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TITULO EL MERCENARIO ESCOCES

TITULO ORIGINAL: LION'S LEGACY


AUTORA: SUZANNE BARCLAY
TRADUCIDO POR: Grupo de traducción constanzanenglish@yahoo.com

PROTAGONISTAS KIERAN SUTHERLAN Y LAURA


MACLELLAN
GENERO: Romance Histórico/ Medieval (1381) / Escocia
Highlands

LA LUCHA DE DOS CORAZONES...


QUE PUEDE SURGIR DEL ENCUENTRO DE UN GUERRERO HIGHLANDER Y UNA
HECHICERA ESCOCESA ?

Kieran Sutherland no perdonaba la traición de su clan, que lo había llevado a


renunciar al amor en nombre de la venganza, hasta que conoció a lady Laura:
una mujer con el poder de inflamarlo mas que cualquier grito de batalla.
Con sus dones, Laura había previsto la llegada de un guerrero orgulloso y
dominante. Y cuando Kieran la miró, ella tuvo miedo. Pero también sintió la
soledad que corroía el alma del bravo caballero. Y supo que era su destino
curar aquel corazón torturado!

LA SED DE VENGANZA ARDIA EN LA SANGRE DE KIERAN SUTHERLAND


A los quince años Kieran Sutherland descubrió que quienes creía eran sus
padres eran en realidad sus tíos. Su padre biológico estaba muerto y Kieran
supone que quien lo mató
Fue su padre adoptivo movido por la codicia por la herencia Carmichael.
A los quince años huyó de su casa para convertirse en un mercenario e hizo
un voto de celibato...
NO TOCARIA NINGUNA MUJER HASTA QUE MATERIALIZARA LA VENGANZA
Ninguna mujer , y mucho menos el amor, desviarían a Kieran de su principal
objetivo: recuperar el castillo Carmichael y vengar la muerte de su padre

Kieran , como mercenario, es contratado para proteger un castillo de


saqueadores ingleses, pero descubre que su contratante no tiene nada mas
que ofrecerle como pago mas que la mano de su renuente nieta, Laura
MacLellan.

SUS VISIONES LE PREDIJERON LA LLEGADA DE UN


CABALLERO PODEROSO
Y Laura supo de entrada que Kieran Sutherland debía ser temido. Pero
también intuyó la tremenda soledad que asolaba su alma y que el Destino la
había elegido
para curar ese alma y amar ese cuerpo.

Si te gustan los libros de Sue Ellen Welfonder, Margaret Moore, Ruth Langan,
Christina Dodd y Kinley Mcgregor , este es el tipo de libro que disfrutaras

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MERCENARIO ESCOCES

CAPITULO I
Torre de Edén, Junio de 1381

Peligro!
La palabra llegó a los oídos a través del susurro del viento, que gemía en un lamento
por entre los árboles, agitándolos contra el disco impasible de la luna plateada. El
corazón de Laura se detuvo por algunos instantes, para luego dispararse en loca
carrera. Muy mucholentamente, asustada, ella giró y escrutó el silencio del bosque,
un silencio salpicado de murmullos misteriosos y casi inaudibles, que ella
acostumbraba llamar “ sonido invisible” .
— Quién está allí? — preguntó bajito, la voz saliendo en un soplo de la garganta
paralizada.
No hubo respuesta. Sin embargo ella podía sentir algo detrás suyo , esperando,
observando. Algo a la espera, escondido en el bosque oscuro, que le erizaba los
cabellos y hacía su corazón acelerarse como un caballo indomable.
Continuó avanzando , siempre alerta al menor ruido, los nervios tensos. Fue cuando,
por detrás de las copas mas altas, divisó la silueta negra e imponente de la torre
Edén recortándose contra la cortina gris de la neblina. Estaba en casa!
La única lucecita temblaba en la ventana mas alta, un brillante puntito rojizo que le
traía mensajes de alivio y seguridad. Debía ser tía Nestta esperándola, afligida, sin
saber donde se hallaba su sobrina. Querida tía Nestta!
Súbitamente, el viento se calló y todo el bosque pareció petrificarse a su alrededor.
En el silencio siniestro que le siguió, ella oyó un sonido extraño, como un gemido o un
susurro de lamento.
— Quién está allí? — repitió. Un escalofrío recorriendo su espina dorsal de arriba a
abajo.
Ninguna respuesta. Laura no se movió, atenta, el corazón tamborileando agitado,
pidiendo saltarse por la boca. Ese silencio, lejos de calmarla, traía presagios
siniestros de peligro inminente. Bajo la tenue claridad de la luna, Laura intentó
adivinar lo que se escondía detrás del follaje. Probó el olor del aire, inmóvil. Y sintió
el peligro, denso como el bosque, camuflado por el inocente aroma de hierbas y
tierra húmeda. De repente, escuchó la rotura de una rama quebrándose y el ruido
de pasos suaves que se aproximaban.
Un grito silencioso salió de su pecho.
Las ramas se abrieron con súbito fragor, dando paso a un caballo, tan negro como la
noche que lo protegía de los ojos expertos de Laura. El animal se detuvo, como que
obedeciendo a un comando sin voz, Las patas escarbando nerviosamente el suelo de
tierra, las fosas nasales dilatadas exhalando vapor. Una mano enguantada empujó las
riendas y Laura, entre aterrada y fascinada, levantó los ojos hacia el caballero. Era
extremadamente alto, los hombros anchos y el pecho macizo encajados en una
brillante armadura de metal.

— Quién... quién es usted ? — consiguió preguntar, la voz saliéndole en un hilo.


Si él la oyó, no dio señal. Se Limitó a quitarse el yelmo y fijar la vista en la torre
Edén, los rayos lechosos de la luna iluminándole las facciones de modo casi
fantasmagórico.
Dios todo poderoso , era él ! El, el hombre que venía apareciendo en sus sueños hacia
días, sin darle tregua. Toda la noche era la misma cosa: la imagen de ese caballero ya
sea atravesando un campo de batalla ensangrentado, ya sea apareciendo en la proa
de un barco, enfrentando la tempestad o el mar agitándose en olas embravecidas.
EN los primeros días, él aparecía a lo lejos y luego desaparecía.. A medida que las
noches se sucedía Laura pudo sentirlo cada vez mas cerca.
Y ahora él estaba allí, casi al alcance de su mano.
— Quien es usted? — repitió, sintiendo el miedo invadirla. O hombre se
volviólentamente para mirarla, y Laura precisó contenerse para no salir de allí
corriendo. La luz de la luna le reveló un rostro moreno y cuadrado, enmarcado por los
cabellos mas negros que ella jamas hubiera visto. Podría ser considerado guapo a
pesar de las facciones rudas, casi salvajes. Pero lo que la cautivó desde el primer
instante, y de modo irremediable, fueron los ojos, brillantes y claros, dos lágrimas
de plata derramadas por la luna, que revelaban una sed implacable, mas amenazadora
que la hoja fría que el acero que brillaba en su cintura.-
Laura dio un paso incierto hacia atrás, el suelo hundiéndole los pies.
— Por qué vino hasta aquí? Qué quiere?
— Todo — murmuró él en un tono bajo, la voz tan sombría como el aura de peligro
que ahora los cercaba en un manto sofocante. — Todo lo que vos sos y vas a ser.
Retrocedió un paso mas , los ojos asustados fijos en el caballero, después otro paso.
Y, sin mas preguntas, le dio la espalda y corrió hacia el castillo, el corazón en loco
tropel.
El fue tras ella , el suelo del bosque temblando bajo las pesadas patas del enorme
caballo negro.
— No! — gritó, angustiada, sentándose sobresaltada en la cama.
Algunos segundos pasaron antes que ella se diese cuenta de que estaba a salvo en su
acogedor cuarto. Gotas de sudor le corrían por la espalda, por debajo de la camisola,
y su corazón aún latía desordenadamente.
Fue una pesadilla, nada mas que una simple pesadilla — dijo bajito, mientras
esperaba que sus ritmo cardíaco volviese a la normalidad.
Pero las pesadillas que la venían atormentando no eran simple. Las visiones que la
acechaban todas las noches eran mucho mas complejas y misteriosas que meros
sueños perturbadores, parecían una visión del futuro, un presagio que . ella no
conseguía interpretar o prevenir.
Miedo y angustia le recorrieron la espina dorsal. La mirada penetrante y oscuro del
caballero aún parecía observarla, gotas de mercurio y plata cayendo sobre ella,
ligándola a él de forma indisoluble. Si, Laura se sentía unida al caballero de una forma
atemorizante , como si él la dominase con un poder que ni su tía Nestta tenía. Y tía
Nestta era vidente.
Quién en nombre de los dioses, era ese caballero?
— Mi lady — El rostro redondo y pecoso de Annie MacLellan surgió en la puerta,
mostrando preocupación. — Está todo bien?
— Creo que si.
— Oí un grito .
— Es que... estaba soñando.
Annie no pudo dejar de soltar una risita traviesa.
— Otra sequía, mi lady?
— Puedes reírte cuanto quieras — protestó Laura, arrojando lejos las mantas. — Yo
no acerté . Pero vos deberías estar contenta ya que el invierno vino lluvioso, en vez
de traernos la sequía que yo predije.
— Pero estoy contenta , puedes creerme ! No era mi intención enojarte , Discúlpame.
Sea como fuere, pensé que habías desistido de predecir el futuro.
— Desistí.
No era verdad, Laura sólo había dejado de contar sus extraños sueños a los otros.
Era una humillación tras otra, pues todo salía al revés. Realmente, Laura se
consideraba la deshonra de la familia, la oveja negra que había nacido después de
siglos de tradición. Las mujeres del clan MacLellan nacían con el don de la profecía,
de la premonición. Premonición, bah! Lo máximo que ella conseguía era analizar lo que
ya había acon-tecido... y aún así, cometía errores La Verdad fuera dicha, una que
otra vez ella conseguía interpretar la visión, ligándola al hecho que mas tarde que
acontecía. Lindo consuelo! Las personas tenían derecho a esperar algo mejor que una
mujer destinada a ser la próxima profetiza del linaje MacLellan.
Si al menos pudiese conjurar los espíritus, como hacía tía Nestta, esa sería una
manera de tener mayor control sobre las visiones. Sin embargo, no estaba en su
poder controlar los canales que la llevaban a ese extraño mundo de premoniciones.
Las imágenes del futuro le venían en sueños, sin conjura alguna, tan obscuras y
difíciles de interpretar como atemorizantes. Lo mejor era olvidarlas.
Se frotó los ojos, intentando alejar la visión errante del sueño. Pero ellas no la
dejaban, perturbadoras y posesivas. Allí estaban ellos, un par de amatistas,
atravesando su alma, anunciando que habían encontrado a su esclava.
Amatistas!
Si, los ojos de él eran color violeta, y no grises, ahora estaba segura. Como, si fuera
noche cerrada, y todo lo que viese fuera un rostro moreno mal iluminado por la luna .
Eran los misterios que cualquier sueño encerraba. A pesar de la oscuridad, Laura
tenía en su mente un retrato minucioso del extraño caballero, y ahora lo completaba
con el color de los ojos que tanto la hipnotizaban.
— Pareces um carnero recién nacido, temblando de ese modo. Te vas a agarra un
resfrío .
Annie estaba atareada preparando una fuente de agua caliente con su estilo
determinado y práctico, las gruesas trenzas castañas bamboleando con cada paso
que daba.
— No sería raro que se enfermase — rezongó, colocando la jarra llena sobre la mesa
al lado de la cama . — Haciendo correrías en la planicie con los hombres... y hasta la
madrugada .... Sos una mujer, por Dios!
Sacó un manto de piel de carnero de dentro del armario y lo arrojó sobre los
hombros de Laura.
— Muy poco decente y nada femenino, debo agregar. Imagínenla , usando el puñal y la
cota de malla de su padre para jugar a ser un caballero. Y , Dios me perdone,
montando con las piernas abiertas, en vez de montar de costado, como cualquier
mujer que se precie . Una vergüenza, un...
— Hago lo que puedo para proteger a mi clan— interrumpió Laura, impaciente. — Si
eso conlleva sofocarme dentro de una armadura que pesa una tonelada y aguantar una
batalla entera montada en un caballo, paciencia.
Por nada en este mundo Laura admitiría la aversión que sentía por la violencia. O el
miedo. No miedo como el que sentía cuando se encontraba sola en un cuarto oscuro,
hacía mucho tiempo que ya había superado esa fase. Era um miedo diferente, temor
por el clan . Miedo de perder su gente , miedo de no comandarlos con la debida
pericia y verlos caídos en el campo de batalla , con el pecho sangrando. Cada vez
que se veía obligada a comandar un ataque nocturno, su estomago se estrujaba y se
cerraba en un nudo apretado. Que los santos la ayudasen, pero la verdad era que
había nacido para pacificar, no para luchar Que haría si cometiese un error, y ese
error causase la muerte de aquellos a quien amaba?
— Ya comenzaste a temblar de nuevo — dijo Annie, poniendo mas piel de carnero en
el cuello de Laura. — Descansa mientras preparo una tisana de cerveza caliente, miel
y limón. Es infalible.
—No es necesario, Annie. Estoy un poco cansada, sólo eso.
Un poco cansada? Pues si. Postrada hasta casi la inconsciencia, harta de guerras y
ataques nocturnos, exhausta de tanto planear estrategias para mantener el clan
seguro.
— Voy a tomar café , como siempre — continuó diciendo mientras dejaba la cama —
Gracias, de todos modos.
Arrojó lejos la pesada piel de carnero, con un suspiro de alivio. Sería tan bueno si
pudiese hacer lo mismo con la carga que había cargado de repente sobre sus
hombros, cuando Duncan MacLellan había caído en una emboscada y fuese
gravemente herido.
—No me gusta esta palidez — insistió Annie, mirándola, con las manos en la cintura. —
Necesita dormir mas, pequeña.
Llegó de madrugada y ya está de pie! Así no es posible estar sano . Al menos, quédate
en la cama hasta la hora del almuerzo.
Laura ni se tomó el trabajo de responder y tomó un poco de agua de la fuente, para
lavarse el rostro y las manos.
Suspirando, la criada levantó la tapa do inmenso baúl de madera maciza.
— Qué vas a querer vestir hoy?
— La otra ropa de papá ya está limpia? Me Gustaría usarla, porque voy a tener
que montar luego de la misa.
Annie nada respondió, pero conocía bien a la patrona, lo suficiente para saber que ella
llevaba esa vida de hombre debido a la ausencia de padre. Mientras arreglaba la
cama, la estudiaba de reojo, y no le gustaba lo que veía. Laura había adelgazado
desde la siniestra emboscada. Su rostro, antes tan rosado, se mostraba consumido y
pálido, grandes ojeras acentuando su inmensa tristeza, el andar desgarbado
denunciando desilusión y cansacio. Su corazón se apretó por la muchacha que todos
juzgaban fuerte, pero que ella sabía frágil. Cuénto mas aguantarían sus hombros ya
encorvados? EN los últimos años, Laura había perdido a sus padres, y cuando
comenzaba a ganar peso y colores en la cara , su abuelo cayó herido, víctima de una
celada. No había quedado nadie para liderar el clan, a no ser Laura. Era una carga
demasiado grande para alguien con sólo dieciocho años, pero ella la soportaba con
firmeza y tenacidad admirables.
En vano, Annie había intentado persuadirla que había dejado las luchas y los ataques
para los hombres, Laura era tan temeraria como independiente y no se conmovía con
los argumentos convincentes de su sierva.
De Dónde la joven lady hallaba fuerzas para seguir ese estilo de vida , Annie no tenía
idea. Y sospechaba que ni Dios sabía.
— Sabes que mi Lord detesta que tomes el lugar de un hombre en esos ataques
nocturnos — dijo Annie, con la confianza de quien había criado a su patrona desde su
nacimiento. — Y yo creo que él tiene razón.
Laura cerró los ojos, una puntada dolorosa atravesándole el pecho. No sólo el deber
la llevaba a vestir las ropas que su padre había usado cuando era un adolescente, ni
la que obligaba a liderar al clan en los odiados ataques nocturnas. Era un sentimiento
de culpa que la corroía por dentro.
Porque había tenido una visión y había alertado a su abuelo para que no saliese de
Edén aquel día. Pero, debido a sus incontables errores , el viejo le había acariciado
los cabellos y había dicho: .
— Necesitamos salir, querida . Necesitamos el vino y de las especies de Oriente.
Sin eso, nuestra comida no alcanzará durante el invierno. Además, quién me
garantiza que tu visión es correcta? .
Y no hubo como convencerlo. Duncan MacLellan había salido de Edén como tenía
planeado y había caído en la terrible emboscada.
La visión se había concretado, pero a causa de los innumerables errores que había
cometido en el pasado, su querido abuelo había desdeñado el consejo de su nieta y
casi había muerto. Esa lección Laura nunca mas la olvidaría. Nunca mas ignoraría
deliberadamente sus sueños, por mas disparatados que fuesen. Como el del caballero
negro, por ejemplo.
Pero... qué significaría ese sueño?
— Está bien, Annie — se oyó decir. — Voy a usar el vestido azul para ir a misa, pero
después vengo a cambiarme.

— Quedo contenta – se limitó a responder Annie, agachándose al lado del baúl. —


Estoy cansada de ver mi lady vestida de muchacho . Y no te preocupes tanto. Vas a
espantar a esos ladrones mas rápido de lo que piensas, vas a ver .
Palabras valientes, teñidas del miedo que venía acosando a todo miembro del clan
MacLellan en los últimos días. Pero era verdad: Los ladrones, cuyo súbito interés en
el valle Edén había costado preciosas perdidas a Laura, tendrían que pagar caro por
su codicia . Y por mas desacomodada que fuese para esa tarea, le correspondía
intentar mantenerlos lejos hasta que su abuelo se recuperase lo suficiente para
retomar el comando del clan.
Si él se recuperaba alguna vez ,
Se dejó vestir como un autómata, el pensamiento lejos, mientras Annie continuaba
con la conversación , con un caudaloso flujo de palabras.
—No puedes ir mas de prisa con esos botones, Annie? reclamó, impaciente, en un
momento en que su ama se detuvo para tomar aliento. — El abuelo me está
esperando.

—Calma, calma, si no el vestido se va a rasgar y será peor. No es que tenga pocos,


Dios sea loado, tiene hasta demasiados, Principal- por el rico guardarropas que mi
Lord le dio cuando te casaste con Aulay Kerr el año pasado, pero aún así no me
gustaría que se estropease el vestido .
Un escalofrío le recorrió la espina dorsal de Laura, no a causa de la brisa que entraba
por la ventana, sino por el simple recuerdo de su desgraciado casamiento y de la
traición de Aulay. Era por eso que le costaba confiar en extraños.
—Ropa bonita fue la única cosa buena que quedó de esa charada — continuó Annie,
tomando el cepillo. — Sé que no es muy cristiano hablar mal de los muertos, pero ... —
Siéntese aquí, Mi lady. Estamos acabando.
Obediente, Laura se sentó y entregó los cabellos a las manos expertas de Annie.
—Puedes hablar de Aulay cuanto quieras, que a los santos no les va a importar —
retrucó, cerrando los ojos, mientras el cepillo le masajeaba dulcemente el cuero
cabelludo. — Aulay Kerr sirvió mucho mas al demonio que a Dios.
— Quien diría que un hombre guapo como él, de lenguaje suave y modales de rey ,
fuera un sinvergüenza de los peores. Y fuerte como un toro. La verdad que él podría
estar aquí para ayudarnos.
Fuerte, si. Con un escalofrío, Laura se acordó de las manos vigorosas apretándole el
cuello mientras tenían sexo. La primera vez, tuvo la desagradable sensación de que
una cobra le comprimía la garganta, sofocándola . Fuerte y grosero.
— El cree que vos precisas casarte de nuevo.
— Qué !? — Laura giró con tanta rapidez que el cepillo voló de las manos de Annie. —
El.... quién?
—El, -protestó Annie, agachándose para tomar el cepillo, la mano. — Ay! , Qué dolor!
mi gota. Anoche , él y lady Nestta estaban en la sala hablando sobre eso cuando fui a
llevarle el caldo a él. Un caldito delicioso que yo misma hice, receta de mi madre,
quiero que pruebe esa delicia. Hecho con hierbas bien frescas...
—Olvida el caldo Annie — Laura golpeó el pie con rabia .— Vos me estás diciendo que
el abuelo me quiere casar de nuevo? Pero, por qué si el primer casamiento fue tan
infeliz?
—Cálmese, mi lady — La mano gordita de la ama se posó sobre el brazo de la patrona,
en un intento de suavizar la explosiva noticia. — Mi Lord sólo se preocupa de su
futuro y la del pequeño Collie. Casándose, Mi lady tendría a alguien para protegerla
cuando...se ...
La frase quedó en el aire, pero Laura sabía muy bien que Annie tenía en mente.
En Caso que Duncan muriese, el clan quedaría acéfalo. La única persona calificada
para liderarlo sería Laura, por lo menos hasta que su hermano creciese lo suficiente.
Pobre Collie, tan delgado y desgarbado. Apena tenía siete años y ya cargaba en los
hombros el destino del futuro jefe del clan MacLellan.
Era valiente, el muchachito. Los labios de Laura se curvaron en una sonrisa orgullosa.
Un verdadero MacLellan, entusiasmado con la idea de luchar, de comandar. Tenía una
pequeña espada de madera, pero aún no sabía manejarla muy bien.
— Preciso hablar con el abuelo— dijo, intentando levantarse de la silla. — Quieta ahí!
— ordenó Annie, sujetándola con mano de los cabellos. — Estoy terminando tu trenza.
— Haz una sola es mas rápido .
— Voy a hacer una, pero no por la prisa. Para qué tanta prisa? Estaba sólo
despertando cuando subí para acá.
— Y la apariencia de él era buena?
— Mas rezongón que nunca. Mi madre dice que ese es la mejor señal de cura para mi
Lord.
En minutos, la masa rebelde de cabellos se vio aprisionada en una trenza color fuego,
cuya punta llegaba a las caderas de Laura. Annie la entrelazó con pequeños hilos de
perla y la remató con un lazo de terciopelo del color del vestido.
— Pronto, Mi lady. Mas tarde cambiaremos las perlas y el lazo por un cordón de
cuero, pero mientras tanto mi patroncita tiene derecho a estar linda. Y a mi Lord le
va a gustar ver a su nieta vestida de mujer, para variar.
El corredor le pareció helado, en comparación con el acogedor cuarto. Laura
apresuró el paso, sabiendo que en la sala habría una inmensa chimenea. Sujetando el
borde de la falda, descendió la estrecha escalera que llevaba al primer piso. Aún no
había alcanzado los últimos escalones, pero ya podía divisar la claridad trémula de las
antorchas y el rumor ahogado de voces venidas del salón principal, donde los
hombres bebían cerveza y comían pan antes de salir para la ronda diaria, Aspiró con
placer el olor de resina quemada mezclado con el de la carne asada, y su corazón se
aceleró de inmediato. Amaba ese clan, su clan, y haría de todo para mantenerlo
unido.
Llegando al umbral , hizo una pausa para estudiarlos con ternura, viejos y jóvenes
unidos en la misma preocupación y en la misma lucha. Valle del Edén, por mas seguro
que pareciese con sus torres y fosos, estaba lejos de ser inexpugnable. Si los
temibles saqueadores decidieran atacar en conjunto, difícilmente los MacLellans
conseguirían defenderlo.

Sin que los demás lo percibiesen, Laura retomó el camino, siguiendo por un corredor
bajo e abovedado, semejante a un túnel, rumbo al cuarto de su abuelo. En realidad, el
cuarto de Duncan MacLellan quedaba en lo alto de la torre nueva, como era
característico al Lord del castillo . Pero transportarlo herido por esas escaleras
caracol no le había parecido- conveniente. Sería mas fácil cuidar de él abajo, cerca
de los criados.
La mano de Laura se crispó en el pomo de la puerta, cuando ella se acordó de la
batalla insana que había trabado, con tía Nestta, para detener la sangre e impedir
que Duncan muriese de una hemorragia. De eso estaban libres, pero estaba aún el
peligro de la infección y de la fiebre alta.
Suspiró profundamente, levantó la cabeza y entró.
— Hola , abuelo! Qué bueno que estés despierto. Cómo te sientes hoy?
— Pésimo, gracias.
Laura sonrió y acomodó las almohadas, su corazón lleno de tristeza. la espada lo
había herido muy cerca de los pulmones, dificultándole la respiración, y dándole a su
piel un color grisáceo, feo de ver. Y los ojos, generalmente maliciosamente
brillantes, miraban el vacío, opacos y sin vida.
Un movimiento en lo profundo del cuarto llamó la atención de Laura, quien giró,
sorprendida.
— Tía Nestta! Yo no...
Se calló inmediatamente. La tía, curvada sobre una vasija de oro, murmuraba palabras
incomprensibles. Sus cabellos rojizos, sin siquiera una cana, se esparcían en la
espalda y escondían su perfil. .'
— Qué estás viendo, Nessie? — la voz de Duncan había perdido el tono vibrante de
comando.
— Nada — fue la seca respuesta. — Cuando me distraigo, no consigo ver nada .
— Intenta de nuevo. Preciso saber dónde está Kieran, antes que mi salud empeore.
Laura tuvo ganas de preguntar quien era Kieran, pero no quería distraer a su tía. El
silencio llenó el cuarto, roto sólo por el crepitar del fuego y la afitación continua de
la respiración de Duncan.
—Ah — murmuró la mujer finalmente, en tono triunfante.
—Conseguiste verlo? — preguntó él .
— Lo Conseguí. Encontré al hombre, Padre.
— Está lejos de Edén?
— No. Veo el río y las montañas detrás de Ellis.
— Ellis? — se extrañó Duncan.
— Ellis . Los dos están conversando ahora.
Laura frunció las cejas , enojada y sorprendida. Por qué Ellis, su fiel capitán de
la guardia, no le había dicho nada sobre un encuentro con ese tal de Kieran?
—No tenemos tanto tiempo — protestó Duncan. — Cómo es él?
— Duro.
— Duro? Vamos! , él no tiene mas que veintitrés años.
— El rostro es joven — continuó Nestta, estudiando la vasija con atención. — Pero los
ojos son fríos.
— Descríbelo mejor .
— Cabellos negros, mentón cuadrado, ojos claros. Ojos de color extraña, casi rojos.
Rojos?!
Entre incrédula y nerviosa, Laura atravesó el cuarto y se apostó al lado de su tía,
espiando con miedo en lo profundo de la vasija. Allí estaba, la imagen, fluctuando en
el agua turbia.
Era él. El hombre de los sueños.
— Quién es ese? — tartamudeó, mientras se dejaba caer en la poltrona.
— Kieran Sutherland — dijo Duncan. — Lo Contraté para protegernos de los
ladrones.
Laura se enderezó.
—Un extraño?
—No tanto, porque él, me fue altamente recomendado. Es un mercenario valiente,
Laura. Nieto de Carina, esa enamorada mía tiempos pasados. Hace algún tiempo le
escribí una carta a ella y...
El se interrumpió, jadeando ruidosamente.
—Eso no viene al caso — continuó, casi en un susurro. — El hecho es que mandé
llamarlo. Por suerte, mi mensaje llegó hasta él.
Laura miró la imagen, recordando los sueños y los ojos de Kieran Sutherland..
"Quiero todo lo que sos y lo que vas a ser", había dicho él. Igualito a Aulay. Lo que él
codiciaba era Edén. .
—No quiero a ese hombre aquí! — se oyó diciendo, llena de indignación.
Duncan sonrió, pero la sonrisa pronto se transformó en una máscara de dolor.
— Sé que no gustan los extraños, nieta, pero ese hombre es nuestra última carta.
—El sólo quiere Edén.
—Cómo puedes saber eso?
—Yo soñé con él.
—Tuviste una visión?
—Un sueño — la respuesta salió con renuencia. — Uno no, varios.
—El me atacó?
—No, pero...
—Pero nada. El viene para ayudarnos.
—Abuelo! — exclamó, exasperada.
Nestta posó la mano pequeña en el brazo de su sobrina.
— Qué viste?
Laura suspiró, en un silencio resignado. Lo importante no era lo que había visto, sino
lo que había sentido. Peligro.
Pero nadie le creería. Tendría que probar sola que Kieran Sutherland no pertenecía a
Valle del Edén.
Kieran apretó los ojos ofuscados por la claridad del sol, y examinó con atención las
montañas que se alzaban delante suyo . Majestuosas y atemorizantes, le daban- la
impresión de haber sido plantadas a la fuerza por alguna mano gigantesca.
—Tenemos que escalar eso ahí adelante? — preguntó, apuntando a las escarpadas
rocas .
Ellis sonrió, los dientes brillando por detrás de la barba espesa y gris.
— No. Allí hay un paso que da a un desfiladero.
Sin mas explicaciones, hizo que el caballo se metiera entre los arbustos,
maniobrándolo con pericia.
Agudizando al vista, Kieran divisó una senda estrecha y negra en la montaña. Fue
hacia allí que Ellis dirigió el caballo, desapareciendo casi en seguida.
— Deje que yo voy primero — se ofreció Rhys, la voz saliendo metálica por debajo del
yelmo.
—No .Espera aquí con los demás.
El joven galés lo miró, y Kieran adivinó dudas por detrás de la visera del yelmo .
— Puede ser una trampa.
— No lo creo. Pero si lo fuera, ustedes estarán libres para correr y salvar el pellejo.
Viendo que el otro aún vacilaba, Kieran se impacientó.
—Hombre de Dios, ustedes son cincuenta! Todos bien armados y buenos guerreros, y
están bajo mi responsabilidad. No acostumbro meterme en peligros inútiles. Ahora
oye con atención. Permanezcan aquí hasta recibir mi señal de que pueden entrar.
Acomodando el escudo en el brazo, Kieran desenvainó la espada y espoleó el caballo
levemente. .
—Vamos, Rathaback. .
El animal, tan negro como la noche sin estrellas, entendió de inmediato la orden
y avanzólentamente y cautelosamente.
La oscuridad tragó al caballo y al caballero a medida que avanzaban. Algunos metros
después, Rathadack tomó una curva a la derecha y Kieran se detuvo ante un
desempeñadero estrecho y profundo que apenas permitía dejar pasar tres hombres
uno al lado del otro. La luz pálida del día nublado iluminaba al caballero rubio, que
esperaba con un deje de malicia en sus ojos inquietos.
— La verdad que mete miedo, cierto? Pensó que sería una trampa?
Kieran se encogió de hombros, no estaba avergonzado por las precauciones que había
tomado.
— Aprendí a no confiar en la suerte.
EN ese momento, un tropel ensordecedor se oyó, y Kieran levantó la espada, alerta,
mientras Rhys emergía de la nada, seguido de cerca por los demás caballeros. Todos
venían con la espada en sus puño, listos para atacar.
—Les dije que esperaran ! — gritó Kieran, irritado, la voz apenas se oía por el ruido
de los cascos .
Rhys levantó el visor, ni un poco amedrentado.
—Vos demorabas mucho.
—Y si fuese una trampa?
—Vos habrías caído como una paloma estúpida. Al igual que tu auxiliar directo..
— No hay disculpas para desobedecer mis ordenes, Rhys.
— Juré protegerte, hasta de vos mismo — se volvió al otro, con placidez.
Kieran reconoció el brillo temerario en los ojos de su amigo y suspiró. Era el mismo
brillo del muchachito de seis años que luchaba con él en los campos de Carmichael.
Kieran, dos años mayor , era el líder, pero el galés no era fácil de domar.
— Conoces las reglas — gruñó, furioso porque los otros esperaban ver como él
actuaría ante la desobediencia.
— Las Conozco bien. Cinco azotes.
Kieran se volvió hacia el grupo, apuntándoles un dedo acusador.
—Si, cinco azotes que cada uno de ustedes deben recibir. Pero quien los incitó a
desobedecer fue Rhys. A causa de eso, sólo él recibirá el castigo, cuando llegamos al
castillo MacLellan.
—Estaré esperándolo — retrucó el galés imperturbable.
— Vamos, no es necesario enojarse! — intervino Ellis, conciliador.— El muchacho sólo
estaba pensando en proteger a su jefe. Nadie salió perdiendo por eso .
Kieran le dirigió una mirada tan glacial que Ellis se sintió hundirse en la silla de
montar.
—Mis ordenes son ley. Y pronto aprenderás eso , si tu señor me contratar .
—Ellis retrocedió. Lejos de ser un cobarde, no le interesaba meterse en una pelea.
— Está bien, intentaré recordar lo que dijo — declaró, de malhumor.
Sin otra palabra, giró la montura y comenzó a descender por la senda estrecha, sin
preocuparse por verificar si el otro lo seguía.
Pero Kieran trató de seguirlo, y de prisa. Necesitaba desesperadamente algo dinero,
y no podía darse el lujo de rechazar la oferta de MacLellan. Cada moneda sería
preciosa para financiar el plano que había jurado ejecutar.
— Veo que te hiciste otro amigo — ironizó Rhys, señalando a Ellis, que seguía callado
y taciturno.
—Soy un mercenario, no un dandy de la corte.
En el silencio que siguió, Kieran pensó con amargura que tendría que castigar a su
único amigo. En un impulso, levantó la víscera y lo miró directamente.
— Gracias por tu cuidado.
— Todo bien.
Por dentro, Rhys sonrió. Admiraba a su amigo, que había nacido fuerte como un león
pero que tenía un corazón de oro. Era preciso cavar profundo para hallar el oro.
"Frío" e "duro" eran las palabras mas utilizadas por quien quisiese describir a Kieran.
De los presentes, sólo Rhys sabía del incidente que había transformado un alegre
muchacho de quince años en un hombre amargado cuyo objetivo era uno solo :
venganza.
Y, a pesar de la fuerza de su lealtad, Rhys temía que el oro escondido nunca .mas
apareciese. Porque Kieran se había recubierto en una coraza de hielo y odio que
llegaba a asustar.
— Esta paso está bien escondido — comentó Kieran, a modo g de tregua.
— Fácil de defender, un infierno para atacar.
— Qué Suerte la de MacLellan. Es una buena defensa natural.
Mientras conversaban, Kieran evaluaba al galés de reojo. Después de todo, no
disponía de tantos amigos como para darse el lujo de desprenderse de ese. Cómo
haría para suavizar el castigo?
Pensaría mejor cuando llegase al castillo.
—Cielos, mira eso! — se espantó Rhys, indicando las montañas de roca desnudas, tan
pegadas entre sí que daban la impresión de una inmensa e impasable pared. —
Estamos casi en una fortaleza.
Kieran espoleó el caballo y fue a hablar con Ellis.
— Vos dijiste que habría patrullas en el camino, pero no veo ninguna.
— No ?
Ellis emitió un silbido estridente, y de inmediato un grupo de hombres surgió por
detrás de las piedras. Usaban yelmos cónicos y las casacas típicas de la región,
comprimidos y acolchados, de una tela a cuadros . Esa ropa ofrecía menor protección
que la pesada armadura de los hombres de Kieran, pero proporcionaba agilidad. Cada
uno tenía la espada levantada y lista.
Rhys sofocó una risa cuando los vio, pero Kieran no halló la gracia.
— Cuántos hombres tienen? — preguntó, en tono impasible. — Cerca de cincuenta, sir
Kieran.
— Y cuántos fuera del valle? En el bosque y a lo largo del río?
— Ninguno. Después que los ladrones asesinaron a dos vigías nuestros, incendiando
sus puestos, lord Duncan no quiso mas patrullas en los bosques.
— Y cómo saben que el enemigo se está aproximando?
— Tenemos oteros allá arriba— Ellis apuntó para a lo alto de las montañas.
— Entiendo — ahora era el turno de Kieran de ser irónico. — Mientras ellos
descendía despavoridos para avisar , los bandidos atravesaban el desfiladero con
toda la calma del mundo. Las defensas naturales no bastan para detener un puñado
de bandidos.
— Sé que no. Pero tenemos patrullas en el valle y algunos
puestos de vigía en lugares estratégicos.
— Insuficiente.
Divertido con la irritación de Ellis,. Kieran habló en voz alta: — Martin, escoge diez
hombres y posicionándolos en las márgenes del río, debajo de la entrada del
desfiladero. De noche mandaré otros diez para reemplazarlos.
Sin esperar respuesta, Kieran retomó el camino. Detrás de él, Rhys rió bajito.
— Tienes algo para decir? Si lo tienes , dilo ahora.
Rhys continuó riendo.
— Ese hombre no está bajo tu comando, Kieran.
— Lo Estará, cuando Duncan MacLellan me entregue la mitad
del precio combinado. .
— Lo sé. Pero a ustedes los escoceses les gusta la independencia, tanto como a los
galeses.
Ustedes los escoceses. Kieran hacia mucho que no tenía patria ni hogar.
— Si quieren mi ayuda, tendrán que obedecerme.
— Si, pero...
Las palabras de Rhys se perdieron en el aire, substituidas por una exclamación
sofocada. Adelante de ambos se extendía un valle espectacular color verde
esmeralda, salpicado de flores, árboles y pequeños bosques. Un río cantaba plateado,
formando curvas caprichosas y brillantes que reverberaban al sol, aunque el día
estuviese nublado.
El valle estaba rodeado de montañas altas y puntiagudas, centinelas celosas de ese
pedacito de paraíso en la Tierra.
— Ahora sé por qué se llama Edén — comentó, emocionado. — Estamos en el Edén.
— Es bonito — concedió Kieran, recorriendo con la vista toda esa quietud.
Paz y belleza. El lugar le traía alivio de un bálsamo para su alma herida.
— Parecido a las montañas de los Carmichael- dijo Rhys.
— Ya te dije que no menciones ese nombre.
— Honro tu deseo , pero no puedo me olvidar el lugar donde fui criado.
"Ni yo", pensó Kieran, angustiado.
Dios sabía cuánto había luchando para olvidar el castillo y las personas que le dieran
alegría y sufrimiento. El castillo, suyo por herencia, le había sido robado
vergonzosamente. Pero él lo recuperaría, aunque eso significase un baño de sangre.
Sangre de su sangre.
— Muéstrame el camino — dijo a Ellis, en tono brusco.
Por suerte la senda que descendía al vale era tortuosa y difícil, requiriendo extrema
habilidad al caballero. Eso lo distrajo su espíritu y lo hizo pensar en el presente. Su
tarea ahora era defender el valle y ganar el dinero necesario para su venganza.
— La carta de Duncan decía que la emboscada pasó cerca de la feria de Kindo.
Ellis casi gruñó de rabia incontenible.
— Los cobardes! Estaban acampados allá, en el atalaya.
— Quién sabía que él iba a vender las ovejas en la feria?
— Todo el mundo... por lo menos en Valle del Edén.
— Pero cómo!? Ese hombre no se sabe cuidar?
Ellis se enderezó, belicoso.
— Lord Duncan es un hombre correcto e íntegro, además de valiente. Nunca pasó
nada parecido aquí en Valle del Edén. Siempre vivimos en paz con los vecinos.
— Los ladrones querían qué? Robar los animales?
—Probablemente, pero acabaron llevándose pocos carneros.
—Trataron de salvar su propio pellejo — interpuso Rhys — Seguramente los hombres
de MacLellan eran mas que los que ellos esperaban.
— Exacto. Pusimos a esos bastardos a correr. Y eso que ellos volvieron dos veces.
— Duncan escribió contando eso — asintió Kieran.
— Ellos quedaron furiosos. Y prendieron fuego a los dos puestos de vigía, los muy
miserables.— Los puños de Ellis se cerraron en un nudo apretado. — Cobardes!
Mataron a nuestros hombres mientras dormían. Ni con un lobo hace eso.
Kieran frunció la frente.
— Ustedes no se vengaron ? No hicieron patrullajes nocturnos?
—Somos granjeros, no guerreros. Duncan temió que saliésemos derrotados. Si eso
pasaba, el valle quedaría muy vulnerable. Lo que hicimos fue salir de noche, llevando
antorchas y haciendo alarde. Una escenificación para intentar intimidar.
Absorto en sus pensamientos, Kieran ni se dio cuenta de que había descendido la
escarpa bajada y ahora se hallaba al lado del río. Las aguas, puras y cristalinas,
revelaban un lecho de piedras coloridas.
— Ah, qué maravilla! — exclamó Rhys, restregándose las manos. — Agua pura para mi
gente!
Y sin esperar, corrió al borde del riacho, donde se metió, hundiendo su cabeza en el
agua.
Kieran hizo una señal a los otros.
— Si quieren beber, pueden ir.
— No vamos a dejar una guardia? — indagó Martin.
El jefe examinó la paz reinante.
— Creo que esta vez no precisamos de vigías.
El mismo se sentía sediento y fue hasta el margen, donde se arrodilló. EN ese
momento, alguien gritó:
— A las armas! A las armas!
Furioso con su propia estupidez, Kieran se puso de pie en un salto y desenvainó la
espada. .
— Cerrar hileras! — ordenó, en el momento en que eran cercados por hombres
montados.
Oyó un zumbido suave antes que una flecha se clavase en una de las mangas de la
armadura.
— Rhys! A mí, Rhys!
Con la mano izquierda intentó arrancar la flecha, mas ésta se había enganchado
firmemente en la fina malla de metal.
— Suelten sus armas! — gritó una voz tan clara como firme.
Kieran se volvió hacia el guía:
— Ellis, que estás esperando? Llame a sus hombres!
— Pero... pero estos son mis hombres — respondió él , atónito y confuso.
— Sus hombres? Pero, qué pretenden ellos ?
— Capturarte a vos— respondió la misma voz clara y firme.
Los hombres abrieron camino para que apareciese un caballero joven, montado en
un animal pequeño, un poco mayor que un pony . Kieran aún intentaba recuperarse de
la sorpresa cuando el muchacho apuntó el arco a su garganta.
— No sé quien eres — dijo Kieran, irritado. .— Pero con certeza vas a pagar con un
día de trabajo forzado.
Diciendo eso , descargó su frustración en la flecha del brazo, partiéndola en dos
con un golpe seco.
— Alto! — gritó el muchacho. — Si no da valor a su vida, que me dice de la vida de
este?
El arco se dirigió a Jamie, el arquero de Kieran. Jamie, que tenía sólo quince años, se
asustó, a pesar de confiar ciegamente en su señor.
- Con un insulto , Kieran no tuvo otra alternativa que soltar la espada, que se escurrió
de sus manos y cayó sonoramente en el suelo.
— Bien, aten a todos. Vamos a llevarlos a la Torre de Edén exactamente como lo que
son : bandidos cobardes, capturados por nosotros . Quiero ver la reacción del
abuelo.
Por lo que Kieran pudo deducir, Duncan había preparado una trampa para él y sus
soldados. Hirviendo con una rabia impotente, encaró al adversario, dejando que toda
la frialdad de su mirada de acero lo recorriese de arriba a abajo.
EN ese momento, tuvo certeza que el muchacho se estremeció de miedo.
Pero... qué era todo eso?
Sorprendido, Kieran miró el mentón imberbe de su captor, quien se levantó en un
desafío.
Un niño aún. Y tenía la audacia de atacarlo! A él, Kieran Sutherland, la mejor espada
de Escocia!
Sin medir consecuencias, avanzó de un salto y agarró al muchacho por los hombros,
levantándolo hasta la altura de sus ojos.
— Qué clase de traición es esta? Una mas, y yo prendo fuego a la torre de Edén, está
oyendo?
—Yo sabía, yo sabía! — gritó el muchacho, triunfante.
— Se vos fueses un hombre — vociferaba Kieran, sacudiéndolo en el aire como un
muñeco de trapo — te haría probar el gusto de mi...
No pudo terminar. Algo le dio en la cabeza, y el mundo oscureció.

CAPÍTULO II
-
— Vos qué?!
Duncan hizo la pregunta en un mezcla de indignación y enojo, enderezándose contra
las almohadas, y el dolor momentáneamente quedó olvidado.
— Capturé a sir Kieran, si señor. Y mañana vamos a mandarlo de vuelta al lugar de
donde vino.
Las cejas, tan bastas como blancas, se unieron en una sola.
— El fue contratado por mí, Laura. Para proteger a Edén.
— Proteger... ah! Acabo de probar que tu elección no fue de las mas felices. Si yo, una
mujer, conseguí capturarlo ...
— El no podía adivinar que sería atacado bajo su propia nariz. Y por mi nieta, por
Dios! Convengamos, no fue nada honesto de tu parte.
— Guerra es guerra, abuelo. Como vos siempre decís.
— Esto no es una guerra, niña. Por el contrario, es una tentativa de no hacer la
guerra. Dónde está el hombre?
— No te preocupes, abuelo, nadie salió perjudicado, ni herido.
De repente, se acordó del golpe que Geordie le había dado a la cabeza del
caballero.
— No mucho, por lo menos — enmendó.
Duncan levantó las manos al cielo.
— Era sólo esto lo que me faltaba. Quieres decir que él fue herido? Por la sangre de
mis antepasados, Laura MacLellan, esta vez fuiste demasiado lejos ! La culpa es mía ,
como bien decía tu madre. Te he mimado demasiado . Vamos, habla . Como se hirió
el ?
Laura pestañeó. Cuando su abuelo la llamaba por su nombre completo era la señal
definitiva de alerta.
— Fue Geordie. Perdió la cabeza cuando el hombre se enojó conmigo.
Duncan se puso las manos en la cabeza.
— Esta situación está muy complicada... Alguien aquí me puede explicar lo que pasó?
— pidió, exasperado.
Le hablaba a las paredes, ya que estaban solos los dos en el cuarto.
Suspirando, Laura se sentó en el borde de la cama y le contó todo.lentamente,
explicando su punto de vista. .
— No lo necesitamos a él, el abuelo— remató, esperanzada, una vez que Duncan a
había escuchado en silencio. — Si yo pude tomar ese super hombre de sorpresa,
entonces pueden capturarlo los ladrones también. Si es que ellos deciden volver.
— De eso debes estar segura — murmuró él, la cabeza cayendo sobre la almohada.
— Y qué será de nosotros?
Laura voló hacia la cabecera, impresionada con la repentina fragilidad de su abuelo.
— Abuelo!
— Calma, aún falta mucho para que yo estire las patas. Pero necesito descansar,
nieta. Y no consigo hacerlo , sabiendo que no hay nadie para proteger las tierras que
un día serán tuyas y de Malcolm.
— No necesitamos la ayuda de nadie. Vos planeas las estrategias, y Ellis y yo nos
encargamos de...
— Mi pequeña Laura... — El Lord levantó la mano para alejar un rulo rebelde de la
frente de su nieta. — Sé que mi gente es valiente, pero eso no basta. Vivimos años en
paz, y por eso yo descuidé las defensas de Edén. Ahora descubrieron nuestro valle, y
no van a descansar hasta que no nos sequen hasta la ultima gota de sangre.
— Contrata otra persona.
— Pero, por qué, si Kieran Sutherland ya está aquí? Qué tienes contra él?
— Ya te dije, abuelo... Soñé con él.
En ese momento, Nestta entró con un plato humeante, que depositó en la mesa al lado
de la cabecera de la cama.
— Tome este caldo cada hora , padre — dijo, con su tono seco y directo.
Después, volviéndose hacia su sobrina:
— Ya oímos ese cuento antes. Y , por lo que entendí, vos no viste nada en ese sueño
que desacredite a nuestro héroe.
Laura miró a su tía, que la observaba con sus ojos negros y penetrantes, rodeados
por grandes ojeras. Ojos de bruja. Se Decía que nadie conseguía mentir a su tía
Nestta.
Pero , desesperada como estaba, la muchacha resolvió arriesgar.
— Yo... yo lo vi saqueando Edén.
— No digas.
Por el tono , Laura supo que no conseguiría engañarla.
— Ese hombre es un lobo hambriento, tía Nestta, no lo ves? Él...él me arrancó del
caballo, me sacudió, me gritó ...
— Y vos no reaccionaste, con certeza — respondió la otra, acomodando las mantas de
su padre.
— Kieran es una amenaza para nosotros, lo sé. Lo sentí en el sueño.
Duncan le tomó la mano y la acarició levemente.
— Calma, muchacha ! Kieran tiene una buena crianza y su valentía es legendaria. Y, lo
que es mas importante, él se precia mucho de su honra. Me Contaron que él prohibe
a sus hombres violar las mujeres que capturan. Fue expulsado de Francia, sabes por
qué? Porque impidió que un duque y sus secuaces violaran a las monjas de un
convento. Ahora basta de conversación. Ve a buscar a nuestro hombre, donde quiera
que él esté y tráelo para acá. Voy a intentar arreglar la situación.
— Pero... abuelo!
— Antes que nada, vas a comer — dijo Nestta, metiendo una cucharada de caldo en la
boca de su padre.— Y en cuanto a vos, mi querida sobrina, quiero que sepas que no
todos los forasteros se parecen a Aulay Kerr.
Casi sollozando, Laura dejó los aposentos de su abuelo. Era verdad... Kieran no tenía
nada que ver con Aulay. Aulay era un ser despreciable, mientras que Kieran era un...
un....
Aún no lo sabía. Pero un día hallaría el termino adecuado.
Sus sueños y la visión de su tía Nestta no habían hecho justicia a la formidable
estatura del forastero. Ni a su rostro, tan fuerte como amedrentador.
Principalmente a causa de los ojos, que no cesaban de perseguirla, asombrando sus
pensamientos.
Fuese como fuese, Laura no desistiría de la idea de dispensar los servicios de Kieran.
Y era lo que pretendía hacer lo mas rápido posible.

— Kieran! Kieran, está me estás oyendo?


Él levantó la cabeza , aún atontado , luchando contra el dolor.
— Rhys? Qué pasó?
— Vos te enojaste con el muchacho y el atacó. Te acertó en la cabeza.
— Acertar, dijiste ? Lo que él hizo fue partirla al medio. Dónde estamos?
— Por el olor, me imagino que es un silo de granos. Y no hay ventanas.
— Entonces no quedé ciego. Está todo oscuro Y los demás?
— Fueron llevados a otro lugar, no sé donde. Cómo te sientes, amigo?
— Un perfecto imbécil.
Rhys soltó una risa.
— Te pregunté por tu cabeza. Pero si estás con ese malhumor, rd señal de que estás
bien.
— Tarado — protestó Kieran. — Y voy a continuar mal hasta que me vengue de ese
niño . De él, de Duncan y de Ellis, que la peste se los lleve a todos.
— No creo que Ellis estuviese enterado de lo que iba a acontecer. El espanto de él
me pareció sincero.
— Palabras. Todo estaba planeado.
Hubo una pausa antes que él continuase.
— Yo no debía haber cedido cuando el chico amenazó a Jamie. Estaba escrito en la
cara que él no dispararía.
— Vos nunca arriesgas la vida de los otros. Es tu forma de ser. Pero estoy seguro
que hubo algún malentendido. Ellis estaba desesperado.
— No te equivoques! —. Pretendo resolver eso a punta de espada.
Rhys no podía ver a su amigo, pero adivinaba la mirada glacial de sus ojos, que en
momentos de furia se ponían de un color gris tempestad.
— Nunca mas seré traicionado. Nunca mas.
Rhys se calló. Ocho años habían pasado, y su amigo continuaba con la llaga tan
abierta como en el día de la traición.
Una luz muy tenue surgió debajo de la puerta, y Kieran rodó silenciosamente cerca
de Rhys.
— Ponte de espaldas e intenta desatarme.
El galés obedeció, aunque sintiese que las manos comenzaban a hincharse , debido a
la cuerda que lo sujetaba.
— Mientras tanto, descríbeme el castillo . Después de este golpe en la cabeza no
tuve posibilidad de ver nada.
— Queda en lo alto de una colina, y lo mas interesante es que esa colina surge casi en
el medio del valle. Tiene dos torres, una de cada lado.
— Cuántos pisos?
— Cuatro. Patio en el medio , como de costumbre, un bello jardín, en el frente y una
huerta atrás.
— Eso me parece un castillo del norte. No del sur, generalmente, estos son mas bien
simples. Y en cuanto a las murallas?
— No existen — volvió Rhys, adivinando la indignación del otro.
— No existen?!
La reacción fue mayor de la que Rhys esperaba.
—Son un grupo de imbéciles! Un puñado de bandidos podría tomar el castillo. Basta
atravesar ese pasaje para hormigas y ya pueden pensar en dividir el botín.
— Siempre y cuando consigan llegar al vale. Nuestra tarea es impedir que eso pase.
Kieran masticó palabras ininteligibles, irritado y confuso. Se sentía tironeado entre
las ganas de vengarse de esos idiotas y las ganas de seguir su instinto de guerrero
nato y proteger el bello valle.
— Para mí este asunto huele mal — rezongó.
— Ponte un poco mas adelante. Cielos! , esto es difícil ! La cuerda se hinchó y ahora
no hay quien las desate.
— Siempre hay forma , continua intentando.
- Es lo que estoy haciendo, pero vos no te quedas quieto.
Hubo una pausa.
— Huele mal, te estoy diciendo.
— Pero por qué Duncan se tomaría el trabajo de mandar a su jefe de guardia a
recibirnos y guiarnos hasta aquí y después mandarnos a atacar? Tenemos
armaduras, pero es sólo eso. Dinero no tenemos.
— Tal vez tengan relación con los Carmichael.
Rhys dejó escapar un insulto en galés.
— No lo creo. Y vos deshonras la memoria de tus padres diciendo...
— No tengo memoria de ellos. Gracias a mi amado tío Ross.
— Kieran, vos sabes que no fue él quien mató a t u padre.
— Si ? — el tono de voz era glacial y cortante.
— Quédate quieto , creo que lo estoy consiguiendo. Ponte mas para la derecha. Esa
punta no quiere desprenderse... Listo, ahora haz fuerza con las muñecas. Intenta
separarlas.
Kieran obedeció, y las cuerdas cedieron.
Contento de haber hallado un tema menos doloroso, se sentó y estiró el brazo hacia
arriba. Un mareo lo obligó a cerrar los ojos por algunos instantes. El golpe aún
continuaba latiendo en su cabeza, produciendo un dolor agudo e intermitente.
En dos movimientos se libró de las cuerdas que sujetaban los tobillos y caminó un
poco, con cautela, inspeccionando el ambiente.
— Esto es un poco mas que una pocilga — rezongó. — Ahora es tu turno , Rhys. Ponte
de espaldas para que yo pueda soltarte. EN ese momento, se oyó un ruido del lado de
afuera de la puerta. — Quieto — susurró, mientras buscaba la espada.
Todo lo que encontró fue la vaina vacía. Insultando silenciosamente, atravesó el
recinto y se apostó al lado de la puerta, pegándose a la pared. El cerrojo crujió
cuando fue corrido, y un chorro de luz entró al lugar , seguido de una corriente de
aire fresco. Kieran esperó, los nervios a flor de piel. Una figura esbelta surgió en el
umbral, cautelosa.
Un paso. Uno mas.
Como un rayo, Kieran saltó y agarró al visitante en el aire, empujándolo contra la
pared.
La luz del corredor reveló un mentón cuadrado, voluntarioso y sin barba. Perfecto.
Todo salía bien, ya que había atrapado al muchachito imberbe que lo había
avergonzara delante de sus hombres.
Dominado por la furia, sujetó a su víctima con el brazo izquierdo contra la pared,
mientras que con la mano libre buscaba el cuello del muchacho. No iba a
estrangularlo, pero le daría una buena lección.

