Está en la página 1de 192

1

ACADEMIA MEXICANA DE PEDIATRÍA

Roberto Guillermo Calva y Rodríguez


Presidente
Alicia Elizabeth Robledo Galván
Vicepresidente
Alfredo Vigueras Rendón
Secretario General
Francisco Fernández Paredes
Secretario Adjunto
Guillermo Yanowsky Reyes
Tesorero
Manuel Gil Vargas
Tesorero Adjunto

_________________

Primera edición, 2021


ISBN: 968-

© Ediciones Franco
© Academia Mexicana de Pediatría
Montecito 38, WTC piso 35-3
Colonia Nápoles, Benito Juárez, CP 03810
Ciudad de México

Cuidado de la edición:
Diseño editorial: Patricia Reyes

Todos los derechos reservados

Impreso en México
Printed in Mexico
MEMORIAS
DE UNA PANDEMIA

Rubén Martín Álvarez Solís


coordinador
4
Es hora
de volver a casa,
es hora de volver
al corazón
Hospital de Alta Especialidad del Niño
“Dr. Rodolfo Nieto Padrón”,
Villahermosa Tabasco, México
6
A todo el personal de salud,
que inspiran los más nobles ideales
estando en las trincheras.
Codo con codo,
hombro con hombro
y mano con mano.
8
PRÓLOGO

A
l iniciar el 2020, al igual que todos los años, los sucesos nos eran desco-
nocidos con pronósticos buenos, mejores y peores. Pero, como siempre,
la realidad superó la ficción de las cábalas.
A finales del 2019 se inició en Wuhan, China, una extraña enfermedad que, cual
jinete apocalíptico, rápidamente se propagó al resto del mundo deteriorando la
salud y cobrando víctimas inocentes de familias dolientes.
Una pandemia inesperada ocasionada por un nuevo agente viral que hoy
conocemos como SARS-CoV-2, coronavirus 2, asociado al Síndrome Respirato-
rio Agudo Grave, el cual ocasiona la enfermedad por coronavirus del 2019 o
Covid-19.
Este nuevo coronavirus tiene todavía un origen desconocido, algunas voces
plantean la posibilidad de haber sido creado por el ser humano, aunque todo
parece indicar que el agente tiene un origen animal no humano, que se ha ras-
treado hasta los murciélagos y pangolines, sin embargo no parecen ser los res-
ponsables de la propagación de la pandemia, ya que la enfermedad se transmi-
te de persona a persona, lo que ha llevado a un distanciamiento social en aras
de disminuir el impacto de la enfermedad en la población mundial.
Aunque el distanciamiento físico, la restricción de la movilidad, el cierre de
las escuelas con la consiguiente educación virtual, el trabajo en casa y el en-
cierro en general han logrado mitigar la transmisión del Covid-19, después de
un año de aplicarse, hemos empezado a sentir sus efectos deletéreos sobre la
salud mental y psicológica de niños, adolescentes y adultos.
Este nuevo libro, coordinado atinadamente por el Dr. Rubén Martín Álvarez
Solís, presenta una compilación de poco más de un centenar de testimonios
breves basados en las vivencias de un heterogéneo grupo de autores que tie-
nen en común haber trabajado en la línea frontal de atención de los pacientes
o haber sufrido en carne propia el flagelo de la enfermedad.
Además de su amplia visión provocada por la variada ocupación de sus auto-
res, le podemos añadir otra bondad, la diversidad de residencia de los autores,
quienes provienen no sólo de las zonas urbanas y rurales de nuestro país sino
también del extranjero.

9
La pandemia del Covid-19 nos ha enseñado que las enfermedades zoonóti-
cas emergentes representan un desafío para la salud pública y nos ha confron-
tado con la importancia de los determinantes sociales de salud y el impacto
de la desigualdad vista a través de la brecha entre los que “tienen mucho” y los
que “no tienen nada”.
Después de un año la pandemia ha tenido efectos devastadores en las per-
sonas y la sociedad, afectando a 127,880,539 personas en todo el mundo, de
las cuales han fallecido 2,796,431. Los efectos sobre la economía también han
sido devastadores, dando lugar a una de las recesiones mundiales más grandes
de la historia con una buena parte del mundo en cuarentena.
La pandemia no sólo ha sido desafortunada, sino que además su legado
tendrá efectos duraderos en la sociedad. Sin embargo, su ocurrencia nos brinda
la oportunidad de establecer un mundo diferente donde la atención médica se
pueda brindar a todos, donde la salud y el bienestar se conviertan en la corriente
principal y en donde las personas sean la prioridad.
Los invito no sólo a adentrarse en las páginas de este libro sino al alma de
los autores, dejando que sus reflexiones los transporten al significado verdadero
que ha tenido la pandemia en las personas. Un libro real, de autores reales para
personas reales.

Dr. Manuel A. Baeza Bacab


Académico Titular
de la Academia Mexicana de Pediatría

10
PREFACIO

Dra. Limbania Vázquez Nava*

Para leer este libro,


abre tu corazón y cierra el juicio...

“Hay que mirar para adentro,


cuando el trabajo sea reverdecer”.
(Perotá Chingó)†

H
ablar del cotidiano-presente, es hablar del estar siendo, en gerundio por-
que los sujetos estamos siendo siempre. Abrir un fragmento de aquello
que nos marca como sujetos en un aquí y ahora en crisis, es un acto de
valentía y amor para poner nombre a aquello que me-nos-pasa.
Este año a todo(a)s nos tomó por sorpresa un ente invisible, pero por demás
poderoso, puso en crisis el entrar en contacto con lo más preciado para la hu-
manidad, los cuerpos y las presencias propias y de los otro(a)s. El Covid-19 llegó
para quedarse con un mensaje frontal, para cobrar vida y salud se requiere re-
plantearnos los vínculos entre nosotro(a)s con nuestros cuerpos, pensamientos,
emociones y deseos; de nosotros(as) con los(as) otros(as) (interdependencia) y
de lo humano con lo no humano (ecodependencia). Nos encontramos frente a
la manifestación de una crisis que se expresa en un profundo deterioro ecoló-
gico, social y humano, propia de las formas de habitar y pensar a los cuerpos y
la naturaleza como cosas desechables o mercantilizables.
Esto lleva necesariamente a preguntarnos, ¿qué es lo esencial en la vida?
–una pregunta que debemos al Principito–, y agregaría, ¿qué aspectos son sus-
tanciales para mantener la vida?, estas preguntas nos invitan a revisar de nueva
cuenta el sistema de vínculos que establecemos los humanos para sobrevivir

*  Doctora en ciencias sociales y políticas, educadora popular ambiental, coordinadora acadé-


mica de la Maestría en Educación y Comunicación Participativas (ecap) del Instituto de Edu-
cación Superior para el Desarrollo Humano Sustentable, Moxviquil A.C.
†  Perotá Chingó es una banda independiente de Buenos Aires, Argentina, compuesta por dos
mujeres.

11
en el planeta: la interdependencia y la ecodependencia. La primera nos hace
ver lo urgente que es deconstruir las relaciones de dominación, explotación,
subordinación y violencia entre las personas, para transitar hacia relaciones más
justas, equilibradas, de cuidado mutuo, de equidad y de fraternidad; mientras
que la ecodependencia nos llama a reconectar con nuestro ser de origen eco-
lógico y a mirar que vivimos en un planeta finito, no podemos disponer y seguir
en la conquista de lo natural-salvaje como un ejercicio de dominación que ha
legitimado la explotación de animales, plantas y microorganismos para el bien-
estar humano.
Este conjunto de ideas y pensamientos es un llamado a zambullirnos hacia
nuestros adentros y empezar a desterrar aquellas prácticas de relación-vínculo
entre humanos y naturaleza dañinas. La permanencia en el presente sugiere que
necesitamos soltar con urgencia aquello que llevó a la crisis civilizatoria de la
que hoy estamos siendo testigos.
La presente recopilación de vivencias, abre una ventana fidedigna y encar-
nada de quienes hoy valientemente se juegan entre la vida y la muerte en la
trinchera de la atención al Covid-19. Son palabras vivas de médicos y médicas,
y personal de salud, que entran en el cuerpo e inevitablemente te tocan.
Son relatos de guardianes y guardianas de la salud, que abren su corazón
para dar cuenta de los avatares que ellos y ellas han tenido que sobrellevar
durante tiempos de pandemia, en donde han tenido que sortear su vida, la de
su familia, vivir dolores en silencio y encierro, presenciar y acompañar amoro-
samente las muertes de sus pacientes, vivir desprecio y discriminación, luchar
contra el miedo, ponerse al servicio de la vida, renunciar a sus deseos, entre
otros. Estos relatos encarnados, nos devuelven una mirada profundamente hu-
manista y ética de la medicina, aquella que esto(a)s guerrero(a)s proclaman en
la toma de su juramento:

“Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad”;


“Velar con el máximo respeto por la vida humana”

Les damos las gracias por abrir este fragmento de su realidad para que otros y
otras entremos en contacto con la ardua tarea de cuidar la vida y la salud desde
distintas trincheras.

12
INTRODUCCIÓN

Dr. Rubén Martín Álvarez Solís*

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos
de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos
enseña, nos convierte en protagonista de nuestra propia historia.
Walt Whitman (1819-1892)

F
ue en el año 2017 que celebramos 30 años de egresados de la generación
de medicina de la esm del ipn; nos juntamos cerca de cien de aquellos 300
compañeros médicos. Fue un gran gusto regresar a la escuela, a su audi-
torio y celebrar nuestro aniversario. Durante la cena-baile todos reíamos, nos
regocijábamos en el reencuentro y muchos empezaron a contar las historias y
experiencias del terremoto del 85, donde todos tuvimos la oportunidad de es-
tar y pasar esa gran catástrofe. Cada uno con increíbles historias no escritas de
sentimientos y emociones. Decidimos hacer unas memorias de lo ocurrido, sin
embargo, después de varios intentos por todos los medios de comunicación, no
fructificó esa chispa que había despertado nuestros más profundos recuerdos
de ese evento catastrófico. Así siento que se quedaron en la memoria de cada
uno valiosas experiencias personales.
El médico está inmerso en las catástrofes naturales y epidemias en el mun-
do, que marcan a la humanidad. En esta pavorosa pandemia que nos invadió
lentamente, retomé la idea de recopilar nuestras experiencias, emociones y sen-
saciones que nos surgen entendiendo que antes de ser médicos, somos seres
humanos emocionales, que sentimos, y podemos proporcionar elementos que
constituyan valores, para tratar de formar una idea que sirva para el presente y
para el futuro en la manera que entendimos y afrontamos esta dura realidad: la
pandemia de Covid 19. Nosotros hemos puesto el reloj y sus manecillas a mar-
car un día, un mes y los años. Pero estamos llenos de ciclos naturales, muchos
tiempos. Somos parte del espacio y somos observadores en el tiempo de esos

*  Pediatra, Cirujano Pediatra, Master en Educación. Medica. Académico Titular Academia Mexi-
cana de Pediatría.

13
sucesos. Desde que escribí mi primer libro: Las profecías mayas en 1999, entendí
la importancia de los ciclos de la naturaleza y también que al igual que los ciclos
circadianos, hay ciclos donde los virus y las infecciones afectan a la humanidad
causando calamidad, dolor y muerte.
¿Qué me ha dejado esta pandemia? Grandes reflexiones, sobre mi persona
y sobre los seres humanos. Todos nos transformamos, cambiamos, una y otra
vez somos diferentes, no sólo físicamente, sino también en nuestros concep-
tos, ideas y espiritualmente. Una gran pausa de replantearnos el devenir de la
humanidad, nos hace reflexionar en lo que hemos hecho, lo que hemos dejado
de hacer y en lo que podemos dejar para este mundo. Durante este periodo,
resguardado por decreto, hemos podido disfrutar más tiempo con la familia,
reinventándonos y comprendiéndonos más. Valorar ese abrazo y afecto mutuo.
Así también el valor de cada momento y cada instante, para estar en el presente
con todos los sentidos. Disfrutar el aquí y el ahora, como saborear un trozo de
papaya en el desayuno, un vaso de café o disfrutar una buena música o ver una
buena película de la vida real donde se expresen los valores humanos eternos
de amor, paz y justicia.
En cuanto a mi persona, físicamente intenté mejorar las condiciones, bajé
12 kilos. Reinicié el ejercicio físico corriendo 3, 5, 8 y hasta 10 kilómetros por día,
que no fue fácil por sus obstáculos y problemas, por las secuelas de 7 fracturas
en el pie izquierdo, y otras en el pie derecho, que imposibilitaba el correr y ejerci-
tarse adecuadamente, y me recordaba la frase de “Insistir, persistir, pero nunca
desistir”; empecé caminando, pues ya lo decía Platón: “Caminar hace al hombre
perfecto” y como no lo soy, sigo caminando, aunque poco a poco, empecé a
correr. Si pudiera decirles a los jóvenes de mi edad un valioso mensaje es “Si no
puedes correr, camina y si no puedes caminar gatea, pero muévete, no te que-
des estático”. Traté de mantener la mente ocupada, tomé dos cursos por línea;
uno de evaluación educativa y otro de buenas prácticas en investigación clínica
del laboratorio Roche. Continué clases de pregrado y postgrado a distancia o
de manera virtual. Publiqué tres libros: La casona amarilla de la pila (Amazon
en mayo), Las siete vidas de Shambalam y éste. Leí varios libros, entre ellos: La
sombra de John Katzenbach, El futuro de nuestra mente de Michio Kaku y La casa
de los espíritus de Isabel Allende. Con la familia armamos cuatro rompecabezas
de más de mil piezas. Pinté el jardín y la fuente tres veces. Adopté una iguana
como mascota para acompañar a mis dos tortugas. Realicé reuniones en Zoom
formando nuevos equipos y amigos como “Médicos Unidos” y otros. Además,

14
dediqué tiempo a la reflexión y a la meditación tratando de entender a Dios
dentro de uno mismo. En resumen, es lo que me ha dejado la ¡Bendita Pandemia!
como dice mi buen amigo pediatra el Dr. Víctor Manuel Sánchez Narváez, quien
enfermó por Covid-19, como muchos colegas y felizmente se recuperó.
No puedo dejar de ser ajeno al dolor que siento cuando me entero que al-
guien falleció, médico, compañero, enfermera, trabajador de salud, en el cum-
plimiento de su deber. Es muy triste y sólo puedo expresar mis más sinceras
condolencias para sus familiares, tratando de salvar mi conciencia al no poder
hacer nada por ellos, más que orar. Por eso, inicié esta recopilación de intere-
santes reflexiones, testimonios y hazañas, de muchos compañeros médicos,
cirujanos, pediatras, enfermeras, trabajadoras sociales, personal de salud que,
inmersos en la práctica activa o pasiva durante la pandemia, exponen sus más
profundos sentimientos desde el corazón.
Como un estetoscopio que investiga, quedará este material para consul-
tar siempre el estado de nuestro sentir auscultando el corazón en medio de la
pandemia.

EL HORIZONTE EN PRIMAVERA

La primavera despunta la hora de nacer y avizora el tiempo de morir. Es 21 de


marzo día del solsticio de primavera del 2020. Un sonido sordo, acompaña el
ambiente donde un entrañable dolor conmueve hasta las raíces y en las débiles
mentes esparce la serpiente su gélido terror. Ávidos de una nueva humanidad
consciente con una nueva matriz en que medrar y vivir, legiones de semihuma-

15
nos vagan como fantasmas y forman mil remolinos de pensamientos, ideas y
criterios. La mayoría errados mientras los demonios invisibles repletan su espa-
cio interior, succionando miedo, sufrimiento y energía producto de tanto tiempo
de ciclos de egoísmo humano.
Con el brioso y trepidante cabalgar de la economía que como escudos frau-
dulentos utilizan maquiavélicamente los fieros y poderosos, que se sienten los
amos de la Tierra, atropellando vida, naturaleza y gente. La primavera anuncia la
hora de exorcizar la tierra, el trabajo, la casa, con ramas de albahaca y ruda, con
lágrimas, sangre y oxígeno. El virus silente ha llegado en nuestras vidas.
Guardaos del estornudo, del aliento cercano y de la atmósfera contaminada,
que la viscosa luna gris alumbra con sus colores fatídicos mucho desencanto.
Y firmes sobre la piel de los corderos existe el espíritu de algunos pocos hom-
bres de querer recuperar su casi desaparecida conciencia para darle utilidad en
este tiempo donde Acuario manda y la sombra lánguida de la muerte ronda el
espacio.
¿Es quizás una señal del cielo para purgar a vosotros los hombres de la tierra
para que renazca el verdadero ser humano?, ¿acaso es necesario el filtro para
conocer vuestro real ser interior? ¿para volver a ser humanos?
La Sabiduría nos enseña como siempre, nunca antes, ni después lo que hay
detrás de los signos de los tiempos. Pues lo único que nos va a salvar es dominar
lo mal aprendido y aprender a usar nuestra voluntad presurosos con nuestro
lumínico poder del pensamiento, de las ideas, del sentimiento para vislumbrar
un tiempo de esperanzas de un mejor futuro con una humanidad más unida
donde el vórtice que alumbre sea la brillante luz del amor.

16
17
HE APRENDIDO MUCHO ACERCA
DEL TIEMPO Y LA RESILIENCIA

Dra. Andrea Ellis Irigoyen*

S
egún el diccionario, tiempo significa “período determinado durante el que
se realiza una acción o se desarrolla un acontecimiento”. Pero el tiempo
tiene un límite, que antes de la pandemia no nos deteníamos a pensar y
razonar y además siempre estaba detrás de nosotros. No teníamos tiempo de
saludar, convivir, agradecer, disfrutar, compartir, acompañar, platicar, escuchar,
etc.
Pero ahora, nos hemos dado cuenta de lo valioso que es pasar tiempo con
nuestra familia, amigos y vecinos. Ahora, hemos tenido suficiente Tiempo para
conocer más a familiares y amigos, de ejercitarnos, ayudar a los vecinos, leer,
conocernos a nosotros mismos; Tiempo para valorar más nuestro trabajo y cada
momento que vivimos.
He valorado el Tiempo desde lo lento que transcurre cuando hemos estado
casi 6 meses confinados hasta lo efímero que puede ser el momento en que
nos puede atacar el virus y dar un vuelco de 180 grados a nuestras vidas. Hemos
tenido Tiempo de pensar qué dirección queremos darle a nuestra vida y bajarle
un poco a la velocidad de vivirla. El tiempo es aquí y ahora.
Otra cosa importante que he aprendido es la Resiliencia: “capacidad de su-
perar los eventos adversos, y tener un desarrollo exitoso a pesar de circuns-
tancias muy adversas”. Durante esta pandemia hemos experimentado muchas
pérdidas económicas, materiales, físicas, emocionales y algunos, hemos tenido
la pena de perder a familiares y/o amigos o colegas. Sin embargo, hemos apren-
dido esta gran lección; entendimos que no es necesario estar inmersos en una
crisis para ayudar de manera organizada a resolver nuestros problemas o de
alguien más o incluso de problemas que afectan a nuestro país. El panorama
actual es incierto, sin embargo, tenemos dos herramientas que nos ayudarán
para superar este reto: es el de reinventarnos como personas y de disfrutar el
presente.

*  Oncóloga pediatra.

18
¿QUÉ CAMBIOS TRAJO LA PANDEMIA
A LA VIDA COTIDIANA?

Dra. Alicia Elizabeth Robledo Galván*

E
n enero de 2020, se iniciaron reuniones de trabajo en nuestro hospital,
para diseñar estrategias del manejo de los pacientes potenciales enfer-
mos de Covid-19, adultos y pediátricos, que pudieran llegar, sean o no de-
rechohabientes.
El 19 de marzo llegó la primera paciente Covid a nuestro hospital, proceden-
te de un sanatorio particular e ingresó a la Terapia Intensiva Adultos. El 25 de
marzo del mismo 2020 ingresó, muy grave, el segundo paciente, un joven de 25
años de edad, pero con obesidad mórbida, que falleció a la media hora de haber
llegado, muy grave. A partir de ese momento, llegaron cada vez más pacientes
Covid, ocupándose primero todas las camas de hospitalización y de terapia in-
tensiva destinadas para ello. Para el 3 de abril se habían recibido 135 pacientes,
36 de los cuales fallecieron y 26 se dieron de alta y enviados a su domicilio. Esa
misma semana ingresaron los primeros niños positivos a Covid de 10 y 4 años
de edad, que eran pacientes de oncopediatría que habían regresado a su casa
donde se contagiaron, tuvieron buena evolución sin requerir intubación. Desde
ese día ha sido una curva de aprendizaje y desde abril se tiene un protocolo
y esquema de manejo complejo que se ha ido perfeccionando que incluye el
mejor manejo ventilatorio, varios medicamentos (cada paciente recibe entre
siete y diez medicamentos, en promedio), nutrición parenteral, etc. Algunos de
los medicamentos del esquema eran de muy alto costo, pero nunca faltaron
y todo el personal de las áreas Covid siempre tuvieron y tienen los equipos de
protección personal completo.
En lo personal, mi sentir es que mi hospital, donde he pasado 39 años labo-
rando desde que era residente, se convertía de pronto en una “Dimensión des-
conocida”, pues el “20 de Noviembre” es como una “H” y cada una de las patas
de la “H” se cerraba con puertas de cristal esmerilada y con el señalamiento de
“Área Covid” en letras grandes… fuera de estas áreas, sólo quedaba el pasillo que

*  Jefe del servicio de cuidados intensivos neonatales. Centro Médico Nacional “20 de Noviem-
bre” issste. Vicepresidente de la Academia Mexicana de Pediatría.

19
las une, enfrente de las escaleras y los elevadores completamente en silencio,
sin nadie circulando por el mismo. Si uno se detenía en este pasillo, repentina-
mente se abrían las puertas del elevador para que los camilleros llevaran una
camilla con cápsula dentro de la cual iba un paciente Covid a alguna de estas
áreas.
A mediados de abril tenía una sensación de tristeza por lo que estábamos
viviendo, ver llegar todos los días ambulancias y activar el protocolo de des-
pejar las áreas por donde pasarían los camilleros con la cápsula especial para
pacientes Covid. Lo más triste es que por protocolo de la Organización Mundial
de la Salud, los pacientes deben estar aislados y solos…La última vez que ven a
su familiar es en urgencias antes de hospitalizarse. Ahí es donde se despiden...
No lo volverán a ver hasta que se recupere (lo cual es muy lento y lleva en pro-
medio de 2 a 3 semanas, aunque hay quienes han estado sólo 3 días y fallecen
y, también, quienes afortunadamente se recuperan después de tres meses en el
hospital), o cuando fallece y sólo un familiar puede entrar a Patología a recono-
cer el cuerpo. Sé que, si no se hiciera así, el índice de contagio de los familiares
que van al hospital, que, a su vez, contagiarán a los familiares en sus casas, más
todas las personas con quienes conviven estos familiares como sus amistades,
transporte público, tiendas, etc., sería muy alto, literalmente terrible.
El ambiente en el hospital era tenso y se percibía angustia y temor, ansiedad
e incertidumbre. Se estaban llenando las camas de las secciones asignadas
como áreas Covid y la mortalidad aún era alta. En algunos momentos también
me sentía apesadumbrada. Pero las muestras de solidaridad y empatía me ani-
maban, hasta los policías saludan con mucha amabilidad y una sonrisa que se
adivina detrás de su cubrebocas y careta. A mediados de mayo la sensación de
tristeza aumentaba, fallecían compañeros con los que trabajaba todos los días,
uno de ellos, el técnico del servicio de mantenimiento del aire acondicionado de
las terapias intensivas, y otro de ellos el jefe del laboratorio clínico; ambos com-
pañeros de muchos años. Se llegaron a tener en un solo día 190 pacientes, 70 de
los cuales estaban intubados. Se ocuparon como Terapia Intensiva no sólo la de
Adultos, sino también la Terapia Intermedia de Adultos, la de Hemodinamia, la
de Quemados y la Postquirúrgica.
El 8 de junio se recibió al paciente número dos mil en el triage. Ese día hubo
una tarde preciosa, con el ambiente limpio por el viento, el cielo de un azul increí-
ble y casi sin nubes, el sol iluminaba todo con tonalidades fascinantes… como
dando esperanza de que todo estará bien… en contraste con el ambiente gris y

20
triste dentro del hospital… Uno de esos días comentaba con una secretaria de
lo transformado que está todo nuestro hospital y que era como estar en la Di-
mensión Desconocida… “de pesadilla”. La sensación de impotencia y de tristeza
se incrementaba, no era justo que fallecieran personas tan valiosas… después
de tantos años de vivir más en el hospital que en la casa, todos los compañeros
somos como una familia.
Aunque trataba de ser fuerte para darle fortaleza y ánimo a los demás, por
dentro me sentía muy triste. Por la contingencia, no se podía acompañar a las
familias en el duelo ni acudir a los velatorios. Todo es virtual y únicamente por
llamadas o mensajes telefónicos. Hubo un día que era tan grande esa tristeza
que se percibía en todo el hospital, que me pasé todo el día con los ojos llorosos.
Por eso trataba de compensarlo disfrutando los amaneceres, las tardes solea-
das y la luna de esos días, bueno, hasta la tremenda granizada del 8 de junio…
y sentir esos momentos como la “Vida”, que continúa a pesar de todo. A pesar
de que vimos a muchos desaparecer después de pasar los canceles de cristal
esmerilado… Me siento totalmente en la Dimensión Desconocida, tratando de
reconocer a mi hospital en el que he pasado tantos años y que ahora es otro,
totalmente diferente. Desde agosto se notó una ligera disminución en los ingre-
sos de pacientes Covid y el 22 de septiembre fue un día muy especial porque
entró el otoño. Esa tarde cuando salí del hospital eran las 6 de la tarde, parecía
que no tardaba en llover, cuando se asomó el sol entre las nubes y un atardecer
precioso me acompañó a casa (decidí regresar caminando para disfrutarlo), y
que me hacía sentir que la “Vida” sigue…
En total se habían hospitalizado hasta el 15 de octubre 1 514 pacientes Covid
y el 1 de noviembre el paciente número mil egresó por mejoría a su casa. La tasa
de letalidad en nuestro hospital ha estado entre 27.6 y 30, y de los pacientes que
han fallecido, 81.7 % presentaban comorbilidades. El éxito en el manejo de estos
pacientes ha sido por el equipo interdisciplinario de medicina interna, terapia
intensiva, anestesiología, infectología, inmunología, neumología, reumatología,
hematología, nefrología, cardiología, neurología, enfermería, inhaloterapia, el
personal del aseo (todos en sus trajes de “astronautas”), etc. que se han entre-
gado totalmente con compromiso y sobre todo con corazón, por lo que festejan
cuando los pacientes se recuperan, pero también sufren cuando a pesar de
todos sus esfuerzos, sus pacientes fallecen. Al día de hoy se han recibido casi
1,700 pacientes, de los cuáles han fallecido 513. Y estamos viviendo el repunte:
estamos otra vez como en junio, con 85 pacientes Covid en promedio.

21
Los servicios de psiquiatría, psicología y trabajo social han sido claves den-
tro de las áreas Covid para el manejo integral de los pacientes y sus familiares
trabajando con el manejo del estrés y ayudando a disminuir la ansiedad y la
angustia que presentan los pacientes por estar en aislamiento total, pero que
también presentan el personal de salud, para lo cual diseñaron dos estrategias:
para los pacientes de hospitalización se tiene a “Luchy Robotina” que es un
robot manejado por los médicos de psiquiatría y psicología en tiempo real, que
llega a saludar y hacer conversación a la cama de cada paciente, donde el mé-
dico da informes a los familiares que están en casa, a través de la cámara que
está en los ojos del robot. Y por otro lado, para disminuir el síndrome de Burnout
y la ansiedad del personal de salud se tiene la participación de un perrito pug
llamado Harley.
Otra situación que incrementó el trabajo cotidiano fue el exceso de video-
conferencias y creación de nuevos chats en el celular para manejar la ansiedad
y la incertidumbre de esta nueva enfermedad, al buscar información sobre Co-
vid-19 y comentarla entre todos los colegas. De ser una a la semana, después
llegaron a ser tres videoconferencias diarias en las cuales se participa activa-
mente.
Estamos siendo testigos del fin de una época y del inicio de otra post-Co-
vid, en la que aún estamos aturdidos por este periodo de transición de una a
otra, luchando contra una nueva enfermedad de la que estamos conociendo
su comportamiento en los diferentes órganos y sistemas, y aprendiendo cómo
sobrevivir a ella… Sabemos que esto cambiará nuestra forma de vivir, entender
y de valorar nuestras prioridades, les deseo una tarde fresca donde el sol an-
tes de ocultarse ilumine nuestro futuro para continuar inspirando con nuestro
quehacer diario …

22
CERTEZA DE LO INESPERADO

Dra. Martha Patricia Pérez de León*

C
uando Rubén, mi hermano del alma, me invitó a expresar mi experiencia
acerca de la pandemia, no dude ni un segundo ya que tenía tanto que
decir. Al sentarme frente al procesador mirando al frente y saltando mi
mente de un lado al otro, me confronté: ¿y ahora qué?, ¿qué puedo decir?, ¿cómo
puedo condensar todo esto que siento y que he vivido en estos días, que se han
vuelto semanas y meses?, ¿qué le puede interesar a los de afuera que no sepan
ya?
Siendo sinceros no fue nada fácil decidirme, y luego me dije... ¿qué más pue-
de pasar? ¡Nada! Fue la respuesta.
Así pues, debo confesar que al igual que toda la humanidad esta nueva en-
fermedad me aterra, a veces debo fingir que no, para no perder la coherencia,
pero sí, sobre todo al inicio.
Recuerdo perfecto la primera vez que, en enero de este inolvidable y sorpre-
sivo 2020, me preguntó una paciente de forma un tanto inocente: Dra. ¿usted
cree que llegue hasta acá ese virus chino? Y yo no sé bien de dónde, con cer-
teza contesté en fracción de segundos ¡sí!, ¿por qué no habría de llegar?, ¿qué,
acaso somos diferentes de ellos?, ¿qué, acaso la naturaleza no nos sorprende
con frecuencia haciéndonos conscientes de nuestra fragilidad? Luego en pocas
semanas tuve mi primer contacto cercano (no de pacientes que ya había visto
algunos con la enfermedad) sino de un amigo cercano con quien estuve en una
cirugía que resultó positivo y sintomático leve, y quien me llamó para decirme:
dice el infectólogo que estés atenta a los síntomas... Asentí, quedándome he-
lada dado que ya había pasado una semana de nuestro contacto; tuve miedo,
sin pensar que nunca nos habíamos quitado la protección de quirófano. Pasó
la segunda semana y sin síntomas ¡uff! Sentí alivio; desde entonces, mediados
de marzo, he tratado casi de forma compulsiva de cuidarme y cuidar a mis pa-
cientes lo más que humanamente he podido, creo que este virus como todo en
la naturaleza no es bueno ni malo, que podemos aprender de él y de nosotros;
que, quien dentro trae miel, eso es lo que sacará para los demás, y quien trae

*  Otorrinolaringóloga. Hospital Médica Sur. México

23
podredumbre, por decir lo menos, eso mismo sacará, el violento pues violentará,
el empático hará lo propio y así podría seguir al infinito.
Todos hemos perdido algo con esta pandemia: amores, familiares, trabajo,
salud, dinero, seguridad, amistades, etc. Pero lo que es nuestro, lo que está en
nuestro interior, sólo depende de nosotros no perderlo es la fe, la dignidad, la luz
interior, los valores, el amor propio, los sueños, Dios, en fin, eso nadie te lo puede
arrebatar, y también hemos ganado otras cosas: tiempo con nosotros mismos,
¡esa introspección que si no te soportas… ¡pues cambia! Mejora, enriquécete,
enfrenta tus miedos, corrige tus errores, perdona y perdónate, saber qué es lo
importante en verdad y saber qué no se puede comprar ni vender, la salud, la
familia, orar, meditar, moverte, ¡crear!, ¡en fin..!
Tal vez esperaban “anécdotas” de los más de 100 pacientes que he atendido,
presencial o vía remota, de eso sólo puedo decirles que, si la tuberculosis es la
enfermedad de las mil caras, este virus es de las cien mil y aún falta mucho por
conocerlo y creo que sinceramente es un virus que llegó para quedarse.
Bendiciones.

Adendum: La Dra. Martha Patricia Pérez de León y su hijo de 30 años posterior


a su mensaje, enfermaron de Covid-19, se vieron sumamente graves y fueron
internados. Afortunadamente al día de hoy están en casa recuperándose sa-
tisfactoriamente.

Pensé que el 2020 sería el año que


conseguiría todo lo que quiero.
Ahora sé que el 2020 fue el año que aprendí
a apreciar todo lo que tengo.

24
AGRADECIMIENTO

Dr. Baldo Hernández*

N
os tocó vivir una guerra tan compleja, que no se lucha con armas sino
con médicos, especialistas y paramédicos entregados, involucrados,
dedicados, preparados y cuya arma absoluta es su conocimiento de la
ciencia médica.
Mil gracias a todos mis colegas que están al frente de batalla luchando sin
rendirse a pesar de estar viendo cómo vamos cayendo de uno en uno...
Mi reconocimiento y agradecimiento en especial al Dr. Iván Rodolfo García
Izquierdo (neumólogo), por su esfuerzo, noches de desvelo y esmero en mi aten-
ción para desviar el camino de la fatalidad.
Al equipo médico y paramédico del hospital air, mil gracias a cada uno de
ustedes mis amigos entrañables que se angustiaron y me dieron ánimos cons-
tantemente y me apoyaron con mi familia, a mi familia que ha sufrido un golpe
tras otro... Mil gracias.
Les invito, amigos, a tomar conciencia, a que empaticemos con el que sufre,
que todos necesitamos de todos, promover que sólo la prevención, profilaxis
o el apego a las medidas de protección podrá detener la dimensión de esta
pandemia.
Un abrazo fraterno amigos

* Anestesiólogo.

25
REFLEXIONES

Dr. Narciso Ramírez Chan*

C
asas convertidas en terapias intensivas, donde el amor guía a los fami-
liares al manejo de sus enfermos, donde los milagros ocurren a diario,
donde no hay monitores, más que oxímetro, baumanómetro, oxígeno y el
Divino Maestro que dirige desde el cielo, al doctor y al enfermero cuyo examen
de grado, está en el acto de amar a su padre, madre, abuelo e hijo.
¿Cómo se explica acaso que diabéticos, hipertensos, de 85 años, sobrevi-
vientes de cáncer, con Covid estén vivos gozando de salud?
¿Acaso fueron necesarios hospitales costosos, tomografías de tórax, 150 mil
pesos por admisión y 80 000 pesos diarios, Interleucina 6, Tocilizumab, Jakavi,
plasma fresco, de paciente de Covid?
¿Cómo explicar que jóvenes de entre 35 y 40 años, sin ninguna patología,
estén muertos por Covid y han sacudido de momento nuestras vidas?
El factor Dios es la diferencia, la fe y el amor de los familiares y doctor que
atienden a los enfermos. El enfermo mismo que se redime ante Dios en un acto
de perdón y misericordia.
Cuando no hay miedo a la muerte, el enfermo es sostenido, por ese amor que
se oculta detrás de las nubes, en ese amor que fluye del doliente y los que lo
auxilian, en la afirmación divina: “hágase tu voluntad y no la mía”.
¿Cómo explicar que personas con alto grado académico, cambiaron de mo-
rada y los obreros con sueldo mínimo, estén vivos?
No hermanos míos, el que no ha entendido que lo entienda, el ser humano o
se renueva o muere. Todo lo que llega a nuestras vidas es producto de nuestros
actos. Hay viejos de 85 con fe y jóvenes de 35 con soberbia y miedo; ahí habita
la diferencia de vivir o morir, “la resiliencia del hombre redimido”.

Puede temblar, están muriendo familias enteras y no hay cambios.


¿Qué necesita entonces el hombre para renacer de nuevo?

*  Neumólogo Pediatra, Hospital del Niño Rodolfo Nieto Padrón.

