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SEMINARIO TEOLÓGICO ADVENTISTA INTERAMERICANO

En la Universidad Adventista de Colombia


Medellín, Colombia

TRABAJO DE INVESTIGACIÓ N

LA LEY DE DIOS

Por

Fabiá n Blanco Ramos


Lien Enrique Pineda Villadiego
Martín Charry Pizarro
Jafet Mena Ayarza

Trabajo presentado como requisito de la asignatura Desarrollo de la Teología Adventista.

Diciembre 2014
TABLA DE CONTENIDOS

Capítulos.

1. INTRODUCCIÓ N. 2.

La ley de Dios ........................................................................................................................... 2.

Propó sito de la investigació n.................................................................................................. 2.

Base bíblica ........................................................................................................................... 2.

Enseñ anza en la historia adventista..................................................................................... 8.

2. DESARROLLO DE LA DOCTRINA DE LA LEY EN LA IGLESIA ADVENTISTA

DEL SÉ PTIMO DÍA 10.

3. LA DOCTRINA DE LA LEY DE DIOS Y LA MISIÓ N DE LA IGLESIA ADVENTISTA... .

14.

4. IMPORTANCIA DE LA DOCTRINA EN EL SIGLO XXI...................................................19.

5. CONCLUSIÓ N ......................................................................................................................... 22.

6. BIBLIOGRAFÍA. 24.
CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓ N

Ley de Dios

La ley de Dios siempre ha estado en el centro de la gran controversia, y hasta

que esta no concluya, la controversia sigue rugiendo, mientras se desarrolla la historia de

la humanidad cada ser humano deberá decidir de qué parte está y estará , o del lado de

los que sostienen que fue abolida, y hoy, no es necesaria obedecer sus requerimientos, o

por el otro lado en que se encuentran los Adventistas del séptimo día que defienden la

inmutabilidad de la ley de Dios, como una de sus creencias fundamentales.

Propósito de la investigación

El propó sito de esta monografía es mostrar el desarrollo de la doctrina de la

Ley de Dios, en la iglesia Adventista del Séptimo Día, para esto se presentará la base

bíblica, brevemente se mostrará su desenlace en la historia, y como los pioneros

contribuyeron a su redescubrimiento y avance, también có mo esta doctrina contribuyó a

la misió n de la iglesia, y finalmente, se reflexionará sobre la relevancia de esta enseñ anza

para el siglo 21.

2
Base Bíblica

La palabra ley es el equivalente del hebreo “‫”ּתֹורה‬


ָ cuyo significado bá sico es

“instrucció n, direcció n, ley, toda la ley”1. El termino aparee 223 ocasiones en el antiguo

testamento, el sustantivo es derivado del verbo yārāh que significa primordialmente

“enseñ ar”.

El vocablo es usado primordialmente para designar la instrucció n o la

enseñ anza de Dios en el campo ritual, este principio lo encontramos en las Sagradas

Escrituras en la siguiente afirmació n “cuando una persona pecare e hiciere prevaricació n

contra Jehová , y negare a su pró jimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien

robare o calumniare a su pró jimo”2 (Levítico 6:2), se desarrolla en todo el capítulo ya

citado, también lo encontramos en (7:1; 12:7) en el campo social (É xodo 12:49), la ley

moral (Deuteronomio 4:44). En algunas ocasiones tiene significado que está n fuera del

campo teoló gico como la instrucció n de una madre (Proverbios 1:8), la enseñ anza de un

sabio (Proverbios 13:14), la enseñ anza de la sabiduría personificada, entre otros.

Es claro que el dador de la ley es Dios, por lo tanto para los israelitas Dios

enseñ a o instruye sobre cada uno de los aspectos incluidos en esta. Dios es el dador de la

instrucció n sobre el culto, la sociedad, la salud, la higiene, la dieta y la moral, destacando

en esta lista la moral, puesto que Dios mismo la escribió , en dos tablas de piedra, que en

1
Warren Baker, The Complete Word Study Dictionary: Old Testament (Chattanooga, TN: AMG
Publishers, 2003, c2002), 1220.
2

A menos que se indique otra versió n de la Biblia, en este documento se utiliza la versió n Reina
Valera de 1960.

3
primera instancia Moisés las rompió , pero que él má s adelante escribió bajo la

inspiració n del Espíritu Santo (É xodo 24:12; 31:18).

La tendencia de los teó logos adventistas hacen una diferencia, con relació n a

esto Raoul Dederen dice: “Dentro de contextos adventistas hay una distinció n entre las

leyes universales y las leyes no universales”3. Dentro de las leyes universales está n las de

higiene, las de dieta, pero dentro de estas destaca la ley de los diez mandamientos que

como se observó Dios escribió con su dedo. Los diez mandamientos regulan la vida moral

de la humanidad estableciendo de esta forma “có mo vivir con los demá s y có mo

acercarse a Dios”4.

