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Título: La superestructura de la Carta familiar

Verónica Gebauer

El ser humano forma parte del mundo incorporándolo (aprehendiéndolo); y es allí,


cuando percibe las similitudes y diferencias del medio que lo rodea, que organiza su
pensamiento. A través de esta diversidad absoluta que lo rodea, instintivamente le da una
forma, jerarquiza, clasifica. En el proceso cognitivo, el hombre necesita establecer
clasificaciones para tratar las informaciones que adquiere.
En este marco, hemos elgido estudiar la tipología textual de la carta familiar (CF) y
de la carta entre amigos (CA), con el objetivo de unir (ligar) dos áreas del conocimiento en
FLE: la Lingüística y la Didáctica.
En tanto que nuestro trabajo como docentes consiste en la reflexión de los discursos
de los aprendices (?), de los medios, de la literatura, nos vemos necesariamente obligados a
cuestionarnos en lo que se refiere a clasificación de textos y discursos.
La comunicación epistolar es una de las grandes áreas donde producir en LE. se
convierte en una realidad, e inclusive en una necesidad para la mayoría de los aprendices.
La CF y la CA son textos utilizados cotidianamente en el aula; sin embargo no se ha
desarrollado hasta el momento una clasificación específica de la misma, en contraposición
con otros tipos de cartas, como por ejemplo las administrativas.
El presente trabajo es el resultado de una investigación realizada en el marco de la
adscripción en la cátedra de Ling. Gral de la facultad de Lenguas de la UNC.
En dicha investigación, abordamos la comunicación epistolar vista como la
correspondencia definida por su vía de difusión oficial (correo), y más precisamente
analizamos las CF y las CA., es decir los mensajes a través de los cuales un emisor hace
saber a un allegado acontecimientos particulares de su vida. Estas cartas contienen hechos,
sentimientos, emociones vividas por un emisor que percibe a su receptor como un
destinatario comprometido afectivamente en esta situación de comunicación, y en
consecuencia, capaz de percibir la dimensión expresiva del mensaje.
Nuestro objetivo fue verificar la existencia de regularidades en la CF y en la CA que
las determinaran (determinarían) como un tipo de carta en particular, es decir diferente de
la correspondencia profesional.
Desde el punto de vista pedagógico, y teniendo en cuenta los objetivos propuestos
en los CBC para la EGB, nuestra finalidad última es que este material contribuya a la
producción de cartas coherentes, bien conectadas y adecuadas a una situación comunicativa
determinada.
Partimos de la siguiente hipótesis: “La CF y la CA poseen (poseerían) las 7
categorías de base de toda carta, más una facultativa, a saber: el lugar y la fecha; el
apelativo que introduce al destinatario; la fórmula inicial; el cuerpo de la carta; la
(séquence) de despedida; el saludo final; y la PD. En el interior de estas categorías, el uso
de ciertas expresiones lingüísticas convencionales (est de règle). Dicha superestructura,
asociada a cierto contenido hacen de la CF y de la CA un tipo textual particular.”

Marco teórico
Siendo nuestro objeto de estudio el texto, este trabajo se enmarca en lo que
llamamos Gramática del Texto, contando con las limitaciones de la misma.
En el plano de comunicativo, la comunicación epistolar se desarrolla en ausencia, es
decir que los interlocutores se encuentran alejados; los intercambios se realizan por medio
de un canal gráfico, indirecto, y donde pueden, si quieren, introducir otros códigos
semióticos (imágenes).
La CF se caracteriza por la individualización de los mensajes y de los participantes
de la comunicación: el emisor se dirige a alguien conocido, determinado por su nombre o
apodo, y se encuadra en un momento y espacio dados (lugar y fecha del encabezamiento).
La superestructura, que está relacionada con el tipo de texto (molde formal que hace
que un texto pueda ser producido y reconocido como un relato, una receta de cocina, etc.)
se organiza en categorías respondiendo a ciertas reglas de formación. Dichas reglas
determinan el orden que organiza la distribución de esas categorías. Entonces podemos
hablar de un esquema característico de una CF. Este esquema, relativamente abstracto,
depende del contenido solamente en la medida en que, una vez que cada categoría está
integrada al contenido, se convertirá en una CF. Por otro lado, cada categoría condiciona el
tipo de contenido semántico que se puede encontrar en ella. Ej: el encabezamiento de una
CF puede ser expresado por “querido X”.
Delimitación del corpus y metodología
Hemos analizado 17 CF producidas entre 1990 y 2000, cuyos emisores (10 hombres
y 7 mujeres) tienen entre 18 y 28 años. Pertenecen a niveles socioculturales diferentes
(docentes, enfermeros, estudiantes, etc.). Se encontró un sólo caso de primer contacto; en
los 16 casos restantes las relaciones entre los interlocutores era de familiaridad o de
amistad.
Las cartas fueron recolectadas personalmente durante nuestra estadía en Francia
gracias a a la buena disposición de las personas que conocimos allí. Otras nos fueron
enviadas por correo luego de nuestro regreso a Argentina.

