi lady. Él está todo el tiempo con los hombres.
— Si ? — preguntó, pretendiendo indiferencia. — Bueno, que pases una buena noche,
si es que eso es posible.
Ella se dirigió al establo, pero Geordie fue detrás de ella.
— Mi lady pretende salir a caballo?
— Con robe y chinelas?
— Oh, disculpe — él sonrió, medio sin gracia. — Es que él me dio ordenes severas de
no dejarla salir sola.
— Él ... qué?! Qué arrogancia, por todos los santos ! Seguro que te amenazó con
azotarte , en caso desobedezcas.
— No exactamente. Dijo que se algo malo le pasase, despellejaría vivo al culpable.
Laura se indignó.
— Obviamente, el miedo es la única táctica que ese... que ese energúmeno conoce .
Pero calma, mi buen Geordie, yo sólo voy a visitar a Freda, que tuvo cría . Después,
juro que voy directo para mi cama.
— Gracia, mi lady.
Ella entró en el establo meneando la cabeza.
— Mañana mismo voy a tener una conversación con ese pretendido dios del Olimpo —
rezongó. Que audacia la de él!
Rumiando indignaciones, pasó por la cancela. El establo quedaba siempre a oscuras,
como medida de precaución, pues el peligro de fuego era grande con toda esa paja en
el suelo y en el techo.
Sin embargo, Laura se topó con un gran candelabro de hierro, justo en medio del
establo. EN él, una vela del grosor de un brazo hacía las veces de lampara.
— Pero quién fue el descuidado que se olvidó esto aquí? — se preguntó, mientras
corría hacia la vela y se preparaba para soplarla.
— Quieta — comandó una voz terriblemente familiar.
Ella giró, asustada.
— Kieran.
— Qué estás haciendo aquí?
— No conseguía dormir y...
Un momento. Por qué tartamudeaba como una niña boba?
— No tengo por qué darte explicaciones...
— Escapaste por poco de la muerte. — Imperturbable, su mirada se posó en la
atadura que tía Nestta había hecho en el cuello de ella. — Y fui yo quien te salvé.
Por lo tanto, tienes que darme explicaciones, si, mi lady.
Laura se vio forzada a admitir nuevamente que él tenía razón. Y sin mas
palabras, se volvió en dirección a la perra y sus crías, seguida por Kieran.
Cuando él se agachó y tomó a una de las crías en la mano, Laura miró la escena
sorprendida. Una sonrisa leve se curvaba en los labios de Kieran. Muy leve, pero
estaba allí, por increíble que pudiese parecer.
“Entonces él es capaz de sonreír y de ser gentil”, pensó, deleitada con el
descubrimiento. ” Quién diría!”.
Kieran levantó la vista y vio a Laura observándolo Inmediatamente su cuerpo se puso
tenso. Hizo un movimiento para alejarse, pero ella tomó la cría de sus manos,
sonriendo y determinada a no dejar escapar ese instante de magia.
Lo Sintió temblar. Seguramente, estaba avergonzado de ser visto sin la máscara de
piedra usual en él.
— No son lindos? — preguntó, acariciando el pelaje suave del cachorrito.
— Lo Son.
Pero Kieran no pensaba en cachorritos. El contacto de Laura al sacarle el
animalito de las manos le había provocado oleadas de fuego en su cuerpo, dejándolo
vulnerable, sin voluntad propia. Fascinado miraba la mano pequeña y blanca
acariciando el lomo del pequeño animal, sintiéndola sobre su propia piel. Era el cielo
y el infierno.
La Deseaba con tanta intensidad que su cuerpo le dolía. Necesitaba sentir esas
manos sobre su cuerpo, precisaba oírla gritar de placer cuando su cuerpo se uniese al
de ella. Dios, ninguna mujer conseguía dejarlo en ese estado de agonía.
"Piensa en algo. Cualquier cosa. Di cualquier pavada, Sutherland".
— Tu cabello está suelto.
Sorprendida con la observación, ella sonrió.
— Es que yo estaba acostada, pero no conseguía dormir. Vos también?
Kieran perdió el habla mientras la miraba de manera casi hipnótica. Laura se hallaba
entre él y la vela, de forma que la formidable masa rubia de cabellos había ganado un
aura de fuego salvaje, cayendo en cascada por los .hombros hasta debajo de la
cintura. Indomables, los rulos se rebelaban y se enroscaban entre sí. Una mecha se
había metido dentro de su robe y Kieran necesitó poner las manos atrás, tal era la
urgente necesidad que sentía de tomarla entre sus dedos.
— Kieran?
— Qué? Ah, si ! No! — Se sentía poseído, todos los nervios encendidos en un
deseo que él había jurado nunca sentir. — Estoy acostumbrado a dormir en el suelo, a
cielo abierto. La cama de tu abuelo es demasiado suave , y el cuarto, me ahogaba.
Y solitario, agregó en silencio.
Consciente de que había revelado mas sobre sí mismo de lo que le gustaría,
Kieran decidió atrincherarse detrás de algo que tal vez pudiese salvarlo. Rabia.
Trataría de despertar rabia en ella.
— Por qué desobedeciste mis ordenes esta tarde? ,
Satisfecho, la vio tensarse. De allí a una pelea sería un paso, pensó, orgulloso de su
propia astucia. Levantó la cabeza, listo para recibir el embate.
Pero la tristeza que leyó en los ojos color zafiro no formaba parte de su plan.
— Qué pasa? — preguntó, afligido, olvidando su primera intención.
Ella vaciló por algunos instantes, antes de hablar, en una voz casi inaudible:
— Yo tuve una visión. No... no pretendo que creas en mí.
Kieran se aproximó. Su plan se estaba yendo al infierno.
— Qué tipo de visión?
— Las mujeres de mi familia tienen ese don.
— Si, ya oí hablar que eso existe.
Insegura, ella preguntó:
— Y vos lo crees?
Kieran se detuvo , si le daba una respuesta mordaz ... pero la expresión
expectante de Laura lo conmovió.
— Por qué no intentas contarme?
— En la mi visión había dos hombres escondidos en el bosque, cerca del río.
— Y por qué no le avisaste a Geordie y a los demás?
— Yo... yo no soy buena para interpretar mis sueños y visiones — tartamudeó
ella, ruborizándose. — Podía ser una falsa alarma . Aún así, creí mejor descender y
verificar.
— Y en el intento, casi te llevas la peor parte .
— Si, yo podría haber muerto. O peor, ser usada para forzar a mi abuelo a rendirse.
— Hay cosas aún peores — retrucó Kieran, en voz baja.
La Imaginó gritando, debatiéndose, su ropa siendo rasgadas, lindo cuerpo...
— Quieto, Sutherland!
Laura lo miró, espantada.
— Disculpa?
— Nada, nada. Estaba pensando en voz alta.
— Voy a aprovechar la ocasión para agradecerte tu intervención. Admito que, antes,
quería verte lejos del Valle del Edén, pero aún así te estoy agradecida.
Kieran tosió. Sin querer analizar el por qué, se sintió profundamente amargado.
— Por qué no me quieres por aquí?
Ella consideró la pregunta, recordando sus sueños. Ah, no! Esos jamas se los
contaría.
— Ahora ya no lo sé — respondió, encogiéndose de hombros. — Mi clan
necesita de vos para vencer a los ingleses. Y yo...
— Ingleses?
— Exacto. El hombre que yo herí era inglés.
— pero pensé que ellos preferían la región del sur.
— Es así. Ellos nunca habían aparecido por aquí antes, pues tendrían que atravesar
buena parte de Escocia para llegar hasta nosotros.
— Extraño — murmuró él, con el ceño fruncido.
— También noté que el inglés estaba muy bien vestido. Parecía un noble. Pero eso es
una pavada , claro. Por Qué un noble puede querer algunas ovejas nuestras?
— Eso No viene al caso. Mi oficio es librar a Duncan de los ladrones, y es lo que
pretendo hacer.
— No va a ser sencillo. El inglés habló de buscar refuerzos. Un ejército, él dijo.
— En la visión?
— No, yo lo oí conversando. — La mano de ella se posó levemente en su brazo. —
Oh, Kieran, por qué no crees en mí?
Ese pequeño contacto, suave y leve como las alas de una mariposa, fue la chispa
que desencadenó una tempestad en el cuerpo y en el cerebro de Kieran. Todo el
deseo que venía fermentado desde el momento en que la había tenido en sus brazos,
en el silo, explotó en una ola gigantesca, devorándose sus propósitos y juramentos .
Con un gemido ronco, él la tomó nos brazos. La cabeza de Laura apenas llegaba a su
pecho. Toda en ella era frágil y suave, exquisito de acariciar, el cuerpo se amoldaba
al suyo de manera tentadora
"Suelta a la mujer, Sutherland. Te estás metiendo en un lío tremendo ."
Pero él no tenía fuerza para luchar contra esa pasión ciega y avasallante. .
— Qué está pasando? — indagó ella, en un susurro, mientras intentaba ignorar
el calor que se esparcía en la zona que unía sus piernas.
"Deseo", le aclaró una vocecita impertinente.
No, imposible. Ese hombre era un forastero. Frío, calculador y peligroso.
Pero los ojos violetas no amenazaban. Pedían, imploraban. Hambrientos, como
en su sueño. .
— Somos tan diferentes — continuó, en un susurro casi inaudible— Ni siquiera
nos gustamos uno al otro.
— Ya lo sé. Tampoco yo me lo puedo explicar. Pero algo existe entre nosotros.
— No— Laura casi gritó. — Apenas acabamos de conocernos.
Mentira. Laura lo conocía de larga data, de sueños extraños que venían a
perturbar sus noches. En realidad le parecía mas atemorizante que en sus sueños.
—Es la atracción del fruto prohibido — dijo Kieran, lentamente, subyugado por el
deseo que le quemaba en la sangre. — Eso pasa a veces. Tal vez una buena mordida al
fruto nos cure de una vez.
— No lo creo... — murmuró ella, levantando el rostro y ofreciéndole la boca
entreabierta.
- Si.
Kieran inclinó la cabeza, aceptando el convite silencioso.
Los labios de Laura eran exactamente como había imaginado. Suaves, sabían a
manzana . Temblando de deseo, él la apretó contra sí, buscando su lengua con
desesperación.
Ella gimió, vencida, y abrió la boca para recibir la lengua caliente, exigente y suave.
Nunca antes Kieran había sentido algo semejante. Nunca había experimentado un
deseo tan ardiente como ese, una ganas salvajes de poseerla. Se sentía fuerte,
audaz y salvaje.
Toda la razón y la prudencia se evaporaron. Los cuerpos se unieron, las manos de ella
tocándole los cabellos, el rostro, el cuello. Kieran mordió los labios carnosos, aspiró
el perfume suave y femenino que se desprendía de los cabellos color fuego, sintió el
cuerpo de Laura respondiendo a sus caricias. La oleada vino, violenta y devastadora ,
destruyendo barreras, derribando obstáculos. Kieran quería a Laura, quería el
cuerpo de ella, allí, en ese minuto.
Enloquecido, abrió los botones de la robe, desesperado para sentir en las manos la
piel de durazno y seda, desesperado por enterrar su cuerpo en el de ella...
— No! Para!
Con los ojos turbios de deseo, Kieran la vio debatirse en sus brazos, ya no
correspondía a sus caricias.
Se Alejó como un toro embravecido, loco de deseo frustrado, preparándose para
luchar para conseguir lo que quería. Pero los ojos de Laura lo miraban despavoridos.
Ella tenía miedo.
Miedo a él.
Y Kieran también lo tuvo. Por un tris había escapado de violarla allí mismo. La
realidad lo acertó como un rayo fulminante. Lo que mas temía acababa de acontecer.
Había Luchado contra eso durante ocho incansables años, y ahora casi había
sucumbido.
La Miró, aún jadente, la vista nublada. Dios, ella era tan bonita.
— Vete — dijo, desesperado.
Laura corrió, tropezando y sollozando. Atravesó el establo en segundos, se chocó con
arreos y fardos de heno en el camino. Cuando llegó a la puerta, giró hacia Kieran.
De pie, las piernas separadas, su silueta poderosa y negra le recordaba a sus sueños.
Tenía la cabeza baja y los puños cerrados a lo largo del tronco. Espirales de niebla lo
envolvían, como en la última visión.
— Kieran, yo...
Él levantó los ojos, que fulguraron en la oscuridad. Ardían de dolor y de deseo,
comunicando la tremenda batalla que ocurría en su interior en ese momento.
— Vete.
Laura huyó, perseguida por el par de ojos mas torturados que jamas hubiera visto ena
su vida. Kieran, después de todo, se había mostrado exactamente como aparecía en
sus sueños. Y ahora ella sabía lo que el negro caballero deseaba.
Capítulo VI
— Te lo Estoy diciendo. Esta niebla es perfecta para encubrirnos. Devíanos atacar
ahora.
Henry hizo una mueca y se palpó el hombro.
— Y yo digo que No. Primero, tengo que estar en mi mejor forma física , todavía no
me recupero del flechazo de esa maldita mujer.
— Una herida de nada.
— Si, por suerte. Pero no estoy entero. Segundo, ellos son mas numerosos. Es muy
arriesgado.
— Cobardes. Son todos unos cobardes vos y los demás.
El escocés montó, mientras los hombres murmuraban desaprobaciones. Henry lo
observó , una masa grotesca y deforme montada en un caballo de decimocuarta
categoría. Por Dios! No lo quería cerca de él! . Pero no podía darse el lujo de perder
un guía en esos parajes agrestes.
— Los mercenarios de Kieran Sutherland son hombres bien entrenados y leales,
escocés. Estuvieron luchando en Francia, y contra mi propio hermano.
— Quien sobrevivió, desafortunadamente para vos— replicó el otro, de manera
desagradable.
El rostro de Henry ganó un tono sombrío.
Si, Richard había perdido la batalla, pero había salido ileso, que el demonio lo llevase.
Richard, su inteligente e imbatible medio hermano, para quien se habían hecho las
mas bellas baladas de Inglaterra.
Cuando fuese rey, se ocuparía de que el castillo de su hermano quedase reducido a un
puñado de cenizas inútiles.
— Y cómo estás tan seguro de que era Sutherland? En el bosque no había luz, y yo
conseguí armar un buen caos por allá.
— Reconocí el león del escudo. Además , son pocos los hombre de ese semejante
porte y con tanta agilidad.
Se hizo una pausa antes que el inglés continuase.
— Es mucha falta de suerte. Ese hombre es capaz de arruinar mis planes. Por lo
tanto, trata de olvidar a los MacLellan por ahora. Vamos a esperar hasta que el resto
de mi ejército venga de Inglaterra.
El otro se movió en la silla de montar , impaciente.
— Cuánto tiempo llevará eso ?
— Una semana, a lo máximo dos. Que diferencia hace, después de todo? Tu sed de
venganza me asusta, escocés..
— Quiero acabar pronto con eso.
Entre fascinado y enojado, Henry lo observó lamerse los labios con un brillo
destructor en los ojos. Un lobo hambriento. No era un cuadro bonito.
— Vamos a salir fuera de aquí antes que Sutherland venga por nosotros ,lo que no es
imposible. Vas a saber orientarte con toda esta niebla?
El escocés ni se tomó el trabajo de responder. Él, perder--se allí ? Imposible!
— Voy a hallar otro lugar para que vos te puedas esconder y que sea mas seguro —
dijo, la voz saliendo mas sibilante que lo usual. — Después voy a quedarme en la boca
del desfiladero. Vigilar día y noche, para estar seguro que los MacLellan no consigan
mas refuerzos.
Henry empalideció.
— Vos me dijiste que Duncan no tiene aliados.
— Es así. El clan es pequeño y le gusta encerrarse en sí mismo. No tienen lazos de
familia con otros clanes, no cuentan con la ayuda de gente poderosa. Son mas
estúpidos que las ovejas que crían.
— Pero a vos te sacaron corriendo el día de la emboscada. - — Ver a ese monstruo
enrojecerse era casi tan bueno como vencer a su medio hermano. Casi.
— — Quien contrata a Kieran Sutherland no es estúpido — agregó. — Sea como
fuere, voy a mandar a algunos hombres míos con vos... por la niebla.
Mentira. Henry sólo quería estar seguro que el escocés no iba a hacer algun
idiotez que estropease sus planes.
Era tarde en la mañana cuando alguien golpeó la puerta de Kieran y entró, sin
grandes ceremonias. De hecho, era casi hora del almuerzo.
— Vete — gruñó él, metiéndose debajo de las mantas. — Que bueno que estés
despierto. Buen día!
— Bueno no hay nada . Por qué vos siempre estás bien con la vida?
Rhys sonrió, mientras abría la cortina.
— Porque la vida es bella.
— Y qué estás haciendo aquí?
— Un momento. Primero voy a aplacar la sed, y después te cuento lo que se pasó.
Debajo de las mantas, Kieran oyó el ruido de una jarra vacía raspando la
superficie áspera de la mesa.
— No lo puedo creer. Vos te tomaste toda la cerveza que había aquí?!
— Y para qué sirve una jarra de cerveza si no es para beberla ?
Rhys empujó la manta de su amigo, que pestañeó varias veces, frunciendo el ceño
por la luz que lo ofuscaba.
— Vos nunca bebes en exceso.
— Y quién dijo que yo bebí?
— Tus ojos y tu humor. Y la jarra vacía.
— Y?
Rhys se sentó en el borde de la cama.
— Por Dios, Kieran, ni siquiera te desvestiste para dormir. Tu apariencia es
pésima.
— Gracias.
-— Algo pasó, y me gustaría saber que fue . Parece que luchaste con el diablo y
perdiste.
"Fue exactamente lo que pasó", pensó Kieran, sombríamente.
— No pasó nada — gruñó, y se cubrió de nuevo.
Pero Rhys empujó las sabanas y las tiró sobre la mesa.
— Es hora de levantarse. Debes estar ansioso por comenzar el día, ya que dormiste
mucho. Trata de lavarte y cambiarte la ropa, que esa es un horror. Cuando termines,
yo te cuento lo que pasó.
Kieran tenía tanta ganas de encarar el día como un condenado a la horca, pero
se arrastró hasta la fuente, donde se refrescó.
— Estás inmundo — continuó Rhys, implacable. — Mejor toma un baño de tina.
— Hoy a la noche — lo cortó Kieran, enervado. — Y vos no me pareces
precisamente una flor, para hablar de inmundo.
— Ojalá pudiera estar limpio ! Pasé toda noche en pie. Espera, deja que yo haga
eso.
Sin ceremonia, tomó la jarra de la mano de Kieran, lo hizo bajar la cabeza y
tiró el resto del agua en la nuca de su amigo.
Kieran se estremeció con el líquido helado, pero le gustó la sensación. Finalmente,
tomó coraje y se sacó la camiseta, lavándose con furia. El jabón era de sándalo , de
olor penetrante y agradable.
Mientras tanto, Rhys abrió el baúl y sacó ropa limpia para su amigo.
— Ahora me cuentas todo. — comandó Kieran, frotándose con vigor.
Maldición, necesitaba quitarse a esa mujer de su piel. Aún no sabía cómo, pero lo
lograría .
— Como sabes, anoche la niebla fue brava. No se veía nada mas allá de la punta de la
nariz. Por eso, dupliqué la guardia en lo alto de las colinas. De madrugada, los oteros
había visto a los ladrones salieron hacia Lowther. Conversaron un poco, después uno
fue para un lado y los otros se metieron de vuelta en el bosque.
— Estás seguro que son ladrones?