Si la distinció n de leyes universales y no universales existía en el periodo del

antiguo testamento es incierto, pero en el periodo intertestamentario la ley no se dividía,

en el judaísmo palestiniense la ley gobernaba todos los á mbitos de la vida incluso el civil,

sin embargo no es este el avance que se realiza en este periodo, sino que en este periodo

de tiempo el significado de la palabra ley se amplía debido a que ahora incluye la ley oral

desarrollada por los escribas. Esta ley aunque fuese puesta por escrito después de la

destrucció n del templo ya era normativa5para los tiempos del siglo I a.C.

3
Raoul Dederen, vol. 12, Handbook of Seventh-Day Adventist Theology, electronic ed., Logos Library
System; Commentary Reference Series (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 2001,
c2000), 458.

R. Laird Harris, Robert Laird Harris, Gleason Leonard Archer and Bruce K. Waltke, Theological
4

Wordbook of the Old Testament, electronic ed. (Chicago: Moody Press, 1999, c1980), 404.

Schü rer, Emil. A History of the Jewish People in the Time of Jesus (New York: Schocken Books,
5

1961), 450.

4
La ley fue el centro del Judaísmo del periodo del segundo templo, todo el

sistema social se organizó alrededor de la ley, las personas con autoridad eran aquellas

que vivían para cumplir la ley, los que eran piadosos que luego llegaron a ser los fariseos,

las instituciones que má s valor tenían eran aquellas donde se instruía en la ley, es decir,

la sinagoga y la escuela.

El judaísmo del periodo del segundo templo desarrollaron un sistema propio

de lo que se puede llamar una religió n revelada6, dado que toda la ley incluida los

desarrollos posteriores hechos por los escribas era una revelació n dada por Dios, era

imperativo para todo israelita cumplir la ley, el que la ley fuese una revelació n dada por

Dios era la plataforma esencial para que se produjese una ética formal judía.

Era este concepto de ley desarrollada por el judaísmo del periodo del segundo

templo el que tenían los oyentes de Jesú s, los primeros discípulos y Pablo, es por lo tanto

de vital importancia a la hora de entender el concepto de ley en el nuevo testamento

examinar su contexto inmediato intertestamentario.

El cognado griego de la palabra ley en el nuevo testamento es “νόμος” que

aparece 194 veces siendo los libros de Romanos y Gá latas en los que mayor incidencia

tiene.

En los evangelios la palabra designa primordialmente al pentateuco, cuando la

palabra “ley” es usada en conexió n con “los profetas” designa exclusivamente a los cinco

libros de Moisés (Mateo 7:12; 22:40), es claro que para los tiempos de Jesú s la biblia

Para el papel de la ley en el judaísmo y el concepto de religió n revelada: Moore, George


Foot. Judaism in the First Centuries of the Christian Era, The Age of the Tannaim (Cambridge: Harvard
University Press, 1927), 264-304.

5
hebrea estaba dividida en 3 partes: la ley, los profetas y los salmos (Lucas 22:44) donde

la ley es claramente el pentateuco7.

Sin embargo en los evangelios también es usada para designar las

instrucciones de cará cter normativo dadas por Dios, Jesú s proclamo la inmutabilidad de

la ley declarando que él no había venido para abolir la ley sino para cumplir (Mateo

5:17). Cuando Jesú s afirma que primero pasa el cielo y la tierra antes que la ley (Lucas

16:17), ya el término “ley” no designa al pentateuco sino a la instrucció n normativa de

Dios.

Existe una tendencia exagerada en la erudició n adventista de encontrar en los

escritos de Pablo una distinció n entre la ley ceremonial y la ley moral, un aná lisis del uso

paulino del término “ley” lleva a concluir que la palabra varia su significado en cada texto

que es usado, y que no hay una regla fija para determinar si Pablo tenía en mente dos

tipos de leyes cuando estaba escribiendo determinado pasaje.

Del estudio del término “ley” en los escritos paulinos se deriva que Pablo en un

mismo contexto puede usar dos concepciones distintas de la ley, un ejemplo claro de ello

es la perícopa de Romanos 2:12-27. Cuando Pablo habla de la ley y la relaciona con los

gentiles claramente tiene en mente el contenido moral de la ley puesto que Pablo afirma

que hay gentiles que hacen por naturaleza lo que es de la ley sin embargo esto en ningú n

momento significa que los genitales ofrezcan sacrificios, que sigan las normas de higiene

o de salud prescritas, lo que los gentiles hacen que corresponde a la ley es la forma como

se acercan a Dios y viven con los demá s, es decir, lo regulado en el campo moral, ahora,

cuando Pablo usa el mismo término pero ahora en relació n con los judíos ya no solo se
7
Horst Robert Balz and Gerhard Schneider, Exegetical Dictionary of the New Testament,
Translation of: Exegetisches Worterbuch Zum Neuen Testament. (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1990-
c1993), 2: 474.

6
refiere a los prescrito en la moral sino en la totalidad de instrucció n dada por Dios a los

judíos, tanto moral como cultica y los otros tipos. Es posible concluir entonces que el uso

paulino de “ley” varía en cada texto en el cual es usado ya que aun en una misma

perícopa el término tiene significados distintos.

