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“Año de la Universalización de la Salud”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

CÁTEDRA : DERECHO ROMANO

TÍTULO : EL PODER DE ENAJENAR Y ADQUIRIR

DOCENTE : DR. MIGUEL ÁNGEL VILLA VEGA

ESTUDIANTES : RIOS RAMIREZ, JOYCE SCARLET


ROSALES DEL AGUILA, RAFAEL

CICLO : II

TURNO : NOCHE

AÑO – 2020

Iquitos – Perú

DEDICATORIA

1
A nuestras familias que, con su apoyo
incondicional, amor y confianza nos permiten seguir
adelante con nuestros estudios profesionales y así
lograr nuestros objetivos y metas contribuyendo con
la ética y la moral dentro de la sociedad sin corromper
nuestros ideales y principios.

A nuestro docente Miguel Ángel Villa Vega, por


el empeño y la dedicación que pone al impartir sus
conocimientos en clases, formando así exitosos
profesionales en el campo del derecho.

ÍNDICE
Contenido Pág.
Dedicatoria 2
Introducción 5

2
CAPITULO I 6
EL PODER DE ENAJENAR Y ADQUIRIR 6
CONCEPTO DE ENAJENACIÓN 6
Enajenación de bienes 6
Enajenación en derecho 6
El origen de la enajenación de bienes 7
CONCEPTO DE ADQUIRIR 7
Adquirir en derecho 7
LOS BIENES EN EL DERECHO ROMANO 8
DIFERENTES TIPOS DE BIENES COMERCIALES 9
Bienes muebles o inmuebles 9
Lo fungible y no fungible 10
Consumibles y no consumibles 10
Divisibles e indivisibles 10
TIPOS DE ENAJENACIÓN 10
- Por título oneroso 10
- Compraventa 10
- Permuta 11
- Por título gratuito 11
-Donación 11
-Herencia 11
CAPITULO II 12
EL PODER DE ENAJENAR Y ADQUIRIR EN EL DERECHO ROMANO 12
Del poder de enajenar 12
Ciertas personas pueden enajenar sin ser propietarias 12
Sobre la venta 13
Efectos de la venta 13
Caso de no presentarse comprador 14
Ciertos propietarios no pueden enajenar 15
Disuelto el matrimonio 19
Personas a quienes se devuelve 20
Por quién se adquiere 20
De la adquisición por los esclavos 21
a) Adquisición de la propiedad 21
b) Adquisición de la posesión 21
De la adquisición por los hijos de familia 22
USUCAPION 22
De la regla nihi per extramean personam adquiri posse 26
LA ENAJENACIÓN DE BIENES EN LA ACTUALIDAD 28
LA ENAJENACION EN EL CODIGO CIVIL PERUANO 28
Indisponibilidad de los bienes del ausente 28
Autorización judicial para disponer de los bienes del ausente 29
Prohibición de los padres de enajenar y gravar bienes del hijo 29
Opinión del hijo sobre la disposición de sus bienes 29
Improcedencia de prohibición de enajenar o gravar 29
Transferencia de propiedad de bien inmueble 29
Pactos que no pueden integrar la compraventa 29
Enajenación del bien secuestrado 29

3
CONCLUSIÓN 30
BIBLIOGRAFÍA 31
WEBGRAFÍA 31

INTRODUCCIÓN

La presente monografía tiene como finalidad, tratar acerca de todo lo


concerniente al tema “El Poder de Enajenar y Adquirir”; abordaremos sobre los

4
conceptos generales, orígenes y su aplicación tanto en el derecho romano como
en la legislación peruana.

El derecho romano es fuente del derecho moderno, como tal, su estudio es


de suma importancia, para comprender la naturaleza de las normas que nos
gobiernan hoy en día, por tal motivo, no podemos dejar de lado el poder de
enajenar y adquirir dentro del derecho romano.

Por su parte, cabe resaltar, que el término “bien” se origina precisamente en el


derecho romano, que llamaba así a cualquier elemento externo al hombre que se
pudiera poseer, ya sea material o inmaterial.

La enajenación de bienes, consiste en el derecho de traspasar algún bien


de un patrimonio a otro, este traspaso o transmisión de bienes pueden darse de
diferentes formas, tales como la compra, venta, renta, donación, herencia, entre
otras. Se encuentra inmersa dentro del derecho civil, es por eso que usamos como
referencia legislativa la enajenación en el Código Civil Peruano.

Por otro lado, el término adquirir se utiliza dentro del ámbito jurídico, para
designar el hecho de hacer propio un derecho o cosa que a nadie pertenece, o se
transmite a título lucrativo u oneroso, o por prescripción.

CAPITULO I

EL PODER DE ENAJENAR Y ADQUIRIR

5
CONCEPTO DE ENAJENACIÓN:

El término enajenación se refiere a la acción de enajenarse, es decir, vender,


traspasar o ceder el derecho que se tiene sobre una propiedad a otra persona. Es
una palabra que deriva del latín inalienare, alienāre, y significa “enajenar”1.
Como sinónimos de enajenación podemos encontrar: transferencia, traspaso,
alineación, etc.

Enajenación de bienes

La enajenación de bienes, consiste en desposeerse o privarse de algo


generalmente de manera voluntaria, ya sea de un bien patrimonial o monetario.
Por ejemplo, enajenarse de una herencia o propiedad para que sea aprovechada
por otra persona.

En consecuencia, la enajenación de bienes, sea voluntaria o no, implica ceder


definitivamente el dominio total de un bien, es decir, ceder el derecho de
pertenencia a otro.

Enajenación en derecho

“Si nos referimos a enajenarse en cuanto a derecho o en sentido jurídico, es


para indicar la acción de transferir el derecho real2 que se tiene sobre alguna
propiedad o herencia a otra persona, bien sea a causa del cobro de una deuda no
cancelada a tiempo, una compra-venta o la transferencia de derechos de un
patrimonio a otra persona o institución”3. La enajenación, para estos fines, puede
ser debido a un hecho jurídico o un acto jurídico.

Un hecho jurídico es aquél acontecimiento natural sobre el cual el hombre


no tiene poder, sin embargo, este crea cambios y consecuencias en el
derecho de los bienes, tal es el caso de un nacimiento o una muerte.
Por otro lado, se le llama acto jurídico a la acción realizada
deliberadamente con la finalidad de transmitir o cambiar los derechos de
un bien, como lo sería la creación de un contrato de venta.4

1
https://www.significados.com/enajenacion/
2
Un derecho real es un poder jurídico que ejerce una persona (física o jurídica) sobre una cosa. Este
poder puede ser directo e inmediato o indirecto y mediato, y puede suponer un aprovechamiento total o
parcial, siendo este derecho oponible a terceros. La figura proviene del Derecho romano ius in re o
derecho sobre la cosa. https://es.wikipedia.org/wiki/Derechos_reales
3
https://www.significados.com/enajenacion/
4
https://www.lifeder.com/enajenacion-de-bienes/

6
La transmisión de un bien puede darse de diferentes formas, entre ellas se
encuentran la compra, venta, renta o incluso la donación.