— Bien, podían ser viajantes, pero por qué un grupo de viajantes escogería acampar
en el Lowther? Esas montañas son traicioneras y escarpadas .
— Y no los siguieron?
Rhys sacudió la cabeza.
— Confieso que estuve tentado de mandar a alguien detrás de ellos , pero me temí
una trampa.
Kieran casi sonrió.
— Estás aprendiendo rápido, amigo. Qué dirección tomó él?
— Sur.
— En dirección a Inglaterra.
— À Inglaterra? — Rhys lo miró, sorprendido — Es un poco lejos , no? Dentro de
poco vas a creer que él se fue en dirección a Francia, lo que no deja de ser correcto.
— No lo dudes , es a Inglaterra que van en busca de ejércitos.
El otro se sentó en la cama, atontado.
— O vos me aclaras esto o me pongo loco. Rápidamente, Kieran le contó su
conversación con Laura. Omitiendo el final de la conversación, , pero Rhys tenía buen
olfato.
— Ah, ahora sé por qué estuviste bebiendo — dijo, con un tono malicioso.
Kieran lo ignoró por completo.
— Tenemos que localizar a los ladrones y dispersarlos antes que lleguen los
refuerzos.
— Hechicera y Profetiza también! — volvió Rhys, pensativamente — Quien diría.
Siendo galés, creía en hechicerías tanto como en la existencia del sol y de la luna.
Llevaba en el cuello un amuleto dado por su padre, el cual nunca se quitaba.
— Ella misma cree que no es muy mucho buena en eso. Bien, vamos a hablar de los
ladrones o de magia?
— Primero quiero comer — le dijo a Rhys, pasando la mano por su abdomen. —
Estoy muerto de hambre. Ve a pedirle a Jamie que traiga una bandeja aquí arriba.
"Cobarde", se acusó en silencio. ”Tienes miedo de enfrentar lady Laura?”
— No. Eso nos va a llevar mucho tiempo.
EN esso minutos , Rhys también se había lavado y cambiado, y ahora vestía una
túnica blanca .
Suspirando, Kieran desistió. Mejor descender y enfrentar a los fantasmas de
una vez.
A propósito, no se peinó. Dejó sus cabellos libres y salvajes largo hasta los
hombros. Y no se afeitó.
— Estás horrible — reclamó Rhys, mientras descendían la escalera.
— Gracias.
"Tal vez la hechicera se asustase con su apariencia y se escondiese en su
cuarto hasta que él saliera del castillo.”
Pero ese pensamiento, lejos de calmarlo, le despertó la ansiedad de verla. Dios,
qué mujer linda! Qué ojos, qué cabellos. Y qué decir de su cuerpo, entonces?
Sintió una erección.
Furioso, descendió los últimos escalones haciendo tanto ruido que Rhys estalló en
risas.
— Calma, jefe. Estás con tanto hambre?
— No imaginas cuanto — gruñó en respuesta.
— Ah, ahí están los dos.
Lady Nestta se materializó al pie de la escalera, la ropa oscura mezclándose con la
oscuridad de tal forma que su rostro pálido parecía flotar en el aire.
Tiene aire de hechicera, pensó Kieran.
Rhys se inclinó galantemente y tomó la mano de lady Nestta, donde depositó un beso.
— Mi querida señora. es un placer enorme verla, tan fresca como una rosa
recién cortada.
— Ustedes, los galeses, les gusta de coquetear— rió Nestta, las moviendo
pestañas exageradamente . — Vamos, vine a buscarlos para el almuerzo.
Así diciendo, tomó la falda negra con inesperada gracia y giró, dejando un rastro de
perfume de hierbas raras detrás de sí.
Rhys la siguió, tarareando una melodía, mientras Kieran quedaba mas atrás, parado,
contemplando estupefacto a ese par.
— Era lo que me faltaba — protestó bajito. — Rhys y Nestta? Con mil demonios!
Cuando entraron en el gran salón principal, la mesa estaba llena. Hombres y mujeres
sentados hombro con hombro, riendo charlando , mientras esperaban la comida.
— Este es sir Kieran — dijo Nestta, con orgullo. — Él salvó a nuestra lady de la
muerte, como ya saben.
Hubo un pequeño tumulto, mientras las mujeres golpeaban con las cucharas en la
mesa y los hombres se levantaban las copas brindando ruidosamente.
— Y nos va a salvar del enemigo — agregó alguien — Hurra!
— No hice mas que lo que es mi obligación — dijo Kieran, sin saber que responder.
Se sentó en la primer silla que encontró desocupada, al lado de Rhys y Nestta. No
estaba de animo para conversar , su intención era comer rápido y salir de allí antes
que la hechicera rubia apareciese.
— Cerveza, Mi Lord? — preguntó una voz clara por atrás.
Era Jamie, con su sonrisa traviesa de un muchacho ansioso por agradar. Pobre Jamie,
quien sólo había conocido la brutalidad y los malos tratos desde que había nacido. A
Kieran le había llevado años para sacarle el aire de conejo asustado de ese rostro
casi infantil, pero sincero y puro.
— Quiero, gracias . Vos estás bien?
El rostro del muchacho positivamente se iluminó. Su adoración hacia su maestro era
genuina.
— Dormí como una piedra. No extrañé no estar al aire libre, el suelo del zaguán es
mucho mas caliente que la tierra de los campos. Y las personas de aquí son buenas.
Vio cómo nos recibieron?
— Vi.
Era una forma simple de cortar la conversación , y Jamie se enderezó de inmediato.
Conocía al patrón y no se ofendía con sus modales bruscos. Si había alguien en el
mundo que conocía el lado bueno de Kieran, ese alguien era Jamie.
— Son gente buena — cuchicheó Rhys, inclinándose.
— Es todo lo que saben decir? — preguntó Kieran irritado.
Gente boba, eso si. Si tuviesen algo de sentido común , tendrían miedo de él. Después
de todo, no era mas que un mercenario, un matador profesional.
— Por qué todo este alboroto ? — insistió. — No saben que hay un grupo de ladrones
acampados en la puerta de entrada ?
— Lo Sabemos — respondió Nestta, con naturalidad. — Y estamos aliviados con su
llegada.
-— No deberían poner tanta fe en nosotros. Ustedes tienen que hacer su parte
también.
Nestta rió.
— Pareces mi sobrina hablando.
— Ella se recuperó del incidente de anoche? — quiso saber Rhys.
— Creo que si. Aún estaba durmiendo cuando vine para acá.
Kieran resolvió apresurarse. Tenía que irse de allí.
— Jamie, prepara un buen pedazo de pan y queso para mí. Voy a comer afuera.
— No, señor — respondió Nestta, haciendo una señal a los criados. — Merece una
comida completa. No tan sofisticada como las que acostumbra tener, pero aquí es
todo fresquito. No somos un clan rico ,como sabe.
Esa palabras cayeron como un rayo sobre la cabeza de Kieran. Se no eran un clan
rico, de dónde Duncan sacaría la fortuna que le había prometido a cambio de
protección?
Mas sombrío y enojado que nunca, Kieran examinó el salón de nuevo. Paredes
desnudas, muebles muy antiguos, la ropa de las personas sin bordados de hilos de
oro. Pensándolo bien, ni una cadena de oro, ni un broche de piedras preciosas.
Pobre, un clan pobre.
Ahora él entendía la reacción de Duncan cuando él le había pedido la mitad del pago
por adelantado.
Por Zyos, Eros y todos los dioses del Olimpo, él había sido engañado. Ah, pero eso no
quedaría así.
— Dónde está su padre? — preguntó, controlando la voz.
— En el cuarto — respondió Nestta, quien había detectado una tensión diferente en
el mercenario — No está en condiciones de levantarse ni de recibir invitados.
Kieran se levantó con tanta furia que la silla se cayó pesadamente en el suelo.
— Viejo mentiroso! No creo que esté enfermo .
Se hizo un silencio mortal en la sala, lo que no lo incomodó ni un poco. Era de ese
modo que se sentía como en su casa. Con grandes pasos ganó el corredor y
desapareció, mientras Nestta cuchicheaba con Rhys, admirada.
— Por Dios ! Él siempre tiene esos ataques?
— Siempre. Es igual que su abuelo. Los ataques de furia del viejo sir Lionel eran de
los que hacen temblar las paredes .
— Pero yo lo vi controlarse algunas veces anoche.
— La mayoría de las veces él se controla ... hasta que no lo consigue — concedió
Rhys - Pero esto no encaja . Él nunca me levantó la voz ,aún cuando era un aprendiz
y hacía todo mal.
Nestta dirigió una sonrisa a los presentes, que se calmaron y retomaron la
conversación.
— La única persona que Kieran va a hacer sufrir es a él mismo. — completó Rhys, pero
hablándose a sí mismo.
— Le parece ? Mas bien es algo que da miedo, con esos ojos terribles y ese porte de
gigante. Y no se olvide que él lo azotó.
— Con cuidado para no lastimarme mucho — confesó Rhys — Fue justo, pues yo lo
desobedecí. Un hombre debe ser duro para controlar a un ejército de mercenarios.
— Es sir Kieran un hombre duro?
Rhys asumió un aire misterioso.
— A Él le gusta que los otros piensen que lo es . Pero Kieran cambió mucho. Cuando
tenía quince años, supo que la pareja que lo criaba no eran sus padres, sino sus tíos.
Megan y Ross Carmichael.
— Carmichael? Pero su apellido no es Sutherland?
Rhys estudió a su compañera, preguntándose si debía contarle la historia de su
amigo. Había en ella algo que le despertaba alivio y seguridad, y eso lo decidió.
— En verdad, Kieran es bastardo, es hijo de la hermana de Megan y del hermano de
Ross. Ella se llamaba Susan Sutherland es él Lionel Carmichael.
— Y?
— Y él se fue rescatado por la familia y se lo crió como a un hijo .
— Por qué? No le contaron la verdad?
— Él cree que Ross mató a Lion para heredar el castillo y el título de jefe del
clan Carmichael.
— Ah, qué desgracia ! — Nestta hizo un gesto para acallar a los ruidosos
componentes del clan. — Nuestro clan es muy unido. No entiendo esa cosa de
hermano contra hermano. Para mí eso es muy salvaje ,muy primitivo.
— La codicia puede cambiar a las personas .
— Bien lo sé. — Los bellos ojos castaños de Nestta se oscurecieron. — Por causa de
la codicia, estuvimos a un paso de una tragedia digna de Sofocles. El marido de
Laura intentó matar a Collie y a mi padre , para poder asumir como jefe del clan.
— Laura está casada? Pero, yo pensé... yo creía...
— Es viuda. Por suerte, Laura y Freda estropearon los planes de Aulay ,su ex marido.
Para siempre.
Ella sonrió, y Rhys se preguntó como una sonrisa podía iluminar un salón entero.
— Papá está tramando unir a Kieran y a Laura, y yo estoy comenzando a creer en ese
las bondades de ese plan . A juzgar por el modo en que ellos se miran...
— Cuando no están se peleando a muerte. — Rhys soltó una risa cómplice. — Hay mas
electricidad entre ellos que en una tempestad de verano. Sólo que no va a ser fácil
hacerlos ver esa verdad.
— Concuerdo. El orgullo de Laura y el genio de Kieran no son fáciles de
combinar.
— Él suele decir que nunca se casará.
Estaba el voto de celibato que Kieran había hecho, pero Rhys creyó mejor no
mencionarlo.
— Nunca? — Los ojos de ella se abrieron con espanto. — Y no quiere hijos? Todo el
mundo quiere herederos.
— Tal vez cambie de idea con el tiempo.
— Entonces son dos almas heridas — murmuró Nestta, bajito. - Laura no es de
llorar por los rincones, pero tendría razones de sobra para hacerlo. La muerte de sus
padres, la traición de Aulay. Aún así, le gusta ayudar o los necesitados y siempre
piensa en los otros.
— Y Kieran, positivamente, es un necesitado .
Hubo una pausa rápida, antes que él propusiese, con los ojos brillantes de
malicia:
— Qué tal si le damos una manito a esos dos?
Nestta sonrió. E iluminó de nuevo la sala.
— Sería un placer trabajar con vos en una causa tan importante como esa.
— El placer será mío — respondió él, galantemente, tomándole la mano y besándola.
— Y si lady Laura sabe hechizar tan bien como su tía, Kieran no tendrá la mas
mínima chance de resistirse.
— Yo estoy bien, abuelo. Hasta pareciera que nunca fui arañada en el cuello.
— Debí haber mandado a talar ese bendito bosque — respondió el enfermo.
— Es lo que Kieran dijo también.
EN ese momento, la puerta se abrió con un estruendo.
— Duncan! — La voz era demasiado familiar para Laura, quien se estremeció. —
Quiero hablar unas palabras con vos.
— pero claro, mi amigo! — dijo Duncan, con la sonrisa mas cándida del mundo. —
Entra, entra.
— Cómo te atreves a entrar así en el cuarto de mi abuelo?
Esa posición de Laura ya le era muy conocida a Kieran. De pie, manos en la cintura,
ojos brillantes y el rostro acalorado, que combinaba con sus cabellos color
crepúsculo. O sería color aurora?
Kieran cerró los puños, furioso con su propia reacción. Precisaba acordarse de la
pobreza de los MacLellan y olvidarse de la belleza de ella.
— Tengo un asunto para tratar con tu abuelo — consiguió articular.
— Él no está bien de salud.
— pero tiene lengua.
Laura corrió hacia la cabecera y acarició con ternura las mechas grises de su
abuelo.
— Él no debe ser perturbado. Mi abuelo necesita descansar.
Algo se retorció en las entrañas de Kieran, doloroso y agudo. Cómo se sentiría que
alguien lo amase de ese modo?
"No pienses en eso, Sutherland. El Amor es para idiotas. Debilita y corrompe."
— Tienes razón — respondió Duncan. — Preciso descansar, si. Pero antes quiero oír lo
que este muchacho tiene para decirme. Y , mi querida, sos vos quien durmió muy mal
anoche . De nosotros dos, creo que sos vos la que mas necesitada de reposo .
— Voy a quedarme aquí — fue la temeraria respuesta.
Duncan se puso a reír bajito.
— Como esperas que este muchacho hable si vos lo mirás como si fuese el
diablo en persona? Vete , Laura — y la mano nudosa apuntó hacia la puerta. — El nieto
de Carina Carmichael no va a hacerme mal.
" Pero el hijo de ella mató a mi padre", se acordó Kieran, lleno de amargura.
— Pero abuelo... — comenzó ella.
— Ve, mi hija... Ve.
Laura se levantó, suspirando.
— Está bien , ya entendí.
Después, giró hacia Kieran, lo miró tan furiosa que sus ojos parecían dos estiletes
brillantes de zafiro.
— Si te atreves a perturbarlo , tendrás que vértelas conmigo.
— Esa niña tiene un genio terrible — murmuró Duncan, cuando la puerta se cerró
detrás de Laura.
—Lo tiene.
"Y la capacidad de volverme loco".
Para ganar tiempo, Kieran tosió y llegó cerca de la cama, preparándose para combatir.
— Vine a hablar de mis honorarios.
— Fue lo que pensé — Duncan se incorporó en la cama y se dejó caer con un gemido.
Olvidándose de la rabia, Kieran acudió en su ayuda.
— Espere, voy a ayudarlo.
Poniendo el brazo bajo el axila del enfermo, lo levantó como si fuese una pluma y
acomodó las almohadas bajo la nuca. Estaba perplejo con la delgadez de Duncan
MacLellan. Sería capaz de contar las costillas con sólo de apoyar la mano en su torax.
— Quiere que vuelva otro día?
"Débil, cobarde", se acusó.
— No, mi hijo. — La sonrisa de Duncan era lívida. — Tenemos muchas cosas
que conversar y discutir.
— Quiero la mitad del dinero, como me fue prometido.
— No lo tengo.
— Qué!? — Kieran casi saltó de la silla. — Entonces me trajo hasta acá con falsas
promesas?
Como un león enjaulado, comenzó a medir el cuarto con grandes pasos, una
mano en el bolsillo , y otra peinando los cabellos sueltos y negros con nerviosismo.
—Sabe lo que podría hacer en este instante? — amenazó, parando frente a la cama,
las piernas separadas, todo él pareciendo una torre inexpugnable. — Mis hombres son
mercenarios entrenados, lord MacLellan. Puedo ordenar un ataque ahora y ...
— Tengo otra oferta que puede interesarte — ofreció Duncan, Imperturbable,
ni un poco impresionado con la amenaza.
— No quiero nada! — Él volvió a caminar , furioso. — Sólo lo que me fue prometido.
— Le Ofrezco a Laura como modo de pago.
Kieran se detuvo, como picado por una cobra. Miró al enfermo atónito, abriendo y
cerrando la boca varias veces antes de conseguir extraer algún sonido de la
garganta.
“Qué estás esperando, estúpido ? Ahí está la chance de poseer a esa mujer."
— Yo sospechaba que los MacLellan eran completamente locos. Pensé que nadie
podía caer mas bajo que mi familia... Y vos me ofreces a tu propia nieta como
concubina?
— Concubina?! — Ahora Duncan se mostró ofendido. — Como mujer, mi querido. Todo
legal .
Kieran arrojó los brazos hacia arriba, indignado.
— No lo puedo creer !
La oferta era tan absurda, tan sin pie ni cabeza, que Kieran comenzó a buscar alguna
lógica en ella.
— Juré no me iba a casar hasta que no vengase a mi padre — dijo Kieran. — Además,
no poseo tierras ni propiedades.
— Lo Sé, lo sé.
Duncan tuvo ganas de sonreír, pero se mantuvo serio. Sentía que, para bien o para
mal, ganaría esa batalla.
— No te preocupes por eso. Laura es heredera. Es verdad que Malcolm se quedar
con la Torre de Edén cuando yo me muera , pero ella heredó Stratheas da madre.
— Stratheas? ·
— Es una fortaleza en el límite norte de Edén.
Kieran se detuvo , momentáneamente, olvidándose de todo, menos la protección de
los MacLellan.
— Me Está diciendo que hay otra entrada al valle?
— Exacto.
— Pero ... por qué no me avisaron antes?
— No nos gusta hablar de eso, Por una cuestión de seguridad. No es un pasaje
abierto, cálmate . Es un túnel que atraviesa las montañas y va a dar directo a Kindo.
Es un pasaje secreto. Muy pocos lo conocen.
— No tiene tropas allá, por lo que imagino.
— No es necesario. Cuando mi hijo murió, cerré Stratheas.
— Y?
— Por eso es que el paso sólo es accesible desde la fortaleza hacia afuera. Cuando
vos estés casado con Laura, pueden volver a abrir la fortaleza !- . Vos vas a tener
todo lo que un hombre puede desear en el mundo. Una mujer bonita y valiente, una
torre casi invencible y el clan mas leal de toda Escocia . Es verdad que Edén es um
lugar apartado, pero para mí eso no es un defecto . Hacemos lo que se nos antoja, y a
nadie le importa lo que se pasa por aquí. Cuando no existan mas ladrones que nos
amenacen , ahí sí , vos vas a ver que lugar maravilloso es este.
Kieran dejó escapar aire de la boca cuando se sentó en la poltrona. Algo que Duncan
había dicho había despertado su atención.
"Hacemos lo que se nos antoja, y a nadie le importa lo que pasa aquí."
El lugar era perfecto para reunir en secreto un ejército y marchar desde Kindo a
Carmichael, y no tomaría mas que un día. Atacaría por sorpresa, antes que su tío
Ross pudiese pestañear.
