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FILOSOFIA DEL DERECHO

TEMA Nº 9
(Recopilación)
EL DERECHO NATURAL EN SPINOZA:
"El Derecho Natural spinozista - igual que el de Hobbes - no es un orden normativo, sino
un poder natural de los hombres, que únicamente puede ser enmarcado dentro de ciertos
límites con la intervención del poder¨ (Verdross, p. 187).
Spinoza considera que: El derecho natural de cada hombre no se determina por la sana
razón, sino por el grado de su poder y de sus deseos¨

EL ESTADO DE NATURALEZA.

El Estado de Naturaleza es la condición en que se encuentran las personas antes de


dotarse a sí mismas de un conjunto de leyes que regulen su convivencia.

EL ESTADO DE SOCIEDAD.
El pacto o tratado social es, por tanto, el resultado del uso adecuado de la razón, la que
nos señala que si bien el acuerdo o la decisión común significa ―en principio― la renuncia
a la libertad individual,
Enfrentamiento constante de todos contra todos.
MONTESQUIEU.

Es uno de los filósofos y ensayistas ilustrados más relevantes en especial por la


articulación de la teoría de la separación de poderes, que se da por descontada en los
debates modernos sobre los gobiernos y ha sido introducida en muchas 
Constituciones.

LA DIVISIÓN DE LOS PODERES.

En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el (...) de las cosas pertenecientes
al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil.

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JOHN LOCKE.

Este hombre polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en donde se doctoró en


1658. Aunque su especialidad era la Medicina y mantuvo relaciones con reputados
científicos de la época (como Isaac Newton), John Locke fue también diplomático, teólogo,
economista, profesor de griego antiguo y de retórica, y alcanzó renombre por sus escritos
filosóficos, en los que sentó las bases del pensamiento político liberal.

Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del conde de Shaftesbury,
líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II
y de Jacobo II. Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio Locke fue
perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la
«Gloriosa Revolución» inglesa de 1688.
Locke fue uno de los grandes ideólogos de las elites protestantes inglesas que, agrupadas
en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en
consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la Constitución
política del Reino Unido hasta la actualidad. Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las
sectas protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y
parcial de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a
los ateos como a los católicos (siendo el enfrentamiento de estos últimos con los
protestantes la clave de los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas
Británicas y a Europa entera).
En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó los
principios básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre nace dotado
de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión proteger:
fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad. Partiendo del pensamiento de
Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado nace de un «contrato social» originario,
rechazando la doctrina tradicional del origen divino del poder; pero, a diferencia de
Hobbes, argumentó que dicho pacto no conducía a la monarquía absoluta, sino que era
revocable y sólo podía conducir a un gobierno limitado.

La autoridad de los Estados resultaba de la voluntad de los ciudadanos, que quedarían


desligados del deber de obediencia en cuanto sus gobernantes conculcaran esos derechos
naturales inalienables. El pueblo no sólo tendría así el derecho de modificar el poder
legislativo según su criterio (idea de donde proviene la práctica de las elecciones

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periódicas en los Estados liberales), sino también la de derrocar a los gobernantes
deslegitimados por un ejercicio tiránico del poder (idea en la que se apoyaron Jefferson y
los revolucionarios norteamericanos para rebelarse contra Gran Bretaña en 1776, así
como los revolucionarios franceses para alzarse contra el absolutismo de Luis XVI en
1789).

TEORÍA DEL ESTADO

 EL PODER Y PODERES EN EL ESTADO SEGÚN LOCKE.

El principio del Estado es, pues, necesario con su aparato legislativo, judicial, policial y
militar, pero es una fórmula vacía. Los ciudadanos propietarios deciden sobre la
naturaleza del cuerpo legislativo y del gobierno, así como aquellos de entre ellos a quienes
otorgan su confianza para desempeñar tales tareas. Por lo tanto, el régimen depende de
ellos, durante tanto tiempo como el que sea capaz de servir al bien público.

El poder supremo es entonces el legislativo. Lo esencial es el hacer leyes; y las leyes no


pueden ocasionar perjuicio a los propietarios. "El poder de la sociedad o el poder
legislativo no podrá nunca extenderse más allá de lo necesario para el bien común". El
poder legislativo es el más importante, pues tiene que hacer leyes a las que todos estarán
sometidos. Es el poder supremo del Estado, algo sagrado e inalterable. Deberá legislar
igual para todos. Por otra parte, para la aplicación de la justicia harán falta, además de
leyes fijas e iguales, jueces reconocidos y autorizados que den a la interpretación de la ley
la imparcialidad que no tendrían los apasionados por las disputas de intereses. El poder
legislativo tendrá pues:

* Por origen: la necesidad de conservar la libertad y la propiedad de los miembros de la


comunidad.

* Como dignidad: el poder supremo del Estado.