Al hablar de enajenación de bienes, hablamos a grandes rasgos de toda


modificación que puede haber en el derecho de pertenencia que tiene una persona
sobre un bien.

El origen de la enajenación de bienes

Para conocer a fondo este término, en primer lugar debemos definirlo.


Enajenación es la palabra que denomina la acción de separar o perder. Por su
parte, el término “bien” se origina en el derecho romano, que llamaba así a
cualquier elemento externo al hombre que se pudiera poseer, ya sea material
(como joyas o un hogar) o inmaterial (derechos).

Así, la enajenación de bienes se refiere a separase de las posesiones ya sea


por medio de la venta o donación, o perder los bienes en caso de un embargo.

CONCEPTO DE ADQUIRIR

Adquirir es una palabra cuyo origen es latino. Proviene del


verbo adquirere o acquirere cuyo significado es aumentando, añadir a lo que ya
se tiene o a lo que es, procurarse, ganar. Está formado por el
prefijo ad- (dirección hacia, asociación, junto a) sobre el verbo quaerere (buscar,
requerir, preguntar)5. 

La primera definición que da la Real Academia Española es “ganar,


conseguir con el propio trabajo o industria”. Otras, son: “comprar (obtener algo
con dinero)”; “lograr o conseguir”. 

Adquirir tiene como sinónimos los siguientes términos: Lograr, obtener,


conseguir, alcanzar, atraer, percibir, ganar, comprar, apoderarse, tomar,
apropiarse, adueñarse.
Adquirir en derecho

En el ámbito jurídico se utiliza este vocablo para designar el hecho de


“hacer propio un derecho o cosa que a nadie pertenece, o se transmite a título
lucrativo u oneroso, o por prescripción”.

5
https://diccionarioactual.com/adquirir/

7
Lo cierto es que siempre que se utiliza este vocablo es para manifestar la
obtención de algo, sea por empuje, por compra, porque ha sido recibido por no
pertenecer a nadie y en algunas ocasiones, porque la persona se ha apropiado de
un objeto o título.

LOS BIENES EN EL DERECHO ROMANO

Si buscamos comprender la enajenación de bienes, tenemos que trasladarnos


al derecho romano, pues es aquí donde por primera vez se habla de bienes y la
propiedad.

La suma de todos los bienes, es decir las posesiones, y la resta de las deudas
resultan en eso que los romanos llamaron patrimonio.

Para los romanos era importante aclarar quién podía ser dueño de una
determinada cosa. Existían los bienes fuera del comercio, aquellos que no se
podían apropiar o vender ya sea porque estos pertenecían a lo divino (templos
religiosos) o porque pertenecían a la naturaleza (ríos y montañas).6

Por otro lado, los bienes comerciales eran aquellos que podían poseerse o
intercambiarse, como una granja, un hogar o una herencia.

Planiol y Ripert indicaban al respecto:

El Derecho francés ha abandonado el antiguo principio que imponía como


necesaria la tradición para realizar la transmisión. En nuestras leyes, el
contrato es, no solamente fuente de obligaciones como en Derecho
Romano, sino también "traslativo de la propiedad". Vender, es enajenar:
ambas nociones eran muy distintas en la antigüedad; hoy se confunden. La
transmisión de la propiedad se ha convertido en un efecto tan directo e
inmediato del contrato como la misma creación de obligaciones.

El Derecho francés ha abandonado el antiguo principio que imponía como


necesaria la tradición para realizar la transmisión. En nuestras leyes, el
contrato es, no solamente fuente de obligaciones como en Derecho
Romano, sino también "traslativo de la propiedad". Vender, es enajenar:
ambas nociones eran muy distintas en la antigüedad; hoy se confunden. La

6
http://www.aliat.org.mx/BibliotecasDigitales/derecho_y_ciencias_sociales/Derecho_romano

8
transmisión de la propiedad se ha convertido en un efecto tan directo e
inmediato del contrato como la misma creación de obligaciones.

El comprador, el permutante, el donatario devienen "propietarios de la


cosa" al mismo tiempo que "acreedores" del enajenante; la obligación de
transmitir la propiedad convenida entre las partes, es "ejecutada" al mismo
tiempo que se forma. Este resultado se expresa diciendo que la propiedad
se transmite por el simple consentimiento.

De acuerdo al párrafo precedente, podemos afirmar que el derecho francés se


ha modernizado en cuanto al concepto de enajenación frente al derecho romano,
ya que antes consideraban exclusivamente la transmisión de propiedades de una
persona a otra, dejando de lado el concepto de venta, hoy en día se puede
establecer una relación entre enajenar y vender. De igual forma es fundamental la
existencia de un contrato, donde se establecen todos los acuerdos existentes entre
ambas partes y así concluir con la acción de enajenar, cabe señalar que toda
compraventa es una enajenación, pero no toda enajenación es una compraventa,
ya que la enajenación se puede manifestar de otras formas, tales como donar,
ceder, heredar, entre otras que establezcan el desprendimiento de un determinado
bien o patrimonio.

DIFERENTES TIPOS DE BIENES COMERCIALES7

Hemos visto que los bienes son una vasta categoría de posesiones tangibles e
intangibles, por ello tienen diferentes clasificaciones:

Bienes muebles o inmuebles

Se trata de los bienes que se pueden mover o trasladar (muebles) y aquellos


que no (inmuebles). Podemos considerar mueble un auto, una mesa o una obra de
arte; los inmuebles, por su lado, son edificios, construcciones o incluso una
porción de suelo.

Lo fungible y no fungible

En pocas palabras, aquello que puede reemplazarse y aquello que no. Un bien
fungible es algo que es producido de forma seriada, como un auto o un
electrodoméstico.
7
https://www.lifeder.com/enajenacion-de-bienes/

9
Es no fungible aquello que sea irremplazable, como lo sería la obra de un
pintor famoso o una joya única en el mundo.

Consumibles y no consumibles

Un consumible es un bien que se agota con el primer uso, puede tratarse de un


alimento, una bebida o un objeto desechable.

Los bienes no consumibles son aquellos que pueden re-utilizarse como las
prendas de vestir, que a pesar de sufrir deterioros con el tiempo, estas pueden
durar por muchos años.

Divisibles e indivisibles

Un bien divisible es aquél que al separarse en partes no pierde su valor, como


el dinero o el espacio de un terreno, el primero puede abonarse y el segundo
dividirse en lotes; algo no divisible pierde su valor al ser separado en partes,
como una silla o un teléfono.

