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IMAGEN 1

INTRODUCCION A LA RESPIRACIÓN CELULAR


Vamos a imaginar que eres una célula. Te acaban de dar una grande y jugosa
molécula de glucosa y te gustaría convertir parte de su energía en algo más
utilizable, algo que puedas utilizar para impulsar tus reacciones metabólicas.
¿Cómo puedes hacer eso? ¿Cuál es la mejor forma de exprimir toda la energía
posible de esa molécula de glucosa y capturarla en una forma más práctica?
Afortunadamente para nosotros, nuestras células —y las de otros organismos
vivos— son excelentes en la recolección de energía de la glucosa y otras
moléculas orgánicas, como grasas y aminoácidos. 
Las reacciones que extraen energía de moléculas como la glucosa se
llaman reacciones catabólicas. Eso significa que una molécula grande se rompe
en moléculas más pequeñas. Por ejemplo, cuando la glucosa se fragmenta en
presencia de oxígeno, se obtienen seis moléculas de dióxido de carbono y seis
moléculas de agua. La reacción general de este proceso se puede escribir de la
siguiente forma:

En una célula, esta reacción general se divide en muchos pasos más pequeños.
La energía contenida en los enlaces de la glucosa se libera en pequeñas ráfagas y
parte de la misma se captura en forma de adenosín trifosfato (ATP), una
pequeña molécula que impulsa las reacciones dentro de la célula. Gran parte de la
energía de la glucosa se disipa como calor, pero se captura suficiente para
mantener el metabolismo de la célula en marcha.

Estructura del ATP.


_Imagen modificada de "ATP: Trifosfato de adenosina: Figura 1," de OpenStax College,
Biology, CC BY 4.0._

Conforme una molécula de glucosa se descompone poco a poco, algunos de los


pasos de degradación liberan energía que se captura directamente como ATP. En
estos pasos, se transfiere un grupo fosfato de un intermediario de la vía a ADP en
un proceso conocido como fosforilación a nivel de sustrato.

Sin embargo, muchos otros pasos producen ATP de manera indirecta. En estos
pasos, los electrones de la glucosa se transfieren a pequeñas moléculas
conocidas como acarreadores de electrones. Los acarreadores de electrones
transportan a los electrones hacia un grupo de proteínas que se encuentra en la
membrana interior de la mitocondria, llamada cadena de transporte de electrones.
Al moverse a través de la cadena de transporte de electrones, estos se desplazan
de niveles de energía más altos a niveles más bajos y al final se transfieren al
oxígeno (y se forma agua).
Cuando los combustibles orgánicos como la glucosa se degradan mediante una
cadena de transporte de electrones, el proceso de degradación se conoce
como respiración celular.
Los acarreadores de electrones, también llamados portadores de electrones, son
pequeñas moléculas orgánicas que desempeñan un papel clave en la respiración
celular. Su nombre es una buena descripción de su trabajo: recogen electrones de
una molécula y los llevan a otra. En el diagrama anterior puedes ver que un
acarreador de electrones traslada electrones de las reacciones de degradación de
la glucosa a la cadena de transporte de electrones.

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