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La economía argentina en su

Industrialización incipiente

1890-1910.

Prof. Lic. Aníbal T. Serafini

1
Índice

Introducción………………………………………………………………………………….3

Estructura económica de Argentina hacia 1890-1910…………………………………………..5

Políticas económicas en los inicios de la industrialización argentina………………………...8

Industrialización incipiente y mercado interno …………………………………………………..9

Clases principales e industrialismo………………………………………………….………..….10

Conclusión……………………………………………………………………………………………11

Bibliografía…………………………………………………………………………………………..13

2
Introducción.

El siguiente trabajo apunta a realizar una mirada sobre los primeros pasos de la
industria argentina situándonos en las décadas finales del siglo XIX y las iniciales del XX.
La compresión de este período nos motiva por la riqueza de experiencias productivas que la
incipiente industria venia generando atada al motor agroexportador, pero afianzando toda
una estructura de consumo interno promovida por la creciente inmigración y urbanización.

Existe hacia fines del siglo XIX una situación económica internacional que se
estructura dentro del marco de la división internacional del trabajo y la supremacía del
librecambio, situación que se verá perturbada con la primera gran crisis general del
capitalismo, la llamada “Gran Depresión” de 1873, que se extenderá hasta mediados de la
década del ’90. La recuperación general de los precios en los bienes primarios y el gran
éxito exportador de los países agroexportadores se articulara también con el recambio
tecnológico de la segunda revolución industrial.1

En este contexto, el análisis de la economía argentina del período se organizará


iniciándonos en el estudio de la estructura económica de la época y de la relación del sector
agropecuario y financiero con el industrial. También observaremos el crecimiento del
mercado local y su influencia en la expansión general de la economía y de la demanda
global con el incipiente proceso industrial, observando, también, el ciclo de crecimiento
industrial, la diversificación productiva, las características de las industrias que se van
formando y sus eslabonamientos y condicionamientos en la estructura económica general
en referencia a su organización alrededor del llamado bien primario exportable.

Otro punto a tener en cuenta será la comprensión de la diversificación del mercado


argentino, su crecimiento y transformación hacia la realización de un mercado de masas,
con la inserción de un cada vez más destacado número de consumidores con un mayor
poder de compra. Como así también, la implicancia e influencias de las políticas
económicas y aduaneras del período en la proyección del proceso industrial nacional, y la

1
Mario Rapoport (2007) Historia económica, política y social de la Argentina, Buenos Aires, Emecé. Pág.
25.

3
comprensión de como los sectores económicos más dinámicos, el terrateniente, el
comercial y el financiero, inician una búsqueda de rentabilidad para sus capitales,
relacionándose con el sector industrial de la época.

4
Estructura económica de Argentina hacia 1890-1910.

Insoslayable de la explicación de la estructura económica del período estudiado, es


el análisis del rol central que tomara la actividad económica rural dentro de la economía
argentina. En este sentido es que las posibilidades de desarrollo y renta que generaba la
expansión de la frontera, la ampliación del tendido ferroviario y la riqueza agrícola
ganadera en el país, posibilitaban y aceleraban el ingreso de capitales extranjeros.2

Es entonces cuando afirman G. Di Tella y M. Zymerman que:

”…El período de la apertura de la frontera se caracteriza por el flujo de


capital extranjero hacia el sector agrícola y por un moderado crecimiento en el
sector industrial…”3

En este sentido, cuando la rentabilidad del sector agrícola desciende debido a la


“ocupación total” del área a sembrar, la inversión agrícola se restringe a los capitales
locales, y estos para lograr una mayor rentabilidad se volcaran al sector industrial, siempre
y cuando este provea las condiciones de rentabilidad adecuadas y con la posibilidad de que
este no pueda absorber los recursos, disminuyan los capitales extranjeros, no existan
capitales locales para la industria, lo que podría generar la ralentización del crecimiento
económico.4

Ahora bien, también existen factores humanos, políticos, sociales y económicos que
también provocan o facilitan las posibilidades de transferencias y cambios en la inversión,
ya que la industrialización introduce nuevas pautas de conductas y descarta otras
tradicionales. Y esta transformación de la estructura se debe a la redistribución del ingreso
del sector agrícola al industrial e inclusive a sentimientos nacionalistas, lo cierto es que esta
reestructuración trae aparejado transformaciones en el poder de las clases dominantes

2
G. Di Tella, y M. Zymmelman, (1973): Las etapas del desarrollo económico argentino, Buenos Aires, Paidós
(Ed. original. 1967) Págs.13-19.