TIPOS DE ENAJENACIÓN

La enajenación de bienes es el acto jurídico en que se transmite la propiedad


de un patrimonio a otro, esto puede ser a cambio de un ingreso (ganancia) o de
forma gratuita. Existen entonces las enajenaciones8:

-Por título oneroso

Se refiere a los contratos o acciones que llevarán a un beneficio mutuo entre


ambas partes, donde una parte puede recibir un auto, por ejemplo, mientras que la
otra parte recibe el equivalente monetario del auto, o incluso un auto de igual o
mayor valor. Esto se divide en:

-Compraventa

Se trata del tipo de contrato donde se realiza un intercambio que resultará


beneficioso para ambas partes, donde el vendedor da algo al comprador a cambio

8
https://www.lifeder.com/enajenacion-de-bienes/

10
de su precio en dinero. Este debe ser siempre bilateral y ambas partes deben estar
de acuerdo.

-Permuta

Tipo de contrato donde ambas partes reciben el derecho de una propiedad a


cambio de otra, es decir, un intercambio o trueque.

Esta actividad debe ser altamente controlada debido a la posible disparidad


entre una propiedad y la otra, haciendo el intercambio imperfecto o injusto. Esta
práctica perdió popularidad con la invención de la moneda.

-Por título gratuito

Se refiere a la situación donde una persona, a pesar de obtener algo, no está


obligada a dar algo a cambio.

-Donación

Este es un acto jurídico unilateral, pues se trata de un donante transfiriendo


gratuitamente el dominio de uno o varios de sus bienes a un donatario. Sólo
pueden ser donados los bienes ya existentes al momento del acto.

-Herencia

Se trata del acto jurídico mediante el cual una persona tras morir traspasa sus
bienes, derechos e incluso deudas a uno o más herederos. De igual manera, este
acto es unilateral.

CAPITULO II

EL PODER DE ENAJENAR Y ADQUIRIR EN EL DERECHO ROMANO

11
Del poder de enajenar

En el Título VIII del Libro II de las Instituciones de Justiniano, se hace


referencia a aquellos sujetos a los que se les permite o no enajenar. Bajo la
palabra enajenar se comprende, no sólo la traslación del dominio y la
manumisión de los esclavos, sino el dar una cosa en enfiteusis, prenda o hipoteca
y el gravarla con servidumbre. No se puede transferir a otro, más derecho que el
que uno tiene por sí mismo.

“Como hay pérdida del dominio o de alguna facultad que le constituye,


claro es que generalmente todo dueño, pero sólo el dueño podrá ejecutar con
validez actos de semejante naturaleza. Tan evidente le parece a Justiniano este
principio, que le da por supuesto, y se limita a decirnos las excepciones que sufre
en ambos sentidos, esto es, los que siendo propietarios no pueden enajenar, y los
que no siéndolo pueden hacerlo”9.

Ciertas personas pueden enajenar sin ser propietarias:

a) Los tutores de los impúberos y los curadores pueden enajenar, pero solo
a título oneroso, los bienes de los incapaces cuyo patrimonio tiene la
misión de administrar.

b) El mandatario puede enajenar un bien que pertenezca a otro cuando se


le ha encargado especialmente por el propietario. El que ha recibido el
mandato de administrar un patrimonio no tiene el poder de enajenar todos
los bienes que le componen, sino solamente los frutos y las cosas que
pueden perecer, porque esto es un acto de administración.

c) El acreedor pignoraticio o hipotecario, puede, en la época clásica,


vender la cosa dada en prenda, si no ha sido pagado al vencimiento y
transferir su propiedad al comprador.

Al respecto, la prenda y la hipoteca son meras garantías que se dan


al acreedor de que se cumplirá la obligación, permitiéndole vender el
objeto cuando no sea cumplida oportunamente; luego, mientras no venza
la deuda, conserva el deudor sobre la cosa íntegras las facultades que
constituyen el dominio, si bien todas ellas pueden ser restringidas o
suspendidas por convenios particulares, como en su lugar veremos.

9
Tratado Elemental de Derecho Romano, Eugéne Petit. Pg. 232

12
Llegado el día del vencimiento, y no satisfecha la deuda en su totalidad
con los intereses, daños y perjuicios, o no consignando judicialmente su
importe, el acreedor puede vender la cosa, bien se le hubiera autorizado
expresamente para ello, bien nada se conviniera, bien se pactara que no
había de venderse, con tal que se observen las formalidades debidas.

Con el propósito de otorgar al deudor cuantas ventajas permite el derecho


del acreedor, dictó Justiniano varias disposiciones nuevas relativas a la
venta, a sus efectos y al caso en que no hubiera comprador 10.

Sobre la venta

Se observará en primer lugar lo convenido acerca de la manera con que


haya de procederse a la venta, del tiempo y demás circunstancias. Cuando
nada se convino, el acreedor notificará al deudor su resolución de vender;
y a contar desde la notificación o desde la sentencia en que se le condene
al pago, esperará dos años. Si se pactó que no se enajenaría, deben
preceder tres requerimientos. Transcurridos estos plazos, puede hacerse la
venta pública o privadamente.

El acreedor procede a la venta como representante del deudor; por


consecuencia responde a éste del dolo y de la culpa, y no puede comprar
por sí ni por persona interpuesta. Cuando la venta se hiciere judicialmente,
podía el acreedor comprar si no había comprador u ofrecía un precio bajo.

Efectos de la venta

Vendida la cosa, se extingue la hipoteca que dio margen a la venta y todas


las posteriores en fecha.

El acreedor que vendió debe ceder su derecho al comprador y entregarle la


posesión del objeto. Esta posesión le transfiere los derechos que tuviera el
deudor, haciéndole propietario si éste lo era, y en otro caso le constituye
en situación de usucapir, aprovechando la posesión del deudor.

Vendiendo el acreedor como mandatario del deudor, no está obligado a la


evicción, si no se pacta expresamente, obra de mala fe, o procede la
reclamación de un acreedor preferente; cumple con ceder sus acciones
contra el deudor.
10
Manual de Derecho romano según el orden de las Instituciones de Justiniano, D. Julián Pastor y Alvira,
Pg. 287

13
El precio de la venta se aplica al pago de la deuda que el acreedor quiera,
cuando son varias, y en primer término al de los intereses. Si no alcanza
para el total pago, el deudor continúa obligado personalmente por el resto.
Si al contrario, es superior a la deuda, una vez cobrada por el acreedor,
devuelve el exceso, con usuras en caso de tardanza, para otro acreedor
posterior o para el deudor.11

Cuando el acreedor vende sin tener derecho, la venta es nula; el deudor


puede reclamar el objeto de quien le posea; y si le hubiere ya usucapido,
exigirá del acreedor el precio.

Aunque el acreedor tenga derecho para vender, el deudor podrá reclamar


la devolución del objeto con sus frutos, cuando la venta se hubiere hecho
sin observar las debidas formalidades, o hubiere mediado mala fe por
parte del comprador, ofreciendo a éste el precio que satisfizo.

Mas cuando la venta se realiza teniendo el acreedor derecho para ello, con
la debida formalidad y buena fe del comprador, queda irrevocable,
pudiendo únicamente el deudor reclamar contra el acreedor si hubiera
obrado de mala fe.

Por último, si se vendiera la cosa en menos suma de lo que valía, el


deudor puede reclamar del acreedor hasta el justo precio; y resultando
insolvente, pedir la cosa al comprador ofreciéndole el precio que satisfizo.

