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1. La Carta de Jamaica
En la carta, Bolívar justifica la rebelión de los criollos patriotas de la América española y hace un
llamado a continuar la lucha para alcanzar la independencia (ya que rara vez la desesperación no
ha arrastrado tras de sí la victoria). Para ello, Bolívar recurre a dos argumentos.
El primero se refiere a la ruptura, por parte de la Monarquía, del contrato social, supuestamente
pactado entre la Corona española y los descubridores, conquistadores y pobladores de América
en tiempos de Carlos V (es decir, al inicio de la formación del Imperio en América), según el
cual éstos tenían derecho a dirigir los nuevos territorios, mientras la Corona se reservaba
únicamente el alto dominio (como si se tratara de una propiedad feudal). Este contrato, según
Bolívar, fue roto por la Corona especialmente por la nueva dinastía de los Borbones al imponer
leyes expresas que favorecen exclusivamente a los naturales del país originarios de España en
cuanto a empleos civiles, eclesiásticos y de rentas en detrimento de los criollos los naturales que
se han visto despojados de la autoridad constitucional que les daba su código.
El segundo argumento se refiere a la política represiva adoptada por la Regencia, primero, y
por Fernando VII, después (tras volver a asumir sus poderes absolutos en abril de 1814), respecto
a las juntas americanas que se habían proclamado independientes tras las sucesiones de
Bayona (la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII a favor de Napoleón en mayo de 1808) y
la posterior disolución de la Junta Suprema Central a principios de 1810, sustituida por una
Regencia. Según Bolívar, esta política represiva había convertido a España de madre patria (que
la Constitución de 1812 ha reconocido, al menos en teoría, a los criollos como españoles en
igualdad de derechos que los peninsulares) en madrastra. Antes, afirma Bolívar, todo lo que
formaba nuestra esperanza, nos venía de España, pero ahora sucede lo contrario y se nos quiere
volver a las tiniebla ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos.
El Congreso de Panamá fue una asamblea diplomática que tuvo lugar en 1826 en la ciudad
de Panamá. El congreso fue convocado por el libertador venezolano Simón Bolívar con el
objetivo de buscar la unión o confederación de los estados de América sobre la base de los
anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de unificación continental, como lo
había ideado el precursor de la independencia hispanoamericana, el prócer venezolano Francisco
de Miranda. El congreso se llevó a cabo en el antiguo convento de San Francisco -hoy Palacio
Bolívar- de la ciudad de Panamá.
Tras la convocatoria hecha por Bolívar se enviaron comunicaciones a los gobiernos del resto de
la Suramérica independiente, así como a México y América Central. La influencia política de
Bolívar sobre la Gran Colombia, Perú y Bolivia hizo que la asistencia de dichos estados estuviera
poco menos que asegurada. La asociación mental del Istmo de Panamá con el Istmo de
Corinto causó que Bolívar eligiera a la ciudad de Panamá como sede del Congreso.
El Congreso logró instalarse en la ciudad de Panamá el 22 de junio de 1826 y dejó de sesionar el
15 de julio de ese año. Asistieron dos representantes por cada país concurrente: la Gran
Colombia (que abarcaba los actuales estados de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá), Perú,
México, y las Provincias Unidas del Centro de América (que comprendía las actuales repúblicas
de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). El propio Bolívar se abstuvo de
intervenir en sesiones del Congreso al considerar incompatible su presencia allí mientras
desempeñaba la presidencia de Perú.
Los temas de discusión en la agenda del Congreso eran los siguientes:
El Congreso se realizó en Lima entre diciembre de 1847 y marzo de 1848, pero de los países
invitados solo asistieron Bolivia, Chile, Ecuador, Nueva Granada y Perú. En el Congreso se
aprobó un Tratado de Confederación, un Tratado de Comercio y Navegación y una Convención
Consular. Sin embargo, sólo la Convención Consular fue ratificada por todos los Estados, y
apenas Nueva Granada ratificó el resto de los tratados.
Países representados: Todas las Repúblicas americanas mandaron oficiales al Segundo Congreso.
Dicho Congreso aprobó una Acta Final que comprendía cuarenta y nueve resoluciones y
recomendaciones, entre cuyos temas estaban incluidos éstos: preparación y publicación de una
bibliografía de derecho Internacional así como de un índice o digesto de las varías divisiones y
subdivisiones de la misma (hadándose referencia en las distintas partes del índice a las fuentes
principales de consulta), publicación de los documentos oficiales referentes al derecho
internacional (inclusive la correspondencia diplomática), y publicación (en forma de anales) de
los fallos pronunciados por los tribunales nacionales sobre cuestiones de derecho internacional,
de los laudos de los tribunales arbitrales, y de las decisiones de las comisiones mixtas (Artículo
23); conveniencia de aumentar el número de escuelas e instituciones en las cuales se enseñaban
materias relacionadas con el derecho internacional, de adoptar un sistema metódico en la
enseñanza de tales materias, y de hacer gestiones para implantar el estudio del derecho
internacional, en ciertos casos, mediante series de conferencias dadas por profesores o
conferencistas viajeros (Artículos 24-29, 31,32); establecimiento, en las instituciones docentes,
de cursos especiales preparatorios para los servicios diplomático y consular (Artículo 30);
conveniencia de que se estudiaran en todos los establecimientos de enseñanza en América, las
constituciones, leyes e instituciones de las Repúblicas americanas, y de que los institutos o
colegios de abogados hicieran un canje de varias publicaciones (Artículos 34-36); utilidad de
establecer una Unión Intelectual Panamericana (Artículo 47); celebración del Tercer Congreso
Científico Panamericano en Lima, en el año de 1921 (Artículo 48).
El último intento para crear una liga o confederación hispanoamericana fue el segundo
Congreso de Lima. Este se realizó en 1864, en el marco de una serie de acciones que
reactivaban el intervencionismo europeo en México, el Caribe y América del Sur.
El Congreso se realizó entre noviembre de 1864 y marzo de 1865. Colombia, Chile, Bolivia,
Ecuador, Perú, El Salvador y Venezuela asistieron al Congreso, mientras Domingo Faustino
Sarmiento representó ad referéndum a Argentina. Su resultado fue la firma de un Tratado de
Unión y Alianza Defensiva y un Tratado para la Conservación de la Paz entre las Naciones
Aliadas, con el objetivo de garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de
las naciones hispanoamericanas y la solución pacífica de los conflictos entre ellos. Sin embargo,
estos tratados sufrieron la misma suerte que los firmados en Panamá, Lima y Santiago: nunca
fueron ratificados.