3
Ibídem, pág.19.
4
Ibídem, pág.19, 20.

5
agrícola- ganaderas y nuevos requerimientos y anhelos de los sectores sociales integrados a
la nueva forma económica. En la Argentina, la resistencia social y las actitudes negativas
hacia el sector industrial han generado obstáculos en la etapa de su desarrollo incipiente.5

Otro factor de influencia en la estructura económica que sustentó la


industrialización inicial en nuestro país se encuentra en las condiciones que imponía la
economía mundial a este desarrollo autóctono. Ya que las inmigraciones, los términos de
intercambio y el flujo de capital extranjero, influyen profundamente y articulan
relevantemente las posibilidades de un desarrollo industrial local. 6

En referencia al desarrollo de la estructura económica argentina, Carlos Díaz


Alejandro, opina que

“…las exportaciones y las entradas de capital originaron una asignación de


recursos mucho más eficiente que la que hubiese podido resultar de políticas
autárquicas…”7

Esta expresión nos refiere la alta influencia que tuvo, para el autor, los factores y
condiciones internacionales que posibilitaron esa alta tasa de transferencia de capitales
hacia la Argentina.

Para Díaz Alejandro, la rural es la “industria madre” de la Argentina, pero es


interesante observar el intersticio que deja abierto en su análisis de la distribución
productiva de la estructura económica, anotando que:

“…Del valor total de la producción rural, se puede estimar que un cuarto se


exportaba tras un considerable proceso de elaboración realizado por la industria nacional,

5
G. Di Tella, y M. Zymmelman, (1973) Óp. Cit. Págs. 21-23.
6
Ibídem, pág.27.
7
Díaz Alejandro, Carlos (1975) Ensayos de historia económica argentina, Buenos Aires, Amorrortu (ed. original.
1970). Pág.24.

6
(carne, harina, etc.), otro cuarto se exportaba con escasa o ninguna elaboración (maíz,
avena, etc.) y la mitad se consumía en el país…”8

Esto demuestra la importancia de la actividad industrial, relacionada con la agrícola


ganadera, dentro de la estructura económica argentina y las posibilidades que se
manifestaban para la industrialización que se generaba en el país.

En relación con las posibilidades de crecimiento y diversificación de la industria


argentina, y en referencia a la teoría del bien primario exportable, Lucio Geller provee una
explicación donde demuestra que esta teoría no alcanza para explicar lo acontecido en el
proceso de industrialización. En referencia a esto, Geller afirma que:

“…la expansión de la frontera agropecuaria constituyo un proceso cuya intensidad


fue suficiente para promover el crecimiento de un sector industrial que, luego de
1914, pudo autogenerarse en cierta medida; por consiguiente, la teoría del bien
primario exportable debería ceder parte de su importancia explicativa a nuevos
factores y coyunturas que ilustren sobre el ritmo de desarrollo y diversificación de
la economía…”9

Propone Geller entonces, al igual que Díaz Alejandro, que el fuerte desarrollo
industrial del periodo está relacionado con el aumento de la exportación agrícola asociado a
la tecnología que ésta demanda. También son influyentes el aprovechamiento de los
ingresos por exportación en la inversión industrial y el proceso de urbanización, sumado al
flujo inmigratorio y al bajo capital necesario en la inversión industrial incipiente. 10

Es posible entonces, en el análisis de la estructura económica que va a sustentar la


industrialización incipiente de la argentina del período, y a contramano de la idea
homogeneizadora que aborta toda oportunidad industrialista en una economía

8
Carlos Díaz Alejandro, (1975), Óp. Cit. Pág. 27.
9
Lucio Geller, (1975): "El crecimiento industrial argentino hasta 1914 y la teoría del bien primario exportable",
en M. Giménez Zapiola, El régimen oligárquico, Amorrortu, Buenos Aires, pp. 156-200 (1ª ed. 1970). Pág. 167.

10
Ibídem, pág. 199.

7
agroexportadora, la oportunidad de observar las diversas influencias que posibilitaron este
desarrollo industrial tanto en sus condicionantes internos como externos.

Política económica en los inicios de la industrialización argentina.

En referencia a las políticas económicas seguidas por los diferentes gobiernos del
periodo, tenemos ya en el debate de 1875 una paradigmática exposición respecto de las
posturas en materia de política económica que se impondrán en el curso de los programas
económicos. Del proyecto del presidente Avellaneda, y en su discusión posterior en el
congreso, surgen las posturas que favorecerán, o no, al desarrollo industrial. Como precisa
López, hablando de la “calidad” de la riqueza, en su defensa del trabajo productivo y el
valor agregado11.

