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"Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a
cuarenta días Nínive será destruida" (Jonás 3:4).
Una de las más grandes y antiguas ciudades de Mesopotamia. En su esplendor fue capital de Asiria
fundada por Nimrod (Gen 10.11, 12) la biblia la describe como "la cual es ciudad grande". Capital del
imperio asirio.
Nuestro señor Jesús hace una comparación de esta generación con las personas de Nínive para
mostrar la dureza del corazón, que aún prefiere morir por las consecuencias del pecado que
arrepentirse. Dice la biblia "Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta
generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he
aquí más que Jonás en este lugar" (Mateo 12:41).
A pesar de todo lo que está aconteciendo y acontecerá mucha gente no se volverá a Dios sino que
seguirán en su pecado. Dice la biblia hablando de esta generación: Rev. 9:20 Y los otros hombres
que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus
manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce,
de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;
Nínive no había gozado tales privilegios, de ser amonestado ni compartido la palabra pues, era un
país oscuro y pagano, idolatra y lleno de pecado.
Nínive solamente oyó la voz de un profeta, y no uno de los más grandes, ni de los más afectuosos.
Nínive oyó a este profeta una sola vez, en un sermón al aire libre, muy corto y monótono. Nínive no
había oído la Buena Nueva; solamente oyó los truenos de la Ley, y nada más. Sin embargo, la
obediencia a esta amonestación fue inmediata, universal, práctica y aceptable a Dios; de tal modo
que la ciudad fue salvada.
3. Solamente amenazaba de una ruina total: "Nínive será destruida." Su mensaje empezó y
terminó con amenazas.
4. Citó una fecha muy próxima: "Dentro de cuarenta días, y Sin embargo, el pueblo convirtió
este mensaje amenazador en una oportunidad, y actuó de tal modo que obtuvo el perdon;
mientras que muchos de nosotros, ricos y privilegiados, teniendo la segura promesa de
salvación , la hacemos inútil a causa de nuestra incredulidad y nuestro pecado.
Nunca ofreció una oración amorosa ni mostró piedad por el pueblo amonestado.
Antes bien, se disgustó de que la ciudad fuese perdonada. Sin embargo, aquel pueblo
obedeció a su voz y obtuvo misericordia, prestando oído a su advertencia. ¿No avergüenza
este ejemplo a muchos que han sido favorecidos con las más tiernas y amantes advertencias?
Ciertamente, avergonzó a los que vivieron en los días de nuestro Señor, pues no puede haber
dos caracteres más contrastados que Jonás y Jesús. De cierto, Uno "más grande", mucho
mejor y más tierno de corazón, estaba allí.
Nínive se arrepintió aun sin conocer de Dios por la vos del profeta Jonás