26
TESTIMONIO

Dr. José David Palmer Becerra*

N
o se me olvidará mi primer día, en área Covid, ahí estaba don Carlos, jubi-
lado del imss, quien entregó 28 años de su vida laboral a esa institución,
no intubado, pero con disnea severa, saturando al 78-80% con 15 litros
de oxígeno; se acercó el internista a decirle: “Don Carlos, lo vamos a intubar,
ya está usted muy cansado”, a lo que contestó: “No doctor, si me intuba me
puedo morir, yo quiero seguir viviendo , me pongo de lado o boca abajo y usted
verá que mejoro”, con ese simple esfuerzo al hablar, su saturación bajo a 60%.
A don Carlos lo ayudamos a ponerse boca abajo y obviamente la saturación
siguió igual; en ese momento ingresaron tres pacientes muy graves, mismos
que tuvieron que intubarse y se conectaron a ventilador mecánico, dos de ellos
no sobrevivieron más de 30 minutos. Otro paciente no intubado tuvo deterioro
súbito y se intubó, pero de igual manera, no sobrevivió. Una hora después me
llamó don Carlos y me dijo: “Doctor quiero que me intuben ya estoy muy cansa-
do; inmediatamente acudí con el internista y le dije: “líder, don Carlos ya quiere
intubarse” exclamando y diciendo: “¡qué bueno, ese señor puede salir bien a sus
62 años!”. Solicitamos el ventilador para iniciar la intubación y nada, nos avisa-
ron que en ese momento no tenían circuitos estériles y que estarían en dos o
tres horas. Así, que la intubación “a tiempo” tenía que diferirse. Nos acercamos
a explicarle a don Carlos y nos contestó: ¿pero cómo doctor? No es posible, yo
quiero vivir, tengo dos hijos profesionistas y cuatro nietos, le dediqué mi vida
al imss y tengo derecho a vivir”. Era cierto todo lo anterior. Pero ellos no enten-
dían aun lo que nosotros veíamos. Tenía que esperar. El internista vio lo que era
inevitable y sacó su teléfono y le marcó a su esposa y le comentó la gravedad
de salud de don Carlos, le hizo una videollamada y él pudo comunicarse con su
familia, los suyos, esposa e hijos, don Carlos apenas podía hablar, toda la familia
del otro lado del teléfono lloraba y le gritaban palabras de aliento, dos horas más
tarde llegaron los circuitos y afortunadamente se intubó a don Carlos. 4 horas
después esa cama ya la ocupaba por otro paciente igual de grave. Don Carlos
ya estaba con Dios.

*  Cirujano pediatra, imss, Tapachula, Chiapas.

27
A la hora de salir del área Covid, un ritual muy similar al del ingreso, pero con
una técnica completamente establecida y desconocida por mí, la de mayor cui-
dado, un movimiento en falso y te contaminas por sars-cov2, aseo de manos
con clorhexidina, retiro de primeros guantes, aseo de manos, retiro de batas,
aseo de manos y así sucesivamente hasta retirarte el cubrebocas y botas y
pasar al “área menos contaminada”. Tardas 40 minutos en desvestirte correc-
tamente. Sales exhausto física y moralmente. Contento de haber ayudado a la
gente que en ese momento te necesita y a tu compañero internista que sin tu
apoyo su trabajo hubiese sido imposible. Ver 24 pacientes graves es imposible
físicamente y moralmente es indescriptible. Al día de hoy más de 100 pacientes
hospitalizados en imss-Covid. Ahora a retirarse pijamas contaminadas y bañarse
a las regaderas con abundante jabón todo el cuerpo para ponerse la ropa de
calle y checar la salida con biométrico. Al salir y caminar en el estacionamiento
hacia mi auto, no podía creer lo que había vivido, tantas personas graves en mi
“Ala Covid”, tantas personas que mueren por la enfermedad infecciosa. Gente
como nosotros, con una familia, que los esperan en casa, con proyectos y as-
piraciones, con hijos y nietos que cuidar. Ya eran las 20:45 horas y lo acepto, se
me llenaron los ojos de lágrimas nuevamente ahora no por miedo, por tristeza
de ver que el panorama es desolador. Y así mis días subsecuentes. Exactamente
iguales, que, a decir verdad, no los quiero recordar. Se nos está muriendo nuestra
raza de oro, a aquellos que les llamamos papás y abuelitos. No nos queda más
que cuidarnos, cuidar nuestra salud y a nuestra familia. Besarlos y abrazarlos.
Nunca sabes qué va a pasar el día de mañana. Valorar las cosas que realmente
valen la pena. Y sin duda alguna, rezar mucho para que esta pandemia acabe
lo más pronto posible y para que las personas enfermas salgan adelante, y si
sucede lo inevitable, que Dios los tenga en su Santa Gloria.

28
“EL GRAN SIMULADOR”
O “VIRUS DE LA SOLEDAD”

Dr. Eliseo Antonio Solano Zárate*

S
iddhartha llamó al cáncer “El Emperador de los males” que en estos mo-
mentos, ha sido destronado, habíamos casi vencido a “La gran simula-
dora”, ahora aparece “El gran simulador” y los que lamentablemente se
contagian entran a un mundo de soledad.
Este simulador, aparece como dolor abdominal, articular, con exantema,
aneurismas, trombos, pérdida del estado de alerta, como se le ocurra, equipa-
rable a la gran simuladora, pero más agresivo y peor aún, desconocido. Y eso
causa un miedo natural.
Lleva al paciente, a la familia, al personal médico a diferentes soledades,
cada uno tan diferente, pero lo temible es que podemos estar en cualquiera de
ellas, o pasar por todas.
El paciente es asilado, alejado de la familia, limitado sólo al contacto estric-
tamente necesario, y si por desgracia fallece, su panorama no cambia mucho,
no podrá ser acompañado como habitualmente se hacía.
La familia en ocasiones es señalada, aislada, entra en conflicto, desespe-
ración, en fin, muchas veces sola, a veces ellos mismos se esconden como si
tuvieran una maldición o fuera pecado.
El personal médico ahora se mira a los ojos, la mirada es la forma de recono-
cernos en ese traje donde estamos solos, aislados, limitados de contacto, de
comunicación, lejos de la familia, olvidados de las autoridades y señalados y
rechazados en ocasiones por la ignorancia y el temor. Nos toca enseñar y hacer
comprender el principio que nos rige en esta batalla, cuidar del compañero,
cuidar del que está a tu lado; es decir, sentir que no estás solo.

*  Cirujano pediatra.

29
UN MUNDO DE OPORTUNIDADES

Dra. Nalyn Lizeth Rodríguez Brindis*

A
lguien me dijo al inicio de esta pandemia que podríamos ser víctimas o
héroes de esta historia.
Elegir ser víctima o héroe en una historia donde puedes ser ambos, mejor
elegir buscar oportunidades aún a pesar de la adversidad.
He pasado momentos tristes, he perdido familiares y amigos que me hacen
elegir, en momentos de angustia, buscar la esperanza, y que cuando el miedo
me invade, sea más poderosa mi fe; también aprendí a valorar la calidez de una
sonrisa, lo maravilloso de un abrazo, la grandiosa fortuna de estar viva y de las
personas a mí alrededor.
Hay personas afuera ayudando, el ejército en esta guerra, donde no hay balas
ni cañones, sólo enfermedad e incertidumbre. Otros estamos en casa, expec-
tantes, sigilosos, extrañando… y están los incrédulos, los que buscan regresar a
la vida anterior sin mejorar.
Algunas noches no puedo dormir y otras, sueño con un mundo de oportu-
nidades, donde sea más valioso el admirar las pequeñas cosas donde se ma-
nifiesta el amor, la luz a través de la ventana, el canto de los pájaros todas las
mañanas, el calor de los rayos del sol, un atardecer, la sonrisa de mis niños.
Deberíamos evolucionar a un mundo más empático, donde nuestra fortaleza
no sea usar máscaras para engañar a los demás, sino para cuidarnos los unos
a los otros, necesitamos un ejército de voluntades, soldados comprometidos,
responsables, amables, más humanos, para salir victoriosos o quizá menos las-
timados.
¿Ser víctimas o héroes de esta historia? Pienso que deberíamos ser simple-
mente más humildes en busca de oportunidades para mejorar.
Alguien me dijo que podríamos ser víctimas o héroes de esta historia, y yo
respondí: ni víctima ni héroe, sólo una mamá más en casa cuidando a su familia.

*  Oncóloga pediatra.

30
MI SENTIR EN LA PANDEMIA:
ENFRENTARME A LA MUERTE

Dra. Rosaura Rodríguez Zetina*

E
sta pandemia me ha enseñado que la vida es tan lábil, hoy estamos, ma-
ñana no. En nuestra formación nos enseñan a curar, a preservar la vida, no
nos preparan para enfrentarnos a la muerte. Día con día veo a personas
morir, jóvenes, adultos mayores, hombres, mujeres, flacos, gordos. Esta enfer-
medad no respeta, ni estrato socioeconómico, ni educación.
No soy personal de primera línea en atención de pacientes Covid, pero estoy
en el Centro de Operaciones de Emergencia (coe) y diariamente veo a todos los
pacientes, proporciono información del estado de salud, día a día establezco
contacto telefónico con los familiares, escucho su angustia, su fe y esperanza
de volver a ver a su papá, a su mamá, al hermano, al hijo, al esposo, a la esposa.
Es difícil dar una mala noticia, ¿cómo decirles que estamos ante un enemigo que
no conocemos?, que muchas veces nos gana la batalla. Cada día rezo porque
mi censo esté completo, que no falte un nombre, que no dé la triste noticia, esa
que nadie quiere escuchar.
He sentido angustia, he llorado con ellos, no puedo evitar que mi voz se quie-
bre al dar la noticia. No los conozco, no sé quiénes son, pero son personas, como
yo, como mi familia, y me duele su dolor. También he sentido alegría al ver al
paciente que estuvo luchando con la muerte al salir libre de la enfermedad, por
esos pacientes vale la pena seguir luchando. Y aquí estoy de pie, hasta donde
Dios lo permita, tratando de ser mejor cada día, de vencer mis miedos y ayudar
en lo que pueda.

*  Médico pediatra, Titular de la Unidad de Calidad del Hospital Regional de Alta Especialidad
“Dr. Juan Graham Casasús”. Vocal del Centro de Operaciones de eme.

31
ONR

Enfermera Jazmín Saavedra*

H
an pasado unos minutos desde que el primer caso de Covid-19 entro por
la puerta de emergencia poniendo en incertidumbre a todo el personal
de enfermería. Siendo mi primer turno desde unas merecidas vacacio-
nes me apresuro a la sala de emergencia con la mentalidad de estar en la cima
del juego. Vestida con todo el equipo de protección personal me siento segura.
Comencé con el informe de los paramédicos y pasé rápidamente a evaluar al
paciente. Intento hablar fuerte para que el sonido de mi voz traspase la mascari-
lla N95 mientras lo trasladan a la cama y conectan el monitor. El paciente golpea
su pecho y me ve fijamente a los ojos buscando ser rescatado. Es un hombre de
58 años. Sus manos son las manos de un trabajador, ásperas y callosas. Observo
su respiración inestable. Noto su agotamiento y puedo sentir su derrota. Sin an-
tecedentes de problemas médicos mi paciente estaba empeorando. Todos en
esa habitación de hospital sabían que era demasiado tarde. La muerte estaba
ahí, lista, esperando. Estamos haciendo todo lo posible para ayudarte, le digo
en voz alta. El paciente de piel bronceada entró en un estado de tranquilidad
dejando de luchar por aire. Sus ojos giraron hacia el techo y su alma desalojo
su cuerpo. Todo el equipo médico comenzó a correr de manera descontrolada.
De repente escucho decir “El paciente tiene orden de no reanimar”. Me quedé
helada. No entendía. El doctor encargado me explica que el paciente no tiene
hijos ni familia. Su deseo fue no ser resucitado. Y así como todo empezó también
así termino. Covid-19 y la soledad de un ser humano terminó por ganar la batalla
esa mañana en aquel cuarto de hospital.

*  Dallas. Tx.

32
El COVID, LOS COLEGAS,
MIS AMIGOS Y LA COMUNIDAD

Dr. Eduardo García Velarde*

D
urante el ejercicio de la profesión, sabemos que la exposición al riesgo
de contagio por contacto en la atención de pacientes con enfermedades
infecciosas, es una realidad; y se nos hace tan cotidiano, que perdemos
de vista la vulnerabilidad en la que nos encontramos.
Esta epidemia nos vuelve a la realidad de nuestra fragilidad humana y con
una dolorosa enseñanza nos doblega en el orgullo y nos cubre con miedos que
obligan a buscar apoyos de quienes antes sólo vivían para sí mismos. Ahora po-
demos mirar que todos necesitamos de todos, que cada especialidad sumada
hace a la medicina.
Por otro lado, en lo personal confieso mi impotencia y mi dolor de saber que
amigos entrañables o familiares cercanos a ellos se infectan, y al menos hay
un alivio cuando uno les pudo aportar ayuda o consejo; pero sufro al saber,
cómo otros de ellos evolucionaron en gravedad y se complicaron, y en total
impotencia veo cómo necesitaron pasar a Terapia Intensiva… y sin más en unos
días fallecieron. No puedo aceptar cómo se puede perder una vida de gente
proactiva, cómo se pierde en un momento todo el esfuerzo de un ser que luchó
con sacrificios e intensamente por ser mejor ser humano, mejor médico para el
mismo, y para la sociedad; y simplemente muere dejando el vacío de su ser y
sus conocimientos.
Y por otro lado ver cómo una sociedad, menoscaba negligentemente los cui-
dados básicos de protección, exponiendo su vida, la de su familia… y siempre al
final potencialmente mi vida y la de mi familia.

*  Médico, cirujano y partero, Aguascalientes.

33
SOY MÉDICA INTERNA
EN MEDIO DE UNA PANDEMIA

Dora Nereyda Campos Tavera*+

C
uando comenzó el año 2020, cargaba con muchos problemas personales
y creí fielmente que el cambio que daría mi vida al entrar al internado
me ayudaría mucho, me iba a distraer y toda mi atención estaría en ello,
y por lo menos fue así los primeros tres meses y medio, comencé en un centro
de salud, tuve la fortuna de que mis compañeros, el médico pasante y la enfer-
mera con la que trabajé fueron muy buenos conmigo y siempre me ayudaban a
aprender y reforzar conocimiento. Mi segunda rotación, en el Hospital del Niño,
todo fue diferente, me encantó estar ahí y aprender de otros profesionales, a
mitad de la rotación iniciaron mis vacaciones y nunca pensé que esa sería la úl-
tima vez que estaría en un hospital, retiraron a todos los estudiantes y médicos
internos por nuestra protección, hoy después de cuatro meses en cuarentena,
y ser un caso probable de infección por sars-cov-2, puedo decir que estaba en
lo correcto cuando pensé que sería el mejor y el peor año de mi vida.
A pesar de que estudio en casa y mi universidad está reforzando el cono-
cimiento con clases, y más actividades, creo totalmente que no es lo mismo
que estar en un hospital recibiendo el conocimiento de doctores, enfermeras
y todo el personal que lleva años trabajando, comprendo también que todo es
por nuestro bien, me ha tocado perder familiares y amigos por esta enfermedad
y deseo que pronto la vacuna llegue a México y seamos capaz de salir de esta
etapa y estaría dispuesta a repetir este año para salir al mundo del servicio so-
cial preparada y dar lo mejor de mí a mis pacientes.

*  + Médica interna de pre grado.

34
MI PANDEMIA

Dr. Benito Antonio Ramon García*

E
s cierto lo que dicen, que los toros se ven mejor desde la barrera. Pero para
la mayoría de nosotros, los que estamos al frente de batalla en el área de
la salud no hay esa opción, nosotros nos enfrentamos a un toro que no
podemos percibir a simple vista, que no sigue el capote, que no se comporta
como debería y que cuando menos lo esperamos nos ha hecho sentir el asta,
en lo más profundo de nuestro ser, en nuestra familia, amigos, seres queridos;
nos deja maltrechos y agonizando, algunos logramos arrastrarnos y cobijarnos
detrás de las tablas de los nuestros, de la fe; algunos sanamos la herida total-
mente o simplemente para seguir viviendo, algunos se quedan en el camino.
Pero, ¿quién en su sano juicio volvería a salir al ruedo?, ¿quién quisiera volver a
enfrentar a un enemigo tan despiadado que ni siquiera podemos ver?
Yo soy un sobreviviente de esta enfermedad, que me hirió, me llevó al límite
y cuando pensé que no resistiría más, me demostró que no estaba solo, que
detrás de mí hay otros en el ruedo, aportando cada uno su esfuerzo y su huma-
nidad sin importar la propia.
No queda más que sacudirse el polvo, empacarse la herida y acudir a la ayuda
de los nuestros.
¿Cuántas bestias más hay allí afuera?, ¿llegará el día en que no regresemos a
la seguridad de la barrera? Sólo el tiempo lo dirá.
Un día llegará en que nos evitaremos todo este dolor, en que paremos de
construir ruedos y dejemos de luchar contra lo que no nos dañaría si lo respe-
tamos. Hasta entonces, sobreviviremos, siempre lo hacemos.

*  Cirujano general, Villahermosa, Tabasco, México.

35
EL RESULTADO DE “DIEGO”

Dra. Sofia Kristell Narváez Capetillo*

H
ace unos días, me dispuse a llamar por teléfono para dar resultados a
cada uno de los pacientes de las listas que se hacen a diario de la toma
de exudado nasofaríngeo para sars-cov2, marqué, escuché la señal del
timbre, pero me mandaba a buzón. Insistí unas cuantas veces más hasta que
respondió el paciente al que llamaré “Diego”.
Me identifiqué, le dije que llamaba para comunicarle que su prueba había
sido negativa. Por un momento, su voz se fue aclarando y, de la emoción por
el resultado, prácticamente rompió en llanto, lo cual me conmovió y casi se
me salen las lágrimas. A pesar de la rutina, del trabajo duro de todos los días y
ver casos difíciles, algunos fatales, no he perdido la sensibilidad y empatía por
quienes se alegran por vencer a una de las enfermedades más peligrosas de los
últimos tiempos.
“Diego” me agradeció de mil maneras, me lanzó bendiciones por la noticia,
ya que implicaba que, por fin, podría reunirse con su familia y convivir con ella
bajo el mismo techo después de un tiempo que se le hizo eterno.
Hasta hace unos meses, a algunos les podría parecer no importante la posi-
bilidad de ver a sus familiares, platicar con ellos o comer juntos. La pandemia,
con todo lo malo que ha traído, también nos ha hecho tomar conciencia de lo
importante que es estar con los seres queridos (la familia), con los amigos, co-
nocer lugares y estar en diversos lugares.
Por lo que también le externé mi gratitud a “Diego” por demostrar que el
poder de los abrazos, de la convivencia, son cosas que debemos valorar hoy y
siempre porque no sabemos si la pandemia nos dará una nueva oportunidad
de disfrutar la sencillez de la vida cotidiana.

*  Medica general adscrita a Centro Médico isset.

36
AGRADECIMIENTO

Dr. Heriberto Álvarez Santiago*

D
oy gracias a Dios por la vida de cada guerrero y guerrera en este hospital.
Yo vi y veo a Dios en ustedes como un poderoso equipo rescatando vidas
infectadas por Covid. Dios los guarde y los bendiga junto con su familia.
Que Dios siga haciendo maravillas en este lugar. Los extrañaré una vez que me
den de alta. Mis oraciones con ustedes, cuídense.

Su amigo.
Sr. Gonzalo Juárez O
Pte. Covit

*  Anestesiólogo Covid. Comitán, Chiapas.

37
MI ABUELA REFLEJADA EN LOS
OJOS DE MIS PACIENTES

Dr. Lenin Francisco Blancas Méndez*

E
ntré al programa Covid cuando un amigo de la carrera pidió ayuda para
su guardia. Comentaba que se encontraba solo y sobrepasado en la car-
ga de trabajo. Pensé mucho en entrar: padres diabéticos, hijo de no más
de 3 años. Era de pensarse. A esto, sumaba mi condición como asmático. Sin
embargo, me comía la idea de no ayudar en la situación actual, sumando que
la gratificación económica era bien remunerada. Por fin, mi estado les daba su
lugar a los médicos.
Después de semanas de ver los mismos pacientes, las mismas condiciones,
era imposible no desensibilizarse ante tal situación. Como robots programados
pasaban las horas de cada turno, deshidratado, después de cada jornada es
difícil querer dar ese plus.
Un día me marca mi mamá, diciéndome que mi abuela estaba contagiada,
que no había mucho avance en su hospitalización. Frustrado, hice autocrítica:
cómo un homólogo mío hacía lo que podía en otro hospital por mi abuela. Ese
día entré a mi guardia y, como lección divina, ingresó una paciente de la mis-
ma edad que mi abuela. No pude evitar sentirme triste y, como no lo hacía en
semanas, di ese plus. Y, al hacerla sentir mejor anímicamente, pasé al siguiente
paciente. Ese fue mi recarga de energía para poder seguir en esta contienda.
Todos los días termino cansado, con sed, empapado en sudor, con la nariz
lacerada, con las manos totalmente arrugadas, pero… cada que pienso que ese
paciente es la abuela, madre o padre de alguien, entonces imagino que ese
alguien soy yo.

*  Médico de apoyo en el módulo 6 de Covid, Hospital Juan Graham Casasús.

38
2020; UN AÑO CON
INCERTIDUMBRE Y MUCHO DOLOR

Dra. Leticia del R. Guerrero Pérez*

E
n el primer minuto del 2020, pedía yo a Dios que fuera un mejor año, ya
que el anterior, había sido un año muy difícil para mí y el resto de la fami-
lia. Nuestra madre estuvo enferma y delicada durante ese tiempo y ya de
sufrimientos había sido demasiado, pues ese año marcó la partida de ella con
Dios.
Nadie imaginaría que el 2020 marcaría un año muy difícil, de mucho dolor e
incertidumbre para la humanidad causado por este virus tan agresivo denomi-
nado Civid-19.
Muy lejos veíamos la posibilidad que se extendiera a nivel mundial. Sin em-
bargo, llegó a nuestro país y como dicta la Biblia en Juan 10:10: “El ladrón no
viene sino para hurtar y matar y destruir”. Este es un año que nos ha dejado mu-
chas enseñanzas para valorar lo que en nuestra vida cotidiana no percibíamos
principalmente la vida y la salud a profundidad, a pesar de ser médico.
Formar parte del ambiente médico y al mismo tiempo ser un simple ser hu-
mano, me ha permitido percibir en diferentes ángulos el miedo, la ansiedad, la
incertidumbre, el dolor, la necesidad de orar por los míos, por mis compañeros
colegas y por las múltiples familias que, por este mal, han perdido a sus seres
queridos y que han visto la muerte de cerca.
En el silencio de la noche, me pregunto: ¿era necesario que esto ocurriera
para que la humanidad pudiera percatarse de lo frágiles que somos como seres
humanos?, ¿era necesario para darnos cuenta que hay cosas más simples, pero
con un gran valor como estar más en familia y reconocer que las cosas mate-
riales no lo son todo?
Sólo Dios sabe cuándo esto terminará; mientras, unámonos y ayudémonos
los unos con los otros.

*  Médica especialista en rehabilitación. Gerontóloga.

39
REFLEXIÓN DESDE
MI LUGAR DE TRABAJO

Lic. Enfermería Karen Elisa Kings*

S
e viven tiempos difíciles, inciertos. Nos dormimos en un mundo y desper-
tamos en otro. Hemos aprendido a estar solos, a dejar lo material por lo
espiritual, se han debilitado nuestros sentidos, nos hicimos más humildes
y tolerantes. Hoy la vida nos pone a prueba, los miedos sirven para conocer
nuestras fortalezas, el trayecto siempre aclara el horizonte, nos invita a ver a los
demás ya no desde nuestro ego.
Es buena oportunidad para limpiar nuestra alma, seleccionar todo aquello
que nos resta, desde adentro hacia fuera, dar gracias cuando salen los rayos del
sol y esperar pacientes cuando la penumbra anuncie la noche, con humildad y
esperanza, rezar siempre con los ojos en el cielo y con el corazón en la mano,
ahora que hemos visto lo frágiles que somos.

*  Especialista en estomatología.

40
SOBREVIVÍ

Dra. Daniela Serna*

M
e parece tan lejano e irreal, tan de película que incluso me inspira para
buscar algunos títulos alusivos para ver películas, reportajes y tal...
Pienso: ¿...podré ser una sobreviviente?
¡Claro! Esto no me va a pasar a mí, tomaré todas las precauciones. Esto no
me va a pasar a mí, me lo repetía todos los días ...
Entonces el tiempo avanza, pasan los meses y las cosas cambian, cambian
mis planes, otros muchos se arruinan, pero lo acepto y me adapto.
Me quedo en casa, en esta casa que no es la mía, pero que poco a poco con
los días la hago mía. Empieza mi lucha contra el virus invisible, al cual imagino
de color verde fluorescente.
Mi dieta exclusiva y vegetal, ejercicio dos o tres veces por día forzosamente.
Fortalecer el cuerpo, el sistema y el espíritu que se debilita por la distancia y la
nostalgia.
Me vuelvo compulsiva con la limpieza, adquiero un arsenal de máscaras y
respiradores de todas formas y clases. Una mascarilla siempre superior a la otra,
más innovadora, más completa, más funcional...
Es agotadora la nueva rutina, el ritual de saneamiento, pero me gusta pecar
de extremista. Avanzan los días y todo va bien, encuentro mi refugio seguro
lejos de la gente, gente que para mí parecen “zombis” sin máscaras y que ellos
me miran con rareza al portar todo el tiempo este arsenal. Se incrementa el
trabajo, escasea la protección, los insumos y pareciera que a nadie le importa.
Aumentan los casos y las muertes, la situación empeora y aun así seguimos
trabajando sin parar.
Una tarde de tantas mientras me bañaba al salir del área Covid, reconvertida,
escuché a alguien rezar y elevar sus plegarias para pedir más tiempo, deses-
peradamente suplica sanar. Me conmuevo en verdad. Es entonces que en un
instante unos “zombis” me piden ayuda y en un segundo de vulnerabilidad o
descuido, por una milésima de segundo, falla mi protección ocular. No estoy
segura, pero en retrospectiva sé que fue en ese momento donde me pasó… El

*  Residente 4º año de Cirugía Pediátrica, Hospital del Niño Rodolfo Nieto Padrón.

41
virus se apodera silenciosamente de mí, de mis ojos y mi sistema. Está en mí
y lo puedo sentir y no hay nada que pueda hacer para evitarlo. El tratamiento
es peor que los síntomas. Me estoy agotando con facilidad, me cuesta trabajo
respirar y me enojo conmigo misma...
¿Cómo permití que me pasara?
¿De qué sirvió tanta precaución?
Me tengo que sentar, me cuesta respirar; no es posible, no es real; pero lo es,
atacó mi sistema pulmonar...
Estoy a tope con el tratamiento y me concentro en respirar, sé que estaré
bien.
Recuerdo las plegarias de aquella voz atrás del muro y elevó una oración por
él y por mí, tengo toda la confianza en el absoluto.
Despierto...
Que afortunada soy de despertar, me siento mejor y cada día lo estoy.
Sé y estoy consciente que mi ser reclamaba vivir la experiencia, esta si-
tuación que forma parte de un karma generacional, de una transición, de la
nueva era.
Al final lo soy… ¡una sobreviviente!
Sólo me queda de esta experiencia amor, luz y mi fe fortalecida.
Compruebo una vez más que la riqueza de la vida está en la experiencia
misma de vivir...
Aquí y ahora.

42
CUANDO ERA NIÑO LO CONOCÍ

Dr. Jorge A. Solís Paredes*

T
enía sólo 6 años, fui arremetido por una violenta infección intestinal, sen-
tía morir, le rogué a mi madre ...
Llévame con un médico y ahí te vi por primera vez, con tu mirada tranquila
y llena de sabiduría, me tocaste el cabello y me dijiste: ¿Qué te pasa?
Te conté lo mal que me sentía, me escuchaste, me observaste, me oliste y
después de unos minutos le dijiste a mi madre:
¡Va a estar bien!
Y efectivamente al siguiente día, me sentí con la energía de mi edad, desde
ese día yo te comencé a vigilar, me escondía arriba de un árbol y vi desfilar cien-
tos de pacientes, desde lejos veía el deslumbrar de tu bata blanca y lanzaste
como un cohete a mi mente a ser como tú.
Pasaron los años, dejé mi humilde pueblo de campesinos y luche día a día,
pero sobre todo noche a noche por mis sueños, llegué hasta donde nunca creí,
regresé a mi pueblo y te vi otra vez, con la misma bata que ahora se combina
con el color de tu pelo, otra vez te vigilé ya no con la inocencia de un niño, te vi
ahora con madurez y conocimiento y veo cómo continúas abriendo la puerta a
muchos pacientes del pueblo, que atiendes pronto y con buena actitud, no im-
portando si es sospechoso o positivo de coronavirus, pacientes necios que no
hicieron caso a indicaciones o quizá pacientes que sí acataron medidas pero a
pesar de eso se enfermaron y tú continúas con tu humana labor como un día lo
hiciste conmigo y me inspiraste hasta llegar a ser lo que soy. Estos días tu bata
brilla con otro color muy cercano a la luz, continúo admirándote, esperando
poder emular algún día tu trabajo y vida para las próximas generaciones.
Gracias por convertirme en ese pediatra que yo vi en ti un día.

*  Pediatra, Villaflores, Chiapas.

43
2020; VISITA DEL CORONAVIRUS
Y EL SENTIR DE LOS MÉDICOS

Dra. García Valdovinos Socorro*

D
urante toda la historia los médicos han estudiado medicina con la con-
vicción de poder ayudar a las personas, y fue hasta el año 2020, con la
aparición del sars-cov-2, en que verdaderamente se dieron cuenta del
hierro y acero del cual fueron creados, bien lo decía Galeno; el médico sólo es el
ayudante de la naturaleza y en este año, en que la humanidad es atacada por
un enemigo invisible, son el ejército con el que cuenta para poder protegerse,
un ejército de personas a las cuales les fue encomendada una misión en esta
tierra y la cual deben cumplir aún a expensas de exponer su propia vida. Nunca
antes ser médico había sido un factor de riesgo para perder la vida inclusive
antes que la población en general.
En este tiempo difícil en el cual se encuentra el personal que labora en los
hospitales luchando en el día a día, han desaparecido aquellas personas que
eran aclamadas por multitudes dada la fama de la labor que realizaban y hablo
de jugadores de los distintos deportes, principalmente del futbol, cantantes de
todos los géneros musicales, escritores de grandes obras, etc.
Y sólo quedan en el combate diario médicas y médicos, enfermeras y enfer-
meros, químicas y químicos, personal de intendencia, de vigilancia, ropería, tra-
bajo social y personal administrativo de las unidades de salud. Gracias a todos
ustedes por estar al frente de esta guerra, gracias por arriesgar su propia vida,
gracias por vencer sus miedos y continuar de pie, gracias infinitas por existir, la
humanidad por fin logró percibir lo que antes era desapercibido y es esa impor-
tancia de la labor que realizan.

*  Endocrinóloga pediatra. Directora del Hospital Materno de San Luis de la Paz, Guanajuato.

44
DISTANCIAMIENTO SOCIAL,
SONREÍR Y ABRAZAR
CON LA MIRADA...

Dra. Margarita Irene Rocha Gómez*

E
n esta pandemia, para mí, ha sido muy difícil encontrarme con personas
que quiero y extraño y no poder abrazarlas y besarlas. Me gusta demostrar
mi afecto y cariño, me costó primero no hacerlo y después dejar de sentir-
me mal ante la reacción de quienes siempre hacen lo correcto.
Seguir trabajando, salir de mi área sólo para valorar a un paciente, bien pro-
tegida con gorro, mascarilla, careta, etc. Algunos compañeros no me reconocen,
y otros sí identifican mis ojos o mi voz. Me sigo arreglando, aunque ya no se
aprecia la pintura de mis labios, el cabello siempre recogido. Sonrío con los ojos,
el rostro queda oculto por la mascarilla.
Extraño la presencia de algunos compañeros. Los médicos residentes acuden
sólo para interconsultas, qué agradable saludarlos. La sala de espera vacía, luce
desoladora, no hay pacientes esperando consulta. Cómo extraño un abrazo de
mis padres, familiares, amigos, por fortuna la computadora o el celular nos per-
miten reunirnos a distancia, conversar, reír y tener la tranquilidad de que están
bien. Sigo aprendiendo y saludo a algunos colegas en sesiones médicas por zoom.
Extraño también las salidas, visitas, reuniones con las amigas, fiestas, viajes,
ir al cine, a misa... Quedará en los recuerdos apagar las velas del pastel en un
cumpleaños.
Entonces agradezco tanto a Dios porque tengo la gran fortuna de estar sana,
levantarme a trabajar en algo que disfruto y me hace una mejor persona, ayudo,
aprendo algo nuevo y recibo un sueldo.
Admiro el cariño incondicional de mi mascota al salir y al regresar a casa,
disfruto un camino tranquilo, poco tráfico, el estacionamiento vacío... Aprecio
mucho besar y abrazar a mis hijos a diario, escuchar sus piropos, ¡los elogios
cuando prueban mis platillos, sus risas, sus espontáneos “te amo” y sentir sus
caricias alimentan mi alma y me hacen muy feliz!

*  Nefróloga pediatra. hnrnp.

45
SIENTO

Dr. Roberto Guillermo Calva y Rodríguez*

O
bservo caras angustiadas, la mayoría de profesionistas de la salud, aten-
diendo enfermos que, por no atender a las recomendaciones de pro-
tección y aislamiento, han caído enfermos, infectados por el Covid-19;
unos preguntan, otros se cuestionan, unos más tratan de explicar por qué se
enfermaron.
Inicia una jornada más, todos los compañeros preocupados, unos atenderán
a pacientes ya hospitalizados, cuya evolución es muy lenta, pero se tienen que
atender las condiciones clínicas de las consecuencias de la infección, acuden
al servicio, dejan atrás sus preocupaciones personales y familiares, se realizan
una limpieza exhaustiva, se visten con equipo protector, que en las próximas
ocho horas no dejarán, incluso, de aguantarse la posibilidad de ir al baño, todo
eso lo tienen que hacer con antelación, nunca antes se habían capacitado para
realizar diario esta doble función, el atender a pacientes infectocontagiosos, y
el protegerse adecuadamente para no caer contagiados; lo demás es parte de
la rutina, atender a pacientes que requieren cuidado especial, lo más difícil, los
obesos, hipertensos y diabéticos, ya que éstos se complicarán irremediable-
mente; los pacientes de terapia aun con mayor riesgo, pacientes intubados,
que requieren cuidados extremos para no complicarse con infecciones agrega-
das, cuidados especiales, aspiración de secreciones, recolección de emuntorios,
vigilancia de signos vitales, fisioterapia, para no deteriorar más sus funciones
corporales y esperar que el cuerpo no sufra el mayor daño posible y se recupere
con prontitud.
Por otra parte, los pacientes que demandan la pronta atención, que no se
explican la mayoría de las veces cómo se contagiaron, o no tratan de aceptarlo,
en fin.
Sentimientos encontrados, si bien el médico está para atender a los pacien-
tes, como sus enfermedades y ayudarlos a recuperar su salud; ¿por qué tene-
mos que atender las consecuencias de las irresponsabilidades de las personas y

*  Presidente de la Academia Mexicana de Pediatría.

46
los actos de gobierno implícitos, la mala organización, incluyendo las decisiones
sanitarias infructuosas?
En consecuencia, una vida disfuncional, familias, amigos y colegas que han
caído como consecuencia de la enfermedad y un ritmo, social, económico, pro-
fesional y familiar alterado, que nos va a costar trabajo encontrar un nuevo es-
tilo de vida, sin el sentimiento diario de que algo… pasará.

47
¿QUÉ PIENSAS QUE ESTOY
PENSANDO?

Lic. Patricia Chablé Ramos*

P
ues, que ¿si el Covid llegó para quedarse?, debemos comenzar a pensar
cómo no sufrir tanto al trabajar, apenas van 3 horas y ya no veo nada, y el
calor dentro del traje aún no llega a su punto máximo. La verdad, ya como
a las 12 del día, se nos antoja una agüita de los pacientes y también la dieta. Pero,
pues nada más las vemos pasar...
Les contaré la rutina de cada compañero que entra al área.
Resulta que, si quieres desayunar, pues tienes que hacerlo a las 5 am, para
que a las 7 que te pongas tu traje, ya hayas ido al baño previamente. Te obligas
a intentar hacer pipí hasta el último momento. Es complicado e irónico por que
el traje te deshidrata, deberíamos consumir líquidos, pero como no podemos
ir al baño, nuestro método es suspenderlo en la medida de lo posible. Todo es
una cadena, al desayunar temprano a eso de las 11 o 12 nada más te imaginas
un caldito sancochado o aunque sea un sandwichito, a esa hora inicia nuestro
dolor de estómago. Como a las 12:30 o 13:00 se te olvida el dolor de estómago
y pasas al dolor de vejiga por las ganas de hacer pipí. Sería tan fácil ir al baño,
pero no lo hacemos por dos razones: 1. Al salir, prácticamente el equipo de epp
es desechado. 2. Apenas hay recursos básicos y pues no nos dan otro equipo
completo para volver a entrar, en caso de salir, nuestros pacientes se quedarían
solos.
Entonces aquí entra el apoyo del Todopoderoso para tener la fuerza mental,
la fe, la esperanza de que falta una hora o un poquito más para poder salir.
Llegan las 14:00 horas y hacemos trabajo en equipo, salen los primeros com-
pañeros para irse bañando y a esta hora van ingresando nuestros relevos. Ya a
estas alturas entre el hambre y el dolor de vejiga, se une la cefalea intensa por
la falta de oxígeno.
La rutina del retiro de nuestro traje, aunque quisiéramos hacerla como locos,
requiere de toda nuestra concentración para no contaminarnos, de lo contrario,
nuestro sufrimiento sería inútil. Y antes de probar agua, debemos bañarnos muy

*  Licenciada en enfermería. Área Covid.