— No quiero una mujer — dijo, lentamente — pero si me dejara usar Valle del Edén
por ... digamos dos meses, y me mostrase ese túnel secreto, será un placer
considerarlo su pago.
Duncan encaró al mercenario con un brillo de desconfianza en los ojos claros.
— Para qué?
— Quiero recuperar lo que me fue quitado hace muchos años.
Duncan no precisaba ser un maestro de la astucia y la psicología para saber a que se
refería el muchacho. El problema se complicaba, entonces. Cómo impedir que
Kieran cometiese un error terrible y al mismo tiempo salvar a su clan?
— No puedo compartir secretos de mi familia con un forastero, Lo siento muy
mucho. Ni puedo dejar a Laura y a Collie sin protección alguna. Si no quieres casarte
con ella, todo bien, respeto tu decisión. Pero tendré que buscar a otro caballero, uno
que pueda protegerla.
Mientras Duncan hablaba, prestaba atención a la reacción del otro. Y fue así que
notó un tic involuntario de desagrado en los labios bien marcados de sir Kieran.
" No me equivoco, a este muchacho le gusta mi Laura. Como me imaginaba. Mi
intuición no falla."
— Entonces, mi amigo? Acepta mi oferta?
— Por lo visto, tengo pocas opciones — protestó Kieran.
Claro, había otras salidas, y una de ellas era partir de Valle del Edén, dejando
a Duncan y al clan MacLellan a al merced de los ladrones. La otra sería tomar por la
fuerza los objetos mas valiosos de Valle del Edén y desaparecer de allí cuanto
antes.
Duncan tenía plena consciencia del peligro de provocar a un guerrero tan
experimentado como Kieran, pero estaba corriendo un riesgo calculado. El muchacho
era un Carmichael, nieto de Carina Carmichael. Y Carina había escrito varías cartas,
siempre elogiando el carácter íntegro de su nieto. Era un niño de buena madera, que
sería un perfecto jefe de clan.
— Bien, entonces todo lo que tenemos que hacer es avisarle a Laura.
—
— Avisarme qué? — preguntó Laura, trayendo una bandeja. — Que vos vas a
casarte con este joven aquí. — Duncan no escondía su alegría.
La bandeja fue a dar al suelo, con un estallido de cristales.
— Maldición... — se irritó- Kieran, saltando de la silla, los pantalones salpicados
con cerveza.
— Qué hiciste, abuelo?
Desesperada, Laura se precipitó hacia adelante, pisando donde había caído la
manteca con tocino. Sus pies patinaron por algunos instantes, mientras ella intentaba
agarrarse en el aire. Todo en vano. Hubiera caído al suelo si Kieran no la agarraba
por el brazo y la mantenía firmemente.
— Suéltame — dijo, tironeando el brazo con un marcado disgusto. — Yo sabía que tu
presencia aquí significaba problemas. En el primer sueño que tuve, sentí el peligro en
la piel. Vos no eres mejor que Aulay Kerr. Vas a querer matar al abuelo y a Collie
para quedarte con Valle del Edén y ...
— Laura, mi muchacha, no es así — dijo Duncan conciliador. — Cálmate y oye lo que
tengo para decirte.
Kieran se agachó y comenzó a recoger pedazos de porcelana, tenedores y cuchillos
esparcidos en el suelo.
— Quién es Aulay Kerr? — indagó.
Duncan no respondió la pregunta, además de cansado estaba preocupado con la
reacción de su nieta. Laura estaba a un paso de la histeria, blanca como una hoja de
papel.
— No tengo dinero para pagarle a Kieran. Y él me está haciendo un favor, aceptando
casarse con vos en vez de...
— Vos te atreviste a hacer una cosa así, abuelo? — La pregunta, incrédula, salió de
los labios trémulos de Laura, mientras gruesas lágrimas comenzaban a nublar sus
bellos ojos. - Me vendes a este... a este bárbaro?
"El bárbaro" pestañeó.
— Si, soy un bárbaro, un matador profesional. Es bueno que sepas la verdad ahora.
Capítulo VII
La yegua obedecía, dócil, los violentos tirones en las riendas. Conocía a su dueña y
estaba acostumbrada a sus furias. Laura recorría los montes sin ver, los cabellos
danzando en el aire, el viento fustigándola sin piedad.
No había una salida aceptable. Si no se casase con Kieran, él partiría, llevándose
consigo todas las esperanzas del clan. Pero, por mas que amase a su pueblo, la idea de
unirse para siempre a aquel misterioso caballero la aterraba.
Y la excitaba también.
Laura temblaba, recordando la pasión de sus besos, la expresión torturada de
los ojos violeta.
Ina, la yegua, se detuvo de repente, escarvando el suelo, mientrasLaura,
sorprendida, se daba cuenta de que había llegado a Stratheas. Era una fortaleza
antigua, robusta, que cuidaba el norte de Edén tan bien como el desfiladero cuidaba
el sur, o tal vez mejor.
— Vos adivinaste el lugar sin que yo me diera cuenta — murmuró, orgullosa, mientras
le daba palmadas en el cuello de la yegua.
El camino se hallaba, casi toda, tomada por las matas. Era consternador ver su
castillo, su bello castillo, tan abandonado. Pero, al mismo tiempo, era comprensible.
Después del a muerte de los padres de Laura, Duncan no había tenido las fuerzas ni
el animo para cuidar de dos propiedades. Stratheas había sido, entonces, cerrado,
aguardando el día en que Laura se casase y llevase a su marido allí.
Aulay, todo absorbido por Valle del Edén, Ni siquiera había conocido Stratheas. Y
ahora Kieran también había puesto el ojo en Edén, de eso estaba segura. Qué otra
razón existiría para que él aceptara ese casamiento descabellado ?
Distraída y enojada, Laura se sentó sobre una piedra, bien
al lado de la catarata. El ruido era ensordecedor, pero, al mismo tiempo, servía de
bálsamo calmante para sus nervios.
Arrancó un tallo y comenzó a masticarlo, recordando la conversación que había tenido
con Duncan y tía Nestta, cuando supo de la historia del misterioso caballero.
— Bastardo? Criado por su propia familia? — había repetido escandalizada.
Ahora, no podía negar que su pecho anidaba una cierta pena por sir Kieran. Debió
haber sufrido mucho. Desde los quince años había estado viviendo al aire libre, sin
techo y sin familia.
Laura levantó los ojos, con la mano protegiéndose del sol fuerte y observó los
grandes torreones de la fortaleza. Ya que había venido lo mejor sería entrar, como
hacía regularmente, e inspeccionar el lugar .
La senda estaba cubierta de musgo, resbaladiza y traicionera bajo sus pies.
Lentamente, la mano izquierda levantada buscaba mantener el equilibrio, y la
derecha se crispaba sobre la roca desnuda y húmeda mientras subía. Poco después,
se vio delante de la puerta pequeña,. La llave estaba siempre con ella, en la pequeña
bolsita de cuero que acostumbraba llevar en la cintura. La puerta se abrió con una
protesta metálica, y no mas que algunos centímetros, por estar muy herrumbrada .
Laura se escurrió hacia adentro y corrió el cerrojo aunque estuviese sola,
El patio en el que fue a dar era estrecho y poco invitante, tal como sus antepasados
lo habían planeado. Si un atacante consiguiese traspasar el portal , de ese patio
estrecho no tendría la menor chance de escapar.
— Alto , ahí en la torre! — llamó una voz, desde el lado de afuera.
Laura se llevó la mano al corazón para calmarlo. Esa voz era inconfundible. aún así,
levantó la falda y subió como una flecha las escaleras y espió cautelosamente hacia
abajo, cuidando de no ser vista.
Era él!
— Responde, Laura. Sé que estás ahí adentro.
"Y, me voy a quedar hasta vos desistas."
— Quien va a desistir sos vos, no yo.
Pero qué atrevido! Ahora era capaz hasta de leer sus pensamientos.
No era necesario ser perspicaz para saber que su posición era indefendible. Primero,
Ina estaba afuera, al lado de Rathdack. Segundo, ese castillo era intensamente frío
por las noches, además de no ofrecer comodidad alguna. Tercero, ella no había traído
provisiones. Y, conociendo bien a Kieran Sutherland, sabía que él acamparía allí
afuera, si fuese preciso, hasta que ella se rindiese. Un verdadero sitio, en síntesis.
Resignada, sacó la cabeza hacia afuera de la muralla.
— Qué es lo que quieres?
— Entrar.
— No.
Era la respuesta de una criatura encaprichada, bien lo sabía. Ser forzada a casarse
la había puesto irascible.
— Muy bien, como quieras. Vos te quedas ahí dentro, y yo me quedo aquí
afuera.
— Que te vaya bien.
Enloquecida, Laura descendió la escalera, sin responder a los gritos enojados de
Kieran.
Pero cuando alcanzó el patio interno, el silencio cayó sobre ella como un manto de
neblina . Era mil veces peor que los gritos de él.
Subió otra escalera, preguntándose que estaría preparando él . El no se iría, eso era
seguro. Sacó otra llave de la bolsa y con ella abrió el portal principal, siendo recibida
por un vaho de moho y humedad . Era una sala sin ventanas, que quedaría
completamente a oscuras, si no fuese por la puerta abierta.
Laura conocía la fortaleza como la palma de su mano, por eso no vaciló y se dirigió al
gran salón principal. Había luz suficiente para que ella divisara una mesa enorme,
cercada de sillas de madera maciza .
Los muebles esperaban, silenciosos y tristes, a Laura y a su familia. Laura y Kieran?
De repente, todo se puso gris y frío.
Si, ese escenario parecía hecho a medida para sir Kieran, tan misterioso y oscuro
como él mismo. Pero él despreciaría Stratheas, comparándolo con Edén. Igualito a
Aulay.
Acomodándose el chal, Laura atravesó el salón y ganó el corredor, donde bancos
vacíos y mesas desarmadas aguardaban volver a la vida apoyadas contra las paredes.
— Es hora de arreglar todo esto — murmuró bajito. — Con o sin marido.
Se Detuvo delante del cuarto favorito de su madre. Allí estaba a aldaba de bronce,
invitándola.
La Levantó, determinada, y entró. Allí también el aire olía a moho y humedad , pero
el recuerdo de la risa alegre de su madre y de las bromas de su padre era tan fuerte
y brillante como si aún viviesen.
— Dios, cómo los extraño— dijo, dejando que las lágrimas comenzasen a caer,
silenciosas.
Con la vista nublada, abrió la ventana, dejando que el sol arrojase oro sobre el cuarto
sombrío. Allí abajo estaba el jardín que su madre tanto amaba, tomado por hierbas
malas. Volvería allí al día siguiente para...
— Qué clase de lugar es este?
Laura giró sobre sus talones , asombrada. No quería creer en lo que veía.
— Cómo... cómo entraste aquí?
Él hizo una mueca, en lo que sería el simulacro de una sonrisa.
— Soy un mercenario, recuerdas? Nunca ando sin cuerdas y ganchos, mi lady. .
Estaba sin yelmo, pero la espada tintineó cuando él dio un paso en dirección a Laura.
— Qué clase de lugar es este?
— Stratheas. Era de mi madre. Ahora es mío.
Él emitió un sonido que quedó entre un gruñido y un rezongo, mientras inspeccionaba
a su alrededor. .
— Bueno, por lo menos las paredes son gruesas y existe un puente levadizo. Sólo eso
ya lo hace valer el doble que la Torre de Edén.
Se Encaminó a una especie de ventana y espió hacia abajo.
— No veo patio de entrenamiento, pero ese pedazo de tierra va a servir.
— Era el jardín de mi madre.
Él no demostró haber oído .
Después abrió la cortina de la alcoba y se sentó en la cama experimentándola.
— Está aprobada. La de tu abuelo es demasiado suave para mi gusto y...
— Para con esto.
Él la miró, sorprendido.
— Qué pasa? Te pusiste roja como una frambuesa.
— Los Hombres bien educados no tocan esos temas con las mujeres.
— No debes estar avergonzada, por favor. Qué viniste a hacer
aquí? A Encontrar a tu amante? .
— Amante? — Laura estaba atónita. — Estás loco?
— Aulay Kerr.
Si No fue Arabia lo que sintió, ella podría haber explotado en una carcajada.
— Aulay es mi marido. Mejor dicho , lo fue.
— Marido? — La palabra salió como latigazo de la boca de Kieran —
Qué broma de mal gusto era esa ?
— Ninguna. Soy viuda
Laura lo observó pestañear , entre sorprendido y aliviado.
— Entonces por qué viniste hasta aquí?
— Para pensar. Para decidir si me voy a casar con vos o...
— Eso ya está decidido.
— No lo está. Y si vos continuas interrumpiéndome de ese modo no habrá decisión
alguna.
Viendo que él se callaba, Laura recobró el auto control. Arrojando la cabeza hacia
atrás, cruzó las manos delante de su cuerpo y lo miró con serenidad.
— La decisión es mía y de nadie mas .
— Y la seguridad de tu clan no cuenta?
— Vos no nos dejarías a la merced de los ladrones, aunque no concordases con el
casamiento.
— Ponme a prueba.
Hubo una pausa, y Kieran puso la cara mas dura que tenía, intentando
desesperadamente ignorar los ojos suplicantes de Laura.
— Necesito el dinero prometido por tu abuelo. Si no lo consigo aquí, tendré que
buscar otro cliente que honre sus compromisos.
— Mi abuelo no es mal pagador, En primer lugar . En segundo, no veo como es que vos
vas a obtener dinero casándote conmigo. No hay dote, lo sabes. A menos que tengas
la intención de vender mis tierras, y en ese caso yo te aviso que me voy a oponer.
Sin darse cuenta, Laura se había aproximado, los ojos chispeantes de rabia,
apuntando su nariz hacia su adversario.
Kieran necesitó hacer un esfuerzo para controlarse. EN esa posición de ataque,
enrojecida por la rabia, los cabellos sueltos , tan rebeldes como su dueña, Laura
estaba mas deseable que nunca. Francamente él no sabía si reír o tomarla en sus
brazos.
Finalmente, no aguantó mas . Su labio se curvó en una sonrisa, lo que la enfureció aún
mas.
— Está riéndote?
— Yo nunca me río, muchacha.
Era verdad. Hacia años que él no sabía lo que era reírse.
— Y para ahorrarte otras preguntas, anda sabiendo que no te interesa saber como el
casamiento con vos va a resolver mi problema de dinero — agregó, con rudeza — No
tengo intención de discutir mis planes particulares con nadie.
— Por qué quieres casarte conmigo?
Para poner un fin a las preguntas, él suspiró y respondió, de malhumor.
— Porque te deseo.
La Había tomado de sorpresa por la respuesta inesperada, Laura se quedó sin habla
por algún tiempo.
— Mi Lord saber ser directo. — dijo, finalmente.
— Aprendí que las mentiras sólo me causan problemas.
— A mí también — murmuró ella, bajito, pensando en Aulay.
Él se interesó.
— Cuente como es eso.
Ella se apoyó contra la pared , proporcionándole a Kieran la visión de sus cabellos
totalmente iluminados por la puesta de sol. O sería la aurora? Necesitaba llegar a un
acuerdo consigo mismo.
— Conocí a Aulay en Edimburgo, donde fui pasar unas vacaciones con mi tía abuela. El
abuelo quiso que yo conociese el mundo allá afuera, pero yo detesté la experiencia.
Odié el ruido, la suciedad, los lords y las ladies sonriéndome comprensivamente,
después de notar mi falta de roce social. — Los dedo pequeños y blancos de Laura
jugaban con el borde de su cinto de seda azul claro. — Aulay oyó mi descripción del
Valle de Edén y decidió que se casaría conmigo para quedarse con la propiedad, como
él mismo admitió mas tarde. Yo era muy ingenua y novata , no era oponente para un
hombre experto como Aulay Kerr. Él me daba presentes, hablaba con palabra suaves,
me decía que era pobre de bolsillo pero rico de espíritu. Mas tarde supe que, después
de visitarme, él acostumbraba a pasar a noche con una amante, con quien tenía tres
hijos.
— Canalla — murmuró Kieran, indignado.
— Aulay hizo de mi vida un infierno. Estabamos casados hacia tres días, cuando lo
pillé tocando mis remedios. Él dijo que estaba buscando un veneno para las ratos de
la cocina, y yo ingenua, le fui enseñando cual sería el mejor y el mas fulminante.
Nunca se me pasó por la cabeza que él usaría el veneno para... para..
— Para intentar matar a tu abuelo y a Collie — la ayudó Kieran, sinceramente
consternado. — Pero Duncan descubrió todo a tiempo.
— No, yo fui quien lo descubrió . Una noche, fui a golpear a la puerta de su cuarto.
Me tragué mi orgullo, porque Aulay no me llevaba a la cama desde la noche de bodas,
y yo pretendía tener una conversación amigable con él, ajustar los posibles errores
de nuestro matrimonio. Era una tentativa de arreglar lo que ya había sido hecho y no
tenía arreglo . Pues fue esa noche que yo lo vi entrando en el cuarto del abuelo.
Intrigada, fui detrás de él, y vi cuando él puso el polvo contra las ratas en la jarra
de vino sobre la mesa. No sé como no salté como una leona en ese mismo instante.
En vez de eso, lo seguí de nuevo. Y entonces él entró en el cuarto de Collie e hizo lo
mismo.
Kieran dejó escapar un silbido .
— Por suerte, vos descubriste todo y Duncan pudo mandar a matarlo antes que
fuese demasiado tarde .
Las mirada de él, lleno de compasión y pena, hizo con que ella se callase,
avergonzada. Qué diría Kieran si supiese que ella había matado a Aulay?
— Por lo tanto, es por eso que dudo de las buenas intenciones sir Kieran. Si fuese
verdad que me deseas, no me habrías mandado irme esa noche.
— Hice lo que creí mas honrado — dijo, enloquecido por tomarla en sus brazos allí
mismo, arrastrarla a la cama y sentir ese cuerpo suave contra el suyo.
— Ahora, esta propuesta descabellada de mi abuelo me dejó totalmente confusa. Y
mas confusa estoy cuando te veo así, perturbado.
— Perturbado? — repitió él, con voz ronca.
Sólo Dios podía saber cuan perturbado estaba él. Cielos, el poder de esa mujer era
tan grande , que su ansiedad sería percibida por una mirada mas experta a kilómetros
de distancia.
—Kieran, noto que estás peleando una batalla muy fuerte con vos mismo.
Él hizo un esfuerzo hercúleo. No quería, no podía dar señales de debilidad delante de
esa pequeña hechicera.
— Tenemos mucho que hacer — dijo, levantándose — Necesito escoger algunos
hombres que espíen a los ladrones. Los árboles al margen del río deben ser
derribados y ...
— No! Espera!
Laura salió corriendo y lo agarró por el brazo. Kieran se detuvo abruptamente, y
ella chocó contra una masa bruta de granito
— Entonces? — preguntó él, mirándola desde lo alto ,el rostro escondido en las
sombras del corredor.
Laura se estremeció. Estaba delante de un perfecto extraño, un matador profesional,
que protegería a su familia a cambio de dinero.
— Disculpa si te lastimé. No estoy acostumbrado a lidiar con cosas pequeñas y
frágiles.
Ella sonrió. No era tan malo , si lo evaluaba con imparcialidad. Había gentileza y
suavidad dentro de esa coraza de granito.
— No me lastimaste . Soy mas fuerte de lo que parezco. — Asumió un tono seguro,
percibiendo que el talón de Aquiles de Kieran era su apariencia de fragilidad . —
Acepto tus disculpas sólo si me llevas hasta el río.