Por lo tanto en Pablo el uso del término ley “no es totalmente uniforme, porque

a veces puede emplear el término cuando él no tiene la ley del AT en vista” 8. Aunque el

uso de Pablo del término “ley” no es uniforme ni hay una regla fija para distinguir su

variedad de significados, si hay una disputa entre el viejo pacto y el nuevo pacto que va

ligado a la disputa entre la ley ceremonial y la ley moral.

Pablo provee una solució n a la disputa en Colosenses 2:16-17, sin embargo

antes de examinar el texto es necesario entender que la ley ceremonial y la ley moral

tienen campos de aplicació n distintos, aunque ambas sean conocidas e incorporadas en

el cuerpo llamado “ley”. La ley ceremonial fue dada para “tipificar la ofrenda perfecta de

Cristo en la cruz”9 mientras la ley moral “define el pecado como la desobediencia a Dios,

marca el pecado como una ofensa, y define el estado de los seres humanos como una

rebelió n deliberada contra Dios”10 y “proporciona orientació n para la vida de sus hijos”.

En Colosenses 2:16-17 se incluyen elementos pertenecientes a la ley

ceremonial y no moral, la menció n de sá bados, lunas nuevas, comidas o bebidas hacían

8
Theological Dictionary of the New Testament, Vols. 5-9 Edited by Gerhard Friedrich. Vol. 10
Compiled by Ronald Pitkin., ed. Gerhard Kittel, Geoffrey William Bromiley and Gerhard Friedrich, electronic
ed. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964-c1976), 4:1069.
9

Raoul Dederen, vol. 12, Handbook of Seventh-Day Adventist Theology, electronic ed., Logos Library
System; Commentary Reference Series (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 2001,
c2000), 458.
10
Ibid, 463.

7
parte del antiguo pacto, y todo esto era una representació n de la obra de Cristo, por lo

tanto cuando el antitipo se hizo realidad el tipo ya no fue má s necesario 11, pero la ley

moral su propó sito no era representar la obra de Cristo sino proveer definició n de que es

bueno y que es malo, por lo tanto la ley moral sigue siendo parte vigente del nuevo pacto,

cumplir la ley es una obligació n deleitosa para todo aquel que ha nacido de nuevo (aquel

que está bajo el nuevo pacto).

De esta manera la Biblia es la base de sustentació n teoló gica, de la ley de Dios, y

que permaneció oculta por mucho tiempo, hasta que llegado el tiempo los pioneros

adventistas la reincorporaron a la experiencia de los fieles

Enseñanza en la historia adventista

Durante el desarrollo de la historia de la humanidad siempre ha existido

una lucha entre los que aceptan la ley moral de los diez mandamientos, como un trasunto

del cará cter de Dios vigentes para el creyente, contra los que declaran que la ley fue

abolida en la cruz del calvario con la muerte del Señ or Jesucristo, afirmando que hoy no

es necesaria obedecerla para obtener la salvació n, este grupo de teó logos liberales

sostiene que el hombre es salvo solamente por la fe, tergiversando los principios bíblicos

de la Escritura, en especial los escritos del apó stol Pablo, por ejemplo cuando dice:

“sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de

Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe

11

Francis D. Nichol, The Seventh-day Adventist Bible Commentary: The Holy Bible With Exegetical and
Expository Comment., Commentary Reference Series (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing
Association, 1978), Col 2.17.

8
de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será

justificado” (Gá latas 2: 16).

Esto provoco en la tendencia de los teó logos, la desaparició n de esta verdad

bíblica fundamentada en la Escritura, dejando claro que siempre ha existido un

remanente fiel, que ha mantenido en alto la bandera de la inmutabilidad de la santa ley

de Dios, como lo estable Carmelo Luis Martínez en su tesis de grado cuando define: “La

identidad del remanente está dada por las dos características mencionadas al final del

verso: guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesú s”12

Durante la edad media se mantuvo la tendencia de la teología que sostenía

que ya no era necesaria obedecer la ley moral de Dios, siendo su má ximo exponente

Agustín, su influencia domino la iglesia en este período medieval, como está escrito en el

libro fundamentos bíblicos de nuestra fe cuando afirma: “La teología Agustiniana domino

la iglesia en el período medieval, sin embargo hacia el final de la Alta Edad Media los

escritos de Tomá s de Aquino (1224-1227) condujeron a la teología cristiana hacía

nuevas direcciones”13.

El gran aporte de los exponente del evangelio durante la época de la reforma

del 1483 al 1546 fue colocar el fundamento, que toda doctrina bíblica debía ser

examinada a la luz de las Sagradas Escrituras, siendo el campeó n de este principio de

Carmelo Luis Martínez. El Concepto de Remanente En La Iglesia Adventista del Séptimo Día
12

(Buenos Aires: Asociació n Casa Editora Sudamericana, 2002), 70.

