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Universidad Santa María – Núcleo Oriente

Derecho Administrativo I
Prof. Jesús Mendoza Ascanio

EL ESTADO DE DERECHO
Según las Naciones Unidas, el estado de derecho puede definirse como “un principio
de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y
privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan
públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además
de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos
humanos. Asimismo, exige que se adopten medidas para garantizar el respeto de los
principios de primacía de la ley, igualdad ante la ley, separación de poderes,
participación en la adopción de decisiones, legalidad, no arbitrariedad, y
transparencia procesal y legal”.
Artículo 2 CN. “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la
igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general,
la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
El Estado de derecho está formado por dos componentes: el Estado (como forma de
organización política) y el derecho (como conjunto de las normas que rigen el
funcionamiento de una sociedad). En estos casos, por lo tanto, el poder del Estado
se encuentra limitado por el derecho.
La expresión Estado de Derecho equivale en inglés a Rule of Law y en alemán a
Rechtsstaat, término este último que usó Kant (2005) para referirse al Estado que se
rige por el Derecho, y que consideró como condición básica para alcanzar la paz.
Cuando decimos, Estado de Derecho, se encuentra la sustitución del gobierno de los
hombres por el gobierno de las leyes, donde el estado se auto limita por imperio de
la normativa de ese mismo derecho al que se sujeta, donde cualquier ciudadano
puede obtener respuesta oportuna de los órganos jurisdiccionales, donde resultan
ser inválidos todos aquellos actos que sean contrarios a la Constitución y a la
normativa jurídica imperante. (SEGURIDAD JURÍDICA)
Supone que la ley expresa la voluntad popular y que no hay nada ni nadie por encima
de ella, a la que han de someterse tanto gobernantes como gobernados.12 El
objetivo del Estado de Derecho es controlar el poder del Estado a fin de evitar, o al
menos minimizar, el abuso, la arbitrariedad, la corrupción, la violación de los
derechos humanos — incluyendo los de las minorías — la criminalización de la
disidencia y la tiranía.
Cuando decimos, Estado de Derecho, implica entonces que el Estado, que tiene una
forma como organización política que se legitima simplemente a través del Derecho

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y de esa manera limitar el ejercicio del poder, el cual nunca es ilimitado, éste se
encuentra controlado por el Derecho mismo.
El Estado de Derecho no es sólo una exigencia o característica de los Estados
democráticos constitucionales que remplazaron los absolutismos, sino también,
como lo sostienen muchos teóricos del Derecho, una exigencia que necesariamente
debe poseer todo sistema jurídico
El destacado jurista venezolano Ramón Duque Corredor al referirse al Estado de
Derecho lo define no sólo como la sujeción de los poderes públicos a la Constitución
y a la ley, sino con la posibilidad de controlar efectivamente la constitucionalidad de
los poderes públicos.
El significado de este concepto, es muy amplio razón por la cual esquematizo los
siguientes elementos básicos: a) Vigencia de una Constitución, entendiendo por ella
a esa carta fundamental de cada País; b) Con la posibilidad real de anular cualquier
acto de gobierno contario a esa Constitución u otras normas; c) Reconocimiento
Constitucional de los Derechos Humanos; d) Existencia de mecanismos legales
especiales para la protección de los Derechos Humanos, por citar algunos, el derecho
a la vida, a la libertad de conciencia, de opinión y de agruparse, entre otros; f) La
existencia de gobernantes libremente electos por períodos determinados y
responsables de sus funciones; g) Donde deben estar claras y definidas las
atribuciones de los funcionarios públicos en todas aquellas leyes relacionadas a la
función pública por excelencia; h) La división de los órganos del Estado; i)
Independencia e imparcialidad de la administración de Justicia: j) Los cinco poderes
(legislativo, ejecutivo, judicial, moral y electoral) los cuales deben mantener
completamente un equilibrio e independencia en el ejercicio de sus funciones, con
miras de velar siempre por el bien común de su ciudadanía.
El problema del Estado de Derecho es compatibilizar la garantía del orden jurídico
con las actividades de la Administración, evitando que las acciones de ésta no
signifiquen una intervención despótica en la vida de los ciudadanos. Con ello se llega
a lo que constituirá el problema nuclear de la teoría y de la praxis del Estado de
Derecho hasta nuestro tiempo, es decir, la sumisión de la actividad administrativa a
la disciplina jurídica, lo que traducido en términos precisos significaba la primacía de
la ley sobre los decretos u ordenanzas dictados por el Gobierno y la Administración,
los cuales siendo simples reglas de detalle para la ejecución de la ley no pueden
intervenir en los derechos de los individuos más allá del ámbito delimitado por las
leyes, añadiendo que las desviaciones en este sentido son justificables •ante una
jurisdicción independiente y neutral.

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PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DEL ESTADO DE DERECHO


Supremacía Constitucional
El Estado de Derecho identifica el Derecho con la ley o con las normas dictadas en
función de una ley. El Estado de Derecho eleva la Constitución desde el plano
programático al mundo de las normas jurídicas y, por tanto, sobre todo el
ordenamiento jurídico, con la consiguiente anulación en la medida que en su
conjunto o en algunos de sus preceptos no se adecue a la norma constitucional.
Mediante el control de constitucionalidad se le da efectividad y eficacia al principio
de la supremacía constitucional, que opera en caso de violación de las normas
constitucionales por leyes o actos provenientes del Estado o de los particulares.
Artículo 7 CN. La Constitución es la norma suprema y el fundamento del
ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder
Público están sujetos a esta Constitución.
El control de constitucionalidad, surge con ocasión de proteger el Texto
Fundamental, pues es en el control o defensa de la Constitución en donde se
determinan los instrumentos establecidos en el ordenamiento jurídico para la
resolución de los conflictos o controversias de carácter estrictamente constitucional,
destinados al aseguramiento dela supremacía de la Constitución.
El control de constitucionalidad de las leyes es un mecanismo de protección de la
Constitución, que garantiza el principio de la supremacía constitucional, principio
fundamental que permite el aseguramiento, respeto y acatamiento de la Carta
Fundamental.
Si la Constitución es la norma suprema dentro del ordenamiento jurídico del Estado,
como toda norma jurídica, es susceptible de ser contravenida, de allí que sea
necesaria la existencia de instrumentos que aseguren su eficacia, ya que resulta
inexcusable la desobediencia a los postulados que contiene y que estructuran al
Estado ideológica y orgánicamente.
De modo que se requiere de la configuración de un sistema de protección
constitucional, que garantice la eficacia y efectividad de la supremacía constitucional,
que se alcanza a través de la implementación del control de constitucionalidad o
instrumentos consagrados en la Constitución.
Con el control o defensa de la Constitución se persigue el establecimiento de un
catálogo de controles o instrumentos que garantice y protejan a la Carta Magna
como norma suprema, que revistan de aseguramiento a las disposiciones
constitucionales, para el caso de violación de los mandatos constitucionales, bien
por una ley contraria a la Constitución o por extralimitación de las funciones de

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cualquiera de los órganos de los Poderes Públicos en el ejercicio de su cargo. Estos


instrumentos constituyen la defensa de la Constitución, por ende, permiten a su vez
la protección de los derechos y principios en ella consagrados.
Por el principio de la supremacía constitucional el Poder Constituido Derivado tiene
un deber de sujeción al Texto Constitucional, deber de subordinación y
cumplimiento al mandato constitucional, debido a que éste poder tiene su génesis
en la voluntad del pueblo (Poder Constituyente Originario) consagrada en la Carta
Magna, de manera que, el Poder Constituido es creado con fundamento en la norma
constitucional, cuyo objetivo fundamental es la Administración del Estado, por
consiguiente, tiene una obligación de cumplimiento de los mandatos contenidos en
las disposiciones constitucionales, en virtud de que la Constitución es la “Ley
Superior”, por lo que siendo la Constitución la Norma Normarum, es contra legem
que cualesquiera de los actos de los órganos de los Poderes Públicos en ejercicio de
sus funciones, así como las leyes de menor categoría, sean contrarios la Constitución.
La Constitución como norma suprema se distingue del resto de las leyes que
conforman el sistema de leyes, por el principio supremacía constitucional, éste
principio de superioridad que caracteriza y distingue al texto fundamental, acarrea
el que la Constitución no pueda ser modificada o revisada por cualquier
procedimiento, es decir, por el procedimiento ordinario establecido para la
elaboración de leyes, ya que la Constitución como máxima ley por el principio de
supremacía constitucional y el principio de rigidez constitucional consagra en su
cuerpo normativo, un procedimiento especial, como lo es el procedimiento de
reforma constitucional.
La rigidez constitucional coloca el Texto Fundamental en el tope de la jerarquía
normativa del país, de manera que su acatamiento está por encima de las leyes
ordinarios, mientras su carácter flexible significada que se sitúa al mismo nivel de las
normas comunes.
Entre los mecanismos de control que la Constitución de la restablece para garantizar
su cumplimiento, defensa y pervivencia, se encuentran la Protección de la
Constitución y las Garantías Constitucionales.
La protección de la Constitución, está integrado por medio de normas de carácter
fundamental e incorporados a los documentos constitucionales con el propósito de
limitar el poder y lograr que sus titulares se sometan a los lineamientos establecidos
en la propia carta fundamental.
Dentro del orden constitucional venezolano la protección constitucional está
consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el Título
VIII, “De la Protección de la Constitución”, Capítulo I “De la Garantía esta

