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Mar 4:35-41
Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.”
A partir de ahora, toda instrucción del Señor con respecto al crecimiento del reino de los cielos será con
aplicaciones prácticas. En la Enseñanza de los terrenos ya entendemos que quienes tienen el corazón correcto (el
de la buena tierra), que han recibido la semilla correcta(La Palabra de Dios, no olvidando que también hay malas
semillas que producen la cizaña, malas doctrinas y malas enseñanzas). Para quienes están en las condiciones
correctas entenderán la doctrina y vivirán la enseñanza dando en cada circunstancia el fruto esperado.
El fruto será el correcto, pero debe recibir el cuidado y la atención del que ha comenzado en nosotros la
buena obra y la Perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
“Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le
tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. (Mc 4:35-36)
En los capítulos anteriores vimos los efectos que tenía la popularidad en el ministerio de Jesús. Donde quiera que
iba se encontraba rodeado por las multitudes que acudían de todas las partes del país buscando ser curados de
sus enfermedades (Mar 3:7-12). Muchos le buscaron por las razones equivocadas.
Podríamos hoy preguntarnos ¿Porque Jesús nos atrajo a Él?
Creo que siempre habrá tres clases de personas entre los que están cerca de Cristo y Ud. puede ser uno de estos.
A. Los curiosos, los que simplemente están en el evangelio porque es una novedad religiosa más.
B. Aquellos que vienen a Jesús porque quieren sacarle algo. No vienen porque Le amen; ni porque encuentren en
Él esperanza en sus palabras y ejemplo. Esto ha sido explotado por los sanadores modernos, por los que enseñan
la prosperidad, y en general por todos aquellos que no están cerca de la Palabra ni de Jesús.
Eso es lo que casi todo el mundo quiere hacer con Dios y con Su Hijo. Por cada oración que se eleva a Dios en
días de prosperidad, diez mil se Le dirigen en tiempo de adversidad. Muchas personas que no han hecho nunca
oración cuando brillaba el sol empiezan a orar cuando soplan los vientos fríos.
Muchas personas consideran que la religión «pertenece al servicio de ambulancias, y no a la primera línea de
fuego de la vida». Un recurso para las crisis. Es solo cuando se han metido en líos, o si la vida les asesta algunos
de sus golpes terribles cuando empiezan a acordarse de Dios.
Todos debemos ir a Jesús porque Él es el Único que nos puede dar lo necesario para la vida; pero si ese ir y esos
dones no producen en nosotros una respuesta de amor y agradecimiento y entrega, hay algo trágicamente
erróneo en nuestra situación. Dios no es simplemente Alguien a Quien podemos usar en el día de la desgracia; es
Alguien a Quien debemos amar y recordar todos los días de nuestra vida.
C. Aquellos que verdaderamente no nos apartaremos de Él, que confiamos en su Palabra y damos el fruto porque
la semilla si ha caído en buena tierra
Tal era la situación del trabajo del Señor que no tenían tiempo ni de comer (Mar 3:20). A lo que hay que añadir
las largas sesiones de enseñanza junto con las explicaciones posteriores en la casa. No es de extrañar, por lo
tanto, que Jesús estuviera realmente agotado, rendido físicamente.
Dice el comentario (Wiersbe) “Jonás terminó en una tormenta debido a su desobediencia, pero los discípulos se
metieron en la tormenta debido a su obediencia hacia el Señor.”
Jesús les había dicho a sus discípulos que dicha barca “debía estar preparada” para Él, a fin de que pudiera
usarla si y cuando fuese necesario.
No hay detalles insignificantes en la Palabra de Dios. La barca hace referencia al instrumento que Dios pone en
nuestras manos para llevarlo a Él. Habla de nuestra vida, de nuestro ministerio, de nuestro llamado, del talento
que nos entregó para que lo devolviésemos con intereses. HABLA DE LA BUENA OBRA QUE EL HA
COMENZADO EN NOSOTROS Y QUE BUSCA PERFECCIONAR NUESTRA FE.
¿Está lista nuestra barca en Santa María para lo que el Señor quiere usarnos?
¿Esta lista nuestra barca para pasar de ser leprosos rechazados, paralizados inútiles o secos y sin vida a una
nueva etapa de utilidad y fruto?
¿está lista nuestra barca para este nuevo tiempo con Él? Siempre hay que tener lista la barca.
Sin embargo, Él nunca dijo que en ella no íbamos a pasar por tormentas. Él nunca dijo que en esa barca no iba a
haber esas situaciones cambiantes entre lo favorable o adverso, problemas, tempestades, zozobra… sólo dijo,
tengan lista la barca.
Estoy seguro que desde el comienzo de este año pasado, de alguna forma El Señor deseaba que tuviésemos lista
nuestra barca. Es tiempo de que como congregación nos preparemos, que hayamos entendido el significado del
juicio de Dios sobre la iglesia. Que revaloremos nuestra escala de valores y usemos todos nuestros recursos para
mejorar nuestra adoración y oración, nuestro servicio, nuestra obediencia.
Jesús dice a sus discípulos que dicha barca “debía estar preparada” para Él, a fin de que pudiera usarla si y
cuando fuese necesario.
Resumiendo:
“Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le
tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. (Mc 4:35-36).