Richard Davidson, “La doctrina de la iglesia”, en Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe


13

(Miami: Asociació n Publicadora Interamericana, 2005), 5:99.

9
interpretació n, Lutero, “En su comentario sobre Gá latas Lutero afirma que la ley entera,

ceremonial, y moral, queda “completamente abrogada” para el cristiano que está muerto

ante la ley, Sin embargo desde otra perspectiva la ley permanece y la carne debe

sujetarse a ella”14.

Má s adelante el grupo de cristianos los cuales heredaron el gran legado de

Lutero, los cuales honraron sus enseñ anzas conocidos como el luteranismo que fue la

primera expresió n histó rica de la Reforma Protestante, y tuvo sus orígenes en el

movimiento que encabezó el monje Martin Lutero, de alguna manera alumbran la ú ltima

parte de la declaració n ya citada “…Sin embargo desde otra perspectiva la ley permanece

y la carne debe sujetarse a ella”, cuando en el libro en estos creemos afirma: “La fó rmula

de Concordia Luterana estableció que los cristianos somos libres de la maldició n de la

ley, pero no de la ley en sí, y que hemos de ejercitarnos “continuamente en la obediencia

de los mandamientos”15.

Durante el período de la edad moderna todas las doctrinas evolucionaron, y

fueron colocadas en el marco de la verdad presente, confirmando esta sentencia Mario

Veloso declara: “Todas las doctrinas incluyendo la doctrina de la ley, se desarrollaron

desde el siglo XIII al XX bajo una tensió n entre tradició n y duda, dogma y

relativismo”16.

CAPÍTULO 2

14
Ibíd. 100.
15

Erwin R., Gane, and Leo R. Van Dolson. En esto creemos: guía de estudio de las enseñanzas de los
Adventistas del Séptimo Día (Belice: Asociació n Publicadora Interamericana, 1994), 211.
16

Ibíd., 102.

10
Desarrollo de la doctrina de la ley en la iglesia Adventista del Séptimo Día

Pero fue para finales del añ o de 1844, en el contexto del gran chasco, cuando la

mayoría de los adventistas, nombre que se le daba a los que esperaban a Jesú s el 22 de

octubre en el cumplimiento profético de su segunda venida, donde el grupo pequeñ o de

pioneros se aferraron a la oració n, y al estudio minucioso da la Biblia, É l Espíritu Santo

ilumino a los fieles, en medio de la apostasía creciente, llevá ndolos a una comprensió n

correcta de la ley de Dios, George Knight afirma: “como resultado, su principal tarea

durante este prolongado

período de transició n del millerismo al sabatismo consistió en determinar que parte del

adventismo era adventista. Su principal herramienta en esta empresa era la

Biblia”17, y la perseverancia de estos hombres fue premiada, Dios regalo a ellos el don del

Espíritu de Profecía, en la persona de Ellen Gould Harmon de White, conocida también

como Elena G. de White, autora cristiana estadounidense, cuyo liderazgo al lado de

Joseph Bates, conocido como el apó stol del sá bado junto a Jaime White, John N. Andrews,

Joseph Frisbie, entre otros llevaron al establecimiento de la Iglesia Adventista del

Séptimo Día, bajo el fundamento del desarrollo doctrinal, incluyendo la doctrina de la ley

de Dios.

En el desarrollo del tiempo entre 1844 a 1848, la doctrina de la ley de Dios fue

establecida como pilar del movimiento Adventista del Séptimo día, la cual dio origen al

establecimiento del día sá bado como el verdadero día de reposo, en esta direcció n de

pensamiento el libro nuestra iglesia concluye: “Simultá neamente a los desarrollos


17

George Knight, Nuestra Identidad (Doral, FLA: Asociació n Publicadora Interamericana, 2007), 69.

11
doctrinales mencionados arriba, los adventistas que se aferraban a las enseñ anzas del

santuario celestial y a la validez de la fecha del 22 de octubre comenzaron a obtener una

comprensió n má s completa de la ley de Dios, y del séptimo día como día de reposo”18.

El comprender que el santuario de la profecía de Daniel 8: 14, no es la tierra,

sino que el verdadero taberná culo está en el cielo, como lo deja bien claro el apó stol

Pablo cuando dice: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del

verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;”

(Hebreos 9:24), esta sentencia bíblica, y otras má s fue el cimiento que dio origen, y

desarrollo de esta verdad doctrinal, a saber la ley de Dios, George Knight afirma:

“El arca del pacto en el santuario terrenal, por su puesto contenía los diez

mandamientos. De esta forma, a través de una comparació n tipoló gica llegó a la

conclusió n de que el Lugar Santísimo del santuario celestial tenía un arca que contenía

el Decá logo, igual que el santuario celestial tenía un arca”19

Una vez establecida la ley de Dios como una de las doctrinas principales, es

importante resaltar que dentro de la iglesia desde su origen hasta el día de hoy, la

doctrina de la vida cristiana de la Iglesia Adventista del séptimo día, ha suscitado

contiendas teoló gicas, con relació n al énfasis que se le dio a la doctrina de la ley, en el

contexto de la salvació n teniendo su má xima expresió n en el congreso de Minneapolis

del añ o 1888, donde la historia registra que los dirigentes del movimiento adventista

hicieron de la ley su salvador, después de estudiar el libro de Gá latas.