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Constitución”, estipula dos aspectos fundamentales dirigidos a la protección de la


Constitución, como lo son: la Inviolabilidad de la Constitución y el control por vía
judicial, los cuales han de aplicarse para la defensa de la Constitución, a través de la
Justicia Constitucional, todo con la finalidad de garantizar el principio de la
supremacía constitucional.
Artículo 333 CN. Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de
observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro
medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano
investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de
colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.
Artículo 334 CN. Todos los jueces o juezas de la República, en el ámbito de
sus competencias y conforme a lo previsto en esta Constitución y en la ley,
están en la obligación de asegurar la integridad de esta Constitución. En caso
de incompatibilidad entre esta Constitución y una ley u otra norma jurídica,
se aplicarán las disposiciones constitucionales, correspondiendo a los
tribunales en cualquier causa, aun de oficio, decidir lo conducente.
Corresponde exclusivamente a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, como jurisdicción constitucional, declarar la nulidad de las leyes y
demás actos de los órganos que ejercen el Poder Público dictados en
ejecución directa e inmediata de esta Constitución o que tengan rango de ley,
cuando colidan con aquella.
Artículo 335 CN. El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y
efectividad de las normas y principios constitucionales; será el máximo y
último intérprete de esta Constitución y velará por su uniforme interpretación
y aplicación. Las interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre
el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son
vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás
tribunales de la República.
El control de constitucionalidad es el medio o mecanismo que salvaguarda la
supremacía constitucional, esto es que asegura la fuerza normativa de la
Constitución del orden jurídico del Estado, ya que es la norma de mayor jerarquía, a
la cual deben sujetarse las leyes de menor categoría, entendiéndose por tales a las
leyes dictadas por el parlamento, decretos y demás resoluciones dados por el Poder
Ejecutivo, Legislativo, sentencias y demás resoluciones de los jueces
Legalidad
El principio de la legalidad es la manifestación más evidente del Estado de Derecho,
y viene a consolidarse en el eslabón más importante de los últimos tiempos en

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materia de derecho público, debido a que está concebido como un principio que
permite demarcar la actuación de los órganos que el Estado
El principio de la legalidad es una institución cardinal del Derecho Público, debido a
que viene a encauzar el desenvolvimiento de los órganos estatales y sirve al mismo
tiempo como mecanismo para atribuir responsabilidades al funcionario cuando se
excede en el ejercicio de sus funciones.
Artículo 137 CN. Esta Constitución y la ley definen las atribuciones de los
órganos que ejercen el Poder Público, a las cuales deben sujetarse las
actividades que realicen.
El principio de legalidad ha sido el instrumento más importante de limitación de la
arbitrariedad de la Administración. Sobre éste se ha construido todo el sistema de
responsabilidad del Estado y este principio de legalidad ha sido también fundamento
de la idea del procedimiento administrativo como garantía
Existen dos corrientes doctrinarias: La francesa, que confeccionó la tesis de
vinculación positiva, y la alemana, que elaboró la tesis de vinculación negativa.
La tesis de vinculación positiva presenta el siguiente razonamiento: La
Administración está facultada para hacer únicamente lo que está expresamente
previsto en una ley, o sea, lo que es conforme a la Ley; en consecuencia, todo lo no
previsto está prohibido, por tanto, en esta perspectiva doctrinaria desaparecen los
espacios libres de actuación del Poder Ejecutivo, o dicho de otra manera, ningún
acto puede ser emanado al margen de la Ley. Y se considera que está al margen,
cuando la facultad para emanarlo no aparece contemplada expresamente en el
ordenamiento jurídico. Con esta tesis se da una rigidez excesiva en la regulación de
las actividades desplegadas por el Estado, y, al no permitirse la discrecionalidad
administrativa
La tesis de vinculación negativa presenta el siguiente razonamiento: En el marco de
esta tesis, un acto administrativo resulta válido, pese a que su emanación no haya
sido atribuida previamente por la ley a la administración, siempre y cuando no sea
incompatible, o, mejor dicho, no infrinja una norma jurídica. Y en este mismo orden
de razonamiento solamente será nulo cuando sea incompatible – explícita o
implícitamente – con el Derecho; la Administración está facultada para hacer todo
aquello que la Ley no prohíba. Con la tesis de la vinculación negativa se le otorga a
la Administración Pública demasiada discrecionalidad en su actuación, y esa
situación conlleva o induce a que los funcionarios públicos cometan atrocidades en
el ejercicio de la función administrativa.
Con la tesis ecléctica se puede observar la confluencia de las dos tesis: de vinculación
positiva y negativa. Por un lado, se le puede exigir a la administración que realice

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una actividad consagrada en la ley, así como la posibilidad de otorgarle cierta


libertad de acción a la administración. Con esta tesis se puede observar un punto de
equilibrio en la aplicación del principio de la legalidad y la consagración de la
discrecionalidad administrativa como otro de los vértices que acompañan al
principio de la legalidad.
Separación de Poderes
La Carta Interamericana de Derechos Humanos de 2001, que es quizás uno de los
instrumentos internacionales más importantes del mundo contemporáneo - aun
cuando lamentablemente en desuso - en este sentido fue absolutamente precisa al
enumerar dentro de los elementos esenciales de la democracia: primero, el respeto
a los derechos humanos y las libertades fundamentales; segundo, el acceso al poder
y su ejercicio con sujeción al Estado de derecho; tercero, la celebración de elecciones
periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto, como expresión
de la soberanía del pueblo; cuarto, el régimen plural de partidos y organizaciones
políticas, y quinto, la separación e independencia de los poderes públicos.
Artículo 3 CID “Son elementos esenciales de la democracia representativa,
entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales;
el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la
celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio
universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen
plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia
de los poderes públicos.”
Uno de los principios fundamentales del derecho público venezolano, es el de la
división horizontal o separación orgánica de poderes, que origina órganos
independientes y autónomos entre sí, que ejercen las diversas ramas del Poder
Público: Legislativa, Ejecutiva, Judicial, Ciudadana y Electoral.
A lo largo de toda su historia se ha considerado como uno de los supuestos del
Estado de Derecho la distinción clásica entre los poderes. El Estado constitucional de
Derecho acoge en su estructura este principio de división. Tiene como supuesto
esencial de su existencia la división primaria y fundamental entre el poder
constituyente y los poderes constituidos, según la cual los poderes constituidos no
pueden invadir la esfera reservada al constituyente.
La Constitución de 1999, en efecto, adoptó un novedoso sistema de separación
orgánica del Poder Público Nacional, al hacerlo entre cinco Poderes, agregando a los
tradicionales Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, dos nuevos, los Poderes
Ciudadano y Electoral. Por tanto, en el nivel nacional se distinguen cinco ramas del
Poder Público: el Poder Legislativo Nacional, el Poder Ejecutivo Nacional, el Poder

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Judicial, el Poder Ciudadano y el Poder Electoral, correspondiendo su ejercicio a


cinco complejos orgánicos diferenciados y separados. Estos son, respectivamente, la
Asamblea Nacional; el Presidente, sus Ministros y el resto de los órganos del
denominado “Ejecutivo Nacional”; el Tribunal Supremo de Justicia y los demás
tribunales de la República, así como la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y los
otros órganos de gobierno y administración del Poder Judicial; el Ministerio Público
o Fiscalía General de la República, la Contraloría General de la República y la
Defensoría del Pueblo; y el Consejo Nacional Electoral, sus Comisiones y Juntas. Estos
cinco conjuntos orgánicos se encuentran separados, son autónomos e
independientes entre sí, y cada uno de ellos tiene sus competencias constitucionales
y legales específicas.
Artículo 136 CN. El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el
Poder Estadal y el Poder Nacional. El Poder Público Nacional se divide en
Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral. Cada una de las ramas
del Poder Público tiene sus funciones propias, pero los órganos a los que
incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la realización de los fines del
Estado
La otrora clásica división del poder entre las ramas Legislativa, Ejecutiva y Judicial, en
efecto, ya se había roto en el constitucionalismo moderno desde el Siglo XX, de
manera que en general, el Poder Público se ejercía, además de por los órganos que
componían las tres clásicas ramas, por otra serie de órganos que progresivamente
habían sido constitucionalizados y dotados de autonomía funcional (Contraloría
general de la república, Ministerio Público, Consejo Nacional Electoral), y que en el
caso de Venezuela, en 1999 se erigieron como ramas formales del Poder Público. Es
el caso del Poder Ciudadano, que integra los ya clásicos órganos constitucionales de
control, como la Contraloría General de la República; el Ministerio Público; y la
Defensoría del Pueblo; y del Poder Electoral, que ejerce el Consejo Nacional Electoral.
En la Constitución de 1999, en todo caso, se eliminó el Consejo de la Judicatura, que
también era un órgano constitucional con autonomía funcional, atribuyéndose las
funciones de gobierno y administración de la rama judicial al Tribunal Supremo de
Justicia.
Artículo 273 CN. El Poder Ciudadano se ejerce por el Consejo Moral
Republicano integrado por el Defensor o Defensora del Pueblo, el Fiscal o la
Fiscal General y el Contralor o Contralora General de la República. Los órganos
del Poder Ciudadano son la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y la
Contraloría General de la República, uno o una de cuyos o cuyas titulares será
designado o designada por el Consejo Moral Republicano como su Presidente
o Presidenta por períodos de un año, pudiendo ser reelegido o reelegida. El