48
bien, con el simple hecho de respirar y hacer pipí se siente el cielo. Ya cuando
son casi las 15:00 horas, puedes salir, nos consideramos limpios y listos para
probar agua y de un jalón tomar ½ lt aproximadamente. Ahora sí, somos seguros
y podemos ir a casa.
No les platico para que nos tengan lástima, no les platico para ser chismosa,
les platico para que sean empáticos con nosotros y con su prójimo. Esto llegó
para quedarse y lo único que se les pide es que se queden en casa en la medida
de lo posible, si salen, no lo hagan en manada y usen careta y cubrebocas. A
pesar de esto agradezco ser enfermera y no una paciente. Es una enfermedad
difícil y dura, no me tocó vivirla en su etapa crítica, pero veo a diario la lucha
de cada uno de los que no tuvieron la misma suerte, quizá después les cuente,
pero esa será otra historia.
Se agradecen sus oraciones por nosotros y sus buenos deseos, agradece-
ríamos más si nos apoyan con las medidas de seguridad y se cuidan. Es por
su mismo bien, nosotros a pesar de todo trabajamos con amor, con vocación
y con mucho cariño. El problema es que cada vez ustedes son más y nosotros
somos menos.
El uso de careta, gel antibacterial y cubrebocas común no se compara a ocho
horas continuas de sauna, unos dos intentos de histeria y desesperación, como
unas tres horas de dolor de vejiga por las ganas de ir al baño y el terrible dolor
de cabeza que algunos días dura el resto de la tarde. ¿Ven que para ustedes no
es tan difícil? #Quédate En Casa

49
CAMBIOS EN CONSULTA
POR COVID

Dr. Jorge Adrián Chuck Sepúlveda*

E
n la actualidad la población mundial se ha enfrentado a la pandemia del
Covid-19 y esto, sin lugar a dudas, ha cambiado por mucho la manera en
que las personas viven la vida trayendo, entre otras cosas, miedo a con-
tagiarse, incertidumbre, rutinas alteradas del día a día, aislamiento social y pre-
siones económicas. Todo esto dentro de un marco de incertidumbre principal-
mente porque no se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo durará la pandemia y
la preocupación por contraer la infección por el Covid-19 siempre está latente
haciendo que exista cierto temor hacia el futuro que nos espera. Ahora bien,
para muchas personas el estar expuestas a información errónea, exceso de la
misma y un sinfín de rumores conlleva a no saber qué hacer y hasta sentirse sin
control que hace que se tenga miedo, ansiedad y depresión ante el desconoci-
miento de lo que pasará.
Los niños no son la excepción ya que como consecuencia de la pandemia
han dejado de asistir a la escuela, al parque, a sitios de convivencia y diversión,
a no estar en contacto con otros miembros de la familia, a no jugar con sus
amigos o compañeros de la escuela y manteniéndolos confinados en casa o en
apartamentos que generalmente suelen ser de espacio reducido. Los niños re-
quieren de espacios en donde puedan jugar y correr libremente y ya se ha visto
que muchos niños muestran signos de ansiedad y/o depresión, situaciones que
de no diagnosticarse y tratarse pueden traer graves consecuencias en la vida
futura del niño.
Teniendo en consideración lo anteriormente expuesto considero que la for-
ma de tratar a nuestros pacientes pediátricos en consulta hospitalaria o am-
bulatoria deberá de cambiar radicalmente y deberemos de poner más atención
en el estado mental del niño y no sólo en el estado físico que suele acompañar
al proceso patológico por sencillo que éste sea.
La pandemia nos ha afectado a todos de diferente manera y el decir que una
vez que pase todo va a cambiar, estará por verse; sin embargo, lo que ha pasado

*  Médico pediatra y bioeticista, jorgeadrianchuck@hotmail.com

50
con otras pandemias, los cuidados que se han tenido para evitar contagiarse
con el tiempo se vuelven a perder. Esta pandemia puede durar quizá un par de
años más, pero nos debe hacer recapacitar en la importancia que tiene el cuidar
y disfrutar a la familia, así como dispensar tiempo juntos en calidad y cantidad.

51
EL COVID-19

Dr. Abraham Gómez Soriano*

E
ste virus ha sido el mayor proceso de aprendizaje y experiencia que he
tenido en todo este tiempo; tengo la satisfacción de ver que muchas de
las personas que he podido ayudar se han recuperado y que cuando espe-
ran a pasar a consulta comparten sus experiencias. Verlos caminar sin ninguna
secuela es el mayor placer para nuestro equipo que integran con mi hermano
químico Édgar Soriano y mi amorcito Perla María Hernández Alejandro, quienes
hemos trabajado arduamente. Un equipo que mientras uno da consulta, otro los
estudios clínicos, y otro quien los va organizando para agilizar la atención nos
brinda una gran cohesión para atender con calidad.
Lo triste es que no nos damos abasto con todas las personas cuando tienen
un cuadro serio de saturación de 60% de oxígeno, y nos toca decidir en ¿a quién
ayudar? Y ¿A quién no?, pero sabemos que algún día tendremos más equipos, y
tal vez, en otra contingencia, apoyar a más personas, esperó que todas las per-
sonas tomen conciencia del realizarse chequeos por lo menos dos veces al año,
pues este virus, a los que enfermó de gravedad y que hoy viven, se sorprendieron
de saber que eran diabéticos, que tenían enfermedades pulmonares, o daños
previos cardíacos y nunca se habían percatado, y son ellos mismos quienes hoy
comparten sus experiencias con los demás y saben lo importante que es vigi-
lar la salud propia aun estando sanos y no sólo si está enfermo, creo que esté
Covid-19 después de todo no fue tan malo, pues es una lección que enseñó que
es necesario checarse a tiempo para prevenir enfermedades que podrían tener
consecuencias lamentables.

*  Médico general con maestría en gerontología social.

52
REFLEXIÓN
EN TIEMPOS DE COVID 19

Dr. García Cabáñez**


Dra. María Eugenia Lozano**

T
omo la decisión que es el momento de ser fiel a mis principios de vida,
estar siempre listo para servir y ser útil al necesitado, que mis actos sean
buenos para ayudar a combatir esta pandemia, y actuar “Pues el servicio
se da, no se cuestiona”. Al salir a la calle, mi fe debe ser más grande, no parar,
avanzar y ayudar al necesitado.
Inicialmente, al ver que el personal de salud está vestido con overol blanco,
con mascarilla y careta que crean una distancia y rompen la atención cercana y
cálida, ahora da miedo al sentir la soledad de los pacientes al mirar a su alrede-
dor que hay otros pacientes como ellos, solos, conectados a monitores, tomas
de oxígeno, otros con tubos en sus bocas y extrañas.
Lo más cercano que estarán de la familia será una vez al día, vía teléfono
celular para comunicarse con ellos. La familia ve pasar las horas con la angustia
de recibir una llamada inesperada, y recibir información que las condiciones de
su familiar han empeorado y que será necesario intubarlo y conectarlo a una
máquina mecánica que haga el trabajo que representa el poder respirar a partir
de ese momento, estarían con el alma en un hilo de la llamada de un médico,
a cualquier hora, para decirles que su familiar está vivo y luchando un batalla
feroz para salir adelante y sobrevivir, o la llamada triste donde decimos: lo sen-
timos, su ser amado luchó con nosotros, pero no lo logró; ya está en los brazos
del Señor.
Por otro lado, esa soledad que viven todos los que están en el frente de aten-
ción de esta enfermedad, neumonía atípica Covid-19, desgasta las fuerzas y el
corazón poniendo a prueba tu fe y la fortaleza de tu ser. Durante los primeros 45
primeros días de la contingencia, me tocó participar en el actuar y planear cómo
organizar la entrada de pacientes activando un código centinela para avisar: “ha
llegado un paciente nuevo, tomen precauciones al andar por los pasillos pues

*  Cirujano general. Hospital Juan Graham Casasús.


**  Gineco-obstetra. Hospital rae de la mujer.

53
pronto se oirá que se activa código beta”, indicando que nadie podía andar sin
protección por los pasillos de ruta de la atención de nuestros pacientes, esto
en forma continua por 24 horas del día.
La esperanza se renueva cuando es el momento de ver los esfuerzos, infor-
mando: “se pide a los que estén disponibles acudir a la salida del estaciona-
miento y bocear ‘código vida’ y así, es llevado el paciente ya libre de enfermedad
en una silla de ruedas al marco de la puerta donde hay una campana que replica
diciendo: “se ha tenido un triunfo”.
Así como ingresan muchos pacientes, egresan por la vía del “código vida”,
pero otros egresan con el frío y triste dolor de declarar un F10 que reporta un
caído en batalla, en esta dualidad de códigos vida y F10 hemos atenido a pa-
cientes desconocidos, conocidos, amigos, compañeros de salud, y cada día que
pasa enferman personas más cercanas a nosotros.
A finales de abril de 2020, me tocó pasar el momento personal que, como
médico, más difícil he vivido; cuando me dijeron: por tu edad, por las enferme-
dades que padeces, queremos que mejor nos ayudes trabajando desde tu casa,
lo que me dolió mucho, pues no iba estar al frente de mi servicio, aun sabiendo
que esta propuesta de mis superiores era respuesta de las oraciones de mi
esposa y familia, respiré profundamente y respeté la decisión. Tuve que poner
distancia y limitarme a la ayuda que me pidan los diferentes módulos a través
de whatsapp y todos los días busco la información para dar los informes a los
familiares de los pacientes intubados de una manera cálida, con esperanza que
la lucha se puede ganar, de que la batalla no está perdida y dándoles un poco
de mi fe y palabras de esperanza.
He aprendido que todo lo que se da, ante una necesidad suma y sirve para
aligerar la carga de los que están en la trinchera, y aún distante a ella, puedo
reconocer el esfuerzo desinteresado del personal de salud sobre su propia se-
guridad y paz por ayudar al necesitado.
Si sabes que tu vida está en riesgo y sabiendo que puedes caer en la batalla,
mi más grande reconocimiento por esa valentía y entrega de los servicios de
salud que están dando por cuidarte. Ten fe, aún hay gente buena, por la que se
deba pelear para hacer el bien.

54
PANDEMIA
EN COMUNIDADES
INDÍG ENAS

Dr. Carlos Eduardo Soto Arias*

C
omo médico general he visto muchas cosas en primer nivel de atención,
desde gente agradecida que, a pesar de no tener la mejor educación, ni
las mejores condiciones de vida, se esfuerzan por mantener su salud en
el mejor estado posible, acuden a sus controles, siguen indicaciones al pie de
la letra y se informan por fuentes confiables, etc. Pero estando en plena emer-
gencia sanitaria por la pandemia Covid-19, la humanidad ha dejado ver su peor
faceta.
De esta emergencia sanitaria han surgido experiencias muy duras y difíciles,
miedo y pánico en las calles, desinformación, críticas muy duras a las medidas
de seguridad y los protocolos establecidos, entre otros. De lo bueno en esta
pandemia es que me he sentido satisfecho de ayudar a mis pacientes tanto
embarazadas como crónicos, ya que en mi opinión la asesoría y educación de
los pacientes respecto a sus cuidados personales es sin duda la mejor manera
de protección posible, si informas a las personas con datos y hechos eliminas
la ignorancia y cuidas la vida de las personas, aunque, tu esfuerzo a veces no
se vea de inmediato puesto que al estar en comunidades indígenas es una lu-
cha constante contra tradiciones que si bien no son malas, no siempre son
correctas cuando se trata de salud y a veces sólo perjudican a los pacientes. Me
siento agradecido de ser parte de un cambio verdadero y como aspirante a es-
pecializarme en la salud familiar haré de mi amor por el arte de la medicina una
herramienta para que mis pacientes y yo salgamos de esta emergencia con la
frente en alto, pese a las dificultades y a las personas que no siguen protocolos,
instrucciones ni cuidados básicos, a pesar de todo espero tener el conocimiento
suficiente y seguir armándome cada día para enfrentarlo cara a cara.
Supongo que servir es lo mejor que puedo hacer de esta situación tan terrible
que azota a las familias, a mi gente y al mundo.

*  Médico general adscrito a csc. Poblado Tapotzingo, Nacajuca, Tabasco.

55
DE REPENTE

Dra. Maritza Martínez Torres*

Y
un día como otro cualquiera oímos noticias del lejano Oriente, nos cons-
ternó su tristeza, nos asombró su capacidad de respuesta e imaginamos
que para nosotros sólo sería una amenaza.
A pesar de los pronósticos, creímos que si llegaba sería algo leve y que en
esta calurosa tierra su peligrosidad sería mínima, consideramos que aún éramos
la llamada raza de bronce, quizás eso nos generó valentía o desobediencia, o
probablemente la ignorancia o la soberbia, pero invadió este territorio y mi vida
cambio.
Ya no entraba con el habitual buenos días, con la sonrisa a flor de piel, ya no
olía a antiséptico y esperanza, ahora sólo había caretas, cubrebocas, un saludo
lejano, un olor a pérdida, un dolor sordo que no desaparece, nuestra esperanza
se convirtió en incertidumbre, nuestra sonrisa en miedo, nuestra fuerza habitual
en lágrimas contenidas, que no sabemos cuánto aguantaran nuestro pecho,
nuestra casa en un velatorio lleno de cuerpos que están esperando ser llevados,
la máquina que fumiga en un ruido habitual y conocido que oyes cuando sube,
y quisieras no oír nunca más cuando bajan a otro más que perdió la batalla.
Pensé que ya era crítica, más de repente las estadísticas dejaron de ser nú-
meros y se convirtieron en nombres de conocidos, el dolor se agudizó y cuando
creí que no había ya nada bueno que esperar razoné lo siguiente:

“Es cierto, un ser microscópico nos quitó nuestra habitualidad, nos ence-
rró, nos negó el confort de un abrazo, ocultó nuestra sonrisa, nos prohibió las
reuniones, pero, limpió un poco nuestro mundo, nos dejó estar con los que
más amamos y nos enseñó que de aquí en adelante no debemos dejar ir a
nadie sin demostrarle nuestra empatía porque puede ser la última vez que lo
veamos”.

*  Pediatra. Presidenta del colegio de pediatras y neonatólogos de Tabasco.

56
COVID

Dr. Joaquín Cadena Bustamante*

E
n este mes me has quitado
Tres hermanos muy queridos
Y brutalmente enojado
Como nunca he maldecido
A los que te hicieron mal
Pensándote fabricado
O al diablo que en animal
Demonio te ha convertido

Maldito tú y tu creador
Sea cual fuere, maldecido
Que a una especie sin amor
Le alimentas lo podrido
Cuando dicta la razón
Que siendo hijos del creador
Debemos ser bendecidos

Aunque si nosotros, digo


no nos sentimos amados
Cómo podremos amar
A nadie como a sí mismo
¿Eres castigo de Dios?
O es el pérfido destino
Que el odio que alimentó
por años el cruel maligno

Hoy lo devuelve en dolor


Amenaza y desatino

*  Alergólogo pediatra.

57
Somos de los mismos padres
Eso lo sabe cualquiera
Y aunque a millares escarben
Buscando su gran estela
Al fin alma, carne y sangre
Juntas vagan en la estepa

Los monos juegan la fruta


Sin ton ni son en la vida
ninguno ha visto la ruta
Que andará tras la partida
Pues su visión al fin bruta
Está inconsciente y perdida

Pero el hombre tiene enfrente


Al infinito universo
Y en lugar de estar consciente
De todo lo que hay que andar
Tan sólo piensa en vengar
Como estúpido demente
Una afrenta que inconsciente
Siempre supo provocar

Salve diablos del infierno


Que habitan las catacumbas
Que comparten el averno
Los agujeros y tumbas
Con multitud de gusanos
Que avivan un fuego eterno
Que impide que sean humanos

Covid, preciosa creación


Destinada a asesinarnos
Espero que quiera Dios
Que en lugar de sepultarnos
Hagas la revolución

58
Que al final del reventón
Seamos capaces de amarnos

Covid, un gran asesino


El diablo que te engendró
Siente en la lengua un sabor
De maldición y de sino
Queriendo emular a Dios
Comprometió su destino
Y ya sin satisfacción
Se disolverá vencido

Covid ya tres me has quitado


Con tu poder me has herido
Y sin embargo he pensado
Que tienes mucho de fino
Lástima que lo invertido
No refleje que has ganado

Covid, virus al final


Nunca serás más que virus
Y pronto la humanidad
Rauda te habrá maldecido
Junto a la maternidad
Que maldita te ha traído

Sólo me queda desear


Que después de haber ganado
La batalla sin igual
Se yerga la humanidad
más sabia, sana y sensual
Unida a profundidad
Sin que nadie quede afuera
De un amor con dignidad

59
“TODOS UNIDOS CONTRA COVID 19”

Dr. J. Guillermo Milán*

D
urante esta pandemia ha habido varias maneras de reaccionar:

1. Pidiendo explicación a Dios del por qué nos ha tocado vivir esto?
2. Renegando de ello y permaneciendo pasivos, asombrados ante esta
realidad, pero sin actuar.
3. Algunas personas son incrédulas hasta que un familiar o amigo le da
la enfermedad.

Los infectados pueden reportarse como a) asintomáticos b) con pocos sínto-


mas c) con tos y dificultad respiratoria d) con afección respiratoria, pero con
necesidad de oxígeno, o e) que necesite intubación y terapia intensiva. Mientras
el personal de salud atiende por todos los medios y descubrimientos que se van
haciendo para mejorar la salud, es conocido que el desenlace final puede ocurrir
en, aproximadamente, de 5 a 10% de los casos y afortunadamente se recuperan
más de 85% de los casos internados por Covid-19.
Médicos, enfermeras, intendencia, paramédicos, trabajadoras sociales, to-
dos arriesgan su salud, su vida y la de sus familias al estar en el entorno hospi-
talario y regresar con la posibilidad de transmitir el virus al retornar a su casa.
El personal de salud atiende turnos de 6, 8 y hasta 12 horas después de las
cuales terminan exhaustos, pálidos, deshidratados y al correr de los días ter-
minan exhaustos, pálidos, deshidratados y su capacidad física, inmunológica y
emocional se depleta hasta llegar a requerir periodos de descanso extrahospi-
talario (o incapacidades temporales) de varios días para regresar a “la trinchera”
y continuar su labor aun a costa de su salud y de su propia vida por lo que nos
preguntamos si ¿realmente están preparados para ello?, ¿si tienen los equipos
especiales para protegerse de los mismos virus? Generalmente no es así (por
diferentes causas) y es a ello a lo que me he dedicado, junto con un grupo de
amigos, familiares y pacientes de mi consulta privada, colegas, familias de bue-
na fe, mis hijos, compañeros y autoridades del Club Rotario de Torreón, a los

*  Pediatra y cirujano pediatra. Titular de la Academia Mexicana de Pediatría. Torreón, Coahuila.

60
cuales he sensibilizado de esas necesidades y en diferente forma han respon-
dido para resolverlas iniciando una campaña que hemos titulado “Todos unidos
contra Covid-19”.
Para tal efecto hemos entregado Equipos Especializados de Protección (eep)
que comprenden overoles con capucha, cubrebocas KN95, caretas faciales pro-
tectoras, botas y batas desechables, guantes estériles y no estériles, sanitizan-
tes y gel antibacterial.
La entrega la hemos realizado sin distinción de escudos o pertenencia a insti-
tuciones y estamos reuniendo una aportación más para los próximos días pues…
“Si te rindes hoy, de nada sirve el esfuerzo que hiciste ayer”. Saludos y ojalá se
logre hacer una gran recapitulación de nuestras vivencias en esta pandemia que
sin querer nos ha tocado vivir y nos ha dejado algunas cosas positivas, entre
ellas el espíritu de solidaridad entre familias, médicos y sociedad civil, porque
al final de cuentas somos seres humanos.

61
¡JESÚS, QUÉ VACACIONES!

Dr. Jesús Calderón Hernández*

A
nivel mundial se nos anunció la presencia del nuevo virus, que parecía
algo fantasioso porque la gran mayoría de la gente lo tomó en juego, se
tomaron todas las precauciones y se hizo difusión masiva para evitar el
ingreso y contagio a nuestro país, en marzo del 2020 se declaró la cuarentena
de “quédate en casa” y suspensión de clases en todos los niveles más el cierre
de comercios, templos, lugares de recreación, deportes, restaurantes, hoteles,
etc. Porque creímos y dijeron que terminaría en mayo de 2020, y no ocurrió,
posteriormente como dicen en los ranchos, nos abrieron las puertas de corral
y salió el ganado al descubierto y sin protección y aumentó el número de con-
tagios. Este virus nos trastornó emocionalmente por todas las limitaciones que
nos pusieron, comprar en línea, uso de cintas en parques y lugares públicos,
aumentó la psicosis porque no podías visitar familiares, amigos o salir de pa-
seo, incluso hasta mi mascota se estresó más, este virus tuvo tanta insistencia
que tocó y tocó las puertas hasta que se le abrió, aumentaron los contagios, y
los familiares de los enfermos con crisis de angustia porque no podían estar
con ellos dentro del hospital, y vivían con la incertidumbre de recibir diario una
noticia que podía ser buena o mala, de todos modos se vive la angustia de esas
personas que tienen familiares internadas por Covid, pero lo más triste viene
cuando recibes la noticia que tu familiar falleció, pero ¡No te permiten verlo
para identificarlo y despedirte de él!, por orden gubernamental, esa impotencia
existe en el mundo médico, muy indignante, dijera yo, o poco profesional, pero
en fin no se permite porque puede haber más contagios, las funerarias también
juegan su papel recibiendo los cuerpos que tienen como destino final el crema-
torio, y sólo entregan las cenizas, pacientes finados que no alcanzaron velación,
misa y un entierro tradicional; todo ello nos deja como huella la pregunta ¿por
qué a nosotros?, ¿qué hicimos para merecerlo? Pero, la gente sigue incrédula,
anda en la calle sin protección de la cara. Ah y no permiten consejería, aquí falla
la medicina de primer nivel y la educación escolar, me está tocando ver en es-
tos días a personas conocidas que han perdido la batalla entre ellos, personal

*  Hospital General 1. imss Tepic, Nayarit.

62
de la salud, pero esto parece que va para largo, ahora ya abrieron los templos,
aunque se recomiendan medidas, no todos las cumplen. Cuando disminuyan los
casos podremos decir que vamos ganando, ahora después de mes y medio de
diferimiento, se me autorizaron mis vacaciones, pero qué gano, estar en casa
de tiempo completo, tal vez sea con relax o con psicosis por no poder asomar
la cara a la calle, sólo cuando vas por el mandado. Seguimos en la cuarentena y
pidiendo a Dios todo poderoso que esta incertidumbre cambie para bien y nos
haga reflexionar.

63
LA PANDEMIA VISTA
POR UN MIP

MIP Natalia Trujillo Nolasco*

A
nsiosos estábamos mis compañeros y yo de acudir al internado de pre-
grado. Teníamos tantas esperanzas e ilusiones de poder realizar la ansia-
da práctica de lo que ya habíamos aprendido en teoría. Muchas voces
nos echaban miedo como: “el interno sólo es un ‘ibm’”, “un mandadero”, “no hay
enseñanza”, “es la escala más baja de un médico”. Dispuestos a vencer los obs-
táculos, los miedos y las tragedias contadas, me dispuse a dar lo mejor de mí en
el aprendizaje teórico práctico de la medicina durante el internado. Con todas
las ganas del mundo escogí el hospital general del imss de Cuernavaca para
realizarlo. De todos los miedos jamás me imaginé que iba a estar inmersa en una
amenaza, al principio de una epidemia y después de una pandemia mundial… La
pandemia para un mip es diferente a la de un médico adscrito, a la mayoría de
nosotros nos dieron un descanso. En un principio me sentí reconfortada pues al
fin disponía de una mente despejada y descansada para estudiar, el tiempo se
volvió mi aliado, para dedicarme a releer mis libros y materias. Valoré mi esta-
bilidad mental pues no imagino lo difícil que puede ser estar encerrado contigo
mismo cuando no estás acostumbrada, te das cuenta que tienes que aprender
a vivir en esta nueva realidad.
¿Regresar al hospital será buena idea? No le tengo miedo a nada y no me
gusta ver el sistema de salud colapsando y yo cruzada de brazos, tanta como-
didad le aturde a mi vocación de servicio. Además, estar separada de la familia
se vuelve una ventaja. Supongo que es más lo que puedo hacer en los hos-
pitales, ayudar, servir, aprender y ahora solamente me queda el estudiar para
poder esperar ese momento de volver de nuevo para ayudar a los demás, a los
pacientes, a los enfermos. Pongo lo mejor de mí desde la sala sentada con li-
bros estudiando para un futuro que espero llegue pronto en la clínica, y me doy
cuenta que aun así no es tan sencillo como al inicio creí, los días pasan, también
las semanas y los meses. Sólo espero, con ansias, el toque de campana para
regresar de nuevo a continuar…

*  IMSS Cuernavaca Morelos.

64
RECLAMO

La enfermera Domi

¿E s de verdad gente?
La persona de la foto es la jefa de enfermeras de la clínica 46.
#JusticiaPara Leti Adjunto texto del mensaje:

Frustrante e Indignante. 5 meses tratando concientizar a una sociedad para


cuidarnos mutuamente y hoy 27 de julio un par de ignorantes con ausencia de
ácido fólico durante su desarrollo embrionario agreden a golpes a mi jefa de
enfermeras del hospital al llegar a su domicilio sólo por el hecho de portar con
honra su uniforme de enfermería argumentando que por su culpa la gente está
muriendo… De verdad son chingaderas….
Cuando entenderá una parte de esta sociedad que la única prioridad del
sistema de salud es enfrentar esta pandemia, ayudar y tratar a los contagiados
que, a pesar de llevar sus medidas precautorias se infectaron.

65
UNA VISIÓN DE MI VIDA…

Dr. Eduardo Antonio Lara Pérez*

U
na visión de mi vida, como médico antes de la pandemia por Covid-19,
y ahora de mi vida, de mi familia, de mis amigos, de la sociedad y de la
medicina.
Nací a inicio de la década de los años 50 del siglo xx, aun gobernaba el país
Miguel Alemán y en mi infancia me tocó y vi de cerca enfermedades que para
mucha gente ya parece algo raro y hasta difícil de creer como: la poliomielitis, la
difteria, la viruela y la tuberculosis que aunque ya venía de mucho antes apenas
se iniciaban las primeras vacunaciones de la bcg, así que también en mi infancia
y en mi generación se cristalizó el inicio de una era de vacunación por enferme-
dades que habían matado o dejado inválidas a muchas personas.
Ya en la adolescencia viví una etapa sin limitaciones ni prejuicios higiéni-
cos a no ser lavarse las manos antes de comer y después de defecar; también
era común, olvidar cosas sin temor a que las robasen y la gente era bastante
condescendiente con el adulto que aunque no fuera de la familia tenía casi la
autorización de contribuir a nuestra educación. Así, viví y vi los avances de libros
que ofrecía el gobierno pero no me tocaron ya que estaba por decidir mi futuro
profesional que finalmente fue la de ser médico.
Ser médico al final de los años 60 y principios de los 70 era un privilegio y
estatus, los jóvenes que estudiaban y se graduaban de la licenciatura de me-
dicina era reconocidos en la sociedad y por la familia ya que eran muy pocos
los muchachos que lograban completar una licenciatura y era considerada una
satisfacción personal, familiar y que garantizaba un trabajo reconocido y gene-
ralmente mejor pagado que muchos otros.
En mi caso, tuve el privilegio de estudiar en lugares emblemáticos en México
como la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) que por aquellas
épocas sólo se titulaba 15% de los estudiantes de mi generación. Así también
realicé mi internado rotatorio de postgrado y ahí decidí con esas experiencias
dedicarme a la pediatría iniciando mi especialidad en el Centro Médico Nacional
y terminando en el Instituto de Seguridad y Servicios de Salud para Trabajado-

*  Pediatra, Académico titular: Academia Mexicana de Pediatría A.C.

66
res del Estado (issste) mi especialidad. A finales de la década de los años 70 y
principios de los 80 los “jóvenes” especialistas como yo estábamos deseosos
de trabajar, aprender, investigar y hacer nuestro trabajo lo mejor posible y pasé
durante esos años viendo enfermedades como tuberculosis, meningoencefali-
tis y una gran cantidad de neumonías, pero con el común de desnutrición como
problema nacional y que tristemente a cuatro décadas el problema de la nu-
trición es ahora en México el de la obesidad y el sobrepeso. Así pasaron cuatro
décadas de ir aprendiendo lo que no aprendí en la Escuela de Medicina ni en los
hospitales, haciendo medicina de primer contacto en mi consultorio. Mi vida
nuevamente dio un giro concentrándome en la investigación, la educación y
los padecimientos de primer contacto creyendo, hasta la fecha, que es ésta la
más importante para evitar y descongestionar la medicina hospitalaria tanto
en el segundo como el tercer nivel de atención, y ahora cuando estoy a punto
de cumplir 70 años de vida y 45 años como médico (y casi 10 años de jubilado
del imss), llega este gran reto para la salud mundial, la política y la economía la
pandemia por Virus sars-cov2, mejor conocido como Covid-19.
Y aquí, en esta pandemia que nos ha puesto a prueba a “todos”, en mi caso
como médico y en mis condiciones y circunstancias, me doy cuenta que tengo
que aprender día a día, en conocimiento no sólo de medicina, sino de la nueva
forma de vivir y conceptualizar cómo será ahora la vida para mí, mi forma de
pensar, mis metas, mis anhelos y lo más difícil en la reflexión, qué va a pasar
con mi familia, mis hijos, mis nietos y cómo será este mundo en un futuro para
todos nosotros.
Y aunque pensamos que la solución a este flagelo mundial es la tan ansiada
vacuna, considero y creo firmemente que la vida como la conocí ya no volverá
a ser igual, todo en mi pensar era diferente desde las relaciones familiares, la
amistad, el estudio, la capacitación, el trabajo, la economía, la política; en fin,
todo será diferente.
Y podemos pensar que sólo debemos esperar, soportar a que pase el ven-
daval o como en mi caso, rebelarme, pensar más detenidamente, equivocarme
lo menos posible; porque ahora, en esta época, en este confinamiento, en este
cambio, mi mejor consejo para todos que, así como lo pienso para mí, debo
ser mejor que antes de la pandemia del Covid-19 porque sobreviví otras cosas
que hubieran terminado con mi vida e incluso ahora mismo y con riesgo para
Covid-19 no me resigno a dejar de ser mejor.

67
Así, quiero agradecer a todas las personas que formaron parte de mi bio-
grafía personal a moldear lo que soy ahora y más aún en unión con mi familia,
colegas y amigos mejorar lo que soy para algún día morir con la dignidad de
haber vivido intensamente a pesar de todo y a pesar de esta pandemia Covid-19.

68
ETAPAS DE VIDA,
RESILIENCIA, COVID-19

T.S. María Luisa Torres Valle Hernández*

C
omo un sueño recuerdo el 2019, tuve problemas de salud, donde con
fortaleza y resiliencia, logré ver nuevamente lo maravilloso que es la vida.
Planeaba que en el año 2020 sería para cumplir más sueños, viajaría
más, visitaría a la familia, realizaría proyectos productivos etc., visualizaba un
año 2020 próspero.
Uf… ¡Hablar del año 2020, es trágico! Llegó en marzo a México la Pandemia
Covid-19 un virus desconocido y mortal para miles de personas, difícil de digerir
tan desgarradora noticia, al enterarme de un sinfín de enfermos y fallecimien-
tos, mi mente-cuerpo se descontrolaba, sintiendo un nudo en mi garganta, el
miedo se apoderaba de mí, la tristeza e incertidumbre y el temor que mi familia
enfermará. En mi privacidad me daba el permiso de llorar hasta sacar la tristeza,
el dolor y el miedo que me atormentaba, pedía a Dios que nos ayudara.
El fortalecer mi fe católica es fundamental para erradicar mi miedo, mi fe y
esperanza me mantienen resiliente, con optimismo y tranquilidad. Pienso que
como individuos todos somos uno y cada uno tendrá su propia experiencia,
debemos adoptar actitudes positivas, solidarias y generar mejoras en la socie-
dad que repercutirá en un mundo mejor. Nuestro crecimiento interior, permitirá
aceptar y reflexionar cada etapa que nos corresponde vivir con empatía, encon-
trando la enseñanza que nos dejará esta pandemia.
La alegría de amar a la familia, mi agradecimiento de lograr cumplir años,
hace presente la vida, somos felices con mi nieto Luisito de 3 años, que nos
hace ver y sentir la vida maravillosamente bella, la inocencia de un niño, es un
amor puro… lo amo.
Así trascurrirá el tiempo y nos adaptaremos a una nueva forma de vivir.

*  Comitán, Chiapas.

69
¡BENDITA PANDEMIA!

Dr. Víctor Manuel Sánchez Narváez*

S
e escuchaban rumores a lo lejos en otro país, ¡no es tan malo!, ¡está muy
lejos!, ¡no pasa nada! Nuestra mente se engañaba evadiendo una realidad
que el inconsciente colectivo sabía que llegaría en cualquier momento.
Y…¡Llegó!, hoy está aquí, el virus está en nuestras casas, igual a lo que pasa
en nuestra realidad, todo tiene un lado positivo y otro negativo, también
la pandemia lo tiene y lo mostró, a unos los dejó sin trabajo, a otros les dio la
oportunidad de un empleo, a unos les quitó su salario y a otros les permitió
tener un ingreso, unos solamente se enfermaron, y otros, los que ya habían ter-
minado su contrato de vida, vieron la oportunidad para partir del mundo físico,
la pandemia derrumbó a unos, otros se dieron cuenta de su fuerza interior para
levantarse y seguir adelante.
Nada sucede por casualidad, los que seguimos aquí tenemos la oportunidad
de ver lo positivo de este caos, está cambiando la consciencia de muchos, está
despertando a aquellos que dormían, el mundo se está dando cuenta que todos
somos uno, solamente nos tenemos a nosotros mismos, los que hoy aún no
han despertado a esta consciencia quizá lo harán en la próxima ola, mientras
tanto sólo nos queda vivir nuestro presente, sin añorar el pasado ni preocuparse
por el futuro, sólo el momento presente es lo real, a partir de ahora vivamos el
presente a plenitud, aquí todo debe ser aprendizaje y hoy gracias a la pandemia
tenemos la dicha de aprender a valorar la vida.

*  Médico pediatra. Hospital Regional de la Mujer, Villahermosa, Tabasco.

70
MI SENTIR ANTE L A PANDEMIA
COVID-19 EN EL 2020

Dr Luis H. Morales Ríos*

N
ací en el seno de una familia humilde, pero de valores de amor al prójimo
y respeto a la vida. Soy profesional de la salud y he dedicado mi vida a
ello y ya cerca de cerrar un capítulo de esfuerzos logrados sucede una
pandemia de un virus nacido en el Asia que ha cambiado nuestra forma de
pensar, de actuar y hasta de sobrevivir.
He sentido miedo e incertidumbre ante mi trabajo y economía, agradezco a
mi familia que hemos estado más tiempo juntos y hemos compartido comidas,
cumpleaños, etc., seguros en nuestra casa la cual se ha convertido en nuestro
bunker ante esta amenaza.
Creo que la parte más difícil es la sentimental de ver un mundo lleno de
tecnología, modernidad y confort que, de paso, es el único que conocemos que
se cansó de tanto daño infligido por el hombre y en menos de un año cambió
la forma de pensar de la humanidad y nos hizo ver qué tan vulnerables somos
ante unas micropartículas llamadas virus y si la salud está afectada como re-
percute gravemente en nuestro estilo de vida en la economía y ante un evento
catastrófico, tipo apocalíptico, el hombre no podrá sobrevivir si no actuamos
en conjunto para afrontarlo y vencerlo.
Soy una persona con comorbilidades que me hacen más susceptible si me
infecto, por ello tengo probabilidades de complicaciones graves, no tengo mie-
do a morir pues creo en Dios, pero quiero dejar este testimonio de vida a las
nuevas generaciones post-covid para que valoren más la gran aventura de vivir
y respeten al mundo que nos vio nacer para que un día desde las estrellas diga-
mos vencimos al Covid-19.

*  Pediatra. Hospital Regional imss, Mérida, Yucatán.