18
Ibid. 43.
19
Ibíd., 46

12
La mala interpretació n suscitó legalismo dentro de las filas del movimiento

naciente a tal punto de aceptar la erró nea creencia que la obediencia a la ley, daba

méritos para entrar al reino de los cielos, de allí que la hermana Elena White, les

amonestará como se lee, en el siguiente pá rrafo: “…que los adventistas necesitaban

predicar el “mensaje del evangelio de [la]gracia” divina para que el mundo no siguiera

afirmando que los adventistas del séptimo día hablan mucho de la ley, pero no

predican a Cristo, ni creen en él”20.

El Espíritu Santo levantó a Waggoner, Jones, y a Elena White, para

reincorporar la verdad de la Justificació n por la fe, y la ley quedara en el equilibrio del

resultado de la salvació n, como sabiamente lo sintetiza él apó stol Pablo, cuando en el

libro de Romanos dice:” ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino

que confirmamos la ley” (Romanos 3:31).

De esta manera los pioneros contribuyeron al redescubrimiento, y avance de

la ley de Dios, como creencia fundamental.

A continuació n citaremos algunos testimonios de la escritora Elena G de White,

que afirman su aporte a la misma, ella escribe: “La ley es una expresió n al pensamiento

de Dios: cuando se recibe en Cristo, llega hacer nuestro pensamiento” 21. En esta

declaració n se reafirma la enseñ anza que la ley es un trasunto del cará cter de Dios, y

cuando el creyente tiene una saludable relació n con Cristo, Dios obra el querer como el

20
George Knight, Nuestra Identidad (Doral, FLA: Asociació n Publicadora Interamericana, 2007),
106.

Elena G. White, El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: Asociació n Casa Editora
21

Sudamericana, 1976), 277.

13
hacer, para obedecer sus mandamientos, de tal manera que el hijo de Dios, refleje su

cará cter.

El texto termina diciendo, Nos eleva por encima de los deseos del poder de los

deseos y tendencias naturales, por encima de las tentaciones que nos inducen a pecar.

Dios desea que seamos felices, y nos ha dado los preceptos de la ley para que

obedeciéndolos tengamos gozo”22.

De esta manera se colocó los cimientos del firme fundamento de la ley de Dios,

en la iglesia Adventista del Séptimo Día, que por la gracia de Cristo, y el esfuerzo de los

pioneros hoy, los que vivimos en esta ú ltima hora de la humanidad, antes que la gracia de

Dios, termine, y Cristo venga por segunda vez, conforme a la promesa de la Escritura, la

recibimos como herencia.

A continuació n se presenta un resumen oficial de esta creencia que dice así:

“Los grandes principios de la Ley de Dios está n incluidos en los Diez


Mandamientos y ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y los
propó sitos de Dios respecto la conducta y relaciones humanas, y son vinculantes a todas
las personas de todas las épocas. Esos preceptos constituyen la base del pacto de Dios
con su pueblo y la norma en el juicio de Dios. A través de la intervenció n del Espíritu
Santo, los Mandamientos señ alan el pecado y despiertan el sentido de necesidad de un
Salvador. La Salvació n es completamente por gracia y no por obras, pero el fruto de ella
es la obediencia a los Mandamientos. Esta obediencia desarrolla el cará cter cristiano y
resulta en un sentido de bienestar. Es una evidencia de nuestro amor por el Señ or y de
nuestra preocupació n por el pró jimo. La obediencia de fe demuestra el poder de Cristo
para transformar vidas, y por lo tanto fortalece el testimonio cristiano” 23.

En conclusió n se ha podido ver el desarrollo de la doctrina de la ley de Dios a

través de la historia, y como É l Espíritu Santo, utilizó a los pioneros para establecerla, no

22
Ibíd., 277.
23
http://adventista.es/creeemos/nuestras-creencias/.

14
obstante es necesario responder a la pregunta ¿Có mo influye la doctrina en la misió n de

la iglesia?, tema que se expondrá a continuació n.

