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TEMA: APLICACIÓN DE LA SUCESIÓN PROCESAL EN EL DERECHO

COLOMBIANO

1. RESUMEN

La sucesión procesal es una figura contemplada en el Código General del Proceso, que
resuelve las situaciones que se producen como consecuencia de la variación de las partes
durante el proceso. Su adecuada aplicación permite que el pleito continúe en las mismas
condiciones en que se presentó, evitando alteraciones y dilaciones que podrían generarse
con la ausencia o el cambio de un extremo de la relación jurídica.

Este presupuesto procesal responde al desarrollo del principio constitucional al debido


proceso teniendo en cuenta que presenta una doble dimensión, cuya aplicación en estos
casos protege tanto al titular de la acción como al individuo en contra de quien se adelanta
el proceso y los herederos de aquéllos, en la medida en que éste debe conocer quien
reemplazará a su antiguo contradictor.

No obstante, en la práctica su aplicación se torna compleja al evidenciar que el artículo que


la consagra no contempla de manera amplia y suficiente los presupuestos para la
multiplicidad de casos que se pueden presentar en torno al cambio de las partes en el
proceso. Por esta razón, se analizará la aplicación de dicha figura en el ordenamiento
jurídico colombiano y en el derecho comparado a fin de proponer posibles soluciones que
favorezcan el desarrollo de un proceso eficaz y expedito.

Palabras clave: sucesión procesal, debido proceso, cesión de derechos, sustitución procesal,
sujetos procesales.

2. INTRODUCCIÓN

La doctrina ha concebido a las partes dentro de un proceso como los sujetos procesales en
cabeza de quienes se encuentra radicado un derecho sustancial objeto de contradicción
durante el trámite judicial. Sin embargo, una vez desplegado el aparato judicial existe
controversia frente a la concepción de parte por cuanto no siempre un extremo de la
relación jurídico – sustancial es el titular del derecho que se persigue, sino que lo sucede
bien sea por causa de muerte o acto entre vivos. Es por ello, que se ha diferenciado
ampliamente entre quienes ostentan la calidad de parte, tercero o interviniente.

En una visión restrictiva del concepto de parte, se define como aquella que ejercita el
derecho de acción y el destinatario frente al cual se ejercita. Por el contrario, en los
términos dispuestos en el Código General del Proceso, el concepto es amplio y se tiene
como partes no sólo al demandante y al demandado, sino también al litisconsorte, al
llamado en garantía y al incidentante. Seguidamente, el tercero o interviniente se identifican
porque concurren al proceso con posterioridad a la integración de la relación jurídico -
procesal, dentro de los cuales se encuentran el coadyuvante y el llamado de oficio.

Una vez determinados los diferentes actores que concurren al proceso, no se puede
desconocer la posibilidad latente de que en muchos casos se presenten circunstancias que
impliquen necesariamente el cambio o sustitución de uno de los extremos de la relación
procesal, sin que ello afecte el derecho sustancial radicado en cabeza de los actores
iniciales.

Para abordar dicha situación sobreviniente, el ordenamiento colombiano ha consagrado la


figura de la sucesión procesal, la cual contempla tres eventos para resolver el cambio de
parte sin afectar el proceso. Sin embargo, se hace necesario revisar las normas que regulan
dicha figura en el derecho comparado con el fin de analizar la forma en que la aplican y
como pueden contribuir a complementar la implementación del presupuesto procesal en
nuestro ordenamiento jurídico.

Adicionalmente, es importante analizar cada uno de los presupuestos que consagra el Art.
68 del C.G.P. con el objetivo de determinar los casos en los que la figura se aplica sin
mayor dificultad y proponer soluciones jurídicas a ciertas falencias que surgen en algunos
casos en que el presupuesto normativo no es suficiente para remediar la situación de
ausencia de una parte.

3. OBJETIVOS GENERALES

 Conocer en qué eventos procede la sucesión procesal y cuál es el trámite para su


aplicación.
 Proponer mejoras que puedan complementar la figura de la sucesión procesal,
tomando como fundamento el desarrollo de la misma en el derecho comparado.

3.1 OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Definir la sucesión procesal desde la óptica legal y jurisprudencial del derecho


colombiano.
 Establecer las causales que originan la sucesión procesal y el procedimiento
aplicable.
 Profundizar en la figura de sucesión procesal dada por actos entre vivos
 Determinar las diferencias en a la aplicación de la sucesión procesal en la normativa
colombiana vs. El derecho comparado.
 Identificar las falencias que existen en la implementación de la figura de la sucesión
procesal.
 Proponer la aplicación en el derecho colombiano de los presupuestos normativos
consagrados en el derecho comparado que solucionan circunstancias no
contempladas en el Art. 68 del C.G.P.

4. PROBLEMA JURÍDICO

1. ¿Cuál es la implementación y uso de la figura de sucesión procesal en el


procedimiento civil colombiano?
2. ¿En qué escenarios de aplicación de la sucesión procesal sería útil una propuesta de
ampliación de la figura de la sucesión procesal, ante posibles vacíos normativos
derivados de la casuística?

5. MARCO TEÓRICO

El Código General del Proceso contempla la sucesión procesal en el artículo 68 de la


siguiente manera:

“Artículo 68. Sucesión procesal. Fallecido un litigante o declarado ausente o en


interdicción, el proceso continuará con el cónyuge, el albacea con tenencia de
bienes, los herederos o el correspondiente curador. Si en el curso del proceso
sobreviene la extinción, fusión o escisión de alguna persona jurídica que figure
como parte, los sucesores en el derecho debatido podrán comparecer para que se
les reconozca tal carácter. En todo caso la sentencia producirá efectos respecto de
ellos aunque no concurran. El adquirente a cualquier título de la cosa o del
derecho litigioso podrá intervenir como litisconsorte del anterior titular. También
podrá sustituirlo en el proceso, siempre que la parte contraria lo acepte
expresamente.

Las controversias que se susciten con ocasión del ejercicio del derecho consagrado
en el artículo 1971 del Código Civil se decidirán como incidente.”

La Jurisprudencia del Consejo de Estado define la Sucesión Procesal en las siguientes


palabras:

“Es la figura por medio de la cual una de las partes procesales es reemplazada
totalmente por un tercero que toma el litigio en el estado en que se halle al
momento de su intervención. Al sucesor se le transmite o transfiere el derecho
litigioso convirtiéndose en el nuevo legitimado para obtener una sentencia de
mérito, ocupando la posición procesal de su antecesor. (…) La aludida sucesión
puede tener diferentes causas dependiendo si se trata de una persona natural o
jurídica, o si la sustitución proviene de un acto entre vivos o por la muerte de una
persona natural o extinción de una persona jurídica.”
Los juristas RAFAEL DEPINA Y JOSE CASTILLO LARRAÑAGA, llaman cambio de
parte a la eventualidad en cuya virtud una persona sustituye a otra como parte en el
proceso dada una disposición legal o un acto de voluntad entre ellos. Recalcan que el
cambio no extingue la relación jurídica procesal preexistente. El efecto que se produce no
tiene carácter extintivo sino simplemente sucesorio de la relación procesal1.

En su publicación más reciente, el tratadista Hernán Fabio López Blanco precisa que la
figura de la sucesión procesal se estructura según se trate de personas naturales o jurídicas y
si la causa la origina un acto entre vivos o sucesión por muerte de la persona natural,
siempre y cuando la muerte o el fallecimiento no implique la terminación de proceso por
sustracción de materia. 2

Por último, encontramos un artículo del Dr. Alejandro Romero Seguel, en el que realiza en
un estudio de la sucesión procesal civil donde establece sus requisitos a la luz del derecho
chileno identificando los siguientes:

“1°) Que, después de producida la litispendencia, se provoque la transmisión o una


transferencia del derecho litigioso que es objeto del proceso; 2°) Que dicha
transferencia o transmisión pueda generar, efectivamente, un cambio de partes, y
3°) Que, en la relación procesal pendiente se solicite y decrete el cambio de partes,
antes que se dicte una sentencia que alcance el efecto de cosa juzgada. Esta
exigencia se explica porque el cambio de la titularidad en los derechos subjetivos
no se proyecta automáticamente al proceso pendiente, tal como se pasa explicar.”3

En las siguientes líneas nos referiremos a los conceptos que componen la figura del derecho
procesal, su aplicación, los vacíos que de ella se puedan derivar y la forma en la que pueden
ser suplidos haciendo uso del derecho comparado.