— Esos árboles tienen que desaparecer — dijo él, a falta de otra cosa mejor para
decir.
— Ya lo sé. Voy a ir con las criadas a recoger las hierbas antes que desaparezcan.
— Ya se te olvidó de lo que pasó ? — Kieran la miró impaciente. — Vos te vas a
quedar en la torre de Edén, que es tu lugar.
— Pero con vos a mi lado yo...
— No. Vos me vas a obedecer. No soy la niñera de nadie.
Laura apretó los dientes con fuerza, resuelta a no perder la cabeza.
— Los Gritos no me hacen obedecer, mi Lord, como mi abuelo puede confirmarle . O
me lleva con vos, o me asignas un grupo de hombres para acompañarme . En Caso
contrario, me escaparé en cuando mi Lord me de la espalda.
— Vete al infierno!
— Me Voy , pero primero mi clan necesita de los remedios.
Se Fusilaron mutuamente durante algunos instantes.
— Manda a alguien a recoger las hierbas. Vos no necesitas ir.
— Te Agradezco la preocupación, pero la salud de esa gente es mi responsabilidad.
Por que no le pediste a uno de tus hombres que azotase a Rhys? Porque esa tarea es
tuya, y de mas nadie. Es la misma cosa, mi Lord.
Su voz se hizo mas insinuante.
— La elección de las hierbas tiene que ser hecha por mí. Y yo prometo portarme muy
bien...
La sonrisa de ella lo dejó atontado de deseo. Ese deseo caliente y sensual que nunca
lo dejaba de asediar en los momento menos oportunos.
— Hay bastante tiempo hasta que sea de noche — susurró, aspirando el perfume a
lavanda.
Laura pestañeó.
— Disculpa, no entendí.
Sin poder controlarse , él la tomó en los brazos, las manos pronto comenzando a
acariciar su cuerpo esbelto. Pero algo había tocado una sirena de alerta en la cabeza
de Laura, que se mantuvo rígida y tensa.
— Y qué pasa a la noche? — insistió, con un mal presentimiento
— Nuestro casamiento.
Con un grito de agonía, Laura lo empujó alejándolo.
— No! .
La Dulzura y el deseo desaparecieron los ojos color amatista, dando lugar a una
sorpresiva rabia.
— Pero... qué tipo de broma es esta?
— No puedo casarme hoy ala noche.
— Y por qué, puedo saber?
Ella demoró un poco en responder.
— No tengo un vestido decente.
— Ese que tienes está perfecto.
— Perfecto ? Está usado, remendado, raído...
—Es azul.
— Y?
— Combina con tus ojos.
Laura puso las manos en la cintura, y él sonrió para sí mismo, aunque el rostro se
mantuviese impasible.
— Escucha, yo puedo ser forzada a casarme, pero por lo menos quiero un casamiento
decente. Con fiesta, sacerdote e invitados.
— Forzada? Estás siendo forzada, mi lady?
Había un dejo de tristeza en la pregunta que tocó el corazón de Laura.
— Yo no te conozco — dijo, finalmente, à guisa de respuesta.
— Ni yo a vos. Son pocos los novios que se conocen bien antes de casarse. Y no hay
necesidad de fiestas.
— Pues conmigo será diferente — retrucó ella, cruzando los brazos. — Quiero llamar
al padre Stephen, quiero una fiesta y quiero un vestido nuevo.
No era mucho. Kieran fue forzado a admitir que ella tenía toneladas de razón. Pero
un peligroso .precedente quedaría sentado, en caso que él cediese en todo.
— Un vestido azul — concedió, de malhumor. — Y no te doy mas que una semana.
Dos pasos adelante, un para atrás. Era un juego de ajedrez, con mucha estrategia y
maña.
— De acuerdo. Y para vos un baño. Y ropa nueva, por favor.
Él asintió.
— Siempre que el baño sea de tina, con agua caliente y jabón. Pero no preciso de
ropa nueva. Tengo unas que uso en torneos, en perfecto estado.
Laura sonrió, gustándole lo que había conseguido. Un día, Kieran acabaría viniendo a
comer de la palma de su mano.
Capítulo VIII
Capítulo IX
Muy lentamente, él se apoyó en un codo para observarla bien de cerca. Era la primera
vez que la veía así, adormecida e indefensa, el rostro sereno , los cabellos libres de
la trenza y desparramados salvajemente sobre el suelo. Si, su primera impresión se
había confirmado. Durazno y seda.
Para esconder una voluntad de hierro, pensó, admirado. Y su coraje increíble. Pocos
de sus hombres harían lo que ella había hecho para salvarlo.
Como adivinando que era observada, Laura abrió los ojos las largas pestañas negros
revelando el mas bello par de aguamarinas que él jamas hubiera visto.
— Oh, disculpa. Creo que dormí mas de lo que debía.
Dentro de pocos días ellos despertarían así , pensó Kieran. Al día siguiente de la
noche de bodas.
El deseo llegó, tan violento que él arqueó el cuerpo.
Ella se sentó en el mismo instante, preocupada.
— Tienes fiebre?
Y la mano de seda y durazno fue a posarse en su frente. Maldición.
— Estás medio caliente.
Medio?! Estaba hirviendo. Y esa lucha contra su propio cuerpo comenzaba a cansarlo.
— qué pasa? Tal vez yo pueda ayudarte.
Él cerró los ojos, desesperado.
— Déjame en paz.
— No, vos no me engañas. Está sintiendo dolor en algún lugar. La mano de ella
descendió hacia su cuello y comenzó a deslizarse hacia su pecho. Con un gesto rudo y
repentino, él la agarró por la muñeca .
— No hagas so.
— Pero yo sólo quiero ayudarte , ... bruto.
Ella intentó soltar la muñeca, pero, no consiguiéndolo, se puso de rodillas al lado
de Kieran.
— Yo soy buena en esto, Kieran. No dejes que tu orgullo me impida...
— Orgullo! — vociferó, soltándola, mientras la miraba, los ojos atormentados se
habían puesto grises como la tempestad . — Muchacha, si no fuese por lo que me
queda de orgullo, yo te pondría de espaldas en el suelo y te haría amor en este
instante.
Ella pestañeó varías veces, los ojos grandes como dos monedas.
— Me deseas.
— Es una palabra débil para describir lo que siento.
— Kieran!
Sin mas ceremonia, Laura se lanzó al cuello de él, con cuidado de no tocar la herida
del hombro.
Perdiendo el equilibrio, Kieran cayó de espaldas, el cuerpo de Laura sobre el suyo.
Los pechos de ella presionaron su tórax. y acabó rompiendo el dique, inundándolo de
pasión incontenible.
— Esto está mal, Laura — él dijo con el poco de sobriedad que le quedaba y se
alejó a disgusto.
— Pero por qué? — Ella lo miró con tristeza e inseguridad. — Nos Vamos a casar,
Kieran. Que diferencia hace hacerlo ahora o después?
— Toda la diferencia del mundo — él se desprendió con delicadeza, pero con
firmeza. — Si vos te embarazas y yo muero antes del casamiento, que será de mi hijo
y de vos ?
Ella bajó la cabeza, entre avergonzada y frustrada.
— Fue eso lo que pasó con tus padres, verdad?
— No lo sé. Si fue así, yo tengo mas sentido común que mi padre. Prepárate , Laura.
Tenemos que salir de aquí antes que alguien nos encuentren así. — Y sin mas
palabras, se apresuró a ponerse de pie.
Momentos mas tarde, Ellis llegó con un pequeño destacamento. Después de las
manifestaciones de alegría y alivio, él avisó :
— Rathadack fue encontrado por uno de mis hombres. Está ahí con nosotros.
— Perfecto — dijo Kieran. — Entonces yo me voy en él. Y Laura vendrá conmigo.
— Bien, Ina desapareció anoche — replicó Ellis. — Pero yo traje otra yegua para mi
lady .
— No, ella viene conmigo.
Laura obedeció, orgullosa y exultante. Kieran la quería a ella, se preocupaba por ella,
la protegía. Sólo que aún no había aprendido a admitirlo. Ni ante ella ni ante sí
mismo.
Nestta adivinó los ojos color violeta mirándolas desde arriba a ambas y rió alto,
aunque continuase con la cabeza baja, pareciendo absorta en su trabajo.
— Creo que alguien nos observa.
— Ya lo sé, también lo percibí — respondió Laura, en la misma posición que su tía —
Y... creo que él gusta de mí.
— Verdad? Ustedes apenas se conocen aún.
— Bueno , por lo menos... por lo menos él me desea.
Nestta paró de cavar, la pequeña pala erguida en el aire.
— Laura, o que pasó anoche? Él...y vos...?
— Sólo un beso. Y no fue anoche, fue hoy.
Y cómo gustaría que fuese mas que eso ! Pero no se preocupaba, Laura sabía que el
tiempo ayudaría a domarlo y a librarlo de la tristeza que lo acompañaba. Un día
sabría que podría confiar en una familia.
Capítulo X
Capítulo XI
— Niñas, vamos a darnos prisa con esto — comandó lady Nestta, soltando el peine. —
Quiero a mi sobrina linda como un ángel, entendieron bien ?
Laura se vio literalmente sitiada en medio de un enjambre de criadas, unas armadas
con agujas, otras acomodándole la ropa interior, y otras levantando el vestido en el
aire con mil cuidados.
Acomódala de aquí, sujeta de allá, dieron algunas puntadas, prendieron la faja de
seda adornada con perlas pequeñas. Finalmente, el manto largo completó el traje de
novia, simple y elegante.
Nestta se alejó para examinar mejor el resultado. Y sus ojos se llenaron de lágrimas.
— Estás tan linda, mi querida!
Laura se tiró al cuello de su tía, casi sollozando.
— Ah, tía,! Espero que Kieran piense así también. Estoy tan asustada!
— Ya lo sé, criatura. Pero no me aprietes así, sino la faja se va a arrugar de nuevo.
La campana tocó, insistente. Laura sintió un vacío en la boca del estomago.
— Dickie está allá abajo esperando! — avisó Nestta, espiando por la ventana. — . Ese
niño sabe tratar a los animales. Ina ya está preparada.
— Y los perros?
— Dickie prometió atarlos hasta el final de la ceremonia.
Si, porque ningún perro podría cruzar la puerta de la capilla en el momento de la
bendición. Si eso pasase, la pareja no sería feliz.
Annie levantó la cola del vestido y la echó sobre su brazo, orgullosa y risueña.
— Vamos, mi lady.
Fueron todas al patio, un grupo alegre y colorido de mariposas revoloteando
alrededor de una única flor. Y fue Geordie quien la levantó y la depositó sobre la
montura relucientes de Ina.
— Gracias , mi buen Geordie.
Los ojos de él se fijaron en los de ella. Tristes y doloridos.
— A mí...me gustaría ...
— No, mi lady. No es necesario decir nada. Pero si su caballero no la trata bien,
recuerde que estaré cerca para defenderla Con mi vida, si fuera preciso.
Laura se detuvo para agradecer, pero su atención se volvió hacia un grupo ruidoso y
festivo de muchachos que se aproximaba. En el centro, Kieran venía montado a
Rathadack.
Hubo un instante de silencio, cuando ambos se miraron. Después, el rostro de Laura
se iluminó con una sonrisa dulce, y los músico arrancaron con sus gaitas de fuelle
tocando una melodía antigua y desafinada.
— Viva sir Kieran! — gritaban, y tiraban pétalos de flores — Viva lady Laura!
Él no sonreía, pero tenía los ojos brillantes y la cara colorada. Laura podría jurar que
estaba avergonzado.
EN ese momento, ella notó que Kieran no tenía puesta la casaca que ella le había
dado como presente de casamiento.
— Kieran, dónde está...
— Laura!
La orden de su tía era inequívoca.
Suspirando, dejó que Geordie la ayudase a desmontar y abrió la bolsita de cuero,
curiosa. De adentro, extrajo un objeto pequeño y duro, envuelto en un pedazo de
seda oscura y atado con un cordón.
Comenzaba a abrirlo cuando Nestta la interrumpió.
— Deja eso para mas tarde, criatura. La capilla la está llena, u papá no la está
pasando bien con todo este calor.
Laura asintió y guardó el misterioso presente en la bolsita bordada que colgaba de la
bella faja de seda.
A su vez, Kieran subió los tres escalones que llevaban a la capilla . Delante de la
puerta principal, Collie aguardaba. Traía una túnica azul, calzas ajustadas negras y
tenía los cabellos sujetos por una tira de cuero.
— Soy tu paje — dijo el niño, orgulloso. Laura sonrió. Su hermano parecía haberse
vuelto adulto de repente, compenetrado con sus deberes.
— Entonces vamos a entrar, señor paje — replicó Kieran, indulgente. El muchacho se
arrodilló y comenzó a desatar las correas de las botas de Kieran.
— Tienes que entrar con las correas sueltas, sir Kieran. Sino tu casamiento no será
bendecido.
Kieran aguardó, entre impaciente y confuso. Quería enojarse, quería irritarse,
quería pelearse con el mundo. Pero el día radiante, el sonido agudo y familiar de las
gaitas , el griterío alegre de esa gente simple, todo conspiraba contra su malhumor.
Y para coronar la situación , allí estaba ella.
Bella, los cabellos brillando al sol, los ojos agua marina combinando a la perfección
con el vestido simple y elegante. Me corta el aliento, concluyó.
— Y la novia? No le desatan los lazos a la novia también? — preguntó a Collie. —
Eso me ahorraría mucho trabajo.
La broma no iba dirigida al niño, sino a Laura, que aguardaba un poco mas atrás.
Pero Collie no le dio tiempo a ella para responder.
— Ahora, sir Kieran, dibuje una cruz en la puerta de la capilla .
El niño sacó un pedazo de carbón de una bolsa y se lo entregó al novio.
Kieran ni quiso saber por qué debía hacerlo . Obedeció rápidamente y le devolvió el
carbón a Collie, preguntando:
— Es todo?
— Ahora puedes entrar a la capilla .
— Solo?
— No, con ella. — Collie apuntó a su hermana. — Deben ir del brazo. Vos del lado
derecho.
Kieran ofreció el brazo a la novia y le dirigió una sonrisa. Una sonrisa grande, bonita
y luminosa, que la hizo olvidarse de todo lo demás. Los hoyuelos atraían como un
imán, y ella no resistió la tentación de pasar el dedo por uno de ellos.
Hubo un momento mágico, del cual ella nunca mas se olvidaría. Kieran, el poderoso
Kieran Sutherland, se volvió vulnerable, enamorado y dulce . Los ojos ganaron una
transparencia .nueva, y ella se sintió derretir por dentro.
Sin embargo, tan rápido como vino, el instante se fue. Los ojos color violeta se
cerraron en una neutralidad enervante, y él miró hacia adelante.
Las gaitas redoblaron el entusiasmo, y ambos caminaron hacia el altar. Con la
garganta seca, Laura vislumbró a su abuelo, sentado en el frente. Estaba pálido, pero
sus ojos brillaban.
No importaban los manejos del abuelo para casarla con Kieran. El hecho era que ella
estaba haciendo algo que le agradaba. Ningún otro hombre la había atraído tanto,
ninguno podría darle lo que él tenía.
Y cuando el padre Stephen pronunció las palabras que los unirían para siempre, Laura
hizo un voto interior y silencioso de que amaría o marido y que velaría por él, aunque
su amor no fuese retribuido. Para semejante voto , precisaría mucha paciencia y
fuerza, y fue eso lo que le pidió a Dios, con todo su alma .
— Puede besar a la novia — dijo el padre Stephen, enjuagándose el sudor de la
frente con una tela.
Laura estaba de rodillas y se levantó y aguardó. Kieran la miró, entre avergonzado y
vacilante, como temeroso de besarla delante de tanta gente.
Laura se impacientó, mientras la audiencia esperaba el beso. Sin mayores
ceremonias, la novia lo empujó por el cuello y lo obligó a bajar la cabeza. Y, de
inmediato, su boca buscó la de él.
Fue como si un dique se rompiese. Kieran gimió bajito y la agarró con fuerza, las
bocas se amoldaron, encajando en un beso prolongado. Sus brazos la envolvieron,
sujetándola y protegiéndola. Mientras las lenguas se buscaban, enamoradas.
— Lady Laura! Sir Kieran!
Era a voz do padre, susurrada en un tono frenético .
En vano ella intentó soltarse. Kieran la mantenía firmemente en el aire, y continuaba
besándola en la frente, en las orejas, en el cuello... donde su boca alcanzase.
— Kieran, suéltame — dijo ella, con débil firmeza. — No podemos... aquí No ahora
.Después. '
La mirada violeta quemaba cuando él respondió, con voz ronca:
— Por vos, Laura. Sólo porque es tu primer pedido después de casarnos.
— Gracias. Yo tampoco puedo esperar para que la fiesta se acabe.
— Y cuánto tiempo va a levar? ,I
— Sir Kieran! — Nestta se abrió camino a codazos, plantándose delante del novio,
colorada de rabia. Detrás de ella, Rhys sofocaba la risa como podía. — Que es esto
de levantar a mi sobrina como si fuese una bolsa...
— Es una costumbre en la tierra de él, tía — intervino Laura.
Rhys no aguantó y lanzó una carcajada , era una carcajada alegre y contagiosa, y fue
seguido por los demás invitados.
— Pues en mi país la costumbre es que el mejor amigo del novio pronto se convierta
en un novio también — se aprovechó él. — Entonces, Nessie, aceptas casarte
conmigo?
Nestta lo miró, sin habla.
— Él te hizo una pregunta, tía— dijo Laura, risueña.
— Soy muy vieja para vos, Rhys Owain.
La "vieja", sin embargo, se ruborizó como una adolescente , y sus ojos negros
brillaban como cuentas de ónix.
— Deja que yo juzgue eso — respondió él, con ternura.
— Laura? Nessie? — llamó una voz preocupada.
La multitud, respetuosa, se abrió para dar paso a Duncan MacLellan , cargado en su
improvisada litera.
— Qué pasó? Por qué toda esta agitación ?
— Es costumbre de las Tierras Altas, sir Duncan — dijo Kieran. — El novio siempre
carga a la novia hasta afuera de la capilla .
— Es así ? — La mirada del Lord mostraba inocencia. — Y yo que pensé que la razón
era otra.
Kieran captó la ironía, pero prefirió ignorarla.
La multitud se dispersó, aún comentando lo acontecido.
Mientras acompañaba al cortejo hacia la fiesta, Kieran observó una vena azulada,
palpitante de vida, que descendía por el cuello de Laura y se metía debajo del escote.
Ah, como le gustaría seguir el rastro de esa vena con la punta del dedo, tocar el
seno, y descender un poco mas...
Si al menos nos sintiese tanto deseo por esa hechicera, Kieran quería encarar el
matrimonio como un paso mas en la lucha por recuperar Carmichael. Pero Laura
tenía el don de neutralizar su rabia, y eso lo asustaba.
Ya no tenía tanta certeza de que la olvidaría después de poseerla.
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo IV
Cautelosamente, ella abrió los ojos, con miedo de aún estar en el terrible
desfiladero. Pero no. Un resto de sol poniente iluminaba el cuarto y las mantas
suaves, transmitiéndole una sensación indescriptible de seguridad. A su lado, él
dormitaba en la poltrona.
— Kieran — murmuró bajito, para no asustarlo.
Él saltó alerta, para luego calmarse y tomarle la mano.
— Laura! Estás bien?
— Hace cuanto tiempo que estoy durmiendo?
— Desde que llegamos esta madrugada. Ahora la noche está7 descendiendo.