71
COMENTARIO SOBRE LA PANDEMIA

Lic. Fanny Arias Sánchez*

D
esde mi punto de vista, como trabajadora social, considero que esta pan-
demia ha sido muy impactante para el mundo, para nuestro país y sobre
todo para nuestro estado.
Laboro en un hospital, soy el puente entre el familiar y la institución. Se habla
en el sector de salud de un protocolo de manejo ante el Covid.
Me pregunto ¿cómo se puede llevar a cabo esto si no se nos brinda el equipo
correcto para afrontarla?, ¿por qué no se está monitoreando a los trabajadores
que estamos al frente?
Los padres de familia son enviados a la calle literalmente y se mantienen
afuera de los hospitales, en los camellones donde todos conviven, duermen,
comen, y donde la higiene es desfavorable, sin cubrebocas algunos y sin man-
tener la sana distancia y, así, en esas condiciones entran a la institución cuando
son requeridos para información médica, visitar o cuidar de su paciente. En esas
condiciones, considero que son inhumanas las acciones de algunas autoridades
que teniendo el espacio para que el cuidador primario esté en el área externa
del hospital al pendiente de su paciente, no se los permitan para evitar “conta-
gios”, ¿de qué medidas preventivas estamos hablando?
Y si a todas estas acciones le súmanos el desempleo, familias monoparenta-
les quienes son proveedores económicos y a la vez los cuidadores, familias que
viven en comunidades rurales pertenecientes a Chiapas en zonas marginadas
que son de pobreza extrema y que no cuentan con los recursos para comprarse
un cubrebocas o para estarlos cambiando; además de que se cuenta con un
albergue limitado por la sana distancia, y de que existe el dolor y problemas
emocionales por las condiciones de salud de sus hijos. Esta pandemia vino au-
mentar los problemas de la población en general, pero sobre todo en estas fa-
milias vulnerables que día a día luchan y sacrifican sus cosas para adquirir su
alimento, medicamentos solicitados y artículos personales. Una enfermedad o
un problema más para las personas de nivel socioeconómico bajo. Quienes es-

*  Licenciada en trabajo social, hrnp. Maestra en práctica docente. Trabajadora Social del hraen.
Docente de universidades particulares.

72
tamos al servicio y atención de estos usuarios deberíamos hacer una reflexión,
no podemos hablar de amor hacia una institución, o de prevención, si actuamos
en forma inhumana con nuestro prójimo, con los padres de nuestros pacientes.

73
BUSCANDO EL EQUILIBRIO

Dra. Marcela del Pilar Vargas Vallejo*

A
l inicio la negación, luego la incredulidad de que un enemigo tan peque-
ño e invisible tenga el poder de cambiar y desequilibrar nuestra rutina,
nuestros planes de corto y largo plazo. Así, aprendimos que se demuestra
el cariño con “alejarnos en lugar de acercarnos”; todo esto creó una gran con-
fusión en todos. Ahora es tiempo de enfrentarnos a una nueva realidad, donde
todos tenemos que cuidarnos para prolongar lo que estadísticamente algún día
se cumplirá al 100%: “morir”.
No estamos preparados ni para partir de este mundo, ni para dejarles partir
a nuestros seres queridos. Es un tiempo de reflexión, de vivir día a día luchando
contra la incertidumbre, el miedo, tratando de encontrar nuestro equilibrio, re-
tornar a nuestro origen, esforzarnos para depurar la mente y el corazón.
Porque esta ola de noticias de amigos, compañeros, familiares que han tras-
cendido hacia la luz, me cimbra el corazón, y ahora toca buscar las fuerzas para
seguir adelante, buscar la manera de apoyar, con lo que tenga a mi alcance,
ya sea alimento, medicamento, incluso un consejo o una oración que nace del
corazón pidiendo por el bienestar no sólo la personal o familiar, sino la de toda
la humanidad porque para alcanzar nuestro aparente equilibrio necesitamos
estar bien todos. Además, tenemos que compartir nuestro entusiasmo para que
entendamos que luchando todos codo con codo, cuidándonos desde nuestras
trincheras y dando lo mejor que tenemos en nuestras manos podremos salir de
esta penumbra.
Aprendí que esta vida hay que vivirla agradeciendo por todo lo que recibo de
ella día a día, que ni siquiera lo veía porque me parecía normal, pequeños deta-
lles que ahora los veo como un milagro, cosas tan simples pero vitales como lo
es el respirar. Por eso digo Gracias, Gracias, Gracias Dios por permitirme existir
un día más.

*  Hemato-oncóloga Pediatra, hnrnp. Academia Mexicana de Pediatría.

74
Hermoso y conmovedor.
Esta pintura se realizó en honor a todos los abuelos fallecidos de Covid 19
que no lograron despedirse de sus nietos.

Juan Lucena,
pintor español de Jerez de la Frontera.

75
ACERCA DE LA TRASCENDENCIA DEL
COVID…

Dra. Sandra Isabel Campos Uc.*

L
a raíz de la existencia humana es como la de los árboles de ceiba, gruesa y
firme para sostener su monumental tamaño. Su tallo lleno de estructuras
picudas le sirven como defensa de depredadores en su crecimiento en las
selvas de Campeche, Chiapas y del Petén.
Algo similar sucede en la humanidad, en un principio solemos estar unidos y
fuertes por la familia, núcleo y célula de la sociedad. Por la familia se han desa-
rrollado guerras, se han formado alianzas y se han roto promesas, por la familia
muchas personas del mundo han matado, robado o desposeído vastas exten-
siones de tierra, en su contexto más primitivo. Jamás pensé que una estocada
de un enemigo tan pequeño como el Covid-19 nos mantuviera, primero al ace-
cho, luego con incertidumbre y después, en combate frontal frente a nuestros
principios familiares.
Nos prohibió salir, nos encerró en nuestras casas, nos tapó nuestra boca para
pensar mejor nuestras palabras y evitar la transmisión del virus, nos prohibió
visitarnos como familia, nos prohibió abrazarnos con afecto y lo más terrible es
que espantó a los amigos y la fraternal y amena compañía.
¿Es el ser humano un ente tan egoísta que no puede ver más allá?, ¿es acaso
parte de la evolución humana y social de la humanidad que las personas esta-
mos condenadas a cambiar nuestra manera de ser, nuestros hábitos y destruir
todo cuanto habíamos conseguido?
Muchas culturas desde tiempos inmemorables han desarrollado una socie-
dad en base a la familia, sabemos que la falta de contacto humano y físico
provoca en el ser humano un cambio de conducta y comportamiento que en
muchos casos adolece de la forma humana del pensamiento, el raciocinio y
las virtudes, los valores morales que son aprendidos en diferentes sectores del
crecimiento humano son básicamente parte del desarrollo de la psique humana
en el entorno social, cultural y moral de cada persona.

*  Pediatra y cirujana pediatra. Hospital de Especialidades de Campeche.

76
El respeto a la mutua convivencia y al desarrollo humano es, actualmente la
punta del iceberg del proceso llamado globalización. Lo que nos lleva a consi-
derar que, pese al gran desarrollo humano actual, que aun dependemos unos
de otros en el contexto de la complementariedad humana y la supervivencia.
Mientras esperamos que pase este tiempo del Covid, reflexionemos y vivamos
cada quien nuestras creencias, educación y cultura, respetemos y comparta-
mos esta maravilla fracción de tiempo llamada vida. ¡Sed felices!

77
¿UN PENSAMIENTO O UNA
REFLEXIÓN?

“La verdad no creo que le guste, la pandemia terminó con la poca fe que tenía
en la humanidad, sólo me confirmó que somos una especie egoísta, mentirosa
y detestable”.

V. (Se respeta el derecho anónimo del autor)

78
TESTIMONIO…

Dr. Carlos Gabriel Zapata Chan*

N
o sé cómo empezar… Recuerdo la primera vez que me tocó entrar a la
sala respiratoria, con el traje de astronauta puesto, con trabajo respi-
raba, pensando en que tan feo podría estar la situación allí dentro. Una
vez ingresado me asusté al ver todas las camas ocupadas, gente en los pasillos,
gritando, quejándose, tosiendo y otros agónicos, que no podían pronunciar pala-
bras, parecía una zona de guerra. Sientes aumentar tus latidos y la respiración, y
que cada vez respiras menos. Sentí mucho miedo, sobre todo pensar que algún
familiar podía estar allí.

*  Residente de emergencias médicas, Mérida, Yucatán.

79
ANTE LA INCERTIDUMBRE
Y LA VOCACIÓN

Dr. José del Carmen Rivera Magaña*

T
odo comenzó en marzo 2020, un miedo aterrador por las noticias que lle-
gaban por televisión o internet de contagios por Covid en México y con la
pregunta: ¿cuándo llegará a Tabasco? Empezó a difundirse el miedo a las
personas enfermas, las que no sobreviven o se quedan solas en el hospital sin el
acompañamiento de un familiar, que la forma más grave se daba en adultos ma-
yores. ¡Oh terror!, mi madre, mi padre… están en riesgo, qué nos depara a todos,
mis niños y mi esposa Claudia están en riesgo también. El 18 marzo confirmaron
el primer caso de coronavirus en Tabasco, una noticia catastrófica, todos nos
preguntamos ¿el coronavirus sobrevivirá al calor?, ¿aumentarán los casos..?
Las noticias de ese día difundiendo medidas como lavarse las manos, evitar
aglomeraciones, para que no haya más contagios. Los días fueron pasando y
comenzaron medidas más restrictivas por el aumento del Covid-19, ahora todos
sin poder salir de casa, sólo por cosas básicas, enjaulados y con los niños en casa
aburridos, sin poder hacer sus actividades de antes. A mi esposa y a mí nos toca
salir a trabajar a nuestros hospitales (agradecidos con Dios por tener trabajo),
con el gran temor de traer la enfermedad a casa, tomamos todas las medidas
para poder cuidarnos, compramos mascarillas N95, caretas, gorros, pijamas qui-
rúrgicos y un galón de alcohol al 70% para desinfectar nuestros equipos y vesti-
menta, todo lo necesario para poder protegernos día a día. Lamentablemente la
pandemia fue distribuyéndose en todos los municipios del estado hasta llegar a
mi comunidad donde mi familia sufrió pérdidas de grandes personas a quienes
siempre se les estimó por su gran carisma y su ayuda a la comunidad. Mis tíos
y mi primo no superaron la enfermedad. Mi padre con gran dolor no pudo irse
a despedir de sus hermanos. ¡Gracias Dios! Por ahora mi madre y mi padre, mis
hermanos, mi esposa e hijos sanos. Todos en la rutina de la casa, viajando del
sofá a turistear a la cocina o al cuarto de televisión, o a la bicicleta de ejercicio.
Además, las actividades de la casa, mantenimiento y el quehacer diario ayudan
a conservar la calma sin caer en la depresión o desesperación. En mi trabajo

* Médico pediatra urgenciólogo. HNRN.

80
la convivencia con mis compañeros hace ameno el día, siempre bromeando,
sobre todo, pero llenos de temor por las medidas insuficientes del gobierno en
el sector salud, con el miedo de contagio por no tener los equipos necesarios
para nuestra protección. El miedo atañe en el servicio de urgencias al conocer
que varios compañeros se están enfermando, la mayoría con el paso de los días
logran superar la enfermedad, pero otros compañeros se quedan en el camino,
todos en el hospital consternados por grandes pérdidas, enfermeros, inhalo te-
rapistas, jubilados, personal que dejó legado en hospital. Seguimos en semáforo
rojo en el estado y con carencias aún de equipos, pero continuamos asistiendo
a nuestra jornada laboral porque sabemos que somos pocos los médicos para
afrontar está contingencia, exponer todos los días a nuestra persona y a nuestra
familia, pero nuestra vocación y dedicación nos impulsa a seguir floreciendo en
esta fría emergencia.

81
MENSAJE PARA EL FUTURO

Dr. Víctor Cortez*

H
ola nieto (a), te comento que, desde el inicio de esta pandemia en Chi-
na, sabíamos que en algún momento llegaría a nuestro país. Tuvimos
tiempo para prepararnos y aprender de ese país y de otros sobre esta
enfermedad y no lo hicimos en forma ni en tiempo. Ni las autoridades guberna-
mentales, ni las de salud y mucho menos el pueblo en general, nos preparamos
a conciencia para lo que venía. Al inicio hacíamos muchos “memes” de esta
enfermedad, en vez de estudiar a fondo y ver cómo podíamos evitar catástrofes
como en España e Italia. Se hablaba de que el Covid-19 sacaría lo mejor del ser
humano, pero desafortunadamente no fue así. De hecho, fue totalmente lo con-
trario, el ser humano demostró ser muy inhumano, extremadamente egoísta,
tan falto de empatía por las personas que padecían esta enfermedad. Lo peor
se presentó en nuestro querido México con las agresiones al personal de salud
como en ningún otro país se habían visto. Otra situación lamentable y negativa
fue que, demostramos al mundo ser una sociedad profundamente ignorante,
como el hecho anterior y la gran cantidad de compatriotas que, por su profun-
da ignorancia, creían firmemente que, ni el virus ni la enfermedad existían. Por
consiguiente, no tomaron las medidas necesarias de protección ni para ellos
mismos ni mucho menos para las demás personas, ocasionando con ello, una
infinidad de casos positivos y por ende de fallecimientos por la enfermedad. La
enfermedad remarcó de una manera atroz lo que ya sabíamos de nuestro país,
la gran cantidad de obesos, diabéticos, hipertensos y los pacientes inmunosu-
primidos: trasplantados, con cáncer, etc. Pero lo peor de todo encontrarnos con
la ignorancia brutal que padecemos.
Aprendimos que la educación es uno de los pilares fundamentales para el ser
humano, también de que las cosas materiales son menos importantes que las
cosas mentales, sociales y espirituales, como: El tener la libertad de convivir con
nuestros seres queridos sin distanciamientos, sin protección alguna, el de salir a
cualquier sitio sin preocuparnos por nada, pero sobre todo el de ser empáticos
con nuestros semejantes. Aprendimos que sin Dios el ser humano se pierde

*  Intensivista pediatra. Ciudad del Carmen, Campeche.

82
en forma absoluta y total en el planeta y sucumbiría de cualquier forma sin él.
Encontrémonos en el tiempo y en el espacio con un gran abrazo.

83
TODA UNA MÁQUINA
EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Sandra Oquendo (Ashraben)*

O
bservaba que la ropa se acumulaba en el cesto para lavar…y en vista
que la lavadora se negaba a hacerlo, esta nueva ama de casa también
lo estaba.
Una lavadora dañada y la imposibilidad de tener la visita de un técnico, hace
que uno mire sus manos y mire con tristeza el jabón en barra, el lavadero y el
cepillo, pero ¡una dama inteligente, nunca se vence! fueron horas de ingeniería,
piezas regadas por toda la casa, sonidos estridentes que retumbaban el edificio,
pero un imán dio fin a tan grave problema. Ya pude mirar con alegría mis manos,
el jabón y la lavadora de nuevo recibiendo toda la ropa.
Luego de la ropa lavada, el niño pide con urgencia un peluquero… en este
tiempo no es que estén escasos, ¡es que no los puedo dejar entrar a casa, ni
salir con el niño a buscarlos!, pero… sale de mi alma la estilista profesional que
llevo por dentro y el niño pone fervorosamente su cabecita, quien también exige
un estilo personal, pero esta vez la máquina de peluquería lo hizo todo, hasta la
línea en el cráneo que el hijo pedía. Dando gracias que no va a la escuela, ni él
mismo se dio cuenta de algunos pequeños defectos…
Estos detalles en casa acompañan mi quehacer cotidiano, el teletrabajo, mis
estudiantes y sus dudas, las video llamadas, el saludito a la familia con distan-
ciamiento social, las tareas del hijo, las labores de hogar y culinaria compartidas
con el esposo, los proyectos, la universidad y una miradita al facebook para
darle un saludito de vez en cuando a mi nuevo amigo Rengran…

*  Profesora Feliz de la I.E Manuel Uribe Ángel. Medellín, Colombia.

84
DEL EGO A LA RES ILIENCIA

Rosario López*

Y
de pronto fuimos centrados por esta pandemia.
Hacía muchos años que con tanto avance tecnológico nos olvidamos de
la fragilidad de nuestra existencia, el consumismo se apoderó de nuestra
vanidad, corremos de prisa cada día, trabajo, trabajo, trabajo, y en el peor de los
casos la delincuencia, desatada también se procura sus ingresos.
Nos desconectamos del universo haciendo un mundo singular, donde los
gobernantes en vez de servir se sirven, la fe se convirtió en un negocio lucrativo,
la industria farmacéutica en competencia por clientes enriquece los bolsillos de
unos cuantos y las escuelas cuidan con esmero que las ideas propias no germi-
nen en las mentes de los niños.
Así, distraídos, mal parados, ensoberbecidos, llegó el sars-Cov2 a recordar-
nos lo efímero de nuestra existencia, sin distinciones de edad, estatus, religión,
nacionalidad ni ideología política. Llegó invisible, intangible, incierta, disfrazada,
desconocida, acechando, eligiendo víctimas al azar.
La rutina cambió drásticamente, el mundo entero ralentizó su paso. Revolu-
cionado la higiene, la economía, la interacción, la convivencia, el trabajo, y nos
vimos confinados de la noche a la mañana.
Aún no sabemos cómo vamos a salir de esto, lo que sabemos es que Sars-
CoV2 no nos vencerá. Se aceleró nuestro crecimiento, estamos evolucionando,
adaptándonos a la nueva realidad, a la recién denominada “nueva normalidad”.
Lamentamos tantas pérdidas y no sabemos qué secuelas tendrán los enfer-
mos que se han recuperado.
Esta emergencia sanitaria nos deja algo bueno, reconocernos frágiles y fuer-
tes a la vez si sacamos esa fuerza interior, ese instinto de supervivencia que nos
baja el ego y que impulsa nuestra resiliencia.
Dentro de algunos años alguien más contará cómo logramos superar esta
pandemia que marca una clara línea de tiempo de esta era tecnológica digital
y fría, a una nueva era donde debemos aprovechar la modernidad y reconectar-
nos con nuestra espiritualidad, con el universo entendiendo que no hay nada

*  Secretaria, Monterrey Nuevo León.

85
más importante que el amor y la conexión con el todo. De alguna extraña ma-
nera esta pandemia vino a reconectarnos.

86
MI PESADILLA

Dr. Óscar Raúl Gómez Betanzos*

I
nicia como cualquier gripa, al día siguiente dejo de percibir olores y sabores y
le digo a mi esposa: “creo que tengo Covid”.
Paso los días solo en la habitación, me intento relajar viendo todas las series
y películas que los servicios en línea ofrecen, pero el miedo aumenta mientras
aumenta la fiebre, la tos, la opresión en el tórax y la dificultad respiratoria, a los
diez días hago la llamada no deseada: “manden por favor un tanque de oxígeno
a mi casa, me siento morir”.
No recuerdo más de una semana de estos aún 51 días que sigo enfermo,
tengo amnesia retrógrada, insomnio, sólo recuerdo a los valientes dos médicos
y amigos que fueron los únicos en socorrerme cuando iban a intubarme en dos
ocasiones.
Vivo de milagro, después de casi morir en dos ocasiones, mi personal de
enfermería que está conmigo todo el tiempo, son mis ángeles junto con los
médicos que me salvaron de morir.
He sufrido la pérdida de colegas, amigos y familiares por este demonio llama-
do coronavirus, doy gracias al Creador por permitirme seguir luchando.
Y no me rindo, respirando una vez más… y una vez más… Y una vez más…

*  Médico pediatra, Cintalapa, Chiapas.

87
DE MI CONCIENCIA INDIVIDUAL A LA
COLECTIVA

Yazmín Osorio Ruiz*

H
ace un poco más de cinco meses, la orden de confinamiento que se
extendía por todo el país, estaba lejos de ser foco de mi atención; des-
acostumbrada a tener televisión en casa y evitar las redes sociales para
compartir tendencias. Hasta que los rumores se convirtieron en conversacio-
nes de todos a mi alrededor y mi centro de trabajo cerró las puertas antes de
lo establecido a propósito del periodo vacacional, pero con la advertencia de
no volverse a abrir al término de éste, tomé conciencia de mi presencia y per-
tenencia a un contexto social que se planteó inesperado, complejo, caótico,
temeroso, agresivo e incierto, mi posición de maestra de escuela pública, madre
de dos hijos pequeños, cuidadora primaria de una adulta mayor y colaboradora
en grupos de crecimiento personal me permitió ver y oír de todo, vivir y resolver
estados emocionales parecidos a los que se viven en los ritos de pasaje y/o
iniciación.
Hoy ese contexto que describí, lo dejo sólo como complejo e incierto, como
la vida misma, mi presencia la describo con la convicción que sólo estamos por
un tiempo aquí, que todo lo que existe forma parte del todo que yo también
habito; que si me mantengo en el centro de mi presencia puedo decidir no ser
portadora de nada que dañe a los demás y que lo que habita en mí es de las
más altas frecuencias del amor; pero, al mismo tiempo, soy sólo un hilo de los
muchos hilos que entretejen la realidad social que vivo, lo que me invita a respe-
tar todas las otras realidades a veces desde el silencio, otras desde la denuncia,
compasión, escucha, presencia, propuesta, o acción; para que habitemos juntos
en armonía, pidiéndole al creador sabiduría para transitar esas otras realidades.

*  Maestra de educación especial.

88
CRÓNICA DE UNA
EPIDE MIA EN FAMILIA

Dr. Alejandro Ávila*

D
ice una frase que cada maestro tiene su librito, lo que considero que
en este caso en particular ni el propio maestro más capacitado tuvo su
libro. Ya que estamos aprendiendo sobre la marcha y de muchos puntos
de vista a entender y aprender de los principios básicos de la ciencia como la
observación, el análisis y la documentación de experiencias de lo que está pa-
sando en nuestro mundo. Por lo que sólo quiero compartir mi experiencia y la
de mi familia como sobrevivientes de la enfermedad de Covid-19.
El 25 de junio de 2020 llamamos a línea Covid-19, nos realizaron el primer
cuestionario, una hora después nos llamaron nos aplicaron un segundo cuestio-
nario y nos citaron al día siguiente con instrucciones de evitar lavado de dientes
y boca y el sábado 26 de junio nos tomaron las muestras por una hisopado nasal
y la otra en faringe por boca. Dos días después recibimos la notificación me-
diante alerta sms. Presencia de sarscov2 y recibimos llamada de instrucción, ya
somos pacientes por Covid-19. Al poco tiempo llegó la etapa más crítica, (se re-
conoce un patrón sindromático encefalitis viral transitoria), que conjuntamente
con la hipoxia, cefalea intensa y dolor y pesantes de nuca, provoca síntomas de-
lirantes de angustia, depresión, inseguridad, se enlentece los reflejos y se pierde
la concentración y junto a la desesperación inexplicable puedes cometer errores
de actuación ante la enfermedad. Por lo que recomiendo siempre el monitoreo
continuo de los síntomas con parámetros de SV. Mantengan comunicación con
sus seres queridos, familiares, amigos y pacientes. Trasmitir la confianza y la
seguridad.
Es muy importante, una imagen dice más que mil palabras. Tomate una foto,
una selfi, muéstrame tus ojos, cómo respiras, cómo tienes la boca, la lengua,
tómale una foto a tu pulsímetro, a la pantalla de tu aparato de presión, y de
registro de temperatura, verifica el correcto registro de sus signos vitales, nues-
tros semejantes deben de aprender a tomar correctamente los signos vitales a
distancia. Acerquemos la tecnología y adaptemos nuestras mentes a nuestra

*  Pediatra Hospital Pediátrico de Culiacán, Sinaloa.

89
nueva realidad. Mi familia y yo somos de Culiacán, Sinaloa, y nuestra población
desde que México empezó a presentar casos, estuvimos siempre en los prime-
ros lugares de alta incidencia y reporte de casos, ahora es semáforo rojo con alto
índice de contagios y lamentablemente con un alto índice de letalidad en nues-
tro estado. Gracias a Dios vencimos la batalla en familia y continuamos vivos.

90
LA FRAGILIDAD
DE LA VIDA ANTE
UN PEQUEÑO GIGANTE

Dra. Alma Georgina Castañeda del Río*

E
ste pequeño gigante, no sólo tiene cosas malas, tiene muchas cosas bue-
nas que debemos valorar, primero que nada, nos dio la oportunidad de
hacer un alto en el camino, cuando no teníamos tiempo para nada, nos
dimos cuenta de que ahora el tiempo nos sobraba. Lo único que teníamos que
hacer era ocuparlo de la mejor manera, hemos tenido la oportunidad de ayudar
a mis hijas en el cuidado de mis nietos Carlos de 5 años que vive en Monterrey
y Arturo de 8 que vive en la Ciudad de México, dándonos la oportunidad de ayu-
darles en sus clases en línea; en ellos trajo acrecentar la confianza y el cariño
por sus abuelos, conviviendo con nosotros estos cuatro meses en Tabasco sin
sus padres, lo cual no fue fácil, ni para ellos, ni para sus padres. En julio y agosto
tuve la oportunidad de convivir con mis tres hijos y mi yerno, con todas las pre-
cauciones. Todos ellos trabajando en línea, éste ha sido nuestro mayor reto, lo
cual se logró con un buen trabajo en equipo.
Todos hemos perdido un ser querido y el temor de perder a alguien más te
acecha cada día y no lo podemos cambiar; lo importante ha sido tener una
buena organización para cumplir con todos los objetivos. El distanciamiento
social nos ha hecho más fuertes, más humanos, más humildes y nos ha dado
la oportunidad de continuar aprendiendo tanto de esta enfermedad (Covid-19)
como de mi especialidad, aplicando el conocimiento en mis pacientes, en for-
ma remota. Agradezco a Dios por mi vida y por la vida de mi familia y amigos,
continuaremos a la distancia ayudando a quien se pueda con amor y gran sa-
tisfacción de seguir siendo útil a la sociedad.

*  Gastroenteróloga/endoscopista, Hospital Air 2000, Villahermosa, Tabasco.

91
CADA AMANECE R,
UNA BENDICIÓN…

Dra. Alejandra Plaza Medina*

A
prendiendo a tener una nueva forma de vivir, nos hemos venido a en-
terar que amor, familia y salud, lo son todo, que tenemos más de lo que
necesitamos, que amanecer cada día es el máximo tesoro que había-
mos olvidado que existía; que éramos felices y no lo sabíamos, que nosotros
como personal de salud, vemos gente morir, ahora con mayor frecuencia, vemos
compañeros, personal de salud que enferma, agrava y muere, otros con mejor
suerte regresan a casa. Nos ha generado esta nueva forma de vida, ansiedad,
desilusión, frustración, reevaluación interior, miedo, insomnio, desolación, y en
el mejor de los casos resiliencia.
Salimos de casa sintiéndonos sanos, fuertes, llenos de alegría por desem-
peñar eso que llaman trabajo, y que para el personal de salud es una inmensa
alegría desarrollarlo, pero, al regresar nos sentimos enfermos de tristeza, deses-
peración, impotencia, frustración, temor, porque en nuestro centro de trabajo
nos recordaron, aquellos guerreros caídos y que a veces no podemos contra
un enemigo invisible, capaz de disfrazarse en mil formas, que le ha ganado la
batalla incluso a los mejores, y que nos recuerda cada día lo vulnerables que
somos, y que ni teniéndolo todo podemos revertir el inexorable tiempo y, nos
pone al tanto, todo lo que no hemos realizado, todo lo que no hemos logrado,
hacer, decir, sentir, perdonar, disfrutar, y nos ha obligado a revalorar, recapitular
y replantear nuestra maravillosa vida.
Es ahí, cuando la vida nos cambió para adquirir una nueva forma de vivir, y se
mostró más dura, más fría, nos obligó a tener fe, orar, ser pacientes, humildes,
tolerantes, empáticos, agradecidos y solidarios; en resumen, a volvernos ¡más
fuertes!

*  Pediatra Paliativista.

92
LA PANDEMIA, REFLEJO
DEL DAÑO A NUESTRO PLANETA

Dra. María Tila Sibaja Contreras*

L
a historia del hombre en nuestro planeta, ha dejado cambios, transforma-
ción y evolución. Cambios que nuestro planeta en su perfeccionamiento ha
traído extinciones, abriendo paso a nuevas eras. Transformaciones en cada
civilización, aportando ciencias, políticas, religión y dejándonos como legado
vestigios de sus culturas y la evolución de la humanidad, que se ha adaptado,
fortalecido y educado para conservar su existencia, aunque tal vez no de la me-
jor manera. Actualmente nuestra civilización está en crisis, no sólo económica,
social y moral, sino también ambiental. Todas estas situaciones si nos damos
cuenta están relacionadas entre sí y el artífice de las mismas es el propio hom-
bre.
Desde tiempos inmemorables el ser humano se ha convertido en depredador
del planeta, debido a esto, cada vez se rompe más la armonía que debe existir
entre éste y la naturaleza. Como resultado del desequilibrio en los ecosistemas
ahora estamos padeciendo la respuesta del mismo, al trato que le hemos dado.
Quizás debemos considerar a esta pandemia que hoy nos afecta, como un grito
de desesperación de nuestro planeta por el daño causado y a la vez un llamado
de atención para cuidarlo y también a nuestra especie, ya que ambos estamos
creados para coexistir en este universo, uno dando luz, agua, alimentos y otro
energías, emociones, amor y cuidado.
Tomando en cuenta lo anterior, sin duda que estamos fallando como seres
humanos, no hemos tenido la virtud de cuidarnos ni siquiera a nosotros mismos,
mucho menos nos hemos preocupado del cuidado de nuestro entorno. Pero
nunca es tarde para redirigir nuestro paso por la madre Tierra; que es una tarea
muy difícil, desde luego que sí, pues existen de por medio, intereses socioeco-
nómicos y de otra índole. Sin embargo, no debemos mantenernos pasivos, tene-
mos que actuar enérgicamente, ser motor de cambio, empezando por nosotros
mismos. Si deseamos que nuestra existencia sea armoniosa con el entorno que
nos rodea, primero tenemos que lograr esa armonía. Conectando nuestra men-

*  Médico Pediatra Jubilada del hnrnp Villahermosa, Tabasco.

93
te, cuerpo y espíritu, de otra manera no se puede concebir tal propósito. El estar
en equilibrio permite no sólo tener cuerpo y mente sanos, sino pensamientos
positivos que son indispensables para tener un buen vivir y para mejorar nuestro
entorno y empezar a cuidarlo como es debido, con conciencia, responsabilidad
y compromiso, lo cual vendría a reflejarse en mejor calidad de vida.
Cuando logremos vivir en armonía con nuestro entorno, la misma naturaleza
se encargará de retribuirnos lo que le hemos dado y tal vez no tengamos que
sufrir más los embates de una conducta errónea. Luego entonces, cuidémonos
a nosotros mismos, cuidemos nuestro planeta.

94
LA BUENA NOTICIA

Dr. Rubén León Traconis*

H
oy que ya circunda el globo terráqueo, la buena noticia de que Rusia
ya registró la primera vacuna efectiva en contra del Covid-19, se hace
vigente este bellísimo y muy emotivo poema, cuando la tormenta pase
o esperanza.

“Cuando la tormenta pase


Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.

Con el corazón lloroso


y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.

Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.

Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.

Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.

Ya no tendremos desidia

*  Radiólogo, San Cristóbal de las Casas. Chiapas.

95
Seremos más compasivos.

Valdrá más lo que es de todos


Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos

Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido

Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.

Y quizás el viejo pobre


era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.

Y todo será un milagro


Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.

Cuando la tormenta pase


te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
cómo nos habías soñado”.

Poema que se dice es de Mario Benedetti uruguayo, pero Alexis Valdés, cubano,
se acredita como el autor.

96
EXPERIENCIAS

Dra. Esthela Salazar Ramírez*

E
sta es una de las experiencias más difíciles en mi vida, estoy tratando
de mantener la balanza en equilibrio. Cuando inicié mi sueño de estudiar
medicina lejos estaba de imaginar que viviría de cerca tanto dolor, aun así,
siempre se veía el camino y el rumbo a seguir.
Hoy convivimos más y más cerca con la muerte, los hospitales donde tra-
bajo se van viendo muy solitarios, enferman los más cercanos, mueren muchas
personas, por más que quieres ser fuerte, llega un momento en que desfalleces.
Tus amigos te levantan y aun a la distancia nos estamos apoyando. Me entris-
tece el futuro que mis hijos puedan tener con esta pandemia, no es librarla
solamente, es sobrevivir de la mejor manera, sin convertirnos en víctimas. Hoy
no hay vacunas, no hay trabajo, no hay dinero para las necesidades básicas, lo
vivo con mis seres cercanos, gracias a Dios estamos en la posición de ayudar,
esta pandemia deja mucho dolor, mucha pobreza, mucha ansiedad, depresión
y también, muchas ganas de sobrevivir para seguir ayudando a quien más lo
necesita con mis cuidados y mi amor.
Tengo fe y creo en la humanidad que juntos nos levantaremos de esta enfer-
medad que reclama un mundo mejor.

*  Pediatra, Hospital Regional de Alta Especialidad, Ciudad Victoria, Tamaulipas.

97
TIEMPO DE PAN DEMIA

Dr. Armando Quero Hernández*

L
a ciudad perdió la tranquilidad. Sus habitantes temerosos deambulan por
las calles semi desiertas. La incertidumbre de lo que en verdad sucede en
los hospitales es asfixiante: “están colapsados”, “tasa elevada de mortali-
dad”, “necesidad de oxígeno”, “la vida depende de un ventilador”. Entonces me
doy cuenta que tenemos un pasado. Desde aquellos tiempos lejanos en que
Lucy inició el peregrinar por horizontes no imaginados, nos fuimos transforman-
do y saltando etapas; momentos transfigurantes y llenos de golpes críticos; sin
embargo, maduramos, nos erguimos y hemos profundizado en la inmensidad
del interior de cada una de las células de nuestro organismo y estamos ya co-
rriendo en la vastedad infinita del universo…hasta inventado el vacío.
Hoy fue suficiente que una partícula tan pequeña, que ni siquiera es un mi-
croorganismo completo, y que tuvo la osadía de mutar en menos de 60 años 50
veces, se apoderó de nuestra intimidad y nos obligó a encerrarnos, a cubrirnos
el rostro y a transpirar miedo e impotencia ante el fantasma de la muerte que
es más que real. Todo fue tan rápido que aún hay incredulidad y estupefacción
al mismo tiempo.
La noche sombría que estamos viviendo está llena de multitud de soledades,
es suficiente alzar el corazón de nuestras voces para reencontrar el fuego libe-
rador de nuestro desgarrado espíritu y conservar la fe en la humanidad.

*  Académico Numerario de la AMP. Hemato-oncólogo Pediatra, Hospital Dr. Aurelio Valdivieso.


Oaxaca, Oax.

98
SEGUIMOS DE PIE

Dr. Johny Azael Escalante Hernández*

E
s la primera pandemia que enfrento como médico, participo como sol-
dado en el campo de batalla, fui herido de muerte pero la fortaleza en
Dios me hizo levantarme, y nuevamente blandir mi espada y colocarme el
yelmo, tomar mi escudo y vestir mi coraza; y con espada, me refiero a los cono-
cimientos científicos que obtuve durante mi formación; colocarme el yelmo de
mi profesión con la cual soñé desde mi infancia, ejercer con vocación y convic-
ción; tomar mi escudo de fe en Dios, de las maravillas que ha hecho conmigo
durante todo mi ejercicio como médico; y mi coraza de amistad y amor en mi
familia, de mis amigos, de mis compañeros, de mis colegas a quienes veo más
que hermanos, y de mis maestros, quienes son padres que nos guían con sus
consejos y experiencia.
Vi heridos a muchos, a otros más los vi partir, a otros los vi salir con daños
irreparables física y mentalmente, ¡claro que sí!, porque la herida de estar junto
a tu esposo o esposa, de tu padre o madre, de tu hermano o hermana, y que sólo
uno de los dos gane la batalla, hace ver que es una victoria sin gloria.
Seguimos de pie, desde nuestras trincheras, cada uno con su objetivo, pero
con la frente en alto. Y algún día, los nombres de quienes dejaron todo en el
campo de batalla, serán recordados no como héroes, no como mártires, sino
como los valientes que no tuvieron miedo a dejarlo todo, quienes continuaron
hasta el final, “Hasta que sus manos quedaron unidas a su espada”. (2da de
Samuel 23:10, RV 1960).
Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.
(Juan 15:13, RV 1960)

*  Jefe de consulta externa del isset y director del Hospital General de Tenosique, Tabasco.

99
ÚLTIMO ABRAZO
(Réquiem al Dr. Dan Morales Pérez)

Dr. Ulises Reyes G.*

Ayer recibí la triste noticia de tu partida,


Me quedé cabizbajo sin comprender por qué,
Fuiste, más que mi compañero, mi hermano,
Nos conocimos al ingresar a la preparatoria.