El bosquejo del verso 35 es el siguiente:
1. Aquel día, cuando llegó la noche: Un día en la vida de Jesús. Su trabajo y su humanidad.
Los que buscaban a Jesús de la manera equivocada.
a. Los curiosos.
b. Los interesados o aprovechados.
c. Los sinceros y realmente convertidos.
2. Pasemos al otro lado: Sus propósitos y promesas:
Él prometió a Sus discípulos que ellos pasarían al otro lado. ¡¡La barca no se hundiría porque Jesús
está en la barca!!
3. Le tomaron como estaba, en la barca:
Jesús dice a sus discípulos que dicha barca “debía estar preparada” para Él, a fin de que pudiera usarla si y
cuando fuese necesario.
DESICIONES QUE LOS DISCÍPULOS TENDRIAN QUE TOMAR CUANDO TUVIERON LISTA LA BARCA
Resumiendo:
LA BARCA NO SE HUNDIRÁ, Y LA TORMENTA NO DURARÁ PARA SIEMPRE. Mar 4:35-41
Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo.”
DESICIONES QUE LOS DISCÍPULOS TENDRIAN QUE TOMAR CUANDO TUVIERON LISTA LA BARCA
a. Tener la barca lista.
b. Tener a Jesús con ellos.
c. Tener que despertar a Jesús.
d. Tener que remar.
Hermanos hay que trabajar. Dios ya hizo su parte, ya nos llamó, nos comisionó, nos ayudó en medio de las
circunstancias, nos librará de la tempestad, es hora de que pongamos manos a la obra.
Es hermoso tener a Jesús en la barca, y tener su presencia manifestada, sin embargo, hay trabajo que hacer.
Dios está buscando hombre y mujeres que estén dispuestos a poner sus hombros para la obra en su reino. Él
promete que traerá calma en nuestra vida, sin embargo, no nos quedemos con eso nada más, trabajemos para que
crucemos al otro lado, a donde nos está llamando. Pero ¡Cuidado! Dios solo llama a sus discípulos.
5. había también con él otras barcas:
El relato de Marcos se refiere solo a los que iban con Jesús, aunque había otras barcas que fueron testigos de la
tormenta y de su repentina calma, pero no fueron testigos directos de la enseñanza de Jesús sobre la fe. Esto
también no habla del testimonio que debemos dar a otros de la obra del Señor en nosotros.
B. EN EL A.T. EXISTIA LA ESPERA DE UN MESIAS HUMANO Esta espera era de dos clases:
(a) la representada en los símbolos: De más de cincuenta símbolos de Cristo que se hallan en el Antiguo
Testamento, la mayoría representa, ya sea directa o indirectamente, entre otros rasgos, la humanidad de Él. Es
obvio que dondequiera que se derrama sangre, o se sacrifica un cuerpo, o aparece una persona simbólica, se
indica el elemento humano.
b) la predicha en las profecías: Es suficiente citar algunas citas proféticas.
1. "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá
en la cabeza y tú le herirás en el calcañar" (Gn. 3: 15).
2. Por tanto, el Señor mismo os dará señal; He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo,
y llamará su nombre Emanuel" (lsaias. 7: 14 ). Lo que la virgen iba a concebir y a dar a luz era un hijo
humano; sin embargo, ese Hijo debía ser Emanuel, que traducido es: "Dios con nosotros."
3. "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino,
disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de
Jehová de los ejércitos hará esto" (lsaias. 9:6, 7).
Con todas estas cosas que Él tenía para preocuparse, Jesús no estaba preocupado. Él se durmió en una barca
que se mecía. “El sueño del Señor no solamente era el sueño por el cansancio; también era el descanso de la fe,
pues hay un descanso en la fe como también una vigilia en la fe.” (Cole)
Heb 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”
Resumen:
Antes de aprender de la enseñanza de estar en medio de las tormentas y cómo reacciona nuestra fe en oposición
a nuestro temor y del poder mostrado sobre los elementos (Que nos muestra parte de su divinidad),
Recordemos que pocos milagros de los que nos refieren los Evangelios debieron producir en el espíritu de los
apóstoles más impresión que este. Recordemos que cuatro de ellos, al menos, eran pescadores. Pedro, Andrés,
Santiago y Juan, y conocían probablemente desde su juventud el mar de Galilea y sus tormentas.
Que vamos a aprender de esto:
1. Que los servidores de Cristo no estaremos exentos de tormentas durante nuestro servicio.
Como discípulos y seguidores estaremos aprendiendo los riesgos de la obediencia y del deber. Los vemos no tan
perfectamente como se quisiera, asistiéndole en su ministerio y escuchando su palabra, diariamente dan
testimonio al mundo, porque ya era conocidos como los seguidores del carpintero, y proclaman que a pesar del
rechazo ya no tan disimulado de los religiosos, ellos creían en Jesús, lo estaban aprendiendo a amar. y no se
avergonzaban de darlo todo por El; y, sin embargo, vemos a esos mismos hombres angustiados, juguetes de la
tempestad, y en peligro de ahogarse, no poder sostener la prueba a causa de sus temores y la falta de fe.
Esta es una lección para nosotros. Si somos verdaderos cristianos no debemos esperar que nuestro viaje al cielo
sea muy tranquilo y suave. Hemos sido advertidos de antemano de esto y por lo tanto no debe sorprendernos
tener que sufrir como los demás hombres, enfermedades, pérdidas, aflicciones y desengaños.