6. Las partes en el proceso

Pueden ser definidas como los sujetos que intervienen en el trámite procesal y que integran
los extremos de la litis, dentro de los cuales encontramos a la parte demandante, quien en
ejercicio de la titularidad de un derecho accede a la administración de justicia. Por otro
lado, identificamos al demandando como el sujeto frente al cual se reclama el derecho.
Adicionalmente, adquieren la calidad de partes los sujetos que posteriormente integren
alguno de los extremos de la litis en los términos permitidos por el estatuto procesal
colombiano, esto es, a través de los litisconsortes facultativos, necesarios o cuasinecesarios.
1
Ver pág 225. Libro Derecho Procesal Civil Alfonso Rivera Martínez. Décima Tercera Edición. Editorial
Leyer. Año 2011. Bogotá
2
Ver pág. 391. Libro Código General del Proceso – Parte General Hernan Fabio López Blanco Dupre
Editores Ltda Año 2016. Bogotá.
3
Revista Ius et Praxis, Año 17, Nº 1, 2011, pp. 263 – 270 ISSN 0717 - 2877
El código General del Proceso, en su artículo 53, define taxativamente que las personas
naturales y jurídicas, los patrimonios autónomos, el concebido para la defensa de sus
derechos y los demás que determine la ley, pueden ser parte en el proceso.

6.1. Legitimación en la causa

Se conoce como legitimación en la causa por activa la facultad jurídica para


demandar de la administración de justicia que se apliquen los efectos de una
determinada ley a su favor, en contraste, la legitimación por pasiva recae en cabeza
de la persona llamada a controvertir la aplicación de los efectos de la norma
invocada por el demandante.

En este punto, es preciso advertir que el concepto de legitimación en la causa no es


equivalente a la capacidad para ser parte, pues se puede ser parte sin ostentar
legitimación en la causa, ya que dicha condición es susceptible de discusión y no
será definida sino hasta la sentencia.

La comprensión de dichos conceptos permite abordar el tema objeto de estudio,


como quiera que a partir de la identificación de quién ostenta la calidad de parte en
el proceso se determina quienes son llamados a sustituir su posición jurídico
procesal ante la ausencia de uno de los extremos procesales. Sobre este punto la
jurisprudencia ha precisado:

La legitimación en la causa constituye un presupuesto procesal para


obtener decisión de fondo. En otros términos, la ausencia de este requisito
enerva la posibilidad de que el juez se pronuncie frente a las súplicas del
libelo petitorio. (…) la legitimación en la causa corresponde a uno de los
presupuestos necesarios para obtener sentencia favorable a las pretensiones
contenidas en la demanda y, por lo tanto, desde el extremo activo significa
ser la persona titular del interés jurídico que se debate en el proceso,
mientras que, desde la perspectiva pasiva de la relación jurídico – procesal,
supone ser el sujeto llamado a responder a partir de la relación jurídica
sustancial, por el derecho o interés que es objeto de controversia. (…) la
legitimación material en la causa alude a la participación real de las
personas en el hecho o acto jurídico que origina la presentación de la
demanda, independientemente de que éstas no hayan demandado o que
hayan sido demandadas (…) la legitimación en la causa no se identifica con
la titularidad del derecho sustancial sino con ser la persona que por activa
o por pasiva es la llamada a discutir la misma en el proceso.4

6.2. Sucesión procesal.

4
Sentencia de 23 de abril de 2008, exp.16271. C.P. Ruth Stella Correa.
6.2.1. Definición:

a) Legal: El Código General del Proceso define la Sucesión Procesal en el artículo


68, el cual se transcribe a continuación:

“Artículo 68. Sucesión procesal. Fallecido un litigante o declarado ausente,


el proceso continuará con el cónyuge, el albacea con tenencia de bienes, los
herederos o el correspondiente curador.
Si en el curso del proceso sobreviene la extinción, fusión o escisión de
alguna persona jurídica que figure como parte, los sucesores en el derecho
debatido podrán comparecer para que se les reconozca tal carácter. En todo
caso la sentencia producirá efectos respecto de ellos aunque no concurran.
El adquirente a cualquier título de la cosa o del derecho litigioso podrá
intervenir como litisconsorte del anterior titular. También podrá sustituirlo
en el proceso, siempre que la parte contraria lo acepte expresamente.
Las controversias que se susciten con ocasión del ejercicio del derecho
consagrado en el artículo 1971 del Código Civil se decidirán como
incidente.”
b) Jurisprudencial:

Al respecto, la Corte Constitucional la ha definido como:

“La figura de la sucesión procesal consiste en el reemplazo total de una de


las partes procesales, con el fin de alterar su integración por la inclusión de
un tercero en el lugar de aquella. La sucesión se surte por varias formas,
dependiendo de si se predica de personas naturales o jurídicas, o de si la
sustitución se origina por acto entre vivos o por la muerte de una persona
natural o la extinción de una jurídica. Dicha institución jurídica está
regulada en el artículo 60 del C.P.C. La sucesión procesal constituye una
figura procesal relevante pues desarrolla el derecho al debido proceso, al
proteger a la parte que no conoce quien será su contradictor, facultándola
no solo con el derecho a ser informada de la solicitud de sucesión, sino
también con la potestad para aceptar o no la sustitución. Sobre esta figura,
la jurisprudencia de la Corte se ha pronunciado tanto en sede de
constitucionalidad como en asuntos de tutela.”5
6.3. Clasificación de los tipos de sucesión procesal:

6.3.1. Respecto de personas naturales:

A. Muerte.

5
Corte Constitucional. Sentencia T-374-2014. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
En el evento de que una de las partes fallece, el cónyuge, albacea de bienes o
herederos pasaran a ocupar el lugar procesal que le correspondía a aquella.

Dicha situación, ha sido desarrollada por el tratadista HERNANDO DEVIS


HECHANDÍA, concluyendo que:

“El traspaso de los derechos o de las presuntas obligaciones que en el


proceso se discuten, ocurre ipso jure, en la delación de la herencia, a la
muerte de la parte; pero el reconocimiento de los herederos en el
proceso depende de su comparecencia con la prueba respectiva de tal
calidad.”

No obstante, lo expuesto, es importante aclarar que la sucesión procesal opera


únicamente respecto de los procesos que versen sobre derechos transmisibles,
dado que cuando versa sobre derechos personalísimos, trámite concluye con la
muerte del interesado.

Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que a los sucesores procesales que se


vinculen al proceso les está vedada la modificación del derecho allí discutido,
pues su comparecencia es voluntaria y accidental, por tanto, no interfieren en la
relación sustancial discutida. Al respecto, la Corte Suprema ha considerado:

“Autoriza, pues, la norma que, acaecida la muerte de quien era parte en


un proceso, las personas allí señaladas, pasen a ocupar la posición
litigiosa que aquél tenía y de esta manera defiendan el derecho que
venía siendo controvertido por o al de cujus, sin que el hecho mismo del
deceso, o la comparecencia al correspondiente diligenciamiento judicial
de esos interesados, o su efectiva intervención, afecten o alteren en lo
sustancial el derecho discutido, el cual, valga anotarlo, sigue haciendo
parte de la misma universalidad jurídica, con la única variante de que
su titular, por haber fallecido y culminado su existencia, ya no podrá
administrarla ni llevar su vocería en juicio” (Cas. Civ., sentencia del 17
de julio de 2009, expediente No. 15001-3103-002-1994-08637-01)6
Cabe resaltar, que si la parte que fallece tenía constituido apoderado judicial,
éste podrá continuar ejerciendo sus labores de representación hasta tanto los
sucesores no comparezcan al proceso y decidan revocar dicho poder.

En punto de la comparecencia de los sucesores al proceso con el fin de sustituir


la posición de la parte fallecida que cuenta con apoderado judicial, se ha
establecido que la misma se plantea como una mera posibilidad y no le impone
la obligación al administrador de justicia de procurar su presencia en el proceso.

