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Gardiner Despacho o Consultorio
Gardiner Despacho o Consultorio
CONSULTORIO?
La Pericia Psicológica y su a posteriori
DESARROLLO
Cada vez que alguien, con la providencia dictada para que se realice una
pericia psicológica, concurre al encuentro con el perito psicólogo y, de manera
invariable, nos dice “vengo a que me hagan la pericia”, se nos plantean una serie
encadenada de preguntas: ¿a qué viene? ¿qué es lo que consulta? ¿cuál es su
pregunta? Pero para todas estas preguntas reaparece una respuesta constante:
viene a que le hagan algo, a que otro le haga algo.
En general, los evaluados no suelen preguntarse, no manifiestan una demanda
propia: se presentan como sujetos colocados en un lugar pasivo, un sujeto sobre
el que se va a efectuar alguna intervención. Se les informa en qué consiste “la
pericia” que, conjuntamente con él, se llevará a cabo. El objetivo de usar el
término “conjuntamente” apunta a correrlo de su lugar pasivo. Por lo tanto, el
primer objetivo que proponemos consiste en intentar que el sujeto se implique en
el dispositivo psicodiagnóstico forense que va a iniciarse.
Los sujetos evaluados no siempre saben para qué vienen. Resulta entonces
necesario suministrarles siempre toda la información de lo que se va a realizar en
el proceso Psicodiagnóstico forense, tanto para su conocimiento como para que a
posteriori podamos requerir su consentimiento informado. Cumplimos así con las
normativas éticas de la profesión de Psicólogo. A continuación, podemos entonces
comenzar las entrevistas, adaptadas éstas a determinadas particularidades de
acuerdo al criterio que demande la práctica. Se administrarán las pruebas
psicológicas que se consideren pertinentes para cada caso en particular. Al final,
se redactará un informe en el cual se responderán los puntos de pericia
solicitados. Este proceso pericial, debido a las urgencias o por el fenecimiento de
los plazos procesales, que no siempre son coincidentes con los plazos necesarios
para un adecuado raport en el vínculo con el evaluado, requiere muchas veces
otros tiempos que se adecúan con los plazos estipulados “urgente” “muy urgente”
“24hs”. De esta forma se cierra el círculo de una intervención en la causa, la de la
evaluación psicológica, que para el proceso judicial, ha sido abierta sólo a fin de
ser cerrada con esta práctica, sin embargo para el sujeto, esta práctica tiene otras
consecuencias.
Como se habrá observado, expresamos que se trata de cerrar un círculo, en
esta etapa del recorrido jurídico: el procesal. Pero, ¿qué círculos se abren en el
sujeto, que en forma más o menos pasiva debe someterse a lo que la ley le
impone? ¿Se va como llegó? ¿Consulta, o es llevado y despachado? Esta
experiencia, no sólo la que lo trajo (la demanda civil o laboral que lo tiene como
actor, o la causa penal que lo tiene como víctima o victimario), ésta parte del
recorrido: ¿qué le genera al sujeto de la pericia?
El encuentro con un profesional de la Psicología, que hurga en su historia, que
lo lleva a evocar de manera forzada algunas escenas de su pasado, que lo obliga
a enfrentarse con situaciones en las que se le dispararán distintos mecanismos
defensivos, o recuerdos de alto contenido vivencial tales como la muerte
fantaseada, ansiedades, temores, fantasías, etc. ¿qué consecuencias tendrán
para él? ¿Cuál va a ser el costo para su economía psíquica? Son muchos
quienes se enfrentan con un profesional de la Psicología por primera vez; y, para
varios de ellos, será la única.
¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? Proponemos que no debemos
realizar una única entrevista sino varias, establecer un buen raport con el sujeto, y
orientar el encuentro que, lejos de fomentar lo traumático, le permita resignificar
los hechos para poder pensar, subjetivar el acto que lo trae a este proceso, con el
objeto de lograr que se posicione en el lugar de sujeto deseante y no en un objeto
despachado.
Bibliografía:
García, Bibiana: Tiempos violentos. Trabajo inédito, 2004.
Gardiner, Graciela: Construir Puentes en Psicología Jurídica, JVE Ediciones, B.
Aires, 2003.
Silva, Irma Lidia: Conclusiones de las II Jornadas Nacionales de salud Mental.
Salta, octubre de 2004.
RESUMEN
En el campo del desarrollo de la especialidad en Psicología Forense, se abren
interrogantes en forma constante.
¿Qué sucede en un sujeto cuando es evaluado para un peritaje? ¿Qué
consecuencias padece en su subjetividad al atravesar por esta instancia de la
justicia? ¿Cuáles serían esas consecuencias?
Cada vez que alguien concurre al encuentro con la providencia dictada para
que se realice una pericia psicológica y dice “vengo a que me hagan la pericia”, se
reabre la pregunta y reaparece una respuesta: viene a que le hagan algo, a que
otro le haga algo.
Se evaluará a un sujeto colocado en una posición pasiva sobre el que se va a
efectuar alguna intervención. El primer objetivo consiste en intentar que el sujeto
peritado se implique en forma activa en el dispositivo psicodiagnóstico forense que
va a iniciarse.
El peritado que consulta, ¿viene o es traído y despachado? Este encuentro con
un profesional de la Psicología, que hurga en su historia, que lo lleva a evocar
forzadamente algunos episodios de ella, ¿cómo repercute en su psiquismo?
Un objetivo posible sería que ese encuentro le permita resignificar los hechos
de su historia para poder seguir pensando, subjetivar el acto que lo trajo a este
proceso y que logre posicionarse como sujeto deseante.