1Pe 4:12-16 “Queridos hermanos, no se extrañen de verse sometidos al fuego de la prueba, como si
fuera algo extraordinario. Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para
que también se llenen de alegría cuando su gloria se manifieste. Dichosos ustedes, si alguien los
insulta por causa de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios está continuamente sobre ustedes. Si
alguno de ustedes sufre, que no sea por asesino, ladrón o criminal, ni por meterse en asuntos
ajenos. Pero si sufre por ser cristiano, no debe avergonzarse, sino alabar a Dios por llevar ese
nombre.”
Dios nos ha prometido perdón gratuito y completo, gracia durante el viaje y Gloria al fin; pero no que no
tendremos aflicciones. Nos ama demasiado para hacernos semejante promesa. Por medio de las tribulaciones nos
enseña muchas lecciones preciosas que sin ellas nunca aprenderíamos. Con las tribulaciones nos muestra nuestra
ignorancia, ineptitud, inutilidad y nuestros vacíos, nos atrae al trono de la gracia, purifica nuestros afectos, nos va
separando del mundo y llevándonos para el cielo. Entonces debemos dar gracias por las borrascas que estemos
pasando.
2. Que nuestro Señor Jesucristo fue hombre real y verdadero.
Recordemos su actitud calmada y aparentemente desinteresada “durmiendo”.
Tenía un cuerpo exactamente como el nuestro, que sentía hambre, sed, dolor, cansancio y que necesitaba
reposo. No es de admirarse que su cuerpo en aquellos momentos demandase descanso, pues había estado todo
el día muy diligente ocupándose de los negocios de su Padre. Había estado predicando al aire libre a grandes
multitudes, no es de extrañar que "cuando llegó la tarde" y concluyó su tarea, se quedase “dormido".
Heb 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”
El Salvador, en quien se nos manda confiar, es realmente hombre y Dios. Conoce las pruebas del hombre porque
las ha experimentado, y puede comprendernos cuando a El clamamos por ayuda desde este mundo de angustias.
Es el Salvador que para nuestro consuelo necesitamos día y noche.
3. Que nuestro Señor Jesucristo es, como Dios, omnipotente.
Lo vemos haciendo lo que es milagroso: habla a los vientos y lo obedecen; se dirige a las olas y se someten a sus
órdenes; cambia una tormenta furiosa en calma con unas pocas palabras: "Calla, enmudece".
Estas palabras eran las de Aquel que creó al principio todas las cosas. Los elementos conocían la voz de su Señor,
y, como siervos obedientes, se sosegaron.
Recordemos siempre. Nada es imposible para nuestro Señor Jesucristo; no hay temporal de pasiones, por fuertes
que sean, que no dome; ni genio, por violento y áspero que sea, que no cambie. No hay conciencia, por turbada
que se encuentre, que no aquiete y calme. Ningún hombre debe jamás desesperar, pues bástele rendir su
orgullo, y acercarse humillado a Cristo confesando sus pecados.
tentaciones grandes? Todo eso es nada, si Cristo está de nuestra parte, y estamos con El en la nave. Más grande
es El que está por nosotros, que todos los que están contra nosotros.
4. Que nuestro Señor Jesucristo es excesivamente sufrido y compasivo con su pueblo.
Vemos a sus discípulos manifestando una gran falta de fe y dominados por los mas injustificables temores.
Olvidaron tan rápido de los milagros hechos por su maestro días antes, olvidaron su interés y preocupación por
ellos en tiempos pasados, como cuando volvieron agotados de una jornada de pesca sin haber encontrado nada
No veían otra cosa que el peligro del momento. Despertaron apresuradamente y con gran terror al maestro
recriminándoles “¿No te importa que perezcamos?" Vemos a nuestro Señor tratarlos dulce y tiernamente: no los
reprocha con amargura; no los amenaza con despedirlos a causa de su incredulidad; tan solo les dirige esta tierna
pregunta, ¿Por qué teméis? ¿Cómo es que no tenéis fe? Recordemos bien esta lección. El Señor Jesús es muy
compasivo y tierno en su misericordia. "Como un Padre compadece a sus hijos, así el Señor compadece a los que
le temen" Salmo 103.13.
No siempre nos tratará de acuerdo a nuestros pecados, (aunque jamás tendrá por inocente al culpable), pero
siendo “lento para ira pero grande en misericordia” no nos premiará según nuestras iniquidades; ve nuestra
debilidad; comprende nuestras flaquezas; ve todas las deficiencias de nuestra fe, de nuestra esperanza, de
nuestro amor y de nuestro valor, y sin embargo, nonos lanza lejos de sí; nos soporta; nos ama hasta el fin; nos
levanta cuando caemos; nos dirige por el buen camino cuando fallamos.
Su paciencia, como su amor, es una paciencia incomprensible. Cuando ve que el corazón es recto, se complace
en
perdonar muchas faltas.
A final del estudio de esta porción de Marcos debemos tener en claro la consoladora certeza de que Jesús no ha
cambiado. Tiene aún el mismo corazón que cuando cruzó el mar de Galilea y aplacó la tormenta. Sentado en el
cielo, a la diestra de Dios, Jesús simpatiza aún con su pueblo, y es aún sufrido, compasivo y omnipotente.
