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3.2. Malfé. Pertinencia y Actualidad...
3.2. Malfé. Pertinencia y Actualidad...
Institución
Las instituciones (la palabra denota regularidad, norma o ente
legítimamente o por lo menos consensualmente, establecidos) han sido objeto
secular de interés para la “Filosofía Social”, así como para el Derecho y para
aquella vertiente de la tradición retórica (3) que dio origen a la Filosofía y, en
alguna medida, también a la Lingüística (4).
La Sociología, por otra parte, desde el siglo pasado, encontró allí uno de los
objetos que la constituyen como disciplina teórica, objeto caro en especial a
distintas orientaciones de la Sociología europea. En Francia, Marcel Mauss (4)
discípulo de Emile Durkheim, se acerca al tema desde una perspectiva que es
tanto sociológica como “etnológica” Etnología y Etnografía son los nombres que
designan en Europa continental un campo de indagación correspondiente a aquel
que en los países anglo-sajones se consolida en el curso de este siglo como
Antropología Social y Cultural.
En Francia, también, una corriente del pensamiento jurídico, filosófico y
sociológico católico de pre-guerra fue conocido como “escuela institucional”. Su
iniciador, Maurice Hauriou, “encontró el meollo de su teoría en el redescubrimiento
de unas palabras de San Agustín: “un pueblo es una reunión de seres racionales
unidos por un común acuerdo en cuanto al objeto de su amor” (5). Esta definición
representa una intuición asombrosa de lo que en nuestro siglo Freud designaría
en “Psicología de las masas y análisis del yo”, como “estructura libidinosa”, de la
que luego nos ocuparemos.
Ya en nuestros días, y con signo ideológico contrario, el auge estructuralista
desemboca en Francia en el minucioso análisis crítico de lo instituido (discursos,
prácticas u objetos) que llevan a cabo Michael Foucault (6), Roland Barthés (7) o
Pierre Legendre (8). En la misma línea hipercrítica de lo establecido, aunque con
distinto sesgo metodológico, hay que mencionar la escuela u orientación francesa
Pertinencia y Actualidad de la noción de “Cultura” para la Psicología Institucional
del “análisis institucional” (9). Todos estos autores, ya, influidos por el
psicoanálisis.
Lo que constituye a cualquier disciplina, o sector de ella, en la realidad
histórica, es -en último término- un conjunto de exigencias prácticas. Desde este
punto de vista, ha de admitirse que la Psicología Institucional cristaliza alrededor
de un centro constituido por la posibilidad del psicólogo de intervenir con pericias
específicas en el ámbito de las organizaciones (10). Sin embargo, parece
conveniente intersectar esa dimensión práctico-técnica de la disciplina con otra,
correspondiente a una reflexión teórica sobre lo instituido y lo instituyente en
campos históricos de diferentes amplitud y complejidad. Algunas de las disciplinas
u orientaciones del pensar, antes mencionadas pueden ser guía de ese proceso
de reflexión.
Así acotado, de manera general, nuestro ámbito de discusión,
procederemos a cernir el valor heurístico que puede tener la noción de cultura en
dicho ámbito.
Cultura:
Como todo término, éste se sostiene en un sistema de oposición con otros.
La contraposición semántica fundamental que da valor a la palabra aquí es
Natura/cultura.
En sentido originario, se trata de oponer así los frutos de una actividad que
se mantiene dentro de los límites de lo meramente animal (natura, participio futuro
de nascere: lo que está por nacer) con los frutos de un trabajo que trasciende
dichos límites (cultura, por analogía, será lo que puede ser producido por un
trabajo -el cultivo- cuyo prototipo lo brindan las labores rurales).
Con el tiempo, ha quedado cifrado en el término “cultura” todo lo construido
por el hombre en la configuración de un “mundo” que reconocemos como
característicamente humano.
En nuestro siglo, la discusión de lo que atañe a aquella contraposición
básica ha sido incorporado al discurso de la Antropología Cultural (11) -así como
otra, anexa, es más propia de la Psicología: versa sobre la diferencia
natura/nurtura, vale decir entre lo innato y lo adquirido a través de una experiencia
que ya, a dos siglos de la Ilustración, se reconoce que es siempre social y cultural.