Durazno.
Durazno y seda, para ser exacto.
Esa fue la sensación que tuvo cuando apoyó la mano en el cuello del muchacho, frágil
como el tallo de una flor.
Kieran frunció el ceño y miró a su presa, topándose con un par de ojos color de zafiro
, tan profundos como el cielo de Valle del Edén. Y enmarcadados por pestañas
ridículamente densas.
Sus fosas nasales detectaron el olor de lavanda. Y, lo que era peor, su cuerpo parecía
estar gustándole la suavidad del otro cuerpo.
De repente, la verdad cayó sobre su cabeza, atontándolo. Eso no era un muchachito
sino una mujer. Una muchacha.
La soltó de golpe, como si hubiera sido picado por una cobra. Pero su cuerpo
continuaba a pegado al de ella contra la pared, y estaba comenzando a tener una
erección.
Fue con esfuerzo que se alejó, pero ella comenzó a escurrirselentamente hacia el
suelo.
Kieran la sostuvo, sintiendo el cuerpo sin vida amoldarse al suyo. La sangre de él
parecía querer hervir, pero no era rabia lo que corría en sus venas. Era algo que
venía evitando cuidadosamente hacía ocho años. Deseo.
El deseo vino rápido, urgente, avasallador. Su piel ardía bajo las capas de ropa que los
separaban. La muchacha olía a lavanda, mezclándose de modo extraño con el olor de
los granos de cereales allí almacenados. La pasión crecía en oleadas, amenazando con
devorarlo. Sin poder contenerse, Kieran la apretó junto a sí, enloquecido por
enterrar su cuerpo resecado en el cuerpo femenino que tenía en sus brazos.
— No consigo respirar — murmuró ella, dando las primeros señales de vida.
Él la soltó de inmediato.
— Que pasó? — preguntó Laura, sacudiendo a cabeza.
— Te desmayaste.
Al oír esa voz caliente y acariciante, la muchacha levantó la vista, temblando.
Él.
El rostro estaba próximo, tan cerca. Y los ojos, calientes, hambrientos, encendiendo
chispas en todo su cuerpo.
— No— murmuró, asustada con su propia reacción.
Kieran pestañeó. Maldición.
Había hecho un voto, un voto sagrado, y había estado a un paso de romperlo.
— Entonces sos vos— dijo, tratando de reunir toda la calma posible. - Ese que intentó
capturarme.
— Intentó no, te capturé.
Enojada, ella la levantó la rodilla, lista para patearlo en su entrepierna . Pero Kieran
fue mas ágil y la agarró por la pierna, inmovilizándola en seguida con sus brazos
musculosos.
— Suéltame, bruto montañés!
Claros y acusadores, los ojos de Kieran parecían dos rubíes enclavados en una roca
de granito. Nada en él denunciaba el hombre sediento y vulnerable de momentos
atrás.
— Llévame con Duncan MacLellan — ordenó él, la voz tan dura como su rostro.
— Para qué? Qué pretendes hacer?
— Enseñarle a no traicionarme.
Laura olvidó el miedo.
— Él no tiene culpa de nada. La idea fue mía, las ordenes fueron mías y...
— Tuyas... Y qué hombre es tan tarado como para obedecer a una mujer?
— Lady Laura? — llamó la voz de Ellis, aún en el corredor. Está ahí, mi lady?
— Sujeta a este hombre — respondió ella, con voz firme. — Átalo.
De un salto, Kieran estaba al lado de ella, sujetándola con los brazos.
— Si lo intenta, su lady muere.
Laura evaluó la situación. El asiento del caballero era fuerte, pero no las lastimaba .
Y no había ninguna arma a la vista.
— Él no va a hacer nada — dijo, con voz determinada.
Mas Ellis frunció la frente.
— No puedo arriesgarme, mi lady.
— Desata a mi auxiliar — comandó Kieran, ya mas seguro .
Por una fracción de segundo, sus ojos se posaron en los de ella, para luego
endurecerse como el hielo .
Pero fue lo suficiente para Laura. Ella sintió, mejor dicho , vio la gentileza y la
bondad que él mantenía escondidas detrás de la coraza de amatista helada. El
contraste entre peligroso y vulnerable la dejó perpleja . Y ella casi se olvidó que
Kieran Sutherland representaba una amenaza para su clan. Casi.
El pequeño cortejo pasó del patio hacia la torre delante de un conglomerado de
casas, pasando rostros curiosos, gallinas cacareando y niños jugando. Era un trayecto
corto, pero para Kieran fue el mas largo y torturante desde que había dejado su
hogar. A cada paso que daba sentía la dulce agonía de tener una mujer entre sus
brazos. No la había soltado ni un minuto, con el pretexto de que ella lo atacaría de
nuevo, pero en su interior , sabía bien cuales eran las razones que lo llevaban a
tratarla así.
— Juro que actué sola — repitió ella, mientras entraban en el castillo.
— Dónde está Duncan? — preguntó él, ignorando las palabras de la muchacha.
— En un cuarto aquí abajo — respondió Ellis. — Él no está bien de salud, a causa de la
emboscada. Venga por aquí. Se Pararon delante de una puerta maciza, que fue
abierta por Ellis — Puede entrar, Sutherland.
— Vos adelante. Una trampa por día me basta.
Ellis sacudió la cabeza y entró, seguido por Kieran y Laura. Los ojos expertos del
guerrero escudriñaron el cuarto en pocos segundos. Con la luz mortecina de la
chimenea, él vio una mujer rubia de ropa negra y un hombre viejo acostado.
— Por favor, no le hagas mal — pidió Laura, posando la mano en su brazo.
— Haré lo que fuera necesario — respondió Kieran con aspereza soltándola con
brusquedad, loco por librarse del efecto extraño que la mano de ella producía en su
cuerpo.
Sin apoyo, Laura tambaleó. Pero luego se apresuró a correr a la cabecera de Duncan,
dejando a Kieran con la sensación de tener sus brazos, su corazón y su alma
vaciados de repente.
Fue con una voz llena de rabia y frustración que interpeló al Lord .
— Por qué esta emboscada contra mí?
— Fue un engaño bobo — respondió el otro, tentando de sonreír.
Kieran adivinó dolor por debajo de ese ensayo de sonrisa. EL enfermo tenía la cara
envejecida , pero debía haber sido un guerrero fuerte. SE Parecía a su abuelo, con el
mismo rostro determinado, franco y directo.
Kieran se pasó la mano por el rostro, pero no consiguió borrar los recuerdos. Y un
nudo se formó en su garganta, irritante e intruso.
Qué pasaba con esa familia, que le traía de vuelta tantos recuerdos indeseables?
— Sírvele anís a nuestro huésped — pidió Duncan, bromista. — Creo que a él no le
gustó la recepción ofrecida por Laura.
— Alguien me las va a pagar — dijo Kieran, poniendo la expresión mas severa que
tenía, mientras avanzaba hacia Duncan.
— Manténte lejos — comandó Laura, interponiendose entre él y la cama.
Entonces crees que yo atacaría a un hombre enfermo?
— Vos me atacaste . Una simple mujer indefensa.
— Indefensa?! Ha!
La risa de escarnio fue tan próxima que Laura le sintió el aliento a tierra mojada.
Aliento a viento y pradera. Aliento a libertad.
Fue la señora quien me atacó y me dejó inconsciente.
— Yo no, fue Geordie. — Ella estaba de pie delante de él, las manos en la cintura, los
ojos azules despidiendo chispas. -.Y con toda razón, ya que vos estabas ...
— Pensé que estaba defendiéndome de un hombre.
— Y Geordie me estaba defendiendo a mí.
Hubo un silencio en el cuarto, el mentón de él casi pegado al de ella, ambos
defendiendo su posición.
— Dos perfectos gallos de riña — anunció Nestta, con toda la calma del mundo. — Y
ahora que está todo resuelto, que tal una buena dosis de un buen whisky escocés?
— No está nada resuelto — cortó Kieran.
Mas aceptó la copa y la vació de una trago.
— Sea bienvenido, sir Kieran — dijo Nestta, imperturbable.
Laura se impacientó. Entonces, todos estaban ciegos? Ni tía Nestta que era capaz de
ver la amenaza que ese hombre traía al Valle del Edén?
No pasó mucho tiempo para que su abuelo se uniera al club de los ciegos.
— Fue un gran error, mi querido. Laura pensó que ustedes eran ladrones, y desde ya
yo te pido disculpas en nombre de ella.
— Precisamos de tu ayuda, como sabes. — Duncan hizo un gesto . — Trae una silla y
siéntate. Voy a contarte lo que sé de los bandidos que me atacaron.
Kieran sintió pena por MacLellan. No era viejo, pero obviamente el ataque había
dejado secuelas irreversibles en su cuerpo.
Aún belicoso, pero mucho menos enojado, accedió al pedido del Lord y acercó una
enorme poltrona como si fuese un banquito de juguete.
Laura se alejó para ponerse cerca del fuego. Aún quería a Kieran lejos de Edén, pero
había algo en ese hombre que la confundía.
Nestta se aproximó a su sobrina.
— Anduviste comiendo carne de cobra? — inquirió, en un susurro casi inaudible. —
Después de todo, qué tienes contra Kieran?
— Es un forastero. Igualito a Aulay.
— En el blanco de los ojos. Pero el resto...
— Él es peor que Aulay.
Su tía la miró con calma, estudiándola. Después se sentó y extendió la mano hacia el
fuego.
— Hay carne debajo de esa coraza, Laura. Cuéntame mas sobre tus sueños.
Laura le contó todo, sin omitir ningún detalle . El miedo, el bosque, y el caballo
negro. El peligro inminente.
— Pero no consigo entender lo que el sueño quiere decirme — concluyó frustrada.
— Lleva tiempo aprender a conocer tu propio poder, Laura.
— Pero vos demoraste tanto como yo?
— No.Yo era adolescente cuando conseguí mi primer encantamiento.
— Es lo que yo digo, yo no tengo solución. Soy un caso perdido.
— Creo que no . Los Sueños son difíciles de interpretar, y yo sueño muy poco. Pero
tu bisabuela acostumbraba a tenerlos, y también se quejaba de no saber
interpretarlos.
— Será que lo voy a lograr algún día?
Nestta sonrió.
— Si, pero primero tendrás que acostumbrarte a tu do de magia. Precisas sentirte
bien cuando estás conjurando e invocando espíritus.
— Y si eso no pasa nunca?
— Sería un desperdicio de tu talento. No soy eterna, Laura. Cuando yo me vaya ,
nuestro clan necesitará de tus dones de profetiza. Pero aún hay tiempo. Vos sos una
MacLellan, nunca te olvides de eso . Nuestra linaje fue bendecido con el don de la
magia.
Laura suspiró.
— A veces no somos comprendidas y otras malentendidas.
— Es Verdad. Hay gente que tiene miedo de nosotras, aún las personas que vienen a
consultarnos.
— Esa profesión tiene un lado malo .
— Como todas l as otras — retrucó Nestta, con simplicidad.
— Lo peor es ver la muerte de una persona querida. O sentir un peligro inminente y
no saber de donde viene.
"Por qué soñé con Kieran?" se preguntó, por centésima vez.
— Laura?'— la llamó el abuelo, con ,la voz enronquecida por el esfuerzo. — Ven acá,
nieta.
— Ve, mi querida — murmuró Nestta, con dulzura. — Conversaremos mas sobre eso.
Estoy contenta con este caballero. Es un hombre suficientemente valiente como para
defendernos del mismo demonio.
Laura se levantó y corrió a la cama de su abuelo. Aunque estuviese animado con la
contratación de Kieran, no conseguía esconder su inmensa fatiga.
— Precisas descansar, abuelo.
— Si , estoy cansado. Pero quiero pedirte un favor antes. Sólo así dormiré en paz.
Laura se puso a la defensiva, todos sus nervios en estado de alerta. Duncan jamas le
hablaría así, a menos que quisiese chantajearla.
— Kieran quiere conocer el Valle del Edén y examinar nuestros puntos de defensa. Y
la mejor guía que podría tener sos vos ,querida.
— No! — reaccionó Kieran, con energía inesperada.
Laura lo fulminó con la mirada . El forastero osaba negarse
que ella lo guiase!
— Ellis conoce las tierras mucho mejor que yo — dijo, cruzando las manos en el
pecho con la dignidad de una verdadera lady.
— Pero sos vos quien estás a cargo de todo — contrapuso Duncan con voz dulce.
Demasiado dulce . Él estaba tramando algo, Laura estaba segura. Pero.. qué, por
Dios? .
— Ella? — indagó Kieran, espantado, la mirada recorriéndola de arriba a abajo.
— Ella misma. Esta niña es valiente, digna de admiración.
— Pensé que mujeres tenían otras tareas que cumplir en un castillo.
— Defender el clan es la principal de ellas — se atajó Laura, ofendida.
— Pero vos no tenes práctica de guerrear. No...
— Tengo la suficiente para capturarte a vos. '
El rostro de Kieran asumió una coloración rosada, lo que la dejó deleitada.
— Niños, niños — intervino Duncan, con firmeza. -
Cuanto menos hablasen de eso, mejor. Fue un error sin mala intención, si es que eso
existe. Nuestros nervios están muy tensos con la amenaza constante de estos
ladrones.
— No necesitas pedir disculpas por lo que yo hice — retrucó ella, sin rodeos. — El
único error aquí es contratar a este... este hombre.
Diciendo eso , Laura salió del cuarto, con el mentón erguido.
— Hablando en serio, Duncan — insistió Kieran, tenso — prefiero ir solo.
— Tonterías, hijo . Laura conoce el lugar como la palma de su mano.
Hubo un silencio antes que Kieran se diese por vencido.
— Muy bien, ya que insiste. Cuanto antes lo hagamos , mas rápido podré armar un
esquema de defensa. En mi opinión, son bandidos de lejos, o quizás desertores de
guerra que pasaron por Edén y encontraron aquí una oportunidad de sacar alguna
ganancia con el robo
— Es lo que pienso también. Ahora, vamos a hablar de cosas prácticas Su pago,
por ejemplo.
Kieran se aclaró la garganta.
— Mitad ahora. Y la otra mitad , cuando los ladrones desaparezcan de aquí.
— Puedo darle todo de una sola vez, si prefiere. Después de todo, conozco a tu
familia, por así decir.
La respuesta de Kieran fue rápida y cortante.
— No tengo familia.
— Pero vos no sos el nieto de Lionel Carmichael?
— Es lo que dicen.
— Fuimos educados en la misma época, aunque no fuésemos grandes amigos. Él y yo
nos enamoramos de la misma mujer, Carina. Hija de George Murray. No es ella ta
abuela?
— Si, lo es.
Esta vez, Duncan detectó una veta de fortaleza en el joven.
"Ah ! No eres tan duro como pretendes ser.
— En todo caso, espero la mitad del pago antes de iniciar mi trabajo.
Desastre a la vista!
Duncan resolvió echar mano a su arma mas poderosa. Se movió en la cama, gimiendo y
temblando, mientras el caballero se paraba, sin saber que hacer.
Nestta corrió en su auxilio .
— Qué pasa, padre?
La respuesta fue una sinfonía de gemidos y toses.
— Puedes dejarnos ahora, sir Kieran? — pidió ella afligida, tomó la poción que
estaba sobre la mesita. — Mi padre se extralimitó y conversó mas de lo que debía.
Como es su costumbre.
— Claro, claro — respondió Kieran, asustado.
Se Inclinó brevemente hacia la dama y dejó el cuarto lo mas rápido que le permitían
las reglas da buena educación.

Cuando se quedó a solas con su padre , Nestta cerró la puerta.


— Puedes parar con esta farsa, malandrín — dijo, entre enojada y divertida. — O vas
a acabar arruinando mi remedio , que hoy me salió como una obra de arte.
Duncan soltó una risa baja.
Estaba cansado, de verdad, pero había tantas cosas para hacer aún... Si al menos
pudiese levantarse para manejar la situación ...
— Ni pienses en eso — cortó su hija, con brusquedad.
El enfermo se impacientó. No había como huir de esa hechicera que leía sus
pensamientos.
— Bruja.
Nestta sacudió las almohadas y acomodó las sabanas. Después le dio una copa de vino,
que él bebió con placer.
— Si te conozco bien , vos le pusiste un somnífero al vino.
— Como ves — retrucó ella, imperturbable , no soy la única en leer los pensamientos
de los otros.
— No sé leer tus pensamientos, pero conozco a mi hija, eso
es todo. Vamos desahógate. Qué te está preocupando ?
Nestta levantó las manos hacia arriba.
— Buen Dios, hay bandidos rodeándonos y vos quieres saber lo que me preocupa?
Pero Duncan no se dejó engañar.
— Es Laura, no es así?
— Está bien, confieso que es ella. La tarea es muy grande para una mujer que apenas
tiene dieciocho años, padre.
— Pero tomé providencias para aliviarle la carga, o no las tomé? Y mira como ella
reaccionó. Hasta parece que Kieran es nuestro enemigo. Está armada hasta los
dientes contra él, no sé por qué.
— Bien sabes que ella le tomó rabia a la gente foránea.
— Ese bandido de su ex marido... que el diablo lo tenga! Eso es asunto terminado y
enterrado, hija.
— Él murió, pero Laura no lo olvida.
— Mi nieta necesita que alguien le pruebe que no todo forastero es un bandido.
Nestta emitió algunos sonidos y chasquidos con la lengua.
— Traduce — pidió él.
— Yo dije que vos ya le encontraste reemplazo a Aulay.
— Y si fuera verdad?
— Ellos no se llevan muy bien, al parecer.
—Vos siempre sos la que arruina las fiestas — comentó Duncan. — El hombre es
guapo, valiente y de buena familia.
— De la que él mismo reniega.
Duncan no se sorprendió con la observación. Kieran había hablado de su familia, y
había bajado el tono de voz a propósito. Pero Nestta, conversando con otros, era
capaz de oír y de entender cualquier toda conversación mantenida en una sala.
Todas al mismo tiempo
—Debemos oír las razones del muchacho, hija. Esas peleas de familia, muchas veces,
revelan secretos que nadie imagina. Puede ser que él tenga un buen motivo para estar
así de amargado.
— Es un hombre frío, por lo que deduje. No es de esos que caen rendidos con
nuestra Laura.
— Pero viste cómo Kieran la miraba ?
— Claro que vi. A veces con hambre, y as veces como una expresión irritada.
— Yo haría lo mismo, Si alguien me tratase de ese modo.
— Laura fue muy mimada, eso es verdad.
Una pereza agradable se apoderó de los miembros de Duncan, que se relajó con
deleite en la cama. Primero dormiría un poco, después escribiría una carta a Carina,
que sería llevada por el fiel Thomas.
— Cómo pretendes pagarle a Kieran?
Duncan masticó una exclamación y volvió a sentarse en la cama. Era por eso que no se
debía dejar que las mujeres se metieran en asuntos masculinos. Luego meten su
nariz en todo, principalmente donde realmente en temas que incomodaban.
— Sosiégate, Nestta. Él va a a recibir lo que merece. En el tiempo adecuado.
— Él quiere la mitad ahora.
En silencio, Duncan maldijo los dones mágicos de su hija a veces ellos eran muy
mucho útiles, pero había casos en que sólo molestaban .
— No puedo fabricar dinero — se defendió.
— Cuando él sepa que no tenemos dinero, va a abandonar el Valle del Edén.
— Sé eso — murmuró Duncan, tapándose de nuevo con las mantas. El sueño venía en
oleadas imparables. — Lo que tengo que hacer es arreglar una buena razón para
mantenerlo aquí.
Antes de adormecerse como un bebé, Duncan sonrió entre las sabanas. Bruja o no,
Nestta se había equivocado . Kieran y Laura habían nacido uno para el otro. Había
Reconocido los síntomas cuando había visto al muchacho mirando a su nieta. Si, le
escribiría a Carina y le contaría que todo iba mejor de lo esperado respecto a lo que
le habían encomendado .

Capítulo III

Aún indignada con el rechazo de Kieran, y mas aún con las ordenes do abuelo, Laura
buscó refugio en los establos, al lado de sus queridos caballos. Y de Freda
naturalmente, que diera a luz cinco cachorros. Freda era cruza de una loba y un
perro de caza.
Al verlos, el rostro de Laura se iluminó de placer. En ese momento los cinco dormían
el sueño de los justos, las barriguitas llenas de la leche generosa de su madre.
— Laura! — Annie irrumpió en el establo, agitada, el rostro redondo colorado de
aflicción. — Ven rápido. Él va a matar al hombre, Santo Dios!.
— Qué hombre? Calma, Annie.
— Sir Kieran. Él va a a azotar al galés hasta la muerte, pobrecito . Tan bonito, con
esa nariz respingada. Ven, tienes que acabar con esto.
Las dos salieron corriendo, mientras Laura preguntaba:
— Quién es ese galés? Ese muchacho que estaba en el silo con Kieran ?
— Ese mismo. Se Llama Rhys. Parece que desobedeció alguna regla estúpida y...
— Las reglas de aquí son dictadas por mi abuelo, y sólo por él. Dónde están?
— En el patio .
Laura salió corriendo, dejando Annie atrás. Cuando llegó, oyó el silbido
característico del látigo cortando el aire.
Plaf!
El ruido humillante fue seguido de murmullos y exclamaciones ahogadas.
Sólo entonces ella notó que todo el clan se había reunido, junto con los guerreros de
Kieran, para presenciar el espectáculo. La diferencia era que su gente parecía
indignada, mientras los demás contemplaban la escena como si fuese rutina.
Abriéndose camino a codazos y empujones, ella se plantó en medio del escenario. Allí
estaba Kieran, un semi dios moreno, terrible y temible, látigo en mano, frialdad en
los ojos. Delante suyo se hallaba un muchacho, desnudo hasta la cintura, el tórax
musculoso cubierto de sudor. Por su espalda se escurrían dos hilos rojos y
brillantes. Sin embargo, no estaba amarrado, y Laura se preguntó como era que él no
se había escapado de allí con el primer azote.
— Acaba con esto rápido — pidió el muchacho, con voz ronca, comprimiendo los
labios.
Kieran estalló el látigo en el aire.
— Basta!
El grito fue firme, claro y fuerte. Laura no se intimidó cuando sintió centenas de
ojos clavados en ella. Inclusive un par de color amatista, que se estrecharon bajo las
espesas cejas.
— El espectáculo terminó — dijo, con la calma que consiguió reunir. — No permitimos
azotamientos en Valle del Edén.
— Eso es obvio, a juzgar por tu comportamiento — replicó Kieran. — Este hombre
está bajo mi guardia...
— No. En este momento él está contratado por mi abuelo. Y es mi deber cuidar de
los bienes de mi abuelo.
— Está todo bien , mi lady — intervino el galés. — Desobedecí una orden y debo pagar
mi precio.
— Nada de eso.
Con dos pasos, Laura se plantó entre la víctima y el verdugo . — Em mi casa nadie es
azotado.
— Sal de aquí! — rugió Kieran.
Con los puños cerrados, él avanzó, sombrío y terrible.
"Misericordia, y ahora me desmayo", pensó, atemorizada.
Un sabor agridulce le subió a la boca, mientras su corazón se disparaba, latiendo con
tanta furia que ella cruzó los brazos en el pecho, para que el mercenario no viera su
nerviosismo.
— No— respondió, fingiendo un coraje que estaba lejos
de sentir.
— Por todos los demonios, muchacha! . Sabes lo que estás arriesgando?
— Deja a mi hermana en paz! — demandó una voz infantil .
La multitud abrió paso a un muchachito que no tendría mas que siete años. Sin una
palabra, él se apostó entre Laura y Kieran, las piernas abiertas, la mirada desafiante.
Laura corrió y se agachó para hablar con él.
—Collie, no te metas — murmuró, afligida. — Yo me ocupo de esto.
— No! — Aunque su hermana susurrase, el niño levantó el tono de voz par que todos
oyesen. — El abuelo aún no me deja hacer la ronda nocturna, pero yo soy el señor de
Valle del Edén.
Laura oyó callada, sorprendida con la respuesta. Los ojos de él se había tornado
adultos de repente, incongruentemente adultos en ese rostro infantil salpicado de
pecas.
Sin una palabra, retrocedió:
Malcolm volvió su atención para el atónito gigante que tenía delante, el brazo
paralizado en el aire.
— Deja a mi hermana en paz. Y cesa el castigo en este momento. Kieran bajó o brazo.
Sería gracioso, si no fuese por la gravedad de la situación.
— Quien sos vos?
— Soy Malcolm MacLellan, heredero de estas tierras y señor del clan, en ausencia
de mi abuelo.
Laura contuvo la respiración, en suspenso, recordando el desprecio con que Aulay
había tratado Collie. Si ese forastero se atrevía a burlarse de Collie...
Pero no fue eso lo que pasó. Al contrario, Kieran hizo la reverencia de usanza y se
presentó.
— Y yo soy Kieran Sutherland, contratado por tu abuelo para eliminar a los ladrones.
— Si ? — Os ojos de Collie se agrandaron. — Puedo ir con vos?
— Collie! — chilló Laura. — Ni pienses en eso!
— No me dejan luchar de verdad — volvió el muchacho, mirando al caballero con
evidente admiración. — Pero yo soy bueno con el arco y la flecha. Y ya tengo una
espada sólo para mí.
Kieran miró a Laura.
— Este niño es un valiente. Por qué no está recibiendo el entrenamiento adecuado? A
la edad de él yo ya manejaba bien la espada.
— La educación de él no es cosa tuya.
— Y la disciplina de mis hombres no es asunto tuyo. Sugiero que vuelva a tus
trabajos de costura.
— Sólo si es para coserte la boca a vos.
Un murmullo sofocado recorrió la pequeña multitud, que crecía a cada instante. A
aquella altura, seguramente no quedaban ni las moscas dentro de las casas.
Rhys no pudo dejar de soltar una risa, a pesar del dolor por los azotes.
— Mejor terminar el castigo mas tarde, jefe. Cuando mi ángel de la guarda no esté
cerca.
— No es momento para chistes, Rhys — retrucó Kieran, con aspereza. — Esto es un
asunto serio.
— Mas serio aún es pelear con los nietos de tu patrón — ponderó Rhys, con toda
sensatez. — Gracias por sus cuidados, mi lady.
Después, curvándose delante del niño:
— Mi agradecimento, mi Lord.
Collie inclinó la cabeza con la naturalidad de un verdadero príncipe.
— Dolió?
— No , sólo mi orgullo – respondió Rhys, con su eterna sonrisa bromista . – Pero fue
merecido, porque desobedecí ordenes de mi superior.
— Pues yo, cuando desobedezco, me quedo sin caballo el día entero. Y tengo que
quedarme adentro de casa estudiando.
— Estudiando! – repitió Kieran, con desprecio. – Mucho mejor sería que aprendieses
a defender este rincón del mundo, que un día será tuyo.
— Vos me enseñarías ?
— Puede ser, si me quedo aquí el tiempo suficiente.
— No se quedará – cortó Laura, con seguridad . – Collie, ve a buscar la caja de
primeros auxilios. Venga adentro, sir Rhys. Voy a cuidar sus heridas.
— Deja que yo mismo me ocupo – dijo Kieran.
Pero Laura estaba de malhumor.
— No te confiaría um perro enfermo a tu cuidado, mucho menos un hombre.
— Crees que yo le haría mal a un amigo?
— No, es sólo mi imaginación. Sólo mira las marcas de los latigazos .
Rhys sofocó una risa, y Kieran lo fuIminó con los ojos.
— Cinco azotes nunca hicieron mal a nadie. Y él los merecía.
— Lógico. Quién lo mandó a querer proteger a un... un bruto montañés como vos?
— La razón no interesa. Él me desobedeció y punto final.
— Es verdad – interpuso Rhys. – Y aunque yo le agradezca mucho, mi lady...
— Aún restan tres azotes — completó Kieran.
— Sólo cuando se vayan de Edén — la voz de Laura no admitía réplica.
— Pero cómo quieres que yo mantenga la disciplina de mi ejército?
Laura puso su sonrisa mas dulce e inocente.
— Quien mantiene la disciplina a hierro y fuego no merece un ejército.
Kieran respiró profundamente .
"Sólo falta que le salga fuego por la nariz", pensó ella, pestañeando.
— Quien sos vos para criticar mi modo de comandar? Quiero que sepas...
— Aiy , estoy débil — lo interrumpió Rhys, revoleando los ojos. — Creo que me voy a
desmayar, después de todo.
— Voy a acabar matando a esa mujer.
Rhys giró en la cama.
— Entonces tal vez sea mejor que salgamos de aquí. Desiste de ese trabajo.
Hallaremos otro. .
Kieran continuó midiendo el cuarto con pasos, las manos cruzadas en la espalda.
— Lord Duncan fue correcto al cedernos su cuarto — Rhys se enterró en el
colchón, deleitado. — Qué placer!.
El otro ni lo oyó.
— No puedo desistir. El pago combinado es muy bueno. Con ella, puedo atacar a
Carmichael y forzar la rendición de mi querido tío.
Aún sabiendo que perdía su tiempo, Rhys preguntó:
— Por qué no olvidas el pasado y vive tu vida en paz?
— Ah, si, muy fácil. Olvidar! Mi tío mata a mi padre, me miente , dice que él es mi
padre y que yo soy el heredero de todo. Mis primeros quince años, Rhys, fueron
vividos en un mar de mentiras, y yo no lo sabía. Gasté los ocho años siguientes
entrenando en el arte de la guerra para vengar a mi padre y recuperar lo que mi... mi
familia — aquí él casi escupió la palabra — me robó a mí y a mi abuelo. Y vos decís
que debo olvidar. Olvidaste el juramento que hice, delante de ti antes de salir de
Escocia?
No, Rhys no se había olvidado. Amaba a su amigo, lo admiraba, y sería capaz de dar
la vida por defenderlo. Pero esa sed de venganza era nociva y poco saludable. Hacia
ocho años que ellos discutían ese asunto pero Kieran continuaba inamovible en su
propósito.
— Estoy con pereza de pelear hoy — dijo Rhys, de buen humor. — Y tampoco quiero
irme de Edén Valle . Esto es una delicia. El Lord es un verdadero caballero, de esos
que ya no existen mas.
— Y el peligro es grande. Duncan confía demasiado en las defensas naturales,
y el clan no sabe guerrear.
— Tengo mis dudas, amigo.
Kieran se calló, sabiendo que Rhys se refería a Laura MacLellan
— Sabe qué mas? Lady Laura me hace acordar a tu tía Losbeth.
— Sólo en tu imaginación. Esa mujer es una amenaza, el demonio en forma humana.
— Las intenciones de ella son buenas. — Rhys soltó una risa, acordándose. — Viste el
modo en que ella vino defenderme ? Y como su hermano , ese proyecto de hombre,
corrió para protegerla? Mi viejo, eso quiere decir una sola cosa : lealtad. Esta familia
respira lealtad.
"Era lo que pasaba con la mía también", pensó Kieran.
— Ella estropeó años de disciplina férrea — determinó.
— Nuestros hombres están bien entrenados. No alcanza un solo incidente como este
para perjudicar la disciplina.
— Así espero . Aquí la vigilancia tendrá que ser redoblada. Edén está protegido por
el desfiladero, pero las márgenes del río dan una buena entrada en algunos puntos.
Una vez atravesado el río, este castillo se torna mas vulnerable que una paloma en un
grupo de gatos hambrientos.
— Y, los MacLellan precisan de nosotros. No entiendo por qué lady Laura no nos
quiere aquí.
— Porque es complicada , como todas las mujeres del mundo. Y encima se viste de
hombre.
— Le queda muy bien — agregó Rhys, con una risa traviesa. No lo niegues, Kieran, yo
te conozco. Bien que te pareció atractiva.
— Aunque así fuese , yo insisto en que vos te equivocas completamente, las
mujeres son un tema prohibido para mí.
— Por ahora. Pero un día te vas a casar y a formar una familia.
— LO Dudo mucho.
— Y Carmichael? Vas a arriesgar el pellejo para reconquistar ese lugar , y después se
lo vas dejar a cualquiera cuando mueras?
Kieran se encogió de hombros, pero su indiferencia era sólo aparente. Toda Su vida
había sido criado entre parejas felices, como su tía Losbeth y Lucas, su abuela Carina
y su abuelo Lionel. Hasta su tío Ross y Megan vivían alegres, siempre afectuosos y
bromistas uno con el otro. Y toda la vida había soñado con encontrar, él también,
su pareja ideal. Esa que lo completaría y le daría felicidad.
Pero esos eran sueños pasados.
— Tal vez deje mi herencia a uno de los hijos de tía Losbeth.
Ella, por lo menos, había tenido la decencia de renegar la traición de Ross esa noche
pavorosa en que Kieran había sabido que Ross y Megan no eran sus padres, sino sus
tíos.
— Yo te dije que no le mintieras — le había gritado Losbeth Carmichael Sutherland.
.
Y Ross nada había respondido, ese traidor. Sólo se había quedado mirando a Kieran,
los ojos llenos de tristeza. Kieran había huido de la sala, tan perplejo como
desesperado. Pero, poco después, había vuelto y había atacado a su tío. Los gritos de
Ross despertaron a toda la guardia, y Kieran no había tenido otro remedio que huir.
Si Ross supiese que su sobrino estaba en Escocia, seguramente mandaría matarlo.
Exactamente como había hecho con Lion.
— O tal vez haga una inmensa hoguera con la herencia Carmichael. Mi propia pira
funeraria.
Había tanta frialdad en su voz que Rhys se asustó.
— Kieran, Kieran, cuidado. Ese odio puede hacerte mal.
— Al contrario, me da fuerzas para luchar. Y qué tiene de malo, hacer una pira con
mis propiedades? Era una práctica común entre los vikingos, de quien soy
descendiente. A mucha honra.
Rhys se silenció. Para qué discutir? Pero él conocía bien los deseos de su amigo. Una
familia, un hogar, una mujer amorosa , hijos ... Ese era el sueño escondido de Kieran,
tan escondido que él mismo lo negaba.
Algún tiempo después, arriesgó:
— Lady Laura va a heredar la mitad de todo esto. El marido de ella va a ser
afortunado.
— Qué me interesa a mí estas tierras sin gracia?
— No estoy hablando de vos ,amigo. Hablo de mí.
De reojo , Rhys vio el rictus contrariado en la boca de Kieran. Hasta un ciego
percibiría la electricidad que había entre Laura y su jefe.
— Pensé que Annie era mas de tu tipo.
— Quién? Ah, esa muchacha gordita que fue a llamar a lady Laura para salvarme?
Bueno , tiene carne en el cuerpo ,pero no tiene el fuego de la patrona.
— Fuego? Ella debe haber sido muy mimada. Me las va a pagar..
Rhys se sentó en la cama para mirar a su amigo.
— Qué estás tramando? No me gusta ese brillo en tu mirada.
Pero Kieran se limitó a ordenar:
— Quédate en la cama cuanto puedas. Deja que la piel cicatrice bien – y sin esperar
respuesta, salió del cuarto.
— Kieran! — gritó Rhys, arrojando la túnica sobre sus hombros.
— Es una orden — repitió el otro, descendiendo las escaleras caracol. — Obedece!
Rhys surgió en lo alto, despeinado y poniendo un pie en la bota de caña corta .
— Tendrás que azotarme de nuevo, amigo. Mi lugar es a tu lado.
Kieran se detuvo.
— Lo Siento mucho, Rhys. Yo no tenía otra salida...
— Lo Sé . Y espero recibir las tres que faltan. Si conseguiremos evitar a mi
protectora.
— Alguien debe darle una buena lección a esa mujer.
— Por el que sé, yo soy la que necesita una buena lección — respondió "esa mujer",
que se hallaba en los primeros escalones de la escalera.
Kieran descendió hasta quedar un escalón arriba. De ese modo, asumía proporciones
gigantescas en relación a la pequeña altura de Laura.
.
— Cuidado conmigo, estás avisada — gruñó él.
— Ya enfrenté a un hombre aún peor que vos , si es que eso puede existir. Y
sobreviví.
Hubo una pausa, ambos mirándose fijamente, en tono francamente hostil.
— Bien, vamos a salir o a quedarnos aquí intercambiando piropos? — preguntó ella,
cruzando los brazos.
Kieran se sacudió furioso. Qué extraño sortilegio lo impulsaba a actuar como un bobo
cada vez que ella estaba cerca?
— Quiero ir hasta el desfiladero — comandó con sequedad. — Las defensas a lo
largo del río son débiles.
— Débiles! Pero, querido señor...
Kieran no oyó, ocupado en identificar el aroma delicioso que se desprendía de los
cabellos de Laura.
Lavanda.
Como aún recién ahora que la lavanda tenía un poderoso efecto afrodisíaco?

El silencio era tan opresivo que Henry Percy podía oír su propio corazón latiendo. Mas
atrás, el bosque escondía su grupo de soldados, escogidos y seleccionados
especialmente.
Esa no era la primer incursión por las fronteras, porque la familia Percy era famosa
por las rondas nocturnas. Pero esa vez, su objetivo no era un par de ovejas ni la
simple quema de cosecha. Era algo mucho mas importante.
Su corazón latía excitado bajo la muy cara armadura francesa que llevaba encima de
una túnica de lana de la mejor calidad.
— Cuánto tiempo tenemos que esperar para atacar?
— Bastante, desafortunadamente.
Henry frunció la frente enojado.
— Por qué esto ahora?
— Pusieron guardias a lo largo del río.
A voz del otro hombre era gutural y metálica, francamente desagradable, y Henry
bien sabía el por qué. Una cicatriz inmensa parecía cortarle la garganta al medio,
dando la impresión de que alguien hubiera querido degollarlo de oreja a oreja.
Probablemente un MacLellan, ya que el escocés estaba dispuesto a traicionar al clan.
Henry lo había contratado después de muchas dudas. Personalmente, no le gustaba
los traidores. En su opinión, eran siempre débiles y cobardes, además de poco
confiables. Pero se había aferrado a esa chance como un náufrago se aferra a la
última tabla de salvación. Ni siquiera sabía su nombre, pero no veía otro modo de
atacar Edén sin hacer mucho barullo.
— Me dijiste que ellos nunca patrullaban el río, a no ser en dos o tres puntos.
— Es verdad.
Además del terrible defecto físico, el escocés además tenía la nariz achatada, otra
marca visible de algún revés que había sufrido. Pero en los ojos, pequeños y astutos,
brillaba una llama depredadora.
— Y por qué ahora cambiaron? Desconfían de nosotros
— Cómo puedo saberlo ?
El hombre abrió los brazos, en un gesto de impotencia, dejando a la vista la espada y
el kilt, que usaba cada vez que venía a encontrarse con Henry. Aunque fuese de muy
buena calidad, estaba ahora raída y gastada, lo que despertaba la curiosidad de
Henry Percy.
"O robó la ropa o es un noble en desgracia . Y cualquiera de las hipótesis es mala para
mí."
— Ellos saben defenderse, por lo que veo— dijo en voz alta.
— No fue porque Duncan consiguió salir con vida de tu maldita y débil emboscada ?.
— Débil sólo porque vos quedaste en traer refuerzos y ...
— Y los traje, o no ?
— Demasiado Tarde — volvió la voz desagradable.
Henry se alejó lo mas que pudo. Ese escocés tenía un aliento pestilente. El otro, sin
percibir la maniobra, se aproximó mas.
— Esos MacLellan son bravos, inglés — dijo. — Cómo iba a adivinar que ellos lucharían
con tanto coraje? Por poco no fuimos capturados nosotros . Pero esta vez vamos a
lograrlo . Vamos a llegar al vale, vas a ver.
— espero que si.
— No lo dude, mi Lord. Sé lo que digo. Antes que se pasen dos semanas, vos serás el
próximo rey de Escocia.
— Cómo es eso?!
El escocés sonrió de modo desagradable.
— Sé muy bien lo que pretende, mi Lord.
Henry miró al otro, incrédulo. Imposible. Sólo Fitzhawk sabía de su mas secreta
ambición.
Ante el espanto do inglés, el escocés soltó una risotada maliciosa.
— Por qué otro motivo iba a atravesar secretamente Escocia hasta Edimburgo? Pero
quédese tranquilo, yo soy una tumba. Nuestros objetivos son parecidos, porque yo
también quiero lo que debía ser mío; el Valle del Edén.
Hubo una pausa cargada de tensión y desconfianza de ambas partes.
— Edén es ideal . Puede atravesar el valle y llegar a Edimburgo en un día sólo, sin
levantar sospechas .
— Si, pero el problema es como llegar allí.
— Hay un paso por un túnel secreto.
Os ojos de Henry brillaron de codicia.
— Dónde?
— Secreto. Sólo lord Duncan conoce el lugar. Rastrillé las montañas durante meses,
pero no conseguí nada.
— Si es así, cómo sabes que existe ese paso?
— Porque estuve muy cerca de ser el señor de Edén — fue la respuesta enigmática
respuesta.
Henry hizo un gesto de enfado.
— Edén, Edén. Hasta Ahora es de lo que único que oigo hablar. Yo ni conocía de la
existencia de ese lugar.
— Los MacLellan se autoabastecen , mi Lord. Cultivan y fabrican todo lo que
necesitan, excepto sal y especies, que Duncan va a buscar dos veces al año a Rindo.
Henry escudriñé el paisaje, bello y calmo. La verdad es que el escocés no había
mentido. Valle del Edén era, de hecho, el lugar ideal que tanto había buscado. Allí él
podría reunir y aumentar su ejército en secreto absoluto. Y desde allí comandaría el
ataque a Edimburgo antes que la alarme sonase.
Cuando el viejo Robert convocase a los clanes, sería demasiado tarde. Y Henry
Percy estaría sentado en el trono, con la corona y el cetro.
Pero, aún quedaba el problema de invadir el valle sin causar demasiado escándalo.
— Y si yo fuera a hablar con Duncan MacLellan? Podría pagar por el derecho a pasar
por sus tierras. Tal vez sea mucho mas simple.
— Él nunca aceptaría. Duncan es , por encima de todo, escocés. Preferiría morir a
ayudar a un inglés a conquistar su país.
— Y vos ? No eres leal a tu país también?
La sonrisa en el rostro deformado fue sombrío y terrible como las montañas que los
rodeaban.
— Todo lo que quiero es lo que prometiste. Quiero ser el señor del Valle del Edén y
tener carta blanca para hacer lo que quiera con los moradores.
— Reafirmo la promesa. Entonces, cómo podemos llegar a ese famoso valle?
— Primero tengo de sondear, mi Lord. Voy a esconderme en los árboles, rastrear en
silencio y descubrir cuan a fuerte es la guardia.
— Iré con vos.
No perdería al maldito escocés de vista hasta que esa campaña terminase.

Capítulo IV

Las nubes se hacían densas en el cielo, tan negras como amenazadoras, y la


tempestad que crecía en el alma de Laura a la par con la de la naturaleza. Ellis y los
hombres del clan caminaban taciturnos y callados, la habitual camaradería
substituida por irritación y nerviosismo.
En la opinión de Laura, todo era culpa de Kieran, que no paraba de criticarlos. Estaba
forzada a admitir que él no dejaba de tener algo de razón, sin embargo. El problema
era la falta de tacto del mercenario. Por que él actuaba así, en nombre de Dios!?
Cabalgando junto a él, Laura le dirigió una mirada furtiva, admirando el perfil
cuadrado y duro , recortado contra el cielo gris. Qué hombre extraño!.
Antes que nada, Laura había captado un dejo de sufrimiento en los ojos de él, en el
momento en que azotaba a Rhys. Si , señoras y señoras. Había pasado muy
rápidamente , pero ella era buena observadora. Él sufría, tal vez hasta mas que el
galés. Si era así , por qué el castigo? Una advertencia a tiempo y un discurso bien
dirigido y listo. Ah, en definitiva, no entendía lo que pasaba con ese extraño de ojos
mas extraños aún.
Después, lo de Collie. El muchacho lo había desafiado abiertamente , y lo mínimo que
Laura esperaba era oír una sonora carcajada. Sin embargo, Kieran había tratado al
joven señor con todo respeto. El resultado fue que Collie se había enamorado del
guerrero y se había convertido en su sombra.
Poco antes de salir, Laura había presenciado un breve diálogo entre los dos.
— Esta es mi espada — le mostró el niño — Pero es de madera, no es verdad.
— La mía también era de madera, Collie. Sólo mas adelante te ganarás el derecho de
usar una de hierro.
— Pero yo quiero matar gente mala , como vos haces.
— No es una sensación agradable , la de matar personas. Aunque sean bandidos,
Collie. En todo caso, si tu abuelo concuerda , puedo enseñarte a manejar la espada.
Vas a ver que no están fácil como piensas.
La conversación había quedado ahí, pero Laura había registrado una frase
importante.
"No es una sensación agradable matar personas."
Si a él no le gustaba matar, no había nacido para mercenario. Entonces, por qué
vivía de su espada?
Ante tantas preguntas, la curiosidad de Laura creció. Lanzó otra mirada e furtiva
hacia él, que seguía impasible con los ojos fijos en la subida.
— Ellis quedó ofendido con tus observaciones — arriesgó, para sondearlo . — En vez
de dar ordenes, podrías haber hecho sugerencias. Como hace cualquier persona bien
educada.
— Estoy aquí para defender, no para adular. Una espada vale por mil palabras.
— La frase de Aníbal es otra. Una palabra vale por mil espadas.
— Aníbal es Aníbal, y yo soy yo. No estoy de acuerdo con él.
— Entonces vos también estudiaste . Sos poeta?
— No. Soy mercenario.
— Los Caballeros pueden ser guerreros y poetas al mismo tiempo.
— Yo no.
Laura lo miró de nuevo. Enojado, ceño fruncido, miraba directamente hacia delante .
Y, por lo visto, no estaba para conversar.
— Por que escogió esa profesión?
— Me Gusta matar.
"Mentiroso."
— hace tiempo que es un mercenario ? — el tono de la pregunta no podía ser mas
inocente.
— Desde que cumplí quince años.
— Tu abuelo también era mercenario?
— No.
Kieran empujó las riendas y se alejó, pero Laura no se dio por vencida. Lo
Acompañó como si nada, y continuó haciéndole preguntas. Después de una docena de
ellas, obtuvo algunas respuestas, la mayoría dadas con una única palabra. Y descubrió
que él era hijo único, que su padre era heredero de un título de nobleza y su madre
era de los Países Altos. Padre y madre habían muerto.
Después de un silencio mas prolongado, ella retomó la palabra.
— Mis padres también murieron.
Silencio.
— Por eso, Collie y yo fuimos criados por el abuelo y la tía Nestta. Y a vos ,quién te
crió?
Kieran apretó las riendas con tanta violencia que el garañón, confuso, pateó y
relinchó, reclamando.
— Calma, Rath! Calma, amigo!
Con paciencia, él consiguió aquietar el animal, que retomó el camino con la misma
tranquilidad que antes.
"Entonces a él no le gusta hablar de su familia", registró Laura.
— Bonito animal, el suyo — dijo, cambiando de táctica. — Al lado de él, el mí parece
un enano . O una enana , porque es un pony, pero hembra.
— Ya me dí cuenta .
Por primera vez, Laura detectó una sombra de sonrisa en los labios del caballero,
que se inclinó — dio algunas palmaditas en el cuello del animal.
— Mis primos ingleses, los Sommerville, crían caballos de raza. Cuando pude, les
compré a Rath .
— Rat?
— No— otra sombra de sonrisa, tan fugaz como la primera. — Rathadack.
— Ah, Rathadack! Lo Sé. Quiere decir buena suerte, en galés. Sabe hablar galés, sir
Kieran?
— Estudié en los Países Altos con Lucas Sutherland, marido de tía Losbeth.
Con renuencia, él continuó:
— Y mi lady, cómo sabe galés?
Laura quedó encantada con la pregunta, la primera que él le hacía desde que habían
dejado la casa. En verdad, por lo que recordaba, era la primer pregunta que él le
dirigía.
— Nos gustan las viejas tradiciones en este clan — respondió.
Tía Nestta le enseñado galés como preparación para el día en que pasase el cargo
de profetiza a su sobrina. Pero, por lo visto, ese día nunca llegaría.
— Y hablando de tradiciones, mi madre sabía pintar muy bien, yo heredé el gusto
por la pintura, sólo que entre gustar y hacer, hay una distancia muy grande. Por eso
mis ovejas parecen tortugas, mis hombres son palos con cabello y mis mujeres bolas
de color. Pero, tengo buen ojo para combinar colores.
— Y qué heredaste del lado paterno? — Kieran se oyó preguntar.
— Nada que yo tenga talento para realizar.
Ella giró el rostro, pero Kieran notó los ojos húmedos.
— Qué pasa?
Ni bien había hecho la pregunta , ya se había arrepentido. Qué tenía él que ver con la
tristeza de esa hechicera rubia?
— No es nada. Me entró polvo en el ojo.
— Déjame ver.
— No. Me Sé cuidar sola .
Si, ella sabía. Kieran le tomó respeto a esa muchacha, tan frágil y tan fuerte al
mismo tiempo. Tenía un orgullo y un coraje raros de hallar. Y una firmeza de carácter
que lo impresionaba. Muy contra su voluntad.
— Cómo es que vamos a subir por las piedras y ver un buen panorama del
lugar? — preguntó Rhys, emparejando su caballo con los de ellos.
Furioso consigo, mismo, Kieran percibió que había estado a un paso de abrirse con
Laura. Necesitaba tener mas cuidado para no cometer ese tipo de error.
— Toma la mitad de los hombres y rastrea las montañas. Busca cualquier senda que
tenga acceso al valle. Yo voy a hacer lo mismo a lo largo del río.
Después, dirigiendose a Ellis, preguntó:
— A qué hora los ladrones suelen atacar?
— De madrugada, cuando los centinelas están flaqueando en sus puestos.
— Cuando menos lo esperamos — agregó Laura.
— Esperamos? — repitió Kieran, intrigado.
Ella levantó mentón hacia adelante.
— Yo acostumbro a estar a cargo en lugar de mi abuelo.
Las cejas negras se unieron, en clara desaprobación.
— Los Campos de batalla no son un lugar para una mujer.
— Si yo no fuese, Collie tendría que ir. Es mi deber actuar como los ojos y los oídos
de mi abuelo.
Kieran se alejó sin comentario alguno, pero Laura sería capaz de jurar que había
visto una nota de admiración en su mirada.
Cuando atravesaron el desfiladero, se detuvieron para apreciar la planicie que se
extendía entre las montañas desde el este hasta Lowther, a dos kilómetros de
distancia. El viento aullaba, prometiendo lluvia fuerte. En ese instante en que Laura,
que se había quedado p sola, mas atrás, le pareció haber visto algo. O a alguien,
moviéndose en las sombras.
Temblando, se forzó a creer que era sólo su imaginación.
Algunos metros mas adelante, Kieran conversaba con Jamie, el joven escudero,
que oía con toda atención. Espantada, percibía que él le daba lecciones de caballería,
con la misma paciencia con que su abuelo al enseñarle a leer o a sumar. De mala
voluntad ganas, Laura admitió que Kieran podría enseñarle a Collie materias que ella
no conocía,
— Kieran tiene una habilidad sorprendente de descubrir el Iado bueno de las
personas — comentó Rhys, como quien no quiere la cosa, aproximando su caballo al de
ella.
— No a mí, con certeza.
Él rió bajito.
— El camino que debemos andar no siempre es visible al principio.
Laura se hacía la desentendida.
— Cómo ?
— Oh, nada! Una frase que mi padre acostumbraba a decir.
— Incomprensible: Cuando estemos en la subida, cuidado con las piedras sueltas.
Rhys aceptó de buen humor el cambio de tema.
— Ya estuvo aquí antes, mi lady?
Si, y el recuerdo le anudó el estomago. Había sido en una negra madrugada, ella
luchando por su vida, Aulay persiguiéndola y Freda ladrando atrás de ambos.
— Si . Es una escarpa alta y muy traicionera.
Rhys espió hacia abajo y vio el río, una fina serpentina de plata.
— Una caída desde aquí es... !
— Fatal — concordó ella.
Como Aulay había aprendido la lección y ahora estaba en el infierno.
— Si ya acabaron con la conversación , tenemos trabajo hacer.
La voz de Kieran sonó desagradable.
Laura giró y se encontró con un par de amatistas de fuego que parecían arder en
llamas.
— Ordene y obedeceré, amo — bromeó Rhys, que nunca parecía tomar a su jefe en
serio.
Sin embargo, Laura percibía que el galés respetaba profundamente a su amigo.
La primera medida — dijo Kieran, apuntando hacia abajo -, es tirar los árboles que
están el margen del río.
— Como ?!
A pesar de estar montada, Laura puso las manos en la cintura, indignada.'
Kieran ni se tomó el trabajo de mirarla. Continuó hablándole a Ellis, como si ella fuese
uno de los arbustos rastreros que abundaban en el camino.
— Esa bosque sirve de escondrijo. Los ladrones se pueden reunir allí para atacar
después.
La furia de Laura crecía a medida que crecía la calma del caballero. Con una maniobra
rápida, llevó su yegua hacia adelante de Rathadack, para de forzar a Kieran a
mirarla.
— Mi Lord, esos árboles forman una hilera estrecha de verde a lo largo del río. Muy
Estrecha , a lo máximo tiene unos tres o cuatro metros Ahora, por densa que sea,
que ejército cabría allí ? Sólo si los soldados resolviesen ponerse en fila, al estilo de
los soldaditos de juguete de Collie.
Antes que el otro tuviese tiempo de responder, agregó:
— Además, mi tía utiliza ese bosque para recoger hierbas para fabricar remedios.
Son hierbas que no crecen en otro lugar y ...
— Mejor acabar con las plantas que los bandidos acaben con tu clan.
— Yo lo prohibo! — gritó ella.
— No tienes autoridad para eso.
— Ah, no? Pues veremos! Cuando yo le cuente a tía Nestta...
— Tu abuelo va a concordar conmigo.
Obviamente, él despreciaba la opinión de tía Nestta tanto como a ella.
— Toca uno solo de esos árboles y yo...
— Mi lady va a obedecerme.
— Por qué? Vas a azotarme a mí también?
Los ojos de Kieran se estrecharon .
— Cuidado, mi lady!
Sin mas palabras, él se puso el yelmo en la cabeza y ordenó, con voz de trueno:
— Veinte de ustedes van a cuidar la boca do túnel. Rhys. Yo Voy a inspeccionar el río.
— Y la muchacha? — indagó Rhys.
— Se queda aquí, que es mas seguro.
Espoleando el caballo, él comenzó a descender .
A pesar de estar furiosa y frustrada, Laura se descubrió admirando el formidable
físico del hombre que se alejaba. Guapo, si. Si al menos...
No. Los sueños que había tenido eran una alerta indiscutible, pero aún sin ellos, un
highlander bruto como ese no le servía. Era grosero y frío.
Un día ella tendría de casarse, para dar continuidad a la familia. Pero escogería a
alguien especial , tierno y dócil. Alguien que jamas soñaría con mandar a talar su bello
bosque.
El viento había cesado de rugir, pero continuaba balanceando los árboles, y por un
breve momento Laura experimentó la sensación de estar siendo observada. El bosque
allí en las rocas, aunque no fuese muy espeso, podía esconder un puñado de hombres ,
en caso que consiguiesen atravesar la planicie sin ser vistos.
Sus ojos escudriñaron los árboles, atentamente. Y fue en ese momento que una
imagen se formó, rápida como un rayo, en su mente.
Dos hombres. Vestidos de negro. Arrodillados en el suelo, allá abajo. Observando.
Espiando.
Los cabellos de la nuca se le erizaron.
— Geordie — llamó, con voz insegura.
— Si, mi lady.
Pero las palabras quedaron en la garganta. Nadie mas creería en sus visiones.
— Voy a descender hasta el río — dijo.
Por detrás de la espesa barba rubia, Laura vio los labios de Geordie apretarse en una
línea fina.
— Sir Kieran dio la orden de que mi lady se quedara aquí.
— Ningún hombre me da ordenes a mí, excepto el abuelo. Además, pretendo volver
antes que él aparezca.
Arrojando la cabeza para atrás, Laura condujo la yegua por la senda estrecha.
Geordie se encogió de hombros. Andaba medio enamorado de la voluntariosa patrona
y solía ceder al menor de sus caprichos.
Laura contuvo la respiración al llegar al margen. Forzó a la yegua a ir lentamente, el
corazón latiendo locamente , la boca seca.
Cuando entraron en el bosque, desmontó y ató las riendas en el tronco de un árbol.
"Deje de ser tan temerosa", se alentaba, mientras sacaba el arco colgado en su
hombro y doblaba a la izquierda. "Es claro que no hay nadie ahí. Cuántas veces vos
misma te engañaste en tus visiones?"
Pero a medida que avanzaba la sensación de peligro y desasosiego crecía.
Bajo los árboles, la temperatura era fresca, pero faltaba luz. Laura se movía en
silencio, escogiendo pisar sobre tierra con musgo para no hacer ruido. El follaje le
rozaba la cabeza, llevando el olor rico de tierra mojada e hierbas.
Pensar en talar ese bosque le dolía profundamente, aunque estaba forzada a admitir
que Kieran tenía razón. Había peligro allí, aún en la estrecha franja de árboles.
Rudo y arrogante, si. Pero conocedor de su oficio.
El ruido de una rama partiéndose la congeló. Un hilo de sudor descendió por su
espina dorsal, mientras ella se pegaba lo mas que podía al tronco de un árbol, rezando
para no ser vista.
Allí permaneció, casi sin respirar, los dedos apretando el arco. Nuevo estallido, nuevo
hilo de sudor.
— Pero de dónde MacLellan sacó a esos mercenarios? — gruñó la voz de hombre.
Laura sofocó una exclamación, tapándose la boca con la mano.
— No Sé .
La segunda voz era baja y ronca.
— Maldición. Son mas numerosos que nosotros. Tendremos que retroceder y esperar
al resto de mi ejército,
— No seas obcecado. Si atacáramos mientras los mercenarios están lejos del valle,
tenemos una buena chance de vencer.
Los ladrones!
Fue ese el primero pensamiento de Laura, mientras luchaba para conseguir oír lo que
ellos decían. Su corazón latía tan fuerte que casi tapaba las voces de los hombres.
— Seguimos por el río hasta quedar fuera de la vista de los guardias del túnel — dijo
la voz ronca. — Después atravesamos la planicie, nos reunimos con el resto de
nuestros hombres y atacamos. Es lo mejor que se puede hacer.
— El ejército es mío, y yo digo que vamos a aguardar,
Temblando, Laura dio un paso atrás. Necesitaba dar el alerta, costase lo que costase.
Otro paso, y su cabeza golpeó en un rama seco, que se quebró.
— Qué fue eso?
— Voy a dar una mirada. Espera aquí.
Laura quedó inmóvil, sintiéndose un pájaro delante de cobras. Sus ojos escrutaron el
espesa follaje ,pero no vio nada, ellos tampoco la verían.
Si permaneciese inmóvil.
Luchando entre el miedo y las ganas de salvar a Edén, Laura vaciló.
El ruido suave de pasos aproximándose acabaron por decidirla. Agachando la cabeza,
comenzó a retroceder lentamente, hasta que una silueta negra y atemorizante surgió
de las sombras, a algunos metros de distancia.
Dejando de lado la cautela, Laura giró y corrió con cuantas fuerzas tenía hacia
afuera del bosque.