Caso de no presentarse comprador

Cuando nadie se presenta a comprar, el acreedor debe requerir


nuevamente al deudor si está presente, o señalársele por el tribunal un
plazo dentro del cual podrá recobrar la garantía. Transcurrido éste sin
pagar, el acreedor solicitará que se le adjudique la cosa| por su justo
precio; mas el deudor tiene otros dos años después de adjudicada para
readquirirla, satisfaciendo el capital con los intereses y daños bajo
juramento del acreedor. 12

Si el valor del objeto es inferior al de la deuda, el acreedor continúa


siéndolo por el resto. Si, viceversa, el valor del objeto supera al de la
11
Manual de Derecho romano según el orden de las Instituciones de Justiniano, D. Julián Pastor y Alvira,
Pg. 288
12
derechoromano.es/2018/08/quienes-permite-enajenar.html

14
deuda, el deudor conserva su derecho sobre la cosa en cuanto importe el
exceso; mas para evitar las dificultades inherentes a la comunión, podrá el
acreedor entregar lo que exceda al deudor o a los acreedores de éste.

Ciertos propietarios no pueden enajenar

a) El pupilo no puede enajenar sus bienes sin la auctoritas tutoris, la


misma incapacidad sometía a la mujer a tutela perpetua, pero únicamente
para sus res mancipi.

Al respecto, la doctrina que consigna Justiniano en este lugar forma parte


de la administración de los tutores:

1. El pupilo presta una cantidad en mutuo sin autoridad de su tutor; non


contrahit obligationem, quia pecuniam non facit accipientis. Esto quiere
decir que semejante hecho no constituye un contrato por virtud del cual el
pupilo tenga simple derecho de crédito para reclamar la devolución de lo
entregado, como sucede en el préstamo válido, y que, como la entrega es
nula, permanece dueño de las monedas el pupilo, y podrá reivindicarlas
mientras existan separadas en poder de quien las recibió. Mas si éste las
hubiera consumido o mezclado con otras, ya no sería posible la
reivindicación, y habrían de ejercitarse las siguientes acciones:

i) Si se consumieron o mezclaron de buena fe, la condictio, que procede


inmediatamente, sin esperar a que transcurra el plazo marcado, porque no
hay contrato.
ii) Si de mala fe, la ad exhibendum, para que las manifieste; y como quiera
que no puede hacerlo, para que se le condene al pago de los daños que
bajo juramento fije el pupilo.

2. El pupilo recibe un pago sin autoridad del tutor. Adquiere la propiedad


de lo cobrado, porque ya sabemos que al pupilo res sine tutoris auctoritate
rectè dari possunt; pero no se extingue la deuda, porque sin autoridad del
tutor el pupilo no puede perder sus derechos, y únicamente corresponde al
deudor la excepción doli mali por la suma de que el pupilo se hubiese
aprovechado.

Aunque el pago se hiciera al tutor o con su autoridad al pupilo, no


quedaba enteramente seguro el deudor; porque si el tutor resultase
insolvente, el pupilo podrá pedir la restitutio in integrum contra el pago.

15
Justiniano remedió este inconveniente disponiendo que el deudor al pupilo
o a un menor de veinticinco años obtendría completa seguridad,
plenissima securitas, pagando al tutor o curador en virtud de una judicialis
sententia, en virtud de una autorización del juez prestada sin gastos,
porque ni quiere gravar al pupilo, ni sería justo recargar al deudor por la
edad de su acreedor. Recordemos también que el tutor y curador pueden
cobrar válidamente sin decreto judicial las rentas correspondientes a uno o
dos años cualquiera que sea su importancia, y los correspondientes a más
de dos años, cuando no excedan de 100 sólidos.13

3. El pupilo paga una deuda sin autoridad del tutor. Justiniano se limita a
decirnos que el pago es nulo, porque no pudiendo enajenar el pupilo sin
autoridad del tutor, id quod solvunt non fit accipientis. Según esto, parece
que el pupilo podría reclamar la devolución de la cantidad por las mismas
acciones que en el caso de préstamo14.

b) El furiosus, no puede proceder por sí mismo a una enajenación válida


mientras esté en estado de locura. Lo mismo hay que afirmar del pródigo
interdicto, mientras dure su interdicción.15

Al respecto, es preciso señalar que los conocimientos médicos de la


antigüedad no llegaron en ningún momento a dilucidar las diversas
perturbaciones psicopáticas que anulaban en el individuo afectado la
capacidad de entender y querer, de ahí la ambigüedad de las fuentes para
designar al enajenado mental. Los términos más usuales y que con mayor
frecuencia aparecen son furiosus, y demens, utilizándose a veces otros
como insanus, fatuus, lunaticus o mente captus.

Siendo el enfermo mental incapaz de comprender y querer (Gayo, 3, 106),


es lógico que estuviese sometido al cuidado de un curador (curator) y no
pudiese realizar por sí mismo acto jurídico alguno. Las funciones del
curador (que guardan notable analogía con las del tutor del impúber) se
circunscriben a la administración del patrimonio del furiosus y, en general,
a la custodia y salvaguarda personal del mismo.

Pródigo, del latín prodigus, en sentido estricto es aquél que dilapida sus
bienes y los consume en gastos inútiles sin medida ni razón. Dada su

13
Manual de Derecho romano según el orden de las Instituciones de Justiniano, D. Julián Pastor y Alvira,
Pg. 289
14
https://www.derechoromano.es/2018/08/quienes-permite-enajenar.html
15
Derecho romano, Willy Ramirez Chavarry. Pg. 242

16
ineptitud práctica para administrar normalmente su patrimonio, al igual
que los dementes, fueron sometidos a un curador (curator prodigi) que
administraba su hacienda. Tanto para el enfermo mental como para el
pródigo, en principio, y en atención a la Ley de las XII Tablas que lo
designaba entre sus agnados, se habló de curador legítimo, más tarde pudo
ser nombrado por el Pretor, u otro órgano estatal como el Presidente de la
provincia.

La curatela de los pródigos no terminaba automáticamente cuando el


pródigo dejaba de serlo, y sí únicamente cuando el magistrado revocaba la
interdictio bonorum, esto es, la prohibición de administrar sus bienes16

c) El menor de veinticinco años en curatela es tratado como el pupilo, en


el último estado del derecho. Le es preciso, para enajenar, el
consentimiento del curador.17

d) El marido, propietario de los bienes que le han sido dados en dote, ha


perdido completamente, bajo Justiniano, el derecho de enajenar o de
hipotecar los inmuebles dotales.18

Al respecto, los bienes dotales se adquieren por aquel que ha de sostener


las cargas del matrimonio. Pertenecen, pues, al marido, si es sui iuris. Si
fuese alieni iuris, corresponden al ascendiente bajo cuya potestad se halle,
pero cuando el ascendiente muera, podrá el hijo retirar previamente la dote
del caudal hereditario.