Recuerdo que a veces no teníamos para la torta,


O para el camión y tú me acompañabas en el camino,
O bien, hacíamos éstas con pocos ingredientes,
Pero lo importante era que departíamos todo.

Ingresamos juntos a la Escuela de Medicina,


Buscamos estar en el mismo salón de nuestra uabjo,
Seguimos compartiendo todo, si a veces al no asistir,
Por trabajo en el campo, tú me guardabas los apuntes.

Coincidimos en hacer cantar nuestras viejas guitarras,


Y así sin falta, cada 10 de mayo, éstas ya se alegraban,
Para viajar muy lejos, primero a Miahuatlán,
Pasando por Ejutla y Ocotlán, después para Zaachila.

Tu acompañándome siempre con las notas,


Y yo tratando de entonar canciones tiernas,
A nuestras madrecitas, que se complacían,

Tanto ellas, como las de Noé y Manuel


Nos fuimos tras los nuevos proyectos,

*  Pediatra. Oaxaca, 2020. Académico Numerario de la Academia Mexicana de Pediatría. Unidad


de Investigación en Pediatría, Instituto San Rafael, SLP.

100
Juntos, siempre juntos en las guardias,
En nuestro amado Seguro Social,
Ayudándonos hombro a hombro por los pacientes.

La vida nos separó por un momento,


En el Servicio Social, yo en mi Suchilquitongo,
Y tú en Tonameca allá por esa Costa,
De ese nuestro amado terruño.

Todo se fue, en un segundo,


Ahora en la residencia, pero ambos,
En el camino de la hermosa pediatría,
¿recuerdas que preparamos el tema de hipocalcemia?

La última vez que te vi, mi corazón latió,


De gozo y de contento, en el último abrazo,
Fue apenas en diciembre y fue muy grato,
Reencontrarme contigo, y con los compañeros.

Después apenas este marzo,


Me hablabas por teléfono, para ya confesarme,
Del trágico momento que vivías,
Y me quedé pasmado, por vivir ya muy lejos.

Esta pandemia ingrata, separa a los amigos


Anoche oré por ti, como todos los días,
Desde que me pediste, que siempre así lo hiciera,
Te aseguro mi amigo, que no te fallaré

Imploraré hasta mi último aliento,


Al Dios que nos unía y que tú me mostraste,
Como el camino recto el de la salvación,
Recordaré por siempre, nuestro último abrazo.

Dios te acompañe en ese viaje celestial,


Las lágrimas me empañan, el seguir escribiendo,

101
Lo único que te digo, en esta cruel distancia,
Gracias, ¡gracias por tu gran amistad!

Héroes médicos: 198 caídos en la lucha @Milenio @MilenioCiencia pic.twitter.


com/X3qDBAClzu. 3:58 AM - 27 Jun 2020. 1,0

102
CARTA DE UN MÉDICO
A UN ENFERMERO/A

Dr. Víctor de Hidalgo*

Y
o soy Médico y esto es para ti…que me ayudaste en toda mí etapa de
estudiante y hoy todavía sigo aprendiendo de ti.
Ahí estas tú, en el anonimato, con las luces semiapagadas, registrándolo
todo: Frecuencia cardíaca y T/A horarios y mililitros… En el anonimato.
Son ustedes los que permanecen despiertos toda la noche… No soy yo… ¡Eres
tú! Los que están alerta con el café de aliado para que no te atropelle el sueño…
Son ustedes los que escuchan tantas veces el pitido de la bomba porque
terminó la medicación, lo escuchan tantas veces que parece que sigue en su
oído en el camino a casa.
Son ustedes los primeros que se dan cuenta que algo no está bien… Tú que te
formaste para eso… tantas veces siendo testigo del primer suspiro y del último…
tú que en tu anonimato estás al lado del paciente, entrando a cada minuto a
valorar a los pacientes con Covid, “todo el tiempo”.
Y sí, en el anonimato, porque nadie hace un busto en el medio del hospital
reconociendo el trabajo del “enfermero/a”.
Es increíble, nadie lo reconoce, son ustedes los que curan, visten, acunan,
alimentan, cantan, pinchan, medican, corrigen, confortan, reprenden, lloran, ríen,
aman.
Y, sin embargo, no protagonizan la escena nunca, porque son los únicos que
entienden que el papel principal lo tiene el paciente.
Debe ser requisito tener un alma noble para entrar en la carrera de enfermería.
Me duele… Mi profunda admiración a ti “enfermero/a profesional de alma
noble” que logra, a pesar de todo, humanizar la medicina…

* Médico Intensivista, Ciudad del Carmen, Campeche.

103
EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Dra. Lucely del Jesús Ruiz Mex*

E
n estos días de tanto estrés e incertidumbre, con gente que sufre por es-
tar enferma, por pensar que puede enfermar, por haber perdido a un ser
querido, por no tener trabajo y no poder llevar el pan a los que están bajo
su protección, me entristece y a la vez me reconforta ver cada vez más perso-
nas que están dispuestas a tender una mano a los demás, a ser solidarios; la
empatía es una palabra de moda en estos tiempos, en las redes sociales, en las
pláticas de pasillo, y digo que me entristece porque creo que la mayoría de los
seres humanos tiene que vivir una crisis muy fuerte, en este caso una situación
cercana a la muerte, para decidir cambiar, para ya no ser indiferentes y volverse
hacia a los demás, para ser amables y respetuosos, cuando debemos reconocer
que tendría que ser siempre, no esperar a vivir una pandemia, guerras o desas-
tres naturales.
Todos en algún momento tendremos que morir, es la ley de la vida, lo sabe-
mos, pero no hacemos nada por ser mejores, por cambiar el mundo, por agra-
decer a Dios por el milagro de la vida, por tener salud, por tener una familia que
nos ama y que amamos a pesar de sus defectos (las virtudes siempre salen
victoriosas) por el trabajo, por el alimento de cada día, somos tan materialistas
que sólo con el hecho de pensar que podemos irnos de este mundo en cualquier
momento y dejarlo todo, nos aterra.
Le pido a Dios que sea más la gente buena, que la empatía y la solidaridad
estén siempre de moda, que la indiferencia sea una causa perdida, muchos
pensarán que sueño mucho, pero no, es que: tengo fe.

*  Neonatóloga, Campeche, Campeche.

104
EL PLANETA
NO ESTÁ ENFERMO

Marco Polo Guillen Alfaro*

E
stán enfermos sus humanos habitantes. Necesitamos pasar de Covid a
CO+VIDA.
Replantear el habitar humano, la conciencia de que somos un todo, de
que estamos más interconectados de lo que creemos, que lo que ostentamos
es el poder sobre la naturaleza y los hombres, que lo único que vale la pena es
el poder hacer, el poder compartir, el poder amar.
Hoy se nos muestran muchas cosas que deberían convertirse en un aprendi-
zaje para el cambio. Un pequeño microorganismo, imperceptible para nuestros
sentidos, de un tamaño que lo hacen casi inexistente, de un cuerpo casi elemen-
tal, ha sido capaz de hacernos ver en qué va nuestro apocalíptico y alabado “de-
sarrollo”: millones de seres olvidados, excluidos y necesitados, carenciados a la
fuerza por un modelo económico cuya única lógica es la ganancia por encima de
la vida, un consumo desmesurado sin ninguna responsabilidad, unos servicios
de salud deshumanizados, desmantelados, privatizados donde impera exclu-
sivamente la rentabilidad, una alimentación envenenada e industrializada que
lo que hace es enfermarnos, unos seres humanos colonizados y esclavizados
ante unas propuestas del éxito inalcanzables, y unas propuestas de felicidad
que terminan en el centro comercial.
En la otra cara de la moneda miles de seres aportando y entregando sus vi-
das como médicos, enfermeras, personal de apoyo, héroes anónimos sembran-
do y cosechando el campo, campesinos menospreciados por el conjunto de la
sociedad, personal que atiende los mercados y tiendas de abasto, bomberos,
conductores, muchos seres haciendo solidaridad con el que no tiene alimentos,
con la certidumbre que nadie se salva solo.
Reconstruir nuestra relación con la madre tierra, con nuestra Pachamama,
con nuestros hermanos humanos, con nuestros hermanos animales, con nues-
tros hermanos árboles y plantas, con nuestros hermanos minerales, con nuestra
agua divina, con nuestro aire donde el aliento de vida lo compartimos entre

*  Oficial de correos.

105
todos, con lo sagrado de nosotros y del universo mismo. Recordemos cómo
nuestros ancestros originarios en América respondieron a la pregunta de ¿por
qué estamos aquí?
La respuesta fue “para cuidarnos entre nosotros y cuidar nuestra casa”. Alen-
temos por los vientos de cambio y el renacer de la solidaridad, del humanismo,
del amor en estos tiempos difíciles de tanta angustia, dolor y miedo.

106
REFLEXIÓN
SOBRE LA PANDEMIA

Dra. Claudia Priego Martínez*

H
emos vivido varias etapas y todavía faltan algunas. Cuando todo esto
inició era expectante si el Covid iba cruzar las fronteras con tanta fuerza
como lo hizo en los primeros países en los que se presentó; posterior-
mente, pensé que nuestra raza de bronce era tan fuerte que el Covid “nos haría
los mandados”, pero cuando Tabasco empezó a ser del estado con mayores
contagios, quería apartar esa idea de mi cabeza. Y me decía ¿qué pasa con los
tabasqueños?, ¿tenemos algún gen suicida?, ¿por qué no le importa la vida a
la gente que sale a la calle sin protegerse? Y estaba el miedo de que uno, como
médico, contagie a la familia, principalmente a mis papás; no podría cargar con
eso en mi conciencia; luego pensé en irme de la casa y rentar un departamen-
to; mi papá sólo dijo que debemos tener el cuidado y protegernos… él siempre
optimista.
Los casos fueron aumentando y varios compañeros enfermaron y otros la-
mentablemente murieron. Fue ahí cuando sentí miedo de perder a mi familia, a
mi novio y mucha gente que aprecio. Las camas de los hospitales se llenaban
y era angustiante y triste escuchar que morían en la entrada del hospital y los
que sí lograban entrar tenían las posibilidades de no salir con vida. Por momen-
tos era desesperante que como médico y toda la ciencia médica no tuviera un
esquema de tratamiento que fuese efectivo para tratar el coronavirus.
En un momento sentí en que esto era un juego de sálvense quien pueda,
refiriéndome a las personas que se fueron por diversas circunstancias pensé:
ellos son valiosos pero la vida de los que nos quedamos también; pero los días
fueron pasando y reflexionas y piensas que ciertamente hay personas inmu-
nológicamente débiles que no podrían soportar el estrés de la pandemia de la
enfermedad y del trabajo. Y llegaba con calma a continuar con la labor y con la
esperanza de volver a ver a todos de vuelta una vez más.
Ahora me siento más tranquila, no estoy exenta del Covid y mi familia tam-
poco, pero hay esperanza con la vacuna. Gracias a Dios mi novio también salió

*  Anestesióloga pediatra. hnrnp, Villahermosa, Tabasco

107
airoso del Covid. Aunque sé de compañeros de trabajo que fallecieron al pie del
cañón. Su lucha estará presente por siempre y en la memoria de todos nosotros.
Existen muchas dudas y preguntar por cuestionar:

1. ¿La naturaleza pedía un poco de calma?


2. ¿Se estará cumpliendo la ley de que el más fuerte sobrevivirá?
3. ¿Es selección natural?

En fin, sólo espero que pronto podamos salir de la pandemia; volvernos abra-
zar y a saludar como antes, sin miedo a contagiarnos y a morir.

108
PANDEMIA,
EL MENSAJE OCULTO

Lic. Martha Gutiérrez Schoener*

N
unca imagine vivir algo parecido a lo que es esta pandemia, pero al hacer
una reflexión al respecto, era algo predecible y es que el ser humano en
su vertiginoso correr por esta vida perdió el camino e hizo caso omiso de
los mensajes previos, tenía que ser uno más contundente, una medida extrema
que nos hizo hacer un alto casi total.
Cada uno vemos y vivimos este fenómeno de manera distinta, nos ha toca-
do en diferentes situaciones e intensidades, espero que estemos recibiendo
el mensaje y que no lo olvidemos con facilidad. Para mí, va desde unificarnos
como seres humanos sin distinción de raza, nacionalidad, genero, edad, creen-
cias políticas y religiosas y es que esta pandemia no hace distinción alguna, has-
ta respetar a la tierra y todas las formas de vida que nos acompañan en nuestro
recorrido sobre ella, nuestra sobrevivencia es codependiente. Obligados a este
tiempo de recogimiento pudimos constatar nuestro aplastante paso sobre ella.
Debemos cuidar el cuerpo con el que transitamos en esta vida, volver a lo
natural dejando a un lado lo industrializado. Un cuerpo sano es menos vulne-
rable, más resistente. Y no es que no fuéramos conscientes de ello, pero esta
lección es clara.
Retomar normas y valores que nos sirven de guía para la convivencia social,
porque nos necesitamos y las acciones de uno repercuten en el otro. Hoy como
en otras catástrofes recordamos que con solidaridad podemos salir adelante.

Valorar los sentidos a las cosas sencillas de esta vida, un amanecer, un cielo
estrellado, el olor de la tierra mojada, el calor de los rayos del sol, la briza fresca,
dormir, despertar.
Cuidar y proteger los lazos de amor y sangre, familia, amigos, colegas; en esta
pandemia hemos identificado sus almas.

* Enfermera hnrnp

109
CRIANZA DESDE EL
CONFINAMIENTO

Dra. Yesenia del Carmen Ambrocio Cruz*

E
n este 2020 nos tocó criar confinados, siendo parte de la generación que
se enfrenta y lucha contra el Covid de forma activa y pasiva a la vez, que-
dándonos en casa. Afrontando todo lo que eso conlleva: maternidad-pa-
ternidad, home office, preparación de alimentos, limpieza de los productos de
la despensa, lavado de ropa, limpieza de la casa, reforzamiento y aplicación de
nuevos hábitos de higiene contra el coronavirus, etc.
Como madre me invadía la incertidumbre ante un futuro incierto, debido a un
problema completamente nuevo al que teníamos que hacer frente, sobre todo
alejados de los abuelos paternos y maternos que han sido pieza fundamental en
la crianza de nuestro hijo, ya que ambos padres trabajamos. Pero aquí estamos
firmes, unidos, bajo un mismo techo, aunque el inicio fue abrupto, nos vemos
entre pañales, laptops, ollas, dispositivos inteligentes y juguetes, haciendo fren-
te a esta emergencia de la mejor manera posible, con altibajos, con alegrías y
tristezas, con carcajadas por momentos únicos en familia, con llantos y un sentir
de pérdida indescriptible por aquellos seres queridos que se han ido sin poder
decirles adiós. Con nuestra confianza puesta en Dios, creyendo que de la nada,
Él lo hace todo, sabiendo que en medio de la crisis es donde hemos podido ver
su mano e intervención en nuestra casa y en nuestra familia, al no faltar alimen-
to en nuestra mesa cada día y al poder estar juntos con salud.
Hemos aprendido a valorar lo que es importante: Dios y la familia, recono-
ciendo y regresando a que es ahí de dónde salen las fuerzas y la inspiración
para salir adelante y renovarnos, porque trabajamos para vivir, no vivimos para
trabajar. Hemos podido disfrutar tiempo juntos que antes, no nos lo permitía la
rutina y que sin duda nuestro hijo jamás olvidará.

*  Asesora de lactancia y docente de educación media superior

110
PANDEMIA,
MIEDO Y ENOJO

Dr. José Aguilar Romero*

M
iércoles 8 de julio, 08:00 am recibo un mensaje avisando que Aldo Yair
Trinidad Jiménez, residente de primer año de Traumatología y Ortope-
dia de 27 años de edad, pierde la batalla contra la Covid-19; noticia que
me sacudió emocionalmente porque conocía a ese muchacho, convivía con él y
compartía con nosotros la ilusión de lo que estaba logrando y apenas iniciando.
Simplemente no lo podía creer. Ese día decidí tomarme una radiografía de tórax,
de rutina y ahí empezó todo; hospitales públicos y privados estaban saturados
y fue complicado hacerme una tomografía donde se comprueba una pequeña
consolidación pulmonar. Inicié la búsqueda desesperada por contactar a algún
especialista que me orientara y que supiera del tema antes de automedicarme.
Ninguno disponible, todos ocupados y había que agendar cita, afortunadamen-
te encontré ayuda en el Dr. Bernardino Ordoñez quien amablemente me apoyó.
Fui a hacerme mis laboratorios en una institución privada porque en los hospi-
tales de la Secretaría de Salud donde trabajo no tenían los reactivos comple-
tos para hacérmelos; después de recorrer la ciudad logré hacerme las pruebas
donde mi dimero D, ferritina, interleucina 6 y pcr estaban demasiado elevados;
y curiosamente yo no presentaba ningún síntoma. Salí a buscar los medicamen-
tos que me recomendó el doctor y después de recorrer todas las farmacias de
la ciudad sólo encontré dos, los otros no hubo manera de conseguirlos, mucho
menos en los hospitales de la Secretaría de Salud. Finalmente los conseguí con
una persona que revendía e inicié mi tratamiento. Viví dos semanas con ansie-
dad e incertidumbre, pegado a un oxímetro de pulso y con mis cinco sentidos
alerta a cualquier síntoma, los cuales afortunadamente fueron mínimos, pero
el insomnio, la pérdida de apetito, la angustia y el saber la posibilidad de iniciar
con dificultad respiratoria y no librar la batalla era constante. Las redes socia-
les únicamente hablaban de conocidos graves, muerte de personas cercanas,
compañeros de trabajo y familiares. Realmente angustiante.

*  Traumatología y ortopedia. Cirugía de la mano y microcirugía. hnrnp.

111
Recibí una llamada del Departamento de Epidemiologia de un hospital de
la Secretaría de Salud donde trabajo, preguntando mi nombre completo e in-
formándome que la llamada era sólo para dar seguimiento a mi caso, a lo que
respondí: no necesitamos ser parte de una estadística, lo que necesitamos es
acceso oportuno a pruebas diagnósticas, a especialistas capacitados en el
tema, medicamentos, un espacio en hospital por si es necesario, ya que todo lo
que he conseguido fue porque di mil vueltas y logré comprarlo, pero práctica-
mente está uno solo ante esta situación. El lugar donde trabajamos realmente
sólo quiere saber si estás vivo o si ya te tienen que reemplazar. Triste, pero es
la realidad y me preguntó; si siendo médico no me fue fácil tratarme y buscar
ayuda, que pasa con el resto de las personas que no pueden comprar un medi-
camento o que no tienen acceso a los servicios de salud, ¿a ellos cómo les va?
No estábamos, no estamos, ni estaremos listos para este tipo de situaciones,
como raza humana de verdad somos lo peor que habita esta planeta y parte
de lo que hoy pasa con la llamada “una nueva normalidad” es consecuencia de
nuestros actos.

112
TIEMPOS DE COVID-19, MOMENTOS
PARA REFLEXIONAR

Carlos Humberto Aguilar Arguello*

S
e asomaba, a finales de diciembre del 2019, un nuevo enemigo para la
humanidad, casualmente ahora no se trataba del mismo sino de un virus
el cual en un parpadeo de ojos tenía de rodillas al ser humano, momento
propicio que aprovecharon los animales para retomar territorios que les fue-
ron arrebatados. Seguía acechando cada día más cerca y sobre todo esos eran
los momentos en la que la incertidumbre entra a nuestro cuerpo por nuestras
familias en la que se tenía que tomar decisiones de separarse de la misma o
quedarse con ella y pelear esta batalla juntos y la decisión fue quedarse con ella;
es de llamar la atención que a pesar de que han sucumbido miles de personas,
el ser humano no tiene un cambio de actitud de forma generalizada, así que
lamentablemente no creo estemos aprendiendo la lección pero en lo personal
rescato dos cosas:

1. Cuidemos nuestro cuerpo como un templo para darle fortaleza mental y


física y poder dar batalla a un enemigo que se preparó para ésta.
2. Si la humanidad no cambia de forma global nos queda hacer comunida-
des de hermandad, amor y sobre todo de entrega al prójimo que esto es
lo que podrá salvarnos en algún momento donde la única salida del pro-
blema puedan ser nuestras aldeas de amor y paz.

Sigo pensando que lo más importante en la vida es tener cerca a los tuyos y
disfrutar de este planeta en que nos tocó vivir y darle siempre la importancia
a cada día que nos dan la oportunidad de seguir en él; haciendo el bien y no
dejar de demostrar nuestros sentimientos, creo tenemos una oportunidad muy
valiosa de cambio.
Amor y paz.

*  Pediatra infectólogo. Presidente Colegio de Pediatras de Tabasco.

113
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS.
SENTIRSE TRISTE O VIVIR
AL MAXIMO

Dra. Cindy Lidia Esquinca Marín*

“L
a mayor tragedia humana es experimentar que la existencia se nos
escurre entre las manos sin haber saboreado la dicha del vivir. Vale
la pena poner todo el esfuerzo en la gran tarea de intentar alejar de
nuestras fronteras a los enemigos de la vida”: El sufrimiento y la tristeza (Padre
Ignacio Larrañaga). Despertar un día de tu vida y saber que todo ha cambiado
por completo, nada será igual, iniciar tu día con miedo, incertidumbre, ansiedad,
sentimientos encontrados, saber que hoy podrá ser uno de tus últimos días,
contigo mismo y con tu familia, porque vas a enfrentarte a un nuevo enemigo,
un virus llamado Covid-19. Tu ánimo y tu voluntad siente la euforia de la adre-
nalina y de estar frente a este virus mortal, mil imágenes pasan por tu mente,
pasado, presente y futuro en un instante, y por otro lado esos sentimientos
que provocan la llamada vocación de servir como médico, saber que puedes
aportar un granito de arena de tus conocimientos y habilidades, para ayudar
a los pacientes, experimentando sensaciones nuevas, estrategias diferentes,
desde cómo salir de tu casa, las precauciones que debes tomar, cómo entrar al
hospital, cómo ponerse la mascarilla, googlees, batas, guantes, careta, hasta un
overol, y de pronto entras al juego de la lotería, sin comprar boleto y te dicen el
premio: si entrarás o no, a ver pacientes Covid. Impotencia que traspasa el cora-
zón, al ver que no hubo apoyo de las autoridades por cuidar a los trabajadores de
la salud, y que muchos de nosotros aportamos de nuestro salario para comprar
nuestro equipo para trabajar, desafiando a la muerte día a día, porque amamos
nuestra profesión, la ejercemos con orgullo, para el bien de los pacientes. Pero
qué angustia y tristeza ver pacientes, familiares, y amigos morir. Muchos cole-
gas trabajaron estoicos día a día, sabiendo que podrían perder la vida y algunos
perdieron la cruel batalla y hoy le hacen falta a su familia. Pero tú lo lograste,
te infectaste de Covid-19 trabajando, pensaste que tu mundo se venía abajo,

*  Pediatra neonatólogo. Hospital Materno Infantil, Tuxtla Gutiérrez Chiapas.

114
que no lograrías sobrevivir, pero la fuerza de Dios, la fe, el amor a tu familia, a la
vida, a tu profesión, te da la energía para salir adelante, eres un sobreviviente,
da gracias a Dios por la oportunidad de vivir. Es una gran lección de vida esta
pandemia, donde las cosas materiales, superficiales no valen, cada minuto de
tu vida es valioso, vale lo que hay dentro de cada uno de nosotros, nunca serás
el mismo de antes, nada será igual, sólo serás aún mejor ser humano. Ahora, ve
y no desperdicies tu vida, disfrútala, vive. Sé Feliz.

115
REFLEXIONES
SOBRE EL COVID 19

Dr. Arturo Montalvo Marín*

A
ntes que nada quisiera hacer una reflexión sobre el ritmo de vida que lle-
vamos, sobre la rutina, y o sobre costumbres de nuestro quehacer diario;
cuando de pronto todo se ve interrumpido ocasionado por esta pandemia,
empiezo a reflexionar sobre mi vida, qué has hecho, qué vas hacer, pero al mismo
tiempo esta etapa de crisis, te permite pensar y cambiar tu estilo vida, tu queha-
cer diario; empiezas a extrañar y a dejar de hacer lo que más te gusta, lo que has
hecho por mucho tiempo, y ansias que la vida continuara como siempre había
sido. Pero esta etapa, te permite tener otras oportunidades que pueden servirte
para cuando regreses a tu rutina, pero seguramente no va a seguir siendo de la
misma manera, porque has aprendido las lecciones que nos deja esta pandemia.
Escuchar comentarios y opiniones de que mientras estamos en resguardo, debe-
mos de retirarnos, que ya pasado mucho y que lo mejor sería jubilarnos, te hace
reflexionar que lo que has hecho durante muchos años, se olvida, se pierde, en
cuatro meses. Y me hace retroceder en el tiempo y recordar cuando éramos jóve-
nes, cuando veníamos con muchas ganas de trabajar, cuando entregabas todo a
tu trabajo, llegando a operar hasta quince pacientes en un sólo día, durante meses
y años, sin quejarte porque tienes mucho trabajo; porque como decía Mahatma
Gandhi, cuando le preguntaban cuánto tiempo había trabajado, él sabiamente
contestaba: “ningún día de mi vida he trabajado, porque lo que he hecho por
gusto”.
A lo que quiero llegar es que, en esta vida nadie es imprescindible, que lo que
llamamos trabajo hay que hacerlo porque te gusta y disfrutar la vida, no quejarte,
escuchar más, hablar lo necesario, y en el huerto de la vida, cosechar lo más im-
portante, tu familia, tus amigos, y la satisfacción contigo mismo.
El Covid-19 nos ha enseñado, a cambiar nuestro estilo de vida, a conservar
a los amigos, porque la vida ha cambiado radicalmente, y la vida y el mundo
seguramente no debe seguir el ritmo que llevábamos, ese camino hacia la auto-

*  Pediatra, cirujano pediatra. Académico Titular de la Academia Mexicana de Pediatría. Jefe de


Cirugía Pediátrica hnrnp.

116
destrucción de nuestro planeta, nos hizo entender que la Tierra es nuestra casa,
nuestro hogar y que lo tenemos que conservar.
Los principales impactos de coronavirus sars-cov2, a mi manera de ver, es
que nos enseña: a valorar la naturaleza, la importancia del convivir con el ecosis-
tema, a mejorar la salud y la alimentación, nos demuestra qué tan frágil y débil
es el ser humano, a valorar a la familia y a valorar a los amigos.
También nos enseña que existen muchas oportunidades, que debemos
aceptar a las personas como son, con defectos y virtudes, y que el afán de su-
peración que tienen, en algún tiempo también las tuvimos, y que este afán de
superación hace que continuemos evolucionando como ser humano. Y muchas
veces al ver el camino que quieren recorrer y que nosotros ya lo recorrimos
debemos apoyarlo con orientación, para que como dice el refrán: “Sabia es la
persona que hace suya las experiencias de otros”. No debemos darle consejo,
porque la palabra consejo viene de convencer y nosotros no queremos con-
vencer a nadie, sólo queremos orientarlo y apoyarlo de manera desinteresada,
para que, de esta manera, con sus puntos de vista continúe evolucionando el
conocimiento; y debemos contribuir, de esta manera, con nuestro granito de
arena. Así, el hombre debe dejar sus huellas por su paso en este planeta, para
que sea recordado por esos granitos de arena, en la tierra, así como la tierra es
un granito de arena en el universo.
En esta ocasión nos tocó ver al toro desde la barrera, pero con esas ganas in-
mensas de volver al ruedo, de volver a convivir con los amigos, de poder abrazar-
los para demostrarles nuestro afecto y a nuestros seres queridos poder besarlos
y abrazarlos. Aprendimos el valor del abrazo, a querer estar reunidos, el querer
estrechar las manos de amigo. En suma, la vida no volverá hacer la misma que
antes, el coronavirus es un parte aguas del antes y el después, que existe un ser
supremo ante el cual el ser humano es solo un eslabón de todo este Universo,
que aún nos falta mucho por conocer, que debemos ser humildes ante el cono-
cimiento, que no somos los únicos seres vivos macroscópicos y microscópicos
que habitamos este planeta, y debemos aprender a convivir con ellos.

117
LA PANDEMIA QUE PARALIZÓ LA
ESPERANZA

Dr. Luis Gómez Valencia*

Me juí junt´a mi Juana,


me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p´hacé memoria de los rezos…
¿Quién podrá socorregla si me voy?
¿Quién va po la comadre si me queo?

Poema: “La nacencia”


(Luis Chamizo)

D
e pronto todo se detuvo, la expectativa personal, la dinámica con la fa-
milia, la productividad en el trabajo, el quehacer con los amigos. Debía
quedarme en casa so pena de fallecer por la infección de un virus letal.
Al recuento de mi vida pasada viene a mi recuerdo los brotes de gastroente-
ritis (cagalera con sangre), registrado en mi pueblo durante mi niñez temprana
en donde niños y adultos mayores morían deshidratados; posteriormente, en
el pasado reciente, el cólera y la influenza que también nos pusieron en guardia
y con los cuales hemos aprendido a convivir.
Con la propagación mundial del Covid 19, nos ha tocado estar en casa por
más de un año, lo que ha permitido poner a prueba nuestro lado humano, fa-
voreciendo la convivencia familiar y reflexionando acerca de los claroscuros de
la humanidad. Nunca como ahora había meditado tanto sobre la naturaleza
nuestra, sobre la necesidad de creer en Dios, en la familia, en los amigos, en el
respeto a los demás, en la tolerancia y la reciprocidad. En este sentido, muchas
veces me he preguntado, ¿qué supuestamente haría si una de mis hijas o mi
hijo, resultaran infectados por el virus letal?, ¿qué haría si mi hija, su esposo y

*  Médico genetista. Exdirector Hospital del Niño rnp.

118
mi nietecito estuvieran enfermos?, ¿les daría la espalda? Estoy consciente que,
en este escenario, como adulto mayor, soy el de más riesgo y que el análisis
también podría ser al revés, pero acaso ¿la protección de un padre para con
sus hijos tiene caducidad? Creo que por eso también la vieja guardia se está
despidiendo antes de tiempo, porque no puede permitir que la muerte avasalle
a sus seres queridos.

119
COVITARIO

Dra. Oyuki Rendon Acevedo*

S
egún oficio recibido 10 de julio 2020, debo iniciar guardias Covid el 10 de
agosto. Soy cirujano pediatra; tengo cuando menos 18 años de no aten-
der un paciente adulto. La escasez de personal médico ha ocasionado
estas “estrategias”. La pandemia nos ha demostrado cómo el ser humano no
es empático, la población no acató la instrucción de guardar distancia, no salir;
nuestros compañeros aprovecharon a solicitar licencia por padecimientos que
no existen, sólo para no trabajar durante esta contingencia. Algunos de esos
compañeros ya enfermaron, porque en realidad la licencia, la tomaron como
vacaciones. Y quienes seguimos trabajando, cada día más cansados, más resig-
nados a enfermar, y no perder la esperanza de que si enfermamos no sea tan
grave. El último día de mi primera semana en el covitario, 14 de agosto 2020.
Hoy es un día de espanto. Ingresaron 6 pacientes. Uno de ellos muy grave. Otro
de ellos un compañero de trabajo, un médico de urgencias, que se ha contagia-
do por el contacto frecuente con pacientes infectados, está estable y en Dios
confiamos se sobreponga a la enfermedad. El paciente grave, es papá de una
compañera enfermera con quien hemos compartido consultorio en la consulta
externa. Su mamá también ha enfermado, pero aún no de gravedad. En otra ciu-
dad, ha muerto un médico joven, recién egresó de nuestro hospital escuela de
pediatría. Hace 6 meses estaba feliz de ir con su familia a trabajar a la frontera.
El cómo muchos médicos en el país han muerto, víctimas de la enfermedad,
víctimas de las ruinas de nuestro sistema de salud, con escasez de recursos
humanos y materiales. Porque el problema no sólo era la falta de ventiladores y
terapias intensivas, el problema es la falta de médicos intensivistas, urgenciólo-
gos, neumólogos. Por la falta de empatía, porque aunado a la falta de médicos,
enfermeras y personal de salud en general, muchos huyeron bajo una licencia
ficticia, por miedo o por flojera. ¿Qué me va dejando la pandemia?, un poco de
fe, un poco de esperanza. Un mucho de frustración y tristeza. A veces ya no que-
da nada más que orar por nuestros compañeros enfermos, por los que siguen

*  Cirujano pediatra. Hospital Infantil imss, Ciudad Victoria, Tamaulipas.

120
trabajando, por nuestras familias. Y dar gracias por cada día que aún podemos
disfrutar. Esto también pasará.

121
UN GOLPE AL ALMA

Dr. Ricardo Palma Pérez*

S
on las 02:00 am, tengo puesto el equipo de protección y heridas en el ros-
tro por llevarlo puesto medio día, estoy agotado, tengo hambre y es otro
día más, en espera de un nuevo ingreso a la terapia intensiva de Covid,
con tristeza, informo a los familiares de la gravedad y que no podrán ver a su hijo
hasta que egrese de la terapia, con recelo y miedo toman la información, pues
temen que sea la última vez que vean a su ser amado. El dolor lo conocía, ya que
días atrás, yo perdí un ser amado, que valientemente luchó contra el Covid-19.
Observo por la ventana de la terapia que da a la calle, cómo las personas
van y vienen haciendo su vida cotidiana normal, con el conocimiento de lo que
pasa en la humanidad, deambulan como si no pasara nada, como si la vida fuera
eterna, haciendo pagar a la gente indefensa con su vida, las malas decisiones de
la humanidad, me embarga la tristeza e impotencia que hoy las circunstancias
te impiden despedirte de tu ser amado. Como un golpe en el alma, sólo queda
poner todo en manos de Dios.

*  Médico pediatra. Residente de Terapia Intensiva Pediátrica, INP.

122
ENSEÑANZAS
DEL CORONAVIRUS

Dra. Rosa María Avalos Jiménez*

Q
ué nos deja como enseñanzas la aparición del coronavirus: ciencia, au-
toconocimiento, espiritualidad y relaciones humanas.
Recuerdo esos días de diciembre de 2019 entre trabajo, convivencia
familiar y reuniones sociales propias de las fechas, nadie imaginamos lo que nos
esperaba entrando el año 2020 con un gran parteaguas en el orbe: “La noticia
del virus “corona”. Te veíamos como una ola muy lejana, como una vocecita casi
imperceptible y no había temor alguno, cuando supimos de tu llegada a Italia
sabíamos que estabas más cerca, pero no comprendíamos aun tu poder de-
vastador. Después viajaste hasta Estados Unidos de América, y logramos ver
la enorme ola catastrófica que se aproximaba a gritos. Profesionalmente, en-
tendíamos y tratábamos de calcular el impacto al aterrizar en México después
de esa travesía trasatlántica amenazante, y es que tu comportamiento es tan
misterioso que cuesta trabajo entenderte y no te conocemos del todo, y estás
tan dentro de la psique del médico que te enfrenta todos los días, más que
todo padecimiento conocido antes de 2020; ahora ese todo puedes ser tú o
te confundes entre ellos. El cambio de rutina que nos obligaste a hacer, nos ha
permitido enriquecer nuestra relación con Dios y con ello, la fortaleza y valor para
enfrentar las debilidades, hemos aprendido a equilibrar nuestros impulsos, a ser
más tolerantes, más dóciles y hasta más humanos. También, ya nos has cansado
la mente, el cuerpo y el alma, al mirar todos los días cómo le arrancas los suspiros
a un ser humano, se siente tanta impotencia de ver cómo se va una vida como
agua se escurre entre las manos.
Es triste que aun a pesar de tu vil y ruin comportamiento, hay seres que no
aprenden o no quieren conocer a Dios, a ese Dios que no vemos, que no conoce-
mos físicamente pero que, sentimos y que nos hace vibrar desde el interior del
alma hasta la superficie de la piel hasta transpirar su presencia, con ello basta
para saber de su omnipotencia, pronto llegará el día que podremos dominar-
te, mientras tanto estamos preparándonos como humanidad para enfrentarte

*  Nefróloga pediatra.

123
efectivamente. Agradeciendo la gran enseñanza que nos has hecho recordar
para ayudar, sanar, y ver lo frágil que somos y la humildad que nos falta para
reconocer el objetivo de Dios de ser siempre Hermanos.

124
EXPERIENCIA
COVID HOSPITAL…

Lic. Lili Guzmán Carrera*

E
n un día, la vida cambia. Las mañanas se vuelven eternas y las noches
se pueblan de incertidumbre. Los rostros de los compañeros se vuelven
irreconocibles. Caretas, cubre-bocas, guantes. Somos tan frágiles que el
temor al contagio se vuelve un compañero inseparable. Ya no es fácil transitar
por los pasillos, por las calles, por los corredores. Nunca lo ha sido, pero hoy
la amenaza es más latente. Nada hay más peligroso que un enemigo invisible.
¿Por dónde atacará? Cada vez las noticias son más desconcertantes, hay una
pandemia que ha cambiado nuestras reglas y formas de vida. Es tan frágil la
vida y tan fuerte el temor.