— Como ve, el río pasa tan cerca de las montañas que casi no hay margen de
este lado — dijo Ellis, mostrando las subidas que parecían brotar del agua.
— Es así alrededor de toda la montaña? — indagó Kieran, evaluando la barrera
natural.
— Toda. En el valle el río corre por una pradera, donde nuestro ganado puede hasta
pastar. Pero aquí , la naturaleza agrede constantemente al visitante.
Frecuentemente una oveja resuelve trepar esas subidas, y sólo con ayuda de Dios
podemos salvarla. Casi siempre ellas acaban el cuello partido.
— Hm. Por lo tanto, si alguien quisiera atacar, tendrá que ser a partir del
desfiladero.
— Exacto. Ya pusimos a los bandidos a correr un par de veces, sir Kieran. Por eso
creo que ellos han desistido de atacarnos.
— Poco probable. Vos mismo dijiste que tus oteros localizaron humo en las costas del
Lowther, lo que no me huele bien. Deber estar acampados allí , esperando una
oportunidad buena para atacar. Tenemos que tomar medidas.
— Que tipo de medidas?
— Llevar la pelea hasta ellos. Tójours l'attaque, como aprendí en Francia. Atacar
siempre antes. Vamos a preparar una trampa y atraerlos para acá.
De repente, el estomago de Kieran se tensó.
— Qué...?
Una rápida inspección con la vista no lo tranquilizó.
— Vamos volver, Ellis. E rápido.
Por qué, a cuenta de qué, le había surgido esa inquietud? Era un presentimiento,
una fuerza incoercible que lo empujaba hacia adelante. Sin preocuparse por hecho de
que sus compañeros quedasen atrás, Kieran partió en un galope desenfrenado, una
argolla de hierro apretándole el corazón. Al alcanzar el barranco al lado del río, un
grito sacudió el silencio, haciendo eco y reverberando en las subidas de piedra.
Laura!
Rathadack volaba rumbo al bosque, de donde había partido el grito.
Sólo Dios podría explicar por qué ella había dejado la seguridad de la montaña.
— Laura! Laura!
Kieran rugía como una fiera acorralada, el nombre rebotando en el silencio mortal.
Súbitamente , la yegua de Laura irrumpió con violencia entre los árboles, las orejas
caídas, las fosas nasales infladas. Pasó como un fantasma , tan asustada: como el
mismo Kieran.
Ajeno al peligro, saltó del caballo y se metió en la oscuridad del bosque. No
precisó ir muy mucho lejos, sin embargo.
En una pequeña claridad, pegada contra un árbol, Laura blandía un puñal en el
aire, intentando mantener a un hombre a distancia. Otro yacía en el suelo, gimiendo,
una flecha atravesada en el hombro.
— Laura! — bramó en agonía, mientras corría, ya con espada en la mano .
Ella giró de inmediato, el rostro iluminado de alivio.
— Kieran!
Pero el alivio duró poco. Aprovechándose de la momentánea distracción, el invasor le
tomó el puñal de un sólo movimiento , apuntándolo hacia la garganta. repentinamente,
Kieran se acordó de lo que había sentido cuando había tocado esa garganta. Durazno
y seda.
— Un paso mas y ella muere — gruñó el hombre.
— Tócale una sola hebra de cabello y me ocuparé que agonices durante días antes de
morir.
El otro no se intimidó.
— Ja! Promesas al viento.
Volviéndose a sus compañeros, ordenó con sequedad.
— Levántense , muévanse. Vayan a buscar nuestros caballos.
El hombre se puso en cuatro patas, gimiendo.
— En nombre de todos los infiernos, muévete rápido! — gritó el primero.
Él obedeció, tambaleando. Era el mas alto y el mejor vestido de los dos, pero no
parecía ser el comandante, a juzgar por la actitud del otro.
A pesar de la herida, volvió rápido, trayendo dos bellos animales . .
— Si quieren un rehén, llévenme a mí en lugar de ella — dijo Kieran.
— Eso no— el hombre lanzó una risa desagradable. — Ella me será diez veces
mas útil.
Diciendo eso, comenzó a arrastrarla hacia el caballo.
Maldición. Dónde estaban Ellis y los demás?
Kieran nunca se había sentido tan impotente y desesperado. No podía permitir que se
llevasen a Laura.
— Si quieren dinero, llévense mi caballo. Sólo los arreos valen un reino entero.
El bandido levantó el visor para estudiar a Rathadack, y Kieran vislumbró un rostro
con una cicatriz debajo del mentón. La nariz era deforme, esponjosa y roja. En una
palabra, Kieran tuvo la sensación de que el bandido había salido de la profundidad del
infierno.
Laura sofocó una exclamación, y la atención de Kieran se volvió hacia ella.
Pobrecita, debía estar a punto de desmayarse.
Desmayarse ? Pues si.
Levantando esa rodilla fatal, que él conocía bien , la muchacha acertó de lleno en la
entrepierna del hombre . Y acertó tan bien que soltó un grito casi animal, soltándola y
doblándose en una convulsión de dolor
Laura corrió hacia Kieran, pero este ya la alcanzaba con dos pasos.
La Tomó en los brazos, mientras ella sollozaba y temblaba, pequeña y vulnerable.
Todo su instinto clamaba protegerla, llevarla a su castillo y mantenerla lejos de los
peligros.

— Shh, todo está bien — murmuró, con un tono de voz que mezclaba susto, alivio y
algo mas que él prefirió ignorar en ese momento. — Quédate atrás mío ahora.
Necesito ajustar unas cuentas con estos dos.
EN ese momento, Ellis y los demás irrumpieron en la claridad del bosque . El hombre
herido consiguió montar y huir, haciendo que Kieran soltase una maldición. Su
momentánea distracción fue suficiente para que el bandido clavase la espada en el
pecho del caballo de Ellis. El pobre animal, ciego de dolor, se empinó de repente y tiró
a Ellis, pateando y pisoteando todo a su alrededor, mientras relinchaba desesperado.
Los hombres gritaban, empujando las riendas para que sus caballos, asustados, no
aplastasen a Ellis. Despavoridos por el olor a sangre, y confusos por los gritos de sus
dueños, los animales se pusieron a imitar a su compañero herido, relinchando y
pateando en el aire. En pocos instantes el caos se instaló en el lugar.
El invasor no perdió el tiempo. Montó de un salto y espoleó el caballo,
escondiéndose por entre los árboles.
— Están huyendo! — gritó Kieran, fuera de sí. — Martin, corre atrás de ellos .Voy a
seguirlos en un minuto.
Laura lo agarró por el brazo, frenética.
— No! Ellos tienen refuerzos en las montañas.
— qué?
— Yo oí una parte de la conversación entre ellos.
Después, muy pálida:
— Martin y los otros van a caer en una emboscada igual a la que le hicieron a mi
abuelo.
— No.
Kieran emitió un silbido estridente y corto, seguido de otro mas prolongado.
Segundos después, oyeron la mismo señal a lo lejos.
Él se dio por satisfecho.
— Seguramente estarán enojados por haber interrumpido la persecución, pero es
una orden y ellos no se atreven a desobedecer.
— Gracias a Dios — murmuró ella.
— A Dios y al buen entrenamiento. Ahora, vamos ajustar unas cuentas. Por qué te
fuiste de donde yo te dejé ? No me digas que por esas hierbas?
— es que yo vi... yo pensé...
— la única cosa que debes pensar es en cumplir mis ordenes. Un caballo excelente
acaba de ser herido y vos... vos podría haber sido muerta.
— Y qué te importa si yo muero ?
Era una provocación. Porque por detrás de la voz severa y de los ojos cortantes,
Laura había sentido que él se había asustado. Por ella.
— Vos estás bajo mi responsabilidad.
Era una respuesta simple, pero Kieran sabía que sus cuidados con esa muchacha iban
mucho mas allá que el simple deber. Como demonios ella había conseguido minar sus
defensas, cuidadosamente construidas a lo largo de ocho años?
En silencio, juró que se mantendría a distancia de lady Laura mientras permaneciese
en Edén.

Capítulo V
Laura se revolvía y se revolvía en la cama, insomne. La lámpara encendida proyectaba
sombras en la pared, sombras que danzaban con la leve brisa que venía de las
ventanas . Las sombras adoptaban la forma de Monstruos horrendos de rostros
deformados.
Los recuerdos de ese día no la abandonaban. Había algo que le se le escapaba, algo
muy siniestro. Algo de terriblemente familiar, que ella no conseguía definir.
Exhausta, dejó de luchar contra los recuerdos, que se atropellaban en su cabeza.
Lentamente, recordó todo, minuto a minuto.
Y dos pasajes le habían parecido importantes. En primer lugar , hombre que ella había
herido era inglés. En segundo, él había mencionado un ejército.
Dios, un ejército!
Por qué no se acordó antes? Precisaba contarle todo a su abuelo y a Ellis. Y rápido!
Arrojando lejos las mantas, se vistió rápidamente con su robe y deslizó los pies para
dentro de sus chinelas.
A esa hora, su abuelo estaría en el séptimo sueño, ayudado por las pociones de tía
Nestta. No lo despertaría, pero Ellis iba a oírla de buen grado, aún mas sobre un
asunto tan importante.
Su robe volaba en el aire mientras ella corría por el corredor y descendía la escalera
caracol. Al pasar por el salón, divisó las brasas de la chimenea y los hombres de la
guardia envueltos en cobertores, roncando sonoramente.
Como jefe de la guardia, Ellis tenía una pequeña recámara en el ala antigua. Laura se
dirigió para allá, pero encontró el cuarto vacío. Con una ojeada, notó que la espada y
la armadura no estaban en el lugar de siempre.
Entonces Ellis debía estar con la patrulla, seguramente obedeciendo ordenes Kieran.
Desanimada, volvió para la escalera, pero no tenía animo de subir. Sabía que estaría
dando vueltas en la cama, o, lo que era peor, Tendría otro sueño de esos.
Y si fuese a dar un vistazo a Freda y a sus hijos?
Su sonrisa brilló en la oscuridad. Freda nunca le fallaba. Y no fallaría esa noche. Con
ella encontraría alivio y esperanza como siempre pasaba.
Afuera, el patio estaba desierto, pero bien iluminado. Generalmente, una o dos
antorchas, servían para guiar a quien quisiese aventurarse allí por la noche. Ahora,
Sin embargo, mas de una docena que ardía sujetas a anillos de hierro fijados a la
pared, el humo subiendo en espirales negros hacia el cielo azul marino. Una Idea de
Kieran sin dudas.
— Quién va allí? — preguntó una voz fuerte.
Laura soltó un gritito y giró.
— Geordie! Me asustaste.
Él envainó la espada.
— Disculpe, mi lady. Esta niebla es engañosa, y sólo la reconocí cuando estuve muy
cerca.
— Qué estás haciendo aquí a esta hora?
— Hoy es mi turno, mi lady.
— Si, pero aquí? No en el patio interno?
— Sir Kieran lo creyó necesario. Dice que nuestros muros no vaIen nada.
— Ese hombre ve defectos en todo.
— Puede ser, pero está causando alboroto por aquí. Las mujeres están todas detrás
de él.
Una puntada atravesó el pecho de Laura . Pero no eran celos, claro que no .
Imposible.
— Y él detrás de ellas, con certeza. Los Hombres de esa clase viven corriendo tras
las faldas.
— Creo que no, mi lady. Él está todo el tiempo con los hombres.
— Si ? — preguntó, pretendiendo indiferencia. — Bueno, que pases una buena noche,
si es que eso es posible.
Ella se dirigió al establo, pero Geordie fue detrás de ella.
— Mi lady pretende salir a caballo?
— Con robe y chinelas?
— Oh, disculpe — él sonrió, medio sin gracia. — Es que él me dio ordenes severas de
no dejarla salir sola.
— Él ... qué?! Qué arrogancia, por todos los santos ! Seguro que te amenazó con
azotarte , en caso desobedezcas.
— No exactamente. Dijo que se algo malo le pasase, despellejaría vivo al culpable.
Laura se indignó.
— Obviamente, el miedo es la única táctica que ese... que ese energúmeno conoce .
Pero calma, mi buen Geordie, yo sólo voy a visitar a Freda, que tuvo cría . Después,
juro que voy directo para mi cama.
— Gracia, mi lady.
Ella entró en el establo meneando la cabeza.
— Mañana mismo voy a tener una conversación con ese pretendido dios del Olimpo —
rezongó. Que audacia la de él!
Rumiando indignaciones, pasó por la cancela. El establo quedaba siempre a oscuras,
como medida de precaución, pues el peligro de fuego era grande con toda esa paja en
el suelo y en el techo.
Sin embargo, Laura se topó con un gran candelabro de hierro, justo en medio del
establo. EN él, una vela del grosor de un brazo hacía las veces de lampara.
— Pero quién fue el descuidado que se olvidó esto aquí? — se preguntó, mientras
corría hacia la vela y se preparaba para soplarla.
— Quieta — comandó una voz terriblemente familiar.
Ella giró, asustada.
— Kieran.
— Qué estás haciendo aquí?
— No conseguía dormir y...
Un momento. Por qué tartamudeaba como una niña boba?
— No tengo por qué darte explicaciones...
— Escapaste por poco de la muerte. — Imperturbable, su mirada se posó en la
atadura que tía Nestta había hecho en el cuello de ella. — Y fui yo quien te salvé.
Por lo tanto, tienes que darme explicaciones, si, mi lady.
Laura se vio forzada a admitir nuevamente que él tenía razón. Y sin mas
palabras, se volvió en dirección a la perra y sus crías, seguida por Kieran.
Cuando él se agachó y tomó a una de las crías en la mano, Laura miró la escena
sorprendida. Una sonrisa leve se curvaba en los labios de Kieran. Muy leve, pero
estaba allí, por increíble que pudiese parecer.
“Entonces él es capaz de sonreír y de ser gentil”, pensó, deleitada con el
descubrimiento. ” Quién diría!”.
Kieran levantó la vista y vio a Laura observándolo Inmediatamente su cuerpo se puso
tenso. Hizo un movimiento para alejarse, pero ella tomó la cría de sus manos,
sonriendo y determinada a no dejar escapar ese instante de magia.
Lo Sintió temblar. Seguramente, estaba avergonzado de ser visto sin la máscara de
piedra usual en él.
— No son lindos? — preguntó, acariciando el pelaje suave del cachorrito.
— Lo Son.
Pero Kieran no pensaba en cachorritos. El contacto de Laura al sacarle el
animalito de las manos le había provocado oleadas de fuego en su cuerpo, dejándolo
vulnerable, sin voluntad propia. Fascinado miraba la mano pequeña y blanca
acariciando el lomo del pequeño animal, sintiéndola sobre su propia piel. Era el cielo
y el infierno.
La Deseaba con tanta intensidad que su cuerpo le dolía. Necesitaba sentir esas
manos sobre su cuerpo, precisaba oírla gritar de placer cuando su cuerpo se uniese al
de ella. Dios, ninguna mujer conseguía dejarlo en ese estado de agonía.
"Piensa en algo. Cualquier cosa. Di cualquier pavada, Sutherland".
— Tu cabello está suelto.
Sorprendida con la observación, ella sonrió.
— Es que yo estaba acostada, pero no conseguía dormir. Vos también?
Kieran perdió el habla mientras la miraba de manera casi hipnótica. Laura se hallaba
entre él y la vela, de forma que la formidable masa rubia de cabellos había ganado un
aura de fuego salvaje, cayendo en cascada por los .hombros hasta debajo de la
cintura. Indomables, los rulos se rebelaban y se enroscaban entre sí. Una mecha se
había metido dentro de su robe y Kieran necesitó poner las manos atrás, tal era la
urgente necesidad que sentía de tomarla entre sus dedos.
— Kieran?
— Qué? Ah, si ! No! — Se sentía poseído, todos los nervios encendidos en un
deseo que él había jurado nunca sentir. — Estoy acostumbrado a dormir en el suelo, a
cielo abierto. La cama de tu abuelo es demasiado suave , y el cuarto, me ahogaba.
Y solitario, agregó en silencio.
Consciente de que había revelado mas sobre sí mismo de lo que le gustaría,
Kieran decidió atrincherarse detrás de algo que tal vez pudiese salvarlo. Rabia.
Trataría de despertar rabia en ella.
— Por qué desobedeciste mis ordenes esta tarde? ,
Satisfecho, la vio tensarse. De allí a una pelea sería un paso, pensó, orgulloso de su
propia astucia. Levantó la cabeza, listo para recibir el embate.
Pero la tristeza que leyó en los ojos color zafiro no formaba parte de su plan.
— Qué pasa? — preguntó, afligido, olvidando su primera intención.
Ella vaciló por algunos instantes, antes de hablar, en una voz casi inaudible:
— Yo tuve una visión. No... no pretendo que creas en mí.
Kieran se aproximó. Su plan se estaba yendo al infierno.
— Qué tipo de visión?
— Las mujeres de mi familia tienen ese don.
— Si, ya oí hablar que eso existe.
Insegura, ella preguntó:
— Y vos lo crees?
Kieran se detuvo , si le daba una respuesta mordaz ... pero la expresión
expectante de Laura lo conmovió.
— Por qué no intentas contarme?
— En la mi visión había dos hombres escondidos en el bosque, cerca del río.
— Y por qué no le avisaste a Geordie y a los demás?
— Yo... yo no soy buena para interpretar mis sueños y visiones — tartamudeó
ella, ruborizándose. — Podía ser una falsa alarma . Aún así, creí mejor descender y
verificar.
— Y en el intento, casi te llevas la peor parte .
— Si, yo podría haber muerto. O peor, ser usada para forzar a mi abuelo a rendirse.
— Hay cosas aún peores — retrucó Kieran, en voz baja.
La Imaginó gritando, debatiéndose, su ropa siendo rasgadas, lindo cuerpo...
— Quieto, Sutherland!
Laura lo miró, espantada.
— Disculpa?
— Nada, nada. Estaba pensando en voz alta.
— Voy a aprovechar la ocasión para agradecerte tu intervención. Admito que, antes,
quería verte lejos del Valle del Edén, pero aún así te estoy agradecida.
Kieran tosió. Sin querer analizar el por qué, se sintió profundamente amargado.
— Por qué no me quieres por aquí?
Ella consideró la pregunta, recordando sus sueños. Ah, no! Esos jamas se los
contaría.
— Ahora ya no lo sé — respondió, encogiéndose de hombros. — Mi clan
necesita de vos para vencer a los ingleses. Y yo...
— Ingleses?
— Exacto. El hombre que yo herí era inglés.
— pero pensé que ellos preferían la región del sur.
— Es así. Ellos nunca habían aparecido por aquí antes, pues tendrían que atravesar
buena parte de Escocia para llegar hasta nosotros.
— Extraño — murmuró él, con el ceño fruncido.
— También noté que el inglés estaba muy bien vestido. Parecía un noble. Pero eso es
una pavada , claro. Por Qué un noble puede querer algunas ovejas nuestras?
— Eso No viene al caso. Mi oficio es librar a Duncan de los ladrones, y es lo que
pretendo hacer.
— No va a ser sencillo. El inglés habló de buscar refuerzos. Un ejército, él dijo.
— En la visión?
— No, yo lo oí conversando. — La mano de ella se posó levemente en su brazo. —
Oh, Kieran, por qué no crees en mí?
Ese pequeño contacto, suave y leve como las alas de una mariposa, fue la chispa
que desencadenó una tempestad en el cuerpo y en el cerebro de Kieran. Todo el
deseo que venía fermentado desde el momento en que la había tenido en sus brazos,
en el silo, explotó en una ola gigantesca, devorándose sus propósitos y juramentos .
Con un gemido ronco, él la tomó nos brazos. La cabeza de Laura apenas llegaba a su
pecho. Toda en ella era frágil y suave, exquisito de acariciar, el cuerpo se amoldaba
al suyo de manera tentadora
"Suelta a la mujer, Sutherland. Te estás metiendo en un lío tremendo ."
Pero él no tenía fuerza para luchar contra esa pasión ciega y avasallante. .
— Qué está pasando? — indagó ella, en un susurro, mientras intentaba ignorar
el calor que se esparcía en la zona que unía sus piernas.
"Deseo", le aclaró una vocecita impertinente.
No, imposible. Ese hombre era un forastero. Frío, calculador y peligroso.
Pero los ojos violetas no amenazaban. Pedían, imploraban. Hambrientos, como
en su sueño. .
— Somos tan diferentes — continuó, en un susurro casi inaudible— Ni siquiera
nos gustamos uno al otro.
— Ya lo sé. Tampoco yo me lo puedo explicar. Pero algo existe entre nosotros.
— No— Laura casi gritó. — Apenas acabamos de conocernos.
Mentira. Laura lo conocía de larga data, de sueños extraños que venían a
perturbar sus noches. En realidad le parecía mas atemorizante que en sus sueños.
—Es la atracción del fruto prohibido — dijo Kieran, lentamente, subyugado por el
deseo que le quemaba en la sangre. — Eso pasa a veces. Tal vez una buena mordida al
fruto nos cure de una vez.
— No lo creo... — murmuró ella, levantando el rostro y ofreciéndole la boca
entreabierta.
- Si.
Kieran inclinó la cabeza, aceptando el convite silencioso.
Los labios de Laura eran exactamente como había imaginado. Suaves, sabían a
manzana . Temblando de deseo, él la apretó contra sí, buscando su lengua con
desesperación.
Ella gimió, vencida, y abrió la boca para recibir la lengua caliente, exigente y suave.
Nunca antes Kieran había sentido algo semejante. Nunca había experimentado un
deseo tan ardiente como ese, una ganas salvajes de poseerla. Se sentía fuerte,
audaz y salvaje.
Toda la razón y la prudencia se evaporaron. Los cuerpos se unieron, las manos de ella
tocándole los cabellos, el rostro, el cuello. Kieran mordió los labios carnosos, aspiró
el perfume suave y femenino que se desprendía de los cabellos color fuego, sintió el
cuerpo de Laura respondiendo a sus caricias. La oleada vino, violenta y devastadora ,
destruyendo barreras, derribando obstáculos. Kieran quería a Laura, quería el
cuerpo de ella, allí, en ese minuto.
Enloquecido, abrió los botones de la robe, desesperado para sentir en las manos la
piel de durazno y seda, desesperado por enterrar su cuerpo en el de ella...
— No! Para!
Con los ojos turbios de deseo, Kieran la vio debatirse en sus brazos, ya no
correspondía a sus caricias.
Se Alejó como un toro embravecido, loco de deseo frustrado, preparándose para
luchar para conseguir lo que quería. Pero los ojos de Laura lo miraban despavoridos.
Ella tenía miedo.
Miedo a él.
Y Kieran también lo tuvo. Por un tris había escapado de violarla allí mismo. La
realidad lo acertó como un rayo fulminante. Lo que mas temía acababa de acontecer.
Había Luchado contra eso durante ocho incansables años, y ahora casi había
sucumbido.
La Miró, aún jadente, la vista nublada. Dios, ella era tan bonita.
— Vete — dijo, desesperado.
Laura corrió, tropezando y sollozando. Atravesó el establo en segundos, se chocó con
arreos y fardos de heno en el camino. Cuando llegó a la puerta, giró hacia Kieran.
De pie, las piernas separadas, su silueta poderosa y negra le recordaba a sus sueños.
Tenía la cabeza baja y los puños cerrados a lo largo del tronco. Espirales de niebla lo
envolvían, como en la última visión.
— Kieran, yo...
Él levantó los ojos, que fulguraron en la oscuridad. Ardían de dolor y de deseo,
comunicando la tremenda batalla que ocurría en su interior en ese momento.
— Vete.
Laura huyó, perseguida por el par de ojos mas torturados que jamas hubiera visto ena
su vida. Kieran, después de todo, se había mostrado exactamente como aparecía en
sus sueños. Y ahora ella sabía lo que el negro caballero deseaba.

Capítulo VI
— Te lo Estoy diciendo. Esta niebla es perfecta para encubrirnos. Devíanos atacar
ahora.
Henry hizo una mueca y se palpó el hombro.
— Y yo digo que No. Primero, tengo que estar en mi mejor forma física , todavía no
me recupero del flechazo de esa maldita mujer.
— Una herida de nada.
— Si, por suerte. Pero no estoy entero. Segundo, ellos son mas numerosos. Es muy
arriesgado.
— Cobardes. Son todos unos cobardes vos y los demás.
El escocés montó, mientras los hombres murmuraban desaprobaciones. Henry lo
observó , una masa grotesca y deforme montada en un caballo de decimocuarta
categoría. Por Dios! No lo quería cerca de él! . Pero no podía darse el lujo de perder
un guía en esos parajes agrestes.
— Los mercenarios de Kieran Sutherland son hombres bien entrenados y leales,
escocés. Estuvieron luchando en Francia, y contra mi propio hermano.
— Quien sobrevivió, desafortunadamente para vos— replicó el otro, de manera
desagradable.
El rostro de Henry ganó un tono sombrío.
Si, Richard había perdido la batalla, pero había salido ileso, que el demonio lo llevase.
Richard, su inteligente e imbatible medio hermano, para quien se habían hecho las
mas bellas baladas de Inglaterra.
Cuando fuese rey, se ocuparía de que el castillo de su hermano quedase reducido a un
puñado de cenizas inútiles.
— Y cómo estás tan seguro de que era Sutherland? En el bosque no había luz, y yo
conseguí armar un buen caos por allá.
— Reconocí el león del escudo. Además , son pocos los hombre de ese semejante
porte y con tanta agilidad.
Se hizo una pausa antes que el inglés continuase.
— Es mucha falta de suerte. Ese hombre es capaz de arruinar mis planes. Por lo
tanto, trata de olvidar a los MacLellan por ahora. Vamos a esperar hasta que el resto
de mi ejército venga de Inglaterra.
El otro se movió en la silla de montar , impaciente.
— Cuánto tiempo llevará eso ?
— Una semana, a lo máximo dos. Que diferencia hace, después de todo? Tu sed de
venganza me asusta, escocés..
— Quiero acabar pronto con eso.
Entre fascinado y enojado, Henry lo observó lamerse los labios con un brillo
destructor en los ojos. Un lobo hambriento. No era un cuadro bonito.
— Vamos a salir fuera de aquí antes que Sutherland venga por nosotros ,lo que no es
imposible. Vas a saber orientarte con toda esta niebla?
El escocés ni se tomó el trabajo de responder. Él, perder--se allí ? Imposible!
— Voy a hallar otro lugar para que vos te puedas esconder y que sea mas seguro —
dijo, la voz saliendo mas sibilante que lo usual. — Después voy a quedarme en la boca
del desfiladero. Vigilar día y noche, para estar seguro que los MacLellan no consigan
mas refuerzos.
Henry empalideció.
— Vos me dijiste que Duncan no tiene aliados.
— Es así. El clan es pequeño y le gusta encerrarse en sí mismo. No tienen lazos de
familia con otros clanes, no cuentan con la ayuda de gente poderosa. Son mas
estúpidos que las ovejas que crían.
— Pero a vos te sacaron corriendo el día de la emboscada. - — Ver a ese monstruo
enrojecerse era casi tan bueno como vencer a su medio hermano. Casi.
— — Quien contrata a Kieran Sutherland no es estúpido — agregó. — Sea como
fuere, voy a mandar a algunos hombres míos con vos... por la niebla.
Mentira. Henry sólo quería estar seguro que el escocés no iba a hacer algun
idiotez que estropease sus planes.

Era tarde en la mañana cuando alguien golpeó la puerta de Kieran y entró, sin
grandes ceremonias. De hecho, era casi hora del almuerzo.
— Vete — gruñó él, metiéndose debajo de las mantas. — Que bueno que estés
despierto. Buen día!
— Bueno no hay nada . Por qué vos siempre estás bien con la vida?
Rhys sonrió, mientras abría la cortina.
— Porque la vida es bella.
— Y qué estás haciendo aquí?
— Un momento. Primero voy a aplacar la sed, y después te cuento lo que se pasó.
Debajo de las mantas, Kieran oyó el ruido de una jarra vacía raspando la
superficie áspera de la mesa.
— No lo puedo creer. Vos te tomaste toda la cerveza que había aquí?!
— Y para qué sirve una jarra de cerveza si no es para beberla ?
Rhys empujó la manta de su amigo, que pestañeó varias veces, frunciendo el ceño
por la luz que lo ofuscaba.
— Vos nunca bebes en exceso.
— Y quién dijo que yo bebí?
— Tus ojos y tu humor. Y la jarra vacía.
— Y?
Rhys se sentó en el borde de la cama.
— Por Dios, Kieran, ni siquiera te desvestiste para dormir. Tu apariencia es
pésima.
— Gracias.
-— Algo pasó, y me gustaría saber que fue . Parece que luchaste con el diablo y
perdiste.
"Fue exactamente lo que pasó", pensó Kieran, sombríamente.
— No pasó nada — gruñó, y se cubrió de nuevo.
Pero Rhys empujó las sabanas y las tiró sobre la mesa.
— Es hora de levantarse. Debes estar ansioso por comenzar el día, ya que dormiste
mucho. Trata de lavarte y cambiarte la ropa, que esa es un horror. Cuando termines,
yo te cuento lo que pasó.
Kieran tenía tanta ganas de encarar el día como un condenado a la horca, pero
se arrastró hasta la fuente, donde se refrescó.
— Estás inmundo — continuó Rhys, implacable. — Mejor toma un baño de tina.
— Hoy a la noche — lo cortó Kieran, enervado. — Y vos no me pareces
precisamente una flor, para hablar de inmundo.
— Ojalá pudiera estar limpio ! Pasé toda noche en pie. Espera, deja que yo haga
eso.
Sin ceremonia, tomó la jarra de la mano de Kieran, lo hizo bajar la cabeza y
tiró el resto del agua en la nuca de su amigo.
Kieran se estremeció con el líquido helado, pero le gustó la sensación. Finalmente,
tomó coraje y se sacó la camiseta, lavándose con furia. El jabón era de sándalo , de
olor penetrante y agradable.
Mientras tanto, Rhys abrió el baúl y sacó ropa limpia para su amigo.
— Ahora me cuentas todo. — comandó Kieran, frotándose con vigor.
Maldición, necesitaba quitarse a esa mujer de su piel. Aún no sabía cómo, pero lo
lograría .
— Como sabes, anoche la niebla fue brava. No se veía nada mas allá de la punta de la
nariz. Por eso, dupliqué la guardia en lo alto de las colinas. De madrugada, los oteros
había visto a los ladrones salieron hacia Lowther. Conversaron un poco, después uno
fue para un lado y los otros se metieron de vuelta en el bosque.
— Estás seguro que son ladrones?
— Bien, podían ser viajantes, pero por qué un grupo de viajantes escogería acampar
en el Lowther? Esas montañas son traicioneras y escarpadas .
— Y no los siguieron?
Rhys sacudió la cabeza.
— Confieso que estuve tentado de mandar a alguien detrás de ellos , pero me temí
una trampa.
Kieran casi sonrió.
— Estás aprendiendo rápido, amigo. Qué dirección tomó él?
— Sur.
— En dirección a Inglaterra.
— À Inglaterra? — Rhys lo miró, sorprendido — Es un poco lejos , no? Dentro de
poco vas a creer que él se fue en dirección a Francia, lo que no deja de ser correcto.
— No lo dudes , es a Inglaterra que van en busca de ejércitos.
El otro se sentó en la cama, atontado.
— O vos me aclaras esto o me pongo loco. Rápidamente, Kieran le contó su
conversación con Laura. Omitiendo el final de la conversación, , pero Rhys tenía buen
olfato.
— Ah, ahora sé por qué estuviste bebiendo — dijo, con un tono malicioso.
Kieran lo ignoró por completo.
— Tenemos que localizar a los ladrones y dispersarlos antes que lleguen los
refuerzos.
— Hechicera y Profetiza también! — volvió Rhys, pensativamente — Quien diría.
Siendo galés, creía en hechicerías tanto como en la existencia del sol y de la luna.
Llevaba en el cuello un amuleto dado por su padre, el cual nunca se quitaba.
— Ella misma cree que no es muy mucho buena en eso. Bien, vamos a hablar de los
ladrones o de magia?
— Primero quiero comer — le dijo a Rhys, pasando la mano por su abdomen. —
Estoy muerto de hambre. Ve a pedirle a Jamie que traiga una bandeja aquí arriba.
"Cobarde", se acusó en silencio. ”Tienes miedo de enfrentar lady Laura?”
— No. Eso nos va a llevar mucho tiempo.
EN esso minutos , Rhys también se había lavado y cambiado, y ahora vestía una
túnica blanca .
Suspirando, Kieran desistió. Mejor descender y enfrentar a los fantasmas de
una vez.
A propósito, no se peinó. Dejó sus cabellos libres y salvajes largo hasta los
hombros. Y no se afeitó.
— Estás horrible — reclamó Rhys, mientras descendían la escalera.
— Gracias.
"Tal vez la hechicera se asustase con su apariencia y se escondiese en su
cuarto hasta que él saliera del castillo.”
Pero ese pensamiento, lejos de calmarlo, le despertó la ansiedad de verla. Dios,
qué mujer linda! Qué ojos, qué cabellos. Y qué decir de su cuerpo, entonces?
Sintió una erección.
Furioso, descendió los últimos escalones haciendo tanto ruido que Rhys estalló en
risas.
— Calma, jefe. Estás con tanto hambre?
— No imaginas cuanto — gruñó en respuesta.
— Ah, ahí están los dos.
Lady Nestta se materializó al pie de la escalera, la ropa oscura mezclándose con la
oscuridad de tal forma que su rostro pálido parecía flotar en el aire.
Tiene aire de hechicera, pensó Kieran.
Rhys se inclinó galantemente y tomó la mano de lady Nestta, donde depositó un beso.
— Mi querida señora. es un placer enorme verla, tan fresca como una rosa
recién cortada.
— Ustedes, los galeses, les gusta de coquetear— rió Nestta, las moviendo
pestañas exageradamente . — Vamos, vine a buscarlos para el almuerzo.
Así diciendo, tomó la falda negra con inesperada gracia y giró, dejando un rastro de
perfume de hierbas raras detrás de sí.
Rhys la siguió, tarareando una melodía, mientras Kieran quedaba mas atrás, parado,
contemplando estupefacto a ese par.
— Era lo que me faltaba — protestó bajito. — Rhys y Nestta? Con mil demonios!
Cuando entraron en el gran salón principal, la mesa estaba llena. Hombres y mujeres
sentados hombro con hombro, riendo charlando , mientras esperaban la comida.
— Este es sir Kieran — dijo Nestta, con orgullo. — Él salvó a nuestra lady de la
muerte, como ya saben.
Hubo un pequeño tumulto, mientras las mujeres golpeaban con las cucharas en la
mesa y los hombres se levantaban las copas brindando ruidosamente.
— Y nos va a salvar del enemigo — agregó alguien — Hurra!
— No hice mas que lo que es mi obligación — dijo Kieran, sin saber que responder.
Se sentó en la primer silla que encontró desocupada, al lado de Rhys y Nestta. No
estaba de animo para conversar , su intención era comer rápido y salir de allí antes
que la hechicera rubia apareciese.
— Cerveza, Mi Lord? — preguntó una voz clara por atrás.
Era Jamie, con su sonrisa traviesa de un muchacho ansioso por agradar. Pobre Jamie,
quien sólo había conocido la brutalidad y los malos tratos desde que había nacido. A
Kieran le había llevado años para sacarle el aire de conejo asustado de ese rostro
casi infantil, pero sincero y puro.
— Quiero, gracias . Vos estás bien?
El rostro del muchacho positivamente se iluminó. Su adoración hacia su maestro era
genuina.
— Dormí como una piedra. No extrañé no estar al aire libre, el suelo del zaguán es
mucho mas caliente que la tierra de los campos. Y las personas de aquí son buenas.
Vio cómo nos recibieron?
— Vi.
Era una forma simple de cortar la conversación , y Jamie se enderezó de inmediato.
Conocía al patrón y no se ofendía con sus modales bruscos. Si había alguien en el
mundo que conocía el lado bueno de Kieran, ese alguien era Jamie.
— Son gente buena — cuchicheó Rhys, inclinándose.
— Es todo lo que saben decir? — preguntó Kieran irritado.
Gente boba, eso si. Si tuviesen algo de sentido común , tendrían miedo de él. Después
de todo, no era mas que un mercenario, un matador profesional.
— Por qué todo este alboroto ? — insistió. — No saben que hay un grupo de ladrones
acampados en la puerta de entrada ?
— Lo Sabemos — respondió Nestta, con naturalidad. — Y estamos aliviados con su
llegada.
-— No deberían poner tanta fe en nosotros. Ustedes tienen que hacer su parte
también.
Nestta rió.
— Pareces mi sobrina hablando.
— Ella se recuperó del incidente de anoche? — quiso saber Rhys.
— Creo que si. Aún estaba durmiendo cuando vine para acá.
Kieran resolvió apresurarse. Tenía que irse de allí.
— Jamie, prepara un buen pedazo de pan y queso para mí. Voy a comer afuera.
— No, señor — respondió Nestta, haciendo una señal a los criados. — Merece una
comida completa. No tan sofisticada como las que acostumbra tener, pero aquí es
todo fresquito. No somos un clan rico ,como sabe.
Esa palabras cayeron como un rayo sobre la cabeza de Kieran. Se no eran un clan
rico, de dónde Duncan sacaría la fortuna que le había prometido a cambio de
protección?

Mas sombrío y enojado que nunca, Kieran examinó el salón de nuevo. Paredes
desnudas, muebles muy antiguos, la ropa de las personas sin bordados de hilos de
oro. Pensándolo bien, ni una cadena de oro, ni un broche de piedras preciosas.
Pobre, un clan pobre.
Ahora él entendía la reacción de Duncan cuando él le había pedido la mitad del pago
por adelantado.
Por Zyos, Eros y todos los dioses del Olimpo, él había sido engañado. Ah, pero eso no
quedaría así.
— Dónde está su padre? — preguntó, controlando la voz.
— En el cuarto — respondió Nestta, quien había detectado una tensión diferente en
el mercenario — No está en condiciones de levantarse ni de recibir invitados.
Kieran se levantó con tanta furia que la silla se cayó pesadamente en el suelo.
— Viejo mentiroso! No creo que esté enfermo .
Se hizo un silencio mortal en la sala, lo que no lo incomodó ni un poco. Era de ese
modo que se sentía como en su casa. Con grandes pasos ganó el corredor y
desapareció, mientras Nestta cuchicheaba con Rhys, admirada.
— Por Dios ! Él siempre tiene esos ataques?
— Siempre. Es igual que su abuelo. Los ataques de furia del viejo sir Lionel eran de
los que hacen temblar las paredes .
— Pero yo lo vi controlarse algunas veces anoche.
— La mayoría de las veces él se controla ... hasta que no lo consigue — concedió
Rhys - Pero esto no encaja . Él nunca me levantó la voz ,aún cuando era un aprendiz
y hacía todo mal.
Nestta dirigió una sonrisa a los presentes, que se calmaron y retomaron la
conversación.
— La única persona que Kieran va a hacer sufrir es a él mismo. — completó Rhys, pero
hablándose a sí mismo.
— Le parece ? Mas bien es algo que da miedo, con esos ojos terribles y ese porte de
gigante. Y no se olvide que él lo azotó.
— Con cuidado para no lastimarme mucho — confesó Rhys — Fue justo, pues yo lo
desobedecí. Un hombre debe ser duro para controlar a un ejército de mercenarios.
— Es sir Kieran un hombre duro?
Rhys asumió un aire misterioso.
— A Él le gusta que los otros piensen que lo es . Pero Kieran cambió mucho. Cuando
tenía quince años, supo que la pareja que lo criaba no eran sus padres, sino sus tíos.
Megan y Ross Carmichael.
— Carmichael? Pero su apellido no es Sutherland?
Rhys estudió a su compañera, preguntándose si debía contarle la historia de su
amigo. Había en ella algo que le despertaba alivio y seguridad, y eso lo decidió.
— En verdad, Kieran es bastardo, es hijo de la hermana de Megan y del hermano de
Ross. Ella se llamaba Susan Sutherland es él Lionel Carmichael.
— Y?
— Y él se fue rescatado por la familia y se lo crió como a un hijo .
— Por qué? No le contaron la verdad?
— Él cree que Ross mató a Lion para heredar el castillo y el título de jefe del
clan Carmichael.
— Ah, qué desgracia ! — Nestta hizo un gesto para acallar a los ruidosos
componentes del clan. — Nuestro clan es muy unido. No entiendo esa cosa de
hermano contra hermano. Para mí eso es muy salvaje ,muy primitivo.
— La codicia puede cambiar a las personas .
— Bien lo sé. — Los bellos ojos castaños de Nestta se oscurecieron. — Por causa de
la codicia, estuvimos a un paso de una tragedia digna de Sofocles. El marido de
Laura intentó matar a Collie y a mi padre , para poder asumir como jefe del clan.
— Laura está casada? Pero, yo pensé... yo creía...
— Es viuda. Por suerte, Laura y Freda estropearon los planes de Aulay ,su ex marido.
Para siempre.
Ella sonrió, y Rhys se preguntó como una sonrisa podía iluminar un salón entero.
— Papá está tramando unir a Kieran y a Laura, y yo estoy comenzando a creer en ese
las bondades de ese plan . A juzgar por el modo en que ellos se miran...
— Cuando no están se peleando a muerte. — Rhys soltó una risa cómplice. — Hay mas
electricidad entre ellos que en una tempestad de verano. Sólo que no va a ser fácil
hacerlos ver esa verdad.
— Concuerdo. El orgullo de Laura y el genio de Kieran no son fáciles de
combinar.
— Él suele decir que nunca se casará.
Estaba el voto de celibato que Kieran había hecho, pero Rhys creyó mejor no
mencionarlo.
— Nunca? — Los ojos de ella se abrieron con espanto. — Y no quiere hijos? Todo el
mundo quiere herederos.
— Tal vez cambie de idea con el tiempo.
— Entonces son dos almas heridas — murmuró Nestta, bajito. - Laura no es de
llorar por los rincones, pero tendría razones de sobra para hacerlo. La muerte de sus
padres, la traición de Aulay. Aún así, le gusta ayudar o los necesitados y siempre
piensa en los otros.
— Y Kieran, positivamente, es un necesitado .
Hubo una pausa rápida, antes que él propusiese, con los ojos brillantes de
malicia:
— Qué tal si le damos una manito a esos dos?
Nestta sonrió. E iluminó de nuevo la sala.
— Sería un placer trabajar con vos en una causa tan importante como esa.
— El placer será mío — respondió él, galantemente, tomándole la mano y besándola.
— Y si lady Laura sabe hechizar tan bien como su tía, Kieran no tendrá la mas
mínima chance de resistirse.

— Yo estoy bien, abuelo. Hasta pareciera que nunca fui arañada en el cuello.
— Debí haber mandado a talar ese bendito bosque — respondió el enfermo.
— Es lo que Kieran dijo también.
EN ese momento, la puerta se abrió con un estruendo.
— Duncan! — La voz era demasiado familiar para Laura, quien se estremeció. —
Quiero hablar unas palabras con vos.
— pero claro, mi amigo! — dijo Duncan, con la sonrisa mas cándida del mundo. —
Entra, entra.
— Cómo te atreves a entrar así en el cuarto de mi abuelo?
Esa posición de Laura ya le era muy conocida a Kieran. De pie, manos en la cintura,
ojos brillantes y el rostro acalorado, que combinaba con sus cabellos color
crepúsculo. O sería color aurora?
Kieran cerró los puños, furioso con su propia reacción. Precisaba acordarse de la
pobreza de los MacLellan y olvidarse de la belleza de ella.
— Tengo un asunto para tratar con tu abuelo — consiguió articular.
— Él no está bien de salud.
— pero tiene lengua.
Laura corrió hacia la cabecera y acarició con ternura las mechas grises de su
abuelo.
— Él no debe ser perturbado. Mi abuelo necesita descansar.
Algo se retorció en las entrañas de Kieran, doloroso y agudo. Cómo se sentiría que
alguien lo amase de ese modo?
"No pienses en eso, Sutherland. El Amor es para idiotas. Debilita y corrompe."
— Tienes razón — respondió Duncan. — Preciso descansar, si. Pero antes quiero oír lo
que este muchacho tiene para decirme. Y , mi querida, sos vos quien durmió muy mal
anoche . De nosotros dos, creo que sos vos la que mas necesitada de reposo .
— Voy a quedarme aquí — fue la temeraria respuesta.
Duncan se puso a reír bajito.
— Como esperas que este muchacho hable si vos lo mirás como si fuese el
diablo en persona? Vete , Laura — y la mano nudosa apuntó hacia la puerta. — El nieto
de Carina Carmichael no va a hacerme mal.
" Pero el hijo de ella mató a mi padre", se acordó Kieran, lleno de amargura.
— Pero abuelo... — comenzó ella.
— Ve, mi hija... Ve.
Laura se levantó, suspirando.
— Está bien , ya entendí.
Después, giró hacia Kieran, lo miró tan furiosa que sus ojos parecían dos estiletes
brillantes de zafiro.
— Si te atreves a perturbarlo , tendrás que vértelas conmigo.
— Esa niña tiene un genio terrible — murmuró Duncan, cuando la puerta se cerró
detrás de Laura.
—Lo tiene.
"Y la capacidad de volverme loco".
Para ganar tiempo, Kieran tosió y llegó cerca de la cama, preparándose para combatir.
— Vine a hablar de mis honorarios.
— Fue lo que pensé — Duncan se incorporó en la cama y se dejó caer con un gemido.
Olvidándose de la rabia, Kieran acudió en su ayuda.
— Espere, voy a ayudarlo.
Poniendo el brazo bajo el axila del enfermo, lo levantó como si fuese una pluma y
acomodó las almohadas bajo la nuca. Estaba perplejo con la delgadez de Duncan
MacLellan. Sería capaz de contar las costillas con sólo de apoyar la mano en su torax.
— Quiere que vuelva otro día?
"Débil, cobarde", se acusó.
— No, mi hijo. — La sonrisa de Duncan era lívida. — Tenemos muchas cosas
que conversar y discutir.
— Quiero la mitad del dinero, como me fue prometido.
— No lo tengo.
— Qué!? — Kieran casi saltó de la silla. — Entonces me trajo hasta acá con falsas
promesas?
Como un león enjaulado, comenzó a medir el cuarto con grandes pasos, una
mano en el bolsillo , y otra peinando los cabellos sueltos y negros con nerviosismo.
—Sabe lo que podría hacer en este instante? — amenazó, parando frente a la cama,
las piernas separadas, todo él pareciendo una torre inexpugnable. — Mis hombres son
mercenarios entrenados, lord MacLellan. Puedo ordenar un ataque ahora y ...
— Tengo otra oferta que puede interesarte — ofreció Duncan, Imperturbable,
ni un poco impresionado con la amenaza.
— No quiero nada! — Él volvió a caminar , furioso. — Sólo lo que me fue prometido.
— Le Ofrezco a Laura como modo de pago.
Kieran se detuvo, como picado por una cobra. Miró al enfermo atónito, abriendo y
cerrando la boca varias veces antes de conseguir extraer algún sonido de la
garganta.
“Qué estás esperando, estúpido ? Ahí está la chance de poseer a esa mujer."
— Yo sospechaba que los MacLellan eran completamente locos. Pensé que nadie
podía caer mas bajo que mi familia... Y vos me ofreces a tu propia nieta como
concubina?
— Concubina?! — Ahora Duncan se mostró ofendido. — Como mujer, mi querido. Todo
legal .
Kieran arrojó los brazos hacia arriba, indignado.
— No lo puedo creer !
La oferta era tan absurda, tan sin pie ni cabeza, que Kieran comenzó a buscar alguna
lógica en ella.
— Juré no me iba a casar hasta que no vengase a mi padre — dijo Kieran. — Además,
no poseo tierras ni propiedades.
— Lo Sé, lo sé.
Duncan tuvo ganas de sonreír, pero se mantuvo serio. Sentía que, para bien o para
mal, ganaría esa batalla.
— No te preocupes por eso. Laura es heredera. Es verdad que Malcolm se quedar
con la Torre de Edén cuando yo me muera , pero ella heredó Stratheas da madre.
— Stratheas? ·
— Es una fortaleza en el límite norte de Edén.
Kieran se detuvo , momentáneamente, olvidándose de todo, menos la protección de
los MacLellan.
— Me Está diciendo que hay otra entrada al valle?
— Exacto.
— Pero ... por qué no me avisaron antes?
— No nos gusta hablar de eso, Por una cuestión de seguridad. No es un pasaje
abierto, cálmate . Es un túnel que atraviesa las montañas y va a dar directo a Kindo.
Es un pasaje secreto. Muy pocos lo conocen.
— No tiene tropas allá, por lo que imagino.
— No es necesario. Cuando mi hijo murió, cerré Stratheas.
— Y?
— Por eso es que el paso sólo es accesible desde la fortaleza hacia afuera. Cuando
vos estés casado con Laura, pueden volver a abrir la fortaleza !- . Vos vas a tener
todo lo que un hombre puede desear en el mundo. Una mujer bonita y valiente, una
torre casi invencible y el clan mas leal de toda Escocia . Es verdad que Edén es um
lugar apartado, pero para mí eso no es un defecto . Hacemos lo que se nos antoja, y a
nadie le importa lo que se pasa por aquí. Cuando no existan mas ladrones que nos
amenacen , ahí sí , vos vas a ver que lugar maravilloso es este.
Kieran dejó escapar aire de la boca cuando se sentó en la poltrona. Algo que Duncan
había dicho había despertado su atención.
"Hacemos lo que se nos antoja, y a nadie le importa lo que pasa aquí."
El lugar era perfecto para reunir en secreto un ejército y marchar desde Kindo a
Carmichael, y no tomaría mas que un día. Atacaría por sorpresa, antes que su tío
Ross pudiese pestañear.
— No quiero una mujer — dijo, lentamente — pero si me dejara usar Valle del Edén
por ... digamos dos meses, y me mostrase ese túnel secreto, será un placer
considerarlo su pago.
Duncan encaró al mercenario con un brillo de desconfianza en los ojos claros.
— Para qué?
— Quiero recuperar lo que me fue quitado hace muchos años.
Duncan no precisaba ser un maestro de la astucia y la psicología para saber a que se
refería el muchacho. El problema se complicaba, entonces. Cómo impedir que
Kieran cometiese un error terrible y al mismo tiempo salvar a su clan?
— No puedo compartir secretos de mi familia con un forastero, Lo siento muy
mucho. Ni puedo dejar a Laura y a Collie sin protección alguna. Si no quieres casarte
con ella, todo bien, respeto tu decisión. Pero tendré que buscar a otro caballero, uno
que pueda protegerla.
Mientras Duncan hablaba, prestaba atención a la reacción del otro. Y fue así que
notó un tic involuntario de desagrado en los labios bien marcados de sir Kieran.
" No me equivoco, a este muchacho le gusta mi Laura. Como me imaginaba. Mi
intuición no falla."
— Entonces, mi amigo? Acepta mi oferta?
— Por lo visto, tengo pocas opciones — protestó Kieran.
Claro, había otras salidas, y una de ellas era partir de Valle del Edén, dejando
a Duncan y al clan MacLellan a al merced de los ladrones. La otra sería tomar por la
fuerza los objetos mas valiosos de Valle del Edén y desaparecer de allí cuanto
antes.
Duncan tenía plena consciencia del peligro de provocar a un guerrero tan
experimentado como Kieran, pero estaba corriendo un riesgo calculado. El muchacho
era un Carmichael, nieto de Carina Carmichael. Y Carina había escrito varías cartas,
siempre elogiando el carácter íntegro de su nieto. Era un niño de buena madera, que
sería un perfecto jefe de clan.
— Bien, entonces todo lo que tenemos que hacer es avisarle a Laura.

— Avisarme qué? — preguntó Laura, trayendo una bandeja. — Que vos vas a
casarte con este joven aquí. — Duncan no escondía su alegría.
La bandeja fue a dar al suelo, con un estallido de cristales.
— Maldición... — se irritó- Kieran, saltando de la silla, los pantalones salpicados
con cerveza.
— Qué hiciste, abuelo?
Desesperada, Laura se precipitó hacia adelante, pisando donde había caído la
manteca con tocino. Sus pies patinaron por algunos instantes, mientras ella intentaba
agarrarse en el aire. Todo en vano. Hubiera caído al suelo si Kieran no la agarraba
por el brazo y la mantenía firmemente.
— Suéltame — dijo, tironeando el brazo con un marcado disgusto. — Yo sabía que tu
presencia aquí significaba problemas. En el primer sueño que tuve, sentí el peligro en
la piel. Vos no eres mejor que Aulay Kerr. Vas a querer matar al abuelo y a Collie
para quedarte con Valle del Edén y ...
— Laura, mi muchacha, no es así — dijo Duncan conciliador. — Cálmate y oye lo que
tengo para decirte.
Kieran se agachó y comenzó a recoger pedazos de porcelana, tenedores y cuchillos
esparcidos en el suelo.
— Quién es Aulay Kerr? — indagó.
Duncan no respondió la pregunta, además de cansado estaba preocupado con la
reacción de su nieta. Laura estaba a un paso de la histeria, blanca como una hoja de
papel.
— No tengo dinero para pagarle a Kieran. Y él me está haciendo un favor, aceptando
casarse con vos en vez de...
— Vos te atreviste a hacer una cosa así, abuelo? — La pregunta, incrédula, salió de
los labios trémulos de Laura, mientras gruesas lágrimas comenzaban a nublar sus
bellos ojos. - Me vendes a este... a este bárbaro?
"El bárbaro" pestañeó.
— Si, soy un bárbaro, un matador profesional. Es bueno que sepas la verdad ahora.

Las lágrimas continuaban acumulándose, aumentando el color y el tamaño de los ojos,


dos pedacitos de cielo bañados de lluvia. Sin embargo, ninguna se deslizó por su
rostro.
Esa demostración de coraje y bravura conmovió a Kieran, mucho mas que si ella
estuviese llorado un mar entero,
— aún así, no aceptaré una novia que me odie.
— Ni yo aceptaría una en esas condiciones — acordó Duncan.
— Ahora, mi muchacho, te pido la gentileza de que me dejes a solas con mi nieta,
Son sólo algunos instantes.
Con alivio en el alma, Kieran salió del cuarto.
Aunque Laura se negase a cumplir la voluntad de su abuelo, la situación no sería muy
simples. Como dejar a los MacLellan a la merced de los ladrones, que pronto los
atacarían? Como dejar a Laura desprotegida, libre para casarse con otro?
Maldición. Si al menos no la hubiese besado en la víspera, Pero el beso había
existido . Y la pasión que ambos habían probado cambiaba por completo la situación.