La finalidad de nuestro estudio nos exime de adentrarnos en esa discusión, que
llevaría a discernir “universales de la cultura” (12). Importa, en cambio, examinar
distintas definiciones de “cultura”. Vislumbraremos así, de paso, a cuáles de entre
los factores, rasgos, elementos o dimensiones que se discriminan dentro del
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Sub sistema
SEMIOSIS.
ideológico Sistema de
significación.
Sub Sistema
Sub sistema
epistémico
nómico
Control de los Procesos
Sub Sistema
ecológico
Precondiciones y
límites para los
procesos
PHYSIS
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Queda abierta - hay que insistir en ello – la cuestión de vincular este nivel de
determinación operante en los campos históricos colectivos con los otros niveles
que es habitual reconocer: ¿Hasta dónde llega la autonomía relativa de los
procesos “culturales” así circunscriptos? ¿Qué sinergia establece este
(sub)sistema (que tiene sus propias reglas de transformación, como se desprende
del ejemplo transcripto) con los que figuran por ejemplo, en los bordes del
diagrama presentado en pág. anterior. También importa destacar la dependencia
de los campos circunscriptos en relación con aquellos más amplios que los
incluyen (54). En el caso de la organización dónde se llevó a cabo la intervención
reseñada, es evidente que los procesos de transformación en ella localizados sólo
adquieren inteligibilidad plena cuando los ubicamos en el contexto sociopolítico (y
también, en lo más específico, científico, profesional, gremial) de la Argentina de
hace 15 años. Y también, claro está, en ese contexto “cultural” más amplio.
Dicho contexto está complejamente constituido por las pautas culturales (más
abarcativas) que tienen vigencia en los múltiples campos históricos colectivos en
los que el ámbito estudiado se inserta, en términos de pertenencia y referencia
para sus miembros.
Aquí “Cultural” vale en todos los sentidos del término reseñados, vale decir:
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Entre otros conflictos había en esa institución una confusa implementación del
sistema de normas y sanciones. La implementación era en algunos aspectos muy
estrictas y en otras inexplicablemente laxa. En el curso de las reuniones, se fue
perfilando una figura mítica, la de la parábola del hijo pródigo, que arrojó
inesperada luz sobre el tema. El Director que manifestaba siempre su propósito de
aplicar en su vida y en su trabajo los principios éticos que entendía coherentes con
su fe religiosa, dijo en una reunión que, para él, esa parábola era - en efecto - guía
de conducta. Por esa razón era más benévolo con los infractores que sle
mostraban arrepentidos que con la gente acostumbrada a cumplir. Estas
manifestaciones provocaron en todos los que participaban en la reunión una
reacción entre indignada y risueña, pero - sin duda – les ayudaron a entender,
desde el nivel de la “cultura” implementada allí por la autoridad máxima, algunos
de los conflictos manifiestos. (Aquí “cultura” tiene reminiscencias de la aceptación
que intentan darle a los recientes teorizadores de la empresa del nuevo tipo). Pero
el tema dio para más. Porque obligó a todos a reflexionar sobre las relaciones del
Cristianismo con la Ley. Por un requerimiento argumental-fantasmático que Freud
interpretó hacia el final de su última obra, “Moisés y la religión monoteísta” (55) –
el Hijo ocupa el lugar del Padre- esas relaciones no pueden ser sino ambiguas.
“El Dios Cristiano, dijo por fin el Director, antepone al Amor a la Justicia”.
Algunos de los miembros del grupo, precisamente – como era de esperar- los más
“cumplidores”, replicaron (resentidos como los hermanos del hijo pródigo de la
parábola): “¿puede haber orden –el orden que, por otra parte, se nos exige- sin
justicia?”. (La interrogación sigue abierta). (56).
Sin otra intervención (en realidad, la situación es bastante frecuente), era
motivo de consulta, entre otros, por parte de una organización asistencial, la
acentuada rotación de un sector del personal profesional:
Al avanzar el trabajo, se hizo plausible la hipótesis de que los motivos que
podían generarse desde el interior de la organización para determinar ese
supuesto “síntoma” no tenían peso comparable al de un factor externo que sí
aparecía como fuertemente determinante. Ese factor extrínseco estaba alojado en
la (sub)cultura del grupo profesional en cuestión. (Aquí “cultural” tiene el sentido
restringido de conjunto de valores, creencias, etc.-“(sub)sistema ideológico” de los
bordes de nuestro diagrama). Entre los profesionales de ese ramo de actividad
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NOTAS
*El subrayado es mío (R.M)
1) Cf. Por ejemplo, Floyd Allport Institucional Behavior, University of North Carolina Press, 1933.