* Como exigencias: Legislar igual para todos, sin exención de miembro alguno de la
comunidad.

-Buscar el bien común en el respeto al derecho de todos a la vida y a la propiedad.

La prerrogativa del ejecutivo está limitada de la forma más precisa. Es un "poder confiado
al príncipe para que provea al bien público en los casos que dependen de circunstancias
imprevistas e indeterminadas y que no se pueden, por este hecho, reglar, en forma
segura, por leyes fijas e inmutables."El Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo no deben

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estar reunidos en las mismas manos, pero el Poder Legislativo es superior al Ejecutivo. Es
"el alma que da vida, forma y unidad al Estado."

Pero el Poder del Legislativo no es indefinido; se encuentra limitado por los derechos
naturales. Así, todo poder, para ser político, debe ser, ante todo, justo. Para Locke, como
para Kant, el problema del poder se reduce a un problema moral.

EL CONTRATO SOCIAL. . La sociedad civil, el pacto constitutivo.

Dice Locke que Dios: "impuso al hombre obligaciones, necesidades y conveniencias lo


bastante fuertes para inclinarle a vivir en sociedad y le dotó de entendimiento y
lenguaje para gozar de ésta y perpetuarla." (II Tratado, 7, 77).

La primera sociedad fue entre hombre y mujer (que implica derechos recíprocos
encaminados a la procreación y una comunidad de intereses; la siguió la de padres e hijos
y, con el tiempo, la de amos y sirvientes.

Los conflictos más notorios y perjudiciales tienen como origen los atentados contra el
derecho que tiene cada uno a disponer de su vida, de apropiarse de los bienes libres y de
exigir el respeto de los compromisos contraídos. Sin duda, aquél cuyos derechos han sido
lesionados puede castigar legítimamente al culpable, obligándole a reparar el daño. Pero,
además de que este procedimiento corre el riesgo de engendrar una secuencia indefinida
de violencias, es, empíricamente inaplicable; como apunta Locke, los ladrones y
delincuentes son, en general, más robustos y astutos que el común de los propietarios.
Conviene, pues, que aquellos que quieren la plena realización de los principios del
derecho natural, es decir, el libre desarrollo de cada uno, formen sociedad y establezcan
una instancia cuyo fin sea organizar la sociedad según reglas comunes, y utilizar los
medios convenientes para hacerlas aplicar.

Los propietarios -no siendo la propiedad de las tierras, herramientas o capital, a ojos de
Locke, más que una extensión natural de la libre disposición que el hombre tiene de su
cuerpo y de su actividad, es decir, de su trabajo- se reunen y se entienden para definir el
poder público encargado de realizar el derecho natural. Ese poder es soberano, en tanto
que los que lo han instituido, y mientras obre según sus fines, están obligados a
obedecerlo y prestarle apoyo. Sus tareas son de tres clases: como legislador, fija las reglas
de ejercicio de la soberanía -las leyes orgánicas del Estado o su Constitución- y define las
leyes que rigen el derecho público y privado, con la perspectiva de aplicar los derechos de
naturaleza a las particularidades empíricas de la sociedad, juzga y sanciona las faltas

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contra la ley, esforzándose por hacer reinar el orden y la justicia derivadas de los propios
derechos de naturaleza, requiriendo la fuerza pública para que las sanciones sean
efectivas y los daños reparados; como gobernante toma las decisiones sobre la guerra y la
paz, y la administración, que exigen la salvaguardia de la colectividad, la seguridad de los
ciudadanos y la protección de sus libres actividades.

Todos los hombres son libres, iguales e independientes por naturaleza, y nadie puede
ser privado de esa condición ni sometido a un poder político sin su consentimiento. Pero
cuando un número de personas se avienen a formar una comunidad o gobierno, pasan a
constituir un cuerpo político en el que es la mayoría quien tiene derecho a actuar y
decidir.

"Lo que origina y constituye de hecho una sociedad política no es sino el consentimiento
de un número de hombres libres capaces de formar una mayoría [...]. Esto y sólo esto es
lo que da o podría dar origen a cualquier gobierno legítimo".

El pacto de Institución del Poder Público, del Estado, es bien diferente del que establecía
Hobbes. Hobbes lo concibe como un despojamiento completo que obliga a los sujetos y
no implica ninguna obligación por parte del Estado. Locke se distingue en esto, porque,
según él, la sociedad como tal -en el estado de naturaleza- posee la capacidad de
organizarse armoniosamente, sin necesidad de recurrir al orden político. Lo que obliga a
instaurarlo es la impotencia a la que se ve reducida tal sociedad cuando su orden natural
es amenazado por enemigos interiores y exteriores. Los derechos naturales se ven
privados de su fuerza: es indispensable constituir un poder que los enuncie y formalice
-que les dé fuerza de ley- y que imponga su efectividad mediante la coerción.