— Un día entero! — exclamó ella, enderezándose en la cama.
— Y vos te quedaste aquí todo el tiempo?
— Si.
— Por qué?
— Porque no quería que vos despertases sola.
Laura sonrió, sintiéndose feliz.
— Cómo te sientes? — preguntó él.
— Como si hubiese rodado montaña abajo.
— Voy a llamar a tu tía. Ella...
— Nada de eso. Cuando llegamos ella me untó, cuidó de mis heridas y me dio mil
pociones. No es eso lo que necesito, Kieran. Ahora es tu turno de descansar. Dios,
cómo debes estar de agotado! Bien, por lo menos alguien te puso las vendas. Tía
Nestta?
— La misma. Tiene manos de hada. No parece una bruja.
El sonido alegre de música y risas venía de afuera, y él fue hasta la ventana.
— Tu gente está celebrando la victoria.
— Pero vos no pareces estar muy feliz.
— Porque seis ladrones escaparon, incluyendo al comandante y al hombre de la
cicatriz. Mientras no los capturemos, no estaré tranquilo. — Y ellos esperan
refuerzos. Es eso lo que te preocupa?
Él se encogió de hombros.
— Depende de cuantos sean.
— Y los prisioneros?
— Sólo pudieron revelar un nombre, que es Henry Percy. Pero hasta ahora no
consigo descubrir la razón por la cual él ha atacado a tu clan.
Ela se apoyó sobre el codo, estudiándolo.
— No es eso lo que te está preocupando .
Kieran pasó un largo tiempo para responder.
— Es por la noche de anoche.
— Entiendo. Vos aún crees que yo quiero disuadirte de tus planes de recuperar
Carmichael.
— No, no es eso. Soy yo. La culpa es mía.
—
Y Ahí comenzó su confesión. .
— No sabía que el deseo podía ser tan fuerte — continuó él. — Rhys me aconsejó ir
con cuidado, pero no lo conseguí. Bastó un beso para yo perdiese el control. Y vos me
dijiste que yo no te lastimé, pero yo te oí gritar. Y después lloraste, y yo no tuve
coraje de consolarte, porque mi ganas de tener sexo habrían vuelto con la misma
fuerza. Qué Dios me ayude, yo te quería de nuevo, un segundo después. Listo, ahí
tienes toda mi confesión. Satisfecha?
— Estoy halagada y satisfecha.
— La única cosa que tengo para decir en mi defensa es que yo no sabía que sería así
de violento el acto sexual . Fue la primera vez que tuve sexo y...
— qué?! — Los bellos ojos azules se abrieron como dos grandes fuentes de
porcelana. — No habías estado con una mujer?
— No. Tuve algunos amoríos en la adolescencia, robé algunos besos y hasta llegué... a
explorar un poco mas. Pero nunca tuve sexo en mis veintitrés años.
— Por qué?
— Porque cuando supe que era bastardo, juré que no sería padre a menos que me
casase. No quería que nadie pasase por lo que yo pasé. Y la única forma de cumplir
ese juramento era tener sexo antes de casarme.
Ella quedó pensativa.
— Impresionante.
— NO tanto. Los sacerdotes hacen eso con la mayor naturalidad del mundo . — O por
lo menos es lo que dicen.
Ahora ella comprendía el nerviosismo de Kieran en la víspera. Lo Comprendía y lo
amaba aún mas.
— Sólo que vos no sos sacerdote — dijo, con voz suave e invitante — Y nosotros
estamos casados. Yo también te deseo, Kieran. Tanto como vos me deseas.
— No, es imposible.
— Quieres ver ?
— No.Vos estás lastimada y cansada.
— Entonces tendrás que tener cuidado conmigo.
— No me tientes, Laura . No soy de hierro.
Ella soltó una risita maliciosa.
— A veces parece que lo sos.
— Laura!
— Está bien, entonces sólo ven a darme un beso.
—No.
— Entonces siéntate aquí a mi lado.
— No.
—Ay . Lo Estoy pasando mal.
Él corrió, afligido.
— Viste ? Yo te dije ... Laura! Laura! Santo Dios! , se desmayó.
Le dio palmaditas en el rostro . Se sentó en el borde de la cama, para tomarle la
temperatura.
— Ahá, te engañé!
Él casi dio un salto.
— Eso no se hace — dijo él , enojado, pero los ojos decían lo contrario . Laura lo
enlazó por el cuello.
— En el amor y en la guerra vale todo — murmuró, acariciándole la nuca, jugando con
sus cabellos negros, enredándolos entre sus dedos.
Él dejó escapar un gemido, y Laura sintió el aroma a tierra y viento que venía del
cuerpo de Kieran. Notó que la respiración de él se tornaba entrecortada y jadeante,
y adivinó que el nuevo combate se daba entre el deseo y la razón, por la tensión que
se evidenciaba en un control extremo.
Pero no permitiría que Kieran se alejase, no esa vez. Su mano buscó la oreja de su
marido, acariciándola dulcemente, mientras le ofrecía la boca entreabierta.
Él tomó el beso con pasión, murmurando su nombre bajito, sintiendo que su pantalón
se tensaba en la entrepierna .
El calor de la chimenea, la fragancia suave de las sabanas, los gritos distantes
venidos de afuera, todo contribuía a hacer el ambiente acogedor e invitante . El beso
se tornó ardiente, fundiéndoles el alma en un deseo intenso. Kieran se echó sobre
ella, subyugado, y Laura percibió que había abierto una brecha en la tremenda
resistencia que él quería oponer al deseo. Se Dejó abrazar, quieta, sintiendo el calor
que las manos fuertes transmitía .
Él se incorporó, mirándola, bebiendo con los ojos la visión gloriosa de su mujer, sus
cabellos color fuego, su piel de durazno, los relucientes reflejos azules de sus
pupilas.
— Hueles a flores.
— Resultado de todos los preparativos que tomé para estar con vos. Te Gusta?
— Me Gusta.
— Entonces soy toda tuya.
Capítulo XV
Por una especie de acuerdo tácito, Kieran y Laura ampliaron las dos horas del premio
a cuatro. Bromearon al sol, conversaron, se rieron e hicieron el amor hasta agotarse.
Durmieron, despertaron y se amaron de nuevo, como criaturas experimentando un
juego diferente, hasta que el sol se puso, y a disgusto, se vistieron para llegar al
túnel secreto.
Al llegar al establo, Kieran se agachó, pues desde el suelo venía un hedor
característico.
Laura levantó la antorcha para iluminar el lugar.
— Excremento de caballo — dijo él, levantándose. — No está fresco, pero tiene al
máximo una semana.
— Thomas estuvo aquí hace poco tiempo. Debe ser eso.
— Haciendo qué?
— El abuelo lo mandó a llevar una correspondencia a no sé donde. Fue el día que vos
llegaste.
— Correspondencia? — Había aprensión en los ojos de Kieran.
— Para quién?
— Tal vez para mi tía en Edimburgo. Al abuelo le gusta parecer huraño , pero en
verdad mantiene correspondencia con mucha gente fuera del valle.
— Espero que no le haya dicho a nadie que estoy aquí. Ross Carmichael no puede
saber que volví a Escocia, antes que... Bien, no interesa. Muéstrame ahora el paso al
túnel secreto.
Laura suspiró, resignada. Kieran había comenzado una frase y la había dejado por la
mitad , lo que indicaba que aún no confiaba en ella. Era un matrimonio sin confianza
mutua, y eso para Laura, no tenía valor alguno.
— Es fácil. Ven conmigo.
Pasando por detrás de unos tablones, empujó una argolla estrecha de hierro, semi
escondida en la pared cubierta de musgo. Después, con el hombro, empujó con fuerza
la pared, que comenzó correrse. La pared era, en verdad, un portal colosal. SE Movía
con facilidad, indicando manutención y cuidados constantes. Y casi no hacía ruido .
Laura y Kieran se habían detenido en la entrada, recibiendo en el rostro una
corriente de aire húmedo.
— Préstame tu antorcha, Laura. .
Con la mirada crítica de un comandante, examinó el pasaje.
Tenía una altura suficiente para que un hombre pasase a caballo, pero el ancho sólo
daba para un hombre. Lo que, de cierta forma, era bueno, pues si el enemigo
descubriese ese pasaje, no podría atacar en masa. Por otro lado, a su ejército le
llevaría una eternidad atravesar toda la montaña hasta Kindo. A menos que el túnel
se ensanchase adelante.
Una curva cerrada le obstruyó la visión, y él levantó la antorcha, caminando algunos
pasos mas . Pero la oscuridad era total, y la antorcha no conseguía iluminar mas que
sus manos.
— Cuál es la longitud del túnel?
— Unos dos kilómetros.
— Atraviesa las montañas Lowther?
— De un lado al otro.
Él bajó la antorcha y se volvió a mujer.
— Voy a volver a aquí mañana con Rhys para explorar mejor.
— No! — Laura casi gritó, sujetándolo por la manga. -
Ese secreto no puede ser contado a nadie.
— Qué secreto? Cualquier explorador experto hallaría esa pared en el establo.
Además, tu abuelo debe haber comandado muchas tropas por aquí. Todo el mundo lo
sabe a esta altura.
— Mi clan no es un clan de guerra. Este túnel tiene otra finalidad, que es la defensa,
por encima de todo. Con él, podemos enviar mensajes secretos y podemos huir, en
caso que sea preciso. Hace muchos años mi pueblo fue atacado, y mi bisabuelo fue a
buscar auxilio sin que nadie lo notase . Es para eso que tenemos el túnel, Kieran.
Su voz asumió un tono de súplica.
— Por favor, prométeme que no le contarás a nadie donde queda.
Kieran vaciló. No podía mentir en ese instante crucial.
— No revelaré la presencia del túnel a tus enemigos -– improvisó él.
— Confío en vos, querido — murmuró Laura, apoyando la cabeza en el hombro de su
marido.
Él cerró los ojos, aguijoneado por el remordimiento. La Abrazó con fuerza, queriendo
protegerla del mundo. De él mismo. Su voluntad era sentarse allí mismo y contarle
todo, librarse de esa carga intolerable que lo apabullaba . En verdad, su voluntad era
pasar el resto de su vida con Laura, ayudarla a criar a sus hijos. Era una voluntad
poderosa, que llegaba a tentarlo a olvidarse de su voto de venganza. Pero eso sería
inútil. aunque quisiese paz, su tío vendría por él.
— Es mejor que volvamos — murmuró, con la muerte en el alma. Dios, sería mas
fácil si ella confiase menos en él. Si fuese menos adorable. Si no se llamase Laura
MacLellan.
Cuando comenzaron a cerrar la puerta entrada, un sonido hizo eco en el fondo del
oscuro túnel.
— Qué fue eso? — preguntó ella, en un susurro asustado.
— Caballos. Ve hacia afuera, toma a Rathadack y desaparece de aquí.
— Y vos?
— Voy a ver si consigo bloquear esta entrada.
— Tal vez sea Thomas que está volviendo.
— No, son muchos caballos. Pueden ser ladrones. Ve, Laura. Pero ella no se movió,
aunque sintiese miedo. El ruido aumentó su intensidad, mientras la gran puerta se
transformaba de nuevo en pared. De repente, Laura oyó una voz.
— Es Thomas! — gritó, aliviada.
— Estás segura?
— Lo estoy . Déjalo entrar.
Kieran empujó la argolla, forzando la puerta a abrirse de nuevo.
Laura corrió hacia adentro, pero se detuvo indecisa, al ver dos caballeros
desconocidos detrás de Thomas. Otros llegaron, todos vestidos de uniforme rojo y
negro.
— Son del clan Carmichael! — gritó Kieran, poseído por un demonio . — Que traición
monstruosa es esta?
Ella retrocedió, asustada con la furia latente en el rostro de su marido.
— Cómo ?
— Tu abuelo me traicionó, el muy miserable!
Con Los ojos llameantes de odio, Kieran desenvainó la espada y arrastró a Laura hacia
afuera del túnel.
— Mi abuelo es incapaz ! — ella protestó. — Él nunca... — Kieran? Era una voz
femenina y musical la que lo llamaba.
— Sos vos, mi querido?
— Quién es ella? — preguntó Laura, llena de celos.
Las facciones de Kieran parecían talladas en piedra gris.
— Mi abuela.
Antes de que Laura se recuperase de la sorpresa, él preguntó con voz fuerte e
irónica:
— Dónde está el cobarde de Ross? Escondido debajo de tu falda?
— Claro que no, mi amor. Ross no está conmigo.
La mujer se aproximó, montada en un caballo blanco. Cuando llegó delante de él,
arrojó la capucha hacia atrás, revelando un rostro delicado, enmarcadado por
cabellos que otrora debían haber sido tan brillantes y sedosos como los de Laura,
pero ahora comenzaban teñirse de blanco.
— Mi Dios, cómo creciste! — murmuró bajito, los ojos azules llenos de lágrimas.
Era una lady en la mas completa extensión de la palabra, bonita, elegante y altiva. A
Laura le gustó de ella instantáneamente.
— Cómo diablos viniste hasta aquí? — preguntó él, con rudeza.
— Duncan me escribió . Y yo quería verte una vez mas antes de morir.
Él pestañeó, pero su expresión continuó dura.
— Entonces MacLellan me traicionó . Sé que el ejército de mi tío viene ahí detrás.
Pues yo no me rindo así tan fácil.
— Ejército? — Carina rió lentamente,. — Mis hombres son fieles, y jamas atacarían a
mi nieto.
Laura recorrió los ojos por los caballeros que se agrupaban al alrededor de la bella
señora. Miraban con hostilidad a Kieran, las espadas desenvainadas y erguidas en el
aire. Pero no había ningún gesto de ataque algún.
— Ross no quiere hacerte mal — dijo Carina.
— Seguramente fue eso lo que él le dijo a mi padre también. Minutos antes de
matarlo.
— Ah, mi hijo! Si al menos quisieses oírlo...
— Pero no quiero. El en persona me confesó ser culpable de la muerte de mi padre.
Los ojos color amatista se estrecharon.
— Guarden sus espadas! — rugió él, dirigiendose a la escolta. Los hombres se
volvieron hacia lady Carina, vacilantes.
— Obedezca, sir Giles — habló ella, bajando la cabeza coronada de plata. — Mi nieto
no nos atacará.
— Pero nos causó gran perjuicio la noche que huyó de Carmichael — respondió el
guerrero, que tenía ojitos vivaces y un bigote casi del tamaño de su rostro.
Aún reclamando, él guardó la espada, y fue imitado por los compañeros.
— Qué vas a hacer con ellos? — preguntó Laura.
— Nada. Sería un bobo si hiciese mal a un rehén tan valioso como lady Carina
Carmichael.
— Cómo puedes hablar así de tu propia abuela? — la reprensión de Laura fue hecha
en voz tan baja que nadie mas oyó. En seguida, ella giró hacia su visitante. — La
señora es bienvenida al Valle de Edén, lady Carina. Tengo mucho placer en ofrecerle
nuestra hospitalidad.
— Laura, no te atrevas a ir contra mi voluntad!
La tensión de Kieran era evidente, casi palpable. Laura sabía que él la consideraría
traidora, pero no tenía elección. Necesitaba forzarlo a hacer las paces con su familia.
Para el bien de él, antes que de cualquier otro.
— No estoy yendo contra vos. Sólo llevaré a tu abuela a casa, para de que ella pueda
descansar un poco, después de este viaje largo y cansador. Quédate aquí, si
quisieres, y espera a tu tío. Pero nosotros vamos a volver a Edén.
Palabras llenas de valentía, pero su fuerza de voluntad casi falló cuando él le dirigió
una mirada helada, que la paralizó.
— Muy bien, mi lady. No tengo como impedirlo, pero si que sepas que echaré mano a
cualquier recurso. Cualquiera.
Era una amenaza, y de las mas obvias. Laura sintió que su mundo, su bello mundo al
lado de Kieran, se derrumbaba a su alrededor.
Pero no había otro modo de ayudarlo. aunque eso le costase su matrimonio.
Cuando salieron del establo, le lanzó una última mirada, queriendo sonreír, queriendo
mostrarle su amor. Pero él ni siquiera se dio vuelta para verla.
— Dale sólo una ojeada a esos dos — susurró Nestta, entrando en la sala con la
bandeja en la mano.
Sentados al lado de la chimenea, envueltos en mantas, Duncan y Carina charlaban y
reían.
— Ellos se aman de verdad — dijo Laura, sintiéndose miserablemente sola.
— Papá siempre fue bueno con mi madre, pero yo tenía visiones. Sabía que él no era
feliz. Ahora entiendo mejor.
No había rencor en la voz de Nestta, sino indulgencia y cariño.
— Bueno, por lo menos alguien está feliz en medio de esta confusión — murmuró
Laura, con tristeza resignada.
Enojado y callado, Kieran se había ido al desfiladero sin despedirse. Ni siquiera la
había mirado, desde la llegada de su abuela.
— Ah, comida! Finalmente, mi Nessie! — exclamó Duncan, que había rejuvenecido por
lo menos veinte años. — Estoy con un hambre de león.
Carina miró a la bandeja llena de delicias y sonrió con timidez. Era evidente que se
sentía intrusa, invadiendo de ese modo Valle del Edén.
— Estoy feliz con tu venida, lady Carina — declaró Nestta, sensible como siempre. —
Estás produciendo mas efecto que todas mis pociones juntas.
La sonrisa de la bella lady se abrió.
— Él ya estaba bien cuando llegué.
Pero Duncan sacudió la cabeza.
— No, fue tu venida que me puso mas animado. Sabes bien lo que siento en relación a
vos, Carina.
— Yo amaba a Lionel — fue la respuesta, de encantadora simplicidad.
— Sé eso. No fui a raptarte por dos razones. Primero, porque vos lo amabas.
Segundo, porque me había dicho que él te trataría muy bien.
— Tercero, porque vos no sabías a donde él me había llevado — agregó lady Carina,
divertida. — Y cuarto, porque cuando vos me hallarás yo ya estaba esperando a Lion.
Laura atizaba el fuego en silencio, mientras oía los recuerdos de los dos. Como
mujer de Kieran, debía rechazar a los enemigos de él. Pero serían los Carmichael
realmente enemigos?
Sin poder contenerse, entró en la conversación.
— Por favor, cuéntame mas sobre Lion.
— Era nuestro primero hijo. Su nombre, como puedes imaginar, deriva de Lionel. Y
fue un nombre muy bien elegido, porque él era fuerte, poderoso y posesivo, habiendo
heredado el genio de su abuelo, no de Lionel. De pequeñito ya parecía una cría de león.
Hasta hoy lloro su muerte, principalmente porque ella dividió a mi familia.
— Fue Ross Carmichael quien lo mató? — preguntó Laura, yendo directo al punto.
—No.
Había honestidad en la afirmación y en los ojos claros.
— Pero Kieran me dijo que el mismo Ross confesó que se consideraba culpable de la
muerte de Lion.
— Es Verdad.
La bonita cabeza gris se ladeó, vencida. Laura llenó una copa de vino y la ofreció a la
visitante, hablando con cariño:
— Si es muy doloroso, no precisa hablar de eso, lady Carina. Yo la comprendo.
La otra aceptó y le dirigió una sonrisa.
— Sos una mujer de fibra, como pude constatar en el establo . Estoy feliz de que te
hayas casado con Kieran. Mi nieto apenas tuvo tiempo de conocer el amor, según las
cartas de Rhys.
— Rhys? Él le escribía ?
— No. Él le escribía a sus padres de él. Chrissy, la madre, es mi prima lejana. Y
Owain, el padre, es el brazo derecho de Ross.
