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El valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre.

El hombre que no
tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de sus propios prejuicios y creencias que
derivan de su propio tiempo y país. , las cuales se han desarrollado en su espíritu sin el consentimiento
deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido y obvio, las
situaciones familiares y habituales no le suscitan problema alguno. Sin embargo desde el momento en
que empezamos a filosofar, aún las situaciones y objetos más cotidianos y ordinarios nos llevan a
plantearnos problemas a cuestionarnos. La filosofía aunque incapaz de dar respuesta con certeza es
capaz de sugerirnos varias posibilidades hacernos pensar y liberarnos de la tiranía de la costumbre.
Nuestra capacidad de filosofar disminuye nuestro sentimiento de certeza, rechazando el dogmatismo y
ampliando nuestro horizonte y la búsqueda de respuesta,
Bertrand Russell
El valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no
tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de sus propios prejuicios y creencias que
derivan de su propio tiempo y país. , las cuales se han desarrollado en su espíritu sin el consentimiento
deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido y obvio, las
situaciones familiares y habituales no le suscitan problema alguno. Sin embargo desde el momento en
que empezamos a filosofar, aún las situaciones y objetos más cotidianos y ordinarios nos llevan a
plantearnos problemas a cuestionarnos. La filosofía aunque incapaz de dar respuesta con certeza es
capaz de sugerirnos varias posibilidades hacernos pensar y liberarnos de la tiranía de la costumbre.
Nuestra capacidad de filosofar disminuye nuestro sentimiento de certeza, rechazando el dogmatismo y
ampliando nuestro horizonte y la búsqueda de respuesta,
Bertrand Russell
El valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no
tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de sus propios prejuicios y creencias que
derivan de su propio tiempo y país. , las cuales se han desarrollado en su espíritu sin el consentimiento
deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido y obvio, las
situaciones familiares y habituales no le suscitan problema alguno. Sin embargo desde el momento en
que empezamos a filosofar, aún las situaciones y objetos más cotidianos y ordinarios nos llevan a
plantearnos problemas a cuestionarnos. La filosofía aunque incapaz de dar respuesta con certeza es
capaz de sugerirnos varias posibilidades hacernos pensar y liberarnos de la tiranía de la costumbre.
Nuestra capacidad de filosofar disminuye nuestro sentimiento de certeza, rechazando el dogmatismo y
ampliando nuestro horizonte y la búsqueda de respuesta,
Bertrand Russell
El valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no
tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de sus propios prejuicios y creencias que
derivan de su propio tiempo y país. , las cuales se han desarrollado en su espíritu sin el consentimiento
deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido y obvio, las
situaciones familiares y habituales no le suscitan problema alguno. Sin embargo desde el momento en
que empezamos a filosofar, aún las situaciones y objetos más cotidianos y ordinarios nos llevan a
plantearnos problemas a cuestionarnos. La filosofía aunque incapaz de dar respuesta con certeza es
capaz de sugerirnos varias posibilidades hacernos pensar y liberarnos de la tiranía de la costumbre.
Nuestra capacidad de filosofar disminuye nuestro sentimiento de certeza, rechazando el dogmatismo y
ampliando nuestro horizonte y la búsqueda de respuesta,
Bertrand Russell
El valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no
tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de sus propios prejuicios y creencias que
derivan de su propio tiempo y país. , las cuales se han desarrollado en su espíritu sin el consentimiento
deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido y obvio, las
situaciones familiares y habituales no le suscitan problema alguno. Sin embargo desde el momento en
que empezamos a filosofar, aún las situaciones y objetos más cotidianos y ordinarios nos llevan a
plantearnos problemas a cuestionarnos. La filosofía aunque incapaz de dar respuesta con certeza es
capaz de sugerirnos varias posibilidades hacernos pensar y liberarnos de la tiranía de la costumbre.
Nuestra capacidad de filosofar disminuye nuestro sentimiento de certeza, rechazando el dogmatismo y
ampliando nuestro horizonte y la búsqueda de respuesta,
Bertrand Russell

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