Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Signos Nuevos o Signos Viejos - 1 - Ocred
¿Signos Nuevos o Signos Viejos - 1 - Ocred
Alberto Blecua
crítica
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS Fl n maor pio rd ly
1. INTRODUCCIÓN
* Laliteratura como signo, ed.J. Romera Castillo, Playor, Madrid, 1981,pp. 110-144.
174 175
.« Ql
AMOv tortts no e Odro (osa que la
historia ele! + um) nú a Í h -
a tor: dq ta + TOS
E
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS ¿SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NUEVOS?
En general, en este tipo de estudios suele darse una tendencia zar, Dronke y Whinnom, entre otros, puesta en tela de juicio la exis-
a las dicotomías simplistas que enfrentan lo viejo a lo nuevo, sin ma- tencia del «amor cortés», el término carece de significación unívo-
tizar y sin considerar que cuando un signo se mantiene a travésde ca y habrá que concluir que el «amor cortés» no es otra cosa que la
los siglos, difícilmente puede conservar en cada momento históri- historia del término en la historiografía. 4
co un mismo significado. En las páginas siguientes me ocuparé, des- Sinem bargo, cuando Silvestre escribe:
de esta perspectiva, de ciertos aspectos de la lírica amorosa del si-
glo xvi, centrados en la figura singular de Gregorio Silvestre. Bondad y razón en medio
Nacido en Lisboa, criado en Zafra y enamorado en Granada, es en el fino amorse pone
Gregorio Silvestre uno de los poetas más notables de ese periodo (fol. 49r)*
todavía no bien conocido que se extiende entre 1540 y 1570.' £ Nac Ol tone ph ca pino amor e la predica prren 9! ?
su Obra poética, relativamente extensa y muy difundida en su tiem- no nos queda más remedio que intentar definir el concepto de fino
po, se entrecruzan todas las corrientes poéticas, viejas y nuevas, amor en su poesía y determinar si para él, como para sus contem-
que pugnan por mantenerse e implantarse en aquellos años capi- poráneos, significa lo mismo que la f2n* amors para Marcabrú, Ven-
tales para la introducción del Renacimiento en lengua vulgar. En tadorn y el resto de los trovadores provenzales.
todos los géneros que tocó —el poema narrativo alegórico, la fábu- «La fin? amors —escribe Lazar— est un fait complexe, soumis
la mitológica, la sátira, la poesía religiosa— se puede observar el par ses chantres á une rhétorique souvent alambients; elle est une
fenómeno característico de los grandes cambios culturales en que EAaSudna: de la LPARpOnE amoureuse, etce n'est BE en la réduissant
conviven, de manera aparentemente extraña, tradición y novedad.*
Pero quizá sea en su poesía amorosa donde el análisis puede re- les contours ettle contenu» 5 Con estas palabras se está entremendo
sultar más fructífero. Lazar a toda la tradición crítica anterior —Appel, Jeanroy, Lewis,
En 1955 publicó Otis H. Green un espléndido libro sobre el Denomy—, que intentaba esquematizar y reducir a una única fór-
amor cortés en Quevedo,* en el que los postulados sobre el con- mula el concepto del amor en la Edad Media. Si para estos críticos
cepto amor cortés estaban basados en los estudios de Appel, Jean- el amor cortés es una sublimación del amor carnal, el amor del de-
roy, Lewis y Denomy, principalmente. Hoy, tras los trabajos de La- seo y no de la posesión física, como lo define Green a la zaga de
176
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS ¿SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NUEVOS?
Denomy,” para Lazar «la fin* amors n'est pas un amour platonique, glo xv; y las nuevas ideas renacentistas, en las que también se dan
ni un adultére spirituel: elle a pour objet á la fois le coeur et le tendencias muy variadas, como ha demostrado Tonelli. a
corps de la femme mariée».* Lo que, según Lazar, ha engañado a la “De algunos aspectos de estas corrientes y su presencia en la
crítica es precisamente la convivencia de las distintas concepciones obra de Silvestre me ocuparé más adelante. Ahora me detendré en
del amor en un mismo poeta e incluso en un mismo poema: «Or il el problema del concepto fino amor.