*  Terapeuta E.T. hnrnp.

125
REFLEXIONES
DE UNA PANDEMIA

Dra. Goretti Cabrera Tovar*

A
lguien me comentó un día que 2020 es un año perdido. Y para quién es
fatalista pues sí, si es un año perdido; perdimos por no poder visitar a
nuestros seres queridos, perdimos por no poder convivir y festejar con
los más lejanos o los más afines y algunos perdieron por “perder” un ser querido.
En fin, eso si eres pesimista. Pero hemos ganado por estar más tiempo en casa,
por disfrutar cada segundo de encierro con nuestros mayores, con nuestros hi-
jos. Nos hemos reinventado y desarrollado nuevas aficiones y destrezas. Hemos
aprendido a ser más tolerantes, a que no todo son tiendas, viajes, gastos super-
fluos, hemos aprendido a disfrutar lo más esencial. Aprendimos a extrañarnos y
a valorarnos ya que no nos tenemos. Pero hemos ganado la bendición de estar
vivos, de seguir aprendiendo…
Es cierto, en el ambiente laboral y económico se ha perdido mucho, culpa
de gobernantes y de nosotros, porque cuando ya nos dieron las pautas para
poder ir a la nueva normalidad, a mucha gente parece no importarle y se va de
vacaciones, no guarda distancia, no usa cubrebocas, hace fiestas, reuniones en
corto y, por tanto, han muerto familias. Tal parece que el planeta tierra y dentro
de éste nosotros los seres humanos, necesitábamos de un respiro, para dejar de
contaminar, para disfrutar de la familia, para que las aguas sucias se limpiaran
y nos permitieran volver a lo profundo del mar y ver nuevamente lo bello que
es, para voltear a ver un cielo no contaminado por tanta empresa que daña el
medio ambiente por la corrupción.
No sé si este virus fue creado por el hombre y sus ambiciones de poder. Es
hora de recapacitar y voltear a ver a un ser supremo llámese como se llame Dios,
Jehová, Buda, y pedir que se apiade de este mundo y prometer que lo cuidare-
mos, así como a nuestro prójimo, para disfrutar de la grandísima oportunidad
de existir.
Es tiempo de recapacitar y poner en su lugar cada objeto, cada persona, cada
actividad, es tiempo de ver nuestras prioridades, es tiempo de ver un mundo

*  Cirujano pediatra. Hospital del Niño Morelia, Michoacán.

126
mejor y creo que este mundo será mejor si no somos tan egocéntricos y pensa-
mos en el bien común, no sólo en el bien personal.
Este es un mundo maravilloso, que tiene nubes blancas y cielos azules y con
un arcoíris de posibilidades para ser feliz, que anuncia que pronto nos volvere-
mos a reunir, abrazarnos y decir de cerca cuánto nos amamos. Cuidemos nues-
tro planeta porque es lo que nuestros hijos disfrutarán o sufrirán. Al final del año
podemos decir si fue un año perdido económicamente o ganado en salud, en
vida y alegría de nuestros seres queridos.

127
HÉROES

Dr. David Estudillo Antonio*

S
i algo he podido observar es que grandes sucesos históricos, polarizan a
la gente, llevándolas a ser muy buenos o muy malos. Durante la pandemia
del Covid-19, ha surgido gente capaz, de atrocidades, capaces de lucrar
con la necesidad ajena, de lastimar y agredir a las personas que luchan día a
día por combatir esta pandemia; sin embargo, no me quedo con eso, yo decido
quedarme con la gente que es capaz de dar todo por el prójimo, la gente buena
que sin conocer a la persona que sufre está ahí, dando lo mejor de sí mismo por
el bienestar ajeno, decido quedarme con las personas que a pesar de la adversi-
dad llevan el sustento para alimentar a su familia, me quedo con las familias que
se han tenido que separarse por el riesgo a enfermar, pero a pesar de la distancia
y la separación, sus corazones están más unidos que nunca. Me quedo con la
mano que sostiene al enfermo que agoniza y lo único que quiere es una mano
amiga y un corazón sincero en sus últimos momentos de vida. Me quedo con
cada héroe que a pesar que la tristeza y la impotencia desgarren su ser, lucha,
sigue y no se rinde, siempre con una sonrisa en su rostro. Me quedo con todos
los rostros lastimados, con los cuerpos agotados por el cansancio extenuante,
pero con corazones más fuertes que cualquier adversidad, ya que el arma más
grande que se puede tener es el corazón de una persona y su voluntad de ha-
cer las cosas. Porque de eso se trata la vida, de ser felices, de hacer las cosas
con pasión, de la entrega y el servicio que tengamos para con los demás. Hoy
decido quedarme del lado de los buenos, del lado de los héroes, del lado de los
valientes, que, a pesar del miedo, resisten un segundo más. Me quedo con cada
atardecer de todas las personas que han fallecido a causa del Covid, y por esos
compañeros que ya no están hoy con nosotros, un saludo, un abrazo y nuestro
más sincero reconocimiento hasta el cielo.
Culminó con un fragmento de Alfred L. Tennysson, que describe lo que so-
mos: “…A pesar de que mucho se ha gastado, mucho queda aún; y si bien no
tenemos ahora aquella fuerza que en los viejos tiempos movía tierra y cielo,
somos lo que somos: corazones heroicos de parejo temple, debilitados por el

*  Residente de cirugía pediátrica. hnrnp

128
tiempo y el destino, más fuertes en voluntad para “esforzarse, buscar, encontrar
y no rendirse…”

129
LA ENFERMEDAD
QUE TRANSFORMÓ LA VIDA

Dra. Alma Carmina Rodríguez Bojórquez*

C
uando estudié medicina y leía sobre la historia de las enfermedades y
las pandemias que se suscitaron a través de los años de viruela, tifoidea
y, hace cien años, la influenza siempre pensé: esto no nos va a suceder
a nosotros, nos tocó vivir en un mundo “civilizado” con muy buena tecnología
una pandemia de esa magnitud no será posible.
Después de seis meses mi percepción ha cambiado de manera constante,
entre muchos sentimientos me he sentido frustrada, ante la imposibilidad de
ayudar a las personas que unidas a muchas otras circunstancias de salud, se les
suma la infección de Covid, sin lugar a dudas hemos tomado malas decisiones
para nuestras vidas, que han afectado la salud la cual ya se encontraba en ries-
go, con la pandemia potenció el problema, pero aún más inquietante el pensar
que el personal de salud ha pagado las consecuencias.
En este tiempo he pasado además por diferentes etapas:

1. Conocimiento. Necesidad para conocer a lo que nos enfrentábamos, para


protegernos y combatirlo.
2. Coraje. Reconocer que los mexicanos somos irreverentes que no apren-
demos de lo vivido en otras personas y otros países que pensemos que
nuestra raza en poderosa y que nos supeditamos a las consecuencias.
3. Humildad. Porque reconocemos que no todos vivimos bajo la misma si-
tuación económica y social, siempre hay la oportunidad para ayudar a
otras personas.
4. Respeto. Porque sé que hay miles de personas luchando en este momento
o han perdido la batalla.
5. Añoranza. Por los tiempos compartidos con familia y amigos.
En lo personal agradezco a Dios la oportunidad de escribir estas palabras por-
que significa que sigo aquí con vida y trabajando, porque este escenario me
permitió valorar aún más a la familia, a los amigos y sobre todo a la vida.

*  Profesión. Médico. Coordinadora estatal de vacunación, Sinaloa

130
EL TIEMPO NO SE DETUVO

Quim. Leova Pacheco Gil*

L
a vida nos dio una dura lección, no teníamos tiempo de comer, de convivir
con la familia, de leer aquel libro pendiente, postergando todo para cuando
hubiera tiempo y de un momento a otro… tuvimos el tiempo que pedimos.
No se detuvo, siguió su curso y nos encara con todo su rigor.
¿Qué hacemos ahora?, preguntábamos todos, empezamos a replantearnos
las prioridades, ¿qué ponerme hoy? lo primero que encuentres, lo que te haga
sentir cómodo. ¿Qué vamos a comer hoy? Lo que haya en la despensa, si eres
afortunado en tener una. ¿Y el trabajo? Si estás guardado no te preocupes y si
vas a salir, por favor ¡cuídate!
Y así, el estar bien, sano, con trabajo, con algo que comer fue suficiente para
vivir. ¡Qué ironía!, pensar que necesitábamos tantas cosas, otro par de zapatos,
una cena en el lugar de moda, una reunión de amigos, un viaje… pero el tiempo
siguió su curso.
¡Más casos hoy!, más muertos hoy, cada vez más cercanos, conocidos, com-
pañeros, familias enteras devastadas y así con incertidumbre esperamos cada
nuevo día con el deseo profundo de no saber de un familiar, amigo o compañero
enfermo o caído, mientras el tiempo sigue su curso.
Hemos cambiado, estoy segura, a pesar de todo hemos disfrutado ese tiem-
po otorgado, esa pausa para reflexionar sobre que queremos realmente. Qué
nos hace feliz, qué no extrañamos. El tiempo ha sido sanador. Estamos llenos
de incertidumbre, de miedo, de dolor, estamos claros de cuan efímeros y vul-
nerables somos en mente, cuerpo y espíritu. Que el tiempo más que nunca es
oro. Que el tiempo no se detuvo. Sólo nos dio una oportunidad de introspección.

*  Doctora en ciencias médicas. ujat, hnrnp.

131
UNA SIMPLE GOTA
PUEDE CAMBIAR TODO

Dr. Óscar David Simonin Ruiz*

2
020 año de cambios a nivel mundial, nada distinto a cualquier otro punto
en el tiempo, creemos que somos la cima de la cadena, creemos que tene-
mos el poder de controlar cada evento en el camino de nuestra existencia,
sin embargo, no podríamos estar más equivocados y “Dios” (lleve el nombre que
le queramos poner), la tierra, la naturaleza, la biología y cualquier otra ciencia
o creencia, nos han demostrado que jamás hemos tenido el control absoluto.
Esta pequeña partícula llamada virus, nos mostró que con su insignificante
tamaño, creó una pandemia, otra variante de la guerra y nos demostró que nos
puede arrebatar sonrisas, llevarnos a la soledad y a añorar más que nunca una
caricia, un abrazo, un beso; mostró lo importante del contacto humano y ha de-
jado un gran aprendizaje de que pequeñas acciones individuales pueden llevar a
rescatar masas, pero también sacó uno de los peores lados de la humanidad, el
egoísmo, la falta de empatía, que el miedo nos puede llevar a descubrir a nuestro
peor enemigo, el cual es, definitivamente, uno mismo.
Afortunada y desafortunadamente me tocó esta época porque como bien
lo sabemos, todo tiene una dualidad que a veces no logramos apreciar, y es el
tiempo de darnos cuenta que debemos analizar nuestros caminos y valorar que
tenemos la oportunidad de crecer y evolucionar para bien o seguir con nuestro
camino autodestructivo, yo he decidido cambiar, espero que para bien y si no lo
es, espero poder verlo a tiempo y poder disfrutar cada detalle mínimo de la vida
que es corta y finita y poder al final saber que dejé lo mejor de mí.
El futuro de cada uno está ahí y sólo es de nosotros, pero también cambia
con una pequeña participación, de todos. Espero, a partir de hoy, que seamos
mejores y que no sea tarde, aprender a disfrutar de los pequeños detalles.
“Lo que hacemos en nuestras vidas tiene eco en la eternidad.”

*  Cirujano pediatra, Cardiovascular hnrnp. Villahermosa, Tabasco, 2020.

132
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
¿A FAVOR O EN CONTRA
DE LA SALUD?

Ana Belinda Márquez Fernández*

L
o que viví durante tres meses de confinamiento (aislamiento) durante la
pandemia de Covid-19, lo que las emociones pueden producir en el cuerpo.
Los medios de comunicación en general bombardearon sobre el tema
Covid-19 y la mayor parte fue negativo (dolor, incertidumbre, miedo, muerte) es
por eso que dije que juegan en contra de la salud, todo esto me causó angustia,
ansiedad y se transformó en síntomas físicos (dolor de cabeza, garganta, pecho,
sentía que me iba a infartar o que ya estaba infectada), aunado a esto está el
aislamiento social, en donde no tienen contacto con nadie, más que con mi gata
pimienta; para mí fue catastrófico, tanto así que regresé a trabajar antes que
terminara el confinamiento (cabe mencionar que también fue por apoyo a mis
compañeros). Pero también los medios juegan a favor, ya que, por medio de la
tecnología, de alguna manera, estuve comunicada con mi familia, amigos y con
el mundo entero por medio de video llamadas.
En conclusión, tuve que dejar de ver noticias y programas en televisión, dejé
de leer los mensajes en redes sobre Covid-19, para bajar mi ansiedad y tomé la
parte tecnológica de la comunicación para estar en unión con toda mi familia y
amistades. No fue una experiencia agradable, también hubo muchas lamenta-
bles pérdidas de personas conocidas y cercanas en donde no hubo despedidas
tradicionales.

*  Licenciada en enfermería quirúrgica, hnrnp.

133
MENSAJE 1 DE
SEPTIEMBRE 2020

Dr. Víctor Manuel Narváez Osorio*

C
ompañeras y compañeros. El esfuerzo por parte de quienes nos queda-
mos en nuestras zonas de trabajo en el sector salud ha sido agotador.
Como seres humanos también sentimos miedo ante este enemigo tan
poderoso, pero con mucha fe en Dios y fiel a nuestras responsabilidades nos
quedamos en el frente de batalla. Seguro estoy que muchos pueden criticar
errores cometidos en esta lucha. Pero también seguro estoy que hay muchos
que creen que cumplimos. Y nosotros, quienes formamos el sector salud, sólo
podemos decir que entregamos todo nuestro esfuerzo. Sólo Dios y nuestras
familias saben hasta donde luchamos. Los resultados están ahí. Hoy iniciamos
una nueva etapa de normalidad, es la hora de todos los habitantes, sólo tres
cosas tenemos que hacer para avanzar. Usar cubrebocas, mantener una dis-
tancia mínima de metro y medio con quienes nos rodean y el lavado de manos
con gran frecuencia y, el lavado bucal, también previene de la contaminación del
virus. Si cumplimos esto y además vigilamos que los demás lo cumplan vamos a
salir adelante y será el mejor reconocimiento que quienes estamos en el sector
salud podemos recibir, porque de esta manera llegarán a nuestros hospitales
menos pacientes con Covid, si no cumplimos pronto puede haber un rebrote
que será resultado de la irresponsabilidad ciudadana y al cumplir y disminuir el
número de enfermos por Covid, también lo agradecerán quienes tienen otras
enfermedades y necesitan de nuestros servicios. Juntos podemos avanzar, jun-
tos podemos cambiar esta nueva normalidad. En las manos de todos está la
victoria.

*  Director del Hospital de Alta Especialidad “Dr. Juan Graham Casasús”.

134
Y LA PANDEMIA LLEGÓ

Dr. Sergio de Jesús Romero Tapia*

De una manera rápida, sin estar preparados para ello,


la pandemia entró a nuestros países,
erosionó nuestras estructuras sociales…
llegó a lo más profundo de nuestro ser.
Causando miedo, incertidumbre, histeria,
dolor, tristeza, desconsuelo y desánimo.
Empezó de inmediato la dura batalla contra el virus,
una cruel lista de enfermos y fallecidos se informó a diario.
Del infortunio aparecieron los héroes…
mujeres y hombres valientes, íntegros y decididos a dar su vida
por recuperar la salud de sus pacientes.
El ser médico, enfermera, trabajador de la salud
se convirtió en un privilegio, un orgullo inigualable
… el agradecimiento eterno para ellos.
El mundo como consecuencia entró en pausa;
los mares, ríos, lagunas recuperaron su belleza,
sus aguas cristalinas, sus colores radiantes;
los animales reclamaron sus espacios,
tomando las calles de nuestras ciudades,
ante el obligado confinamiento del hombre.
Y el virus continuó su avance inexorable,
verdaderas tragedias familiares se han escrito;
al mismo tiempo, debimos haber aprendido
a valorar los minutos, horas y días… a vivirlos intensamente.
A reflexionar sobre la importancia de nuestras acciones,
a conceder y pedir perdón, a entregar nuestro corazón íntegramente.
No se pueden dar abrazos, sí podemos dar esperanza y consuelo.
Debemos guardar sana distancia, podemos estrechar nuestros

*  Médico especialista en pediatría y alergia e inmunología clínica pediátrica. Academia Mexi-


cana de Pediatría

135
lazos de amistad y entrega total.
Y un día la pandemia llegará a su fin…
De inmediato debería ser proclamado como
el día mundial del abrazo…
y deberíamos encontrarnos con la mejor versión de nuestra existencia:
mujeres y hombres íntegros, con respeto a la naturaleza,
con familias sólidamente unidas en el amor y la confianza,
con sociedades donde predomine el respeto y el autocuidado,
en donde impere el amor a Dios y seamos realmente
“Seres Humanos”.

136
TESTIMONIO

Lic. Olivia Bonifaz*

D
ejé a mis hijos en Europa hace ya medio año, suelo venir a México cuando
ahí el invierno se pone crudo, y aquí un tierno solecito me espera para
apapachar mi alma.
Mi retorno a España siempre es cuando mis bellas de noche empiezan a flo-
recer allá por mayo, y es entonces cuando el corazón se entristece un poco. Pero
esta vez es distinto, ahora mi viaje está condicionado por un virus que puso de
cabeza al mundo entero. No cabe duda que en mis ausencias prolongadas, mis
hijos maduran, crecen, y entre el caos de enfermedad y muerte, me dijeron que
la vida me puso aquí en estos momentos, que es aquí donde tengo que estar
pendiente de los abuelos. Y aquí estoy, en Chiapas, viviendo una experiencia un
tanto especial. La cuarentena me obligó a recolocar muchas cosas en mi vida, y
así empecé este encierro. Hice pacto con las cuatro paredes y el jardín de esta
casa, porque fuera el silencio se hizo denso, denso como niebla.
Recorrer el territorio de la casa ha sido una aventura trepidante, pues he dis-
frutado rincones que antes por el ritmo de vida ajetreado no podía apreciar. Así
fue como también empecé a descubrir una gran variedad de flores e insectos
que habitan felices el jardín. He observado, he tomado fotos, he aprendido de la
naturaleza, he visto amaneceres que prenden el alma y atardeceres que invitan
a descansar con la promesa de un día mejor.
Mi padre tuvo que hacer también pacto con las cuatro paredes de casa, y no
sé si por sus intensísimos 95 hiperactivos años, ha retado a la pandemia y se ha
enfrentado cara a cara con la cuarentena y, es que pienso, cuando se ha vivido
tanto y tan intensamente la vida, como que el miedo se esfuma.
Así pues, entre flores, bichos, y paredes, me he pasado este encierro recor-
dándole a mi papá lo que es la pandemia, que este es un trabajo en equipo, que
debemos cuidarnos para no hacer el efecto dominó e ir cayendo todos; él me
escucha (perdón me oye) y al rato me manda a dejar un poema que escribió a
alguien o me dice que va a salir a hacer un mandado. Y yo por enésima vez vuelvo
a recordarle que es vulnerable al virus y no puede salir.

*  . T. Geriatria.

137
Esta ha sido la parte más difícil de la pandemia. ¿Cómo le digo que guarde
los abrazos por un tiempo, y que contenga un beso espontáneo a un nieto?
A pesar de los besos postergados, los abrazos en pausa, los poemas en espe-
ra, estoy donde la vida me puso, a veces débil, a veces fuerte, pero con la ilusión
de abrir enseguida las ventanas de la casa y ver que esa niebla densa, densa, se
va diluyendo.
Esta mañana le dije a mi papá: Me escribió Rubén, quiere que me ayudes a
escribir algo sobre la pandemia, papá me contestó ¿Qué pandemia?

¿Qué Pandemia?

¿Qué pandemia?
Ya llegó a Comitán
¡lo único que faltaba!
¡Esa pandemia del mal!
¡Ya nos cargó la chingada!

Si se contagia mi vieja
buscaré con disimulo
quien a mí me deja
que yo le agarre su culo.

Si sigo así, voy a gritar


Cuando ya me encuentre en cuero
Nadie me va a contagiar
Va Cotz, con los marimberos.

Profesor Óscar Bonifaz

138
MI EXPERIENCIA E N ESTA PANDEMIA

Dr. Andrés Damián Nava Carrillo*

C
uando en marzo de 2020 nos dimos cuenta de la magnitud de esta en-
fermedad y que en muchos casos provoca secuelas físicas y hasta la
muerte, y que no puedes esconderte o irte a otro lugar, a otra ciudad o
a otro país, porque las circunstancias son igual de peligrosas que en tu ciudad,
entonces sólo te quedan dos caminos:
1. Renegar, reclamarle al destino que te haya tocado a ti, echarles la culpa a
las autoridades de gobierno o sanitarias.
2. Enfrentar la realidad con buena actitud y mucha responsabilidad. En mi
caso platiqué con mi esposa y mis hijas y pues ante el riesgo inminente de enfer-
marse y la posibilidad de morir por la enfermedad causada por el coronavirus, lo
primero que hicimos fue arreglar todos los documentos de la familia para estar
prevenidos ante cualquier circunstancia, después aplicamos las reglas sanita-
rias de prevención para evitar contagios entre nosotros y con otras personas,
tuvimos que comprar jabones, desinfectantes, gel con alcohol, y aprender a
poner en práctica estas nuevas reglas sanitarias, fue muy grato ver como mis
jóvenes hijas, no titubearon en ningún momento para tomar las acciones co-
rrespondientes para evitar un contagio, mi esposa y yo somos médicos y des-
empeñamos nuestras labores en hospitales Covid, esto causó que las medidas
preventivas fueran muy estrictas de parte de mi esposa y mías hacia mis hijas
y ellas las acataron muy bien, después de esto me di cuenta cómo el personal
de salud sin oponer ninguna resistencia, se informó correctamente para llevar
a cabo las estrategias para protegerse en forma adecuada al atender a los pa-
cientes infectados por el virus sars-cov-2, que los enferma de Covid-19, yo me
convertí en un capacitador para colocarse y sobre todo retirarse bien el equipo
de protección personal que se utiliza al ingresar a las áreas de hospitalización
denominadas “Área Covid”, y una vez designadas las áreas del hospital donde
yo trabajo el Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos del issste, fue muy

*  Cirujano pediatra. Miembro numerario de la Academia Mexicana de Pediatría. Hospital Regio-


nal Lic. Adolfo López Mateos del issste.

139
reconfortante ver cómo el personal de salud que incluye médicos, enfermeras,
camilleros, personal de intendencia y personal administrativo, junto con el de
mantenimiento, todos aplicaron sus conocimientos para iniciar esta dura bata-
lla contra una enfermedad nueva y en muchos casos desconocida; sin embargo,
no dudaron en ningún momento en atender con mucho cariño a sus pacien-
tes, sufriendo un gran dolor si alguien fallece pero también una inmensa alegría
cuando alguno de ellos sale adelante. ¡Un triunfo de todos!

140
DUELO EN TIEMPOS
DE PANDEMIA: UN ADIÓS
SIN DESPEDIDA

Dra. Iliana Mayluina Ruiz Palma*

“Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quie-


to, pasar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado, refugiarse desnudo en el discreto calor de
Dios, y en su cerrado puño, crecer igual que un feto”.
Jaime Sabines. “Algo sobre la muerte del mayor Sabines”.

E
stá por concluir septiembre (2029) con resultados funestos. Primero fue
mi primo hermano Aguli, ginecólogo encargado de una clínica del imss, el
médico de la familia a quien había admirado siempre y me motivó a seguir
su ejemplo y a estudiar medicina. Murió como un valiente salvando a las emba-
razadas, consiguiendo que se atendieran en hospitales privados y que después
de una resistencia estoica de varios días, sucumbió́ a una insuficiencia respira-
toria por Covid-19 que lo transportó a la región del misterio en el mes de junio.
Ahora en julio, mi hermano Miguel Ángel, terminó siendo vencido por el coro-
navirus que impunemente penetró y devastó sus pulmones que no resistieron,
cegándole la vida. Su batalla fue infinita por 28 días, había días que pensábamos
que se salvaría, pero después de la intubación, sus pulmones fibrosados, no
soportó la batalla y nos dejó, tristes sin poder despedirnos de él. Cuando entró
al área Covid, se despidió de su esposa quizá presentía que no saldría de ahí.
Mientras escribo, escucho a Violeta Parra con “Gracias a la vida”, que en estos
tiempos es de agradecer que seguimos vivos y pienso en los ritos mortuorios
que nuestra cultura mestiza nos legó́ y que, por tradición, venimos repitiendo
de generación en generación y no pude asistir. Busco un bastón donde apoyar-
me y encuentro un libro para comprender la esencia o la filosofía del ser de lo
mexicano. Encuentro el texto icónico de El laberinto de la soledad de Octavio
Paz; el cual aborda los temas de la soledad, la idea de la muerte, la presencia y
el sentido de las máscaras, la comunión y la fiesta. Para Octavio Paz, vivir la his-

*  Pediatra, urgenciologa. hnrnp.

141
toria como un rito, es una manera de asumirla. Si para los españoles la conquista
fue una hazaña para los aborígenes fue un rito y entre estos extremos oscila la
sensibilidad y la imaginación de los mexicanos. Estos ritos están cambiando,
en esta larga noche de pandemia que ha empoderado a la realidad virtual, sus
artefactos y dispositivos digitales. El confinamiento hace que estemos, sin estar
y nos veamos, sin tocarnos. Somos fantasmas cuyas sombras deambulan en su
encierro, en busca de la realidad que la pandemia nos arrebató́ en esta época
oscura de la vida, en la cual buscamos una luz a la cual aferrarnos y recuperar la
realidad perdida. Los acontecimientos que suceden más allá́ de nuestro micro
mundo de confinamiento, nos duelen, llegan y se van; se despliegan y deslizan
por los dispositivos digitales y tecnológicos que son los únicos medios de comu-
nicación que tenemos. Y ahora mi temor más grande es volver a esa normalidad
que se hace más que nada para que se reactive la economía del país, y pensar
que las personas que no han tenido familiares que hayan fallecido por Covid-19,
aun no creen que el virus es mortal. Sólo le pido a Dios que proteja la familia que
tanto amamos y que nuestras pérdidas que ya no son recuperables, nos dejen
el ejemplo de que tenemos que cambiar como humanos mientras esperamos el
día de nuestro juicio final.

142
REFLEXIÓN DE LA PANDEMIA
DE SARS-CoV-2

Dr. José Ovidio Cornelio Nieto*

L
a pandemia de sars-cov-2 que aqueja a nuestro mundo ha causado un
gran impacto en la psique humana. En el aspecto económico, de forma
inmediata ha dañado al comercio teniendo que cerrar algunos negocios
que llegaron a la quiebra y a futuro, consecuencias que ya hemos empezado a
visualizar. Con la pandemia nuevamente vemos dos mundos, los que gozan de
todo y aquellos que a pesar de todo lo que se diga se la rifan día a día para tratar
de llevar algo a sus hogares y poder subsistir con la familia. Nos recuerda que
hay una gran diferencia entre el “Norte y el Sur” como diría don Mario Benedetti
en su poema “El sur también existe”.
Recuerdo que, en noviembre 2019, escuché de las primeras muertes por un
nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan extensa capital de la provincia de
Hubei en China Central. Muy lejos de nosotros, pero con lo pequeño que se ha
hecho el mundo por los aviones sabía que era un peligro para la salud mun-
dial. Los vuelos aéreos hacia esa región, adonde llega gente de todos lados del
mundo por negocios, conectaban con muchas ciudades y continentes lejanos
de China y sin que nadie me dijera nada sabía que existía en riesgo de disemi-
nación de este nuevo virus por todo el mundo tal y como sucedió hasta que la
oms declaró la pandemia que llevó a la paralización del mundo y encierro total
de prácticamente toda la humanidad.
Tres cosas nos han enseñado, en mi opinión, este nuevo coronavirus:

1. Que nuestra vida es breve. Con las noticias diciendo a diario el número de
muertos en Europa primero y luego en varios continentes del mundo incluyen-
do el nuestro, el temor se apoderó de la gente. Nuestra generación nunca había
experimentado algo así y sin embargo nos llegó. Habíamos leído de la Peste, del
cólera y de otras enfermedades más que han asolado al mundo, sin embargo,

*  Neurólogo pediatra, papá, esposo, runners, guitarrista, buzo, lector, simpatizante del budismo,
practicante de fitness, pero por sobre todo un instrumento del Señor. Miembro Titular de la
Academia Mexicana de Pediatría.

143
con nuestra tecnología y ciencia pues muchos pensaron que algo así nos podría
suceder y, ahora que ha sucedido, nuestra vida ha cambiado. Muchos amigos
personales han perdido sus vidas y las nuestras aún están en riesgo.
Nuestra vida es breve, nuestro paso es transitorio, nadie vivirá para siempre,
estamos sujetos a la ley de la impermanencia. El hilo entre la vida y la muerte es
muy delgado y se puede romper en cualquier momento. Por eso la mejor ense-
ñanza es que debemos aprender a vivir el aquí y el ahora. Muchos repetían que
era triste porque nuestras familias no se podrían o pueden despedir de nosotros
por esta enfermedad, sin embargo, el ser humano llega sólo a esta vida, convive
un tiempo con sus amigos y familia y cuando muere, muere solo. Nadie muere
en sentido estricto con Él. Toca a uno solo atravesar ese momento difícil para
todos, pero inevitable. He visto y vi morir durante mi residencia muchos pacien-
tes sólo acompañados por el personal médico y de enfermería. Los intubados
por otras enfermedades parten sin saber la hora ni el día por el efecto de los
sedantes y anestésicos.
2. No necesitamos mucho para vivir. La pandemia nos ha enseñado a la gran
mayoría que tenemos en exceso. Ropa, zapatos, etc. Casi nos hemos visto obli-
gados a usar lo mismo en semanas. Lavar y volver a ponernos lo mismo. Y así que
mi panorama ahora es diferente. Aplicaré la enseñanza de un maestro budista
cuando fue invitado a una gran plaza comercial. Su expresión después de ca-
minar dentro de la plaza un rato fue: ¡Estoy sorprendido! De ver cuántas cosas
no necesito.
3. La importancia de cuidar nuestra salud. Esta no es responsabilidad del
gobierno. Es nuestra. Todos moriremos, nuestro trabajo consiste en aumentar la
salud ¿Saben que significa esto? Significa mejorar la calidad de vida, no quiere
decir retrasar la muerte. Esta llegará sin ninguna duda y cuando menos lo espe-
remos o pensemos. Y no es algo que debamos temer porque mientras somos,
la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos. Así que desarrolla
y nutre tu intelecto, tu vida social y espiritual, pero nunca olvides tu dimensión
física, come sano y haz algo de ejercicio pues el cuerpo es el instrumento de la
mente y el alma.

144
EL MÉDICO QUIRÚRGICO
EN TIEMPOS DE PANDEMIA…

Dr. Manuel Alejandro Cruz Indilí*

U
n médico quirúrgico tiene grandes expectativas laborales durante el pri-
mer año de egresado, pero este año fue completamente diferente, dado
que se presentó la pandemia a principios del año 2020, esto afectó a
todo el gremio médico, en especial a los médicos quirúrgicos, ya que vimos
cirugías programadas canceladas y suspendidas ante riesgo inminente de con-
tagio, por lo que nos vimos completamente mermados a únicamente operar
procedimientos de urgencias. Conforme pasaron los meses, veíamos a nuestros
compañeros no quirúrgicos entrar a áreas Covid adultos hasta desgastarse por
completo, nosotros en el ámbito pediátrico veíamos muy difícil que la pandemia
afectara a nuestros pacientes, pero estábamos equivocados, ya que se presen-
ta a mediados de pandemia nuestro primer paciente pediátrico, ese día jamás
lo olvidaré; llegamos al servicio y vimos como nuestros compañeros pediatras
se preparaban nerviosamente colocándose el epp (los médicos de adultos ya
eran todos unos expertos). Nosotros como cirujanos pediatras empezamos a
creer que tarde o temprano nos iba a tocar colocarnos el EPP, y así fue, ya que
llegamos al tiempo en que se requerían procedimientos quirúrgicos. En el mo-
mento que me colocaba mi epp para situar un catéter venoso a un niño conta-
giado por el Covid-19, pensaba en mi familia, en mi hijo, en la importancia de
cuidarme para poder cuidar de él, fue el momento que tuve más miedo por la
incertidumbre, conforme pasaron los meses, vi cada vez más la importancia de
las medidas de asepsia, antisepsia, lavado de manos, sana distancia en todos
los lugares, y me he dado cuenta que, sin duda, hay otros lugares que son mucho
más peligrosos que un hospital.
La pandemia nos vino a recordar las técnicas de asepsia que debemos de
ejercer dentro y fuera de un quirófano.

*  Cirujano pediatra. Hospital de Especialidades imss, umae Ignacio Téllez, Mérida.

145
Y DE PRONTO CAMBIA LA FORMA DE
AYUDAR

Dr. Guillermo Yanowsky Reyes*

A
nte la incertidumbre generada por la pandemia en el Antiguo Hospital
Civil de Guadalajara en la División de Pediatría, nos enfocamos a brindar
apoyo y orientación a padres y madres que súbitamente se tienen que
quedar en casa con sus hijos ya que deberán trabajar desde ahí y los niños to-
mar sus clases en un incipiente e improvisado modelo virtual, supervisados por
sus padres, todos con miedo y sin una preparación previa o manual “que puedo
hacer en caso de…”, con el agregado de que no se recomienda ir a los hospitales
salvo verdadera urgencia.
Algunos médicos del Hospital preparamos una serie de estrategias de apoyo
en un grupo multidisciplinario al que denominamos “Covid-Kids” y mi aporta-
ción consiste en la idea, diseño, producción de contenidos y grabación con los
recursos a mi alcance de una serie de videos o cápsulas informativas que les
llamamos “Consejos del pediatra” , sobre qué hacer en el hogar para identificar
enfermedades comunes de la infancia, accidentes, intoxicaciones, fracturas,
elaborar un botiquín y establecer el manejo inicial en el hogar y cómo activar el
código de urgencias. Estos consejos fueron pensados para padres de infantes
en la etapa preescolar y escolar.
Pensamos en el modelo de micro aprendizaje utilizando las redes sociales
como vía de comunicación. Esta experiencia es enriquecedora, desafiante, muy
estimulante en lo personal ya que tiene que adaptarse a los cambios epidemio-
lógicos de la sociedad, requiere de un límite de tiempo, ha permitido publicar
alrededor de 30 cápsulas o consejos del pediatra, además de atender a los en-
fermos que cotidianamente acuden al hospital, lo que nos hace sentir útiles con
la sociedad en general ya que las circunstancias nos pusieron de frente para
ayudar.

*  Académico Titular de la Academia Mexicana de Pediatría. Jefe de Servicio de Cirugía Pediátri-


ca. Antiguo Hospital Civil de Guadalajara.

146
LECCIONES DE UNA PANDEMIA

Dr. César Virgen Ortega*

E
n enero del año 2020, a nivel mundial, no esperamos del surgimiento de un
nuevo coronavirus, que ya había sido precedido por el sars-cov1 y el mers
y que fue nombrado por la enfermedad que produce Covid-19.
Nadie se imaginó los daños que este virus causaría a la salud a la economía
y a los sistemas de salud en el mundo y que generaría una gran cantidad de en-
fermos con síntomas clínicos y pacientes asintomáticos, que diseminarían más
el virus y causaría más enfermedad y una alta mortalidad en pacientes mayores
de 60 años y en los que tenían comorbilidades, como diabetes, hipertensión,
cardiopatías, obesidad y que en muchos países los sistemas de salud fueron
rebasados, generando dilemas bioéticos para los médicos, para determinar en
quién utilizar la ventilación mecánica en forma inicial, las salas de terapia in-
tensiva, la falta de insumos y de personal médico altamente capacitado para
afrontar esta pandemia.
Y detrás de esta enfermedad se desarrollaba otra tragedia, ocasionada por la
gran desigualdad social, más los daños psicológicos y emocionales ocasionados
por el largo confinamiento en todas las edades, siendo entre los más afectados
los niños que ya tuvieron convivencia social y no pudieron asistir a sus escuelas,
para continuar su aprendizaje y las relaciones sociales y de desarrollo humano
que trae consigo el convivir con los de su edad.
La lección que esto nos deja es que, después de que se logre controlar esta
pandemia, surja un mundo más igualitario, más justo, con una mejor distribu-
ción de la riqueza y que debemos evitar continuar la deforestación para no se-
guir destruyendo el hábitat natural de muchos animales, que se respeten los
espacios de flora y fauna salvaje para evitar interacción con los humanos y se
continúen generando así, enfermedades por virus zoonóticos que provoquen
nuevas pandemias.
Y que debemos cuidar el agua como recurso natural, ya que mucha gente no
tiene acceso a la misma o tiene que recorrer grandes distancias para obtenerla
y en esta pandemia es un recurso vital para el lavado de manos.