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Poder Ciudadano es independiente y sus órganos gozan de autonomía


funcional, financiera y administrativa. A tal efecto, dentro del presupuesto
general del Estado se le asignará una partida anual variable. Su organización
y funcionamiento se establecerá en ley orgánica.
Artículo 280 CN. La Defensoría del Pueblo tiene a su cargo la promoción,
defensa y vigilancia de los derechos y garantías establecidos en esta
Constitución y en los tratados internacionales sobre derechos humanos,
además de los intereses legítimos, colectivos o difusos de los ciudadanos y
ciudadanas. La Defensoría del Pueblo actuará bajo la dirección y
responsabilidad del Defensor o Defensora del Pueblo, quien será designado
o designada por un único período de siete años. Para ser Defensor o
Defensora del Pueblo se requiere ser venezolano o venezolana por nacimiento
y sin otra nacionalidad, mayor de treinta años, con manifiesta y demostrada
competencia en materia de derechos humanos y cumplir con las exigencias
de honorabilidad, ética y moral que establezca la ley. Las faltas absolutas o
temporales del Defensor o Defensora del Pueblo serán cubiertas de acuerdo
con lo dispuesto en la ley.
Artículo 284 CN. El Ministerio Público estará bajo la dirección y
responsabilidad del Fiscal o la Fiscal General de la República, quien ejercerá
sus atribuciones directamente con el auxilio de los funcionarios o funcionarias
que determine la ley. Para ser Fiscal General de la República se requieren las
mismas condiciones de elegibilidad de los magistrados o magistradas del
Tribunal Supremo de Justicia. El Fiscal o la Fiscal General de la República será
designado o designada para un período de siete años.
Artículo 287 CN. La Contraloría General de la República es el órgano de
control, vigilancia y fiscalización de los ingresos, gastos, bienes públicos y
bienes nacionales, así como de las operaciones relativas a los mismos. Goza
de autonomía funcional, administrativa y organizativa, y orienta su actuación
a las funciones de inspección de los organismos y entidades sujetas a su
control.
Artículo 292 CN. El Poder Electoral se ejerce por el Consejo Nacional Electoral
como ente rector; y son organismos subordinados a éste, la Junta Electoral
Nacional, la Comisión de Registro Civil y Electoral y la Comisión de
Participación Política y Financiamiento, con la organización y el
funcionamiento que establezca la ley orgánica respectiva.
La doctrina establece que la división de poderes no coincide plenamente con la
separación de funciones, pues corrientemente se asignan al Poder Legislativo

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potestades típicamente administrativas y aun jurisdiccionales y al Poder judicial


funciones administrativas, como en el caso del nombramiento de jueces que hace
este mismo tribunal y de la firma de libros de comercio o de registro civil que hacen
los jueces de instancia; y a la inversa, se atribuyen al Poder Ejecutivo, funciones
legislativas como la reglamentación, parcial o total de las leyes, sin alterar su espíritu,
propósito o razón, que es considerada como el ejemplo más típico de la actividad
legislativa del Poder Ejecutivo, por mandato de la Constitución Nacional; toda vez
que el Reglamento es norma jurídica de carácter general dictado par la
Administración Pública para su aplicación a todos los sujetos de derecho y en todos
los casos que caigan dentro de sus supuestos de hecho. En otros casos la autoridad
administrativa imparte justicia, decide una controversia entre partes litigantes en
forma similar a como lo hace la autoridad judicial.
Artículo 236 CN. Son atribuciones y obligaciones del Presidente o Presidenta
de la República: 10. Reglamentar total o parcialmente las leyes, sin alterar su
espíritu, propósito y razón.
De acuerdo con esta doctrina, que compartimos, entonces, la separación de poderes
ha de entenderse en el sistema venezolano, en primer lugar, como una separación
orgánica entre los órganos de cada rama del Poder Público; y en segundo lugar,
como una asignación de funciones propias a cada uno de dichos órganos; pero
nunca como una separación de funciones atribuidas con carácter exclusivo a los
diversos órganos. Al contrario, además de sus funciones propias, los órganos del
Estado realizan funciones que por su naturaleza son semejantes a las funciones
asignadas a otros órganos.
Pero de lo que no caben dudas es que todos los Poderes, según el caso, comparten
mecanismos, instrumentos, métodos y fines. El Poder Legislativo nacional no sólo
legisla, sino que también controla, con lo cual se acerca a la función contralora y a la
judicial al mismo tiempo; interviene en la discusión y aprobación del presupuesto, lo
que ha sido catalogado como una tarea propia de la Administración, e interviene en
el proceso judicial de destitución del Presidente de la República.
Artículo 187 CN. Corresponde a la Asamblea Nacional: 3. Ejercer funciones de
control sobre el Gobierno y la Administración Pública Nacional, en los
términos consagrados en esta Constitución y en la ley. Los elementos
comprobatorios obtenidos en el ejercicio de esta función, tendrán valor
probatorio, en las condiciones que la ley establezca. 6. Discutir y aprobar el
presupuesto nacional y todo proyecto de ley concerniente al régimen
tributario y al crédito público.

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Artículo 266 CN. Son atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia: 2. Declarar
si hay o no mérito para el enjuiciamiento del Presidente o Presidenta de la
República o quien haga sus veces y, en caso afirmativo, continuar conociendo
de la causa previa autorización de la Asamblea Nacional, hasta sentencia
definitiva.
El Presidente de la República debe regular el ejercicio del derecho que se restrinja
mediante decretos de estado de excepción, con lo cual ejerce una potestad
normativa; concede indultos, incidiendo así directamente en la función judicial. El
Poder Ciudadano puede investigar y sancionar los hechos que atenten contra la ética
pública y la moral administrativa, para lo cual tendrá que valerse de técnicas que se
asemejan a las que utiliza el Poder Judicial. El Poder Electoral dicta Reglamentos, los
cuales contienen normas, es decir, es una técnica similar a la que usualmente ejerce
el Poder Legislativo. Por último, el Poder Judicial se subroga a la Administración
Pública en los casos que resuelve la Jurisdicción Contencioso Administrativa.
Artículo 236 CN. Son atribuciones y obligaciones del Presidente o Presidenta
de la República: 7. Declarar los estados de excepción y decretar la restricción
de garantías en los casos previstos en esta Constitución. 19. Conceder
indultos.
Artículo 339 CN. El decreto que declare el estado de excepción, en el cual se
regulará el ejercicio del derecho cuya garantía se restringe, será presentado,
dentro de los ocho días siguientes de haberse dictado, a la Asamblea Nacional
o a la Comisión Delegada, para su consideración y aprobación, y a la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para que se pronuncie sobre
su constitucionalidad. El decreto cumplirá con las exigencias, principios y
garantías establecidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. El Presidente o
Presidenta de la República podrá solicitar su prórroga por un plazo igual, y
será revocado por el Ejecutivo Nacional o por la Asamblea Nacional o por su
Comisión Delegada, antes del término señalado, al cesar las causas que lo
motivaron. La declaración del estado de excepción no interrumpe el
funcionamiento de los órganos del Poder Público.
Artículo 274 CN. Los órganos que ejercen el Poder Ciudadano tienen a su
cargo, de conformidad con esta Constitución y con la ley, prevenir, investigar
y sancionar los hechos que atenten contra la ética pública y la moral
administrativa; velar por la buena gestión y la legalidad en el uso del
patrimonio público, el cumplimiento y la aplicación del principio de la
legalidad en toda la actividad administrativa del Estado; e, igualmente,

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promover la educación como proceso creador de la ciudadanía, así como la


solidaridad, la libertad, la democracia, la responsabilidad social y el trabajo.
Artículo 293 CN. El Poder Electoral tiene por funciones:1. Reglamentar las
leyes electorales y resolver las dudas y vacíos que éstas susciten o contengan.
La Constitución, sin duda, distribuye tareas, atribuye potestades, distingue entre un
Poder de otro, pero no establece para todos los casos que ciertos tipos de
potestades sólo pueden ser ejercidas por un Poder en particular. La división de
Poderes en tanto supone independencia de Poderes cumple una función político
constitucional relevante, particularmente cuando de lo que se trata es de la
autonomía del Poder Judicial.
El Poder Judicial debe ser un árbitro independiente e imparcial. Pero ello no significa
que sea el único árbitro. La Sala Constitucional tiene la potestad de interpretar la
Constitución; pero ello no significa que sea su único intérprete. El Poder Legislativo
tiene la potestad de dictar actos normativos con forma de Ley; pero no es el único
órgano que produce actos normativos. ¿Por qué habría de ser la potestad de dirimir
controversias exclusivas de un Poder en particular? Corresponderá en todo caso al
Legislador determinar en cuáles circunstancias y en qué medida dicha potestad será
exclusiva del Poder Judicial y en cuáles otros y en qué medida dicha potestad será
ejercida por cualesquiera otro Poder Público, siempre atendiendo a las exigencias de
los derechos fundamentales, particularmente de los consagrados en los artículos 26,
49 y 253 de la Constitución.
Artículo 26 CN. Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso
los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con
prontitud la decisión correspondiente. El Estado garantizará una justicia
gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente,
responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o
reposiciones inútiles.
Artículo 49 CN. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales
y administrativas; en consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado
y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a
ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga; de acceder a las
pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer
su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del
debido proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir
del fallo, con las excepciones establecidas en esta Constitución y en la ley.