2) La definición, admirablemente simple, que da Etzioni de “organización” es esta: “Las
organizaciones son unidades sociales (o agrupamientos humanos) deliberadamente construidos y
reconstruidos para procurar fines específicos”. (A. Etzioni, Modern Organizations, Englawood Cliff,
n. Jersey, Prentice Hall, 1964, pág.3) la expresión “psicología organizacional” es la habitual ahora
en los países de habla inglesa.
3) V. Quintiliano, Instituciones oratorias, Madrid, Hernando, 1942.
4) Emile Benveniste, Vocabulario de las Instituciones Indo-europeas, Madrid, Taurus, 1981.
4’) Cf. Marcel Mauss, Institución y culto. Representaciones colectivas y diversidad de civilizaciones.
Obras II, Barcelona, Barral, 1971.
5) Nicholas S. Timasheff, La teoría sociológica, México, F.C.E., 1961, pág. 325.
6) Cf. Entro otras de sus obras, El nacimiento de la clínica, México, Siglo XXI, 1986; Las palabras y
las cosas, México, Siglo XXI, 1968; Historia de la locura en la época clásica, México, F.C.E, 1976;
Vigilar y castigar, México, Siglo XXI, 1976; Histoire de la sexualité, Paris, Gallimard, tres tomas
publicados, 1984.
7) Cf. Mythologias, Paris, Seull, 1957.
8) Cf. Jouir du pouvoir, Tratté de la bureacratics patriots, Paris, Minuit, 1976.
9) Cf. René Lourau, L’analyse institutionelie, Paris, Minuit, 1970; George Lapassade, Gruopes,
organisations, institutions, Paris, Gauthier-Villars, 1970; Félix Guattarí,, Psychanalyse et
transversalité, Paris, Mespera, 1972; F. Guattarí, G. Lapassade, et añ., La intervención
Institucional, Mexico, Follos, 1981; G. Baremblitt (coord.), El inconsciente institucional, México,
Nuevomar, 1983.
10) Cf. Amitai Etzioni, Modern organizations. Englewood Cliffs, N. Jersey, Prentico-Hall, 1964;
también: Claude Lévy-Laboyer, Psicología de las organizaciones, Barcelona, Planeta, 1976.
11) Cf. p. ej. Phillip K. Bock, Introducción a la moderna Antropología Cultural, México, F.C.E., 1977.
12) Cf. C. Wissler, Men and Culture, Nueva York. Crowell, 1923. Véase también: Phillip K. Bock,
Op. cit. págs. 535-540.
13) E.B. Taylor, The origins if culture, Nueva York, Harper Torch-books, 1958.
14) R. Linton, Estudio del hombre, México, F.C.E., 1942, pág. 90.
15) R. Linton, Cultura y personalidad, México, F.C.E, 1945.
16) Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn, “Culture: a critical review of concepts and definitions”,
Universidad de Harvard, Papers of Peabody Museum of American Archeology and Ethnology, vol.
47, 1952, pág. 145.
17) Ph. Bock, Op. Cit. págs. 30-31.
18) R. Redfield. The Folk Culture of Yucatan, Chicago, Univ. Of Chicago, Press, 1941, pág. 132.
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19) Cf. por ejemplo, L. Langness, The Life History in Anthropological Science, Nueva York, Holt,
Rinthart &Winston,1965.
20) Véase, por ejemplo, Ralph Linton, Estudio del hombre, México, F.C.E., 1942, pág. 92-96.
21) L. A. White, The Science of Culture, Nueva York, Ferrer, Strauss y Young, 1949.
22) I. C. Raznikov, Semiótica e Marxismo, I probleml gnoseologici della semiótica, Milán, Bomplani,
1967, pág. 309.
23) Cf. por ejemplo, M. Nash, Primitive and Peasant Economic Systems, San Francisco, Chandler,
1966; también: M. Herskotivs, Antropología económica, México, F.C.E., 1954.
24) Cf. Marvin Harris, El desarrollo de la teoría antropológica, Ina de las teorías de la cultura,
Madrid, S. XXI, 1978.