Capítulo VII
La yegua obedecía, dócil, los violentos tirones en las riendas. Conocía a su dueña y
estaba acostumbrada a sus furias. Laura recorría los montes sin ver, los cabellos
danzando en el aire, el viento fustigándola sin piedad.
No había una salida aceptable. Si no se casase con Kieran, él partiría, llevándose
consigo todas las esperanzas del clan. Pero, por mas que amase a su pueblo, la idea de
unirse para siempre a aquel misterioso caballero la aterraba.
Y la excitaba también.
Laura temblaba, recordando la pasión de sus besos, la expresión torturada de
los ojos violeta.
Ina, la yegua, se detuvo de repente, escarvando el suelo, mientrasLaura,
sorprendida, se daba cuenta de que había llegado a Stratheas. Era una fortaleza
antigua, robusta, que cuidaba el norte de Edén tan bien como el desfiladero cuidaba
el sur, o tal vez mejor.
— Vos adivinaste el lugar sin que yo me diera cuenta — murmuró, orgullosa, mientras
le daba palmadas en el cuello de la yegua.
El camino se hallaba, casi toda, tomada por las matas. Era consternador ver su
castillo, su bello castillo, tan abandonado. Pero, al mismo tiempo, era comprensible.
Después del a muerte de los padres de Laura, Duncan no había tenido las fuerzas ni
el animo para cuidar de dos propiedades. Stratheas había sido, entonces, cerrado,
aguardando el día en que Laura se casase y llevase a su marido allí.
Aulay, todo absorbido por Valle del Edén, Ni siquiera había conocido Stratheas. Y
ahora Kieran también había puesto el ojo en Edén, de eso estaba segura. Qué otra
razón existiría para que él aceptara ese casamiento descabellado ?
Distraída y enojada, Laura se sentó sobre una piedra, bien
al lado de la catarata. El ruido era ensordecedor, pero, al mismo tiempo, servía de
bálsamo calmante para sus nervios.
Arrancó un tallo y comenzó a masticarlo, recordando la conversación que había tenido
con Duncan y tía Nestta, cuando supo de la historia del misterioso caballero.
— Bastardo? Criado por su propia familia? — había repetido escandalizada.
Ahora, no podía negar que su pecho anidaba una cierta pena por sir Kieran. Debió
haber sufrido mucho. Desde los quince años había estado viviendo al aire libre, sin
techo y sin familia.
Laura levantó los ojos, con la mano protegiéndose del sol fuerte y observó los
grandes torreones de la fortaleza. Ya que había venido lo mejor sería entrar, como
hacía regularmente, e inspeccionar el lugar .
La senda estaba cubierta de musgo, resbaladiza y traicionera bajo sus pies.
Lentamente, la mano izquierda levantada buscaba mantener el equilibrio, y la
derecha se crispaba sobre la roca desnuda y húmeda mientras subía. Poco después,
se vio delante de la puerta pequeña,. La llave estaba siempre con ella, en la pequeña
bolsita de cuero que acostumbraba llevar en la cintura. La puerta se abrió con una
protesta metálica, y no mas que algunos centímetros, por estar muy herrumbrada .
Laura se escurrió hacia adentro y corrió el cerrojo aunque estuviese sola,
El patio en el que fue a dar era estrecho y poco invitante, tal como sus antepasados
lo habían planeado. Si un atacante consiguiese traspasar el portal , de ese patio
estrecho no tendría la menor chance de escapar.
— Alto , ahí en la torre! — llamó una voz, desde el lado de afuera.
Laura se llevó la mano al corazón para calmarlo. Esa voz era inconfundible. aún así,
levantó la falda y subió como una flecha las escaleras y espió cautelosamente hacia
abajo, cuidando de no ser vista.
Era él!
— Responde, Laura. Sé que estás ahí adentro.
"Y, me voy a quedar hasta vos desistas."
— Quien va a desistir sos vos, no yo.
Pero qué atrevido! Ahora era capaz hasta de leer sus pensamientos.
No era necesario ser perspicaz para saber que su posición era indefendible. Primero,
Ina estaba afuera, al lado de Rathdack. Segundo, ese castillo era intensamente frío
por las noches, además de no ofrecer comodidad alguna. Tercero, ella no había traído
provisiones. Y, conociendo bien a Kieran Sutherland, sabía que él acamparía allí
afuera, si fuese preciso, hasta que ella se rindiese. Un verdadero sitio, en síntesis.
Resignada, sacó la cabeza hacia afuera de la muralla.
— Qué es lo que quieres?
— Entrar.
— No.
Era la respuesta de una criatura encaprichada, bien lo sabía. Ser forzada a casarse
la había puesto irascible.
— Muy bien, como quieras. Vos te quedas ahí dentro, y yo me quedo aquí
afuera.
— Que te vaya bien.
Enloquecida, Laura descendió la escalera, sin responder a los gritos enojados de
Kieran.
Pero cuando alcanzó el patio interno, el silencio cayó sobre ella como un manto de
neblina . Era mil veces peor que los gritos de él.
Subió otra escalera, preguntándose que estaría preparando él . El no se iría, eso era
seguro. Sacó otra llave de la bolsa y con ella abrió el portal principal, siendo recibida
por un vaho de moho y humedad . Era una sala sin ventanas, que quedaría
completamente a oscuras, si no fuese por la puerta abierta.
Laura conocía la fortaleza como la palma de su mano, por eso no vaciló y se dirigió al
gran salón principal. Había luz suficiente para que ella divisara una mesa enorme,
cercada de sillas de madera maciza .
Los muebles esperaban, silenciosos y tristes, a Laura y a su familia. Laura y Kieran?
De repente, todo se puso gris y frío.
Si, ese escenario parecía hecho a medida para sir Kieran, tan misterioso y oscuro
como él mismo. Pero él despreciaría Stratheas, comparándolo con Edén. Igualito a
Aulay.
Acomodándose el chal, Laura atravesó el salón y ganó el corredor, donde bancos
vacíos y mesas desarmadas aguardaban volver a la vida apoyadas contra las paredes.
— Es hora de arreglar todo esto — murmuró bajito. — Con o sin marido.
Se Detuvo delante del cuarto favorito de su madre. Allí estaba a aldaba de bronce,
invitándola.
La Levantó, determinada, y entró. Allí también el aire olía a moho y humedad , pero
el recuerdo de la risa alegre de su madre y de las bromas de su padre era tan fuerte
y brillante como si aún viviesen.
— Dios, cómo los extraño— dijo, dejando que las lágrimas comenzasen a caer,
silenciosas.
Con la vista nublada, abrió la ventana, dejando que el sol arrojase oro sobre el cuarto
sombrío. Allí abajo estaba el jardín que su madre tanto amaba, tomado por hierbas
malas. Volvería allí al día siguiente para...
— Qué clase de lugar es este?
Laura giró sobre sus talones , asombrada. No quería creer en lo que veía.
— Cómo... cómo entraste aquí?
Él hizo una mueca, en lo que sería el simulacro de una sonrisa.
— Soy un mercenario, recuerdas? Nunca ando sin cuerdas y ganchos, mi lady. .
Estaba sin yelmo, pero la espada tintineó cuando él dio un paso en dirección a Laura.
— Qué clase de lugar es este?
— Stratheas. Era de mi madre. Ahora es mío.
Él emitió un sonido que quedó entre un gruñido y un rezongo, mientras inspeccionaba
a su alrededor. .
— Bueno, por lo menos las paredes son gruesas y existe un puente levadizo. Sólo eso
ya lo hace valer el doble que la Torre de Edén.
Se Encaminó a una especie de ventana y espió hacia abajo.
— No veo patio de entrenamiento, pero ese pedazo de tierra va a servir.
— Era el jardín de mi madre.
Él no demostró haber oído .
Después abrió la cortina de la alcoba y se sentó en la cama experimentándola.
— Está aprobada. La de tu abuelo es demasiado suave para mi gusto y...
— Para con esto.
Él la miró, sorprendido.
— Qué pasa? Te pusiste roja como una frambuesa.
— Los Hombres bien educados no tocan esos temas con las mujeres.
— No debes estar avergonzada, por favor. Qué viniste a hacer
aquí? A Encontrar a tu amante? .
— Amante? — Laura estaba atónita. — Estás loco?
— Aulay Kerr.
Si No fue Arabia lo que sintió, ella podría haber explotado en una carcajada.
— Aulay es mi marido. Mejor dicho , lo fue.
— Marido? — La palabra salió como latigazo de la boca de Kieran —
Qué broma de mal gusto era esa ?
— Ninguna. Soy viuda
Laura lo observó pestañear , entre sorprendido y aliviado.
— Entonces por qué viniste hasta aquí?
— Para pensar. Para decidir si me voy a casar con vos o...
— Eso ya está decidido.
— No lo está. Y si vos continuas interrumpiéndome de ese modo no habrá decisión
alguna.
Viendo que él se callaba, Laura recobró el auto control. Arrojando la cabeza hacia
atrás, cruzó las manos delante de su cuerpo y lo miró con serenidad.
— La decisión es mía y de nadie mas .
— Y la seguridad de tu clan no cuenta?
— Vos no nos dejarías a la merced de los ladrones, aunque no concordases con el
casamiento.
— Ponme a prueba.
Hubo una pausa, y Kieran puso la cara mas dura que tenía, intentando
desesperadamente ignorar los ojos suplicantes de Laura.
— Necesito el dinero prometido por tu abuelo. Si no lo consigo aquí, tendré que
buscar otro cliente que honre sus compromisos.
— Mi abuelo no es mal pagador, En primer lugar . En segundo, no veo como es que vos
vas a obtener dinero casándote conmigo. No hay dote, lo sabes. A menos que tengas
la intención de vender mis tierras, y en ese caso yo te aviso que me voy a oponer.
Sin darse cuenta, Laura se había aproximado, los ojos chispeantes de rabia,
apuntando su nariz hacia su adversario.
Kieran necesitó hacer un esfuerzo para controlarse. EN esa posición de ataque,
enrojecida por la rabia, los cabellos sueltos , tan rebeldes como su dueña, Laura
estaba mas deseable que nunca. Francamente él no sabía si reír o tomarla en sus
brazos.
Finalmente, no aguantó mas . Su labio se curvó en una sonrisa, lo que la enfureció aún
mas.
— Está riéndote?
— Yo nunca me río, muchacha.
Era verdad. Hacia años que él no sabía lo que era reírse.
— Y para ahorrarte otras preguntas, anda sabiendo que no te interesa saber como el
casamiento con vos va a resolver mi problema de dinero — agregó, con rudeza — No
tengo intención de discutir mis planes particulares con nadie.
— Por qué quieres casarte conmigo?
Para poner un fin a las preguntas, él suspiró y respondió, de malhumor.
— Porque te deseo.
La Había tomado de sorpresa por la respuesta inesperada, Laura se quedó sin habla
por algún tiempo.
— Mi Lord saber ser directo. — dijo, finalmente.
— Aprendí que las mentiras sólo me causan problemas.
— A mí también — murmuró ella, bajito, pensando en Aulay.
Él se interesó.
— Cuente como es eso.
Ella se apoyó contra la pared , proporcionándole a Kieran la visión de sus cabellos
totalmente iluminados por la puesta de sol. O sería la aurora? Necesitaba llegar a un
acuerdo consigo mismo.
— Conocí a Aulay en Edimburgo, donde fui pasar unas vacaciones con mi tía abuela. El
abuelo quiso que yo conociese el mundo allá afuera, pero yo detesté la experiencia.
Odié el ruido, la suciedad, los lords y las ladies sonriéndome comprensivamente,
después de notar mi falta de roce social. — Los dedo pequeños y blancos de Laura
jugaban con el borde de su cinto de seda azul claro. — Aulay oyó mi descripción del
Valle de Edén y decidió que se casaría conmigo para quedarse con la propiedad, como
él mismo admitió mas tarde. Yo era muy ingenua y novata , no era oponente para un
hombre experto como Aulay Kerr. Él me daba presentes, hablaba con palabra suaves,
me decía que era pobre de bolsillo pero rico de espíritu. Mas tarde supe que, después
de visitarme, él acostumbraba a pasar a noche con una amante, con quien tenía tres
hijos.
— Canalla — murmuró Kieran, indignado.
— Aulay hizo de mi vida un infierno. Estabamos casados hacia tres días, cuando lo
pillé tocando mis remedios. Él dijo que estaba buscando un veneno para las ratos de
la cocina, y yo ingenua, le fui enseñando cual sería el mejor y el mas fulminante.
Nunca se me pasó por la cabeza que él usaría el veneno para... para..
— Para intentar matar a tu abuelo y a Collie — la ayudó Kieran, sinceramente
consternado. — Pero Duncan descubrió todo a tiempo.
— No, yo fui quien lo descubrió . Una noche, fui a golpear a la puerta de su cuarto.
Me tragué mi orgullo, porque Aulay no me llevaba a la cama desde la noche de bodas,
y yo pretendía tener una conversación amigable con él, ajustar los posibles errores
de nuestro matrimonio. Era una tentativa de arreglar lo que ya había sido hecho y no
tenía arreglo . Pues fue esa noche que yo lo vi entrando en el cuarto del abuelo.
Intrigada, fui detrás de él, y vi cuando él puso el polvo contra las ratas en la jarra
de vino sobre la mesa. No sé como no salté como una leona en ese mismo instante.
En vez de eso, lo seguí de nuevo. Y entonces él entró en el cuarto de Collie e hizo lo
mismo.
Kieran dejó escapar un silbido .
— Por suerte, vos descubriste todo y Duncan pudo mandar a matarlo antes que
fuese demasiado tarde .
Las mirada de él, lleno de compasión y pena, hizo con que ella se callase,
avergonzada. Qué diría Kieran si supiese que ella había matado a Aulay?
— Por lo tanto, es por eso que dudo de las buenas intenciones sir Kieran. Si fuese
verdad que me deseas, no me habrías mandado irme esa noche.
— Hice lo que creí mas honrado — dijo, enloquecido por tomarla en sus brazos allí
mismo, arrastrarla a la cama y sentir ese cuerpo suave contra el suyo.
— Ahora, esta propuesta descabellada de mi abuelo me dejó totalmente confusa. Y
mas confusa estoy cuando te veo así, perturbado.
— Perturbado? — repitió él, con voz ronca.
Sólo Dios podía saber cuan perturbado estaba él. Cielos, el poder de esa mujer era
tan grande , que su ansiedad sería percibida por una mirada mas experta a kilómetros
de distancia.
—Kieran, noto que estás peleando una batalla muy fuerte con vos mismo.
Él hizo un esfuerzo hercúleo. No quería, no podía dar señales de debilidad delante de
esa pequeña hechicera.
— Tenemos mucho que hacer — dijo, levantándose — Necesito escoger algunos
hombres que espíen a los ladrones. Los árboles al margen del río deben ser
derribados y ...
— No! Espera!
Laura salió corriendo y lo agarró por el brazo. Kieran se detuvo abruptamente, y
ella chocó contra una masa bruta de granito
— Entonces? — preguntó él, mirándola desde lo alto ,el rostro escondido en las
sombras del corredor.
Laura se estremeció. Estaba delante de un perfecto extraño, un matador profesional,
que protegería a su familia a cambio de dinero.
— Disculpa si te lastimé. No estoy acostumbrado a lidiar con cosas pequeñas y
frágiles.
Ella sonrió. No era tan malo , si lo evaluaba con imparcialidad. Había gentileza y
suavidad dentro de esa coraza de granito.
— No me lastimaste . Soy mas fuerte de lo que parezco. — Asumió un tono seguro,
percibiendo que el talón de Aquiles de Kieran era su apariencia de fragilidad . —
Acepto tus disculpas sólo si me llevas hasta el río.
— Esos árboles tienen que desaparecer — dijo él, a falta de otra cosa mejor para
decir.
— Ya lo sé. Voy a ir con las criadas a recoger las hierbas antes que desaparezcan.
— Ya se te olvidó de lo que pasó ? — Kieran la miró impaciente. — Vos te vas a
quedar en la torre de Edén, que es tu lugar.
— Pero con vos a mi lado yo...
— No. Vos me vas a obedecer. No soy la niñera de nadie.
Laura apretó los dientes con fuerza, resuelta a no perder la cabeza.
— Los Gritos no me hacen obedecer, mi Lord, como mi abuelo puede confirmarle . O
me lleva con vos, o me asignas un grupo de hombres para acompañarme . En Caso
contrario, me escaparé en cuando mi Lord me de la espalda.
— Vete al infierno!
— Me Voy , pero primero mi clan necesita de los remedios.
Se Fusilaron mutuamente durante algunos instantes.
— Manda a alguien a recoger las hierbas. Vos no necesitas ir.
— Te Agradezco la preocupación, pero la salud de esa gente es mi responsabilidad.
Por que no le pediste a uno de tus hombres que azotase a Rhys? Porque esa tarea es
tuya, y de mas nadie. Es la misma cosa, mi Lord.
Su voz se hizo mas insinuante.
— La elección de las hierbas tiene que ser hecha por mí. Y yo prometo portarme muy
bien...
La sonrisa de ella lo dejó atontado de deseo. Ese deseo caliente y sensual que nunca
lo dejaba de asediar en los momento menos oportunos.
— Hay bastante tiempo hasta que sea de noche — susurró, aspirando el perfume a
lavanda.
Laura pestañeó.
— Disculpa, no entendí.
Sin poder controlarse , él la tomó en los brazos, las manos pronto comenzando a
acariciar su cuerpo esbelto. Pero algo había tocado una sirena de alerta en la cabeza
de Laura, que se mantuvo rígida y tensa.
— Y qué pasa a la noche? — insistió, con un mal presentimiento
— Nuestro casamiento.
Con un grito de agonía, Laura lo empujó alejándolo.
— No! .
La Dulzura y el deseo desaparecieron los ojos color amatista, dando lugar a una
sorpresiva rabia.
— Pero... qué tipo de broma es esta?
— No puedo casarme hoy ala noche.
— Y por qué, puedo saber?
Ella demoró un poco en responder.
— No tengo un vestido decente.
— Ese que tienes está perfecto.
— Perfecto ? Está usado, remendado, raído...
—Es azul.
— Y?
— Combina con tus ojos.
Laura puso las manos en la cintura, y él sonrió para sí mismo, aunque el rostro se
mantuviese impasible.
— Escucha, yo puedo ser forzada a casarme, pero por lo menos quiero un casamiento
decente. Con fiesta, sacerdote e invitados.
— Forzada? Estás siendo forzada, mi lady?
Había un dejo de tristeza en la pregunta que tocó el corazón de Laura.
— Yo no te conozco — dijo, finalmente, à guisa de respuesta.
— Ni yo a vos. Son pocos los novios que se conocen bien antes de casarse. Y no hay
necesidad de fiestas.
— Pues conmigo será diferente — retrucó ella, cruzando los brazos. — Quiero llamar
al padre Stephen, quiero una fiesta y quiero un vestido nuevo.
No era mucho. Kieran fue forzado a admitir que ella tenía toneladas de razón. Pero
un peligroso .precedente quedaría sentado, en caso que él cediese en todo.
— Un vestido azul — concedió, de malhumor. — Y no te doy mas que una semana.
Dos pasos adelante, un para atrás. Era un juego de ajedrez, con mucha estrategia y
maña.
— De acuerdo. Y para vos un baño. Y ropa nueva, por favor.
Él asintió.
— Siempre que el baño sea de tina, con agua caliente y jabón. Pero no preciso de
ropa nueva. Tengo unas que uso en torneos, en perfecto estado.
Laura sonrió, gustándole lo que había conseguido. Un día, Kieran acabaría viniendo a
comer de la palma de su mano.

Capítulo VIII

Ralph de Morpeth enjuagó el sudor de la frente, mientras observaba a los hombres


trabajando allá abajo, incansables. Hacia dos días que estaban en eso.
— No me conformo — dijo, pasándose un lienzo por la frente, la otra mano
impaciente espantando a un mosquito. — Tomar el desfiladero ahora va a ser cien
veces mas difícil. Los malditos no están dejando ni un árbol en pie.
Un trueno retumbó en el cielo claro.
— Yo te avisé. Debimos haber atacado antes — retrucó el escocés con su voz ronca
mezclándose con el ruido del trueno.
— Sabes cuantas veces repetiste esa frase? — Ralph estaba de malhumor, acalorado
y cansado.
— Tantas veces como vos insististe en escondernos en los árboles.
El silencio que siguió fue tan hostil como el preanuncio de una tempestad.
— Por lo menos podríamos acabar con los cuidadores.
Ralph giró la cabeza para ambos lados, alerta.
— Dónde están? No veo a nadie.
— En el cañón, a medio kilometro de aquí.
— Será que hallaron la pista de mi Lord?
— Negativo. Me Encargué personalmente de borrar todos los vestigios del paso de
Henry. Aún así, debimos preparar, una emboscada para esos cuidadores.
Ralph de Morpeth miró de reojo al pequeño destacamento que lo acompañaba. Cuatro
dormitaban al sol, en cuanto a Bates y Farley jugaban a los dados, bostezando.
Una buena pelea ahora vendría bien.
Pero la mirada brillante y codiciosa del escocés espantó las dudas de Ralph.
— Maldición, estás ansioso por atacar ? Nada de eso, voy a seguir las ordenes. .
— El jefe es Sutherland. Si lo matamos, Henry reuniría coraje para atacar.
— Coraje? Cuida esa lengua, escocés. Hace tiempo que quiero darte una lección. No
te metas a hablar de mi jefe. Él es...
— Eh, un momento! — Bates soltó los dados, viniendo a unirse a los dos. — El hombre
dijo algo que vale la pena estudiar. Si conseguimos matar al jefe de los mercenarios,
mi Lord seguramente nos dará una buena recompensa. Y yo no aguanto mas estar
asándome aquí arriba.
— Ni yo — dijo Farley.
Ralph vaciló un poco. Un poco solamente.
Después de todo, Henry le había ordenado que no dejase el escocés arruinase los
planes, atacando demasiado pronto el túnel, pero nada le había dicho sobre un
puñado de cuidadores escoceses.
Y si golpeasen a Sutherland de lleno, al recompensa valdría cualquier esfuerzo.

Ojos espiando. Ojos enemigos.


Cuidado, sobrina. Estás aplastando los hongos que acabamos de recoger.
Laura abrió los dedos tensos, dejando caer los hongos.
—Yo... yo sentí.
Nestta se puso alerta.
— Qué?
—Ojos. Nos Están espiando.
—Intenta ver quienes son.
—No lo consigo. Tal vez... tal vez no sea nada.
Con gentileza, la tía tomó las manos de su sobrina.
— Cierra los ojos. Concéntrate en la visión.
— No sé hacer eso, tía Nestta. Y después de todo lo que veo puede no ser cierto.
—Por qué continuas diciendo esas pavadas? Escucha, vos viste a los ladrones
acampados aquí, no fue así?
Dios todo poderoso !, era verdad. Y había mas. Laura había visto a Kieran besándola y
alejándose después, y era lo que había acontecido. Y en esa noche del beso, la niebla
era tan densa como en el sueño.
— Entonces yo tengo el don — murmuró, asombrada.
— Lo tienes . Y ahora, trate de concentrarte.
—No sé hacer eso, tía Nestta.
—Piensa en los ojos que nos espían. Vamos, intenta.
Un rostro. Brutal, retorcido. Y esos ojos pálidos, dementes, cargados de odio.
Laura se liberó de la visión, sin aliento, sintiendo el corazón en la garganta.
— Era él. El hombre de la cicatriz que me agarró — dijo, forzándose a respirar.
— La imagen era fuerte o débil?
— Fuerte. Él está aquí, tía Nestta.
Estremeciéndose, Laura agarró a Nestta por la mano.
— Vamos ... rápido.
— Pero dónde podría esconderse él? Quedan pocos árboles y los que quedan son
delgados y están esparcidos. Además, tenemos patrullas. No, sobrina, él no está aquí.
Está allá.
Y apuntó a lo alto de las montañas.
A pesar de ser de día, las nubes se habían agrupado en pocos segundos, y la tarde se
había hecho gris.
Súbitamente , un rayo cruzó cielo, bañando el paisaje con una luz fantasmagórica.
— Estoy viéndolo — murmuró Laura, los ojos muy abiertos.
— Dónde? Qué está haciendo él?
— Recostado , en medio de los árboles. Está observando. Ah, mi Dios, eses ojos
maligno s! Tengo miedo, tía Nestta.
— Calma. Vos estás segura aquí. Camina un poco, pero no lo pierdas de vista.
Laura obedeció y dio un paso.
— No muevas tu cuerpo, hija — comandó la otra, con voz autoritaria. — Haz todo con
la mente.
Pero la visión había desaparecido.
— Perdí al hombre, tía. No consigo verlo mas .
Nestta la sacudió por los hombros ,enojada.
—. Trata, concéntrate. Puedes salvar vidas en peligro.
Nuevo relámpago zigzagueando sobre la planicie, sobresaltándolas.
Laura cerró los ojos, intentando invocar la visión. Después de algunos momentos, se
sintió en sintonía.
— Ojos insanos. De loco.
— Para atrás, Laura. Camina para atrás. Y no te muevas.
— Mis pies parecen pegados al suelo.
— Si vos te quedas ahí, el hombre puede adivinar tu presencia. Intenta retroceder,
siempre mirándolo a él.
Algunos momentos pasaron, el viento fustigando los cabellos de las dos.
— Está arriba de un caballo. Hay soldados cerca. Cuatro... no, seis. Montados,
mirando para abajo...
— Qué hay abajo?
— Es alto, me voy a caer.
— Vos no te caerás. Qué es , un abismo?
Laura cerró los ojos con fuerza, desesperada por entender.
— Si, un abismo... Es el cañón, el que tiene ese río estrecho en el fondo. Veo
animales, creo que venados. No. No, son hombres.
De repente ella abrió los ojos, muy redondos y asustados.
— Dios, son nuestros hombres! Y Kieran está con ellos.

— Vamos a volver — gritó Kieran a Ellis.


— Volver? — se espantó el otro, aproximándose para oír mejor.
— Sólo un loco permanecería aquí. La oscuridad y los truenos son la cobertura
perfecta para los espías.
— Creo que ellos desistirán — arriesgó Jamie.
— No, están ahí! Puedo sentirlos en los huesos.
Los hombres siguieron al líder, dejando atrás la senda del cañón. La subida era
empinada y traicionera.
Kieran, de malhumor, se colocó el yelmo en la cabeza.
— Es una pena. Perdimos el día. Si no atrapamos al enemigo antes que los refuerzos
lleguen, nuestra chance de vencer será pequeña.
— Vengo entrenando a mis hombres noche y día para eso, sir Kieran — dijo Ellis,
fustigando el caballo y tomando la delantera.
— Eso. Entrena bien, porque yo voy a necesitar de ellos para mis propósitos
personales — murmuró Kieran, cuando se vio a solas.
Para tomar el castillo Carmichael.
— Pero por qué insistes con esa historia? — le había gritado Rhys, incluso esta
mañana . — Especialmente ahora, cuando vas a casarte y cuidar de Stratheas?
— Stratheas no es mi destino, Carmichael lo es. No puedo olvidar el hecho que Ross
mató a mi padre.
— Fue Comyn MacDonnel.
— Fue lo que me dijo mi querido tío. Pero él mintió. Leí la culpa en los ojos de él, esa
noche. Y no ganas nada intentando hacerme cambiar de idea.
La conversación de la mañana aún resonaba en la cabeza de Kieran, atormentándolo.
En verdad, él mismo ya no sabía mas lo que quería.
— Los MacLellan no son buenos guerreros — decía Jamie, con su voz de adolescente
que comenzaba a crecer. — Collie ya tiene siete años y no sabe manejar la espada.
— Qué? — reaccionó Kieran, saltando de la tristeza del pasado al peligro del
presente. — Es verdad. No sabe, pero quiere aprender.
Jamie rió alto.
— El muchacho no se ha convertido en su sombra.
Si, como el pequeño Ewan, pensó Kieran, mientras una nueva puntada se le clavaba en
las entrañas. Cuando Ewan había nacido, Kieran Lo había tomado bajo su tutela,
encantado con el hermanito tardío. Que acabó descubriendo después, sería el real
heredero de Carmichael porque él no era mas que un bastardo.
— Le dije que vos le vas a enseñar a usar a espada. En verdad estoy un poco celoso
— continuó Jamie, en un tono jovial — Cuanto tiempo vas a pasar con él...
El muchacho no pudo continuar. Un chorro de sangre salió de su hombro cuando él se
inclinó hacia adelante, alcanzado por una saeta.
— Emboscada! — gritó Kieran, sacando la espada y ajustando el escudo en su lugar.
El cañón cobró vida y gritos, tanto de los atacantes como de los patrulleros. Kieran
asumió el comando de inmediato.
— Aguarden que ellos vengan hasta nosotros ! No suban!
Para empeorar las cosas, el viento aullaba con un ruido casi insoportable, que sólo
servía para aumentar la confusión y ayudar a los asaltantes. , Kieran fijó la vista,
pero no consiguió contarlos. Fuesen cuantos fuesen, ellos tenía el factor sorpresa de
su lado, lo que no era poco.
Los primeros embates comenzaron.
Dos asaltantes cayeron arriba de Kieran, quien levantó el escudo, consiguiendo
atrasar al primero, mientras que con la espada luchaba contra el segundo.
Eran caballeros expertos, por lo que pudo ver. Los golpes, secos t fuertes, lo
alcanzaban con firmeza, aunque él se defendiese muy bien.
Lentamente, los asaltantes lograron separarlo de sus hombres. Apretado entre la
roca desnuda y los dos bandidos, Kieran luchaba con bravura, intentando mantenerlos
a distancia, en busca de una brecha en el asalto o una falla del enemigo. Si
consiguiese desarmar a uno de ellos, sus chances serían buenas.
La tempestad se desató con toda su furia, chorros de agua llevada por ráfagas
continuas de viento. Los rayos se sucedían, seguidos por truenos ensordecedores. EN
esos instantes de luz fantasmagórica, vislumbraba cuerpos mutilados en el suelo,
sangre mezclándose con barro , gritos salvajes y el fulgor de las espadas en el aire.
El enemigo era menos numeroso que lo Kieran temía, pero sus hombres se habían
dispersado. Algunos habían perdido sus caballo y ahora luchaban de pie.
Un Nuevo rayo rasgó la noche, que pronto se cerró sobre ellos como la tapa de un
cajón.
Pero en la rápida claridad que se había hecho, Kieran había encontrado al brecha
que tanto buscaba. Inclinándose sobre el cuello de Rath, hundió la espada en el
caballero que se aproximaba.
Pero el otro también estaba vigilante y acertó un golpe en su hombro, que lo cegó de
dolor. Entorpecido, Kieran retrocedió, pero no cayó de la silla, levantando el escudo
para protegerse y ganar tiempo. Con la luz del rayo siguiente, vio a su adversario
avanzar con una sonrisa vampiresca, la lamina de la espada brillando con las gotas de
lluvia.
Con rapidez, Kieran empuñó la con la mano izquierda, pero tuvo de arrojar lejos el
escudo. Blandiendo el arma en el aire, aguardó atento, la envestida de su adversario.
Ahora los rayos y truenos se sucedían a cada segundo, y él pudo verlo
aproximándose, cada vez mas cerca. Luchaba con desesperación, pero sabía que
estaba perdido. El otro avanzaba, impasible, como saboreando el momento de la
victoria.
—No!
El grito cortó el aire , haciendo un eco poderoso, rebotó en las paredes del cañón e
hizo que el viento se callase por algunos instantes.
La voz de Laura. No , era imposible!
Jadeante, Kieran levantó la cabeza y vio un pequeño ejército descendiendo cañón
abajo, las espadas en el aire, las capas flotando en el viento. Angeles de la venganza,
pensó él, agotado.
El adversario envistió con una fuerza animal, la espada apuntada a la garganta de
Kieran.
Este consiguió eludirlo en el último minuto. La espada pegó en la base del yelmo , y el
golpe resonó en sus tímpanos en un tañido estridente, ensordecedor. .
Asustado con las reacciones de su dueño, Rath, por primera vez, se empinó. Comenzó
a relinchar y a retroceder, no obedeciendo mas las ordenes de Kieran.
Lejos, muy lejos, él oyó a alguien llamarlo.
— Kieran! Kieran!
La voz de Laura. De nuevo.
No era momento para alucinaciones. Aún tenía mucha energía, y pretendía gastarla
hasta el final.
Pero mantenerse en la silla y sostener la espada se estaban tornando tareas cada
vez mas difíciles.
— No! — bramó, en un esfuerzo sobrehumano. — Aún no me entregué!
Con las rodillas y las caderas consiguió controlar a Rath, mientras la tempestad rugía
a su alrededor, enloquecida.
De repente, como en un pase de magia, su asesino se evaporó.
— Ya morí — rió bajito. — Estoy en el cielo. O estoy loco.
— Kieran! Santos dioses, estás herido!
Laura?
En un instante ella lo alcanzó.
Laura. Su hechicera.
— Vos no podes estar aquí... es peligroso — consiguió murmurar. — Dónde están los
otros?
— Volviendo a casa. Quédate quieto, hombre!
— Los ladrones?
Pero no oyó la respuesta. Puntitos negros y brillantes comenzaron a danzar delante
de sus ojos, mezclándose con la lluvia cegándolo, ensordeciéndolo, mientras el viento
cantaba y aullaba. Sintiéndose deslizar lentamente, Kieran resolvió que no lucharía
mas. Moriría feliz, creyendo que la visión de Laura se había materializado en el último
instante. Antes de caer como un fardo en el suelo, aún lanzó una última mirada a la
bella visión. Ella continuaba allí. Nada mas importaba, decidió.
El silencio bendito y bienvenido, finalmente, llegó.
Cuando despertó, la angustiante sensación de peligro inminente continuaba
atormentarlo. la cabeza le dolía, y una brasa implacable parecía haberse asentado
en su hombro derecho.
Giró lentamente, intentando entender donde estaba. Se hallaba acostado en el suelo,
cubierto por el propio plaid. Los recuerdos venían a borbotones, mezclados y
confusos. Lluvia, relámpagos, vientos aullantes, barro, lavanda.
Lavanda?
Sus ojos se abrieron de repente, y vio el mundo en rápidos claros sucesivos de
relámpagos. En el momento, su mundo se reducía a una pared detrás de una cortina
de cabellos rojos en el suelo bien a su lado. Al alcance de su mano.
— Laura?
El cabello se movió y reveló el rostro mas bonito y adorable que Kieran jamas
hubiera visto.
— Ah, despertaste ! Cómo te sientes?
— Pisado por una manada de elefantes. Dónde estamos?
— En el cañón. Tus hombres ya volvieron a casa.
Dios, ellos estaban allí solos. Y los ladrones cerca.
— Tenemos que ir a Edén rápido — dijo, mientras intentaba levantarse.
— No te muevas. Tu hombro está herido, pero la cota de malla te protegió del golpe.
Hice un emplasto con las hierbas que tenía en la bolsa y te lo vendé a con un pedazo
de mi enagua. Vos te desmayaste a causa del golpe en la cabeza.
— Dónde está mi armadura? Mi ropa?
— Re saqué todo, sólo te dejé los pantalones. Estabas mojado, y además necesitaba
ver si tu herida era grave. No pongas esa cara, hombre de Dios! Después de todo,
estaba todo oscuro. No pude ver mucho.
Si no fuese por el dolor, Kieran habría elogiado el hecho que Laura mantuviese el
buen humor, a pesar de la situación.
- Y no fue muy fácil. Vos pesas mas que un caballo.
— Rathaback! Dónde está él?
—Montando guardia en la entrada.
Sólo entonces Kieran se dio cuenta de que ambos se hallaban en el interior de una
caverna. La oscuridad era casi total, a no ser por los rayos intermitentes, que
iluminaban la cortina gris de agua en la entrada de la gruta.
— Entonces la lluvia no paró.
— No.
— Rath está ahí afuera ? Como llegó acá?
— Yo lo traje.
— Pero él no acepta extraños. Las Hechiceras saben embrujar a los animales?
A pesar del tono burlón de la pregunta, Laura quería hablar de la forma en que había
llegado a tiempo para salvarlo.
Nuevas visiones. Y entonces, él comenzaba a creer que estaba delante de una bruja.
Una bella y seductora bruja.
Kieran prestaba atención a cada palabra emitida por esa boca cuyos labios lo
inflamaban de deseo.
El recuerdo de los besos apasionados se volvió vívido y electrizante como los
relámpagos allá afuera. De repente, Kieran se dio cuenta de que ambos se hallaban en
una caverna, a kilómetros de la civilización. Los dos. Juntitos. En la oscuridad.
Dios!, Le bastaría con estirar el brazo para acabar con ese tormento.
— Gemiste — dijo ella, solícita. — Te Está doliendo?
— No.
— Tal vez yo te pueda ayudar.
Ah, ella podría, si. Y cómo!
— Dónde te duele ? .
Fue difícil resistir la tentación de responder.
— Tenemos que salir de aquí cuanto antes — rezongó.
— Cuando la tempestad pase. Mientras tanto , intenta descansar.
La mano de ella se posó en su frente, transmitiéndole una dulzura casi intolerable.
Necesitaba hacer algo, mantener su mente ocupada.
— Cómo conociste esta caverna?
— A Collie y a mí nos gustaba de pasear por aquí. El cañón es bonito aunque
peligroso.
— Vos y Collie? — Él se levantó, indignado. — Solos? Pero , dónde tiene la cabeza
Duncan ?
— Freda siempre nos acompañaba . Además, no solíamos estar mucho tiempo por aquí.
Créeme, después de mi experiencia en Edimburgo, no quiero alejarme mas que algunos
metros de mi querido Edén.
— Y si yo quisiera irme de Edén? Si yo quisiera vivir en otro lugar?
Laura sintió su estomago contraerse.
— Estás hablando de tu familia en Carmichael? Pero yo pensaba que ustedes estaban
peleados.
— Quién te dijo?
— Rhys le contó a tía Nestta la historia de tu familia.
— Familia! — La palabra salió casi como una escupida de la boca de Kieran.
— Entonces sabes que soy bastardo.
— No me interesa. Vos sos dueño de ser quien quieras.
"Y vas a ser mi dueño también." .
La idea hizo que ella se estremeciese, pero no con rechazo, sino con
expectativa. La sensación de pertenecer a Kieran floreció dentro de su alma y fijó
raíces en su corazón. Asustada consigo misma, se preguntó desde cuando había
pasado a sentir algo diferente cuando él la miraba. Desde siempre, concluyó . Sólo
que aún no lo había notado. Ni lo quería notar.
— Tienes mucho coraje, Kieran. Y te admiro por eso.
— Soy un mercenario. No hay nada para admirar.
Laura pestañeó.
— Siento que no te gusta tu profesión.
— Me Gusta.
— Vamos . Dime la verdad.
Él se calló, obstinado. El agua goteaba en la boca de la caverna, incesantemente.
Hasta Rathadack había entrado.
— Vos peleaste con tu tío y te viste forzado a abrirte tu propio camino — analizó
ella, con simplicidad. — Tu vida no debe haber sido fácil. aún así, conseguiste
hacerte de un nombre, conseguiste formar tu ejército. Los hombres que te
acompañan pueden ser rudos, pero son disciplinados y te quieren como jefe. Para
hablar con toda honestidad , he visto nobles de la corte que se comportan diez
veces peor que ellos.
Kieran respondió con un gemido.
— Y si sos bastardo, no es culpa tuya — remató Laura, que no entendía la razón de su
gemido.
— Es culpa de mis padres. Ellos debían haberse casado.
— Tal vez esa fuese su intención. A lo mejor a ellos les fue prohibido casarse.
Quien sabe ellos huyeron juntos y acabaron separándose por algún azar del destino?
Él casi rió.
— A las Mujeres les gusta que todo sea romántico. Tal vez estaban novios y mi
padre no toleró esperar hasta el casamiento, y estuvieron juntos . Y el resultado
es este imbécil, sin nombre y sin herencia.
Laura lo miró, perpleja.
— Quieres decir que vos no le preguntaste a nadie lo que pasó con tus padres?
Con su familia?
— Para qué, para oír mas mentiras? No, muchas gracias. Y ahora, se me
permites, voy a intentar dormir.
Laura lo observó acomodar la cabeza sobre el montón de paja y hojas secas que
ella había juntado.
Intimidada por la rudeza con que él se había alejado, se recostó en silencio,
buscando mantenerse lejos. Pero el frío era cortante, y el cuerpo de Kieran emanaba
un calor deliciosamente invitante.
Cuando él comenzó a roncar, Laura perdió la timidez y se acercó lo mas que pudo. Era
obvio que la amargura de Kieran estaba ligada a su familia. Tal vez un día ella hallase
un modo de reconciliarlo con los Carmichael.
Sin percibir su propia cansancio, cerró los ojos. En pocos segundos, se deslizaba en
un sueño profundo .

Capítulo IX

Muy lentamente, él se apoyó en un codo para observarla bien de cerca. Era la primera
vez que la veía así, adormecida e indefensa, el rostro sereno , los cabellos libres de
la trenza y desparramados salvajemente sobre el suelo. Si, su primera impresión se
había confirmado. Durazno y seda.
Para esconder una voluntad de hierro, pensó, admirado. Y su coraje increíble. Pocos
de sus hombres harían lo que ella había hecho para salvarlo.
Como adivinando que era observada, Laura abrió los ojos las largas pestañas negros
revelando el mas bello par de aguamarinas que él jamas hubiera visto.
— Oh, disculpa. Creo que dormí mas de lo que debía.
Dentro de pocos días ellos despertarían así , pensó Kieran. Al día siguiente de la
noche de bodas.
El deseo llegó, tan violento que él arqueó el cuerpo.
Ella se sentó en el mismo instante, preocupada.
— Tienes fiebre?
Y la mano de seda y durazno fue a posarse en su frente. Maldición.
— Estás medio caliente.
Medio?! Estaba hirviendo. Y esa lucha contra su propio cuerpo comenzaba a cansarlo.
— qué pasa? Tal vez yo pueda ayudarte.
Él cerró los ojos, desesperado.
— Déjame en paz.
— No, vos no me engañas. Está sintiendo dolor en algún lugar. La mano de ella
descendió hacia su cuello y comenzó a deslizarse hacia su pecho. Con un gesto rudo y
repentino, él la agarró por la muñeca .
— No hagas so.
— Pero yo sólo quiero ayudarte , ... bruto.
Ella intentó soltar la muñeca, pero, no consiguiéndolo, se puso de rodillas al lado
de Kieran.
— Yo soy buena en esto, Kieran. No dejes que tu orgullo me impida...
— Orgullo! — vociferó, soltándola, mientras la miraba, los ojos atormentados se
habían puesto grises como la tempestad . — Muchacha, si no fuese por lo que me
queda de orgullo, yo te pondría de espaldas en el suelo y te haría amor en este
instante.
Ella pestañeó varías veces, los ojos grandes como dos monedas.
— Me deseas.
— Es una palabra débil para describir lo que siento.
— Kieran!
Sin mas ceremonia, Laura se lanzó al cuello de él, con cuidado de no tocar la herida
del hombro.
Perdiendo el equilibrio, Kieran cayó de espaldas, el cuerpo de Laura sobre el suyo.
Los pechos de ella presionaron su tórax. y acabó rompiendo el dique, inundándolo de
pasión incontenible.
— Esto está mal, Laura — él dijo con el poco de sobriedad que le quedaba y se
alejó a disgusto.
— Pero por qué? — Ella lo miró con tristeza e inseguridad. — Nos Vamos a casar,
Kieran. Que diferencia hace hacerlo ahora o después?
— Toda la diferencia del mundo — él se desprendió con delicadeza, pero con
firmeza. — Si vos te embarazas y yo muero antes del casamiento, que será de mi hijo
y de vos ?
Ella bajó la cabeza, entre avergonzada y frustrada.
— Fue eso lo que pasó con tus padres, verdad?
— No lo sé. Si fue así, yo tengo mas sentido común que mi padre. Prepárate , Laura.
Tenemos que salir de aquí antes que alguien nos encuentren así. — Y sin mas
palabras, se apresuró a ponerse de pie.
Momentos mas tarde, Ellis llegó con un pequeño destacamento. Después de las
manifestaciones de alegría y alivio, él avisó :
— Rathadack fue encontrado por uno de mis hombres. Está ahí con nosotros.
— Perfecto — dijo Kieran. — Entonces yo me voy en él. Y Laura vendrá conmigo.
— Bien, Ina desapareció anoche — replicó Ellis. — Pero yo traje otra yegua para mi
lady .
— No, ella viene conmigo.
Laura obedeció, orgullosa y exultante. Kieran la quería a ella, se preocupaba por ella,
la protegía. Sólo que aún no había aprendido a admitirlo. Ni ante ella ni ante sí
mismo.

La llegada de los dos provocó una revolución en la torre de Edén. Dificultosamente,


Laura consiguió desprenderse del enjambre de parientes que habían corrido a
recibir al grupo.
Mientras tanto, Nestta fue a ver a Kieran y sin demora se puso a tratar su herida.
Viéndolo bañado, afeitado y vendado, Nestta se dio por satisfecha.
— Si quieres hablar con papá ahora, puedes. Pero no entres en el cuarto de Jamie. Él
tuvo mucha fiebre anoche.
Minutos después, Kieran se sentaba al lado de la cabecera de la cama de Duncan.
Ellis estaba presente.
— Lo que mas me preocupa — dijo Duncan — es fueses el blanco buscado por los
ladrones.
— Es normal — replicó Kieran. — Soy el jefe.
— Si, pero la preocupación de los ladrones era no dejarnos llegar cerca tuyo—
explicó Ellis. — Para mí, quedó claro que ellos te querían a vos, y a nadie mas.
— Entonces están asociados con mi tío Ross — murmuró Kieran, sintiendo el
estomago anudarse.
— Cómo dijiste? - Duncan puso la mano en su oído. — Habla mas alto.
— Nada, estaba sólo pensando en voz alta. Dime una cosa Duncan, quien sabía que me
contrataría?
El Lord frunció la frente, recordando.
— Ellis y Thomas, mi escudero. Ninguno de los MacLellan me traicionaría, sir Kieran.
— La codicia hace que los mejores hombres pierdan la cabeza.
— No juzgues a los otros por tu propia experiencia. Tu rabia es hacia tu familia...
— Rabia? Y qué sabes al respeto de eso?
— Nada.
La respuesta fue tan breve y rápida, que la sospecha de Kieran aumentó. Sin
embargo, Ellis intervino sin querer, distrayéndolo.
— Tal vez ellos sólo querían tu caballo y tu armadura.
— No, si son los mismos de antes. Yo les ofrecí a Rathadack a uno de ellos y no se lo
llevaron.
— Entonces creyeron que seríamos presa fácil si vos morías. Pero lo extraño es que
eran sólo seis. Si nos hubiesen atacado en mayor número, no estaríamos aquí ahora.
— Eso quiere decir que la mayor parte de los ladrones está escondido en la base de la
montaña — dedujo Kieran. — Aguardando refuerzos, sin duda. Los que nos atacaron
era sólo un contingente de patrulleros.
— Puede ser — concedió Ellis. — Entonces, qué debemos hacer?
Tenemos que localizar el grupo restante antes que lleguen los refuerzos.
Duncan concordó y cerró los ojos, agotado. Aún viendo que la atención del
mercenario había sido desviada. Precisaba tener mas cuidado en el futuro.
— Cuáles son las ordenes? — indagó Ellis a Kieran.
— Primero, acelerar el entrenamiento de los hombres. Tenemos que hacer eso en
turnos, de mañana, de tarde y de noche, es la base de la defensa.
Duncan abrió los ojos, mas animado.
— Lo que vos resuelvas estará bien resuelto, hijo. Siempre supe que eras el hombre
indicado para protegerme, y estoy contento de que te cases con mi Laura. Voy a
descansar en paz sabiendo que ella y Malcolm están en buenas manos.
Kieran se levantó para .esconder el intenso remordimiento. Después de todo, sus
intenciones no eran nada nobles. Quería saciarse su cuerpo con Laura y usar a Edén
como punto de partida para formar un ejército y recuperar Carmichael.
Pero lo peor era que se sentía mas y mas atraído hacia la telaraña de la terrible
hechicera de cabellos de fuego, y eso lo aterrorizaba. No podía darse el lujo de
involucrarse con ninguna mujer , y muy mucho menos con esa, la mas peligrosa de
todas.
Inquieto y perturbado, comenzó a caminar por el cuarto, los pasos resonando en el
piso. Se detuvo delante de la ventana y miró hacia afuera, distraído. El jardín
invitaba a un reposo tranquilo bajo las copas de los árboles.
Súbitamente, dos figuras esbeltas entraron en su campo de visión, una de delantal
blanco contrastando con sus cabellos rubios, la otra con cabellos oscuro. Ambas
venían cargadas con herramientas de jardinería y recogían lo que le parecían ser
hongos o plantas rastreras. Cosas de bruja, en síntesis. .
Sus ojos se fijaron en la mas joven , con desesperación buscaba alguna imperfección
que no existía. El mentón decidido, altivez en sus pómulos y una sonrisa encantadora
estaban allí, llamándolo, seduciéndolo.
No, no podía dejar que su deseo lo descontrolase de ese modo. Pero cómo?
Peligrosa. Era ese el término que podía describir a Laura MacLellan.
Y adorable.
Cerró los ojos, exasperado consigo mismo.

Nestta adivinó los ojos color violeta mirándolas desde arriba a ambas y rió alto,
aunque continuase con la cabeza baja, pareciendo absorta en su trabajo.
— Creo que alguien nos observa.
— Ya lo sé, también lo percibí — respondió Laura, en la misma posición que su tía —
Y... creo que él gusta de mí.
— Verdad? Ustedes apenas se conocen aún.
— Bueno , por lo menos... por lo menos él me desea.
Nestta paró de cavar, la pequeña pala erguida en el aire.
— Laura, o que pasó anoche? Él...y vos...?
— Sólo un beso. Y no fue anoche, fue hoy.
Y cómo gustaría que fuese mas que eso ! Pero no se preocupaba, Laura sabía que el
tiempo ayudaría a domarlo y a librarlo de la tristeza que lo acompañaba. Un día
sabría que podría confiar en una familia.

Capítulo X

— Dónde se escondieron esos miserables?


Plantado en lo alto de Lowther, Kieran rastreaba con la vista la villa y los
alrededores. Dos días habían pasado desde el maldito día del ataque en el cañón, y
hasta el momento los bandidos aún no habían sido localizados, a pesar de la búsqueda
minuciosa y detallada de los hombres de Ellis y Kieran.
Kieran se volvió y vio a Rhys acabando de subir la senda.
Había venido a buscarlo para que pudiese hacer las últimas cosas para el casamiento,
que se realizaría al día siguiente. En principio él se rehusaba a participar en los
preparativos, aún sabiendo que su amigo tenía razón.
— Pero Kieran — insistió Rhys — , mañana estarás casado con una linda y dulce mujer
y no darás ni un regalito?
— Voy a darle mi anillo. Ese que la abuela me dio cuando cumplí quince años.
— Ah, eso es diferente. Sé cuanto ese anillo representa para vos, y te felicito por
la elección.
El anillo que lady Carina le había dado, y del cual Kieran nunca se había separado. El
único objeto que no había vendido, aún en los días de mas negra miseria y hambre . Si,
sería un bello presente.
— Amigo, es mejor que vayas para Edén.
— No.
— Duncan pode interpretar tu actitud como un rechazo al casamiento.
— Y por qué?
— Porque el sacerdote está allá, esperándote. Dice que vos tenes que firmar unos
papeles antes del amanecer.
— Firmo todo mañana.
Rhys miró hacia arriba, invocando el auxilio divino.
— Por todos los dioses del cielo, hombre, las costumbres no se cambian de la noche a
la mañana . Trata de ir a Edén, y cuanto antes. Yo me quedo en tu lugar.
Rezongando como un viejo, Kieran acabó cediendo. Desató a Rathadack y descendió la
montaña, rumbo al valle, que esa tarde en particular, parecía salido de una pintura del
mejor artista del mundo. En contraste con el humor del mercenario, la tarde caía
alegre, llena de vida y colores. El sol era un disco de fuego contra el cielo azul, que
comenzaba a ganar tonos rosados y anaranjados. El aire olía a pasto mojado, y las
flores parecían danzar al ritmo de la brisa, acompañadas del canto de los grillos y el
zumbido de las abejas. Grandes vacas blancas rumiaban lentamente, mirando saciadas
e hipnotizadas el infinito, reflejando la llanura verde en las pupilas mansas y
luminosas de sus ojos.
Después de la correrías que habían vivido de los últimos ocho años, Valle del Edén,
de hecho, era un santuario. Rhys estaba en lo correcto. Pero él no olvidaría la
traición de Ross Carmichael. Era su deber sagrado recuperar Carmichael, costase lo
que costase.
Sin embargo, la idea de que Laura podría salir lastimada de esa circunstancia de su
vida lo atormentaba como si tuviese una mosca metida en su cabeza. Llegó al
establo y desmontó, entregando las riendas a Dickie, el hijo de Ellis.
Para su espanto, el muchacho y Rath se habían llevado bien desde el comienzo. El
garañón se sometía con agrado a los cuidados y los cariños del niño, cosa que ponía a
Kieran sumamente enojado. Si no ponía un límite a eso, en poco tiempo él tendría un
caballito de quinta categoría y no serviría mas para las batallas.
— Nada de muchos mimos a mi caballo — dijo, serio — Basta de engordarlo , dale la
ración normal de granos.
— Si, mi Lord.
Con grandes y pesados pasos, entró al vestíbulo y subía las escaleras rumbo al
primero piso, donde Laura lo aguardaba, pero de repente se detuvo.
— Ellos que me esperen — dijo en voz alta. — Nadie me manda. Voy a visitar Jamie
primero, como debería haber hecho desde el primer día. Maldición, todos aquí
quieren comandar mi vida. .
Subió las escaleras y dobló hacia la derecha. Jamie había sido alojado en un cuarto
individual.
Encontró a Jamie dormitando. A su lado una criada tejía.
Al verlo entrar, ella se levantó, intimidada.
— Mi Lord.
Jamie abrió los ojos y su rostro pecoso se iluminó de pura alegría.
— Sir Kieran! — exclamó, intentando sentarse.
Pero, con una mueca de dolor, se acostó de nuevo sobre la cama.
— Calma, muchacho. Cómo te sientes?
— Hambriento. Sólo puedo tomar papillas y caldos.
— Y tu herida?
— Lady Laura y lady Nestta dicen que yo voy a quedar como nuevo .
— Estás siendo bien tratado?
— Mejor que el rey de Francia — Jamie hizo una sonrisa .
Mientras lady Nestta me cura , lady Laura me cuenta historias.
— Perfecto! Sólo vine a verificar que te estás recuperando. — Y con un saludo,
avanzó en dirección a la puerta. Tomando las escalera de atrás, que iban desde la
cocina al primer piso, Kieran pasó por el vestíbulo, donde algunos soldados del clan
jugaban dados al lado de un fuego acogedor.
— Sir Kieran! — exclamó uno de ellos, levantándose.
Los demás lo imitaron y trataron de rodear al recién llegado.
— Vio a los ladrones?
— Cuántos son?
— Dónde están?
— Paren con eso, pesados! — dijo Janet, la gobernanta.
Dejen al pobre hombre quitarse la armadura por lo menos.
Aunque no le hubiese gustado lo de "pobre hombre", Kieran aprovechó el momento
para huir de allí. Dios, esos MacLellan parecían un grupo de bebitos recién nacidos.
Finalmente consiguió refugiarse en un cuarto. Ah, allí por lo menos estaría en paz...
— Kieran! — gritó Laura, saltando de un banquito donde estaba esperando, al lado de
la chimenea. El fuego crepitaba .
— Oh, yo estaba tan preocupada!
Sus brazos se cerraron en torno al cuello del novio, y él pudo sentir el olor a lavanda
subirle por la nariz.
De repente, Kieran se dio cuenta de que estaba en casa. Había Llegado a su casa, y
había sido recibido con mas calor que el fuego de la chimenea. Hacia tanto tiempo
que no sabía lo que era eso.
Tanto tiempo.
Un nudo subió de su pecho y se trabó en la garganta, dejándolo mudo.
Estaba cansado, sólo debía ser eso. Pura fatiga.
Tragó con fuerza, buscando una respuesta, mientras se alejaba con toda la suavidad
posible.
— Yo estoy bien, como puedes ver.
— Si, lo sabía — la sonrisa de Laura era dulce y seductora. Dolorosamente seductora.
— Si algo te hubiese pasado, lo sentiría aquí adentro. — Ella apuntó a su pecho, el
dedo apoyado en la lana verde , acentuando la curva deliciosa de sus pechos. — aún
así, estaba preocupada. Ahora, que ya te vi, me quedo tranquila.
Por algunos instantes se quedaron mirándose fijamente y Kieran tuvo la sensación
de que el suelo huía de debajo de sus pies. Algo muy dulce, puro y tierno crecía,
insidiosamente, en su pecho.
— Debes estar exhausto. Ven. Preparé un baño especial con hierbas frescas
escogidas por mí. Vas a dormir como un ángel hoy, después de la conversación con el
padre Stephen.
— No deberías entrar en mi cuarto, Laura. No está bien. Estás queriendo seducirme?
Ella se detuvo , sin saber si reír o llorar.
— Bueno, no sería mala idea. El problema es que no sé como se seduce a un hombre.
La diablita no necesitaría hacer nada, pensó Kieran. A no ser mirarlo de ese modo.
— Aún así, no deberíamos estar a...
— A Solas? Calma, confío que mi virtud continuará intacta. Ven, tu baño se está
enfriando. Voy a ayudarte a sacarte la armadura.
Él miró la puerta, desesperado.
— No puedes mandar a un hombre para venir a atenderme?
— Thomas, el escudero del abuelo, no está en la torre. No sé a donde fue. Y los otros
andan ocupados con los entrenamientos. Los criados no paran un minuto. Resolví
dejarlos descansar. Pero puedes dejarme a mí mi Lord. Sé ayudar en un baño tan
bien como cualquiera de ellos.
— Estoy seguro de eso.
Kieran vio que no tenía salida. En primer lugar , no podría quitarse la armadura solo.
En segundo, Laura estaba tan decidida como sólo una MacLellan podía estar, lo que
no era decir poco. Y en tercer...
Bien, la tentación de ser atendido era fuerte. Ser atendido, en el buen sentido.
Se sentó en el banquito, con un suspiro de resignación que la hizo reír bajito.
— Si mi Lord así lo prefiere, puedo salir del cuarto cuando esté libre de la
armadura — se ofreció ella, burlándose con una sonrisa inocente.
— No soy una doncella inmaculada — rezongó, él.
— Estás seguro ? Y yo, que creí que lo eras !
La sonrisa y la alegría de Laura eran tan contagiosas, que no pudo dejar de sonreír.
— Deberías hacer eso mas veces, mi Lord.
— qué? — Kieran ya sabía la respuesta, pero quiso oírla.
— Sonreír. Por lo menos, creo que fue una sonrisa lo que vi hace algunos segundos —
El dedo de Laura recorrió la línea del mentón de Kieran con suavidad. — La sonrisa le
queda bien a tu boca. Y tienes hoyuelos a cada lado del rostro.
— Los Caballeros no tienen hoyuelos. Tengo arrugas por los disgustos y los problemas
, es sólo eso .
Ella escondió su risa.
— Para mí, son hoyuelos. El problema es que vos los mantienes bien escondidos. Como
muchas otras cosas, podría jurarlo. Qué es eso aquí en la frente? Kieran, estás
herido!
— Fue sólo un arañazo.
— Soy una desubicada, hablando de hoyuelos, y vos estás tan cansado.
Diciendo eso , lo libró del protector metálico del pectoral y de la malla, con rapidez y
habilidad. En dos movimientos, los protectores de las piernas también fueron
quitados .
— Y la herida del hombro? — preguntó ella, tocándolo con delicadeza. — El vendaje
no fue cambiado desde anoche , por lo que veo.
— Quita las de mas arriba ... Ay!
— Disculpa. La venda se pegó a la herida, y ahora sólo saldrá si la humedecemos.
Vamos apresúrate y entra en la tina.
Kieran retardó el momento cuanto pudo. No quería que Laura viese cuanto y cómo
ella lo afectaba físicamente.
Laura suspiró, conforme.
— Oh, está bien. Vamos a usar la tapa de la tina, si prefieres.
Así diciendo, atravesó el cuarto y tomó de un rincón la pesada tapa de madera, que
raramente era usada. Estaba compuesta de tres partes que se doblaban, y era muy
pesada.
— Déjame a mí — dijo él, tomándola de las manos de Laura. En dos movimientos, la
tapa estaba abierta sobre la tina, dejando sólo la abertura suficiente para él entrase
en el agua.
— Vamos, mi Lord.
Laura se sentó en la punta de la cama, mientras él le daba la espalda. Pero no se
resolvía a sacarse las últimas prendas.
— Aún estás ahí? — preguntó él.
— Necesito quitar la venda de tu hombro.
— Yo mismo puedo hacer eso.
— Está bien, “Lord No me Toques” . Voy a bajar a buscar mi cesta de remedios, y
volveré pronto. Vos no vas a salir de este cuarto sin tener tu herida curada como se
debe.
— Tirana — murmuró Kieran, cuando la puerta se cerró atrás de ella.
Pero esa vez la sonrisa fue casi abierta, y se acentuó cuando
él entró en la tina, tomando la precaución de cubrirse con la tapa.
— Mira si se le ocurre volver antes ... — murmuró bajito, casi con ganas de
reírse.
Soltó un suspiro prolongado de satisfacción. A su lado, sobre un banquito, una
copa de cerveza lo esperaba, invitante.
— Ay .. podría acostumbrarme a esto. — La copa de plata pulida le devolvió su
imagen distorsionada por algunos instantes, antes de quedar empañada con el vapor
del agua caliente. — Tener mi cuarto, mi baño y mi cerveza después de un día duro
de trabajo. Saber que hay gente buena esperándome. Gente que se preocupa por mí
y por mi salud.
Era tentador. Quien sabe...
— No! — Su voz se hizo dura.
No podía dejarse ablandar de esa manera. La culpa era de esa rubia, que lo había
hechizado.