*  Pediatra. Expresidente del Colegio de Pediatras de Tabasco.

147
Por último, recordar que los pueblos disciplinados y educados son los que
enfrentan de mejor manera esta pandemia como un gran ejemplo a seguir.

148
PANDEMIA SARS CoV-2

MSP Ezequiel A. Toledo Ocampo*

P
ara nuestro país ha sido una experiencia sanitaria ampliamente revela-
dora que ha confirmado cosas que sabíamos y otras nuevas; desde mi
punto de vista, específicamente en la Vigilancia epidemiológica de las en-
fermedades transmisibles, tienen antecedentes anteriores a las cuatro décadas
neoliberales reconocidas como el inicio del desmantelamiento de la economía y
de las políticas sociales y de seguridad social del Estado mexicano, reconocidas
como conquistas populares de la revolución de 1910. En este contexto, llega a
México la modernización científica de la Vigilancia epidemiológica (Karel Raska,
1960) vía oms, ops, cdc-Atlanta), en la Jefatura de Medicina Preventiva del imss
(M. Vides Tovar, 1977) y en el Hospital de Nutrición Dr. Salvador Subirán. La Vigi-
lancia epidemiológica (ve) crea dentro del sistema nacional de información de
salud, con base en el método epidemiológico, la Red Hospitalaria de Vigilancia
epidemiológica (rhove), con un módulo en cada uno de los estados, teniendo
como centro integrador la Dirección Nacional de Epidemiología y el Instituto
Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (indre) para la validación
científica de los datos.
Así, el actual Hospital Regional de Alta Especialidad del Niño “Dr. Rodolfo
Nieto Padrón”, en 1986 realizó sus primeras acciones de ve, y después como
centro centinela; ahora, en la pandemia Covid-19, las observaciones y participa-
ciones significativas son: 1) por primera vez el Sistema Nacional de ve ha hecho
públicos los datos de notificación, seguimiento y confirmación de los casos
con un claro propósito de acrecentar la participación de la población en la de-
tección y en la ejecución de medidas para el control y la ruptura de las cadenas
de transmisión de la enfermedad, 2) incomprensión del significado técnico de
las acciones por parte de la población y subvaloración del método epidemio-
lógico por parte de profesionales no directamente comprometidos con la ve,
3) consecuencia: deformación y uso mal intencionado de la información de los
datos en el sistema de salud y en las publicaciones periodísticas (infodemia), 4)
respuesta nacional en los tres niveles de atención del sistema de salud por par-

*  Exsecretario de salud del estado de Tabasco.

149
te del personal comprometido con los servicios estatales nacionales de salud
pública y de seguridad social del país, con sacrificios y trabajo responsable, en
forma extraordinaria.

150
SENTI MIENTOS

Dr. Eduardo Gorián Maldonado*

E
l inicio del 2020 era la nueva oportunidad de concretar proyectos incon-
clusos, alcanzar metas pospuestas; pero la vida o el destino caprichoso
nos tenía preparada una sorpresa inesperada: “pandemia” palabra cono-
cida en los libros o en películas de ficción, pero nunca imaginada en una angus-
tiante realidad. ¿Cómo enfrentar esa nueva realidad?, ¿con qué bases hacerle
frente? Las opciones no eran muchas, pero la forma de cómo afrontar esa si-
tuación era elección de cada persona, esta situación tan atípica y triste al tener
que despedir a la distancia a personas amadas, a tener que contener el llanto
por partida de ese familiar o amigos porque la prioridad era cuidar a los que
quedaban en casa, sentir el dolor de saber que cuando se escuchaba la sirena de
una ambulancia que venía por alguien amado, la despedida era quizás un hasta
nunca, la soledad que da el saber que esa persona amada en el hospital no pudo
recibir un “te quiero”, una caricia, una palabra de aliento o un apoyo eclesiástico.
Todo esto me hizo reflexionar y comprender que la vida puede cambiar en un
momento, que las palabras “perdonar” y “olvidar” deben ser parte esencial de
mi vocabulario, que el amor y unión de la familia se debe anteponer a cualquier
circunstancia y personas creyentes como yo debemos agradecer a diario a ese
ser supremo la oportunidad de disfrutar un día más.
Qué me hizo la pandemia: me alejó de mi trabajo que es lo que más anhelo,
me aisló de compañeros y amigos, me restringió mi libertad de ir al supermerca-
do, de asistir a la iglesia, de visitar más a la familia, de jugar softbol los sábados.
Me quitó algunos amigos, compañeros y familiares, que seguramente estarán
en la Gloria de Dios Padre.
Qué enseñanza me dejó: estar con mayor apego a la familia nuclear, aprender
a dar clases en forma virtual, dar consultas en forma virtual, más comunicación
con la familia.

*  Pediatra, Decano hnrnp.

151
REFLEXIONES

Dr. Roberto Pansza Sáenz*

N
o es difícil expresar lo que nos afectó la pandemia del Covid-19; y más al
descubrirse lo inútil que es el gobierno para controlarla, tratarla y erradi-
carla. Dicen que cada país tiene el gobierno que se merece, pues también
tiene la pandemia que se merece, a pesar de haber comenzado meses antes
en otros países y sabiendo que llegaría a México, nunca se aplicaron conductas
para prevenir y disminuir sus efectos; claro que no sólo el gobierno tiene culpa;
también la población misma, ya que tuvimos que ponernos las pilas a tiempo,
pero lo ignoramos. Y lo más increíble, es que sabiendo las medidas elementales
y fáciles adoptar para afrentarla (distancia, lavado manos, cubrebocas, evitar
aglomeraciones, quedarse en casa), no las llevamos a cabo. El gobierno en par-
te contribuyó a que los ciudadanos no tomáramos en serio este problema, al
minimizar siempre la pandemia. En un país con más cultura o “más preparado”
y mucho menos enajenado, sin que se obligara la autoridad, los ciudadanos apli-
caron estas medidas por sí solos. Esto no pasó en México. Ahora, por la irrespon-
sabilidad de muchos mexicanos y principalmente del gobierno, tenemos miles
de muertos (pueden ser hasta 200 mil por las cifras engañosas que siempre da
el gobierno) donde se incluyen miles de trabajadores de la salud, muchos de
ellos conocidos. En lo particular, dos compañeros de generación han muerto.
Una verdadera desgracia nacional y, hasta el momento, el gobierno aún no da
señales de reconocerla. El gremio médico y paramédico ha sido agraviado y “pi-
torreado” como nunca, no se olvidará y como siempre en las grandes tragedias,
pagan justos por pecadores, se incrementó la convivencia familiar, pero en for-
ma forzada, que hace que conforme pasa el tiempo, se haga menos agradable.
La escuela está por los suelos, por lo deficiencias de las “clases en línea”; los
centros de trabajo cada vez más pesado por ausentismo; la vida diaria limitada
a tal grado, que así no es “goza la vida”; sin poder celebrar lo que antes celebrá-
bamos. Y muchos inconvenientes y secuelas, que persistirán hasta que existan
vacunas suficientes para proteger a la población de la infección por Covid-19;
y esto sucederá ya bien entrado el 2021; y el tratamiento específico también

* Neonatólogo hnrnp.

152
urge; ¡ya hay millones de muertes en el mundo! En lo que llega la cura, todos,
pero todos los mexicanos debemos cumplir estrictamente las medidas básicas
de protección. Desgraciadamente, creo que primero tendremos la cura, antes
que todos nos apliquemos. Somos un país muy complicado.

153
LA PANDEMIA ¿MOTIVO DE
JUBILACIÓN? NO

Dr. David Barajas Izquierdo*

P
osterior a los seis meses de haberme retirado de mis labores por razones
de salud pública, y haber permanecido en mi hogar con mi señora esposa,
y aislado de mis hijos, nietos, así como de mis compañeros del hnrnp.
He decido No Jubilarme, a pesar de tener 48 años laborando en la Secretaría
de Salud, de los cuales 46 años en el hnrnp y dos años en el H. Rovirosa, aún
tengo la seguridad de aportar mi experiencia a las nuevas generaciones de mé-
dicos, y continuar con mi aprendizaje cotidiano durante el paso de visita médica
tan enriquecedor por el intercambio de conocimientos que nos permiten estar
a la vanguardia en nuestra profesión.
Escuché muchas conferencias, la mayoría de ellas interesantes, y considero
que una de la mejores fue la de malformaciones anorrectales que dictó nuestro
compañero y amigo, el Dr. Arturo Montalvo Marín.
Durante la cuarentena me dedique a recorrer nuestro bellísimo país, y otros
países a través de su historia, cultura y arte. Visité los museos nacionales e in-
ternacionales, entre otros, el de Antropología e Historia, Soumaya, Louvre, Del
Prado, Hermitage, Vaticano.
También disfruté de películas extraordinarias como la del Dr. Zhivago filmada
en 1965, series y documentales recientes María Magdalena, Con los Pies sobre
la Tierra, Las Islas de la Fe. El milagro de la Celda #7. La teoría del Todo, Dilema
de las Redes Social.
Un día en la cuarentena. Continúe levantándome a 05:30 am, preparaba me-
dia taza de café, leo dos periódicos, a 07:00 am, la Mañanera (no el mañane-
ro), realizo ejercicio durante 30 minutos en bicicleta estática y 30 minutos en
caminadora en forma moderada. Un desayuno nutritivo y sin prisas. El resto
de la mañana me entretuve con diversas reparaciones; rescaté varios equipos
entre ellos, un órgano que había adquirido hace 40 años (no era hecho en China)
y otros enseres como un juego de bocinas de excelente calidad que disfruto
oyendo diversos géneros musicales.

*  Decano, pediatra y exdirector del Hospital del Niño: Dr. Rodolfo Nieto Padrón.

154
Por la tarde escucho y veo las noticias de López Dóriga, Ruiz Healy y por
la noche a Susana Uresti. Prácticamente durante cuatro meses estuve escu-
chando diariamente al Dr. López Gatell y cuando la curva comenzó a aplanarse
lo escucho únicamente los martes en La Mañanera, que es un resumen de la
semana anterior.
Viernes Negro. El día 5 de septiembre 1984, fue en este día hace 36 años que
se inauguró del XIX Congreso Nacional Pediatría, organizado por el Colegio de
Pediatría de Tabasco. Lo difundí redes sociales y solamente tres compañeros
enviaron un comentario al respecto.

155
REFLEXIÓN

Dr. Luis Felipe Graham Zapata*

E
n agosto del 2019, reinicié mi práctica privada como médico pediatra aler-
gólogo, con mucha ilusión, con incertidumbre, pero gracias a Dios y a la
confianza de las personas, mi consulta se fue consolidando durante el
periodo de agosto a noviembre. Y como toda familia, comenzamos a planear
las fiestas del fin de año, en lo personal y familiar, después de siete años nueva-
mente la vida me iba dar la oportunidad de estar con la gente que más quiero:
mi familia. Transcurren los días y muy poca gente en el mes de diciembre voltea-
mos a ver lo que está sucediendo en China, recordemos al médico oftalmólogo
que fue el primero que reportó casos en la provincia de Wuhan, este médico
falleció debido a la pandemia de Covid-19. Inició el 2020 con muchos retos e
ilusiones, pasó enero, empezaron a verse casos en diferentes partes del mundo
y el día 28 de febrero nos levantamos en México con la noticia del primer caso
de Covid-19 en una persona de 25 años de edad que había regresado de Italia. A
partir de ese día, la vida en nuestro país cambió, la situación económica cambió
para peor, gente que perdió sus fuentes de empleo, gente cerró sus negocios,
gente que vivimos de la medicina tuvimos que tomar soluciones drásticas. El
11 de marzo del 2020, la oms declaró la pandemia por Covid-19, pero en lo per-
sonal, nunca se me va a olvidar el 12 de marzo cuando di una consulta, platiqué
con el papá y revisé al niño, le apliqué la vacuna sublingual para su tratamiento
de alergia, que afortunadamente va bien y se fue el pacientito con su papá. Yo
no sabía que esa persona había regresado de un viaje con amigos de Estados
Unidos. Obviamente con esos antecedentes lo platico con mi familia, el 17 de
marzo recibo una llamada de la esposa y me confirma que salió positiva la prue-
ba para su esposo. Voy al consultorio con miedo e incertidumbre porque había
estado con esa persona. Me comuniqué con la titular de la Secretaría de Salud,
platicamos acerca del tema. Me aisló y me comunicó con mi secretaria y con la
química que me asistía y ellas decidieron retirarse por un tiempo del consultorio.
Situación que entiendo y apoyo. Pasaron los días y sin ningún síntoma, decidí
retomar mi actividad de consulta vía telefónica, afortunadamente nunca padecí

*  Alergólogo pediatra. Academia Mexicana de Pediatría.

156
la enfermedad. He dado consulta vía telefónica por diferentes plataformas vir-
tuales, siendo muy difícil ya que las personas siempre prefieren de tipo presen-
cial. Transcurren los días hay mucha información, confusión y desinformación
y aumentaron los casos en nuestro país. Por favor no, nos automediquemos.
El dióxido de cloro, no cura, produce muchos efectos colaterales en nuestro
organismo. Lo único que está comprobado de utilidad para la enfermedad son
las medidas de prevención: hasta ahora es el cubrebocas, proteger los ojos con
careta, no saludar de beso, lavarse las manos con agua y jabón frecuentemen-
te y guardar la sana distancia. Se comentó en su momento que México iba ser
una catástrofe si pasaba de sesenta mil muertes y en estos momentos ya son
muchos miles más. La vida y este reto en materia de salud pública nos obligó
a confinarnos, muchos a aislarse, muchos experimentamos miedo, coraje, ira,
incertidumbre, desesperanza, impotencia, por el hecho de estar confinados o
en aislamiento. Conforme pasa el tiempo entramos en un estado de confort,
de tranquilidad, de relajamiento, por el hecho de estar en casa. Sin embargo, las
personas adultas, como ejemplo mi madre, siempre esperaba la reunión del fin
de semana, para llenarse de energía toda la semana. Lamentablemente este
aislamiento, a ella le produjo una gran depresión y ya no es la misma mamá
que yo vi antes del confinamiento. Ella cambió, a pesar que el tiempo la había
estado respetando por tantos años. Mucha gente empezó a manifestar miedo,
pavor a salir a la calle, a enfermar o morir por esta pandemia del Covid-19. Pero
el mundo tiene que continuar y yo recuerdo la llamada de mi hijo menor: papá
tuve contacto con una persona en mi oficina positiva a Covid. ¿Y tenías puesto
el cubrebocas? Ante su silencio comprendí que no tenía el cubrebocas. En ese
instante pasaron muchas ideas, escenarios y pensamientos por mi cabeza que
me angustiaron. Le indiqué que se hiciera la prueba de hisopado nasofaríngeo. A
los tres días sin tener ningún síntoma me informa que salió positivo al sar-cov2,
y la vida me cambió, le dije: te tienes que comprar un termómetro y un oxíme-
tro. Con ansiedad quería ir asistirlo, pero soy de riesgo, soy mayor de 60 años
y tengo hipertensión. El hermano lo asistió con todas las medidas de higiene y
a los siete días me informó que le hablaron del hospital donde se realizó la se-
gunda prueba y salió negativa. Me dio mucho coraje con la institución donde lo
diagnosticaron positivo y entiendo que el personal médico y paramédico, está
cansado y angustiado y con mucho trabajo y estrés. Por eso cada vez que fallece
una persona, es muy lamentable porque a esa familia ya le cambió la vida, en el
tema de salud, en lo social y por supuesto, en lo económico. Tengo la fortuna de

157
conocer todos los municipios por ello disfruto mi consulta, siempre pregunto a
los papas de qué municipio nos visita y platicamos sobre su gente y su cultura
y, luego mi interés por la consulta. Me intereso por todo lo que engloba a mi
paciente no sólo por su enfermedad. La mejor satisfacción y mayor recompen-
sa de un médico es cuando un paciente te saluda en la calle con afecto. Hasta
el día de hoy no tenemos ningún medicamento que cure la enfermedad. En lo
personal esta pandemia me dejó muchísima enseñanza, a valorar el trabajo,
la vida, la salud, la familia, ¿Valdrá la pena acumular tantos bienes?, ¿valdrá la
pena descuidar la salud?, ¿valdrá la pena perder el tiempo en discusiones que
sólo nos lastiman?, ¿valdrá la pena confundir la política para destruir y no para
construir? El tiempo pasa tan rápido que ni ruido hace, no vale la pena olvidar
nuestro objetivo en la vida, el de ser felices. ¿Valdrá la pena, desperdiciar todo el
tiempo que estamos en este planeta y tanto daño que le hemos hecho?, ¿valdrá
la pena entender que la salud no es un gasto, sino una inversión?, ¿valdrá la pena
no invertir en servicios públicos con agua potable, alcantarillados?, ¿valdrá la
pena desperdiciar la vida? ¿Valdrá la pena? ….
Esta reflexión se la dedico a un estimado amigo, colaborador, asistente que,
durante más de 12 años, nos acompañó, cuidó a mi familia, a mi esposa y a mis
hijos. Y que lamentablemente perdió la vida el año pasado, debido a esta terrible
enfermedad, con mucho cariño, con mucho afecto y con muchos recuerdos… A
mi querido amigo Andrés.

158
MI TIEMPO EN LA PANDEMIA

Dra. María Dolores González Herrera*

D
ifícil describir todos los sentimientos y emociones que estoy experimen-
tando ante un ambiente de incertidumbre con miedo a lo desconocido.
Las enseñanzas adquiridas en estos tiempos para desarrollar nuevos há-
bitos en mi vida cotidiana han sido agotador, más no difícil, sin embargo, el giro
de 180 grados a todas las actividades de la interacción social es lo que me ha
sido más difícil, considerándome una persona que saluda diario y platica con
toda la gente, tener que restringir el saludo afectuoso de una mano extendida
y dar un abrazo de apoyo o consuelo, así como el no poder viajar para ver a mi
familia fue golpe muy duro.
El ser médico me ha dejado ver y reafirmar por qué decidí ser médico, sin
embargo, me pone en línea de fuego para respaldar y apoyar a mi familia, amigos
y compañeros, tener que tratar de responder sus dudas ante el bombardeo de
miles de preguntas y al mismo tiempo calmar su angustia. El estar cara a cara
con el Covid-19 puso a prueba mi capacidad de resiliencia y mi capacidad al
aislamiento, lo cual fue difícil en su inicio, pero lo pude domar.
El reto de enfrentarme a la nueva modalidad del uso de herramientas de
tecnología para estar en comunicación sí que fue difícil, es más, aun no domi-
no el permanecer conectado a una pantalla para recibir información y adquirir
conocimientos, es complicado porque sí me cuesta trabajo tener paciencia en
el manejo y el tiempo de estar anclada en una silla y computadora, pero como
todo aprenderé eso y lo que le sigue. Siempre estaré dispuesta a dar más y
aprender de lo desconocido.

*  Nefróloga pediatra. Jefa Medicina Interna hnrnp.

159
YO Y ESTA PANDEMIA

Dr. Hugo Uro Huerta*

T
odo comenzó en noviembre de 2019, cuando apareció una enfermedad
en ciudad de Wuhan, China. La cual se expandió muy rápidamente a va-
rios países del Lejano Oriente, y continuó a Oriente Cercano: Posterior-
mente, aunque en cuestión de días en África y Europa.
De ahí pasó a Estados Unidos y posteriormente a todo el resto del continente
americano. Esto se detectó en México entre finales del mes de abril de 2020
y principios del mes de mayo del mismo año. A partir de ahí se ha afectado ra-
dicalmente a todo el mundo, detonando todas las deficiencias que existen en
los diferentes países. Deficiencias en diferentes sectores de la administración
pública como en la iniciativa privada. En este momento estamos por regresar a
laborar, ya que, por pertenecer a un grupo de personas y trabajadores vulnera-
bles por tener un mayor riesgo de complicaciones graves y fatales, la adminis-
tración determinó un resguardo voluntario. Estamos aún de resguardo debido
a que no se ha podido romper la cadena de contagio por falta de observancia
de las medidas sanitarias. Y en este momento estamos frente a los rebrotes
que se presentan en el país, pero no hay medidas suficientes que puedan con-
trolarlo. México es el país que más fallecimientos en trabajadores de la salud
ha tenido en el mundo. Es frustrante que como país no se pueda enfrentar uni-
ficadamente esta catástrofe sanitaria mundial. Es preocupante para el futuro
de esta situación y de las siguientes, que no contemos con una conciencia de
aprovisionamiento tanto material como intelectual y así poder trascender a una
conciencia ética y espiritual, para lograr un mejoramiento humano en general.

*  Cirujano pediatra, hnrnp.

160
DESPEDIDA DE DOS MÉDICOS
FALLECIDOS POR COVID-19

Dr. Neri Salvador Cancino Hernández*

1
/07/20, el ginecólogo con quien había convivido y realizado cesárea días
antes, avisó que se había sentido mal, diagnóstico: Covid-19, se internó en
el imss. Le recomendó que se cuidara. Se aisló en su domicilio, enfermó, fue
teniendo cada vez más insuficiencia respiratoria, al grado de consumir un tan-
que de oxígeno grande en cuatro horas. El oxígeno no nos cuesta nada, podemos
respirarlo libremente pero cuando se tiene que comprar es muy caro y escaso.
Se internó en el imss, recibió muy buena atención.
Viernes 10/07/20: ¿cómo estás? “… a diario me saluda el Gran hermano sol,
me inunda con su luz, me permite disfrutar el verde de la naturaleza que tanto
me encanta, verde que te quiero verde, la noche, ilusión de ver un nuevo día. Lo
bueno y lo malo, es necesaria la noche para que vuelva el día…
Evolución tórpida, agravamiento…
Viernes 17/07/20: “Si algo pasa, que no queremos todos, me llevan a Comitán
ahí donde está mi hermano Ángel, quiero caja sencilla, sellada, no la abran para
que no se contaminen… (recomendó asuntos pendientes, despedida, agradeci-
miento a médicos, enfermeras, personal de salud, familiares, amigos, pacientes,
vecinos, hermanos masones)… El gadu me llama a cumplir un deber más en el
eterno oriente, donde moran los hombres libres y de buenas costumbres, cuí-
dense, ámense, sean humildes, regresaré en algún nieto o bisnieto, estaré con
ustedes siempre. Polvo somos y en polvo nos convertiremos, la vida se sostiene
por la muerte, es necesario que unos muramos para que la vida continúe, que
la tierra arrebate lo que es suyo, porque yo: el hombre no tengo fin. Los amo”.
Lunes 20/07/20, 01:34 horas: “Ya le dije a Conchi, primero lo no invasivo y si
es necesario: intubado. Bueno si no mejoro, no me dejen mucho tiempo, mejor
me desconectan y me dejan descansar…”
A las 17:00 de ese mismo día, el Dr. Raúl Cancino Hernández, 65 años, partió
hacia el eterno oriente… seguido trece días después por el Dr. Noe García Chan-
domí, ginecoobstetra.

*  Cirujano general. Exdirector isste, Comitán, Chiapas.

161
LA VULNERABILIDAD
DE LOS SERVICIOS DE SALUD AUN
SIN PANDEMIA

Dra. Sonia María Castro Noriega*

M
i vida profesional ha discurrido entre dos vertientes, el ejercicio de una
especialidad médico-quirúrgica y el ejercicio innato en la administra-
ción de los servicios de salud.
De ambos, he recibido grandes enseñanzas. La primera experiencia y la más
gratificante ha sido, la convicción del saber ser y estar, para quienes nos necesi-
tan; son ellos, los enfermos, quienes nos han hecho acreedores a los merecidos
logros y recompensas de la profesión.
Hoy, nos ha tocado vivir lo que sólo conocíamos en la lejanía de la historia,
hoy somos parte de una pandemia y no es sorprendente la correlación entre
los niveles de interrupción de los servicios de salud y la evolución del brote de
Covid-19, y es pues, ante este tenaz y persistente enfrentamiento, que tal vez
pocos, nos demos cuenta de la realidad en la que hemos vivido.
Una realidad disfrazada, en la que muchos creen haberlo dado todo, cuando
su vocación ha sido fraccionada por intereses personales y el olvido del deber
y la otra, la del verdadero apostolado de la medicina, del que aún falta mucho
para verdaderamente saber reconocer.
Hoy, tenemos la justificación perfecta para la mediana oportunidad en el
acceso a los servicios, al reducir e interrumpir los tratamientos planificados, por
lo que hoy, ante la incertidumbre del mañana, mi razonamiento me lleva a abri-
gar la también medianía de la esperanza, de que, al lograr superarlo, hayamos
entendido todos lo que se espera de nosotros.
No más aplazamientos para darnos a quien nos necesita, ejercer la profesión
por convicción, con honestidad y responsabilidad, sin pretextos, sin retrasos,
con el agradecimiento a Dios y a la vida misma por poder tener la oportunidad
de volver a hacerlo, y justa debería ser también, la merecida recompensa ante
el deber cumplido.

*  Ortopedista pediatra. Subdirectora de Atención Médica Especializada. Secretaría de Salud


del Estado de Tabasco.

162
Eterno agradecimiento y reconocimiento a quienes hoy nos respaldan y a
quienes dejaron sus vidas en esta consumada batalla.

163
AMBIGÜEDAD PROFESIONAL EN LA
PANDEMIA

Dr. Wilber Ademar Tuyub Domínguez*

S
oy un médico pediatra de 61 años de edad, que durante varios meses ha
vivido en una constante incertidumbre, miedo y agradecimiento por esta
etapa de pandemia por la infección de Covid-19.
Incertidumbre de pensar que tarde o temprano yo también seré presa de
dicha infección, la cual es causante de alta morbimortalidad y de colapso de la
atención hospitalaria en estos momentos. Me he preguntado ¿me tocará a mí?,
¿en qué momento me contagiaré?, ¿la infección será la leve o de la grave?, ¿Me
complicaré o moriré?, ¿y qué será de mis familiares si esto sucede?
Miedo al darme cuenta de los miles de muertos que hay día con día, esto me
hace pensar sobre los riesgos que corremos por realizar las actividades habi-
tuales en la vida cotidiana; tales como: salir a comprar alimentos básicos, pagos
necesarios de servicios. Por ir algunas horas al trabajo hospitalario, siempre con
el alto y continuo riesgo de contagio con pacientes enfermos de Covid-19, y so-
bre todo miedo de llevar esta infección a casa y extenderla a los seres queridos.
Un agradecimiento a la institución que me ha abrigado, protegido duran-
te este evento pandémico; al resguardarme por ser un trabajador de riesgo.
Gracias por: sustentarme con apoyo económico, básico y necesario en esta
situación que estamos viviendo; por cuidarme para evitar mi riesgo al conta-
gio; por resguardarme en mi casa y así evitar enfermar; y por cuidar mi estado
inmunológico al permitirme tranquilidad, descanso y alejarme del estrés laboral.
Desde luego agradecido con las personas que nos han demostrado su apoyo,
sobre todo amigos y familiares.
Esta experiencia me ha permitido conocer lo emocionalmente fuerte que soy
como profesionista médico. Sin duda, me ha hecho reflexionar y valorar la vida
propia y la de los demás. Finalmente me visualiza a futuro la actitud y forma de
vida que tendría al decidirme por una jubilación laboral.

*  Médico pediatra y cirujano pediatra. hnrnp.

164
SOMOS LA GENERACIÓN
SOBREVIVIENTE D E LA PANDEMIA
2020

Lic. Nora Toledo Alejandro*

L
os héroes se han marchado porque ya estaba escrito en el libro de sus vi-
das, no se fueron solos en su evolución espiritual; pero los que quedamos
aún nos falta mucho por experimentar.
¿Por qué la pandemia? Como naturaleza inherente, usando a la propia hu-
manidad para su autodestrucción, queriendo tener el control y demostrar quién
tiene el poder del ser humano; demostrándole que un ser microscópico detuvo
al mundo, nos llevó de nuevo a la simplicidad de las tareas comunes de super-
vivencia.
Como en la época de las cavernas, lo única diferencia es la tecnología que
nos proporciona una vida mejor y más comunicada. Hay prioridades que nos
demuestra que lo más importante es la vida, la salud y en adición se unen las
virtudes cómo: la paciencia y la tolerancia, al mismo tiempo todos experimenta-
mos miedos e incertidumbre; pensando que en cualquier momento podíamos
morir. Pero sobrevivimos, somos afortunados, tenemos otra oportunidad.
Por otro lado, toca hablar de los guerreros por elección que combatieron
directamente salvando vidas.
Ellos eligieron estar ahí, un aplauso para todo el personal de salud, su trabajo
los dignifica.
Para finalizar la tierra obtuvo un respiro, la humanidad da un impulso hacia la
evolución espiritual al indicarnos que cultivemos al ser, a nuestro pensamiento,
los sentimientos y la empatía hacia los demás.
Esta crisis nos une y nos fortalece, gracias a Dios por la vida de mis seres
queridos y por la vida propia.

*  Enfermera pediatra.

165
UNA TAZA DE CAFÉ

Dr. Germán Arturo Corzo Ríos*

I
nicio la mañana con una taza de café, han pasado ya seis meses que atendi-
mos a la primera paciente embarazada con Covid-19 y a unos días de celebrar
un aniversario más del Hospital Regional de Alta Especialidad de la Mujer;
los miedos y angustias en los rostros al principio de esta pandemia, hoy refle-
jan cansancio e incertidumbre, pero percibo la satisfacción de haber realizado
nuestro mejor esfuerzo.
El humo que emana de mi taza de café, me hace recordar el principio de la
pandemia, tomar decisiones con el equipo de trabajo que nos permitió prácti-
camente manejar dos hospitales en uno, garantizando que las pacientes em-
barazadas sanas, no se “mezclaran” con las pacientes Covid-19 y que los com-
pañeros que decidieron no atender pacientes Covid-19, se sintieran tranquilos
a pesar de que no existía mucha información relacionada con el contagio.
Establecer el mejor protocolo de atención con todas las variables posibles,
la importancia de la leche materna en la alimentación del recién nacido, definir
estrategias de comunicación efectiva con los familiares y lo más importante,
transmitir seguridad a todos los que valientemente con responsabilidad a pesar
de la gran incertidumbre tomaron la decisión de afrontar la pandemia atendien-
do a las pacientes Covid-19, dejando a un lado los miedos, angustias y la familia.
El último sorbo de café, me permite ver el fondo de mi taza, el residuo que
dejó me transportó a los años de mi infancia, cuando en una tarde lluviosa y fría
nos reuníamos en familia a degustar una taza de café, sin dudarlo puedo afirmar
que mi familia, ha sido, es y será mi mayor fortaleza para no desistir en esta lu-
cha contra la pandemia de Covid-19. Esperamos que pronto termine la batalla y
salgamos victoriosos y en un tiempo no lejano podamos disfrutar nuevamente
una taza de café en familia.

*  Médico pediatra Certificado con Maestría en Dirección y Administración de Hospitales. Direc-


tor Hospital Regional de Alta Especialidad de la Mujer.

166
LIMBO

Dr. Edén Castillo Padilla*

C
onfinamiento limitativo con reclusión pandémica preventiva, cuarente-
na inversa o encuevado límbico. Con todo, es una medida correcta que
protege a grupos etarios y personas vulnerables con comorbilidades.
Acompañando de lavado adecuado o aplicación de alcohol en manos, cubre
bocas, sana distancia, no saludar de mano, estornudo de etiqueta y toma de
temperatura en entrada de establecimientos. En los cuadros clínicos con de-
tección incipiente se recomendó tratamiento inicial con antiinflamatorios no
esteroideo y control de oxigenación con oxímetro. Hospitalariamente manejo
clínico del padecimiento incluyendo oxigenación y otros medicamentos. Aun-
que nada específico en contra del virus.
Interesante, la locura inicial de la gente con compra desbordada de papel hi-
giénico agotándolo, cuando medidamente se requieren dos tramos de un metro
y cada uno plegado en espacio de 15 a 20 centímetros para una limpieza anal en
8 pasadas, contando el último como pase corroborativo de ausencia de residuos
fecales, ¿qué dice la psiquiatría?
Lectura, de principios del siglo pasado en Tabasco, vean: un gobernador ase-
sinado en 1915 con duración de 14 horas en cargo. Duelo a tiros en el interior del
palacio de gobierno en 1920 saldo: dos diputados, jefe de policía y Mirón falleci-
dos. En 1935 al final de la época Garridista algo increíble, dos grupos antagónicos
en enfrentamiento a balazos incluyendo ametralladora en calle Juárez, saldo
quince muertos y treinta heridos.
Hecho: en México Covid-19 y delincuencia organizada van de la mano en
letalidad, las cifras son similares. Sólo cambia la posibilidad de desborde del
primero. ¿Qué sigue?
Comentario final, la pandemia atemoriza por su letalidad, más atávicamente
no horroriza, ni aterroriza, bueno no es pustulosa, purulenta, deformante ni san-
grante como viruela, peste bubónica, lepra y ébola. Sin embargo, es un problema
mundial grave y severo, desde luego eso se sobre entiende.

*  Oftalmólogo del Hospital del Niño “Rodolfo Nieto Padrón”.

167
LA PANDEMIA DEL
SARS-COV-2 UN PUNTO
DE VISTA

Dr. Gerardo Izundegui Ordóñez*

L
a pandemia provocada por el virus sars-cov-2, ha sido sin duda alguna uno
de los problemas más complejos y más grandes a los que México y el mun-
do se han tenido que enfrentar en las últimas décadas, poniendo a prueba
al sistema de salud mexicano, al cual tomó en una coyuntura no muy favorable,
por encontrarse en reestructuración el antiguo sistema de salud hacia el insabi.
A más de siete meses del primer caso en México, y a más de nueve meses del
primer caso en el mundo, nos ha quedado claro que la pandemia provocada por
el sars-cov-2, no es sólo un problema exclusivo del ámbito médico sino también
implicó aspectos sociales, económicos, culturales y desafortunadamente políti-
cos, lo cual la hace de difícil manejo. Ya que ha trastocado prácticamente todos
los aspectos estructurales y dinámicos de nuestra sociedad, y al no tenerse un
conocimiento de esta enfermedad por ser nueva, la manera de abordarla ha
sido errática, y confusa. Aunado al pésimo manejo que se le ha dado por las
autoridades de salud dejando al descubierto la deficiente actuación y la poca
empatía hacia los ciudadanos.
Si bien es cierto que detener la pandemia es responsabilidad de todos, el
gobierno debe asumir la responsabilidad de utilizar todos los medios del Estado
mexicano para difundir información mediante campañas educativas y trans-
mitir con acciones, certidumbre y seguridad a los mexicanos y evitar la des-
información. Cualquier medida para contenerla por pequeña que sea, debería
intentarse, sin importar el costo económico, ya que son vidas de personas las
que están en juego.
Cierto es que la solución no es sencilla como pudiera creerse, pero insisto, la
coordinación es fundamental para implementar estrategias que disminuyan las
muertes de pacientes y trabajadores de la salud ante la pandemia.

*  Presidente del Colegio de Cirujanos pediatras de Tabasco AC.

168
LA PANDEMIA COVID:
UN RETRATO DE N UESTRA REALIDAD

Doctor Ramón Miguel Cornelio García*

E
n 1960 cuando se creó el Hospital Infantil se contaba con una población
de 446000 habitantes y el Hospital recién inaugurado contaba con 25
camas, un quirófano y un aparato de rayos X.
En 1980 el estado de Tabasco contaba con una población de 1 150 000 habi-
tantes, de los cuales 52% (598 000) eran menores de 14 años. Este análisis dio
lugar a la proyección y ejecución del actual Hospital del Niño.
Con estos antecedentes, les comparto la siguiente experiencia: hace más
de 15 años se presentó al quirófano el médico neurocirujano y me dijo: “el lunes
tengo una cirugía de cráneo, es una resección de un tumor, ya aparté la cama en
terapia intensiva y les aviso para que estén listos”. El lunes, llegó el neurocirujano
y me dijo: “no va a entrar el paciente porque ayer llegó un niño politraumatizado
y ocupó la cama”.
Cuando la pandemia estaba en su clímax un obrero amigo, me preguntó:
“oiga doctor será que es cierto esto del Covid o es onda del gobierno”.
Estas dos experiencias reflejan dos aspectos importantes: primero, la falta
de interés del Estado por apoyar las estructuras de salud e ir avanzando en
ampliarlas, en función del aumento de la población, su desinterés por formar
nuevos médicos especialistas en urgencias, terapia intensiva, medicina interna
y otras especialidades afines, así como la inversión en investigación. Y segundo,
la falta de educación básica al pueblo.
El neoliberalismo que sufrimos los mexicanos y muchos países del mundo
demostró que su interés en el poder para obtener ganancias económicas era
insultante e incluso podríamos decir: asesina (recordar la falta de los insumos
básicos en los hospitales en los últimos sexenios de gobierno).
La obligación la debe tener el Estado en cuestión de educación, salud y bien-
estar de la población.