25) Una orientación levemente psicoanalítica dentro del campo antropológico fue la de Abram
Kardiner (cf. por ejemplo, Fronteras psicológicas de la sociedad, México, F.C.E., 1955). Que
postulaba la existencia de una “estructura de la personalidad básica” característica de los
miembros de una sociedad dada, dividiendo los aspectos institucionales en dos categorías:
primaria y secundaria. Las instituciones primarias (entre ellas la organización de la familia, la
alimentación, el destete, la educación sexual y las pautas de subsistencia) eran las responsables
de la formación de la personalidad básica. Las instituciones secundarias (sistemas de tabú,
religión, rituales, cuentos populares, técnicas de pensamiento, etc.) “mitigan las tensiones creadas
por las instituciones primarias o fijas”.
26) M. Godeller, Horizons, trajete Marxista en Antropología, París, Maspro, 1973.
27) Con respecto a la relación Psicología/Historia, hay que decir que Freud efectúa una
transposición nada inocua cuando afirma (en SU Nueva Conferencia “Sobre una Waltanschauung”,
Obras completas, Vol. II, Madrid, Biblioteca Nueva, 1948, pág. 872): “En rigor, no hay más que dos
ciencias: la Psicología, pura y aplicada, y la Historia Natural”. Hubiera sido a todas luces más
correcto afirmar: “Historia Natural e Historia Humana”
28) Una versión previa de este esquema figura en: R. Malfé, “Consideraciones críticas sobre
aspectos ideológicos y técnicos de la práctica psicoanalítica habitual”, Revista Argentina de
Psicología, N° 4, A.P.B.A; Buenos Aires, 1970. Una transformación ulterior en: R. Malfé, “Tres
proposiciones para cernir el objeto de la psicología (psicoanalítica) en horizontes del psicoanálisis
aplicado”, Revista Argentina de Psicología, N°26, A.P.B.A; Buenos Aires, marzo de 1980.
29) Perspectiva dese la que abarca la “cultura” otro etnólogo francés que siguió desarrollando, en
la línea “estructuralista”, la tradición teórica de Durkheim y Mauss: Claude Lévi-Strauss.
30) José Ferrater Mora: Diccionario de Filosofía, T. I, Madrid, Alianza, 1980, pág. 701.
31) M. Tort, El psicoanálisis en el materialismo histórico, Bs. As.: Noé, 1972
32) Recuérdese que este carácter, inconsciente, de las “ideas compartidas” por los participantes de
una misma cultura, estaba incorporado a la definición de “cultura” propuesta por el antropólogo PH.
Bock (véase más arriba, pág. 5) en lo que coincide con Lévi-Strauss.
33) R. Malfé, “Psicología Institucional Psicoanalítica”, Revista Argentina de Psicología, XII, 30. Lo
institucional, A.P.B.A., Buenos Aires, 199: ““Lugares” de la fantasmatización”, 2do Congreso
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influencia demostrativa que ejerce el éxito industrial y comercial de uno de los países derrotados
entonces.
52) Op. Cit. Pág. 186.
53) Op. Cit. Pág. 204-6.
54) La necesidad de ocuparse sistemáticamente de la relación entre la organización y su entorno
ha sido subrayada por Katz y Kahn, op.cit. y se desprende también de la experiencia de A. K. Rice
an Ahmedabad (cf. Rice, A. K; The Enterprise and its Environment, Londres, Tavistock, 1963).
55) S. Freud, Obras Completas, Vol III, Madrid, Biblioteca Nueva, 1968, pág. 284, apudfinam.
56) Los ámbitos confesionales, como todos los pronunciamientos ideologizados (en el sentido no
técnico de la expresión) plantean problemas peculiares para el trabajo psicológico, CF; en relación
con las escuelas judías, Siegfried Bernfeld, El psicoanálisis y la educación antiautoritaria,
Barcelona, Barral, 1973, esp. Pág. 188-197.
57) R. Malfé, “Psicología Institucional Psicoanalítica”: Superación del obstáculo organizacional”
Revista Argentina de Psicología, XII, 32, julio de 1982.
58) Aquí también hallamos estímulo en algunas nociones acuñadas en el ámbito de la
Antropología, Bateson (Naven, Stanford, Stanford Univ. Press; 1958) propone el término EIDOS
para designar los principios generales que dan coherencia a un sistema de creencias, algo así
como sus premisas, extraídas de la frecuentación, recopilación, desmontaje y re-construcción de
discursos, prácticas y sistemas de objetos.
58) Aunque puede descubrirse en Giambattista Vico la intuición embrionaria.
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