CAPÍTULO 3

La doctrina de la ley de Dios y la misión de la Iglesia Adventista

La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha sido llamada por Dios en este

tiempo del fin para dar a conocer al mundo las grandes verdades contenidas en su

palabra, que incluye la norma distintiva de la santa ley; la cual contiene los diez

mandamientos, reflejan el cará cter de Dios y bajo la influencia del Espíritu Santo

promueven la conversió n de las almas que necesitan ser convertidas para llevar una vida

de perfecció n en Cristo. En consecuencia con este pensamiento Jehová es perfecta, que

convierte el alma” (Sal. 19:7). Una vez que por haber visto nuestro verdadero cará cter

nos damos cuenta de que somos pecadores, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día

declara:

“La ley de Dios es el instrumento que el Espíritu Santo usa para llevarnos a la

conversió n: “La ley de que estamos condenados a muerte y sin esperanza, entonces

captamos nuestra necesidad de un Salvador. Entonces las buenas nuevas del evangelio

llegan a ser verdaderamente significativas.24

Así como la ley de Dios es capaz de mostrar la condició n desventajosa del

hombre en su maldad y miseria espiritual de pecado también le proyecta el camino que

lo acerca a Cristo Jesú s para que halle su perdó n y su justicia, de nuevo Creencias de los

Adventistas del Séptimo Día argumenta:


24
Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, (Nampa: Publicaciones Interamericanas, 2006), 268.

15
“De este modo, la ley nos encamina hacia Cristo, el ú nico que nos puede

ayudar a escapar de nuestra desesperada situació n. Es en este sentido que Pablo se

refiere tanto a la ley moral como a la ley ceremonial como “nuestro hayo [‘tutor’ en otra

versiones] para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe” (Gá l.

3:24)25

No es que en la santa ley de Dios se encuentra la salvació n sino, el medio

que le muestra al pecador su pecado y su necesidad de encontrar a uno que pueda

librarlo de su espantosa manera de vivir, es como salir de un pantano para luego ser

lavado en aguas cristalinas, en armonía con esta declaració n Creencias de los Adventistas

del Séptimo Día señ ala:

“Aun cuando la ley revela nuestro pecado, no por ello puede salvarnos. Tal

como el agua es el medio de limpiar un rostro sucio, así también nosotros, después de

haber descubierto nuestra necesidad mirá ndonos en el espejo de la ley moral de Dios,

nos acercamos a la fuente que constituye un manantial abierto... “para la purificació n del

pecado y de la inmundicia” (Zac. 13:1) y somos purificados “en la sangre del Cordero”

(Apoc. 7:14).26

El ser humano es imposible que se convierta en su propio salvador,

tampoco la ley, es como, cuando alguien ha caído en un hueco profundo y mira las

paredes se da cuenta que no tiene de dó nde agarrarse porque sus paredes son lisas, mira

25

Ibíd., 268.
26
Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, (Nampa: Publicaciones Interamericanas, 2006), 268.

16
hacia arriba y la superficie es inalcanzable, por lo tanto el miserable en esas condiciones

depende de alguien misericordioso que pueda venir en su ayuda para salir y encontrar la

salvació n. Por lo tanto para comprender mejor esta idea Edwards declara:

“Es la ley la que nos dice lo lejos que quedamos de satisfacer los requisitos de

Dios, y es la ley la que nos recuerda que no podemos hacer nada para salvar el abismo. La

ley nos dice lo necesitados que estamos de salvació n”.27

Si la ley es capaz de señ alar la pésima condició n del ser humano y su

necesidad de salvació n entonces se llega a la conclusió n que no hay maldad en ella, antes

por el contrario es una lista de normas benefactoras que le ayudan a llegar al que las

instituyó . En base a este enunciado Edwards de nuevo expone:

“Todo lo que ocurrió en É xodo 19 es gracia, y todo lo que dijo Dios en el

capítulo 20 es gracia también. Por eso, el apó stol Pablo puede afirmar en el Nuevo

Testamento que la ley es buena (Romanos 7: 12). Por supuesto que lo es, porque nos

conduce a Dios”.28

Acto seguido se encuentra un poder coercitivo aquí en la tierra que ha

intentado contrarrestar y desterrar la santa ley de Dios del corazó n de la humanidad, sin

embargo Dios quien lleva el control de todas las cosas conforma a un grupo de personas

fieles que siguen sus instrucciones y que está n dispuestos a levantar bien en alto su santa

ley, de igual modo Mendoza concuerda con lo dicho, con la siguiente idea:

27

Brian H, Edwards, Los Diez Mandamientos Para Hoy (Calatrava: Peregrino, 2008), 38.
28
Ibíd, 38.

17
“La razó n principal de que Dios haya levantado un remanente que guarda

los mandamientos, es porque el poder papal, en la edad media, cambió la ley divina.

Segú n Daniel 7: 25, este poder cambiaría los tiempos y la ley. Increíblemente, el papado

se atribuyó cualidades divinas y alteró los mandamientos, haciendo creer que era la

voluntad de Dios hacer eso. Por esta razó n, el Señ or pensó en la necesidad de restaurar la

observancia de los diez mandamientos por medio de su remanente”. 29

La restauració n de la santa ley es el objetivo principal de Dios, en todas las

épocas cuando han surgido oposiciones a sus mandatos sin embargo siempre ha sido y

será para cada creyente la norma de vida hasta el advenimiento del tiempo del fin.

