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Discernimiento en La Acción
Discernimiento en La Acción
Discernir la voluntad de Dios descansa sobre como persona le hace falta percibir en otros ojos
dos supuestos: primero, que Dios habla y el hom- la mirada del amor. Mientras esa mirada le sea
bre escucha, y segundo, que ese mensaje es desci- negada será sólo un muñón de persona. El segun-
frable. El artículo consta de dos partes, que ex- do radio es la relación al nosotros. Es una rela-
plican los dos supuestos. ción vasta y compleja, que comporta dos formas
bastante diversas: va desde el niño que juega con
otros niños, del adolescente que comparte ideales
DIOS HABLA Y EL HOMBRE ESCUCHA con otros adolescentes, y del adulto que defiende
con otros sus intereses, hasta esas grandes unida-
Dios habla des de convivencia que son la nación, el continen-
te, la especie humana. Las primeras formas de re-
El que nos habla no es un Dios lejano, sino un lación dan origen a sociedades particulares, que
Dios que desde siempre ha estado vinculado a la llamaremos "microsociedades"; las segundas dan
historia concreta de los hombres. La Epístola a origen a sociedades globales, que llamaremos "ma-
los Hebreos es explícita: "En múltiples ocasiones crosociedades". Cuando se distingue entre comu-
y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nidad y sociedad, el termino "comunidad" es más
nuestros padres por los Profetas. Ahora, en esta adecuado para reFerirsc a las primeras y el térmi-
etapa final, nos ha hablado por su Hijo..." (I, 1). no "sociedad" para referirse a las segundas. El ter-
Habló el Padre educando largamente a un Pueblo cer radio del reconocimiento es la relación a
que pudiera escuchar a su Hijo. Habló el Hijo Dios. El hombre es persona porque es imagen
con toda la fuerza de lenguaje de su cuerpo y de de Dios, lleva en su entraña más íntima la huella
su sangre, de su muerte y de su resurrección. Si- del Padre, del Hijo y del Espíritu. Ellos están en
gue hablando el Espíritu. Al despedirse en la Ul- su origen y en su meta, están llamándolo conti-
nuamente con amor hacia la plena realización de
sí. Eso es la vocación. (Viene del latín "VOCARE"
"Si Dios nos habla, hay que suponer que quiere decir llamar).
que lo hace en todas las dimensiones en Pero la relación humana de comunicación no
que somos hombres." se da en un plano único con diversos radios; tiene
además un cierto espesor. No somos espíritus pu-
ros, sino personas encarnadas, inmersas en la ma-
tima Cena Jesús dice a sus discípulos: "Cuando El teria y en el tiempo. De ahí que hay que pensar
venga, el Espíritu de la verdad, los irá encaminan- en dos niveles cada una de las relaciones que he-
do hacia la verdad entera" 3 . mos mencionado: el nivel de la naturaleza y el ni-
El Espíritu no dice todo de una vez —lo cual vel de la historia.
además no serviría de nada—, sino que nos ayuda
a madurar para entender las implicancias que la Normalmente atendemos muy poco a nuestro
Palabra de Dios tiene para cada momento de la condicionamiento natural. El cuerpo sano es silen-
historia. Dios ha ido habiéndonos cada vez desde cioso y la salud la damos por descontada hasta
más cerca y desde más adentro de nosotros. Por que comienza a fallar. Tampoco advertimos el rol
eso para profundizar en su lenguaje nos hace fal- que juegan los bienes materiales en las relaciones
ta saber más quién es el hombre. (En la segunda humanas hasta que éstos se hacen escasos. Imagi-
parte de este artículo volveremos sobre el tema nemos lo que sucede en una isla feliz el día que
de Dios que nos habla). un incendio destruye el bosque, los cultivos y los
animales. Imaginemos además qué pasa con las
relaciones sociales si unos cuantos se apoderan
de lo poco que queda. El condicionamiento natu-
El hombre escucha ral es una dimensión de los distintos tipos de re-
lación que hemos examinado: no sólo de la rela-
"Señor, ¿que quieres que haga?", es la primera ción a sí mismo y a los demás, sino también de
pregunta del hombre que discierne. Pero ¿quién la relación a Dios. Por algo los hombres en la
es ese yo que pregunta? No es una isla, sino un pobreza o en la enfermedad se acuerdan más de
ser abierto a la comunión con los demás, es como hacer oración.
un árbol que extendiera sus raíces a tierras leja-
nas y se nutriera de manantiales profundos. El yo También el tiempo es una dimensión decisiva
no se constituye como persona si no es de alguna en todas nuestras relaciones. No es lo mismo ser
manera reconocido por los demás. ¿Por quiénes? un niño de cuatro años que no entiende lo que es
Esto nos lleva a describir los radios de la comu- "marzo próximo" o ser un anciano con puro pasa-
nicación y del reconocimiento. do. No es lo mismo ser una república naciente en
El primer radio del reconocimiento es la rela- 1978 o ser descendiente directo de los romanos.
ción a un tú. Para que una guagua se desarrolle También nuestra relación con Dios tiene una di-
mensión de historia personal y social. Dios no nos
dice cualquier cosa en cualquier momento; nos
3 Juan, XVI, 13. espera hasta que tengamos la edad para poder oír.
La razón
de en nosotros por el bautismo. La fe, entendida día al Cardenal Wojtyla en el último cónclave
en este sentido amplio, no es un "agregado" a cuando hacía oración para saber si aceptaba o no
nuestros dinamismos naturales; cabalga sobre ser Papa. Una pequeña comunidad puede ayudar
ellos dándoles una orientación más profunda y a uno de sus miembros en un discernimiento im-
llevándolos más lejos. Es como una cuarta dimen- portante que éste tiene que hacer. La comunidad
sión; hace que encontremos paz y gozo en la cruz puede también discernir qué va a hacer ella como
y que sintamos la esperanza real de la resurrec- comunidad. Pero la comunidad puede tener res-
ción que ya está comenzada. ponsabilidades más vastas frente a la sociedad.