Hubo un silencio antes de que ella prosiguiese:
— Rhys nunca reveló los planes de Kieran, pero de vez en cuando mandaba noticias,
para que sus padres no se preocupasen . Sólo que no lograba que sus padres no se
preocupen, porque un mercenario está siempre en guerra, siempre corriendo el
riesgo de... de caer en el campo de batalla. Yo vivo preocupada por Kieran. Y mas aún
sabiendo que él nos odia.
— No. Él la quiere .
— Es Verdad? — el rostro maduro, pero juvenil, se iluminó de repente. — Fue algo
que él dijo?
— Kieran es muy lacónico para elogiar. Pero cuando menciona su nombre, yo veo dolor
y nostalgia .
— Mi nieta es vidente — le informó Duncan, orgulloso.
— Es así ? — Lady Carina se interesó -, estudiando a Laura con atención. — Vos lo
amas?
Laura bajó la cabeza, abrumada.
— Lo Conozco hace muy poco tiempo.
— El tiempo no hace diferencia para el corazón. Y me puedes llamar Carina, si
quieres . Es un placer tenerte como mi nieta.
— Y si Dios lo permite, vas a ser dos veces nieta — intervino Duncan.
— Cómo ? - lady Carina pestañeó varias veces, espantada.
— Duncan MacLellan, vos no estarás pensando en...
— Y por qué no? Esperé ocho años para que tu luto terminase. Vos estás sola y yo
también. Por que no pasamos el restito de vida que tenemos juntos? Nos haremos
compañía el uno al otro. Y yo juro que seré un marido bueno y fiel.
Carina sacudió la cabeza, riendo.
— Vos no cambiaste en nada, Duncan MacLellan. Siempre queriendo manipular a las
personas. .
— Y siempre enamorado de vos.
Nestta se levantó y llamó a Laura.
— Vamos a dejar a las dos palomitas solas, sobrina. Qué tal si vemos como va la cena
?
— No, quédense con nosotros — intervino lady Carina, con una sonrisa maliciosa. —
No confío en este viejo mañoso. Y aún quiero decir unas palabritas mas a mi nueva
nieta.
Después, miró a Laura, el rostro muy serio:
— Ross está acampado cerca de Kindo, junto con doscientos hombres.
— qué? Eso es traición, mi lady. Yo...
— Calma, oye primero. No hubo traición alguna. Ross está
aquí por sugestión mía. No vino a pelear, sino para hacer la paz.
— Paz! — repitió Laura, retrocediendo hacia la puerta, su mente girando en un
torbellino. Precisaba avisarle a Kieran y cuanto antes.
— Con un ejército detrás de él?
Nestta la sujetó por el brazo con firmeza.
— Oye todo, criatura. Hay detalles que desconoces.
Las rodillas de Laura temblaban cuando ella acordó sentarse para oír.
— Ross y Megan actuaron mal cuando dejaron que Kieran creyera .que era hijo de
ellos— comenzó Carina, con la voz embargada. -
Pero ellos consideraban que eran culpables por lo que había pasado con Lion y Susan.
— Son los padres de Kieran — explicó Duncan, para dejar a su nieta bien situada en
la historia.
— Pero lord Eammon, padre de Susan y de Megan, prohibió el casamiento. Lion quedó
desesperado y le pidió a Ross que lo acompañase a Corthill.
— El castillo de lord Eammon — interpuso Duncan.
Lady Carina sonrió y prosiguió:
— Pero Ross estaba partiendo hacia Gales. Y también creía que el amor de Lion por
Susan era algo pasajero, por eso inventó una disculpa y no fue. Lion acabó yendo solo,
y fue matado en una emboscada.
— Entonces Ross no tuvo participación alguna en la muerte de Lion. — No, él estaba
en Gales. Sólo supo que su hermano había muerto un mes después. Quedó
destrozado, y se consideró culpable por no haber ido con Lion. Hallaba que, si
hubiese atendido al pedido de su hermano, la emboscada habría tenido otro
resultado.
— Eso lo puedo entender — volvió Laura, pensativa. — yo solía culparme porque no
estuve junto al abuelo cuando él sufrió la emboscada.
— Que tontería, Laura. Yo...
— No es una tontería , Duncan — cortó Carina, con suavidad.
— Ella te ama, y le hubiera gustado estar a tu lado en el momento del ataque. Lo
mismo pasó con mi Ross.
— Cuéntanos el resto, lady Carina — pidió Nestta.
— Si. Cuando llegó, Ross se pus loco. Fue detrás de Comyn MacDonnel, el asesino de
Lion, y lo mató. Después de eso, rescató al pequeño Kieran y se volvió para casa.
— Pero, por qué ese MacDonnel mató a Lion?
— Porque quería casarse con Susan.
— Y se casó?
— No. Susan se mató , cuando supo que Lion había muerto.
Hubo un silencio en la sala, quebrado sólo por el crepitar del fuego en la chimenea.
— Que historia triste — murmuró Laura.
— Si, muy triste. Ross traje a Kieran a Carmichael y lo crió como a su propio hijo,
para pagar la deuda que pensaba tener con su hermano. Si Lion se hubiese casado
con Susan, el castillo Carmichael sería de ellos, y no de Ros. Hasta mi Lionel llegó a
insinuar que Ross ambicionaba secretamente ser el dueño de Carmichael. Por eso,
creo, que para Ross fue tan importante criar a Kieran como a un hijo. Porque él sería
un día el señor del castillo, y no Ewan, que es mas chico.
— Pero por qué la historia se distorsionó ? Por qué Ross le contó a Kieran que no era
su padre?
Lady Carina tomó otro trago de vino, perdida en los recuerdos.
— A los quince años, Kieran tenía un genio terrible. Era belicoso y le gustaba la
espada como ningún otro miembro del clan. Sabía luchar mejor que muchos hombres
adultos. Peor aún, Kieran empezó a criticar los métodos pacíficos de Ross, y reunía
muchachos de su edad para hacer pequeños estragos en los castillo vecinos. Oh, nada
importante ! Una gallina y algunos huevos robados. Pero Ross comenzó a preocuparse
y a creer que Kieran destruiría la paz que venía siendo construida en Carmichael
hacia años.
Dos lágrimas se asomaron en los ojos de la bella lady, y una de ellas se escurrió
lentamente
— Entonces él resolvió contarle a Kieran la verdad. Y que El verdadero heredero de
Carmichael era Ewan. Pero mi hermana, Losbeth, comenzó a pelearse con Ros y Kieran
oyó la pelea. Losbeth insistía en que no tenía derecho a desheredar a Kieran, después
de haberlo hecho creer durante años que era él heredero legítimo. Los ánimos
quedaron exaltados. Losbeth dijo que Ross era el responsable de la muerte de Lion,
y en ese momento Kieran entró.
— Y vos, Carina? — preguntó Duncan. — Por qué no conversaste con el muchachito?
— Nosotros lo intentamos, Duncan. Sólo Dios sabe cuanto lo intentamos. Pero como
Ross quería que Ewan fuese el heredero de Carmichael, Kieran se convenció de que
Ross era el gran culpable. En la cabeza de él, Ross mató a Lion, fue forzado por
Lionel y por mí a criar a Kieran, y después que Lionel murió creyó conveniente
declarar a Ewan el verdadero heredero. Por mas que intentásemos explicarle la
verdad, nada conseguimos. Para él, estábamos todos complotados para defender a
Ross. Él desapareció de Carmichael, y Rhys se ofreció para ir a buscarlo. Y nunca
mas los vimos a los dos. De alguna forma, Kieran consiguió convencer a Rhys de que
Ross había mentido.
Carina ahora sollozaba abiertamente, y Laura se levantó para confortarla.
— No llore, lady... Carina. Hallaremos un modo de aclarar esta confusión.
La otra se enjuagó los ojos.
— De todos, quien mas sufre es el propio Kieran. Él no es así rencoroso, no tiene ese
genio vengativo. Era una criatura impulsiva ,pero dulce y cariñosa. A Él no le gusta la
vida que lleva, estoy segura. Mi pobre nieto!
— Abuela Carina, creo en todo lo que me contaste — dijo Laura, lentamente — Pero
creo que Kieran no lo va a creer. Él aún está lleno de... de...
— Odio— ayudó Nestta, con su modo franco y directo.
— Si — acordó Carina. — Yo lo vi hoy en el establo . Y nosotros nos llevábamos tan
bien , él y yo...
— Voy a conversar con el muchacho — dijo Duncan. — Lo ataré al pie de la mesa, si
es necesario , hasta que él oiga la historia completa. Voy a...
Se Levantó, hizo una mueca y se desplomó de vuelta en la poltrona, maldiciendo sus
piernas débiles.
Laura y Nestta corrieron en ese mismo instante, pero Carina ya se había arrodillado
delante de él y acomodaba las mantas sobre las rodillas del Lord.
— viejo temerario! Vas a quedarte quietito hasta que recuperes la salud. Ya perdí
un marido, y no quiero perderte a vos.
— Carina! — murmuró Duncan, incrédulo . - Vas a quedarte conmigo entonces?
— Por lo menos hasta que vos estés bien.
Duncan guiñó un ojo a Nestta, quien sonrió y sacudió la cabeza.
— Kieran no va a descansar mientras no vengue a Lion — dijo Laura.
— Ya lo sé — volvió Carina. — Él quiere matar a Ross y recuperar Carmichael. Por eso
emprendí este viaje, para ver si consigo reconciliar a los dos. Pero está difícil. No sé
ni por donde comenzar:
Laura se levantó.
— Por donde comenzar yo sé. Hay que conversar con Kieran e intentar hacerlo
entrar en razón, antes que sea demasiado tarde.
Capítulo XVII
"Dulce madre de Dios, ayúdame!", Laura intentaba eliminar de su mente la imagen que
su tía acababa de conjurar, en el intento de localizar a Kieran, pero era inútil. Esas
palabras parecían grabadas a fuego en su corazón.
— No , ese no es el pensamiento de Kieran. Él habló de la boca para afuera, porque
está enojado — contemporizó Nestta, abrazando a su sobrina.
— No, tía Nestta, no ganas nada con consolarme así. Yo intenté ayudarlo, pero su
odio es muy fuerte. Lo que encontré fue un muro de incomprensión.
Ahora sólo me resta buscar a Ross Carmichael.
— Será eso lo correcto , Laura?
— Bien, Kieran va a considerar que es la máxima de las traiciones, pero estoy
inclinada a creer en lo que lady Carina nos contó. Ross no es un asesino. Si no
convenceremos a Kieran, él cometerá el mayor error de su vida, matando a su tío.
Puede ser que Ross y yo consigamos que él nos oiga . Va a ser el único modo de parar
con esta terrible sed de venganza que él tiene.
— Yo voy con vos.
Laura negó con la cabeza.
— El abuelo y lady Carina pueden necesitarte .
Al salir, ella se volvió con tristeza hacia su tía.
— Tía , Ahora entiendo que es eso que vos llamas el lado negro de nuestro don.
Pero el caballo le tapaba la visión por completo. La única cosa que consiguió ver fue
un par de botas detrás del animal. No era sir Giles, de eso estaba seguro. Era alguien
de porte menor.
— Vamos. Tenemos que ir rápido.
Kieran quedó estupefacto. Era la voz de Laura.
— Laura? — llamó, atónito.
— Kieran! Qué estás haciendo aquí?
— Danzando una polca, no lo ves ? Yo soy el que pregunta. Qué estás haciendo sola
aquí?
— Buscando la verdad.
— Te Vas a encontrar con Ross?
Ella no respondió. La explosión de Kieran vino en seguida.
— Entonces es verdad que te vas a encontrar con él? No lo puedo creer. Primero
Rhys, ahora vos. El mundo entero me ha traicionado.
Laura retrocedió hacia la boca del túnel, asustada con la furia de su marido.
— Kieran, yo...
— Dónde está Ros? Cuántos hombres tiene?
— Doscientos. Acampados al lado de Kindo.
— Doscientos! Santo Dios! Él nos va a arrasar.
— Él no vino a pelear. Él quiere la paz.
— Quiere verme muerto. Y vos planeas ayudarlo! Es demasiado ! Vos te acuestas
conmigo, dices que me amas y todo el tiempo estás complotando contra mí.
— Tienes coraje de acusarme, cuando aún hace poco, hace menos de una hora, vos le
admitiste a Rhys que te casaste conmigo sólo para tener acceso al túnel?
— Él que te contó?
Mal formulada la pregunta. Kieran se dio cuenta que era imposible. Rhys estaba aún
en el desfiladero, bien vigilado por Martin.
— Vos me contaste ! — el rostro de ella parecía gris, desprovisto de emoción y de
calor. — Quedé preocupada cuando no te encontré y acabé echando mano a mi
maldito don para hallarte . Te Vi discutiendo con Rhys y oí tus argumentos. Vos sos
peor que Aulay. Él por lo menos no fingía ser cariñoso.
Kieran pestañeó. Súbitamente , percibió que no podría vivir sin ella. Percibió que ella
sufría, y sus ganas de suavizar ese sufrimiento fue mas poderosa que todo el su
deseo de venganza. Esos ojos vacíos y sin vida que lo miraban merecían la luz de
vuelta. Y sólo él podría dársela.
— Es verdad . Acordé casarme con vos porque el valle era ideal para mis propósitos,
pero ahora sé que te amo. Yo te amo, Laura. Dios, como me costó darme cuenta
cuanto te amo!
Ella lo observó atentamente, levantando la antorcha para leer los ojos amatistas. Y
leyó cuanto la quería. Leyó angustia, tristeza y amor.
— Y yo te amo, Kieran. — Extendió la mano. — Ven conmigo. Vamos a enfrentar esto
juntos...
— Laura, cuidado! — gritó Kieran.
Pero era tarde. Un par de brazos surgió de la oscuridad del túnel y la agarró por
detrás. La antorcha cayó de las manos de Laura, mientras ella luchaba por liberarse.
— Kieran!
Una hoja metálica brilló a la luz de la antorcha.
— Un paso mas y ella está morta! — vociferó una voz semejante al ronquido de un
jabalí.
Kieran se detuvo de inmediato.
— Vos de nuevo — murmuró, cerrando los puños con impotencia.
— — En carne y hueso. Bella escena, la de los dos!
Laura cerró los ojos, agonizando . Era él, el hombre de la cicatriz.
— Qué quieres? — preguntó Kieran, con voz autoritaria.
Se había ido el amante tierno y enamorado de esa tarde. Se había ido el hombre
torturado por la traición de sus familiares. Ahora se erguía delante de ella el
guerrero formidable que había invadido Edén hacia pocos días. Edén de su
corazón...
— Quiero de vuelta lo que es mío.
— Yo pago el doble de lo que Ross Carmichael te prometió.
— Carmichael? No lo conozco. Quien compró mi espada fue Henry Percy, y él me
ofreció algo mucho mejor que dinero.
— Si quieres un rehén, deja a mi mujer en paz. Yo voy con vos, sin resistirme .
— tu mujer? — La risa de él rebotó en las paredes del túnel, creando escalofríos en
la espina dorsal de Laura.
— Me parece que tenemos un pequeño malentendido por aquí. Esta bella dama no
podía casarse con vos, Sutherland.
— Aulay! — susurró ella, dominada por el terror, los ojos abiertos por el siniestro
descubrimiento.
— Él mismo.
El aliento fétido le llenó la nariz, mientras la lamina fría le presionaba la garganta un
poco mas.
— Laura es mi mujer — replicó Kieran, en voz baja y firme. — Suéltala y deja de ser
cobarde. Ven a luchar como un hombre.
— No, gracias. Vi muy bien como vos luchaste allá en el cañón, y lo que me
mostraste fue suficiente. Lo que vos vas a hacer es salir del túnel y cerrar la
entrada. Mi mujer va conmigo.
— Nunca! — gritó Laura, dando una mordida en la muñeca de Aulay.
— Perra Maldita!
Kieran aprovechó para avanzar, pero el otro fue mas rápido.
El puñal se aproximó peligrosamente a la garganta de Laura.
— Para atrás, o le corto este bello pescuezo. Para atrás!
Kieran se detuvo, impotente.
— Qué quieres a cambio de Laura?
— Mas de lo que vos podes ofrecer, Sutherland — respondió una voz en el fondo del
túnel.
Laura y Kieran reconocieron al inglés, que avanzó hacia los tres, una antorcha en una
mano y una espada en la otra.
— Por fin — gruñó Aulay. — No es fácil dominar a estos dos.
— Ah, la bella lady Laura y su galante maridito! — Percy soltó una risa desagradable.
— Qué pena seamos enemigos, Sutherland. Admiré mucho el modo en que
desbandaste el ejército de mi hermano Richard. Y el modo en que peleaste con mi
primo Armand, cuando él quiso violar a las monjitas de ese convento. Es como te digo,
una pena seamos enemigos!
— No soy tu enemigo. Nada tengo contra vos. Sólo quiero a mi mujer.
— Por eso es que vos sos mi enemigo, no lo ves? — Henry balanceó la cabeza,
consternado. — Porque no puedo atender tu pedido . Prometí a Aulay que le daría
Valle del Edén a cambio de la ayuda de él.
— Ayuda para qué? — Kieran avanzó un centímetro, la mano en la empuñadura de su
espada. Si consiguiese distraerlos, tal vez hubiese alguna chance. — Qué pretendes?
Tal vez yo te sea mas útil que Aulay Kerr.
— Qué pretendo? Escocia, naturalmente. Soy el rey, entiendes? El verdadero rey.
Loco, pensó Kieran. Ese hombre está completamente loco.
— Tenemos mucho en común, vos y yo — continuó el inglés. — Somos bastardos,
fuimos criados por gente de la familia y hemos perdido el derecho a la herencia. El
viejo Robert no me reconoció como hijo, pero tendrá que cambiar de idea. O morir.
Kieran avanzó otro centímetro. Ese loco pretendía usurpar el trono de Escocia!
— No me gustó el modo en que acabaste con mis hombres, Kieran Sutherland. Pero
tengo buen ojo para los buenos guerreros, y vos sos uno de ellos. Si jurases lealtad
a mí, puedo perdonarte la vida.
— Muy generoso de tu parte.
Kieran era irónico, pero se sentía tentado de aceptar, a causa de Laura.
— Nada de eso — se interpuso Aulay. — aunque él te jure lealtad a vos, va a
traicionarte . Y a robarme a mi mujer. Además, no precisaremos de él cuando tu
ejército llegue.
— Ejército? — repitió Kieran, avanzando un poco mas.
— Seiscientos hombres, armados hasta los dientes — explicó Henry, orgullosamente.
— Deben estar cerca. Por eso, caballeros, tenemos que apresurarnos . Pero nuestro
héroe tendrá que morir aquí.
Diciendo eso, sacó del cinto un puñal largo, que relució a la luz de la antorcha.
— Si vos no lo matas, yo haré todo lo que quieran — dijo Laura. — Todo! Hasta...
Una voz alegre y burlona la interrumpió.
— Kieran! Ey , Kieran! Vos estás ahí dentro, lo sé! No ganas nada con esconderte de
mí. Mi venganza será terrible !
Rhys. Por todos los dioses del cielo, era Rhys. .
Kieran soltó un silbido agudo. Era la señal de peligro , una clave secreta entre ambos.
Apuró la espada, pero Henry Percy sacó el puñal con una destreza impresionante. El
arma silbó en el aire, y Kieran, movido por el instinto, se tiró al suelo. EN ese
instante, la puerta comenzó a cerrarse, silenciosa e impasible. El puñal se golpeó la
pared y cayó a los pies de Kieran, brillando inofensivamente.