El Salvador nos manda a confiar. Él es realmente hombre y Dios. Conoce las pruebas del hombre porque las ha
experimentado, y puede comprendernos cuando a El clamamos por ayuda desde este mundo de angustias. "No
tenemos un gran sacerdote que no pueda conmoverse con el sentimiento de nuestras debilidades".
Heb. 4.15.
¿Cuál creen Ud que era el propósito de Jesús al decidir pasar al otro lado?
¿No pudo haber descansado en la casa de Capernaum?
Este pasaje demuestra que Jesús calma la tempestad y a continuación le presentamos 4 aspectos importantes
que debes saber sobre lo que vivieron los discípulos y Jesús en la barca.
Mar 4:38 “Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron:
Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? ”
1. "Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?"
Cuando la tormenta estaba desbordada y sin control, aquellos hombres llegaron a angustiarse; estaban a merced
de las olas y en serio peligro de morir ahogados. Recordemos que al menos cuatro de los apóstoles que iban en
esa barca eran pescadores que conocían desde su juventud el mar de Galilea y sus tormentas. Esto nos enseña
varias cosas:
a. El Señor puso a prueba su fe en el ámbito de su vida cotidiana.
b. Las tribulaciones y pruebas de la vida nos muestran nuestra inutilidad e incapacidad aun en aquellas cosas
que pensamos "dominar" bien. El control es del Señor, no nuestro.
c. Estas situaciones nos quitan todo orgullo y autosuficiencia y sirven para atraernos al trono de la gracia.
El principio divino es aplicable en estas situaciones donde Él ha dicho “Bástate mi gracia; porque mi poder
se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2Cor 12:9)
Mientras ellos luchaban con la tempestad para controlar la barca, el Señor estaba durmiendo. A ellos esto les
pareció una actitud un tanto irresponsable, así que le despertaron de forma brusca en medio de acusaciones.
Ellos debían estar pensado: "¿cómo puedes estar durmiendo tan tranquilo en medio de la tempestad? Despiértate
y ayúdanos". Algunas veces nosotros también atravesamos por situaciones difíciles y tenemos la
impresión de que Dios no se interesa por nuestras dificultades, que no contesta a nuestras
oraciones. Y casi tenemos la tentación de pensar como Elías les dijo a los profetas de Baal, "¿no estará dormido
vuestro dios?" (1 Reyes 18:27).
Pero es interesante como Pedro entendió y enseñó lo que aprendió en esta y en otras muchas ocasiones: (1
Pedro 5:7) "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros".
8. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados. Rom 8:28”
9. El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? Rom 8:32, 1 Cor 1:5
10. “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los
que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por
Dios.” 2Cor 1:4.
11. “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” 2Co 9:8
12. “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas
las cosas según el designio de su voluntad”, Efe 1:11.
13. “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,
mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”, Fil 3:
14. “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que
habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.”
Heb 2:10
15. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad”. 1Jn 1:9.
16. “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1Pe 5:7
1. Sabiendo que vendrán tormentas y tempestades bueno es tener un refugio asegurado y preparado.
2Sa 22:3 “Dios es mi refugio, él me protege; mi escudo, me salva con su poder. Él es mi escondite
más alto, mi protector y Salvador. ¡Tú me salvas de la violencia!”
2. Sabiendo que vendrán tormentas y tempestades, bueno es conocer las señales claves de un peligro
inminente.
Job 22:4 ¿Acaso te castiga, O viene a juicio contigo, a causa de tu piedad?
Sal 25:9 Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.
Las tempestades son permitidas por Dios (Jon 1:4) como juicio o una manera de llevar al
arrepentimiento.
Job 9:17 “Porque me ha quebrantado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa”, pero la
razón de Marcos es mostrarnos si en verdad tenemos fe. ¿Cómo no tenéis fe? es la pregunta que nos llevará
a evaluarnos
Las tempestades aparecen de repente y por lo general causan caos y posible destrucción, porque
ninguna tempestad terminará en algo bueno si la asumimos mal, pero también son de corta duración, a
diferencia de los desiertos o pruebas que nos maduran en la paciencia y que pueden ser de más tiempo que las
tormentas.
Cada uno tiene un propósito específico, Por ejemplo:
En la historia de Marcos Los discípulos pasarían ante una tempestad física, pero hay tormentas que se producen
también en otro sentido. Los verdaderos servidores del Señor jamás estaremos exentos de tormentas durante
nuestro servicio y debemos saber cómo reaccionar.
Pensemos en las tormentas de nuestra vida, en las circunstancias que provocan en nosotros gran ansiedad.
Cualquiera que sea nuestra dificultad, tenemos dos opciones:
a. Preocuparnos y suponer que a Jesús no le importa o…
b. Resistir el miedo y poner toda su confianza en El.
Cuando el pánico quiera hacer presa de nosotros, debemos confesar nuestra necesidad a Dios y confíe en que El
cuidará de nuestra vida.
¿Nos hemos sentido así en alguna ocasión?
Los sucesos que mencionan las Escrituras fueron escritos para nosotros, y para ilustrar exactamente lo que nos
sucede en el ámbito espiritual o humano de nuestras vidas. ¿Quién de nosotros no se ha sentido de ese modo en
alguna ocasión?
Nos encontramos en una situación difícil, y da la impresión de que a Dios no le importa.
No hay respuesta a nuestras oraciones, pues Él parece indiferente. No da la impresión de suceder nada cuando
acudimos a Él preocupados, aturdidos y dominados por el pánico. Clamamos a Él, y no obtenemos respuesta. Eso
era la situación con la que se enfrentaron los discípulos.