— Hay un grupo de hombres en el bosque.


Henry salió de un sueño inquieto a la frialdad de la noche .
— Dónde? — preguntó, poniéndose de pie en ese mismo instante.
— Cuántos?
Ralph se adelantó, casi empujando al escocés de voz ronca.
— Conté tres, mi Lord. Vestidos de negro y caminando. No tienen caballos. El escocés
quería matarlos en ese mismo instante, pero yo no tenía ordenes...
— Hiciste bien. No quiero repetir el fiasco — dijo Henry. También él buscaba
evitar al traidor escocés cuanto podía. — No serían cazadores furtivos?
Ralph sacudió la cabeza.
— No. Usan cota de malla y llevan lanzas en la mano.
— Entonces son patrullas de Sutherland.
— Fue lo que yo dije al principio — intervino el siniestro escocés de malhumor.
— Y vos estás muerto de ganas por atacarlos.
— Ya estarían muertos, no fuese por este cabezón ...
— Dices bien. Cabezón es el término, ya que él tiene algo dentro de la cabeza, él usa
el cerebro , No como vos que sólo usas la cabeza como un simple separador de
orejas.
— Cuidado, inglés — gruñó el otro, mostrando los dientes.
Su apariencia era atemorizante.
— Vos no me asustas, sólo sos un proyecto de monstruo. Si ustedes mataban a
los hombres de la patrulla , la ausencia de ellos provocaría la venida de un ejército
hacia acá. Déjalos pasar y pasear cuanto quieran , mientras que no seamos vistos. Y
el que me desobedezca lo pagará con su vida.

Capítulo XI

Feliz es la novia que despierta con un bello sol, dice el adagio.


Si fuese verdad, Laura sería feliz por el resto de su vida. El sol brillaba radiante esa
mañana, bañando las montañas de oro y rosa.
El casamiento tendría lugar poco antes del almuerzo, y ella esperaba a las criadas
para comenzar a prepararse.
— Lograste dormir? — preguntó Nestta, entrando en el cuarto con una bandeja. —
Yo dormí como un ángel.
— No mucho, para decir verdad. Es que quise terminar la casaca de Kieran.
— Y conseguiste terminarla?
— Lo Conseguí. Annie ya al llevó al cuarto de él. Espero que le guste, porque me
dediqué como nunca a la costura.
Nestta se sentó, depositando la bandeja al lado de Laura.
— Come un poco. Tuviste algún sueño especial hoy?
— No, y eso me dejó bastante frustrada. Estaba segura de que tendría una visión...
— Mi querida Laura — con dulzura, Nestta depositó un beso en la frente de su
sobrina -, Si no quieres casarte con él, sólo debes decirlo. Estoy segura de que papá
encontrará otra salida...
— No, tía. Yo quiero casarme con Kieran. El problema es que yo no lo conozco bien, no
lo comprendo todavía. No sé cómo hacer para que él se abra conmigo.
Conteniendo un sollozo en el pecho, buscó consuelo en los hombros de su tía, cuando
las criadas llegaron para prepararla para el casamiento.
Nestta miró a su sobrina, preocupada. La Amaba como si fuese su hija, y había
intentado leer su futuro varías veces. Todo en vano. Eso siempre pasaba, cuando se
trataba de alguien muy amado.
Y ahora, Laura iba a casarse por segunda vez... y por obligación . Ella que tanto había
soñado con el amor verdadero.
De repente, una rama seca de la chimenea prendió fuego, produciendo una llama alta
y vivaz. Laura extendió los dedos, para de calentarlos, y las manos iluminadas de un
rojo vivo parecieron teñirse de sangre.
Fuego y agua. Muerte y redención.
Nestta osciló, sacudida por una premonición tan fuerte, que la hizo agarrarse al
borde de la chimenea para no caer.
— Tía Nestta? — Laura corrió, asustada. — Qué pasa?
— Yo... Nada, Laura. Estoy cansada.
"Tía Nestta vio algo", adivinó Laura. "Y no debe haber sido nada bueno , de otro
modo ella me contaría."
Por la primera vez en la vida, no tuvo coraje para preguntar. El miedo de que fuera
algo relacionado con su futuro, con su casamiento se tornó muy fuerte, y ella trató
de dejarlo de lado y olvidarlo.
— Siéntate, tía.
Mientras las criadas se atareaban, Laura partió una hogaza de pan negro y puso
queso entre las dos capas de pan.
En seguida, puso la punta del atizador sobre una brasa viva para calentarlo, luego lo
hundió en la jarra de vino . Un aroma agradable de vino, miel y especias llenó el
ambiente , y ella sirvió el líquido así calentado en dos copas de estaño.
— Toma, tía Nestta. Yo también voy a beber un poco. — Se sentó en el banquito al
lado de la poltrona, sorbiendo el vino caliente con placer. — Este casamiento te está
dando mucho trabajo. El vestido, el banquete, el abuelo enfermo. Mejor habría sido
una ceremonia mas simple.
— Nada de eso. Este casamiento va a ser bonito, cueste lo que cueste. Ya van dos
veces que te casa sin haber escogido el novio.
— Tal vez él guste de mí — dijo Laura, con una timidez extraña a su carácter. —
Después de hacer el amor, quiero decir.
— Tal vez. Pero recuerda que los hombres ven el sexo de otro modo.
— Con Kieran va a ser diferente — apostó la muchacha. — Él me desea como Aulay
nunca me deseó. Y me necesita , sólo que aún él no sabe cuanto. Hay un fuego entre
nosotros que nunca imaginé que podría existir. Si él consigue olvidar la amargura que
lleva en su corazón , nuestra vida será buena.
— No puedo negar que Kieran y sus hombres han traído un soplo nuevo de vida al
Valle del Edén — dijo Nestta, pensativa.
— No notaste el alboroto que causaron entre las muchachas del clan? Laura sonrió.
— El Padre Stephen va a tener varios servicios de matrimonio este año.
— Podría ser. Pero recuerda, querida, que a los mercenarios no les gusta echar
raíces en ningún lugar .
— Su baño está listo, mi lady.
Contenta por poder cambiar de tema, Laura se desvistió, ayudada por Nestta y dos
criadas, que sujetaron la increíble masa de cabellos rubios en lo alto de su cabeza y
lo untaron con un óleo de sésamo y lavanda antes que ella entrase al baño.
— Prefieres manzanilla en el cabello? — preguntó Annie.
— No, quiero lavanda.
— Con rosas?
— No, sólo lavanda.
Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa. Ya hacía algún tiempo que había
percibido como a Kieran le gustaba el olor de la lavanda.
— Sir Kieran ya se está preparando? — preguntó.
— Claro! Jamie y sir Rhys están en el cuarto de él junto con los demás escuderos.
Están haciendo un gran alboroto.
— Y mi regalo de casamiento?
— Él... él le agradeció.
Mas Laura conocía a Annie hacia mucho tiempo para dejarse engañar.
— Cuéntame la verdad .
— Bien, mi lady sabe como él es a veces. En verdad, él gruñó.
Nestta se largó a reír, a pesar de la preocupación.
— Gruñó! — exclamó Laura, indignada.
— Finalmente ,murmuró algo que no entendí. SE quedó mirando para las figuras
doradas que mi lady bordó, con cara de... Ole, no sé explicar. Creo que él tenía miedo
de parecer...
— Marica — ayudó Nestta, llorando de risa. — Oh, Annie, sos tremenda!
— Él quedó decepcionado porque no tiene presente alguno para darle a la novia —
adivinó Janet, conciliadora. — Es una reacción normal.
— No sé, no— dijo Annie, que idolatraba a Laura por encima de todo. — Si mi novio
no me diese al menos un ramo de flores...
Se detuvo , fulminada por la mirada mortífero de lady Nestta.
— Los regalos no quieren decir nada, niña . Si recuerdas bien, Aulay Kerr trajo una
copa de oro con esmeraldas para Laura. Y mira el resultado.
— Es verdad — acordó Lama, aferrándose al recuerdo de su tía.
— El vestido está lindo — dijo Janet, frotando la espalda de Laura. — Pero es una
pena que mi lady haya quemado el vestido del otro casamiento. Esos botones de
diamantes...
— No! — replicó Laura, con fervor. — Este casamiento no puede ser manchado con
las memorias do otro.
— Esta vez será diferente — aseveró Nestta, aparentando una seguridad que estaba
lejos de sentir. — Sir Kieran rezonga y siempre está muy serio, pero tiene un corazón
de oro. Sólo hay que ver cuan paciente es con Collie.
— Cuánto tiempo tenemos para llegar a la iglesia?
— Una hora, si quisieras ser puntual— respondió la tía, estirando la toalla bien
abierta para recibir a Laura. — El tiempo justo de peinarte y terminar el baño.
Después, se dirigió a Janet:
— Janet, las muchachas juntaron las flores?
— Hace tiempo, mi lady. Rosas campestres, hortensias y dalias. Las niñas están
arreglando los floreros.
— Las mesas?
— Ya están armadas .
— Perfecto. Mandaste a lustrar la vajilla de plata?
— Y las cosas de cobre también. Está todo reluciendo como un espejo nuevo.
— T el abuelo? — preguntó Laura.
— El viejo loco insistió en querer ver el casamiento — respondió Nestta, con un
suspiro de impaciencia. —A veces papá me cansa. Dijo que iría gateando, si fuese
preciso.
— Pero él no logra caminar aún.
— Va a ir sentado en la silla como un rey. Ya escogí cuatro muchachos para cargarlo.
Y si no entra en coma después de eso, va a sentarse a la mesa y a hacer un brindis
por su nieta.
Laura sonrió, los ojos húmedos de emoción.
— Querido abuelo! Vamos a recomendarle a Thomas que no lo deje abusar del vino. Él
aprecia demasiado una buena copa de vino caliente.
— Thomas no volvió aún.
— Pero él partió hace días de aquí!
— Quédate quieta, niña. Así no consigo acomodar las perlas en tu trenza.
- Tía Nestta, vos estás cambiando de tema.
— No.
— Ay ! Creo que quieres que me case pelada.
— Disculpa es el apuro .

— Niñas, vamos a darnos prisa con esto — comandó lady Nestta, soltando el peine. —
Quiero a mi sobrina linda como un ángel, entendieron bien ?
Laura se vio literalmente sitiada en medio de un enjambre de criadas, unas armadas
con agujas, otras acomodándole la ropa interior, y otras levantando el vestido en el
aire con mil cuidados.
Acomódala de aquí, sujeta de allá, dieron algunas puntadas, prendieron la faja de
seda adornada con perlas pequeñas. Finalmente, el manto largo completó el traje de
novia, simple y elegante.
Nestta se alejó para examinar mejor el resultado. Y sus ojos se llenaron de lágrimas.
— Estás tan linda, mi querida!
Laura se tiró al cuello de su tía, casi sollozando.
— Ah, tía,! Espero que Kieran piense así también. Estoy tan asustada!
— Ya lo sé, criatura. Pero no me aprietes así, sino la faja se va a arrugar de nuevo.
La campana tocó, insistente. Laura sintió un vacío en la boca del estomago.
— Dickie está allá abajo esperando! — avisó Nestta, espiando por la ventana. — . Ese
niño sabe tratar a los animales. Ina ya está preparada.
— Y los perros?
— Dickie prometió atarlos hasta el final de la ceremonia.
Si, porque ningún perro podría cruzar la puerta de la capilla en el momento de la
bendición. Si eso pasase, la pareja no sería feliz.
Annie levantó la cola del vestido y la echó sobre su brazo, orgullosa y risueña.
— Vamos, mi lady.
Fueron todas al patio, un grupo alegre y colorido de mariposas revoloteando
alrededor de una única flor. Y fue Geordie quien la levantó y la depositó sobre la
montura relucientes de Ina.
— Gracias , mi buen Geordie.
Los ojos de él se fijaron en los de ella. Tristes y doloridos.
— A mí...me gustaría ...
— No, mi lady. No es necesario decir nada. Pero si su caballero no la trata bien,
recuerde que estaré cerca para defenderla Con mi vida, si fuera preciso.
Laura se detuvo para agradecer, pero su atención se volvió hacia un grupo ruidoso y
festivo de muchachos que se aproximaba. En el centro, Kieran venía montado a
Rathadack.
Hubo un instante de silencio, cuando ambos se miraron. Después, el rostro de Laura
se iluminó con una sonrisa dulce, y los músico arrancaron con sus gaitas de fuelle
tocando una melodía antigua y desafinada.
— Viva sir Kieran! — gritaban, y tiraban pétalos de flores — Viva lady Laura!
Él no sonreía, pero tenía los ojos brillantes y la cara colorada. Laura podría jurar que
estaba avergonzado.
EN ese momento, ella notó que Kieran no tenía puesta la casaca que ella le había
dado como presente de casamiento.
— Kieran, dónde está...
— Laura!
La orden de su tía era inequívoca.
Suspirando, dejó que Geordie la ayudase a desmontar y abrió la bolsita de cuero,
curiosa. De adentro, extrajo un objeto pequeño y duro, envuelto en un pedazo de
seda oscura y atado con un cordón.
Comenzaba a abrirlo cuando Nestta la interrumpió.
— Deja eso para mas tarde, criatura. La capilla la está llena, u papá no la está
pasando bien con todo este calor.
Laura asintió y guardó el misterioso presente en la bolsita bordada que colgaba de la
bella faja de seda.
A su vez, Kieran subió los tres escalones que llevaban a la capilla . Delante de la
puerta principal, Collie aguardaba. Traía una túnica azul, calzas ajustadas negras y
tenía los cabellos sujetos por una tira de cuero.
— Soy tu paje — dijo el niño, orgulloso. Laura sonrió. Su hermano parecía haberse
vuelto adulto de repente, compenetrado con sus deberes.
— Entonces vamos a entrar, señor paje — replicó Kieran, indulgente. El muchacho se
arrodilló y comenzó a desatar las correas de las botas de Kieran.
— Tienes que entrar con las correas sueltas, sir Kieran. Sino tu casamiento no será
bendecido.
Kieran aguardó, entre impaciente y confuso. Quería enojarse, quería irritarse,
quería pelearse con el mundo. Pero el día radiante, el sonido agudo y familiar de las
gaitas , el griterío alegre de esa gente simple, todo conspiraba contra su malhumor.
Y para coronar la situación , allí estaba ella.
Bella, los cabellos brillando al sol, los ojos agua marina combinando a la perfección
con el vestido simple y elegante. Me corta el aliento, concluyó.
— Y la novia? No le desatan los lazos a la novia también? — preguntó a Collie. —
Eso me ahorraría mucho trabajo.
La broma no iba dirigida al niño, sino a Laura, que aguardaba un poco mas atrás.
Pero Collie no le dio tiempo a ella para responder.
— Ahora, sir Kieran, dibuje una cruz en la puerta de la capilla .
El niño sacó un pedazo de carbón de una bolsa y se lo entregó al novio.
Kieran ni quiso saber por qué debía hacerlo . Obedeció rápidamente y le devolvió el
carbón a Collie, preguntando:
— Es todo?
— Ahora puedes entrar a la capilla .
— Solo?
— No, con ella. — Collie apuntó a su hermana. — Deben ir del brazo. Vos del lado
derecho.
Kieran ofreció el brazo a la novia y le dirigió una sonrisa. Una sonrisa grande, bonita
y luminosa, que la hizo olvidarse de todo lo demás. Los hoyuelos atraían como un
imán, y ella no resistió la tentación de pasar el dedo por uno de ellos.
Hubo un momento mágico, del cual ella nunca mas se olvidaría. Kieran, el poderoso
Kieran Sutherland, se volvió vulnerable, enamorado y dulce . Los ojos ganaron una
transparencia .nueva, y ella se sintió derretir por dentro.
Sin embargo, tan rápido como vino, el instante se fue. Los ojos color violeta se
cerraron en una neutralidad enervante, y él miró hacia adelante.
Las gaitas redoblaron el entusiasmo, y ambos caminaron hacia el altar. Con la
garganta seca, Laura vislumbró a su abuelo, sentado en el frente. Estaba pálido, pero
sus ojos brillaban.
No importaban los manejos del abuelo para casarla con Kieran. El hecho era que ella
estaba haciendo algo que le agradaba. Ningún otro hombre la había atraído tanto,
ninguno podría darle lo que él tenía.
Y cuando el padre Stephen pronunció las palabras que los unirían para siempre, Laura
hizo un voto interior y silencioso de que amaría o marido y que velaría por él, aunque
su amor no fuese retribuido. Para semejante voto , precisaría mucha paciencia y
fuerza, y fue eso lo que le pidió a Dios, con todo su alma .
— Puede besar a la novia — dijo el padre Stephen, enjuagándose el sudor de la
frente con una tela.
Laura estaba de rodillas y se levantó y aguardó. Kieran la miró, entre avergonzado y
vacilante, como temeroso de besarla delante de tanta gente.
Laura se impacientó, mientras la audiencia esperaba el beso. Sin mayores
ceremonias, la novia lo empujó por el cuello y lo obligó a bajar la cabeza. Y, de
inmediato, su boca buscó la de él.
Fue como si un dique se rompiese. Kieran gimió bajito y la agarró con fuerza, las
bocas se amoldaron, encajando en un beso prolongado. Sus brazos la envolvieron,
sujetándola y protegiéndola. Mientras las lenguas se buscaban, enamoradas.
— Lady Laura! Sir Kieran!
Era a voz do padre, susurrada en un tono frenético .
En vano ella intentó soltarse. Kieran la mantenía firmemente en el aire, y continuaba
besándola en la frente, en las orejas, en el cuello... donde su boca alcanzase.
— Kieran, suéltame — dijo ella, con débil firmeza. — No podemos... aquí No ahora
.Después. '
La mirada violeta quemaba cuando él respondió, con voz ronca:
— Por vos, Laura. Sólo porque es tu primer pedido después de casarnos.
— Gracias. Yo tampoco puedo esperar para que la fiesta se acabe.
— Y cuánto tiempo va a levar? ,I
— Sir Kieran! — Nestta se abrió camino a codazos, plantándose delante del novio,
colorada de rabia. Detrás de ella, Rhys sofocaba la risa como podía. — Que es esto
de levantar a mi sobrina como si fuese una bolsa...
— Es una costumbre en la tierra de él, tía — intervino Laura.
Rhys no aguantó y lanzó una carcajada , era una carcajada alegre y contagiosa, y fue
seguido por los demás invitados.
— Pues en mi país la costumbre es que el mejor amigo del novio pronto se convierta
en un novio también — se aprovechó él. — Entonces, Nessie, aceptas casarte
conmigo?
Nestta lo miró, sin habla.
— Él te hizo una pregunta, tía— dijo Laura, risueña.
— Soy muy vieja para vos, Rhys Owain.
La "vieja", sin embargo, se ruborizó como una adolescente , y sus ojos negros
brillaban como cuentas de ónix.
— Deja que yo juzgue eso — respondió él, con ternura.
— Laura? Nessie? — llamó una voz preocupada.
La multitud, respetuosa, se abrió para dar paso a Duncan MacLellan , cargado en su
improvisada litera.
— Qué pasó? Por qué toda esta agitación ?
— Es costumbre de las Tierras Altas, sir Duncan — dijo Kieran. — El novio siempre
carga a la novia hasta afuera de la capilla .
— Es así ? — La mirada del Lord mostraba inocencia. — Y yo que pensé que la razón
era otra.
Kieran captó la ironía, pero prefirió ignorarla.
La multitud se dispersó, aún comentando lo acontecido.
Mientras acompañaba al cortejo hacia la fiesta, Kieran observó una vena azulada,
palpitante de vida, que descendía por el cuello de Laura y se metía debajo del escote.
Ah, como le gustaría seguir el rastro de esa vena con la punta del dedo, tocar el
seno, y descender un poco mas...
Si al menos nos sintiese tanto deseo por esa hechicera, Kieran quería encarar el
matrimonio como un paso mas en la lucha por recuperar Carmichael. Pero Laura
tenía el don de neutralizar su rabia, y eso lo asustaba.
Ya no tenía tanta certeza de que la olvidaría después de poseerla.
Capítulo XII

— Por qué está tan serio? — preguntó Laura, bajito.


— Están todos bebidos — replicó Kieran, torturado por la presencia distante de
Laura. Era un martirio no poder tocarla y besarla como quería. — Pensé que ustedes
iban a servir vino rebajado con bastante agua, pero ...
— Ellos no están borrachos — interrumpió Nestta, con firmeza — Están felices por
ustedes dos.
— Y por nosotros dos también — agregó Rhys, que de hecho había ingerido mas
copas de lo que debía. — Por Nessie y por mí. Salud, amigo!
Laura sonrió.
— Ellos forman una pareja perfecta, a pesar de que tía Nestta aún no lo haya
aceptado. Son almas gemelas, como se dice.
— Lo crees?
— No, no lo creo . Estoy segura.
Kieran se encogió de hombros.
— Puede ser.
Lo peor es que, que en el fondo, concordaba con ella. Enervado, pasó la vista por las
mesas, buscando defectos en esa fiesta ruidosa. En vano, sin embargo. El día estaba
claro y frío, y el aire olía a carnero asado, las gaitas continuaban tocando
desafinadas, los invitados salpicaban el pequeño bosque de color.
— Comiste muy poco.
Él miró al gran plato, de madera que ambos compartían. Había trozos de cordero
tierno, galletas de avena fresca y salmón pescado ese mismo día. También había
panecillos escoceses llamados forfares, arenques ahumados, arvejas con cebollín y
pequeños pastelitos rellenados con pasas de uvas.
— Esto es una fiesta para mis ojos, Laura. Hace mucho tiempo que no veo tanta
comida. Y estoy seguro de que todo está delicioso ,pero ...
— Todo bien — cortó ella, con delicadeza. — Yo tampoco consigo comer nada.
El rostro redondo y animado de Collie se entrometió entre ellos.
— Dickie dice que vos sos mi hermano ahora. Es verdad?
— Lo es — dijo Kieran, despeinándole los cabellos. Era imposible no querer a ese niño
inteligente, serio e interesado en todo, aún siendo parecido a Ewan. — Ahora somos
hermanos.
—Entonces me vas a comprar un caballo? Uno igual a Rathadack?
— Collie! — miró Laura. — No debes...
Pero Kieran hizo un gesto conciliador.
— Los Caballos de guerra cuestan muy caro, pero podemos cruzar a Rath con la
mayor yegua del establo de Duncan. El potrillo que nacerá será tuyo.
— Será Pequeño? — preguntó él, medio decepcionado.
— Cuando nace. Después será grande, del tamañ7o de Rathadack.
El muchacho les regaló una sonrisa que conmovió las entrañas de Kieran.
— Si ?
— Es una promesa.
Collie salió corriendo y saltando, para contar la gran novedad a Dickie.
Laura sonrió, agradecida.
— Cuando el potrillo crezca, Collie también estará crecido dijo.
—Y esa es la idea.
— Gracias, Kieran. Has sido muy bueno con mi hermano.
— Yo era como él. Tenía el mismo espíritu curioso y aventurero, como a mi abuela
acostumbraba decir. Decía que yo era una gaviota nacida en un nido de alondras.
— Entonces tu clan no de pelear.
— Exactamente . Ross es fuerte, pero no le gusta pelear. Seguramente se
habrá enojado cuando supo que yo escogí vivir de las guerras.
— Pero él lo sabe?
— No estoy seguro.
— Tu familia sabe que volviste a Escocia?
— No. Si Ross supiese que estoy aquí, mandaría un ejército para que me liquide.
Como hizo con mi padre.
— Nada de asuntos tristes hoy — dijo Nestta, levantándose, para hacer que los
novios iniciasen la danza.
Los primeros compases fueron un calvario para Kieran, que pensó que le habían
crecido al menos tres pies en cada pierna. Finalmente, las demás parejas avanzaron
para llenar la pista de baile , y él, libre de las miradas y los chistes, consiguió dar
algunos pasos mas decentes.
— Quieres ir a sentarte ahora? — preguntó Laura, levantando los ojos de cielo líquido
hacia él.
No quería, porque el baile era el pretexto perfecto para tener a Laura en sus
brazos.
— No, creo que no quedaría bien irnos tan rápido.
Ella sonrió y se dejó empujar mas cerca de él, sintiendo las manos calientes de
Kieran envolviendo su cintura.
Para él, ahora nada mas interesaba. El aroma de Laura, el cuerpo de Laura, los
pechos de Laura, todo estaba allí, a mano, imbuyéndolo de placer salvaje. Kieran con
ella en sus brazos se sintió el dueño del mundo.
Una sonrisa franco, sincera y luminosa surgió en su rostro quitándole la respiración a
Laura. Era el mismo sol emergiendo por detrás de una nube gris.
— Dios, amo a este hombre — murmuró bajito.
Y entonces la sonrisa se transformó en una mirada de pasión. El hambre, el deseo
surgieron con toda violencia haciéndola ruborizar con anticipación de lo que vendría.
— Es hora de ir a la cama — gritó un invitado , levantando la copa
Laura notó que la música había parado y que todos se ponían en ronda alrededor de
los dos.
— Oh, cielos — murmuró, enterrando el rostro en el pecho de Kieran — No me
gusto esto.
— No quieres ir a la cama conmigo?
— No es eso. Es que ahora tengo que quitarme la ropa y estar desnuda...
— qué!!! ? — La indignación de Kieran era tan grande como su súbita furia. — Ven acá.
La alzó y se abrió camino empujando a todo el mundo. Los invitados, en principio, no
entendieron su intención. De repente, uno de ellos se dio cuenta :
— Se está llevando a la novia!
— Atrás de ellos! Rápido!
Pero era tarde. Kieran había salido por el patio y había corrido el cerrojo del
pesado portón. Luego pasó la tranca. Y rodó con una mano libre
— Pronto, esto va a distraerlos por un buen tiempo.
— Ponme en el suelo, Kieran. Debemos correr, si no ellos nos alcanzaran.
Él no respondió, ni la bajó. Subió la escalera, pasó por la entrada de la torre,
atravesó el corredor desierto y ganó la escalera estrecha Aunque caminase rápido, el
eco de los invitados aproximándose eran cada vez mas fuertes.
— Ellos nos van a alcanzar! — rió ella, adorando la situación risueña.
— No. Yo te defenderé a punta da espada, si es preciso.
Ella paró de reírse.
— Esto no en serio, Kieran. Es una broma. Ya pasé por eso una vez, como cualquier
novia. Puedo muy bien...
— No .Mi mujer no va a estar desnuda delante de nadie, a no ser yo.
Mi mujer.
Ella se dejó cargar, entre asustada y feliz.
Cuando llegaron al gran cuarto de la pareja, especialmente preparado para ellos,
Kieran pateó la puerta, entró y la golpeó con el codo . La puerta se cerró con un
estruendo, mientras él la depositaba en el suelo y pasaba el cerrojo .
Fue una cuestión de segundos.
— Abre ! Queremos verla sin ropa ! — gritaban, empujando la puerta.
— Váyanse de aquí todos! — gritó Kieran, los ojos amatistas brillantes por el
triunfo.
Laura temblaba. Ni en la noche de su primer casamiento había estado tan nerviosa.
Allí estaba Kieran, un caballero casi desconocido, un salvaje. Alguien que no conocía
la ternura.
Se quisiese poseerla por la fuerza, Laura no tendría como defenderse.
— SE Fueron — murmuró él, aflojando la mano que aferraba el cabo de la espada.
Los ojos color de violeta se deslizaron sobre el cuerpo de Laura, acariciándolo. Y
ella supo que no sería violentada.
Porque lo deseaba con la misma furia, con la misma sed salvaje.
Él avanzó, y ella abrió los brazos, invitándolo.
— Laura.
La voz salió ronca, en medio de la respiración entrecortada.
— Kieran.
Pero él no la tomó en dos brazos. Su mano buscó la trenza, delicadamente adornada
con perlas, y arrancó la hebillas con creciente ansiedad. No había brutalidad en su
gesto, sólo prisa. Una urgencia que la dejaba perpleja.
Hebillas y perlas rodaron por el suelo, cuando la masa de cabellos color fuego se
esparció sobre los hombros de Laura, cabellos libres, rebeldes, fulgurantes.
Él se detuvo , encantado con la visión.
— Por Dios, que sos bonita — murmuró.
Ella sonrió.
— Ven, Kieran.
Pero él sacudió la cabeza y fue hasta la ventana, para aspirar el aire de la noche.
— No puedo — dijo, sin mirarla.
Su cuerpo parecía una cuerda estirada, de tan tenso. Laura notó los nudillos de los
dedos crispados en el marco de la ventana:
— Qué pasa, Kieran? — preguntó, intentando mantenerse con calma.
Pero sólo obtuvo un silencio obstinado como respuesta.
— Algo está mal, Kieran. Y quiero saber qué es.
Agitado, él giró hacia la novia, el rostro atormentado casi pidiendo socorro. Después
comenzó a caminar por el cuarto con grandes pasos.
— Quieres saber lo que está mal ? Todo, Laura. Todo.
Con un gesto, él señaló al cama de dosel, las mantas semi abiertas en una invitación
muda, las copas de vino en la mesita.
— Yo no puedo estar aquí. — Había angustia en su voz. — Me Voy .
— Me voy ! — repitió ella, asombrada. — Pero por qué?
— Es una cuestión de honra para mí. Un voto que hice.
— Nosotros dos hicimos votos — corrigió ella. — En la capilla delante del padre
Stephen hace unas horas.
Kieran cerró los ojos, intentando bloquear la visión de Laura. Pero ella continuaba
allí, en su mente, linda, dulce, adorable. Deseable. Dios, como la deseaba! Y ese era el
punto crucial del problema.
La simple presencia de Laura le sacaba toda las ganas de vengarse de Ross
Carmichael, de recuperar el castillo, de pelear ... Y si hiciese de ella su mujer, el
objetivo de su vida entera, estaría en juego. Porque él ahora no tenía mas dudas.
Poseerla una vez sería el inicio de un vicio interminable. Nunca se cansaría de Laura,
de su sensualidad, de sus ojos dulces.
— Juré vengar a mi padre, Laura. Y no puedo casarme mientras no se consume mi
venganza.
— Por qué? Crees que si no hay sexo el casamiento no será válido?
— De cierta manera, es así. Y sólo nosotros dos sabremos, ya que no necesitas
mostrarle las sábanas a nadie mañana .
Laura sintió ganas de darle un puñetazo en la bella nariz de Kieran.
Temerario, estúpido!
— Y se lo puedo contar al abuelo? Él seguramente considerará nuestro
casamiento anulado.
— Puedes contárselo, si quieres. Mas Duncan tendrá una deuda conmigo que no
conseguirá saldar.
— Por todos los santos del cielo, Kieran Sutherland, por qué entonces
aceptaste casaste conmigo?
— No quería ver a tu clan derrotado y extinguido. Y ese sería el destino de
Edén, sin mi ayuda.
— Fue sólo ese el motivo?
Kieran asintió en silencio, y la cabeza de ella retumbó con el impacto.
— Entiendo. Yo pensaba... yo esperaba...
— Nosotros vamos... a tener una vida buena, cuando yo recupere Carmichael. Te
Compraré vestidos y joyas bonitas, esas cosas que a las hembras les gusta.
— Hembras?! Para de usar esa palabra ! Somos mujeres, muchachas, doncellas, o lo
que quieras, menos hembras. Hembras es para los animales, y yo soy, ante todo, un
ser humano. Con capacidad de sentir y pensar, por increíble que parezca.
— Vos estás enojada.
— Lo notaste?
— Ahórrame las ironías.
— Y vos ahórrame las groserías.
Hubo un instante de quietud. El fuego crepitaba, ajeno a la tensión reinante en el
cuarto.
— Dónde está el anillo?
— Qué anillo?
— El que te di camino a la capilla . Estaba envuelto...
— Ah! — Laura abrió la bolsita atada a su cintura y sacó el pequeño bulto oscuro. —
Con toda la algarabía de la fiesta, acabé olvidándome de él. Oh! tiene un león con ojos
de rubí ! Qué bonito!
La sonrisa de ella se derramó como un bálsamo en el corazón de Kieran.
— Es el único objeto de valor que tengo, además de Rath y mi espada. Te
Gusta , entonces?
— Mucho. Pero siento que no debo aceptarlo, ya que vos rechazaste usar mi
presente. La casaca.
— No uso nada de color.
— Qué? Vas a decirme que tu voto incluye andar de negro por ahí hecho una
viuda vieja?
— Negro es un color práctico porque demora en ensuciarse . Y me va bien ...
— También ... Con ese genio...
— Exactamente.
Las miradas se cruzaron, tristes, pues ambos querían dejar la razón de lado y hacer
explotar el deseo contenido. Pero Kieran estaba renuente.
— Vamos, entonces, a probar los dulces que nos fueron preparados — ella dijo,
consiguiendo sonreír.
Tomó los dulces de frutas y los llevó a una mesita. EN ese instante, la luz débil de la
vela tembló, osciló y luego se puso brillante, ofuscándola. En el centro de la llama,
ella y Kieran se entrelazaban desnudas, unidas en el acto tan antiguo como el
mundo, tan bello como el universo.
La llama osciló de nuevo y se retrajo, pequeña e inofensiva. Laura sacudió levemente
la cabeza y miró a Kieran, que permanecía inmóvil en la misma posición, los ojos fijos
en la chimenea. Gracias a su don de visión, que ahora comenzaba a comprender, supo
que debía hacer.
— Puedes, por favor, desabotonarme el vestido? — preguntó, dándole la espalda y
levantando los cabellos, tuvo cuidado de hacerlos rozar el rostro de Kieran.
— Por qué?
— Mis dedos no alcanzan los botones, allá arriba.
— Pero vos no pretenderás desvestirte aquí?
— No, detrás de ese biombo, donde Annie puso mi camisola de dormir.
Él se levantó de mala gana, las manos enormes luchando con una profusión de lazos y
botones. Mientras tanto, del cuerpo de Laura subía un calor invitante, acompañado
del aroma sensual de lavanda. Esa tortura llevaría horas, ya que ni el primer botón él
había logrado abrir. No, no podría hacer eso y mantener la sanidad mental.
— Al infierno con esto ! — gruñó, entre dientes.
— Qué pasa? — Ella giró a tiempo de ver el brillo de un puñal minúsculo. — Pero.. qué
es...?
En un abrir y cerrar de ojos, el vestido se había abierto por la espalda.
Laura mantuvo la calma y sonrió, ni puso objeción al método que él había encontrado
para librarse de la tarea.
— Gracias. De cualquier modo, este vestido sólo será usado de nuevo cuando vos
vengues a tu padre.
En seguida, desapareció detrás del biombo.
EN los cinco minutos que se siguieron, Kieran intentaba descubrir una salida honrosa
para la situación. No quería permanecer allí en el cuarto, a la merced de la hechicera
rubia. Pero tampoco quería amagarla, ni humillarla delante de su clan. Por mas que se
rompiese la cabeza, no encontraba la solución.
— Ah, así está mucho mejor! — exclamó ella, con un suspiro de satisfacción, saliendo
de detrás del biombo.
Las buenas intenciones de Kieran casi se fueron al diablo. La camisola era rosa,
bordeada de piel de marta blanca en el cuello y los puños. Era muy mucho leve y
transparente, sugería las curvas del cuerpo firme, joven, lleno de sensualidad y vida.
Para empeorar la situación, los pezones se insinuaban empujando la tela color rosa.
Las delicadas chinelas habían sido hechos con un material que Kieran no conocía y lo
dejó fascinado.
En verdad, era un secreto que la familia de Annie guardaba hacia años. Con ese mismo
material estaban hechas las almohadas de Duncan y lady Nestta.
— Entonces, vamos a comer?
— No— respondió él, con voz cortante. — Perdí el apetito.
— Que coincidencia! , yo también.
— Puedes dormir en la cama. Yo me quedo aquí.
— EN la poltrona? No vas a lograr dormir. .
— Yo duermo hasta de pie, si es necesario. Mi profesión me dio. mucha experiencia en
eso.
Él hablaba con los ojos bajos, con miedo de mirarla. Y los pezones atrevidos lo
tentaban a...
— Al menos dame el beso de las buenas noches? — pidió ella. — Es nuestra noche de
bodas, Kieran.
Era un golpe bajo. Pero como negarse?
Para ganar tiempo, se puso en cuclillas para atizar el fuego. Y fue ese su gran error
táctico.
Porque Laura lo abrazó por detrás, forzándolo con suave firmeza a enderezarse .
Él obedeció, desesperado. Intentó desprenderse del abrazo, pero ella fue mas
rápida, y en un instante estaba delante de él. Linda, radiante. Seda y durazno.
Los cabellos color cobre ganaban reflejos metálicos con la luz de la chimenea. Muy
despacio, ella se pegó a él y dejó que su cuerpo se encajase con el de él, mientras
repetía bajito su nombre.
— Me Estoy quemando— dijo él, mas bajo aún, antes que su boca encontrase la de
ella, la lengua buscando lo profundo de la boca.
Se Besaron apasionadamente, con un deseo que crecía intolerablemente por todo el
cuerpo de Kieran, transformándolo en lava líquida.
— Laura, Laura — dijo, con la respiración entrecortada, atontado de deseo, aspirando
con voluptuosidad el aroma de la lavanda.
Sus dedos buscaron el escote de la camisola, lo abrió para explorar nuevos campos
donde iba depositando besos ardientes. Los besos se sucedían en caricias casi
torturantes, despertando sensaciones violentas. Nunca antes había experimentado
nada semejante. Laura MacLellan había alcanzado lo mas profundo de su ser y había
liberado fuentes de emociones y sentimientos que ni él mismo pensaba que
existiesen dentro de si. Tan intensos que lo asombraban y lo maravillaban al mismo
tiempo.
La Quería ahora, en ese minuto.
La Tomó en sus brazos y la depositó sobre la cama, con un gemido de rendición
incondicional y sin vuelta. Laura lo enlazó por el cuello, empujándolo suavemente.
— Kieran.
— Espera, Laura. No quiero lastimarla...
— No me vas a lastimar. Quiero que me poseas, Kieran. entera.
Él la miró, los ojos amatista asumiendo un color dulce y aterciopelado que antes no
existía. Espera, yo te ayudo — dijo ella, alcanzando los botones de la calza ajustada
que mostraba, con toda claridad, el deseo de su marido.
Desnudos , se entrelazaron, se bebieron, se acariciaron. De repente, él se incorporó
en la cama, la silueta negra y maciza destacándose contra las llamas ondulantes. Con
un grito sofocado, él abrió las piernas de Laura y arremetió una, dos, diez veces, tan
rápido, y profundo que ella gritó. No tanto por el dolor, sino por el choque de la
invasión brutal e inesperada en su cuerpo inexperto.
— Kieran, espera, yo necesito tiempo, caricias...
— No puedo. No puedo.
Ciego y sordo a todo, excepto al placer que subía en ondas irreversibles, Kieran
cabalgó en la cima de la sensualidad . Nunca se había sentido tan vivo y libre como en
ese momento. En cada arremetida, la pasión que Laura había encendido en sus
entrañas quemaba mas un poco mas , llevándolo cada vez mas alto, hasta que todo
explotó en un chorro de lava, haciéndolo- estremecerse de goce. Un goce dulce, tan
dolorosamente dulce, que lo hizo arquearse hacia atrás y gritar el nombre de ella con
pasión.
— Laura!
Agotado y saciado, a los pocos minutos recobró el sentido común . Y un
remordimiento insoportable lo asaltó de pronto.
— Estás bien? — preguntó, rodando hacia un lado.
— Yo... estoy bien.
Al verla allí, frágil y pálida, luchando valientemente para mantener una sonrisa, Kieran
comprendió la enormidad de su acto. Saltó de la cama, como fulminado por un rayo .
— Dios! Qué hice!?
Agarrando las ropas que había esparcido por el suelo, corrió hacia la porta.
— No te vayas! — la voz de ella lo detuvo en seco . — Sé que me culpas por esto, pero
no me avergüences abandonando el cuarto, como Aulay había hecho.
La mano de Kieran se crispó en la tranca de la puerta . Ansiaba abrirla y desaparecer
en la noche fría. Pero no tenía coraje de herirla aún mas.
— Me quedo esta noche, pero será la última. Estás haciendo de todo para quitarme
la idea de venganza, pero no lo conseguirás. No intentes seducirme de ese modo.
Odiándose por su propia rudeza, Kieran se sentó delante del fuego y se sirvió vino.
Los sollozos de Laura le dolían en lo profundo de su alma, pero él resistió las ganas
de ir a consolarla. Porque había descubierto que había heredado de su padre la
misma flaqueza en relación a las mujeres, y sabía que corría un nuevo riesgo, si se
acercase a consolar a Laura. Acababa de tener sexo con la hechicera, y ya tenía una
nueva erección, con la misma intensidad que la anterior . La misma no, mayor. Mucho
mayor. Porque había probado del néctar del placer físico ,y ahora sabía cual era el
gusto de lo que se había privado por tantos años. y quería mas.
Una simple muestra de lo que era el paraíso no le bastaba.

Capítulo XIII

Oscuros y siniestros, los ojos espiaban llenos de odio.


— No será una campesina imbécil quien estropee mis planes.
Él avanzó, los dedos curvados como una garra.
Ella gritó y corrió hacia el bosque, Aulay detrás de ella. Podía sentir su aliento
pestilente en la nuca. Ella corría, desesperada. Y él continuaba allí, jadeándole en el
cuello. De repente, la agarró por el hombro, y la hizo girar con una carcajada. Y ya no
era Aulay, era el hombre deformado que la había atacado el otro día en el bosque.
Con un esfuerzo supremo, Laura consiguió soltarse y correr. Pero, a donde podía ir,
un puñado de hombres la cercaba. Santo Dios, caería en el campamento de los
ladrones.
Aterrada, sintió que alguien la agarraba. Gritando y debatiéndose como podía,
intentó librarse de esas manos poderosas...
— Laura. Despierta, Laura.
Ella abrió los ojos, jadeante.
— Kieran!
— Tuviste una pesadilla.
— No. Fue una visión. Eran los ladrones, Kieran. Ellos...
— Shh — Él la apretó contra la sólida muralla de su pecho, acunándola. — Está todo
bien . Estás segura conmigo.
" Yo le gusto a Él ", pensó Laura, cerrando los ojos para saborear mejor ese
momento. Pero el recuerdo del sueño la obligó a enderezarse.
— Sé donde queda el campamento de los ladrones.
Él se espantó.
— Cómo?
— Acabo de verlo. Y no pongas esa cara, por favor. Si no quieres creer, el problema
es tuyo. Yo voy a contárselo a Ellis, y él sabrá qué hacer.
Kieran se alejó para estudiarla.
— Sé donde están, Kieran — repitió, con firmeza.
— Está bien . Entonces dime donde es.
— No puedo. No sería capaz de describirlo. Tengo que estar allá y sentirlo a medida
que me acerco, entiendes?
— No. Es muy peligroso. No puedo arriesgar tu vida, Laura.
— Lo Siento mucho, pero la decisión no es tuya. Mi clan está en peligro. Si fuese
preciso perder mi vida para salvar al clan, que así sea.
La presión de los dedos de Kieran disminuyó en sus brazos, y ella sintió que había
vencido.

Cabalgando al lado de su marido, Laura rememoraba su extraña noche de bodas. Con


un único beso, ella había desencadenado una furia que casi la había sofocado, pero
que ahora la excitaba y la dejaba temblorosa de deseo . Kieran era ardiente y
tempestuoso. Y apasionado, ah, si. Sólo que aún no admitía esa verdad.
La única queja era que ella no había conseguido llegar al climax del placer, cosa que
sabía que existía. Pero Kieran no había sido egoísta, el corazón así se lo decía.
Había sido impulsivo, cosa entendible después de tanto tiempo de abstinencia.
— Y ahora?
La voz de Kieran la despertó de sus devaneos. No había modo de escudriñar el
horizonte, pues la luna se hallaba escondida detrás de las nubes. El paisaje, allí en el
desfiladero, era oscuro y atemorizante.
Levantó el rostro y cerró los ojos, dejando que su mente vagase y volase, buscando.
Súbitamente , se encontró con una visión del hombre de la cicatriz. Él dirigía a un
grupo de hombres a través de un bosque cuyos árboles casi no se veían, debido a la
niebla .
Cuando abrió los ojos, Kieran la observaba, preocupado.
— Además de las montañas. Aún no consigo ver el lugar, pero puedo llevarte hasta
allá.
— Es muy peligroso.
— Tanto mejor. Es una forma de que te liberes de una mujer indeseable.
— No diga eso ni en broma ! — dijo él, en un susurro cortante.
— Entonces me crees ? — preguntó ella, casi implorando. — No era mi intención
alterar tus planes, Kieran. Al contrario, quiero ayudarte. Si vos me lo permitís.
— Como me puedes decir eso, después de lo que te hice hace pocas horas?
— Vos no hiciste nada, Kieran. Yo...
— Cómo es la situación , ella se va o se queda? — indagó Rhys, que cabalgaba atrás
de ellos , y de quien los dos se habían olvidado por completo.
— Ella va con nosotros, pero la quiero muy bien custodiada a todo momento.
Kieran recorrió el pequeño ejército con la mirada. Había dejado una decena de
soldados guardando la Torre de Edén y había traído consigo otros cuarenta. Los
hombres de Ellis, que venían entrenando sin descanso, también se encontraban allí,
confiados de que serían de valor en una batalla.
— Qué dirección debemos tomar? — preguntó Kieran.
— El campamento queda en Lowther, seguramente. Tenemos que atravesar las
colinas antes. Cuando lleguemos mas cerca, podré hallar el camino hasta ellos.
La caravana siguió en absoluto silencio, las patas de los caballos metidas en bolsas de
cuero rellenados con estopa, para ahogar el ruido de los cascos contra las piedras.
Fue una cabalgata silenciosa, tensa, además de larga. Bordearon el río, rodearon las
faldas de las colinas, atravesaron rápidamente la planicie y entraron en el bosque
desde el otro lado.
— Y ahora? — susurró Kieran.
Laura se estremeció. El viento gemía a través de las ramas como almas en pena . EL
bosque, negro y siniestro, era lo bastante espeso como para esconder un ejército
numeroso .
— Laura? — Kieran levantó la visera, preocupado. — Estás pálida y temblorosa. Vamos
a volver a casa.
— No. Esta es mi primer oportunidad real de ayudarte.
— Y si hubiese una nueva emboscada?
— Vos me protegerás.
— Si, hasta el último aliento de mi vida. Pero podemos separarnos en la confusión
de la lucha.
— Necesito defender a mi clan, Kieran.
Diciendo eso, arrojó la cabeza hacia atrás y se alejó, rumbo a la garganta mas
estrecha del desfiladero.
Kieran casi gritó de frustración ante la determinación de Laura. Dios, no podía
perderla. Si ella le faltase, su vida de nada valdría.
EN ese instante, una mano posó en su hombro.
— Cada uno de nosotros va a vigilarla como si fuese nuestra hermana - dijo Rhys, con
la calma de quien conoce su ficio.
— Que Dios nos ayude — respondió Kieran, conduciendo a Rathadack junto a su
valiente hechicera.
Su mujer. Laura MacLellan era ahora su mujer. La palabra en vez de irritarlo, le hizo
acelerar. el pulso Placer era una palabra débil para describir lo que él había sentido al
lanzar su simiente en el vientre suave y liso de Laura.
La Había herido , y aún así ella se disponía a ayudarlo. Tal vez estuviese equivocado
después de todo . Cuando volviesen, hallaría un modo de poner todo en su lugar. Por
el momento, su tarea era mantenerla a salvo.
Cuando llegaron a lo alto de la primer colina, los árboles se hicieron mas ralos, la roca,
mas desnuda. El Musgo escaseaba, dando lugar a piedras puntudas y hostiles. Por
suerte los caballos tenían las patas protegidas, de otra forma el ruido echaría el
plan a perder.
— Martin, cuántos de ustedes son la retaguardia?
— Diez.
— Aumenta el número a quince, y ve con ellos. Aguarden unos cinco minutos, y
después sigan por este mismo camino. Quédense a una distancia razonable, pero que
nadie los vea. Ve.
El viejo militar hizo que su caballo diese media vuelta.
—— Muy bien, mi Lord.
Rhys se aproximó.
— Crees que ella puede encontrarlos?
— Es lo que ella dice.
— Pensé que ustedes habían peleado después de lo de anoche. La gente del clan no
quedó muy contenta.
— Nadie va a ver a mi mujer desnuda.
— Ah ! Ahora ella es tu mujer?
— Lo es . A pesar de todo lo que yo decía, parece que soy tan débil como mi padre en
lo que respecta a las mujeres.
— Amor no es debilidad.
— Para mí lo es.
Rhys suspiró, pero prefirió guardar los argumentos para otra vez. Él mismo andaba
medio triste con los continuos rechazos de Nestta.
Continuaron cabalgando, Laura iba al frente, los hombres acompañándola en silencio.
Mas de una hora después, ella hizo un alto a la vera de una garganta tan estrecha
como profunda. La niebla se hacía mas densa en espirales espesos y blancos,
sobrenaturales y misteriosos. El murmullo del agua corriendo y los gemidos del
viento.
— El campamento de ellos está del otro lado del río.
— Cómo puede tener tanta certeza?
Laura giró hacia él , el rostro exhausto, los ojos parecían dos antorchas encendidas
en la oscuridad.
— Yo simplemente lo sé.
"Laura, mi Laura, significas tanto para mí!"
Las ganas de tomarla en sus brazos llegaba a dolerle, de tan fuerte.
Quería pedirle disculpas por lo que había hecho, por usar al clan para sus propósitos
personales . Pero no había tiempo. Precisaba concentrarse en la batalla inminente.

Dónde estarían ellos? Qué pasaría?


Apostada en lo alto de una piedra, Laura escrutaba la noche, buscando divisar la orilla
opuesta. Pero todo lo que veía eran hojas y ramas. Por mas que intentase, la visión no
venía. Por qué, en nombre de los cielos, su don era tan elusivo?
Asustada y frustrada, iba y volvía en el pequeño espacio donde Kieran la había
dejado. Un siglo había pasado desde el momento en que él y los hombres
desaparecieron en la garganta, desvaneciéndose en medio de la niebla como espíritus
de otro mundo. Por qué tardaban tanto?
Tal vez no hubiesen encontrado el campamento. Ella había querido ir junto con ellos
, para mostrarles el camino, pero Kieran había tenido una determinación tan
temeraria como granítica.
— Vos te quedas aquí. Y no se habla mas de este asunto. Martin te cuidará hasta que
yo vuelva.
— Martin? Pero él es uno de sus mejores hombres.
— Exactamente.
— Vos necesitas a todos...
— Preciso saber que estás segura. No conseguiría concentrarme, si hubiese la mas
ínfima chance de que vos corrieses algún peligro.
— Pero... por qué?
— No hay tiempo de hablar de eso ahora.
— Ah, Kieran, si al menos vos...
— Shh.
Y después de ese breve diálogo, él la había besado. Oh, un beso rápido, desprovisto
de esas emociones profundas, de ese deseo ardiente que vibraba todas los nervios
adormecidos de su cuerpo. Pero había sido un beso importante, sellando la idea de
que Kieran se interesaba por ella. Tal vez hasta ella le gustase un poquito .
Laura se aproximó a Martin .
— Ve con él. Ve y protege a mi Lord , como siempre lo protegiste.
— No puedo, mi lady. Mis ordenes...
— Te doy mi palabra de que no me moveré de aquí. Ve, por favor, porque él necesitará
de fu ayuda. No lo dejes ni por un minuto.
El soldado había acabado obedeciendo, después de oír con atención lo que ella tenía
para contarle. Ahora Laura se encontraba sola. Pero no tenía miedo, el enemigo
parecía estar lejos.
De repente, un grito cortó el silencio. Agudo y sobrenatural como el lamento de una
alma en pena vagando por los campos, el bramido asustó a las aves nocturnas y
provocó un nudo en la boca del estomago de Laura. Otro grito le siguió, y otro y
otro mas. Y de repente, ella oyó los bramidos de batalla.
— Por Sutherland!
— Por Duncan!
Entre aliviada y amedrentada, se sentó en la piedra fría, hundiendo la cabeza entre
las manos.
— Qué Dios los guarde — murmuró en voz alta. — Que nada te malo te pase, mi amor.
Intentó invocar la imagen de su marido, pero lo que vino fue algo muy diferente.
Un rostro maligno, devastado por la deformación y por el odio acumulado durante
mucho tiempo.
Laura abrió los ojos, pero la visión continuaba allí, aterradora. Él blandía la espada, ,
abriéndose paso en una barrera de hombres armados, los mercenarios de Kieran y los
miembros de su clan. Podía sentir su miedo, su espanto y finalmente su odio profundo
por el ataque inesperado. De repente, supo que él conseguiría escapar. Y cuando lo
hiciese, correría en pánico, atravesaría la garganta y subiría a la orilla. Y vendría
directamente hacia ella.
Kieran había perdido la cuenta de los hombres que había enfrentado y había
derrotado.
La herida de su hombro parecía nuevamente abierta, y sus pulmones clamaban por
aire. Atrás de él, alguien gritó una alerta y él se volvió a tiempo de detener el golpe
de un hombre que parecía haber brotado del bosque. Aunque había sido tomados
por sorpresa y estaban en número menor, esos ladrones luchaban como poseídos por
el demonio. Vagamente, y por la primera vez, Kieran sospechó que esos hombres no
eran simples ladrones, sino guerreros profesionales. Como él.
Pero no había tiempo para pensar. Su espada volaba, giraba y defendía, silbando
altanera y desdeñosa. Un mar de sangre corría a sus pies .
Estaba cansado de eso. No quería matar a mas nadie.
Sólo esta batalla y otra mas, la última. Después de eso, se retiraría.
La lucha duró algunos minutos mas. Finalmente, el silencio llegó, cubriendo el campo
con un manto de alivio.
— Vencimos, mi Lord! — gritó una voz exultante.
— Martin? Qué diablos estás haciendo aquí? Por que no estás con Lady Laura?
— Ella dijo que mi Lord precisaría de mí. Y estaba en lo cierto. Si no fuese por mí, su
cabeza estaría...
— Ese no es el punto, Martin. Yo te dije que te quedases con ella, no te lo dije?
— Ella no quiso ! — se defendió el otro. — No...
— Qué está pasando aquí? — preguntó Rhys, aproximándose.
— Este... este... infeliz dejó sola a Laura !
— Pero ella vio todo lo que iba a acontecer con mi Lord. Ella me describió...
— Creo en vos, Martin — admitió Rhys, conciliador. — Kieran, no eliminamos aún el
problema, pero la mayoría de los ladrones están muertos o heridos. Y no te
preocupes, Laura está bien. Recuerda, que ella se halla del otro lado del río. El
peligro es menor.
Kieran gruñó algo , aún irritado. Después se quitó el yelmo y sacudió su cabellera
negra, agradeciendo la brisa que vino a refrescarle la cabeza.
— Cuántas bajas?
— Aún no tuve tiempo de verificar, pero parece que perdimos cuatro hombres.
— Cuántos heridos?
— Aún no lo sé. Pocos, gracias al ataque sorpresa. "Gracias a Laura", completó
Kieran, en pensamiento. Estaba loco por verla, pedirle disculpas por haber dudado.
Pero su trabajo aún no estaba terminado.
— Estos hombres no son simples ladrones, Rhys. Son mercenarios. Pero por qué
atacaron a Edén? Este lugar es el fin del mundo.
— Tuve esa impresión también, pero mi palpito es que son ladrones entrenados. No
hay razón para que un ejército de mercenarios venga a luchar aquí.
— Encuéntrame a ese bastardo animal, el de la cicatriz. O el inglés que nos atacó
ese día. Debe tener aún una venda en el hombro, de la flecha de Laura. Va a ser fácil
hallarlo.
Rhys salió con un auxiliar, y Kieran giró hacia Martin, aún irritado con su viejo
compañero francés.
— Vos ve a ahora a buscar a lady Laura. EN este momento!
— Voy , mi Lord. Pero ella tenía razón. Si yo no...
— Y reza para que nada le haya pasado. Sal de aquí. Un mal presentimiento se le
clavaba como una garra en el pecho.
Para distraerse, se puso a observar a sus hombres, riendo y examinando los
cadáveres, siempre tomando la precaución de traspasarlos con la espada antes de
tocarlos. Era común ver que un enemigo fingiese estar muerto y atacar en un
momento de descuido.
El olor a sangre y muerte le llenó las fosas nasales , y él tuvo ganas de vomitar allí
mismo. Estaba harto de guerras, harto de muertes inútiles. Habían vencido
claramente, pero la victoria tenía gusto a ceniza en su boca. Todo lo que estaba
haciendo era, de cierta forma, una traición para con el clan que lo había acogido con
los brazos abiertos. El clan de Laura.
Maldición.
Necesitaba librarse de esa obsesión que no lo dejaba continuar con sus planes . Por
qué se había dejado embrujar de ese modo por alguien que aún apenas conocía?
— No están aquí — gritó Rhys, aún antes de aproximarse. — Ni el inglés ni el otro.
— Cuándo huyeron ? Alguien los vio?
— Este aquí — Simon empujó hacia adelante a uno de los asaltantes, que tenía las
manos amarradas en la espalda. — Vamos, desembucha lo que sabes .
— Mi nombre es Bates — dijo el hombre, que temblaba . Del brazo y de la frente le
escurrían gotas de sangre. — Lord Henry dijo que nos defendiésemos como cuanto
pudiésemos y desapareció en el bosque. Él y ese animal escocés. Fue él quien escogió
nuestro escondrijo. Dijo que ustedes nunca nos encontrarían en lo profundo de esta
garganta maldita y fue él quien...
— A dónde fueron?
— Lejos — él levantó el dedo trémulo y apuntó al río. — Creo que querían atravesar el
río. Cobardes!
Kieran saltó como picado por una víbora. Se Puso el yelmo capacete y montó en
cuestión de segundos, gritando por encima de su hombro, dijo :
— Cuida de todo, Rhys.
Espoleó a Rathadack como jamas había hecho en su vida.
— Vamos, Rath. Nunca necesité de vos como ahora, mi amigo — la voz estaba ronca y
embargada. — Qué Dios me ayude! Al río, vamos. Ya!
Las sombras de la noche espesa lo envolvieron mientras él alcanzaba el río en su
punto mas bajo y lo atravesaba, dando poca importancia al agua fría que le penetraba
la armadura.
— Laura, mi Laura! — gritó, desesperado, su voz haciendo eco en la noche fría. —
Aguanta , pequeña. Estoy yendo!
Después de lo que le pareció una eternidad, alcanzó la estrecha senda que subía hasta
el punto donde la había dejado. EN ese momento, Martin surgió por entre las brumas.
Sólo de ver la expresión del guerrero el corazón de Kieran dejó de latir.
— Ella no está ?
— No. Desapareció, mi Lord.
— No! — rugió.
Fue como si su bramido hubiese despertado la ira de los dioses. Un rayo rasgó los
cielos, siguiendo de un sonido ensordecedor.
Otra tempestad. Pero así era como funcionaba el clima de esa región. Todos sabían
que en esa época las lluvias eran torrenciales y frecuentes.
— Avisa a Rhys que yo me fui por mi lady! — gritó — Él que lleve los prisioneros y a
los heridos a Edén, como habíamos combinado.
Vieron las primero gotas de la lluvia helada.
De repente, empujó las riendas de Rath, alerta. Algo se había movido en los arbustos,
bien delante.
Silenciosamente ,él levantó la espada.
— Salga de ahí. No gana nada con esconderse.
El arbusto se movió de nuevo, y la cara amenazadora de un lobo surgió por entre el
follaje. Era negro como la noche, excepto por los ojos, dos puntos de ámbar
reluciente.
Rathadack comenzó a recular y a relinchar, pero Kieran sabía maniobrarlo en
momentos como ese. El lobo no atacó ni retrocedió. Sólo continuó observándolos, los
dos pedazos de ámbar parecían dos antorchas encendidas.
Al rato el lobo inclinó la cabeza, en un saludo mudo, y desapareció tan
misteriosamente como había surgido.
Kieran casi sonrió y bajó la espada. EN ese instante el lobo apareció de nuevo, como
esperando.
Una idea le cruzó la mente súbitamente.
— Freda? Sos ,Freda?
El lobo gruñó y partió en un trote leve.
La caverna! Claro!, cómo no había pensado en eso antes?
Pero, no. La caverna quedaba al este, y la fiera seguía hacia el sur. Sería Freda ? EN
esa oscuridad sería imposible tener certeza. Sin embargo, Kieran no vaciló y siguió al
animal, aferrándose a aquel último hilo de esperanza.
Los rayos y truenos comenzaron a sucederse , y él aprovechaba los breves momentos
de claridad para orientarse.
El lobo tomó la dirección de una mata densa y cerrada, obligándolo a desmontar. Una
claridad encendió la noche, y él dejó escapar una exclamación de terror y
repugnancia. Delante, el cuerpo de Ina yacía inerte. Kieran se agachó y la examinó.
Estaba caliente aún, pero muerta.
— Laura — murmuró bajito, pidiendo al viento que llevase su llamado desesperado —
Dónde estás ?
En cuatro patas , se puso a buscar a alguna pista. No, ella no podía estar muerta. Su
corazón se negaba a creerlo.
El lobo se materializó en la oscuridad, aguardando con paciencia.
— Está bien, sigamos. Ahora sé que sos ,Freda.
Diez pasos mas adelante la halló. Acostada de bruces, el rostro semi enterrado en el
barro .
Sollozando como una criatura, Kieran se arrodilló. Y de su pecho salió el sonido de
una fiera herida, que cruzó la noche y frenó el universo.