(acá viene lo que faltaba: a diferencia del documento que intitulé traducción, en este caso,
eliminé la referencia a cada carta, en los ejemplos)

Análisis
Retomando la hipótesis de partida, recordemos que la presencia de ciertas categorías
en los textos estudiados haría de la CF un tipo textual definido. No obstante demostraremos
a continuación que la ausencia de alguna de dichas categorías en una carta no la excluye del
tipo, sino que ésta es solamente considerada anormal.

La primera categoría de base de la superestructura de este tipo de texto está


compuesta por dos elementos: la fecha y el lugar de la enunciación. Hemos constatado
que la fecha normalmente está inscripta en la parte superior derecha de la hoja (soporte
material de la carta). Puede aparecer en números, separada por barras o bien puede aparecer
según su forma tradicional: fecha, mes, año. A veces, inclusive el día de la semana está
explicitado. De una manera o de otra hemos notado una fuerte recurrencia de la fecha en los
textos analizados (14 sobre 17). No es así el caso de la especificación del lugar, que debería
normalmente preceder a la fecha; solamente en seis de los 17 casos aparece el lugar de la
enunciación: “Saint Denis”, “Fribourg”, “Montauban” y “Palavas”. El autor tal vez no
considera necesario certificar el lugar de su residencia puesto que el receptor lo conoce
seguramente.
La segunda categoría es el apelativo que introduce al destinatario de la carta. En el
corpus analizado, es frecuente encontrar el término “querido/querida” que indica
claramente la relación afectiva que une a los interlocutores del acto comunicativo, seguido
del nombre (a veces abreviado “Vero”) del alocutario. A veces es el tipo de relación que
aparece en primer lugar (“Mi amiga”) o también “chiquita, chiquita”. Otro elemento que
puede acompañar al apelativo es “hola”, inclusive en otro idioma, o “buen día”, como si el
destinatario estuviera presente físicamente en el momento de producción. Sin embargo,
“cucú, soy yo” no reenvía al destinatario sino al enunciador mismo. En su carta, Catherine
parece no dirigirse a nadie en particular, puesto que ella omite completamente toda
designación. Esta categoría fue relevada en 15 casos sobre 17.

Luego del apelativo viene la fórmula inicial, que se manifiesta de maneras


diversas. Los autores han comenzado sus textos haciendo referencia a una carta o una
tarjeta que habrían recibido de su destinatario (“te agradezco por tu tarjeta...”;
“efectivamente recibí tu carta...”; “tu carta es bastante decepcionante”). “Estoy contento
de haber recibido finalmente noticias tuyas” no explica por qué medio el enunciador y el
destinatario se comunicaron: ¿por vía postal?, ¿por teléfono?, ¿por internet?, es posible
también que el enunciador haya recibido novedades de su amiga a través de un tercero. El
emisor puede asimismo retomar una idea de su interlocutor. En todos los casos es normal
encontrar agradecimientos (“gracias”) o términos apreciativos (“contento”; “placer”).
Hemos encontrado casos donde el autor hace referencia a “otra cosa”, como momentos
compartidos previamente; o bien a su estado de ánimo; o inclusive al medio que encontró
para enviar la carta. A veces el autor pregunta novedades de su interlocutor.
Marc comienza una de sus cartas disculpándose “de no haber podido (...) escribir
antes”. Un caso particular se destaca en la carta de Catherine donde ella se dirige a un
receptor aparentemente desconocido: ella se presente (nombre, edad y lugar donde vive en
el momento de la producción). Desde este punto de vista la carta 11 sería considerada como
la única carta anormal dado que su emisor no utiliza ninguna fórmula inicial, sino que
introduce directamente el tema a tratar.
Es en el cuerpo de la carta en el que el autor cuenta o expone ante su interlocutor
acontecimientos particulares de su vida: hechos (“participé de un intercambio”);
sentimientos (“realmente pasé una velada genial con vos”); emociones o secretos (“una de
mis colegas me invitó...”). Es allí donde también le da consejos (“enviá tu cv.... y dejá que
las cosas se den”); le hace propuestas (“deberíamos poder vernos...”); le cuenta sus
proyectos (“tengo intenciones de ir a Japón”); le hace reclamos; etc.

A través de la secuencia de despedida, quinta categoría de la superestructura, el


autor termina su carta mostrando siempre su interés de mantener el contacto. A menudo
espera algo: novedades del destinatario; “que todo termine bien”; un llamado; un encuentro;
una opinión.
El locutor se despide como si se tratara de una comunicación en directo (“te dejo”,
“yo también te dejo”).
El emisor puede también terminar con una aserción (sentencia): “tengo que enviar
esta carta”, o con una promesa implícita o explícita (“te escribo pronto”; o “te lo cuento en
la próxima carta, prometido”).
Existen casos donde el autor retoma el apelativo del comienzo, pero no literalmente.