6
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil., sentencia del 17 de julio de 2009, expediente No.
15001-3103-002-1994-08637-01)
De ahí que, la Corte Suprema de Justicia al analizar un caso de sucesión procesal
frente a dicho aspecto, concluyó que:

“no surge un mandato perentorio al juzgador para que provoque su


presencia, sino la mera posibilidad de que los continuadores de la
personalidad del difunto acudan o no, a su arbitrio, a impulsar el
pleito. De todas maneras el que no lo hagan, en nada obstaculiza o
impide que se prosiga o finiquite.
Incluso, si dejan las cosas tal como van de todas maneras «la sentencia
producirá efectos respecto de ellos», advertencia que claramente se
refiere a los sucesores de las personas extintas, tanto naturales como
jurídicas, que estuvieren trabadas en una disputa y cuenten con un
vocero para la contienda debidamente instituido.”7
En el caso contrario, cuando la parte que fallece actuaba en nombre propio, debe
aplicarse lo dispuesto en los artículos 159 y 160 del Código de General del
Proceso, esto es, interrumpir el proceso y notificar por aviso al cónyuge o
compañero permanente, a los herederos, al albacea con tenencia de bienes, al
curador de la herencia yacente del fallecido. El fin de dicha disposición, es
garantizar la igualdad de las partes, esto es, entre los sustitutos procesales y sus
contradictores.

La consecuencia de omitir dicha notificación, deriva en la causal de nulidad


prevista en el numeral 3 del Art. 133 del C.G.P. consistente en que el trámite se
adelante «después de ocurrida cualquiera de las causales legales de
interrupción o de suspensión, o si en estos casos se reanuda antes de la
oportunidad debida».

Ahora bien, la situación consistente en el evento de que los llamados a sustituir a


la parte fallecida, pese a ser notificados en los términos del Art. 160 del C.G.P.,
opten por no acudir al proceso y hacerse parte, lo cual implica que el proceso
debe continuar prácticamente sin la presencia de dicha parte.

En el caso de la parte demandada, en estricto sentido, no se presentaría dificultad


alguna pues el proceso continuara su curso normal al estar los sucesores
debidamente notificados y la sentencia produciría efecto sobre ellos.

Sin embargo, frente a la parte demandante, resulta inquietante considerar que si


sus sucesores procesales pese a estar notificados, no acuden al proceso, no habrá
quién ejerza el impulso procesal que se requiere en el estado en que se encuentre
el proceso, situación que implicaría a primera vista, mantener un proceso vivo

7
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Radicación n° 11001-0203-000-2010-02249-00.
Sentencia de fecha 12 de septiembre de 2014. Magistrado Ponente: Fernando Giraldo Gutiérrez.
pero sin movimiento alguno, esperando únicamente que se abra paso el camino
del desistimiento tácito.

De manera que, en este punto resultaría más práctico y eficiente para el ejercicio
de la justicia que el desinterés de los sucesores demandantes una vez enterados
de la sucesión procesal, y agotada la oportunidad para comparecer se castigará
con la terminación de proceso en atención a los principios de celeridad, eficacia
y economía procesal, tal y como lo contemplan otras legislaciones en el derecho
comparado.8

Lo anterior considerando que el legitimado en la causa para continuar la


reclamación, esto es el sucesor procesal, con su ausencia al proceso manifiesta
su desinterés en el mismo y por tanto sería ilógico el desgaste del aparato
judicial en la defensa de un derecho en que no asiste interés alguno.

El mismo análisis, podría adjudicarse a la imposibilidad de notificar a los


sucesores en el caso de que dicha notificación sea devuelta y de acuerdo a las
reglas contempladas en el estatuto procesal sea necesario proceder con el
emplazamiento y posterior notificación personal por intermedio de curador ad
litem; pues en este evento si bien no es posible demostrar la indiferencia del
sucesor, se han agotado todos los mecanismo para procurar su comparecencia al
proceso sin que los mismos rindan un fruto real, esto considerando que el
curador designado no estaría en capacidad de disponer del derecho resultado del
proceso en curso.

B. Declaratoria de ausencia.

La declaración de ausencia es el trámite que se realiza con el fin de que se


nombre un administrador provisional de los bienes, derechos o acciones del
ausente; es necesario aclarar que la declaratoria de ausencia no es lo mismo que
la declaratoria de muerte por presunción, pues en este último caso los requisitos
que la ley exige son diferentes.

Este trámite se realiza ante la jurisdicción voluntaria y bajo los lineamientos del
artículo 538 del C.G del P.

En este evento, frente a la sucesión procesal sería el administrador legitimo o


dativo quien ocuparía el lugar del ausente dentro del proceso en curso, hasta
tanto el ausente regrese, se pruebe su muerte o declare esta por presunción
mediante el respectivo proceso, se haga cargo un procurador debidamente
constituido o se extingan sus bienes, derechos o acciones.

8
Ver Ley de Enjuiciamiento Civil Española.
C. Declaratoria de la antes llamada interdicción hoy conocida como
adjudicación de apoyos.

En este punto, es pertinente traer a colación el cambio de legislación ocurrido a


partir de la ley 1996 de 2019, mediante la cual se dotó de capacidad legal a las
personas con discapacidad.

Pues recordemos que antes de la promulgación de dicha norma una persona


declarada en interdicción no contaba con capacidad para ejercer el derecho de
acción ante la jurisdicción, por tanto, de darse dicha declaratoria en el transcurso
de un proceso era necesario acudir a la figura de la sucesión procesal, donde el
curador designado para el interdicto pasaba a ocupar su lugar.

Bajo la óptica de la nueva normatividad, se infiere que ya no opera la sucesión


procesal frente a las personas con discapacidad, quienes podrán actuar por sí
mismas o con la ayuda brindada por los apoyos designados.

D. Por acto entre vivos:

a. Por cesión de los derechos litigiosos.

Según lo establece el diccionario panhispánico del español jurídico, por


cesión se entiende “renuncia de algo, posesión, acción o derecho, que
alguien hace a favor de otra persona.”9 Y dentro de nuestra normatividad
vigente en cuanto a cesión de derechos litigiosos se refiere, establece el
artículo 1969 del Código Civil:

“Se cede un derecho litigioso cuando el objeto directo de la cesión es el


evento incierto de la litis, del que no se hace responsable el cedente.

“Se entiende litigioso un derecho, para los efectos de los siguientes


artículos, desde que se notifica judicialmente la demanda”.

De modo que como lo afirma la Corte la sucesión procesal del derecho


litigioso “Se trata de la transferencia de un derecho incierto, porque, una
de las partes procesales, demandante o demandado, dispone a favor de un
tercero del asunto en disputa, luego de entablada la relación procesal” 10,
Siendo en consecuencia, imperativo tener claridad que la figura de la cesión
de los derechos litigiosos puede originar la necesidad de una sucesión
dentro del trámite procesal, en el entendido de que al configurarse aquélla,
es menester que el cedente pierda su calidad de parte al ser desplazado por
9
Diccionario panhispánico del español jurídico. https://dpej.rae.es/lema/cesi%C3%B3n
10
Sentencia C-1045-00. Corte constitucional. Sala Plena.MP. Dr. Álvaro Tafur Galvis.
el cesionario; evento en que es fundamental que la cesión este hecha
conforme a la ley evitando una posible vulneración del derecho al debido
proceso.

Frente a la cesión del derecho litigioso, el artículo 68 del Código General


del Proceso, establece: El adquirente a cualquier título de la cosa o del
derecho litigioso podrá intervenir como litisconsorte del anterior titular.
También podrá sustituirlo en el proceso, siempre que la parte contraria lo
acepte expresamente.