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2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.


3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con
las debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado
legalmente por un tribunal competente, independiente e imparcial
establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o no pueda
comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias o especiales, con las garantías establecidas en
esta Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio
sin conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por
tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto.
5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar
contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro
del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión
solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no
fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en
virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación de
la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión
injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir la
responsabilidad personal del magistrado o de la magistrada, del juez o de
la jueza; y el derecho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
Artículo 253 CN. La potestad de administrar justicia emana de los ciudadanos
y ciudadanas y se imparte en nombre de la República por autoridad de la ley.
Corresponde a los órganos del Poder Judicial conocer de las causas y asuntos
de su competencia mediante los procedimientos que determinen las leyes, y
ejecutar o hacer ejecutar sus sentencias. El sistema de justicia está constituido
por el Tribunal Supremo de Justicia, los demás tribunales que determine la
ley, el Ministerio Público, la Defensoría Pública, los órganos de investigación
penal, los o las auxiliares y funcionarios o funcionarias de justicia, el sistema
penitenciario, los medios alternativos de justicia, los ciudadanos o ciudadanas
que participan en la administración de justicia conforme a la ley y los
abogados autorizados o abogadas autorizadas para el ejercicio.

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El principio de la separación de poderes es tan importante para la democracia pues,


en definitiva, del mismo dependen todos los demás elementos y componentes
esenciales de la misma. En efecto, en definitiva, sólo controlando al Poder es que
puede haber elecciones libres y justas, así como efectiva representatividad; sólo
controlando al poder es que puede haber pluralismo político; sólo controlando al
Poder es que podría haber efectiva participación democrática en la gestión de los
asuntos públicos; sólo controlando al Poder es que puede haber transparencia
administrativa en el ejercicio del gobierno, así como rendición de cuentas por parte
de los gobernantes; sólo controlando el Poder es que se puede asegurar un gobierno
sometido a la Constitución y las leyes, es decir, un Estado de derecho y la garantía
del principio de legalidad; sólo controlando el Poder es que puede haber un efectivo
acceso a la justicia de manera que ésta pueda funcionar con efectiva autonomía e
independencia; y en fin, sólo controlando al Poder es que puede haber real y efectiva
garantía de respeto a los derechos humanos. De lo anterior resulta, por tanto, que
sólo cuando existe un sistema de control efectivo del poder es que puede haber
democracia, y sólo en esta es que los ciudadanos pueden encontrar asegurados sus
derechos debidamente equilibrados con los Poderes Públicos.
Responsabilidad del Estado
La responsabilidad patrimonial del Estado viene a ser reconocida histórica y
universalmente como un sistema de garantía que encuentra su máxima expresión en
el Estado de Derecho.
Artículo 6 CN. El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las
entidades políticas que la componen es y será siempre democrático,
participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y
de mandatos revocables.
La teoría de la responsabilidad extracontractual del Estado (o lo que es lo mismo, de
la Administración Pública) se traduce en la búsqueda de soluciones destinadas a
conferir a los ciudadanos una adecuada tutela judicial frente a los daños que puedan
sufrir en su persona o esfera de derechos subjetivos, derivados de la actividad
jurídica y material de la Administración Pública que le sean imputables. En Venezuela,
con la promulgación de la Constitución de 1999, se estableció la regulación expresa
de la responsabilidad del Estado, quedando sometida a normas de Derecho Público,
consolidándose con ello la autonomía del régimen de responsabilidad patrimonial
del Estado.
Artículo 140 CN. El Estado responderá patrimonialmente por los daños que
sufran los o las particulares en cualquiera de sus bienes y derechos, siempre
que la lesión sea imputable al funcionamiento de la Administración Pública.

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La concepción de responsabilidad extracontractual del Estado, entendida de manera


autónoma de las normas del Código Civil, es lo que predica la Constitución. Según
el régimen constitucional vigente, cuando la Administración Pública ocasiona algún
tipo de daño, estará en la obligación de repararlo. Este principio es precisamente la
base sobre la cual reposa y se ha establecido el sistema resarcitorio de daños.
Para hablar de responsabilidad extracontractual del Estado, es necesario,
sobreentender al Estado como una institución personificada. Así, que la institución
jurídica de la responsabilidad de la Administración Pública es el régimen legal
mediante el cual la Administración Pública se encuentra obligada a reparar los
hechos dañosos causados por su actividad o, visto desde el punto de vista del
particular acreedor, es el régimen legal que permite exigir, legal y jurídicamente, a la
Administración Pública el pago de los daños causados por su funcionamiento.
El reconocimiento de la autonomía del instituto resarcitorio coadyuva a entender al
sistema de responsabilidad autónomo y con elementos característicos. Con respecto
a los presupuestos de responsabilidad, se ha señalado que, si dicha responsabilidad
se pone en marcha en la medida en que exista una lesión patrimonial como
consecuencia de la acción u omisión de la Administración, se comprende entonces
que tanto la existencia de la lesión como la demostración de un nexo de causalidad
entre la acción u omisión de la Administración y dicha lesión se erigen como
presupuestos de dicha responsabilidad. Sin olvidar el tema de la imputabilidad, es
decir, de la posibilidad jurídica de atribuir la lesión a la responsabilidad de la
Administración.
El sistema de responsabilidad presente en Venezuela es de carácter mixto, que se
divide en dos regímenes complementarios y coexistentes entre sí como lo son el
sistema de responsabilidad por falta y el de responsabilidad sin falta. El fundamento
original de los dos regímenes de responsabilidad es la integridad patrimonial, es
decir, que el sistema pivota sobre la idea de lesión antijurídica, ya que el ciudadano
no tiene la obligación de soportarla sin indemnización alguna.
En Venezuela sin lugar a dudas existe un sistema de responsabilidad mixto, basado
en normas de Derecho Público y no en una perspectiva privatista del Código Civil.
En el régimen de responsabilidad sin falta o por sacrificio particular la falta de servicio
resulta irrelevante; la noción de sacrificio es variable y se produce cuando se traspasa
el límite de tolerancia.
En el régimen de responsabilidad por falta o funcionamiento anormal, el hecho
generador lo constituye la negligencia o el error, por lo que es necesario probar la
existencia de la falta de servicio para obtener una indemnización. El fundamento de
este tipo de responsabilidad, no es la falta ni la culpa, sino la violación del derecho

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de los ciudadanos a disfrutar de un buen funcionamiento de los servicios públicos,


por lo que para proceder a demandar al Estado con base a este tipo de
responsabilidad se debe determinar la obligación del Estado que se dice violada
En el régimen de responsabilidad por funcionamiento anormal, la antijuricidad del
daño puede venir por cualquier daño causado, por falta de servicio o funcionamiento
anormal preexistentes. Mientras que, en la responsabilidad sin falta, la
insoportabilidad del daño viene dada por la presencia de daños anormales (graves
e intensos) y especiales (individualizados), los cuales producen una ruptura de la
igualdad ante las cargas públicas.
La antijuricidad es un criterio objetivo, pues no se trata de que el autor de la lesión
necesariamente tenga que actuar de forma ilegal o ilícita -antijuricidad subjetiva-
aunque en ocasiones ello sea necesario y determinante para la imputabilidad, sino
desde una perspectiva general la víctima que sufre la lesión no tiene el deber jurídico
de soportarla sin compensación -antijuricidad objetiva.
El sistema objetivo (puro), es aquél en que la Administración Pública será
responsable y deberá responder por los daños que ocasione independientemente
que la actuación de la Administración haya sido normal o anormal, lo único
determinante es que se haya producido un daño evaluable económicamente.
Es irrelevante si se actúa de forma lícita o ilícita, como tampoco lo es que los gestores
de la Administración hayan actuado con dolo o culpa. El fundamento para este tipo
de sistema es el riesgo creado por la Administración, principio de igualdad ante las
cargas públicas y la garantía patrimonial de los administrados.
La Reserva Legal
La Reserva legal configura asuntos, materias o temas concretos o específicos de
competencia nacional que por disposición constitucional requieren ser regulados
exclusivamente mediante actos jurídicos normativos con fuerza, rango o valor legal;
y, por consiguiente, con exclusión del acto jurídico normativo con fuerza, rango o
valor sublegal.
La ley formal, regulada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
configura el acto jurídico normativo con fuerza, rango o valor legal dictado en
ejercicio de la función legislativa propia por la Asamblea Nacional, órgano
perteneciente al Poder Legislativo Nacional, según el procedimiento de formación
de las leyes establecido en la Constitución.
Artículo 202 CN. La ley es el acto sancionado por la Asamblea Nacional como
cuerpo legislador. Las leyes que reúnan sistemáticamente las normas relativas
a determinada materia se podrán denominar códigos.