Aunque los relatos de los Evangelios mantienen una unidad básica, las exclamaciones de los despavoridos
discípulos son presentadas de diferentes maneras.
Mateo dice, “Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo, ‘¡Señor, sálvanos, que perecemos!’ ”
Lucas, “¡Maestro, Maestro, que perecemos!”
Marcos, “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
Es razonable suponer que en una situación de tan terrible desesperación, los discípulos gritarían unos una cosa, y
otros otra.
¿Qué otro sentido podemos darle a su exclamación de “Maestro, no te importa que perecemos” excepto el de ser
una crítica adversa a Jesús, como si todo lo que pudiese suceder a sus discípulos no le importara. El reproche no
fue nada suave y significaba: “¿Tan poco valor tenemos para ti? Con la muerte mirándonos de frente, ¿cómo
puedes
dormir? ¿No te importa que nos devore, trague este mar embravecido?”.
Excusando y sin juzgar a los discípulos debemos reconocer que su actitud era:
a. Estaban totalmente atemorizados: en semejante situación aún las personas que normalmente son leales y
valerosas dicen a veces cosas que después lamentan.
b. Su amargura no se halla exenta de cierto grado de confianza. Si esto no fuese verdad, ellos a pesar de su
experiencia en navegar no se habrían dirigido a un “carpintero” para que les socorriera. Sin duda que su fe
distaba mucho de ser perfecta, pero aun la “poca fe” es fe, y tiene esperanza de purificarse y crecer.
Mar 4:40 “Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”
¿Qué es lo opuesto a la fe? EL TEMOR. Y cuando esta emoción aparece, debemos revisar el estado de nuestra
fe.
¿Significa que el creyente no puede sentir miedo? NO. Pablo fue un hombre atacado por miedos, sustos, temores
naturalmente humanos.
2Co 7:5 Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que
en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores.
Esa es la primera lección que aprendemos de este incidente. La fe es siempre la respuesta frente a
nuestros temores, sean los que fueren.
La misma certera pregunta de Jesús a sus discípulos será hecha a nosotros continuamente.
"¿Cómo no tenéis fe?".
Es evidente que no la tenemos siempre. Hemos olvidado todo lo que Él les había dicho en el sermón del monte
acerca de lo mucho que el Padre nos ama: " Sois de mucho más valor que las flores y que los pájaros. Si
Dios se ocupa de ellos, ¿cuánto más no se ocupará de vosotros, oh hombres de poca fe?" (Mateo
6:26-30).
Jesús estaba en la barca con los discípulos, y la suerte de ellos sería la misma para Jesús, pero ellos se habían
olvidado de eso.
La fe y el temor no pueden coexistir. La fe se describe en hebreos 11:1 como estar "seguros de lo que no
vemos".
Es una absoluta convicción de que Dios está siempre trabajando tras el escenario tormentoso de nuestras
tormentas,
en cada área de nuestras vidas, incluso cuando no hay pruebas tangibles que apoyen ese hecho.
Por otra parte, el temor, en pocas palabras, es incredulidad o una convicción débil. Cuando la incredulidad
empieza a dominar nuestros pensamientos, el temor se apodera de nuestras emociones. Esta es una ley física
que se llama la ley del vacío y que enseña que este no existe y que si existiera debe ser ocupado por algo
Nuestra liberación del temor y la preocupación se basa en la fe, que es todo lo contrario de la
incredulidad.
El término temor del griego es: “Fobeo”, que se aplica al sentimiento que conduce a la cobardía, a la timidez,
que es igual decir: falta de valor para enfrentar las cosas.
El temor desde el punto de vista científico y teológico, tiende a llevar a la persona temerosa a otros campos
relacionados con el temor
Deilo: De donde se deriva “Tímido Cobarde”, tiene que ver con el sujeto que se deja dominar por el temor y está
sumergido en él. (Mar 4:40)
Ekfobos: Denota la intensidad del temor. Es donde éste ha tomado total control del sujeto. (Marc 9:6, Heb
12:21)
Entromos: Tiene que ver con la manifestación física del temor, producto de su intensidad y su influencia. (Hech
7:32, 16:29, hebreos 12:21).
Después de haber analizado el término “temor” en sus diferentes aplicaciones, debemos comprender que lo
contrario a la fe, no es la duda sino el temor.
Por esta causa, una persona que viva en temores no puede andar en fe, porque el resultado del temor
es la duda.
Además de eso, el temor nos neutraliza por completo, psicológicamente nos deja estancados, inmóviles.
El temor tiene tanto poder como la fe, pero en forma negativa; son dos poderes que mueven el mundo espiritual.
Podemos decir que: La fe es lo que mueve a Dios, el temor mueve al diablo.
satanás sabe que nunca podrá hacer algo en contra de nosotros a menos que le demos lugar a través del temor;
satanás sabe que Dios nunca podrá realizar en nosotros sus propósitos sino es a través de la fe, y ésta es la
causa por la cual él trata de mantener al creyente en temores.
Los términos “Fe” y “Temor” son dos polos opuestos y, por lo tanto, incompatibles. Quien vive en
temores no puede moverse en fe, y donde hay fe no hay lugar para el temor.
