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El Núcleo de Escritores de la Región Nordeste tiene el honor de publicar en ensayo

literario de la escritora Rosanna Durán.


La gratitud en el poema “En paz” de Amado Nervo: análisis
desde la perspectiva estructural
Por: Rosanna Durán

Cuando obtenemos un beneficio o nos sentimos realizados plenamente en algo,


instamos en agradecer a Dios, a la vida, por darnos tanto o cumplir con algún propósito
que se tuviera. Sin embargo, cuando atravesamos por situaciones difíciles no nos
detenemos a mirar el lado positivo que pueda tener, mucho menos a agradecer por ello.

El poema “En paz” de Amado Nervo fue publicado en 1916 en el libro “Elevación”. Es
una muestra de agradecimiento a la vida y madurez sin importar las adversidades
encontradas en el camino de una persona que se siente satisfecha en los últimos días de
su vida. Esta acción es muy practicada justamente en ese momento en que nos sentimos
al borde de la muerte o tal vez la persona se sienta sensible por la edad, alguna
enfermedad u otros factores. Precisamente este autor veía venir su muerte tras padecer
una peligrosa enfermedad renal que le apagó la luz de sus ojos con tan solo cuarenta y
ocho años.

La metodología utilizada para llevar a cabo este análisis fueron las consideraciones y
procedimiento utilizado por Propp (1928) en su “Morfología del cuento” para identificar
los actantes y mediante Geannette (1972) categorizar las demás estructuras del poema
como son lo temporal y ambiental. Asimismo, se identificaron las categorías
gramaticales de sustantivos y adjetivos, las figuras literarias y la rima en cada una de las
estrofas de forma separada.

El poema En paz de Amado Nervo está construido por tres tercetos y dos pareados que
conforman seis estrofas de rima consonante. Sus versos pertenecen al grupo de los de
arte mayor por medir más de ocho sílabas. Cada una de ellas será analizada de forma
individual para su mayor comprensión.

En la primera estrofa, encontramos un terceto que constituye una estrofa de tres versos
de rima consonante. Identificamos la presencia de dos actores o voces: el primero lo
representa el poeta como el creador y sujeto de la enunciación. Esto lo podemos
confirmar con las construcciones siguientes: (mi ocaso), (yo te bendigo), (me diste). El
segundo actor es “Vida” quien además de colocarla en mayúscula, representa un ser a
quien se dirige con las expresiones anteriores y a quien le rinde el agradecimiento.
Asimismo, es notoria la presencia frecuente de sustantivos tales como: ocaso, Vida,
esperanza, trabajos y pena. Del mismo modo, encontramos los pronombres personales y
posesivos: yo, mi, me. Notamos la presencia de la figura literaria llamada polisíndeton
al utilizar repetidas veces conjunciones para dar lentitud (ni), así como una metáfora al
comparar el ocaso con el final de la vida. También cuenta con un hemistiquio en el
último verso. Enumeramos varias sinalefas en: mi ocaso, ni esperanza, pena inmerecida.
Todo esto podemos corroborarlo en la propia estrofa.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,


porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
La segunda estrofa constituye un pareado con una sola voz actora que es la del poeta.
Esto se evidencia con los verbos en primera persona del singular “veo” y “fui” más el
pronombre personal “yo” antecediendo al último verbo. Se perciben los sustantivos
“camino”, “arquitecto” y “destino”, así como los adjetivos “rudo” y propio”.
Igualmente, dos sinalefas son apreciadas aquí: veo al, fui el.

porque veo al final de mi rudo camino


que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
La tercera estrofa se contabiliza como un terceto con las terminaciones consonánticas
“cosas”, “sabrosas” y “rosas”. Inicia con el pronombre relativo “que” seguido de los
sustantivos “mieles”, “hiel” y “cosas” en el mismo verso, además de otros como: rosales
y rosas. Encontramos una metáfora en el primer verso más los actantes “cosas y rosas”.
Del mismo modo, se perciben las sinalefas: si extraje, la hiel, porque en, puse hiel.
Finalmente, un hemistiquio que interrumpe el último verso.

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,


fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
En la cuarta estrofa, se visualiza el pareado con un nuevo actante que es “el invierno”
junto al actor principal, el poeta, y el segundo identificado “Vida”. Asimismo, se estrena
una figura literaria llamada afirmación que la reconocemos en el segundo verso y en el
primero se percibe una metáfora. Los sustantivos “lozanías”, “invierno” y “mayo”, así
como la perífrasis verbal “va a seguir” y el proclítico “me dijiste” son identificados de
igual forma en esta parte del poema.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:


¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallamos una quinta estrofa representada con un terceto y las terminaciones
consonánticas “penas”, “buenas” y “serenas”, correspondiendo la primera y la última a
la categoría gramatical de los sustantivos y la segunda a los adjetivos. Inicia con la voz
del poeta representada en el verbo en primera persona del singular “hallé” seguido de
otro también en tiempo pretérito “tuve” y el proclítico “me prometiste”. Del mismo
modo, se identifica la figura retórica denominada reticencia la cual deja el verso
inacabado para que el lector complete de acuerdo con su imaginación. Sin duda, aquí se
puede observar que el poeta habla con otro actante ya mencionado “Vida”.

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;


mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
En la sexta y última estrofa, podemos encontrar los dos actantes principales como
agentes que accionaron en el poema nombrando nuevamente a la “Vida” y por los
verbos en primera persona identificamos la voz del poeta “amé”, “fui amado”,
“estamos” y “me debes”. El segundo corresponde a una perífrasis verbal y el tercero a
un proclítico. También se percibe otro actante que es el sol. Para cerrar el poema, Nervo
utiliza de forma repetida una figura literaria que consiste en invocar un ser presente o
ausente llamada apóstrofe y que en este caso es representada por la Vida.

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.


¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Aunque Amado Nervo formara parte del Modernismo, podemos apreciar que, en sus
últimas producciones, incluyendo esta, deja de lado las características que identifican
ese movimiento y se dedica a trabajar con más serenidad y melancolía. La actitud que
desborda en su voz poética es una reflexión a la vida y su agradecimiento a ella. Para
esto, utiliza los verbos en la primera persona del singular. Asimismo, reconoce que cada
persona es la que decide cómo quiere vivir después y que las acciones de hoy serán el
lamento o buena decisión de mañana.

Finalmente, después de escudriñar de manera estructural cada estrofa, puedo concluir


afirmando lo siguiente: el contexto del poema se centra en los últimos momentos de
vida del poeta; a pesar de tener un discurso sencillo y preciso, incluye diferentes figuras
como la metáfora, el polisíndeton, el apóstrofe y la exclamación. Asimismo, realza el
valor de la vida dirigiéndose a ella en todo el poema como un actante más. Por último,
considero que las palabras ocaso, vida, arquitecto y paz constituyen el eje central de
poema y su significación.

Referencias bibliográficas
Greimas, A. (1970). Semántica estructural. Gredos. Madrid.
Propp, V. (1928). Morfología del cuento. Segunda edición. Editorial Fundamentos.
Geannette, G. (1972). Figuras III. Editorial Lúmen. España.
Nervo, A. (2021). Poemas del alma. En paz. Recuperado de: https://www.poemas-del-
alma.com/en-paz.htm

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