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Estudiante: EYLEEN JURANY NAVIA JANSASOY – ESTRUCTURA DEL

ESTADO – ESPECIALIZACION DERECHO ADMINISTRATIVO – UNIVERSIDAD


LIBRE SECCIONAL CALI.
REFLEXION
¿CONSIDERA BENEFICO O PERJUDICIAL EL ACTIVISMO JUDICIAL POR EL
QUE SE CARACTERIZA NUESTRA CORTE CONSTITUCIONAL?
El activismo judicial consiste en la práctica en la cual, a través de sus decisiones
judiciales, la Corte Constitucional trasciende de la estricta aplicación de la Ley,
para dar aplicación a los principios y preceptos constitucionales con el objetivo de
subsanar los yerros de la administración, y/o las posibles situaciones no previstas
por el legislador (negligencia legislativa).
El desarrollo de dicho concepto, ha sido resultado de la evolución del Juez
Constitucional, quien ya no es un simple aplicador de las normas provenientes del
órgano legislativo (función garantista), sino que es veedor del cumplimiento de la
Constitución y de la estabilidad del ordenamiento jurídico (función política).
Lo anterior, se presenta también en virtud del principio de colaboración armónica
entre los diferentes órganos del Estado, el cual puede ser la fundamentación
jurídica que respalde el activismo judicial de la Corte, ya que a partir de la
Constitución Política de 1991, contamos con una distribución de las distintas
funciones del poder público, diferente al modelo rígido de separación de poderes.
Es decir que, dentro de este contexto, no debemos ver el activismo judicial como
generador de un “choque de trenes”, al contrario, es necesario interiorizarlo como
el ejercicio de la facultad otorgada a la Corte Constitucional por mandato superior
para reaccionar y/o remediar a las falencias de los demás órganos.
Ahora bien, es preciso mencionar que el activismo judicial tiene, entre otros,
aspectos relevantes tales como:
1. La seguridad jurídica que brinda el efecto de cosa juzgada constitucional,
gracias al cual las decisiones del Juez Constitucional poseen efectos erga
omnes obligatorio para los demás operadores jurídicos.
2. El supremo respeto por la norma superior, ya que el Juez Constitucional,
además de analizar aspectos procedimentales o normativos, también hace
una interpretación armónica, integral y sistemática de la Constitución.
3. El carácter de legislador negativo de la Corte Constitucional al momento de
cumplir con la función de anular las normas expedidas por el órgano
legislativo cuando sean contrarias a la Constitución, dándole una aplicación
dinámica a la misma
En conclusión me permito caracterizar de benéfico el activismo judicial de nuestra
Corte Constitucional, considerando que, lejos de atentar en contra del principio de
separación de poderes o del equilibrio democrático, propende por expandir la
aplicación de las garantías constitucionales a todos los demás órganos,
instándolos a actuar en concordancia con los postulados constitucionales.

¿LA REFORMA A LA JUSTICIA EN TRÁMITE REALMENTE APORTA AL


FORTALECIMIENTO DE LA JUSTICIA Y EL PROGRESO DE LAS
INSTITUCIONES DEMOCRATICAS?
Definitivamente no, porque se trata principalmente de una reforma superficial en la
cual se dedican solo tres de quince artículos para abordar temas realmente
relacionados con la administración de justicia. Es decir, nos encontramos en plena
crisis del sistema judicial, la cual aclama una reforma a la justicia verdaderamente
sólida, diseñada para amortizar las problemáticas del sistema y no simplemente
dirigida a asuntos de mayor visibilidad mediática, como lo hace el proyecto
legislativo que nos ocupa.

De hecho, son pocas las determinaciones que, a mí parecer, se podrían rescatar y


que impliquen una reforma sustancial de la administración de justicia, como por
ejemplo la obligatoriedad del precedente judicial, la asignación de competencias
jurisdiccionales a los notarios, centros de arbitraje y centros de conciliación
cuando se acuda a dichas instancias por mutuo acuerdo y la supresión de las
funciones electorales de las altas cortes.

Sin embargo, podemos afirmar que en sí, éste proyecto corresponde a un análisis
descuidado de las causas y consecuencias de las fallas del sistema judicial, y se
queda corto si pretende constituirse como fortalecimiento de éste, sin plantear una
hoja de ruta seria y eficaz que busque soluciones a largo plazo. Para ello, resulta
importante incluir en la reforma de justicia los temas que afectan principalmente el
sistema: el difícil acceso, la congestión, los términos judiciales eternos, para que la
misma no se traduzca en una simple reforma política.

De lo contrario, el ciudadano común seguirá disminuyendo su confianza en los


funcionarios y en los procesos judiciales y temas como la celeridad, la economía
procesal, el expediente digital y la descongestión serán medidas cuya aplicación
efectiva seguirá dilatándose, cosa que no puede suceder, sobre todo teniendo en
cuenta el contexto social por el cual hemos sido puestos a prueba como resultado
de la Emergencia Sanitaria.

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