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Se destacan dos clases o tipos de reserva legal, a saber: reserva legal en sentido
amplio y reserva legal en sentido estricto.
La reserva legal en sentido amplio se conceptúa en materias específicas que, por
disposición constitucional, requieren ser reguladas exclusivamente mediante acto
jurídico normativo con fuerza, rango o valor legal y, por consiguiente, con exclusión
del acto jurídico normativo con fuerza, rango o valor sublegal: el reglamento
ejecutivo. El elemento característico de la reserva legal en sentido amplio o lato
sensu, es que se reserva a normas con rango de Ley: la ley formal y el decreto con
fuerza de ley propiamente dicho.
La reserva legal nacional en sentido estricto se conceptúa en materias específicas
que, por disposición constitucional, requieren ser reguladas exclusivamente
mediante acto jurídico normativo con fuerza, rango o valor legal: la ley en sentido
estricto. El elemento característico de la reserva legal en sentido estricto o strictu
sensu, es que se reserva absolutamente a la ley: la ley formal.
Control del Poder Público
Control es un concepto Jurídico-político-constitucional que implica limitación
específica al Poder y es uno de los postulados fundamentales del Estado de Derecho.
El Control es una función regulada constitucionalmente, cuya finalidad es garantizar
que las limitaciones impuestas a la actuación los órganos del Poder Público se
mantengan.
Modalidades del control de los órganos del poder público
.- El Control Político: Se atribuye al Parlamento, concretamente, como un instrumento
de limitación al Poder Ejecutivo. Pero lo que en realidad se persigue controlar es el
órgano del cual emana o al cual es imputable. El control político no contiene efectos
sancionatorios per se, toda vez que su mero ejercicio forma parte del control mismo.
El solo hecho de ponerse en marcha ya implica un resultado, sin que tenga que
esperarse una decisión final o la comprobación de un hecho específico. El Control
Político conlleva sanción cuando el ordenamiento jurídico correspondiente lo prevé
expresamente. (Ej. La moción de censura cuando acarrea destitución).
En la CN, el control político, así como los mecanismos propios para su ejercicio, se
atribuye a la Asamblea Nacional como órgano del Poder Legislativo.
Artículo 187 CN. Corresponde a la Asamblea Nacional: 3. Ejercer funciones de
control sobre el Gobierno y la Administración Pública Nacional, en los
términos consagrados en esta Constitución y en la ley. Los elementos
comprobatorios obtenidos en el ejercicio de esta función, tendrán valor
probatorio, en las condiciones que la ley establezca.
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Para ello la Asamblea Nacional aplica constitucionalmente los mecanismos más


característicos para el Control Político:
Artículo 222 CN. La Asamblea Nacional podrá ejercer su función de control
mediante los siguientes mecanismos: las interpelaciones, las investigaciones,
las preguntas, las autorizaciones y las aprobaciones parlamentarias previstas
en esta Constitución y en la ley, y mediante cualquier otro mecanismo que
establezcan las leyes y su reglamento. En ejercicio del control parlamentario,
podrán declarar la responsabilidad política de los funcionarios públicos o
funcionarias públicas y solicitar al Poder Ciudadano que intente las acciones
a que haya lugar para hacer efectiva tal responsabilidad.
Artículo 223 CN. La Asamblea o sus Comisiones podrán realizar las
investigaciones que juzguen convenientes en las materias de su competencia,
de conformidad con el reglamento. Todos los funcionarios públicos o
funcionarias públicas están obligados u obligadas, bajo las sanciones que
establezcan las leyes, a comparecer ante dichas Comisiones y a suministrarles
las informaciones y documentos que requieran para el cumplimiento de sus
funciones. Esta obligación comprende también a los y las particulares, a
quienes se les respetarán los derechos y garantías que esta Constitución
reconoce.
Artículo 224 CN. El ejercicio de la facultad de investigación no afecta las
atribuciones de los demás poderes públicos. Los jueces o juezas estarán
obligados u obligadas a evacuar las pruebas para las cuales reciban comisión
de la Asamblea Nacional o de sus Comisiones.
.- El Control Jurídico: Mediante el control jurídico se persigue preservar la juridicidad;
preservar una norma. Se dice que el control jurídico es "control duro", principalmente
porque obedece siempre a parámetros predeterminados del ordenamiento jurídico,
cerrando los márgenes de discrecionalidad, sin olvidar que las funciones de control
jurídico se asignan siempre a entes especializados, como son los magistrados y los
jueces en la materia objeto del control.
Gracias al control jurídico, se robustece la seguridad jurídica y se coadyuva a la
estabilidad del sistema político. La misión del control jurídico es la de anular toda
disposición legislativa y actos del Poder Público que en alguna forma colidan con la
Constitución o vulneren los derechos fundamentales por ella misma garantizados.
Sobre el control jurídico se debe destacar: El Control Difuso, donde todos los jueces
tienen la potestad de inaplicar una norma que a su juicio aparezca como
inconstitucional y el Control Concentrado, que corresponde exclusivamente a la Sala

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Constitucional de Tribunal Supremo de Justicia declarar la nulidad de las leyes o


actos por inconstitucionalidad.
Artículo 334 CN. Todos los jueces o juezas de la República, en el ámbito de
sus competencias y conforme a lo previsto en esta Constitución y en la ley,
están en la obligación de asegurar la integridad de esta Constitución. En caso
de incompatibilidad entre esta Constitución y una ley u otra norma jurídica,
se aplicarán las disposiciones constitucionales, correspondiendo a los
tribunales en cualquier causa, aun de oficio, decidir lo conducente.
Corresponde exclusivamente a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, como jurisdicción constitucional, declarar la nulidad de las leyes y
demás actos de los órganos que ejercen el Poder Público dictados en
ejecución directa e inmediata de esta Constitución o que tengan rango de ley,
cuando colidan con aquella.
El control jurídico en Venezuela corresponde dentro del Sistema de Justicia, al
Tribunal Supremo y los tribunales ordinarios. A la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de le corresponde la jurisdicción constitucional, que es la garantía de la
Constitución. La jurisdicción constitucional no interviene en asuntos de mera
legalidad que son competencia de los tribunales ordinarios.
Artículo 336 CN. Son atribuciones de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia:
1. Declarar la nulidad total o parcial de las leyes nacionales y demás actos con
rango de ley de la Asamblea Nacional, que colidan con esta Constitución.
2. Declarar la nulidad total o parcial de las Constituciones y leyes estadales, de
las ordenanzas municipales y demás actos de los cuerpos deliberantes de
los Estados y Municipios dictados en ejecución directa e inmediata de esta
Constitución y que colidan con ella.
3. Declarar la nulidad total o parcial de los actos con rango de ley dictados por
el Ejecutivo Nacional, que colidan con esta Constitución.
4. Declarar la nulidad total o parcial de los actos en ejecución directa e
inmediata de esta Constitución, dictados por cualquier otro órgano estatal
en ejercicio del Poder Público, cuando colidan con ésta.
5. Verificar, a solicitud del Presidente o Presidenta de la República o de la
Asamblea Nacional, la conformidad con esta Constitución de los tratados
internacionales suscritos por la República, antes de su ratificación.

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6. Revisar en todo caso, aun de oficio, la constitucionalidad de los decretos


que declaren estados de excepción dictados por el Presidente o Presidenta
de la República.
7. Declarar la inconstitucionalidad de las omisiones del poder legislativo
municipal, estadal o nacional cuando haya dejado de dictar las normas o
medidas indispensables para garantizar el cumplimiento de esta
Constitución, o las haya dictado en forma incompleta; y establecer el plazo
y, de ser necesario, los lineamientos de su corrección.
8. Resolver las colisiones que existan entre diversas disposiciones legales y
declarar cuál debe prevalecer.
9. Dirimir las controversias constitucionales que se susciten entre cualesquiera
de los órganos del Poder Público.
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional y
de control de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por
los tribunales de la República, en los términos establecidos por la ley
orgánica respectiva.
11. Las demás que establezcan esta Constitución y la ley.
.- El Control Administrativo: Es el que la Administración Pública ejerce sobre ella
misma, dentro del cual se destacan las modalidades de:
Control Jerárquico: En virtud del cual los órganos de rango superior pueden revisar,
modificar o anular los actos de los órganos inferiores y establecer las
responsabilidades a hubiere lugar.
Auto Tutela: Es la potestad que tiene la administración pública de revisar, de oficio,
sus propios actos
Control Fiscal: Recae sobre los ingresos, los gastos y los bienes del Estado, cuyo
órgano por excelencia es la Contraloría General de la República, parte del Poder
Ciudadano.
El Poder Ciudadano, está concebido dentro de un enfoque sistémico constituido por
la tríada del Consejo Moral Republicano: Defensoría del Pueblo, Fiscalía General de
la República y Contraloría General de la República. Aunque poseen áreas de
competencia específicas y autonomía funcional, conforman un sistema de control
interconectado sobre la ética pública y la legalidad en el uso del patrimonio público
y en actividad administrativa.
Artículo 274 CN. Los órganos que ejercen el Poder Ciudadano tienen a su
cargo, de conformidad con esta Constitución y con la ley, prevenir, investigar

