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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Unidad Educativa “Matea Bolívar”
Guarenas. Estado Miranda

Contrabando en Venezuela

Prof: Alumno:
Luz Villarroel Armando J Angulo G
4to Año “A”

Guarenas, 9 de Febrero 2021


Contrabando
El contrabando es el proceso de compra y venta de mercancía ilegal o clandestina, estas mercancías han sido
prohibidas por las leyes del estado debido a sus efectos perjudiciales, la mayoría de las mismas son adictivas; este tipo de
mercancías se les otorga el nombre de “ilícitas”, en el contrabando a pesar de que se comercializa objetos ilegales permite
obtener una buena ganancia.
También se considera contrabando a la venta de mercancías sin pagar los recibos correspondientes, es decir, la tienda
evade los impuestos que le debe cancelar al estado, al infringir esta regla inmediatamente es un negocio clandestino. Para
el ingreso de productos ilícitos se deben burlar o evitar la vigilancia por las aduanas, y este tipo de negocios se visualizan
más que todo en las zonas limítrofes de cada país, es decir, la frontera.

El contrabando es un duro golpe para la economía de un país, legalmente se debe tener un control exhaustivo del
número de importaciones y exportaciones generadas en una nación, ya que estas transacciones son las que permiten
tener una base sobre la economía que se presenta, por tal razón se evita la aduana ya que estas son las encargadas de
llevar el control antes mencionado; el contrabando puede ser clasificado en dos tipos: el contrabando abierto, este se le
otorga dicho apelativo por que se basa en evadir el control que se considera “legal” ejecutado por las aduanas, el
transporte de las distintas mercancías se realiza a través de caminos alternos por la frontera, para lograr el ingreso de
estos productos por lugares “no autorizados” para tal función.
Contrabando en Venezuela
A pesar de que el contrabando en Venezuela tiene una historia de siglos, los generosos subsidios del Gobierno socialista y
el colapso de la moneda le han dado un espectacular nuevo impulso con el que se pueden lograr jugosas ganancias. A
medida que la economía formal se hunde y las empresas se deterioran, más y más personas recurren a esquemas ilícitos
para el comercio de alimentos, medicinas y gasolina. Bandas criminales, personas humildes, profesionales, e incluso las
autoridades, están cobrando su tajada del negocio, según dijeron a Reuters decenas de contrabandistas a lo largo de
Venezuela. Para muchos, en un contexto de recesión e inflación de tres dígitos, es una cuestión de supervivencia.
El Gobierno del presidente Nicolás Maduro dice que el comercio ilícito tiene un valor de más de 2.000 millones de dólares
al año y está desangrando el 30 por ciento de los alimentos de Venezuela, el 40 por ciento de todos los bienes y 100.000
barriles diarios de la gasolina más barata del mundo.
Llenar el tanque de un auto en Venezuela cuesta tan sólo unos centavos de dólar. Un camión cisterna de 40.000 litros
puede ser llenado por 10 dólares al mercado paralelo y se vende en Colombia por cerca de 20.000 dólares, un beneficio de
casi 200.000 por ciento.
Culpando a los contrabandistas por el desorden económico, Maduro cerró el año pasado los cruces con Colombia y
alrededor de 2.000 sospechosos de contrabando fueron detenidos. Las autoridades atraparon a dos hombres
contrabandeando 14.000 cangrejos a Trinidad, un hombre llevando 57 aves tropicales a Italia, y a los propietarios de una
tienda de juguetes sexuales comerciando “productos eróticos peligrosos”.
Hace un año los contrabandistas podían entrar abiertamente a Colombia llevando pasta, harina de maíz y aceite vegetal, o
cruzar con sus vehículos para luego vaciar los tanques. Desde la toma de las fronteras, trabajan subrepticiamente
vadeando ríos, utilizando trochas ocultas o pagando sobornos a lo largo de la frontera de 2.300 kilómetros. “Es imposible
cerrar la frontera porque son dos países que se necesitan el uno al otro, como un marido y su mujer”, dijo el comerciante
Luis Olarte, de 38 años, en la localidad colombiana de Puerto Santander. Él compra todos sus bienes, de pasta de dientes a
huevos, de los contrabandistas. Cientos de kilómetros hacia el este, en el pueblo guyanés de Mabaruma, gasolina, champú
y otros artículos son llevados en barcos. Y harina marcada con el aviso “sólo para venta en Venezuela” se puede encontrar
en los mercados de la capital del país, Georgetown.

En el estado venezolano nororiental de Sucre, los pescadores venden gasolina en alta mar pagando menos de un centavo,
al cambio del mercado negro, por un bidón de 60 litros que puede venderse por alrededor de 10 dólares en las islas
cercanas. “Tienen que hacerlo porque un pescador pobre que tenga su familia no le dan los medios para poder
sobrevivir”, dijo Manuel González, de 70 años, presidente de la asociación local de pesca, en un bar frente a una playa de
Sucre. Además de productos de contrabando en el extranjero, bienes con precio controlado también se comercializan en
el mercado negro venezolano por muchas veces su precio oficial.

Esto se ha vuelto tan común que una nueva palabra ha entrado en el léxico de los venezolanos: el “Bachaquero”, al igual
que la hormiga de donde viene su nombre, siempre es visto cargando bultos y haciendo fila para revender más caros los
productos que sus ocasionales compradores no pueden conseguir. “Tenemos conocidos internos en los establecimientos y
colegas en otros supermercados que nos avisan qué está llegando, cuándo y dónde”, dijo una “bachaquera” de 24 años, a
las afueras de un supermercado en la barriada caraqueña de La Yaguara. “Nadie quiere hacer cola por ocho horas,
entonces la hacemos para los que pueden pagar“.
Es tan rentable que muchos han renunciado a empleos formales para hacerlo a tiempo completo. Algunos economistas
dicen que esto ha mantenido a raya el malestar social por la economía. Se prevé que el número de trabajadores
informales aumente de un tercio a un 40 por ciento de la población activa este año, de acuerdo a la firma de análisis local
Ecoanalítica.
Cientos de años antes de los “bachaqueros”, el contrabando también floreció en Venezuela, una antigua colonia española.
En el siglo XVIII, la Real Compañía Guipuzcoana de España era el único comprador legal de los bienes de producción
venezolana, como el café y el tabaco. Sin embargo, los emprendedores locales, usando las mismas rutas del comercio
ilícito de hoy, sacaban las mercancías hasta las manos de los españoles que pagarían más. En el pueblo de Las Piedras en la
península noroccidental de Falcón, un pescador de 25 años que se prepara para zarpar a Aruba con una carga de
contrabando que incluye pescado, mayonesa, harina y mantequilla, se despidió con una reflexión: “¡Este es el mejor
trabajo que se puede conseguir en Venezuela!”.

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