Respecto de este asunto la Corte Constitucional se ha pronunciado,


diciendo:

“(iii) Sucesión por el cesionario derivado de acto entre vivos: que


ocurren en las hipótesis de venta, donación, permuta, dación en
pago o adjudicación en pública subasta del derecho litigioso de una
de las partes o del bien materia del proceso. En estas situaciones, es
necesario que el cesionario concurra al proceso para solicitar la
sucesión, caso en el que, si la parte contraria no acepta la
sustitución, tradente y cesionario continúan como partes
litisconsorciales. (Art. 60 C.P.C. inciso 3º)
5.2 Como se percibe, la sucesión procesal constituye una figura
procesal relevante pues desarrolla el derecho al debido proceso, al
proteger a la parte que no conoce quien será su contradictor,
facultándola no solo con el derecho a ser informada de la solicitud
de sucesión, sino también con la potestad para aceptar o no la
sustitución. Sobre esta figura, la jurisprudencia de la Corte se ha
pronunciado tanto en sede de constitucionalidad como en asuntos
de tutela.
5.2.1 Así por ejemplo, y de especial relevancia para el estudio del
tema puesto a consideración de la Sala, en la sentencia C-1045 de
2000, la Corte estudió la exequibilidad del apartado del artículo 60
del C.P.C. que indica “también podrá sustituirlo en el proceso,
siempre que la parte contraria la acepte expresamente”. En dicha
oportunidad, se señaló que la sucesión procesal, que se producía
por la venta de derechos litigiosos o cualquier otra fuente, requiere
el consentimiento expreso de la contraparte, debido a que la
aceptación o no de la misma, constituye una garantía del derecho
fundamental al debido proceso.
En efecto, la Corte sostuvo que si no se surtiera dicha formalidad “(…) se
desconocería el derecho a la autonomía personal de quien no intervino en
la negociación, puesto que, sin haber manifestado su consentimiento se le
opondrían derechos y obligaciones de otros.” Bajo dicha óptica, determinó
que el apartado demandado resultaba constitucional pues “en nada
interfiere con la libertad negocial de quienes convienen en la cesión de
derechos litigiosos, porque nada dice al respecto, simplemente controla los
efectos de la negociación en el proceso en curso, porque es deber del
órgano legislativo diseñar mecanismos capaces de impedir la utilización de
la administración de justicia con fines que puedan serle contrarios.”11

En este sentido, téngase en cuenta que la verdadera sucesión procesal en este


caso no operará hasta tanto la parte contraria acepte al cesionario como su
contraparte, pues en el evento en que no sea aceptado como tal o guarde
silencio se tendrá aquél como litisconsorte en los términos consagrado en el
inciso 4o del artículo 68 del C.G.P., siendo éste de tipo facultativo que se
caracteriza por no ser su intervención esencial y determinante para proferir la
sentencia que requiere el proceso.12

Debe tenerse en cuenta que la cesión de derechos litigiosos puede ocurrir en


cualquier proceso, siempre que los derechos allí discutidos sean de carácter
transmisible.

Cabe advertir, que cuando se ha realizado una cesión de derechos sin que exista
proceso alguno para después ser iniciado por el cesionario de dicho derecho, no
operará la sucesión procesal dado que no se cumplen los presupuestos
establecidos en el artículo 68 del estatuto procesal, en la medida que la demanda
iniciará por quien será su contraparte.

Adicionalmente, conviene señalar específicamente en lo que toca con los


procesos ejecutivos en los que existe sentencia de seguir adelante la ejecución o
auto que lo ordene y sea presentada en dicho proceso un contrato de cesión no
habría lugar a dar aplicación a las reglas de la sucesión procesal pues se trata es
de una cesión del crédito más no de un derecho litigioso, pues en este caso
tenemos un derecho cierto que ya no admite discusión alguna y al tratarse el
mismo de carácter patrimonial no tiene relevancia que el deudor le deba a X o a
Y13.
11
Corte Constitucional. Sentencia de Tutela T-374 de fecha 12 de Junio de 2014. Magistrado Ponente: Luis
Ernesto Vargas Silva.
12
CSJ, SC 15339 de fecha 28 de septiembre de 2017. Magistrado Ponente: Luis Armando Tolosa Villabona.

13
En este estadio procesal debe decirse que la disposición de la sustitución procesal no estuvo ajustada a
derecho porque al haberse presentado ANTES de que se dictara sentencia lo correcto era aplicar el art. 60
CPC porque el crédito era litigioso.
Pero como esa decisión fue conjunta con la sentencia de seguir adelante con la ejecución y respecto de ésta
no se opuso la parte demandada (a través de la interposición del recurso de apelación), el derecho dejó de
ser litigioso, adquirió certeza, en consecuencia, el cesonario ocupa la posición del cedente: lo desplaza como
parte. Puntualizando: en estadio actual del proceso –no antes- nos encontramos frente a una CESION DE
CREDITO y no de DERECHO LITIGIOSO y en consecuencia, al no haber lugar a aplicar las reglas del art.
b. Subrogación

La figura de la subrogación está definida en el ordenamiento civil por el artículo


1667, en los siguientes términos Se subroga un tercero en los derechos del
acreedor, o en virtud de la ley o en virtud de una convención del acreedor.;
distingue entre la subrogación convencional y la legal, que a saber son:

Convencional: Es aquella que se da cuando un tercero de manera voluntaria se


subroga en los derechos, acciones, privilegios y garantías de la obligación que
tiene el acreedor en contra del deudor, tal como lo expresa la sala civil de la
Corte Suprema de Justicia al indicar que la subrogación “tiene como efecto
traspasar los derechos, acciones y privilegios del antiguo al nuevo acreedor14

Conviene precisar que la misma legislación civil en su artículo 1669, establece


que este tipo de subrogación se sigue de acuerdo a las reglas de la cesión de
derechos. No obstante lo cual, debe precisarse que no se trata de dos figuras
jurídicas que sean exactamente iguales, pues desde su misma definición se
establece indefectiblemente que la cesión de derechos corresponde a cualquier
derecho, exceptuando a los que tengan el carácter de personalísimos; y la
subrogación convencional obedece únicamente a obligaciones de carácter
dinerario.

Acorde a lo expuesto, téngase en cuenta que durante el trámite procesal la


subrogación, al igual que la cesión de derechos generan el desplazamiento o
remplazo de una parte por otra, que no puede ser considerado un tercero que
interviene sino una parte como tal que remplaza la que existía antes de la
subrogación, siempre y cuando según las reglas establecidas en el art. 68 del
C.G.P. se hubiere notificado de ello al deudor, de lo contrario en los mismos
términos que la cesión, la intervención del subrogatario sería de carácter
litisconsorcial.

De manera que, la subrogación convencional pese a seguir las reglas de la cesión


de derechos en general sólo se aplica en términos procesales en los procesos
ejecutivos, en punto de lo cual ocurriría allí la sucesión procesal siguiendo los
presupuestos del Inc. 3 del artículo 68 del C.G.P.

60 CPC, el cesionario entrará a desplazar al cedente, quien continuará como el acreedor hipotecario. Con
éste es con quien la parte demandada puede acordar la solución de la obligación si no quiere llegar al
remate. M.P. Mery Esmeralda .. falta concretar cita con relator.
14
Sentencia. cas. civ. de 25 de mayo de 2005 exp. 7198. MP. Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo.
Legal: definida por el artículo 1668 del Código Civil, es aquella que se da aún
en contra de la voluntad del deudor, en los siguientes casos:

1. Cuando se paga al acreedor de mejor derecho.


2. El que paga la hipoteca de un bien inmueble que compra.
3. El que paga una deuda solidaria.
4. El heredero que paga con su dinero las deudas de la herencia.
5. El que paga una deuda con consentimiento del deudor.
6. El que presta dinero al deudor para que cancele una deuda.

Ahora respecto de la subrogación legal es en esencia una subrogación por pago,


en la que el subrogatorio que asume la deuda obtiene un derecho cierto y no uno
litigioso, por tanto su reclamo podría equipararse a lo que en los términos
estudiados en acápites anteriores identificamos como cesión del crédito.

Es importante advertir que en la situación del numeral 6 para que produzca los
efectos de la subrogación es necesario que el préstamo para el pago de dicha
deuda conste en escritura pública, tal y como lo determina la norma civil.

6.3.2 Respecto de las personas jurídicas.

Como hemos venido hablando la sucesión procesal busca el remplazo de una parte
por quien crea tener el derecho a tomar su lugar, cuando está ya no está habilitada
para reclamar tal derecho; sin embargo y considerando que las partes no
necesariamente son personas naturales, también es menester analizar lo que ocurre
con las diferentes situaciones que puede experimentar una persona jurídica que
implique su liquidación o transformación.

A. Extinción:

Considerando que el equivalente a la muerte de la persona natural lo es la extinción


en la persona jurídica y que la misma puede sobrevenir en el transcurso de un
proceso, es menester evaluar quien pasara a representar los intereses de la extinta
persona jurídica, considerando que a diferencia de la persona natural no podemos
hablar de la existencia de herederos.