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y sancionar los hechos que atenten contra la ética pública y la moral


administrativa; velar por la buena gestión y la legalidad en el uso del
patrimonio público, el cumplimiento y la aplicación del principio de la
legalidad en toda la actividad administrativa del Estado; e, igualmente,
promover la educación como proceso creador de la ciudadanía, así como la
solidaridad, la libertad, la democracia, la responsabilidad social y el trabajo.
Destaca dentro de este particular compuesto orgánico que es de la Contraloría
General de la República, por ser ésta su función natural, la que le corresponde ejercer
el control de gestión y evaluar el cumplimiento y resultado de las decisiones y
políticas públicas de los órganos, entidades y personas jurídicas del sector público
sujetos a su control.
.- El Control Social:
Parte de la idea de la democracia participativa y el derecho al control por parte del
pueblo. En la CN. 99 se establece la participación ciudadana en todos los estadios de
la gestión pública, incluyendo la formación y ejecución, para llegar hasta el control
de la misma.
Artículo 62 CN: Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de
participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de
sus representantes elegidos o elegidas. La participación del pueblo en la
formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario
para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto
individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad
facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica.
Artículo 66 CN. Los electores y electoras tienen derecho a que sus
representantes rindan cuentas públicas, transparentes y periódicas sobre su
gestión, de acuerdo con el programa presentado.
Artículo 141 CN. La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos
y las ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad
participación, celeridad, eficacia, transparencia, rendición de cuentas, y
responsabilidad en el ejercicio de la administración pública, con sometimiento
a la ley y al derecho.
Artículo 237 CN. Dentro de los diez primeros días siguientes a la instalación
de la Asamblea Nacional, en sesiones ordinarias, el Presidente o Presidenta de
la República presentará cada año personalmente a la Asamblea un mensaje
en que dará cuenta de los aspectos políticos, económicos, sociales y
administrativos de su gestión durante el año inmediatamente anterior.

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Alternabilidad del Gobierno


El principio de la alternabilidad ha estado ligado indefectiblemente a su historia, a la
lucha contra las dictaduras, a la búsqueda de constituciones democráticas, y al
esfuerzo permanente por limitar el ejercicio del poder
Este principio fue incorporado por primera vez en la historia constitucional como
reacción al continuismo en el poder y entre otros aspectos, con base en la propia
doctrina de Simón Bolívar, al expresar en su Discurso de Angostura que:
“…La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha
sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son
esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como
dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo
se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se
origina la usurpación y la tiranía. … nuestros ciudadanos deben temer con
sobrada justicia que el mismo Magistrado, que los ha mandado mucho
tiempo, los mande perpetuamente.”
De acuerdo con esta doctrina, en el constitucionalismo venezolano la palabra usada
al expresar el principio del gobierno “alternativo” o de la “alternabilidad” en el poder,
siempre ha tenido el significado que la misma tiene en castellano y que implica la
idea de que las personas deben turnarse sucesivamente en los cargos o que los
cargos deben desempeñarse por turnos (Diccionario de la Real Academia Española).
Como lo señaló la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia nº 51
de 18-3- 2002, alternabilidad significa “el ejercicio sucesivo de un cargo por personas
distintas, pertenezcan o no a un mismo partido.”
Artículo 6 CN. El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las
entidades políticas que la componen es y será siempre democrático,
participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y
de mandatos revocables.
Este principio de la alternabilidad, como principio fundamental, se concibió
históricamente para enfrentar las ansias de perpetuación en el poder, es decir, el
continuismo, y evitar las ventajas en los procesos electorales de quienes ocupan
cargos y a la vez puedan ser candidatos para ocupar los mismos cargos. El principio
de “gobierno alternativo,” por tanto, no es equivalente al de “gobierno electivo.” La
elección es una cosa, y la necesidad de que las personas se turnen en los cargos es
otra.
Este principio, por tanto, no se puede confundir con el principio “electivo” del
gobierno o el más general principio “democrático” que el mismo artículo 6 de la
Constitución establece. Una cosa es poder elegir a los gobernantes, y otra cosa es el

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principio de alternabilidad que impide poder escoger al mismo gobernante


ilimitadamente.
Ambrosio Oropeza, dijo que la prohibición del artículo 6 de cambiar las formas de
gobierno es una limitación inderogable para el constituyente que emprende una
revisión parcial de la ley fundamental. En tal virtud, ninguna validez tendría, aunque
se cumplieran todas las formalidades sobre enmienda que establece el artículo 341
de la Constitución, una modificación que desconociera el mandato imperativo que
prohíbe el cambio de las formas de gobierno. Por ello no sería admisible una
proposición de modificar, alterar o suprimir las características del gobierno
venezolano porque ellas “son y serán siempre” las que establece el artículo 6.
Al señalarse en esa disposición: “El gobierno de la República Bolivariana de
Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre”, el
constituyente lo que nos demuestra es la inmutabilidad de estos principios.
La consecuencia de que el principio de la alternabilidad republicana se haya
concebido siempre en la Constitución como un principio constitucional pétreo, es
que es un “principio general y presupuesto democrático” de la organización del
Estado, que como tal, no puede ser modificado o reformado por los procedimientos
de “reforma constitucional” o de “enmienda constitucional,” sino por el
procedimiento de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.
La “alternabilidad,” implica la limitación a la posibilidad de reelección en cargos
electivos; entendiendo por reelección, como la posibilidad de que un funcionario
sometido a elección pública, cuyo ejercicio se encuentre sujeto a un período
previamente determinado o renovación periódica, pueda ser nuevamente postulado
y electo una o más veces a la misma posición de Derecho.
En las Constituciones de 1830, 1858, 1864, 1874, 1881, 1891, 1893, 1901, 1904, 1909,
1936, 1845 y 1947,8 en las cuales se estableció, por ejemplo, la prohibición de la
reelección del Presidente de la República para el período constitucional inmediato.
En la historia constitucional del país, en realidad, la prohibición de la reelección
presidencial inmediata solamente dejó de establecerse en las Constituciones de los
gobiernos autoritarios: ocurrió así en la efímera Constitución de 1857; en las
Constituciones de Juan Vicente Gómez de 1914, 1922, 1925, 1928, 1929 y 1931; en
la Constitución de Marcos Pérez Jiménez de 1953; y en la enmienda constitucional
promovida por Hugo Chávez Frías en 2009.
Sobre estas previsiones constitucionales, la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo, sin embargo, en sentencia No. 1.488 de 28 de julio de 2006 (Caso: Consejo
Nacional Electoral vs. Revisión Decisión Sala Electoral del Tribunal Supremo de
Justicia), concluyó indicando que “desde la Constitución de 1830 hasta la de 1947,

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se prohíbe de forma absoluta la reelección, sin que tal medida, aislada y sin la
determinación de un sistema de gobierno que lo hiciera viable, en realidad, no sólo
no impidió la existencia de gobiernos no democráticos, sino que sólo sirvió para
disfrazar a través de subalternos, la verdadera continuidad de gobiernos con
intereses ajenos al bienestar de la sociedad.
La flexibilización del principio, en cambio, como antes se dijo, aun cuando sin dejar
de establecer limitaciones a la reelección presidencial, se produjo inicialmente en las
Constituciones de 1819 y 1821 en las cuales se previó la posibilidad de reelección
inmediata por una sola vez del Presidente de la República (“no podrá ser reelegido
más de una vez sin intermisión”); y se recogió en la Constitución de 1999, en cuyo
artículo 230 se permitió la posibilidad de reelección presidencial de inmediato, pero
por una sola vez, para un nuevo período.
Por su parte, el artículo 192 de la Constitución de 1999, respecto de otros cargos
electivos dispuso que los diputados a la Asamblea Nacional podían ser reelegidos
sólo “por dos periodos consecutivos como máximo”; el artículo 160 dispuso que los
Gobernadores de Estado podían ser “reelegidos, de inmediato y por una sola vez,
para un nuevo período”; el artículo 162 dispuso que los legisladores a los Consejos
Legislativos de los Estados podían ser reelegidos sólo “por dos periodos
consecutivos como máximo”; y el artículo 174 dispuso que los Alcaldes podían ser
“reelegidos, de inmediato y por una sola vez, para un nuevo período.
Artículo 160 CN. El gobierno y administración de cada Estado corresponde a
un Gobernador o Gobernadora. Para ser Gobernador o Gobernadora se
requiere ser venezolano o venezolana, mayor de veinticinco años y de estado
seglar. El Gobernador o Gobernadora será elegido o elegida por un período
de cuatro años por mayoría de las personas que voten. El Gobernador o
Gobernadora podrá ser reelegido o reelegida, de inmediato y por una sola
vez, para un nuevo período.
Artículo 162 CN. El Poder Legislativo se ejercerá en cada Estado por un
Consejo Legislativo conformado por un número no mayor de quince ni menor
de siete integrantes, quienes proporcionalmente representarán a la población
del Estado y de los Municipios. El Consejo Legislativo tendrá las atribuciones
siguientes:1. Legislar sobre las materias de la competencia estadal. 2.
Sancionar la Ley de Presupuesto del Estado. 3. Las demás que establezcan esta
Constitución y la ley. Los requisitos para ser integrante del Consejo Legislativo,
la obligación de rendición anual de cuentas y la inmunidad en su jurisdicción
territorial, se regirán por las normas que esta Constitución establece para los
diputados y diputadas a la Asamblea Nacional, en cuanto les sean aplicables.
Los legisladores o legisladoras estadales serán elegidos o elegidas por un