Mas, ¿en qué concepto adquieren estas personas los bienes dotales? Para
resolver esta cuestión, que tanto divide a los escritores, necesitamos
conocer las facultades que se les atribuyeron en las diferentes épocas.

1. Hasta el tiempo de Augusto, no cabe dudar que la dote venía a


constituir parte del patrimonio del marido o de su ascendiente, quienes
podían disponer de ella sin limitación alguna.

2. Bajo el imperio de Augusto se dictó la ley Julia de fundo dotali o de


adulteriis. Según las Instituciones, prohibía esta ley enajenar el predio
dotal itálico sin consentimiento de la mujer, e hipotecarle aunque ella
consintiese. Augusto sin duda tuvo en cuenta la mayor facilidad con que
16
https://www.derechoromano.es/2011/12/la-curatela.html
17
Derecho romano, Willy Ramirez Chavarry. Pg. 242
18
Derecho romano, Willy Ramirez Chavarry. Pg. 242

17
se prestaría la mujer a constituir hipoteca, cuyos efectos remotos no
preveía, que a la enajenación cuyos resultados inmediatos no podían
ocultársele.

3. Justiniano declaró en 530 que el marido no podría vender ni hipotecar el


fundo dotal entregado sin estimación, bien fuese itálico o provincial,
aunque la mujer consintiera.

Estas prohibiciones se extendían al esposo que hubiera recibido


anticipadamente la dote, y subsistían después de disuelto el matrimonio.
No eran, sin embargo, tan absolutas que siempre fuese imposible la
enajenación; porque esta subsistía en los casos siguientes:19

1. Cuando se verificaba por consecuencia de una necesidad legal; v. gr.: si


el condueño solicitase la división.

2. Cuando el marido se daba en arrogación. Caso que ya no tiene lugar


después de las reformas de Justiniano.

3. Cuando el marido lega el fundo dotal e instituye por heredera a la


mujer, si a esta le queda libre el valor del fundo vendido.

4. Cuando se permutan los objetos dotales en utilidad de la mujer.

5. Cuando se devuelve la dote durante el matrimonio en los casos


permitidos.

6. Cuando, disuelto el matrimonio, no hubiera de restituirse la dote a la


mujer y la adquiriese el marido.

Tales son las disposiciones legales que regulan los derechos del marido
sobre la dote. Aparece de ellas:

1. Que el pleno dominio del marido únicamente se restringió acerca del


fundo que se hubiera dado sin estimación; mas nunca respecto de los
fundos estimados ni de las cosas muebles.

2. Que aquella restricción no quitó al marido el dominio sobre el predio


inestimado; porque solamente le privó el ejercicio de la facultad de
19
Manual de Derecho romano según el orden de las Instituciones de Justiniano, D. Julián Pastor y Alvira,
Pg. 287

18
enajenar; sin transferirla a otra persona; y en el hecho mismo de prohibirle
la enajenación, reconoce que es dueño.

3. Que aun esta prohibición no fue absoluta, supuesto que se mantenía en


los casos expresados.

Esta doctrina se halla comprobada en numerosos fragmentos de las


Pandectas que resuelven casos concretos.

Viceversa, durante el matrimonio, ningún derecho corresponde a la mujer


sobre los bienes dotales; pero como le tiene eventual para reclamarla
cuando aquel se disuelva, no debemos extrañar:

1. Que las leyes consideren la dote cual si perteneciere a la mujer.

2. Que otorguen a esta ciertas acciones conducentes a la seguridad de


aquel derecho eventual. Por esto puede reclamar contra los responsables
de la venta de un fundo que inestimado entregó a su marido y éste pierde
en juicio, y después de su muerte, los herederos; por esto también, cuando
resulta evidentemente que los bienes del marido no bastarán para la
devolución de la dote, puede pedir el secuestro de la misma y aun su
efectiva restitución.20

Disuelto el matrimonio

Los bienes dotales no pueden ser restituidos mientras dura el matrimonio,


sin que ocurra una causa legítima especial; y si lo fueren, deberán
devolverse al marido con todos los frutos que hubieran producido desde
que la mujer los recibió. Esto se funda, bien en que resultaría una
donación hecha por el marido a la mujer; bien en que, como dice Paulo:
dotis causa perpetua est; et cum voto ejus, qui dat, ita contrahitur ut
semper apud maritum sit. Se estiman causas legítimas los alimentos de la
mujer o de ciertos parientes suyos, la compra de un fundo y el pago de
deudas.

Una vez disuelto el matrimonio, fue muy diverso el derecho que se


observó en cuanto a la restitución de la dote.

Circunscribiéndonos a la época de Justiniano, veamos:

20
Derecho romano, Willy Ramirez Chavarry. Pg. 243

19
Personas a quienes se devuelve

Si al establecerse la dote se prefijó a quien debía devolverse, se observará


lo convenido, con tal que el pacto resulte claramente.

En defecto de convenio, rigen las siguientes disposiciones:

Cuando el matrimonio se disuelve por muerte de la mujer, la dote


profecticia vuelve al ascendiente que la constituyó, aunque la mujer no
estuviere en la potestad del ascendiente y quedasen hijos del matrimonio;
pero si el constituyente hubiera muerto antes que la mujer, corresponde a
los herederos de ésta. La dote adventicia pasa desde luego a los herederos
de la mujer; y sólo vuelve al constituyente en el caso de haberlo estipulado
(dote recepticia).21

Cuando el matrimonio se disuelve por muerte del marido, o por divorcio,


la dote, bien se profecticia, bien adventicia, se restituye a la mujer o a sus
herederos, si esta es sui iuris o su padre se halla ausente, sufriendo una
condena, furioso o cautivo; mas si estuviese en potestad, a su jefe
doméstico; quien no podrá reclamarla contra la voluntad de la mujer; y la
adquirirá para sí y para su hija; de manera que, como peculio adventicio,
pasará integra a la hija cuando el padre muera.

Por quién se adquiere

Según el antiguo Derecho civil, un ciudadano sui juris, puede adquirir la


propiedad y los Derechos reales, no solamente por sí mismo, sino también por las
personas que tiene bajo su potestad; es decir, por los esclavos, los hijos e hijas de
familia, las mujeres in manu y las personas in mancipio, porque la personalidad
de estos se confunde con la suya. Por el contrario, no se puede adquirir nada por
una persona libre e independiente, per liberam et extraneam personam. 22

Desde los comienzos del imperio hasta Justiniano estos principios


recibieron grandes restricciones. La desaparición de la manus y el mancipium por
una parte, el desarrollo de los peculios para los hijos de familia, por otra, han
limitado los casos en que el jefe de familia adquiere por medio de las personas
sometidas a su potestad.

21
https://www.derechoromano.es/2018/08/quienes-permite-enajenar.html
22
Derecho Romano, Norbil Cieza Montenegro. Pg. 244

20
La regla de que no se puede adquirir por una persona extraña ha cesado,
quedando el principio de adquisición por los esclavos.