Una de las cosas que indica que en nosotros hay fe, es que nada de lo que nos digan en contra de la
Palabra nos producirá temor; es decir, si lo que nos dicen en contra de la Palabra no roba la paz, la
confianza, y la seguridad es un indicativo de que en ti hay fe.
Smith Wigglesworth, famoso predicador y evangelista dijo: “El temor mira la circunstancia, la fe pasa sobre
ella”.
Don Gossette, el escritor del libro “Cómo vencer al Temor”, dijo que “darle lugar al temor es como darle
lugar al diablo”, y agregó “el temor es un imán del diablo, es un cáncer espiritual, el temor es una
fortaleza satánica que no les da cabida a las palabras de Dios”.
La fe produce: gozo, paz, confianza, seguridad, estabilidad, prosperidad, salud, vida. La fe es un reposar o
descansar en Dios.
¿QUÉ PRODUCE TEMOR EN EL CREYENTE Y NO LO DEJA VIVIR EN PAZ?
Se ha demostrado psicológicamente que lo que produce el temor en una persona es la falta de confianza y
seguridad que se tiene en uno mismo o en quien nos estemos apoyando (puede ser en algo o en alguien).
Y acá es donde entra el amor.
Por eso la biblia declara que lo que no proviene de la fe es pecado (Rom 14:23), porque duda del amor
inalterable de Dios y su propósito de bien para sus hijos. Dios no es un padre de venganza. Su venganza será
sobre el pecador irredento y su enemigo declarado, pero: Luc 11:9-13 “Y yo os digo: Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla;
y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si
pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión ?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”
1Jn 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor
lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
En amor no hay temor (la clase de «temor» mencionado no es un temor Piadoso ni una reverencia filial, sino más
bien un temor servil hacia un amo o de un criminal ante un Juez); antes bien, el perfecto amor echa fuera el
temor (Dios tiene un Amor Perfecto por nosotros, y si tenemos un amor perfecto por Él, que, sin duda, lo
podemos tener, por consiguiente sabemos que Él va a sustentarnos, por eso no hay nada de qué temer): porque
el temor tiene pena. (Es debido a la culpa que los hombres temen lo que está por venir.) De donde el que teme,
no está perfecto en el amor. (Si no entendemos correctamente la Cruz, entonces no somos hechos perfectos en
el amor.(BE EXPOSITOR).
En cuanto al creyente: El temor es una reacción ante el pecado y cuando un creyente tiene temor de algo o
alguien es porque no tiene confianza y seguridad en él mismo y en lo que se está apoyando, en este
caso, en Dios y en su Palabra.
Cuando un creyente tiene temor de algo o alguien es porque no tiene confianza y seguridad en él mismo y en lo
que se está apoyando, en este caso, en Dios y en su Palabra.
Según la Palabra de Dios, cuando un creyente deposita toda su confianza en Él Señor y se siente seguro de lo
que él es en Dios, no hay lugar para el temor y reina la paz.
Isaías 23:4: “No temas porque yo estoy contigo, no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo,
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia ”
Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti perseveran porque en ti ha
confiado”.
Salmo 23:4: “Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo”.
Salmo 27:1: “Jehová es mi luz y mi salvación ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida ¿de
quién me he de atemorizar?”.
Salmo 112:7: “El justo no tiene temor de malas noticias porque su corazón está firme confiado en
Jehová”.
Hebreos 13:6: “De manera que podemos decir confiadamente el Señor es mi ayudador; no temeré lo
que pueda hacer el hombre”.
1ª Pedro 5:7: “Echando toda nuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros ”.
“En paz me acostaré, y así mismo dormiré porque silo tú me haces vivir confiado ” Salmo: 4:8.
¿Cuál es la causa por la cual el creyente no confía ni se siente seguro de Dios y de su Palabra?
Porque no conoce la integridad que hay en Dios y en su Palabra.
Nunca podemos estar confiados y sentirnos seguros en aquello en lo cual no hemos visto integridad; por lógica,
nunca podremos tener confianza y seguridad en Dios y en su Palabra mientras no conozcamos su integridad.
¿Porque los discípulos y nosotros reaccionamos de igual manera ante circunstancias imprevistas que nos
desubican y causan temor y miedo?
Cual fue la pregunta y la observación que Él Señor hace a sus discípulos
Jesús les dijo: ‘¿Dónde está vuestra fe?”.
¿Tenía una razón para dicha observación? Sí la tenía, Jesús les había dado una palabra al momento en que se
embarcaron. Él les dijo: “Pasemos al otro lado”. Estas palabras son suficientes para no temer a ninguna
circunstancia. Si Él dijo: “pasemos al otro lado”, pase lo que pase, venga lo que venga, indiscutiblemente vamos a
pasar al otro lado porque Él lo dijo y Él no miente.
El problema estuvo en la falta de confianza y de seguridad que los discípulos tuvieron en las palabras de Jesús. Y
éste es uno de los graves problemas en los que el creyente está sumergido, en la falta de confianza y seguridad
que tienen en la Palabra, por no conocer la integridad de Dios.
Tenemos que entender que la fe no es algo que podemos producir en nosotros mismos. La fe es un
don (Efesios 2:8-9).
Se describe como un fruto (o característica) que se produce en nuestras vidas por el Espíritu Santo (Gálatas
5:22-23).
La fe cristiana es una garantía segura en un Dios que nos ama, que conoce nuestros pensamientos y
se preocupa por nuestras necesidades más profundas.