Siguiendo esta unidad de pensamiento Veloso confirma:

“El libro de Apocalipsis no demuestra ú nicamente evidencias de que los

cristianos aceptaran los diez mandamientos de Dios hacia final del siglo I; sino que

señ ala su valides para la iglesia cristiana hasta el tiempo del fin. De esta manera, los diez

mandamientos fueron sancionados para toda la historia de la iglesia cristiana hasta la

segunda venida de Cristo”.30

De nuevo Veloso resalta la idea de aquellos valientes que aferrados al Maestro

mantienen su fidelidad inquebrantable hasta la terminació n cronoló gica de la historia de

este mundo y así lo indica:

29

Mendoza, Oscar. Academia.edu., http://


www.academia.edu/5196797/La_Iglesia_Adventista_como_Remanente_en_Apocalipsis_12
(Consultado: 30 de noviembre, 2014).

Mario Veloso, Teología fundamentos Bíblicos de Nuestra fe, Vol. 5, (Doral FLA: Asociació n
30

Publicadora Interamericana, 2007), 84.

18
“Los cristianos fieles guardaran los mandamientos de Dios hasta el mismo fin

del tiempo; lo lograran por la fe en Jesú s. Juan describe al remanente como los que

guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesú s (Apocalipsis 14: 12)”.31

Veloso continú a su explicació n de la misió n evangélica que los valientes

ejercerá n teniendo en cuenta como tema central la ley de Dios hasta el ú ltimo minuto del

tiempo del fin y la recompensa que tendrá n por lo tanto describe:

“La vigencia de los diez mandamientos es clara en la Biblia. La ley de Dios

abarca todo el á mbito de la historia. Desde Adá n y Eva hasta la restauració n del planeta.

Solo aquellos que venzan entrará n con Cristo en la tierra nueva donde no habrá lugar

para los transgresores”.32

Finalmente Veloso ayuda a entender que, los fieles guardadores de la ley divina

han sido influenciados por el representante de Dios en esta tierra para la redenció n del

pecador, de este modo añ ade:

“Esta ley es uno de los instrumentos utilizados por el Espíritu mediante los

cuales nos convence de pecado. Su propó sito es definir el pecado y convencernos de

nuestra naturaleza pecaminosa”.33

En esta parte de la monografía se concluye que la ley de Dios es pura, santa y

buena y fe creada para direccionar al pecador hacia Cristo quien puede rescatarlo de su

situació n denigrante a un estado má s promisorio.

31

Ibíd, 84.
32

Ibíd, 85.

Mario Veloso, Teología fundamentos Bíblicos de Nuestra fe, Vol. 5, (Doral FLA: Asociació n
33

Publicadora Interamericana, 2007), 95.

19
La ley de Dios no es colocada para salvar al pecador sino; má s bien para señ alar

sus harapos inmundos de maldad, y al verse descubierto pueda sentir la gran necesidad

de ir a Cristo y ser pulido por É l.

Dios ha escogido un grupo de personas que constituyen los fieles a su santa ley

para que esta sea exaltada en todas las épocas principalmente en el tiempo del fin de la

historia de la redenció n de su pueblo.

CAPÍTULO 4

Importancia de la doctrina en el siglo XXI

La doctrina de la ley de es importante, para este siglo XXI, debido a que la

esencia de la misma tiene que ver con el trasunto del cará cter de Dios, como lo enseñ a

White en el siguiente pá rrafo: “¿Có mo se reconcilia Dios con los hombres? Por la obra y

los méritos de Jesucristo, quien. . . puso de lado todo lo que pudiera interponerse entre el

hombre y el amor perdonador de Dios. No se cambia la ley que el hombre transgredió

para que armonice con el pecador en su condició n caída, sino que se la revela como el

trasunto del cará cter de Jehová , el exponente de su santa voluntad, y se la exalta y se la

magnífica en la vida y en el cará cter de Jesucristo”34.

34
Elena G. White, Hijos e hijas de Dios (Buenos Aires: Asociació n Casa Editora Sudamericana, 1976),
241.

20
Si, la ley de Dios tiene que ver con el cará cter de Dios, la Biblia dice: " El que no

ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Juan 4:8).

El siglo XXI es nuestro presente, que se caracteriza por el avance y expansió n

de la digitalizació n y el control de la informació n a nivel global, a esta época se le conoce

como la era de la informació n, que deja el resultado que quien la controla y quien accede

a ella tendrá las mejores oportunidades, las llamadas redes sociales reflejan el

intercambiante mundo de informació n, conectividad a bajo costo, interponiéndose entre

la voluntad de Dios para el hombre reflejado en los principios de la ley moral, los diez

mandamientos, en contra posició n a esto la tendencia de esta época de este siglo es

alejar al hombre de Dios y su voluntad escrita en su santa ley.

Una de las razones por las cuales el ser humano se ha degrado, es debido al

falso concepto teoló gico que la ley no es importante, llevando a las mayorías a

transgredir sus preceptos, hoy los gobernantes al observar la condició n moral del

hombre se preguntan ¿cuá l es la causa de tanta depravació n del hombre?

como resultado de ver hogares destruidos, padres teniendo relació n sexual con sus hijos,

otros practicando relació n sexual hombre con hombre, mujer con mujer, hijos en una

actitud de rebeldía hacia sus padres, muchachos adorando a Sataná s a través de sectas,

atrapados por drogas, algunos teniendo como profesió n el sicariato, matando, y quitando

la vida al hombre, entre muchas má s, la respuesta a esta pregunta está en la misma

declaració n que anula la vigencia de los diez mandamientos de Dios.