ROUSSEAU.
Jean Jacques Rousseau
Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712. En Ginebra
estudió geometría y comenzó a escribir comedias y sermones que no mostraba a nadie.
Su familia había elegido para él la profesión de procurador. Le consiguieron colocación en
el despacho de un canciller que lo despidió por inepto al paso de unos meses. . A los 16
años decidió irse de Ginebra y al llegar a Saboya se presentó ante el párroco del lugar
quien lo invitó a abrazar la fe católica. Fue este religioso quien lo puso bajo la protección
de Luise Eleonore Warrens, joven y agraciada viuda que impresionó al muchacho desde su
primer encuentro.
Trabajó como profesor de música, copista de partituras y compositor de ópera; también
escribió artículos de música, y en 1750 obtuvo el primer premio de la Academia de Dijon
con el ensayo Discours sur les sciences et les arts.

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En 1762, la publicación de El Contrato Social fue causa de su expulsión de Francia y se
refugió en Neuchatel. Los planteamientos que hacía Jean-Jacques Rousseau en esta obra
eran la semilla de la Revolución Francesa. Hablaba de la soberanía de la voluntad del
pueblo, de los soberanos como mandatarios del pueblo, y de  la República como forma
perfecta de gobierno.
Las dos últimas obras elevaron a Jean-Jacques Rousseau al rango de director de
conciencias de todos los que vivieron en aquella época, y era solicitado para consultas aun
por quienes no comulgaban con sus ideas.
Tiempo después, a causa de algunas diferencias con pastores suizos, salió de Neuchatel y
se estableció en Berna, luego en Inglaterra y más tarde en Wothon, donde tuvo tiempo de
escribir sus Confesiones antes de emprender el camino de nuevo para ir a Lyon, Grenoble,
Chambery y Bourgoin.
Para entonces Rousseau había desarrollado un extraño temor que lo hacía sentirse
siempre perseguido y en peligro. En estas condiciones escribió Les dialogues, Rousseau
Jean-Jacques, que no eran sino un conjunto de divagaciones comentadas entre él y un
supuesto francés.
Luego inició la composición de su último libro Las meditaciones del paseante solitario,
pero ya cansado y enfermo empezó a buscar asilo que encontró gracias a la caridad del
marqués Girardin. Jean-Jacques Rousseau víctima de la apoplejía, el 2 de julio de 1778.
Una tercia resume los tres momentos del esquema de pensamiento de Rousseau. Son
estado de naturaleza - sociedad civil – república. Es una ampliación del planteamiento
dicotómico estructural del contractualismo.
Rousseau estableció que la voluntad popular es el único fundamento de la
organización política. Es defensor de la soberanía popular que considera debe ser
expresada en Asambleas y niega la representación popular a la que considera ha de llevar
fatalmente al dominio de la mayoría por los representantes populares. Según el autor las
distintas formas de gobierno tienen su origen en las diferencias que se presentan entre los
particulares en el momento de constituir el gobierno. "Si existía un hombre eminente en
poder, en virtud, en riqueza o en crédito, en ese caso fue elegido él solo magistrado y el
Estado se convirtió en monárquico. Si muchos, más o menos iguales entre sí, destacaban
sobre los demás, entonces fueron elegidos de modo conjunto y surgió una aristocracia.
Aquellos cuya fortuna o talentos eran menos desproporcionados y habían alejado menos
del estado de naturaleza, conservaron en común la administración suprema y formaron
una democracia. El tiempo verificará cuál de estas formas era la más ventajosa para los
hombres" (Rousseau 1989, 193).
La voluntad general representa un hecho único respecto a una comunidad. Esto es que la
comunidad tiene un bien colectivo que no es lo mismo que los intereses privados de sus
miembros. En cierto sentido, vive su propia vida, realiza su propio destino y sufre su
propia suerte. Para Rousseau que el estado o la ciudad es una persona moral cuya vida
consiste en la unión de sus miembros. Es en la comunidad donde los hombres obtienen la
libertad civil, que es un derecho moral y no meramente la libertad natural.
Así como la naturaleza da a cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el
pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos. Señala
Rousseau que cuando cada individuo enajena su poder, sus bienes y su libertad por el

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pacto social hay que convenir también que sólo el soberano es juez en cuanto al uso que
da la comunidad, pero el soberano, por su parte, no puede imponer a los súbditos ninguna
cadena inútil para la comunidad.
 
EL DERECHO NATURAL.
Rousseau plantea que el hombre en estado de naturaleza es tímido. Y concluye el autor
que "parece, así, que los hombres en tal estado, al no existir entre ellos ninguna clase de
relación moral ni deberes comunes, no pudieron ser ni buenos ni malos, no tuvieron ni
vicios ni virtudes" (Rousseau 1989, 146).