Respecto de las tarifas aduaneras, es clara su intervención virtuosa en las


industrializaciones incipientes. En Argentina, las tarifas aduaneras estuvieron
frecuentemente a favor de una necesidad rentística del fisco más que en generar
disposiciones convenientes para el desarrollo industrial, cargando de tasas sin
discriminación tanto productos manufacturados como insumos básicos industriales.12

Las estrategias proteccionistas de la época se afianzan en consonancia con la acción


determinada de grupos de interés. Esto lo observamos tanto en diputados y senadores de
provincias con industrias tradicionales (Tucumán, Mendoza), otros con interés que la
instalación de industrias promueva la inversión y el desarrollo provincial y también en
muchos congresistas de la provincia más industrializada de la Argentina: Buenos Aires.

Podemos decir entonces que muchas medidas en política económica eran


claramente proteccionistas para la época, pero si bien estas beneficiaron ciertas áreas de
desarrollo, no se generó una plena política favorable al naciente desarrollo industrial, sino
que la falta de una planificación estratégica productiva e industrialista, promovió un

11
En Adolfo Dorfman, (1986): Historia de la industria argentina, Hachette: Hyspamérica (1ª ed. 1942). Pág. 155.

12
Ibídem., págs. 156-161

8
espacio de tensión que plasmaba demandas parciales de sectores deseosos de satisfacer sus
objetivos particulares.13

Industrialización incipiente y mercado interno.

Un análisis de la expansión de la producción industrial implica también una


relación con el crecimiento del mercado interno en la Argentina en el periodo estudiado.
La interacción entre producción y consumo no muestra la factibilidad de fabricar bienes de
producción masiva, en consonancia con la evolución del consumo de los mismos.

En este aspecto, Fernando Rocchi resalta la instalación de fábricas con un


desarrollo tecnológico tal que permitirá abastecer y saciar al mercado interno en expansión
y producir una sustitución de importaciones sobre todo en los productos de precios y
demanda populares. 14

Dentro del análisis del mercado interno, Rocchi propone el concepto de “nuevos
consumidores”, categoría que el autor propone y caracteriza mostrando que es integrada
principalmente por toda la masa de trabajadores urbanos, que con una mayor capacidad
adquisitiva y motivados por las publicidades y oportunidades de compra, acceden a formas
de consumo más burguesas en la búsqueda de un mejor bienestar económico Tambien la
clase media fue central para sostener la demanda de bienes producidos localmente, en su
busqueda por diferenciarse de los grupos mas bajos y acercarse a los patrones de consumo
de las clases mas altas, aunque el gasto de los obreros tambien acompañó al de la clase
media y aplicó un criterio de masividad. Es en consonancia con esta multiplicación de
consumidores, de necesidades y de capacidad de produccion, que surgen productos
industrializados realmente masivos para un mercado interni ávido de ellos. 15.

13
Pablo Gerchunoff, Lucas Llach (2007) El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas
económicas argentinas, Buenos Aires, Emecé. Págs.37-42.
14
, Fernando Rocchi (1998a) Consumir es un placer. La industria y la expansión de la demanda en Buenos Aires a
la vuelta del siglo pasado, Desarrollo Económico 148.

15
Ibídem, pág. 541-543.

9
Es así que todas estas transformaciones en la produccion, el mercado y el consumo
de bienes masivos, transformaron la realidad de la incipiente industria argentina, realidad
que también fue traccionada por el desempeño del boom exportador que se dio entre 1877
y 1910.16

Clases principales e industrialismo.

Respecto de las clases dominantes y su rol directivo y dinámico dentro de la


estructura económica, observamos el rol principal que la elite económica tradicional
representó en la incipiente industrialización. Terratenientes de la pampa húmeda,
estancieros, agroindustriales del interior, intermediarios del capital extranjero, etc. eran
determinantes en la formación del entramado industrial del período.

En referencia a esto, es interesante observar las tesis de Jorge Sábato que se alejan
de la idea tradicional de una clase terrateniente ajena al desarrollo y desempeño de la
incipiente industria argentina. En efecto, nos propone este autor replantear el análisis,
observando que:

“…Hay muchos indicios de que, fuera del sector agropecuario, el crecimiento del
resto de la economía no se debió solamente a la afluencia de capital extranjero y a la
creación de sectores locales de menor importancia, subordinados, relegados o meros
apéndices de la clase terrateniente(…) parece excesivo afirmar que las industrias locales
estuvieran en esa posición secundaria respecto del agro(…)es posible que(…)el
afianzamiento de la industria haya sido mucho menos ajeno a los intereses de la clase
dominante…”17

16
Fernando Rocchi, Óp. Cit. Pág. 535.
17
Jorge Federico Sábato, (1988): La clase dominante en la Argentina moderna. Formación y características,
Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires. Págs. 34-35.