De la adquisición por los esclavos

El esclavo no podía tener nada propio. Todo lo que adquiriera le pertenecía a su


dueño y la regla ha subsistido en todas las épocas del Derecho romano. Las
condiciones conforme a las cuales se efectúa esta adquisición varían según que se
trate de la propiedad o de la posesión

a) Adquisición de la propiedad:

Cuando el esclavo recibía tradición o mancipación de una cosa, de suerte


que hubiese llegado a ser propietario si fuera libre y sui iuris, la propiedad
la adquiere el dueño sin saberlo y contra su voluntad. Pero era muy
distinto si se trataba de una sucesión que el esclavo estaba llamado a
recoger; era un patrimonio que comprendía bienes y deudas y no debía el
dueño llegar a ser deudor sin haber consentido en ello. El esclavo no podía
aceptar la sucesión sin la autorización del dueño.

b) Adquisición de la posesión:

También adquiría el dueño la posesión por intermedio del esclavo. Pero


esta adquisición no se efectuaba sin su voluntad, como la de la propiedad.
Para poseer era preciso tener por sí mismo el animus domini.

Estos principios sufren, sin embargo, una excepción. El dueño llega a ser
poseedor, aún sin saberlo, de las cosas que el esclavo hace entrar en su peculio.

El animus del esclavo reemplaza entonces al del dueño. Esta derogación


del Derecho común había sido establecida en interés del dueño para que no se
viese obligado a inquirir a cada instante de los bienes que entran en el peculio.

Cuando un esclavo pertenece a varios amos, sus adquisiciones benefician a


cada uno de ellos proporcionalmente a su derecho de propiedad sobre el esclavo.
Por excepción, el esclavo adquiere para un solo amo, si en el momento de
adquisición aquel lo designa como el único a beneficiarse, o si ha obrado por
orden de uno solo.

21
De la adquisición por los hijos de familia23

El jefe de familia adquiere por los hijos sometidos a su potestad, como por los
esclavos y según las mismas reglas. Según los antiguos principios, los hijos bajo
potestad no pueden tener nada propio. Sus adquisiciones entran en el patrimonio
familiar, sobre el cual únicamente el jefe de familia ejerce los derechos de
propietario.

Para dejar cierta independencia al hijo de familia y favorecer su actividad el


padre tenía la costumbre de concederle, como al esclavo, el goce de ciertos
bienes que formaban un peculio profecticio (a parte profectum), el hijo tenía
sobre este peculio poderes de libre administración, podía consentir enajenaciones
a título oneroso, pero no donaciones. Si esta emancipado, guardar el peculio
cuando el padre no se le lo retira expresamente y puede llegar a ser propietario
por usucapión.

USUCAPION

Desde el antiguo Derecho Romano, la prescripción llamada también


usucapión, ha existido, ya que la ley de las XII Tablas lo contemplaba, en ella ya
se establecía la pérdida de un derecho sobre bienes inmuebles con el solo
transcurso del tiempo. Pero así como la prescripción es una manera de perder
un bien, ya sea inmueble o mueble que pertenece en propiedad, el derecho civil
lo hace parte de una forma de adquirir la propiedad sobre los mismos. Mientras
unos pierden otros ganan, ya sea de buena o de mala fe. El derecho Civil es
quién regula esta acción y dentro de sus artículos establece los años en el que
prescriben los bienes de acuerdo a su substancia.

La usucapión es un modo de derecho civil (ius civile) de adquirir


casualmente el dominio o propiedad civil de los bienes inmuebles o muebles por
la posesión civil de buena fe, (posessio ex bona fide) continuada e
ininterrumpida de los mismo durante los plazos legales de dos años y un año
respectivamente.

La usucapión se originó como complemento de la mancipatio en relación


con la actio auctoritatis. En efecto, la responsabilidad por evicción (evictio) por
parte d-el mancipio dans no podría ser ilimitada temporalmente, como tampoco
el mancipio accipiens podía quedar indefinidamente sometido a la adquisición
de la propiedad civil sólo en la medida en que el mancipio dans fuese

23
https://www.derechoromano.es/2011/12/la-familia-romana.html

22
propietario civil de la res mancipi. En otros términos, por interés público, la
propiedad civil de un bien no podía quedar permanentemente incierta. Así pues,
se señaló un límite temporal a dicha responsabilidad por evicción o auctorias:
dos años si la res mancipi era inmueble y un año si la res mancipi o por
extensión posterior, res nec mancipi era mueble, pasado uno u otro plazo legal
el mancipio dans se liberaba de la responsabilidad por evicción y el mancipio
accipiens que había poseído durante uno u otro plazo consolidaba la propiedad
civil de manera independiente a la derivada del mancipio dans. Por ello, se
explica que la usucapión aparezca formulada de la siguiente manera en la ley de
las XII Tablas:

La responsabilidad por evicción de los fundos es de dos años, de todas las


demás cosas es de un año.

Como podemos observar en el precepto decenviral se habla todavía de


usus por possessio. Para excluir la usucapión en relación con determinadas
cosas, se declara ilimitada la auctoritas: La usucapión es la adquisición de la
propiedad por la posesión continuada durante el tiempo señalado por la ley.

La usucapión o prescripción es un modo de derecho civil de adquirir


casualmente el dominio o propiedad civil de bienes inmuebles o muebles. Esta se
originó como complemento de la mancipatio en relación con la actio
auctoritatis. La ley de las XII Tablas contemplaba a la usucapión dentro de su
contenido de la siguiente manera: La responsabilidad por evicción de los fundos
es de dos años, de todas las demás cosas es de un año. Y por lo anterior se
excluyó la usucapión en relación con determinadas cosas, quedando como: La
usucapión es la adquisición de la propiedad por la posesión continuada durante
el tiempo señalado por la ley24.

Por consiguiente, mientras esta bajo potestad, la propiedad del peculio


sigue correspondiendo al padre. Esta concesión no causaba, por consiguiente,
detrimento alguno al principio según el cual el jefe de familia adquiere por las
personas sometidas por su potestad.

Mas en tanto que, para los esclavos, ese principio está aún intacto en tiempo
de Justiniano, para los hijos de familia ha sido modificado profundamente. A
partir del reinado de Augusto, se admite que los hijos de familia sean propietarios
de los bienes que han adquirido con ocasión del servicio militar, y que forman
para ellos un verdadero patrimonio, con el nombre de peculium castrense. Este

24
Fernando Betancourt. Derecho romano clásico. Pg. 167

23
temperamento se hizo extensivo sucesivamente formándose varios tipos de
peculios:

a) Peculio castrense: Creado por Augusto, confirmado por sus sucesores, está
incluido entre los numerosos privilegios que los primeros emperadores
habían concedido a los militares. Forman parte de este peculio todos los
bienes que el hijo de familia adquiere con motivo del servicio militar, tales
como su sueldo, la parte que se le atribuye en la repartición del botín y las
distribuciones de tierras, las liberalidades que le son hechas por terceros,
por motivo de su cualidad de soldado.