Pero Dios no se limita a iluminarnos interior- Así, por ejemplo, el Consejo de redacción de la
mente; actúa también a través de acontecimien- revista Mensaje tiene que hacerse periódicamente
tos exteriores, micro y macrosociales, a los cuales preguntas como éstas: ¿qué quiere Dios para Chile?
da un sentido inesperado. Piénsese en la sonrisa ¿que quiere para la Iglesia? ¿cómo se inserta
de Juan Pablo I y sobre todo en su muerte. En ahí nuestra acción? Por último, también las ma-
ese breve pontificado ciertamente nos dijo algo.
El Espíritu en la Escritura aparece como una pre-
sencia incubadora, está en todos los grandes co- "Discernir es contestar a preguntas
mienzos: comienzo del mundo, bautismo de Jesús, como éstas: ¿Señor, qué quieres que yo
nacimiento de la Iglesia. Lo propio de la juven-
tud es estar siempre comenzando. Por la fe nos haga?, ¿qué quieres que hagamos
unimos a la eterna juventud de Dios, al Verbo y nosotros, como grupo particular o como
al Espíritu, que siempre comienzan. grupo total (una nación, por ejemplo)?"
La razón y la fe son nuestros instrumentos para
discernir la acción de Dios; lo son también para
discernir la acción del mal y del Maligno. En el crosociedades disciernen. Durante los cuatro años
Evangelio de Juan, Jesús llama al Diablo "homici- del Concilio los obispos del mundo entero y miles
da desde el comienzo" y "padre de la mentira" de comunidades y de personas estuvieron discer-
(Jn., VIII, 44). El mal es destrucción y falsifica- niendo qué quería Dios de la Iglesia. Durante todo
ción del hombre. En la medida en que se nos ilu- el año 1977 y 1978, la Iglesia de América latina
mina la auténtica imagen del hombre, se nos acla- llevó a cabo un discernimiento que culminó en
ra también los sutiles caminos por los cuales se Puebla, en enero-febrero de este año.
la distorsiona y asfixia.
Todavía una palabra para completar esta or-
denación general de la experiencia cristiana. Dios
obra directa e indirectamente sobre toda la his- Conclusión
toria humana; pero tiene un lugar privilegiado de
su acción y es la Iglesia, entendida en el sentido Discernir es contestar a preguntas como éstas:
amplio en que la presenta la Constitución Lumen ¿Señor, qué quieres que yo haga?, ¿qué quieres
Gen ti um del Vaticano II. Para los cristianos éste que hagamos nosotros, como grupo particular o
es un referente clave de su discernimiento. como grupo total (una nación, por ejemplo)? Pero
no son las únicas preguntas que cabe hacerse: el
ámbito del discernimiento es tan amplio como el
ámbito de la libertad humana.
¿Quién discierne y sobre qué? Incluso cuando se trata de discernir las ideo-
logías (marxismo, liberalismo) no estamos frente
a preguntas teóricas, sino prácticas. Se refieren
El sujeto que discierne es tan amplio como el al aquí y ahora del cristiano: ¿qué hacer frente a
sujeto de la libertad humana: la persona, la mi- las formas históricas que concretamente toman?
crosociedad, la macrosociedad. Igualmente amplio Para contestar a este tipo de preguntas se re-
es el tema sobre el cual versa el discernimiento; quieren criterios prácticos. En este artículo no los
puede concernir a una persona, a una micro o a hemos dado. Nos hemos limitado a algo previo;
una macrosociedad. Combinando sujeto y objeto a proponer el cuadro general donde estos crite-
tenemos nueve posibilidades. Indicaremos algunas rios tienen que enmarcarse. Ello era necesario,
a modo de ejemplo. porque los cristianos con frecuencia han referido
Una persona puede discernir qué va a hacer el término "discernimiento" sólo a la experiencia
con su vida en la medida en que le concierne a espiritual individual. Era preciso ampliar el sen-
ella sola. Pero puede que tenga responsabilidades tido del término, de lo contrario los criterios po-
sobre una microsociedad (su familia o el sindica- dían entenderse en forma demasiado particular.
to que dirige, por ejemplo). Por último, puede ver- Peto una vez hecho esto hay que pasar a los cri-
se enfrentado o tener responsabilidades frente a terios prácticos, porque sin ellos no hay discerni-
una sociedad más vasta. Así sucedía a Kennedy en miento. Es lo que abordaremos en un próximo
1962 en la crisis de los cohetes en Cuba; así suce- número de Mensaje,