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Identifiquen de manera general las diferencias y similitudes de los actores con respecto a

sus comportamientos, formas de pensar y de actuar y relacionen las posibles causas de


conflictos.
Somos seres sensibles. El conflicto, no exento de connotaciones negativas, suele activar en
nosotros emociones no siempre deseadas, agitar sentimientos, influir en nuestros estados de
ánimo. Estas emociones, sentimientos y estados anímicos de naturaleza sombría suelen tener
una mayor intensidad cuando el conflicto surge entre personas que han mantenido relaciones de
afectividad sostenidas en el tiempo, como sucede en los conflictos de familia. Si a todo ello se
añade la experiencia de la confrontación judicial, un stress añadido resulta inevitable.
Los estados de ánimo, los sentimientos y las emociones, incluso las más leves, pueden, por
tanto, influir sobre la gestión del conflicto, condicionando el comportamiento humano en su
desarrollo así como las respuestas que se dan durante su gestión; y ello tanto en el ámbito
intrapersonal, esto es, afectando al propio comportamiento ante el conflicto (nuestras reacciones
ante las propuestas), como en el ámbito interpersonal, es decir, incidiendo sobre el
comportamiento de los demás participantes. Mediante recientes estudios empíricos ha podido
constatarse que las emociones positivas (alegría, gratitud, admiración, esperanza, interés,
amor…) favorecen por lo general una respuesta que propende a la conciliación y a la
colaboración, a diferencia de los estados de ánimo y emociones de carácter negativo (ira, miedo,
tristeza, culpa, envidia…), que generan con mayor frecuencia comportamientos competitivos y
apuntalan estrategias de dominación. De ahí la importancia en mediación de reestructurar los
afectos negativos y de facilitar un contexto emocional que ofrezca a los intervinientes mayores
garantías para la búsqueda de soluciones consensuadas y eficaces.
Partiendo de estas coordenadas y aceptando que los actores pueden y suelen acudir a la mesa de
mediación bajo estados de tensión y aflicción, la creación de un contexto emocional positivo
puede parecer a priori una tarea titánica.
Analicen las conductas emocionales y determinen si se está presentando el síndrome de
Burnout, argumentando la respuesta.
Hay acuerdo general en que el síndrome de Burnout es una respuesta al estrés crónico en el
trabajo (a largo plazo y acumulativo), con consecuencias negativas a nivel individual y
organizacional, y que tiene peculiaridades muy específicas en áreas determinadas del trabajo,
profesional, voluntario o doméstico, cuando éste se realiza directamente con colectivos de
usuarios, bien sean enfermos de gran dependencia, o alumnos conflictivos.
Estos casos son los casos más reiterados, lo que no excluye otros, aunque ya hay que advertir
que el síndrome se manifiesta menos en los trabajos de tipo manual, administrativo, etc. En
estos casos, el estrés laboral no suele ser conceptualizado como Burnout, según discriminación
general en el campo de la Psicología. Pero sí se produce en ámbitos como el voluntariado, sin
que existan condicionantes de tipo laboral, salarial, jerarquías, etc.
Propongan un modelo para dar solución al conflicto (objetivos, actores, etapas,
metodología) con el fin de mejorar el clima organizacional.
el clima organizacional en entidades como las instituciones educativas, constituye un aspecto de
suma relevancia en tanto determina la percepción del educador sobre la institución afectando
directamente, entre otros elementos, su desempeño, efectividad, identidad con el trabajo
realizado, con la institución y sus compañeros. Se identifica así, la existencia de factores
internos o externos que pueden afectar el que hacer de los trabajadores. En los factores internos
se ubican características de tipo personal como la personalidad, el estado de motivación, el
aprendizaje, entre otros; por su parte los factores externos se relacionan con aspectos sobre los
cuales la persona no tiene mayor incidencia pero que sí generan afectaciones sobre ella como la
cultura organizacional, los reglamentos, el ambiente organizacional, entre otros.

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