Tiene sobre estos bienes los derechos de un propietario, puede enajenarlos


a oneroso o a título gratuito. Puede llegar a ser acreedor o deudor del
padre de familia bajo la potestad del cual se encuentra y tiene el derecho
de ejercitar por sí mismo las acciones que le correspondan con ocasión de
este peculio. Se le trata en cuanto al peculio castrense, como un verdadero
jefe de familia.

b) Peculio quasi−castrense: Es Constantino el que organiza este peculio, en


el año 320 de nuestra era. Considera que es preciso tratar con favor tanto a
los que están en los campamentos tanto a los hijos de familia que tienen
un oficio en el palacio del emperador (palatini); guardan como propias las
economías hechas sobre sus salarios y los dones recibidos del príncipe, a
título de peculio quasicastrense. El mismo favor se extendió más tarde a
las ganancias hechas por los hijos de familia en las profesiones liberales,
como la de abogado y, por último, a los emolumentos anexos a todas las
funciones públicas.

El hijo de familia tiene sobre este peculio los mismos derechos que sobre
el peculio castrense, salvo el derecho de testar, que no le ha sido
concedido a título definitivo por Justiniano.

c) Bienes adventicios: Los peculios castrense y quasi-castrense, no estaban


reservados más que a ciertos hijos de familia: los soldados y los
funcionarios. Al crearlos los emperadores habían cedido a consideraciones
políticas que a la voluntad de reaccionar contra los efectos del poder
paterno.

Sin embargo, el carácter absoluto de ese poder conducía frecuentemente a


consecuencias inicuas. Suponiendo que uno de los hijos de familia hubiese

24
hecho por sucesión adquisiciones considerables, que acrecentaron el
patrimonio del padre, su parte de la herencia paterna no se aumentaba con
ello; sus hermanos y hermanas participaban de ello como él y el
testamento del padre podía aún favorecerles en su detrimento.

Para remediar estos abusos para lo que la legislación imperial trató de


conciliar el interés de los hijos con el respeto debido al poder del padre,
estableciendo un régimen especial para los bona adventitia. Esta reforma,
comenzada por Constantino, completada por los emperadores siguientes,
no recibió su completo desarrollo más que bajo Justiniano.

Constantino decidió que los bienes recogidos por un hijo bajo potestad, en
la sucesión materna, le pertenecían como propios y que el jefe de familia
no tendría más que su usufructo. Esta medida fue sucesivamente extendida
a todos los bienes que provenían a título gratuito de la línea materna;
después, a todos los que venían de un esposo o de un prometido. Por
último, Justiniano sometió a la misma regla, además de los peculios
castrenses y quasi-castrense, todos los bienes que el hijo bajo potestad
adquiere por una causa cualquiera, salvo los que le vienen del padre 25.

Todas estas adquisiciones forman los bona adventitia, en oposición a las


que provienen ex re patris, y que componen el peculio profeticio, sobre el
cual el padre conserva sus antiguos derechos.

El hijo bajo potestad, hijo o hija de familia, es propietario de los bienes


adventicios, pero no puede disponer de ellos por testamento. El padre de
familia tiene su usufructo, es decir la administración y el disfrute. No tiene
que rendir cuentas de ninguna clase, pero le está prohibido enajenar e
hipotecar el usufructo se extingue cuando el hijo llega a ser sui iuris.

Era de temer, desde entonces que al padre le impidiera el interés s


emancipar al hijo y por ello Constantino no decidió que el padre
guardaría, en este caso en toda propiedad, un tercio de los bienes
adventicios. Justiniano ha reemplazado ese tercio en propiedad por una
mitad en usufructo, lo que va en ventaja de ambas partes.

De este modo en el último estado del Derecho romano, la antigua regla, según la
cual los padres de familia adquieren por los hijos bajo potestad, no tiene ya
aplicación más que en dos casos:

25
Derecho Romano, Norbil Cieza Montenegro. Pg. 245

25
I) Cuando el hijo realiza un acto de adquisición en nombre del padre de
familia, del cual no es más que el instrumento.
II) Cuando se hace la adquisición con un valor suministrado por el padre
de familia, ex re o ex substantia patris.

De la regla nihi per extramean personam adquiri posse:

Si, según los antiguos principios del derecho civil romano, las personas bajo
potestad no forman más que una con el jefe de familia, el cual se aprovecha
de sus adquisiciones, la regla era en todo distinta para las personas que no
están unidas entre sí por ningún lazo de potestad. El derecho romano no
admite que se pueda llegar a ser propietario por intermedio de una persona
libre y siu juris.

Así, cuando un ciudadano ha dado a un tercero el mandato de adquirir para él


la propiedad de una cosa ese mandatario no representa al mandante, y, aun
cuando él reciba tradición en nombre del mandante, se convierte, sin
embargo, en único propietario.

Pero mientras que esta regla ha permanecido siempre verdadera para las
adquisiciones por mancipación o in jure cessio, se ha transformado desde la
época clásica, para los modos de adquirir que tiene como base la posesión, a
saber: la tradición y la usucapión. Resulta de ello que, en el último estado del
derecho, la antigua regla ha desaparecido al mismo tiempo que la
mancipación y la in jure cessio, que habían quedado como su único dominio y
que si las institutas de Justiniano la citan aun, ella no tiene ya, en esa época
más que un interés histórico.

Se había llegado a admitir la adquisición de la posesión por intermedio de un


tercer, corpore alterno, siempre que existiera en sí mismo el animus domini;
como esta solución dada por Neracio, en tiempo de Trajano, pero dudosa aun
en tiempo de Gayo, había sido ya consagrada a fines del siglo II de nuestra
era, bajo Severo y Antonio.26

Estos principios admitidos para la posesión, influyeron naturalmente en la


adquisición de la propiedad, cuando tiene por base la posesión, es decir, por la
tradición y por la usucapión.

26
Tratado Elemental de Derecho Romano, Eugéne Petit. Pg, 238

26
En efecto:

a) Ticio da a Sempronio el mandato de comprar en su nombre a él,


mandante, a una cosa nec mancipi, y de recibir la tradición de ella.
Desde que el propietario vendedor ha entregado la cosa al mandatario,
en ejecución de la venta, el mandante adquiere su posesión, aun antes
de haber sido informado de ello. Pero como hay en él la voluntad de
adquirir, y en el Traden la voluntad de enajenar en su provecho, el
mandante Ticio deviene al mismo tiempo, por el efecto de la tradición
hecha al mandatario Sempronio, no solamente poseedor, sino
propietario.
b) Si, por el contrario, la tradición ha sido hecha al mandatario por un no
propietario, el mandante no puede obtener más que si le había sido
hecha a él mismo. Es solamente poseedor, pero puede usucapir, a pesar
de esto la usucapión no comienza más que desde el día en que ha sido
informado de la tradición, porque es indispensable que sea de buena fe,
y no puede serlo sin tener conciencia de su calidad de poseedor.