nous arrivera de trouver dans un seul et méme poéme de quoi
ébaucher trois et méme quatre théories différentes: a) le poéte af
firme qu'il est prét á se contenter d'un regard de sa dame; b) qu'il 2. «FINO AMOR»
préfere la souffrance d'amour á la satisfaction du désir; c) plus
P'attente est longue, plus la récompense sera grande; d) la récom- Afortunadamente, en una ocasión, Gregorio Silvestre expuso siste-
pense attendue, c'est voir la dame aller au lit, caresser son corps nu, máticamente qué significaba para él —y es de suponer que para sus
étre couché pres d'elle, obtenir d'elle le surplus, etc.».? contemporáneos—'' el término fino amor. Si los cortesanos medie-
La tesis de Lazar es, sin duda, válida, pero tiene como contra- vales eran sumamente aficionados a filosofar en verso sobre sutiles
partida el defecto de atomizar excesivamente la concepción amo- cuestiones escolásticas, los cortesanos renacentistas preferían dedi-
rosa medieval y, por tanto, nos impide utilizar con precisión la car su musa a la discusión de delicadas «cuestiones de amor». En al-
palabra fin' amors, tan arraigada en la crítica. Porque, efectivamen- guna reunión de damas y galanes granadinos se lanzó «a los ama-
te, parece tener razón Lazar
al afirmar que la fin” amors tiene como dores» la siguiente pregunta:
finalidad la unión sexual, pero en ese caso No podemos inc
incluir en
en
su definición los grados amorosos 23 y b), esto es, que« el poeta
p se Pregunto a los amadores,
contenta con la mirada de su dama y que prefiere eel sufrimientodde quedando libre la dama y su fama,
¡amorala satisfacción del deseo. Así la fin” amors es a la vez espiritual ¿qué remedio hay en amores
yly carnal; es, de hecho, una conjunción de todas las teorías AMOTOSAS para aplacar los dolores
“ee En realidad, como veremos a continuación, en la obra al que ama?
de Silvestre se observan las mismas contradicciones y la confluen-
cia de tendencias opuestas que aparecen en la lírica amorosa pro- Y Silvestre que, como hombre de su siglo, se contaba entre los ama-
venzal, a las que se vienen a unir el petrarquismo (que añade moti- dores, respondió con esta glosa:
ás espiritual de la fin' amors); las
vos nuevos a la faceta más l: mutaciones
10. Luigi Tonelli, L'Amore nella poesia e nel pensiero del Rinascimento, Sansoni, Flo-
que ha experimentado la teoría entre los poetas castellanos. del si-
rencia, 1933. Tonelli estudia las distintas concepciones del amor que con mayor
frecuencia aparecen en los diferentes géneros literarios. En cuanto a los teóricos
>
7- «Será preciso definir el amor cortés como un amor del deseo consciente: en materia amorosa distingue hasta cuatro grupos: a) epicúreos, aristotélicos y rea-
mente cultivado y siempre reprimido que rehúsa su propia satisfacción y hace cul: listas; b) platónicos y neoplatónicos; c) platónico-petrarquistas; y d) moralistas y
to del sufrimiento» (El amor cortés en Quevedo, p. 16). religiosos. Además de los citados estudios de Green, una útil visión de conjunto de
8. Amour couriois et «fin amors» dans la littérature du X1f siécle, p. 61. «Añadamos las distintas corrientes amorosas en la lírica española del siglo xvI puede verse en
que si tal aspiración no existiera, de modo patente o en estado latente, no tendría María del Pilar Aparici, «Teorías amorosas en la lírica castellana del siglo xvt», Bo-
ningún sentido el género llamado alba, que supone ya consumada la unión entre letín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, XLIV (1968), pp. 121-167.
los amantes» (Martín de Riquer, Los trovadores, I, p. 92). 1. Debo de confesar, sin embargo, que no he documentado el sintagma fino
9. Amour courtois et «fin"amors» dans la littérature du X11" siécle, pp. 52-53. amor entre los poetas españoles de su tiempo.
178 179
he, a
y Ia: l, Ye2 erpirmibual «a carmal
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS ¿SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NU EVOS?
En el segundo soneto el deseo de posesión real de la amada está ex- No se limita el querer
puesto abiertamente: sino tírole la rienda
para que no se me extienda
Decid, señora mía, ¿qué hiciera, a lo que no puede ser.
en cuánto más tuviera este contento
Y si por milagro ya
sien hecho de verdad os poseyera? a lo imposible llegare,
mientras menos lo esperare,
(fol. 3041)
mejor lo merescerá.
«La posrsos tolal del objeto: Llanto es puri bres) corno Fisco. (fol. 8v)
Sobre estos dos sonetos volveremos más adelante. Ahora nos inte-
el alma tengo transformada en ella,
resa tan solo dejar bien sentado que el deseo alimentado por la es-
deshecho el corazón de desealla
peranza no es otro queeel de la posesión total del objeto, el goce
(fol. g06r)
espiritual sí , pero también el físico. Con este sentido deben ser en-
tendidas numerosas alusiones veladas y generalizadas que recorren Queda bien claro, por tanto, que el «fin deseado» es la unión física
toda la obra del poeta. Por ejemplo, no cabe duda de que el pie con la amada. Y eso es lo que pretenden los protagonistas de las fá-
Quiero lo que no ha de ser, que se remonta al siglo xv, está expresan- bulas: Apolo, Píramo y Tisbe y Eco en la de Narciso.
do la contradicción entre el deseo del amante y la honestidad de la
- dama. Silvestre lo £ glosó ampliamente, y en una de las estrofas de que todo su desvelarse,
la glosa dice: su gemir y lamentarse
194
185
e
Ae T ro verdoy ves re Va mal y mm
, o pos 8 su” HiNea
ele lo y bmeca
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS ¿SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NUEVOS?