Capítulo IV

Puso el cuerpo inerte sobre sus rodillas y le tomó el pulso. Latía.


— Está viva! Vive, mi Dios!
Ella gimió bajito y abrió los ojos. Tenía el rostro pálido, arañado y lacerado de un
lado. Pero Kieran sólo veía los ojos, bellos y puros.
— Estás bien, Laura?
— Creo que si — sonrió ella. — Debo haberme desmayado de tanto correr.
Kieran la apretó contra el pecho, hundiendo el rostro en la masa de cabellos
desordenados, sin preocuparse del barro las hojas mojadas que allí se habían
depositado.
— Que pasó? Por qué estás toda arañada?
— lna, lna ! Dónde está mi yegua?
— Shh, quieta . Solo interesas vos.
Y era verdad. Nada era mas importante que Laura. Poco le importaba capturar a los
ladrones o estar vivo. Poco le importaba retomar el castillo Carmichael.
Ese descubrimiento lo tocó en lo profundo de su alma.
— Tuve miedo de volver a verte nunca— murmuró ella, dejándose cargar. — Tuve
miedo de no llegar a decirte que te amo.
— Me amas — repitió él, asombrado. — Después de todo lo que yo hice...
— Quedó en el pasado. Vos viniste a buscarme, y es eso lo que cuenta. A pesar de
creer que yo quiero desviarte de tus planes ,viniste.
Cristo!, ella merecía una declaración apasionada de amor! Merecía oír palabras que él
tal vez jamas pudiese pronunciar.
— Vamos a casa, Laura.
— Y los ladrones?
— Derrotados. Te lo Explico en el camino. Vamos a aprovechar esta tregua de la
lluvia. La tormenta paró, pero está reuniendo fuerzas . SE Va a desatar un temporal
de no creer.
Ni bien acabó de hablar, un rayo enorme descendió sobre la colina, ofuscándolos. Y la
lluvia recrudeció, violenta e impiadosa.
Kieran puso a Laura en el lomo de Rathadack, preocupado.
— Toma, envuélvete bien en esto — ordenó, dándole la manta extra.
— Por qué no vamos a la caverna? No queda lejos de aquí.
Él vaciló, tentado por la idea . Pero la palidez de Laura acabó por decidirlo.
— No, vamos a casa.
Y así diciendo, saltó sobre Rathadack, apretándola con fuerza contra sí. Ella era tan
frágil, tan vulnerable. Necesitaba tanta protección.
Laura se acurrucó con un suspiro de satisfacción. El pecho de Kieran era el abrigo
mas confortable y seguro que existía.
— Murieron muchos?
— De los nuestros, no. De los ladrones, quedaron unos pocos que ahora son nuestros
prisioneros.
— No todos — contrapuso ella. — Seis escaparon, incluyendo a los líderes.
— Los viste?
— Tuve una visión. Ellos venían en mi dirección. Por eso huí. — Viste a los seis? Ya
los líderes?
— Los Vi. No lo crees ?
— Claro que te creo! Fueron tus visiones que nos trajeron hasta aquí y salvaron tu
vida. Ahora, cuéntame qué pasó.
— No hay mucho que contar. Mientras galopaba, lna resbaló en las piedras y cayó de
un barranco. No conseguí controlarla, pero tuve tiempo de saltar de la silla antes de
caer junto con ella.
— Pequeña valiente. Estoy aprendiendo a admirarte, muchacha. Y no sólo por tu
belleza.
Ella se sintió henchida con el elogio y sonrió.
— Cómo me encontraste aquí, así en la oscuridad?
— Un lobo. Pensé que era Freda, pero me acordé que ella tiene el pelaje marrón.
Creo que era Dhu. Él me llevó hasta vos.
— Pero como supiste que era él? Los Lobos pueden ser peligrosos.
— Tuve un... presentimiento. No sé como explicarlo mejor. El bicho inclinó la cabeza,
bufó y yo tuve la certeza de que él me llevaría hasta donde vos estabas.
Un rayo rasgó la noche, y el trueno que le siguió fue tan fuerte que ella se tapó las
orejas. Pero tuvo tiempo de ver las facciones doloridas y exhaustas de su marido.
— Estás herido.
— No es nada. La mayor parte de la sangre no es mía. Lo importante es que vos estás
segura aquí conmigo.
No, lo mas importante era el modo en que el él había cambiado. Creía en sus visiones
y, además, había ido a buscarla, sin importarle los peligros. Laura había notado su
expresión angustiada cuando había abierto los ojos. Y ahora sus brazos la sostenían
cariñosamente.
Sin el problema dos ladrones, redoblaría los mimos y los cuidados para con él. Y
acabaría domando a ese lobo solitario.

— Qué fue eso? — preguntó Ralph, levantando la cabeza, alerta.


Henry se sentó, buscando con los ojos. Todo lo que vio fueron árboles . Todo lo que
oyó fue el murmullo de la lluvia .
— Era lo que faltaba para coronar esta maldita noche de pesadilla — rezongó. —
Lluvia. Lo peor es que las tormentas van y vienen , como si estuviese burlándose de
nosotros. Nunca vi esto en ningún lugar . País miserable, este.
Pero Ralph continuaba alerta. Preguntó al otro hombre, tapado con el cobertor:
— No oíste nada, escocés?
Él levantó la cabeza y apartó los cabellos de la frente. Tenía una capa de sangre seco
en la muñeca .
— No. Parece que la batalla terminó. Si no fuera así, los MacLellan vendrían por
nosotros.
La voz se hizo mas ronca y desagradable cuando él hizo un gesto obsceno.
— Vea sólo eso. Eramos ochenta, ahora somos seis. Con que facilidad el cazador se
transformó en presa ! Estamos exhaustos hambrientos y seremos cazados sin
piedad.
— Entonces vamos a salir de aquí.
— Los caballos no aguantarán. Pero hay una caverna aquí cerca. Si conseguimos...
— Shh. Está viniendo gente.
— Rob, mantén los caballos quietos a cualquier costo — murmuró Henry. — Los otros
escóndanse detrás de las piedras.
Segundos después, oyeron el ruido ahogado de cascos pisando suavemente . El
escocés estiró el cuello lo mínimo necesario para espiar.,
— Él está solo — anunció, sacándose el yelmo, su fealdad se mostraba
impúdicamente. — Qué oscuridad de los infiernos!
No consigo ver nada.
Como en una respuesta de los cielos, un rayo estalló sobre su cabeza.
— Ahora lo vi. Es un caballero solo . Ese grandullón a quien
vos le tenes miedo.
— Sutherland — murmuró Henry. — Estás seguro que él está solo? Apenas tuviste
tiempo de mirar.
— Estoy acostumbrado a las noches de lluvia. Soy escocés, en caso que te hayas
olvidado.
— Ni aunque quisiese podría olvidarme.
— Entonces deja de dudar de lo que digo. Él está solo, y cabalga lentamente, todo
envuelto en una manta. Tal vez esté herido. Vamos, es la oportunidad perfecta.
Pero Henry lo detuvo.
— Vamos a esperar que pase por aquí. Puede ser una trampa.
— Trampa?! Ah, si, claro, todos descubrieron que estamos en este nido de cobras,
temblando de miedo de ser vistos. Y mandaron al mejor caballero a desfilar en
nuestras narices, como señuelo. Vamos, hombre no me hagas reír!
— Todo es posible — replicó Henry, imperturbable. — Después de todo, encontraron
nuestro campamento. Y vos dijiste que eso sería imposible. Ahora, trata de cerrar el
pico.
El otro estiró mas el cuello, alerta.
— Eso es, algunos pasos mas y estarás en nuestras manos. Es él propio Sutherland.
Va llevando a alguien, al parecer. Seguramente a alguien herido.
— Vamos a matarlo entonces — decidió Henry. — Con eso, los mercenarios dejarán
el valle.
— Y los MacLellan será la presa mas fácil del mundo.
— Si, pero sólo después que mi ejército llegue. No tardará mas que algunos días. Ten
calma, escocés.
— La tengo.
El rostro deformado se abrió en una sonrisa atemorizante.
— Listos para atacar? Podemos hacer un círculo y...
— Kieran! Por fin te encontré! — exclamó una voz fuerte.
Henry y el escocés se inmovilizaron en ese mismo instante, intercambiando miradas
asustados.
— Rhys. Llegaste en buena momento, mi amigo!
El ruido de cascos en el suelo acabó por desanimar a los que se hallaban escondidos.
El ejército entero venía detrás del mercenario.
— Y lady Laura? La Encontraste?
El escocés dejó escapar un insulto sibilante. Henry le tapó la boca con una mano
dura.
— Mi bella mujer está sana y salva, como puedes ver.
— Hola , Rhys — dijo una voz femenina, vibrante y clara como una copa de cristal
golpeando contra otra. — Cómo está mi clan?
El escocés temblaba al lado de Henry, los ojos furiosos por encima de la garra de
acero de Henry. Este lo forzó contra la pared de rocas, rezando en silencio para los
truenos y la lluvia tapasen los bufidos que el loco dejaba escapar.
Poco después, Sutherland y los demás se alejaron de allí. Cuando el sonido de los
pasos murió a la distancia, Henry soltó al escocés y lo sacudió con rabia.
— Estás loco?
— Ellos están casados. — el hombre agitó el cuerpo macizo en un simulacro de
carcajada siniestra. — Sutherland piensa que está casado con ella, la pobre imbécil.
— Y cuál es la gracia?
— La gracia es que ella aún está casada conmigo.
— Cómo es eso? No entendí nada.
— Ella piensa que estoy muerto. Piensa que mató al hombre mas astuto e inteligente
del mundo. Yo, Aulay Kerr. Qué divertido va a ser todo esto...
La sonrisa de él se acentuó, y Henry giró la cabeza para no verlo.
— Ahora las cosas son mas fáciles — continuó Aulay, restregando las manos. — Todo
lo que tenemos que hacer es secuestrar a lady Laura.

Cautelosamente, ella abrió los ojos, con miedo de aún estar en el terrible
desfiladero. Pero no. Un resto de sol poniente iluminaba el cuarto y las mantas
suaves, transmitiéndole una sensación indescriptible de seguridad. A su lado, él
dormitaba en la poltrona.
— Kieran — murmuró bajito, para no asustarlo.
Él saltó alerta, para luego calmarse y tomarle la mano.
— Laura! Estás bien?
— Hace cuanto tiempo que estoy durmiendo?
— Desde que llegamos esta madrugada. Ahora la noche está7 descendiendo.
— Un día entero! — exclamó ella, enderezándose en la cama.
— Y vos te quedaste aquí todo el tiempo?
— Si.
— Por qué?
— Porque no quería que vos despertases sola.
Laura sonrió, sintiéndose feliz.
— Cómo te sientes? — preguntó él.
— Como si hubiese rodado montaña abajo.
— Voy a llamar a tu tía. Ella...
— Nada de eso. Cuando llegamos ella me untó, cuidó de mis heridas y me dio mil
pociones. No es eso lo que necesito, Kieran. Ahora es tu turno de descansar. Dios,
cómo debes estar de agotado! Bien, por lo menos alguien te puso las vendas. Tía
Nestta?
— La misma. Tiene manos de hada. No parece una bruja.
El sonido alegre de música y risas venía de afuera, y él fue hasta la ventana.
— Tu gente está celebrando la victoria.
— Pero vos no pareces estar muy feliz.
— Porque seis ladrones escaparon, incluyendo al comandante y al hombre de la
cicatriz. Mientras no los capturemos, no estaré tranquilo. — Y ellos esperan
refuerzos. Es eso lo que te preocupa?
Él se encogió de hombros.
— Depende de cuantos sean.
— Y los prisioneros?
— Sólo pudieron revelar un nombre, que es Henry Percy. Pero hasta ahora no
consigo descubrir la razón por la cual él ha atacado a tu clan.
Ela se apoyó sobre el codo, estudiándolo.
— No es eso lo que te está preocupando .
Kieran pasó un largo tiempo para responder.
— Es por la noche de anoche.
— Entiendo. Vos aún crees que yo quiero disuadirte de tus planes de recuperar
Carmichael.
— No, no es eso. Soy yo. La culpa es mía.

Y Ahí comenzó su confesión. .
— No sabía que el deseo podía ser tan fuerte — continuó él. — Rhys me aconsejó ir
con cuidado, pero no lo conseguí. Bastó un beso para yo perdiese el control. Y vos me
dijiste que yo no te lastimé, pero yo te oí gritar. Y después lloraste, y yo no tuve
coraje de consolarte, porque mi ganas de tener sexo habrían vuelto con la misma
fuerza. Qué Dios me ayude, yo te quería de nuevo, un segundo después. Listo, ahí
tienes toda mi confesión. Satisfecha?
— Estoy halagada y satisfecha.
— La única cosa que tengo para decir en mi defensa es que yo no sabía que sería así
de violento el acto sexual . Fue la primera vez que tuve sexo y...
— qué?! — Los bellos ojos azules se abrieron como dos grandes fuentes de
porcelana. — No habías estado con una mujer?
— No. Tuve algunos amoríos en la adolescencia, robé algunos besos y hasta llegué... a
explorar un poco mas. Pero nunca tuve sexo en mis veintitrés años.
— Por qué?
— Porque cuando supe que era bastardo, juré que no sería padre a menos que me
casase. No quería que nadie pasase por lo que yo pasé. Y la única forma de cumplir
ese juramento era tener sexo antes de casarme.
Ella quedó pensativa.
— Impresionante.
— NO tanto. Los sacerdotes hacen eso con la mayor naturalidad del mundo . — O por
lo menos es lo que dicen.
Ahora ella comprendía el nerviosismo de Kieran en la víspera. Lo Comprendía y lo
amaba aún mas.
— Sólo que vos no sos sacerdote — dijo, con voz suave e invitante — Y nosotros
estamos casados. Yo también te deseo, Kieran. Tanto como vos me deseas.
— No, es imposible.
— Quieres ver ?
— No.Vos estás lastimada y cansada.
— Entonces tendrás que tener cuidado conmigo.
— No me tientes, Laura . No soy de hierro.
Ella soltó una risita maliciosa.
— A veces parece que lo sos.
— Laura!
— Está bien, entonces sólo ven a darme un beso.
—No.
— Entonces siéntate aquí a mi lado.
— No.
—Ay . Lo Estoy pasando mal.
Él corrió, afligido.
— Viste ? Yo te dije ... Laura! Laura! Santo Dios! , se desmayó.
Le dio palmaditas en el rostro . Se sentó en el borde de la cama, para tomarle la
temperatura.
— Ahá, te engañé!
Él casi dio un salto.
— Eso no se hace — dijo él , enojado, pero los ojos decían lo contrario . Laura lo
enlazó por el cuello.
— En el amor y en la guerra vale todo — murmuró, acariciándole la nuca, jugando con
sus cabellos negros, enredándolos entre sus dedos.
Él dejó escapar un gemido, y Laura sintió el aroma a tierra y viento que venía del
cuerpo de Kieran. Notó que la respiración de él se tornaba entrecortada y jadeante,
y adivinó que el nuevo combate se daba entre el deseo y la razón, por la tensión que
se evidenciaba en un control extremo.
Pero no permitiría que Kieran se alejase, no esa vez. Su mano buscó la oreja de su
marido, acariciándola dulcemente, mientras le ofrecía la boca entreabierta.
Él tomó el beso con pasión, murmurando su nombre bajito, sintiendo que su pantalón
se tensaba en la entrepierna .
El calor de la chimenea, la fragancia suave de las sabanas, los gritos distantes
venidos de afuera, todo contribuía a hacer el ambiente acogedor e invitante . El beso
se tornó ardiente, fundiéndoles el alma en un deseo intenso. Kieran se echó sobre
ella, subyugado, y Laura percibió que había abierto una brecha en la tremenda
resistencia que él quería oponer al deseo. Se Dejó abrazar, quieta, sintiendo el calor
que las manos fuertes transmitía .
Él se incorporó, mirándola, bebiendo con los ojos la visión gloriosa de su mujer, sus
cabellos color fuego, su piel de durazno, los relucientes reflejos azules de sus
pupilas.
— Hueles a flores.
— Resultado de todos los preparativos que tomé para estar con vos. Te Gusta?
— Me Gusta.
— Entonces soy toda tuya.

La reacción masculina fue instantánea. Espirales de deseo subieron por el cuerpo de


Kieran . Hundida en años de soledad, amargura y dolor, su alma forcejaba por subir a
la superficie en busca de un poco de luz.
Cuando él la miró, finalmente, había una decisión atormentada en sus ojos color
de violeta.
Ansiosa por apagar los vestigios de culpa que lo asaltaban, Laura lo empujó con
delicadeza hacia abajo, los ojos límpidos diciéndole que estaba todo bien, que ella
estaba feliz por entregarse al hombre que amaba. Y cuando los labios de nuevo se
encontraron, una infinita ternura los envolvió, disolviendo en gotas de miel las duras
costras de la amargura.
Con un gesto gracioso, Laura levantó los brazos y se sacó la fina camisola, oyendo la
respiración acelerada de su marido. Se Echó desnuda, adornada sólo por los cabellos
y por el deseo, que mostraba abiertamente .
— Ven, Kieran, mi amo y señor.
Al oír aquello, Kieran se arqueó. Sus manos buscaron los senos delicados,
blancos, mas bellos aún de lo que había imaginado, mientras ella intentaba desatar las
complicados amarres de la túnica de su marido. Pero él, con un gesto impaciente, se la
arrancó del cuerpo. Hebillas y botones volaron, produciendo un ruido suave en el
suelo.
— Mi marido impaciente — murmuró, afectuosamente. Pero su sonrisa divertida se
transformó en franca admiración cuando él se quitó las calzas y fue a estirarse a su
lado, desnudo.
Con La luz suave de la tarde, vio lo que sólo había vislumbrado en la víspera. Hombros
largos, brazos musculosos y una inequívoca prueba del deseo masculino emergiendo
erecta, de la mata de vello oscuro entre sus largas piernas.
— Muy impaciente — repitió.
— Qué puedo hacer, si te deseo tanto?
— Nada. Yo también te deseo, aunque la prueba de mi deseo no sea tan...tan obvia.
Kieran escuchaba todo dócilmente. Quería mostrarle a la hechicera rubia que no era
el loco desenfrenado que había visto en la noche de bodas . Quería ser cariñoso y
suave , hacerla disfrutar el placer indescriptible de la cópula y el goce final. Sus
besos ya no eran vacilantes, sino que la demandaban con confianza y seguridad. Su
erección se acentuaba, cada vez mas exigente.
Los dedos morenos, instintivamente, fueron explorando pechos, vientres, piernas y
entre las piernas , hasta llegar a lo mas íntimo de su ser, allí la friccionó dulcemente
por varios minutos. Ella gemía maravillada con lo que sentía.
— Me parece que esto te gusta - murmuró él, también maravillado.
— Eso es. No pares, por favor. Oh Kieran ...
— Dime lo que quieres ... como te gusta...
— A vos , Kieran . Te... quiero adentro mío. Donde sólo vos puedes llegar.
Las palabras apasionadas de ella llevaron el deseo de Kieran a niveles insospechados.
Lentamente, él comenzó a moverse,. No necesitó de la fuerza para posicionarse
entre las piernas de ella . Laura se ofrecía abiertamente a él.
Avanzando centímetro a centímetro, forzándose a contener su ímpetu , Kieran
estaba decidido a hacerla experimentar las delicias del paraíso, y para eso sabía que
tenía que ir lentamente
Pero Laura no deseaba nada suave ni lento , rodeándolo con sus piernas, lo impulsó a
profundizar la penetración. Laura se sentía subir, volar en un cielo de azul infinito ,
cuando una sensación de éxtasis comenzó a apoderarse de su cuerpo, amenazando
con llevarla a alturas mas allá del cielo .
- Ay! De mi...- ella murmuró entre gemidos de placer

Kieran finalmente sintió que ya no precisaba contenerse. Jadeando, se unió a los


movimientos demandantes del cuerpo de Laura en una vertiginosa cabalgata. Las
envestidas se aceleraron y se profundizaron .
De repente, él la sintió contraerse alrededor de su miembro y lanzar un grito
de liberación . Esa fue la señal para que Kieran se entregase al delirio del climax .
Cayeron en un sopor agradable y tibio.
— Laura, mi Laura — murmuró él, aún jadeante. - — Qué pasó con nosotros ?
— Nosotros, eso es lo que pasa. Nos encontramos plenamente Kieran — fue la
respuesta, encantadoramente simple.
— Es Verdad. — dijo él – Ahora somos nosotros.. Estás bien?
— Mejor que bien — sonrió ella. — Y vos?
"En paz y relajado , por primera vez en años", pensó, pero no lo dijo.
— Si hubiese sabido que el sexo era así, no habría mantenido mi voto.
— Y si yo hubiese sabido de tu voto, le habría pedido algunos consejos a tía
Nestta.
— Eso no me faltó a mí . Rhys me dio un montón de ellos .Además, te imaginaras que
un campamento de mercenarios está lejos de ser un monasterio Sabía lo que era el
acto, Laura. Pero no estaba preparado para todo lo que sentí.
— Estoy tan feliz, Kieran. Ahora que los ladrones no nos amenazan mas,
podremos tener una vida buena juntos.
Ella se acurrucó contra el pecho de su marido, buscando un lugar para apoyar la
cabeza y adormecerse. De repente, levantó la cabeza, y encontró una mirada
maliciosa.
— De nuevo? — preguntó, incrédula.
— Bueno... si no estás cansada...
— Ni un poquito.
Riendo, ella se metió debajo de las sabanas y desapareció de la vista de Kieran, pero
se hizo presente en otra parte de su cuerpo.

Capítulo XV

— Notaste como el mundo parece bonito y renovado después de una tempestad ? —


preguntó Laura, maniobrando las riendas para emparejarse con su marido.
— Si, parece que el aire hubiese cambiado . Y el olor a batalla también
desapareció . Olor no, hedor. Como odio ese olor.
— Pero vos vivís de la guerra.
— Tal vez por eso mismo. Cuando yo no estaba peleando , estaba a camino a una
batalla o volviendo de una de ellas. Dormía con un solo ojo , siempre alerta a
cualquier ruido.
— Debe haber sido una vida difícil.
— No tenía mucha elección. Era eso o morir de hambre.
Ella sonrió, feliz.
— Pero ahora todo eso es el pasado. Tu vida es una página en blanco ,Kieran.
"No, no lo es", pensó él, cerrando la expresión en su rostro para no traicionarse.
"Quiera Dios que ella no me odie cuando sepa que estoy usando a Valle del Edén para
alcanzar mis propios propósitos."
— Este lugar es muy bonito — dijo, cambiar el tema. — Tu clan tiene un buen número
de ovejas. Por qué no hacen mas dinero?
— Para qué?
— Para mejores Defensas, sólo por mencionar algo. Podrían también comprar
armaduras y buenos caballos para sus hombres...
— Guerra! — Laura pronunció la palabra con desprecio. — No somos guerreros,
Kieran. Somos labradores, gracias a Dios.
Kieran no quiso discutir. El día estaba lindo, y Laura mas aún. Nada de estropear esos
momentos.
— Muebles, entonces. Ropas. No prefieres ropas de seda en vez de algodón y lana,
por lo menos en verano?
— Las Prefiero. Pero no sé cómo hacer para ganar mas dinero.
— Simple . Cuando sea la época de esquila , separa la lana de mejor calidad y
véndela.
— A quién?
— A los mercaderes de Flandres, ellos recorren las ciudades en busca de
negocios. Mira ese carnero! — Kieran señaló a un gran macho que pastaba, tranquilo,
un poco mas separado de los demás. — Su lana es muy buena , tan blanca y suave que
da ganas de enterrar la mano en ella . Eso vale mucho dinero, Laura.
— Dónde aprendiste todo eso?
— Mi... — La palabra "padre" fue tragada rápidamente. — Ross Carmichael hacía
muchos negocios de ese tipo. Él odiaba vivir del pillaje de vecinos ...
— Nosotros tampoco somos ladrones.
— Pues entonces. Era una forma honesta y simple de hacer dinero. Pero la gente del
clan comenzó a reclamar.
— Por qué?
— Hay un dicho que dice así: "Quien da descanso a la espada cae ante su enemigo".
Ellos creían en eso, y yo también.
Laura quedó pensativa. Ross Carmichael no le parecía el tipo de hombre capaz
de matar a su propio hermano. Pero, para no estropear el día, cambió de tema.
— Que me dices de un paseo hasta Stratheas?
— Los hombres del clan precisan entrenamiento...
— Déjalos con Rhys y Martin, Kieran. Sólo hoy, por favor!
Él la miró, y el deseo llegó de repente.
— Kieran Sutherland, ya conozco esa mirada. Aquí no.
— Dónde, entonces?
— Pero no pensas en otra cosa que no seas ... ?
— Me es Difícil.
— No No. Vamos a apostar una carrera hasta Stratheas. Cuando gane, quiero
que me des una hora entera sólo para mí, y el derecho de hacer lo que quiera con
vos.
Kieran se movió en la silla de montar . La diablita era irresistible, en la cama o
fuera de ella.
— Dos horas, muchacha. Y yo soy quien va a ganar y quien va a decidir que hacer en
esas dos horas.
Laura rió, totalmente feliz. Kieran había cambiado por completo. Estaba alegre,
bromista y provocativo.
— De acuerdo. Pero quiero cuatro... no, seis segundos de ventaja.
— Qué tipo de apuesta es esa... ah, apuesta femenina ?
— Es sólo justa. Vos sos dos veces mas grande que yo y Rathadack es mas ...
— Cinco segundos. Ni uno mas.
Laura espoleó el alazán de Duncan antes que Kieran terminase de hablar y salió al
galope desenfrenado. Deleitada, pasó veloz como el viento por la pequeña
conglomeración de casitas y ganó campo abierto, los cabellos flotando en el aire,
dejando un rastro de fuego detrás suyo . Pasó por rebaños, cavernas de piedra
habitadas por pastores, pilas de heno y cabañas.
A cierta altura, cuando iba pasando por la casa de Lorn MacLellan, una mujer
rechoncha corrió hacia el camino, agitando frenéticamente los brazos. Laura tiró de
las riendas con fuerza.
— Elisa! Qué pasó?
EN ese momento, Kieran llegó en una nube de polvo.
— Son los carneros, Mi lady. Lorn juntó los dos machos en el corral para poder ir a
entrenar a la torre de Edén, pero ellos están muy agitados. Berrean y se dan
cabezazos uno al otro. Van a acabar matándose , y yo no sé qué hacer.
— Dónde están tus ayudantes? — preguntó Kieran.
La mujer levantó los ojos aguados y tristes hacia el caballero.
— Mi Rob murió hace mas de diez años, mi Lord. Y los hijos de Lorn, mis nietos,
están en los pastizales , cuidando del rebaño en lugar de su padre.
De dentro del corral se oyeron ladridos.
— Es Eric, nuestro perro pastor. Está ciego de un ojo, y yo lo separé de los dos
machos, por miedo de que él se lastime.
Laura desmontó, olvidándose de la carrera.
— No te aflijas, amiga. Voy a ver que puedo hacer.
— Vos no podes lidiar con dos machos en lucha — intervino Kieran, desmontando
también. — Cuando están embravecidos, tienen la fuerza de un león.
— Entonces ven conmigo.
— No soy pastor — respondió él, enojado.
Pero Laura ya había desaparecido detrás de la cabaña, y él no tuvo otro remedio que
seguirla.
Con mucho esfuerzo y ayuda de la pareja, los dos machos fueron separados, habiendo
salvado sus vidas .
— Gracias, sir Kieran. Gracias, lady Laura — la voz fuerte de la campesina agradeció.
— Vamos a entrar para que ustedes se refresquen. Tengo agua bien fresquita,
además de cerveza y una horneada de galletas.
— Invitación aceptada — dijo Kieran, tomando a su mujer por la mano.
— Estoy sudado y me gustaría lavarme el rostro.
Cuando entraron, él miró en silencio al piso de tierra aplastada, las jarras y los
platos de porcelana arreglados con buen gusto en la rústica cómoda de madera, las
cortinas de algodón en las ventanas . Una casita típica de campesinos, tan limpia y
prolija que daba gusto.
Sin decir nada, atravesó la sala y fue mirada una prenda de lana que aguardaba en el
telar para los retoques finales.
— Que belleza de trabajo! — elogió.
La buena mujer dio una sonrisa agradecida.
— Es una manta, y será mi presente de casamiento para mi Lord.
— No, Elisa — dijo Laura, con firmeza . — Guardala para Lorn.
— Lorn ya tiene muchas. Es una forma de agradecerles por lo que ustedes hicieron..
Los dos se enternecieron, sonriendo.
— Si, mi Lord será un buen jefe en Stratheas — declaró la mujer, en tono de
profecía.

— No te quedes mirándome como si yo fuese un héroe del Olimpo reclamó él. —


Todo lo que hice fue apartar a dos carneros.
— Si, lo sé — sonrió ella, con gentileza. — Es muy bueno aceptar la bondad que hay
dentro de nosotros , Kieran.
— Ven, tenemos una carrera que terminar — él dijo.
— Quiero ventaja de nuevo.
— Puedes partir.
Ella espoleó el alazán y partió como una flecha, pero, a pesar del esfuerzo, Kieran
ganó con facilidad.
—Quiero mi premio — dijo Kieran, cuando pararon al lado de l arroyo . A la luz do sol,
Stratheas parecía una fortaleza inexpugnable e indestructible.
Laura sonrió y acercó su caballo a Rathadack.
— En verdad, quien merece el beso es Rath.
— Quien habló de un beso? — preguntó él desmontando y luego la tomó en sus brazos
. — La señora viene conmigo.
— A dónde? Qué vas a hacer?
— Adentro. Y de Todo. Eso responde tus preguntas?
Con la mano libre, Kieran tomó la manta, que tenía siempre enrollada en la silla de
Rathadack, y entró en la gran fortaleza.
Cuando llegaron al patio, él la puso en el suelo y pidió la llave. Ansiosa , Laura se la
entregó.
— Estás con miedo? — provocó él, con una media sonrisa.
— Una MacLellan nunca tiene miedo.
— Ahora sos una Sutherland — la voz de él se hizo ríspida de repente. — O no te
gusta tu nuevo nombre? Estás arrepentida de haber salido de tu familia y haber
entrado en la mía?
— Yo no salí de ningún lado , Kieran. Parte de mí será siempre MacLellan. Pero otra
parte ahora es Sutherland. Juntos, nosotros dos formaremos un nueva linaje y
criaremos una nueva descendencia para perpetuar nuestra unión. Nuestros hijos.
Ella sonrió y se acercó mas.
— Hijos? Ni pensar, Laura. Y si algo me pasa? O a vos ,Laura? Qué será de él?
— Nada malo nos va a pasar , cálmate . Mi familia es fuerte. Todos viven por muchos
años. Mi abuela murió a los cincuenta y seis, y mi abuelo es dos años mayor que ella.
Era fuerte como un toro, antes de la emboscada.
— Si , pero quién va a defender Stratheas hasta que él crezca?
— Mi clan.
Hubo un silencio.
— Aún así, Stratheas no es Carmichael.
Ella acordó, callada.
— Entonces fue para discutir Stratheas y Carmichael que me trajiste aquí? —
preguntó, los ojos brillando bajo las pestañas negras y espesas. — Va a malgastar las
dos horas en esta conversación?
— Nunca! — rió él. — Lo que pretendo es borrar de tu memoria nuestra noche de
bodas.
Laura lo tomó por el mentón, forzándolo a mirarla.
— Anoche me diste la noche mas linda del mundo, Kieran.
— No. Vos me proporcionaste la mejor noche de mi vida. Ahora es mi turno.
Olvidándose de la conversación sobre hijos, Kieran sólo pensaba en el placer que
tendría en pocos minutos. En cuestión de días, Laura había tomado su corazón de
por asalto para volverse la persona mas importante del mundo para él. Después de
la herencia Carmichael, obviamente.
Eso lo asustaba. Nunca había dejado que nadie se aproximase tanto así. Sin embargo,
cuando se acordaba de que casi la había perdido, su corazón se le apretaba como un
puño.

Instintivamente, la abrazó con fuerza, enterrando el rostro en el cuello que parecía


hecho de seda.
— Mi Laura!
— Si yo supiese que era este el premio, ya habría desistido de la carrera desde el
principio.
Él levantó la vista y le dio una de aquellas sonrisas que Laura tanto amaba.
— Ven acá, mi hechicera — dijo, tomándola en sus brazos de nuevo. — Vamos a
entrar.
— Kieran, ponme en el suelo. Son muchas las puertas que tenes que abrir.
Pero él no quiso saber nada. Equilibrándola como podía, abrió las puertas y atravesó
los patios sin vacilar. Cuando llegaron al gran y macizo portal del frente, él se detuvo.
— No recuerdo donde está el cuarto principal.
— Por allí — respondió ella, ya con el pulso acelerado, entrando en el mismo ritmo de
su marido.
Cuando entraron, Laura se sintió un poco avergonzada con la desnudez y la
simplicidad del lugar .
— Cuando yo era pequeña, Stratheas estaba llena de vida y color — dijo, casi como
disculpándose. — Pero los muebles están guardados en Edén. Nosotros le vamos a
dar vida nueva a este castillo, Kieran.
Él atravesó el cuarto y examinó la estrecha ventana. Las paredes tenían mas de un
metro de espesor, y había bancos de piedra embutidos debajo de las ventanas.
Kieran la llevó a uno de ellos y abrió la pesada persiana, dejando que entrase luz en el
cuarto. Como con un pase de magia, el sol trajo vida al cuarto , antes gris y
encerrado.
— Qué tal? — preguntó ella.
Kieran se detuvo en medio del cuarto, con las manos en la cintura y las piernas
abiertas.
— Tu tatarabuelo escogió un lugar muy bueno. Y la construcción es muy robusta y
defendida que la Torre de Edén.
— Habló el guerrero — provocó ella. — Quiero saber si crees que serás feliz aquí.
— Aquí?
— Yo sé que no está lindo ahora pero va a quedar muy bonito después que hagamos
una pequeña reforma. Ah, Kieran, no imaginas cuantas ganas tengo de venir a vivir
acá! Me Gusta Edén, pero nací aquí y tengo recuerdos deliciosos de mi infancia.
Él permaneció en silencio. Cómo decirle que no pretendía vivir allí?
EN la víspera, entre besos y caricias, Laura le había pedido que no hubiese secretos
entre ambos, y él había acordado.
Mentiroso, era como se sentía en ese momento.
— Es un bello lugar — repitió.
Precisaría de un buen ayudante para manejar el lugar . Rhys, tal vez. Si, a Rhys le
gustaría manejar Stratheas. Pero a él no. Su lugar era en Carmichael.
— Qué bueno que te gusta, Kieran! — Ella se lanzó al cuello de su marido. — Vamos
a ser felices aquí, estoy segura.
— Como quisiera que así fuera.
Sus manos pasearon por los cabellos de fuego. Suaves, hechos de luz y seda . Laura lo
odiaría cuando supiese que estaba siendo engañada.
— Creo que yo podría permanecer así por el resto de su vida — murmuró ella,
enrollándose felinamente en el cuerpo de Kieran. — Es tan delicioso.
Súbitamente , él se dio cuenta de que la hora de tomar Carmichael estaba llegando.
En una semana, los hombres de Edén estarían entrenados y listos para atacar bajo
sus ordenes. Había tantas cosas para preparar, cielos!. Tal vez estos fuesen los
últimos y preciosos momentos de placer que tendría al lado de Laura.
— Me temo que tengo otros planes.
— Estoy a tu disposición, mi señor. Después de todo, el vencedor fuiste vos. — Y
pretendo darte mi premio.
Él extendió la manta en el suelo, escogiendo un lugar en el que daba el sol. Se sentó y
la empujó a su falda , encantado con la presteza con la que ella aceptó.
— Estoy muy cómoda.
— Yo también.
Abrazados, se embriagaron de amor y deseo creciente, con sólo mirarse. Estaban
ambos vestidos, pero el deseo vino en un instante.
Cielos, cómo había conseguido mantenerse célibe por tanto tiempo?
Simple, dijo una vocecita irritante e entrometida. Porque vos aún no conocías a Laura
MacLellan.
Bah, pavadas. Cualquier mujer podría excitarlo así. O no?
— Nunca imaginé que el casamiento pudiese ser tan bueno — murmuró ella,
ofreciéndole la boca entreabierta.
Kieran aceptó el convite, y luego su lengua buscaba la de ella, probando, pidiendo,
exigiendo. Después se separaron, en un silencio elocuente. El deseo se encendió,
rápido y fulminante. El recuerdo de las escenas tórridas de la víspera hizo que el
aire risueño y despreocupado de ambos fuese diminuyendo de a poco, hasta morir.
Las miradas se encontraron, serias. Los ojos de ella, dos lagos azules iluminados de
sol; los de él, dos amatistas oscuras y misteriosas.
Laura ansiaba una caricia gentil, ansiaba la sonrisa brillante que había vislumbrado
tan pocas veces en él. Ansiaba estar de nuevo bajo el cuerpo musculoso y protector
de Kieran . Y Aún así, ninguno de los dos se movía, como suspendidos en el tiempo y
en el espacio. Las emociones eran demasiado fuertes y avasallantes .
— Laura — susurró él, con voz ronca.
Era casi una súplica un grito desesperado de una alma cansada a la cual ella no quiso
ni pudo resistir. Entreabrió de nuevo los labios y se los ofreció a Kieran, en dulce
abandono. La ternura entonces dio lugar a la pasión salvaje, y el beso se profundizó,
caliente, en un preanuncio torturante de lo que estaba por venir.
Kieran la sujetó entre los brazos con cuidado, como si temiese el rechazo de su
mujer. La Envolvió como si fuese la cosa mas preciosa del mundo, la joya mas cara
que poseía, el vaso mas frágil que existía. Y que se quebraría, si la apretase
demasiado.
Fue esa delicadeza, esa pasión controlada, que hizo caer las últimas barrera del
pudor de Laura. Ella quería mas, quería sentir la energía, la fuerza, liberarlo de las
cadenas misteriosas que lo sujetaban, dejarlo soltar la fiera que existía dentro de
ese cuerpo fuerte y viril.
— Quiero ser tuya.
Como en un transe, se desvistieron uno al otro, los ojos reflejando deseo y urgencia.
Y cuando él capturó con la boca el pezón de su pecho, Laura se abandonó a la
increíble dulzura de la lengua caliente y suave, cerrando los ojos para disfrutar
mejor el momento. Nada mas existía en el mundo, a no ser la deliciosa sensación de
ser mujer.
Y Kieran continuó explorando su cuerpo con la boca y los dedos , buscando el vientre
suave, los vellos sedosos del pubis. Y la lengua descendía, dejando rastros por todo su
cuerpo, llegando al lugar mas íntimo entre sus piernas.
Laura se arqueó, aferrándose a los hombros de Kieran. Quería resistirse a ese acto
que le causaba pudor pero sucumbió. A las sensaciones nuevas y maravillosas que se
sucedían en un remolino al mismo tiempo atemorizante y fascinante. Era tan bueno,
tan dulce, tan delicioso que creyó que moriría allí, en ese instante. Gritó su extasis
con un nombre.
— Kieran!
Sintiendo la emisión húmeda de su placer , él se echó sobre el cuerpo da mujer,
enloquecido de deseo. Arremetió con un gemido sonoro, maravillándose con la
facilidad con que ella se abría para recibirlo , sin miedo, sin reservas. Envistió de
nuevo, mas profundo, mientras las piernas de Laura se enlazaban en su espalda,
exigiendo que la penetración fuese completa. Los movimientos crecieron en su ritmo,
y ambos supieron que avanzaban inexorablemente hacia el climax. Y finalmente el
mundo estalló en una lluvia de estrellas incandescentes.
— Yo te amo — murmuró ella, mientras Kieran eyaculaba en su vientre semilla de vida
y amor.
Él se dejó caer sobre el cuerpo de su mujer, agotado, saciado, y sin aliento. Poco
después rodó a un lado, sin soltarla, manteniéndola junto a él . Las palabras de ella
aún resonaban en su mente, bailando alegremente . “Yo te amo, yo te amo”.
Él sonrió, empujando el sentimiento de culpa al fondo de su alma. Mas tarde se
preocuparía de eso.
— Una hora mas , según mis cálculos. Y pretendo sacar el máximo provecho de ella .
Capítulo XVI

— Paga al hombre mientras yo me ocupo del cargamento.


Aulay arrojó un saco de granos en el lomo del caballo y se bajó para tomar la carne
seca.
Henry hablaba en ese tono de comando, porque no quería que su acento inglés
llamase la atención. Por eso, luego se quedó en silencio.
Se Habían arriesgado viniendo a Kindo, pero los hombres de Sutherland habían
saqueado todo, incluyendo caballo y hombres. No podrían vivir de agua y viento hasta
la llegada de los refuerzos.
Pero cuando viniesen, su venganza sería terrible. La primer medida sería mandar a
ahorcar a Sutherland. A causa de ese maldito mercenario, Henry se había visto
reducido a un grupo de seis hombres barbudos y hambrientos. Y a causa de él se
habían escondido en el bosque como animales, en vez de estar camino a la conquista
de Escocia.
La segunda medida sería matar a Aulay Kerr. Pero no lo mandaría a ahorcarlo, él no
merecía una muerte tan noble. Lo Mandaría a descuartizar vivo.
— Sabes dónde podemos comprar pan y sal? — preguntó Aulay al mercader, ajeno a
los pensamientos de su compañero.
— No— respondió el hombre rascándose la barba — Los caballeros compraron todo.
Henry se puso alerta.
— Qué caballeros? — indagó Aulay con aire indiferente.
— Los que vinieron al servicio de un lord que vino a visitar a unos parientes, según
dicen.
Aulay le agradeció y montó, seguido por Henry.
— Será verdad lo que él dijo ? — preguntó el inglés, cuando había tomado el camino
para salir de Kindo.
— No tenía razón para mentir, ya que no sabe quien somos.
Mientras trotaban, Henry volvió a hacer algunas preguntas que le venían quemando
el cerebro.
— Por qué demonios no me dijiste antes que eras Aulay Kerr?
— Primero, porque no tengo que darle explicaciones a nadie. Segundo, porque no
quería que supiesen que estoy vivo antes del momento apropiado .
— Si es verdad que estuviste casado con Laura MacLellan, cómo es no que no sabes
el secreto de la otra entrada al valle?
— Aún soy el marido de ella — gruñó Aulay. — Pero no estuve en Edén el tiempo
suficiente para arrancarles el secreto del segundo acceso al valle.
— Entonces Duncan MacLellan no confiaba en vos.
"Al igual que yo ", agregó en silencio.
— El viejo zorro . Pero me voy a deshacer de él .
"Como yo de vos, mi querido escocés."
Sin embrago , por el momento, Aulay Kerr era la única persona que podía ayudarlo.
— Alto — demandó el otro, levantando un brazo.
En silencio, apuntó a una tropa que venía por el camino secundario. Debían ser unos
treinta, los yelmos reluciendo a la luz del sol, los penachos subiendo y descendiendo,
de acuerdo con el trote suave de los caballos.
Henry y Aulay maniobraron los caballos hacia un pequeño bosque, desde donde
podrían observar mejor. Si, ellos venían en esa dirección.
— Están detrás de nosotros — susurró Henry.
— No .Si lo estuviesen, no se dejarían ver con tanta facilidad. aún así, vamos a
esperar escondidos para ver de que se trata.
Los caballeros atravesaron la encrucijada de caminos y siguieron de largo, sin pasar
por el pequeño bosque.
— Siguieron de largo — murmuró Henry, soltando un suspiro de alivio. — Podemos
volver en paz e...
— No— cortó Aulay, la voz gangosa parecía salir directamente de su garganta, sin
pasar por la boca. — Vamos a seguirlos. Tal vez estén preparando alguna trampa.
— Pero vos dijiste...
— Sé lo que dijo — gruñó el otro. — Pero no podemos ser incautos. Vamos a ver
quienes son esos intrusos. Este no es lugar de paso para nadie.
— Ellos nos van a ver.
— No .Bastará con seguirlos por el margen del camino. Por suerte, hay muchos
árboles.
En silencio, los dos siguieron la pista de los caballeros. Un kilómetro, tres, cinco...
— Puede ser que MacLellan haya pedido refuerzos — aventuró
Henry, se enjuagaba el sudor de la frente.
— Él no tiene a quien recurrir.
— Pero recurrió a Sutherland.
Aulay dejó escapar un gruñido de irritación.
— Si ellos hubiesen venido a ayudar a MacLellan, irían por el desfiladero, no por aquí.
— Si, pero...
— Shh.
Se habían detenido, mientras Aulay desmontaba y corría hacia atrás de un árbol.
Henry lo imitó.
UN Poco mas adelante, se veía el grupo de caballeros parados en el medio del
camino. Uno de ellos, bajó, con el yelmo redondo típico de las fronteras, parecía
discutir con otro mucho mas alto, cuya armadura relucía.
El primero se quitó el yelmo , revelando una cabellera color de zanahoria. .
— Deben ser refuerzos, después de todo. — Había odio en la voz ronca. — Por los
cabellos, el muchacho es un MacLellan. Los otros parecen mercenarios franceses, a
juzgar por las armaduras.
Henry soltó un insulto obsceno.
— Y parecen mercenarios — agregó Aulay.
— Sutherland debe haber mandado a llamarlos. Y ahora?
— Ahora nada. A menos que vos tengas un ejército escondido debajo de la manga.
Había amarga reprobación en el tono de Kerr. Después de todo, cuantas veces él le
había sugerido a Henry que atacase pronto? Esa llegada de refuerzos venía a
retardarlos aún mas.
De repente, Aulay soltó un silbido bajito.
— Por las barbas de Matusalén ! Mira a donde están yendo!
— Directo a las montañas. Para qué, Santo Dios?!
— El túnel secreto! Cómo no pensé en eso? El muchachito rubio va a llevarlos para
allá.
Montaron en un abrir y cerrar de ojos, mientras Aulay Kerr dejaba escapar una
carcajada.
— Y nos van a guiar también.

Por una especie de acuerdo tácito, Kieran y Laura ampliaron las dos horas del premio
a cuatro. Bromearon al sol, conversaron, se rieron e hicieron el amor hasta agotarse.
Durmieron, despertaron y se amaron de nuevo, como criaturas experimentando un
juego diferente, hasta que el sol se puso, y a disgusto, se vistieron para llegar al
túnel secreto.
Al llegar al establo, Kieran se agachó, pues desde el suelo venía un hedor
característico.
Laura levantó la antorcha para iluminar el lugar.
— Excremento de caballo — dijo él, levantándose. — No está fresco, pero tiene al
máximo una semana.
— Thomas estuvo aquí hace poco tiempo. Debe ser eso.
— Haciendo qué?
— El abuelo lo mandó a llevar una correspondencia a no sé donde. Fue el día que vos
llegaste.
— Correspondencia? — Había aprensión en los ojos de Kieran.
— Para quién?
— Tal vez para mi tía en Edimburgo. Al abuelo le gusta parecer huraño , pero en
verdad mantiene correspondencia con mucha gente fuera del valle.
— Espero que no le haya dicho a nadie que estoy aquí. Ross Carmichael no puede
saber que volví a Escocia, antes que... Bien, no interesa. Muéstrame ahora el paso al
túnel secreto.
Laura suspiró, resignada. Kieran había comenzado una frase y la había dejado por la
mitad , lo que indicaba que aún no confiaba en ella. Era un matrimonio sin confianza
mutua, y eso para Laura, no tenía valor alguno.
— Es fácil. Ven conmigo.
Pasando por detrás de unos tablones, empujó una argolla estrecha de hierro, semi
escondida en la pared cubierta de musgo. Después, con el hombro, empujó con fuerza
la pared, que comenzó correrse. La pared era, en verdad, un portal colosal. SE Movía
con facilidad, indicando manutención y cuidados constantes. Y casi no hacía ruido .
Laura y Kieran se habían detenido en la entrada, recibiendo en el rostro una
corriente de aire húmedo.
— Préstame tu antorcha, Laura. .
Con la mirada crítica de un comandante, examinó el pasaje.
Tenía una altura suficiente para que un hombre pasase a caballo, pero el ancho sólo
daba para un hombre. Lo que, de cierta forma, era bueno, pues si el enemigo
descubriese ese pasaje, no podría atacar en masa. Por otro lado, a su ejército le
llevaría una eternidad atravesar toda la montaña hasta Kindo. A menos que el túnel
se ensanchase adelante.
Una curva cerrada le obstruyó la visión, y él levantó la antorcha, caminando algunos
pasos mas . Pero la oscuridad era total, y la antorcha no conseguía iluminar mas que
sus manos.
— Cuál es la longitud del túnel?
— Unos dos kilómetros.
— Atraviesa las montañas Lowther?
— De un lado al otro.
Él bajó la antorcha y se volvió a mujer.
— Voy a volver a aquí mañana con Rhys para explorar mejor.
— No! — Laura casi gritó, sujetándolo por la manga. -
Ese secreto no puede ser contado a nadie.
— Qué secreto? Cualquier explorador experto hallaría esa pared en el establo.
Además, tu abuelo debe haber comandado muchas tropas por aquí. Todo el mundo lo
sabe a esta altura.
— Mi clan no es un clan de guerra. Este túnel tiene otra finalidad, que es la defensa,
por encima de todo. Con él, podemos enviar mensajes secretos y podemos huir, en
caso que sea preciso. Hace muchos años mi pueblo fue atacado, y mi bisabuelo fue a
buscar auxilio sin que nadie lo notase . Es para eso que tenemos el túnel, Kieran.
Su voz asumió un tono de súplica.
— Por favor, prométeme que no le contarás a nadie donde queda.
Kieran vaciló. No podía mentir en ese instante crucial.
— No revelaré la presencia del túnel a tus enemigos -– improvisó él.
— Confío en vos, querido — murmuró Laura, apoyando la cabeza en el hombro de su
marido.
Él cerró los ojos, aguijoneado por el remordimiento. La Abrazó con fuerza, queriendo
protegerla del mundo. De él mismo. Su voluntad era sentarse allí mismo y contarle
todo, librarse de esa carga intolerable que lo apabullaba . En verdad, su voluntad era
pasar el resto de su vida con Laura, ayudarla a criar a sus hijos. Era una voluntad
poderosa, que llegaba a tentarlo a olvidarse de su voto de venganza. Pero eso sería
inútil. aunque quisiese paz, su tío vendría por él.
— Es mejor que volvamos — murmuró, con la muerte en el alma. Dios, sería mas
fácil si ella confiase menos en él. Si fuese menos adorable. Si no se llamase Laura
MacLellan.
Cuando comenzaron a cerrar la puerta entrada, un sonido hizo eco en el fondo del
oscuro túnel.
— Qué fue eso? — preguntó ella, en un susurro asustado.
— Caballos. Ve hacia afuera, toma a Rathadack y desaparece de aquí.
— Y vos?
— Voy a ver si consigo bloquear esta entrada.
— Tal vez sea Thomas que está volviendo.
— No, son muchos caballos. Pueden ser ladrones. Ve, Laura. Pero ella no se movió,
aunque sintiese miedo. El ruido aumentó su intensidad, mientras la gran puerta se
transformaba de nuevo en pared. De repente, Laura oyó una voz.
— Es Thomas! — gritó, aliviada.
— Estás segura?
— Lo estoy . Déjalo entrar.
Kieran empujó la argolla, forzando la puerta a abrirse de nuevo.
Laura corrió hacia adentro, pero se detuvo indecisa, al ver dos caballeros
desconocidos detrás de Thomas. Otros llegaron, todos vestidos de uniforme rojo y
negro.
— Son del clan Carmichael! — gritó Kieran, poseído por un demonio . — Que traición
monstruosa es esta?
Ella retrocedió, asustada con la furia latente en el rostro de su marido.
— Cómo ?
— Tu abuelo me traicionó, el muy miserable!
Con Los ojos llameantes de odio, Kieran desenvainó la espada y arrastró a Laura hacia
afuera del túnel.
— Mi abuelo es incapaz ! — ella protestó. — Él nunca... — Kieran? Era una voz
femenina y musical la que lo llamaba.
— Sos vos, mi querido?
— Quién es ella? — preguntó Laura, llena de celos.
Las facciones de Kieran parecían talladas en piedra gris.
— Mi abuela.
Antes de que Laura se recuperase de la sorpresa, él preguntó con voz fuerte e
irónica:
— Dónde está el cobarde de Ross? Escondido debajo de tu falda?
— Claro que no, mi amor. Ross no está conmigo.
La mujer se aproximó, montada en un caballo blanco. Cuando llegó delante de él,
arrojó la capucha hacia atrás, revelando un rostro delicado, enmarcadado por
cabellos que otrora debían haber sido tan brillantes y sedosos como los de Laura,
pero ahora comenzaban teñirse de blanco.
— Mi Dios, cómo creciste! — murmuró bajito, los ojos azules llenos de lágrimas.
Era una lady en la mas completa extensión de la palabra, bonita, elegante y altiva. A
Laura le gustó de ella instantáneamente.
— Cómo diablos viniste hasta aquí? — preguntó él, con rudeza.
— Duncan me escribió . Y yo quería verte una vez mas antes de morir.
Él pestañeó, pero su expresión continuó dura.
— Entonces MacLellan me traicionó . Sé que el ejército de mi tío viene ahí detrás.
Pues yo no me rindo así tan fácil.
— Ejército? — Carina rió lentamente,. — Mis hombres son fieles, y jamas atacarían a
mi nieto.
Laura recorrió los ojos por los caballeros que se agrupaban al alrededor de la bella
señora. Miraban con hostilidad a Kieran, las espadas desenvainadas y erguidas en el
aire. Pero no había ningún gesto de ataque algún.
— Ross no quiere hacerte mal — dijo Carina.
— Seguramente fue eso lo que él le dijo a mi padre también. Minutos antes de
matarlo.
— Ah, mi hijo! Si al menos quisieses oírlo...
— Pero no quiero. El en persona me confesó ser culpable de la muerte de mi padre.
Los ojos color amatista se estrecharon.
— Guarden sus espadas! — rugió él, dirigiendose a la escolta. Los hombres se
volvieron hacia lady Carina, vacilantes.
— Obedezca, sir Giles — habló ella, bajando la cabeza coronada de plata. — Mi nieto
no nos atacará.
— Pero nos causó gran perjuicio la noche que huyó de Carmichael — respondió el
guerrero, que tenía ojitos vivaces y un bigote casi del tamaño de su rostro.
Aún reclamando, él guardó la espada, y fue imitado por los compañeros.
— Qué vas a hacer con ellos? — preguntó Laura.
— Nada. Sería un bobo si hiciese mal a un rehén tan valioso como lady Carina
Carmichael.
— Cómo puedes hablar así de tu propia abuela? — la reprensión de Laura fue hecha
en voz tan baja que nadie mas oyó. En seguida, ella giró hacia su visitante. — La
señora es bienvenida al Valle de Edén, lady Carina. Tengo mucho placer en ofrecerle
nuestra hospitalidad.
— Laura, no te atrevas a ir contra mi voluntad!
La tensión de Kieran era evidente, casi palpable. Laura sabía que él la consideraría
traidora, pero no tenía elección. Necesitaba forzarlo a hacer las paces con su familia.
Para el bien de él, antes que de cualquier otro.
— No estoy yendo contra vos. Sólo llevaré a tu abuela a casa, para de que ella pueda
descansar un poco, después de este viaje largo y cansador. Quédate aquí, si
quisieres, y espera a tu tío. Pero nosotros vamos a volver a Edén.
Palabras llenas de valentía, pero su fuerza de voluntad casi falló cuando él le dirigió
una mirada helada, que la paralizó.
— Muy bien, mi lady. No tengo como impedirlo, pero si que sepas que echaré mano a
cualquier recurso. Cualquiera.
Era una amenaza, y de las mas obvias. Laura sintió que su mundo, su bello mundo al
lado de Kieran, se derrumbaba a su alrededor.
Pero no había otro modo de ayudarlo. aunque eso le costase su matrimonio.
Cuando salieron del establo, le lanzó una última mirada, queriendo sonreír, queriendo
mostrarle su amor. Pero él ni siquiera se dio vuelta para verla.