10
Conclusión.

La intención de generar una mirada sobre los primeros pasos de la industria


argentina, situándonos en las décadas finales del siglo XIX y las iniciales del XX, nos llevó
a buscar la compresión de este período interesándonos por la riqueza de experiencias
productivas que la incipiente industria venía generando atada al motor agroexportador e
influenciada por la elite económica, y afianzada, también, en una estructura de consumo
interno promovida por la creciente inmigración y urbanización.

Así entramos en el análisis de la estructura económica de la época, observando que


cuando un motor de la industrialización fue el hecho relacionado con la rentabilidad del
sector agrícola. Ante el descenso de la misma debido a la “ocupación total” del área a
sembrar, la inversión agrícola se restringe a los capitales locales, y estos para lograr una
mayor rentabilidad se volcaron al sector industrial siempre y cuando este provea las
condiciones de rentabilidad adecuadas y con la posibilidad de que este no pueda absorber
los recursos, disminuyan los capitales extranjeros, no existan capitales locales para la
industria, lo que podría generar la ralentización del crecimiento económico.

También observamos la existencia de factores humanos, políticos, sociales y


económicos que facilitaron las posibilidades de transferencias y cambios en la inversión,
ya que la industrialización introduce nuevas pautas de conductas y descarta otras
tradicionales. A su vez, esta reestructuración trajo aparejado transformaciones en el poder
de las clases dominantes agrícolas ganaderas y nuevos requerimientos de los sectores
sociales integrados a la nueva estructura.

Entonces observamos que el desarrollo industrial del período está relacionado con el
aumento de la exportación agrícola asociado a la tecnología que ésta demanda. También el
aprovechamiento de los ingresos por exportación en la inversión industrial y el proceso de
urbanización, sumado al flujo inmigratorio y al bajo capital necesario en la inversión
industrial incipiente.

En lo referente a las políticas económicas, podemos decir que muchas medidas eran
claramente proteccionistas para la época, pero si bien estas beneficiaron ciertas áreas de

11
desarrollo, no se generó una política favorable para el naciente desarrollo industrial, sino
que la falta de una planificación estratégica productiva e industrialista promovió un
espacio de tensión que plasmaba demandas parciales de sectores deseosos de satisfacer sus
objetivos particulares.

Analizando las transformaciones que se generaron dentro del mercado interno


gracias a los diversos proyectos industriales, encontramos una proliferación de la demanda
y de los consumidores. Es en consonancia con la multiplicación de estos, de sus
necesidades y de la capacidad de acción de la nuevos emprendimientos productivos , que
surgen productos industrializados realmente masivos para un mercado interno ansioso de
ellos. Es así que todas estas transformaciones en la produccion, el mercado y el consumo
de bienes masivos, transformaron la realidad de la incipiente industria argentina.

Respecto del papel de las elites económicas, protagonizaron un rol directivo y


dinámico en la incipiente industrialización, ya que la búsqueda de rentabilidad y la
diversidad de sus inversiones se ramificaban a muchas áreas relacionadas con la producción
industrial, junto a espacios de inversión más tradicionales como la renta agropecuaria, las
actividades financieras y los intercambios comerciales.

Podemos concluir así, que en el período propuesto la economía argentina comienza


a transitar sobre nuevas perspectivas de producción que se verán fortalecidas y
desarrolladas décadas más tarde. Así también, estas nuevas relaciones de producción
traerán aparejadas transformaciones sociales y políticas que se manifestaran en el
crecimiento de tensión y complejidad de la estructura socioeconómica argentina.

12
Bibliografía

GELLER, Lucio (1975): "El crecimiento industrial argentino hasta 1914 y la teoría del
bien primario exportable", en M. Giménez Zapiola, El régimen oligárquico, Amorrortu,
Buenos Aires, pp. 156-200 (1ª ed. 1970).

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(1880-1905) Buenos Aires, Edhasa.

GERCHUNOFF Pablo, LLACH Lucas (2007) El ciclo de la ilusión y el desencanto.


Un siglo de políticas económicas argentinas, Buenos Aires, Emece.

13

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