Quedó Amor todo confuso noches, durante seis meses, yacía desnuda junto a su amado y no
y un breve término puso consintió en perder la virginidad. '”
en que ella alegue y declare, Ahora bien, ee identificarse el «fin deseado» con erel En
y con lo que declarare
quede el pleito por concluso. -camos a lo que un poeta del eS XVI entendía por fino amor. Tal
como nos lo expone Silvestre en la contestación a la pregunta, el per-
Insoluble queda también el caso similar al que vertebra la acción de fecto amador es un fiel trasunto del perfecto cortesano pintado por
la Cárcel de Amor, el de la doncella que si no remedia al amante, éste Lorenzo de Médicis: «Con todas estas cosas [gracia, honestidad, etc.]
se perderá, y si lo hace, su fama quedará en entredicho: será ella amada y temida en mucho, y honralla han sus servidores
en presenciay mucho más en ausencia, y desto nacerá que el que se
«¿Qué consejo será cuerdo? viere ser amado de una dama de tan gran precio, fácilmente sufrirá
Si le remedio, me pierdo, sus trabajos; y aunque muchas veces, de muy apretado de sus fati-
y él si no le doy ayuda.» gas, venga a romper y casi a desesperarse, todavía volverá sobre sí y
Quedaron los dos en duda hallará que tiene razón de contentarse, o a lo menos de sufrirse
y dejáronlo al acuerdo. con cualquiera señal de amor que en ella vea, por pequeña que le
(fol. 1745) parezca y preciará más una blandura o un buen mirar desta que ser
totalmente señor de otra».'”
Dentro de la tradición medieval se halla también el caso de la mon- Recrearse en el propio dolor es, pues, una de las leyes del fino
ja a quien Venus permite amor, porque Mecrearse e el
pp dolor -
que del vergel del Amor En el perfeto amador
se le dé la hoja y flor, quiere amor que satisfaga
mas que no llegue a la fruta. un dolor a otro dolor,
(fol. 176v) y la pena del amor
con el mismo amor se paga
(vv. 1-5)
Que parece estar de acuerdo con lo que expone Andreas Capella-
nus: «Et purus quidem amor est, qui omnimoda dilectionis affec-
Así se comprende la función importante que cumple la «cuita amo-
tione duorum amantium coniungit. Hic autem in mentis contem-
rosa» y los constantes juegos de conceptos que ella origina. La cla-
platione cordisque consistit affectu; procedit autem usque ad oris ve de toda la doctrina del fino amor se encuentra en los versos si-
osculum lacertique amplexum et verecundum amantis nudae con-
guientes:
tactum, extremo praetermisso solatio; nam illud pure amare vo-
lentibus exercere non licet».'* Y recordemos que en El Cortesano Bondad y razón en medio
se pone como curioso ejemplo de castidad una dama que todas las en el fino amor se pone,
14. De amore libri tres, ed. Amadeu Pages, Sociedad Castellonense de Cultura, 15. Los cuatro libros del Cortesano, p. 2772.
Castellón de la Plana, 1930. 16. Los cuatro libros del Cortesano, p. 291.
186 187
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS ¿SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NUEVOS?
188 189
SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS ¿SIGNOS VIEJOS O SIGNOS NUEVOS?
cipit. Si oculus solus agnoscit, solus fruitur. Cum vero amor nihil Pero todavía en este poema Silvestre admite que el mejor remedio
aliud sit nisi fruendae pulchritudinis desiderium, haec autem solis que puede hallar el amante es saber que es correspondido («El
oculis comprehendatur; solo aspectu amator corporis est conten- más venturoso estado/ en el reino del amor/ es amar y ser ama-
tus. Tangendi vero cupido non amoris pars est, nec amantis affectus,
do», vv. 44-45).
sed petulantiae species et servilis hominis perturbatio».'* Un primer paso hacia el amor desinteresado, todavía dentro de la
La coincidencia de ambas corrientes es, sin embargo, tan- concepción del fino amor, es el que se expone en los versos siguientes:
gencial. Ficino está exponiendo la teoría platónica sobre la pulchri-
tudo («Quid quaerunt amantes? Pulchritudinem quaerunt»). Para que no hay mayor perfección
la fin” amors la vista es solo un remedio, poderoso, desde luego, pero que morir y padescer
por causas distintas, que Silvestre expone en la Fábula de Apolo: sin esperar galardón.
(fol. 36r)
190 191