Ahora bien, también es importante recordar que la persona jurídica puede ser de
derecho público o privado y que esto es importante, entre otras, al momento de
escoger la jurisdicción ante la cual están llamadas las partes a ventilar sus conflictos.

Así mismo también es imperativo recalcar que el proceso de extinción de una


persona jurídica tiene generalmente dos etapas; donde una conocida como
disolución procura la extinción de la personalidad o su capacidad jurídica y otra
denominada liquidación que busca la extinción del patrimonio social.

Por su parte la jurisprudencia a determinado que:

El sucesor queda con los mismos derechos, cargas y obligaciones procesales que
su antecesor. La sucesión procesal no entraña ninguna alteración en los
restantes elementos del proceso. Por ser un fenómeno de índole netamente
procesal, tampoco modifica la relación jurídica material, que, por tanto,
continúa igual, correspondiéndole al funcionario jurisdiccional pronunciarse
sobre ella como si la sucesión procesal no se hubiese presentad 15. Negrilla fuera
del texto original.

Y es que en materia de sociedades con patrimonio público, la misma jurisprudencia


ha establecido la tesis de determinar como sucesor procesal a la entidad que quede
designada para ejercer la funciones que otrora desarrollaba la extinta, esto siempre
que el termino de liquidación haya fenecido; entendiendo que entre tanto se
encuentre en etapa de liquidación, el liquidador deberá propender por el
cumplimiento de las obligaciones que le sea menester asumir.

Ahora bien, en el ámbito netamente privado, donde la extinción de la persona


jurídica una vez finalizada etapa disolutoría y liquidataria, es definitiva y no deja
responsable de las que fueron sus funciones es importante relatar la importancia de
los acreedores en los procesos liquidatarios de las sociedades, así como de quienes
consideren tener derechos en litigio pendientes con las sociedades prontas tal paso,
lo anterior en el entendido que la liquidación no surge como un hecho imprevisto de
la noche a la mañana, como si lo puede ser la muerte de las personas naturales.

Es importante también como interesado en el reconocimiento de un derecho u


obligación atribuible a una persona jurídica revisar con detenimiento las funciones
del liquidador de tal sociedad y procurar que dentro de tal proceso se los derechos
discutidos queden resueltos; recordemos además que la sucesión procesal con la
responsabilidad subsidiaria o solidaria, que pueda tener un socio respecto a las
obligaciones de la sociedad liquidada o extinta, dependiendo del tipo de sociedad
que existió.

Y que finalmente, no todos los derechos son objeto de sucesión procesal, pues como
lo manifestó la Corte Constitucional en sentencia C-131 de 2003:

“Ahora bien, existen procesos civiles en los que están en juego derechos
personalísimos y en los que a la muerte de una de las partes no puede

Sentencia de 26 de junio 2015. Consejo De Estado, Sección Tercera, Subsección B. C.P. Danilo Rojas
15

Betancourth. Rad interno No. 35007


operar la sucesión procesal, como por ejemplo en los procesos de divorcio,
de separación de cuerpos o de nulidad del matrimonio. en ellos la muerte de
una de las partes implica la culminación de la actuación procesal. de tales
casos es necesario distinguir, entre otros, los relativos a la responsabilidad
fiscal, pues si su objeto es resarcir el perjuicio que con la gestión fiscal ha
tenido lugar, esto es, siendo su interés patrimonial, la muerte del gestor
fiscal no impide dicha finalidad, puesto que la respectiva acción persigue es
el patrimonio de la persona y no a la persona misma.”16

B. Fusión:

Como vimos la extinción de una persona jurídica consta de dos partes, en el caso de
la fusión hablamos de que dos o más sociedades se disuelvan sin entrar en
liquidación, para que sean absorbidas por una tercera sociedad o para constituir una
totalmente nueva; de esta manera desaparece la personalidad jurídica en cuanto a la
capacidad jurídica, más no patrimonialmente hablando, pues tanto sus activos como
sus acreencias y en general todo lo que conforma su patrimonio al no ser liquidado
se traslada al haber de la nueva sociedad.

Así las cosas, en el escenario que nos ocupa ante una fusión de sociedades donde
una de las involucradas haga parte de un asunto en curso, la nueva sociedad mutara
la denominación con la que hace parte del proceso, pero seguirá respondiendo por
las obligaciones que se le imputen o que este reclamando dentro de la litis en curso,
y así mismo seguirá legitimada para reclamar las que venga debatiendo para sí
conforme a derecho en una litis determinada.

En tanto se ha servido la Corte indicar, sobre el punto:

“Conforme con el artículo 172 del Código de Comercio, la fusión de


sociedades tiene ocurrencia cuando una o más sociedades se disuelvan sin
liquidarse para ser absorbidas por otra o para crear una nueva. La misma
norma prevé que la sociedad absorbente o la nueva compañía adquiere los
bienes, derechos y obligaciones de la sociedad o sociedades disueltas al
formalizarse el acuerdo de fusión, es decir, que la nueva sociedad, una vez
formalizada la misma, adquiere los bienes y los derechos de la absorbida e
igualmente asume sus pasivos, tal como lo establece el artículo 178 del
mismo Código.”17
C. Escisión:

Etimológicamente hablando la escisión es la división de un todo en partes que


generalmente son de tamaños o importancia similares; jurídicamente esta figura está

16
Sentencia C-131 de 2003. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa
17
Sentencia del 17 de Marzo de 2016. Radicado interno No. 19365. C.P. Hugo Fernando Bastidas Barcenas.
contemplada en el artículo 3 de la Ley 222 de 1995 y consiste en la posibilidad que
tiene una sociedad mediante una reforma estatutaria de dividir su patrimonio
pasando este, a una o varias sociedades.

Es decir, a partir de la sociedad que se divide se forman nuevas sociedades, lo


cual puede darse en dos modalidades a saber, según la Ley:

“1. Una sociedad sin disolverse, transfiere en bloque una o varias partes de
su patrimonio a una o más sociedades existentes o las destina a la creación
de una o varias sociedades.

2. Una sociedad se disuelve sin liquidarse, dividiendo su patrimonio en dos


o más partes, que se transfieren a varias sociedades existentes o se destinan
a la creación de nuevas sociedades.”18

En ese orden de ideas, cuando una sociedad que decide escindirse, es fundamental observa
a cuál de las resultantes se le considerara sucesora procesal y por ende legitimado para
continuar la reclamación en curso, frente al asunto puntual de los acreedores, la Ley 222 de
1995 en su artículo 6, contempla:

“Los acreedores de las sociedades que participen en la escisión, que sean titulares
de deudas adquiridas con anterioridad a la publicación a que se refiere el artículo
anterior, podrán, dentro de los treinta días siguientes a la fecha del último aviso,
exigir garantías satisfactorias y suficientes para el pago de sus créditos, siempre
que no dispongan de dichas garantías (…)”
De modo que si puntualmente el asunto se suscribe al perseguir del cobro de acreencias lo
arriba manifestado debe ejercerse por parte del acreedor; ahora en torno a activos que
puedan ser resultantes, la misma norma establece: “Cuando disuelta la sociedad escindente
alguno de sus activos no fuere atribuido en el acuerdo de escisión a ninguna de las
sociedades beneficiarias, se repartirá entre ellas en proporción al activo que les fue
adjudicado”19 de modo que si la litis andante versaba sobre bienes que eventualmente
puedan ingresar al patrimonio social, estos deberán integrar los patrimonios de las
sociedades beneficiarias resultante de la escisión en partes iguales a las divididas con dicha
figura.

Y finalmente, en torno a la responsabilidad, el articulo 10 impone: “(las) sociedades


participantes responderán solidariamente por el cumplimiento de la respectiva obligación.
En este caso, la responsabilidad se limitará a los activos netos que les hubieren
correspondido en el acuerdo de escisión”20 de modo que es posible inferir que en el caso

18
numeral 1 y 2 del artículo 3°, Ley 222 de 1995.
19
Ley 222 de 1995, articulo 8.
20
Ley 222 de 1995, articulo 10.
de atribución de responsabilidades derivadas de una actuación procesal, las responsabilidad
es solidaria entre las beneficiarias que anteriormente conformaban la sociedad demandada.

6.4. Sucesión procesal en el derecho comparado

6.4.1. Chile

En la normativa procesal Chilena no se hace referencia concretamente al fenómeno de la


Sucesión Procesal, sin embargo, se encuentran reglamentadas situaciones asociadas al
cambio de partes durante el devenir procesal.