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período de cuatro años, pudiendo ser reelegidos o reelegidas por dos


períodos consecutivos como máximo. La ley nacional regulará el régimen de
la organización y el funcionamiento del Consejo Legislativo.
Artículo 174 CN. El gobierno y la administración del Municipio
corresponderán al Alcalde o Alcaldesa, quien será también la primera
autoridad civil. Para ser Alcalde
o Alcaldesa se requiere ser venezolano o venezolana, mayor de veinticinco
años y de estado seglar. El Alcalde o Alcaldesa será elegido o elegida por un
período de cuatro años por mayoría de las personas que votan, y podrá ser
reelegido o reelegida, de inmediato y por una sola vez, para un nuevo período.
Artículo 192 CN. Los diputados o diputadas a la Asamblea Nacional durarán
cinco años en el ejercicio de sus funciones, pudiendo ser reelegidos o
reelegidas por dos períodos consecutivos como máximo.
En este contexto de las limitaciones a la reelección, y su significado frente al
continuismo y al abuso de poder, la misma Sala Electoral del Tribunal Supremo de
Justicia en su sentencia Nº 51 de 18 de marzo de 2000 (Caso: Federación Venezolana
de Maestros (FVM) vs. Consejo Nacional Electoral), indicó que:
“Este calificado “derecho” de reelección, aunque justificado como un
mecanismo de extensión del buen gobierno, podría desvirtuarse y convertirse
en una grave amenaza para la democracia: las ansias de perpetuación en el
poder (continuismo), así como la evidente ventaja en los procesos electorales
de quien ocupa el cargo y a su vez es candidato a ocupar el mismo, han
producido tanto en Venezuela como en el resto de Hispanoamérica un
profundo rechazo a la figura de la reelección. En el caso de la designación del
Presidente de la República o el funcionario equivalente, esta desaprobación
se ha traducido en rigurosas previsiones constitucionales, así, por ejemplo, en
las Constituciones venezolanas de 1830, 1858, 1891, 1893, 1901, 1904, 1909,
1936, 1945 y 1947, se prohibía la reelección inmediata o para el período
constitucional inmediatamente siguiente; la Constitución de 1961 prohibía la
reelección hasta por diez años o dos períodos constitucionales después de la
terminación del mandato, y actualmente, la Constitución de 1999, optando
por una modalidad distinta para resguardar la alternabilidad, establece en su
artículo 230: “...El Presidente o Presidenta de la República puede ser reelegido,
de inmediato y por una sola vez, para un período adicional”. Es de resaltar que
aunque su formulación rompa con la tradición, las limitaciones a la reelección
previstas por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (“...de
inmediato y por una sola vez...”), ponen freno a las distorsiones que siempre

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han preocupado a nuestra democracia: el continuismo y el ventajismo


electoral.”
La propia Sala Electoral, sobre la justificación de la limitación a la reelección sucesiva,
años después, en sentencia No 73 de 30 de marzo de 2006 (Caso: Asociados de la
Caja de Ahorro Sector Empleados Público), insistiría que:
“se presenta como una técnica de control legislativo derivada en la
inconveniencia de que un ciudadano se perpetúe en el poder, pretendiendo,
entre otras cosas, restar capacidad de influencia a quien lo ha ejercido, y sobre
todo preservar la necesidad de que los aspirantes estén en un mismo pie de
igualdad y que los funcionarios electos no distraigan sus esfuerzos y atención
en asuntos diferentes a la completa y cabal realización de su gestión”
A los pocos años, por una parte, la Sala Constitucional del mismo Tribunal Supremo,
en 2006, comenzaría a allanar el camino para cambiar el carácter pétreo del principio
de la alternabilidad republicana, despojándolo de su carácter de principio
fundamental del ordenamiento constitucional que solo podría ser cambiado
mediante la convocatoria de una “Asamblea Nacional Constituyente y por la otra,
consecuencialmente, el Presidente de la República presentaría en 2007 un proyecto
de “reforma constitucional” para eliminar toda restricción a la reelección presidencial.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en la sentencia No. 1.488 de
28 de julio de 2006,15 dictada con motivo de revisar una sentencia de la Sala
Electoral del mismo Tribunal Supremo, al considerar el tema de la constitucionalidad
del artículo 126 de la entonces vigente Ley Orgánica del Sufragio y Participación
Política de 1998, que imponía a los funcionarios susceptibles de ser reelegidos, la
obligación de separarse de sus cargos.
Para declarar que dicha norma era contraria a la Constitución, la Sala sin embargo,
entró a resolver de oficio y en forma en general el tema de la reelección presidencial,
sin que nadie se lo hubiese pedido y sin que ello hubiera sido necesario para la
revisión judicial de una sentencia que estaba realizando, considerando en definitiva
que cualquier reforma o cambio que se pudiese adoptar en la materia, permitiendo
la reelección indefinida, no afectaba la estructura del Estado, de lo que resultó la
negación del carácter pétreo de su fundamento que es el principio de la
alternabilidad republicana, y el allanamiento del camino para proceder a establecer
la reelección indefinida mediante reforma o enmienda constitucional, y no mediante
la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
Ello, sin duda, fue lo que motivó en definitiva el intento de reforma constitucional de
2007, rechazado por el pueblo, y la posterior propuesta de una enmienda

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constitucional en 2009, estableciendo la reelección indefinida como principio


constitucional, que si fue aprobada por el pueblo.
Para ello, la Sala Constitucional, en su sentencia No. 1488 de 2006 comenzó por
vincular el pensamiento de Bolívar en 1819 con el de Alexander Hamilton; analizó la
historia de las previsiones constitucionales limitativas sobre la reelección en
Venezuela y en toda la América Latina; y analizó, para justificar su tesis, las reformas
constitucionales en la materia que se habían efectuado en Colombia y Costa Rica.
Terminó afirmando la Sala Constitucional que no puede afirmarse que la reelección
no sea un principio compatible con la democracia,” y por el contrario, puede
señalarse que el mismo, “puede ser una herramienta útil que garantice la continuidad
en el desarrollo de las iniciativas que beneficien a la sociedad, o simplemente sirva
para que dichos ciudadanos manifiesten directamente su censura por un gobierno
que considere no ha realizado sus acciones en consonancia con las necesidades
sociales.
Fue luego de esta aproximación del Juez Constitucional al tema de la reelección
presidencial, despetrificando indirectamente el principio de la alternabilidad
republicana, que el Presidente de la República, al año siguiente, en 2007, propuso a
la Asamblea Nacional una “reforma constitucional” para consolidad el Estado
centralizado, militarista, Socialista y Policial, uno de cuyos aspectos era precisamente
eliminar todo vestigio del principio de la alternabilidad en la Jefatura del Estado, al
proponer que se estableciera la posibilidad de reelección inmediata y sin límites del
Presidente de la República.
La reforma pretendía modificar el artículo 230 de la Constitución, no sólo
aumentando el período constitucional del Presidente de la República de seis a siete
años (ya en 1999 se había aumentado de cinco a seis años), sino estableciendo
expresamente que el Presidente de la República “puede ser reelegido o reelegida”
eliminando la limitación de la Constitución de 1999 de esa posibilidad sólo “por una
sola vez, para un nuevo período.” En esta forma, el principio de la alternabilidad
republicana, cuyo objeto central es la consolidación del pluralismo político, base de
los regímenes democráticos, materialmente desaparecía con la reforma
constitucional propuesta.
La reforma constitucional, sin embargo, fue rechazada por el pueblo en el referendo
del 2 de diciembre de 2007, lo que de acuerdo con el espíritu de las previsiones
constitucionales, implicaba que una nueva modificación de la Constitución en el
mismo sentido no debía plantearse en el mismo período constitucional, no sólo
como “reforma” sino como “enmienda.

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Artículo 345 CN. Se declarará aprobada la reforma constitucional si el número


de votos afirmativos es superior al número de votos negativos. La iniciativa de
reforma constitucional que no sea aprobada, no podrá presentarse de nuevo
en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional.
Sin embargo, en los meses siguientes a dicho rechazo popular, el Presidente insistió
en la modificación de la Constitución, lo que acogió la Asamblea Nacional,
reformulado la rechazada “reforma” constitucional en una “enmienda” constitucional
para burlar el sentido de la prohibición antes indicada.
Para entender el fraude cometido es necesario recordar la distinción mencionada
entre dos de los procedimientos para la modificación de la Constitución, la reforma
y la enmienda constitucionales que se establecen en el texto constitucional de 1999.
Ambos procedimientos de modificación de la Constitución tienen en común, que
mediante ellos no se puede alterar o modificar la estructura y principios
fundamentales de la Constitución (arts. 340 y 342), lo que sólo puede hacerse
mediante el procedimiento de la Asamblea Nacional Constituyente (art. 347).
Artículo 340 CN. La enmienda tiene por objeto la adición o modificación de
uno o varios artículos de esta Constitución, sin alterar su estructura
fundamental.
Artículo 342 CN. La reforma constitucional tiene por objeto una revisión
parcial de esta Constitución y la sustitución de una o varias de sus normas que
no modifiquen la estructura y principios fundamentales del texto
constitucional. La iniciativa de la reforma de esta Constitución podrán tomarla
la Asamblea Nacional mediante acuerdo aprobado por el voto de la mayoría
de sus integrantes; el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de
Ministros; o un número no menor del quince por ciento de los electores
inscritos y electoras inscritas en el Registro Civil y Electoral que lo soliciten.
Artículo 347 CN. El pueblo de Venezuela es el depositario del poder
constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una
Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado,
crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución.
Con base en esta grieta formal de la Constitución, fue precisamente que se planteó
por la Asamblea Nacional, después del rechazo popular a la “Reforma constitucional”
en 2007, la idea de proceder a proponer en 2008 una “Enmienda Constitucional” para
eliminar toda prohibición sobre la reelección de cargos, y por ende, vaciar de
contenido al principio de la alternabilidad republicana.
Precisamente por ello, y en particular por el uso de la vía de la Enmienda para
aprobar lo que ya había sido rechazado por la vía de la reforma, se planteó un recurso