De allí que la respuesta a la pregunta ¿Por qué es importante la ley de Dios en

el siglo XXI?, es relevante, porque la respuesta está a esta pregunta está en entender la

esencia misma de la ley, el amor a Dios, y al pró jimo, la Biblia relata el dialogo entre Jesú s

21
y el intérprete de la ley, el cual para tentarle le pregunto ¿Cuá l era el gran mandamiento?,

la respuesta de Jesú s muestra que el propó sito de la ley, es amar al hombre, y por la

gracia, y los méritos de Jesú s restaurar nuevamente la imagen de Dios en el hombre, en

direcció n a esto Mateo registra: “Amará s al Señ or tu Dios con todo tu corazó n, y con toda

tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es

semejante: Amará s a tu pró jimo como a ti mismo” (Mateo 22: 37 – 39).

La gran necesidad de los hombres en el siglo XXI, no es el dinero, es Dios, y su

ley, si los gobernantes entendieran que la razó n principal de la inmoralidad de los

hombres en este siglo es que el ser humano vive alejado de Dios, quebrantando su ley,

utilizarían todo su poder para influir a que vuelvan a Dios y a la obediencia de su ley,

Knight dice: “Lamentablemente, esas personas lo han entendido todo al revés. Lo má s

importante es que nuestro corazó n sea transformado y abandone su egoísmo y

narcisismo naturales para demostrar un amor solícito hacia Dios y nuestro pró jimo”35.

Por eso la pregunta es ¿Qué pasaría si en este siglo XXI, Dios y su Ley fuese

entronizada en los corazones de la mayoría de los seres humanos?, sin duda todo sería

diferente, el matrimonio sería respetado, los hijos crecerían observando el ejemplo de

sus padres, no habría adulterio, ni fornicació n, ni enfermedades como el sida y el ébola

no existieran, los hijos honrarían a sus padres, y sus días serian alargados en esta tierra

conforme a la promesa de las Escrituras (É xodo 20: 12), no habría muerte, ni cá rceles, no

obstante en este siglo se vive lo contrario debido a que el ser humano esta en rebelió n

contra Dios, despreciando y quebrantando su ley, como está escrito: ”Porque la paga del

pecado es muerte, má s la dá diva de Dios es vida eterna en Cristo” (Romanos 6:23).

35
George Knight, La Verdad (Doral FLA: Asociació n Publicadora Interamericana, 2007), 61.

22
La exigencia de la ley a los que la quebrantan es la muerte, por eso es

importante la enseñ anza de esta doctrina para este siglo, ya que como resultado de

aceptar a Jesú s como salvador personal, no solamente se implanta la esperanza de la vida

eterna en la segunda venida de Cristo a la tierra, sino que sus resultados provocaran una

condició n moral aceptable en el hombre, el libro la verdad, en el tema nada má s que la

verdad afirma: “la ley exige que la paga del pecado sea la muerte y la ú nica forma de

evitar ese requerimiento penal, es aceptar a Jesú s como salvador personal”36.

Para que esto suceda es importante que la Iglesia Adventista del Séptimo Día,

llena del Espíritu Santo, y del espíritu de los pioneros, se levante en este siglo, y por

precepto y ejemplo prediquen la verdad de la salvació n por la fe en Cristo, y como

resultado de eso la gran verdad de la doctrina de la inmutabilidad de la ley.

CAPÍTULO 5

Conclusión

Se puede concluir que la doctrina de la ley de Dios, ha permanecido en el

tiempo, a pesar de los ataques sobrenaturales de Sataná s, y sus instrumentos en el

desarrollo y desenlace final del gran conflicto de los siglos, primeramente porque su

base esta cimentada en la misma palabra de Dios, como ya se ha demostrado, y la cual

se sella en las mismas palabras de su autor Jesucristo, cuando dice: “No penséis que he

venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para

cumplir.

Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota

ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.


36
Ibíd., 68.

23
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy

pequeñ os, y así enseñ e a los hombres, muy pequeñ o será llamado en el reino de los

cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñ e, éste será llamado grande en el reino

de los cielos” (Mateo 5: 17-19).

De estos versículos se desprende la gran verdad como É l Espíritu Santo

llegado el tiempo utilizo a los pioneros adventistas para el desarrollo de esta doctrina,

y el principio de misió n está implícito en la frase “ y así enseñ e a los hombres será

grande en el reino de los cielos”, y de las decisiones que tomen los seres humanos en

este siglo XXI, con relació n la importancia de los diez mandamientos en el contexto de

la salvació n por la fe en Cristo Jesú s, dependerá la salvació n o condenació n de los

mismos.

24
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