Una de las situaciones contempladas, es la muerte de una de las partes de un litigio, en


efecto, el artículo 5 del Código de Procedimiento Civil de Chile contempla lo siguiente:

“Si durante el juicio fallece alguna de las partes que obre por sí misma, quedará
suspenso por este hecho el procedimiento, y se pondrá su estado en noticia de los
herederos para que comparezcan a hacer uso de su derecho en un plazo igual al de
emplazamiento para contestar demandas, que conceden los artículos 258 y 259.”

Para el caso en que la parte fallecida estuviera representada por apoderado judicial, se
deduce que el trámite continúa con su apoderado, dado que el artículo 529 del Código
Orgánico de los Tribunales establece: “No termina por la muerte del mandante el mandato
de los abogados.”

Un ejemplo de normativa donde se acepta la sucesión procesal, se encuentra en el artículo


317 del Código Civil Chileno en el que se refiere a la determinación de la paternidad
permitiendo continuar la acción a los herederos de los padres o hijos fallecidos:

“Art. 317. Legítimo contradictor en la cuestión de paternidad es el padre contra el


hijo, o el hijo contra el padre, y en la cuestión de maternidad el hijo contra la
madre, o la madre contra el hijo.

Son también legítimos contradictores los herederos del padre o madre fallecidos en
contra de quienes el hijo podrá dirigir o continuar la acción y, también, los
herederos del hijo fallecido cuando éstos se hagan cargo de la acción iniciada por
aquel o decidan entablarla.”

A pesar de que esta legislación contempla lo relacionado con la muerte de una de las partes,
llama la atención que, a diferencia de la normativa colombiana, en Chile no se contemplan
las consecuencias en el proceso cuando una de las partes es una persona jurídica que se
extingue.

Otra de las formas de sucesión procesal a que se refiere el derecho procesal Chileno es a la
transferencia de la cosa litigiosa por acto entre vivos, en esta categoría encontramos las
cesión de derechos litigiosos como causa de un cambio en una de las partes del proceso, por
ello, es necesario mencionar las normas del Código Civil relacionadas con la cesión de
Derechos litigiosos, las cuales se transcriben a continuación:

Art. 1911. Se cede un derecho litigioso cuando el objeto directo de la cesión es el


evento incierto de la litis, del que no se hace responsable el cedente. Se entiende
litigioso un derecho, para los efectos de los siguientes artículos, desde que se
notifica judicialmente la demanda.

Art. 1912. Es indiferente que la cesión haya sido a título de venta o de permutación,
y que sea el cedente o el cesionario el que persigue el derecho.

Art. 1913. El deudor no será obligado a pagar al cesionario sino el valor de lo que
éste haya dado por el derecho cedido, con los intereses desde la fecha en que se
haya notificado la cesión al deudor. Se exceptúan de la disposición de este artículo
las cesiones enteramente gratuitas; las que se hagan por el ministerio de la
justicia; y las que van comprendidas en la enajenación de una cosa de que el
derecho litigioso forma una parte o accesión. Exceptúense asimismo las cesiones
hechas: 1.º A un coheredero o copropietario por un coheredero o copropietario, de
un derecho que es común a los dos; 2.º A un acreedor en pago de lo que le debe el
cedente; 3.º Al que goza de un inmueble como poseedor de buena fe, usufructuario
o arrendatario, cuando el derecho cedido es necesario para el goce tranquilo y
seguro del inmueble.

Art. 1914. El deudor no puede oponer al cesionario el beneficio que por el artículo
precedente se le concede, después de transcurridos nueve días desde la notificación
del decreto en que se manda ejecutar la sentencia.

Así mismo, se presentan otros actos jurídicos que modifican las partes de un proceso por
ministerio de la ley, ejemplo de ello son, el pago por subrogación (arts. 1608-1613 CC)12,
en el pago de la indemnización en el contrato de seguro (art. 553 CCM), por la
transferencia de la empresa (art. 4° CT) o por la fusión de sociedades.21

6.4.2. España

Entendiéndola como la sustitución, en un proceso determinado, de unas partes formales por


otras materiales, como consecuencia de la transmisión "inter vivos" o "mortis causa" de la
legitimación de aquéllas a éstas.

En la Ley de Enjuiciamiento Civil Española se establecen tres causales de sucesión


procesal definidas como sucesión procesal por muerte, sucesión por transmisión del objeto
litigioso y sucesión en los casos de intervención provocada.

1. Sucesión Procesal por Muerte


21
http://derecho.isipedia.com/tercero/derecho-procesal-i/parte-02-los-presupuestos procesales/07-pluralidad-
de-partes-y-sucesion-procesal
Consagrada en el Art. 16 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de la siguiente manera:

“1. Cuando se transmita mortis causa lo que sea objeto del juicio, la persona o
personas que sucedan al causante podrán continuar ocupando en dicho juicio la
misma posición que éste, a todos los efectos. Comunicada la defunción de cualquier
litigante por quien deba sucederle, el Letrado de la Administración de Justicia
acordará la suspensión del proceso y dará traslado a las demás partes. Acreditados
la defunción y el título sucesorio y cumplidos los trámites pertinentes, el Letrado de
la Administración de Justicia tendrá, en su caso, por personado al sucesor en
nombre del litigante difunto, teniéndolo el Tribunal en cuenta en la sentencia que
dicte.

2. Cuando la defunción de un litigante conste al Tribunal que conoce del asunto y


no se personare el sucesor en el plazo de los cinco días siguientes, el Letrado de la
Administración de Justicia por medio de diligencia de ordenación permitirá a las
demás partes pedir, con identificación de los sucesores y de su domicilio o
residencia, que se les notifique la existencia del proceso, emplazándoles para
comparecer en el plazo de diez días. En la misma resolución del Letrado de la
Administración de Justicia por la que se acuerde la notificación, se acordará la
suspensión del proceso hasta que comparezcan los sucesores o finalice el plazo
para la comparecencia.

3. Cuando el litigante fallecido sea el demandado y las demás partes no conocieren


a los sucesores o éstos no pudieran ser localizados o no quisieran comparecer, el
proceso seguirá adelante, declarándose por el Letrado de la Administración de
Justicia la rebeldía de la parte demandada. Si el litigante fallecido fuese el
demandante y sus sucesores no se personasen por cualquiera de las dos primeras
circunstancias expresadas en el párrafo anterior, se dictará por el Letrado de la
Administración de Justicia decreto en el que teniendo por desistido al demandante,
se ordene el archivo de las actuaciones, salvo que el demandado se opusiere, en
cuyo caso se aplicará lo dispuesto en el apartado tercero del artículo 20. Si la no
personación de los sucesores se debiese a que no quisieran comparecer, se
entenderá que la parte demandante renuncia a la acción ejercitada.”

Frente al primer tipo de sucesión procesal, valga resaltar que se establecen consecuencias
para la no comparecencia de los sucesores tanto del demandante, caso en el cual se tendrá
por desistido y se ordenará el archivo de las actuaciones, como del demandado quien se
declarará en rebeldía y el proceso continuará.

2. Sucesión por Transmisión del Objeto litigioso

Consagrada en el Art. 17 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de la siguiente manera:


“1. Cuando se haya transmitido, pendiente un juicio, lo que sea objeto del mismo,
el adquirente podrá solicitar, acreditando la transmisión, que se le tenga como
parte en la posición que ocupaba el transmitente. El Letrado de la Administración
de Justicia dictará diligencia de ordenación por la que acordará la suspensión de
las actuaciones y otorgará un plazo de diez días a la otra parte para que alegue lo
que a su derecho convenga. Si ésta no se opusiere dentro de dicho plazo, el Letrado
de la Administración de Justicia, mediante decreto, alzará la suspensión y
dispondrá que el adquiriente ocupe en el juicio la posición que el transmitente
tuviese en él. 2. Si dentro del plazo concedido en el apartado anterior la otra parte
manifestase su oposición a la entrada en el juicio del adquirente, el tribunal
resolverá por medio de auto lo que estime procedente. No se accederá a la
pretensión cuando dicha parte acredite que le competen derechos o defensas que,
en relación con lo que sea objeto del juicio, solamente puede hacer valer contra la
parte transmitente, o un derecho a reconvenir, o que pende una reconvención, o si
el cambio de parte pudiera dificultar notoriamente su defensa. Cuando no se
acceda a la pretensión del adquirente, el transmitente continuará en el juicio,
quedando a salvo las relaciones jurídicas privadas que existan entre ambos. 3. La
sucesión procesal derivada de la enajenación de bienes y derechos litigiosos en
procedimientos de concurso se regirá por lo establecido en la Ley Concursal. En
estos casos, la otra parte podrá oponer eficazmente al adquirente cuantos derechos
y excepciones le correspondieran frente al concursado.”