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e interpretación constitucional que fe introducido el 11 de diciembre de 2008 ante


la Sala Constitucional del Tribunal Supremo en relación con el alcance del artículo
345 el texto fundamental a los efectos de que la Sala determinara si la prohibición
contenida en dicha norma en el sentido de que la iniciativa de Reforma
Constitucional que no fuese aprobada no podía presentarse de nuevo en un mismo
período constitucional a la Asamblea Nacional, se extendía también al procedimiento
de Enmienda constitucional.
En respuesta, la Sala Constitucional, confundiendo deliberadamente el sentido de la
norma, en sentencia No 53 de 3 de febrero de 200919 sostuvo que la misma no
estaba destinada a regular los efectos de la manifestación de rechazo popular de la
modificación propuesta, sino que la norma estaba sólo dirigida a regular a la
Asamblea Nacional, en el sentido de que lo que no podría era exigírsele que
debatiera una reforma constitucional una vez que ya la había debatido en el mismo
período constitucional y había sido rechazada por el pueblo. La Sala olvidó que la
norma constitucional a lo que estaba dirigida era a regular las consultas a la voluntad
popular en materia de modificación de la Constitución y sus efectos, y no los efectos
de los debates en la Asamblea Nacional.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en la mencionada sentencia
No 53 de 3 de febrero de 2009, decidió allanar el camino constitucional para la
realización del referendo aprobatorio de la Enmienda Constitucional que se realizó
el 15 de febrero de 2009, en el cual se aprobó el proyecto de Enmienda
Constitucional relativa a los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución,
estableciéndose entonces en Venezuela, al contrario de la tradición constitucional
precedente, el principio de la reelección continua e indefinida de cargos electivos,
contrariando el principio constitucional de la alternabilidad republicana (art. 6), y
violando la prohibición constitucional de realizar una consulta popular sobre
modificaciones a la Constitución ya rechazadas por el pueblo en un mismo período
constitucional (art. 345).
La alternabilidad del gobierno, como principio del constitucionalismo venezolano,
que es, además, propio de los sistemas presidenciales de gobierno, como se ha
dicho, es un principio que se construyó como opuesto al continuismo o a la
permanencia en el poder por una misma persona, por lo que toda previsión que
permita que esto ocurra, es contraria a dicho principio.
Garantías de los Derechos Fundamentales
La lucha por el respeto de los derechos y libertades fundamentales del hombre se
confunde con la historia de la humanidad; esta lucha va unida al esfuerzo por limitar
el poder de los gobernantes y a la concreción de las exigencias derivadas de la

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dignidad, la libertad y la igualdad; y, su reconocimiento, proclamación y tutela


constituyen un elemento necesario a la propia definición estatal como Estado social
y democrático de derechos, lo que es especialmente importante en el
constitucionalismo actual.
Los derechos fundamentales son derechos humanos positivizados en un
ordenamiento jurídico concreto. Es decir, son derechos ligados a la dignidad de la
persona humana dentro del Estado y de la sociedad a los que la Constitución eleva
a la categoría de derechos fundamentales. Bajo esta denominación de derechos
fundamentales podemos ver la versión formal y constitucional de los derechos
humanos.
En nuestros textos constitucionales ha imperado una confusión, entre los términos
derechos y garantías de los derechos, así en muchos casos se ha incluido una carta
de derechos que han sido llamadas impropiamente garantías. 25 Las garantías de
los Derechos Fundamentales, son el conjunto de medios con los que se asegura la
observancia de las prescripciones constitucionales de los derechos.
Garantía Normativa
Comprendidas como tales, aquellos medios dirigidos a proteger los Derechos
Fundamentales en su dimensión normativa, en otras palabras, vienen a ser
limitaciones de los órganos encargados de desarrollar normativamente tales
derechos. Se refiere a la limitación que impone el constituyente a los poderes
públicos en relación al desarrollo de los principios de los Derechos Fundamentales.
Se consideraba a la ley como manifestación de la voluntad general y, por ello se
concibió al poder legislativo como el único facultado para desarrollar tales principios
y el cual se sujetaba a la voluntad del constituyente (Reserva Legal).
Artículo 19 CN. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de
progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable,
indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía
son obligatorios para los órganos del Poder Público, de conformidad con esta
Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados
por la República y con las leyes que los desarrollen.
En lo que al legislador atañe, hallamos dos limitaciones con respecto a los Derechos
Fundamentales, la primera de carácter negativo, en el sentido que las normas que
dicte no podrán violar el contenido esencial del derecho y, una segunda limitación
de carácter positivo, según la cual el legislador viene obligado a desarrollar los
derechos cuando es necesario una mínima organización para la vigencia de los
mismos.

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Garantía Parlamentaria (Ombudsman)


Institución nacida en Suecia y que en nuestros días se ha universalizado, se ha
estatuido como garantía de cumplimiento de los Derechos Humanos y ha sido
acogida con diversas denominaciones en los diferentes sistemas constitucionales…
"Defensor del Pueblo" en España y Venezuela.
En la CRBV, aparece esta inserta en un poder independiente, el poder Ciudadano.
Además de las atribuciones que normalmente competen al Ombudsman se
establecen atribuciones sumamente originales como, la de velar por el correcto
funcionamiento de los servicios públicos, pudiendo interponer las acciones
necesarias para exigir al Estado el resarcimiento a las personas de los daños y
perjuicios que les sean ocasionados con motivo del mal funcionamiento de estos
servicios.
Artículo 281 CN. Son atribuciones del Defensor o Defensora del Pueblo:
1. Velar por el efectivo respeto y garantía de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados, convenios y acuerdos
internacionales sobre derechos humanos ratificados por la República,
investigando de oficio o a instancia de parte las denuncias que lleguen a su
conocimiento.
2. Velar por el correcto funcionamiento de los servicios públicos, amparar y
proteger los derechos e intereses legítimos, colectivos o difusos de las
personas, contra las arbitrariedades, desviaciones de poder y errores
cometidos en la prestación de los mismos, interponiendo cuando fuere
procedente las acciones necesarias para exigir al Estado el resarcimiento a
las personas de los daños y perjuicios que les sean ocasionados con motivo
del funcionamiento de los servicios públicos.
3. Interponer las acciones de inconstitucionalidad, amparo, hábeas corpus,
hábeas data y las demás acciones o recursos necesarios para ejercer las
atribuciones señaladas en los numerales anteriores, cuando fuere
procedente de conformidad con la ley.
4. Instar al Fiscal o a la Fiscal General de la República para que intente las
acciones o recursos a que hubiere lugar contra los funcionarios públicos o
funcionarias públicas, responsables de la violación o menoscabo de los
derechos humanos.
5. Solicitar al Consejo Moral Republicano que adopte las medidas a que
hubiere lugar respecto a los funcionarios públicos o funcionarias públicas
responsables de la violación o menoscabo de los derechos humanos.

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6. Solicitar ante el órgano competente la aplicación de los correctivos y las


sanciones a que hubiere lugar por la violación de los derechos del público
consumidor y usuario, de conformidad con la ley.
7. Presentar ante los órganos legislativos municipales, estadales o nacionales,
proyectos de ley u otras iniciativas para la protección progresiva de los
derechos humanos.
8. Velar por los derechos de los pueblos indígenas y ejercer las acciones
necesarias para su garantía y efectiva protección.
9. Visitar e inspeccionar las dependencias y establecimientos de los órganos
del Estado, a fin de garantizar la protección de los derechos humanos.
10. Formular ante los órganos correspondientes las recomendaciones y
observaciones necesarias para la eficaz protección de los derechos
humanos, en virtud de lo cual desarrollará mecanismos de comunicación
permanente con órganos públicos o privados, nacionales e internacionales,
de protección y defensa de los derechos humanos.
11. Promover y ejecutar políticas para la difusión y efectiva protección de los
derechos humanos.
12. Las demás que establezcan esta Constitución y la ley.
Garantía Jurisdiccional
Constituye la piedra angular de los sistemas de protección de los Derechos
Fundamentales. Las Declaraciones de Derechos para no constituir una mera evasión
ideológica, necesitan de la mediación judicial, entendida como la previsión de
reclamar en juicio contra el acto de poder o que tenga su origen en un particular
desconocedor de algún derecho.
La garantía brindada por el juez en el curso de un proceso, que puede tener o no
como fin principal la reparación de un daño sufrido por una persona (natural o
jurídica) que ha sido privada del goce de un derecho constitucional.

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