Esa fe sigue creciendo a medida que estudiamos la biblia y aprendemos los atributos de su maravilloso carácter.
Cuanto más aprendamos acerca de Dios, más podemos verlo obrando en nuestras vidas y nuestra fe crece más
fuerte.
Una fe que crece es lo que deseamos tener y lo que Dios quiere producir en nosotros. Pero, ¿cómo en la vida
diaria, podemos desarrollar una fe que vence nuestros temores?
La biblia dice, "la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Rhema)(Rom 10:17). El estudio
cuidadoso de la palabra de Dios, es importante en el desarrollo de una fe fuerte. Pero también el uso de esta
como la Rhema de Dios. La palabra declarada, revelada y usada de Dios como la Espada del Espíritu. Efe 6:17 “Y
tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra(Rhema) de Dios;”
Logos : Es la palabra eterna y hace referencia a la Biblia en su totalidad. La verdad eterna de Dios (Mt 24:35)(Jn
12:38).
Rhema: Es una palabra específica del Señor para un momento específico, que se aplica individualmente.(2 Cor
12:4)
1 Ped 1:23-25 “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra
(logos) de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la
gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra (rhema )
del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra (rhema) que por el evangelio os ha sido
anunciada”.
Dios quiere que lo conozcamos y que confiemos totalmente en Él para que dirija nuestras vidas. Es a través de
escuchar, leer y meditar en las escrituras, que comenzamos a experimentar una fe fuerte y segura que excluye la
preocupación y temor.
Tener un tiempo de quietud en oración y adoración, desarrolla una relación con nuestro Padre celestial, que
incluso nos ve a través de la más oscura de las noches. En los Salmos, podemos ver una imagen de David, quien,
como nosotros, experimentó momentos de temor.
Salmos 56:3 revela su fe con estas palabras: "En el día que temo, yo en ti confío".
El Salmo 119 está lleno de versículos que expresan la forma en que David atesoraba la palabra de Dios: "Con
todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos" (v. 10);
"En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos" (v. 15);
"En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti " (v. 11). Estas son palabras reveladoras
que nos brindan sabiduría hoy en día.
Dios es bondadoso y comprensivo respecto a nuestras debilidades, sin embargo, Él quiere que sigamos adelante
en fe, y la biblia es clara en cuanto a que la fe asombro
La adversidad es la herramienta más eficaz de Dios para desarrollar una fe fuerte. Este patrón es evidente en las
escrituras. Dios toma a cada uno de nosotros a través de situaciones aterradoras, y en la medida que
aprendemos a obedecer la palabra de Dios y le permitimos que sature nuestros pensamientos, nos damos cuenta
que cada prueba o tribulación se convierte en un peldaño para una fe más sólida y profunda.
Nos da esa capacidad para decir, "¡Él me sustentó en el pasado, me llevará hoy y me sostendrá en el futuro!".
Dios obró de esta manera en la vida de David. Cuando David se ofreció para pelear contra Goliat, dijo: "El
Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la
mano de este filisteo" (1 Sam 17:37).
David conocía al Dios que lo había sostenido a través de situaciones peligrosas en el pasado. Él había visto y
experimentado el poder y la protección de Dios en su vida, y esto desarrolló dentro de él una fe audaz.
La Palabra de Dios tiene abundantes promesas para que nosotros las tomemos y las reclamemos para nosotros
mismos.
1. Cuando nos enfrentamos a problemas financieros, Fil 4:19 nos dice, "Mi Dios, pues, suplirá todo lo
que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" .
2. Si estamos ansiosos por una decisión futura, el Salmo 32:8 nos recuerda que Dios "Te haré
entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos".
3. En la enfermedad, podemos recordar que Rom 5:3-5 dice, " Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,
prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha
sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" .
4. Si alguien se vuelve en contra de nosotros, podemos ser consolados por las palabras de Rom 8:31, "… Si
Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros?".
5. A lo largo de toda la vida seguiremos enfrentándonos a diversas pruebas que nos causarán temor, pero
Dios nos asegura que podemos experimentar la paz a través de cada situación: "Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Fil 4:7).
¿Cómo cree usted que se habrían comportado aquellos hombres de haber tenido fe?
Supongamos que su fe hubiera sido fuerte, su fe en Él y en el cuidado y el amor de Dios; ¿qué hubieran hecho?
Una cosa es segura, no le hubiesen despertado, le hubieran dejado descansar. Él estaba cansado y tenía una
gran necesidad de descansar. Ellos hubieran permitido que descansase, porque su fe les habría recordado dos
factores de gran importancia: Primero, que la barca no se hundiría, que no se podía hundir mientras
estuviese en ella el Dueño del océano, de la tierra y del cielo. En segundo lugar, que una tempestad
no dura para siempre.
VI. LA BUENA OBRA PERFECCIONADA PRODUCE TEMOR.
“Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el
mar le obedecen?”