3. Sucesión en los casos de intervención provocada

Consagrada en el Art. 18 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de la siguiente manera:

“En el caso a que se refiere la regla 4.ª del apartado 2 del artículo 14, de la
solicitud presentada por el demandado se dará traslado por el Letrado de la
Administración de Justicia a las demás partes para que aleguen lo que a su derecho
convenga, por plazo de cinco días, decidiendo a continuación el Tribunal por
medio de auto, lo que resulte procedente en orden a la conveniencia o no de la
sucesión.

Dicha regla 4° reza lo siguiente: 4.ª Si comparecido el tercero, el demandado


considerase que su lugar en el proceso debe ser ocupado por aquél, se procederá
conforme a lo dispuesto en el artículo 18.22

De lo expuesto, es posible determinar que en la legislación española especifican claramente


los eventos en los cuales se produce cada tipo de sucesión, a diferencia de la legislación
colombiana, que si bien los tipos de sucesión son similares, su interpretación queda abierta
al litigante y en últimas al Juez del proceso.

22
Ley 1 de 2000 de fecha 7 de enero de Enjuiciamiento Civil. (LEC).
Así mismo, frente a la sucesión procesal de las personas jurídicas, la doctrina ha expresado
que “se extinguen por procedimientos previstos legalmente para su desaparición. Las
personas jurídicas no pueden suceder si no es mediante las operaciones liquidatorias
correspondientes que para cada clase de personas jurídica se establezcan. En los supuestos
de absorción o de fusión, se produce una sucesión de una persona jurídica por otra. En los
supuestos de absorción, una sucede a la otra y en los supuestos de fusión, la nueva persona
resultante sucede a las dos originarias.”23

En conclusión pese a la similitud en los tipos de sucesión procesal, la legislación española


se caracteriza por su especificidad frente a los eventos que se puedan presentar y sus
consecuencias.

6.4.3. Perú

En palabras de la Corte Suprema de Justicia de Perú en Casación No. 4454-2015 “ La


finalidad de la Sucesión procesal es tutelar al justiciable de verse agravada su posición
procesal a causa de la muerte de la persona o enajenación del derecho discutido, todo
ello ocurrido en el iter procesal.”

El Código Procesal Civil de Perú consagra expresamente la figura de la Sucesión Procesal


en el artículo 108:

“Por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al


reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido. Se presenta la
sucesión procesal cuando:

1. Fallecida una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por su


sucesor, salvo disposición legal en contrario;

2. Al extinguirse o fusionarse una persona jurídica, sus sucesores en el derecho


discutido comparecen y continúan el proceso;

3. El adquirente por acto entre vivos de un derecho discutido, sucede en el proceso


al enajenante. De haber oposición, el enajenante se mantiene en el proceso como
litisconsorte de su sucesor; o

4. Cuando el plazo del derecho discutido vence durante el proceso y el sujeto que
adquiere o recupera el derecho, sucede en el proceso al que lo perdió.

En los casos de los incisos 1. y 2., la falta de comparecencia de los sucesores,


determina que continúe el proceso con un curador procesal. Será nula la actividad
procesal que se realice después que una de las partes perdió la titularidad del
derecho discutido. Sin embargo, si transcurridos treinta días no comparece el

23
https://www.gruposervilegal.com/la-sucesion-procesal-en-procedimientos-judiciales/
sucesor al proceso, éste proseguirá con un curador procesal, nombrado a pedido
de parte. (*)”

Nótese que esta legislación contempla que en caso de muerte de una de las partes o
extinción/ fusión de persona jurídica, quienes sucedan al causante o quien reciba el
derecho o asuma la obligación materia del proceso, cuentan con el termino de treinta días
para comparecer al proceso, de lo contrario, sus intereses serán representados por un
curador procesal que se designa de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 61 inciso 4 del
Código de Procedimiento Civil, de continuarse el proceso sin la presencia de los sucesores
procesales o del curador que los represente, las actuaciones quedaran viciadas de nulidad.

Esta normativa contempla un supuesto de sucesión llamativo relacionado con el


vencimiento del derecho discutido durante el proceso a fin de posibilitar que el sujeto que
adquiere o recupera el derecho pueda suceder en el proceso a quien lo perdió, esta situación
es explicada por el profesor Juan Monroy Gálvez con el siguiente ejemplo:

“Un usufructuario es perturbado en su posesión por lo que interpone un interdicto.


Sin embargo, tramitándose éste se vence el plazo del contrato de usufructo por lo
que el demandante devuelve la posesión del bien a su propietario. Estando el
proceso abierto y manteniéndose la perturbación, el propietario puede continuar
con el proceso ocupando la posición procesal del usufructuario.”

7. Aplicación de la sucesión procesal en algunos casos.

7.1 Cesión de derechos litigiosos y Extinción de Persona Jurídica

Una persona jurídica sociedad por acciones simplificada a través de un proceso


ejecutivo demanda a X en el mes de febrero del año 2019, durante dicho trámite la
sociedad cede sus derechos litigiosos a un tercero y presenta el contrato ante el Juez
que conduce el proceso durante ese mismo año. En aplicación del artículo 68 del
C.G.P., se sabe que para que en el proceso ocurra la verdadera sucesión procesal por
tal medio, el demandante debe aceptar expresamente la aludida cesión, de lo
contrario, la consecuencia es tener al cesionario como litisconsorte mientras no se
produzca tal aceptación.

Así las cosas, pensemos que apenas va a ocurrir la audiencia inicial de que trata el
artículo 372 del C.G.P., en la que por fuerza legal las partes deben rendir
interrogatorio, aquí se pone en conocimiento del juez que la persona jurídica
demandante –aún es demandante porque no ha operado procesalmente la sucesión-
se liquidó durante el año 2020, información que se encuentra debidamente
registrada en el certificado de existencia y representación legal y por tanto ha dejado
de existir; esto es, que nos encontramos frente a un proceso en el que no puede
siquiera intervenir el liquidador por cuánto a priori sus funciones han cesado y en
este caso, el crédito en estricto sentido había salido con anterioridad a su liquidación
del patrimonio de la sociedad y de ahí que no opere la sucesión procesal por el
inciso 2 del artículo 68 del C.G.P.

En punto de lo cual nos encontramos frente a un proceso que no tiene demandante


propiamente dicho, en tanto el cesionario no ha sido aceptado como tal y la
integración que realiza aquél de dicha parte converge únicamente a las facultades de
un litisconsorte, caso que en específico no soluciona la norma y en nuestra posición,
no queda otra alternativa para el operador judicial, más allá que determinar que por
sustracción de materia se impone por fuerza la sucesión procesal aún sin el
consentimiento de la parte demandada –términos en los que contempla la norma que
debe operar tal figura procesal-, pues para continuar con el proceso se requiere que
la parte demandante tenga capacidad para ser parte del mismo, en la medida en que
al haberse extinguido la persona jurídica carecía de ello.

Cabe resaltar, que no podría decirse que en este caso quienes sucedieron el
patrimonio de la persona jurídica podrían intervenir y operar la sucesión por el
inciso 2º del artículo 68, pues rememórese que el crédito cobrado en dicho proceso
ejecutivo salió de su patrimonio antes de que la misma fuera liquidada, ello se hizo
a través del contrato de cesión de derechos litigiosos y por ende no podría operar la
sucesión en virtud de lo consagrado en dicho inciso.

Y es que, también podríamos plantear otra solución como lo sería la de dictar


sentencia y en la misma, una vez ordenado seguir adelante la ejecución proceder a
reconocer al cesionario como demandante, pues dictada la sentencia estaríamos
frente a un derecho cierto y no habría lugar a dar aplicación a las reglas de la
sucesión procesal. No obstante lo cual, no sería una decisión en estricto sentido
correcta, en la medida en que se tuvo conocimiento de la extinción de la persona
jurídica con anterioridad a que se profiriera la sentencia y se imponía ser resuelta
previo a dictarla.