— Dale sólo una ojeada a esos dos — susurró Nestta, entrando en la sala con la
bandeja en la mano.
Sentados al lado de la chimenea, envueltos en mantas, Duncan y Carina charlaban y
reían.
— Ellos se aman de verdad — dijo Laura, sintiéndose miserablemente sola.
— Papá siempre fue bueno con mi madre, pero yo tenía visiones. Sabía que él no era
feliz. Ahora entiendo mejor.
No había rencor en la voz de Nestta, sino indulgencia y cariño.
— Bueno, por lo menos alguien está feliz en medio de esta confusión — murmuró
Laura, con tristeza resignada.
Enojado y callado, Kieran se había ido al desfiladero sin despedirse. Ni siquiera la
había mirado, desde la llegada de su abuela.
— Ah, comida! Finalmente, mi Nessie! — exclamó Duncan, que había rejuvenecido por
lo menos veinte años. — Estoy con un hambre de león.
Carina miró a la bandeja llena de delicias y sonrió con timidez. Era evidente que se
sentía intrusa, invadiendo de ese modo Valle del Edén.
— Estoy feliz con tu venida, lady Carina — declaró Nestta, sensible como siempre. —
Estás produciendo mas efecto que todas mis pociones juntas.
La sonrisa de la bella lady se abrió.
— Él ya estaba bien cuando llegué.
Pero Duncan sacudió la cabeza.
— No, fue tu venida que me puso mas animado. Sabes bien lo que siento en relación a
vos, Carina.
— Yo amaba a Lionel — fue la respuesta, de encantadora simplicidad.
— Sé eso. No fui a raptarte por dos razones. Primero, porque vos lo amabas.
Segundo, porque me había dicho que él te trataría muy bien.
— Tercero, porque vos no sabías a donde él me había llevado — agregó lady Carina,
divertida. — Y cuarto, porque cuando vos me hallarás yo ya estaba esperando a Lion.
Laura atizaba el fuego en silencio, mientras oía los recuerdos de los dos. Como
mujer de Kieran, debía rechazar a los enemigos de él. Pero serían los Carmichael
realmente enemigos?
Sin poder contenerse, entró en la conversación.
— Por favor, cuéntame mas sobre Lion.
— Era nuestro primero hijo. Su nombre, como puedes imaginar, deriva de Lionel. Y
fue un nombre muy bien elegido, porque él era fuerte, poderoso y posesivo, habiendo
heredado el genio de su abuelo, no de Lionel. De pequeñito ya parecía una cría de león.
Hasta hoy lloro su muerte, principalmente porque ella dividió a mi familia.
— Fue Ross Carmichael quien lo mató? — preguntó Laura, yendo directo al punto.
—No.
Había honestidad en la afirmación y en los ojos claros.
— Pero Kieran me dijo que el mismo Ross confesó que se consideraba culpable de la
muerte de Lion.
— Es Verdad.
La bonita cabeza gris se ladeó, vencida. Laura llenó una copa de vino y la ofreció a la
visitante, hablando con cariño:
— Si es muy doloroso, no precisa hablar de eso, lady Carina. Yo la comprendo.
La otra aceptó y le dirigió una sonrisa.
— Sos una mujer de fibra, como pude constatar en el establo . Estoy feliz de que te
hayas casado con Kieran. Mi nieto apenas tuvo tiempo de conocer el amor, según las
cartas de Rhys.
— Rhys? Él le escribía ?
— No. Él le escribía a sus padres de él. Chrissy, la madre, es mi prima lejana. Y
Owain, el padre, es el brazo derecho de Ross.
Hubo un silencio antes de que ella prosiguiese:
— Rhys nunca reveló los planes de Kieran, pero de vez en cuando mandaba noticias,
para que sus padres no se preocupasen . Sólo que no lograba que sus padres no se
preocupen, porque un mercenario está siempre en guerra, siempre corriendo el
riesgo de... de caer en el campo de batalla. Yo vivo preocupada por Kieran. Y mas aún
sabiendo que él nos odia.
— No. Él la quiere .
— Es Verdad? — el rostro maduro, pero juvenil, se iluminó de repente. — Fue algo
que él dijo?
— Kieran es muy lacónico para elogiar. Pero cuando menciona su nombre, yo veo dolor
y nostalgia .
— Mi nieta es vidente — le informó Duncan, orgulloso.
— Es así ? — Lady Carina se interesó -, estudiando a Laura con atención. — Vos lo
amas?
Laura bajó la cabeza, abrumada.
— Lo Conozco hace muy poco tiempo.
— El tiempo no hace diferencia para el corazón. Y me puedes llamar Carina, si
quieres . Es un placer tenerte como mi nieta.
— Y si Dios lo permite, vas a ser dos veces nieta — intervino Duncan.
— Cómo ? - lady Carina pestañeó varias veces, espantada.
— Duncan MacLellan, vos no estarás pensando en...
— Y por qué no? Esperé ocho años para que tu luto terminase. Vos estás sola y yo
también. Por que no pasamos el restito de vida que tenemos juntos? Nos haremos
compañía el uno al otro. Y yo juro que seré un marido bueno y fiel.
Carina sacudió la cabeza, riendo.
— Vos no cambiaste en nada, Duncan MacLellan. Siempre queriendo manipular a las
personas. .
— Y siempre enamorado de vos.
Nestta se levantó y llamó a Laura.
— Vamos a dejar a las dos palomitas solas, sobrina. Qué tal si vemos como va la cena
?
— No, quédense con nosotros — intervino lady Carina, con una sonrisa maliciosa. —
No confío en este viejo mañoso. Y aún quiero decir unas palabritas mas a mi nueva
nieta.
Después, miró a Laura, el rostro muy serio:
— Ross está acampado cerca de Kindo, junto con doscientos hombres.
— qué? Eso es traición, mi lady. Yo...
— Calma, oye primero. No hubo traición alguna. Ross está
aquí por sugestión mía. No vino a pelear, sino para hacer la paz.
— Paz! — repitió Laura, retrocediendo hacia la puerta, su mente girando en un
torbellino. Precisaba avisarle a Kieran y cuanto antes.
— Con un ejército detrás de él?
Nestta la sujetó por el brazo con firmeza.
— Oye todo, criatura. Hay detalles que desconoces.
Las rodillas de Laura temblaban cuando ella acordó sentarse para oír.
— Ross y Megan actuaron mal cuando dejaron que Kieran creyera .que era hijo de
ellos— comenzó Carina, con la voz embargada. -
Pero ellos consideraban que eran culpables por lo que había pasado con Lion y Susan.
— Son los padres de Kieran — explicó Duncan, para dejar a su nieta bien situada en
la historia.
— Pero lord Eammon, padre de Susan y de Megan, prohibió el casamiento. Lion quedó
desesperado y le pidió a Ross que lo acompañase a Corthill.
— El castillo de lord Eammon — interpuso Duncan.
Lady Carina sonrió y prosiguió:
— Pero Ross estaba partiendo hacia Gales. Y también creía que el amor de Lion por
Susan era algo pasajero, por eso inventó una disculpa y no fue. Lion acabó yendo solo,
y fue matado en una emboscada.
— Entonces Ross no tuvo participación alguna en la muerte de Lion. — No, él estaba
en Gales. Sólo supo que su hermano había muerto un mes después. Quedó
destrozado, y se consideró culpable por no haber ido con Lion. Hallaba que, si
hubiese atendido al pedido de su hermano, la emboscada habría tenido otro
resultado.
— Eso lo puedo entender — volvió Laura, pensativa. — yo solía culparme porque no
estuve junto al abuelo cuando él sufrió la emboscada.
— Que tontería, Laura. Yo...
— No es una tontería , Duncan — cortó Carina, con suavidad.
— Ella te ama, y le hubiera gustado estar a tu lado en el momento del ataque. Lo
mismo pasó con mi Ross.
— Cuéntanos el resto, lady Carina — pidió Nestta.
— Si. Cuando llegó, Ross se pus loco. Fue detrás de Comyn MacDonnel, el asesino de
Lion, y lo mató. Después de eso, rescató al pequeño Kieran y se volvió para casa.
— Pero, por qué ese MacDonnel mató a Lion?
— Porque quería casarse con Susan.
— Y se casó?
— No. Susan se mató , cuando supo que Lion había muerto.
Hubo un silencio en la sala, quebrado sólo por el crepitar del fuego en la chimenea.
— Que historia triste — murmuró Laura.
— Si, muy triste. Ross traje a Kieran a Carmichael y lo crió como a su propio hijo,
para pagar la deuda que pensaba tener con su hermano. Si Lion se hubiese casado
con Susan, el castillo Carmichael sería de ellos, y no de Ros. Hasta mi Lionel llegó a
insinuar que Ross ambicionaba secretamente ser el dueño de Carmichael. Por eso,
creo, que para Ross fue tan importante criar a Kieran como a un hijo. Porque él sería
un día el señor del castillo, y no Ewan, que es mas chico.
— Pero por qué la historia se distorsionó ? Por qué Ross le contó a Kieran que no era
su padre?
Lady Carina tomó otro trago de vino, perdida en los recuerdos.
— A los quince años, Kieran tenía un genio terrible. Era belicoso y le gustaba la
espada como ningún otro miembro del clan. Sabía luchar mejor que muchos hombres
adultos. Peor aún, Kieran empezó a criticar los métodos pacíficos de Ross, y reunía
muchachos de su edad para hacer pequeños estragos en los castillo vecinos. Oh, nada
importante ! Una gallina y algunos huevos robados. Pero Ross comenzó a preocuparse
y a creer que Kieran destruiría la paz que venía siendo construida en Carmichael
hacia años.
Dos lágrimas se asomaron en los ojos de la bella lady, y una de ellas se escurrió
lentamente
— Entonces él resolvió contarle a Kieran la verdad. Y que El verdadero heredero de
Carmichael era Ewan. Pero mi hermana, Losbeth, comenzó a pelearse con Ros y Kieran
oyó la pelea. Losbeth insistía en que no tenía derecho a desheredar a Kieran, después
de haberlo hecho creer durante años que era él heredero legítimo. Los ánimos
quedaron exaltados. Losbeth dijo que Ross era el responsable de la muerte de Lion,
y en ese momento Kieran entró.
— Y vos, Carina? — preguntó Duncan. — Por qué no conversaste con el muchachito?
— Nosotros lo intentamos, Duncan. Sólo Dios sabe cuanto lo intentamos. Pero como
Ross quería que Ewan fuese el heredero de Carmichael, Kieran se convenció de que
Ross era el gran culpable. En la cabeza de él, Ross mató a Lion, fue forzado por
Lionel y por mí a criar a Kieran, y después que Lionel murió creyó conveniente
declarar a Ewan el verdadero heredero. Por mas que intentásemos explicarle la
verdad, nada conseguimos. Para él, estábamos todos complotados para defender a
Ross. Él desapareció de Carmichael, y Rhys se ofreció para ir a buscarlo. Y nunca
mas los vimos a los dos. De alguna forma, Kieran consiguió convencer a Rhys de que
Ross había mentido.
Carina ahora sollozaba abiertamente, y Laura se levantó para confortarla.
— No llore, lady... Carina. Hallaremos un modo de aclarar esta confusión.
La otra se enjuagó los ojos.
— De todos, quien mas sufre es el propio Kieran. Él no es así rencoroso, no tiene ese
genio vengativo. Era una criatura impulsiva ,pero dulce y cariñosa. A Él no le gusta la
vida que lleva, estoy segura. Mi pobre nieto!
— Abuela Carina, creo en todo lo que me contaste — dijo Laura, lentamente — Pero
creo que Kieran no lo va a creer. Él aún está lleno de... de...
— Odio— ayudó Nestta, con su modo franco y directo.
— Si — acordó Carina. — Yo lo vi hoy en el establo . Y nosotros nos llevábamos tan
bien , él y yo...
— Voy a conversar con el muchacho — dijo Duncan. — Lo ataré al pie de la mesa, si
es necesario , hasta que él oiga la historia completa. Voy a...
Se Levantó, hizo una mueca y se desplomó de vuelta en la poltrona, maldiciendo sus
piernas débiles.
Laura y Nestta corrieron en ese mismo instante, pero Carina ya se había arrodillado
delante de él y acomodaba las mantas sobre las rodillas del Lord.
— viejo temerario! Vas a quedarte quietito hasta que recuperes la salud. Ya perdí
un marido, y no quiero perderte a vos.
— Carina! — murmuró Duncan, incrédulo . - Vas a quedarte conmigo entonces?
— Por lo menos hasta que vos estés bien.
Duncan guiñó un ojo a Nestta, quien sonrió y sacudió la cabeza.
— Kieran no va a descansar mientras no vengue a Lion — dijo Laura.
— Ya lo sé — volvió Carina. — Él quiere matar a Ross y recuperar Carmichael. Por eso
emprendí este viaje, para ver si consigo reconciliar a los dos. Pero está difícil. No sé
ni por donde comenzar:
Laura se levantó.
— Por donde comenzar yo sé. Hay que conversar con Kieran e intentar hacerlo
entrar en razón, antes que sea demasiado tarde.

Capítulo XVII

Rathadack volaba en el camino que unía Edén al desfiladero. Pero, a pesar de la


carrera, Kieran no conseguía dejar atrás los demonios que le llenaban ;a cabeza, ni el
fantasma de la traición. Del pasado y del presente.
Hasta sir Giles le había mentido a él. Sir Giles, su amigo y mentor de la niñez. Era
duro pensar que había sido con él que había aprendido a manejar tan bien la espada.
— Yo simplemente vine a acompañar a lady Carina — había dicho, en respuesta al
bombardeo de preguntas de Kieran.
Pero ese movimiento del bigote ya le era conocida: algo no estaba bien. Además, Ros
no permitiría que su madre emprendiese ese viaje con una guardia de sólo treinta
hombres.
Rath perdió el rastro en la oscuridad, pero se recuperó y luego continuó al galope.
Esa breve interrupción, sin embargo, fue el suficiente para cortar los pensamientos
de Kieran.
— Disculpa, Rath. Estoy forzándote demasiado ,no es así?
Dio una palmadita de consuelo al cuello del caballo y levantó el rostro contra el
viento, buscando alivio. Pero el aire frío de la noche no calmó sus pensamientos.
Había sido traicionado por todos , hasta por sir Duncan. Había sido Duncan quien le
Había contado a Ross como encontrarlo.
— Sólo vos y Rhys no se volvieron contra mí — murmuró a su caballo.
Maldición ! Será que estaba destinado a ser traicionado siempre por quien amaba?
Primero los Carmichaels, ahora los MacLellans.
Concentrado en sus pensamientos, sólo se detuvo cuando llegó al desfiladero y
avistó a un grupo de los sus hombres conversando y riendo.
— Qué pasa mi Lord? — preguntó Martin, mientras corría a tomar las riendas de
Rath. — Algún problema?
Alguno?! Muchos.
— Dónde está Rhys?
— Aquí! — respondió el amigo, aproximándose ya con la mano en el puño de la espada
— qué pasa?
— Es un problema personal. Ven conmigo. Vamos a andar mientras conversamos.
— Estuviste peleando con tu mujer? — preguntó Rhys, medio en broma.
— Es un modo suave de describir lo que pasó — admitió Kieran, peinándose los
cabellos con los dedos. — Ross anda en algún lugar por aquí.
Le Contó a Rhys de la llegada de Carina y de la contribución de Duncan en la
traición.
— Lady Carina es una señora de edad. Por qué tu tío le pediría que hiciera este viaje
hasta tan lejos?
— Puede ser que ella consiga obtener algo de Duncan, que hace años que está
enamorado de ella. Mi abuela vino a espiar para Ross, estoy convencido de eso.
— Lady Carina nunca sería deshonesta de esa manera.
— Ross es el hijo de ella, no te olvides. Ella haría cualquier cosa por Ross, hasta
mentir sobre quienes eran mis padres. Después de todo, fue eso lo que ella hizo
durante quince años.
— Por qué no intentas una aproximación? Tal vez sea una buena ocasión para discutir
con Ross...
— Y morir en el intento . No, gracias.
Kieran observó a Rhys con ojos atentos, encontrándolo muy calmo ante las novedades
.
— Vos no pareces sorprendido con la venida de los Carmichael.
— Bien, estamos en Escocia, a dos días de marcha de Carmichael. No están tan lejos
, verdad?
Sin embargo , por primera vez en todos esos años de convivencia, la mirada de Rhys
se desvió de la de Kieran. Fue ese hecho, mas que cualquier otra cosa, lo que
despertó una terrible sospecha en el corazón atormentado de Kieran.
— Vos entraste en contacto con ellos?
— Ellos quienes?
— No te hagas el bobo conmigo. Vos estás en contacto con los Carmichael.
— No es preciso hablar como si eso fuese una enfermedad grave. Ellos son tu familia,
tu clan. Ellos...
— Me traicionaste ! — gritó Kieran. — Vos también. Fuiste vos quien les contó donde
yo estaba!
La verdad lo alcanzó como un rayo. Las deducciones comenzaron a atropellarse en su
cerebro, y él comenzó a describir lo que había acontecido como si hablase a sí
mismo.
— Por eso Duncan me mandó a llamar cuando volvimos de Francia. Él supo a través
de Carina Carmichael que estábamos aquí. Y ella sólo tenía una fuente de
información, vos. Vos le avisaste que íbamos a volver de Francia. Dios, cómo pude
estar tan ciego? Vos, Rhys? Mi mejor amigo?
Rhys bajó la cara.
— Lo que hice fue escribirle a mis padres, diciéndoles que estaba volviendo a casa.
Nunca pensé que ...
— Y cuánto te prometió a mi tío para que me entregues a él? — provocó Kieran,
sacudiéndolo por los hombros, dominado por una desesperación insana.
— Nada ! — Esta vez fue Rhys que sacudió furiosamente los hombros ,
desprendiéndose de Kieran. — Mi único crimen fue escribirle a mis padres, lo que
hice de vez en cuando , para que ello sepan que su único hijo aún estaba vivo.
Kieran quedó perplejo al recordar que Rhys había abandonado a sus padres a causa
de él. Aún así... .
— Vos nunca me contaste que les mandabas cartas — balbuceó, respirando
profundamente.
— No. Con el odio que tienes por tu familia, vos nunca hubieses entendido que yo aún
los amo y los extraño. Temía que vos me prohibieses escribirles. No quería discutir
con vos obre eso. Sólo dos veces en ocho años recibí respuesta. Y juro, que nunca
les dije nada que pudiese perjudicarte a vos.
— Pero les dijiste que volveríamos a Escocia. Fue lo suficiente. Sin duda, Ross sabía
que yo necesitaba dinero. Y le pagó a Duncan para me trajese a acá, bajo el
pretexto de atrapar a los ladrones, que sin duda son hombres de Ross. Una vez que
estuve aquí , Duncan envió una señal avisando que yo había caído en la trampa. Duncan
... no lo puedo creer ... qué actor !
— Las heridas de él me parecieron reales — replicó Rhys, con calma. — Existió una
emboscada, si, señor!
— Todo inventado. Y Laura es parte de esto. Una distracción para que yo no me diese
cuenta de lo que estaba pasando. Ella me sedujo, me hizo hacer el papel de estúpido
, y yo...
"Me enamoré perdidamente", continuó en su pensamiento. El orgullo ahogó las
palabras en su corazón.
— Maldición! Maldición para todos ustedes! — Kieran miró a Rhys — Dónde está Ros?
— No tengo ni idea. Ni siquiera sabía que había venido.
— Guarda tus mentiras para otro... — gruñó Kieran, salió corriendo como un loco
barranco abajo, en busca de Rathadack. Rhys corrió detrás de él.
— A dónde vas ?
— A Ver que informaciones puedo arrancarle a sir Giles. Y no va a ser sólo con
palabras que voy a intentar eso. — se libró de Rhys y montó a Rath con agilidad.
— Espera ! Yo voy con vos! — gritó Rhys, agarrando las riendas.
Pero Kieran las liberó con un puñetazo brutal, gritándole a Martin y a los demás,
que observaban atónitos la escena: .
— Vean que Rhys se quede aquí con ustedes hasta que yo vuelva. Nadie debe salir de
este campamento. Mientras tanto, preparen sus cosas, afilen las espadas y estén
listos para marchar. Vamos a partir lo mas pronto posible.
— Vos no podes llevártelos ahora — argumentó Rhys. — Cuando los refuerzos
ingleses lleguen van a hacer picadillo a los MacLellans.
— Cuentos, mentiras e inventos ! Esos ladrones son hombres de Ross. Se acuerdan de
la emboscada en el desfiladero? Yo era el blanco de ellos porque Ross Carmichael
los mandó a acabar conmigo a cualquier precio. Aún no entendieron nada?
— Entonces por qué Laura y los hombres del clan llegaron a tiempo de hacerlos huir y
de salvar tu vida?
Kieran no respondió y dio ordenes.
— Mantengan a Rhys aquí, aunque tengan que amarrarlo — ordenó a Martin. Vos
estás a cargo hasta que yo vuelva . Si Ross estuviese cerca de Kindo, como
sospecho, iremos por el túnel de Stratheas y tomaremos a mi tío por sorpresa.
— No! — gritó Rhys. — Nestta dijo que el túnel era un secreto del clan .
Bien lo sabía Kieran. .
"Prométeme que no le contará a nadie sobre el túnel, le había pedido Laura, en medio
de juramentos de amor. Esos juramentos habían sido mentiras también?
— Ese secreto infantil de los MacLellan no es nada comparado con mi necesidad de
vengar a mi padre. Y después de todo, fue para saber donde estaba el túnel que me
casé con Laura...
— No es así! Vos la amas.
— Te equivocas . Ella fue un medio para yo llegase a donde quería llegar . — Al decir
esas palabras, le vino la imagen de Laura, llorando desconsoladamente . Era como si
ella lo hubiese oído cuanto él la había usado. Parecía amagada por el peso de la
verdad. "Laura, no! No quiso decir eso!" El corazón de Kieran comenzaba a gritar
cuando la imagen se desvaneció.
Tanto mejor. No era hora de sentimentalismo, sino de acción.
Sin prestar oídos a las protestos de Rhys, Kieran espoleó a Rath.

"Dulce madre de Dios, ayúdame!", Laura intentaba eliminar de su mente la imagen que
su tía acababa de conjurar, en el intento de localizar a Kieran, pero era inútil. Esas
palabras parecían grabadas a fuego en su corazón.
— No , ese no es el pensamiento de Kieran. Él habló de la boca para afuera, porque
está enojado — contemporizó Nestta, abrazando a su sobrina.
— No, tía Nestta, no ganas nada con consolarme así. Yo intenté ayudarlo, pero su
odio es muy fuerte. Lo que encontré fue un muro de incomprensión.
Ahora sólo me resta buscar a Ross Carmichael.
— Será eso lo correcto , Laura?
— Bien, Kieran va a considerar que es la máxima de las traiciones, pero estoy
inclinada a creer en lo que lady Carina nos contó. Ross no es un asesino. Si no
convenceremos a Kieran, él cometerá el mayor error de su vida, matando a su tío.
Puede ser que Ross y yo consigamos que él nos oiga . Va a ser el único modo de parar
con esta terrible sed de venganza que él tiene.
— Yo voy con vos.
Laura negó con la cabeza.
— El abuelo y lady Carina pueden necesitarte .
Al salir, ella se volvió con tristeza hacia su tía.
— Tía , Ahora entiendo que es eso que vos llamas el lado negro de nuestro don.

"Ella me traicionó! Ella me traicionó!"


Las palabras martillaban su cabeza, acompañando por el fragor de los cascos de
Rathadack en el lecho de piedras.
"Piensa en otra cosa, si no te vas a volver loco."
Qué haría con sir Giles? Miró el látigo, enrollado al lado de la silla de montar . No.
Fuera de cuestión azotar a su mentor. Maldición! El Sentimentalismo no debía tener
lugar en el corazón de un mercenario. Los pensamientos volaban, pero él precisaba
volar mas rápido.
— Vamos, amigo, precisamos capturar a sir Giles antes de que él llegue al túnel — le
pidió, curvándose sobre el cuello de Rath.
Después de una galope infernal, tanto de Rath como de los pensamientos
desencontrados, llegaron a Stratheas. Las únicas señales que encontró fueron marcas
frescas de herradura en el barro. Serían de Sir Giles? Si lo fuesen, tendría una
prueba mas de que él planeaba cabalgar por el túnel hasta el campamento de Ross.
Kieran abrió la pesada la puerta del castillo, entró, la cerró sin hacer ruido y llevó a
Rathal patio externo. EN ese momento, oyó un relincho. De reojo , abrazó la cabeza
de Rath, las manos sobre sus fosas nasales.
— Shh.
El garañón quedó en posición de espera, las orejas paradas, pero no emitió sonido
alguno.
Grande Rath! Ese valiente caballo le había salvado la vida varías veces.
Un nuevo relincho vino de la misma dirección, del viejo establo. Kieran soltó las
riendas de Rath, haciéndole señales de que lo esperase allí, y avanzó. Por la puerta
entreabierta, percibió que alguien encendía una antorcha. Con la mano en la
empuñadura de su espada, esperó a que la llama se avivase y se arriesgó a espiar .

Pero el caballo le tapaba la visión por completo. La única cosa que consiguió ver fue
un par de botas detrás del animal. No era sir Giles, de eso estaba seguro. Era alguien
de porte menor.
— Vamos. Tenemos que ir rápido.
Kieran quedó estupefacto. Era la voz de Laura.
— Laura? — llamó, atónito.
— Kieran! Qué estás haciendo aquí?
— Danzando una polca, no lo ves ? Yo soy el que pregunta. Qué estás haciendo sola
aquí?
— Buscando la verdad.
— Te Vas a encontrar con Ross?
Ella no respondió. La explosión de Kieran vino en seguida.
— Entonces es verdad que te vas a encontrar con él? No lo puedo creer. Primero
Rhys, ahora vos. El mundo entero me ha traicionado.
Laura retrocedió hacia la boca del túnel, asustada con la furia de su marido.
— Kieran, yo...
— Dónde está Ros? Cuántos hombres tiene?
— Doscientos. Acampados al lado de Kindo.
— Doscientos! Santo Dios! Él nos va a arrasar.
— Él no vino a pelear. Él quiere la paz.
— Quiere verme muerto. Y vos planeas ayudarlo! Es demasiado ! Vos te acuestas
conmigo, dices que me amas y todo el tiempo estás complotando contra mí.
— Tienes coraje de acusarme, cuando aún hace poco, hace menos de una hora, vos le
admitiste a Rhys que te casaste conmigo sólo para tener acceso al túnel?
— Él que te contó?
Mal formulada la pregunta. Kieran se dio cuenta que era imposible. Rhys estaba aún
en el desfiladero, bien vigilado por Martin.
— Vos me contaste ! — el rostro de ella parecía gris, desprovisto de emoción y de
calor. — Quedé preocupada cuando no te encontré y acabé echando mano a mi
maldito don para hallarte . Te Vi discutiendo con Rhys y oí tus argumentos. Vos sos
peor que Aulay. Él por lo menos no fingía ser cariñoso.
Kieran pestañeó. Súbitamente , percibió que no podría vivir sin ella. Percibió que ella
sufría, y sus ganas de suavizar ese sufrimiento fue mas poderosa que todo el su
deseo de venganza. Esos ojos vacíos y sin vida que lo miraban merecían la luz de
vuelta. Y sólo él podría dársela.
— Es verdad . Acordé casarme con vos porque el valle era ideal para mis propósitos,
pero ahora sé que te amo. Yo te amo, Laura. Dios, como me costó darme cuenta
cuanto te amo!
Ella lo observó atentamente, levantando la antorcha para leer los ojos amatistas. Y
leyó cuanto la quería. Leyó angustia, tristeza y amor.
— Y yo te amo, Kieran. — Extendió la mano. — Ven conmigo. Vamos a enfrentar esto
juntos...
— Laura, cuidado! — gritó Kieran.
Pero era tarde. Un par de brazos surgió de la oscuridad del túnel y la agarró por
detrás. La antorcha cayó de las manos de Laura, mientras ella luchaba por liberarse.
— Kieran!
Una hoja metálica brilló a la luz de la antorcha.
— Un paso mas y ella está morta! — vociferó una voz semejante al ronquido de un
jabalí.
Kieran se detuvo de inmediato.
— Vos de nuevo — murmuró, cerrando los puños con impotencia.
— — En carne y hueso. Bella escena, la de los dos!
Laura cerró los ojos, agonizando . Era él, el hombre de la cicatriz.
— Qué quieres? — preguntó Kieran, con voz autoritaria.
Se había ido el amante tierno y enamorado de esa tarde. Se había ido el hombre
torturado por la traición de sus familiares. Ahora se erguía delante de ella el
guerrero formidable que había invadido Edén hacia pocos días. Edén de su
corazón...
— Quiero de vuelta lo que es mío.
— Yo pago el doble de lo que Ross Carmichael te prometió.
— Carmichael? No lo conozco. Quien compró mi espada fue Henry Percy, y él me
ofreció algo mucho mejor que dinero.
— Si quieres un rehén, deja a mi mujer en paz. Yo voy con vos, sin resistirme .
— tu mujer? — La risa de él rebotó en las paredes del túnel, creando escalofríos en
la espina dorsal de Laura.
— Me parece que tenemos un pequeño malentendido por aquí. Esta bella dama no
podía casarse con vos, Sutherland.
— Aulay! — susurró ella, dominada por el terror, los ojos abiertos por el siniestro
descubrimiento.
— Él mismo.
El aliento fétido le llenó la nariz, mientras la lamina fría le presionaba la garganta un
poco mas.
— Laura es mi mujer — replicó Kieran, en voz baja y firme. — Suéltala y deja de ser
cobarde. Ven a luchar como un hombre.
— No, gracias. Vi muy bien como vos luchaste allá en el cañón, y lo que me
mostraste fue suficiente. Lo que vos vas a hacer es salir del túnel y cerrar la
entrada. Mi mujer va conmigo.
— Nunca! — gritó Laura, dando una mordida en la muñeca de Aulay.
— Perra Maldita!
Kieran aprovechó para avanzar, pero el otro fue mas rápido.
El puñal se aproximó peligrosamente a la garganta de Laura.
— Para atrás, o le corto este bello pescuezo. Para atrás!
Kieran se detuvo, impotente.
— Qué quieres a cambio de Laura?
— Mas de lo que vos podes ofrecer, Sutherland — respondió una voz en el fondo del
túnel.
Laura y Kieran reconocieron al inglés, que avanzó hacia los tres, una antorcha en una
mano y una espada en la otra.
— Por fin — gruñó Aulay. — No es fácil dominar a estos dos.
— Ah, la bella lady Laura y su galante maridito! — Percy soltó una risa desagradable.
— Qué pena seamos enemigos, Sutherland. Admiré mucho el modo en que
desbandaste el ejército de mi hermano Richard. Y el modo en que peleaste con mi
primo Armand, cuando él quiso violar a las monjitas de ese convento. Es como te digo,
una pena seamos enemigos!
— No soy tu enemigo. Nada tengo contra vos. Sólo quiero a mi mujer.
— Por eso es que vos sos mi enemigo, no lo ves? — Henry balanceó la cabeza,
consternado. — Porque no puedo atender tu pedido . Prometí a Aulay que le daría
Valle del Edén a cambio de la ayuda de él.
— Ayuda para qué? — Kieran avanzó un centímetro, la mano en la empuñadura de su
espada. Si consiguiese distraerlos, tal vez hubiese alguna chance. — Qué pretendes?
Tal vez yo te sea mas útil que Aulay Kerr.
— Qué pretendo? Escocia, naturalmente. Soy el rey, entiendes? El verdadero rey.
Loco, pensó Kieran. Ese hombre está completamente loco.
— Tenemos mucho en común, vos y yo — continuó el inglés. — Somos bastardos,
fuimos criados por gente de la familia y hemos perdido el derecho a la herencia. El
viejo Robert no me reconoció como hijo, pero tendrá que cambiar de idea. O morir.
Kieran avanzó otro centímetro. Ese loco pretendía usurpar el trono de Escocia!
— No me gustó el modo en que acabaste con mis hombres, Kieran Sutherland. Pero
tengo buen ojo para los buenos guerreros, y vos sos uno de ellos. Si jurases lealtad
a mí, puedo perdonarte la vida.
— Muy generoso de tu parte.
Kieran era irónico, pero se sentía tentado de aceptar, a causa de Laura.
— Nada de eso — se interpuso Aulay. — aunque él te jure lealtad a vos, va a
traicionarte . Y a robarme a mi mujer. Además, no precisaremos de él cuando tu
ejército llegue.
— Ejército? — repitió Kieran, avanzando un poco mas.
— Seiscientos hombres, armados hasta los dientes — explicó Henry, orgullosamente.
— Deben estar cerca. Por eso, caballeros, tenemos que apresurarnos . Pero nuestro
héroe tendrá que morir aquí.
Diciendo eso, sacó del cinto un puñal largo, que relució a la luz de la antorcha.
— Si vos no lo matas, yo haré todo lo que quieran — dijo Laura. — Todo! Hasta...
Una voz alegre y burlona la interrumpió.
— Kieran! Ey , Kieran! Vos estás ahí dentro, lo sé! No ganas nada con esconderte de
mí. Mi venganza será terrible !
Rhys. Por todos los dioses del cielo, era Rhys. .
Kieran soltó un silbido agudo. Era la señal de peligro , una clave secreta entre ambos.
Apuró la espada, pero Henry Percy sacó el puñal con una destreza impresionante. El
arma silbó en el aire, y Kieran, movido por el instinto, se tiró al suelo. EN ese
instante, la puerta comenzó a cerrarse, silenciosa e impasible. El puñal se golpeó la
pared y cayó a los pies de Kieran, brillando inofensivamente.
— No! — bramó él, desesperado, aún en el suelo, agarrándose con toda sus fuerzas a
la enorme pared, apretando los dientes y aplicando todos sus músculos, en un
esfuerzo hercúleo para mantenerla abierta.— Laura!
— Kieran! — La voz de ella le llegó a los oídos ahogada por las piedras macizas e
inexorables.
— Si intentas seguirnos — la voz de Henry era clara y estridente — le arrancaré los
cabellos a lady Laura, uno por uno.
Kieran golpeó con la cabeza en el suelo duro una, dos, tres veces.
Su desesperación no tenía limites.
— Kieran! — Rhys corrió hacia su amigo y lo ayudó a levantarse. Detrás de él, la
pared se había cerrado, recordándole una tumba.
— Estás bien? qué pasa?
— Aulay Kerr estaba en el túnel. Y se llevó a Laura.
— Cómo ? Estás delirando?
— No hay tiempo para explicarte . Vamos a darles unos cinco minutos, y después
abrimos la puerta... Rhys! Qué diablos estás haciendo aquí?
— Avistamos un ejército entero en la planicie.
— Es Ross. Por qué no estás con él?
—Sos un hombre imposible, Dios me libre y guarde ! Mírame , Kieran. Tengo cara de
hombre de Ross? Oh, deja las teorías de complot de lado ! No ganas nada con eso , mi
viejo, cuando uno no quiere, dos no pelean. Y yo no estoy dispuesto a pelear con vos
después de ocho años de ser mercenarios uno al lado del otro . De cualquier modo, el
ejército no es el de Ross, no señor. Es un ejército inglés.
— Los refuerzos de Henry Percy! — exclamó Kieran.
Estaban acorralados. De un lado, os ingleses, del otro, los Carmichael.
— Al desfiladero, todos! — gritó. — Inclusive los hombres de Duncan. En Valle del
Edén sólo quedarán mujeres y niños.
Menos Laura, pensó, desesperado. No podría vivir sin Laura. Tenía que salvarla, de un
modo o de otro.

Capítulo XVIII

La Torre de Edén hervía de actividad cuando Kieran llegó con la tropa.


— El personal se está preparando — explicó Rhys. — Creo que nos van a ayudar
bastante.
— Cómo me encontraste en Stratheas? — quiso saber Kieran. -— fue por
casualidad ? O ibas a encontrarte con Ross?
En un raro momento de ira, Rhys desmontó y arrojó el yelmo en el suelo. Después se
aproximó a Kieran y abrió la cota de mala, desnudando su pecho.
— Clava tu espada en mi barriga, ahora. Me Va a herir menos que esa
desconfianza continua.
— No quiero juzgarte mal, Rhys. Pero pasa que vos le escribiste...
— Escribí, si, señor, y no veo nada de malo en eso! Les Conté a mis padres que
volveríamos porque estaba feliz de volver a ver a mi familia. Nunca quise
perjudicarte, Kieran. Vos sos el hermano que yo nunca tuve.
Kieran cerró los ojos para esconder la intensa emoción. El hermano que él nunca
había tenido.
— Es verdad que, si vos quisieses, podrías haberme matado mientras yo dormía.
— Ganas no me faltaron , lo juro. Cuando vos quieres ser obcecado , hay que tener
paciencia para estar con vos.
Ambos se miraron fijamente por algunos segundos, y finalmente Kieran sonrió.
— Déjame ir a hablar con Ross Carmichael — pidió Rhys. - — Él me oirá.
— No. Lo que vos vas a hacer es llevar a los hombres al desfiladero.
— Tenemos algunas horas antes de la batalla. El ejército aún se está posicionando.
— Tanto mejor. Pretendo aprovecharlas buscando a Laura.
— Crees que Aulay fue a Lowther?
— Seguramente.
— Haces bien en no seguirlo. Laura podría ser torturada hasta la muerte. Ese Aulay
Kerr no está para bromas.
— No, no lo está. Ni yo. Ahora, reúne a los hombres y vete, Rhys. Yo iré después.
Tengo que contarle a lord Duncan lo que pasó.
Cuando entró en el castillo, Kieran pudo sentir, casi de manera palpable, el pavor de
los moradores. Murmuró algunas palabras de animo para cada uno, pero él mismo
sentía el alma pesada como un lastre.
Encontró a Carina y a Duncan sentados frente a la chimenea, de la mano y
preocupados. Viéndolos, pensó en su futuro con Laura. Tal vez nunca llegasen a
conocer las alegrías de la vejez uno en la compañía del otro. Santo Dios, si algo le
pasase a Laura, él moriría!
— Kieran! — exclamó lady Carina, levantándose. — Qué bueno que estás aquí. Las
noticias son contradictorias y aterrorizantes. qué pasó?
Como sería de bueno poder apoyar la cabeza en la falda de su abuela y llorar, como
hacía de niño.
— Es Laura.
Contó lo que había acontecido, escogiendo las palabras para no causar mucho
impacto. Aún así, Duncan tenía los ojos nublados cuando él terminó.
— Laura... mi nena.
Allá afuera, un cuervo chilló, y los cabellos de Kieran se erizaron.
Alguien moriría esa noche, según la vieja creencia popular. Pero no sería Laura. No
permitiría que algo malo le pasase.
— Abuela , dónde está acampado Ross?
Carina sonrió, aunque su rostro no lo demostrase.
Abuela le había dicho él. Abuela.
— Mi hijo, creíste en lo que Laura te dijo? Vas a darme esa alegría?
— No. El mismo Ross se confesó culpable.
— Pero él dijo que fue Comyn MacDonnel el asesino de su padre.
— Lo Dijo, pero no lo creo. Porque Ross desvió la mirada y no quiso mirarme de
frente. Él estaba mintiendo, abuela. Tuve un presentimiento en ese mismo momento.
Ella le agarró el rostro acariciándolo con ternura.
— A Ross no le gusta hablar del asunto, Kieran. Él mató a Comyn MacDonnel para
vengar a Lion, y hasta el día de hoy se siente mal por eso.
Por favor, yo te lo imploro! Habla con él, abre tu corazón y deja que él abra el
suyo también.
— Es verdad que él trajo doscientos hombres?
— Lo es . Pero no vino a pelear . Cuando Duncan me contó que vos habías sido
contratado para cuidar de Valle del Edén, Ross quedó preocupado por tu seguridad.
Reunió a los hombres de Carmichael y vino para acá para ayudarte, en caso que vos
necesitases refuerzos. Owain, es el padre de Rhys, está junto con Ross . Y vos
sabes bien que guerrero poderoso es él . Te lo ruego, querido : usa el ejército de
Ross para detener a los ladrones y salva a Laura.
Hubo un silencio.
— Dime, abuela . Ross sabía que yo pretendía atacarlo?
Carina vaciló, mirando a Duncan.
— Puedes contarle , a mí no me importa — dijo el Lord.
— Duncan me escribió diciendo que sospechaba que esa era tu objetivo . Además, vos
huiste de Carmichael...
— Jurando venganza. Pero Ross es un gran estratega, verdad? Y vino para tomarme
de sorpresa, antes que yo pudiese ir para allá. Dónde está él?
— Para qué? Que pretendes hacer?
— Ofrecer un intercambio que será ventajoso para él. Voy a pedirle que me ayude a
derrotar a Percy y a salvar Laura.
— A cambio de qué?
— De mí.
El campamento de Carmichael estaba calmo. Algunos soldados dormían, otros
conversaban. Pequeñas hogueras iluminaban sus rostros y los restos de comida
esparcidos en platos semi vacíos.
Kieran desmontó y se encaminó a la tienda principal, en lo alto de la cual flameaba
una bandera roja con el dibujo de un león rampante color negro . No se sentía cómodo
yendo a conversar con su terrible enemigo, pero por Laura sería capaz de ir hasta el
infierno.
— Alto! Quién va allí?
— Kieran Sutherland — respondió, admirado la calma de su propia voz.
— Es él — dijo la otra voz, detrás de Kieran.
Ambos lo apuntaban con espadas, expectantes. Kieran desprendió parte de su
armadura y la levantó en el aire, en un gesto lentos.
— Estoy desarmado. Pueden llevarme con Ross Carmichael?
— Él está esperándolo.
Los tres se dirigieron hacia la gran tienda. Otro guerrero surgió entre las sombras.
— Viniste, mi muchacho! — Los ojos azabaches de Owain se fijaron en los de Kieran
con afecto. — Y mi hijo?
La semejanza entre ese hombre y su amigo era muy llamativa. Se le Ocurrió de
repente a Kieran que, fuese donde fuese, un hombre no tenía como escapar al legado
de sus antepasados. Él mismo había acabado yendo en busca de su tío a quien había
jurado matar. Y venía desarmado.
— Está bien. Rhys está muy bien.
— Bien. Ross está esperándote.
— Él sabía que yo vendría?
— Ahora? No. Mas él o espera todos los días.
Un grupo de soldados se reunió a la distancia, espiando, con curiosidad . La noticia de
la llegada de Kieran había corrido por el campamento como reguero de pólvora.
Algunos rostros eran familiares, aunque mas envejecidos.
Owain levantó la tela que cubría la entrada de la gran tienda.
— Entra, mi muchacho.
Kieran obedeció, sintiendo la boca seca y las palmas de las manos húmedas. Sabía que
Ross no lo mataría a traición, por la espalda, como Aulay Kerr haría sin titubear. Pero
el peligro de ser juzgado y ejecutado allí, en ese campamento, no sólo existía sino
que era palpable. Después de todo, él mismo había intentado matar a Ross
Carmichael. Y había jurado matarlo un día.
Una luz suave se difundía por la tienda, atestada de libros y armas. En un rincón,
Kieran vio un catre y una vasija de plata, llena de agua.
— Dios, que parecido estás a él.
Kieran giró de repente . Ross Carmichael se hallaba sentado delante de una mesa, una
pluma en la mano, suspendida en el aire. Él se levantólentamente, y el impacto de
volver a verlo fue tan fuerte que Kieran necesitó de toda su capacidad de control
para no retribuirle la sonrisa que su tío le dirigió. Una sonrisa triste y cansada.
— A quién? — preguntó, ya sabiendo la respuesta.
— A Lion. Está tan alto y fuerte como él. Lion estaría orgulloso de vos.
— Orgulloso ? No.Soy un mercenario.
— Y de los mejores, por lo que oigo decir. Lion era un guerrero nato, y amaba una
buena batalla.
— Por eso vos lo mataste . Por miedo a que Lion llevase al clan Carmichael a la
guerra.
Ross se dejó caer sobre el catre, enterrando el rostro en sus manos.
—Qué tengo que hacer para que vos creas que no maté a mi hermano?
— Nada. Pero eso no me interesa ahora. Vine a entregarme .Vos podrás hacer de mí
lo que quieras, ten mi palabra. A cambio , te pido tu ayuda.
Ross levantó el rostro, estaba preocupado.
— Pasó algo?
— Si.
En un tono neutro y monocorde, Kieran hizo un breve relato de la situación. Cuando
terminó, tomó un trago de la bebida que no sabía cómo había ido a parar a su mano.
El líquido descendió como fuego, quemándole la lengua y la garganta.
— Veo que perdiste la costumbre de beber osquebae — dijo Ross.
Kieran esperó a que pasara el efecto de incendio en su garganta, sin prestar
atención a la observación.
— Si me ayudaa a vencer a Henry Percy y a rescatar Laura, quedo a tu disposición
cuando todo termine.
Ross estudió a su sobrino.
— Qué crees que voy a hacer con vos?
— Matarme.
Ross bajó la cabeza, jugando distraídamente con la copa.
— Por qué insistes en juzgarme mal?
Kieran observó las manos de su tío, que hacía girar la copa vacía .
Las Manos fuertes y habiles, que habían guiado sus primeros pasos. Que le habían
enseñado a manejar la espada.
— Vos me dejaste pensar que era tu hijo y el heredero, aún después de que Ewan
nació.
— Si. Reconozco que me equivoqué en eso.
— Quien miente de esa forma no merece mi respeto. Crecí creyendo que ustedes
eran mis padres y que me amaban.
—Pero nosotros te amábamos. Aún te amamos. Lion y Susan también te amaban. Lion
quería luchar para casarse con ella y darte su nombre. Y tal vez hubiera vencido, si
yo hubiese estado allí para ayudarlo.
Kieran observó a su tío. Había algo errado en aquel relato.
— Quién mató a mi padre?
Ross bajó la vista.
— Comyn MacDonnel — respondió, rápidamente.
Demasiado Rápidamente .
— Mentira. El mismo cuento de siempre . Si no estás mentiendo para protegerte,
entonces a quién estás intentando cubrir? A Quién?
Ross se sirvió otra dosis con las manos temblorosas. Había dolor y tristeza en su
rostro cuando él, finalmente, se rindió .
— Conseguí engañar a todos. Hasta a Megan, que es capaz de leer mis pensamientos.
Pero no conseguí engañarte, Kieran.
Él levantó la copa que venía apretando entre sus dedos.
— Está viendo esto? — dijo él, mostrándosela. — Es de oro, con brillantes
incrustados.
— Conozco esa copa desde que era un niño.
— Fue un presente de Eammon Sutherland, en recompensa por haber conseguido
vengar a Lion y rescatarte vivo de las garras de Comyn Mac-Donnel. No bebo en
otra copa, para que no se me olvide nunca...
Él respiró profundamente y vació la copa.
— No fue Comyn quien mató a Lion , Kieran. Fue Eammon quien mató a tu padre.
— Eammon? Mi abuelo, el padre de mi madre y de Megan? — Había odio en la voz de
Kieran. Por mas que quisiese controlarse, no podía.
— — Qué clase de broma de mal gusto es esta? Eammon era viejo y débil, por qué
mataría...
— Viejo y enfermo, por obra y gracia de Comyn. Durante dos años, Comyn le dio opio.
Lo volvió un ser débil y vicioso , un hombre sin voluntad dependiente de esa droga.
Eammon era un títere en manos de Comyn MacDonnel, entonces él pasó a gobernar
Sutherland en nombre de Eammon. Hacía lo que se le antojaba , robaba básicamente ,
y tenía engañados a todos lo miembros del clan . Resolvió que se casaría con Susan,
pero ella se había enamorado de Lion. Comyn le ordenó a Eammon que prohibiese ese
casamiento, que nunca fue llevado a cabo . Pero Lion no aceptó esa decisión y fue a
Corthill, dispuesto a raptar a Susan.
Kieran oía todo, prestando atención, buscando una falla en el relato. No conseguía
creer en lo que oía.
— Ahora presta atención. Esa es la parte negra de la historia, mi hijo. Nunca me
animé a contársela a nadie. Comyn mandó una nota falsa para Lion, pidiéndole que
fuera a un punto en el bosque a media noche, y la firmó con el nombre de Susan.
Después, le cortó la provisión de opio a Eammon por varios días, dejándolo casi al
borde de la locura. Finalmente, le dio una dosis, diciéndole que era la última, porque
alguien había robado todo el opio disponible. Si él quería la droga de vuelta, tendría
que matar al ladrón y recuperar el cargamento . “El supuesto ladrón” era Lion.
El resto es imaginable , Comyn llevó a Eammon al bosque y se aseguró que el viejo
asesinara a Lion . Eammon obedeció sin pestañear, enloquecido por la tremenda
cantidad de opio que tenía encima.
Atontado, Kieran sacudió la cabeza, como queriendo poner orden a la confusión que
allí se había instalado.
— Cómo lo supiste ...?
— Comyn mismo me lo contó, minutos antes de que yo lo matase.
— — Y vos no se lo contaste a nadie mas.
— Cómo iba a hacerlo ? Eammon no recordaba nada, había quedado idiotizado. Qué
sería de mi Megan, si supiese que su padre era un asesino ? Y Susan, pobrecita, que
había perdido al padre del bebé que tenía en el vientre? A vos, Kieran, te lo iba a
contar ? Tu vida habría sido un infierno, como nieto del hombre que había
matado a tu padre.
— Mi Dios! — murmuró Kieran.
Fue su turno de enterrar el rostro entre las manos.
— Cuando vos nos dejaste, tuve ganas de contarte todo. Pero Eammon aún vivía, y vos
tenías sólo quince años. La carga que yo pondría sobre tus hombros sería demasiado
grande , aún para alguien de carácter firme como vos.
— Y yo juré matarte. Ah, padre, yo... yo... — Enmudeció cuando percibió lo que
acababa de decir. — Disculpa. Es la fuerza del hábito, creo.
Ros sonrió, pestañeando para evitar que las lágrimas se le saltasen de sus ojos.
— Vos no naciste de mi semilla, pero siempre serás mi hijo.
Demasiado Emocionado para responder, Kieran se sirvió mas osquébae.
— Yo debía haberte contado la verdad hace mas tiempo.
— No. Hiciste bien. Guardando el secreto, me ahórrate mucho dolor y tristeza.
— Pero yo no me ahorré nada. Cómo sufrí sabiendo que vos dormías al aire libre y que
arriesgabas tu vida en batallas. Sabiendo que estabas solo, sin nadie para...
— Yo tenía a Rhys. Conseguimos sobrevivir, los dos. Y con eso, gané mucha
experiencia. Gané un temperamento terrible, también. Pero Laura llegó a mi vida y
me suavizó...
Se levantó de un salto, afligido.
— Buen Dios! , yo aquí perdiendo el tiempo, mientras ella...
— Vamos a salvarla— lo cortó Ross, muy calmo. — Cuéntame mas detalles.
— Si, padre, pero... Disculpa, no sé como debo llamarte.
— Como tu corazón te mande.
— Voy a pensar en eso después de ajustar cuentas con Henry Percy.
Él tiene seiscientos hombres, mientras nosotros tenemos trescientos. Doscientos
tuyos, cincuenta míos y cincuenta de los MacLellan.
Ross dibujó una sonrisa .
— Trescientos escoceses contra seiscientos ingleses. Bastante parejo.
Kieran no pudo dejar de retribuirle la sonrisa.
EN ese momento, un muchacho entró atropelladamente . Tenía un puñal en la mano y
jadeaba, el pecho desnudo subiendo y bajando a toda velocidad.
Obviamente venía corriendo de algún lugar.
— Viniste , miserable! Cómo tuviste el coraje?
Emocionado, Kieran miró al puñal y al valiente muchachito, y esa vez no pudo
contener una lágrima, que rodó, silenciosa.
— Creciste, Ewan.
Ewan no respondió, pero se desconcertó al ver la calma reinante en la tienda.
— Está todo bien, hijo — intervino Ros, con suavidad.
— Ya pusimos las cosas en claro .
Con la mirada, suplicó a Kieran que guardase silencio.
— Si, todo fue un gran malentendido. Un error terrible, del cual me arrepiento.
— No mas que yo — devolvió Ros, lentamente
Los dos adultos se miraron, con un mirada elocuente de comprensión.
— Entonces él es el heredero ahora? — Ewan continuaba belicoso.
— Carmichael es tuyo , Ewan — cortó Kieran, espantado consigo mismo, pues la
afirmación no le dolía ni un poquito. Otro hechizo de Laura, sin duda.

— Pero ahora debemos salir de aquí cuanto antes. No tenemos tiempo que perder.
Ros se levantó.
— Voy a mandar a Owain reunir a los hombres.
— A dónde vamos? — preguntó Ewan.
— A Luchar contra unos ladrones entrometidos, pero vos te quedas aquí.
— No . Voy con vos. Extrañé mucho a Kieran.
— Mejor obedece a tu padre, Ewan — aconsejó Kieran. — Volveremos pronto, lo
prometo. Yo...
— Nada de eso. Voy con ustedes y punto final.
Tío y sobrino intercambiaron miradas , consultándose . Kieran hizo una señal leve de
asentimiento hacia Ross.
— Bueno, puedes venir. Pero quiero tu promesa de que te quedarás lejos de la
batalla. Asiste de lejos.
— Aceptado — respondió el muchacho, casi saltando de excitación. — Voy a buscar
mi armadura.
Para gran espanto de Kieran, los doscientos hombres estaban listos y marchando en
menos de treinta minutos. Ross, de hecho, sabía conducir un ejército y disciplinarlo.
A cierta altura, Ross, Kieran y Ewan se separaron de los demás.
— Owain, ustedes sigan hacia Lowther y posicionense para atacar — Ross había
asumido el tono de comando que Kieran conocía desde hacia mucho tiempos . —
Tengan cuidado de no ser vistos ni oídos.
— Y ustedes?
— Pronto tendrán noticias nuestras. Ahora ve.
Los tres se dirigieron a Stratheas, en busca del túnel. Desde allí irían hasta el
desfiladero.
— Pero antes quiero pasar por Edén — dijo Kieran. — Voy a pedir a lady Nestta que
me ayude a encontrar Laura.
— Es verdad que ella es una bruja? — indagó Ewan, con los ojos bien abiertos.
— Es así. Pero no de esas que conocemos de los cuentos. Nestta y Laura tienen un don
especial de videncia.
— Y vos crees en ellas? — preguntó Ross, provocativo. — Estamos haciendo progreso,
entonces!
— Me llevó algún tiempo para creer — concedió él. — Espera a ver.
— Carneros! — gritó Ewan, de repente, apuntando hacia adelante. — Un millar de
carneros!
De hecho, un rebaño interminable de ovejas se aproximaba bloqueando el camino.
Balaban sin cesar, produciendo un ruido enervante y ensordecedor.
— Dios del cielo, era sólo lo que nos faltaba — murmuró Kieran. — Tenemos que dar
la vuelta. Vamos a atrasarnos aún mas.
Un pastor se aproximó, moviendo desesperadamente a los animales, que no le
obedecían.
— Lorn! — gritó Kieran. — Qué pasa?
— Un maldito lobo que entró en la pradera y provocó esta desorden. Tenemos de
acabar con él.
— Si, después que yo acabe con los lobos de dos piernas. Vamos, Ross!
Contorneando al rebaño, pisando arbustos y piedras, avanzaron con lentitud
exasperante. De repente, Kieran sintió los cabellos erizarse. Alguien los observaba.
Giró rápidamente, alerta, la mano en el cabo de la espada. Pero todo lo que vio fue el
cielo oscuro, recortado por la silueta dominante de las montañas. Los carneros
continuaban su berreo, enervándolo al extremo.
Ross galopó hasta él.
— Qué fue, Kieran? Pareces haber visto un fantasma.
— No lo sé bien.
Tal vez fuese Laura. El primer día que ella había sido capturada por Aulay y Henry
Percy, no muy mucho lejos de allí, Kieran había sentido algo parecido.
"Laura!", exclamó en silencio, cerrando los ojos. "Ayúdame a encontrarte, mi Laura.
Ayúdame!"
Pero.. qué estaba haciendo? El No era un hechicero.
De repente, oyó un grito. En el bosque.
Un grito agónico, que lo hizo estremecer.
— Rápido, tengo que encontrar a lady Nestta! — gritó, por encima de su hombro.
Sin importarle los balidos, enfiló a Rathadack en medio del rebaño , y pegaba
patadas para espantar a los animales. Que berrearon mas alto aún, pero huyeron del
avance del garañón.
Cuando vio el camino libre, dio rienda suelta al caballo.
Pero lady Nestta nada consiguió. Tal vez porque estaba demasiado preocupada , tal
vez porque la presencia de Kieran y de Ross la intimidase. El hecho era que no había
conseguido ver nada en la famosa vasija dorada.
Kieran dejó el castillo muerto de aprensión y ansiedad.

