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(Mt 3, 1-12)
MARCOS 1, 1-8
Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2Como está escrito en el profeta
Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; 3voz del que
grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»; 4se
presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para
el perdón de los pecados. 5Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de
Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados. 6Juan iba
vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre. 7Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte
que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. 8Yo os he
bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Lucas 3, 3-9
vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. 3Y recorrió toda la
comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los
pecados, 4como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que
grita en el desierto: | Preparad el camino del Señor, | allanad sus senderos; 5los valles
serán rellenados, | los montes y colinas serán rebajados; | lo torcido será enderezado, |
lo escabroso será camino llano. 6Y toda carne verá la salvación de Dios». 7A los que
venían para ser bautizados les decía: «¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a
escapar del castigo inminente? 8Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis
ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz
de sacar de estas piedras hijos de Abrahán. 9Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y
todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego».
JUAN 1, 22-34
Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han
enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». 23Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el
desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». 24Entre los
enviados había fariseos 25y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres
el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». 26Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en
medio de vosotros hay uno que no conocéis, 27el que viene detrás de mí, y al que no
soy digno de desatar la correa de la sandalia». 28Esto pasaba en Betania, en la otra
orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando. 29Al día siguiente, al ver Juan a Jesús
que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. 30Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por
delante de mí, porque existía antes que yo”. 31Yo no lo conocía, pero he salido a
bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel». 32Y Juan dio testimonio
diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó
sobre él. 33Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel
sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu
Santo”. 34Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».
PORQUE EL DESIERTO:
Isaias 1, 15-20
5
Cuando extendéis las manos | me cubro los ojos; | aunque
multipliquéis las plegarias, | no os escucharé. | Vuestras manos están
llenas de sangre. 16Lavaos, purificaos, apartad de mi vista | vuestras
malas acciones. | Dejad de hacer el mal, 17aprended a hacer el bien. |
Buscad la justicia, | socorred al oprimido, | proteged el derecho del
huérfano, | defended a la viuda. 18Venid entonces, y discutiremos |
—dice el Señor—. | Aunque vuestros pecados sean como escarlata, |
quedarán blancos como nieve; | aunque sean rojos como la púrpura, |
quedarán como lana. 19Si sabéis obedecer, | comeréis de los frutos de
la tierra; 20si rehusáis y os rebeláis, | os devorará la espada | —ha
hablado la boca del Señor—».
ORACION Y SACRIFICIO
Sacrificarnos por ese amor, dar muerte al pecado, a lo que nos aparta de
Dios, a nuestros ídolos.
1Corintios 13
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería
más que un metal que resuena o un címbalo que aturde. 2Si tuviera el don de profecía y
conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas,
pero no tengo amor, no sería nada. 3Si repartiera todos mis bienes entre los
necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me
serviría. 4El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se
engríe; 5no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; 6no se alegra
de la injusticia, sino que goza con la verdad. 7Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta. 8El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se
acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. 9Porque conocemos
imperfectamente e imperfectamente profetizamos; 10mas, cuando venga lo perfecto, lo
imperfecto se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un
niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
12
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi
conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios. 13En
una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el
amor.