La sexta categoría está constituida por los saludos finales. Hemos encontrado
muchas similitudes entre las diferentes fórmulas utilizadas: “besos”, o “BESOS EXTRA
ENORMES”; “te mando un beso”, o “mandále un beso a tus colegas” donde los saludos son
dirigidos a otras personas; o bien saludando “hasta la próxima”; o también ”hasta pronto”.
Estos elementos pueden ser considerados como habituales en este tipo de carta analizado.
Hay que destacar el caso de Catherine quien utiliza una expresión más formal.
El enunciado “mandáme novedades tuyas” es considerado como saludo final así
como también secuencia de despedida, dado que la carta es demasiado corta. Un autor
incluye sus saludos en la posdata, como si se hubiera olvidado de hacerlo anteriormente.

La firma aparece en séptimo lugar, última categoría obligatoria, constituye el lugar


donde el auto se inscribe en su carta fuera de los deícticos de la primera persona: “Jean-
Paul”, “Marie”, “Nadine”, “François”, escriben su nombre. La firma puede ser considerada
también la forma de validar el contenido de la carta: es Marc el que escribió la carta 13 y su
firma reconoce lo escrito como cierto. Es por este medio que el se hace responsable de todo
lo que escribió.
Un caso particular se destaca donde el emisor firma dos veces: la primera luego de
despedirse, y la segunda después de la posdata donde agregó información.
Solamente dos textos del corpus no poseen esta categoría, una de ellas no está
firmada, y sin embargo todas las informaciones incluidas en el cuerpo reenvían claramente
a Catherine, quien se inscribe al principio de la misma. En el otro caso ¿Quién es el autor?
sólo el receptor lo sabrá.

A estas siete categorías de bases obligatorias, hemos agregado una octava


facultativa: la posdata que, como su nombre lo indica contiene lo que el enunciador ha, tal
vez, olvidado de decir en el cuerpo. De las 17 cartas que constituyen el corpus, hemos
encontrado este recurso solamente en siete de ella, refiriéndose a diferentes temas:
disculpas; consejos; explicaciones; expectativas; etc.).

Presentamos a continuación los porcentajes de las categorías que conforman la


superestructura anteriormente analizada:

la fecha: 82,35%
el lugar: 35,29%
el apelativo: 88,24%
la fórmula inicial: 94,12%
el cuerpo de la carta: 100%
la secuencia de despedida: 100%
los saludos finales: 100%
la firma: 88,24%
la posdata: 41, 18%

Conclusión
En nuestro análisis hemos seguido un método científico, sin dejar de lado la
caracterización intuitiva de los hablantes, noción que nos guió en la elección de las cartas
que constituyen el corpus.
El autor que se pone a producir un texto se ve obligado a estructurarlo según un
esquema global que organiza el contenido a partir del objetivo actancial que se propone
obtener, siendo éste un factor determinante para la producción/interpretación de aquél.
Clasificación y categorías son elementos fundamentales, la mayor parte del tiempo
inconscientes, de nuestra organización de la experiencia. Sin la existencia de tales
categorías nuestra aprehensión del mundo sería probablemente imposible: estaríamos
sumergidos en la diversidad absoluta, en una impresión caótica que las irregularidades
sintácticas no lograrían compensar. Esta estructuración global no es solamente una
condición necesaria para la producción, constituye también un factor decisivo para la
comprensión textual de parte del que interpreta.
Las categorías de la superestructura establecidas en la introducción de este trabajo
aparecen casi de manera absoluta en este tipo textual, a pesar de que tomen formas
diversas. Los enunciadores nunca olvidaron despedirse de sus interlocutores, enviarles
saludos luego de haber hecho referencia a un cierto número de hechos. Rara vez olvidaron
de dirigir sus cartas, de introducirlas, así como también de firmarlas. Las marcas temporales
fueron sin duda consideradas como más importantes que la determinación espacial, ésta
última no aparece en la mayoría de las cartas. Surge clara la confirmación del carácter
optativo de las posdatas en virtud de la existencia de un porcentaje reducido de ellas.
Retomando la hipótesis de partida de nuestro trabajo la búsqueda permitió
demostrar la existencia de características particulares en la superestructura de la carta
familiar que hace de ella un tipo textual específico.
De los principales tipos de cartas (familiares y amistosas, funcionales y
profesionales), solamente las dos últimas constituirían el objeto de un aprendizaje
sistemático. Teniendo en cuenta la importancia de las relaciones intersubjetivas (debido a la
individualización de la comunicación), es posible considerar, entonces, una pedagogía de la
expresión fundada en el estudio de las situaciones de producción epistolar y de las
funciones de comunicación que le son inherentes.
Este trabajo se limitó a las cartas familiares, lo que podría abrir la vía a un análisis
tipológico de los correos electrónicos que, al parecer, manifestarían características
diferentes a las del tipo recientemente estudiado, sobre todo en el nivel de la
superestructura.

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