* Anestesiólogo. hnrnp

169
MI SENTIR

Dr. Perfecto Oscar González Vargas*

¡B uenos días! Mis mejores sentimientos de agradecimiento a todos. Real-


mente somos una gran familia. Para los que no saben bien, explico:
Tengo un trasplante renal, polimiositis autoinmune y varias patologías más.
Tomo micofenolato, ciclosporina y prednisona.
Resulta que en mayo 20 me da Covid-19. La libré.
Pero desde el 18 septiembre de 2020, inicié con neumonía, nuevamente por
Covid-19 (con pruebas pcr en hisopado).
Y de ahí se complicó todo: insuficiencia renal, hepática, etc., estuve en el
incmn. Trabajo en la ssa de Toluca, en el Hospital Mónica Pretelini y pertenezco
a la uci. Varios apoyos hasta de residentes.
Entonces, la casa de todos ustedes la convertí en terapia intermedia. Y hoy
ya estoy en recuperación. Lo grave y mortal ha pasado (disculpen la expresión,
pero ése fue mi sentir).
Actualmente sólo, lo especial, es la saturación a 80% y requiero oxígeno. Es-
toy en reposo.
Mi mente ha emergido pues es vago mi recuerdo. Lo físico lo veo que será
poco a poco. Y de lo mental está el espíritu. Y ahí están ustedes, una súper red
de apoyo de todo tipo.
Hace poco tenía lágrimas de nostalgia, pero más de alegría por vivir por ené-
sima vez.
Sepan que creo en Dios todopoderoso, aún con lo “científico” que soy.
Todos han sido partícipes de mi mejora. Les estoy eternamente agradecido. Y
les deseo lo mejor, sobre todo mucha fe y mucha salud. Los quiero y que tengan
excelente día.

*  Neurólogo y especialista en terapia intensiva.

170
MIEDO E INCERTIDUMBRE

Dra. Leysi Oramas de la Cruz*

A
l principio cuando las noticias referían que en China se había detectado
un nuevo virus, fui indiferente a la situación, conforme fue avanzando y
escuchaba sobre lo rápido que se expandía el Covid-19 y llegó a otros paí-
ses de Asia y Europa lo primero que percibí fue miedo e incertidumbre. Cuando
llegó a Estados Unidos, pensé, son nuestros vecinos y pronto llegará a México,
entonces me apaniqué, lo primero que pensé fue en mis hijos, en mi familia, en
mis padres, tenía mucho temor; al ser personal de salud mi esposo y yo esta-
ríamos más expuestos, temía al contagio. Sin embargo, ya estando el Covid-19
en nuestro país y en Tabasco, decidí no leer, escuchar, ni ver noticias, aunque,
accidentalmente en redes sociales leía cifras, entendí que esto generaría en mí,
más miedo, angustia, ansiedad e incertidumbre.
Y esto no era conveniente pues era un factor casi seguro de bajar las de-
fensas, así que trate de hacer como si no pasara nada, en casa hacía las acti-
vidades normales, leer, escuchar música, resguardando a mis hijos. Mi esposo
y yo a salíamos a trabajar, para luego regresar a casa con todas las medidas de
protección, sin embargo, el día más temido llegó, mi esposo se contagió y el
saberlo fue como recibir literalmente, un balde de agua fría (así lo sentí), me dio
mucho miedo...
Durante poco más de 30 días estuvimos en cuarentena, asintomáticos con
una segunda prueba de mi esposo positiva, con monitoreo constante; algunos
días bien, algunos otros angustiada, ya que percibía síntomas; sin ser así, pasa-
ron los días, regresamos a nuestros trabajos.
Durante este confinamiento, perdí a seres queridos, amigos muy cercanos,
conocidos, un familiar falleció por Covid y otras causas diferentes, duele aún el
no poder acompañar a la familia y a los amigos en los momentos de dolor.
Aún sigue la angustia y la incertidumbre.
¡Ha sido una experiencia dolorosa!

*  Medico familiar, Hospital de Salud Mental, Vhsa, Tabasco.

171
UNA NUEVA VUELTA AL SOL

Dra. Teresita Pérez Palafox*

A
gradecida con Dios y la vida; por permitirme ver la luz de un nuevo día.
Hoy que cumplo un año más de vida me doy cuenta que mi mayor re-
galo es tener a mis padres aún conmigo, estar rodeada de amigos (unos
considerados familia).
Y soy bendecida con lo que tengo, sobre todo en esta época, que la verdad
jamás pensé pasar (Covid-19), en donde los cambios han sido fuertes. En unos
días un virus me hizo ver lo vulnerable que somos y volver apreciar lo detalles
importantes de la vida.
El significado de una sonrisa (la cual hoy ocultamos), lo motivador de un abra-
zo que el día de hoy no podemos dar (sana distancia), el valor de la libertad (pues
sin ser presos nos guardaron), el amor a la vida (evitar ese miedo constante de
perder a alguien querido o que uno mismo pueda enfermarse).
Que ¿si soy feliz?, me preguntó alguien en una guardia, mi respuesta fue:
claro que soy feliz ... sí estamos en octubre estoy viva, sana, tengo a mi familia,
amigos, un techo, un pan en mi mesa, estoy haciendo lo que siempre soñé. Pero
sobre todo tengo a Dios en mi vida.
Gracias a todos por sus felicitaciones y muestras de cariño, afortunada de
haber coincidido con ustedes en algún momento.

*  Médico pediatra egresada del Hospital del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón. Residente de primer
año de cirugía pediátrica, Centro Médico Nacional 20 de Noviembre.

172
CRÓNICAS DE UNA PANDEMIA

Dr. Enrique Loyo Nieto*

E
stoy sobrepasando la línea de los setenta años. Que yo recuerde, tuve una
infancia feliz y una juventud un poco azarosa y disipada, pero siempre
cumpliendo con los deberes de un buen estudiante durante mis años de
bachiller y estudiante de medicina, de los que logré salir indemne. A los 21 años
ya era interno de pregrado y mi servicio social lo hice a los 23, me titulé a los 24
años de edad. Todas estas fueron experiencias gratificantes y agradables en la
época de juventud. Ya de adulto, y siendo pediatra, formé una familia, pero nun-
ca en mi trayecto de vida había yo padecido trastornos físicos y emocionales;
no sé si sea la edad o bien el confinamiento al que he estado sometido en los
últimos seis meses, empecé con una patología que yo creía la padecía gente
sensible y temerosa.
Comencemos con la depresión, la verdad es que me siento triste, decaído,
afectado emocionalmente, pensativo. Nunca pensé ser tan frágil ante los em-
bates de la vida. De la recámara a la sala-comedor y nuevamente a la recámara,
una vida monótona, sin sentido, se extraña el bullicio hospitalario del servicio de
medicina interna, la algarabía de las enfermeras, las clases a los internos, los pa-
ses de visita con los residentes, todo lo que conlleva una actividad hospitalaria.
La terapia para nuestra mente, no hay como mantenerla ocupada pensando
en un diagnostico difícil, ver la desesperación de los padres, la del niño hospi-
talizado con su mirada triste y preguntándose si este médico está haciendo lo
correcto. En fin, te haces una y mil preguntas sintiéndote triste y deprimido. Y
la ansiedad que experimento guarda una clara relación con el sueño, se retroa-
limentan entre ellos, a mayor estrés, peor calidad del sueño y por las mañanas
mayor fatiga por la misma falta de sueño. El sueño debe ser de calidad, que
pueda reponernos de la fatiga del cuerpo y la mente. Hay noches en las que no
pego los parpados y estoy sin dormir hasta las seis de la mañana, por lo tanto,
aprovecho para ver la mañanera del presidente de la república todos los días.
Y finalmente, algo que nunca he padecido: el estreñimiento. Nunca había
experimentado yo tal patología con tanta intensidad. Todo va de la mano, uno

*  Pediatra y decano del Hospital del Niño Dr. Rodolfo Nieto Padrón.

173
tras otro: la ansiedad, la depresión que está basada en los niveles de serotoni-
na, que es una sustancia producida por el cuerpo, estando muy baja afecta el
estado de ánimo y parte de ésta se origina en los intestinos, si el nivel es bajo
se produce retención de heces con deshidratación y endurecimiento de éstas,
causa distensión del recto, hay disminución del reflejo de la sensación fecal y
se hace un círculo vicioso conformándose la constipación en todo su esplendor.
Así he estado yo, deprimido, con insomnio y constipado. Se me ocurre co-
mentarle a mi esposa que estoy muy estreñido, la contestación que me da:
“Como puta madre no vas a estar estreñido si no haces nada, te pasas todo el
día sentado viendo televisión, oyendo noticieros que más te angustian, no me
ayudas a nada en la casa, ni a trapear, ni a barrer y no haces ejercicio, tu cuerpo
está igual de perezoso que tus intestinos, ¡actívate! Ayuda en los quehaceres del
hogar y cambia tu régimen dietético, come verduras y frutas, mucha fibra”. Me
quedé pensando, puede que tenga razón, y hace unos días comencé una dieta
a base de verduras y frutas, en los últimos meses he comido más zanahorias que
un conejo en toda su vida y me he ayudado tomando leche entera, que contiene
lactosa, sacarosa y maltosa, dicen que el mexicano mayor de treinta años es
intolerante a los disacáridos, además cada vez que voy al baño parezco partu-
rienta que ha sido entrenada para parto psicoprofiláctico, con ejercicios respi-
ratorios adecuados. Ir al baño es un verdadero trabajo de parto, pero considero
que la leche entera me ha ayudado mucho. Para acabarla de amolar, se agrega
la incertidumbre de la inundación, estamos levantando a la segunda planta los
aparatos eléctricos y lo que pudiese echarse a perder si le entra agua a la casa.
Ya hemos tenido experiencia, pues sería la tercera inundación en menos de 20
años: 1999, 2007 y la que podríamos padecer.
Todo esto afecta el estado emocional, el estado del sueño y de los intestinos.
Voy a estar confinado y temeroso de una nueva inundación, planeando cosas
positivas para evitar la depresión y la tristeza, y ver si puedo conciliar el sueño
más tranquilo y reparador, y pueda hacer funcionar bien mis intestinos. Por lo
tanto, ahora sólo queda dormir, porque mañana hay que pasear por la casa.
Como a tantas otras personas la pandemia me ha impuesto límites, me ha
impedido convivir con mis amigos de la bohemia, y un grupo de amigos deno-
minado “la rosa blanca”, aun así, encuentro un motivo para bendecirla ya que
tengo los resultados de laboratorio de la muestra que me tomaron hace cuatro
días y están: la glicemia- normal, la hemoglobina glucosilada- normal, biome-
tría hemática- normal, pruebas funcionales hepáticas- normales. Sin embargo,

1 74
el recuerdo de mis experiencias en el hospital me deprime mucho y me afecta
emocionalmente, sé que algún día nos volveremos a reunir y a convivir sana-
mente, si Dios así lo permite.

175
EL SENTIMIENTO DE LA PANDEMIA

Dr. Manuel Eduardo Borbolla Sala*

E
n los principios de marzo de 2020, escuchamos fuertemente que venía
una “tormenta perfecta” en forma de virus epidémico que por su magnitud
se convirtió en pandemia a finales del mes y que sería tan devastadora
que podría terminar con la vida de cientos o miles de personas en un corto
tiempo. En los comentarios de amigos y por los medios masivos de comunica-
ción se decía que el problema no era tan grave, y el asunto era que tuviéramos
calma, que si queríamos o no usar medidas de protección se usaran o no. Para
mi sorpresa, pronto nos informaron que de la muerte de mi amigo Daniel Sali-
nas de 64 años de edad, a lo que siguió mis vecinos La señora Biki y su esposo,
que cayó primero en insuficiencia respiratoria y que posteriormente se intubó
y murió y le siguió doña Biki, ambos murieron pronto en un lapso de 30 días. Y
así, siguieron mis amigos Sergio Félix, Gastón Ramírez Elizalde, Luis Román de
la Cruz Damasco entre otros. Nunca entendí lo que era una guerra, sobre todo
cuando se está en el lado perdedor, el llanto y la desesperación se hicieron presa
de sus familias. ¿Cómo aceptar eso? y cómo explicarles a mis amigos y vecinos
¿qué es lo que sigue?, lo que sigue es que aún estamos aquí, que hemos tenido
otras pandemias como la gripe A H1N1, de manera reciente, o la del vih de la
década de los años 80 del siglo pasado.
Lo más difícil para todos han sido las medidas restrictivas de cuarentena, no
salir de casa, no ir a lugares, no abrazar y saludar a los demás. Así siempre me
pregunto ¿qué estamos produciendo con esto?, ¿qué le estamos haciendo a
las familias?, entonces: ¿tengo que marcar el rumbo?
Lo que tenemos que hacer es unir nuestros conocimientos y las fuerzas y
usar las medidas preventivas en forma apropiada, ¡la pandemia se va a que-
dar!, pues el hecho de haberla tenido desde marzo de 2020 y que haya varias
decenas de miles de muertes en todo el país, implica nuestra participación. No
hay tiempo para esperar que los terceros nos ayuden a hacer lo que no haga-
mos nosotros mismos. Tenemos gran riesgo de contagio, ¡claro que sí!, pero no

*  Academia Mexicana de Pediatría. Jefe de Investigación hnrnp.

176
debemos sentirnos graves y anular todo lo bueno que podemos dar o hacer y
como diría un cantautor “el camino se hace al andar.”

177
¿EN QUÉ FILA ESTÁ
SENTADO USTED?

Dr. Eusebio Sánchez R

E
stimado lector: ¿se ha preguntado usted en qué fila se encuentra sentado
en la vida? Si no se lo ha preguntado yo se lo voy a decir. Si usted está le-
yendo esta nota obviamente goza de sus facultades mentales, goza usted
de la capacidad de la visión que le permite dar lectura a estas líneas. Si a esto
le agregamos que usted disfruta de un hogar y no sólo de una casa, porque no
es lo mismo tener una casa que tener un hogar, donde convive con su familia y
que se puede comunicar con otros familiares y con sus amigos aunque en este
momento no los pueda saludar de mano y mucho menos abrazar; si usted se
encuentra sano o por lo menos controlado de algún padecimiento crónico que
no le da sintomatología, si en su familia en este momento no hay un enfermo
grave, si además usted y su familia tienen el alimento diario y la ropa necesaria,
si puede disfrutar de un programa de televisión o de radio o se entretiene en las
redes sociales, o está leyendo un libro interesante, o bien está haciendo algu-
nos arreglos en su casa, sin verlo a usted, yo le aseguro que usted se encuentra
sentado entre las filas “uno y la nueve”.
Si usted trabaja y a pesar de la contingencia sanitaria usted no ha perdido su
empleo y asiste de manera cotidiana a su trabajo y ese trabajo usted lo disfruta
porque es lo que a usted le gusta hacer y además recibe un salario por ello, usted
está sentado entre las filas “uno y la nueve”.
Si la suerte le ha sonreído y no ha presentado usted el cuadro de Covid-19
o si lo que presentó fue un cuadro leve y ya se recuperó, eso confirma lo que le
acabo de mencionar, usted está sentado entre las filas “uno y la nueve”.
Sin embargo, hay muchas personas que desprecian las filas de la uno a la
nueve y andan por allí buscando sentarse de la fila diez para atrás. Hace unos
días, mientras esperaba a mi esposa que realizaba un trámite en las oficinas de
Hacienda, sentado en una banca frente a la plaza de “La Libertad”, me puse a
contar a las personas que pasaban frente a mí, no a las que iban a las oficinas
de Hacienda, porque para entrar allí el uso de cubrebocas es obligado, sino a las

178
que pasaban por la calle y me di cuenta que 30% de ellas no llevaba cubrebocas
y que 5% lo llevaba, pero no puesto, que era lo mismo que no llevarlo.
Todos estamos aprendiendo de la enfermedad Covid-19. Hasta ahora no hay
un medicamento que actúe directamente sobre el virus para erradicarlo. La
mayoría de los pacientes se recuperan en casa en el transcurso de tres sema-
nas con tratamiento sintomático. Algunos pacientes pueden ser portadores del
virus sin presentar sintomatología, lo que quiere decir que en ese momento
son pacientes que pueden transmitir el virus, de allí la importancia de usar cu-
brebocas. Aunque algunos pacientes se complican y hasta fallecen, el virus es
autolimitado, por lo tanto, en el transcurso de 3 a 4 semanas ya no hay virus en
la mayoría de los pacientes. Una de las recomendaciones entre otras, que nos
han hecho las autoridades de salud en el estado es el uso de cubrebocas. Es algo
tan sencillo y de mucha utilidad porque puede evitar el contagio, debemos dar-
le la importancia que tiene. Una vez puesto, no debemos tocar el cubrebocas,
ajustarlo bien para que no se baje y si es desechable, eliminarlo diariamente o
cuando sea necesario, pero si es lavable, lavarlo diariamente.
Pero, ¿a qué viene lo de las filas “uno” a la “nueve”? Recordará usted, amable
lector que el 13 de octubre de 1972 hubo un accidente aéreo en los Andes en
donde un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya, “el vuelo 571” se estrelló en uno de
sus picos montañosos y prácticamente se partió en dos. Muriendo de inmediato
los pasajeros que iban de la fila 10 para atrás y sólo sobrevivieron algunos de los
que iban entre las filas “uno” a la “nueve”. Ésta no es una regla que aplique en
todos los accidentes de aviación, es sólo una observación de que los pasajeros
que iban en las primeras nueve filas de ese vuelo, corrieron con mejor suerte que
los demás; pero aplicado el ejemplo a la vida diaria todos quisiéramos ir en los
asientos de las filas uno a la nueve, aunque hay quienes por su comportamiento
pareciera que quieren ir en los asientos de la fila diez o más atrás.
Si bien, las autoridades autorizaron más libertad para actividades que esta-
ban restringidas, no deberíamos descuidar las medidas sanitarias que nos pue-
den salvar de un contagio de coronavirus, debemos ser responsables y respetar
la vida de los demás, no abandonemos el uso correcto del cubrebocas, elijamos
los asientos de las filas “uno a la nueve”, así tendremos más posibilidades de
sobrevivir en este vuelo 2020 que no termina de salir de la turbulencia.

Tampico, Tamps., 16 de octubre de 2020

179
LA VERDADERA FUERZA QUE TIENE
UNA ORACIÓN

Dr. Mario Rodríguez Murillo*

C
uando inicié este corto camino no lo hice porque quise. Yo estaba prote-
gido, blindado; mi coraza era impenetrable y un simple virus invisible se
encargó de trastocar mi apacible vida. Entró por la puerta trasera, atacó
sin piedad a toda la familia, afectando desde luego al más débil, que resulté,
ser yo. Así que me armé de valor aparente, como un gallo que levanta su cresta
para pelear, pero por dentro, el recuerdo de miles de muertes, me incrementaba
el sentimiento de miedo. Así que, al mismo tiempo, estos dos factores: el virus
que me carcome los pulmones y el miedo que me lacera la mente, me convir-
tieron en un ser sediento de aire. Yo buscaba una bocanada de oxígeno, boca
abajo, sentado y sólo la tenía estando parado, así que no dormía y me la pasaba
caminando. Vigilar mi saturación continuamente se convirtió en una obsesión
hasta que noté que ya ni parado podía estar. Disminuyó mi saturación y fue el
momento de hablar con la familia de todos los aspectos y hospitalizarme.
En estos momentos, mis expectativas de mejoría estaban por los suelos.
Tenía afectado 80% de mis pulmones y aunque siempre he sido fuerte física y
mentalmente, ya no tenía nada de eso. Ingresando al hospital air, me atendió un
magnífico especialista en neumología, Dr. IG, y luego se agregó al equipo el infec-
tólogo, Dr. B, los cuales analizaron mi caso y después de evaluar muy bien mis es-
tudios iniciaron varios medicamentos. Quiero mencionar que al mismo tiempo
se generó un fenómeno que se repite desde que existe la vida. La comunicación,
la piedad, el cariño, ayudados desde luego por las redes sociales, y el deseo neto
y auténtico de ayudar al prójimo. Se generaron grupos de oración, que fueron
creciendo y creciendo y que yo no me había percatado porque no quería saber
nada del teléfono, pero que poco a poco me fui dando cuenta de “La verdadera
fuerza que tiene una oración”. Ese pequeño momento que la gente que te quiere,
te aprecia o simplemente te conoce, te dedica deseándote el bien y pidiéndole
a Dios que nos ayude a recuperar tu salud. ¿Y si Dios está agarrado de las manos
uniendo a los familias y comunidades en oración, donde está Dios físicamente?

* Neurocirujano hnrnp.

180
Es la mano amorosa que guio a mis doctores liberándome de la enfermedad y
hoy me están dando de alta con muy buen ánimo.
Gracias a todos por guiarme a un puerto seguro, a los miembros del Hospital
air, enfermeras, Dr. Iván García y Dr. Bernardino, mi querido amigo Humberto
Azuara que estuvo muy pendiente de mí, el apoyo incondicional de mi familia:
querida esposa, hijos, yerno, nietas, adoradas hermanitas y a todos los que ora-
ron por mi recuperación.

A 29 de octubre del 2020

181
N
o, no soy médico, pero uso este traje con respeto, porque lo han portado
quienes arrebatan de las garras del Covid a mucha gente durante jorna-
das muy muy largas y alguien tiene que documentarlo.
Pero más respeto me merece quienes lo portaron y perdieron la batalla en
esta lucha mundial. Gracias a quienes ofrendaron sus vidas por salvar a otros y
gracias a quienes continúan en el frente de batalla.

Sr. Marcos Bedolla de Castro


Fotógrafo de Secretaría de Salud

182
ROSAURA

Dr. Edmundo Juárez Cadena*

R
osaura Ramberi nunca se colocó un cubrebocas en tiempo de pandemia,
sentía que le ahogaba, no podía rascarse la nariz, le daba asco ver su lápiz
labial embarrado en el interior (aclaro que Rosy comerciaba con su cuerpo
sin pena, era una “scort profesional” y no cualquier acompañante, por lo cual,
el lápiz labial era una importante estrategia comercial). También decía que con
ese bozal no la escuchaban y para ella, que cada dos días salía a laborar, era un
problema.
No tenía familia, huérfana desde pequeña había experimentado la “pepena”
de todo lo vendible para calmar el hambre porque “la vida es gratis, pero la comi-
da cuesta”, refrán que le hizo experimentar y aprender de la administración cor-
poral poniendo precio a cada cosa que, en ella, sentían atracción los hombres
y algunas mujeres. Era culterana, no perdía el tiempo en fotonovelas o revistas
de chismes, tenía un negocio que atender y dedicaba minutos antes de dormir
en estrategias para el día siguiente.
Una noche leyó en la revista Playboy que los “niños marginales no se en-
fermaban de nada”, eso le brindó seguridad ante el virus de moda, pero hacia
finales de octubre, una gripa común en cinco días, se transformó en neumo-
nía, empezó a tener dolores intensos de cabeza, frialdad de huesos, calentura
interna y falta de apetito sexual, esto último lo tomó como signo de alarma.
Acudió al nosocomio. Todos los estudios de laboratorio eran normales excepto
la IgM-CoVid que estaba hasta lo más alto de los cielos y aun siendo atea, hasta
ese lugar llegaron las plegarias de sus clientes frecuentes.
Apenas dos días le llevó a tomar la decisión de “intubar” pero ella se negó
porque “si se iba, no tenía nada que perder y se quedaba, nada laboral en ella
cambiaría”. Y al día siguiente, la falta de aire se tornó en disnea severa, pero al
contario de sentir un dolor intenso como el que se rumoraba tenían los ahoga-
dos, ella no sintió nada.

*  Responsable del área de rehabilitación pulmonar del Hospital Regional de Petróleos Mexica-
nos en Villahermosa. Presidente del Comité de Bioética.

183
La vida y el oxígeno se le fueron evaporando poco a poco de su cuerpo, bajo
el costoso gelish un color morado abrazó a sus dedos. La sangre dejó de ser rubí
y se saturó de obscuridad, CO2 gas anestésico que le hizo primero hablar incohe-
rencias (cómo decir a las enfermeras un precio exagerado de sus implantes, de
sus ingresos mensuales e inventar que sí conoció un “amor verdadero”) y luego,
por primera vez en cincuenta años, durmió un sueño muy profundo, hasta que le
declararon muerta el 1 de noviembre a las 00:13 horas. Y dice la gente que todas
las noches, a esa misma hora en los pasillos de ese hospital, no suenan gritos,
cadenas ni lamentos, sino “besos tronados”, lanzados al aire para recordar a los
vivos que la muerte es amorosa y no duele, lo que duele es el camino que se
recorre para llegar a ella lo más vivo y sano posible…

Batas para residentes hnrnp

184
CONCLUSIONES

C
on gran gusto hemos terminado estas memorias de la pandemia donde
encontrarás reflexiones, que muchos expresan mejor que yo, sobre las
sensaciones, emociones y relaciones que se fueron dando mientras so-
mos parte de esta tragedia que nos invadió y sacudió nuestras entrañas.
Desde la antigua Grecia la catarsis fue recomendada, para sanar nuestras
emociones y mejorar nuestro estado de salud mental, como un reseteo de pc.
Aparte de la catarsis, que significa el escribir mi pensar y mi sentir, esperamos
que las palabras y los pensamientos que aquí se expresan logren limpiar un poco
nuestra mente de cochambre y basura, para encaminarla a pensamientos más
positivos, tratando de alcanzar un equilibrio mental adecuado.
Este libro es una manera de recuperar la sabiduría que brilla en forma simple
de todos los compañeros médicos y personal de salud. Así también, la com-
pilación de ideas y pensamientos van como un homenaje a los compañeros
trabajadores de salud que padecieron o fallecieron a causa de Covid-19, desde
varios puntos de vista, por diversos autores, donde nosotros sólo tratamos de
recuperar las emociones sentidas durante la pandemia.
Muchos de los relatos o reflexiones van desde lo más científico a lo más
sublime e inspirador, de lo más abstracto a lo más poético, de la estética de
buen escrito a las palabras más sencillas, donde se trata de demostrar nues-
tras realidades a través de una ventana a nuestro interior, al cual viajamos para
conocer lo que sentimos en su momento porque todos tenemos algo que de-
cir. Podemos encontrar grandes extremos, polaridades y aristas que hacen la
diferencia en la tragedia. Algunos toman la experiencia negativamente y otros
mediante el sentimiento han logrado cambiar su presente y su futuro mediante
oportunidades y pensamiento positivo.
Cuando uno visita un museo, trata de buscar respuestas a sus dudas e igual
pasa con estos escritos porque muchos encontrarán respuestas a sus pregun-
tas, otros se sentirán identificados o quizás les cause inspiración, lo importante
es dejar un mensaje, un escrito que sirva de enseñanza para el futuro cuando
alguien revise y lea. ¿Qué tal pasamos la pandemia? Cómo podemos recuperar
ese sentimiento o emoción, leyendo y releyendo nuestra historia y nuestros
pensamientos. Pero esto sólo se puede hacer si están escritos.

185
¿Cómo salimos de este paso o de este trago amargo? Aunque no tengamos
una respuesta al problema emocional de la pandemia. Debemos reinterpretar
nuestro mundo de emociones y construir nuevas ideas de pensamiento. Lo co-
mún es seguir el orden de la tierra. Somos seres que vivimos en ella.
Como educador de pregrado y postgrado, sabemos que escribir es una for-
ma de construir y legar un conocimiento, donde en esta ocasión tratamos el
concepto de individuo social, de estética y de arte y de sentimientos desde el
corazón. Yo he aprendido mucho de esta recopilación de pensamientos donde
podemos apreciar que la principal tarea ha sido reconstruir lo que hemos olvi-
dado, el concepto social de humanidad. ¿Qué hacemos con nuestros afectos y
apegos? Esta nueva normalidad, esperamos no sea una normalidad “anormal”.
Muchas cosas que estábamos acostumbrados, ya no funcionan igual.
La posibilidad de escribir es infinita, pero sus límites son la pandemia y el
sentir personal. El gusto por escribir no lo tenemos todos al igual que el gusto
por el chocolate o por los animales, pero puede ser un principio de iniciación al
intentar expresar nuestras ideas y pensamientos ante este fenómeno que nos
afectó a todos. No son pensamientos frugales, ni tradicionales, sino ideas de
reflexiones propias y sentidas de nuestra gente. Es una oportunidad de darle la
palabra al otro, a cada uno desde su propia categoría o punto de vista. La pan-
demia nos ha dado un golpe a nuestros conceptos aceptados.
Categoricemos las palabras escritas de los demás y dejemos aflorar las dife-
rencias, sus sentimientos y sus maneras de concebir la epidemia personalmen-
te, porque sabemos que al construir un pensamiento o reflexión nos salimos
del estatus quo de sólo aceptar indicaciones, leyes, códigos y dogmas. Estamos
escribiendo lo que en un momento nos hace diferentes.
Compartimos estas narrativas como un ejercicio para hacer presente nues-
tras subjetividad, emociones y deseos en tránsito; para honrar y preguntar por lo
que ahora nos tocó vivir, con la esperanza, como escribiera Vaclav Havel: “no de
que algo saldrá bien, sino con la certeza de que algo tiene sentido, salga como
salga”. Porque la reflexión de una sola hoja de estas experiencias narradas, es su-
ficiente para decir muchas gracias, valió la pena el intento de escribir y plasmar
nuestro propio sentir de esta experiencia para un encuentro de algún lector en
el futuro, mientras tanto yo quedaré profundamente satisfecho.

186
ÍNDICE

9 PRÓLOGO
11 PREFACIO
13 INTRODUCCIÓN
18 HE APRENDIDO MUCHO ACERCA DEL TIEMPO Y LA RESILIENCIA
19 ¿QUÉ CAMBIOS TRAJO LA PANDEMIA A LA VIDA COTIDIANA?
23 CERTEZA DE LO INESPERADO
25 AGRADECIMIENTO
26 REFLEXIONES
27 TESTIMONIO
29 “EL GRAN SIMULADOR” O “VIRUS DE LA SOLEDAD”
30 UN MUNDO DE OPORTUNIDADES
31 MI SENTIR EN LA PANDEMIA: ENFRENTARME A LA MUERTE
32 ONR
33 El COVID, LOS COLEGAS, MIS AMIGOS Y LA COMUNIDAD
34 SOY MÉDICA INTERNA EN MEDIO DE UNA PANDEMIA
35 MI PANDEMIA
36 EL RESULTADO DE “DIEGO”
37 AGRADECIMIENTO
38 MI ABUELA REFLEJADA EN LOS OJOS DE MIS PACIENTES
39 2020; UN AÑO CON INCERTIDUMBRE Y MUCHO DOLOR
40 REFLEXIÓN DESDE MI LUGAR DE TRABAJO
41 SOBREVIVÍ
43 CUANDO ERA NIÑO LO CONOCÍ
44 2020; VISITA DEL CORONAVIRUS Y EL SENTIR DE LOS MÉDICOS
45 DISTANCIAMIENTO SOCIAL, SONREÍR Y ABRAZAR CON LA MIRADA...
46 SIENTO
48 ¿QUÉ PIENSAS QUE ESTOY PENSANDO?
50 CAMBIOS EN CONSULTA POR COVID
52 EL COVID-19
53 REFLEXIÓN EN TIEMPOS DE COVID 19
55 PANDEMIA EN COMUNIDADES INDÍGENAS

187
56 DE REPENTE
57 COVID
60 “TODOS UNIDOS CONTRA COVID 19”
62 ¡JESÚS, QUÉ VACACIONES!
64 LA PANDEMIA VISTA POR UN MIP
65 RECLAMO
66 UNA VISIÓN DE MI VIDA…
69 ETAPAS DE VIDA, RESILIENCIA, COVID-19
70 ¡BENDITA PANDEMIA!
71 MI SENTIR ANTE LA PANDEMIA COVID-19 EN EL 2020
72 COMENTARIO SOBRE LA PANDEMIA
74 BUSCANDO EL EQUILIBRIO
76 ACERCA DE LA TRASCENDENCIA DEL COVID…
78 ¿UN PENSAMIENTO O UNA REFLEXIÓN?
79 TESTIMONIO…
80 ANTE LA INCERTIDUMBRE Y LA VOCACIÓN
82 MENSAJE PARA EL FUTURO
84 TODA UNA MÁQUINA EN TIEMPOS DE PANDEMIA
85 DEL EGO A LA RESILIENCIA
87 MI PESADILLA
88 DE MI CONCIENCIA INDIVIDUAL A LA COLECTIVA
89 CRÓNICA DE UNA EPIDEMIA EN FAMILIA
91 LA FRAGILIDAD DE LA VIDA ANTE UN PEQUEÑO GIGANTE
92 CADA AMANECER, UNA BENDICIÓN…
93 LA PANDEMIA, REFLEJO DEL DAÑO A NUESTRO PLANETA
95 LA BUENA NOTICIA
97 EXPERIENCIAS
98 TIEMPO DE PANDEMIA
99 SEGUIMOS DE PIE
100 ÚLTIMO ABRAZO
103 CARTA DE UN MÉDICO A UN ENFERMERO/A
104 EN TIEMPOS DE PANDEMIA
105 EL PLANETA NO ESTÁ ENFERMO
107 REFLEXIÓN SOBRE LA PANDEMIA
109 PANDEMIA, EL MENSAJE OCULTO
110 CRIANZA DESDE EL CONFINAMIENTO

188
111 PANDEMIA, MIEDO Y ENOJO
113 TIEMPOS DE COVID-19, MOMENTOS PARA REFLEXIONAR
114 SENTIMIENTOS ENCONTRADOS.
114 SENTIRSE TRISTE O VIVIR AL MAXIMO
116 REFLEXIONES SOBRE EL COVID 19
118 LA PANDEMIA QUE PARALIZÓ LA ESPERANZA
120 COVITARIO
122 UN GOLPE AL ALMA
123 ENSEÑANZAS DEL CORONAVIRUS
125 EXPERIENCIA COVID HOSPITAL…
126 REFLEXIONES DE UNA PANDEMIA
128 HÉROES
130 LA ENFERMEDAD QUE TRANSFORMÓ LA VIDA
131 EL TIEMPO NO SE DETUVO
132 UNA SIMPLE GOTA PUEDE CAMBIAR TODO
133 LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
133 ¿A FAVOR O EN CONTRA DE LA SALUD?
134 MENSAJE 1 DE SEPTIEMBRE 2020
135 Y LA PANDEMIA LLEGÓ
137 TESTIMONIO
139 MI EXPERIENCIA EN ESTA PANDEMIA
141 DUELO EN TIEMPOS DE PANDEMIA: UN ADIÓS SIN DESPEDIDA
143 REFLEXIÓN DE LA PANDEMIA DE SARS-CoV-2
145 EL MÉDICO QUIRÚRGICO EN TIEMPOS DE PANDEMIA…
146 Y DE PRONTO CAMBIA LA FORMA DE AYUDAR
147 LECCIONES DE UNA PANDEMIA
149 PANDEMIA SARS CoV-2
151 SENTIMIENTOS
152 REFLEXIONES
154 LA PANDEMIA ¿MOTIVO DE JUBILACIÓN? NO
156 REFLEXIÓN
159 MI TIEMPO EN LA PANDEMIA
160 YO Y ESTA PANDEMIA
161 DESPEDIDA DE DOS MÉDICOS FALLECIDOS POR COVID-19
162 LA VULNERABILIDAD DE LOS SERVICIOS DE SALUD AUN SIN PANDEMIA
164 AMBIGÜEDAD PROFESIONAL EN LA PANDEMIA

189
165 SOMOS LA GENERACIÓN SOBREVIVIENTE DE LA PANDEMIA 2020
166 UNA TAZA DE CAFÉ
167 LIMBO
168 LA PANDEMIA DEL SARS-COV-2 UN PUNTO DE VISTA
169 LA PANDEMIA COVID: UN RETRATO DE NUESTRA REALIDAD
170 MI SENTIR
171 MIEDO E INCERTIDUMBRE
172 UNA NUEVA VUELTA AL SOL
173 CRÓNICAS DE UNA PANDEMIA
176 EL SENTIMIENTO DE LA PANDEMIA
178 ¿EN QUÉ FILA ESTÁ SENTADO USTED?
180 LA VERDADERA FUERZA QUE TIENE UNA ORACIÓN
183 ROSAURA
185 CONCLUSIONES

190
Este libro se terminó de imprimir en octubre de 2021 en los talle-
res de Ediciones del Lirio SA de CV, ubicados en Azucenas 10, San
Juan Xalpa, Iztapalapa, CP 09850, Ciudad de México.

También podría gustarte