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Marta Clariana Hervás Sesión 2

Gestión Musical Sesión: 07/10/2021


Jueves, 15:30-17:00 Entrega: 14/10/2021

Aprender a volar

La sesión de hoy la hemos dedicado enteramente a la corrección de las bases de


datos realizadas por el alumnado y proyectadas en la pizarra a nuestros compañeros. Los
principales fallos residen en cuestiones de organización de la información y algunos
asuntos formales. Por ejemplo, en la experiencia laboral debemos colocar en primer lugar
la empresa contratante, posteriormente el grupo salarial y el lugar donde se realiza el
trabajo (pueblo, ciudad, etc.). Por último, se indica el tipo de contrato y la labor que se
desempeña. Hemos hablado también de la relevancia de indicar la institución que avala
los estudios o experiencias que presentamos; así como de la posibilidad de añadir algunos
subapartados adicionales en función de las necesidades de nuestro currículum, como
“Premios y menciones” o “Experiencia artística complementaria”, entre otros.
Finalmente, también se han mencionado algunas cuestiones formales para tener en
cuenta, tales como el código postal (ha de ponerse después de la ciudad, no antes), el
idioma de las instituciones (“Universitat”, “Generalitat”, etc.), aspectos ortográficos
(separar todos los ítems por puntos, por ejemplo) e incluso información complementaria
de cara a futuras redacciones de un currículo, como la posibilidad de que la empresa
contratante nos solicite el enlace oficial de las páginas web de las instituciones a las que
hacemos referencia en el documento.

Se trata, de la misma forma que la semana anterior, de una actividad de gran


interés de cara a nuestro futuro académico y laboral. Por desgracia, no existen asignaturas
en las que nos preparen para la salida al “mundo real”. En cierto modo, creo que no soy
la única alumna que siente que se acerca poco a poco el momento de que mamá pájaro
nos lance del nido sin tener ni idea de volar. Parece que, durante los catorce años que la
mayoría de gente que estudiamos música de forma reglamentaria pasamos en el nido (los
conservatorios), los padres pájaro se han dedicado a alimentarnos constantemente, a
redundar en la importancia de la comida, a traernos alimento y a masticárnoslo para que
no nos atragantemos. Pero nadie nos habla de volar. No nos hablan ni de las alas, ni del
aire, ni de la presión atmosférica, ni tan siquiera de cómo mantener el equilibrio fuera del
nido. Solamente hace falta salir al campo un par de días para comprobar qué sucede por
culpa de esto: de cada pollada, solamente algunas crías sobreviven.

Con los estudiantes, y mucho más concretamente en el mundo artístico, sucede


exactamente lo mismo. Pasamos toda la vida estudiando, ensayando, yendo a clases
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Marta Clariana Hervás Sesión 2
Gestión Musical Sesión: 07/10/2021
Jueves, 15:30-17:00 Entrega: 14/10/2021

magistrales de nuestro instrumento, a conciertos por aquí y por allá. Pero ¿qué pasa luego?
¿Nos habla acaso alguien del mundo laboral? Poco, poquísimo, y sobre todo para
recordarnos que no es fácil vivir de la música. Fácil, lo que se dice fácil, no es nada en
esta vida, pero reducir nuestro esfuerzo a esa máxima supone cavar nuestra propia tumba.
Si en vez de hablar (y repito, muy escasamente) de las dificultades del mercado musical,
se nos proponen actividades orientadas hacia lo laboral, probablemente muchos más de
nosotros nos animemos a vivir de ello. Parece que, en ocasiones, son los propios
profesores los que piensan que o te dedicas a tocar en una orquesta o das clase en una
escuela o en un conservatorio; fin. Se acabó. No parece existir un mayor horizonte laboral.
Evidentemente es falso: existen muchísimas salidas, desde la composición hasta los
técnicos de sonido, pasando por disciplinas más transversales como la musicoterapia o la
musicología histórica, entre muchas otras. Es por ello por lo que aprender a realizar un
currículum, a citar correctamente las instituciones, o incluso a abrirnos los ojos de cara a
simplemente comprender el organigrama de una empresa o la organización institucional;
es un primer paso necesario y que sin embargo no se fomenta en absoluto.

En conclusión, me remito a lo ya mencionado previamente: los alumnos, y muy


especialmente los músicos, nos encontramos ante un hondo barranco cuando terminamos
el grado. ¿Y ahora qué? Es, con total seguridad, la pregunta que más repetimos en esos
escasos momentos de ocio en los cuales dejamos a un lado la obsesión por estudiar y ser
mejores que el resto; porque sin duda, si hay algo que parece un modus operandi
establecido y común a todas las instituciones educativas musicales, es el afán por
fomentar la competitividad a niveles exacerbados. Estudiar un instrumento es una
experiencia a la par compleja y maravillosa, es un camino con muchas piedras, pero con
grandes vistas paisajísticas. No obstante, cuando salimos del conservatorio debemos
abrirnos a un mercado competitivo, desalmado y ecpático; por lo que siempre es de
agradecer que al menos una asignatura dedique algunas sesiones a prepararnos para él.
En definitiva, no podemos vivir toda la vida arropados en el nido, algún día debemos
salir, toparnos con la realidad y aprender a volar.

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