— No! — bramó él, desesperado, aún en el suelo, agarrándose con toda sus fuerzas a
la enorme pared, apretando los dientes y aplicando todos sus músculos, en un
esfuerzo hercúleo para mantenerla abierta.— Laura!
— Kieran! — La voz de ella le llegó a los oídos ahogada por las piedras macizas e
inexorables.
— Si intentas seguirnos — la voz de Henry era clara y estridente — le arrancaré los
cabellos a lady Laura, uno por uno.
Kieran golpeó con la cabeza en el suelo duro una, dos, tres veces.
Su desesperación no tenía limites.
— Kieran! — Rhys corrió hacia su amigo y lo ayudó a levantarse. Detrás de él, la
pared se había cerrado, recordándole una tumba.
— Estás bien? qué pasa?
— Aulay Kerr estaba en el túnel. Y se llevó a Laura.
— Cómo ? Estás delirando?
— No hay tiempo para explicarte . Vamos a darles unos cinco minutos, y después
abrimos la puerta... Rhys! Qué diablos estás haciendo aquí?
— Avistamos un ejército entero en la planicie.
— Es Ross. Por qué no estás con él?
—Sos un hombre imposible, Dios me libre y guarde ! Mírame , Kieran. Tengo cara de
hombre de Ross? Oh, deja las teorías de complot de lado ! No ganas nada con eso , mi
viejo, cuando uno no quiere, dos no pelean. Y yo no estoy dispuesto a pelear con vos
después de ocho años de ser mercenarios uno al lado del otro . De cualquier modo, el
ejército no es el de Ross, no señor. Es un ejército inglés.
— Los refuerzos de Henry Percy! — exclamó Kieran.
Estaban acorralados. De un lado, os ingleses, del otro, los Carmichael.
— Al desfiladero, todos! — gritó. — Inclusive los hombres de Duncan. En Valle del
Edén sólo quedarán mujeres y niños.
Menos Laura, pensó, desesperado. No podría vivir sin Laura. Tenía que salvarla, de un
modo o de otro.
Capítulo XVIII
— Pero ahora debemos salir de aquí cuanto antes. No tenemos tiempo que perder.
Ros se levantó.
— Voy a mandar a Owain reunir a los hombres.
— A dónde vamos? — preguntó Ewan.
— A Luchar contra unos ladrones entrometidos, pero vos te quedas aquí.
— No . Voy con vos. Extrañé mucho a Kieran.
— Mejor obedece a tu padre, Ewan — aconsejó Kieran. — Volveremos pronto, lo
prometo. Yo...
— Nada de eso. Voy con ustedes y punto final.
Tío y sobrino intercambiaron miradas , consultándose . Kieran hizo una señal leve de
asentimiento hacia Ross.
— Bueno, puedes venir. Pero quiero tu promesa de que te quedarás lejos de la
batalla. Asiste de lejos.
— Aceptado — respondió el muchacho, casi saltando de excitación. — Voy a buscar
mi armadura.
Para gran espanto de Kieran, los doscientos hombres estaban listos y marchando en
menos de treinta minutos. Ross, de hecho, sabía conducir un ejército y disciplinarlo.
A cierta altura, Ross, Kieran y Ewan se separaron de los demás.
— Owain, ustedes sigan hacia Lowther y posicionense para atacar — Ross había
asumido el tono de comando que Kieran conocía desde hacia mucho tiempos . —
Tengan cuidado de no ser vistos ni oídos.
— Y ustedes?
— Pronto tendrán noticias nuestras. Ahora ve.
Los tres se dirigieron a Stratheas, en busca del túnel. Desde allí irían hasta el
desfiladero.
— Pero antes quiero pasar por Edén — dijo Kieran. — Voy a pedir a lady Nestta que
me ayude a encontrar Laura.
— Es verdad que ella es una bruja? — indagó Ewan, con los ojos bien abiertos.
— Es así. Pero no de esas que conocemos de los cuentos. Nestta y Laura tienen un don
especial de videncia.
— Y vos crees en ellas? — preguntó Ross, provocativo. — Estamos haciendo progreso,
entonces!
— Me llevó algún tiempo para creer — concedió él. — Espera a ver.
— Carneros! — gritó Ewan, de repente, apuntando hacia adelante. — Un millar de
carneros!
De hecho, un rebaño interminable de ovejas se aproximaba bloqueando el camino.
Balaban sin cesar, produciendo un ruido enervante y ensordecedor.
— Dios del cielo, era sólo lo que nos faltaba — murmuró Kieran. — Tenemos que dar
la vuelta. Vamos a atrasarnos aún mas.
Un pastor se aproximó, moviendo desesperadamente a los animales, que no le
obedecían.
— Lorn! — gritó Kieran. — Qué pasa?
— Un maldito lobo que entró en la pradera y provocó esta desorden. Tenemos de
acabar con él.
— Si, después que yo acabe con los lobos de dos piernas. Vamos, Ross!
Contorneando al rebaño, pisando arbustos y piedras, avanzaron con lentitud
exasperante. De repente, Kieran sintió los cabellos erizarse. Alguien los observaba.
Giró rápidamente, alerta, la mano en el cabo de la espada. Pero todo lo que vio fue el
cielo oscuro, recortado por la silueta dominante de las montañas. Los carneros
continuaban su berreo, enervándolo al extremo.
Ross galopó hasta él.
— Qué fue, Kieran? Pareces haber visto un fantasma.
— No lo sé bien.
Tal vez fuese Laura. El primer día que ella había sido capturada por Aulay y Henry
Percy, no muy mucho lejos de allí, Kieran había sentido algo parecido.
"Laura!", exclamó en silencio, cerrando los ojos. "Ayúdame a encontrarte, mi Laura.
Ayúdame!"
Pero.. qué estaba haciendo? El No era un hechicero.
De repente, oyó un grito. En el bosque.
Un grito agónico, que lo hizo estremecer.
— Rápido, tengo que encontrar a lady Nestta! — gritó, por encima de su hombro.
Sin importarle los balidos, enfiló a Rathadack en medio del rebaño , y pegaba
patadas para espantar a los animales. Que berrearon mas alto aún, pero huyeron del
avance del garañón.
Cuando vio el camino libre, dio rienda suelta al caballo.
Pero lady Nestta nada consiguió. Tal vez porque estaba demasiado preocupada , tal
vez porque la presencia de Kieran y de Ross la intimidase. El hecho era que no había
conseguido ver nada en la famosa vasija dorada.
Kieran dejó el castillo muerto de aprensión y ansiedad.
Capítulo XIX
Kieran!
Kieran se detuvo, alerta . Girando la cabeza frenéticamente, buscó en la oscuridad
del cañón. Una imagen, rápida como un rayo, le cruzó la mente. El rostro de Laura,
pálido y descompuesto, contra una pared de roca oscura.
Roca oscura. Pero todas las rocas allí eran oscuras. Dónde, por Dios...? Agua. Había
agua corriendo en la roca. Había tierra en la boca de Laura.
La caverna.
El recuerdo lo fulminó, impeliéndola hacia adelante. La caverna donde había estado
con Laura quedaba a algunos minutos de allí, unos quince a lo máximo. Afligido,
consultó el cielo estrellado. Había perdido mas de una hora en una búsqueda
infructífera y tensa, y aún no había encontrado pista alguna.
Un par de horas mas y el ataque tendría inicio. Y, a pesar de toda su
desesperación para encontrar a Laura, Kieran no podría escapar al deber de estar,
en ese momento, al lado de Ross y de los demás.
Después de lo que le pareció una eternidad, vio la entrada de la caverna. Un tenue,
pero visible hilo de humo salía de adentro, y el corazón de él se detuvo . Alguien
estaba allá adentro.
— Dios, que sea ella! Dios, que ella esté bien— murmuró.
Ató al caballo lejos y , pegándose a las paredes y a los árboles, llegó hasta la boca
de la caverna. Nunca en su vida había sentido el terror y el pánico que ahora le
retorcía las entrañas. El miedo de perder a Laura le aceleraba el corazón y las
palmas húmedas. Mulentamente, desenvainó la espada y avanzó algunos centímetros
mas, hasta llegar a donde quería.
Espió con cautela hacia adentro, y vio el cuerpo de ella caído en el suelo. Había sangre
en el suelo y en el vestido.
Apenas consiguiendo mantenerse en pie, Kieran entró, vacilante y trémulo, ajeno a
cualquier otro peligro. Sólo conseguía ver el cuerpo de Laura en el suelo, inmóvil.
Sin embargo, su instinto de guerrero lo llevó a oír un ruido leve detrás de sí, cerca
de la boca de la caverna. Sin pensar, levantó la espada, exactamente a tiempo de
parar un golpe encima de su cabeza. El arma enemiga resbaló y golpeó pe-sadamente
sobre su hombro.
— Aulay!
— Él mismo.
Sin darle tregua a Kieran, él levantó la espada de nuevo. Kieranla paró con firmeza
en el aire. Irritado, Aulay envistió de nuevo, y de nuevo, y de nuevo. Y todas las
veces encontró la espada poderosa y maciza de Kieran bloqueando su camino.
Aunque el mercenario tuviese mas habilidad, Aulay era traicionero y ágil. Eludía los
ataques con increíble facilidad, torciendo el cuerpo hacia atrás y hacia adelante,
recordando los movimientos sinuosos de una cobra.
A cierta altura, Kieran consiguió alcanzarlo, rasgando su cota de malla. El ruido de
metal contra metal fue ahogaado por el grito de Aulay, seguido por un insulto.
— Miserable! — rugió, tambaleando hacia atrás, mientras en su pecho se abría una
flor escarlata.
Sin darle tiempo de recomponerse, Kieran asestó una serie de golpes, hasta
acorralarlo contra la pared.
Espada contra espada, rostro contra rostro, aliento contra aliento, ambos se miraron
jadeantes.
— Desiste, Aulay Kerr! Cuánto tiempo piensas que vas a aguantar aún?
— Mas que ella. — Sus ojos se estrecharon en perversa malicia, mientras él apuntaba
al cuerpo inerte. — Luchó tan poquito que hasta me dio pena. Pero finalmente,
acordó darme a mí lo que me era debido.
— No! — vociferó Kieran, en un auge de desesperación.
— Entonces pregúntale a ella. Mírala , ella está despertando.
Kieran giró la cabeza, y la distracción le costó caro. Empujándolo con cuantas
fuerzas tenía, Aulay levantó la espada para darle el golpe final.
Pero Kieran consiguió parar el golpe de nuevo. Con furia redoblada, fuera de sí , por
lo que Aulay le había revelado, su fuerza parecía avasallante. A pesar de que aún
lograba defenderse, Aulay sabía que estaba perdido. El espectro de la derrota y de
la muerte cambiaron su expresión de odio a puro terror.
En poco tiempo, Kieran lo desarmó.
En un gesto final de desesperación, Aulay sacó un puñal de su bota y lo lanzó en
dirección a Kieran. Pero, a pesar de ser muy hábil con los puñales, él se hallaba en
franca desvantaja. Además, de estar psicológicamente derrotado , estaba
debilitado por las heridas que había recibido, uno de Laura y otro de Kieran. El puñal
erró su blanco, pasó zumbando cerca de la cabeza de Kieran y se partió al medio al
encontrar la roca de la pared.
— No! — bramó Aulay, corriendo desesperado hacia afuera de la caverna.
Con dos largos pasos, Kieran lo alcanzó. Fuera de sí, lo agarró por el cuello,
levantándolo en el aire con toda la furia desatada en él. Lo Sacudió como a un
muñeco de trapo y , con un rugido salvaje, lo tiró hacia abajo, donde el río corría
sobre el lecho de piedras puntiagudas. Las manos de Aulay se aferraron
frenéticamente en el aire, y su grito aterrorizado cortó la noche calma,
mezclándose con el murmullo del agua. La túnica se agitó- como alas de un
murciélago, flotó por breves instantes y se desempeñó en el abismo.
— Kieran!.— llamó al voz asustada de Laura, en lo profundo de la caverna.
Jadeante, exhausto, él volvió lentamente y se arrodilló al lado de ella.
— Todo ha acabado, Laura.
— Él me atacó. Él...
— Shh.
Violada. Su amada Laura había sido violada. No había otra palabra. Y eso lo quemaba
como un ácido por dentro.
Sin decir una palabra, Kieran se levantó y rasgó un pedazo de la túnica, con la cual
improvisó una venda para la frente de Laura.
— Dónde mas estás herida? — preguntó, preocupado.
— Sólo en el alma.
— pero... y toda esa sangre ?
— es de él. Intenté apuñalarlo. Oh, Kieran, qué pesadilla!
— Quieta . Ahora estás conmigo.
Se Oyó un gruñido en el fondo de la caverna. Kieran se levantó- alerta, tomó la
espada del suelo.
— No te muevas. Voy a ver que es.
Laura lo observó ir hasta la parte mas oscura de la caverna.
— Cuidado, Kieran. Puede ser...
— No es nada. Es un lobo. Tal vez Dhu.
— Dhu! Pero, cómo...? Él está vivo?
— Lo Está. Pero muy herido.
Con esfuerzo, ella se levantó y fue hasta allá. El animal yacía acostado, el pelaje
lustroso lleno de sangre y tierra.
— Él intentó salvarme . Ahora entiendo lo que pasó. Aulay estaba a punto de ... de ...
— Lo sé, Laura.
— Yo estaba atontada y sin fuerzas. De repente, Aulay había desaparecido, no estaba
mas apretandome contra la pared. Y yo me desmayé. Debe haber sido en ese
momento que Dhu entró. — Su mano acarició el pelo de Dhu con cariño. — Muchacho
valiente! Tenemos que llevarlo a Edén, pero primero vamos a hacer un vendaje .
Cielos, que...
— No hay tiempo, Laura. El ataque va a comenzar dentro una hora.
— Si No fuese por él, yo habría muerto antes que vos llegases, Kieran. Vamos a
salvarlo!
— Él se está muriendo.
— Tal vez no. Lo s ojos aún están brillantes.
Kieran levantó los brazos, en un gesto de desesperación.
— Pero como podría cargar a un lobo herido y a vos hasta Edén?
— Debe haber un modo — respondió ella, levantándose y dándole un beso. — Los
Mercenarios son geniales para conseguir lo imposible.
— Hechicera — murmuró Kieran, sacudiendo la cabeza, y dándose por vencido.
— Gracias, mi amor! — Ella se tiró al cuello de su marido, aunque el movimiento le
costó una mueca de dolor. — Y tu tío? Y los ladrones?
— No son ladrones. Y mi tío... Bien, te explicaré todo después. Ahora, vamos a Edén.
A pesar del cariño y de la ternura, Laura sintió una especie de rechazo que la
congeló por dentro. Era como si él tuviese prisa de librarse de ese abrazo.
Muriendo por dentro, Laura reunió el poco de orgullo que aún le restaba y se alejó.
— No es necesario que me acompañes, si no quieres. Sé ir sola.
Henry estiró ;as piernas con un suspiro de satisfacción. Su tienda era grande,
confortable y lujosa. Algunos caballeros se habían levantado para saludarlo, pero la
mayoría dormía el sueño de los justos. Un par de escuderos pulía su armadura,
mientras, allá afuera, un tercero cuidaba de una liebre que se asaba en la hoguera.
En un rincón de la tienda, un sirviente llenaba una bañera de cuero con agua
humeante.
Era bueno volver al comando.
— Me Mandó a llamar, mi Lord? — preguntó Fitzhawk, entrando.
— hace mas de media hora.
— Lo Siento mucho. Estaba ...
— No importa. Aulay Kerr ya llegó?
— Ni una señal de él.
— Ese loco! Nunca debí haberlo dejado con la rubia. Si él arruina mis planes...
— Quiere que mande a buscarlo?
— No, hay mucho tiempo aún. Quiero el ejército listo y de pie cuando salga el sol .
— Mis hombres podrán saquear el valle, mi Lord? Los sueldos de ellos están
atrasados.
— LO Sé , pero es que le prometí a Aulay Kerr...
Henry se interrumpió. Aulay Kerr que se fuese al infierno. A Quién le importaba ese
proyecto de hombre?
— Pero él desobedeció y lo prometido ya no se cumplirá — continuó. — Por lo tanto,
le concedo a nuestros hombres el derecho de recibir su justo premio.
— Mi Lord, su baño está listo — dijo el sirviente.
— Por fin ! No aguantaba mas...
EN ese momento, el suelo comenzó a temblar bajo sus pies.
— Terremoto! — gritó FitzHawk, con ojos desorbitados.
— A las armas! — gritó alguien afuera. — Ataque! Nos Está atacando!
Una oveja entró balando en la tienda, desorientada.
— Saca esa cosa de aquí, Fitzhawk! — gritó Henry, saltando en un solo pie, mientras
intentaba ponerse la bota.
Pero los balidos afuera eran ensordecedores.
— Dios del cielo!, qué está pasando aquí?
— Ovejas, mi Lord — gritó Fitzhawk, desenvainando la espada, aunque no supiese
para que. — Millares de ovejas.
Percy corrió hacia afuera de la tienda.
Era un cuadro dantesco. las ovejas bajaban masivamente desde la montaña , y por
donde pasaban dejaban un rastro de desolación y aridez. Los bramidos de los
soldados se mezclaban con los balidos interminables y los relinchos despavoridos
de los caballos. Las Tiendas cedieron con la presión del rebaño . Algunas cayeron
sobre hogueras y se incendiaban . A la luz de las llamas fantasmagóricas, Henry
Percy vio a sus soldados semi desnudos , corriendo mas atontado y mas asustados que
las ovejas. Huían de ese ataque inesperado, intentando escapar de las patas
implacables que pisoteaban todo lo que encontrasen en su camino.
Sentada en un banco bajo los árboles , Laura miraba distraída a Freda y a Dhu, que se
recuperaba de la herida. Las crías se perseguían unas a otras y rodaban en el suelo.
— Ah, estás ahí! — exclamó Kieran, con voz jovial, dándole un beso en la frente y
sentándose a su lado. — Ross y los Carmichaels ya están camino a casa. Acabo de
dejarlos en el desfiladero.
— No tuviste ganas de ir con ellos?
— No. Tengo muchas cosas que hacer por aquí. Stratheas nos está esperando, y hay
rebaños para cuidar. — Él hizo una mueca y rió. — Hace dos semanas que fue la
batalla, y hasta hoy aún seguimos encontrando ovejas perdidos por ahí. Hoy hallé
cuatro mas , cerca del río.
— No consigo verte como un pastor, Kieran. Y mi pregunta fue seria. Estoy contenta
con tu reconciliación con Ross, pero vos no querías el castillo Carmichael?
— Quién, yo? No, tengo todo lo que quiero aquí mismo.
Diciendo eso, descansó el brazo sobre el hombro de Laura. Era la primera vez que él
la tocaba. Laura ansiaba estar con su marido, pero , por miedo a ser rechazada, se
limitó a levantar la cabeza. La amargura y el odio habían desaparecido de la mirada de
Kieran, pero había permanecido aún una amargura profunda.
— Stratheas es pequeño y frío, comparado con Carmichael - dijo ella, bajito.
— Pero el Valle del Edén es el lugar mas bonito del mundo, además de tener las dos
únicas cosas que me interesan. Paz y a vos.
Ella se calló. Le Gustaba lo que oía, pero aún así sentía algo en el aire que la
perturbaba.
— Nuestro enfermo se está recuperando... — comentó él, mirando a Dhu.
— Si, pero cuánto tiempo va a aguantar viviendo en establos y comiendo migajas? Un
día él va a huir y ... y...