La consciencia fue volviendo de a poquito, impiadosa y cruel. La su peor pesadilla se


había hecho realidad, después de todo. Allí estaba, a merced de Aulay Kerr. Dios, las
obscenidades que él le había susurrado al oído durante la travesía del túnel le
descompusieron el estomago . Atada de pies y manos , Laura se encogía en las
sombras, buscando no ser vista ni recordada. Su cabeza latía al menor movimiento.
No tenía coraje para abrir los ojos, de puro miedo de verlo delante de sí.
A medida que el tiempo pasaba y nada acontecía, entonces, se arriesgó a espiarse.
Estaba oscuro y húmedo, pero reconoció el lugar instantáneamente. Era la caverna
donde ella y Kieran habían buscado refugio, hacia poco tiempo. Cerca de la entrada,
ardía una hoguera, donde dos hombres conversaban en voz casi inaudible. Aulay y
Henry.
— Kieran, mi Kieran — llamó bajito.
Cuatro hombres entraron y se agacharon para hablar algo con Henry.
Era evidente que los seis esperaban la visita de Kieran, en cualquier momento. Y si él
viniese, su muerte sería inevitable.
— Despertaste, mi bella?
Aulay se levantó y fue hasta donde Laura se hallaba. Miraba con desprecio a la
figura frágil caída a sus pies, ningún rasgo de piedad en el rostro— Yo... yo estaba
rezando.
— Ni un Dios puede ayudarte ahora - gruñó él, sentándose- al lado de Laura. Ella se
encogió. — Perfecto, tienes miedo de mí. Es exactamente lo que quiero. Quiero abrir
tu garganta, tal como la maldita Freda hizo conmigo. Quiero arro9jarte al río helado ,
lastimada y perdiendo sangre, sin saber si vas a morir ahogada o desangrada. Del
mismo modo que pasó conmigo. Pero antes quiero cumplir mis deberes conyugales.
Quiero usarte como los hombres usan a las prostitutas como vos. Y voy a...
— Deja a la muchacha! — ordenó Henry.
— No. Ella es mi mujer, y vos no me mandas .
— Estás seguro? — replicó Henry, con placidez, mientras los cuatro hombres
desenvainaban las espadas en silencio. — Deja a la muchacha , te lo estoy ordenando.
Ella es nuestra rehén, y tiene que estar en perfecto estado. Cuando mis hombres
lleguen, lady Laura será cambiada por el derecho a pasar por el desfiladero sin que
nadie me perturbe. No quiero que la toques.
Rabioso y frustrado, Aulay la empujó con fuerza contra la pared, haciéndola golpear
con la cabeza. .
— Bien hecho — dijo él, con perversa satisfacción, mientras se alejaba.
Laura cerró os ojos. Sus oídos zumbaban, y de la frente se escurría un líquido
caliente, que sabía que era sangre. Pero nada se comparaba al inmenso alivio que
sintió cuando Aulay Kerr se alejó y a fue sentarse al lado del inglés.
Percy sería un rey aún peor que Robert.
De repente, se le ocurrió que lo que estaba en juego era algo mucho mayor y mas
importante que su vida. Era la misma Escocia.
Tratando de olvidar el dolor, Laura intentó concentrarse. Tenía que entrar en
contacto con Kieran, y rápidamente.

Capítulo XIX

Un caballero surgió por entre el follaje, asustándolos.


— Soy yo, mi Lord.
— Simon! — susurró Ross, bajando la espada, mientras Kieran lo imitaba.
— El campamento está tras esta colina — informó el otro.
— Alguna señal de mi lady?
— Nada. De una cosa tengo certeza: ella no está en el campamento.
Kieran no sabía si se sentía aliviado o no . No conseguía sentir nada mas, a no ser un
dolor agudo en la boca del estomago que no lo abandonaba.
— Ellos no le harán mal a ella — dijo Ross, tranquilo. — No son se van a perjudicar a
si mismo atacando a una rehén valiosa como Laura.
— Lo que pasa es que Aulay Kerr está loco. — Sus puños se cerraron.
— Pero Henry Percy no es idiota . Sabe cuan valiosa es ella .
Ross desmontó sin hacer ruido e hizo una señal a Kieran para que lo acompañara.
Ambos se arrastraron hasta lo alto de la colina, desde donde avistaron el
campamento. Enorme, lleno de tiendas y hombres, tenuemente iluminado por
hogueras.
— Atemorizante — murmuró Ross. — Pero están en la planicie. Cuando ataquemos,
ellos estarán obligados a luchar desde abajo hacia arriba.
— Están posicionados entre las montañas y el río — dijo Kieran, estudiando el lugar.
— Si pudiésemos mandar un contingente que ataque por el río...
— Sería bueno , pero demoraríamos mucho en contornear las montañas.
— Entonces lo mejor es atacar antes de la aurora, mientras estén durmiendo.
— Excelente táctica — sonrió Ross. — Arrancar al enemigo de su cama, forzarlo a
luchar atontados por el sueño.
— Aprendí de vos.
En verdad, Kieran había aprendido mucho con Ross Carmichael. Él le había pasado
toda su experiencia, como un padre haría con un hijo. Lion le había dado la vida, pero
Ross le había dado forma a ella.
— Con cuántos hombres quieres atacar? — preguntó Ross.
— Me Gustaría ir con todos a la vez, porque Henry pensaría que tenemos otro
contingente igual de reserva, y eso le bajaría la moral a las tropas. Sin embargo...
— Quedaríamos sin nadie para un segundo ataque.
— Una Pena que no podamos transformar a las ovejas en hombres — dijo una voz
adolescente.
— Ewan! — Ros se puso furioso al ver a su hijo. — Por Dios , vos tenías que quedarte
en el desfiladero!
— Yo... yo no resistí la tentación de venir, padre.
— Cuando volveremos, vamos a ajustar unas cuentas vos y yo ...
— Un momento — Kieran interrumpió la discusión entre padre e hijo, poniendo la
mano sobre el brazo de Ross. — Tal vez él tenga razón. Respeto a las ovejas.
— Como ?!
— Espantamos al rebaño montaña abajo, junto con un destacamento de hombres.
Unos cincuenta, tal vez. Los ingleses van a despertar asustados, y mientras se ponen
la ropa, las ovejas y nuestros hombres hacen un buen estrago en el lugar . Vos no
podes imaginar lo que hace un rebaño de tres mil ovejas asustadas.
Ross sofocó una risa.
— Pagaría por verlo.
— Es lo mejor de todo y podremos vencer sin batalla. La idea es buena, Ewan.
Gracias.
El niño se llenó de orgullo.
— Sólo que tenemos que movernos rápido — continuó Kieran, consultando el cielo.
— Y vos, muchachito — dijo Ross, sacudiendo el dedo en la nariz de Ewan -, no te
atrevas a andar aquí cerca. Entendido?
— Pero la idea fue mía — protestó el niño, frustrado.
— Lo Fue — intervino Kieran, despeinándole los cabellos.
— Vos heredaste la inteligencia de tu padre. Qué tal si vas a la Torre de Edén con
Ellis? Busca a Lorn MacLellan y dile que precisamos todo el rebaño . Nuestro éxito
ahora depende de vos.
El rostro de Ewan se iluminó.
— Voy para allá.
Cuando él desapareció de vista, Kieran se volvió hacia Ross.
— En cuanto a mí, voy a ver si encuentro a Laura antes de que la batalla comience.
Tenemos tres horas aún, según mis cálculos. Preciso hallarla antes.

— Mi Lord! Mi Lord! Ellos llegaron!


Los gritos rebotaron en la caverna, rompiendo la concentración de Laura.
Henry se puso de pie en un segundo.
— Cuántos?
— Unos seiscientos, exactamente como mi Lord esperaba.
— Dónde están?
— A pocos kilómetros de aquí, acampados, aguardando su llegada.
Percy se restregó las manos y ajustó la vaina en la cintura.
— Sélm mi caballo, rápido.
Después, volviéndose a Aulay:
— Te dije que ellos llegarían a tiempo. Vamos!
Aulay se levantó y estiró los brazos, bostezando.
— Ve yendo al frente. Iré en seguida.
El corazón de Laura se detuvo .
Henry arrojó el chal sobre los hombros. Sus ojos pasearon por la prisionera y por
Aulay. No era idiota , y sabía lo que el otro quería.
— Necesito ganar este valle sin perder hombre alguno— dijo, entre dientes. — Y
puedo conseguir eso con lady Laura. Por lo tanto, trata bien a mi rehén.
— Antes que tu rehén, ella es mi mujer — rugió el otro. Y yo voy a recordárselo
ahora. Y cálmate , voy a usar, pero no abusar.
Espantada, Laura se encogió. Todo ese tiempo había intentado entrar en contacto con
Kieran, en vano. Sus ojos acompañaron con tristeza la silueta de Henry Percy, que
desapareció en la noche, acompañado de sus auxiliares. Era Henry quien impedía los
avances intolerables de Aulay.
— Al fin, solos! — gruñó Aulay, obligándola a levantarse y arrastrándola cerca del
fuego.
— No! — gritó ella, rodando por el suelo, intentando arrastrarse hacia la entrada de
la caverna.
Él rió y la detuvo con el pie, la bota lastimándole la espalda. Laura intentó respirar,
pero el pie le presionaba las costillas, obligándola a abrir la boca en busca de aire.
Con la mano, Aulay la obligó a enterrar el rostro en la tierra.
— Muerde el polvo, mi bella. Ves que es buen estar allá abajo. Y ahora, trata de
permanecer quieta. No voy a demorar mucho.
Con brutalidad, él desató las apretadas correas que sujetaban los tobillos de Laura.
Ella se arqueó, pero no emitió sonido alguno. Precisaba huir de allí, aprovechar esa
oportunidad. Con el rostro enterrado en el barro, apenas respirando, aguardó. Su
corazón latía con una furia que la asustaba.
— Ah, hace tiempo que quería hacer eso! Ven para acá .
Ella obedeció, mirándolo con firmeza. Que Dios le diese fuerza para aguantar esa
visión horrenda, el rostro deforme bañado por la luz vacilante de la hoguera. No
podía, no debía dejarlo percibir su pánico.
— La misma orgullosa de siempre — dijo él, escupiendo a un lado. — Orgullosa y fría.
Tu amante bastardo consiguió algo mas que yo?
— Kieran es mi marido.
— No mientras yo viva. Y él no va a quererte mas cuando yo termine con este
servicio.
Entre horrorizada e hipnotizada, Laura la observó quitarse el cinto y desprenderse
la vaina. De repente, un brillo discreto dentro de la vaina de cuero le llamó la
atención. Era su puñal, el que Aulay había sacado de su bolsa cuando la había
capturado.
En silencio, cuidando de no traicionarse, Laura acompañó los gestos de Aulay,
guardando en la memoria el lugar exacto donde el puñal había caído . Aún con las
manos amarradas, sería capaz de herirlo profundamente . Si es que conseguía
alcanzar el puñal.
Él se aproximó, el aliento pestilente haciéndola desviar el rostro, enojada.
—Ah, todavía no te gusto! Enojo y miedo. Quiero ver miedo en esos ojos
malditamente azules. Mírame !
En un gesto que Kieran reconocería, ella levantó el mentón y lo miró, dejando que sus
ojos mostrasen todo su odio Y desprecio.
— Miedo! Quiero ver miedo! — gritó él, fuera de sí, sacudiéndola por los hombros.
Era el momento que esperaba. Luchando como una leona, Laura daba puntapiés y
rodillazos a diestra y siniestra . Aulay intentó sujetarla, pero ella conseguía
eludirlo , siempre a fuerza de puntapiés y rodillazos. Rodaron por el suelo de la
caverna— Vagamente, Laura sintió el rasguido de su ropa,. Cuando pararon de rodar
, jadeantes, Aulay estaba encima de ella. Pero nada mas le importaba. Porque allí
estaba él, bien apretado en su mano crispada. El puñal.
Él la miró, perplejo, el rostro horrendo tremendamente amenazante .
— Ahora, mi bella...
Laura enterró la hoja afilada con toda la fuerza que tenía.
— Ahhh!
Fue un gemido estrangulado, casi silencioso. Aulay se levantó, Tambaleando, los ojos
reflejando espanto e incredulidad. De su barriga la sangre salía a chorros, brillante,
tiñendo la tierra de rojo. Pero no era una herida mortal, y Laura se encogió con
miedo.
— Me la Vas a pagar, desgraciada!
Ella esperó, las manos atadas sujetando con fuerza el puñal.
Pero, con un único puntapié, Aulay hizo que el arma volase de su mano , describiese
una curva en el aire y cayese al suelo con un ruido metálico.
Rugiendo de odio, él la empujó al suelo y la arrojó contra la pared.
El dolor explotó en chispas incandescentes, mientras un zumbido ensordecedor le
llenaba los oídos. El aliento de Aulay le alcanzó las fosas nasales , y ella gritó,
desesperada, sabiendo que ya no había como luchar.
De repente, el peso y la presión de él desaparecieron. Laura intentó agarrarse a
algo, pero sus manos sólo encontraron el aire. Y ella fue escurriéndose lentamente
hacia el olvido.

Kieran!
Kieran se detuvo, alerta . Girando la cabeza frenéticamente, buscó en la oscuridad
del cañón. Una imagen, rápida como un rayo, le cruzó la mente. El rostro de Laura,
pálido y descompuesto, contra una pared de roca oscura.
Roca oscura. Pero todas las rocas allí eran oscuras. Dónde, por Dios...? Agua. Había
agua corriendo en la roca. Había tierra en la boca de Laura.
La caverna.
El recuerdo lo fulminó, impeliéndola hacia adelante. La caverna donde había estado
con Laura quedaba a algunos minutos de allí, unos quince a lo máximo. Afligido,
consultó el cielo estrellado. Había perdido mas de una hora en una búsqueda
infructífera y tensa, y aún no había encontrado pista alguna.
Un par de horas mas y el ataque tendría inicio. Y, a pesar de toda su
desesperación para encontrar a Laura, Kieran no podría escapar al deber de estar,
en ese momento, al lado de Ross y de los demás.
Después de lo que le pareció una eternidad, vio la entrada de la caverna. Un tenue,
pero visible hilo de humo salía de adentro, y el corazón de él se detuvo . Alguien
estaba allá adentro.
— Dios, que sea ella! Dios, que ella esté bien— murmuró.
Ató al caballo lejos y , pegándose a las paredes y a los árboles, llegó hasta la boca
de la caverna. Nunca en su vida había sentido el terror y el pánico que ahora le
retorcía las entrañas. El miedo de perder a Laura le aceleraba el corazón y las
palmas húmedas. Mulentamente, desenvainó la espada y avanzó algunos centímetros
mas, hasta llegar a donde quería.
Espió con cautela hacia adentro, y vio el cuerpo de ella caído en el suelo. Había sangre
en el suelo y en el vestido.
Apenas consiguiendo mantenerse en pie, Kieran entró, vacilante y trémulo, ajeno a
cualquier otro peligro. Sólo conseguía ver el cuerpo de Laura en el suelo, inmóvil.
Sin embargo, su instinto de guerrero lo llevó a oír un ruido leve detrás de sí, cerca
de la boca de la caverna. Sin pensar, levantó la espada, exactamente a tiempo de
parar un golpe encima de su cabeza. El arma enemiga resbaló y golpeó pe-sadamente
sobre su hombro.
— Aulay!
— Él mismo.
Sin darle tregua a Kieran, él levantó la espada de nuevo. Kieranla paró con firmeza
en el aire. Irritado, Aulay envistió de nuevo, y de nuevo, y de nuevo. Y todas las
veces encontró la espada poderosa y maciza de Kieran bloqueando su camino.
Aunque el mercenario tuviese mas habilidad, Aulay era traicionero y ágil. Eludía los
ataques con increíble facilidad, torciendo el cuerpo hacia atrás y hacia adelante,
recordando los movimientos sinuosos de una cobra.
A cierta altura, Kieran consiguió alcanzarlo, rasgando su cota de malla. El ruido de
metal contra metal fue ahogaado por el grito de Aulay, seguido por un insulto.
— Miserable! — rugió, tambaleando hacia atrás, mientras en su pecho se abría una
flor escarlata.
Sin darle tiempo de recomponerse, Kieran asestó una serie de golpes, hasta
acorralarlo contra la pared.
Espada contra espada, rostro contra rostro, aliento contra aliento, ambos se miraron
jadeantes.
— Desiste, Aulay Kerr! Cuánto tiempo piensas que vas a aguantar aún?
— Mas que ella. — Sus ojos se estrecharon en perversa malicia, mientras él apuntaba
al cuerpo inerte. — Luchó tan poquito que hasta me dio pena. Pero finalmente,
acordó darme a mí lo que me era debido.
— No! — vociferó Kieran, en un auge de desesperación.
— Entonces pregúntale a ella. Mírala , ella está despertando.
Kieran giró la cabeza, y la distracción le costó caro. Empujándolo con cuantas
fuerzas tenía, Aulay levantó la espada para darle el golpe final.
Pero Kieran consiguió parar el golpe de nuevo. Con furia redoblada, fuera de sí , por
lo que Aulay le había revelado, su fuerza parecía avasallante. A pesar de que aún
lograba defenderse, Aulay sabía que estaba perdido. El espectro de la derrota y de
la muerte cambiaron su expresión de odio a puro terror.
En poco tiempo, Kieran lo desarmó.
En un gesto final de desesperación, Aulay sacó un puñal de su bota y lo lanzó en
dirección a Kieran. Pero, a pesar de ser muy hábil con los puñales, él se hallaba en
franca desvantaja. Además, de estar psicológicamente derrotado , estaba
debilitado por las heridas que había recibido, uno de Laura y otro de Kieran. El puñal
erró su blanco, pasó zumbando cerca de la cabeza de Kieran y se partió al medio al
encontrar la roca de la pared.
— No! — bramó Aulay, corriendo desesperado hacia afuera de la caverna.
Con dos largos pasos, Kieran lo alcanzó. Fuera de sí, lo agarró por el cuello,
levantándolo en el aire con toda la furia desatada en él. Lo Sacudió como a un
muñeco de trapo y , con un rugido salvaje, lo tiró hacia abajo, donde el río corría
sobre el lecho de piedras puntiagudas. Las manos de Aulay se aferraron
frenéticamente en el aire, y su grito aterrorizado cortó la noche calma,
mezclándose con el murmullo del agua. La túnica se agitó- como alas de un
murciélago, flotó por breves instantes y se desempeñó en el abismo.
— Kieran!.— llamó al voz asustada de Laura, en lo profundo de la caverna.
Jadeante, exhausto, él volvió lentamente y se arrodilló al lado de ella.
— Todo ha acabado, Laura.
— Él me atacó. Él...
— Shh.
Violada. Su amada Laura había sido violada. No había otra palabra. Y eso lo quemaba
como un ácido por dentro.
Sin decir una palabra, Kieran se levantó y rasgó un pedazo de la túnica, con la cual
improvisó una venda para la frente de Laura.
— Dónde mas estás herida? — preguntó, preocupado.
— Sólo en el alma.
— pero... y toda esa sangre ?
— es de él. Intenté apuñalarlo. Oh, Kieran, qué pesadilla!
— Quieta . Ahora estás conmigo.
Se Oyó un gruñido en el fondo de la caverna. Kieran se levantó- alerta, tomó la
espada del suelo.
— No te muevas. Voy a ver que es.
Laura lo observó ir hasta la parte mas oscura de la caverna.
— Cuidado, Kieran. Puede ser...
— No es nada. Es un lobo. Tal vez Dhu.
— Dhu! Pero, cómo...? Él está vivo?
— Lo Está. Pero muy herido.
Con esfuerzo, ella se levantó y fue hasta allá. El animal yacía acostado, el pelaje
lustroso lleno de sangre y tierra.
— Él intentó salvarme . Ahora entiendo lo que pasó. Aulay estaba a punto de ... de ...
— Lo sé, Laura.
— Yo estaba atontada y sin fuerzas. De repente, Aulay había desaparecido, no estaba
mas apretandome contra la pared. Y yo me desmayé. Debe haber sido en ese
momento que Dhu entró. — Su mano acarició el pelo de Dhu con cariño. — Muchacho
valiente! Tenemos que llevarlo a Edén, pero primero vamos a hacer un vendaje .
Cielos, que...
— No hay tiempo, Laura. El ataque va a comenzar dentro una hora.
— Si No fuese por él, yo habría muerto antes que vos llegases, Kieran. Vamos a
salvarlo!
— Él se está muriendo.
— Tal vez no. Lo s ojos aún están brillantes.
Kieran levantó los brazos, en un gesto de desesperación.
— Pero como podría cargar a un lobo herido y a vos hasta Edén?
— Debe haber un modo — respondió ella, levantándose y dándole un beso. — Los
Mercenarios son geniales para conseguir lo imposible.
— Hechicera — murmuró Kieran, sacudiendo la cabeza, y dándose por vencido.
— Gracias, mi amor! — Ella se tiró al cuello de su marido, aunque el movimiento le
costó una mueca de dolor. — Y tu tío? Y los ladrones?
— No son ladrones. Y mi tío... Bien, te explicaré todo después. Ahora, vamos a Edén.
A pesar del cariño y de la ternura, Laura sintió una especie de rechazo que la
congeló por dentro. Era como si él tuviese prisa de librarse de ese abrazo.
Muriendo por dentro, Laura reunió el poco de orgullo que aún le restaba y se alejó.
— No es necesario que me acompañes, si no quieres. Sé ir sola.

Henry estiró ;as piernas con un suspiro de satisfacción. Su tienda era grande,
confortable y lujosa. Algunos caballeros se habían levantado para saludarlo, pero la
mayoría dormía el sueño de los justos. Un par de escuderos pulía su armadura,
mientras, allá afuera, un tercero cuidaba de una liebre que se asaba en la hoguera.
En un rincón de la tienda, un sirviente llenaba una bañera de cuero con agua
humeante.
Era bueno volver al comando.
— Me Mandó a llamar, mi Lord? — preguntó Fitzhawk, entrando.
— hace mas de media hora.
— Lo Siento mucho. Estaba ...
— No importa. Aulay Kerr ya llegó?
— Ni una señal de él.
— Ese loco! Nunca debí haberlo dejado con la rubia. Si él arruina mis planes...
— Quiere que mande a buscarlo?
— No, hay mucho tiempo aún. Quiero el ejército listo y de pie cuando salga el sol .
— Mis hombres podrán saquear el valle, mi Lord? Los sueldos de ellos están
atrasados.
— LO Sé , pero es que le prometí a Aulay Kerr...
Henry se interrumpió. Aulay Kerr que se fuese al infierno. A Quién le importaba ese
proyecto de hombre?
— Pero él desobedeció y lo prometido ya no se cumplirá — continuó. — Por lo tanto,
le concedo a nuestros hombres el derecho de recibir su justo premio.
— Mi Lord, su baño está listo — dijo el sirviente.
— Por fin ! No aguantaba mas...
EN ese momento, el suelo comenzó a temblar bajo sus pies.
— Terremoto! — gritó FitzHawk, con ojos desorbitados.
— A las armas! — gritó alguien afuera. — Ataque! Nos Está atacando!
Una oveja entró balando en la tienda, desorientada.
— Saca esa cosa de aquí, Fitzhawk! — gritó Henry, saltando en un solo pie, mientras
intentaba ponerse la bota.
Pero los balidos afuera eran ensordecedores.
— Dios del cielo!, qué está pasando aquí?
— Ovejas, mi Lord — gritó Fitzhawk, desenvainando la espada, aunque no supiese
para que. — Millares de ovejas.
Percy corrió hacia afuera de la tienda.
Era un cuadro dantesco. las ovejas bajaban masivamente desde la montaña , y por
donde pasaban dejaban un rastro de desolación y aridez. Los bramidos de los
soldados se mezclaban con los balidos interminables y los relinchos despavoridos
de los caballos. Las Tiendas cedieron con la presión del rebaño . Algunas cayeron
sobre hogueras y se incendiaban . A la luz de las llamas fantasmagóricas, Henry
Percy vio a sus soldados semi desnudos , corriendo mas atontado y mas asustados que
las ovejas. Huían de ese ataque inesperado, intentando escapar de las patas
implacables que pisoteaban todo lo que encontrasen en su camino.

— Cobardes! — rugió, saliendo como estaba, sin yelmo ni armadura. — Es sólo un


grupo de ovejas! Vuelvan aquí!
EN ese momento, Henry percibió que las ovejas no estaban solas. Caballeros armados
agitaban sus lanzas, incentivando a los animales, asustándolos aún mas. Otros blandían
las espadas, segando la vida de quien que pasase por ellas.
Era una carnicería como él jamas tenía visto en toda su vida de guerrero experto.
Desesperado, bramó:
— A mí ! A mí, Fitzhawk!
Pero era tarde. A pocos metros de allí, su mas fiel ayudante estaba de rodillas
delante de la espada enemiga.
— Kieran Sutherland — murmuró, lleno de odio impotente.
Allá estaba el negro caballero, atemorizante en su caballo de batalla, la punta de su
espada apoyada en el cuello de Fitzhawk.
Al ver la escena, se fueron las últimas esperanzas de Henry Percy. Pero no sus ganas
de vivir...
En un abrir y cerrar de ojos, corrió a su caballo y montó.
— Allá va a él! — gritó uno de los hombres. — Lord Henry está huyendo!
Kieran levantó la vista y localizó al fugitivo. Dejando a Fitzhawk arrodillado en la
tierra, partió como una flecha, soltando su bramido de guerra.
Zigzagueando entre soldados heridos , Henry partió directo en dirección al río,
oyendo el sonido de los cascos de Rathadack que se aproximaban.
Kieran seguía atrás, sabiendo que lo tenía acorralado. Entonces era ese el inglés
cruel y frío que había conocido hacia pocos días. Su apariencia era la de una liebre
asustada. Pero en el alma de Kieran no había piedad, sólo desprecio. A causa de Henry
Percy muchas vidas habían sido perdidas ese día.
Henry se metió en el río y comenzó a vadearlo, la espada , sobre su cabeza.
Kieran se detuvo en el margen, recordando los consejos de Ellis sobre las corrientes
traicioneras de ese río, aparentemente inofensivo.
— No conseguirás atravesarlo — dijo, en voz calma y alta , lo suficientemente fuerte
para ser oído.
Con el agua por la cintura, Henry giró. Era obvio que ya luchaba desesperadamente
por mantenerse en pie.
— Qué tienes para ofrecerme? — gritó.
— Una escolta hasta Edimburgo, donde serás juzgado y condenado.
— No hay prueba alguna contra mí!
EN ese momento, Ross llegó rodeado de una nube de polvo.
— Vencemos?
— En toda las líneas.
— Bajas?
— De nuestro lado, casi ninguna. Del otro, no sé. No paré para contar. Los que
consiguieron huir, deben estar corriendo aún.
— Qué hago con este imbécil? — preguntó Kieran, apuntando a Henry, que se
equilibraba como podía en el lecho del río.
Ross sonrió. Poniendo las manos alrededor de su boca, gritó:.
— Guy Fitzhawk acordó en acompañarnos hasta Edimburgo. Va a contarle al rey todo
lo que sabe. Ríndete, inglés!
Henry miró para todos lados, como que buscando una salida.
— Antes la muerte — aulló, soltando la espada.
Comenzó a nadar, en una tentativa desesperada de alcanzar la otra costa . Pero Ellis
estaba en lo cierto, ese río era traicionero. En pocos minutos, el cuerpo de Henry fue
tragado por las aguas .
— Las Peleas de familia son siempre tristes y lamentables — dijo Ross, maniobrando
el caballo para volver.
— Principalmente entre tío y sobrino — agregó Kieran, emparejándose con él. — Me
Vas a perdonar por lo que pasó?
— Soy yo quien imploro tu perdón. Losbeth me advirtió que te contase la verdad,
pero yo fui retrasando el momento cuanto pude. Y el destino probó cuanto me
equivoqué.
— Quedó todo atrás. Ahora sólo quiero saber del futuro.
Con Laura. Pero ella parecía una paloma asustada, los ojos grandes reflejando tanta
amargura que Kieran no sabía que hacer para consolara. Si Mil veces volviese a nacer
Aulay, mil veces él lo mataría de nuevo.
Sólo que muerte y violencia no resolverían nada. Necesitaba encontrar un camino para
ayudarla, pero cuál? Se sentía impotente y vacío, a pesar de su fuerza y habilidad en
la guerra..

Sentada en un banco bajo los árboles , Laura miraba distraída a Freda y a Dhu, que se
recuperaba de la herida. Las crías se perseguían unas a otras y rodaban en el suelo.
— Ah, estás ahí! — exclamó Kieran, con voz jovial, dándole un beso en la frente y
sentándose a su lado. — Ross y los Carmichaels ya están camino a casa. Acabo de
dejarlos en el desfiladero.
— No tuviste ganas de ir con ellos?
— No. Tengo muchas cosas que hacer por aquí. Stratheas nos está esperando, y hay
rebaños para cuidar. — Él hizo una mueca y rió. — Hace dos semanas que fue la
batalla, y hasta hoy aún seguimos encontrando ovejas perdidos por ahí. Hoy hallé
cuatro mas , cerca del río.
— No consigo verte como un pastor, Kieran. Y mi pregunta fue seria. Estoy contenta
con tu reconciliación con Ross, pero vos no querías el castillo Carmichael?
— Quién, yo? No, tengo todo lo que quiero aquí mismo.
Diciendo eso, descansó el brazo sobre el hombro de Laura. Era la primera vez que él
la tocaba. Laura ansiaba estar con su marido, pero , por miedo a ser rechazada, se
limitó a levantar la cabeza. La amargura y el odio habían desaparecido de la mirada de
Kieran, pero había permanecido aún una amargura profunda.
— Stratheas es pequeño y frío, comparado con Carmichael - dijo ella, bajito.
— Pero el Valle del Edén es el lugar mas bonito del mundo, además de tener las dos
únicas cosas que me interesan. Paz y a vos.
Ella se calló. Le Gustaba lo que oía, pero aún así sentía algo en el aire que la
perturbaba.
— Nuestro enfermo se está recuperando... — comentó él, mirando a Dhu.
— Si, pero cuánto tiempo va a aguantar viviendo en establos y comiendo migajas? Un
día él va a huir y ... y...
Laura no pudo continuar y soltó un sollozo.
— Pero qué es esto? Laura, nos juramos no tener secretos p. Qué estás haciendo?
Lloras por cualquier cosa ahora. Eso no es propio de mi guerrera.
— Sos vos quien desistió de todo por mi causa. Si no fuese por mí, vos estarías en el
otro castillo, ese que Ros te ofreció.
— Corthill? Queda del otro lado de Escocia, Laura
— Pero dicen que es bonito, lujoso , grande...
— No quiero saber nada con Corthill, ni con Carmichael.
Ella se retrajo, y Kieran sintió una puntada de angustia. EN esas dos semanas, había
hecho lo que estaba a su alcance. No la había tocado mas, manteniéndose a distancia
del sexo, aunque su cuerpo lo reclamase como un león enjaulado. De alguna forma,
Kieran percibía que su pasión por Laura la asustaba, seguramente recordándole el
terrible ataque de Aulay.
— Yo nunca te haría mal, vos lo sabes — dijo, con suavidad.
— Claro que lo sé. Por qué dices eso?
— Porque te retraes cada vez que yo me aproximo.
— Yo? Yo me retraigo? Pero sos vos quien me vive evitando! -— Los labios de ella
comenzaron a temblar de nuevo. — Se bien que no puedo culparte. Tienes toda la
razón de no querer... de no querer una mujer usada.
Kieran le tomó el rostro entre las manos y la obligó a mirarlo.
— Vos no una mujer usada, Laura Sutherland. Sos mi mujer, y yo te amo.
Ella pestañeó, los ojos límpidos mirándolo con intensidad.
"Aún lo soy ?", parecían preguntar. Pero ella no osaba formular esa pregunta, y eso
lo conmovió aún mas.
— Yo te amo desde el primer momento en que te vi. No, a decir verdad, ese día
quedé furioso con tu ataque, pero de ahí en adelante vos demoliste mis defensas una
a una, con una eficiencia excepcional.
— Una descripción bien romántica — rió ella.
—. Yo te amo, Laura. Si quisiera librarme de vos, habría insistido en casarme de
nuevo frente a Ross, Ewan y todo el clan Carmichael?
— Pero vos... no me has buscado en la cama.
— No es por falta de ganas, lo juro. Si lo dudas, pregúntale al vigía cuantas veces
tuve que salir de madrugada para meterme en el agua helada del lago. Todo lo que
quiero es que vos te recuperes, mi Laura. Vos estás herida en el cuerpo y en el
espíritu.
Siguió un silencio. Un petirrojo comenzó a piar y Freda ladró de vuelta.
— Lady Nestta tenía razón — continuó Kieran. — Ella me dijo que nosotros debimos
conversar sobre lo que pasó en la caverna, pero yo no quería amargarte con
recuerdos tristes.
— Pero es eso lo que me angustia — replicó ella, desesperada. — Yo no consigo
recordar nada. Desde el momento en que mi cabeza golpeó contra la pared, no sé
mas qué pasó. Es... es como si yo tuviese un blanco en esa parte de la memoria.
Kieran la levantó de su lugar y la sentó en su falda, feliz con la docilidad con que
ella se dejó cargar.
— Mejor que recuerdes. Así no hay nada para perturbar tu sueño...
— Pero yo sueño con eso toda las noches. Toda las noches, es un tormento sin fin.
Sólo que el sueño se acaba antes que sepa si Aulay... si él...
— Shh, quieta.
— No lo veo pero oigo a Aulay y a Dhu luchando. Oigo el gruñido de Dhu, oigo el
golpe de su cuerpo en el suelo. Aulay riéndose, después se cerca a mí, cada vez mas
cerca... y ahí me despierto.
— Tal vez sea mejor así.
— Si, puede ser.
Laura no sabía si debía hablar o no. Finalmente. Resolvió hacerlo . Después de todo,
ya había habido muchos secretos y medias verdades entre ambos.
— Tía Nestta dijo que estoy esperando.
— A Quién?
— Cómo a quien? Un bebé!
Si no estuviese tan preocupada, Laura habría reído gustosamente. Kieran la miró
perplejo, con la boca abierta, los ojos en shock y deslumbramiento.
— Es por eso que quiero recordar tanto lo que pasó — continuó ella, mordiéndose el
labio, luchando contra la desesperación que se había instalado en su alma. — Para
saber quien...
Por Dios, no había como continuar. Incapaz de controlarse, se largó a llorar
desconsoladamente.
— Hace cuánto tiempo que sabes? — preguntó él, finalmente entendiendo el drama
por el que pasaba su mujer.
— Algunos días.
— Debiste haberme contado antes, mi dulce guerrera. El bebé será nuestro, tuyo y
mío. — Su mano se posó con ternura sobre el vientre chato y liso de Laura. — la
primera generación de Sutherland de Stratheas.
— Pero... y si fuera un niño? — insistió ella angustiada — Cómo puedes nombrarlo
heredero, si fuese hijo de... de...
— Él tendrá tu sangre en las venas — la cortó Kieran con voz calma. — Y heredará
Stratheas.
Ella inclinó la cabeza y lloró bajito.
— Oh, Kieran, tu bondad me deja mas triste aún.
Él la llevó a adentro, la acostó y la tuvo entre sus brazos hasta verla adormecida. Y
cuando lo consiguió, al mirar el rostro frágil de su amada devastado por el
sufrimiento, Kieran estuvo seguro de que amaría al muchacho, fuese el hijo de Aulay
o no.
Ahora comprendía a Ross y a Megan. Ellos lo habían criado como a un hijo porque lo
amaban. Así sería con el hijo de Laura, que ahora era suyo también. No importaba de
quien fuese el semen, el niño sería su hijo. Y aprendería todo lo bueno que le
pudiese enseñar.
— Kieran?
— Estoy aquí, Laura — dijo él, tomándole la mano. — Duerme un poco mas, mi
querida.
Ella lo miró tiernamente , extendiéndole los brazos.
— No es sueño lo que estoy precisando.
Capítulo XX

Algunas estrellas aún brillaban en el cielo oscuro, pero una suave coloración rojiza ya
aparecía en el horizonte, junto a las montañas del este.
Laura empujó a Kieran hacia el campo, fuera de los muros de Stratheas. Ya se podía
ver abajo la procesión de muchachas vestidas de blanco que tomarían parte de la
cosecha del rocío.
— Vamos , se el sol sale acabará secando el rocío antes que la gente pueda
recogerlo.
— Vos ya sos bonita, mujer! — protestó Kieran, dejándose arrastrar por el puente
levadizo. — Quieres que yo sufra mas de pasión?
— Bien, si no quieres venir, entonces vuelve a la cama. Sé que debes estar exhausto
con las reformas de Stratheas. Y además, esta parte del rito de Beltane es mas para
muchachas. Yo siempre lo hice sola.
— Ahora ya no estás mas sola. Ya me estoy despertando. Ni aunque quisiese,
conseguiría dormir de nuevo.
Atravesaron el pasto, las botas de Kieran contrastando con los pies descalzos de
Laura. De repente, ella lo empujó hacia un árbol y lo enlazó por el cuello.
— Hoy es el día del ritual del fuego, y yo pensé en términos de nuestra hoguera
particular allá arriba, en el cuarto.
Kieran sintió la suavidad del cuerpo de la mujer pegándose al suyo.
— No me tientes, mujer. Sabes que ya no aguanto mas?
— Ni yo. El niño va a llegar en dos meses, y yo tengo ganas de ser tu mujer de nuevo.
Laura quedó en puntas de pies, y lo besó con el ardor de meses de abstinencia.
— Hechicera! Estos fueron los meses mas largos de mi vida.
— Para mí también. Pero hoy será nuestro día.
—Estás segura?
— Claro que si.
— Ya va a amanecer y ustedes están ahí besuqueándose como recién- casados? —
reclamó una voz alegre y vibrante.
Laura se desprendió de su marido y corrió hacia lady Nestta, que llegaba en un
caballo blanco, confortablemente instalada sobre el pecho de su orgulloso marido.
— Tía Nestta! Qué locura! Qué viniste a hacer aquí?
— A recoger el rocío de mayo, ! Como hice todos estos años.
— Pero cómo? Vos ni siquiera puedes doblarte en dos , tía!
— Veremos. Kieran, ayúdame a descender del caballo.
— Oh... — dijo Rhys,. — Es mejor buscar ayuda, amigo! Ella está mas pesada que
Rathadack.
Nestta le dio un codazo a su marido, y ambos estallaron en risas.
— Creo que el bebé nacerá hoy — cuchicheó Laura a Kieran, minutos mas tarde. — Un
día mas que apropiado para una muchachita.
— Ustedes son brujas! — rió Kieran. — Como puedes tener certeza de que es una
niña?
— Tía Nestta la tiene. En Consecuencia, yo también.
Kieran cubrió los labios con la mano y cuchicheó:
— Y yo también. Pero no le digas a nadie.
Ambos rieron.
— Hoy es día de fiesta en el valle. Comienza con la cosecha del rocío , después vienen
las danzas del árbol de mayo, los torneos con la coronación de la reina y los rituales
de Beltane.
— Y vos pretendes hacer todo eso? — preguntó Kieran, decepcionado.
— No .Sólo la cosecha del rocío. Por la noche, estaré a tu disposición, mi amo y señor.
A pesar de sentirse unidos como nunca, había aún una mancha obscureciendo esa
felicidad. La paternidad del pequeño Ross Lion, que había nacido en una mañana
radiante de marzo, continuaba atormentándolos a ambos. Kieran amaba al niño desde
el instante en que lo había visto, pero sabía que Laura se torturaba con la idea de
que tal vez él no fuese su hijo. Ross Lion había nacido rosado y fuerte, con los ojos
azules y la misma disposición de su madre. Pero no se parecía a nadie.
— De aquí a dos semanas, Ross y Megan vendrán a visitarnos dijo Laura. — No los
extrañas?
— Si . Ahora que hice las paces con Ross, me siento medio tonto por haber escapado
de casa.
—Vos te sentías herido, y con razón. Ellos no debían haberte mentido .
Se le ocurrió a Kieran que él y Laura podían incurrir en el mismo error. Si mas tarde
Ross Lion terminase pareciéndose a Aulay, ellos le contarían la verdad?
— Ah, esta va a ser una mañana gloriosa! — exclamó Nestta, levantando los brazos de
puro placer. — Vamos, que las niñas ya están impacientes.
Kieran y Rhys se quedaron observando mientras ellas hacían un círculo en medio del
pasto, todas con túnicas blancas con un cordón dorado en la cintura. Recordaban a
las ninfas salidas del río.
— No pueden mirar ! No pueden mirar! — gritaron las dos a sus maridos.
Obedientes y resignados, los dos se habían vuelto hacia el barranco.
— Es una tontería pagana ! — exclamó Kieran, sonriendo. — Y dime, cómo están
Duncan y la abuela? Por qué no quisieron venir con ustedes?
Rhys soltó un ronquido irónico.
— Adivina.
— ahora? A esta hora?
— Por lo menos detrás de la puerta, cuando fui a llamarlos, oí risitas ahogadas,
ruidos de pasos corriendo, esas cosas de recién casados. Creí que era mejor dejarlos
allá.
— Viejo libidinoso! — rió Kieran. — Quien diría, con mi propia abuela ! Sólo espero que
Megan y Losbeth aprueben este casamiento.
— Claro que lo van a aprobar. La familia sufrió muchas tribulaciones. Nadie le va a
negar al otro una porción de felicidad.
—Ojalá sea así. Y en cuánto a ustedes dos? Por ahora Nestta está contenta en Edén,
pero cuando Collie crezca y se case? Yo había pensado en darles Stratheas a
ustedes y quedarme con Carmichael, pero ahora...
— No, señor! Stratheas es de ustedes, Nessie y yo tenemos planes mejores. — Rhys
apuntó en dirección al sur, los ojos brillantes de entusiasmo. — Estamos pensando en
construir nuestro hogar entre la Torre de Edén y el desfiladero. Nada muy grande.
Sólo una torre donde podamos criar a nuestros hijos.
— Es una bella idea, compañeros.
— Listo, pueden mirar — dijo la voz alegre de Laura, por detrás de ellos.— me Lavé
el rostro y el cuerpo con el rocío de mayo. Ahora no tienes mas salida, Kieran
Sutherland. Estás atrapado para siempre...
— Mira ! Alguien está viniendo allí — dijo Rhys.
Kieran giró.
— No debe haber ningún problema, sino ya habríamos oído una alarma.
— Ah, es Collie. Esa cabecita color zanahoria es inconfundible.
— Si, pero quién viene detrás de él?
Todos se agruparon De repente, Rhys bramó:
— Mi Dios! Esa es mi madre! Y papá!
No fue una sorpresa. Fue un shock.
— Y junto con ellos vienen Megan, Losbeth y Lucas — murmuró Kieran.
Por Dios, no estaba preparado para esa visita. Sus pies se clavaron al suelo, su boca
se secó. Qué poco habían cambiado con el pasar de los años, pensó, mientras el
pequeño cortejo se aproximaba. Ligera arrugas en la cara de Lucas, algunos hilos de
plata en los cabellos negros de Losbeth. Cuando consiguió fijar la vista en Megan, su
visión se transformó en un borrón .
Allí estaba ella, la mujer que lo había acunado, que le había enseñado a caminar, que
había permanecido al lado de su cama durante días cuando había contraído
sarampión, esa enfermedad terrible de la que pocos escapaban. Las grandes trenzas
rojizas y los profundos ojos castaños oscuros eran los mismos.
"No voy a llorar, no puedo llorar", pensó Kieran. Pero dos lágrimas traicioneras
relucieron y se deslizaron lentamente por su rostro.
— Ross! Esperábamos tu visita dentro de algunos días! — exclamó Laura, diminuyendo
la tensión reinante con una sonrisa encantadora de bienvenida. — Qué sorpresa
deliciosa!
Kieran miró a su alrededor, sin saber que hacer o que decir, todos esperando que él
hiciese las presentaciones. Abrió la boca, la cerró, la abrió de nuevo. Sintiéndose
medio imbécil, intentó aclarar la garganta, pero había un nudo en ella.
Nestta, sensible como siempre, intentó salvar la situación.
— Rhys, por que no me avisaste que tu familia vendría?
— No sos tan buena con tus adivinaciones — la provocó él.
Todos rieron, divertidos, mientras lady Nestta le daba un codazo.
— Por qué estas muchachas aún están en camisolas de dormir? — preguntó Ewan,
intrigado, apuntando al alegre grupo que comenzaba a dispersarse por la pradera.
— Ellas hicieron la cosecha del rocío de mayo, Ewan — explicó Lucas,
pacientemente.
— Para qué?
— Calma, muchacho! — Ross sonrió, despeinándole los cabellos a su hijo. — es un
secreto femenino. Pero lo sabrás pronto de que se trata.
Lo que se siguió fue una charla generalizada, a veces descontrolada , a veces
atropellada , pero llena de alegría y de placer de verse nuevamente reunidos.
— Kieran, estás mas grande que tu padre — dijo Losbeth, cuyos ojos eran color de
violeta, iguales a los de su sobrino. — Ayuda a esta vieja tía a desmontar. Tengo los
huesos hechos una miseria.
— Vieja tía, ... si — murmuró él, pegandobajándola como si fuese una nena de seis
años. — Qué bueno verte, tia Losbeth!
— Te extrañé mucho ,mi querido. Es buenbo verte tan guapo.
— Oh Rhys, estoy tan contenta! — exclamó Chrissy, abrazando a su hijo con fervor.
— Pero, por que dejaste que tu linda mujercita viniese en este estado? Ella debería
estar descansando con los pies para arriba.
— Lo intenté, madre! Pero, quién puede con Nessie?
— Yo puedo — respondió ella, mirando a su nuera. — Ven, mi hija, vamos a Torre de
Edén. Y no quiero oír un No por respuesta .Soy tu suegra, y pretendo hacer justicia a
mi título.
Megan le sonrió a Kieran.
— Como ves, la lengua de Chris continua tan afilada como siempre . Trajo un carro
lleno de regalos para lady Nestta.
— Ella no es la única persona nerviosa por aquí — replicó Kieran, con la voz embargada
por la intensa emoción. — Yo... Dios, ni sé cómo decirlo. Estoy tan arrepentido y
avergonzado...
— No, mi hijo, nosotros somos quienes debemos pedir disculpas. Si hubiésemos...
— No. Ustedes actuaron correctamente , y hoy yo admito ese hecho sin reservas. Y,
si me diesen permiso, me gustaría volver a llamarlos papá y mamá nuevamente.
— Como antes — susurró Megan, posando la cabeza en el hombro de Kieran y
comenzando a llorar.
— Calma, Megan, mi querida — dijo Ross, con los ojos tan brillantes como los de
Kieran. — Esta es una fiesta de alegría, no de llanto.
— Tienes razón, papá — volvió Kieran. — Y para coronar nuestra mañana de
primavera, queremos que vengan a conocer a mi hijo.

Laura estaba mu nerviosa cuando puso al niño en los brazos de Megan. Y si notasen la
poca semejanza entre él y Kieran?
Pero Ross, Megan y Losbeth quedaron encantados con la criatura. Quien no les
correspondió con la misma alegría fue Ross Lion, quien, asustado con tantas caras
nuevas, se puso a llorar, en un llanto ensordecedor.
— No, mi amor, no! No llores así, por favor, si no todos aquí van a pensar que soy una
madre terrible!
Kieran llegó con una bandeja.
— qué pasa? Está enfermo?
— No, es pura maña. Él se alimentó como un rey y está con pañales limpios. No sé que
...
— dame al muchacho aquí — dijo Kieran, autoritario, sacando a su hijo de los brazos
de su madre y acomodándolo sobre su hombro. El bebé se tranquilizó en ese mismo
momento , y hasta se dignó a sonreírle a los presentes.
— Traidor — protestó Laura.
Megan y Losbeth se rieron.
—El mío también era así — dijo Losbeth. — Yo hacía de todo pero si algo lo
incomodaba, era con el padre con quien quería ir.
— Ross Lion va a ser alto como Kieran — dijo Megan, sacando al bebé del pecho de
Kieran. — Vean que tamaño !!.
— Los ojos son iguales a los de Kieran. — Megan continuó. — Primero pensé que
eran azules como los de Laura. Pero con mas luz , se ven los reflejos violeta.
Laura se aproximó, insegura, y examinó el rostro de su hijo con toda atención. Al
cabo de algunos instantes, se volvió con una sonrisa luminosa hacia su marido.
— es así! Y tiene hoyuelos en el rostro! Cómo es que no me di cuenta de eso antes?
Kieran, él tiene tus hoyuelos!
— Yo no tengo hoyuelos — dijo Kieran, serio.
— Entonces , qué es eso de ahí? — preguntó Megan, divertida.
— Son arrugas.
Mientras todos rían, Laura tuvo ganas de ponerse a bailar . Ross Lion tenía hoyuelos
en el rostro y bellos ojos violeta. Era hijo de Kieran, sin la menor duda. Al levantar
el rostro radiante hacia su marido, este la abrazó, cuchicheando:
— No sé si el bebé me gusta mas, sabiendo que es mío pero estoy contento de que
vos no cargues mas con ese peso en tu corazón. Ahora no hay nada que pueda
empañar nuestra felicidad, querida.
EN eso, Collie entró a la sala , colorado y despeinado.
Laura, Laura!! , Rhys te mandó a llamar urgente. Llegó la hora de tía Nestta.

La criatura nació al ponerse el sol .


— Bonita y perfecta! — anunció Laura, entregándosela a su padre.
Rhys, medio inseguro , equilibró el bultito en sus brazos y fue a sentarse al lado de
Nestta, que sonreía, feliz y somnolienta.
— Ella es tan bonita como vos, mi Nessie — dijo él. — Y yo no quepo dentro de mis
pantalones de tanto orgullo.
— Entonces vamos a salir de aquí, orgulloso — rió Laura. — Tía Nestta necesita
descansar.
— Es el ritual del fuego? — preguntó la joven madre, preocupada.
— Déjala conmigo, tía. Yo me ocupo de todo.
Cuando dejó el cuarto en compañía de Rhys, pasó por la sala y transmitió la noticia a
Duncan y a Carina, que aguardaban junto con Kieran.
— Es una niña muy linda !
— Nosotros podríamos acertarla como candidata para nuestro Ross Lion — dijo
Kieran. — Voy a proponer el noviazgo a Rhys desde ya .
— Negativo! — protestó Laura. — Ellos van a casarse por amor, como sus padres.
— brindo a eso! — replicó Duncan. — Siéntate, Laura. Vamos a festejar.
— No, abuelo, no puedo. Tengo que presidir el ritual del fuego, y hay muchas cosas
por preparar aún.
— Ritual? — repitió Kieran, decepcionado, mientras la llevaba a un rincón de la sala..
— Pero... y nuestra hoguera particular? Vos me prometiste que ...
— Lo Siento mucho, mi amor, pero sólo yo puedo substituir a tía Nestta. No contaba
con un parto así tan pronto. Ya falté al torneo de la tarde, que fue ganado por Jamie.
Falté a la coronación de Aileen como princesa y falté a la danza alrededor del árbol
de mayo. Pero el ritual del fuego es la ceremonia mas importante del día, y yo tengo
que estar presente.
Aunque decepcionado, Kieran asintió, porque respetaba la forma responsable en la
que Laura atendía a las necesidades del clan.
Desde tiempos inmemorables, los fuegos de Beltane venían siendo encendidos en la
colina que quedaba detrás de la vieja capilla , la misma donde Kieran y Laura se
habían casado. Y fue para allá que los MacLellans y sus invitados se dirigieron.
Apostándose delante de la hoguera, que chispeaba alegremente, Laura le dio la mano
a Kieran y comenzó a recitar en voz monocorde el canto sin melodía, cuyas orígenes
nadie mas podía precisar.
À medida que el pueblo repetía el recitado, Laura percibió que una llama, pequeña y
solitaria, comenzaba a crecer, ofuscándola. EN medio de ella, una imagen comenzó a
formarse.
Podía verlo viniendo en su dirección, las manos extendidas, las facciones deformadas
con una expresión de satisfacción anticipada.
No! Intentaba moverse, intentaba gritar, pero no conseguía ni una cosa ni la otra.
Sólo Podía verlo aproximándose, cada vez mas.
De repente, un bulto oscuro pasó delante del fuego y saltó sobre Aulay. Cayeron y
rodaron por el suelo, enlazados en un abrazo mortal. Una daga brillando en la semi
oscuridad, un gemido triste y el silencio aterrador que le siguió.
Para su desesperación, Aulay se aproximó. Triunfante. Saboreando el premio que iba
a recoger.
SE Estremeció, sabiendo que no había retorno posible.
No! — gritó, desesperada.
De repente, Aulay le dio la espalda y corrió hacia la entrada de la caverna, mientras
murmuraba un insulto obsceno. La silueta poderosa de un hombre se recortó contra el
cielo estrellado, la espada en su puño. Kieran! Aulay levantó el brazo para atacarlo...
— Laura?
Ella parpadeó, jadeante, y la visión se desvaneció.
— estás bien? — preguntó Kieran, ansioso.
Ella sonrió. Una sonrisa iluminada, tierna, en la que se mezclaban alivio, gratitud y
amor.
— Muy bien— respondió,. inundada de paz.
No había mas dudas. Aulay no había tenido tiempo de violarla.
Kieran, su guerrero valiente, había llegado antes.
— Todos están esperando, querida — susurró él.
Laura arrojó la cabeza hacia atrás, sintiendo el aire frío y puro de la noche en el
rostro.
— Qué se inicie la música! — ordenó.
Las gaitas arrancaron con ganas. Hombres y mujeres se dieron las manos, en un
enorme círculo, bailando alrededor del fuego. Primero fueron hacia la derecha,
después hacia la izquierda, los pies ganando velocidad de acuerdo con el ritmo de la
música.
El círculo se rompió, y la primera pareja saltó sobre la hoguera, con un una increíble
agilidad . Otra pareja los siguió y otra, y otra mas. Cada vez que saltaban, dejaban
escapar un bramido alegre y luego del salto zapateaban.
— Cuál es el significado de eso? — preguntó Kieran, abrazándose a su mujer.
— Fertilidad. Saltan la hoguera para tener suerte en el amor y concebir un bello
hijo.
— Ya tengo las dos cosas! — declaró él, los ojos brillando intensamente .
— Qué coincidencia, yo también!!.
Se Perdieron en una contemplación mutua, uno viendo el paraíso en los ojos del otro.
— Al final de la danza, todos toman una antorcha y usan la hoguera para encenderla
— explicó ella, después de algún tiempo. — Esa antorcha no debe apagarse hasta el
próximo ritual de Beltane, de aquí a un año. Quieres tomar la nuestra?
Kieran no se hizo rogar. Escogió una antorcha, la encendió y se volvió sonriendo al
lado de su mujer.
— Cuánto tiempo tenemos que estar aquí? — preguntó.
— Ni un minuto mas — rió ella, feliz. — Nadie mas precisa de mí aquí.
— Pues yo preciso de vos , y mucho. — Tomado por una súbita urgencia, Kieran le
ofreció el brazo, y ambos se escabulleron sin despedirse de nadie.
Un Poco mas adelante, Rathadack los aguardaba pacientemente.
Kieran la acomodó sobre la silla y saltó atrás, abrazándola.
— Vamos, amigo. Ya conoces el camino.
Laura sonrió, en éxtasis, una mano empuñando la antorcha, la otra entrelazándose con
la de Kieran, mientras Rathadack tomaba el camino hacia Stratheas.
— Sabes, querida, estuve pensando en lo que dijiste allá arriba. No recuerdo bien las
palabras, pero recuerdo el final, cuando hablaste de la fusión del hombre con la
mujer, en un amor atemporal y universal. Es así como me siento cuando estoy a tu
lado. Que somos la mitad de un único ser.
— Si, y nos encontramos de casualidad, pero obedecemos a un destino trazado para
nosotros hace muchos milenios.
Kieran empujó las riendas, obligando al caballo a detenerse.
— Mira quien viene a saludarnos.
— Freda! Dhu! — exclamó Laura, encantada. — Era la primera vez que Dhu dejaba
Stratheas. Por qué sería?
— Vino por su dueña, seguramente! Él es mas fanático de tu seguridad que yo.
Laura levantó el rostro y entreabrió los labios. Kieran la besó con ternura y pasión,
sin prisa, sabiendo que ambos llegarían al paraíso esa misma noche.
— Debemos irnos, querido — murmuró ella. — Sino el fuego se apaga.
Él sonrió.
— Ese fuego nunca se va a apagar.

FIN

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