EL CONTRATO SOCIAL.
El concepto de sociedad civil en Rousseau indica además de la condición política de los
hombres asociados, el carácter progresivo y civilizado del vivir social moderno,
contrapuesto a la sencillez del modo de vida natural de los salvajes. Para Rousseau la
historia de la civilización precede y pone a la cabeza la institución de los estados. La
sociedad civil de Rousseau resume primero lo económico y lo técnico y finalmente
político. Por eso el tercer momento del esquema del autor es la república.
Para Rousseau el contrato es un órgano del pueblo, y está, por ende, desprovisto de poder
independiente. El acto imaginario que da origen a una sociedad no es ni siquiera
remotamente semejante a un contrato, ya que los derechos y libertades de los individuos
carecen en absoluto de existencia excepto en la medida en que los hombres son ya
miembros de un grupo. Todo el pensamiento de Rousseau se basa en el hecho de que una
comunidad de ciudadanos es única. Es una asociación, no un agregado,
una personalidad moral y colectiva.
El orden social, según Rousseau, es un derecho sagrado que sirve de base a todos los
demás. Precisa que se trata de encontrar una forma de asociación que de protección a las
personas y a los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos, no
obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes.
Para el autor la sociedad deviene debido a la necesidad de proteger la propiedad. Pero
también porque al convertirse en miembros de la sociedad, los hombres ganan
individualmente más de lo que ganarían permaneciendo aislados. En este caso, la
sociedad sustituye al instinto por la justicia y da a las acciones de los hombres
la moralidad de que antes carecían. Precisa "en lugar de volver nuestras fuerzas contra
nosotros mismos, unámoslas en un poder supremo que nos gobierne según sabias leyes,
que proteja y defienda a todos los miembros de la asociación, rechace los enemigos
comunes y nos mantenga en eterna concordia" (Rousseau 1989, 180).
Según el autor la máxima del gobierno legítimo y popular que persigue el bien del pueblo
es guiarse por la voluntad general. "el cuerpo político es también un ser moral dotado de
voluntad. Esa voluntad general, tendente siempre a la conservación y bienestar del todo y

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de cada parte, es el origen de las leyes y la regla de lo justo y de lo injusto para todos los
miembros del Estado, en relación con éste y con aquéllos" (Rousseau 1985, 9). Rousseau
señala que es la necesidad de proteger la propiedad lo que da nacimiento a la sociedad.
Advierte Rousseau que "como para querer hace falta ser libre, otra dificultad no menor
consiste en asegurar a la vez la libertad pública y la autoridad del gobierno. Busca los
motivos que llevaron a los hombres, unidos por sus mutuas necesidades en la gran
sociedad, a estrechar su unión mediante sociedades civiles: no encontraréis otro que el de
asegurar los bienes, la vida y la libertad de cada miembro mediante la protección de
todos" (Rousseau 1985, 13).
Rousseau plantea la necesidad de regresar a las pequeñas agrupaciones sociales, es decir,
reivindica el regreso a la Ciudad-Estado. Consideraba que el pueblo soberano no puede
estar representado, que no puede delegar su autoridad ni sus derechos a gobernarse. El
pueblo debe gobernar por sí mismo y directamente y, como supone que tal cosa sólo
puede lograrse en una sociedad lo bastante pequeña para que todo el pueblo pueda
concurrir a la Asamblea, vuelve otra vez a la Ciudad-Estado como la única forma en que los
términos del contrato social pueden ser cumplidos cabalmente. Y agrega Rousseau que
"no basta con tener ciudadanos y con protegerlos; es preciso además cuidar de su
subsistencia. Satisfacer las necesidades públicas es una consecuencia evidente de la
voluntad general y el tercer debate esencial del gobierno" (Rousseau 1985, 34).

LA VOLUNTAD GENERAL.
Para Rousseau la ley o derecho de naturaleza no es una imposición, no es una cuestión
dada. Señala que "todo lo que nosotros podemos ver con gran claridad respecto a esta ley
es que, no sólo para que sea ley es preciso que la voluntad de aquel a quien obliga pueda
someterse con conocimiento de ella, sino que es preciso también, para que sea natural,
que hable de modo inmediato de la voz de la naturaleza" (Rousseau 1989, 114).
Rousseau precisa que por naturaleza el hombre, que no ha sido alcanzado por la
civilización, es bueno y sociable. Rousseau defiende ardorosamente la sociabilidad y
voluntad general, que es la que tiene que decidir la actuación. Expresa el autor que "del
concurso y de la combinación que nuestro espíritu puede hacer de estos
dos principios (luces y libertad), sin que sea necesario incluir el de la sociabilidad, me
parece que se deducen todas las reglas del derecho natural; reglas que la razón está
forzada luego restablecer sobre otros fundamentos cuando, a través de desarrollos
progresivos, llega hasta recubrir la naturaleza" (Rousseau 1989, 115).

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