En conclusión, frente a dicho caso podría decirse que la norma jurídica debió haber
previsto tal posibilidad y regularlo o bien abstenerse de limitar la sucesión procesal
en este caso a la aceptación de la cesión por la parte demandada, pues se trata del
cobro de una obligación de carácter patrimonial en la que indistintamente de quien
integre la parte demandante deberá ser cumplida.

7.2. Procesos prescripción adquisitiva de dominio.

Tenemos un proceso declarativo de pertenencia donde la parte demandante que


actúa en causa propia fallece antes de dictar sentencia.

En vista de que la parte demandante fallecida se encontraba actuando en causa


propia, debe aplicarse el numeral 1 del artículo 159 del Código General del Proceso,
esto es, interrumpirse el proceso y efectuarse las notificaciones contempladas en el
artículo 160 del Código General del Proceso, es decir, deberá notificarse por aviso a
los herederos de la demandante o al albacea con tenencia de bienes, quienes deberán
comparecer dentro de los cinco (5) días siguientes a su notificación, vencido este
término, o antes cuando concurran o designen nuevo apoderado, se reanudará el
proceso.

En este punto, se pueden presentar dos situaciones:

a) Si los herederos comparecen y designan un apoderado: el proceso


continúa sin problema.

b) Si se desconocen los herederos de la demandante o su lugar de


notificación, deberá ordenarse el emplazamiento de los mismos y designarse
un curador ad litem que los represente como sucesores procesales de la
causante.

Ahora, también puede ocurrir, que la demandante actuara mediante apoderado judicial y su
contraparte fuera uno de sus herederos, quien pretende actuar como demandado y sucesor
procesal simultáneamente.

En ese escenario, el apoderado judicial que haya designado la parte fallecida continuará con
el proceso a menos que los sucesores procesales designen un nuevo apoderado, el trámite
continuará con los herederos de la parte demandante que se presenten y acrediten su
condición. (Artículos 68 y 76 C.G.P).

Vale la pena resaltar que cada uno de los sucesores procesales puede designar un abogado
diferente, dado que acuden de manera libre y autónoma como herederos que toman el
proceso en el estado en que se encuentra, no aplica la restricción contenida en el inciso 3
del artículo 75 del Código General del Proceso: “En ningún caso podrá actuar
simultáneamente más de un apoderado judicial de una misma persona.”, puesto que esta
hace referencia a varios apoderados de una misma persona.

En los dos escenarios descritos, los sucesores procesales deben tener en cuenta que el
proceso lo toman en el estado en que se encuentra, que heredan el trámite y pasan a ocupar
la posición procesal del causante sin que haya algún tipo de variación en la relación jurídica
que dio origen al litigio, para el caso en estudio, la titularidad de los derechos subjetivos no
pasa automáticamente a sus herederos, ya que en caso de que la sentencia sea favorable y se
decrete la prescripción de los derechos a favor de la parte actora, los sucesores procesales
solo podrán disponer de dicho patrimonio en la medida en que lo incluyan en la sucesión y
se apruebe la adjudicación de los bienes del causante.

Frente a la circunstancia de que el demandado tenga la calidad de heredero del demandante


fallecido, es preciso mencionar que no está obligado a ocupar su posición como sucesor
procesal ya que esta participación es voluntaria. No obstante, si manifiesta su interés de
participar en los dos extremos litigiosos, consideramos que puede aceptarse como sucesor
procesal siempre y cuando no obstruya el proceso con su doble calidad, es decir, sin que el
ejercicio de sus derechos procesales como demandado altere la igualdad de las partes al
hacer uso de la figura de la sucesión procesal, pues dicha calidad devine de una situación
accidental que implica sustituir al de cujus en la litis para continuar defendiendo el derecho
invocado. A los sucesores procesales que se vinculan al trámite no les está permitido alterar
los supuestos fácticos ni jurídicos previamente invocados por el causante ya que deben ser
fieles a la defensa del derecho que venía siendo reclamado.

En razón a lo anterior, resultaría más eficiente que en nuestro ordenamiento jurídico se


contemplara, tal y como lo hace la legislación Española, que cuando fallezca la parte
demandante y los sucesores procesales no comparezcan luego de notificados se decrete la
terminación del proceso por desistimiento de la parte demandante en la medida que ésta
figura evitaría mantener activo un proceso en el que hay desinterés por la parte actora.

7.3. Caso difícil: Sucesión procesal antes de la integración del contradictorio

Aquí estamos ante una situación en la que por causa de muerte se hace necesario el uso de
la sucesión procesal, sin embargo, dicha circunstancia se advierte una vez presentada la
demanda, por falta de conocimiento del hecho por parte de quien demanda.

En este caso, es menester valorar diferentes supuestos de hecho:

1. No se conoce la ubicación del demandado, ante la imposibilidad de concretar


su notificación es menester ponerlo en conocimiento del juez para solicitar que sea
emplazado y continuar el proceso con el nombramiento de un curador ad litem que
lo represente y se murió en el transcurso del proceso, antes de ser notificado,
procediendo a emplazar a sus herederos para que concurran, caso en el cual ocurriría
la sucesión procesal contemplada en el inciso del Art. 68 del C.G.P.

2.También podría ocurrir que se demanda a determinada persona convencido el


demandante de que se encontraba con vida; no obstante lo cual, si sus herederos
llegan a tener conocimiento del proceso o les llega a ellos la notificación dirigida al
de cujus, pueden intervenir informando al Juez el fallecimiento de aquél en fecha
anterior a la presentación de la demanda, situación en la que no podría operar la
sucesión procesal puesto que pese a no tener conocimiento el demandante del
deceso de su demandado antes de entablar proceso en su contra, lo cierto es que,
dicha circunstancia genera un vicio insaneable dentro de proceso en la medida en
que no puede ejercitarse el derecho de acción en contra de quien no tiene capacidad
para ser parte, por manera que, se impone por fuerza decretar la nulidad de lo
actuado hasta el auto de admisión de demanda para proceder a inadmitirla con el fin
de que se adecúe al artículo 87 del C.G.P.
Lo anterior, advirtiendo que si no existe sucesión y se ignoren los herederos,
la demanda se dirige en contra de los indeterminados, si se conocen
herederos, se interpone en contra de ellos y los indeterminados. Así mismo,
en el caso de que exista sucesión, la demanda se interpondrá en contra de los
reconocidos en ella, los demás conocidos y los indeterminados, el albacea
con tenencia de bienes o el administrador de la herencia yacente o el
cónyuge si hay bienes sociales.

Al respecto, téngase en cuenta que la actuación que agota el juez cuando admite una
demanda, parte del supuesto de buena fe de que el demandante conoce que por lo menos el
demandado se encuentra con vida y en consecuencia se puede notificar aun cuando sea por
medio de curador. Ahora, si en el devenir del proceso se conoce que para el momento de la
admisión el mismo se encontraba muerto, como se mencionó anteriormente la solución más
acertada sería en virtud del control de legalidad que tiene el Juez declarar la nulidad del
proceso hasta la admisión.

Cabe resaltar, que si bien el estatuto procesal no contempla la forma de dar solución a dicha
situación, se estima que dicho remedio procesal es el más acertado para que se adecue el
trámite y se garantice la debida integración del contradictorio sin que se vulnere el debido
proceso, pues itérese que en el caso en que se dispusiera aplicar la sucesión procesal e
integrar el contradictorio a partir del momento en que acudieron al proceso, él mismo
adolecería de un vicio insaneable pues inició en contra de un demandado que no tenía
capacidad para ser parte a la luz del artículo 53 del C.G.P.

Con todo, conviene precisar que los casos en que se ha demandado a quien falleció y los
herederos se desconocen y pese a mediar el emplazamiento no se hacen parte, la sentencia
que se llegue proferir en su contra para efectos prácticos podría presentar dificultades de
ejecución, contribuyendo a la congestión judicial, máxime si se trata de un proceso
ejecutivo en el que no existen bienes que puedan garantizar la sentencia, siendo un proceso
que únicamente continuará si el demandante lo mantiene activo o destinado a perecer por
desistimiento tácito.

7. CONCLUSIONES.

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