Laura no pudo continuar y soltó un sollozo.
— Pero qué es esto? Laura, nos juramos no tener secretos p. Qué estás haciendo?
Lloras por cualquier cosa ahora. Eso no es propio de mi guerrera.
— Sos vos quien desistió de todo por mi causa. Si no fuese por mí, vos estarías en el
otro castillo, ese que Ros te ofreció.
— Corthill? Queda del otro lado de Escocia, Laura
— Pero dicen que es bonito, lujoso , grande...
— No quiero saber nada con Corthill, ni con Carmichael.
Ella se retrajo, y Kieran sintió una puntada de angustia. EN esas dos semanas, había
hecho lo que estaba a su alcance. No la había tocado mas, manteniéndose a distancia
del sexo, aunque su cuerpo lo reclamase como un león enjaulado. De alguna forma,
Kieran percibía que su pasión por Laura la asustaba, seguramente recordándole el
terrible ataque de Aulay.
— Yo nunca te haría mal, vos lo sabes — dijo, con suavidad.
— Claro que lo sé. Por qué dices eso?
— Porque te retraes cada vez que yo me aproximo.
— Yo? Yo me retraigo? Pero sos vos quien me vive evitando! -— Los labios de ella
comenzaron a temblar de nuevo. — Se bien que no puedo culparte. Tienes toda la
razón de no querer... de no querer una mujer usada.
Kieran le tomó el rostro entre las manos y la obligó a mirarlo.
— Vos no una mujer usada, Laura Sutherland. Sos mi mujer, y yo te amo.
Ella pestañeó, los ojos límpidos mirándolo con intensidad.
"Aún lo soy ?", parecían preguntar. Pero ella no osaba formular esa pregunta, y eso
lo conmovió aún mas.
— Yo te amo desde el primer momento en que te vi. No, a decir verdad, ese día
quedé furioso con tu ataque, pero de ahí en adelante vos demoliste mis defensas una
a una, con una eficiencia excepcional.
— Una descripción bien romántica — rió ella.
—. Yo te amo, Laura. Si quisiera librarme de vos, habría insistido en casarme de
nuevo frente a Ross, Ewan y todo el clan Carmichael?
— Pero vos... no me has buscado en la cama.
— No es por falta de ganas, lo juro. Si lo dudas, pregúntale al vigía cuantas veces
tuve que salir de madrugada para meterme en el agua helada del lago. Todo lo que
quiero es que vos te recuperes, mi Laura. Vos estás herida en el cuerpo y en el
espíritu.
Siguió un silencio. Un petirrojo comenzó a piar y Freda ladró de vuelta.
— Lady Nestta tenía razón — continuó Kieran. — Ella me dijo que nosotros debimos
conversar sobre lo que pasó en la caverna, pero yo no quería amargarte con
recuerdos tristes.
— Pero es eso lo que me angustia — replicó ella, desesperada. — Yo no consigo
recordar nada. Desde el momento en que mi cabeza golpeó contra la pared, no sé
mas qué pasó. Es... es como si yo tuviese un blanco en esa parte de la memoria.
Kieran la levantó de su lugar y la sentó en su falda, feliz con la docilidad con que
ella se dejó cargar.
— Mejor que recuerdes. Así no hay nada para perturbar tu sueño...
— Pero yo sueño con eso toda las noches. Toda las noches, es un tormento sin fin.
Sólo que el sueño se acaba antes que sepa si Aulay... si él...
— Shh, quieta.
— No lo veo pero oigo a Aulay y a Dhu luchando. Oigo el gruñido de Dhu, oigo el
golpe de su cuerpo en el suelo. Aulay riéndose, después se cerca a mí, cada vez mas
cerca... y ahí me despierto.
— Tal vez sea mejor así.
— Si, puede ser.
Laura no sabía si debía hablar o no. Finalmente. Resolvió hacerlo . Después de todo,
ya había habido muchos secretos y medias verdades entre ambos.
— Tía Nestta dijo que estoy esperando.
— A Quién?
— Cómo a quien? Un bebé!
Si no estuviese tan preocupada, Laura habría reído gustosamente. Kieran la miró
perplejo, con la boca abierta, los ojos en shock y deslumbramiento.
— Es por eso que quiero recordar tanto lo que pasó — continuó ella, mordiéndose el
labio, luchando contra la desesperación que se había instalado en su alma. — Para
saber quien...
Por Dios, no había como continuar. Incapaz de controlarse, se largó a llorar
desconsoladamente.
— Hace cuánto tiempo que sabes? — preguntó él, finalmente entendiendo el drama
por el que pasaba su mujer.
— Algunos días.
— Debiste haberme contado antes, mi dulce guerrera. El bebé será nuestro, tuyo y
mío. — Su mano se posó con ternura sobre el vientre chato y liso de Laura. — la
primera generación de Sutherland de Stratheas.
— Pero... y si fuera un niño? — insistió ella angustiada — Cómo puedes nombrarlo
heredero, si fuese hijo de... de...
— Él tendrá tu sangre en las venas — la cortó Kieran con voz calma. — Y heredará
Stratheas.
Ella inclinó la cabeza y lloró bajito.
— Oh, Kieran, tu bondad me deja mas triste aún.
Él la llevó a adentro, la acostó y la tuvo entre sus brazos hasta verla adormecida. Y
cuando lo consiguió, al mirar el rostro frágil de su amada devastado por el
sufrimiento, Kieran estuvo seguro de que amaría al muchacho, fuese el hijo de Aulay
o no.
Ahora comprendía a Ross y a Megan. Ellos lo habían criado como a un hijo porque lo
amaban. Así sería con el hijo de Laura, que ahora era suyo también. No importaba de
quien fuese el semen, el niño sería su hijo. Y aprendería todo lo bueno que le
pudiese enseñar.
— Kieran?
— Estoy aquí, Laura — dijo él, tomándole la mano. — Duerme un poco mas, mi
querida.
Ella lo miró tiernamente , extendiéndole los brazos.
— No es sueño lo que estoy precisando.
Capítulo XX
Algunas estrellas aún brillaban en el cielo oscuro, pero una suave coloración rojiza ya
aparecía en el horizonte, junto a las montañas del este.
Laura empujó a Kieran hacia el campo, fuera de los muros de Stratheas. Ya se podía
ver abajo la procesión de muchachas vestidas de blanco que tomarían parte de la
cosecha del rocío.
— Vamos , se el sol sale acabará secando el rocío antes que la gente pueda
recogerlo.
— Vos ya sos bonita, mujer! — protestó Kieran, dejándose arrastrar por el puente
levadizo. — Quieres que yo sufra mas de pasión?
— Bien, si no quieres venir, entonces vuelve a la cama. Sé que debes estar exhausto
con las reformas de Stratheas. Y además, esta parte del rito de Beltane es mas para
muchachas. Yo siempre lo hice sola.
— Ahora ya no estás mas sola. Ya me estoy despertando. Ni aunque quisiese,
conseguiría dormir de nuevo.
Atravesaron el pasto, las botas de Kieran contrastando con los pies descalzos de
Laura. De repente, ella lo empujó hacia un árbol y lo enlazó por el cuello.
— Hoy es el día del ritual del fuego, y yo pensé en términos de nuestra hoguera
particular allá arriba, en el cuarto.
Kieran sintió la suavidad del cuerpo de la mujer pegándose al suyo.
— No me tientes, mujer. Sabes que ya no aguanto mas?
— Ni yo. El niño va a llegar en dos meses, y yo tengo ganas de ser tu mujer de nuevo.
Laura quedó en puntas de pies, y lo besó con el ardor de meses de abstinencia.
— Hechicera! Estos fueron los meses mas largos de mi vida.
— Para mí también. Pero hoy será nuestro día.
—Estás segura?
— Claro que si.
— Ya va a amanecer y ustedes están ahí besuqueándose como recién- casados? —
reclamó una voz alegre y vibrante.
Laura se desprendió de su marido y corrió hacia lady Nestta, que llegaba en un
caballo blanco, confortablemente instalada sobre el pecho de su orgulloso marido.
— Tía Nestta! Qué locura! Qué viniste a hacer aquí?
— A recoger el rocío de mayo, ! Como hice todos estos años.
— Pero cómo? Vos ni siquiera puedes doblarte en dos , tía!
— Veremos. Kieran, ayúdame a descender del caballo.
— Oh... — dijo Rhys,. — Es mejor buscar ayuda, amigo! Ella está mas pesada que
Rathadack.
Nestta le dio un codazo a su marido, y ambos estallaron en risas.
— Creo que el bebé nacerá hoy — cuchicheó Laura a Kieran, minutos mas tarde. — Un
día mas que apropiado para una muchachita.
— Ustedes son brujas! — rió Kieran. — Como puedes tener certeza de que es una
niña?
— Tía Nestta la tiene. En Consecuencia, yo también.
Kieran cubrió los labios con la mano y cuchicheó:
— Y yo también. Pero no le digas a nadie.
Ambos rieron.
— Hoy es día de fiesta en el valle. Comienza con la cosecha del rocío , después vienen
las danzas del árbol de mayo, los torneos con la coronación de la reina y los rituales
de Beltane.
— Y vos pretendes hacer todo eso? — preguntó Kieran, decepcionado.
— No .Sólo la cosecha del rocío. Por la noche, estaré a tu disposición, mi amo y señor.
A pesar de sentirse unidos como nunca, había aún una mancha obscureciendo esa
felicidad. La paternidad del pequeño Ross Lion, que había nacido en una mañana
radiante de marzo, continuaba atormentándolos a ambos. Kieran amaba al niño desde
el instante en que lo había visto, pero sabía que Laura se torturaba con la idea de
que tal vez él no fuese su hijo. Ross Lion había nacido rosado y fuerte, con los ojos
azules y la misma disposición de su madre. Pero no se parecía a nadie.
— De aquí a dos semanas, Ross y Megan vendrán a visitarnos dijo Laura. — No los
extrañas?
— Si . Ahora que hice las paces con Ross, me siento medio tonto por haber escapado
de casa.
—Vos te sentías herido, y con razón. Ellos no debían haberte mentido .
Se le ocurrió a Kieran que él y Laura podían incurrir en el mismo error. Si mas tarde
Ross Lion terminase pareciéndose a Aulay, ellos le contarían la verdad?
— Ah, esta va a ser una mañana gloriosa! — exclamó Nestta, levantando los brazos de
puro placer. — Vamos, que las niñas ya están impacientes.
Kieran y Rhys se quedaron observando mientras ellas hacían un círculo en medio del
pasto, todas con túnicas blancas con un cordón dorado en la cintura. Recordaban a
las ninfas salidas del río.
— No pueden mirar ! No pueden mirar! — gritaron las dos a sus maridos.
Obedientes y resignados, los dos se habían vuelto hacia el barranco.
— Es una tontería pagana ! — exclamó Kieran, sonriendo. — Y dime, cómo están
Duncan y la abuela? Por qué no quisieron venir con ustedes?
Rhys soltó un ronquido irónico.
— Adivina.
— ahora? A esta hora?
— Por lo menos detrás de la puerta, cuando fui a llamarlos, oí risitas ahogadas,
ruidos de pasos corriendo, esas cosas de recién casados. Creí que era mejor dejarlos
allá.
— Viejo libidinoso! — rió Kieran. — Quien diría, con mi propia abuela ! Sólo espero que
Megan y Losbeth aprueben este casamiento.
— Claro que lo van a aprobar. La familia sufrió muchas tribulaciones. Nadie le va a
negar al otro una porción de felicidad.
—Ojalá sea así. Y en cuánto a ustedes dos? Por ahora Nestta está contenta en Edén,
pero cuando Collie crezca y se case? Yo había pensado en darles Stratheas a
ustedes y quedarme con Carmichael, pero ahora...
— No, señor! Stratheas es de ustedes, Nessie y yo tenemos planes mejores. — Rhys
apuntó en dirección al sur, los ojos brillantes de entusiasmo. — Estamos pensando en
construir nuestro hogar entre la Torre de Edén y el desfiladero. Nada muy grande.
Sólo una torre donde podamos criar a nuestros hijos.
— Es una bella idea, compañeros.
— Listo, pueden mirar — dijo la voz alegre de Laura, por detrás de ellos.— me Lavé
el rostro y el cuerpo con el rocío de mayo. Ahora no tienes mas salida, Kieran
Sutherland. Estás atrapado para siempre...
— Mira ! Alguien está viniendo allí — dijo Rhys.
Kieran giró.
— No debe haber ningún problema, sino ya habríamos oído una alarma.
— Ah, es Collie. Esa cabecita color zanahoria es inconfundible.
— Si, pero quién viene detrás de él?
Todos se agruparon De repente, Rhys bramó:
— Mi Dios! Esa es mi madre! Y papá!
No fue una sorpresa. Fue un shock.
— Y junto con ellos vienen Megan, Losbeth y Lucas — murmuró Kieran.
Por Dios, no estaba preparado para esa visita. Sus pies se clavaron al suelo, su boca
se secó. Qué poco habían cambiado con el pasar de los años, pensó, mientras el
pequeño cortejo se aproximaba. Ligera arrugas en la cara de Lucas, algunos hilos de
plata en los cabellos negros de Losbeth. Cuando consiguió fijar la vista en Megan, su
visión se transformó en un borrón .
Allí estaba ella, la mujer que lo había acunado, que le había enseñado a caminar, que
había permanecido al lado de su cama durante días cuando había contraído
sarampión, esa enfermedad terrible de la que pocos escapaban. Las grandes trenzas
rojizas y los profundos ojos castaños oscuros eran los mismos.
"No voy a llorar, no puedo llorar", pensó Kieran. Pero dos lágrimas traicioneras
relucieron y se deslizaron lentamente por su rostro.
— Ross! Esperábamos tu visita dentro de algunos días! — exclamó Laura, diminuyendo
la tensión reinante con una sonrisa encantadora de bienvenida. — Qué sorpresa
deliciosa!
Kieran miró a su alrededor, sin saber que hacer o que decir, todos esperando que él
hiciese las presentaciones. Abrió la boca, la cerró, la abrió de nuevo. Sintiéndose
medio imbécil, intentó aclarar la garganta, pero había un nudo en ella.
Nestta, sensible como siempre, intentó salvar la situación.
— Rhys, por que no me avisaste que tu familia vendría?
— No sos tan buena con tus adivinaciones — la provocó él.
Todos rieron, divertidos, mientras lady Nestta le daba un codazo.
— Por qué estas muchachas aún están en camisolas de dormir? — preguntó Ewan,
intrigado, apuntando al alegre grupo que comenzaba a dispersarse por la pradera.
— Ellas hicieron la cosecha del rocío de mayo, Ewan — explicó Lucas,
pacientemente.
— Para qué?
— Calma, muchacho! — Ross sonrió, despeinándole los cabellos a su hijo. — es un
secreto femenino. Pero lo sabrás pronto de que se trata.
Lo que se siguió fue una charla generalizada, a veces descontrolada , a veces
atropellada , pero llena de alegría y de placer de verse nuevamente reunidos.
— Kieran, estás mas grande que tu padre — dijo Losbeth, cuyos ojos eran color de
violeta, iguales a los de su sobrino. — Ayuda a esta vieja tía a desmontar. Tengo los
huesos hechos una miseria.
— Vieja tía, ... si — murmuró él, pegandobajándola como si fuese una nena de seis
años. — Qué bueno verte, tia Losbeth!
— Te extrañé mucho ,mi querido. Es buenbo verte tan guapo.
— Oh Rhys, estoy tan contenta! — exclamó Chrissy, abrazando a su hijo con fervor.
— Pero, por que dejaste que tu linda mujercita viniese en este estado? Ella debería
estar descansando con los pies para arriba.
— Lo intenté, madre! Pero, quién puede con Nessie?
— Yo puedo — respondió ella, mirando a su nuera. — Ven, mi hija, vamos a Torre de
Edén. Y no quiero oír un No por respuesta .Soy tu suegra, y pretendo hacer justicia a
mi título.
Megan le sonrió a Kieran.
— Como ves, la lengua de Chris continua tan afilada como siempre . Trajo un carro
lleno de regalos para lady Nestta.
— Ella no es la única persona nerviosa por aquí — replicó Kieran, con la voz embargada
por la intensa emoción. — Yo... Dios, ni sé cómo decirlo. Estoy tan arrepentido y
avergonzado...
— No, mi hijo, nosotros somos quienes debemos pedir disculpas. Si hubiésemos...
— No. Ustedes actuaron correctamente , y hoy yo admito ese hecho sin reservas. Y,
si me diesen permiso, me gustaría volver a llamarlos papá y mamá nuevamente.
— Como antes — susurró Megan, posando la cabeza en el hombro de Kieran y
comenzando a llorar.
— Calma, Megan, mi querida — dijo Ross, con los ojos tan brillantes como los de
Kieran. — Esta es una fiesta de alegría, no de llanto.
— Tienes razón, papá — volvió Kieran. — Y para coronar nuestra mañana de
primavera, queremos que vengan a conocer a mi hijo.
Laura estaba mu nerviosa cuando puso al niño en los brazos de Megan. Y si notasen la
poca semejanza entre él y Kieran?
Pero Ross, Megan y Losbeth quedaron encantados con la criatura. Quien no les
correspondió con la misma alegría fue Ross Lion, quien, asustado con tantas caras
nuevas, se puso a llorar, en un llanto ensordecedor.
— No, mi amor, no! No llores así, por favor, si no todos aquí van a pensar que soy una
madre terrible!
Kieran llegó con una bandeja.
— qué pasa? Está enfermo?
— No, es pura maña. Él se alimentó como un rey y está con pañales limpios. No sé que
...
— dame al muchacho aquí — dijo Kieran, autoritario, sacando a su hijo de los brazos
de su madre y acomodándolo sobre su hombro. El bebé se tranquilizó en ese mismo
momento , y hasta se dignó a sonreírle a los presentes.
— Traidor — protestó Laura.
Megan y Losbeth se rieron.
—El mío también era así — dijo Losbeth. — Yo hacía de todo pero si algo lo
incomodaba, era con el padre con quien quería ir.
— Ross Lion va a ser alto como Kieran — dijo Megan, sacando al bebé del pecho de
Kieran. — Vean que tamaño !!.
— Los ojos son iguales a los de Kieran. — Megan continuó. — Primero pensé que
eran azules como los de Laura. Pero con mas luz , se ven los reflejos violeta.
Laura se aproximó, insegura, y examinó el rostro de su hijo con toda atención. Al
cabo de algunos instantes, se volvió con una sonrisa luminosa hacia su marido.
— es así! Y tiene hoyuelos en el rostro! Cómo es que no me di cuenta de eso antes?
Kieran, él tiene tus hoyuelos!
— Yo no tengo hoyuelos — dijo Kieran, serio.
— Entonces , qué es eso de ahí? — preguntó Megan, divertida.
— Son arrugas.
Mientras todos rían, Laura tuvo ganas de ponerse a bailar . Ross Lion tenía hoyuelos
en el rostro y bellos ojos violeta. Era hijo de Kieran, sin la menor duda. Al levantar
el rostro radiante hacia su marido, este la abrazó, cuchicheando:
— No sé si el bebé me gusta mas, sabiendo que es mío pero estoy contento de que
vos no cargues mas con ese peso en tu corazón. Ahora no hay nada que pueda
empañar nuestra felicidad, querida.
EN eso, Collie entró a la sala , colorado y despeinado.
Laura, Laura!! , Rhys te mandó a llamar urgente. Llegó la hora de tía Nestta.
FIN