La palabra "asombro", que aparece en algunas versiones, significa "temor", pero es una clase de temor diferente
al que ocurre antes. En el caso anterior era un temor cobarde, pero aquí estamos hablando acerca de
un temor que implica un profundo respeto que lleva, en el fondo, el asombro . Y cuando su fe fracasó,
quedaron más impresionados al ver la obra de su maestro sobre los elementos que les llenó de una gran
reverencia: "¿Quién es éste, que aun el viento y el mar lo obedecen, y que controla todos los
elementos del mundo natural? ¿Quién es?". Lo maravilloso de este incidente es que, a pesar de que los
discípulos suspendieron su examen de fe, se había fijado el fundamento para una nueva expresión de fe la
próxima vez que fuese puesta a prueba. Su propio fracaso les presentó la posibilidad de una nueva expresión de
fe en el futuro.
La Biblia menciona dos tipos específicos de temor. El primer tipo es beneficioso y debe ser fomentado. El
segundo tipo es una pérdida, perjuicio, daño y debe ser superado.
El primer tipo de temor es el temor del Señor. Este tipo de temor no es necesariamente miedo que
signifique estar temeroso de algo. Más bien, es un temor reverencial por Dios; una reverencia por Su poder y
gloria. Sin embargo, también es un apropiado respeto por Su ira y enojo. En otras palabras, es un reconocimiento
de todo lo que es Dios, lo cual viene a través de conocerlo a Él y todos Sus atributos.
En el Salmo 56:11, el salmista escribe, “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el
hombre?”. Este es un asombroso testimonio del poder de confiar en Dios. Lo que el salmista está diciendo es
que, a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios porque conoce y entiende Su poder.
La total y completa confianza en Dios, es la clave para vencer el temor. Confiar en Dios es rehusarse a ceder ante
el temor. Es acudir a Dios aún en los tiempos más oscuros y confiar en que Él arregle las cosas. Esta confianza
procede de conocer a Dios y saber que Él es un Dios bueno. Como dijo Job cuando estaba experimentando unas
de las pruebas más difíciles registradas en la Biblia, “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job
13:15).
Una vez que hayamos aprendido a poner nuestra confianza en Dios, ya no tendremos temor de las cosas que
vengan contra nosotros.
Seremos como el salmista que con confianza dijo: “…alégrense todos los que en Ti confían. Den voces de
júbilo para siempre, porque Tú los defiendes. En Ti se regocijen los que aman Tu nombre” (Salmo
5:11).
Cómo reacciona Jesús ante el reclamo de sus discípulos, no vemos en el reproche, amargura, ni lo amenaza con
despedirlos a causa de su incredulidad; tan solo les dirige esta tierna pregunta, ¿Por qué teméis? (acobardarse,
miedo, susto). ¿Cómo es que no tenéis fe?
El Señor Jesús es muy compasivo y tierno en su misericordia. "Como un Padre compadece a sus hijos, así el
Señor compadece a los que le temen" Salmo 103.13.
No trata a los creyentes según sus pecados, ni los premia según sus iniquidades; ve su debilidad; comprende sus
flaquezas; ve las deficiencias todas de su fe, de su esperanza, de su amor y de su valor, y sin embargo, no los
lanza lejos de sí; los soporta; los ama hasta el fin; los levanta cuando caen; los dirige por el buen camino cuando
se equivocan. Su paciencia, como su amor, es una paciencia incomprensible. Cuando ve que el corazón es recto,
se complace en perdonar muchas faltas. (Mt. 8:18, 23–27; Lc. 8:22–25)
Ese es el motivo por el que las personas tienen miedo, porque pierden la fe y esta es reemplazada.
La fe es la respuesta al temor.
Así es como Dios obra en nuestra vida, haciendo exactamente lo mismo con nosotros. Pone a prueba nuestra
fe todo el tiempo, para que podamos crecer. Y si nuestra fe es lo suficientemente fuerte nos daremos
cuenta de que Él puede ocuparse del problema y que sabe cómo hacerlo, pero incluso si nuestra fe es débil, no
nos dejará que nos hundamos por completo, sino que nos sostendrá y nos ayudará a superarlo y, de un modo u
otro, en el proceso pondrá el fundamento de una nueva visión de Su poder que permitirá que nuestra fe sea más
fuerte la próxima vez.
¿no es natural suponer que aquella falta de fe fue para Jesús un asunto tan importante, que consideró necesario
referirse a ella antes y después de realizar el milagro?
¿Y no es también verdad que los discípulos fueron embargados por el temor dos veces; primero a causa de la
tempestad, y segundo a causa de la presencia de Aquel que calmó la tempestad?
Lc. 8:24, Lucas 8:25 deja bien claro que los discípulos estaban atemorizados no sólo antes, sino también después
del milagro. Se habían asustado por la tormenta. Pero luego se llenaron de temor por la presencia de Aquel que
de forma tan repentina, completa, y dramática había calmado la tempestad.
Lo que Jesús realmente dijo fue, “Aún no tenéis fe? (véase también Mr. 8:17–21; 9:19). Eran “hombres de
poca fe”, es decir, hombres demasiado tímidos como para descansar en el consuelo y la confianza que debieron
haber obtenido de la presencia, promesas, poder y amor de su Maestro (Mt. 6:30; 8:26; 14:31; 16:8; Lc. 12:28);
eran demasiado vacilantes para percibir que el amoroso cuidado del Padre les era otorgado por medio del Hijo.
Aún sin fe; es decir, ¿sin fe a pesar de todo lo que habéis visto, oído y experimentado? La partícula “aún” no
debe pasar inadvertida. Al usarla, Jesús les está enseñando que las experiencias de la vida acontecen a los
hombres con un propósito determinado. Se deben aprovechar para crecer en santificación.