En suma, en la época clásica, la regla según la cual no se puede adquirir la


propiedad por una persona extraña ya no subsiste más que para la mancipatio y la
in jure cessio. Pero, bajo Justiniano cuando esos modos de transmisión han caído
en desuso, lo mismo que la destitución de las cosas mancipi y nec mancipi, ha
cesado realmente de ser exacta, puesto que con la ayuda de la tradición o de la
usucapión, el mandante puede adquirir la propiedad por el mandatario.

LA ENAJENACIÓN DE BIENES EN LA ACTUALIDAD

Hemos aprendido la clasificación de los bienes y los tipos de enajenación, por


lo que ahora sabemos que la enajenación de bienes puede abarcar desde la
compraventa de un auto hasta la herencia de una casa.

A pesar de contemplarse de manera distinta en las leyes de cada país, es un


hecho general que la enajenación está acompañada de ciertas obligaciones;
cuando una persona enajena un bien y por ello obtiene un ingreso debe pagar un
impuesto como en cualquier otro acto comercial.

La importancia de conocer este término recae en su cotidianeidad. Cada día,


realizamos una compra o venta –ya sea pequeña o significativa– y es este ciclo
una de las bases de las sociedades comerciales de nuestra época.

27
LA ENAJENACION EN EL CODIGO CIVIL PERUANO

Roberto de Ruggiero, expresa que la noción de la relación obligatoria,


recogida por el Derecho moderno, no se diferencia en sus líneas generales de
aquélla construida por los jurisconsultos romanos.

En ésta, más que en ninguna otra esfera del Derecho privado, las doctrinas
romanas han conservado toda su vitalidad, en forma tal que no es posible
entender gran parte de las normas actuales sin recurrir a los precedentes romanos.
Sin embargo, la materia ha sufrido modificaciones debido al efecto del Derecho
intermedio, y puede afirmarse que las ha sufrido profundas.

Desapareció el formalismo rígido que impedía la libre voluntad de crear


vínculos sin la observancia de formas solemnes o determinadas; se sustituyeron
los férreos principios que antes imperaban, por la voluntad y el simple
consentimiento, como elementos decisivos en la generación obligatoria; se
modificó, además, el principio de que la obligación no podía transmitir ni
constituir derechos reales, suplantado por el moderno, que admite la adquisición
de derechos reales mediante la sola obligación de enajenar. 27

Indisponibilidad de los bienes del ausente


Artículo 52º.- Quienes hubieren obtenido la posesión temporal de los bienes del
ausente no pueden enajenarlos ni gravarlos, salvo casos de necesidad o utilidad
con sujeción al Artículo 56º.

Autorización judicial para disponer de los bienes del ausente


Artículo 56º.- En caso de necesidad o utilidad y previa autorización judicial, el
administrador puede enajenar o gravar bienes del ausente en la medida de lo
indispensable.

Prohibición de los padres de enajenar y gravar bienes del hijo


Artículo 447º.- Los padres no pueden enajenar ni gravar los bienes de los hijos,
ni contraer en nombre de ellos obligaciones que excedan de los límites de la
administración, salvo por causas justificadas de necesidad o utilidad y previa
autorización judicial. El juez puede disponer, en su caso, que la venta se haga
previa tasación y en pública subasta, cuando lo requieran los intereses del hijo.

Opinión del hijo sobre la disposición de sus bienes

27
De Ruggiero, Roberto. Op.cit., tomo II, pp. 7 y ss.

28
Artículo 449º.- En los casos de los incisos 2, 3 y 7 del Artículo 448º, se aplican
también los Artículos 987º, 1307º y 1651º. Además, en los casos a que se refieren
los Artículos 447º y 448º, el juez debe oír, de ser posible, al menor que tuviere
dieciséis años cumplidos, antes de prestar su autorización. Esta se concede
conforme a los trámites establecidos en el Código de Procedimientos Civiles para
enajenar u obligar bienes de menores.

Improcedencia de prohibición de enajenar o gravar


Artículo 882º.- No se puede establecer contractualmente la prohibición de
enajenar o gravar, salvo que la ley lo permita.

Transferencia de propiedad de bien inmueble


Artículo 949º.- La sola obligación de enajenar un inmueble determinado hace al
acreedor propietario de él, salvo disposición legal diferente o pacto en contrario.

Pactos que no pueden integrar la compraventa


Artículo 1582º.- Puede integrar la compraventa cualquier pacto lícito, con
excepción de los siguientes, que son nulos:
1.- El pacto de mejor comprador, en virtud del cual puede rescindirse la
compraventa por convenirse que, si hubiera quien dé más por el bien, lo
devolverá el comprador.
2.- El pacto de preferencia, en virtud del cual se impone al comprador la
obligación de ofrecer el bien al vendedor por el tanto que otro proponga, cuando
pretenda enajenarlo.

Enajenación del bien secuestrado


Artículo 1861º.- En caso de inminente peligro de pérdida o grave deterioro del
bien, el depositario puede enajenarlo con autorización del juez y conocimiento de
los depositantes.

CONCLUSIÓN

Después de haber desarrollado el presente trabajo de investigación,


llegamos a la conclusión de que la enajenación y adquisición de bienes tiene su
origen en el derecho romano. Bajo la palabra enajenar se comprende, no sólo la
traslación del dominio y la manumisión de los esclavos, sino el dar una cosa en
enfiteusis, prenda o hipoteca y el gravarla con servidumbre; de acuerdo a esta
definición plasmada en el Título VIII del Libro II de las Instituciones de

29
Justiniano, hay que tener en cuenta que no se puede transferir a otro, más derecho
que el que uno tiene por sí mismo.

La enajenación de bienes consiste en el traspaso o transferencia de algún


bien o cosa a otra persona; en la actualidad, es de suma importancia la existencia
de un contrato, donde se establecen todos los acuerdos entre ambas partes y así
concluir con la acción de enajenar, sin embargo, cabe señalar que toda
compraventa es una enajenación, pero no toda enajenación es una compraventa,
ya que la enajenación se puede manifestar de otras formas, tales como donar,
ceder, heredar, entre otras que establezcan el desprendimiento de un determinado
bien o patrimonio; por lo que concluimos que enajenar tiene un sentido mucho
más amplio que vender.

Existen diferentes tipos de bienes comerciales, tanto tangibles como


intangibles, por lo que podemos clasificarlos en bienes muebles o inmuebles,
fungibles y no fungibles, consumibles y no consumibles, y en divisibles e
indivisibles

Así mismo existen distintos tipos de enajenación, ya sea por título


oneroso, que se divide en compraventa y permuta, y por título gratuito, que se
divide en donación o herencia.

BIBLIOGRAFÍA

1. Benítez Rivas, Aníbal – DERECHO ROMANO 5ta EDICIÓN – editorial


Ediciones y Arte S.R.L. – Año 2003 – Asunción, Paraguay
2. Derecho Romano (2013) La propiedad. Derecho en Red. Recuperado de
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3. Derecho Romano, Norbil Cieza Montenegro.
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WEBGRAFÍA
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7. http://www.aliat.org.mx/BibliotecasDigitales/derecho_y_ciencias_sociales/De
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